MÉXICO
en comunicación. Año 0 / No.1
Combate (o guerra) al narcotráfico
o como se las truena el gobierno. Cuando de drogas se trata, la pregunta que uno puede hacerse es quién es malo de la película: ¿el que la consume?, ¿el que la vende?, ¿el qué promueve su consumo?, o ¿la sociedad que propicia el mismo consumo? La verdad es que ninguno de los primeros tres, es culpable por si mismo, pero si son todos ellos, producto de una mala “operatividad” de la cuarta, de la sociedad que no ha sabido como prevenir y rehabilitar el consumo. La idea que se expone no es negar ni erradicar su existencia, las dos son salidas tan fáciles como irreales, pero si hacer notar que cuando una sola pieza de un enorme engranaje, como lo es un sociedad, falla, las consecuencias se harán notar a distintos niveles y momentos de operación del mecanismo. Si el consumo de drogas se vuelve un problema, es porque seguramente también se tiene un problema personal, familiar, en la comunidad, en las normas, en las leyes, en los que vigilan las leyes, en los las que hacen y las aprueban. Lo que muchos países han encontrado como solución al problema del consumo y adicción a las drogas, es la completa criminalización y castigo a su producción, distribución, venta, portación y consumo. En el caso de México, se le clasifica dentro de los delitos contra la salud y es un delito de orden federal. La cuestión es que es justo en los países en que se le persigue con más intensidad, son los mismos en que existen más problemas relacionados alrededor de ellas, siendo los principales la violencia y el consumo exagerado. Es tan sencillo como pensar que en lo que no se tiene o se es negado, es lo que más se desea. Por ejemplo, en España, se sabe que existe un consumo elevado dentro de la población, y un gran numero de esa población sufre de adicción, pero no sufren de los problemas de violencia e inseguridad que sufren varios países Latinoamericanos, como lo son México y Colombia, incluso Estados Unidos, todo porque sus políticas antidrogas, se enfocan más a la prevención y rehabilitación del consumo, más que a la persecución de quién la produce, distribuye, porta, vende o consume. Es más, el costo monetario de tal política ha resultado mucho más barato y resultado más eficiente que cualquier plan de ataque frontal. En cambio, en México, donde el índice de consumo y adicción es menor, la cantidad violencia (si es que se puede medir) que se genera entre policías y militares contra narcotraficantes a partir de su persecución y enfrentamientos, es sorprendentemente grande, derivando esto en inseguridad para la población del país en general.
El total de adictos en países desarrollados, reporta números como 3 % del total de población de Estados Unidos, el 2.1 % de Alemania y el 1.8 % de Holanda. Comparado con el 0.4% de la población (600 mil) adicta en México, seguimos siendo unos crédulos e inocentes niños, en cuanto al consumo de drogas.
hasta presidentes municipales, diputados, gobernadores, jueces y demás, que a cambio de favores políticos, de seguridad y de grandes cantidades de dinero, acceden no solo a hacerse los desentendidos, sino a crear “puentes” que permitan el libre transito de los criminales.
Por otro lado, en el caso mexicano, es justo entre los adolescentes de 12 a 18 años donde menos ha crecido el consumo; sólo 5 % de los varones, y ninguna mujer, ha obtenido por primera vez la droga a través de vendedores, el resto lo ha hecho a través de amigos o familiares. Esto nos indica dos cosas, no es el narcomenudeo el principal problema ni lo que más propicie el nuevo consumo. Son las relaciones interpersonales de los jóvenes, y segundo, el frente por el que se ha venido atacado tampoco ha sido el correcto. Eso de que la guerra sea para evitar “que la droga llegue a tus hijos”, es un falacia, la droga ya esta ahí, que la tomen o no es otra cosa muy distinta. El esfuerzo de la lucha debería dirigirse a que los hijos no busquen la droga, sea la razón que sea. Prevenir y educación, no castigar ni maltratar.
Esta no es un famélico intento de pseudo reportaje pro-drogas, más si un llamado más de atención a la ciudadanía y a la clase política sobre una de tantas cuestiones que aquejan al país, que no busca más que hacer conciencia en busca de verdaderas alternativas de propuestas, incluida la tan escandalosa legalización de la mariguana.
“En la medida en que las autoridades mexicanas privilegian la estrategia punitiva en el combate al narcotráfico, los cárteles se ven obligados a destinar más recursos para dotarse del poder de fuego necesario y hacer frente a la embestida. Y como disponen del dinero y las fuentes de abastecimiento para lograrlo… los niveles de enfrentamiento crecen, y con ello, la violencia” dicen Jorge Castañeda y Rubén Aguilar, en su reciente libro: El narco; la guerra fallida (2009). Mucho “del poder de fuego necesario” para “hacer frente a la embestida” de las autoridades, no es en muchos caso, verdadero poder e fuego, sino poder de sugestión y poder adquisitivo, que logra intimidar y corromper con el más mínimo esfuerzo, a casi cualquier tipo de autoridad. Desde policías auxiliares y municipales que prefieren recibir unos cuantos pesos y saber que sus familias no se verán amenazadas, a cambio de hacerse de la vista gorda, incluso ayudar y colaborar con los narcotraficantes,
El total de adictos en países desarrollados, reporta números como 3 % del total de población de Estados Unidos, el 2.1 % de Alemania y el 1.8 % de Holanda.
De impuestos y otros monstruos.
Cuando alguien es joven e inexperto se pregunta, ¿de qué sirve pagar impuestos?, ¿quién gana de que sena cobrados? “Pues el gobierno”, nos dirían nuestros padres o el adulto en cuestión, el que gana es el siempre digno administrador del Estado, el gobierno. Pero no es hasta que crecemos, y somos unos adolescentes, o tal vez unos jóvenes adultos que entendemos que todo ese dinero no es solo para pagarle al Señor Presidente, a los diputados, senadores, policías y burócratas y demás, los servicios que prestan para que puedan tener un carrito, una casa y mantener a su familia, ese dinero también sirve para pagar todo el quipo que necesitan para hacer sus labores, para mantener sus oficinas limpias, para pagarse cursos de actualización, para mantener los edificios históricos, los parques, la vía pública, para construir grandes obras de infraestructura que el país necesite, para becar a niños y deportistas, para promover la investigación y la ciencia, para la promoción de las artes, para ayudar a quienes se encuentran en desventaja, para pagarle a los maestros, para tener un seguro social que cuide de nosotros cuando estamos enfermos, para que en caso de guerra tener un ejercito entrenado y armado, etcétera, etcétera, etcétera. Hasta este momento todo va muy bien, pero conforme más pasa el tiempo y te vuelves más crítico y te das cuenta de lo que pasa en tu entorno, te enteras que existe una gigantesca deuda externa añejísima, que para hacer su trabajo, los “grandes trabajadores” del Estado, en pro de la democracia, necesitan tener comidas de varios miles de pesos varias veces a la semana, de poseer varias propiedades para cuando tengan que descansar de su ardua labor, irse de interminables giras de trabajo por el extranjero, de que esos servidores públicos abren empresas e industrias exitosas, de que se hacen licitaciones para construir o administrar o emplear recursos que el gobierno no puede, no sabe o no le interesa explotar, que son las empresas de los políticos, o de sus familiares, o de sus amigos, o de sus aliados, los que ganan tales licitaciones, que mucho de gasto publico se va en mantener vivas empresas estatales y paraestatales que pocos ingresos le generan al país, en mayor medida por la falta de modernización o porque sale caro mantener a sus empleados. Y claro no podían faltar los bonos y prestaciones a los que se hacen acreedores muchos de estos personajes, ya sea por navidad, año nuevo, día del trabajador, o el de la secretaría, o el de las madres, o el del niño, o porque ya vienen los reyes magos, la prima vacacional, ya solo falta por el día del amor y la amistad. Pero eso si, cuando uno necesita un tramite o firma, necesita “mocharse” pa’ que todo salga más rápido y no andar haciendo filas absurdas, o si no, porque a veces el documento se traspapela. Diría entonces la canción: ¿Por qué el bono sexenal nunca se traspapela?.
De los que si podemos estar seguros, es que existe un boquete fiscal de 300 mil millones de pesos (en gran medida, gracias a la mala administración de PEMEX), el cual no se les ha ocurrido cubrir de otra manera, que con más y nuevos impuestos y ahorros por parte del gobierno federal. México recauda alrededor de 15% del PIB. De allí, más de cinco puntos provienen del petróleo. En realidad recaudamos, sin contar al petróleo, alrededor del 10% del PIB. México es un Estado pobre. España recauda alrededor del 23 y Portugal y Holanda el 25. La media en los países de la OCDE es del 27%. Imaginando que Cantarell no nos falla, solo nos faltaría un 12% para estar en el promedio. Nos encontramos inmersos dentro de un horrendo sistema de recaudación fiscal que grava el ahorro, la inversión y el trabajo, al mismo tiempo que alienta la evasión fiscal en el consumo. La propuesta es incrementar el IVA al 16 por ciento, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) del 28 al 30 por ciento, aumentar los impuestos especiales y se crear nuevos gravámenes sobre actividades primordiales, como las telecomunicaciones, excluyendo el Internet, eso sí, en casos muy específicos, gracias a la movilización de unos cuantos
La Guerra de las Pantallas
de celular, de televisión, de computadora y casi cualquier aparato de telecomunicación que tenga un Screen.
ciudadanos verdaderamente preocupados por el acontecer de México. Aun así, hasta el momento no se vislumbra una estrategia efectiva para ampliar la base de contribuyentes y distribuir en forma más equitativa la carga fiscal. En impuestos al consumo sacamos poco más del 2% cuando los países de la OCDE recaudan más del 7%; en impuestos al ingreso México obtiene 5% y los países de la OCDE el 12%. Lo que el país necesita es una propuesta verdaderamente progresista, y no escuálidos intentos tras los cuales proteger su imagen para asegurase la próxima contienda. Promover la inversión y la producción no castigándolos, para abandonar las importaciones, incentivar las exportaciones y generar que los precios bajen gracias a la competencia y los bajos impuestos de producción. Castigar el consumo, porque todos compran, desde el más pobre hasta el más rico y todos pagarían impuestos, y ya con los precios bajos gracias al poco impuesto de producción, cualquier aumento al IVA sería casi una bromilla. Incluso sin medicinas ni alimentos de primera necesidad. Eso y no castigar las telecomunicaciones, que entre otras cosas promueven y ayudan a la libertad de expresión, educación y formación del país.   
¿Cuál es el precio de estar informado, pero sobre todo estar comunicado? Es una respuesta para la cual, determinar la respuesta es muy difícil, pues son muy variadas y distintas las variables que se necesitan para lograrlo. Para quien estuviera enterado y quien no, el espacio aéreo es propiedad de la nación, y por lo tanto, es el gobierno el encargado de administrarlo, y por lo tanto de decidir, a partir de sus secretarias, como se empleara y se distribuirá, frecuencias, longitudes, canales, etc. En caso de no querer, no poder o no estar interesado en explotarlas, tiene la capacidad de lanzar una convocatoria al público, conocida como licitación pública, para que alguien como empresa, se dedique a explotar tal frecuencia, siendo elegido el mejor postor, que además, pueda pagar por poder ejercer tal derecho o facultad. Esta ha sido la menare en que las televisoras, empresas radiofónicas y prestadoras de servicios de telefonía móvil, han entrado al mercado mexicano. Pero como todos sabemos, el tiempo avanza y las tecnologías evolucionan, se hacen más elaboradas y complejas, no solo en su interior, si no también en cuanto a lo que su empleo y aplicación confiere. En este sentido, el estado mexicano se ha visto muy rezagado, al no saber legislar en materia de telecomunicaciones al nivel que otros países lo han hecho, sobre todo por las limitaciones bajo las que se encuentra, debido en gran medida, por el poder que adquirieron (en algún momento, casi absoluto), y continúan recolectando, las empresas de comunicación, sobre todo las televisoras y las empresas de telefonía móvil y fija. En México existe un monopolio en cuanto a telefonía móvil y fija se refiere, nacido del presidencialismo de los años ochenta y de la privatización de una compañía estatal que no rendía frutos. Hasta el momento pareciera no haber mayor problema con esta situación, el servicio es bueno y la tecnología es nueva y es eficiente, la cuestión de todo esto surge cuando nos enteramos de que los precios que pagamos por el servicio son de los más altos en el mundo, según la OCDE, y que una gran razón de que sea así es por la cantidad de cargos extras que se le hacen al usuario por no estar “en su área”, costos establecido por una alianza entre el monopolio y las entidades encargadas de las telecomunicaciones. Pero eso no es todo, los precios son altos y la necesidad es mucha, pues para muchos es la única forma de estar
comunicado, y es por eso que en México ocho de cada 10 pobres tienen y usan un celular, adolescentes y adultos de clases socioeconómicas D y E. En términos generales, nuestro país cuenta con una penetración de telefonía celular del 72% entre la población, lo que nos coloca adelante de países como India y China, con una penetración del 35.8% y 52%, respectivamente, y no muy lejos de Brasil que alcanza el 83%. ¿Cómo fue esto posible? Purificación Carpinteyro nos rsponde la pregunta de la siguiente manera: “El primer paso fue la introducción del esquema de “prepago” en abril del 96, que a diferencia de la telefonía fija permitió pagar el servicio por anticipado, estableciendo un tope de acuerdo a las posibilidades de cada cliente, sin que existiera obligación de pagar una renta fija mensual. Ése fue el primer detonador del crecimiento de la telefonía celular. A partir de su introducción, el número de usuarios se incrementó a tasas del 70% en 1997, y 92% en 1998. Pero fue a partir de la introducción de la modalidad de “el que llama paga” en abril de 1999, que la fórmula para la universalización del servicio terminó de cuajar. Hasta entonces, el cliente celular pagaba por las llamadas que hacía pero también por las que recibía, haciendo caro el servicio para la inmensa mayoría de la población. Con la nueva fórmula, el cargo era responsabilidad de quien llamaba, por lo que el usuario celular pasó a pagar sólo por las llamadas que hacía.” En menos de un año el número de usuarios celulares despegó de 3.35 millones a 7.73 millones. Los 10 años que siguieron fueron de crecimiento interrumpido hasta llegar a los casi 78 millones de usuarios de hoy. Entonces si, de pos si el servicio es caro, porque subirle los impuestos a estos servicios en 4% (3% más 1% de IVA). También existe la cuestión del juego del “triple play”, telefonía fija, Internet y televisión por cable en un solo paquete; todos han querido entrarle pero a pocos los han dejado, el señor Carlos Silm, por ejemplo, es al que han obligado a mantenerse más tiempo en la banca si
poder sacar su mejor oferta. Pero también las televisoras han querido hacerlo, en especial Televisa. La cuestión es que con tal de que los precios de todos esos servicios no bajen, evitan la libre competencia, permitiendo los monopolios que no hacen pagar tales servicios a un costo muy elevado, por una calidad deficiente, pues según la OCDE, los países desarrollado pagan en promedio 19 dólares por una banda ancha de 19 Mbps, mientras que los países en desarrollo (como el nuestro) pagamos en promedio 32 dólares por un banda ancha de apenas 2 Mbps. La única salida que ha encontrado el Estado es subir aun más los impuesto, limitar el accesos a nuevas compañías para ofrecer sus servicios de todo tipo (telefonía, Internet, radio y televisión) a nivel nacional , y modificar leyes que le pasaran la factura a los medios masivos de comunicación: para ser más específicos, el código electoral en cuanto a los procedimientos de campaña en radio y televisión, donde estos pasaran a “donar” parte de su tiempo de programación a los spots publicitarios de los partidos políticos. Jaime Sánchez Susarrey nos dice en su columna del 24 de octubre del presente año: “Durante la campaña electoral los partidos evadieron la crisis fiscal del Estado. Ninguno esbozó un diagnóstico y mucho menos hizo propuestas. Fue un silencio cómplice. Había que ganar votos, no entrar a un debate serio. Por eso nos bombardearon con 23 millones 400 mil spots. Ha sido la contienda más vacía y demagógica de la historia reciente. La radio y la televisión fueron puestas al servicio de la estupidez. Yace en el fondo la convicción de que los ciudadanos somos idiotas e incapaces de razonar.
PEMEX
y los contratos de riesgo.
Diría Federico Reyes Heroles: “El petróleo es la terrible gran droga nacional”. Pero esa droga va a la baja -muy anunciada- y es por eso que estamos en emergencia. Nos alcanzó el futuro, tenemos que recaudar más. Empieza la discusión.” Y es cierto, de haber sido el país latinoamericano con las reservas petroleras más grande del mundo somos ahora uno más del montón. Países como Bolivia, Brasil, Cuba, Venezuela, Argelia, Vietnam y la ya conocida Noruega, han logrado todo lo que han hecho gracias a los “contratos de riesgo” que hacen sus empresas estatales o paraestatales con las empresas privadas conocedoras y expertas en el manejo, administración y extracción del petróleo. Lo que muchos discuten fervientemente y otros tantos se preguntan casi con incredulidad es sobre la naturaleza de tales contratos, ¿qué eso? Su nombre lo dice con cierta claridad y coherencia, son contratos donde la inversión esta en riesgo si no se logra el objetivo, ¿cuál es el objetivo? Encontrar petróleo ¿y de no encontrarse quien pierde? Pierden los inversionistas privados, las trasnacionales petroleras que fueron contratadas para dicha tares y que pusieron todo el capital ¿por qué pierden ellas y el estado no invierte nada? Porque en dichos contratos queda claramente explicito que siendo que el territorio y el petróleo le pertenecen al Estado, las empresas solo se encargaran de las tareas para las que sean contratadas (descubrimiento, perforación, extracción, administración, etc.), y por nada el petróleo les pertenecerá; de lograr la tarea y continuar su trabajo, una parte minoritaria de las ganancias se les destinara a ellos, en retribución o recuperación de la inversión y para continuar siendo la operación, mientras que la parte mayoritaria pertenecerá a la nación. Las críticas son de esperarse y no, para nada es una idea o propuesta privatizadora, es una propuesta modernista y de visión empresarial, pensando en lo que puede y debe aportar y retribuir Pemex, muy distinta a cualquier idea de indesafiable tradición pseudo nacionalista a las que nos tiene acostumbrados la añeja clase política mexicana. Para quien estudia comunicación estratégica, administración o economía, incluso matemática o estadística, debe serle recurrente la idea que propone la teoría de los juegos, que se basa en la creencia de que el resultado de un juego (entendiéndose como juego de azar o un “juego” de mercados entre empresas), dependerá de dos cosas, las decisiones de todos los jugadores y la interdependencia entre todos ellos. En otras palabras, la teoría propuesta por el Dr. John
von Neumann y el economista Oskar Morgenstern, dice que dentro de un juego de azar, como lo puede ser la economía, todos los participes o jugadores están ligados unos a otros porque la decisión que tome uno afectara al siguiente, y al siguiente, consecutivamente, por lo que cada uno debe considerar los movimientos del contrario con anticipación para así poder tomar la mejor decisión. La naturaleza de la situación es por si un problema, por lo que nos proponen una solución, los juegos de suma cero, donde considerando que todos los participes tiene el mismo objetivo, no es necesario que se decapiten los unos a otros arriesgando el todo por el todo, sino que los más conveniente es encontrar una solución equitativa para todos, donde compartan el resultado y todos salgan con un pedazo de pastel el la bolsa (y no destruirlo todo peleando entre si hasta por el último bocado).
Responsabilidad de los medios
O informa de lo que te gustaría estar informado. Es de mi parecer que tal lógica de pensamiento es visible dentro de la naturaleza de los contratos de riesgo, donde no ganan solo las empresas petroleras, como lo hicieran hace varios años a mitad de un capitalismo desacerbado, sino también gana el Estado como recaudador y administrador de un nación, la cual esta conformada por un gran grupo de personas, los cuales también trabajan, tiene empresas y familias y por lo tanto, tienen gastos y pagan impuestos. Si la clase política estuviera más interesada en que todos ganaran y no solo en llenar sus bolsillos con pedazo de hueso, no habría de seguir apoyando viejos discursos revolucionarios que solo fomentan el proteccionismo exagerado y desalientan la inversión empresarial, nacional o extranjera. Yo diría que el petróleo, al igual que la tierra, es de quien lo trabaja, y siendo sinceros, los impuestos que pagamos los mexicanos no están haciendo trabajar nuestro petróleo, y si no hay ni una sola empresa (aunque sea privada) trabajándolo, ese petróleo no es de nadie, y lo único que hace es lapidar cada vez más lo que fuera un proyecto de nación.
“El petróleo es la terrible gran droga nacional”
Los impuestos suben y suben, los Juanitos vienen y van, las enfermedades se contagian, el petróleo se acaba, los empleos se pierden y los homicidios por secuestro y narcotráfico continúan, y los medios prefieren cubrir la nota sobre “La Academia” o la cirugía estética de alguna estrella musical. ¿Qué es noticioso? Pues pueden serlo muchas cosas, lo importante es que sea de interés público, pero ¿entre lo noticioso, que es verdaderamente valioso? Lo escandaloso, lo que hace ruido y llama la atención por lo “vistoso” de su naturaleza, lo que genera morbo, o aquello que provoca y genera verdadera critica, análisis y reflexión, siempre enfocada a buscar un mejora personal o colectiva, individual o social. Pongamos un ejemplo. El caso Juanito es noticioso, es relevante para la población en general y para los especialistas en varias áreas en lo particular, pero no es importante lo que Rafael Acosta haga en relación a su persona, si desayuno chilaquiles o tamales, si consigue novia o no, lo importante sería hablar sobre su plan de administración, sobre a quién pone ene su gabinete, pero sobre todo, que efectos tiene en la población la presencia de este hombre en la política mexicana.
en su columna del Excelsior del 4 de Septiembre del 2009: “¿los medios tienen o no que reportar las voces escandalosas? Yo estoy en contra de censurarlas ya que creo en la libertad de expresión. Pero me parece lamentable que las voces escandalosas tengan un mayor peso que las sustanciosas.”
Qué es noticioso? Pues pueden serlo muchas cosas, lo importante es que sea de interés público.
El análisis debería enfocarse hacia donde se dirige la política mexicana y que pasa con nuestra democracia, por que tenemos a un Juanito ahí en Iztapalapa, que es lo que la sociedad realmente necesita y porque son los pequeños grupos de poder dentro de los partidos los que deciden quién se queda y quien se va. El hilo negro ya lo conocemos, solo hace falta jalarlo más. Otro ejemplo sería la interprete Alejandra Guzmán, y su reciente caso de salud, donde su vida se vio comprometida por no un mal, sino un horrendo procedimiento estético. En este caso el pseudo análisis se pierde y si ya se veía bien o no la estrella, que si lo necesitaba o no, a quien si le haría falta y quine más se ha hecho algo parecido, cuando en realidad, sería bueno escuchar verdaderos reportajes de denuncia sobre clínicas clandestinas, expedición de títulos falsos de medicina, sobre los peligros de procedimientos de este tipo en clínicas clandestinas, sobre si las autoridades hacen algo por prevenirlo o no, o sobre la presión psicológica de la sociedad postmoderna en cuanto a la belleza física y el culto al cuerpo. Invitar a médicos, a psicólogos, sociólogos, antropólogos y abogados ha hablar de estos temas. EL problema no radica tanto en el qué, sino en el cómo. Lo importante es llevar el tema más allá de lo simple y lo obvio. No es proponer un debate entre intelectuales, ni llevar la discusión a las ultimas consecuencias en búsqueda del origen de todas las cosas, es creen en el lector, el televidente y el radioescucha, y sobre todo confiar en su capacidad e interés por lo que es verdaderamente importante. Para rematar, cito a Leo Zuckermann
Don´t fight the power.
¿Qué es un pequeño delito?, ¿existe tal cosa o solo existen los delitos?, Intentar clasificar los delitos en categorías de importancia o alcance de los daños puede resultar algo tonto y muy cansado. O es o no es delito. Lo importante sería definir que es lo que alcanza y que no el nivel de delito. Tal vez el secreto para descubrir que acciones o actitudes son un delito y cuales no lo son, consista en descubrir cuales son las motivaciones primarias de tal conducta. Existe una teoría conocida como “de las Ventanas Rotas” que podría reducirse más o menos de la siguiente manera: abandono y deterioro llama al vandalismo, y vandalismo llama al pequeño delito y con el tiempo, al delito mayor. Esta teoría nace en los barrios y guettos de la ciudad de Nueva York, donde los investigadores descubrieron como un edificio o área de la ciudad, al verse abandona y sin actividad y por lo tanto, deteriorada, pronto se vería llena de pintas de graffiti, basura, desperdicios, después de vagabundos y pandilleros, y pronto se vería lleno de ventanas rotas. El experimento que realizaron después, fue colocar un auto abandonado a mitad de uno de estos barrios, el resultado, al poco tiempo habría sido violentado, rabadas las partes funcionales y pintado. Posteriormente decidieron llevar el mismo experimento a un lugar totalmente distinto, una colonia residencial en la soleada California, lejos de edificios abandonados y pandilleros. Al igual que en el intento anterior, abandonaron un carro a mitad de una de las calles de esta área, pero el resultado fue distinto, esta vez pasaron horas y nada ocurría con el auto. Al darse cuenta de esto decidieron intervenir y lo que hicieron fue romper uno de los vidrios del auto. Sorprendente sería lo consecuencia, pues después de un tiempo, el auto sería vandalizado casi de la misma manera que ocurrió en Nueva York.
Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como si nada importara. Lo importante, desde un muy personal punto de vista, no es demostrar tanto la reacción ante el descuido urbano, sino demostrar que el vandalismo no únicamente surge o se da privativamente dentro de áreas donde existe la pobreza y marginación, el vandalismo busca los lugares donde reproducirse. Pero también es cierto que no todo lo que de manera generalizada se le considera como vandalismo, lo es, habría que hacer un espacio particular a parte para el estudio de casos como el graffiti, etcétera., pues si bien es cierto que este tipo de expresiones nacieron e inician desde la pobreza y marginalidad, su principal preocupación no es el vandalizar y llamar la atención por el simple deseo de hacerlo, sino denunciar la situación social de abandono y olvido en la que se encuentran, debido a las políticas neoliberales que los han llevado a la pobreza. También habría que considerase las políticas públicas como la famosa “tolerancia cero”, basadas en la teoría de lo vidrios rotos, que persiguen de manera casi totalitaria y autoritaria cualquier delito, incluso llegar a la violación de los derechos humanos a favor de sus objetivos. La solución radica en prevenir esto “pequeños delitos” y el vandalismo a través de verdaderas políticas de seguridad social, que promuevan el desarrollo integral de las comunidades, en vez de enmarcarlas y encerrarlas aun más en su marginación.