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Mesa Be Mesa Ve
Mesa Be Mesa Ve surge de ver, observar y reconocer la mesa como uno de los objetos mínimo común múltiplo que atraviesa toda la Universidad. Tomando la mesa como objeto de investigación, se abre la posibilidad de ir de un departamento a otro, a las bibliotecas, las oficinas, los despachos, los laboratorios, etc., para conocer las distintas variaciones tanto del diseño como del uso y de la disposición espacial. A partir de aquí, el objetivo es estudiar también los elementos que se distribuyen sobre la superficie de las distintas mesas, para ver qué posibilidades nos ofrecen en el tiempo que durará la investigación. Este desarrollo remite a tratamientos creativos de procesos científicos de investigación, que transforman los paradigmas tradicionales sobre los que se construyen los saberes y procedimientos científicos y artísticos: el conocimiento, la universidad, el poder, el estudio, lo social y el saber.
Desde el trabajo que se desarrolla en la mesa y desde la cotidianeidad del confinamiento, se revela cómo el uso y la ubicación de una mesa condicionan los resultados y los procedimientos que se desarrollan. La mesa en sí, por diseño, por configuración, desde su formalidad, condiciona el uso y el desarrollo de actividades, conduciéndonos a ciertas particularidades, pues para otras tareas es imposible su uso. También la disposición en el espacio amplifica o reduce la disponibilidad de ser usada, y los elementos que se despliegan en su superficie nos hacen ver qué sucede en ese momento sobre ella. El traslado de la casa a la universidad a través de la superficie de la mesa nos lleva a ver la vida, el poder, el saber y el conocimiento que se generan en este dispositivo que es la Universidad. A partir de la superficie de la mesa, desde un perfil de investigador, aún sin serlo al uso, me acerco al objeto para intentar definir el denominador común escondido en la inmensa diversidad de todas las mesas. Reconozco así la potencia de un saber contenido en la materialidad del objeto. En este sentido mi proyecto se plantea como una mutación en si mismo, surgida de lo que está sobre la mesa o de lo que es visible en su superficie.
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El proyecto comienza con el interés por conocer el uso, la disposición y el diseño de las mesas en la Universidad, como el etnólogo que visita tribus indígenas para conocer el tratamiento que estas hacen del fuego y, a su vez, pasa el filtro de su propia visión. El conocimiento objetivo que adquiere el artista le dirige a la interpretación creativa del archivo que en este caso genera. Desde la superficie de la mesa deseamos encontrar una mitología particular que nos permita vehicular ciertos arquetipos o ideas clave que sobrevuelan los distintos dispositivos. Lo concreto es la mesa en sí; lo concreto es el uso que se le da, determinado por la labor que se ejerce en ella; la mesa es una elevación de una superficie, tiene un punto de apoyo en el suelo y permite desarrollar actividades cómodamente. Le doy una característica de laboratorio al archivo que genero.
El estudio de la mesa, de muchas mesas concretas, y de los objetos que se sostienen sobre ella no tiene la intención de categorizar sus identidades, sino la trascendencia de la funcionalidad del objeto de manera que active el poder creativo que tienen. La investigación se convierte así en una potencia creativa.
Se trata de una idea que pretende partir de lo sintético: su posibilidad está contenida en la deducción. Hay una intuición artística a priori que se conforma de varias determinaciones en la constitución de un objeto, pero que pueden reducirse al mismo fundamento. En este proyecto, el proceso artístico depende íntegramente de la investigación.
Estamos ante un proyecto que desde lo superficial profundiza en la superficie de conocimiento como territorio por recorrer.