EL IMPACTO DE LA TV EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. TELEVISIÓN BASURA Y SERIES ONLINE.

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EL IMPACTO DE LA TELEVISIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. TELEVISIÓN “BASURA” Y SERIES “ONLINE”. INTRODUCCIÓN La aparición cada vez mayor en nuestros hogares de nuevas tecnologías como Internet, junto a las ya existentes como la televisión y los videojuegos, ponen a los padres en una posición cada vez más difícil a la hora de saber cómo administrar dichos recursos ante los hijos.

Lo que está claro es que por muy avanzada que esté la tecnología no se puede dejar el proceso de aprendizaje en manos de ella, no al menos de forma única. Los padres son los agentes responsables de la educación de los hijos, desde su socialización, regulación emocional, participación en tareas escolares, y por supuesto supervisión de programas televisivos, tipos de videojuegos que sus hijos manejan y contenidos que obtiene en la red, así como uso de las redes sociales que sus hijos hacen.

En el siguiente artículo nos centraremos sobre el impacto negativo que genera el mal uso de la televisión en nuestros hijos. Revisaremos su uso y abuso, así como el fenómeno de la “televisión basura” y de las series “online” como factores influyentes en la formación del pensamiento, los estereotipos y la conducta de niños y adolescentes. En este sentido, señalar dos ideas que van a estar presentes a lo largo del artículo:  El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la comunicación con la familia y las relaciones sociales.  La violencia, la sexualidad, los estereotipos racistas y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los jóvenes, de por sí influenciables, pueden asumir que lo que se ve en la televisión es lo normal y es aceptable. En consecuencia, la televisión también expone a los adolescentes a tipos de comportamientos, estereotipos y actitudes inapropiados.


LOS HÁBITOS TELEVISIVOS Y EL CRECIMIENTO DE NUEVOS SOPORTES La televisión sigue siendo el medio de comunicación elegido por la mayoría de la población para entretenerse, siendo éste (el entretenimiento) el principal objetivo de su consumo, por encima del aspecto informativo (López et al., 2011). El espectador no ha dejado de ver la televisión, pero sí ha cambiado su forma de verla. Uno de los fenómenos recientes más importantes en el ámbito televisivo es el uso de Internet como nuevo soporte de consumo. El acceso a portales on line que ofrecen vídeos, series y otros productos audiovisuales se incrementa progresivamente a escala mundial. Los adolescentes, definidos como nativos digitales (Prensky, 2001), consideran Internet como un medio atractivo, cómodo (“puedes verlo cuando quieras, adaptando el visionado a tus horarios”) y con una gran oferta (“tienes más posibilidades de seleccionar contenidos y programas”). Es decir, propicia una televisión “a la carta” en la que cada espectador puede organizar sus momentos de visionado y programas según sus propios gustos y necesidades (“si no tienes tiempo de ver la serie que te gusta o el capítulo que van a poner o algo, la puedes ver luego”, “a mí me gusta más verla en Internet que se puede ver en versión original”).

El ciberespacio ofrece diferentes aspectos valorados favorablemente por el adolescente, como es el fomento de la autonomía personal, permitiéndole así moverse por territorios no controlados por los adultos, y el desarrollo de una nueva identidad social, que conlleva nuevas actitudes, valores y habilidades difícilmente adquiribles en el círculo familiar. Internet ofrece la posibilidad de producción de contenido y su distribución, convirtiendo al usuario en protagonista activo de la comunicación (Cuesta y Menéndez, 2008) y dejando atrás el concepto de “audiencias pasivas” al referirse al consumo clásico de televisión. Los jóvenes pueden hablar sobre sus programas o actores favoritos en las redes sociales, subir vídeos, colgar fotografías, crear foros en torno a series concretas o actores, etc. Por lo tanto, la vida de un programa va más allá de su emisión televisiva en un momento determinado: se crea un discurso público on line antes, durante y después de la misma.


Esto hace que las cadenas de televisión dirijan cada vez más al entorno de Internet su “lucha por la audiencia”, debido fundamentalmente a dos cuestiones: 1) la red se presenta como una gran oportunidad de llegar a sus públicos de una forma novedosa y atractiva. 2) los propios usuarios pueden actuar como promotores y difusores de contenidos, convirtiéndose así en prescriptores del programa o la cadena de televisión.

DEFINIENDO EL TÉRMINO DE “TELEVISIÓN BASURA” El término “televisión basura” viene dando nombre, desde la década de los noventa, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia. La telebasura puede quedar definida por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos y personajes. Este tipo de televisión de contenidos superficiales, manipuladores, embrutecedores, chabacanos y violentos es lo que constituye la TV basura. Muchos temas son tratados con la superficialidad propia de quien únicamente busca el espectáculo lucrativo, generando actitudes y representaciones negativas en aquel sector de la audiencia que tiene en la televisión a su casi única -y más creíble- fuente de información y -quizá- de educación.

“Se designa el término de Televisión Basura a cierto tipo de programas que se caracterizan por su mala calidad de forma y contenido, en los que prima la chabacanería, la vulgaridad, el morbo y, a veces, incluso la obscenidad y el carácter pornográfico” Arboccó y O’brian (2012)

UNA RADIOGRAFÍA DEL USO DE LA TELEVISIÓN EN EL MOMENTO ACTUAL Si antes la televisión creaba familia (reunida en torno a la tele), ahora, según explica Eusebio Megías, director técnico de la FAD (Federación de Ayuda contra la Drogadicción), es lo contrario: “Gracias a internet los adolescentes ven los contenidos televisivos y series cuando y donde quieren, incluso en su cuarto mientras hacen otras cosas, como las tareas escolares, por lo que la presencia de la figura de control de los padres respecto al contenido de los mismos, que ya se asumía muy débil, ahora resulta imposible”.


Coherencia en casa En este contexto, una de las cosas que más llaman la atención de un estudio realizado por la FAD, la obra social Caja Madrid y el Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid en 2012, es la siguiente: mientras que los padres manifiestan su alarma ante los contenidos que puedan consumir sus hijos, un 78,4% de los adolescentes aseguran que sus padres conocen lo que ven, y que «en casa no se discute por esto». Joaquín Arozamena, periodista especializado en el medio televisivo y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, enmarca el problema en una falta de coherencia de los progenitores. Algunos padres se quejan, pero no dan el mejor ejemplo: sugieren que no vean telebasura y ellos mismos están enganchados. Es el recurso típico de querer matar al mensajero. Habría que preguntar a estas personas si hablan con sus hijos, y además de eso, si tienen credibilidad ante ellos».

Permeabilidad A pesar de que esta investigación recalca que solo el 12,8% de los adolescentes madrileños reconocen la influencia de las series en sus comportamientos, Arozamena es claro: «Ni adolescentes, ni adultos confesarán que influye en su comportamiento lo que emite la denostada "caja tonta". Sin embargo, los comportamientos de consumo sí responden, en todos los sectores de edad, a la influencia publicitaria de televisión. También, aunque no lo quieran admitir, los modelos de comportamiento y de apariencia personal imitan a los héroes televisivos y, si hay posibilidad, sus modos de vida. El problema, al menos para mí, es que esos modelos acostumbran a manejar la frivolidad más cutre en sus maneras, lenguaje, comportamiento e ideas, y eso, aunque no lo reconozcan, se traduce en comportamientos sociales y personales de los adolescentes», añade. De todas formas, a juicio de Arozamena, «lo único que hace la televisión es afirmar los valores que ya se tienen. Los medios solo convencen a los ya convencidos. Es muy difícil que la televisión cambie convicciones emocionales o morales profundas».


Los nuevos patrones de ver TV 1. Receptor en el dormitorio. Muchos jóvenes disponen de un receptor de TV en su habitación. Esto hace que sus cuartos se constituyan en «micro-mundos» en los que se tiene al alcance de la mano todo tipo de opciones de ocio y comunicación. 2. Los padres, derrotados. Los cambios en los hábitos del consumo televisivo (en el propio dormitorio o en cualquier lugar a través de internet), hacen que se aprecie en los adultos una derrota en relación con su capacidad de control. 3. Programación a la carta. La mayoría de los adolescentes tienen conexión a internet en su habitación. Son los mismos jóvenes que se "bajan" las series en su ordenador, y las visionan cuando y como quieren, o las consumen “on-line” en horas robadas al tiempo de descanso y sueño, lo que tiene consecuencias en un bajo rendimiento en el estudio, baja concentración, cansancio, etc. 4. El joven tiene el mando. Buena parte de los padres reconocen que cuando ven la televisión en familia es porque ellos ceden ante los gustos de los más jóvenes. Lo ven como una oportunidad de estar con sus hijos. 5. Valoración de la calidad. Prefieren ver formatos de entretenimiento, pero subrayan la necesidad de una programación de «calidad», «inteligente». En este sentido, los programadores de las televisiones tienen mucho que decir. “Borrachera” de series Hace una década se acuñó la denominación «botellón electrónico» para etiquetar a todo el colectivo de niños y adolescentes enganchados a las pantallas que se “embriagan” con el ingente material que encuentran en el ciberespacio. Encerrados en sus habitaciones, aislados de los otros miembros de sus familias, se sumergen en el mundo virtual de las series. Se «bajan» estos subproductos de la red sin el más mínimo conocimiento de sus progenitores: «Casi no sale de casa. Los fines de semana no se va de botellón con los amigos ni hace tonterías por ahí. Él (o ella) se recluye en su habitación con su ordenador, su televisión, sus videojuegos... ¡y tan feliz!». Se recluye en su habitación y… ¿qué hace allí? Sobre lo que visionan estos hijos «tan hogareños» en sus habitaciones, la gran mayoría de padres lo desconocen por completo.


¿CÓMO INFLUYEN LOS CONTENIDOS DE TV EN LOS ADOLESCENTES? No se trata de impedir a los jóvenes el acceso a las tecnologías, puesto que Internet supone hoy en día el mayor acceso a la información nunca visto y el teléfono móvil la más rápida forma de comunicación a la que nunca hemos asistido. Sin embargo, el uso inadecuado de todo ello está incidiendo junto a otros factores en los siguientes aspectos: 

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Imitación de comportamientos inadecuados. El adolescente puede observar muchas situaciones sociales a través de la televisión, entre otras, las conductas violentas como medio para resolver los conflictos. Aprendizaje de formas de relacionarse con los demás donde las conductas prosociales, de cooperación, de ayuda, pasan a un segundo plano. Observación de ciertos valores negativos. Exaltación de ciertas características personales como la belleza y la erótica. Aprendizaje de una perspectiva irreal de la sexualidad desprovista de la afectividad. Los niños y preadolescentes necesitan cierta estimulación que otras actividades sedentarias no les proporcionan. En el campo emocional, el niño aprende la forma en la que los seres humanos se relacionan unos con otros y el manejo de las emociones, necesitan modelos adecuados para ello. Problemas en las relaciones sociales al no favorecer que el niño o adolescente ponga en práctica un aprendizaje normal de las habilidades sociales necesarias. Observación de ciertos comportamientos nocivos de consumo como normales, por ejemplo, el uso del alcohol, tabaco o los porros. Actitudes machistas. Aprendizaje de estereotipos femeninos y masculinos. Hábitos, por ejemplo de higiene, salud, alimenticios, deportivos,… Trastornos del sueño. Sedentarismo. Reducción del tiempo para otras actividades como relaciones familiares, sociales en general, de estudio, juegos, lectura,… Ansiedad, por ejemplo, en el caso de los videojuegos. La estimulación por conseguir un nuevo avance en el juego produce el deseo de seguir intentándolo a pesar del tiempo que conlleve y de una forma inmediata, lo que hace que se experimente ansiedad al dejar de hacerlo. Efectos negativos sobre la salud física como aumento de la tensión arterial, tensión ocular, cambios circulatorios.


Desde la literatura científica existe un amplio consenso acerca de que la exposición a la violencia televisiva incrementa la agresividad física exhibida por niños y adolescentes. En la aparición de conductas violentas inciden factores psicológicos, familiares, sociales y culturales, pero sin duda la televisión basura y agresiva, los videojuegos violentos contribuyen a una sociedad llena de violencia. La observación de la violencia incrementa el nivel de tolerancia, enseñando a los jóvenes que la observan a elevar el nivel de la conducta agresiva “aceptable”. Los niños no están preparados cognitivamente para poder ser críticos y analizar todo aquello que se les presenta en la televisión o internet, de esta forma al observar con tanta asiduidad imágenes violentas pueden habituarse a tales formas de resolver conflictos y pensar que es una manera lícita de solucionar problemas. Los padres son responsables de hacer una selección de aquello que llega a sus hijos, y de participar activamente en la interpretación que están haciendo de lo que ven y oyen.

CÓMO ACTUAR COMO PADRES FRENTE A LA TELEVISIÓN Aunque internet y las plataformas digitales siguen creciendo, la TV continúa siendo la opción más popular de entretenimiento y la preferida por niños y jóvenes.

Los 20 CONSEJOS que siguen a continuación te ayudarán a organizar y pensar un poco cuál es el rol que quieres que la televisión tenga en la vida de tu familia. Nos puede hacer reflexionar sobre el buen uso de la televisión. Si los seguimos, lograremos que la televisión sea un medio eficaz de información, formación y entretenimiento. 1. El ejemplo resulta una terapia eficaz. Si los padres ven mucha televisión, o televisión de mala calidad, ¿con qué criterio y argumentos van a evitar que sus hijos vean aquellos programas negativos para ellos? 2. Los hijos deben ser enseñados por sus padres, tanto a ver espacios televisivos gratificantes y enriquecedores, como a no ver aquellos que le puedan degradar en su dignidad humana. Si los padres no enseñamos a ver televisión a nuestros hijos, ¿quién lo hará?


3. Tenemos que enseñar a los hijos a que no hay que “ver televisión”, sino que hay que ver programas de televisión. Así podremos desarrollar la capacidad de selección y discriminación, que nos habilitará para ver aquello que nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene. Para crear un criterio de selección en el momento de ver televisión, debemos evitar tener encendida la televisión. Un buen modo de afirmar las ideas anteriores, es no tener a mano el mando a distancia. El “zapping”, o la costumbre de cambiar permanentemente de canal de televisión, es contrario al criterio de selección.

4. Pon límites: establece reglas claras con tus hijos sobre cuánto tiempo tienen permiso de ver la televisión. Como referencia, según la Academia Americana de Pediatría, el “screen time” o tiempos de pantallas por edades son las siguientes:     

0 – 2 años: Nada de pantallas. 2 – 5 años: Entre media y una hora al día. 7 – 12 años: una hora con un adulto delante. Nunca en horas de comidas. 12 – 15 años: Una hora y media. Mucho cuidado con las redes sociales. + de 16 años: Dos horas. Los dormitorios no deben tener pantallas.

5. Supervisar el tipo de información que reciben, por ejemplo saber qué programas de TV van a ver, colocar filtros y programas de control parental en el ordenador para que no puedan acceder a determinados contenidos online, etc. 6. No tengas el televisor en la habitación de tus hijos: no sabemos lo que seleccionan y ven, incentiva el aislamiento, puede provocar una adicción a la televisión y es contrario a la vida de familia. Es menos complicado hacer cumplir tus reglas si no tienen la tentación dentro de su habitación. Además, un estudio de la Universidad de Berkeley determinó que la luz azul que emana de las pantallas inhibe la producción de melatonina, hormona esencial para lograr un sueño profundo que tus hijos necesitan para recuperarse, descansar y crecer. 7. Haz lo posible por equilibrar el tiempo frente a la tele con otras actividades: la idea es crearles el hábito saludable de no estar pegados frente a la tele horas y


horas: hacerles comprender que la televisión no es imprescindible ni el único medio para llenar su tiempo libre. Es conveniente tener un horario preestablecido para ver programas. Como todas las cosas, la televisión tiene “su lugar” en vida familiar, junto a otras actividades. Los progenitores deben esforzarse por buscar alternativas a la televisión: deporte, visitas a parques naturales, actividades culturales de su interés, fomento de conversaciones familiares, prácticas de acciones solidarias, etc. 8. Siempre que puedas, ve los programas que les gustan con ellos: no quiere decir que te sientes a ver programas enteros si no puedes, pero simplemente estar al tanto. Unos 10 minutos de una serie te dará una idea de qué están viendo y de esa forma estarás al tanto de qué tipo de mensajes y contenidos están viendo tus hijos. Así encontrarás ideas y puntos que te sirvan para iniciar conversaciones con ellos. 9. Busca contenidos de calidad desde que son pequeños: siempre busca programas que tengan valor educativo, que te ayuden a reforzar los valores, a promover respeto, empatía y curiosidad. Los padres debemos informarnos del contenido de los programas de televisión. Para lograr esto, se pueden consultar las guías de calificación de la programación de la televisión o información adicional. La capacidad de imitación y empatía de los jóvenes debe ser orientada hacia el conocimiento de personajes reales y ejemplares y no hacia "héroes imaginarios", o personajes de poca ejemplaridad. En cualquier caso, hay que tener presente que los hijos deben aprender los valores morales antes que nada en el ámbito de la familia y en la convivencia con los demás, y no en los personajes y acciones de la televisión. 10. Explora programas que les ayuden a profundizar en sus intereses: en las conversaciones con tus hijos pregunta acerca de lo que les interesa, lo que les llama la atención y explora programas que estén alineados con sus intereses. Por ejemplo, si tienes un hijo interesado en las ciencias, hay programas especializados; si la justicia social es un tema que le apasiona, habrá documentales que sean una buena alternativa. De esta forma también le estás demostrando a tus hijos cuánto te importa lo que para ellos es interesante. 11. Inevitablemente habrá contenidos televisivos contrarios a los valores que queremos fomentar en nuestros hijos. Es por ello que los padres debemos fomentar que los programas sean analizados y hablados en familia. Esto no sólo enriquece a todos, sino que es una muy buena manera de educar a nuestros hijos, desarrollando su sentido crítico y evitando que arraiguen malos contenidos televisivos en ellos. Transigir con la mala calidad de aquellos programas de televisión inadecuados, como la televisión basura, dejándolos que los vean, equivale a transigir y hacerse cómplice de lo que distorsiona los valores y los derechos de las personas.


12. No tengas la TV encendida el día entero: aunque parezca que no importa tener la televisión encendida con sonido bajo, sí importa y recomendamos que lo evites. Esto te ayuda a crear una atmósfera en casa donde la tele y otros aparatos no tengan una presencia permanente. 13. Apaga la tele a la hora de las comidas familiares: hay investigaciones científicas que demuestran que los niños y jóvenes son más felices y saludables cuando comen en familia y comparten. 14. No uses la televisión como una "niñera electrónica", dado que ella no cuida verdaderamente a nuestros hijos, especialmente si les dejamos ver "lo que están dando". Cuando ambos padres trabajan, este criterio es especialmente importante. Por otra parte, si a ti o a quien cuida a tus hijos les gustan las series o telenovelas, es común que ellos quieran verlas. Recomendamos tener cautela, muchas veces contienen escenas con violencia y sexo o trasmiten determinados valores, prejuicios, etc. 15. Disfrutar juntos: ver un programa o una película en la TV, cómodos, quizás con palomitas. Ese tiempo dedicado a tus hijos es invaluable. Te dará la oportunidad de fortalecer los lazos emocionales con tus hijos, tener conversaciones sobre lo que vean, reírse y llorar si es el caso; hablarles de vuestros valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa. Es muy recomendable pedirles a los niños y a los jóvenes que comparen lo que están viendo con hechos reales. Se trata de disfrutar juntos y abrirnos al diálogo. Con todo esto impulsamos el espíritu crítico, las relaciones sociales y la gestión de las emociones. 16. Ver o no ver televisión no debe convertirse para los jóvenes en un premio o castigo.


17. La "cultura de la imagen" debe llegar a los jóvenes por medios que no sean exclusivamente la televisión, es decir, por fotografías, exposiciones, mapas, lectura… 18. Las familias, poco a poco, pueden crear archivos con películas, series, documentales,… de interés para sus hijos. 19. Fomentar en ellos con el paso del tiempo la capacidad para que decidan responsablemente cuánto tiempo van a dedicar a TV y videojuegos. Han de aprender a autorregularse ellos mismos y no solamente responder a amenazas o castigos si no cumplen lo acordado.

20. Los anuncios publicitarios pueden ser tan peligrosos como los malos programas de televisión. Los padres debemos estar muy atentos para que la televisión no convierta a nuestros hijos en personas superficiales o consumidoras de todo lo que se anuncia o que les presenten estereotipos machistas o sexuales. Debemos enseñarles a que interpreten adecuadamente la publicidad y su intención persuasiva. Muchos de estos consejos pueden aplicarse para otras plataformas. De lo que se trata es de disfrutar, aprovechar, mantener el equilibrio y participar con tus hijos siempre que puedas. Con la orientación apropiada, tu hijo puede APRENDER A USAR LA TELEVISIÓN DE UNA MANERA SALUDABLE Y POSITIVA.


FUENTES      

Impacto de la “televisión basura” en la mente y la conducta de niños y adolescentes. Manuel Arboccó de los Heros y Jorge O’Brien Arboccó. Revista “Valores Humanos” nº 13. Fedepadre. Chile. PERSUM Clínica de Psicoterapia y Personalidad. Oviedo. Jóvenes y la televisión (blog de la euskal telebista) Yovanni Castro Nieto. www.tecnologiaenfamilia.com www.commonsensemedia.org. María O. Álvarez.


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