ENSEÑA A TUS HIJOS A SER RESILIENTES, AYÚDALES A SER FELICES
Aunque a veces se pueda pensar lo contrario, la infancia y la adolescencia no están exentas de preocupaciones y sufrimiento. Desde que nacemos estamos expuestos a gran cantidad de situaciones y problemas que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación, afrontamiento y superación. Y es precisamente en la infancia y en la adolescencia donde vamos llenando nuestra caja de herramientas con todos los utensilios y artilugios que necesitaremos para afrontar la vida adulta. Una de las herramientas más importantes es la RESILIENCIA, RESISTENCIA en castellano, es decir: “la capacidad para hacer frente de forma eficaz a la adversidad, al trauma, las amenazas o a las fuentes estresantes” Y la buena noticia es que la resiliencia se puede aprender y también enseñar.
¿QUÉ ES LA RESILIENCIA? Si en Física la resiliencia se relaciona con la elasticidad de los materiales ante una energía de deformación, en Psicología se aplica este mismo término a la capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones de crisis y superarlas. Por desgracia, la vida pondrá a tu hijo/a en momentos adversos, dificultades y vivencias negativas
ante las que debe saber reaccionar y sobreponerse. Por eso es importante que le transmitas estrategias y le ayudes a desarrollar las actitudes necesarias para lograrlo.
¿CÓMO EDUCAR EN LA RESILIENCIA? La resiliencia implica dos pasos fundamentales y en cada uno de ellos hay actitudes que puedes potenciar en tu hijo/a para ayudarle a superarlos:
La resistencia ante la adversidad. Para no dejarse vencer por las circunstancias, tu hijo/a debe ser capaz de mantener una actitud positiva, mirar los problemas con objetividad, calma y sentido del humor, relativizar y tomar decisiones respecto a lo que le sucede. Es importante que trabajes estas actitudes y le ayudes a desarrollarlas cuando se presente un problema, dificultad o conflicto. La capacidad para reponerse y continuar adelante. Para que tu hijo sepa rehacerse tras un traspiés o momento doloroso debes enseñarle a aprender de los errores y a ver las circunstancias negativas como oportunidades de mejora. Es importante que mantenga la confianza en sí mismo/a, persevere, sea coherente con sus valores y sus objetivos en la vida y, en vez de anclarse en el presente de sufrimiento, piense en un futuro mejor. También es esencial en este paso la capacidad para relacionarse de manera positiva, confiar en las personas que le quieren y apoyarse en ellas para superar las dificultades.
La Asociación Americana de Psicología (APA) nos da los siguientes consejos para conseguirlo:
1. Crear lazos sociales Estar en contacto con otras personas ayuda no sólo a crear grupos de apoyo, sino también a fortalecer la resiliencia. Es importante que los niños/as y adolescentes hagan amistades, sientan que forman parte de un grupo y que desarrollen su empatía. Tampoco hay que olvidar que la familia puede convertirse en el mejor apoyo de los hijos/as, tanto para disfrutar de las alegrías como para ser el soporte ante los obstáculos con los que inevitablemente se irán encontrando.
2. Enseñar a ayudar En ocasiones tendemos a proteger en exceso a nuestros hijos/as, intentando que no sufran ni que sean partícipes del sufrimiento de los demás. Pero se ha demostrado que ayudar a otros que están pasando por un mal momento, puede permitir que superen la sensación de impotencia. Anima a los pequeños de la casa a participar en algún voluntariado, a ayudar a los hermanos pequeños con los deberes o en las tareas cotidianas. Sé imaginativo, hay miles de cosas en las que tu hijo/a puede sentirse útil al mismo tiempo que ayuda a los demás.
3. Seguir una rutina Los menores, sobre todo los más pequeños, necesitan las rutinas para establecer un orden en su mundo. Anima a tu hijo/a a desarrollar sus propias rutinas y ¡a cumplirlas!
4. Tomarse un respiro Aunque las rutinas son importantes también lo es el tiempo libre. Asegúrate que tu hijo/a dispone de pequeños respiros para poder jugar, desarrollar su creatividad y para relajarse. Un tiempo en el que puedan dejar aparcadas las preocupaciones y el estrés para distraerse y hacer cosas de niños.
5. Enseñar con el ejemplo Los hijos/as, incluso los más pequeños, son como esponjas que absorben todo lo que ven y más aún si lo ven de sus padres. Somos los primeros modelos para ellos y los más importantes, por eso debemos dar buen ejemplo de hábitos saludables (comer bien, hacer deporte, descansar, relajarse, divertirse…). Todo esto les ayudará a mantenerse en un equilibrio y a manejar mejor los momentos de angustia y estrés.
6. Establecer objetivos Es importante que aprendan a fijarse metas y expectativas realistas, y a dar los pasos necesarios para conseguirlas. También es clave que con cada pequeño avance, por minúsculo que sea, se le felicite y elogie, porque le ayudará a desarrollar una actitud positiva, centrándose en los logros en lugar de los fracasos, y fomentará la construcción de la capacidad de resiliencia para encarar los desafíos con optimismo y seguridad.
7. Confiar en uno mismo/a A veces nuestros hijo/as se ven incapaces de hacer frente a los retos de su día a día. Un buen ejercicio para prevenir esta sensación de incapacidad es animarles a que recuerden situaciones complicadas que fueron capaces de superar y cómo eso les ayudó a afrontar otros retos. Anímale a confiar en sí mismo/a cuando tenga que resolver un problema o tomar las decisiones y a ver la vida con humor, siendo incluso capaz de reírse de sus propios errores.
8. Mantener las cosas en perspectiva y una actitud positiva Ayudar a nuestros hijos/as a distanciarse emocionalmente de algo desagradable que les haya pasado puede ayudarles a tomar perspectiva, ser más creativos y a encararse a la situación con una actitud más positiva y constructiva. Debemos transmitir el mensaje de que a pesar de que nos encontremos con baches por el camino, podemos superarlos y seguir adelante con nuestras vidas.
9. Aprender de lo que nos ocurre En los momentos malos, aprendemos mucho sobre nosotros mismos. Debemos transmitirles la idea de que de las cosas que nos pasan, buenas o malas, podemos sacar un aprendizaje para el futuro y que si se intenta, se puede ver el lado bueno de las cosas.
10. Aceptar que el cambio es parte de la vida Los cambios siempre van con nosotros, forman parte de la vida, y aunque no podemos escapar de ellos si podemos aprender a gestionarlos y a adaptarnos. Este mensaje es importante que nuestros hijos/as lo tengan presente, porque para ellos los cambios suelen ser vividos con grandes dosis de angustia y estrés. Enseñémosles a adaptarse a la realidad y no a escapar de ella.
“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida” (Pitágoras)
RECOMENDACIONES PARA LOS ADOLESCENTES Reúnete: Habla con tus amistades e incluso con tus padres. Entiende que tus padres tienen más experiencia en la vida que tú, incluso aunque te parezca que nunca fueron jóvenes. Pueden temer por ti si estás atravesando momentos realmente difíciles y puede costarles más que a ti hablar sobre el tema.
No temas expresar tu opinión: Incluso si tus padres o amigos/as tienen un punto de vista opuesto; formula preguntas y escucha las respuestas. Tómate un respiro: Cuando algo malo sucede en tu vida, el estrés de lo que estás atravesando puede agudizar las tensiones cotidianas. Tus emociones pueden estar alteradas debido a las hormonas y los cambios físicos. La incertidumbre durante una tragedia o trauma puede hacer que estos cambios parezcan más extremos. Prepárate para esto y sé menos exigente contigo y con tus amigos/as. Crea una zona de tranquilidad: Haz de tu habitación una zona de tranquilidad. Esto no significa que nadie pueda entrar, sino que el hogar debe ser un refugio libre de estrés y ansiedad. Sin embargo, entiende que tus padres y hermanos/as pueden tener sus propias tensiones o pueden desear compartir contigo más tiempo de lo habitual. Sigue las rutinas que te has fijado: Pasar tiempo en las instalaciones del instituto significa tener más opciones. En períodos de mucho estrés, planifica una rutina y cúmplela. Puedes estar haciendo toda clase de cosas nuevas, pero
no olvides las rutinas que te hacen sentir bien, ya sea las cosas que haces antes de clase, salir a recreo, conversar por teléfono o en persona con un amigo/a, preferiblemente antes que por las redes sociales. Cuídate: Asegúrate de cuidarte física, mental y emocionalmente. No te olvides de dormir. Si no lo haces, puede que estés malhumorado/a y nervioso/a en un momento en que necesitas estar animado/a. Muchas cosas suceden a nuestro alrededor y te va resultar difícil enfrentarlas si estás cansado/a.
Toma el control: Incluso en medio de la tragedia, puedes avanzar hacia tus metas dando un paso pequeño a la vez. Durante un momento realmente difícil, es posible que nada más que levantarte e ir al instituto sea todo lo que puedas hacer, pero lograr esto te puede ayudar. Los malos momentos nos hacen sentir fuera de control, recupera parte de ese control actuando. Exprésate: La tragedia puede provocar una serie de emociones conflictivas, pero a veces, es simplemente muy difícil hablar con alguien sobre lo que sientes. Si hablar no funciona, haz algo más para captar tus emociones como comenzar a escribir un diario o recurrir al arte como medio de expresión.
Ayuda a otros: Nada libera más tu mente de los problemas que resolver los problemas de otros. Procura ofrecer tus servicios como voluntario/a en tu comunidad o en tu escuela, ayuda a limpiar la casa o ayuda a un amigo/a con sus tareas. Pon las cosas en perspectiva: Lo mismo que a ti te estresa puede ser tema de preocupación de los demás; pero a la larga, las cosas cambian y los malos momentos terminan. Si te preocupa pensar si estás preparado/a para superarlo, recuerda un momento en el que hayas enfrentado tus temores, ya sea cuando invitaste a salir a alguien o fuiste sincero con alguien aunque no le gustase. Aprende algunas técnicas de relajación, ya sea pensar en una canción en especial durante los momentos de estrés o respirar profundamente para calmarte. Piensa en las cosas importantes que han seguido igual, aun cuando el mundo externo está cambiando. Cuando hables sobre malos momentos, asegúrate de hablar también de los buenos momentos. Desconéctate: Deseas estar informado, incluso puedes tener tareas que requieran que veas las noticias. No obstante, las noticias muchas veces pueden producir la percepción de que nada va bien. Intenta limitar la cantidad de noticias que ves, ya sea en televisión, diarios o revistas, o Internet. Ver un reportaje noticioso una vez te informa; pero verlo repetidamente sólo genera más estrés y no aporta ningún otro conocimiento. Ámate: Acéptate como eres con tus cualidades y defectos; no lo olvides, quererte te ayudara a enfrentar las adversidades y recuerda que no estás solo.
DIEZ PELÍCULAS PARA REFLEXIONAR SOBRE LA RESILIENCIA
Si trabajas con tu hijo/a las actitudes ante las dificultades y las fortalezas en su vida cotidiana, conseguirás educar su capacidad para ser resiliente. Confía en él/ella, dale autonomía y no le sobreprotejas, enséñale a levantarse cuando tropiece y anímale a reflexionar siempre ante un problema y a buscar soluciones. En este camino que debes construir día a día puedes apoyarte, además, en el cine. Las siguientes películas, que narran historias de superación, optimismo y lucha por los ideales, pueden servirte para trabajar estos temas de forma motivadora y en familia, pero hay muchas más.
CINCO PELÍCULAS PARA NIÑOS HASTA 12 AÑOS 1. UP (Pete Docter, 2009). Un gruñón anciano se ve embarcado en una aventura inesperada con un entusiasta niño explorador que le enseñará a ver la vida de otro modo. 2. Brave (Indomable) (Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell, 2012). La princesa Mérida es una hábil guerrera que lucha contra los estereotipos y defiende la confianza en uno mismo y el derecho a decidir el propio destino, a pesar de las adversidades. 3. Big Hero 6 (Don Hall y Chris Williams, 2014). Una aventura robótica y futurista sobre la importancia de contar con las personas que quieres y seguir tu pasión. 4. Billy Elliot (Quiero bailar) (Stephen Daldry, 2000). La superación personal, la tolerancia y la eliminación de los prejuicios a través de la historia de un niño al que le gusta bailar ballet. 5. El Circo de la Mariposa (Joshua Weigel, 2009). Este corto narra la historia de superación de Will, un joven sin brazos ni piernas que se une a un circo ambulante. La propia vida de Nick Vujicic, el actor protagonista, es toda una lección.
CINCO PELÍCULAS PARA ADOLESCENTES 6. La vida es bella (Roberto Benigni, 1997). La entrañable historia de Guido y su capacidad para transformar el más terrible de los dramas en comedia gracias al amor. 7. Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014). Basada en una novela de John Green, narra la vida de Hazel, una adolescente enferma de cáncer que encuentra, gracias a Gus, un motivo para vivir.
8. Slumdog Millionaire (Danny Boyle y Loveleen Tandan, 2008). La vida de bache en bache y de superación en superación de un joven de los suburbios de Bombay, desde su infancia hasta la final del programa ¿Quieres ser millonario?. 9. Planta 4ª (Antonio Mercero, 2003). Varios jóvenes enfermos de cáncer conviven en un hospital y luchan juntos para ser felices, pese a todo. 10. En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006). Un padre y su hijo demuestran que la perseverancia y el cariño son el camino para enfrentarse a las adversidades y conseguir tus sueños.
Fuentes: Carmen Serrat-Valera PSICOLOGÍA. Asociación Americana de Psicología (APA) VIDA, FAMILIA Y SALUD (Portal de Atención Primaria en Salud del ISSS) www.aulaplaneta.com