Escuela de Estudios Profesionales Programa AHORA Universidad del Turabo
Taller #2 Análisis: La sensación de poder.
Wellington Gómez Méndez ETEL – 601
Profa. Laylannie Torres 16 de noviembre de 2014
Análisis: La sensación de poder. En el primer momento que leí el título “La sensación de poder”, pensé que me iba a encontrar con un ensayo muy interesante, profundo y analítico. Qué sorpresa fue para mí cuando me di cuenta que era un cuento del gran escritor prolífico de ciencia ficción Asimov. Al igual que Julio Verne, Asimov nos ha llevado en la adolescencia a viajes extraordinarios de lugares inimaginados y muy bien imaginados a destiempo, ya que ambos han escrito sobre el futuro, acertando lo que en el pasado era ciencia ficción, y hoy es una realidad. No debo de pasar por desapercibido los temas matemáticos que son otra de mis pasiones. En este trabajo se unen para mi deleite, tres de mis varias pasiones: la tecnología, la literatura y las matemáticas. No puedo pedir más. El género del cuento es quizás uno de los más difíciles de escribir (con calidad), porque es uno que como decía uno de los máximos exponentes de la cuentística latinoamericana, Horacio Quiroga, “debe ser una flecha, directa al blanco”. Asimov nos trae en este interesante cuento, la eterna lucha entre la inteligencia artificial y la humana. Aunque este no sea quizás el punto en cuestión, sí se presenta a la inteligencia artificial como el medio por el que todas las personas acceden al conocimiento, es decir, ya nadie calcula, las máquinas lo hacen. ¿Hasta qué punto debe el ser humano depender de la tecnología? Y creo que esta es la pregunta por el que este cuento es asignado a esta clase. Aunque no pretendo narrar lo ya narrado, entiendo es importante traer a colación ese momento de incredulidad cuando el congresista Brant dijo: “El hombre poseedor de un don poco corriente…”. Lo interesante de todo esto es, que se refiere a poder hacer un cálculo simple, sin usar la tecnología. Sin duda alguna, aunque no a tan gran escala, es ya una sorpresa ver a una
persona sacar cálculos medios sin una calculadora. A partir de lo expuesto, considero que a nuestra sociedad se le ha ido la mano, cuando vemos a estudiantes dependiendo totalmente de medios tecnológicos, cuando pueden usar la cabeza. Hoy día nuestro corrector ortográfico es un procesador de texto, y que por cierto, deja pasar muchos errores de semántica. Las bibliotecas cada día más se vuelven más obsoletas, si la información es un tanto general, puede fácilmente encontrarse en el Internet. La sensación de poder, de poder ser funcional sin la tecnología, tener las habilidades intelectuales que puedan ser apoyadas por la tecnología, y hasta complementada, pero no basada en ellas. El conocimiento debe radicar en la mente humana, no habitar en su casi totalidad en un instrumento electrónico. Por consiguiente y a modo de conclusión auto reflexiva, debemos seguir apoyando la tecnología, pero haciendo énfasis en el conocimiento humano. Como estudiante en tres ocasiones online, y con la experiencia de ver a mi amada esposa hacer un bachillerato totalmente en línea, puedo concluir, que si no hay una buena integración de la tecnología y el conocimiento humano, el proceso de depender de los medios tecnológicos cada vez ser acercará más y más. Y uno de varios problemas con esto, es lo que nos puede pasar si la tecnología falla. Debo confesar que soy un total dependiente de la tecnología, donde para llevar a cabo mi trabajo, dependo de una pizarra electrónica, del Internet, del celular, una computadora donde tengo todo el material y un proyector. Aunque comencé mi vida profesional en pizarra verde y de tiza, hoy día no sabría qué sería de mí sin la tecnología. Y aunque el problema no es de conocimiento, sino de funcionalidad, sería algo así como volver a los cimientos, a aquella caverna de Platón, donde sólo se veían sombras, y ¡Dios mío, eso sí que es difícil!