La política como voc “Una monarquia sexenal a Por el Dr. Héctor San Román A. Analista sociopolítico
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Dr. Héctor San Román A. 44 MACROECONOMÍA 10 DE DICIEMBRE DE 2020
uando se habla de política quienes la hemos estudiado como ciencia y arte no podemos apartarnos de la idea filosófica que no puede alejarse de su creador ni de sus críticos, sólo que nadie puede criticarla sumido en la ignorancia de la politiquería. ( se dice de alguien, “entro a la política”, por el simple hecho de trabajar limpiando pisos de un edificio municipal). Y estos farsantes ocupan muchos escaños y curules, y así todo espacio de poder político es ocupado por vividores de la política. El político que concibe una idea y, pensando y razonando la evalúa le otorga su última y más real configuración, dando al pensamiento color y circunstancia precisa. Por ello convivir y conversar con un verdadero político sobre los asuntos políticos de nuestro país es internarse en la experiencia viva del pensamiento atestiguando su fascinante proceso de creación y hoy de extinción, pues ya no hay políticos en el poder. La política como ciencia es una ciencia teórica de mando directo sobre seres animados que viven en grupos terrestres sociales, algunos, (como rebaños clientelares, milagros de la posición bípeda), otros los que utilizan la razón, ello es lo que conocemos como hombres o mujeres. Dentro, de esa coyuntura, se viene a definir al político como un hombre de mando, como un conductor que basa sus acciones en la razón, como un pastor del
grupo humano. Pero ello exige nuevas distinciones dicotómicas. No basta decir que el político es un pastor de hombres, ya que el labrador que les suministra víveres, él médico que cuida su salud, y otros más, también pueden ser llamados pastores. El “liderazgo político” ostenta caracteres distintivos. Tiene que ver con las relaciones humanas de gobierno. La función del político es ver, en efecto, por el hombre en su calidad de miembro de la polis. El político como científico, tiene farsantes como imitadores, los pseudopolíticos, ello es, los “politicastros que politiquean y con ignorancia hablan de cuestiones políticas sin capacidad para ello”. Estos, en el fondo, no miran al bien común, no viven para la política, sino para vivir de ella. Con engaños y frases seductoras suelen ocultar sus inconfesables intereses. Falsificaciones del político son los charlatanes, los sofistas, incluso los corruptos falsos redentores. En todo lo que va del siglo XXI y frente a las desagradables noticias sobre conductas corruptas de quienes han asumido el poder gubernamental no habíamos estado como hoy frente a una clara disyuntiva: o redoblamos el esfuerzo colectivo por una verdadera democratización integral con su pleno contenido ético, político, social y económico o nos rendimos frente a la posibilidad del caos y la dictadura; o aplicamos una estrategia de combate a la demagogia, mentira y corrupción que han degradado la política o abdicamos a nuestro proyecto de nación. Para la