N°33 DICIEMBRE 2021
MEMORIA VIVA
Revista Literaria Taller de lectura Memoria Viva - SBV
Santiago - Chile Colliguay Ediciones
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TEMARIO
• OBJETIVOS DEL TALLER MEMORIA VIVA - SBV • EDITORIAL • HOMENAJES • CUENTOS • CRÓNICA DEL MES • APUNTES LITERARIOS • NOTICIAS • POETAS INOLVIDABLES
“Para mí, escribir no es una cuestión de libre albedrío, es un acto de supervivencia” Paul Auster
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N° 33 Diciembre 2021
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Publicación Taller Memoria Viva - SBV Casa del Escritor - Almirante Simpson # 7 Registro propiedad intelectual No. 302272 Directora: María de la Luz Ortega Hernández email: tallermemoriaviva@gmail.com Fotografías de Portada e Interiores: Malu Ortega Equipo Editor: Paz Figueroa, Claudio Bueno, Douglas Hübner y María de la Luz Ortega Hernández Diseño y diagramación: Georgina Odi Edición Digital Colliguay Ediciones Permitida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, citando la fuente y las/os autores. Santiago - Chile
@TallerV
Taller de Lectura Memoria Viva
Colliguay Ediciones
“La palabra, el gesto que se quedan en nuestra memoria”
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TALLER DE LECTURA MEMORIA VIVA – SBV
Objetivos: -Incentivar la escritura creativa a través de la divulgación del patrimonio inmaterial como son los recuerdos, las reminiscencias, el diario de vida y el conocimiento integral del entorno en que se vive. -Obtener un mejor acercamiento a los géneros literarios. -Capacitar al adulto mayor en la comprensión lectora para entender el texto impreso, integrándolo al conocimiento colectivo e incorporándolo al resto de la comunidad. -Organizar eventos culturales en apoyo al FAS (Fondo de ayuda social para escritores y poetas con mayoría de edad). -Participar en el proyectos de Fomento Lector. El taller de lectura “Memoria Viva”, fundado el 3 de junio de 1998 por el escritor Sergio Bueno Venegas, director de la Sociedad de Escritores de Chile por varios períodos. Fallece en agosto de 2014. Su directora actual: María de la Luz Ortega H.
Las clases del taller, se realizan por la plataforma zoom los días martes desde las 18:00 hrs. y miércoles a las 21:00 hrs. Inscripciones: tallermemoriaviva@gmail.com maluortega.tallerliterario@gmail.com
EDITORIAL
N° 33 Diciembre 5 2021
DOS LARGOS AÑOS
A lo largo de éstos dos años de la pandemia COVID - 19, ha resultado difícil continuar con los programas culturales que se venían realizando a lo largo de nuestras rutinas diarias. El año 2020, estuvimos confinados en nuestras viviendas por el alto riesgo de contagios y el elevado número de fallecimientos. Comprendimos con el paso de los meses, que el distanciamiento físico obligado y otras medidas sanitarias estaba dejando profundas heridas. Había que reinventarse y buscar nuevos caminos para el reencuentro; así aprendimos a navegar en plataformas desconocidas. La comunicación futurista se había convertido en presente. Concluimos que ese año fue de silencios y temores. El año 2021, ha llegado a su término. A partir del segundo semestre comenzamos a tener más esperanzas y se redujo la incertidumbre de enfermarnos gravemente gracias a la vacunación. Sin embrago, aún queda un porcentaje de personas que se niegan a inocularse y es este grupo el que va contagiando a la comunidad. La tercera dosis de refuerzo, permitió que en forma paulatina nos fuéramos reencontrando con nuestras actividades. En ese marco y con entusiasmo, hemos retomado la publicación semestral de la revista Memoria Viva, perteneciente al taller del mismo nombre. Este número 33, está dedicado al trabajo escritural realizado durante el año recién pasado, que finalizó con una lectura del taller Memoria Viva – SBV por la plataforma virtual zoom, bajo el título “Palabras Confinadas”. Aquí queda impreso el testimonio de miradas, sentimientos, gestos y silencios vividos en tiempos de pandemia. María de la Luz Ortega Hernández
«La crónica permite hablar desde adentro» Pedro Lemebel
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El LOOP T
—Tomate —mi hijo menor leyó el cartel. Yo sostenía en mis manos un rectángulo de cartulina color amarillo. Tenía escrito unas letras cursivas, grandes y remarcadas con plumón de color negro. Una palabra. Fácil. La habíamos repasado mil veces durante el año pasado en cuarentena. De hecho, desde ese entonces, mi departamento huele a ansiedad infinita. Sobre mi mesa del comedor, ya no está el macetero diminuto con la Suculenta, sino que hay letras sensoriales con diferentes texturas junto a las palabras de tres sílabas. Desparramadas. Solo el Silabario Hispanoamericano parece inmaculado. —Ya, relájate, respira —parecía que me lo decía más a mí misma que a Rafael. Con este mismo ejercicio de simular estar en una escuela, nos pasamos esos días largos sin tiempo de la cuarentena. Yo volví al colegio con ellos. Incluso, lo odié. No me hicieron ni una inducción o capacitación para poder ayudarlos sin enredarlos. Nada. Nadie. —Respondes correcto y te puedes comer una paleta de helado. Esa que tanto te gusta. Tenía a un niño de seis años que me miraba casi idolatrándome. Al final de cuentas, las paletas de helado estaban destinadas para dos ocasiones, y los premios por buen comportamiento eran algo excepcional. Como ahora.
María-José Aragón “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras” William Shakespeare
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—Probemos de nuevo, no pasa nada, hijo —lo alenté e hice cada fonema con énfasis para que Rafael lo pudiera decodificar—. La p con la e… —Pe —respondió él jugueteando con sus manos. —¡Bien! —me alegré tanto, que no pude evitar soltar una risita. —La l con la o. —Lo. —La t con la a. —Ta. —Entonces, ¿qué se lee, hijo?... la palabra… Él guardó silencio y yo por un segundo, creí que quizás, lo estaba presionando, pero yo estaba consciente que él no era disléxico ni tenía problemas de aprendizaje. —Tomate —soltó él como ahogado. Cuando lo escuché, sentí sobre mi cabeza un dedo invisible que me aplastó contra la mesa. A los segundos, me levanté del asiento sin mirarlo. Sabía que, si hacía contacto visual, todo se iría al carajo. Me largaría a llorar. Frustrada. Enojada. —Y ¿mi paleta de helado? —me reclamó Rafael a mis espaldas. —Seré buena hermana —escuché a mi hija mayor—. Mira, cuando aprendas a leer que en ese cartel dice pelota y no tomate, solo entonces, la vas a tener… ¡PFF!, tienes suerte que no te castigara la mamá, a mí por menos, me han quitado hasta el celular. —¿Me odia? —No, tú sabes —ella me indicó cuando yo ya estaba comiendo el helado—. Ella está cansada, además estuvo revisando el chat grupal de los apoderados de tu curso. Por lo que hoy, no se come pollo.
María-José Aragón «No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo» Walt Whitman
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EL MURO DE LAS PALOMAS La salida del sol era lo que más disfrutaba Mikel. Despertar y ver en el patio ese inmenso abrir del cielo lo hacía sentir que estaba vivo. No estaba con su hija ni la Charo, pero pensaba en ellas, aunque no las viera. El día que supo de su libertad condicional fue para él una sorpresa, porque, si bien había realizado la petición, no sabía que fuera tan pronto. Tampoco sabía que tendría miedo a enfrentar el mundo. -¿Estás listo Gómez? Preguntó el gendarme. Mikel no contestó, porque no supo que decir. Tomó su bolso plomo, casi nuevo que necesitó, solamente, para entrar a la penitenciaria. Su rostro agrietado como una vieja casa se puso pálido. Sus manos crispadas se aferraron por última vez a las barras de hierro. -¡Vamos Gómez! Volvió a decir el gendarme. Cuando pasaron desde la celda hacia el pasillo de la cárcel; un grueso muro se enfrentó a ellos, donde los presos, grababan recuerdos: adioses, nombres de mujeres, y todo lo que se podían plasmar en ese muro. Lo llamaban El muro de las palomas. Mikel sabía el camino de salida. No quería despertar de lo que para él era un sueño, estar libre, caminar por Santiago, pasear por la plaza y ver a la Charo. ¿Qué sería de ella y su hija? Cuando cayó a la cárcel, le pidió a ella que no fuera a verlo, que no quería que su hija lo viera ahí, que sólo le mandara cartas y cosas por medio de los guardias. Tiempo después, ya no tuvo noticias de ella.
Edith Contador «La mariposa recordará por siempre que fue gusano» Mario Benedetti
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Tiempo después, ya no tuvo noticias de ella. Cuando caminó por el pasillo que daba hacia la calle, la mirada de los guardias era inquisidora y más de alguno le apretó la mano en un adiós de amigo sincero. De pronto, un aviso. El gendarme levantó el celular. Su mirada fue directa a los ojos de Mikel, él dio vuelta la cara, se alejó unos pasos y los minutos se hicieron segundos. Algo había pasado, no podía ser todo tan bueno. Nunca había sido todo tan bueno para él. El gendarme dio unos pasos hacia él y dijo: -Mikel Gómez, hay que devolverse. Tenemos la orden que nadie salga hasta nuevo aviso. Toma tus cosas y vuelves a la celda. Era mediodía, ya el sol pegaba fuerte sobre la cabeza de los prisioneros. No quiso mirar hacia atrás, porque se sentía traicionado, burlado por los hombres. Había trabajado en muchas cosas, pero nunca fue un traidor ni asesino. No hizo preguntas, su tristeza era tal que no quería escuchar nada. Cuando el gendarme pasó el Muro de las Palomas, Gómez escupió al suelo en ademán de rabia y siguió a su celda que había ocupado durante seis años. Habían pasado algunas horas cuando entró un joven vestido de blanco. Llevaba sobre él una cotona celeste de plástico. Pensó en la droga; cuando había caído preso. Lo hicieron sentarse e inclinar la cabeza hacia atrás introduciendo un algodón por la nariz, sin explicación alguna. Salió al patio, con una mascarilla en la boca. Le explicaron que había un virus, que podrían contagiarse, que era mortal. Mikel en ése instante, pensó que la muerte podría estar en cualquier parte. Ya no le pareció mala idea de estar en prisión hasta que el COVID-19 desapareciera del planeta.
Edith Contador «La primera justicia es la conciencia» Victor Hugo
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RENUNCIAR EN PANDEMIA ¡Lo siento, ya lo decidí, renuncio! Habló Mariana frente a los dueños e la empresa con voz trémula, sentimientos encontrados la invadían; Era quizás, la decisión más compleja que estaba tomando en la última década. Renunciar a su trabajo era por decir lo menos un desatino en época de pandemia, ya que por este motivo se habían elevado dramáticamente los indicadores de cesantía. A causa de la crítica situación sanitaria que afectaba al país, las cirugías electivas fueron prohibidas en los centros asistenciales públicos y privados, guardando camas para enfrentar una catástrofe nacional que se avecinaba. Los últimos meses a causa de las cifras de contagios por el COVID y los altos porcentajes de mortalidad, la clínica donde se desempeñaba Mariana, suspendió todas las intervenciones y mandó al personal a sus casas, implementando la modalidad del teletrabajo. Para Mariana este sistema fue agotador, en casa no había horarios; los correos y el constante sonido del teléfono transformaron su jornada en 24/7. A su edad fue muy difícil aceptar, adaptarse por largos meses a esta modalidad encerrada en casa sin contacto físico. Sin poder visitar a su familia, hijos, nietos y amigas, incluso a las personas con las cuales trabajaba. La depresión ante el encierro y la soledad comenzaron a mellar su estabilidad emocional. Fueron noches de desvelo y cambios constantes en su decisión.
Eliana Cornejo «El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad» Gabriel García Márquez
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El COVID y la cuarentena, le pasaron la cuenta. Ya no era la mujer fuerte y decidida, ahora sentía que debía quererse un poco más buscando su tranquilidad. Enfrentar la renuncia no era fácil, esa palabra encerraba muchos aspectos de su vida, no solo dejar la clínica, era morir un poco a su edad, cerrar toda su actividad laboral, quedar a la deriva con su tiempo, era entrar en una nube gris densa y desconocida. Finalmente, les manifestó a sus hijos lo que venía pensando hacía un tiempo, escuchó posiciones diferentes, unos le decían que no renunciara, que haría sola en casa y que no lo soportaría, otra le decía: renuncia mamita, te lo mereces, son 50 años de trabajo incesante. Finalmente, Mariana decidió renunciar, fue así como a contar del 31 de marzo del año 2021 abandonó su trabajo y “el tiempo de pronto correrá a través de ella como a través de un reloj de arena” …
Eliana Cornejo «El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento, antorcha del pensamiento y manantial del amor» Rubén Darío
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SIN RUMBOS Junto al muelle se encontraba el transatlántico, una ciudadela flotante. Con capacidad de soportar cinco mil personas entre pasajeros y tripulación. Navegaría siete días durante la noche, para amanecer en diferentes ciudades. Realmente me parecía increíble ser un pasajero más, Me sentí escéptica ante la propuesta de mi amiga Renata cuando me conversó sobre el viaje. Era tal vez lo que necesitaba ante la amenaza de una depresión a consecuencias de un noviazgo abortado. Marcela y Renata comenzaron el viaje ilusionadas, la agencia de turismo les había ofrecido un panorama bastante interesante. El barco se movía imperceptiblemente mientras ellas se acicalaban. Era la segunda noche y tenían invitación para un cóctel de bienvenida con el capitán en el salón de eventos. El gran espacio lucía iluminado, pletórico de colores, adornos y una orquesta tocando temas románticos. La multitud entusiasmada luciendo sus mejores trajes. En esos momentos las dos amigas sintieron que no podrían haber descartado de su vida, un viaje como éste. Era un sueño. Durante el día podían bajar a tierra en donde lograban servirse platos típicos del lugar, adquirir curiosos souvenirs, o bien recorrer las playas. La mayoría de los pasajeros pisaban por primera vez esos lugares. Había gente de diferentes nacionalidades a quienes les ofrecían variados espectáculos todas las noches.
Paz Myriam Figueroa «Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira» Almudena Grandes
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Una mañana la televisión mostró noticias sobre China, ciudad de Wuhan, en dónde se había detectado un virus contaminando a varias personas. El tema fue comentado, pero sin gran interés. Al dirigirse a desayunar en el ascensor, saludaron un matrimonio conocido el día anterior y decidieron compartir la mesa con ellos. Hablaban poco español eran australianos. Ésta vez el barco estaba anclado en Isla San Maarten. Junto a los nuevos amigos recorrimos parte del lugar, luego quisimos visitar las joyerías, pues allí ofrecían como atracción principal gran variedad de diamantes. Hacía calor, luego pudimos deleitarnos con unas exquisitas cervezas alemanas, antes de regresar al barco. Pronto deberíamos ir a cenar y partimos hacia nuestro camarote. La camarera estaba dejando unas toallas, la notamos preocupada. Pregunté que sucedía. Con inquietud nos contó que había una persona viajando, contagiada de corona virus. Durante la cena nos reunimos con el matrimonio australiano y ellos también comentaron sobre el virus, hecho que vendría a convertirse en una posible pandemia mundial. Nos enteramos que la mayoría de los pasajeros buscaban respuesta a los rumores, saber en qué lugar de la nave estaría el contagio. Comenzó a producirse el distanciamiento social, hecho que se presentó en forma drástica y difícil. Se podía observar los pasillos y las tiendas del barco desiertas. Pronto a finalizar la travesía, se declaró cuarentena. La nave continuaría sin rumbos, hacia donde las autoridades les asignaran un muelle para atracar. Marcela y Renata aún incrédulas, prisioneras en su camarote. Sólo pensaban en la hora de regresar a casa, porque el lindo sueño había finalizado.
Paz MyriamFigueroa «Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras» Rafael Alberti
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ENCERRADOS
El miedo al COVID acecha, la esperanza en el futuro se escabulle entre las rendijas de la incertidumbre, va a la calle a tomar aire. La Peste apareció en Chile en Marzo 2020 de ahí a Octubre hubo cuarentena. El bullicio de las moradas llenas, cual colmenares, cada uno estudiando, trabajando, ocupado en lo doméstico, jugando en el encierro o llorando desempleo o soledad. Se siente. Los niños gritan, juegan en los pasillos, los que trabajan on-line, gritan más, no pueden trabajar. Llegan al hogar de los Montefiori las noticias de los muertos, los padres de Cata, de Pía. El abuelo de Alba, de Viola, el papá de tu alumno ¡mamá¡, mi ex compañero de trabajo, profesor de Pesquería. El dolor recorre el tiempo. Diariamente después del desayuno, nos tomaremos las manos, encenderemos tres velitas por los que se han ido, decretó Marina la matriarca de la casa, ahí sobre la mesa del comedor, velas aromáticas elevan plegarias por los ausentes. Una tarde. Jacinta dijo: Según la OMS; hay que mantener la comunicación familiar, compartir cuidados y afectos, prevenir conflictos, organizar tareas para convivir en el encierro. -Javier pon la mesa por favor, no puedo, contestó el adolescente. Mariana la madre dijo cocino y limpio, no voy a comprar. Celeste y el abuelo lo harían. -Luis dijo: Celeste el almacén de la esquina creció, trae frutas, verduras y pescado.
Huguette Haristoy «El que ha superado sus miedos será verdaderamente libre» Aristóteles
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-¿Cómo supiste? -Por el Whatsapp del Barrio. -Haces los pedidos, una vez listos te avisan. Así, no habrá colas en la calle. Menos contagio, uso de mascarilla y distancia social. El consultorio atendía con Telemedicina. La iglesia de la Natividad tiene misas por Zoom. Una paradoja, los parques cerraron pero las fronteras no. Llegaron los aforos, los Montefiori eran ocho. Mariana se levantó temprano el veinticinco de octubre, con gran esperanza. -¡A votar! les dijo a todos. Con pandemia, votó por una Nueva Constitución un 50.9 % de la población, aprobándose por un 78%. Cuando se permitió a las personas salir a la calle, Helena confidenció a Mariana lo dicho por Ruby en la reunión Zoom. -Dime de una vez. -Bueno mamá, Ruby dice que ahora existe la fatiga de pandemia. -Y… ¿Qué es eso? -Las personas sienten cansancio, desaliento, agobio por las rutinas. -¡Dios mío!, por eso salen a la calle sin mascarillas, andan apiñados, con una falsa seguridad, eso no contribuye a mantener bajo los contagios. Sobre todo, ahora con la variedad Delta.
Huguette Haristoy «Si alguien te regala un libro, no hay mayor señal que te estima y te quiere. Tenlo por seguro»
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DÓNDE ESTÁ ESE DIOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA Aníbal, contagiado del COVID-19, cumple hoy diecinueve días en una de las salas de cuidados especiales del hospital, observa con extrañeza al enfermo de la cama frente a la suya, a quién le comunicaron la decisión de entubarlo para conectarlo a un respirador. Sus pulmones no obedecieron al tratamiento; le sorprende la tranquilidad de éste al escuchar el diagnóstico. Saca de abajo del almohadón el libro de oraciones. Lee. Cierra los ojos. Parece meditar y sonríe como si disfrutara. Debe comunicarse con su Dios -pensó-, con ese Dios que no existe y si existiera, es cruel con los seres que lo aman y dedican la vida a predicar su doctrina, porque no hay duda que se trata de un religioso; si no es capaz de sanarlos, al menos podría librarlos del sufrimiento al llegar el fin. Observa que abre las manos, parece aceptar gustoso el viaje. La placidez al despedirse sonriente de los compañeros de sala, conduce a Aníbal a recordar las veces que, a pesar de no ser creyente, visitó el templo para complacer a su mujer. Frente al altar repitió las promesas matrimoniales, bautizó a sus hijos, -requisitos necesarios para postular a un colegio con excelencia académica-, estuvo en las misas funerarias de familiares que partieron. Siempre se sintió espectador de esos eventos. Faltan solo dos horas para el control médico rutinario. Con ansias y gran miedo espera el resultado del diagnóstico del nuevo médico. Podría ser idéntico al del vecino. Él anhela vivir, disfrutar la descendencia de sus hijos, los problemas económicos y familiares que antes le abrumaban. Imagina su espíritu viajero sin regreso. Sus ojos se humedecen. Quisiera creer en el Dios de su vecino, solo para ser capaz de recibir la noticia de la pronta partida si la ciencia no puede… no puede salvarle.
Maruja labarca «La vida es eso que pasa mientras esperamos un futuro mejor»
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SUPERHÉROE Llevas semanas durmiendo tan solo un par de horas diarias. No has visto a tu familia. En las noticias, ves que la cuarentena implementada por el gobierno no está funcionando. Pasillos del hospital usados como improvisadas salas de espera, el escenario se vuelve lúgubre, ¡ya no sabes qué hacer! El ánimo que entregas a tu equipo también se agota. Se te acabaron las arengas al estilo Bielsa, esas donde con tono casi quijotesco, invitabas a tu equipo a enfrentar a este desconocido adversario, intentando descubrir su punto débil para dar el zarpazo; casi como superhéroes de acción, y con sus mejores poderes, conseguir dominar el partido. Llegas a tu casa, ya todos duermen. Tu hijo te dejó en la mesa un dibujo, apareces disfrazado de Batman, con mascarilla y capa negra, atendiendo a los pacientes en el hospital. Te sientes como un superhéroe de cartón, de esos que, disfrazados, les regalan globos a los niños en la plaza. ¡No das más!
Carolyn Letelier «En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente» Khalil Gibran
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Benjamín siente tus pasos, en puntillas se levanta sorprendiéndote con un abrazo. Él, con su pijama de Superman te invita a dormir juntos en su cama. Con mirada resuelta te dice “papá, todos los superhéroes tenemos una debilidad, yo me tengo que ocultar de la kriptonita, tú tienes que dormir, solo así recuperarás tus superpoderes; recuerda que al final, somos simples mortales, como dice la mamá”. Lo abrazas y lloras en silencio. Lo acompañas devuelta a su pieza, recostándote a su lado esperando que se duerma. Desde su ventana elevas una plegaria al cielo, ruegas por un milagro, por un cambio de conciencia y por el respeto, pides que las autoridades escuchen y tomen decisiones a favor de las personas y no del partido político o las cifras de la última encuesta; imploras por un pronto amanecer en un planeta libre de este flagelo, o al menos, por camas disponibles para los casi veinte nuevos contagiados que llegaron esta tarde, quienes al igual que tú, observan el firmamento desde la ventana del pasillo del añoso hospital…
Carolyn Letelier «Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol» Martin Luther King
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CHEPITA Chepita apareció en la rutina de mi vida una tarde gris y solitaria de pandemia, mientras subía hacia el segundo piso de mi casa, llevando una taza de té en una mano, y un plato de galletas en la otra. Difícil decir que no me inquietó su presencia, pero traté de mantener la compostura. Ella, afirmada fuertemente a la pared con sus ocho patas, tal vez me miraba, y es posible que su corazón de araña, latiera aceleradamente. Me senté en un peldaño de la escala, dejé el plato de galletas a mi lado y empecé a observarla. Con la punta de la cuchara le toqué una pata. Ella se movió un poco. No sé si por incómoda o asustada. Entonces, mientras tomaba mi té y saboreaba las galletas, empecé a conversar con ella. Le dije que no temiera, que no usaría el plumero ni la aspiradora en su contra, que yo era la única humana en la casa y mis compañeros Nero, el perro y Chivi, el gato ni siquiera se darían cuenta de su existencia. Le conté brevemente de la pandemia, que jugaba a su favor, porque nadie me visitaba por el confinamiento y otras cosas domésticas que tal vez a nadie le hubiera interesado, pero yo consideraba necesario contarlas. En ese momento Chivi bajó presuroso del segundo piso, tal vez interesado en el plato de galletas. Ya era hora de dormir. Di las buenas noches a Chepita y me fui a la cama con una sensación más liviana, en medio de la soledad.
Teresa Mercado «Lee y conducirás, no leas y serás conducido» Santa Teresa de Jesús
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AMOR A LA LIBERTAD Prisionera en mi departamento, despierto alterada. Desayuno. Leo un libro. Hago la rutina de ejercicios. Sigo al pie de la letra el “Quédate en casa”. El cuerpo está sano, sin embargo, el alma se va apagando con lentitud. Soy una mujer sencilla, tercera edad, población de riesgo, poeta atrapada en la vida. Planté árboles, tuve hijos, escribí libros. No puedo salir. Solo imaginar el magnífico paisaje de la naturaleza que antaño alimentaba mi ser. Quiero desde las alturas caer en el mar, flotar sobre las aguas. Sentir el aroma de las flores de primavera en los campos. Deleitarme contemplando las uvas colgantes de las vides. Escuchar el murmullo de los ríos. Extasiarme con el arrullo de los bosques. Estar con mis amigos y seres queridos, ¡abrazarlos! Sentir el perfume de su presencia después del fatal encierro durante meses, debido al ataque del virus COVID-19, convertido en pandemia. ¡Necesito libertad! Me siento en mi silla preferida. Medito. Relajo mis pensamientos en una ráfaga de viento tibio que me conduce hacia las nubes. Quisiera tener alas y extenderlas. Volar por las montañas, elevándome hasta tocar el cielo con las manos. Extasiarme a flor de piel con el anhelado espacio. ¡La sensación de mundo abierto! Poco a poco la consciencia se va desvaneciendo por la tristeza. Con lentitud, me introduzco en el sueño eterno, entre estas cuatro paredes que han sido rutinaria prisión. Se desprende mi viejo cuerpo. Desato las gruesas cuerdas con las que permanecía atada, convirtiéndome en energía pura. Soy águila. nube. mariposa saliendo del capullo. Soy las rosas y las violetas. Soy bosque, nieve. Las olas del mar. El agua fresca de la cascada. Recorro el universo, navegando por las galaxias. Me alumbro con las estrellas. Escucho la música del Big Bang. Por la noche, desde las alturas, me integro al azul intenso de nuestro planeta. ¡Soy libre!
Georgina Odi «El hombre es libre en el momento en que desea serlo» Voltaire
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¡HASTA CUANDO!
Soy madre soltera de dos adolescentes y trabajo como ejecutiva de marketing en la empresa de telecomunicaciones que está de moda. Acostumbrada a chatear por redes sociales y a las largas jornadas frente al computador, jamás imaginé que la hiper conexión me afectaría tanto. De hallazgo en China pasó a primera plana nacional. Muerte a raudales. Hospitales colapsados. Histeria colectiva. El gobierno decreta estado de emergencia y nos manda a todos de vuelta a casa. La cuarentena obligada trajo consigo una transición nunca antes vista. Gran parte de nuestras actividades pasaron de lo físico a lo digital, de lo presencial a lo virtual, de lo palpable a lo intangible. Un mundo nuevo para una nueva sociedad. Llevamos casi dos años funcionando así, mas lo que comenzó siendo una novedad muy práctica, se convirtió en un infierno. Incluso escuché en las noticias que sacarán un proyecto de ley para prohibir correos y llamadas telefónicas laborales en horario de descanso, de acuerdo al contrato que cada uno tenga. Llegar a ese extremo me parece increíble, pero ahí estamos; esclavos del trabajo y de los bienes que éste nos proporciona. Porque beneficios son pocos los que efectivamente los reciben, y aún menos, quienes pueden disfrutarlos.
Consuelo Olfos “Yo no decido sobre lo que voy a escribir. No, yo espero a que algo ocurra” José Saramago
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Pero lo que necesito escribir ahora no lo anunció la voz jamás, ni lo escribió la tinta, ni lo concibió la imaginación: Estoy harta. Cansada absoluta de tener que encerrarme por días. De verme obligada a comprar hasta el azúcar en línea. De celebrar nacimientos y cumpleaños vía zoom. De reuniones pasadas las diez de la noche, disponiendo de mi tiempo a su real antojo. Hoy, tan sólo con escuchar la última web promo rupturista me siento enferma. Sin horas para cumplir con todos los compromisos cuando al resto le da lo mismo, no existe el mínimo respeto por el otro, por su integridad, por su espacio personal. Cada plan conlleva una invasión a la privacidad, a la vida íntima. Un bombardeo a los momentos en familia, a los pasatiempos personales, al recreo y al ocio. Si no públicas no existes, si no compartes un evento, nunca pasó.
Consuelo Olfos “Mientras más transparente es la escritura, más se ve la poesía” Gabriel García Márquez
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¿CUÁL ENCIERRO? Orozimbo Alemparte, sintió ruidos extraños esa madrugada de fines de invierno del dos mil veinte. Se levantó con cautela para no despertar a Imelda, su mujer que desde que comenzó la pandemia, dormía sobresaltada. Se asomó por la ventana que da a la calle, pudo distinguir que un brazo huesudo se había introducido por entre las rejas del antejardín, para arrancar con mano esquelética algunas flores. La autoridad había ordenado a la población, recluirse en sus domicilios por un tiempo determinado para evitar contagios. El primer día de encierro, Orozimbo lo aprovechó para recorrer la casa, pieza por pieza, rincón por rincón ya que hacía mucho tiempo que no lo hacía. Fue descubriendo tesoros olvidados en cajones de muebles viejos, cajas de cartón y recovecos guarnecidos por telarañas y refugio de cucarachas. Como contador auditor de una empresa, pasaba el mayor tiempo en su oficina. La cuarentena lo obligó a reencontrarse con objetos, fotografías y etapas de su vida que permanecían olvidadas y encerradas. Quedó impresionado por un chanchito de greda negra que, hacía mucho tiempo, había comprado en Quinchamalí. En otro sector de la casa, encontró algunas revistas desarmadas y amarillentas que aplastaban una radio Sony y mientras escarbaba entre cachivaches malolientes escuchó a Alfonso Ortíz Tirado, su ídolo de juventud que desde un casete entonaba: “Allá en el rancho grande, allá donde vivía...había una rancherita…” Se produjo un bullicio tremendo porque Jorge Negrete cantaba: “Aquí vine porque vine a la feria de las flores...” El montón de casetes se desmoronó debido a las protestas de Roberto Carlos, Tito Gobi, Libertad Lamarque, Carlos Gardel, Lucho Gatica, Los Cuatro Huasos, Los Provincianos, la Ester Soré, Plácido Domingo, Hernán Pelayo, Antonio Prieto,
Claudio Regular «La libertad no es digna de tener si no incluye la libertad de cometer errores» Mahatma Gandhi
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el coro del Ejército Rojo, Frank Sinatra Mario Clavel, Enico Caruso y tanto otros que ansiaban cantar en libertad. Orozimbo, estuvo varios días ordenando y escuchando esas maravillosas canciones que estaban encuarentenadas desde hacía décadas. Era tanta su alegría, que olvidó la impresión que tuvo al ver la mano esquelética que arrancaba flores de su jardín. Se trataba de un cadáver, víctima del Covid, que caminó solitario hasta el cementerio porque nadie lo pudo acompañar por temor al contagio. Mientras escuchaba cantar a Mario Del Mónaco, Orozimbo se apoyó y removió un estante. Le cayó en la cabeza un libraco de Vicente Huidobro. Al abrirlo el vate le contó: “LEÍ UN LIBRO LLENO DE JUGO DE LIRIOS / DE GOTAS DE SANGRE / DE UN HELADO SUDOR DE MARTIRIO / DE UN SUSURRO DE TARDE...” Leyó y leyó extasiado tanta maravilla. Los demás volúmenes empezaron a reclamar, porque también estaban encerrados sin que nadie abriera sus páginas para salir a entregar sus mensajes de fantasías y ensueños. Neruda, Cervantes, De Rocka, Rulfo, Cortázar, Donoso, Regular, Oscar Castro, Nicomedes Guzmán, la Mistral y otras decenas de autores se manifestaban batiendo las tapas de sus obras. Pasaban los días. Imelda se consumía angustiada por no poder abrazar a su hija y sus nietos. Las lágrimas caían sobre su celular mientras miraba al par de pequeños que le hacían señas por el whatsapp. Pasados quince días, la autoridad sanitaria suspende la cuarentena. Orozimbo regresa a encerrarse en su oficina, y las arañas cobijadas entre las hojas de los libros, vuelven a sus nichos, pero de entre las casetes surge la voz potente de Nino Bravo que les hace un llamado a unirse al coro y cantar a todo pulmón: “LIBRE, COMO EL SOL CUANDO AMANECE YO SOY LIBRE…”
Claudio Regular «La escritura es la pintura de la voz» Voltaire
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SOSPECHA EN PANDEMIA El 15 de marzo de 2020, tras escuchar más las noticias sobre el avance del covid 19, que cobraba víctimas en todo el mundo, Boris, hijo de Jenny, la llamó por teléfono. “Mamá, acabo de escuchar que varias provincias, incluida la Región Metropolitana, entrarán en cuarentena. Voy inmediatamente a Santiago para que te vengas conmigo a Valdivia. No puedes quedarte, tan lejos de nosotros. Ten lista tu maleta para salir de Santiago antes de las 12 de la noche”. Jenny aceptó de inmediato. Preparó sus cosas y ambos se dirigieron al sur. Estuvo en casa de Boris por casi tres meses, con estrictos cuidados. Luego de considerar la invitación de su hija NInowska, también residente en Valdivia, se mudó con ella. Su nieta Javiera, recién egresada de enfermería, ejercía en el hospital de esa misma ciudad. Unos días después, fue diagnosticada con covid y la derivaron a una residencia sanitaria. Luego los servicios de salud fueron a casa para hacer los exámenes PCR a Jenny y Ninowska. Ambas dieron negativos. Sin embargo vinieron dos encargadas de la municipalidad y les dijeron que debían salir del hogar e internarse en residencias, cosa que Ninowska no aceptó. Estas funcionarias insistieron en llevar a Jenny, por ser adulta mayor. El lugar sería hermoso. El excelente hotel Montepiedra, donde tendría una habitación individual con hermosa vista al río Calle-calle. El personal la atendería como reina y si ella acostumbrara a tomar su matecito, ahí lo tendría sin problemas. Preguntó ella si en ese lugar habría personas contagiadas y a coro las funcionarias le respondieron que sólo eran personas sanas.
Mercedes Soto «Conservar algo que me ayude a recordarte seria admitir que te puedo olvidar» Romeo y Julieta William Shakespeare
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No tan convencida, pero en vista de tanta insistencia, Jenny subió al vehículo que esperaba por ella. Llegaron a otra residencia cercana al hotel ofertado, disculpándose que estaban sanitizando y por ese día debía compartir la habitación con otra residente. En ese lugar, el personal estaba protegido con una capa especial y mascarillas de seguridad. Cuando ella preguntó el motivo de tal precaución para el personal, le respondieron que debía ser, pues todas las personas internadas ahí estaban contagiadas. Ella había sido testigo. En el hall presenció la llegada de un joven contagiado y quienes lo atendían se protegieron con equipos especiales. Jenny pidió otra indumentaria que le ofreciera más seguridad cosa que le fue habilitada al momento. Ella no se quedaría allí. Pidió ser llevada en breve a casa de su hija. El personal de la salud, más los encargados del hotel le respondían que por disposiciones superiores no podían llevarla de regreso, pero la trasladarían a la habitación con vista al río. Jenny, insistía en que no podían obligarla. Todas hacían caso omiso a sus reclamos. Por supuesto sospechó que eso era conveniente para más de alguien y se sentía secuestrada. Llamó en seguida a su hija, contándole su odisea. Ninowska llamó inmediatamente a la persona responsable del traslado diciéndole: “Si no regresan a mi madre en este minuto, iré a la comisaría ahora mismo y los acusaré de secuestro”. Dichos funcionarios no replicaron. Sólo llamaron al conductor del vehículo en que Jenny había sido llevada, indicándole llevar a la señora de vuelta a casa.
Mercedes Soto «Tus pensamientos son semillas, y lo que cosechas dependerá de las semillas que plantas» El secreto Rhonda Byrne
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Crónica del mes KN95 Curioso titular para una breve crónica: “KN95”. Esta sigla, hoy conocida por todos, se ha transformado en uno de los más importantes objetos sanitarios en este período de pandemia, que ha causado millones de muertes a lo largo de todo el planeta. El virus COVID-19, apareció en la lejana china y una de sus variantes se expande hoy a toda velocidad en nuestro territorio. La mascarilla KN95 ha demostrado ser la más eficiente y según estudios científicos es la única que protege en un 95% a sus usuarios, mientras que otras, de tela, de vistosos colores, dibujos o mensajes publicitarios, apenas alcanzan entre un 5 y un 15 por ciento de eficacia. Pensemos en su uso obligatorio para combatir el mal. Sin embargo, eso no bastaría. Los chilenos en su mayoría no la usan correctamente, tapando boca y nariz. Particularmente los jóvenes, hacen caso omiso de su uso y en la actualidad son el grupo etario más afectado y para nosotros, adultos mayores, el más contaminante. Exija el uso correcto de la KN95. El devenir de la humanidad se lo agradecerá.
Juan Babel «El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida» Federico García Lorca
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Apuntes Literarios
EL ARTE DE LA REESCRITURA BUENOS AIRES.- El escritor Abelardo Castillo, asegura que todo texto forma parte de una realidad mutante que se va resignificando con cada proceso de reescritura y que los géneros literarios son autónomos de las decisiones de un escritor. El escritor durante una entrevista con Télam reconoció la influencia de Jorge Luis Borges en su obra, reeditada por Planeta y el rol de la intertextualidad en la narrativa contemporánea. - Se podría pensar que la sucesiva reedición de sus obras en los últimos años le sirve a usted para poner en funcionamiento una determinada concepción de la literatura ¿Es así? - Sí, yo reescribo mucho. Y creo que esta obsesión maniática pertenece más al orden de lo ético que de lo estético, obedece más a un problema moral que a uno de índole sintáctica. Siempre he sentido que un texto no está nunca terminado, que en todo caso es algo así como un borrador penúltimo, aun cuando se publique y parezca clausurado. Esa lección la aprendí de Borges: el no dejaba de reescribir sus textos, publicados en distintas versiones. Probablemente, el que mejor trabajó esta idea fue el poeta francés Paul Valery, para quien la corrección implicaba un trabajo de reforma espiritual de uno mismo. Y eso en definitiva es el escritor: un hombre que se está corrigiendo a sí mismo. Obvio que hay distintas formas: a veces se lo hace con un afán suntuoso, para poner las palabras más hermosas desde el punto de vista de la literatura. Pero yo no le llamo a eso corregir sino adornar u ornamentar. Para mí corregir es lograr que un texto encuentre la significación real que uno quería darle: en algunos casos eso puede tardar años y en otros se trata de una mera manía.
Entrevista al escritor Abelardo Castillo por Julieta Grosso «No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo» Óscar Wilde
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Casi todos los escritores que a mí me marcaron han sido implacables con sus propios textos y los han corregido hasta la paranoia. León Tolstoi, por ejemplo, reescribió ocho veces "La guerra y la paz", que tiene cerca de mil páginas. Hay un cuento suyo muy famoso que tuvo veintisiete versiones diferentes. Si él, que probablemente sea uno de los escritores más grandes que dio la humanidad, se tomaba ese trabajo, los escritores contemporáneos deberíamos pensar más seriamente lo que significa la reescritura. - En su caso, la reescritura también ha funcionado respecto a textos ajenos, como su revisión de "El perseguidor" de Cortázar u "Hombre de la esquina rosada" de Borges. - Con Borges es con quien más me ha pasado, para él la intertextualidad era una práctica habitual. Su libro "Historia universal de la infamia" es la reescritura de otros textos. Ni hablemos de la literatura clásica, como las obras de Shakespeare, basadas en cuentos italianos o los textos históricos de Plutarco. Los antiguos no tenían el concepto que hoy se tiene de la originalidad: para ellos ésta pasaba por escribir mejor y no por ser el inventor del tema. Todo el teatro griego toma con toda naturalidad los mismos temas, aunque con una óptica distinta. Yo tampoco creo en la originalidad: me parece que no consiste en ser el primero que aborda un tema o el primero que le quita las comas a un texto en prosa sino aquel escritor que te hace ver una realidad que está ante tus ojos y que uno podía intuir pero que de pronto al verla enunciada por él genera un efecto revelador. Creo que alguien que logra enunciar de una manera distinta algo que está al alcance de la mano es el verdadero original.
«Los que escriben con claridad tienen lectores; los que escriben oscuramente tienen comentaristas» Albert Camus
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- ¿Se retoma un texto con la idea de reivindicar una tradición o de profanarla? - Yo diría que las dos cosas. En el caso de Borges quería divertirme retomando algunas de sus ideas. En "Réquiem para Marcial Palma" tomo la figura del guapo para desacreditarla, algo que queda bien claro en la última pelea del personaje, cuando se enfrenta a alguien que sabe boxear y que le da una paliza espectacular. El relato marca una ruptura con el guapo borgeano porque demuestra cómo el concepto de coraje cambió con el tiempo. La intertextualidad, el retomar un texto ajeno, es hoy el procedimiento natural de la literatura, es decir, no escribimos solamente sobre la realidad, sino también sobre los libros. La lectura es una experiencia tan profunda como cualquier otra de la vida humana. - En el posfacio de "Las maquinarias de la noche" asegura que los géneros literarios son una ilusión y que lo único que podemos hacer al imaginar una historia es acatar su forma. ¿Por qué supone que la estructura se dirime fuera de las intenciones del autor? - Hay un momento en la vida en que un escritor comienza a estar capacitado para determinar a qué género pertenece cada historia que se le ocurre: si va a derivar en una novela o si en cambio le corresponde la estructura del cuento. Por ejemplo, hay historias que no se pueden resolver en los límites de diez o doce páginas y tiene que recalar obligatoriamente en una novela. Yo recuerdo haber iniciado una narración relativamente larga y un día darme cuenta de que como estaba planteada era ilegible. Así nació por ejemplo la obra de teatro "El otro Judas". La extensión la impone el propio texto y no la voluntad del escritor.
«Escribo para evitar que al miedo de la muerte se agregue el miedo de la vida» Augusto Roa Bastos
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- Más allá de su escepticismo hacia los géneros, no se puede negar su preferencia hacia el cuento, género que ha signado la historia de la literatura argentina. - La gran literatura si nos remitimos a su origen con "El matadero" de Esteban Echeverría, está basada en el cuento. Y se puede pensar que el "Facundo" de Sarmiento empieza con una serie de relatos breves, muy cerca de lo que llamamos cuento. Cuando uno habla del siglo XX casi fatalmente dice Borges, Cortázar, Bioy Casares, Mujica Láinez y otros más: cuentistas, fundamentalmente. Los cuentos de Roberto Arlt no son la parte menos considerable de su obra. Y el teatro está basado en formas breves como el grotesco y el sainete, muy emparentados al cuento. Uno de los primeros bestseller de la literatura argentina, es "Setenta veces siete", de Dalmiro Sáenz. Mi generación está hecha de cuentistas y son menos los novelistas que no han sido cuentistas, como Ernesto Sábato. Sin duda, "Rayuela" es una novela excepcional, pero la obra irrefutable de Cortázar son los cuentos. (Télam: es una agencia de noticias argentina fundada el 14 de abril de 1945).
Quien no haya leído al menos un libro, no conocerá el maravilloso mundo de la imaginación.
MV Noticias
El 25 de marzo a las 19:30 hrs. se realizará el Festival de Arte y Poesía Grito de Mujer 2022, por plataforma virtual Refugio López Velarde de la Sociedad de Escritores de Chile. Coordina: María de la Luz Ortega H.
«El racismo y la discriminación es una enfermedad emocional y mental que socava la integridad del ser humano» Rigoberta Menchú
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POETA INOLVIDABLE TERESA WILMS MONTT (1893 – 1921)
Tuvo desde joven interés por la literatura y una necesidad vital de alejarse del mundo convencional de su época. Tras casarse en contra de la voluntad de sus padres fue recluida en un convento y separada de sus hijas. El poeta Vicente Huidobro sería quien a ayudaría a salir del encierro y viajar a Buenos Aires, ciudad donde se autoexilió en 1916. En Argentina publicó algunas de sus obras. En 1918 viajó a Nueva York y de allí a España, donde se relacionó con escritores como Valle Inclán, Gómez de la Serna y Antonio Machado. Más arde viajó a París, ciudad donde se suicidó en 1921. Obras: Inquietudes sentimentales; Los tres cantos; Con las manos juntas; Páginas de diario; En la quietud del mármol; Lo que no se ha dicho
«La poesía no quiere adeptos, quiere amantes» Federico García Lorca
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ALTA MAR De tanta angustia que me roe, guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano. En la noche cuando los hombres duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo. El austro sopla trayendo a los muertos cuyas sombras [húmedas de sal acarician me cabellera de desordenada. Agonizando vivo y el mar está a mis pies y el firmamento [coronando mis sienes.
Teresa Wilms Montt «¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son» Calderón de la Barca
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¡ANUARÍ! ¡ANUARÍ! Espíritu profundo, vuelve del caos. Torna en misteriosa envoltura, huésped de mis noches glaciales. Que tus dedos de sueño posen sobre mis párpados desvelados. Ciérralos, Anuarí. Veneno sublime, da muerte a mi cerebro aterrado. Quédate sobre mi fosa sonriendo enigmático. Sonrisas de ultratumba, sombra y luz, sonrisa tremenda que me ha aniquilado. ¡Espíritu profundo, vuelve del caos! Se han muerto todas mis flores, sólo queda para tu hambre la sangrienta herida de mi corazón partido. Anuarí, Anuarí. ¡Sucumbo en el torbellino de los astros locos que se precipitan! ¡Vuelve del caos!
Teresa Wilms Montt "Uno no debe nunca consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar“ Helen Keller
Poseer un poco de locura en nuestra vida nos puede recordar que aún estamos vivos, no tiene por qué ser nada negativo. Julio Cortázar