N° 35 Diciembre 2023
MEMORIA VIVA
Revista Literaria Taller de lectura Memoria Viva - SBV Santiago - Chile
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TEMARIO OBJETIVOS DEL TALLER MEMORIA VIVA - SBV Editorial Homenaje a Cecilia Sandoval Poesía Cuentos Crónicas Sección invitados Baúl de los conocimientos inútiles Nerudianas Hoy como ayer Apuntes literarios Noticias Poeta inolvidable
El taller Memoria Viva funciona por la plataforma Zoom los días martes a las 18:00 y miércoles a las 21:00 horas. Inscripciones: maluortega.tallerliterario@gmail.com
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Publicación Taller Memoria Viva - SBV Registro propiedad intelectual No. 302272 Directora: María de la Luz Ortega Hernández Fotografías: Malu Ortega Portada: Vitraux Casa del Escritor Equipo Editor: Claudio Bueno, Douglas Hübner y Carolyn Letelier Diseño y diagramación: Georgina Odi Edición Digital Colliguay Ediciones Email: colliguayediciones@gmail.com Permitida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, citando la fuente y las/los autores. Santiago - Chile
@ Taller V
Taller de Lectura Memoria Viva
Colliguay Ediciones
MV TALLER DE LECTURA MEMORIA VIVA - SBV
Objetivos: –Incentivar la escritura creativa a través de la divulgación del patrimonio inmaterial como son las reminiscencias, el diario de vida, el conocimiento integral del entorno en que se vive. –Obtener un mejor acercamiento a los géneros literarios. –Capacitar al adulto con mayoría de edad, en la comprensión lectora para entender el texto impreso, integrándolo al conocimiento colectivo e incorporarlo al resto de la comunidad. –Organizar eventos culturales en apoyo al FAS (Fondo de ayuda social para escritores y poetas con mayoría de edad). –Participar en actividades de Fomento Lector. El taller de lectura “Memoria Viva”, fue fundado el 3 de junio de 1998 por el escritor Sergio Bueno Venegas, director de la Sociedad de Escritores y Escritoras de Chile por varios períodos. Fallece en agosto de 2014. Directora actual: María de la Luz Ortega H.
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EDITORIAL La escritura como espejo de la vida Diciembre se nos presenta con una atmósfera algo enrarecida. Decidimos, tras una votación obligatoria, definirnos respecto a una nueva propuesta de constitución y como aseguraban las encuestas, fue rechazada. Debemos sumar, a tantos acontecimientos, la excesiva información de los medios de comunicación, que nos abruman con terroríficas noticias. Tenemos un mundo en caos. Durante varios meses tuvimos un Ministerio de las Culturas, las artes y el Patrimonio en paro; departamentos con déficit de funcionarios y con ministra y subsecretaria del Consejo de Libro y La lectura; en continuo cambio. A las actuales funcionarias, les deseamos éxito para desenrollar de la mejor manera la madeja cultural. Pero ¿qué hacemos los escritores y poetas en el intertanto? Simplemente, lo que sabemos: leer y escribir, porque la palabra nos salva de tantas desventuras. La palabra representa un papel fundamental en la sociedad. Es una herramienta, con la que generamos
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un reflejo de la contingencia: de lo que vemos, escuchamos, lo que se esconde en el transitar de los días. Un submundo de emociones y reflexiones enmudecidas. Sin embargo, no debemos olvidar que la escritura está arraigada en la memoria. Recrear hechos acaecidos en nuestra infancia, juventud tanto en un contexto socio-político como privado, es reflejar a la vez una vida colectiva. Así, vamos dejando en estas páginas esos escritos. Colaboración de integrantes del taller Memoria Viva y de los talleres CIAM de Providencia, que abordan ese rescate a la memoria a través de la fotografía. La crónica, se hace presente con relatos de situaciones y personajes propios de nuestra ciudad, nuestro país y el mundo.
María de la Luz Ortega H.
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HOMENAJE A CECILIA SANDOVAL
CECILIA SANDOVAL PEREDO, nació en Curepto, región del Maule, Chile. Sus padres, campesinos amantes de la lectura, le inculcaron desde pequeña la importancia de los libros y la escritura. A los veinte años emigró a Santiago para trabajar como niñera en casa de un diplomático. Un año después, se mudó con la misma familia a Lima, Perú, donde conoció al padre de su hija, la que trajeron a nacer en Chile. En Santiago desempeñó distintos trabajos, de preferencia en casas particulares, pero nunca dejó de leer y hacer notas o escritos que atesoró. Los libros eran para ella su mayor conexión con el mundo y con su natal Curepto. Cecilia seguía escribiendo sobre diversos temas. Lo más importante para ella era la naturaleza deleitando con su imaginación y nutrido vocabulario. Además, aunque no tenía conocimiento de que ninguno de sus ancestros tuviera sangre mapuche, ese pueblo y su cultura era lo que le fascinaba; tanto que llegó a adoptar un seudónimo en lengua mapudungún: KALLFÜ MAWÜN (lluvia azul).
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Hace veinte años, CECILIA SANDOVAL PEREDO ingresó al taller Memoria Viva de la Sociedad de Escritores y Escritoras de Chile, SECH, donde asistía cada miércoles para deleitar a los participantes con su hermosa obra. En el 2010, participó en el Concurso de Cuentos Teresa Hamel, convocado por la SECH donde obtuvo Mención Honrosa con su cuento KALLFV MAWVIN. Durante la pandemia, que asoló a Chile y al mundo, se reunió con sus compañeros de taller todos los martes vía Zoom. La lectura de su prosa y poesía era el broche de oro de cada una de esas reuniones de literatura. CECILIA SANDOVAL PEREDO nos dejó el veinticinco de mayo de este año 2023, dejando un vacío importante a quienes la conocieron y compartieron con ella muchas jornadas literarias, además, en hermosos eventos o convivencias. CECILIA nos ha dejado un gran legado literario que perdurará en sus compañeros y compañeras y en todo el mundo de las letras. CECILIA SANDOVAL PEREDO, SIGUES CON NOSOTROS.
Mercedes Soto Pino
MV POESÍA Poema de Cecilia Sandoval en 1948 cuando tenía quince años. POEMA PARA LOS NIÑOS, No 7 REGALO DEL SOL Vivíamos en un cuarto largo y estrecho, con una sola puerta y una sola ventana y había telarañas prendidas en el techo y entraba un rayito de sol cada mañana. Era como una tibia lagartija de plata que mordía mis ojos, corría por mi cara y al querer cogerla se perdía en las sábanas. Era como un regalo del sol cada mañana.
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LA SIEMBRA Al paso lento de los bueyes hiere el labriego la tierra yerma, luego le cura las heridas con medicina germinal. El sol volviendo desde el norte besará los tiernos brotes frágiles, que abrirán cual mariposas, dos pequeñas alas verdes. Y crecerán sobre la tierra generosa y nutritiva y en septiembre bailarán con la dulce Travesía.
LA PALABRA – NEMVL La palabra es vasta como el mar, la palabra es azul cual la montaña, la palabra es liviana como el viento, la palabra es embriagante como el vino. La palabra es infinita como el cielo, la palabra es eterna cuando es verso.
KALLFÜ MAWÜN
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CUENTOS TAMBIÉN TE QUIERO, AMIGO “Por primera vez la soledad me conturba. Me agobian los recuerdos y no quiero insistir más en estos papeles llenos de dolor”. Y para relajarme, para olvidar por un momento este episodio de mi vida que nunca comprendí del todo, voy a ver una obra de teatro. Me gusta Shakespeare y esta versión de Romeo y Julieta tan bien representada, me emociona. El dramaturgo tenía en su corazón tanto amor guardado para sus obras que las hizo inmortales. Terminada la función, camino entre la gente en un acogedor atardecer primaveral. Siento el bullicio y desde el café sale un aroma que me atrae. Mientras bajo al subterráneo a buscar el auto, pienso en la obra, en mi nueva vida, en mi soledad y su lejanía. Pago el estacionamiento, subo a la superficie y recuerdo al que podría haber sido mi gran amor. Gerardo tenía dieciocho años cuando nos conocimos, nunca supe realmente cuánto amor cabía en su cuerpo y alma. La condición de estudiante becado lo hacía esmerarse, más aún, por salir adelante. Yo lo protegía. Lo quería mucho; él me sacaba de mi soledad. Provengo de
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una familia adinerada y no me era difícil ayudarlo. Cada día y donde estuviésemos me escribía estas líneas: “No puedo vivir sin ti, Juliana”. Yo me dejaba querer. Siempre buscándome, apenas unas palabras, sólo sonriendo tomaba mi mano y me entregaba el papel con un nuevo “No puedo vivir sin ti, Juliana”. Yo lo recibía plácida y sonriendo. Alimentaba mi ego con su mirada. Guardaba sus notas, sólo para leer que alguien me amaba con locura. «¿Cuánto me amas Gerardo?». —No puedo vivir sin ti, Juliana. —¡Perfecto!, yo también te quiero, amigo. Pero no era esa la respuesta que él esperaba. Escríbeme algo —le insistía—. Él tomaba un lápiz y la frase volvía a aparecer tan nítida como su voz. Terminados los estudios, nos distanciamos. Él se fue a trabajar a una zona rural como general de zona en Chiloé, donde vivían sus padres, yo en Santiago haciendo turnos en un consultorio. Él salió de mi vida y un dejo de nostalgia comenzó a invadir mi existencia. Para Gerardo, amar era hermoso. Amar era sufrir la ausencia. Amar era un florecer constante de la primavera. Un tener en las pupilas el corazón guardado para un solo querer. Amar era regalar cada día el calor de las manos. Amar era traspasar barreras; olvidar que la soledad existe. Respirar su aliento. Creer que no hay espacio ni universo con más cabida que el corazón del otro. «La palabra se agranda al pronunciar tu nombre», me decía.
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A los seis meses de su estadía en el sur, supe que Gerardo había sufrido un trágico accidente: cayó desde un precipicio a las turbulentas aguas marinas. Todos coincidían en la tesis del suicidio, porque en el bolsillo de su parka había un mensaje que decía: “No puedo vivir sin ti, Juliana”. Ahora comprendo cuánto amor cabía en su alma y mi corazón se agranda al pronunciar su nombre.
Edith Contador
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CRÓNICA DEL MES PASIÓN POR EL ARTE
Son las 9:30 de la mañana. Hace un par de días llegó la primavera. Sin embargo, el invierno no se quiere ir, cubriendo con un frío manto el patio de mi casa. Me preparo para participar de un recorrido por las instalaciones de Museo Nacional de Bellas Artes, invitación que recibimos los integrantes del Taller de Lectura Memoria Viva Sergio Bueno Venegas. El interés se demostró en la alta asistencia de nuestros compañeros, visita en la cual fuimos acompañados por amigos del taller literario de la Ilustre Municipalidad de Providencia. Puntualmente a las 12:00 horas, en el Salón Blanco, la coordinadora Gloria Renaud, Vicky Núñez —jefa del Área Relaciones Exteriores— y Laurita Avilés, secretaria del voluntariado, nos animan a ser parte del staff del museo, explicándonos las áreas en las que se puede participar: biblioteca, informaciones, orientación al visitante, entre otras. Luego nos trasladamos al hall central. Vicky relata la historia de este lugar declarado como Monumento Nacional, el 30 de diciembre de 1976. Emplazado en el corazón del Parque Forestal, comenta que sus orígenes se remontan al 1880, fundado el 18 de septiembre de ese año,
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bajo el gobierno del presidente Aníbal Pinto. Como anécdota, nos relata que esta no fue su única inauguración, tal como versa la historia: “Como parte de las celebraciones del Centenario de Chile, el Palacio de Bellas Artes, que albergaba al Museo y a la Escuela, se inauguró el 21 de septiembre de 1910. Para la ocasión, se organizó una gran exposición internacional que contó con obras de arte procedentes de catorce países invitados a través de sus respectivas embajadas”. Explica que las instalaciones están inspiradas en el Petit Palais de París. Su estructura y dimensiones reflejan el arte neoclásico francés imperante en ese momento. Mientras Vicky narra los orígenes del museo, me surge una inquietud: ¿qué une a este pomposo e imponente lugar con nuestro Taller de Lectura Memoria Viva o a los amigos de otros talleres literarios? Espero encontrar la respuesta escondida en las paredes y obras de arte de este lugar. Nos dividimos en pequeños grupos para iniciar la travesía. Al recorrer sus rincones vamos descubriendo exposiciones permanentes, temporales e históricas de autores nacionales y extranjeros. En los salones se encuentran creaciones de diversos tipos: fotografías, pinturas, esculturas y grabados formando parte del patrimonio cultural de nuestro país. Son muchas las obras que admiramos. Me deslumbran “El niño enfermo”, de Pedro Lira, “La viajera” de Camilo Mori, el grabado “La Moneda en llamas” de Nemesio Antúnez, la sala de exposición “De aquí a la modernidad” o la escultura de una mujer mapuche cargando a su “pichi domo” en sus brazos, iluminada por una tenue luz. Me detengo en las esculturas que adornan el Hall Central, las que representan la historia
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griega, romana y egipcia; a su vez se exponen obras que encarnan a ángeles, dioses y personajes, como mendigos, soldados o bustos de hermosas mujeres. Al fondo, una escultura que simboliza el descenso de Jesús de la cruz, ¡simplemente conmovedora! Sin embargo, lo que marcó esta visita no solo fueron pinturas o esculturas. La exhibición del artista chileno Carlos Altamirano, emplazada en varios salones del museo, queda grabada en mi retina. En esta se presenta una selección de sus trabajos realizados entre los años 1976 y 2019, a los que se suma la instalación de mil cuarenta y cuatro flores de alambre de púas, dispuestas en el suelo en forma geométrica, como si una mirara a la otra. En las paredes, relatos inconclusos con fotografías de detenidos desaparecidos y agujeros junto a trozos de muralla en el suelo. El artista exhibe una nueva forma de arte, esa que se puede tocar, que representa de manera explícita el dolor de aquellos que no fueron encontrados, espinas y púas que hasta la fecha siguen clavando el corazón de familiares y amigos. Las expresiones artísticas demuestran las más variadas formas, colores y texturas. Nos transmiten sensaciones, emociones y sentimientos. Esto lo pudimos apreciar al recorrer cada rincón del museo, donde las esculturas, fotografías, pinturas y exposiciones hicieron estremecer lo más profundo de nuestro ser, transportándonos al imaginario del artista, que mediante su obra nos presenta su sentir.
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Vuelvo a mi pregunta original: ¿Qué nos une como escritores con los expositores de otras expresiones artísticas? Sin duda, es el poder de la creación lo que nos conecta con artistas de distintas disciplinas, llevando a su máxima expresión la genialidad del ser humano, esa que permite hacer volar nuestra mente, atrevernos a interpretar lo que nos rodea y expresar mediante diversas formas los sentimientos que nos sobrecogen. Sentarnos frente a un papel en blanco y trasmitir mediante la conjugación de palabras, al igual como lo hace un pintor cuando se enfrenta a su tela o el escultor dando forma a la roca o al fierro. El arte es uno solo en sus distintas expresiones. Como país, debemos proteger nuestro patrimonio, el que nos hace únicos y nos presenta al mundo, transmitiendo a las futuras generaciones la cultura como máxima expresión del amor, color y dolor de nuestra sociedad.
Carolyn Letelier Cortez
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MV CRÓNICA CONSTITUCIONAL EL DOMINGO DIECISIETE y la tripa del burro
El domingo diecisiete de diciembre del dos mil veintitrés, cuando la calurosa tarde trataba de convertirse en noche y conocidos los resultados del plebiscito, el joven Gerundio Segundo Malatesta decidió ir a visitar a sus padres que vivían relativamente cerca de su casa. Su sorpresa fue mayúscula cuando su madre, llorando a mares, lo recibe con un maternal abrazo. —¡Qué pasa mamá! —exclama el atónito hijo. Doña Humilde, tratando de calmarse, condujo del brazo a Gerundito hasta el living donde don Gerundio Primero Malatesta Risopatrón, acomodado en un sofá, sollozaba frente al televisor. La mamá pudo, por fin, decir: —El presidente acaba de hablar y dijo que no habrá más plebiscito y a nosotros que nos gustan tanto y estábamos tan acostumbrados —y rompía en sollozos repartiendo lagrimones por sobre la mesita de centro y la alfombra mapuche. —¡Cómo vamos a echar de menos la franja televisiva electoral! —exclamaba don Primero, haciendo esfuerzo por no lloriquear— era tan entretenida y nos instruía para que votáramos informados. Yo, por lo menos, aclaré lo del 6% de cotización adicional para los convenios, el Impacto Fiscal al Ahorro Individual y objeción de conciencia en
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caso de evasión tributaria a la Reforma a las Pensiones. A partir de los ciento veinte años de edad, ya estaríamos con los derechos sociales como corresponde más el 1% para dar empleo a las mujeres incluyendo el tope máximo para las Isapres y un resto para Fonasa, lo que aseguraría financiar los planes de seguridad pública. Gerundio Segundo escuchaba, atónito, a sus progenitores, felicitándose por ser hijo de una pareja tan inteligente. —¡Ah, y la eliminación del aporto en tres causales!—exclamó doña Herminia. —¿Cómo así? —pregunta el hijo, cada vez más, gratamente, impresionado. —Si hay un vecino p´a la corneta —explica la llorosa mami— se organiza una completada para ayudarlo. Yo aporto, por decir algo, un paquete de mayonesa. La Juana Gallina, dirá: yo aporto los huevos. El viejo paltón Rioseco dirá: yo aporto las paltas, don Pedro de la Maza dirá: yo aporto el pan. Pero la franja dice que está en peligro el aporto en tres causales. Una sería que las tripas o vienesas fueran de burro y no de cerdo lo que provocaría que los que probaran los completos, se pusieran a rebuznar completamente. Y doña Humilde siguió, por largo rato, explicando lo que le había aclarado la franja televisiva. Hasta que llegó el momento en que don Primero se refirió a la parte del concurso de mentiras de la franja: —Era espectacular. Cada noche el En Contra y el A Favor competían en cuál lanzaba la mentira más cotota que hiciera cambiar las decisiones del votante. Era para morirse de la risa, ¡cómo no vamos a echar de menos la franja, y los plebiscitos, hijo querido!
Claudio Regular
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sección invitados Taller CIAM Diego de Almagro LA LOCOMOCIÓN EN MI PLAZA Es 2017. La publicación presenta una foto actualizada de la plaza Pedro de Valdivia y el texto que la acompaña dice relación con la reciente inauguración de la Línea 6 del Metro y la estación Inés de Suarez. Es un sector residencial de la convulsionada Providencia. En la realidad, observo que en el sector nororiente de la plaza, entre bancas modernas, jardineras encerradas en bloques de hormigón y lustrosas barandas metálicas, se ha disfrazado un ascensor de macetero cuadrado, gigante, con plantas olvidadas. Hay que aceptar que un medio de transporte necesario y moderno nos obliga a superar la nostalgia de los frondosos árboles característicos de la plaza por allá en los 50 y su pileta con el gran espejo de agua y la columna piramidal de granito amarillo al centro. En esos tiempos, muchos metimos los pies en sus aguas, disfrutamos de las lanchas a motor propulsadas por la combustión de una vela o del rítmico desplazamiento de un simple bote confeccionado con hojas de un cuaderno; más atrás estaban los columpios, balancines y toboganes con olor a fierro, siempre llenos de los chicos del barrio. Unos recorrían sus anchos caminos de maicillo en triciclos y bicicleta mientras las niñas paseaban calmadamente empujando sus coches de muñecas.
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Y por esos tiempos, hace cincuenta años, recuperados por los recuerdos, el transporte de pasajeros también era distinto. Las dos arterias de Pedro de Valdivia y la avda, Bilbao lucían despejados postes que sostenían la dupleta de cables eléctricos de los emblemáticos trolebuses, transporte público de pasajeros, que se desplazaban lentos, ordenados y silenciosos sin generar el hoy molesto y habitual contaminante, el esmog. Bien pintados de verde y amarillo, circulaban por las calles más populares y de mayor tránsito de Santiago llevando a la gente entre barrios como Estación Central, Quinta Normal, Recoleta, El Golf, Plaza Egaña, Mapocho.
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La plaza tuvo su gran primer cambio a fines de los 70, cuando la partieron en dos obedeciendo la demanda del avance vehicular de una congestionada comuna santiaguina. Los trolebuses habían desaparecido de circulación pocos años antes, algunos llevados a Valparaíso, otros habían dejado de operar cansados de trasladar estudiantes, paseantes y trabajadores, aceptando la competencia de los buses Mitsubishi a petróleo. Los últimos, apoyaron la naciente Línea 1 del Metro desde Salvador hasta el barrio El Golf, paradójicamente con un recorrido similar a aquel con el que iniciaron su servicio casi treinta años antes. Los trolebuses aparecen en 1945, cuando se resuelve reemplazar los casi quinientos tranvías eléctricos sobre rieles que circulaban por la ciudad por vehículos con ruedas de goma y manteniendo su misma operación eléctrica. Dos años se demoran en llegar estos nuevos vehículos al país y en julio de 1947, el presidente Gabriel González Videla da el vamos a la marcha blanca de su funcionamiento manejando él mismo un trolebús en un tramo del tendido por el costado sur del Parque Forestal, que forma parte de la primera línea de trolebuses de la ciudad, que abarcaba desde la calle Mac Iver hasta El Golf, subiendo por Merced hacia Providencia. Oficialmente, el recorrido se inaugurará el 31 de octubre de 1947 y el único depósito y taller de mantención de estos vehículos se ubicará en la avda. Apoquindo con calle Alcántara.
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En 1948 ya son 100 los trolebuses que circulan por Santiago y, a principios de los años cincuenta, la flota ha crecido a 200 vehículos que cubrían el entonces moderno sistema de locomoción pública de Santiago. En esos tiempos, la Línea 2 subía por Bilbao y llegaba hasta la Plaza La Alcaldesa en Los Leones, al igual que la Línea 7 que venía desde la Estación Central primero y después desde Las Rejas. A la Plaza Ñuñoa llegan las líneas 4 y 6, las que después se prolongarán hasta la Plaza Egaña. En 1958 había ocho rutas, todas cruzando el centro, que se dirigían a los extremos oriente y poniente de la ciudad. Siguieron creciendo los recorridos porque en el año 1959, cuando corrió el último tranvía con rueda metálica sobre rieles por la ciudad, hubo que reforzar la flota de trolebuses, aunque ya existía la competencia de los populares microbuses coloridos de recorridos independientes. A fines de los sesenta, las últimas rutas que se habían incorporado eran dos que pasaban por Pedro de Valdivia, giraban alrededor de la plaza, donde era habitual que se salieran los tirantes con tanta curva y cruce de cables y llegaban hasta la Plaza Zañartu, más allá del Estadio Nacional. Perdida la alimentación eléctrica por desconexión, los conductores, ordenados y correctos en sus uniformes de color gris verdoso, debían bajarse, cuidando antes de cerrar la caja con las monedas de pago y los boletos, y dirigirse a la parte posterior para reubicar los tirantes o troles en las catenarias energizadas. Otras veces, era durante su paso por la Universidad de Chile, el Mercado Central, la Estación Alameda o la Plaza de Armas, que algún travieso transeúnte descolgaba los tirantes, provocando la inevitable congestión vehicular; hay que anotar también que, durante alguna marcha popular, más de alguien efectuaba igual operación como parte de la protesta. Hoy la plaza Pedro de Valdivia que estuvo rodeada por postes que sostenían además de las luminarias, los cables o catenarias para
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trolebuses, pertenece al Metro y su estación Inés de Suarez; la pileta central, reducida a una moderna expresión, se conserva modificada en su costado poniente, adornada por grandes bloques de piedra intervenida, que generan tímidas cascadas y que muestran avergonzantes y fuertes grafitis. También el cine que la acompañaba ha desaparecido y su elegante fachada de arquitectura clásica con columnas y enrejados ordenados, se ha recubierto con imitaciones de ladrillo para recibir a gozosos y anónimos parrilleros.
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Con el tiempo, fueron retirando los cables del tendido eléctrico y el gran terminal de Latadía y Bilbao se transformó en un popular supermercado. Sin embargo, aún queda algo que ver en la acera nororiente de Bilbao y Pedro de Valdivia, frente al acceso de la estación del Metro Inés de Suarez, se observa aún erguido a un poste metálico con un elegante cabezal por sobre la maraña de cables telefónicos, el que, si lo miran detenidamente y hacen memoria, era uno de los tantos que soportaban las catenarias de los trolebuses de la locomoción colectiva que acompañaron la segunda mitad del siglo pasado a ese Santiago que se fue. El título que Oreste Plast le puso a uno de sus libros de crónicas citadinas —El Santiago que se fue— aún está presente en la memoria de algunos. Los llamados pelusitas colgando de los cabezales de los trolebuses, orgullosamente aferrados con sus dos pequeñas manos a esa osadía y sus pies descalzos arrugados sobre un parachoques mínimo, es un recuerdo difícil de olvidar como también es engorroso describir el sonido que hacia el generador cuando se iniciaba el desplazamiento del troley, o la repentina visión de la baja de voltaje en las bujías que iluminaban su desplazamiento.
E. Fernández T.
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MV Para Lola
Naciste un 10 de febrero de 2012. Llegaste a nuestras vidas a los tres meses. Viniste a brindarle un poco de compañía a tu hermana mayor en sus últimos días de feliz existencia. Mara se nos iba y lloraba mucho por encontrarse sin sus hermanas, recientemente fallecidas. Así que, juguetona, iluminaste sus últimos momentos. Te le colgabas de sus orejas y ella te reprendía y te enseñaba a ser educada para no molestar a los demás. Un día, sin pensarlo, Mara se nos fue y quedaste tú con tu carita dulce y un carácter dominante para llenarnos de alegría. Tenías el pelo medio rizado, los ojos muy vivaces y negros y ese andar a saltitos que te caracterizaba. Eras la consentida de la residencia donde vivíamos y cuando decidimos emigrar, también planeamos tu viaje. Partiste de Caracas en un vuelo comercial, pernoctaste en Bogotá y luego pasaste unos días en Buenos Aires antes de llegar a Santiago. Viajaste sola, con un cuidador que nos reportaba a diario tu largo recorrido, mientras yo le brindaba a mi padre mis últimos cuidados. Aquí te recibió mi hija. Tenías 7 años y eras muy alegre. Llegaste bien y sana, llena de energías y acompañada de tu fiel peluche de elefante que te regalara mi
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vecinita antes de partir y con el cual te quedabas dormida. Recuerdo que todos los días despertabas a mi yerno en la madrugada para que te sacara a pasear. Eras medio caprichosa y la consentida de la casa, de los amigos y de los vecinos también. Así fue transcurriendo tu vida feliz y llenándonos de bellos sentimientos. Yo te cosía y te tejía los hermosos vestidos que llevabas y tú los exhibías con gracia. Un buen día, la doctora te encontró un pequeño soplo en el corazón. La noticia nos devastó. Te sometieron a un estricto control cardiológico y dieta. Había que cuidarte y evitarte sobresaltos porque tu corazoncito estaba débil. Te dimos lo mejor de nosotros, te sacábamos a pasear y ya no querías caminar mucho. Te cansabas. Hasta que un mal día, un 30 de marzo, te fuiste para siempre. Nos dejaste un gran vacío y las ganas de no sustituirte nunca más. Eras única y sólo cerraste tus ojitos, cuando todos los miembros de la familia nos hubimos despedido de ti. Ahora tus cenizas reposan en un ánfora especial sobre la biblioteca, con un mechón de pelo y una hermosa fotografía de tus mejores momentos. Te extrañamos mucho, Lolita.
Mildred Herrera Véliz
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MV EL BAÚL DE LOS CONOCIMIENTOS INÚTILES
LAS MARÍAS En 1941, editorial Nascimento publicó el ensayo “Crónica Mínima de una gran Poesía” donde el autor —Andrés Sabella— pasa revista a los nombres de la lírica nacional desde Alonso de Ercilla hasta los jóvenes poetas de las primeras décadas del siglo pasado. El autor acumula nombres y fechas señalando, brevemente, las características de la obra o de su figuración en el parnaso nacional. El libro es hoy una curiosidad literaria y en sus páginas encontramos singulares apreciaciones; para muestra, un botón: “Podría escribirse que la poesía femenina chilena es de las María: el nombre éste, que suena a cantarito de miel, es el de la mayoría de nuestras poetisas: María Monvel, María Isabel Peralta, María Antonieta Le Quesne, María Tagle, María Cristina Menares, María Rosa González, María Baeza, María Cristina Madrid: María Monvel, una cítara lejana; María Isabel Peralta, en “Caravana Parda” obscurece las tardes, como en “Recodo Azul”, la dolida María Antonieta Le Quesne; bizarría expresiva es la de María Tagle; aguas de
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lunas niñas yergue María Cristina Menares; María Rosa González juega en la hoguera de la vanguardia; María Baeza es íntima; María Cristina Madrid blande “Poemas del Amor Perdido…”. Joven periodista, conocí en la década del 60 al poeta Sabella en una entrevista radial. El poeta me expresó su intención de hacer una breve antología de sus obras. Entre risas y la picardía de sus ojos saltones agregó: —Por qué no la haces tú. Eres joven. Tienes tiempo. Lo intentaré respondí al despedirnos. Ahora, cincuenta años más tarde de nuestro encuentro en el viejo Hotel Crillón, quizás sea hora de hacerlo.
Douglas Hübner V.
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NERUDIANAS
REFLEXIONES DESDE ISLA NEGRA Invitado por el entonces director de la conocida revista ERCILLA, Emilio Filippi, durante los años 1969 y 1970, Pablo Neruda aceptó escribir una columna semanal que conocimos como “Reflexiones desde Isla Negra”. En ellas, el poeta trató los más variados temas en su inigualable estilo. En el número 1768 del semanario, correspondiente a la semana del 7 al 13 de mayo de 1969, su columna lleva el título de “Presento a Carlos Höllander” y de la cual transcribimos algunos párrafos: “No estoy dispuesto a revelar el secreto navegatorio, secreto codiciado como ninguno y único de su especie, porque, conociéndose la verdad, el secreto continúa: vive en su propia transparencia. Se trata de cómo entraron los minúsculos barcos en sus tiernas botellas. Yo, engañador profesional, con el objeto de mixtificar, describí minuciosamente en una oda el dilatado y mínimo trabajo de los misteriosos constructores y de su entrada y salida de las botellas marineras:
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Yo sé que en tu garganta delicada entraron pequeñitos carpinteros que volaban en una abeja, moscas que traían en su lomo herramientas, clavos, tablas, cordeles diminutos, y así, en una botella, el perfecto navío fue creciendo: el casco fue la nuez de su hermosura, como alfileres elevó sus palos. Pero la verdad es que el gran constructor de las misteriosas embarcaciones es mi amigo don Carlos Höllander, nacido en 1905, en Baviera, y residente en Chile y en sus mares desde 1908… … Yo lo dejo aquí presentado, para que todos sepan que en el sur de Chile, gracias a sus manos marinas, alguien puede ver cualquier día la insólita entrada de un barco a una botella. A pesar de que cuando lo vean y lo sepan, el secreto quedará guardado, porque estas obras, como muchas excelentes obras humanas, son inexplicables”.
TIHUVI
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HOY COMO AYER
En 1982, el académico, poeta y escritor Cristián Vila, residente en aquel tiempo en Berlín, publicaba un pequeño tríptico con el humorístico título de “pájaro de cuentas”. En su número tres, como si fuera hoy, señalaba a la letra:
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Países enteros agarrados no Trompadas (así como va la cosa sería lo Más sano) Sino que a punta de misiles De energía atómica Y de varias imposturas Dele con que la democracia se Defiende a balazos Con que los derechos humanos Se defienden expulsando A los indeseables Con que el socialismo dejémoslo Para mas adelante Así como va la cosa Ya no sé ni como me llamo Como dice Nicanor No será .poesía pero es cierto: El planeta está que revienta Y nosotros aquí muertos de la risa.
El archivero
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APUNTES LITERARIOS PALABRAS POR LA PALABRA La palabra es la expresión oral o escrita de un pensamiento o idea, también es un concepto que toma el sentido del honor cuando se da en forma de compromiso. Antiguamente se decía: “Palabra de rey es palabra de ley”. Entonces todos querían imitar al rey, para demostrar su hidalguía. A las palabras se las lleva el viento, es cierto, pero el concepto siempre queda. Una palabra a veces puede cambiar el mundo como RELATIVIDAD, en la histórica científica de la magnífica teoría de Einstein. El don de la palabra es una virtud que solamente posee la especie humana. Lo difícil es hablar poniendo en concordancia una expresión con aquello que hacemos. Es difícil ser consecuente entre lo que decimos y lo que hacemos. Decir y hacer es una expresión de diligencia. Una palabra puede convertirse en un problema como PATRIA, LIBERTAD O VENCEREMOS.
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EUREKA fue la palabra que gritó Arquímedes cuando se metió adentro de una tina con agua, descubriendo cómo medir el volumen de los sólidos. Rodrigo de Triana al gritar ¡tierra! Desde su barco al descubrir América, hizo cambiar la geografía mundial. Pero la palabra que considero más bella es la primera que dice un ser humano: mamá.
Lilian Bravo Zamora
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POESÍA EN REVISTA MEMORIA VIVA El autor chileno, Juan O. Jofré en “Filosofía del Arte y la Literatura”, nos dice: «La obra literaria, como cualquiera otra obra de arte, es obra de ficción, trátese, de un poema, un cuento, una novela o un drama. La ficcionalidad es su denominador común. Es evidente que surge del lenguaje, pero no se agota en él». Esto lo demuestra la denominación de “hablante lírico” al ser ficticio que representa al creador poético. La intimidad expresada por el poeta en su realidad amorosa no corresponde –literariamente hablando- a la persona natural que recorre el discurso poético es “otro”. “A recorrer me dediqué esta tarde las solitarias calles de mi aldea, acompañado por el buen crepúsculo que es el único amigo que me queda” Agrega nuestro autor: «No habría que olvidar tampoco que el lenguaje participa de la obra poética como materia prima desde la cual el poeta construye la poeticidad».
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“Todo está como entonces, el otoño y su difusa lámpara de niebla, sólo que, el tiempo lo ha invadido todo con su pálido manto de tristeza”. Lo significativo de este poema es la construcción de esta materia prima de palabras simples y corrientes.
Lector de poesía
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NOTICIAS 7º ENCUENTRO DE LITERATURA HISPANOAMERICANA EN PARÍS Chile al honor Instituto Cervantes
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Chile, país invitado de honor en la conmemoración de los 50º años del golpe de Estado Cívico Militar. Las actividades se desarrollaron los días 20, 21 y 22 de septiembre. La ceremonia de inauguración se realizó en el Instituto Cervantes con la presencia de su director, don Domingo García Cañedo, el Embajador de Chile; don Raúl Fernández Daza y el Embajador de España; don Victorio Redondo Baldrich, para concluir en el Centro Cultural de México. Las escritoras invitadas para ser parte de esta actividad: Maritza Barreto, Blanca del Río, Eva Fuenzalida y María de la Luz Ortega, directora de la Sociedad de Escritores y Escritoras de Chile y representante en el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, quienes presentaron su libro y realizaron una ponencia en el Centro Cultural de México. Palabras de Rocío Durán Barba, organizadora junto a Flor María Múñoz de tan magnifico encuentro: “…Es mucho lo que hay que recordar y superar. Mucho lo que hay que rehacer y deshacer. Muchos trozos los que hay que recoger y guardar para entrever un verdadero mañana e impulsar al país por una vía valedera. Las víctimas y no víctimas, los despojados y no despojados, las almas heridas y las almas nuevas tienen en sus manos la tarea. Y esto vale para Chile como para otros países latinoamericanos…”.
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CENTRO CULTURAL DE MÉXICO
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A la vez, se presentó el film de Rocío Durán-Barba, Resistir, con fotografía del Estallido Social y del Sur de Chile de Malu Ortega.
POETA INOLVIDABLE MARIA ROSA GONZÁLEZ (19OO – 1967) Pese a su escasa producción poética de sólo tres pequeños volúmenes, es considerada una de las primeras poetas vanguardistas. En 1925 Editorial Nascimento publica ARCOIRIS obra donde el mar sirve de escenario a su lírica modernista. Transcribimos parte de su poema “Naufragio”.
El poema que no dije surge de mi con la fuerza de un verso desesperado. ¿Por qué la ausencia del beso se afina sobre los labios? Marcha dejando mis redes cuajadas de peces vivos los besos que maduran sobre el labio estremecido. Bajo los cielos en calma se va por siempre su barco. Quiero ser toda una lágrima para despedir el naufragio.