¡BUENO ”·$%“) BONITO Y &¿?=( BARATO!
¿EN LA EDUCACIÓN PERUANA?
La calidad de las instituciones educativas privadas pertenecientes a distritos de escasos recursos… ¿A qué conocemos como un distrito de escasos recursos? Creo sería más fácil y valga decir realista obtener una propia definición a partir de la percepción ocular de éste; pero obviamente no todos lo hacemos ni lo haríamos. Por lo general, para obtener una definición personal, más que nada partimos de una comparación con aquéllos pertenecientes a cierta “élite”.
Es en estos distritos pertenecientes al primer nivel socioeconómico donde rinden culto y por ende un presupuesto exuberante para el servicio de educación. ¿Y por qué? Recordemos que en materia de educación, en promedio un 70.8% del nivel socieconómico A (alto- alto medio) son egresados de universidades y un 25.1% tiene estudios de post-grado; asimismo en materia de ocupación, un 59.1% se desenvuelven en cargos medios y altos, cabe mencionar a los empresarios y profesionales universitarios independientes en este sector.
Pero pongámonos ahora del otro lado de la moneda: ¿Qué pasa con aquellas personas que definitivamente no tienen la capacidad de inversión educativa en tan elevado grado como los anteriores y que además se desempeñan con oficios y si es en todo caso con profesiones, estas son muy dependientes? Hablo de aquellos sectores que, por mucha voluntad y esfuerzo, a duras penas podrán solventar un curso de verano para cercanos o para sí mismo.
¡¿Qué es lo que se puede hacer si no se puede más?! Es clásica la impotencia por querer y no poder…especialmente en materia educativa. Citemos el ejemplo del padre de familia e hijo perteneciente a la clase socioeconómica D (bajo inferior) o E (bajo marginal) ¿qué puede hacer un PPF.FF si, por mucha intención e iniciativa por que su hijo estudie y se desarrolle en “otra realidad”, solo pueda solventar sus gastos básicos?
Nada es imposible para el ser humano, especialmente para el peruano, y ésta obviamente no es limitación para cumplir con su objetivo, así que por lo menos busca un medio para una educación significativamente digna; en el caso más incipiente, para la educación temprana, desecha la opción de estatales y comienza su búsqueda de por lo menos, algún particular. Este ejemplo es el motivo por el que escribo estas líneas y me atrevo enviar este ensayo con el fin de que su lectura pueda despertar la emotividad y clásico espíritu emprendedor peruano por hacer algo al respecto.
Una institución educativa necesariamente debe contar con recursos y por su misma condición de negocio, su presupuesto elevado debe sustentar su servicio de calidad. No obstante, ¿es posible que se cumpla este precepto en un distrito en donde la mayoría de habitantes solo puede cumplir con sus necesidades básicas? Para esto, esta I.E. como todo negocio para sobrevivir, debe adecuarse a las necesidades y requerimientos del mercado.
¿Necesidades? Obviamente es negocio casi seguro por su demanda, pero ¿requerimientos? Este es el motivo por el que la educación peruana se encuentra en el grado en el que está; porque es el mismo mercado el que los obliga a brindar un servicio acorde a lo que se pueda percibir. Esto es muy triste ya que la desilusión no solo trunca sueños de mentes ávidas sino también de experimentadas, ya que son muchas veces las mismas cabezas de I.E quienes anteponen por encima del bienestar del educando sus intereses como empresa, Y lo peor es que no es su culpa.
Es el mismo medio el que los formó así y los obligó a ser de tal manera; así también recordemos que una empresa no es empresa si no tiene utilidades. ¿Pero cómo se puede dar más con lo poco que se recibe? Obviamente esto consiste en una gestión de recursos, en un ajuste de presupuesto, en el desarrollo de un ambiente de motivación; obviamente esto consiste en un problema de administración.
¿Administración? Puede sonar paradójico, pero el único instituto a nivel nacional que brinda un programa de calidad relacionado con la administración en materia educativa es IPAE y en la escala más baja se abona S/. 230.00 soles mensuales. Para un vecino sanisidrino, esto podría parecer un vasito de agua pero para un director de El Agustino, es una piscina al que lo quieren arrojar y tiene miedo porque no podrá nadar, más aún por el “volumen” de sus utilidades.
¿Qué se puede hacer al respecto? Rompamos el paradigma de que las instituciones privadas, principalmente por este término que le sucede, perciben utilidades onerosas cuando en realidad no le damos el contexto adecuado para la comprensión de su desarrollo como empresa. Generemos un Centro Empresarial para la Gestión Educativa que permita compartir conocimientos de materia administrativa a los directores de colegios, institutos, programas de estimulación temprana, wawawasis, etc. a precios mínimos para su fácil acceso ya que el beneficio, al fin y el cabo, no es de ellos, sino del país.
Demos la oportunidad o al menos el intento para desarrollar una cultura por la calidad y no por la cantidad, especialmente porque nuestros clientes y/o usuarios son la generación que hablará por nuestras acciones: por lo que hicimos, por lo que haremos y por lo que pudimos hacer.