LMF MAGAZINE - NÚMERO 004 < BY LA MIRADA DE LOS FOTÓGRAFOS
UN VIAJE A BRETAÑA AUTOR: XUAN NEL SÁEZ
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ntes de empezar me gustaría deciros que tan solo he pretendido resumir mi experiencia personal con el viaje reali-
togénico tengan algo especial, capaz de conver-
zado a Bretaña para intentar contaros cómo lo
que sean diferentes a lo que estemos acostum-
organizo y planifico yo, pero tened en cuenta
brados a ver en nuestra tierra. Pasamos mucho
que lo hago siempre a nivel individual, y sobre
tiempo pensando qué zona nos apetecía más y
todo, siempre en relación a mis gustos, mis
qué tema o temas interesantes podría tener, a la
preferencias y a un estilo determinados. Cada
vez que intentábamos determinar qué época del
persona, en función de los suyos, deberá luego
año pudiera ser la más apropiada para nuestros
intentar adaptar estas generalidades a su propio
intereses y en qué medio de transporte. En esta
estilo y preferencias.
ocasión, nos decantamos por Bretaña y sus fa-
Para empezar soy de los que opina que la orga-
ros. A mi padre tengo que agradecer no sólo el
nización y planificación de un viaje fotográfico
gusto por la fotografía, sino también su amor por
implica algo más de trabajo que cuando se trata
la mar. Por eso, desde pequeño he sentido una
de un viaje normal, pues a todos los aspectos
gran atracción por la mar y por todo lo que esté,
propios del mismo (desplazamiento, alojamien-
de una u otra forma, relacionado con ella: sus
to, manutención, transporte…), resulta necesario sumar los propios que conlleva nuestra afición: el transporte y cuidado de nuestro material fo136
tográfico, la búsqueda de información y la preparación exhaustivas de las localizaciones, estudio de horas de salida y puesta de sol, cálculo de mareas,… Además, muchas veces, el verdadero objetivo del viaje será distinto: intentar traernos la tarjeta bien llena de los mejores momentos en esas localizaciones que hayamos elegido. Casi con toda seguridad que todos los aspectos que
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planifiquemos girarán en torno a la fotografía
tirlos en nuestro tema u objetivo para este viaje, es decir, que aporten singularidad y a poder ser
costas, pedreros, faros, diques, puertos, pescadores, pueblos…. A mi pareja, tanto sentimental como fotográfica, le ocurre lo mismo. Y ambos tenemos como uno de nuestros principios la defensa del medioambiente y la conservación no solo de elementos naturales del paisaje, sino también del patrimonio cultural y etnográfico de los pueblos. No resulta extraño pues, que nos decidiéramos por un viaje en el que la mar iba a ser protagonista. Nos apetecía mucho hacer un buen trabajo sobre dos temas, que aunque diferentes, tenían un elemento de unión: la mar
y a intentar transmitir con ellas nuestras emo-
y su costa.
ciones, que será lo que dará sentido a nuestro
En primer lugar, los carrelets, unas estructuras
viaje. Sin embargo, de la misma manera que os
de madera que permiten la pesca en el mar
digo esto, también os daré un consejo: tratad de
desde la misma línea de costa. En segundo lu-
disfrutar de todas las experiencias que sin duda
gar, los faros de Bretaña. Los faros son una de
os brindará vuestro viaje y no dejéis que vuestra
nuestras debilidades (además de la fotografía),
pasión por la fotografía os ciegue; procurad dis-
así que fue lo primero en lo que pensamos. Los
traeros en determinados momentos del día con
carrelets se nos ocurrieron porque nos habían
otras cosas ajenas a la fotografía y dejad tiempo
hablado de ellos algunos amigos y compañeros
para descansar y recuperar fuerzas. Por ello, lo
fotógrafos aficionados y pensamos que podía
primero que debemos hacer es pensar en luga-
ser el momento de ir a conocerlos y un perfecto
res o destinos que, desde un punto de vista fo-
complemento a los faros.
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Ya teníamos lo que básicamente queríamos fotografiar, pero no sabíamos en qué sitios concretos lo debíamos hacer. Así que nos pusimos manos a la obra para buscar y ampliar información sobre esos distintos temas, con el fin de intentar recopilar información lo más detallada posible sobre cuáles podrían ser los elementos concretos de entre la multitud de faros que hay en Bretaña (unos 82), o los centenares de carrelets que existen, y las mejores localizaciones para representar esos temas, que tanto nos atraían. Hoy en día con internet todo es más sencillo, nos permite hacer búsquedas muy completas y variadas, sobre todo en las aplicaciones de las redes sociales, webs específicas de fotografía o bancos de imágenes.
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Nosotros usamos Facebook, Flickr, 1x, 500px, pinterest, issuu, fotolia, entre otros. También solemos fijarnos en las páginas de turismo de las zonas donde planifico el viaje, así como en sus guías turísticas (porque pienso que siempre aportan información y fotos interesantes). Ello nos va conduciendo a búsquedas más exhaustivas en webs y blogs para tratar de encontrar fotos de fotógrafos y fotógrafas que sean de la zona donde vayamos a ir (creo sinceramente que son los que mejor se conocen todos los “rincones”) o webs que hayan hecho un buen trabajo sobre los temas que vamos buscando fotografiar, sobre todo en webs bien documentadas como la de National Geographic. Por ello casi siempre estas búsquedas nos conducen a ojear libros y revistas digitales o en papel. En este sentido, me gustaría resaltar el gran trabajo que están haciendo en Bretaña los fotógrafos del Collectif Breizhscapes (Mathieu Rivrin, Philippe Manguin…), fuente constante de inspiración, o Jean Guichard con unos espléndidos libros sobre faros bretones.
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intentar ser lo más meticuloso posible (aun así, en numerosas ocasiones, nos equivocaremos), porque creo que toda buena planificación pasa por crearnos nuestro propio mapa de localizaciones. De esta forma, a medida que nos guste un encuadre de alguno de los temas que vamos buscando, vamos a añadir la localización exacta con algunas indicaciones que hagan referencia a su orientación, si es mejor para el amanecer o el atardecer, si es preferible con marea baja, media o alta, consejos sobre ángulos de encuadre, … En fin, todos aquellos detalles que nos ayuden más adelante a decidirnos sobre qué localización puede ser más conveniente o cuáles serán descartadas (al menos para este viaje).
Personalmente, voy añadiendo todas las localizaciones a Google Maps, pero también me apoyo mucho en Google Earth para ver de cerca dichos sitios y saber cómo son sus accesos, si podemos llegar en coche, qué tipo de carretera, camino o senda hay para llegar o cuánta distancia Finalmente, tras una intensa pero necesaria labor hay caminando para aproximar el tiempo que de investigación, nos decantamos por varias tardaremos en llegar. También podéis ir creando zonas concretas de la costa atlántica francesa: una carpeta en vuestro ordenador (y tenerla los países del Loira Atlántico y Bretaña. Otra de también en el móvil) con impresiones de pantalla las razones que hizo que nos decantáramos por de aquellas fotos que más os gusten, pero sin esta zona fue que no está muy masificada desde que os condicionen excesivamente. Qué duda el punto de vista de la afluencia de turistas. cabe, que si tenéis ocasión, aprovechad la Salvo las ciudades más importantes, no están oportunidad de poder hablar con alguien que excesivamente concurridas y así nos facilita ya haya estado en esa zona para que os pueda trabajar tranquilos y poder concentrarnos mejor aconsejar adecuadamente. en lo que estamos haciendo, así como disfrutar más de lo que vemos. En este sentido, confieso Asimismo, me resulta muy práctico y cómodo, que no me siento muy atraído por localizaciones elaborar una tabla combinada con información donde tengo que estar constantemente día a día de las horas de las mareas altas y bajas, pendiente de si le estoy pisando el encuadre y las horas de salida y puesta del sol. Le hago una al compañero/a o esperando cola para hacer foto con el móvil para tenerla a mano. Para las determinada foto. Por ello me atraen más las mareas aconsejo siempre consultar las tablas de zonas tranquilas o los espacios naturales al aire webs de los sitios donde vayamos a ir de viaje, libre, y si no me queda más remedio de ir a zonas prestando especial atención a los coeficientes más masificadas, en la medida de lo posible, de mareas y a los ciclos de la luna. procuro hacer estos viajes en temporada baja o media. En este caso, nos decidimos por ir entre finales de junio y principios de julio.
En esta labor de búsqueda exhaustiva de datos –y en esto confieso que me influye mucho mi formación como geógrafo- es importante
Como nos gusta mucho especialmente la fotografía de paisaje y naturaleza, procuramos hacer las fotos en esos momentos mágicos de luz que son los amaneceres y los atardeceres, intentando aprovechar a tope los tiempos de la hora azul y dorada.
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Para determinar en cuál de esos dos momentos del día ir preferentemente a una localización recomiendo básicamente: Photopills y The photographer’s ephemeris. Y así vamos elaborando una lista de localizaciones de amanecer y otras para el atardecer, procurando dejar tiempo para descansar y desconectar y para explorar esas zonas y otras con luz diurna. Todo este trabajo de documentación previo nos llevó a la conclusión de que para los carrelets había dos zonas muy interesantes: una muy cercana al pueblo de Saint-Michel-Chef-Chef y otra entre los pueblos de Les Moutiers-en-Retz y Le Port du Collet (Bourgneuf-en-Retz). Para los faros era más complicado decidirse, porque hay muchísimos, pero finalmente decidimos intentar la zona de Finisterre, donde están los faros del Petit Minou, de Kermorvan y de Saint-Mathieu. 146
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Una vez decididas las zonas donde íbamos a ir a hacer fotos, nos centramos en conseguir alojamiento cercano o céntrico a dichas zonas, de forma que su situación nos permitiera acercarnos de forma más o menos rápida a las localizaciones que habíamos previsto. De esta forma, en el caso de la zona de los carrelets, el alojamiento no nos quedaba a más de 20 minutos de cualquiera de las localizaciones que teníamos planeadas. En Bretaña, inicialmente nos decidimos por Brest. Las ganas de salir ya se empezaban a notar
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unos días antes del viaje, y es que uno disfruta de la emoción del viaje desde el mismo momento en que empieza a prepararlo y estudiarlo todo, pero a medida que se acerca el día de partir, todo se acelera. A dos días o tres días del viaje ya teníamos toda nuestra documentación y el equipo preparado, adecuadamente escogido para no sobrecargarnos en exceso de peso,
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y ya habíamos hecho constantes consultas a di- nos la cara y nos dificultaba mucho trabajar. En principio teníamos pensado quedarnos en
damos satisfechos de nuestro primer contacto
tiempo meteorológico con que nos íbamos a ir Tharon-plage al sur de Saint-Michel-Chez-Chez,
con los carrelets. Creo que de todo, lo que más
encontrando durante los próximos días, porque
para hacer el atardecer con marea alta para que
nos sorprendió fue el color de la mar. Mi mar
sin ser determinantes, sí que influyen y resultan
cubriera los carrilets, pero el fortísimo viento
es el Cantábrico y lo tengo visto muchas veces
útiles y convenientes para ir con la ropa y calzado
nos obligó a cambiar de opinión y dirigirnos a
con temporal y encabritado, pero muy pocas
adecuados y sobre todo si está pronosticando
la zona entre Les Moutiers-en-Retz y Le Port du
veces había visto este color café, amarronado,
mal tiempo, para intentar prever alternativas a
Collet, que por su situación y orientación queda-
supongo que por la intensa resaca que revolvía
versas webs sobre las previsiones de los tipos de
las localizaciones ya planeadas y mirar merca- ba algo más resguardada. dillos, pueblos pintorescos, parques naturales, bosques,… En función de las previsiones de la meteo decidimos parar primero en la zona de los carrelets y después subir a Bretaña, pues no daba muy buen tiempo esos primeros días y lue148
go tendía a mejorar a medida que avanzaba la semana. Nuestro periplo comienza el jueves, 29 de junio
paramos de camino en Pornic para admirar su puerto y su castillo y tomar un café bien caliente. Sobre las 21:00 h ya habíamos aparcado nuestro coche y nos dirigíamos entusiasmados a por los
de nos esperaba un pequeño apartamento pre- nada y, aunque tratamos de refugiarnos debajo viamente reservado on line. Como la puesta de
de las pasarelas de los carrelets, el viento nos
sol era a las 22:07, aprovechamos la tarde para
jugaba muy malas pasadas.
estudiarlas más detenidamente in situ y con luz. Las condiciones del tiempo no eran buenas: de vez en cuando caía un chaparrón de agua de cuidado, unido a fuertes rachas de viento, que además venía con arena, nos obligaba a cubrir-
la vista a sus pequeños “habitantes”: mejillones, cangrejos, bígaros… Fue divertido comprobar cómo un montón de tlugareños se concentraban en la playa para recoger estos pequeños manjares. Al ver las fotos ahora desde casa todavía recordamos el olor a
Ahora de vuelta al apartamento, ocaba limpiar y a orillas del Atlántico. secar bien todo el equipo, a la vez que descargar y visualizar las fotos y dejarlo todo listo para acometer el siguiente día.
Las condiciones meteorológicas fueron muy adFue una sesión muy complicada, por la lluvia y el
laridades y texturas del pedrero, así como deja a
marisco, a mar, a salitre, a algas, de esa mañana
carrelets.
girnos a las afueras de Saint-Père-en-Retz don- tantemente los filtros, el paraguas no servía de
ver las localizaciones que teníamos previstas y
la arena del fondo.
Para hacer un poco de tiempo y entrar en calor,
en que salimos de Barcelona temprano para diri- fuerte viento, que nos obligaban a limpiar cons-
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No es que fuera para tirar voladores, pero que- lets. La bajamar pone al descubierto las irregu-
versas esa mañana, de forma que hasta la me-
De este día, me quedo con las formas de las rocas y los reflejos de los charcos de agua salada que la marea iba dejando atrás, aislados, al pie de los carrelets. Fascinante poder verlos tan de cerca,
dia mañana no nos dio respiro. Cuando paró de
su olor, la madera carcomida, llena de verdín y
llover, aproximadamente sobre las 12:00 h, nos
moluscos pegados, sus redes azotadas fuerte-
dirigimos a intentar fotografiar unos generado- mente por el viento que las sacudía de un lado a res eólicos que vimos el día anterior cerca de la casa y a los que podíamos acercarnos bastante.
A pesar de todo, hubo un par de momentos es-
otro, sólo sostenidas por las cuerdas a unos postes anclados al suelo. Inolvidable, recuerdo que no veíamos la hora de marchar, y a eso de las
pectaculares entre chaparrón y chaparrón con
Allí estuvimos jugueteando con los molinos un
unas nubes preciosas que se movían rápido al
rato hasta la hora apropiada con marea baja en
son de las fuertes rachas de viento y con alguna
que ya nos dirigimos a la playa de Tharon, cerca
que otra ventana que dejaba entrar algo de luz
de Saint-Michel-Chez-Chez para ver de cerca las
solar de atardecer.
estructuras de madera que componen los carre- de los carrelets.
15:30 h., nos fuimos pensando en volver poco más tarde, tras comer algo y descansar un poco, cuando la marea alta fuera cubriendo los postes
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A las 21:00 h. ya estábamos de nuevo allí, en el
un rasguño. Como ya era tarde, nos fuimos, con
afueras de Brest, en plena zona rural y que lo
esta foto como lo hubiésemos deseado. Por si
mismo sitio, primero intentando hacer alguna
una sensación agridulce, porque, por una parte,
primero que hagan los anfitriones es hacernos
fueran pocas adversidades, mi cámara sacó su
panorámica o toma con bastante angular desde
llevábamos algunas buenas fotos, aunque, por
sentir como un bretón más invitándonos a una
vena más insumisa y se negó a funcionar. Qué
el paseo del muro, donde hacía un viento fortí- otra, me iba preocupado por la cámara y cabrea-
auténtica fiesta celta en una granja bretona cer- decepción y qué impotencia se puede llegar a
simo, que nos obligaba a posicionar el trípode
do conmigo mismo, por no haber prestado más
cana, buena música, buen vino, cerveza bretona
bajo, a resguardarnos tras el costado de unos
atención.
y mejores personas… no tiene precio!!. Y es que los viajes son algo imprevisible, un constante
matorrales que había y a cubrirnos la cara y la cabeza con las capuchas de los plumíferos. Fue
De vuelta a casa, era el momento de revisar la
aprendizaje, porque en ellos se combinan per- gí los bártulos pensando que tendría que buscar fectamente adversidades e incomodidades,
un servicio técnico cercano para solucionar el
lores -que apenas hubo-, como por las nubes y si todo funcionaba bien.
con otros momentos divertidos y fenomenales,
problema. Ya en casa, terapia de balneario para
porque logramos individualizar al carrelet azul,
son como la vida misma, nos enseñan a superar mi cámara: calor con el secador de pelo, nueva Al día siguiente temprano nos pusimos en mar-
nuestros miedos, a enfrentarnos a nuestras du- limpieza de los bornes de contacto entre cuerpo
cha hacia nuestro segundo destino: Bretaña. De
das, nos van forjando como personas.
y lente y cruzar los dedos y esperar a que saliera de la uci y se le pasara el resfriado.
Sin embargo, la llegada de la noche me tenía de- camino, paramos a comer y visitar la preciosa
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parada una sorpresa un tanto desagradable. Me
ciudad de Concarneau, bastante concurrida de
La niebla apareció durante la noche y ya no nos
había subido a la pasarela para ver si conseguía
gente, pero con un encanto especial, es uno de
abandonó hasta el día siguiente. Ilusionados, nos
Dos horas más tarde, decidimos salir a visitar la
un buen encuadre desde arriba enfocando solo
esos cascos históricos que no te deja indiferen-
levantamos temprano para intentar fotografiar el
zona de la Pointe Saint Mathieu y su gran faro,
la pasarela dirigida hacia el carrelet.
te.
deseado faro de Petit Minou. Lo teníamos muy desde el que hay una magnífica vista de las islas cerquita de casa, casi al lado y cuando llegamos
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No hay palabras, rabia, cabreo, frustración. Reco-
un atardecer impresionante, no tanto por los co- cámara, darle calor, limpiarla bien y esperar a ver
uno de los más fotogénicos de esta zona.
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sentir en esos momentos!!
de Ouessant (donde hay nada más y nada menos
Ya era de noche y la marea estaba subiendo; al
Hacer horas y horas en coche para llegar al culo
apenas veíamos nada. Este faro tiene dos locali- que cuatro de los faros más importantes de Bre-
bajarme de la pasarela no me di cuenta de que
del mundo en Bretaña (Finisterre), descubrir que
zaciones especialmente interesantes: una desde
había un charco con un pequeño pozo y al in- el apartamento que habíamos reservado en Brest
arriba (desde la parte alta de un antiguo búnker
tentar poner el pie a tierra, me hundí y me caí
no tenía nada que ver con el que aparecía en las
de la segunda guerra mundial) y otra desde su
El entorno es una delicia para los sentidos. Como
con todo el equipo al agua. Lo mejor fue que
fotos de la web, un auténtico cuchitril, presentar
base pasando una pequeña playa que hay al este
se acercaba la hora de comer decidimos ir al pe-
no me pasó nada ni a mí ni al equipo, saltó el
la correspondiente reclamación a Airbnb de que
del faro, bajando hasta el pedrero. Decidimos
queño pueblo pesquero de La Conquet, concre-
portafiltros LuCroit, que es el que suelo usar,
te sientes estafado, que hagan todo lo posible
bajar, y tras recorrer el peligroso descenso hasta
tamente a la Crêperie Laer-Mor, donde probamos
con los filtros puestos al golpearse la cámara
por solucionar el problema, que logren reubicar-
el pedrero, la humedad era muy alta y la niebla
sus excelentes crêpes saladas y dulces y cómo no,
en la arena. Menos mal que no pillé piedras. Ni
nos a última hora de la tarde en Plouzané, en las
no acababa de darnos vidilla para poder trabajar la sidra bretona.
taña) y Molène.
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Tras visitar el pueblo, su pequeño puerto y hacer unas compras, nos dirigimos a la Pointe de Kermorvan, pues queríamos hacer el atardecer desde allí. Se pueden hacer fotos interesantes de este faro desde tres localizaciones: una desde el pedrero que está al norte del faro, otra desde el otro pedrero que está al sur y otra (la más conocida) desde la parte superior del búnker, al oeste del faro. Nosotros lo sacamos desde el norte, bajando con cuidado al pedrero, y también desde el búnker, pero lo cierto es que este faro luce desde cualquier perspectiva, tiene luz propia. Tiene un fuerte impacto visual y las fotos que logras de él tienen la virtud de pegarte un buen “meneo interior”. Esta costa del Finisterre bretón y sus pedreros y faros reflejan perfectamente el carácter de Bretaña y sus gentes, tiene fuerza, algo de salvaje, de resistente, de fortaleza, como este faro, pero a la vez, resultan extremadamente acogedoras. Ade154
más, cuando estás aquí es inevitable sentir una gran empatía y reconocimiento hacia estas edificaciones y las personas que en ellos habitaban y trabajaban. Cuántas vidas han salvado con sus luces, con sus avisos. Comparto totalmente lo que decía Benjamin Franklin: “Los faros son más útiles que las iglesias”. El apoyo mutuo entre amigos o compañeros, y sobre todo la pareja es fundamental en todo momento, siempre lo he sentido así y creo que así debe ser, es muy positivo y refuerza la unión. Los buenos paisajes se disfrutan como los viajes: me-
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jor, bien acompañados. Y esta tarde fue una de esas tardes de simbiosis total. Estaba convencido que el atardecer en esta localización nos iba a resarcir de todas las vicisitudes pasadas. Lo sabía, y cuando escuché el click del obturador de mi cámara, no pude reprimir una sonrisa, la tarde acababa de empezar, la fotografía nos esperaba.
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No eran las mejores condiciones ni de luz ni de nubes, pero me daba completamente igual, mi bestia parda, la nikon d-800, había despertado y tenía un imponente faro a la vista!! Opté por un contrapicado, que todavía acentuaba la majestuosidad del faro. Un poco más tarde ya estábamos encaramados encima del búnker, probando encuadres y esperando el momento de la puesta de sol. No hubo color ese día, pero la hora azul con el camino-puente que conduce hacia su entrada quedaron fantásticos. Eso sí, el último cuarto de hora el más deseado por la luz se hizo largo por culpa de unos insectos voladores enormes (tamaño escarabajos) bastante pesados y ruidosos. Tuvimos que subirnos las capuchas y los oíamos cómo chocaban contra ellas, la verdad que nos desconcentró bastante ya que no sabíamos si podían picar o no. Como ya era tarde, decidimos marchar y desistir, ellos ganaron la batalla, nos expulsaron de su hábitat y nos dejaron muy claro que no nos querían allí, así que acabamos la jornada un poco antes de lo previsto, si bien satisfechos de lo que llevábamos en la tarjeta. El día siguiente, amaneció lloviendo en Finisterre, con un cielo gris y encapotado. Soy de los que piensa que conviene llevar siempre las salidas lo más organizadas y planificadas que nos sea posible, pero sin obsesionarse, ya que en un viaje siempre suceden cosas imprevistas o que, como el tipo de tiempo, son cambiantes. Ello sin duda pone a prueba nuestras capacidades de adaptación e improvisación. Consultado el mapa del tiempo, daba mejores condiciones para la zona de la Pointe du Raz. Así pues, nos animamos a recorrer esa distancia para intentar hacer un atardecer allí, con el faro de la Vieille de fondo. Mientras tanto, aprovechamos el día hasta ese momento para visitar Le Faou y Quimper, y nos encantó recorrer el singular pueblo granítico de Locronan, donde aprovechamos para hacer unas compras. Sin embargo, las condiciones de la meteo volvieron a cambiar, las nubes desaparecieron y quedó un magnífico día de sol, que nos aconsejaba valorar la posibilidad de volver a hacer el atardecer al faro del Petit Minou, pues pronosticaban más nubes que aquí.
La verdad que nos habíamos quedado con las ganas la otra mañana. Así que nuevo cambio de planes y nos dirigimos entusiasmados a Plouzané. Cuando llegamos había alguna que otra nube, pero a medida que se acercaba la hora dorada, pudimos comprobar cómo aquí también las nubes iban desapareciendo y dejaban un cielo azul y plano. Por intentarlo que no quede, estuvimos haciendo fotos desde el búnker del Fort du Petit Minou y luego volvimos a descender al pedrero que hay al este del faro. La verdad que es una lástima que las nubes y el cielo no acompañaran, porque el sitio es magnífico y ofrece buenas posibilidades, pero pudimos salvar la tarde porque creo firmemente que vayas donde vayas, haga el tiempo que haga, no importa las condiciones con las que te encuentres, siempre resultará posible hacer alguna foto si sabes adaptarte y aprovechar bien el momento, si sabes tener paciencia e insistencia y no dejarte vencer por las desalentadoras condiciones del momento. Así optamos por una larga exposición mientras la luz dorada del atardecer incidía de costado en el faro. Una vez en el apartamento y analizando las previsiones meteorológicas para los próximos días, tuvimos que tomar una decisión importante. Teníamos planeado ir a trabajar la zona del faro de l’Île Vierge y los alrededores de Brignogan-Plage, sin embargo daban bastante mal tiempo con lluvia y bastante viento. Observando el mapa las condiciones del tiempo eran más favorables para la zona este de Bretaña y en Normandía. Así las cosas, nuevamente tocó sacar la chistera de la improvisación y nos decidimos a irnos al Mont-Saint-Michel. Visto con la perspectiva que nos da el tiempo ahora, creo que fue un acierto pleno, porque nos sirvió para desconectar un poco, para descansar y para disfrutar de un atardecer inolvidable e irrepetible. Ese día, la puesta de sol era a las 22:10 y la marea baja a las 23:30, así que nos ocupamos toda la tarde en preguntar a los lugareños por donde nos podíamos aventurar a entrar por la zona este de la marisma, puesto que durante la hora dorada el sol quedaría justo detrás del Mont.
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Ni qué decir tiene que toda precaución en esta zona es poca. Nosotros nos acercamos con tiempo suficiente y nos íbamos adentrando paulatinamente, despacio y con extrema prudencia, evaluando siempre cuáles podían ser los mejores pasos de cada riachuelo, pues unos tenían aún agua y otros aunque estaban secos aún podías hundirte. A la vez, íbamos marcando el camino en el maps para no perdernos y poder volver sobre nuestros pasos cuando fuera ya de noche. Desde donde dejamos el coche, tardamos una hora aproximadamente hasta llegar a la zona de las localizaciones que consideramos como más idóneas. A medida que el sol iba descendiendo en el horizonte e iba tiñendo de color dorado toda la bahía nos confirmaba que no nos habíamos equivocado. Había nubes altas, no muchas, pero esta vez se concentraban en una banda alrededor del Mont. El riachuelo y sus orillas nos permitían composiciones bastante origina-
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les, aunque nos faltó más agua para los reflejos. Jugamos con el sol estrellado justo cuando se ponía detrás del campanario de la Abadía. Fue un verdadero deleite y pasamos más de dos horas moviéndonos por la orilla, captando la hora dorada, la hora azul, el Mont a contraluz, luego con sus luces encendidas. Una jornada inolvidable, tanto por el entorno de tranquilidad y paz que se respiraba, como por el juego que nos dio desde el punto de vista fotográfico. La vuelta la hicimos muy contentos, con una temperatura muy agradable y la tarjeta a reventar.
impidió acceder a la localización que teníamos inicialmente prevista. Ello nos obligó a caminar durante horas con mucho calor y mosquitos incómodos, para al final tener q volver con las manos vacías. En esta ocasión, no hallamos pasos por los que vadear los riachuelos que se forman y nos hundíamos continuamente con las botas en el barro, con lo que la desesperación se iba apoderando de nosotros por ser imposible alcanzar la zona de localizaciones que teníamos previstas. Pero como no hay mal que cien años dure, el malestar fue pasando a medida que nos dispusimos a trabajar para intentar al menos captar las últimas luces desde la nueva pasarela, jugando con distintos tiempos de exposición al paso de las navettes que iban y venían al Mont Saint-Michel. Decía Jane Austen que “hay que vivir para aprender” y no puedo estar más de acuerdo. Como veis, fue un viaje muy movido y variado (como todo buen viaje, por otra parte) y con constantes cambios de tipo de tiempo, que empezó en
Bretaña, acabó en la Baja Normandía y que nos puso a prueba con constantes improvisaciones y adaptaciones de planes. Como podéis ver no tiene nada que ver con esos viajes de postureo, en los que solo contamos lo bueno, lo más divertido o emocionante. Un viaje es más complicado, en él suceden cosas que nos ponen realmente a prueba a nosotros mismos y a nuestros acompañantes, al grupo. Pero después de cada viaje, nada vuelve a ser igual, porque siempre aprenComo nos acostamos muy tarde y estábamos demos algo nuevo, nos transforma la manera de cansados, a la mañana siguiente decidimos des- observar el entorno que nos rodea, nos amplía el cansar y aprovechar para callejear por el Mont conocimiento y nos renueva. Y aunque llegamos intramuros y por su parte más septentrional, que agotados y reventados después de recorrer más nos sorprendió, porque al estar la marea bastante de 4.500 km en coche, de dormir lo justo, de baja, la gente descalza se adentraba en la arena caminar, de madrugar, de acostarse tarde, etc., a pasear alrededor de este espectacular mogote nos llena de energía, de ilusión, y tras un par rocoso. Comimos y descansamos un poco para, de días de descanso te sorprendes preparando en esta ocasión, abordar el atardecer desde la el siguiente ya con avidez, soñando con que el zona occidental de la marisma. No obstante, no próximo viaje nos revitalice y nos devuelva a la fue tan generosa como la tarde anterior y nos carretera en busca de nuevas sensaciones.
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