Garduño Centeno Victor

Page 1

Escritores Siglo XX

Víctor Garduño Centeno

SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes Departamento de Fomento Literario y Promoción Editorial


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

• Biografía •

Víctor Garduño Centeno Narrador y ensayista. Originario de la capital yucateca estudió la licenciatura en Educación en la Escuela Normal Superior de Puebla y la maestría en esta especialidad en la Escuela Normal Superior de Oaxaca. Obtuvo el primer lugar en el concurso estatal del cuento del CREA en 1985; asimismo triunfó en el concurso estatal de literatura convocado por la Secretaria de Educación Pública en ese año y alcanzó mención honorífica en 1987 con su libro Los otros misterios. Ha publicado las obras siguientes: Vivirás como si fuera cierto, 1989; Noción de infierno, 1990; Designios de la noche, 1992; y Los otros misterios 1993. Su obra aparece en las antologías No nacimos para celebrar y Entre el silencio y la ira. Ha colaborado en publicaciones culturales y periodísticas como Frontera Sur, Contraseña, Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, Navegaciones Zur, Por Esto! y Diario de Yucatán.1

1 Diccionario de escritores de Yucatán. Peniche Barrera, Roldán y Gaspar Gómez Chacón. Compañía Editorial de la Península, S.A de C.V. México, 2003. Pp. 73-74.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

• Obra(s) • LA MÁS GRANDE PUREZA Selección de Los otros misterios1 La más grande pureza es abyección. EDUARDO LIZALDE El aire se untó de nuevo en la cara de Estela; no pudo padecerlo más. El asco producido por la fetidez se reflejó en las líneas frescas de su rostro cuando se endurecieron al rechazarlo. Al principio ignoró el olor desagradable, pero éste creció tanto que, ahora, se oprime la nariz con los dedos de su mano izquierda. Estaban en la cocina, y ahí Víctor confirmó la disparidad que entrevió al pisar la casa de ella. ¿La hermosura firme de Estela en tal actitud? Ella, elegante, contrastaba con el desaliño de su hogar. Tenía el cuerpo delicioso de siete años atrás, su piel no perdió aquella fulgencia atractiva que a todos deslumbraba y al parecer nunca la perdería. Abrió la puerta de entrada y, como en el pasado, besó la mejilla de Víctor. Él, al sentir sus labios, pensó: “es la misma”, no sólo por el beso, sino además por el efluvio mentolado que todo el tiempo despedía su persona y que aún la acompañaba. Sin embargo, al poner los primeros pasos en la casa, Víctor tuvo la certidumbre de que las cosas cambian sin proponérselo. Antes le inquietó también ese pensamiento. En realidad no me inquieta mucho, es tan simple… 1 Los otros misterios. Garduño Centeno, Víctor. Segunda Edición. Instituto de Cultura de Yucatán, México, 2006. Pp. 9-55.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

pero volvió a experimentarlo por los equipajes que observó en la sala de Estela. Algunos, entreabiertos, mostraban algo de ropa y uno más casi escupía los zapatos. El teléfono compartía su rinconera con un televisor… y como ésos, otros detalles impedían creer que ése fuera el recinto ocupado por ella. Estela mantenía en sus modales la distinción y espontaneidad que matizaron su naturaleza en el ayer y, por esa razón, las condiciones de su casa irritaban a Víctor. Y era una casa magnífica, con el poder para alojar la suntuosidad acostumbrada por ella (costumbre innata, pues la modestia, como la bondad y muchas virtudes más, era pieza valiosa de su perfección). Él la conoció en los cursos de verano. Aquellos cursos que para pocos eran placer y para la mayoría necesidad. Entre clases de historia del arte y ensayos de tragedias griegas, le sucedió lo mismo que a toda la sangre masculina del grupo: se enamoró de ella, de las apariencias que la circundaban. Luego, por la cercanía que les brindó la amistad, él palpó el interior de Estela y su enamoramiento creció. Como un poeta romántico al borde del éxtasis ante su mujer ideal… y es que ella poseía todo lo que una mujer puede envidiar y todo lo que un hombre desea en una mujer. Mas pronto la individualidad de Estela desmenuzó dicha obsesión, la trituró hasta convertirla en fraternidad dócil; ese optimismo casi ingenuo, esa inocencia lúcida, ese candor vigoroso… fueron el cedazo que ella enfrentó a la pasión de él: “…El hombre tiene en sus manos el actuar con probidad, pero es falible. En resumidas cuentas, como dice Chéjov, es un defecto resentirse contra los hombres comunes y corrientes por el hecho de que nos son héroes.” “¿Reencarnar?” “Si pudiera reencarnar preferiría volver a nacer en este cuerpo para vivir otra vez igual y ser la misma”.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

Estar junto a ella, ocupar sus pensamientos, su cariño, sus atenciones, su voz… gozar la plenitud de su inteligencia, de su belleza y de su sencillez, era como una evasión, como permanecer en un sitio único, distante de la mundanidad. Era como estar en el paraíso, consciente de que no existe otro lugar como ése. O como hallarse en un ambiente atractivo de novela. Quizá por eso Estela le recordaba una frase de Abreu Gómez que desde hace mucho él usa con el nombre de ella: “Para que descansen los pies de Estela es dura la sombra de una rosa”. Ocuparon varias horas en desenterrar los recuerdos con tazas de café. Él no la veía desde el casamiento de ella con Carlos, pero cada uno se informaba de la vida del otro por correo y de vez en cuando por esa estupidez de hilos y micrófonos que, a pesar de su prontitud, jamás suple una carta verdadera. Los hechos que el tiempo deforma vuelven a esplender con las palabras. Así, hasta el crepúsculo, trajeron al presente bromas, discusiones, viajes… Estela estuvo en la ciudad y en la casa de Víctor y, para halagarle, él intentó lo imposible. Asimismo, él fue huésped de Estela y disfrutó el trato dulce de la madre de ella, la cual tenía un encanto compuesto de galanura y madurez. La amistad de Víctor y Estela, al crecer tanto, se volvió indispensable para idear el futuro de los dos; en esos tiempos apenas sazonaban las pretensiones adolescentes sobre el porvenir. De ahí viene el afecto inolvidable que los une y que han fortalecido pese a la bifurcación de sus contingencias. Las evocaciones formaron el cuerpo de la conversación, salvo los interludios en que ella comentó algunas cosas de las que sus cartas sólo alumbraron un conocimiento parcial: —Me desligué del teatro. No escribí más obras. Aparte de las que conoces sólo tengo el primer acto de otra que nunca terminé… —Mis hijos visitan mucho a sus abuelos, los papás de Carlos, con ellos están ahora…


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

—Desde que me divorcié de Carlos no lo he vuelto a ver… —En una fiesta de navidad, Carlos y mi mamá bebieron demasiado. Ellos, yo terminé de atender a los invitados en la madrugada, amanecieron medio vestidos en la misma cama, mi cama. Imagino que por eso surgieron las asperezas que nos distanciaron. Víctor la interrogó con la pregunta que siempre utilizaron como medidor. Al usar esa interrogación, la respuesta dibujaba, invariablemente, un recorrido. Sin fijarse tanto en las palabras, sino más bien en la aspiración implícita, se descubre el rincón ocupado por el sujeto que responde. La contestación de Estela en este caso no mostró la seguridad y satisfacción de antes: —No, ya no preferiría volver a nacer… Si pudiera reencarnar, cambiaría ese don por desandar mi propia vida, por un viaje a la semilla de mi existencia. Víctor le empezó a preguntar el porqué de la regresión indicada al citar a Carpentier. Pero en ese instante es cuando Estela, sin contener más las reacciones que le provocaba el hedor, se oprime la nariz y con su otra mano toma la izquierda de él para decirle: —Este mal olor me persigue. Por eso te supliqué que vinieras. Lo traigo escondido en mí y aparece con la oscuridad. Primero pensé que era la casa; compré esta otra, pero volvió a presentarse. Mis hijos sentían la pestilencia al principio, cuando comenzamos a vivir solos, ahora no ¿Tú la sientes? —Las estrellas que la luz bordó, al rebotar en las dos lágrimas que llegaban a las mejillas de Estela, enmudecieron a Víctor. Entendió que ella no lloraba por primera vez.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

AFONÍA Sin lenguaje no hay hombre. JULIO CORTÁZAR Rayuela Me nombraron de diferentes maneras, hasta me decían perro. Sin embargo, ahora, más veces me ignoran por completo. Ya no sólo mi nombre es desdeñado, sino también mi existencia. Antes David, Marianita… todos compartían el bocado conmigo. Me bastaba abrir la boca y sin yo decirlo directamente, notaban mi apetito y al momento hacían lo indispensable para matarlo. Recuerdo que incluso me dedicaron parte de sus planes y en alguna ocasión, entre licores y risas dijeron que debían buscarme una novia. Pero sucedió que mi voz se opacó, descaminó los escalones del ruido hasta apagarse por completo. Traté de frenar ese descenso gradual, más fue inútil; en lugar de sonidos, tan sólo conseguí rociar gotas de saliva indescifrables. Yo empecé a reducir el perímetro que acostumbraba recorrer. Después, las contadas fechas que estuve en sus palabras fueron para deplorar mi suerte muda. Y yo seguí recogiéndome más en los rincones de la casa. No lo hubiera creído antes, pero el vivir silente me consume, cada vez empequeñece más el lugar que ocupo. Por último, creo que ni se acuerdan de mí, no tienen el conocimiento de nuestra convivencia. Si acaso en sus cerebros mantengo una luz, ésta es nada más una chispita que se traduce en el temor personal a la mudez, a no poder herir al viento con sonidos. Yo mismo no me encuentro, no sé si estoy en un rincón o en otro. Si al menos hiciera algún ruido para cerciorarme de que estoy aquí… Algo sonoro, en lugar de esta aspersión ininteligible, siquiera un lamento.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

NECROSIS Selección de No nacimos para celebrar 1 La noche apaga una ventana. Fragmentados murmullos se disgregan, sólo importa esa única ventana que se encuentra en el ámbito de tu percepción. Dolor ventral Calor. Treinta y nueve grados, según la radio de alguien que se encuentra a tu espalda. De nuevo sientes un repudio feroz contra los hechos que se confabularon para mantenerte en esta situación. El sueño ilícito creado por tu propia seguridad nada más te sirvió para cerrar los ojos; detrás de esos visillos encarnados se perfila aún la figura de la mujer que —de modo impune— desprende insectos de la cabeza de su hija. Las dos siluetas despiden un hedor que casi trunca la fluidez de tu respiración. Más de un impulso morboso guía tu atención hacia ellas y te hace inferir que de alguna manera estás unida a esas mujeres harapientas, y un placer impreciso se deriva de ello. A pesar de tu curiosidad, te indigestan los acontecimientos que propiciaron tu permanencia en este lugar, desde tu nacimiento hasta la descompostura del automóvil. Pensaste siempre que las cosas ocurren porque una suerte fatal lo determina así. Eres invadida por la convicción de que no serías en verdad Mariela, si hubieras nacido minutos antes o después de la hora exacta en que lo hiciste; la seguridad de que el presente no sería el mismo, si mamá no se hubiera reconciliado con papá cuando tú apenas comenzabas a registrar como recuerdos las vivencias; o si no se hubiera moldeado la enemistad que te obligó a cambiar de colegio en la adolescencia.

1 No nacimos para celebrar. Varios autores. Segunda Edición. Colección: La Hoja Murmurante, Separata de Arte Libertario Ed. La Tinta del Alcatraz. México, 1993.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

Recuentas los actos que se han fijado en tu memoria con más plasticidad, aquellos que mantienen su vigencia como forjadores de la actualidad y del futuro, los que te hacen padecer la contemplación de esta indigencia vulgar, apestosa y… sin embargo, atrayente. La niña, antes de dormirse, comió una galleta que despegó del enladrillado y esto te provocó una convulsión en el estómago. El espasmo recrudece ahora el malestar de tu abdomen. En el bolso llevo un juguete para Homero. Hay una razón para que tantos sucesos hayan germinado en este lugar hasta prolongar tu permanencia ante estas miserables criaturas. Sientes que todos viven para el designio de ejecutar un acto concreto, un hecho prosaico que conceda valor a la existencia y que, inevitablemente, debe ser el último. “Cualquier acto humano puede ser el último”. ¿Realmente lo dijo Borges o es el fruto rezumado de una lectura desfigurada por el tiempo? La muerte puede apuñalarte en un momento cualquiera. Hoy es la fecha para coronar con una ceremonia humilde la culminación de tu destino. Posponerla, sería un desperdicio. Buscas la pistola en tu bulto. La encuentras. De un salto te pones en pie. Más de una vez disparas sobre la mujer y su hija. Los sonidos y destellos del arma producen un círculo de gente dispuesta a presenciar cada uno de tus próximos movimientos. La mujer ha quedado con los ojos abiertos y su hija parece dormir todavía. Los que te miran reprueban tu conducta: varios segundos creaste para ellos un espejismo. En el fondo, lamentan que hayas usado una pistola de juguete.


SEDECULTA

Secretaría de la Cultura y las Artes

Depto. de Fomento Literario y Promoción Editorial

http://yucatanliterario.blogspot.mx/

• Crítica Literaria • Para Garduño los detalles son importantes, la pulcra factura de los cuentos así lo atestigua; también se antoja autocrítico, meticuloso. En sus trabajos desfilan mujeres desengañadas, ambientes oníricos, mitos reelaborados, hombres terribles o desesperados en medio de un universo fantasmal, sobre todo: las pasiones. Se diría que la intención es ambiciosa hasta el desbordamiento aunque la calidad subsiste sin mengua. Las pistas son situadas maliciosamente buscando incorporar al lector en el caudaloso río narrativo. El autor arrincona para demostrar que lo real tal vez lo inventamos a fin de cuentas y aventura la probable (si no definitiva) existencia de un “otro” mundo, acaso desapercibido pero acechante. No es aventurado señalar en Garduño la posesión de un conocimiento caudaloso del idioma, su voluntad feroz, imaginativa, crítica. Si este libro fuera su único aporte al movimiento literario presente, resultaría —de cualquier modo— significativo.1 Jorge Lara Rivera

1 Los otros misterios. Garduño Centeno, Víctor. Segunda Edición. Instituto de Cultura de Yucatán, México, 2006.


SEDECULTA

Secretar铆a de la Cultura y las Artes Departamento de Fomento Literario y Promoci贸n Editorial

Para m谩s material e informaci贸n visita: http://yucatanliterario.blogspot.mx/


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.