Introducción
Una vez más, nos damos el gusto desde YoGobierno.org de hacerles llegar 10 Buenas Ideas de Gobierno 2.0. En esta oportunidad, con una mirada un poco más enfocada temáticamente y quizás también un poco más orientada al futuro que al presente. Eso nos lleva a contar con algunos casos menso de nuestra región por tratarse de tendencias más emergentes pero también debe servirnos para ver que los casos que sí citamos, se encuentran en la vanguardia de la temática a nivel mundial. Al igual que en la primera parte de esta serie, esperamos que lo aquí recogido sirva para reflexionar e imaginar los gobiernos de los próximos años, más abiertos, cercanos a los ciudadanos y obteniendo el máximo provecho de las tecnologías de la información.
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Chief Data Officer
Por el año 2003 aproximadamente, se empezaron a ver las primeras empresas que -desde el sector privado- reconocían que el trabajo con Datos, su gestión, análisis y publicación cobraba la importancia suficiente como para la creación de un puesto ejecutivo de primer nivel. Así como una década antes las tecnologías de la información trepaban a la cima del organigrama, los “Data Scientists” como se les conoce hoy en día, alcanzaban el mismo reconocimiento. Adelantando el reloj otra década y ante la explosión de los Datos Abiertos y el Big Data, se empiezan a ver en los gobiernos, los primeros nombramientos de Chief Data Officer a nivel de gobiernos locales. En el año 2011 y en la ciudad de Nueva York, fue Rachel Haot quien tuvo el honor de ser la primer persona nombrada en ese puesto en un gobierno, le siguió la ciudad de Philadelphia y más recientemente San Francisco, confirmando una tendencia que veremos expandirse por todas las grandes metrópolis durante esta década, seguramente. Este puesto se hace necesario, en la medida que los gobiernos locales recorren el camino de las “Ciudades Inteligentes”, requiriendo un constante análisis de los datos que permita controlar, predecir y reaccionar para lograr ciudades más eficientes, amigables y sustentables.
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Pero el trabajo con los datos no se limita al análisis. En un entorno de creciente transparencia y velocidad, el trabajo de Gestión Documental se torna clave para el Gobierno Abierto y los datos no sólo deben estar disponibles para el uso interno. Desde los Servicios Abiertos (APIs) y la idea de “Datos Abiertos por Defecto” (que manejamos en el eBook anterior) hasta la necesidad de clasificar en tiempo real datos según su reserva para cumplir con leyes de Acceso a la Información Pública, cada vez más se hace necesario una estrategia de datos desde su creación hasta su publicación, con la mayor cantidad posible de procesos automatizados. Y para eso, es necesario una persona que pueda estructurar y guiar ese proceso.
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S ECCIÓN 2
APIs
Recogiendo el guante de lo último planteado en el punto anterior, cada vez más gobiernos entienden la necesidad de no sólo publicar datos sino hacerlo en tiempo real, o bien proveer los resultados de análisis y procesos, más que los datos crudos. En paralelo, cada vez más datos que son exigidos a los gobiernos, sólo tienen sentido en la medida que puedan ser provistos en tiempo real. A modo de ejemplo, pensemos en datos de meteorología. Los datos en masa de registros pluviométricos, de temperatura y velocidad del viento son una gran herramienta para la búsqueda de patrones en el tiempo, y obviamente pueden ser utilizados por diversas organizaciones, en rubros como la agricultura, navegación aérea y marítima, etc. Sin embargo, para obtener un pronóstico de esos datos, hacen falta dos cosas; una publicación muy rápida o directamente en tiempo real y una gran capacidad de procesamiento, para generar modelos climáticos. Allí es donde cobra sentido, no sólo publicar los datos en tiempo real, sino también proveer un Servicio Abierto donde el trabajo de cálculo se hace del lado del proveedor de datos. Así por ejemplo, una aplicación móvil puede proveer el estado del tiempo y un pronóstico que no fue calculado usando la limitada capacidad de procesamiento del teléfono, sino con modelos climáticos
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complejos, en las instalaciones del organismo encargado de meteorología. Cuando hablamos de API (Application Programing Interfase), no estamos hablando de la publicación de datos para ser leídos por personas, sino para ser consultados por aplicaciones o computadoras. Cuando un gobierno ofrece un servicio al que una aplicación le puede “consultar” la hora a la que determinado ómnibus pasará por una parada, no sólo se provee los datos a la aplicación, sino que se le “ahorra” tanto el almacenamiento como el análisis, mientras que se le garantiza trabajar con la última versión de la información.
quieran. Exactamente como hacen con las calles. Bajo esa luz, muchas decisiones se tornan más fáciles. ¿Debemos pedir identificación para entregar datos? Respuesta: ¿Se la pedimos para andar en la calle? No, no lo hacemos. Entonces no, no debemos." Bajo esa misma visión, las APIs del gobierno son parte de una infraestructura que permite a los ciudadanos desarrollar sus vidas, negocios, etc. De ellas es posible obtener valor, como un transportista obtiene valor de calles en buen estado y donde pueda circular de forma rápida y segura.
Este modelo de servicios (que en muchos casos se trata de servicios en la nube) abre algunas preguntas interesantes, entre ellas si un gobierno debe o puede cobrar por éstos. Una respuesta muy interesante, es dada por Guillermo Moncecchi (Jefe de Desarrolllo de la Intendencia de Montevideo) en su artículo “Hacia una infraestructura pública digital: ¿Porqué los gobiernos tienen la responsabilidad de abrirse?: “Los Datos Abiertos deben verse como un componente de un esfuerzo para construir infraestructura pública digital, donde las personas pueden -dentro de la ley- hacer lo que 5
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Política de Datos Abiertos
Estrategia Digital Nacional del Gobierno de México
La única forma de asegurar que los Datos Abiertos no estén atados al voluntarismo de servidores públicos bienintencionados o al momento auge y tendencia -que puede pasar tan rápido como llegó- es afianzar mediante una política las prácticas y asegurar la infraestructura, marco legal y presupuestos necesarios para sostener en el tiempo la publicación actualizada y correcta de los datos. A esa conclusión han llegado diversos gobiernos del mundo, quizás con el ejemplo más difundido en la Política de Datos Abiertos de la administración Obama en los Estados Unidos, presentada con bombos y platillos en mayo de 2013. Parte de la justificación de la difusión generada por esa iniciativa en particular estuvo en su ambición y alcance, que lejos de ser algo que cambia de un día para el otro, implica una profunda transformación en la forma en que agencias y organismos trabajan, almacenan y publican sus datos, cuestión que no escapa a quienes están a cargo de llevarla adelante. En nuestra región el mejor ejemplo quizás sea el de México, que en parte por su co-precidencia de la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) en el 2014, asumió el desafío de una Política Nacional de Datos Abiertos como parte de su Estrategia Digital Nacional y su Plan de Acción para AGA. La política que se está desarrollando en México no sólo fija los lineamientos para la publicación, sino que también incluye los medios de acceso, mecanismos de 6
retroalimentaci贸n, participaci贸n y denuncia, iniciativas de fomento y garant铆as de privacidad. Crea adem谩s un Consejo para los Datos Abiertos que verifique el cumplimiento de estas metas y proponga mejoras.
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Colaboración y coordinación en emergencias
“Likes don’t save lives” de UNICEF Suecia
El rol de las redes sociales en los desastres naturales ha sido seriamente cuestionado y discutido en los últimos años. Mientras que es indiscutible el poder de difusión y quizás concientización que logran las redes cuando se difunden imágenes e información de desastres, es también cierto que de poco vale que millones de personas acompañen en el sentimiento si algunas de ellas no pasan a la acción. Organismos internacionales como UNICEF en Suecia, directamente emprendieron contra la falsa percepción de “participación” que implica dar “me gusta” o compartir una imagen redes sociales, cuando se requiere en realidad dinero o voluntarios para paliar situaciones de emergencia humanitaria. Sin embargo, no es un problema de la tecnología, sino de su uso y así como se cuestionan casos como los nombrados, se ven diversas formas concretas de asistir y participar en situaciones de desastre que sí resultan productivos. Son conocidos por ejemplo casos posteriores al terremoto en Haití, donde a falta de mapas actualizados OpenSteetMap y Ushahidi lograron organizar voluntarios alrededor del mundo para crear mapas completos, con los daños de infraestructura marcados y disponibles sin costo para todas las organizaciones y rescatistas trabajando en el campo. En este caso no es feliz contar con ejemplos regionales porque el costo en vidas de los desastres que los impulsaron pero si es bueno 8
reconocer la creatividad e iniciativa de sus impulsores. La plataforma Ayudando.com se dedica específicamente a que personas puedan ofrecerse como voluntarios eligiendo entre iniciativas que los precisan (una especie de crowdsourcing fuera del mundo virtual) y cumplió un importante rol en la canalización de ayuda durante el terremoto que vivió Chile a principios de 2014.
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Laboratorios Cívicos
No es novedad que la relación del gobierno con los “hackers” ha dado muchos y variados frutos, siendo quizás una de las políticas más eficientes a nivel de la irrupción de pensamientos y tecnologías completamente diferentes en los gobiernos (que estén dispuestos a abrirse a este tipo de colaboraciones, por supuesto). En este tipo de simbiosis trabajan cada vez más ciudades y organizaciones, incluyendo casos globalmente conocidos como Code for América, New Urban Mechanics o GovLab. Sin embargo, mientras en estos casos se trata de organizaciones de la sociedad civil o académicas que buscan gobiernos con quién trabajar, se comienza a vislumbrar una tendencia a la institucionalización de estos espacios desde los gobiernos, manteniendo la “frescura” de la mirada exterior pero con la certeza del soporte de un gobierno.
Code for América (EE.UU.)
No es necesario ir muy lejos para encontrar excelentes ejemplos de ésto. En una modalidad, podemos hablar de la ciudad de Buenos Aires, que sin contar con un espacio físico, visualizan como laboratorio una estrategia continuada de relacionamiento y soporte a los proyectos, que va desde la organización de hackatones o concurso como BApps y que podría en 2014 convertirse en un espacio fijo de laboratorio. 10
Pero quizás sea más ilustrativo el proyecto Laboratorio Para la Ciudad del gobierno de México D.F. y en particular su Laboratorio de Datos, que no sólo es un espacio físico de laboratorio, con recursos materiales, logísticos y políticos para realmente “experimentar” en todo lo urbano, sino que además toma prestado del funcionamiento de empresas tecnológicas cosas como las residencias, que le permiten traer a personas como Perry Chen (cofundador de Kickstarter) a trabajar en el emprendimiento.
incentivos para este abordaje. Sin embargo, las primeras señales de estas ideas llevadas a nivel nacional toman forma, con ejemplos como el Danés MindLab, que no sólo trabaja a nivel nacional, sino que suma a tres ministerios y una municipalidad.
Pero ¿porque los gobiernos locales se suman a estas iniciativas? Rudi Borrmann, Director General de Información y Gobierno Abierto del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresó en una nota para PuntoGob lo siguiente: "Las ciudades llevan el gobierno abierto a una escala que es más tangible y comprensible. La participación, el monitoreo y el apoyo público tienen más sentido. Es en las ciudades donde a d e m á s comi e n z a n a e me rg e r n u e v os eq uip os interdisciplinarios que obligan al concepto de gobierno abierto a evolucionar y ampliarse para nuevas exploraciones.” Al igual que las primeras experiencias con Datos Abiertos, los gobiernos locales parecen llevar la delantera y tener más 11
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Participación
NETmundial
La discusión sobre “quién controla Internet” es una que resuena desde hace mucho tiempo, pero que sin duda ha tomado una dimensión completamente distinta luego de las revelaciones de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad Estadounidense, hechas por Edward Snowden. Aunque es difícil afirmar que Internet “pertenezca” a nadie, el meollo de este problema está en que el gobierno de la red al más alto nivel depende de organizaciones y no todas éstas organizaciones responden a un control internacional o siquiera multilateral. Encima de eso -y en parte potenciado por la preeminencia de EE.UU. en el control- está el hecho de que la infraestructura de Internet está sumamente apoyada en los vecinos del norte. De hecho para América Latina se puede identificar la situación más grave, dado que la enorme mayoría de los cables que conectan nuestro continente con el resto del mundo, pasan por éste país. La respuesta ha sido enérgica y la reacción relativamente veloz, incluyendo a los organismos que son parte de ese control de la red como ICANN con su Declaración de Montevideo. Sin embargo estamos aún muy lejos de lograr una situación que satisfaga a todas las partes involucradas. Las reacciones de Brasil, que fue víctima directa del espionaje, fueron las que menos se hicieron esperar y más allá de declaraciones y apariciones públicas de la Presidenta 12
Dilma Rousseff criticando duramente el gobierno norteamericano, el hecho sirvió para poner el pie en el acelerador de la Ley de Marco Civil de Internet. Se trata de la más avanzada legislación hasta el momento en la metería y condensa en sí varios puntos que durante los últimos años han traído múltiples dolores de cabeza a los poderes judiciales alrededor del planeta, que han encontrado problemas en adaptar los textos legales a los tiempos que corren: • Los proveedores de acceso o contenido pasan a no ser responsables por los comportamientos de los usuarios en la red •
Se asegura el principio de neutralidad en la red
• Sólo con orden judicial y fines investigativos se pueden violar las comunicaciones en línea • La suspensión del servicio de Internet sólo ocurrirá en caso de suspensión de pago • Se prohibe la provisión a terceros de datos de navegación de los usuarios por parte de los proveedores También en Brasil se llevó a cabo NetMundial, definida como " la Reunión Global de Múltiples Partes Interesadas sobre el Futuro de la Gobernanza de Internet” y que convocó a representantes ministeriales de 12 países (Argentina, Brasil, Francia, Ghana,
Alemania, India, Indonesia, Sudáfrica, Corea del Sur, Túnez, Turquía y los Estados Unidos) y 12 miembros de la comunidad internacional que incluyen representantes de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de las Naciones Unidas y de la Comisión Europea. Aún con la insatisfacción de muchos representante sed la sociedad civil organizada ante los resultados de la convocatoria, se trató del paso más firme, multilateral y con respaldo internacional dado hasta el momento en pos de la construcción colectiva de una nueva gobernanza de la web. Al mismo tiempo y también en nuestra América Latina, otros países discuten estos mismos temas, pero con orientaciones casi opuestas a las que mencionábamos en la explicación del Marco Civil de Brasil. México vive una intensa campaña en contra de una nueva Ley de Telecomunicaciones, duramente criticada por organizaciones ante la afectación de derechos como la privacidad, liberad de expresión, a informar y del usuario como consumidor. Desde plataformas como InternetLibreMX, la sociedad civil lucha contra esta ley, que ya ha logrado pase a una nueva instancia de negociación en el poder legislativo mexicano.
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Gov2Gov
La colaboración, la co-creación y todas las formas de reutilización de trabajo se encuentran -sin lugar a dudas- en boga. Podemos hablar de Código Abierto, Software Libre, Licencias Abiertas como Creative Commons y una infinidad de iniciativas que están haciendo mucho por transformar no sólo lo que se puede hacer, también cómo se hace. Los gobiernos no escapan a estas tendencias y su traducción más clara ha sido la fuerza que tomaron en los últimos años los conceptos de Datos Abiertos de Gobierno y sin duda el Gobierno Abierto en general. Buena parte de los gobiernos en el mundo hoy abren información para su reutilización, colaboran de forma más abierta con sus ciudadanos como en los ejemplos antes nombrados de Laboratorios Cívicos y seguramente sigamos viendo muchas y variadas formas de co-creación y reutilización de la información a través de APIs y servicios abiertos. Pero no es tan fácil cuando se trata de un gobierno colaborando con otro gobierno… Si en la utilización de Internet hay posibilidades de espionaje, es fácil imaginar los riesgos que podría llegar a implicar la utilización de software creado por otros gobiernos en el propio. Para ser más precisos, no es necesario imaginarlo, han sido muchísimas las acusaciones cruzadas entre países y las desconfianzas a fabricantes de otros países. Desde el gobierno Ruso abandonando los productos Apple, hasta 14
los Estados Unidos vetando a las empresas chinas Huawei y ZTE por miedo al espionaje. Sin embargo, se comienza a ver una luz al final del túnel y es claro que este tipo de colaboración extendería las ventajas del Software Público -que comentamos en la anterior edición de este eBook- al mundo entero. No sólo es posible la colaboración entre distintos organismos del estado, sino de forma supranacional, con la enorme ventaja agregada de contar con un fuerte incentivo a la estandarización de procesos, formatos, protocolos, etc.
el idioma, también forman parte del “Comonwealth”, que los acerca políticamente. Esa misma cercanía les permitió contar con la consultoría del GDS en la renovación del sitio neocelandés.
Posiblemente el mejor ejemplo disponible hasta el momento sea el de la puesta a disposición por parte del Gobierno del Reino Unido del código de sus sitios web Gov.uk. Hablábamos de esto en un artículo de YoGobierno.org donde uno de los responsables de Government Digital Services, explicaba la filosofía detrás del éxito de esta agencia y del Gobierno 2.0 en el Reino Unido, que entre otras cosas, comenzó a trabajar con licencias libres. Acotándonos al tema de este punto, el mayor éxito a nivel de reutilización por otros gobiernos fue la adopción del Gobierno de Nueva Zelanda no sólo del código del “front-end” de los sitios ingleses, sino de muchas de sus estrategias de diseño. Es claro que se trata de un caso con especiales ventajas, ya que no sólo comparten 15
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Tienda de aplicaciones del estado
Tienda de Aplicaciones del Gobierno de Colombia
Las “appstores” o tiendas de aplicaciones, han sido un paso gigantesco en la distribución de software. Nacidas junto a la revolución de los teléfonos móviles de pantalla táctil, su éxito ha sido tal en la facilitación del hallazgo, recomendación y descarga (o compra) de aplicaciones, que hoy éstas han sido adoptadas en el mundo de las redes sociales, software modular (venta de actualizaciones o “plug-ins”) y hasta para las PC de escritorio que contaban con un -sumamamente maduro- sistema de comercialización de software con más de 30 años de desarrollo y que supo adaptase con éxito al advenimiento de Internet. Simplificando groseramente, el secreto de estas tiendas de aplicaciones está en la conveniencia para el usuario y llegó el turno a los gobiernos de sumarse a la tendencia. Apps.USA.Gov quizá sea la más conocida de estas tiendas, con foco en las aplicaciones nativas para móviles, igual que el caso de la India. Sin embargo los ejemplos pueden encontrarse en todo el mundo y también para otro tipo de aplicaciones (web, de escritorio, etc.) como el caso del Gobierno de Colombia y el de Chile, así como a nivel local como serán las lanzadas en 2014 por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Municipio de Zapopan. Otro uso que se le está comenzando a dar a las tiendas de aplicaciones es a la interna de los gobiernos para la contratación de 16
servicios. Esto implica, cambiar el foco desde el ciudadano hacia los organismos, de las aplicaciones móviles a la nube y de la creación en el ámbito público a los servicios provistos por privados pero con aprobación gubernamental. Aún con todas esas diferencias, se trata del mismo concepto, aplicado para necesidades completamente diferentes. Un caso destacable de ésto último es la Cloudstore del Gobierno del Reino Unido, que cuenta con servicios acreditados, guía de compra y hasta información sobre qué organismos del estado utilizan un servicio, lo que permite consultas internas para ver su conveniencia antes de la contratación.
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Cambiando la fuente de los datos
El concepto de “crowdsourcing” no es nuevo y ha sido aprovechado en muchísimas formas por empresas y organizaciones. Se trata justamente de explotar el poder de las masas y distribuir una gran tarea en pequeñas colaboraciones organizadas y ha demostrado su éxito desde ámbitos tan variados como el conocimiento (Wikipedia), el financiamiento (Kickstarter y similares) o el mapeo (OpenStreetMap, Ushahidi, etc.). Los gobiernos sin embargo, han tardado más en adoptar esta tendencia y posiblemente la principal razón es que los datos publicados por un gobierno, acarrean una enorme responsabilidad de validez. Esto se ha visto por ejemplo en la creación de catálogos de Datos Abiertos, donde -por ejemplo- se ha necesitado recurrir a licencias que especifiquen límites en la responsabilidad sobre la precisión de los datos, sin perjuicio de que se parte del mayor esfuerzo posible para contar con datos certeros. Con el avance de la tecnología, se acercan tiempos donde los ciudadanos pueden ser parte de la construcción de datos útiles para el gobierno, en la medida que crecen los “sensores” que llevamos encima gracias a teléfonos inteligentes y otras tantas formas de cuantificación que se incorporan en aparatos y dispositivos que usamos diariamente. Una posibilidad puede ser un modelo “voluntario”, donde los ciudadanos reportan información, que 18
queda en manos del Gobierno. Las aplicaciones de reporte ciudadano como FixMyStreet son uno de los casos más claros, donde un reporte de un bache, por ejemplo, va directo del usuario al Municipio. Pero también podemos pensar en casos como la aplicación de transporte Waze, que sin necesidad de intervención del usuario, reporta la velocidad a la que se desplaza por distintas rutas, alimentando una base de datos que calcula dónde hay atascos de tráfico. Con suficiente cantidad de datos como para comparar, es posible incluso automatizar la aprobación de los datos, de la misma manera que el servicio ReCaptcha mezcla datos conocidos con otros nuevos, para que luego de que varios usuarios dan la misma respuesta, asuma que es correcta. Un caso particularmente interesante y más directo es el de la ciudad de Chicago, que a través de su repositorio en GitHub, incentiva a que los usuarios propongan ajustes y mejoras a sus datos abiertos sobre rutas de bicicleta, estacionamientos de bicicletas, senderos peatonales, ubicación de calles y localización de edificios, para ser revisados e incorporados.
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Más allá de la tecnología
Es más que apropiado dejar para el final, un tema que en cierta forma apunta a “poner paños fríos” sobre el enorme optimismo que se tiene con la tecnología en relación al Gobierno 2.0. Más allá de la brecha digital y la desigualdad en el acceso a hardware y servicios que persiste y persistirá por muchos años más, es importante recordar que por más que podamos crear soluciones de participación remota, trabajo a distancia, etc. no siempre el hecho de poder hacerlo implica que sea la mejor manera de hacerlo. Gobierno 2.0 y aún más Gobierno Abierto, implica personas. En muchos casos, la interacción directa con las personas cambia radicalmente los resultados y -sin abandonar la ambición de más participación en línea- muchos gobiernos están tratando de combinarla con otras formas de participación. Para conocer un caso, no debemos iriso de la región, ya que el Movimento Minas, iniciativa que reseñamos en YoGobierno.org y que data de 2011, nos brinda un ejemplo perfecto. En su inicio centrado plenamente en la propuesta, discusión y participación de iniciativas ciudadanas vía web, esta iniciativa encontró en las protestas de julio de 2013 en Brasil un incentivo claro para reenfocarse y buscar un contacto más directo con la ciudadanía. Como lo explican en su sitio web, la transformación implicó pasar a trabajar en tres pilares: 20
• Provisión de ocasiones para compartir conocimiento y orientaciones que promuevan la participación política • Intercambio de ideas y puntos de vista entre ciudadanos y representantes del Gobierno • Promoción de capacidades información y formas de interacción para los servidores públicos Bajo esos principios y sin renunciar para nada al máximo aprovechamiento de la tecnología, se ha logrado abrir el abanico de participación de los ciudadanos, aprovechando las ventajas de las interacciones en cualquiera de sus formas, tanto presenciales como electrónicas. Para aspirar a un verdadero Gobierno Abierto, este camino deberá ser recorrido necesariamente, para no caer en la trampa de un ciudadano unidimensional que sólo existe en su presencia mediante las redes.
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Agradecimientos
Una vez más, extendemos un gran agradecimiento a los organismos y gobiernos que forman parte de la iniciativa yo Gobierno; el BID a través de su División de Capacidad Institucional, los gobiernos de Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay, Panamá, Ecuador, Chile y a la Organización de Estados Americanos. A los autores que colaboran con el sitio con especial mención a los Ganadores del Premio a la Mejor Historia de Gobierno 2.0 (Jean Pierre Mora Casasola, Yadira Rodríguez Murcia y Lilia María Ayala Giménez) y a todos los usuarios que enviaron colaboraciones al sitio. A todos los sitios que se dedican a difundir iniciativas de Gobierno 2.0 en Latinoamérica, gracias a quines podemos difundir material de enorme valor.
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