Suplemento de cultura joven MiĂŠrcoles 31 de julio de 2013 NĂşmero 53
Entrevista
“Podemos cambiar un montón de cosas pero la libertad no.”
La banda liderada por Ariel Minimal presentó Nueva Era, Viejas Mañas en Temperley, en el marco de las Fiestas Surfer Rosas en Cultura del Sur y, además de dar un recital del carajo, fue entrevistado por Yo soy la Morsa. Motivaciones, presente y futuro de una banda que empezó a autogestionarse, cuando el término no aparecía en el diccionario y hoy es una de las más prominentes de la escena alterativa.
A
dos cuadras de acá el Heavy Re Jodido presenta un show tan 2001 que de la billetera te brotan patacones y lecops y tu vieja va al trueque a cambiar una tarta por dos cuellos polares. Así y todo, en la puerta de Cultura del Sur borrachos y sobrios ven el cartel y despotrican: “¡Eh! ¡Pez! ¡Setenta pesos¡” No muy lejos en tiempo y espacio, algunos locales del palo y no tanto empezarán a vender tickets para el Indio Solari a la friolera de 500 pesos la unidad. Algunas empresas de micros ofrecen un combo: entrada, pasaje, city tour. City tour, amigo. Buena suerte y más que suerte –diría alguna frase sobre una foto berretamente editada en facebook–, las entradas para el recital de esta noche están agotadas. Gente de todo el Conurbano arrasó con los tickets y llegan, del oeste, del sur, del sureste, hasta el ya clásico local de Temperley. “Les van a quemar la bocha”, prometen adentro. Y con razón. Es que Pez volvió a ser un trío después de trece años de explorar sonoridades y formaciones y de lanzar discos tan recomendables y diferentes como Folklore, El Sol detrás del Sol y Los Orfebres. La banda de Ariel Minimal, Fósforo García y Franco Salvador volvió a la unidad básica del rock y como el movimiento se demuestra andando, peló un show de dos horas que voló las 200 cabezas presentes. Afilado y crudo como pocas veces, la banda salió directo a la yugular con “Os Garcas”, tema que abre Nueva era, viejas mañas. Ese, su último álbum, fue tocado casi íntegro a lo largo de la noche, intercaladas sus canciones entre los 25 temas que sonaron entre las 1:30 y las 3:30 AM. Con algunos matices –Folklore, “Desde el viento en la montaña”, “Los sonidos de la
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nota: juan relmucao fotos: daniela po libertad”– la lista fue una seguidilla de canciones eléctricas al palo, bien distorsionadas y con el acelerador a fondo, reflejo de la etapa que está atravesando una de las bandas angulares de la escena independiente Argentina. “No me vengan a apurar a mí, que soy un… gordo”, jodió Minimal cuando la banda se tomó el único tiempo muerto de la noche. Una botella de agua, un poco de aire en los pulmones y un recuerdo necesario del puesto donde la banda vende su material y de nuevo a partir cabezas. El público, que atravesó el Conurbano más frío de 2013, fue rápidamente electrificado por el sonido arrollador de la banda, catalizado gracias a las dimensiones reducidas de Cultura del Sur. La columna vertebral de las listas de Pez hoy está compuesta por la mayoría de las canciones de su decimotercero disco de estudio, a las que se le acoplan perfecta y necesariamente los temas más rockeros de la banda. Así, en la noche del sábado 20 sonaron, entre otros clásicos, “La estética del resentimiento”, “Ahogarme”, “Haciendo real el sueño imposible” y la siempre épica y final “Introducción, declaración, adivinanza”, que terminó con Tony, bajista de la banda de punk rock lomense
D.U.H.A.L.D.E. arriba del escenario a grito pelado. Porque pintó. Previo al show, Yo soy la Morsa entrevistó al bajista de la banda, Fósforo García, para conocer más acerca de la gestación de Nueva Era, Viejas Mañas, la vuelta a la banda como trío, su papel en la escena independiente y más. En Nueva Era, Viejas Mañas se escuchan tres músicos que suenan muy ajustados, que saben lo que quieren y cómo plasmarlo. ¿La grabación del disco fue algo expeditivo o un proceso más dilatado? “Fue rápida la grabación, pero para eso laburamos mucho los ensayos. Estuvimos cerca de un mes ensayando todos los días y fue uno de los discos que más ensayados tuvimos antes de entrar al estudio. Tan así fue que liquidamos toda la parte instrumental en cinco horas y después estuvimos
un día y medio grabando las voces, o sea, algo tranquilo... no mucho tiempo... También la mezcla fue muy rápida. Quisimos un proceso rápido, queríamos probar otro método de grabación diferente al que veníamos usando, por eso trabajamos con un técnico de grabación diferente, el Pájaro (por Gonzalo Rainoldi), que la rompió. Todos los discos los encaramos con una manera de laburo distinta. Este se dio así y nos pareció que estuvo muy bien.”
“Todos los garcas y todas las sociedades garcas en las que vivimos. Los que nos vienen garcando históricamente y que, espero, no por demasiado tiempo más. Es algo así como lo que decía el flaco Spinetta: –Hay que impedir que juegues para el enemigo– (“El Enemigo” Silver Sorgo(2000)).”
¿Qué significado tiene el nombre del disco? “Creo que cada uno tiene su interpretación del nombre del disco. El significado que le doy yo por ahí difiere del de Ariel o el de Franco. Para mi tiene que ver con mirar todas las cosas que cambiaron y las que, a pesar del paso del tiempo, aún siguen siendo una mierda. La tapa del disco, esa imagen de violencia que es un tipo acogotando a otro, es lo que elegimos para representar esas mañas que todavía están. No es un título que reflexione sobre nuestro trabajo como una vieja maña en una nueva era.”
Desde Frágilinvencible (2000) que no tocaban como trío ¿Cómo se sintió volver a tocar los tres solos después de más de diez años? “Antes de Nueva Era, Viejas Mañas habíamos pasado trece años tocando juntos con diferentes formaciones y fue como un shock porque nos dimos cuenta de manera repentina de que funcionábamos como trío: fuimos al primer ensayo y dijimos –Y a ver ahora… ah, listo–. Por el momento no estamos en plan de incorporar a nadie. Siempre tuvimos la conciencia de que Pez era un trío con algún otro plus y nos dimos cuenta de eso cuando volvimos a estar los tres solos: que nunca dejamos de ser un trío, que estábamos tocando todo el tiempo desaforados.”
Las letras son combativas y tienen cierta épica. Hablan de “un macabro plan” que hay que desarticular, del despertar de la bestia, de izar velas y partir con la libertad de nuestro lado ¿Cuál es el enemigo y el camino que hay que evitar?
En estos trece años, y en los veinte que tiene la trayectoria de Pez, siempre hubo giros artísticos en busca de diferentes sonidos. ¿Por qué? “Los cambios en la banda pasan más por decir: –Esto ya lo estuvimos haciendo, bueno, probemos por
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acá–. Y ya nos está pasando de nuevo eso. Ahora estamos por empezar a encarar para otros rumbos. Podemos darnos el lujo de hacer lo que se nos cantan los huevos. No es que tenemos que salir a defender tal cosa porque nos hicimos conocidos con tal estilo o porque de pronto un tema nuestro explotó y tuvimos que salir a tocar todo más o menos así. Por suerte eso nunca nos pasó y hacemos lo que se nos canta todo el tiempo. Eso es impagable. Podemos cambiar un montón de cosas pero la libertad no.” La banda es cada vez más reconocida y cada vez gana más público. Pudieron hacer el Festipez, editar un DVD (Sesión de Espiritismo)… ¿Están cosechando los frutos de tantos años de remarla en la autogestión? “Nosotros notamos que Pez vino creciendo y que podemos hacer muchas cosas que nos gustan,
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pero no exageremos y siempre pensamos lo mismo: mantener la misma forma que tenemos para trabajar, o sea, seguir persistiendo y laburando. De todo el amplio marco de lo que significa tener y ser una banda, lo que más nos interesa es estar tocando, presentar material nuevo. Es lo que no más nos gusta hacer y lo que más nos gustó hacer siempre. Es una persistencia que no viene de decir: –Uh, que bajón, hay que seguir, tenemos que insistir– sino que viene de hacer lo que nos gusta y de que nosotros no nos veamos sin hacerlo.” Teniendo el reconocimiento de la banda y la relevancia que tiene el Festipez ¿Se ven como referentes de una escena independiente y de ciclos de música alternativos? “Eso se da. Para nosotros no existe el ‘hay que lindo ser una referen-
cia’ ni ‘que bajón ser una referencia’. No pensamos mucho más que en lo que hacemos. Con el Festipez queríamos hacer un show nuestro que fuera algo más que un show de Pez. Es una idea un poco tomada de los ‘festipunks’ de los años 80. El festival fue el resultado de conocer amigos a través de la música, gente que nos flashea y a la que convocamos cuando tenemos la oportunidad de armar una movida y está bueno que nuestro público conozca esas bandas. Es un trato donde ganan todos: esos grupos tienen la posibilidad de ser escuchados por más gente que en los lugares donde habitualmente tocan y por otro lado vos sabés que al público le estás dando algo que está bueno. Lo empezamos a poder hacer en el 2005 porque podíamos hacerlo, nos daba la estructura. Sabíamos que estaba viniendo más gente a vernos y eso nos permitía poder acceder a lugares más grandes donde podíamos llegar a sonar lo más cercano posible a lo que considerábamos nuestro sonido ideal y arreglamos para que tocaran las bandas que nosotros quisiéramos.” Dentro de esos circuitos alternativos, ¿Qué papel juega Internet y cómo la utiliza Pez? “Internet es importantísimo. Hace un montón que veníamos trabajando con Internet porque es la única forma que teníamos de hacernos conocer. Por un lado, no teníamos la estructura para invertir en difusión ni nada de eso,
pero por otro todos esos canales tradicionales por donde circulaba la música nos parecían un bajón del cual no queríamos participar. Entonces fuimos por ese lado, utilizando la Internet como una herramienta. Nos cayó la ficha, más o menos, por el 2000, pero en ese momento no regalábamos los discos, sino un par de temas, éramos más conservadores en ese sentido; una tontería. Cuando se empezó a distribuir más nuestra música y sabíamos que si se vendía un disco de Pez, a los dos días estaba subido, dijimos: –Bueno, somos unos salames, subámoslo nosotros en una buena calidad, si total es lo mismo–. Además, nosotros consumíamos y seguimos consumiendo música a través de Internet, que muchas veces es la única alternativa. Eso no quita que somos gente que compra discos. Yo en particular soy un enfermo de los vinilos.”
y el bagaje cultural que traés desde chico y toda la música que escuchaste.” ¿Cómo se proyecta Pez hacia el futuro? ¿Dónde le gustaría estar? “No pensamos en eso, lo nuestro es darle para adelante, no estamos pensando o considerando planes para el futuro. Todos nosotros tenemos la fantasía de ser señores ancianos y seguir tocando; vemos bandas de ‘viejos’ y la mayoría de esos grupos la descosen. Los ‘gerontes’ la tienen atada, son unos animales. Por eso tenemos la certeza de que con el tiempo vamos a hacer bastante mejores que ahora.” ///
¿Este surgimiento de circuitos alternativos tan fuerte va a contramano del axioma que sostiene que “no hay más bandas como las de antes? “En algún punto todo el tiempo hubo muy buenas bandas. A veces cuando dicen: –Ya no hay más bandas grandes– pienso sí en un momento estaban Manal y Almendra nos tenemos que juntar todo el resto del rock nacional y no se si le empatamos. Pero hoy hay montones de bandas que nos gustan mucho y las hubo en todas las épocas. También es una cuestión que pasa por el gusto
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