DESARROLLO PSICOSOCIAL EN LOS PRIMEROS TRES AÑOS
Desde el nacimiento,los bebés manifiestan el tipo de personalidad que van a ir adoptando y conforme su desarrollo, van marcando con mayor intensidad sus ragos o características que los van diferenciando de las demás personas. Por personalidad se puede entender como la integridad de las emociones del niño (a), el temperamento, los pensamientos y la conducta que éste demuestre conforme crece. Sin embargo, todo se da por medio de un proceso donde cada una de las etapas que tiene que pasar el bebé para irse desarrollando tanto en el área cognitiva como social y física debe cumplir con un nivel escalonado, es decir, de lo sencillo a lo complejo donde poco a poco irá adquiriendo su personalidad según las experiencias y los estímulos externos que éste reciba.
En la primera etapa de desarrollo, en en el transcurso de los primeros tres meses, se suele confundir las sonrisas del bebé por parte de los adultos, esto porque cuando su padre o su madre interactúa con el bebé y éste le “sonríe” se piensa que está dando una respuesta a la comunicación que estan teniendo pero no es así, son respuestas involuntarias del sistema nervioso que ocurren de manera espontánea durante los periodos de sueño MOR que abarca la mitad del total del sueño que tiene un recién nacido y que según Papalia y otros: “ …es probable que el sueño activo sea equivalente al sueño de movimientos oculares rápidos (MOR), que en los adultos se asocia con el sueño” y sucede de forma irregular que conforme se acerca a cumplir sus primeros tres meses disminuye la frecuencia en que se da y responden más a los estímulos externos que a sus percepciones del sistema nervioso como al visualizar objetos que sean de su agrado o algún rostro conocido como el de su madre o su padre. Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 1
Cada vez su sonrisa se irá tornando a ser más sociable e interactiva con los demás.
Evolucionada esta primera etapa de interacción con el entorno y el conocimiento de quienes le rodean, se asciende al siguiente escalón, las emociones. Estas se pueden demostrar de distintas maneras, pero va a corde a lo que el niño o la niña sienta, por ejemplo, la alegría, la tristeza o el miedo según las circunstancias o el contexto en que se vea involucrado (a). Es indispensable rescatar que, conforme el bebé progresa en su desarrollo, esas emociones serán manifestadas de otras formas ya que sus capacidades irán mejorando según la edad que vaya teniendo, es decir, no expresará su necesidad de alimentarse de igual manera como lo hacía cuando tenía dos meses (lloro) que cuando tenga tres años (hablando). Además que, practicamente los bebés en sus primeros meses de vida se comunican mayormente por los lloridos y cada uno de ellos representa una necesidad distinta. Se puede decir que según lo que quiera transmitir el bebé será el tipo de llanto que manifestará y las madres son expertas en este campo porque logran distinguir cada uno de ellos y así suplir sus necesidades básicas como el alimento, el abrigo, el dolor, la frustración, el enojo, sueño o la incomodidad.
Según Papalia y otros autores, las emociones son “reacciones subjetivas ante diversas experiencias que se asocian con cambios fisiológicos y conductuales”. Sin embargo, las emociones se ven afectadas o son estimuladas por contextos socioculturales en los que se desenvuelve la persona y efectos directos que puedan involucrar asuntos familiares que son los miembros más directos en los que se ve vinvulado el individuo fuera de lo que la sociedad exige. Por ello la muestra de enojo, de alegría, de frustración, de dolor, de temor, entre otros.
Para un bebé que está en desarrollo de sus emociones, al inicio de su nacimiento suele presentar satisfacción, interés y aflicción de forma refleja como proceso fiológico pero a partir de sus seis meses, sus emociones suelen ser verdaderas: cuando se sienten satisfechos en sus necesidades lo demuestran den forma de alegría, con sorpresa cuando es algo de su interés y se muestran tristes cuando están afligidos o bien, sintiendo enojo o temor ante situaciones de significado o agobiantes para el niño (a) ligadas a la maduración neurológica. Por lo anterior, se puede mencionar que las emociones van paralelamente unidas al desarrollo neurológico del infante Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 2
como sucede entre las edades de los 15 y 24 meses, que el niño adquiere las emociones autoconscientes como el bochorno, la envidia y la empatía una vez desarrollada la conciencia de sí mismo: la comprensión cognoscitiva de que tiene una identidad única y completamente distinta a los demás, donde se da cuenta que son el centro de atención, se identifican con lo que sienten los demás y tienden a desear lo que otros tienen. Alrededor de los tres años de edad, los niños ya son capaces de distinguir y reconocer reglas implantadas por sus mayores y exigencias que brinda la sociedad, pueden autoevaluar tanto sus pensamientos como sus conductas, sus deseos y planes planteados, esto nos dirige a desarrollar las emociones autoevaluativas de orgullo, culpa y vergüenza que pueden tener en un contexto determinado, adentro como fuera de su hogar.
La conciencia de si mismo le ayuda al niño (a) no sólo a evaluarse a sí mismo si no a analizar o evaluar a los demás, a tener conciencia de lo que los otros pueden hacer, cómo pueden reaccionar y qué pueden sentir ante una determinada situación. A esto se le denomida empatía. Papiola y otros autores lo definen como “la capacidad creciente para imaginar lo que puede sentir otra persona en una situación particular”. Para que quede más claro el concepto se puede imaginar a un niño con el nombre de Juan y otro niño llamado Pedro, los dos son amigos. Juan es menor que Pedro y salen de compras con la abuelita materna de Pedro.Durante las compras, Juan se pone revelde porque la abuelita de Pedro no pudo comprarle unas crayolas que él quería. Pedro, ante la circunstancia experimentada por Juan, le dice a su abuelita que esté tranquila, que Juan tiene que comprender que no se puede comprar las crayolas y se inclina a la estatura de su amigo y le dice: “Juan, no llores por eso, cuando yo era de tu edad, me pasaba lo mismo pero como ya soy un poco más grande, ya puedo comprender que debo esperar a que mi abuelita pueda comprarme lo que quiero, trata de no llorar”. Y juan se sintió un poco más aliviado y consolado por la actitud y la empatía que Pedro tuvo con él. Este es un ejemplo que sucedió y le sucede mucho a los niños que son muy pequeños y que aún no han desarrollado completamente la conciencia de sí mismos por lo que no logra comprender lo que sucede en el entorno y no tiene autocontrol de las acciones. También está la conciencia del otro niño, Pedro, entiende lo que sucede y trata de ayudar a su amigo teniendo empatía para consolarle. Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 3
A parte de las emociones vistas en párrafos anteriores, descritas como un complemento de la personalidad, también se puede vincular el Temperamento como parte de la misma. Hace referencia a la característica individualizada que va de acuerdo a la forma de ser de la persona y a la reacción que tiene un individuo ante una determinada situación. El temperamento se puede clasificar según las caracterísitcas que tenga la persona, por ejemplo, niños fáciles, por lo general son llevaderos, no hacen ningún drama por algún cambio que se tenga que realizar de forma espontánea, son niños que la mayoría del tiempo están felices y dispuestos a nuevas experiencias. Los niños difíciles, por el contrario de los anteriores, tienen dificultad para adaptarse a distintas circunstancias, suelen estar más enojados que contentos, es complicado sobrellevarlos y complacerlos. El último tipo de temperamento son los niños lentos para animarse, se adaptan a su entorno de manera lenta, necesitan de ayuda para poder lograrlo con mayor facilidad.
El niño (a) desde pequeño necesita ayuda para desarrollar su personalidad de forma adecuada sin factores que interrumpan su desarrollo de forma negativa provocando algún tipo de trastornos y que sea lo más sana posible, para ello es indispensable tomar en cuenta el rol o el papel que cumplen los padres en esta etapa tan marcada en la vida del menor, ya que describirá el futuro de este. La madre necesita contar con cualidades que le brinden al bebé seguridad, confianza, amor y que este sienta que sus necesidades son satisfechas por una persona que esta pendiente de él: su madre. Por eso, se le hace una breve señalización a actitudes que la mamá debe tener o adoptar, si es el caso que no las tiene, para lograr con el niño (a) una armoniosa relación, como hablarle con sensibilidad y ternura cuando el infante muestre sentirse inseguro, estar pendiente tanto de sus necesidades básicas como de comportamientos que se necesiten corregir para un desempeño adecuado dentro de una sociedad. El padre también desempeña un rol interesante y necesario dentro de la personalidad del niño, es responsable de hacerle sentir bienestar tanto en su área física como emocional y además social. Debe contribuir con el apoyo familiar para transmitirle al infante seguridad y confianza además de los valores que se deben de fomentar en el desarrollo de la personalidad del niño dentro del hogar. Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 4
La confianza que los padres transmitan al niño se ve reflejado en el desenvolvimiento que tenga como persona y con su entorno. Esta ocurre, según Erickson en la primera etapa de desarrollo del bebé hasta los 18 meses: “Confianza básica frente a desconfianza básica”. La confianza básica le permite al infante formar relaciones que le permita satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos. En la desconfianza básica no le permite al niño relacionarse con los demás, son pocos amistosos y desconfiados.
La mayoría de los niños, en su relación con los demás, marcan a una determinada edad la diferencia de género. Muchas veces por enseñanza de los padres que los estereotipan creando diferencias entre ellos como los colores, el rosado para niñas y el celeste para niños, los carritos para ellos y las muñecas para ellas, entre otras distinciones. Sin embargo, por naturaleza, existen varias características entre los varones y mujeres que los hacen versen distintos, como el su apariencia física, el peso, el cerebro de los hombres es 10% más grande que el de las mujeres, ellos son más vulnerables que las niñas y así entre otras carácterísticas como el desarrollo de más vocabulario de acuerdo a los juegos que realizan, por ejemplo, las niñas imitan palabras que escucha de sus madres al jugar “casita” y los varones de sus padres al jugar “carritos o carpintería”. Sin embargo, hace pensar que también va apoyado o influído por los estímulos que los padres de brinden a los hijos, por que las enseñanzas del hogar son vitales para el comportamiento futuro, las decisiones que tengan que tomar y/o las opiniones que tengan sobre estas diferencias una vez que se relacionen con los demás tanto en la infancia en forma de juego como en la adultez en el campo laboral.
Según lo analizado en el párrafo anterior, se destaca lo indispensable que es la presencia de los padres en la crianza de sus hijos, en la confianza que le facilite sentir al niño (a) durante sus primeros años de vida los cuales son la base para una personalidad segura y estable del menor. Los bebés necesitan sentir seguridad en las personas incluso en los objetos, esto se evidencia en que lo confortable que se puede sentir un bebé mientras duerme al lado de su peluche favorito o con sus padres. Necesitan desarrollar un equilibrio entre los dos extremos: la confianza que le pueda ayudar a formar relaciones intimas Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 5
como la desconfianza que los obliga a protegerse de lo desconocido. Hay resultados muy diferentes y llamativos ante la confianza o la desconfianza que el niño o la niña pueda sentir tanto como no tener dificultad para entablar una relación de amistad con otro niño o la dificultad que éste tenga para hacerlo. Por eso es crucial que los padres manejen un buen tacto ante estas perspectivas de sus hijos porque son eventualidades que van a marcar el destino de ellos.
Otro aspecto por tomar en cuenta por los padres para no alterar la confianza o el equilibrio en la personalidad del niño (a) es el apego que ellos sientan ante los mismos padres, un objeto de su interés o un conocido en articular. Se hace referencia al vínculo emocional recíproco y duradero entre el menor y su madre, padre o la persona que lo cuida, donde se lleva a cabo un enriquecimiento importante de la relación, a esto conocemos como apego. Es la manera en la que en recién nacido se va adaptando al entorno y a la satisfacción de sus necesidades básicas con ayuda de esa persona que le brinde confianza y seguridad de sobrevivencia.
Se comprende que, a cierto tiempo de nacido el bebé, los padres deben retomar sus labores rutinarias y están obligados a enfrentarse nuevamente al mundo exterior por lo que el niño (a) debe ser sometido a un cuidador externo a su núcleo familiar del que estaba acostumbrado. Se debe tener mucho cuidado ante la toma de estas decisiones porque pueden alterar el desarrollo del bebé ante estos cambios además que por lo general, los menores forman parte de algunos de los siguientes apegos. Apego seguro: un niño perteneciente a este grupo de apego, llora cuando su mamá se aleja pero cuando la vuelve a ver la recibe con esmero. Para un niño la madre es una base de seguridad, puede explorar otros lados aislandose un poco pero pronto busca a su madre para sentirse rotegido. Por lo general muestra ser un niño (a) alegre y cooperativo.
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En el apego evasivo, el niño (a) llora muy pocas veces cuando su madre se va pero la evade cuando regresa, muestra irritación y no extienden sus brazos para alcanzarla. Le molesta que lo cargue pero le es más irritante que lo baje. Por último, el apego ambivalente (resistente), el niño (a) muestra ansiedad incluso antes que su mamá se aleje y se molesta bastante cuando la pierde de vista. Cuando regresa su madre muestra ambivalencia: busca el contacto con ella y al mismo tiempo se resiste pateando y retorciéndose. Por lo general, este tipo de apego hace que los niños exploren menos que otros y cueste consolarlos.
Según los estudios planteados por Papalia y otros autores, se menciona que el apego va ligado al temperamento del niño (a) ya que éste último influye en el desarrollo de un apego seguro para el infante además de la habilidad que la madre tenga para ayudarle al menor a equilibrar sus emociones según el temperamento que muestre tener por causa de una ansiedad que tenga el bebé ante lo desconocido o ansiedad ante la separación. La primera ansiedad hace alusión a las personas que el infante no conoce y se da aproximadamente a los ocho o nueve meses de edad y la segunda ansiedad cuando su madre o la persona que le cuida se aleja. Por estas y otras razones es recomendable que los padres, una vez que se reintegran al trabajo, relacionen al niño (a) con la persona que le va a cuidar tiempo antes de volver a labores para que se familiarice y no sea un impacto muy marcado al dejarlo con un desconocido. También, que el cuidador muestre sensibilidad ante el bebé, confianza y estabilidad para que el niño (a) se sienta cómodo y seguro y muestre resultados competentes a lo largo de su desarrollo como la curiosidad y la iniciativa de explorar, que tenga una fácil socialización con los demás, una autoimagen positiva y facilidad para resolver mejor los conflictos, todo esto gracias al apego seguro que fomentaron los padres en el menor.
Sin embargo, una vez superado este nivel del apego en el que se ve involucrado el niño (a), comienza a ascender a otro escalón: el autoconcepto. El infante crea la imagen que tiene de sí mismo: sus rasgos y capacidades.Incorpora a la imagen que tiene de sí mismo al cuadro que otros le reflejan. Todo esto se da por la recopilación de experiencias positivas o Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 7
negativas, agradables o desagradables, según el tipo de cuidados que tuvo. Poco a poco va obteniendo acción personal, alrededor de los cuatro y diez meses cuando trata de alcanzar objetos que son de su interés, tienen un poco de dependencia al poder realizar movimientos por sí solos sin ayuda total de otra persona. Cerca de esta misma edad desarrolla la coherencia del sí mismo, la sensación de ser un todo físico con límites que lo separan del resto del mundo. La persona que cuida al niño (a) por medio de estimulos como los juegos puede ayudarle a madurar más esta área que el menor descubre alrededor de esta edad.
Parte del autoconcepto se menciona la conciencia de sí mismo que tiene el bebé, el poder identificarse cuando se le asoma a un espejo, la connotación de otras imágenes de interés que no son las suyas, la discriminación perceptual y así otras actitudes relevantes que puede ir dando entre los tres y a nueve meses de edad. Un ejemplo claro de este nivel de desarrollo, es cuando se le coloca al niño un sombrero y se le muestra en el espejo, el menor podrá identificar que ese objeto no pertenece a su imagen física pero que sí es él quien se muestra en el espejo. Otra indicación de sí mismo es cuando un bebé entre los 20 y 24 meses, usan pronombres en primera persona. A los 19 y 30 meses, utilizan términos descriptivos como alto, bajo, liso, entre otros, y términos evaluativos como bonito, feo, fuerte. El desarrollo del lenguaje le permite pensar y hablar acerca de sí mismo e incorporar las descripciones verbales de los padres al surgimiento de la imagen de sí mismo. La autonomía es otro rasgo distintivo que caracteriza la maduración del infante tanto el área fisica como cognoscitiva y emocional. La autonomía se puede observar en niños entre 18 meses y tres años. Se reconoce como la segunda etapa del desarrollo de la personalidad a la autonomía frente a vergüenza y duda, según Erickson. Se caracteriza por un cambio del control externo al autocontrol. Es decir, una vez obtenida la confianza hacia su entorno y una conciencia de sí mismo, el niño (a) inicia a cambiar el control que tiene su madre o su cuidador por el control del suyo propio. La voluntad es la que se destaca en esta segunda etapa. Parte de las actitudes que se revelan en esta edad es el control de esfínteres que hace que el menor mantenga autonomía y autocontrol, el lenguaje porque ya son capaces de transmitir sus ideas y pensamientos así como sus necesidades. Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 8
Continuando en la misma etapa, es necesario que los padres de una manera adecuada establezcan los límites la vergüenza y además la duda para que le ayude al niño (a) a reconocerlos por lo que es vital para el desarrollo de su autonomía así como sus propias decisiones. Para ello es necesario que los padres muestren ante el niño (a) flexibilidad ante los cambios naturales que el menor pueda tener, hacer que el hogar sea un ambiente armonioso y amigable para el niño para que tenga la oportunidad de explorar y no de sentirse limitado ante nuevas aventuras, es importante que los padres no utilicen el castigo físico para hacer correcciones ante conductas inadecuadas por parte del niño, utilice palabras adecuadas y cariñosas para corregirlo, dele opciones al niño de negociar y así saber qué piensa y a la vez se le brinda la oprtunidad de ofrecer y ser analítico ante situaciones. Ideas como las anteriores son para tomar en cuenta en momentos que el niño muestre negativismo ante el control que quiera imponer durante el desarrollo de la autonomía.
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Para concluir esta primera etapa que Erickson plantea, es primordial mencionar que los padres de familia deben tener mucho tacto para escoger al cuidador que estará pendiente de su hijo (a) mientras se encuentren ellos ausentes. Se recomienda que sea una persona sensible y cariñosa, con ganas de enseñarle al bebé y practicar actividades y disciplinas adecuadas a su crecimiento, con buenos valores y modales de personas de bien. Además de tener conocimientos optimos para el cuidado del infante. Muchas veces estos niños que se ven sometidos a cuidados con otras personas ajenas al hogar se ven expuestos a maltratos que despúes de todo, le cobrarán la factura una vez que demuestre tener una aprendizaje escaso y abrumador. El niño puede manifestar ser víctima de abuso físico, donde el adulto le provoca lesiones evidentes en su cuerpecito sea con puñetazos, golpes, quemaduras o las sacudidas que es también una forma de maltrato que se da más que todo en niños menores de dos años, el cuidador le sacude influenciado por el estrés, el enojo o el llanto del bebé y los músculos del cuello al ser débiles y su cabeza grande y pesada, le ocasiona un rebote del cerebro dentro del cráneo provocando sangrado e hinchazón, puede generar daño cerebral severo, parálisis cerebral o incluso la muerte. Muchas veces ocurren por descuido, por gusto, por impaciencia o por negligencia, ya que el cuidador deja de satisfacer las necesidades básicas del niño (a) como la comida, su vestimenta, protección, por falta de supervisión o atención médica. Abuso sexual, se refiere a cualquier actividad sexual que involucra a un niño y a una persona mayor. Por último, se describe el maltrato emocional por medio del rechazo, aislamiento, explotación, degradación, himillación o por falta de dar apoyo emocional, amor y afecto al niño.
En la segunda etapa de desarrollo que Erickson plantea, se lleva a cabo la socialización y se entiende como el proceso de desarrollo de hábitos, habilidades, valores y motivos que los convierten en miembros productivos y responsables de una sociedad. Por ello, la aplicación de estrategias por parte de los padres para inculcar en el niño (a) un adecuado autocontrol de emociones, temperamento y autonomía ayudará a que el menor tenga una sintonía agradable con el entorno tomando en cuenta la internalización y la autorregulación. La primera se conoce como las normas en las que la sociedad Yunieth Sanabria Dittel /USP/ Psicología Aplicada I 10
se ve expuesta, un niño no necesitaría obedecer ciertas reglas sólo por obtener recompensa sino que lo haría por una aplicación moral dentro de la sociedad, como un respeto a las normas creadas y enseñadas por sus semejantes.
El término siguiente se refiere al control de la conducta para atender las peticiones o expectativas de la persona que le cuida estando o no presente. Este se relaciona con todos los dominios del desarrollo, físico, cognoscitivo, emocional y social. La autorregulación va de la mano del desarrollo de las emociones evaluativas y las de autoconciencia como la empatía, la vergüenza y la culpa ya que abarca la resistencia de la tentación y el enmendar las acciones inadecuadas. Por ejemplo, un niño que su madre le dijo que no tomara las cosas ajenas porque no es debido ya que cada objeto tiene su propio dueño y además que no le gustaría que alguién más tomará sus propias cosas sin autorización. Este no necesitaría que esté su madre en el lugar para saber que esa acción es incorrecta y que no la debe de realizar. Esto también forma parte de la conciencia tano por el malestar emocional que causa hacer algo incorrecto como la capacidad para abstenerse de hacerlo. Para ello los padres tienen que externarle al niño las normas morales y que este las interiorice como aprendizaje y para aplicación de sus actos. Perfectamente, en el ejemplo anterior encaja los conceptos de obediencia comprometida, niños que voluntariamente obedecen órdenes sin recordatorios ni oposiciones y de obediencia situacional, que abarca a los niños que necesitan un control contínuo para obedecer y seguir las instrucciones. Por lo general, los infantes que han demostrado tener obediencia comprometida a los ocho o diez meses permanece y se intensifica aún más conforme avanza la edad. La cooperación receptiva se inclina más allá de la obediencia comprometida ya que el niño manifiesta tener una disposición entusiasta de cooperar de forma armoniosa con la madre o el padre, tanto en actividades de disciplina como en las que no son rutinarias como ayudar en los quehaceres del hogar, durante un juego, en la higiene o alguna otra que se presente incluso dentro de la socialización con otras personas.
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Para que se de una socializacion amena entre niños debe estar influenciada por varios factores como se mencionaba anteriormente por un apego seguro donde el menor desarrolle una independecia y un desenvolvimiento seguro que le permita entablar conversaciones con otras personas sin necesidad de la intervención del adulto. La sensibilidad por parte de los padres es primordial porque ofrece al niño (a) tener emociones morales que le limiten reaccionar a lo adecuado y a lo inadecuado, a tener una conducta moral ante lo tentativo y la violación de normas que fueron implantadas por alguna razón, le ayuda a desarrollar al niño una cognición social que le establece limitantes y exigencias de una conducta dentro de la sociedad.
La relación que tienen los niños pequeños con sus hermanos es parte de la socialización que van adquiriendo pero su papel es muy distinto porque a pesar que los conflictos que existe entre ellos se convierte como un canal para socializar fuera del hogar además de compartir lo aprendido durante la interacción con sus hermanos con otros niños, existe un afecto importante entre esta relación de hermanos que hace ver la diferencia entre la socialización dentro del hogar como fuera de el. Con otros niños, se incentiva la imitación mutua por medio del juego y esto da lugar a una comunicación verbal más enriquecedora y más productiva en las áreas que complementan este tipo de comunicación como la semántica, el vocabulario aumenta dentro de su contexto en el que interactúa el niño, la morfosintaxis mejora conforme los niños crean frases y oraciones con sus respectivas reglas ortográficas, además se ve influenciada la pragmática y así la fonética y la fonología, porque muchas veces, los niños imitan sonidos mientras juegan y esto fortalece la producción de los fonemas y la discriminación de sonidos.
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