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Qué es la edición?
Yesica Terceros
Editora
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Una pregunta de 19 caracteres con espacios que dispara miles de conceptos, sentimientos y recuerdos. Al hacer este recorrido personal, la palabra fue mutando y llenándose de significado. Si hoy tuviera que contárselo a alguien en la parada de un transporte, a través del cubrebocas, le diría que es una actividad integral que permite que las ideas de un individuo lleguen a las manos de sus lectores en un formato amigable, físico o incluso intangible, pero no menos cuidado. Que no se confunda, no es el tipo de edición que se hace en una isla para lograr un producto audiovisual, es una labor en la que un individuo actúa como si tuviera mil brazos y organiza tareas para un equipo cual director de orquesta. Y si este compañero casual de viaje urbano siguiera escuchando, le diría que la mayoría de sus percepciones textuales han pasado por la mano y mente de un profesional de la edición, desde ese folleto en el piso hasta ese libro de la infancia que atesora en su biblioteca.
A la llegada del transporte, seguro me sentaría y seguiría pensando si pude comprimir en pocas palabras lo que en mi mente parece tener altos niveles de entropía, como el castillo del mago Howl antes de que llegara Sophie. Para calmar estos pensamientos, me pongo los auriculares. El audiolibro que vengo escuchando solo dispara más y más pensamientos: pasó por muchos procesos, tantas manos, tantos días, tardes y noches de esfuerzo… En esa maraña de mentes y cuerpos trabajando, seguro hubo un profesional de la edición.
El audiolibro pasa también por muchos procesos y manos, durante días, tardes y noches de esfuerzo, y seguro colaboró un profesional de la edición.
Aprecié más las pequeñas cosas que nos dan en las preventas de un libro, la firma de los autores, las entrevistas.
La decisión editorial de darles un espacio visible a los nombres de traductores y correctores es refrescante.
Antes de llegar a mi parada habitual, decido bajar unas cuadras antes. Necesito caminar para ordenar mis pensamientos. A lo lejos veo un cartel en la pared. Un concierto pensado antes de la cuarentena. La elección de la tipografía y los colores están bien elegidos. La capacidad creativa de los diseñadores me sorprende siempre.
Llego justo cuando el señor de las encomiendas estaba a punto de marcharse. Firmo rápidamente, sin mucha elegancia, para recibir mi paquete. Mis dedos tiemblan un poquito, quizá sea el frío, quizá la emoción. Dentro de mi casa y con gatos curiosos rodeándome, deposito el cajón sobre una mesa, aplico el rociador con alcohol al 70% con eficacia. Es un ritual que ya se volvió mecánico. En su interior hay una bolsa de plástico. Por fin llegó.
Conocí al artista a través de un taller, y encantada por su forma de ver el mundo, apenas vi la preventa me sumé sin pensarlo demasiado. Aún hacía calor en ese entonces. Desde que entré al mundillo de los editores, empecé a ver con más detalle las estrategias de marketing. Aprecié más las pequeñas cosas que nos dan en las preventas de un libro, la firma de los autores, las entrevistas. Hace un tiempo recuerdo que ni la lluvia me detuvo para llegar a la presentación de un libro en una tienda de cómics.
Llevo mi tesoro y, antes de leerlo, quiero que se acomode a mi biblioteca, que conozca a su nueva familia. Me permito leer la página con información editorial. Ya es una costumbre, un gusto adquirido. El saber quién hizo qué, cuándo, dónde.
Me alegro cuando los nombres de los traductores y los correctores aparecen en un libro. La decisión editorial de darles un espacio visible es refrescante. Ya no tenemos que ser los ninjas del mundo editorial. La visibilidad no es un mero deseo para aumentar el ego, al contrario. Es darles entidad profesional a estas actividades. Es reconocer el esfuerzo.
Saliendo de mis pensamientos, me pongo a redactar el informe del último encuentro literario que tuve. Quizás el hilo conductor respecto a la identidad y las transfor-
maciones de esas historias leídas me han dejado pensando en la visibilidad.
El estilo de una de las historias me llamó poderosamente la atención. Ursula K. Le Guin escribió The Wife’s Story en 1982. Cuando la comentamos, la mayoría, quizá por trabajar con idiomas todo el tiempo, se distrajo debido a los errores ortográficos. Cuando superamos esa barrera, y entendimos hacia el final lo que estaba pasando, fue como esos gifs animados donde el universo explota en tu mente. Y no puedo evitar pensar en si la traducción mantuvo ese estilo, esos detalles. Espero que sí.
Luego de terminar mi informe, bajo a prepararme un café. Mientras espero el silbido, me doy cuenta de que estamos atravesados por los procesos de la edición en cada momento de nuestras vidas. Producción, corrección, traducción, diseño, marketing, distribución… Incluso el texto en el frasco de café ha pasado por algún proceso editorial.
Con el café listo, voy a buscar al recién llegado. Es hora de conocernos.