• Guillermo Orozco y Darwin Franco Enrique Ordóñez / Cuartoscuro
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An á l i s i s
uadalajara.- Este ha sido un año crucial para la ficción mexicana, pues como nunca antes, ha sido utilizada como canal para la promoción de actividades políticas y gubernamentales, a tal punto que se puede hablar de que en este 2011 surgió un nuevo formato ficcional: la info-serie televisiva, producción que se destina plenamente a la promoción de alguna actividad o plan gubernamental, como sucedió con la serie El Equipo (Televisa) y se trasmitirá en noviembre próximo otra, en TV Azteca, titulada La Teniente. Estas info-series televisivas no sólo significan una fuerte inversión de recursos públicos –en El Equipo, por ejemplo, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) derrochó 118 millones de pesos– sino que también plantean una nueva forma de marketing político donde lo que importa más es el formato, en este caso televisivo; ya que a través de la construcción de una narrativa audiovisual se pretende colocar en la esfera pública una visión muy peculiar de la realidad. Ésta, además de legitimar las acciones gubernamentales las dota de un valor simbólico que privilegia la emoción antes que la razón. Quizá por ello el gobierno de Felipe Calderón pretende seguir adelante con un esquema de promoción televisiva que, pese a las críticas, parece ser redituable en tiempos donde las acciones gubernamentales parecen ya no poder sustentar y justificar en la realidad la llamada guerra contra el narcotráfico. Un camino que se ha seguido desde 2009 es la creación de productos audiovisuales donde lo importante no es
SOCIEDAD Y POLÍTICA
Érase una vez un mal gobierno que recurrió a la ficción
Genaro García Luna y Mariano Francisco Saynez Mendoza.
informar de las acciones concretas que se realizan contra el narcotráfico, sino crear en torno a ellas ficciones y mitos que logren sostener las narrativas oficiales más allá del discurso político. Entre estas producciones destaca la serie audiovisual Los 10 mitos de la lucha por la seguridad, que el ex secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré Romero (ahora encargado del CISEN), hábilmente supo desplegar por internet y a través de las redes sociales para posicionar y aclarar que las críticas que se han hecho a la estrategia de la Presidencia son únicamente mitos y no verdades. Siguiendo este mismo esquema, Genaro García Luna –secretario de Seguridad Pública– en conjunto con Televisa creó la serie El Equipo, producción para
Zócalo | octubre 2011
resaltar las “buenas” acciones que la Policía Federal realiza contra el crimen organizado. Humanizando la vida de los federales, la serie no sólo pretendió mostrar el lado bueno y victorioso de la guerra, sino que además enfatizó en todo momento un discurso maniqueísta que reduce la violencia social a una disputa entre “buenos y malos”. Esto, sin duda, demostró que la generación de mitos, como precisa Alejandro Poiré en sus videos, no sólo proviene de la sociedad, sino también del gobierno.
Percepción de audiencias En El Equipo, se hace evidente la disputa que existe entre federales y militares, se enaltece el papel del Jefe de los Federales (que en la realidad ocupa García Luna) para construir desde la ficción
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la imagen de un hombre incorruptible, que podría ayudar a quitar las sospechas que vinculan al secretario con algunos cárteles del narcotráfico y, sobre todo, se deja bien en claro que todo, incluida la violencia social desbordada y las bajas civiles, son los precios que tenemos que pagar para conseguir la paz.
Versión de la Marina No obstante la controversia que ha generado El Equipo, el gobierno de Felipe Calderón parece empecinado en continuar este tipo de estrategia ficcional, pues estrenará el 7 de noviembre, junto con TV Azteca la “info-serie”: La Teniente.
El Equipo enfatizó en todo momento un discurso maniqueísta que reduce la violencia social a una disputa entre “buenos y malos”.
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Las críticas a esta info-serie televisiva no se hicieron esperar, pero lamentablemente todas ellas se concentraron en la parte presupuestal y el efecto político, dejaron de lado el impacto simbólico que podría causar en las audiencias y asumieron (en muchos sentidos) lo que éstas sentían al ver cómo el Gobierno Federal pretendía modificar la percepción de la violencia social a través de una serie de televisión. Para contrarrestar un poco esta visión que toma por cumplido el efecto que buscan en las audiencias, OBITEL México está realizando un análisis de la recepción transmedial para saber lo que la gente opinó y expresó de la serie El Equipo, en las distintas páginas oficiales que esta producción tuvo en internet. Algunos de los hallazgos demuestran que pese a la ola de críticas de la serie, la gran mayoría de las audiencias que la siguieron por internet toman como algo positivo su aparición en la televisión, ya que esto habla de que “por fin” hay un cambio en la ficción mexicana, otras se dicen emocionadas porque la televisión está mostrando la realidad qué pasa en el país al reflejar en la pantallas la valentía de los policías que enfrentan a los narcotraficantes. Aún sin concluir el estudio de OBITEL México, es importante ver que las críticas sociales a la serie no necesariamente significan un impacto en la percepción de las audiencias.
Realizada en conjunto con la Secretaría de Marina (Semar), esta producción de Azteca tiene como único objetivo reconocer el trabajo que la Armada de México realiza contra el crimen organizado; por ello desde el mes de agosto la Armada dio paso libre para que la televisora use no sólo sus instalaciones y equipos sino también a sus elementos como extras. ¿Por qué tanta prisa por legitimar las acciones gubernamentales contra el narcotráfico? ¿No fue suficiente con lo que pasó con El Equipo? ¿Será que La Armada también tiene otra versión de la realidad? Para evitar polémicas, la Unidad de Comunicación de la Semar aseguró que en esta serie “no se invirtió un solo peso” porque la propia TV Azteca ofreció hacerla como un “homenaje” a la Armada. ¿Será esa empresa tan noble para no hacer negocio de la urgencia que tiene Calderón por cambiar la imagen de sus fuerzas armadas? ¿Habrán aprendido la lección y en lugar de nombrarla “producción educativa” (con valor de 118 mdp) ahora la llaman “homenaje”? ¿Qué hay detrás de esta ficción? Lo que se esconde quizá sea parte de la estrategia de comunicación social que el gobierno federal por todas las vías posibles está construyendo para minimizar el impacto electoral en la opinión pública respecto a la violencia social y a la estrategia que Felipe Calderón ideó para combatirla. Si esto es así ¿cómo
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entender que la trasmisión de un partido de futbol (Santos contra Morelia) se haya tenido que suspender porque a las afueras del estadio había una balacera? ¿Cómo puede minimizarse o ficcionalizarse esa realidad cuando la televisión la muestra en vivo? La Teniente, dentro de este entramado, se presenta como un panorama deseable donde el gobierno y las televisoras quieren mostrarnos que la verdadera realidad no es ésa, donde aficionados del futbol corren tras escuchar las detonaciones sino aquella donde héroes detienen a los narcotraficantes que atentan con nuestra seguridad. El tipo de comunicación que ahora se construye para informar las acciones gubernamentales contra el narcotráfico no sólo es errónea, sino perjudicial, porque asume que todos los mexicanos somos ciegos e ignorantes. La ficcionalización de la realidad preocupa no sólo por el evidente derroche de recursos públicos, sino también porque en ella se está diluyendo el mensaje maniqueísta con el cual el gobierno de Calderón trata de colocar a sus fuerzas armadas como mártires, todo en compañía o en contubernio con televisoras, a las cuales no les importa formar parte del maquillaje de la realidad, mientras sus negocios u “homenajes” se conviertan en futuros arreglos políticos, como la aprobación de la unión comercial entre Televisa y TV Azteca, a través de la empresa de telefonía celular Iusacell, que debe definirse a finales de este año. Aquí va un nuevo “equipo” ficcional, y desde OBITEL nos preguntamos hasta cuándo las audiencias seguiremos tan pasivas y acríticas con este tipo de producciones, que no hacen más que reducir nuestra compleja realidad a una lucha de buenos contra desgraciados, donde, por cierto, las bajas colaterales son y deben ser justificadas. gorozco@cencar.udg.mx