Walmart, sobornos y amenazas

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Walmart, sobornos y amenazas

JUNIO 2013

• Israel Tonatiuh Lay Arellano

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l pasado 15 de abril se dio a conocer que la ganadora del premio Pulitzer de periodismo fue la mexicana Alejandra Xanic Von Bertrab, por el reportaje que realizó, junto con David Barstow, sobre los sobornos pagados por Walmart en México, publicado por The New York Times en abril y diciembre de 2012. La noticia sobre esos actos de corrupción sacudió a varios funcionarios políticos de todos los niveles y a los ejecutivos tanto nacionales como estadunidenses de esa tienda, aunque no pasó de un escándalo que al día de hoy sigue en el limbo jurídico. Sin embargo, es importante señalar que Walmart no sólo llevó acabo este tipo de acciones que convenían a sus intereses, sino que perjudicó el patrimonio cultural e industrial en diversos municipios del país. Aquí resaltamos los casos de Teotihuacán, Tecamachalco, Amecameca y Pátzcuaro. En marzo de 2004, Arrendadora y Centros Comerciales S. de R. L. de C. V., que opera Walmart en México, solicitó al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Estado de México, la autorización del proyecto arquitectónico para una tienda de autoservicio en un predio del Fraccionamiento La Parroquia, en el municipio de San Juan Teotihuacán, ubicado dentro de uno de los polígonos de la zona arqueológica

y a tan sólo 2.4 kilómetros de la pirámide del Sol. Con la justificación por parte de la trasnacional de que la tienda de ese tipo más cercana se encontraba a más de veinte kilómetros, y así como con la opinión del INAH que señaló que en informes anteriores sobre excavaciones realizadas en los años de 1973 y 1984, había ausencia de arquitectura prehispánica en dicho predio, en el mes de mayo de 2004 se otorgó el permiso para la construcción de la tienda. Ante esto, diversas organizaciones sociales crearon el Frente de Defensa del Valle de Teotihuacán, que emprendió diversas acciones de demanda sobre la construcción, lo cual tuvo de inmediato el apoyo de los intelectuales del país, sin embargo las respuestas jurídicas señalaban la legalidad de los permisos otorgados.

Las voces en contra comenzaron a aumentar, al grado de que en las instancias gubernamentales del sector se empezaron a escuchar posiciones a favor y en contra. El mismo Presidente Vicente Fox Quezada, respondió que la tienda debía abrirse, pues había cumplido con todos los requisitos de ley. El entonces director del INAH argumentó que los permisos se habían otorgado conforme a derecho, pero que desde su postura particular, estaba en contra de la construcción del supermercado. La misma opinión tuvo Sari Bermúdez, entonces titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), y algunos días después la delegada del INAH en el Estado de México, quien había otorgado los permisos para Walmart en Teotihuacán y en Amecameca, presentó su renuncia.


Curiosamente, este conflicto fue visto desde otra perspectiva por una página web estadunidense que llamó al Frente “Hordas de defensores hipócritas de los sitios históricos”, así como responsables por el boicot en Teotihuacán, atreviéndose incluso a señalar que “el verdadero daño a la cultura y la tradición de ese lugar lo causan los inciensos y la gente que se queda ahí después del día de muertos” (the damage to the town’s culture and tradition is inflicted everyday by all the incense-burning, leather-weaving, never-bathing, hippies that once came for the Day of the Dead and never left and now plague the downtown streets). Finalmente, la tienda fue construida y es operada por la filial Bodega Aurrerá.

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La delegada del INAH en el Estado de México, quien había otorgado los permisos para Walmart en Teotihuacán y en Amecameca, presentó su renuncia.

Otros sitios afectados en el rescate del patrimonio cultural mueble o inmueble, por la urgencia de Walmart a no retrasar obras de construcción, han sido Filobobos, Xico y Tlapacoyan en Veracruz, pues se sacrificó cerámica y montículos pertenecientes a asentamientos urbanos (casas) en 2011; y en Cholula, Puebla, en 2009. El INAH ni siquiera realizó un examen minucioso en el subsuelo, a pesar de reconocer que se trata de un sitio donde siempre existe la posibilidad de encontrar vestigios arqueológicos. A nueve años de la construcción en Teotihuacán, sabemos que la firma trasnacional pagó un soborno de 52 mil pesos para alterar el mapa de zonificación que impedía la construcción de una tienda en esa zona, casi 30 mil para para las autoridades de tránsito, 114 mil para garantizar el apoyo del presidente municipal y 45 mil para el propio INAH. Más allá del escándalo de corrupción, subrayamos que se trata de un aspecto en el cual la legislación y las normas han sido manipuladas en contra del patrimonio cultural y por ende, identitario, más allá de los sobornos pagados por esta empresa trasnacional se encuentra un neocolonialismo cultural que ha logrado encontrar los huecos en el estado de derecho de nuestro país para poder instalarse en cualquier parte, histórica, artística o cultural, sin que nadie lo impida, demostrando así la necesidad de una actualización de nuestros marcos normativos en la materia.

An

tas al público en el mes de octubre de 2004. En Pátzcuaro, Michoacán, la Cámara de Comercio respondió con una negativa a la cadena estadunidense, pese a que en ese municipio no se atentaba directamente contra un inmueble histórico o arqueológico, ya que la trasnacional había comprado un predio, el rotundo rechazo de la Cámara de Comercio fue por que Pátzcuaro estaba en espera de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, debido a su historia y arquitectura, y uno de los requisitos para poder hacer esta declaratoria, es no contar con un giro de ese tipo en las cercanías al lugar histórico. Por ello, se integró el frente Todos contra Walmart en Pátzcuaro, el día 21 de febrero de 2005.

COMUNICACIÓN POLÍTICA

Sin embargo, la tienda abrió sus puertas el día 5 de noviembre de 2004, con el resguardo de la policía estatal. En Amecameca, el mismo mes de 2004, el INAH también autorizó un permiso para remodelar y demoler el inmueble en donde se localizaba la empresa harinera más importante de esa región. El propio alcalde en turno afirmó que no se trataba de un edificio histórico, opinión cuestionable pues databa del siglo XIX, sí podía ser considerado como patrimonio industrial, y por lo tanto, haber tenido derecho de ser rescatado. El proyecto en este municipio generó conflictos con los comerciantes del centro de esa comunidad, así como con los locatarios del mercado municipal, pero se presentaron ante el grupo de inconformes los resultados de una encuesta, realizada en seis barrios de esa cabecera municipal, en la que el 80 por ciento de los habitantes aprobaban la llegada del supermercado. Aunque el INAH detuvo la construcción por 18 meses, finalmente autorizó la reanudación de las obras y la tienda abrió a finales del año 2006. Con una ruta diferente, pero con un final similar, en Tecamachalco, Puebla, el Ayuntamiento autorizó la instalación de una tienda del grupo Walmart en una casona del siglo XVIII. Ciudadanos de esa localidad se opusieron a la instalación y formaron un Frente Cívico, el cual contó con el apoyo del sector comercial, a través de la Cámara de Comercio de Tecamachalco. La justificación de la participación de esta última fue el impacto económico que causaría la tienda, la afectación a los comercios establecidos y por ende, a cientos de empleos. Sin embargo, el apoyo de los empresarios no impidió que se edificara la tienda, abriendo sus puer-

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