Imagen y objeto en el imaginario urbano Valeria Daniela Díaz Reyes Introducción El imaginario urbano es la forma en cómo las personas o grupos de personas de una sociedad perciben su ciudad. Es una construcción social que puede ir modificándose con el tiempo y que aporta a la construcción de identidades colectivas. Antes que espacios físicamente reales, las ciudades son el producto del imaginario o los imaginarios de sus habitantes, quienes modelan los escenarios que contienen sus creencias, cultura, ideología y tradiciones. Concretamente, estos escenarios son denominados espacios públicos: calles, avenidas, plazas, parques, entre otros. Los espacios públicos son un eje central de la vida de las ciudades. Diariamente, como transeúntes, estamos en contacto con estos espacios que ofrecen a nuestra vista imágenes y objetos que proponen una base para leer la ciudad y cuya interpretación va cambiando según el avance de los años, el contexto político, social y cultural y el lugar que ocupan. En este sentido, es posible identificar dos dimensiones en las ciudades. La primera tiene que ver con el imaginario que las personas tienen de su ciudad considerando su historia, morfología, planificación, tipología de las edificaciones, monumentos, entre otros. Las características históricas están más presentes y son más apreciables en los centros históricos. La otra cara está referida al cambio de uso y, en algunos casos, del valor asignado a edificaciones, espacios públicos, representaciones esculturales y monumentos históricos. Sin embargo, también tiene que ver con la creación de nuevos espacios, hitos y monumentos que responden a las necesidades que surgen en las ciudades. Estos elementos nuevos son lo que conforman el imaginario urbano actualizado. Es decir, la segunda dimensión de las ciudades visibiliza la re significación de lo antiguo y la creación de lo nuevo. Así las ciudades están en constante transformación. En cada momento o época sus habitantes crean nuevos espacios que pueden permanecer, ser resignificados o desaparecer en el tiempo. En cualquier caso son espacios que están ligados a imágenes y objetos específicos que conforman el imaginario urbano del lugar, más aún si se trata de imágenes y objetos que han trascendido en
el tiempo. El nexo entre habitantes y espacio estará mediado por este imaginario que condicionará la manera en que las personas se apropien del lugar. Existen varias expresiones que repercuten en el imaginario urbano; la pintura mural es una de ellas. Los grafitis, la publicidad, las intervenciones arquitectónicas y artísticas y el uso de espacios públicos para determinados fines como marchas y protestas también contribuyen a la construcción de imaginarios urbanos. Estudiar estas imágenes y objetos presentes en los espacios públicos nos permite comprender cómo se van conformando los imaginarios urbanos y a partir de estos las dinámicas de los habitantes y de la sociedad que están relacionadas con el uso de estos espacios. En este sentido, este artículo busca presentar la conformación del o los imaginarios urbanos a través del análisis de los conceptos de espacio, la memoria y el paisaje. Imaginario, espacio y memoria El imaginario como tema de investigación está presente en distintas disciplinas como la antropología, el psicoanálisis, la geografía y la sociología. Este ensayo se enfocará en la relación entre imaginario y espacio geográfico (específicamente urbano), relacionando la forma en que los imaginarios se plantean la ciudad, su morfología y su territorialidad; la forma en que moldean sus espacios y el efecto que tienen en las personas. Por otra parte, desde el enfoque psicoanalítico, se abordará la relación entre imaginarios y sociedad para, finalmente, tocar el tema de la imagen y objeto en la ciudad. El tiempo será un factor relevante en el desarrollo del ensayo, ya que, en general y desde los imaginarios, lo espacial no puede entenderse sin lo temporal y sin el contexto en el que se desarrollan los procesos sociales. Desde lo imaginario, cuando se habla de tiempo, es posible establecer una conexión entre pasado y presente. El pasado es entendido y explicado a través de la memoria personal y colectiva de las personas que hacen uso de los espacios en sus ciudades. La idea de entender el pasado explicado por medio de la memoria personal y colectiva da pautas para ahora entender e interpretar el presente. Como señala Halbwachs (1950), “La memoria es un proceso social, más que individual y por tanto se refleja en la vida colectiva y en las
producciones materiales derivadas de las interrelaciones sociales”. Relacionar memoria, tiempo y espacio en las ciudades os lleva a pensar en lugares físicos que son contenedores de hechos que hacen referencia al pasado que le dan un espacio al presente dejando que sus ocupantes puedan reinterpretar de una forma u otra su contexto. A estos lugares o espacios dentro de la ciudad podemos llamarlos o reconocerlos como patrimonio (sectores patrimoniales). Son también monumentos y espacios que por su configuración son nuevos sitios de apropiamiento colectivo. Sin lugar a dudas cada espacio cuenta con alguna particularidad que destacar como: su construcción, las relaciones de la sociedad que los produjo, y el significado que se les otorga a partir de la memoria. Según Hegel, el espacio y el tiempo no existen por separado sino, se los entiende como una relación estrecha que se mantiene en constante coordinación. Dentro de las ciudades, los espacios que la conforman cuentan con una gran diversidad de manifestaciones que pueden estar plasmadas en el uso que se le da a un espacio, en la memoria que crea ese sitio, en las reinterpretaciones para comprender el presente y en los objetos existentes. Espacio y tiempo son sin duda adquiridos, como abstraídos no directamente de las sensaciones que nos llegan de los objetos (las cuales nos transmiten materia y no forma) sino por la acción de la mente coordinando estas sensaciones, como si fuera un tipo inmutable conocido al mismo tiempo intuitiva. (Muntañola, 1995)
Fotografía: Valeria Díaz - Calle Yanacocha esquina Potosí
Ciudad Las ciudades son territorios, espacios construidos y planificados que engloban una gran diversidad de percepciones de las personas que las habitan. Son espacios de gran magnitud que reflejan fenómenos, sucesos, actos e ideologías, dadas por sus habitantes. Todos estos factores generan la vida urbana. Las ciudades están formadas físicamente por espacios públicos: plazas, parques, pasajes, calles, avenidas, accesos peatonales y preivados, edificaciones y centros de ingreso controlado. Entre el entramado de las ciudades quedan las ideas y subjetividades que le dan forma y uso al espacio social, en el cual se han grabado las diversas interpretaciones y concepciones de vivir lo local. Somos conscientes que habitamos las ciudades al momento en que nos apropiamos de espacios y les damos un uso específico, relacionamos los objetos existentes con nuestras realidades y contexto y disfrutamos del entorno construido por nosotros, los habitantes. Utilizamos los espacios que nos brindan las ciudades como soporte de nuestras relaciones sociales y actividades. Como menciona Muntañola (1995), las imágenes y discursos también forman parte de nuestra vida en las ciudades: Pero no recorremos la ciudad sólo a través de medios de transporte sino también con los relatos e imágenes que confieren apariencia de realidad aun a lo invisible: los mapas que inventan y ordenan la trama urbana, los discursos que representan lo que ocurre o podría acontecer en la ciudad, según lo narran las novelas, películas y canciones, la prensa, la radio y la televisión. (Muntañola, 1995, p. 26)
Fotografía: Valeria Díaz – San Francisco
En la conferencia titulada “Ciudades Multiculturales”, García Canclini se cuestiona el concepto de ciudad, entendiéndola como un espacio físico de aglomeración de individuos o infraestructuras en los cuales a través de la palabra o comunicación permiten tener diferentes perspectivas del mundo. Los imaginarios urbanos van a ser los que permitan entender y abordar la vida en la ciudad desde un punto de vista cultural y social acompañados de la producción simbólica y material que se despegan de los espacios constituidos. Liliana López Levi aborda el tema de los imaginarios urbanos dando a entender que estos: …rigen comportamientos sociales, identifican comunidades, generan batallas entre seguidores de las mismas causas, vislumbran el futuro. Poseen en común el ser fantasías ciudadanas nacidas al calor de la fricción total y, poco a poco se convierten en hecho público, en saber social reconocido. La ciudad –desde estas visiones- pasa a ser un efecto imaginario de sus ciudadanos (SILVA, 2006, p. 43-44).
La autora conceptualiza a los imaginarios como un registro pre verbal que se produce en la mente, previo a la construcción de signos, cuando una persona o grupo social entran en contacto con su entorno para darle un sentido a la realidad, en función de su propia historia, de su conocimiento, de su experiencia, sus fantasías y sus deseos. Sin embargo, las imágenes mentales resultantes no se pueden reducir a la individualidad del sujeto que las construye, sino que deben entenderse como un producto social, pues dependen de los valores de su comunidad, de la cosmovisión y de las estructuras que le son inherentes. Se entiende entonces que en función de los imaginarios los integrantes de un grupo construyen y significan su cotidianidad dándole una razón y un sentido al vivir. Es así que la construcción del imaginario en el espacio urbano en las ciudades no son solo sitios físicos, sino, son contenedores que se vuelven representaciones sociales del ser humano. Un factor importante a mencionar en la construcción de imaginarios urbanos dentro de las ciudades y en las relaciones sociales que se forman en estos lugares es el lenguaje. El lenguaje va a ser una de las herramientas más importantes para el desarrollo de las relaciones personales y grupales producidas en los sitios. Es a partir del lenguaje que las personas nos podemos relacionar y podemos entender las realidades de nuestros contextos. Jaques Lacan menciona que los humanos se convierten en seres sociales desde el momento en que se apropian del lenguaje. En el lenguaje, no solo oral,
evidencia la parte social con la que cada persona cuenta y adopta para posteriormente plasmarla en su entrono más cercano que es su comunidad. Otros lenguajes que se hacen presentes en las ciudades son: el lenguaje escrito, arquitectónico, escultórico, murales, lenguaje corporal, entre otros, que serán los que alimenten al espacio e imaginario urbano constantemente creando nuevas memorias. Según Lindón, Hiernaux y Aguilar (2006), existen dos pilares para entender al imaginario urbano. Estos pilares son: la subjetividad y la elaboración simbólica. Los autores mencionan que el primer pilar (la subjetividad) dará cuenta de la naturaleza de los imaginarios, que aunque puedan pertenecer a un sujeto, contienen la cosmovisión de su comunidad. El segundo pilar hace referencia a la forma en la que los imaginarios se traducen en acciones y se comunican. En este caso y añadiendo al primer pilar los autores hacen referencia a que los imaginarios, son también resultado de una combinación de emociones, pulsiones, deseos y perspectivas para ver el mundo. …dicha subjetividad interactúa con otras dimensiones y estructuras de la vida urbana, como por ejemplo la materialidad de los lugares, las llamadas formas espaciales, a veces de larga duración y otras efímeras. (Lindón, Hiernaux y Aguilar, 2006, p.14)
Paisaje Urbano Otro concepto importante para entender los imaginarios urbanos, la ciudad y su desarrollo, es el paisaje urbano. Según Alejandro Guzmán Ramírez, se entiende como paisaje urbano al espacio en el que se manifiesta la información sociocultural urbana, la cual va a ser determinante para la construcción de imágenes las cuales van a servir de referencia a los habitantes para la construcción de una propia. A la par, hace también referencia al concepto de ambientes urbanos, definiéndolos como: el conjunto de circunstancias físicas o psicológicas que definen el carácter o atmósfera de un lugar. En el paisaje urbano practicamos la observación de nuestro entorno, entendemos la funcionalidad de los lugares y creamos un registro de los objetos que se encuentran emplazados en el sitio. Saltan a la vista los detalles, las construcciones y principalmente los rastros, y huellas que dejan las personas o grupos de personas en determinados puntos de la ciudad.
Fotografía: Valeria Díaz – Avenida Mariscal Santa Cruz
Fotografía: Valeria Díaz – San Francisco
El paisaje urbano va a ser el vehículo en el cual se desarrolle un complejo sistema de significantes los cuales van a ser reproducidos por las personas. Este sistema puede ser analizado desde cualquier producción cultural como los murales, pinturas, graffiti, paisaje y en las instituciones públicas. Podemos considerar la ciudad un texto hecho de piedras, una invención gráfica, una trama de símbolos y significados con elementos gramaticales y sintácticos, una retórica del espacio vivificada por numerosas figuras recurrentes. (Milani, 2007, p.77)
Las descripciones del paisaje no son un espejo de la realidad, si no que se construyen dentro de los límites del lenguaje y del marco mental de quien describe. Dicho lenguaje se basa en discursos cuyos significados son compartidos. (Duncan, 1990, p.12)
De igual forma, el concepto de paisaje es analizado por Barnes y Duncan (1992,p.12), quienes añaden tres conceptos para entender mejor su significado: el texto, el discurso y la metáfora. Con respecto al texto señalan que éste tiene que ver con la producción cultural expresada en formas como la pintura mural, mapas y configuraciones territoriales sujetas a la interpretación de las personas. Los discursos van a jugar un rol importante dentro de las comunidades ya que son la construcción de ideologías y narrativas, y finalmente la metáfora que es la forma en que los discursos son representados. Estos elementos para entender el paisaje urbano permiten analizar las percepciones de las personas en diferentes entornos. Entonces, se entiende como paisaje urbano a la forma en como el ciudadano o habitante percibe su asentamiento, es una construcción de la percepción del sitio o espacio dada por las personas que lo usan y habitan la cual se mantiene en constante relación con el espacio, tiempo e imaginario.
Fotografía: Valeria Díaz – San Francisco
Fotografía: Valeria Díaz – Plaza de las Culturas
Objeto e imagen en el imaginario La imagen es la representación mental de un objeto, sin el estímulo sensible, este último puede ser visual, auditivo u olfativo, es decir, por medio de los sentidos. Formándose una idea por algunos elementos sensoriales, dicha idea lleva consigo implícitamente un proceso perceptivo, donde la cultura es factor fundamental para la interpretación de dichas imágenes. (Guzmán, 2016,p.49)
Cuando se habla de imagen y objeto en un espacio urbano, se hace referencia a un campo de comunicación entre la ciudad, sus espacios, sus usos y las personas que lo habitan. Aportando a este campo existen elementos urbano arquitectónicos, los cuales direccionan el comportamiento de las personas hacia estos espacios y hacia la disposición y emplazamiento de los objetos existentes. En este caso se puede adjuntar el concepto de imagen de la ciudad; según Alejandro Guzmán (2016,p.48) , este concepto es utilizado para referir a la distribución física de la ciudad, considerando los aspectos significativos de la sociedad como identidad, cultura y modos de vida. Esta referencia da a entender que la ciudad y sus habitantes están estrechamente ligados y que las imágenes y objetos no solo se refieren a aspectos de emplazamiento o de estrategia, si no también al actuar de las personas relacionados a lo psicológico y a lo social. La imagen ambiental es el resultado de un proceso bilateral entre observador y medio ambiente. El medio ambiente sugiere distinciones y relaciones. El observador escoge, organiza y dota de significado lo que ve. (Lynch, 1959,p.1) Así, la imagen de una realidad determinada puede variar considerablemente en diferentes observadores. Cada individuo crea y lleva su propia imagen. Pero hay coincidencias fundamentales entre los miembros de un grupo, lo que da lugar a las imágenes colectivas. (Lynch, 1959,p.1-2)
El urbanista Kevin Lynch (1959, p.19) menciona que la elaboración de la imagen en las ciudades refleja y tiene una identidad, una estructura y un significado. De igual forma hace una diferencia que vale la pena mencionar, entre la imagen de la ciudad, las imágenes públicas y la imagen del medio ambiente. En el primer caso, se hacer referencia al resultado de las imágenes públicas de un número considerable de habitantes en una comunidad. La imagen del medio ambiente es la superposición de muchas imágenes individuales o serie de imágenes públicas mantenidas por los grupos y hacen que el individuo actúe acertadamente en su medio ambiente dándoles un
significado social e histórico y, finalmente, las imágenes públicas que son las representaciones mentales comunes existentes en el conjunto de una ciudad. Es así que podemos ver a la imagen y también al objeto como una construcción simbólica con un juicio de valor otorgado por las personas que a su vez son asimilados por una realidad subjetiva la cual va a ser el nexo entre los imaginarios generados por la cultura y la sociedad en las ciudades.
Fotografía: Valeria Díaz – Plaza Alonso de Mendoza
Conclusiones El artículo muestra como los imaginarios ayudan a entender de una forma no solo espacial y territorial, si no también social y cultural a las ciudades por medio de los objetos y las imágenes existentes. Nos permite también entender que el sentido de lugar es la construcción social mediada por símbolos, experiencias y emociones que las personas reproducen en los lugares. El tiempo y la memoria también forman parte de los imaginarios urbanos los cuales coadyuvan a su construcción. Los conceptos utilizados ayudan a entender de mejor forma como los habitantes de un lugar interpretan y viven su contexto percibiéndolo de diferentes formas. El paisaje urbano es el resultado de la comunicación existente en las comunidades, el cual refleja prácticas, comportamientos e ideas de las personas, a su vez estos reflejos serán el pie para la interpretación del presente y futuro.
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