CONTEXTO, VISION Y ESPERANZA DE PAZ EN COLOMBIA

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Presentación E Publicación de la Red Ecuménica de Colombia y del Observatorio Iglesias y Sociedad en Colombia de La Universidad Reformada Equipos de trabajo

Secretaría Ejecutiva de la Red Ecuménica de Colombia Osvaldo Ardila Gloria Ulloa Antonis Calvo

Equipo de investigación del Observatorio Milton Mejía Germán Zárate Jerry Garavito Adelaida Jiménez

Corrección y revisión de estilo Luz Dary Guerrero

Diagramación e Impresión Editorial Códice

ISSN: 1909-0307

l Consejo Consultivo y el Equipo Animador de la Red Ecuménica de Colombia, en su reunión del pasado 30 y 31 de julio de 2009 en la ciudad de Bogotá, dedicó tiempo para recordar la memoria de las víctimas, analizar la realidad y estudiar desde la Biblia y la tradición cristiana algunos mecanismos para fortalecer la incidencia y el testimonio público de las iglesias en la actual situación de Colombia. En este ejercicio de análisis, de oración y de diálogo sobre los signos de los tiempos, quienes participaron en esta reunión, se sintieron llamados y animados por el Espíritu de Dios a compartir y profundizar con las iglesias y organizaciones miembros de la Red, así como con las organizaciones sociales y ecuménicas, nacionales e internaciones, las preocupaciones principales y los desafíos que surgieron a partir del análisis sobre el contexto y las esperanzas de paz que se están construyendo en nuestro país. Con el fin de compartir los elementos de la realidad que generaron preocupación, pero también los desafíos que se plantearon en la reunión, el Equipo Animador de la Red Ecuménica de Colombia, solicitó al Observatorio Sobre Iglesia y Sociedad de la Universidad Reformada elaborar un documento que sirviera de apoyo para el diálogo y la reflexión bíblica sobre la realidad de violencia en Colombia. El documento fue elaborado según acuerdo, socializado entre los representantes de las iglesias y organizaciones ante el Equipo Animador, para hacer aportes y de esta manera lograr tener un material de estudio sobre contexto, visión y las esperanzas de paz que están germinando por todo el territorio nacional. El documento que aquí presentamos, es el resultado de este proceso. Se busca que quienes participan en las iglesias y organizaciones miembros tengan un material de estudio y apoyo para analizar e interpretar en nuestra realidad los signos de los tiempos a partir de los cuales Dios nos está llamando a revisar nuestro testimonio público y acciones solidarias con las víctimas de las muchas formas de violencia que estamos viviendo. Para un mejor provecho de la lectura de este documento, recomendamos:

Bogotá, septiembre de 2009

Esta publicación fue realizada con el apoyo de:

Mantener el espíritu que lo originó, esto es, leerlo y estudiarlo en grupo con una actitud de oración, teniendo presente a quienes sufren pobreza, violencia, desplazamiento y son perseguidos en nuestro país.

Abrir nuestras mentes y corazones, permitiendo escuchar la voz de Dios, el llamado que nos hace, que su Espíritu nos mueva a afianzar nuestra fidelidad de manera que podamos actuar en las comunidades, barrios y ciudades donde como iglesias y cristianos estamos presentes.

Seguir las lecturas bíblicas sugeridas para captar el espíritu de lo que ella nos dice sobre realidades y situaciones similares a la de Colombia.

Traer a la memoria hechos, análisis de la realidad y experiencias de las comunidades y organizaciones que acompaña la Red.

Usar las oraciones y confesiones que están incluidas en este documento.


Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia

Introducción “Dios, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia sin que vengas a liberarnos? ¿Por qué me haces ver tanta angustia y maldad? Estoy rodeado de violencia y destrucción; por todas partes hay pleitos y luchas. No se aplica la ley, se pisotea el derecho, el malo persigue al bueno y se tuerce la justicia”. Habacuc 1:2-4. Versión Dios habla hoy.

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stas palabras del profeta Habacuc parecen ser iguales a las de muchos colombianos y colombianas que en los últimos años hemos visto y experimentado las diversas formas de violencia que estamos sufriendo en nuestro país. La angustia que sentía el profeta ante tanta maldad y violencia también la sentimos al ver y experimentar en nuestra realidad, igual que en los tiempos de Habacuc, muchos ejemplos con los que constatamos que no se aplica la ley, se pisotea el derecho, el malo persigue al bueno y se tuerce la justicia. El hecho de identificarnos con el profeta nos desafía como iglesias y personas de fe a reafirmar nuestra fidelidad a Dios, a denunciar los hechos y tendencias de la realidad que nos agobian y a detectar hechos la maldad y violencia que impiden ejercer el derecho; que haya justicia para los millones de víctimas de la pobreza, del desplazamiento, de los asesinados, de las masacres, de las desapariciones forzosas, de quienes están cau-

tivos, secuestrados y de quienes trabajan por la defensa de la vida y en la búsqueda de la paz. Igual que el profeta Habacuc, es nuestra oración, que brota del espíritu profético de la palabra de Dios y de los millares de testimonios que hemos escuchado y experimentado por parte de las personas y comunidades que acompañamos en nuestro trabajo pastoral. También deseamos unirnos con este documento a la convocatoria del Consejo Mundial de Iglesias para participar en la reflexión sobre una declaración de lo que debe ser la paz justa en nuestro mundo globalizado1. Nuestro aporte se hace desde nuestra realidad de violencia, la cual nos muestra que así como la comunidad internacional contribuye a generar violencia, de la misma manera la construcción de la paz debe ser un esfuerzo colectivo a nivel local y global de los sectores sociales solidarios y de las comunidades de fe.

Colombia vive un triunfalismo militar y un profundo quiebre ético donde no se valora la vida “Si, ellos engañaron a mi pueblo diciéndole que todo iba bien, cuando en realidad no era así. Son como quien levanta una pared insegura y luego la recubren con cal. Pues diles a esos que blanquearon la pared, que la pared se vendrá abajo”. Ezequiel 13: 10-11. Versión Dios habla hoy.

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os sectores y organizaciones sociales, sectoriales y religiosas que estamos en contra de la guerra y de las falsas concepciones de la paz, nos resistimos a vivir en una realidad donde se recurre a la opinión pública mayoritaria de las encuestas y a los golpes militares contra la guerrilla para legitimar una política de seguridad democrática que no ha logrado resolver los problemas estructurales de pobreza e impunidad en Colombia.

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El actual presidente de Colombia, quien asumió su primer mandato el 7 de agosto de 2002, prometió “mano firme” contra la guerrilla, el corazón grande en lo social y una dura lucha “contra la politiquería y la corrupción”. Sus palabras en una entrevista a la BBC Mundo fueron “No puedo ofrecer resultados milagrosos, en cuatro años no lo podemos cambiar todo, pero el país verá a un gobierno que fue capaz de avanzar en la derrota a la corrupción y la derrota a la politiquería, de avanzar en resultados sociales y de avanzar en la contención de los criminales”2.

Más información sobre la Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz la pueden encontrar en: http://superarlaviolencia.org/es/convocatoria.html Siete años, siete logros, siete fracasos. Semana. 7 de agosto de 2009. http://www.semana.com/noticias-politica/siete-anos-siete-logros-siete-fracasos/127141.aspx

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia Basados en estas palabras y en la alta popularidad del Presidente a mitad de su primer mandato, la idea de una reelección comenzó a calar en el gobierno. El Congreso enfiló la maquinaria para modificar la Constitución y logró que se aprobara la reelección. La Corte Constitucional le dio su bendición advirtiendo que podía ser reelegido por una sola vez. Hoy, sus seguidores y él mismo cada vez de manera más abierta, están convencidos que le faltan otros cuatro años para cumplir con lo que prometió. Nos venden la idea de que el futuro del país depende de una persona que tiene características de “mesías y salvador” de los colombianos y colombianas. Por eso impulsan una nueva reelección a través de un referendo. A partir de este mesianismo y triunfalismo militar se proclama la derrota del terrorismo y con estadísticas intenta mostrar que los colombianos y las colombianas tenemos mayor seguridad que en los años anteriores al actual gobierno. Se impone la opinión de las encuestas como una fase superior al Estado de Derecho establecido en la constitución política de Colombia y se niega el conflicto armado mientras se recurre a la amenaza de los grupos guerrilleros y del terrorismo para ocultar la corrupción y justificar las violaciones de los derechos humanos. En esta realidad mesiánica y triunfalista el conflicto adquiere nuevas expresiones tales como la reorganización y control que mantienen los grupos paramilitares en diferentes regiones del país donde están legalizando sus riquezas y fortaleciendo su control político. Si bien las guerrillas han sido golpeadas, éstas adecuan sus estructuras a las nuevas realidades e incrementan el reclutamiento y mantienen las acciones armadas en las zonas donde aun ejercen influencia. Las nuevas formas de manifestarse el conflicto y la violencia son destacadas de la siguiente manera: En uno de los editoriales del Tiempo en agosto 13 de 2009 hicieron el siguiente análisis3: “La inseguridad ciudadana se ha convertido en una de las problemáticas más graves que hoy aquejan a los habitantes de las capitales colombianas. Homicidios, robos, atracos callejeros y venta de drogas atentan diariamente contra la calidad de vida de millones de compatriotas. Dentro de estos preocupantes fenómenos se encuentra uno de ingrata recordación nacional y que ya se convirtió en un sello de la violencia urbana nacional: el sicariato”. “Durante el año pasado y lo corrido de este, las alarmas acerca de un crecimiento de los homicidios por encargo en las grandes

ciudades se han disparado. El caso de Medellín y su área metropolitana es el más preocupante. Solo en el pasado puente festivo se presentaron unas 22 muertes violentas en el Valle de Aburrá; en cuestión de horas se cometieron 11 asesinatos por ajuste de cuentas en Bello y Envigado. En los primeros siete meses del 2009 la capital antioqueña reporta 1.081 homicidios, 40 más que todos los registrados durante el 2008”. “Esta práctica criminal no es exclusiva de dicha metrópoli. Las autoridades, así mismo, han alertado acerca de la consolidación de ‘oficinas de cobro’ en Cali, cuyas vendetas han incrementado las tasas de homicidios. En Cartagena, 77 muertes violentas de las 105 ocurridas en la ciudad durante la primera mitad del 2009 se registraron bajo la siniestra modalidad del sicariato. A mediados de mayo, los alcaldes de nueve ciudades capitales –Bogotá, Medellín, Cali, Cúcuta, Pasto, Ibagué, Pereira, Manizales y Tunja– pidieron al Gobierno central más herramientas para enfrentar la violencia por venganzas”. Otra es el incremento del linchamiento. El Tiempo afirma que este delito ha aumentado en los últimos años en Colombia. Según este diario varias razones explican su auge: “el escaso respeto por la integridad y la vida, la familiaridad cotidiana con la violencia, el desprestigio de la justicia. Este último elemento lleva a muchos ciudadanos a castigar por mano propia a los trasgresores o supuestos trasgresores (pues en muchos casos se cometen errores fatales por la emoción incontrolada y la falta absoluta de garantías para la víctima). Hace tres años, una investigación de la Corporación Excelencia en la Justicia reveló que el 60 por ciento de los ciudadanos creen, pese a su popularidad, que los resultados del gobierno de Álvaro Uribe en materia de justicia son “malos” o “regulares”. Solo el 38 por ciento los aprueba. El mes pasado, una encuesta adelantada por cinco diarios colombianos indicó que el 94 por ciento de los ciudadanos no confían en jueces y magistrados4. El país también ha sido testigo de cómo el ejército colombiano se ha visto involucrado en los “falsos positivos”. Según los analistas, los falsos positivos son producto de la política de recompensa, el afán por los logros en el combate y la presión ejercida desde la Presidencia para acabar con la cúpula de las FARC. Esta política produjo el aumento de civiles ejecutados extrajudicialmente. Las personas asesinadas han sido llamadas eufemísticamente “falsos positivos” porque fueron civiles muertos fuera de combate y por quienes los militares daban un reporte positivo de su operación como si se tratara de guerrilleros o delincuentes5.

Las siguientes son citas textuales de: Oleada de sicarios. El tiempo. 13 de agosto de 2009. http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/oleada-de-sicarios_5836450-1 Linchamientos. El tiempo.13 de agosto de 2009. http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/linchamientos_5845727-1 5 Siete años, siete logros, siete fracasos. Semana. 7 de agosto de 2009. http://www.semana.com/noticias-politica/siete-anos-siete-logros-siete-fracasos/127141.aspx 3 4

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia El relator sobre ejecuciones judiciales en su informe preliminar de su visita a Colombia describe los falsos positivos así: “Un reclutador engaña a la víctima con falsas pretensiones y la lleva a una localidad remota. Allá, al poco tiempo de llegar miembros del ejército matan al individuo. Luego se manipula el lugar de los hechos para que parezca que la persona fue dada de baja legítimamente en el fragor del combate. A menudo se hace una fotografía en la que sale vistiendo uniforme de guerrillero con un arma o granada en la mano. Las víctimas suelen ser enterradas de manera anónima en fosas comunes, y los asesinos son premiados por los resultados obtenidos en la lucha contra la guerrilla. El relator afirmó que estos son asesinatos a sangre fría y premeditado de civiles inocentes donde los hechos de Soacha son la punta del iceberg”6. Nuestro país vive así lo que algunos han llamado “una realidad virtual o de opinión”, que se sustenta en las encuestas donde

está triunfando una seguridad democrática que acabó con los paramilitares y le falta poco para dar el golpe final a la guerrilla. Esta realidad virtual oculta los nuevos fenómenos de violencia que están surgiendo en la sociedad con los cuales se demuestra que vivimos un profundo quiebre ético donde no se valora la vida, lo cual permite el incremento de fenómenos como el del sicariato, linchamiento y falsos positivos. Al respecto, la Conferencia Episcopal de Colombia dice que: “Cuando se define la sociedad colombiana actual, hay que reconocer que la atraviesa fundamentalmente una crisis ética que se refleja en la manera como se ha impuesto la mentira como forma de relacionarse, el imperio de una cultura de la ilegalidad, la injusticia aceptada socialmente, la corrupción en sus distintas formas y la indiferencia ante el dolor de las víctimas, además del olvido de las atrocidades del pasado”7.

Se mantiene grave la crisis humanitaria y las víctimas no encuentran verdad, justicia ni reparación “Yo, el Señor, digo: ¡Basta ya, gobernantes de Israel! ¡No más violencia ni explotación! ¡Actúen con justicia y rectitud! ¡Dejen de robarle tierra a mi pueblo! Yo, el Señor lo ordeno”. Ezequiel 45:9. Versión Dios habla hoy.

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a sentencia T- 025 de enero del 2004, de la corte constitucional, mediante la cual se declaró la existencia de un estado de cosas inconstitucional muestra la terrible crisis humanitaria que están viviendo los desplazados en Colombia. Desde que se dio a conocer esta sentencia se han emitido más de 50 autos, orientados a la superación de esta emergencia humanitaria. La Corte indaga: ¿Cuántos son? ¿Dónde están? ¿Cómo viven? ¿Qué pasó con las tierras y bienes? ¿Qué hace el Gobierno para atender y proteger esta población? ¿Qué pasa con las mujeres, indígenas, afros, niños y personas discapacitadas? ¿Cuánto invierte el Gobierno para desplazados? Además la Corte ordena, fija plazos y exige resultados. La Corte cuestiona: Si la Fuerza Pública afirma que ejerce control sobre el 97 por ciento del territorio, ¿Por qué más de dos

millones de personas se han visto obligadas a desplazarse en los últimos seis años, según datos del mismo Gobierno? La Corte ha recibido informes tanto del Gobierno como de la Comisión de Seguimiento a la Política sobre Desplazamiento y de organizaciones como Codhes, que reconocen entre 3 y 4.6 millones de personas víctimas de desplazamiento en medio del conflicto armado (Acción Social ha registrado 3’029.670 entre 1997 y el 2008 y Codhes, por su parte, estima que entre 1985 y el 2008 han sido desplazadas alrededor de 4’629.000 personas). Por lo menos, 385.000 familias perdieron o abandonaron 5,5 millones de hectáreas, despojo y lucro cesante representan pérdidas por 42 billones de pesos; el 98% de los hogares desplazados incluidos en el Registro oficial sobrevive en condiciones de pobreza y el 82% subsiste por debajo de la línea de indigencia; el 53 % corresponde a mujeres, muchas de ellas víctimas de violencia sexual y sólo un 2% de las familias desplazadas ha recibido completa la atención humanitaria de emergencia8.

Declaración del profesor Philip Alston, relator Especial de la Naciones Unidas para las ejecuciones arbitrarias. Misión a Colombia del 8 al 18 de junio de 2009. La Iglesia en Colombia. Vol. 2. La realidad que nos interpela. Conferencia Episcopal de Colombia. Bogotá, 2009. Pág. 16. 8 Desplazados y Estado Social de Derechos. CODHES. http://www.codhes.org/index.php?option=com_content&task=view&id=556 6 7

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia Los participantes en el Pre encuentro Nacional sobre Tierras y Territorios que en su mayoría son desplazados afirmaron que “El desplazamiento forzado como política de estado, tiene el objetivo fundamental del abandono seguido de despojo de las tierras y los territorios que entrañan riquezas de biodiversidad, culturales, históricos-sociales, que representan para el gobierno, políticos y empresarios una mercancía a negociar. En este sentido, las tierras y territorios despojados son utilizados para la implementación de proyectos de agroindustria, infraestructura y extracción de recursos naturales, con la acción y omisión de lo militar, lo político y legislativo, que evidencia la permanencia de un Estado de cosas inconstitucional9. A esta crisis humanitaria se le suman los altos niveles de impunidad que se vive en Colombia. Un ejemplo que observa esta falta de justicia lo evidenció el padre Javier Giraldo en la homilía de la peregrinación a Trujillo que se realizó el pasado 18 de julio, cuando afirmó: “Van 20 años de denuncia en que se han tocado todas las puertas de la justicia y en que hoy día podemos decir, la justicia está en cero. Pero esa pregunta que les hace Jesús al final de la comparación de la viuda y del juez, la justicia de Dios nadie la cuestiona, se hace realidad de una manera profunda e inmediata. Pero la justicia de los seres humanos, ¿será que esa justicia, esa actitud de la viuda, de la constancia, de la insistencia ante los jueces humanos para hacer que finalmente un juez humano que no cree en Dios ni le importan los sufrimientos de los seres humanos, le haga justicia a la viuda por su constancia, por su resistencia, por su fe? ¿Será que habrá gente igual a esa viuda? Yo creo que la comunidad de víctimas de Trujillo se asemeja mucho a esa viuda del Evangelio, ha tocado todas las puertas y después de 20 años a pesar de que todavía la justicia está en cero, sigue

tocando las puertas, sigue acosando la justicia humana para que haya justicia, haya reparación, hay reconstrucciones de la dignidad de las víctimas”10. Esta falta de justicia y reparación también fue denunciada en la reciente constancia ética que hizo pública la Comisión InterEclesial de Justicia y Paz en relación a las amenazas que continúan sufriendo las comunidades que han retornado a sus tierras en Curvaradó y Jiguamiandó. En el comunicado se afirma: “Nuestra Censura Ética ante los nuevos mecanismos de engaño e imposición de un modelo de agronegocios de palma, de yuca, de banano y de ganado, impulsado por empresarios beneficiarios del paramilitarismo, que operan en su misma lógica, contenida de ilegalidad, de engaño, de imposición, de saqueo, de avaricia y de desconocimiento de los derechos de los legítimos y legales habitantes del territorio colectivo de Curvaradó y Jiguamiandó”. “Nuestra Censura Ética ante la ausencia de actuaciones en derecho, en celeridad, y con eficacia procesal, por parte de la fiscalía General de la Nación y el Juzgado Municipal de Riosucio, pues ésta ha contribuido, ha permitido y se ha convertido en un aval para la nueva fase de operación empresarial ilegal en predios colectivos para la siembra de palma”11. Estas experiencias son un ejemplo vivo de la crisis humanitaria y de la falta de verdad, justicia y reparación. Pero no son las únicas. Son muchas más las comunidades desplazadas y las víctimas en el campo y en la ciudad que sufren las consecuencias de una política económica y militar que los despoja de sus tierras y de sus proyectos de vida, sociales y políticos.

Quienes defienden los derechos humanos y trabajan por la paz, no tienen garantías “¡Ay de ustedes, que convierten la justicia en amargura y arrojan por el suelo el derecho! ¡Ay de ustedes, que odian al defensor de la justicia y detestan al testigo honrado!”. Amós 5: 7, 10. Versión Dios habla hoy.

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a situación de los defensores de derechos humanos en Colombia la describió de la siguiente manera el relator de eje-

cuciones arbitrarias en su reciente visita a Colombia: “Los defensores de derechos humanos suelen ser intimidados y ame-

Declaración Final. Pre Encuentro Nacional de Tierras y Territorios. Bogotá 6, 7 y 8 de julio de 2009. Homilía del Padre Javier Giraldo en la Peregrinación a Trujillo, Valle realizada en 18 de julio de 2009. 11 Constancia 120809. Se intensifican amenazas contra habitantes de las zonas humanitarias de Curvaradó y Jiguamiandó. http://justiciaypazcolombia.com/Nuevo-articulo,1390 9

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia nazados, y a veces asesinados, a menudo por actores privados. Hay funcionarios de alto nivel que los acusan de ser guerrilleros o terroristas, o de ser cercanos a ellos. Estas declaraciones también se han hecho contra fiscales y jueces. Estas declaraciones estigmatizan a aquellos que trabajan para promover los derechos humanos y propician un entorno en el que pueden llevarse a cabo actos específicos de amenazas o asesinatos por parte de actores privados”12. Por otra parte, las plataformas de derechos humanos y paz enviaron una carta al Ministro del Interior en la que les comparten sus preocupaciones en torno al trato dado a muchos de sus miembros. Las plataformas dicen que ellos son víctimas de seguimientos e interceptaciones telefónicas y correos electrónicos; son incluidos de manera ilegal en informes de inteligencia donde son tratados como enemigos del gobierno; son víctima de investigaciones judiciales con base en informes de inteligencia destacados en guarniciones militares; sufren montajes por medio de testigos pagados, desmovilizados a la caza de beneficios jurídicos o testigos remunerados al servicio de guarniciones militares y se hacen presiones a la justicia por parte de organismos de inteligencia para que decidan en contra de los líderes sociales, defensores y defensoras de derechos humanos13. Las preocupaciones que expresan las plataformas de derechos humanos y paz se revelaron en la información hecha pública por los medios de comunicación en relación al grupo de contrainteligencia (G3), responsable del fenómeno conocido como las ‘chuzadas’. El G3 no aparece en el organigrama oficial del DAS. Sin embargo, y aunque se trataba de una dependencia ‘fantasma’, sus responsables atendían reuniones semanales en la Casa de Nariño, generalmente los lunes, en las que rendían cuentas de sus actividades a funcionarios y consejeros del alto gobierno. Pero sus funciones no guardaban ninguna relación con la Agenda de Seguridad Nacional. Su objetivo era “el seguimiento a organizaciones y personas de tendencia opositora frente a las políticas gubernamentales, con el fin de restringir o neutrali-

zar su accionar”. Y para hacerlo, no solo infringieron la ley y defraudaron al Estado, sino que de manera activa y sostenida perpetraron crímenes que iban desde “engañar a fiscales para que autoricen interceptaciones haciéndoles creer con diferentes argumentos que es necesario interceptar a X o Y”, hasta enviar sufragios y amenazas y montar “estratagemas de guerra” contra las principales voces de la oposición política, los líderes de los partidos de oposición, la Corte Suprema de Justicia, importantes ONG, altos jerarcas de la Iglesia católica, líderes de organizaciones cristianas y funcionarios de misiones diplomáticas acreditadas en Colombia14. El Observatorio para la protección de los defensores de los derechos humanos, en su informe anual de 2009, cita con fecha y palabras exactas los comentarios del Presidente Álvaro Uribe contra quienes desarrollan la labor de defensa de los derechos humanos en el país, como el que hizo el 6 de mayo de 2008 en Montería. Allí, Uribe dijo que “hay personas en Colombia, como el doctor Iván Cepeda. Ellos se arropan en la protección de las víctimas. Y la protección de las víctimas les sirve para tener ONG que piden plata en la comunidad internacional. La protección de las víctimas les sirve para instigar la violación de los derechos humanos en contra de las personas que no comparten sus ideas. Y nada les pasa. La protección de las víctimas les sirve para ir al extranjero a desacreditar el Gobierno de Colombia y a desacreditar las instituciones colombianas…”, reseña el documento15. El informe también cita que el primero de noviembre, en un consejo comunitario en Envigado, Antioquia, Uribe se refirió al trabajo de Amnistía Internacional y Human Rights Watch y su director para América Latina, José Miguel Vivanco: “Simplemente le quiero decir al Señor Vivanco y a los señores de Amnistía Internacional que ellos no nos tienen que enseñar a nosotros de derechos humanos, ni de convicciones cristianas, ni de convicciones democráticas… Quiero recordarle al señor Vivanco que él no es el profesor nuestro en derechos humanos y que no lo recibimos como tal, que aquí le perdimos el respeto hace mucho rato”16.

Declaración del profesor Philip Alston, relator Especial de la Naciones Unidas para las ejecuciones arbitrarias. Misión a Colombia del 8 al 18 de junio de 2009. Carta enviada el 26 de junio de 2009 al Doctor Fabio Valencia Cossio, Ministro del Interior por la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, la Plataforma Colombiana de derechos humanos, democracia y desarrollo, la Coordinación Colombia- Europa-Estados Unidos y la Alianza. 14 Natalia Springer. La Agenda Oculta del DAS. http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/nataliaspringer/la-agenda-oculta-del-das_5758015-1 15 Defensores de Derechos humanos atacados por doquier. Semana. http://www.semana.com/noticias-problemas-sociales/defensores-derechos-humanos-atacadosdoquier/126551.aspx 16 La perseverancia del testimonio. Informe anual de 2009. El Observatorio para la Protección de los Defensores de los Derechos Humanos. Colombia. 12 13

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia

Intereses económicos internacionales y el apoyo militar de Estados Unidos incrementan la crisis humanitaria y generan conflicto en la región “El Señor afirma: “Israel, voy a traer contra ti un pueblo que viene de lejos, un pueblo fuerte y muy antiguo. Tú no conoces su idioma ni entiendes lo que dicen. Todos ellos son guerreros valientes, y sus armas significan la muerte, se comerán tu cosecha y tu pan, y aún devoraran a tus hijos y a tus hijas”. Jeremías 5: 15-17. Versión Dios habla hoy.

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n Colombia existen zonas y regiones importantes que se disputan los actores del conflicto armado y que tienen un valor geoestratégico en lo militar pero especialmente en términos económicos. Las políticas gubernamentales de inserción a la economía mundial pasan por estos territorios que están llenos de recursos donde se planean realizar grandes obras de infraestructura para que en ellas tengan acceso la inversión nacional y extranjera. En esta perspectiva la estrategia de cooperación internacional del gobierno colombiano es en realidad una estrategia de seguridad y defensa. Esto permite que la cooperación internacional y la ayuda humanitaria sean utilizadas como herramientas de legitimización política e instrumentalizadas para la acción militar. Por esta razón la estrategia señala zonas de recuperación social que en su mayoría son los territorios de las comunidades afro colombianas y de los pueblos indígenas, donde hay riquezas naturales. Estas tierras están siendo preparadas para que a ellas puedan ingresar multinacionales y grupos económicos nacionales a desarrollar mega proyectos que les permiten apropiarse de las riquezas de estas regiones y tener grandes cultivos para la producción de agro combustibles. Esto responde al por qué los pueblos afro colombianos y los pueblos indígenas son los grupos que más sufren desplazamiento. Los resultados de esta estrategia son palpables ya: la Unión FENOSA se apodera de la energía y pone medidores prepago en la costa Atlántica y la llaman energía social. Cartón Colombia despoja a los campesinos de sus tierras para sembrar el Cauca de pinos y eucaliptos que dejan sin agua a quienes se quedan y resisten. El código minero es fabricado a la medida de todas las empresas que tienen en su nombre la palabra “gold” (oro). Los bananeros y palmeros de Urabá financian a los paramilitares que despojan a los afro descendientes de Jiguamiandó, dueños de sus territorios colectivos. Aguas de Barcelona sueña con las riquezas de los páramos y la legislación del etanol se diseña

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como negocio especial para las empresas del consorcio Ardila Lule, quien apoya con toda su fuerza mediática a un gobierno como forma de pago17. La estrategia de recuperación social y del territorio que tiene como doctrina la filosofía de acción integral es vendida por el comando sur de los Estados Unidos la cual se coordina con el Ministerio de Defensa por medio de acciones cívico-militares. Los dineros para esta estrategia vienen del Plan Colombia, los cuales tanto en su componente militar como social, terminan, apuntalando a la guerra con un rostro social. En la aplicación del Plan Colombia no hay consulta previa a los indígenas y afros, no hay respeto por la autonomía territorial, no hay licencias ambientales, no hay principio de distinción, no hay proyecto de intervención humanitaria, no hay respecto por la dignidad de las comunidades que se ven obligadas a someterse a subsidios condicionados de las familias en acción18. A pesar de que se ha demostrado el fracaso del Plan Colombia en el control de los cultivos de la coca y en la producción de la droga que se envía a los Estados Unidos, como también que durante su aplicación se han desplazado más de dos millones de personas que viven en la crisis humanitaria más grande de nuestro hemisferio, hoy el gobierno colombiano con el de los Estados Unidos hacen público un acuerdo, que según ellos, tiene como propósito mejorar este plan. En lo que se conoce de este acuerdo en Colombia, habrá presencia de militares de los Estados Unidos en siete bases del ejército colombiano. Este acuerdo ya está generando conflictos con los países vecinos y dará más razones a los grupos guerrilleros para mantener su lucha contra la intervención extranjera, con lo cual se incrementara la violencia interna y la crisis humanitaria vivida en los últimos años en Colombia. En una carta entregada por más de 100 colectivos sociales y religiosos a Hilary Clinton, se expresa que resulta “racional que los

Recuperación militar bajo la piel de lo social. Alianza de organizaciones sociales y afines. Mayo 2008. Para publicación en “Hechos del callejón” del PNUD. Ibid.

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia líderes regionales vean la instalación de varias sitios militares norteamericanos en Colombia como una amenaza potencial hacia su seguridad”, debido a un apoyo de EEUU a ataques más allá de las fronteras colombianas, las violaciones del acuerdo de la base en Ecuador, las declaraciones del Pentágono que admiten que está buscando acceso para “operaciones de contingencia” en la región y la dolorosa historia de intervenciones de Estados Unidos en Latinoamérica y el Caribe. La carta afirma que “Para extender

las relaciones con Sudamérica y el reconocimiento de los derechos humanos, Estados Unidos no debería crear una fortaleza en Colombia en connivencia con los peores violadores de los derechos humanos de la región, el ejército colombiano”, expone la carta. La misiva fue firmada, entre otros, por 20 organizaciones y líderes religiosos estadounidenses, 32 colectivos pacifistas y defensores de los derechos humanos, tanto como asociaciones civiles, académicos y ONGs internacionales19.

Visión y esperanza de paz en Colombia desde la fe

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esde nuestra realidad donde vemos y sufrimos muchas manifestaciones de violencia y desde nuestra esperanza y anhelo de paz, nos identificamos con el concepto bíblico y la visión de paz que contienen las afirmaciones preliminares a una Declaración Ecuménica sobre una Paz Justa del Consejo Mundial de Iglesias20. En esta declaración se define la paz desde la perspectiva bíblica de la siguiente manera: En las escrituras hebreas Shalom significa “completud, sensatez, bienestar, paz.” Shalom es un concepto amplio, que abarca justicia (mishpat), misericordia, honradez (tsedeq) o rectitud (tsedeqah), compasión (hesed) y veracidad (emet) todo junto. No hay paz sin justicia. Pero justicia (mishpat) no tiene que ver solo con juicio justo y rectitud; tiene que ver también con dar lo que es correcto y justo a los afligidos. Por lo tanto, la paz (Shalom) es el efecto de la rectitud y de la práctica de la verdad y la justicia. Es una condición en la que Dios lleva a las naciones a solucionar sus conflictos y a convertir sus espadas en rejas de arado (Miq. 4:3; Is. 2:4). Por último, es una condición en la que “Morará el lobo con el cordero y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreara”. (Is. 11:6). No puede haber otro escenario para los esfuerzos de la humanidad por construir la paz que este mundo. El mundo es la casa de Dios u Oikos. Oikos es un término que incluye la habitación para todas las personas; los asuntos, las relaciones y la causa común de las personas en ese oikos, así como el lugar donde habitan, sus propiedades y el medio ambiente (Ef 2:19-22). Los miembros del oikos tienen la responsabilidad básica de trabajar por el bien de todas las personas (Gl 6:10). En el mundo griego antiguo, se entendía que oikoumene se refería a todo el mundo como unidad administrativa y, durante un tiempo, se lo igualó al imperio romano (Lc 2:1). Sin

embargo, para los seguidores de Jesús, se entendió que era la comunidad de fe “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del Angulo Jesucristo mismo” ( Ef 2:20). “Es la iglesia del Dios viviente” (1 Ti 3:15, 1 Pedro 4:17). Sin embargo, la iglesia no agota el significado de oikoumene. En un sentido más amplio, los escritores del Nuevo Testamento entienden oikoumene como la tierra y todos sus habitantes (Lc 2:10; 4:5, hechos 17:30-31). Vista de esta manera, la iglesia está inevitablemente entrelazada con el mundo, puesto que cada ser humano en el oikos está conectado con el oikos de la iglesia y el oikos del mundo. La paz y la construcción de la paz son dimensiones importantes de la vida en la casa de Dios. Si uno tiene que vivir en armonía con el otro y todos tienen que experimentar el bienestar como fruto del vivir en la verdad, la justicia y la paz en la casa, entonces todos deben participar en el proceso de la construcción de la paz, el fortalecimiento espiritual y la edificación (oikodome). Todos estamos llamados a ser constructores de la casa (oikodomos), a construir y fortalecer el oikoumene ayudando a cada miembro a vivir de manera responsable y efectiva. Un oikodomos es un constructor de la paz, alguien que lucha por hacer de la comunidad de fe un signo de sanación y justicia en el mundo, que presta servicio llevando la sanación, devolviendo el bien y la integridad a toda la casa de Dios (Ro 14:19, Lc 12:42 y sig.). El proceso de sanación requiere el desmantelamiento de las culturas de abuso y de violencia. Jesús demostró con su vida el trabajo de oikodomos. Alimentó a los hambrientos, curó a los enfermos y consoló a los solitarios; devolvió la vista a los ciegos y dio voz a los que no podían hablar. Desde esta visión y esperanza de paz, las iglesias y organizaciones cristianas que hacemos parte de la Red Ecuménica de Colombia vemos señales y esfuerzos por construir una paz basada en la justicia,

Más de 100 colectivos sociales y religiosos de EEUU urgen a Clinton a suspender la negociación para bases militares en Colombia. 12 de agosto de 2009. http://www. forcolombia.org/ 20 Gloria a Dios y Paz en la Tierra. Afirmaciones Preliminares a una Declaración Ecuménica sobre la Paz Justa. Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz. Kingston, Jamaica. 17 al 25 de mayo de 2011. 19

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Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia en el respeto de la dignidad humana y en el cuidado de la vida en las siguientes manifestaciones de las comunidades y de la sociedad: •

Los y las colombianos-as quienes desde sus esperanzas, utopías, fe y espiritualidad, se organizan para trabajar por una paz que sea construida, no como resultado de la guerra y del gasto militar, sino fruto del diálogo y la negociación política y social, donde haya la plena implementación y el respeto a los derechos humanos y se garantice la superación de la impunidad.

En los grupos y las comunidades desplazadas que se organizan para regresar a sus tierras y en las organizaciones de victimas que trabajan por lograr que se conozca la verdad, haya justicia, reparación y se implementen mecanismos para garantizar que estos males que estamos sufriendo no se repitan nunca más.

En las comunidades de afro colombianos, en los grupos indígenas y en los campesinos, que organizan comunidades en resistencia y realizan mingas para mantener sus proyectos de vida, su cultura, cuidar la biodiversidad y proponer a toda la sociedad colombiana formas pacificas y democráticas de vivir y resolver los conflictos.

En las organizaciones de derechos humanos, de paz, en las organizaciones sociales, en las iglesias y en los sindicatos que en medio de la estigmatización, de las amenazas y del continuo asesinato de sus líderes mantienen sus convicciones y compromiso por trabajar por la defensa de la dignidad humana y de la vida.

En los proyectos sociales y comunitarios que trabajan por crear modelos de economía solidaria y comercio justo que respete la vida, valores la dignidad del ser humano y de la naturaleza, así como la valoración de la cultura y de los saberes ancestrales.

En la comunidad internacional solidaria que trabaja y nos acompaña para que en Colombia se respeten los derechos humanos, que presiona a sus gobiernos para que cambien las políticas que causan guerras, crisis humanitarias e incrementan el empobrecimiento de las comunidades.

Teniendo en cuenta todas estas señales de esperanza donde se están sembrando las semillas y las bases de una paz que sea fruto de la justicia, creemos que Dios nos está llamando y es urgente trabajar en nuestro país para que aportemos en una paz que incluya: •

La recuperación del valor de la vida como don de Dios la cual no se le puede quitar a ningún ser humano por tener diferencias políticas o ideológicas. No permitir que asesinar a cualquier ser que tenga vida sea usado para obtener premios o ser ascendido en la escala social, política y militar. Necesitamos recuperar la sensibilidad ante el dolor del prójimo, el valor del diálogo, de la verdad, la negociación política y la concertación social como práctica para resolver los conflictos y las diferencias en nuestra sociedad.

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Es urgente trabajar por un acuerdo humanitario amplio donde participemos todos los sectores sociales para atender la crisis de la población desplazada por la violencia, de los secuestrados, de quienes están encarcelados de manera injusta y de la pobreza generada por los problemas de inequidad social y económica que tiene el país. Este acuerdo humanitario no debe ser considerado como una bondad del gobierno y de los grupos armados sino como la condición mínima y urgente para responder a las necesidades de quienes más sufren las diferentes formas de violencias y la injusticia en Colombia.

Este acuerdo humanitario debe incluir la restitución de las tierras a los desplazados, la reparación a las víctimas de la violencia, la atención a los sectores más pobres, la sanación de las tierras que han sido contaminadas con la producción de droga y las fumigaciones, la recuperación de las culturas indígenas, afro colombiana, campesina y de sus proyectos sociales que han sido destruidos.

Mientras se ejecuta este acuerdo humanitario debemos trabajar y avanzar en un plan nacional e internacional para garantizar de manera integral los derechos humanos para todos los colombianos y colombianas que permita la construcción de una paz que esté soportada en la justicia y en la equidad. La experiencia nos ha mostrado que si en los procesos de negociación no se aborda de manera seria el tema de la plena implementación y la garantía de los derechos humanos, los ciclos de violencia se reeditarán de maneras más sofisticadas y con mayor perversión.

En este proceso de trabajar por un acuerdo humanitario y en un plan para garantizar los derechos humanos tenemos que incluir a la cooperación internacional y coordinar con las organizaciones y comunidades solidarias que están trabajando por fomentar alternativas al sistema mundial que ha generado la crisis humana y ecológica que estamos viviendo y que demuestra que este sistema es insostenible. Juntos como organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional tenemos que exigir coherencia y acciones reales para que los gobiernos y las organizaciones internacionales y multilaterales de los Estados garanticen los derechos humanos.

Junto al trabajo nacional e internacional por una paz que tenga como soporte un acuerdo humanitario y en derechos humanos tenemos que implementar una estrategia para construir un sistema de justicia de acuerdo con los estándares internacionales donde no se permita la impunidad para quienes cometen crímenes de lesa humanidad y violan los derechos humanos.

De acuerdo con el concepto bíblico, en estos procesos deben participar todos los sectores sociales y políticos que vivimos en la “casa común” donde Dios nos está permitiendo vivir y realizar su proyecto de esperanza para todos los seres humanos, pero especialmente para quienes son excluidos de los procesos sociales y quienes sufren violencia e injusticia.


Contexto, visión y esperanzas de paz en Colombia

Oraciones Afirmación de fe Creemos que no siempre habrá oscuridad para las personas que ahora están en angustia y aflicción a causa de la marginación, la injusticia, la discriminación, el estigma del HIV/SIDA. Porque Cristo es luz Creemos que no siempre las personas vivirán enemistadas y separadas por odios o rencores, por diferencias culturales o ideológicas, por su condición social o económica, por credos, razas u opciones sexuales. Porque Cristo es reconciliación Creemos que las puertas no siempre permanecerán cerradas a la vida, que caerán los muros que encierran la libertad y la dignidad y que se superará toda forma de violencia y opresión. Porque Cristo es la paz Creemos que no siempre habrá mesas vacías y mesas de opulencia, porque la mesa de la creación es para todos y todas, porque los frutos de la tierra son riqueza común que debe ser compartida en equidad. Porque Cristo es el sol de justicia Creemos que el agua ya no será contaminada y será suficiente y saciará toda sed. Creemos que nadie se apropiará de los ríos y nadie cercará los manantiales, que nuestros hielos seguirán siendo eternos y la lluvia sagrada bendición.

Porque Cristo es puro y transparente Creemos que algún día el lobo ya no querrá matar al cordero y que las criaturas podrán jugar sin miedo a las serpientes del abuso, del engaño, del abandono, del secuestro, de la desnutrición, de la indiferencia. Porque Cristo habrá entrado en la creación Creemos que una tierra libre y justa, en la que sea posible convivir en armonía, en la que haya espacio y oportunidades para cada persona no es un lejano sueño sino una cercana realidad. Creemos que otro mundo es posible. Porque Cristo vino al mundo para hacerlo nuevo Oración de intercesión Queremos pedirte Paz para aquellos que lloran en silencio; Paz para los que no pueden hablar; Paz cuando parece que todo perece. En medio de la ira, la violencia y el desencanto, de las guerras y la destrucción de la tierra: muéstranos, en esta oscuridad, tu luz. Queremos pedirte Paz para aquellos que alzan su voz en reclamo; Paz cuando muchos no la quieran escuchar; Paz mientras hallamos el camino hacia la justicia. Tomadas de: http://superarlaviolencia.org/es/acerca-del-dsv/dia-internacional -de-oracion-por-la-paz/coleccion-de-oraciones-por-la-paz-2009.html

Oración Ecuménica por la Paz Mujeres y hombres en comunión de iglesias, De un solo corazón y una patria grande, Te confesamos oh Dios de la vida, Te sentimos presente con rostro de hombre y mujer Te descubrimos en los rostros de los indígenas, de negros y negras, En el sector campesino y urbano, en la iglesia pueblo de Dios, Vivida en la diversidad y en la mesa común; Tú te hiciste humano en Jesús de Nazareth, Revelación del Padre y del espíritu de amor. Tú tienes el sueño de una vida digna y plena, Con igualdad y justicia en libertad y fe; Confiamos en la fuerza de tu Espíritu, Que todo lo renueva, que vence la injusticia y la muerte, Que aclara la verdad y defiende el derecho de los pueblos. Por eso, oh Dios de la vida Te expresamos nuestro dolor por los pueblos en guerra, Gritamos a una voz por los atropellos a los derechos humanos: La guerra sucia, la intervención extranjera y el dominio opresor.

Haz llover la justicia como rocío mañanero, Mantén la esperanza de un proyecto de vida, Acompaña nuestro caminar en la fe y la resistencia, Que brote la solidaridad y la hermandad entre los pueblos, Que la paz sea la meta con justicia social, Que tu reino de amor se concrete en la nueva sociedad. De todos los credos, diversidad de culturas y pueblos, Construyamos hoy la paz: Con la sangre de los mártires, Con tu Palabra hecha vida, Con la resistencia y los sueños, Con la danza, el canto y la alabanza, Con el arco iris que alumbra el camino, Con nuestras vidas convertidas en la esperanza, Con la justicia fruto de la verdad, Que tu paz llegue hoy Señor. Celebración Ecuménica de traslado de Padre Tiberio Fernández Al parque Monumento con la Impunidad en memoria de las víctimas de la masacre de Trujillo, mayo 10 de 2003.

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