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‘The White Lotus’ Xavier Grobet AMC,

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Por Luis Enrique Galván Fotos, cortesía

Long Island resonaba desde Dix Hills hasta territorios más lejanos y externos como Filadelfia. John Coltrane al lado de Charlie Parker, marcaban el movimiento del bebop y la escena musical del jazz tomaba un lugar diferente en la historia: el poder de la improvisación marcaría los futuros principios del género. ‘Giant Steps’ brillaba con disidencia, con progresiones no tradicionales de acordes. Un ‘Blue in Green’ que marcaba la estancia del presente; el poder del ahora y la idea de un único momentum. “Todo trata de estar en el momento presente”, citaba Herbie Hancock.

Y así como el jazz, el básico principio dialéctico del ritmo continúa marcando el flujo del primer espectador, a las y los foquistas que construyen con lo que Henri Matisse aseguraba: “el significado solo se crea a partir del ritmo”. Como una partitura de Coltrane o Parker, el primer asistente de cámara narra a tiempo exacto; sin demora, sin prisa, solo preciso; fiel y certero al único momentum.

“El foco es como un baile, mueve el espacio. Todo tiene que ser orgánico. Hay que entender la cadencia y el ritmo emocional de lo que está frente a tus ojos”, afirma Moisés Pemora (1er asistente de cámara - ‘Bardo’, ‘Un extraño enemigo’, ‘Amores modernos’). Al puro estilo de Miles Davis y Bill Evans, la premisa persiste: conocer el espacio para crear, medir tu estancia para improvisar y espectar.

Es cierto, las responsabilidades del primer asistente de cámara transgreden solo al foco mismo. “Es también, tu mano derecha. Es el vínculo directo para que todo funcione correctamente en el equipo, permite la organización interna”, comparte Xavier Grobet AMC, ASC (‘The White Lotus’, ‘Watchmen’, ‘Focus’). Así, las tareas del primer asistente de cámara, resultan en una figura crucial para que el proyecto suceda; estructura el engranaje interno del departamento de cámara y lo articula con los demás departamentos; colabora con dirección de fotografía en el pedido del equipo cinematográfico y es responsable del funcionamiento correcto del mismo.

“Es un trabajo de retos y más retos”, afirma Grobet, pero sobre todo, es un lazo de complicidad para el y la directora de fotografía. Xavier, recordando su época como asistente de cámara (‘Total Recall’ Paul Verhoeven, 1990), comparte lo siguiente: “Tienes que ser un gran organizador, pero también debes aprender a sentir la cámara, eres una extensión más”.

El foco, así como las multidisciplinarias tareas del asistente rebasan per se, lo ya establecido, convirtiéndose en un engrane creativo que aporta y condiciona a la misma narrativa. Es también una herramienta para la historia, la creación de tensión y la guía de la mirada del espectador. “Se necesita traducir el conocimiento técnico en algo emocional que sea consciente del espacio y que acompañe a los protagonistas; hay que entender al personaje”, añade Moisés.

y de predicción se aleja cada vez más, conforme el asistente de cámara no se halla al lado de la operación.

“Todo se trata de poder seguir al personaje en cada movimiento de su propia transición emocional. No puedes depender de una señal inalámbrica, al final del día, no hay nada más rápido que tu ojo y tu mano”, afirma Moisés.

La única manera de acompañar al actor en escena, es conociendo físicamente el espacio, estando como un primer espectador que se adentra en complicidad con el director de fotografía para leer la curva emocional.

El vínculo entre asistente y cinefotógrafo es por sí solo, una extensión más; una simbiosis creativa de complicidad. La libertad creativa del segundo, se encuentra condicionada o potenciada por el primero. Xavier Grobet, recordando el rodaje de la serie ‘Looking’ para HBO, comparte lo siguiente:

“Desde el principio quería que Pat McArdle fuera quien operara foco desde la manivela, al lado de cámara. Hice una toma en mano, mientras seguía la conversación de los personajes. Y fue hasta que cortamos que me di cuenta de haber tenido la libertad de moverme sabiendo que todo estaría en foco. Todo gracias al conocimiento espacial de Pat”.

El tiempo avanza, o como menciona Cortázar, vamos y migramos. La tecnología continúa permitiendo la llegada de nuevas ¨extensiones¨ dentro de la industria. Preston, ARRI y Tilta ofrecen diferentes alternativas inalámbricas para facilitar el trabajo del foquista, sin embargo, no todo el universo digital vuelve eficiente la sincronía dentro del set.

“Mi trabajo es un privilegio, puedo ver el momento de la creación actoral. Es muy difícil explicar hasta que lo puedes experimentar. Es algo muy parecido a lo que ocurre en un espacio teatral”, comparte Moisés Pemora (‘Capadocia’, ‘Aquí en la Tierra’, ‘Point Break’). Y es ahí, ese instante presente, cuando lo inalámbrico fractura el timing mismo. La posibilidad de improvisación de las y los demás”, comparte Moisés Pemora. Así como Xavier Grobet narra la gran experiencia de haber podido filmar con la libertad de movimiento otorgada por Pat McArdle, Moisés valora el amor y la emoción por los retos:

Del mismo modo en que relata Grobet, Moisés Pemora externa que sólo es estando al lado del operador, que la sincronía puede suceder. Si un actor o actriz decide también improvisar, solo se puede abrazar dicho momento creativo si el focuspuller es consciente del espacio porque físicamente está allí, viendo cómo ocurre la escena y la revelación actoral.

“El mundo digital ha ido diluyendo la comunicación dentro del set, gran parte se ha acostumbrado a mirar la escena a través del monitor. En cambio, si tienes claro el espacio, entonces todo lo puedes diagramar en función del movimiento de los personajes”, menciona Moisés.

El mundo de lo inalámbrico es una herramienta cuando te vuelves consciente de estos aspectos, de la permanencia en el instante. No desapegándote de ello en un cuarto lejano de operación, sin acompañar a la cámara. Como focus puller , ser consciente del espacio es crucial. Y si bien es cierto, la experiencia de trabajar con fílmico te brinda un imaginario en las mismas medidas, todo es una extensión en pies o metros de acuerdo con el lente. Así, el instinto crece, madura y guía. Estando al lado del operador, concientizas el acting , el momento emocional de lo que se está filmando, en dónde poner o no el foco y cuándo hacerlo. Teniendo en cuenta que, si algo cambia o se improvisa, la situación sigue bajo control, pues la mirada del foquista tiene ya referentes físicos para saber en qué medida correcta se encontrará el próximo movimiento.

“Filmar a una sola cámara es lo que más disfrutas porque no hay margen para el error. Tienes que ser exacto, ni llegar después o antes, únicamente exacto. Se trata de una concentración máxima y alejar los elementos distractores, como cuando filmas efectos especiales en pleno atardecer, a un solo shot mientras ocurre una explosión. Todo depende de ti”.

Si Gustavo Cerati hablaba de la magia en la geometría de una flor y la perfección que ello conlleva, Christopher Moore lo complementa de la forma idónea, pues así como un músico de jazz tiene su creación puesta en el presente, para el foquista el pasado y el futuro dejan de existir cuando se escucha ¨acción¨, sólo queda el instante; la sinestesia ocurre y con ello la magia del foco como una herramienta dramática. Las manos del primer asistente toman los dientes de un engrane para convertirlos en emoción y la dosificación de esta; ¿qué tan rápido o que tan lento es el movimiento de mis manos en función del mundo interno y emocional del personaje? Tal vez el bebop de Coltrane y Parker trasciende décadas y espacios, pues el primer espectador es también otro intérprete de jazz.

Siguiendo con Moisés, podemos enunciar dos grandes aspectos. Primeramente, la necesidad de crear un vínculo y química que te permita estar en cercanía con el director de fotografía. Es también, una relación emocional que, basada en la complicidad laboral y creativa, potencia la predicción. “Como primer asistente, lo que más me emociona al trabajar con un director o directora de fotografía, es buscar nuevos retos y aprendizajes. Esto te permite conocer diferentes formas de ver y entender el mundo¨, agrega. Por otro lado, además del gran conocimiento técnico y de la lectura integral del guion para trabajar a partir de la emoción, viene también la crucial habilidad de controlar el estrés. “Una vez que corre la cámara, todos los ojos están sobre ti y no hay margen de error. El foco ilumina el trabajo

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