Especial 8799

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PRESENTA


ESPECIAL

19/09



CARTA EDITORIAL

Como generación vivimos un momento que pensamos que nunca iba a suceder. No estuvimos ahí en el 1985, no podíamos medir la magnitud de esa fatalidad, el dolor de ver tu ciudad hecha pedazos, el sentimiento de quiebre en el que tienes que cerrar un segundo los ojos para no caer en la locura y saber que no es un sueño, no, es peor, es una pesadilla. Este tomo no está hecho para hablarte de las aplicaciones o de la mejor serie, está hecho para darte la opinión de gente normal como tú; su vivencia, su punto de vista y sobre todo su sentir. Todos estamos unidos en un mismo sufrir, pero al mismo tiempo, estamos siendo testigos del inmenso amor que existe por nuestra gente, nuestra ciudad y por, sobre todo, nuestra patria. Todos unidos, todos con fuerza, todos sacándonos adelante. 8799 amando su nación. Por México.


DÉJAME ABRAZARTE UN POQUITO MÉXICO.

Pero déjame abrazarte un poquito México, déjame consolar tu corazón. Porque eres tierra de pueblo de luchadores, de solidarios, porque eres casa de valientes, de los que no se rajan. México: eres casa de gente que se la juega por el desconocido y que se crece ante el dolor. Gente que no tiene miedo de salir de sus casas a echarle la mano al otro. No tengas miedo porque saldremos adelante, juntos, así como salimos adelante del terremoto hace 32 años, de los huracanes, de tantos gobiernos corruptos, de enfermedades. No tengas miedo México porque nos hiciste un pueblo donde en momentos de sufrimiento el vulnerable se vuelve familia.

Sé que estás asustado, que tienes miedo de cerrar tus ojos esta noche. No te miento. Hoy vi edificios destruidos y gente sufriendo. Vi coches abajo de escombros y mucha necesidad. Estas no han sido semanas fáciles para ti en ningún sentido. Pero... ¿Sabes? Vi listas y listas de personas buscando ayuSé que sientes incertidumbre e impotencia, que eres casa de darte. Vi supermercados repletos de gente buscando víveres un pueblo herido el día de hoy. para los centros de acopio. Personas con palas, paramédicos


dispuestos a ir a donde fuera para brindar ayuda. Vi estudiantes haciendo sándwiches, vi abrazos entre vecinos... Vi consuelo, vi amor, vi empatía. Mantente fuerte... nos esperan momentos difíciles, momentos de incertidumbre y de noticias dolorosas para muchos familiares. Pero no dudes ni un minuto de que saldremos adelante, fuertes, fregones, chingones, así como nos hiciste, con el corazón en duelo y dolor, pero con alegría, solidaridad y optimismo para hacer sentir mejor a nuestros hermanos. Hoy descansa mi México, hoy no tengas miedo, hoy recupera tu fuerza porque el día de mañana nos espera mucho por qué luchar y nos espera todo para poder ayudar. Canta México, canta y no llores.


CRÓNICA DE UNA LARGA NOCHE P

or medio de las Redes Sociales, nos avisan que se solicitan voluntarios para el relevo nocturno en los multifamiliares de Tlalpan, ya que, durante la noche es cuando hay menos voluntarios, y los que se quedan están más cansados. Me llega el post y junto a dos amigos, nos organizamos para ir.

Vamos equipados hasta donde podemos, pantalones de mezclilla, botas de casquillo y guantes. Dejamos el carro lo más cerca que podemos y tomamos una micro (el chofer nos cobra la mitad de pasaje porque llevamos palas y un casco), que nos puede acercar lo más posible de donde nos bajan, son aproximadamente 25 minutos caminando. Pasamos el primer reten de militares y nos detienen, nos preguntan “¿A dónde van?”, a lo que nosotros respondemos “Al relevo nocturno”, nos abren el paso sin más. Caminamos otras cuadras ya sin tránsito y encontramos el segundo reten donde nos hacen la misma pregunta, y pasamos. Llegamos al límite, donde hay personal voluntario escogiendo personas especializadas para entrar a los relevos que van saliendo. Pequeños y callados grupos de personas que son recibidas con aplausos, agradecimientos y por otros con comida caliente, que les ofrecen de todo lo inimaginable para calentarlos o alimentarlos. Cuando llegamos ya hay dos brigadas preparadas para entrar, tienen pintados en sus brazos con plumón sus nombres, números de contacto, tipo de sangre. Me dicen que ya no somos necesarios que nos vayamos, un doctor escucha eso y nos dice “¡Aquí nadie sobra!”, nos llena las manos con paquetes de agua y nos manda a dejarlos al acopio de la virgen, llegamos ahí, entregamos el agua y nos formamos en las cadenas humanas que se hacen para llenar camionetas que llevan víveres a Puebla y Morelos.



MOS CONTINUAR. LAS INSTRUCCIONES SE SIGUEN O SE VAN”.

Regresamos a donde el doctor estaba, nos dice que descansemos porque la noche es larga, sin asientos terminamos cuatro sentados en el piso, con una plática nerviosa pero más cálida que cualquier cosa que esté pasando la línea roja. Seguimos formadas, llegan los chicos con mis amigos, me sonríen de lejos. Nos juntan y ellos se pegan a mí, “no nos separemos”, me dicen. Entran las dos brigadas que llegaron mucho antes que nosotros, piden a un líder de brigada y el doctor dice “¡Ella!”, me dan unos plumoSeguimos formados y hacemos 3 filas en relativo silencio, levantan nes y nos encargamos de escribirle en el brazo su nombre, número de en puño por primera vez desde que estoy ahí. Silencio total durante contacto y tipo de sangre a todos los que estábamos esperando entra- un par de minutos, se escucha un silbido. Retomamos actividades y da, somos la brigada sin número. nos dan más instrucciones. Otro puño, otro silbido. Se continúa con actividades (es como ponerle pausa y play a una película). Otro puño, Pasando la media noche, dan bandera verde, piden mujeres con botas nos indican piso, nos sentamos todos: militares, marina, doctores, de casquillo y pantalones de mezclilla, me pasan junto con otras 10 carpinteros, albañiles y voluntarios. Todos al piso. Otro silbido. Se chicas de mi misma edad, revisan que tengamos nuestros datos en el oye un grito “¡SI ME ESCUCHAN, LLOREN, GRITEN, PEGUEN, brazo y nos equipan con casco, cubre-bocas y chaleco. Mis amigos RASGUÑEN O HAGAN ALGO!”, silencio absoluto, puedo jurar aún no pasan y me gritan “¡Cuidate nos vemos aquí!” que mis compañeros de brigada dejaban de respirar para hacer menos Entramos nos forman y nos vuelven a revisar el equipo, dan instruc- ruido. Seguimos en el piso sin movernos, con las piernas totalmente ciones a través de un megáfono: “APAGUEN LOS CELULARES, tiesas. Se repite el grito “¡SI ME ESCUCHAN, LLOREN, GRITEN, NADA ES TAN IMPORTANTE QUE LAS VIDAS QUE VENIMOS PEGUEN, RASGUÑEN O HAGAN ALGO!”. Otro silbido. Silencio A SALVAR”. Todas lo apagamos. Más instrucciones: “CUANDO absoluto… LEVANTAMOS EL PUÑO, TODOS SE CALLAN Y NO SE MUEVEN, CUANDO EL PUÑO SUBE Y BAJA, TODOS AL PISO SIN Alguien grita “¡Uno!. Silencio. ¡Dos!... ¡Tenemos a dos!”. Aplauden MOVERSE. CUANDO LA MANO HACE UN REMOLINO PODE- y todos dejamos el silencio a un lado que se convierte en una ola de


aplausos y de caras de alegría mezcladas con impotencia de seguir en el piso y no poder levantar las lozas y sacar a las 2 personas vivas. Puño. Silencio. Silbido.

Una hora. Estoy muy cansada y manejo con las intermitentes puestas. Dejo a un nuevo amigo cerca de su casa y a otro en la suya. Llego, me pongo la pijama y, una hora más tarde me despierta mi mamá diciéndome “¡Está temblando!”, agarro una toalla y me la Solicitan a los binomios caninos, pasan corriendo junto a nosotros y pongo encima, veo a mi vecina abrazada a su hijo más alto que ella y un marino. Puño. Silencio. Otro silbido. Ladridos. Aplausos. le pregunto “¿está temblando?”, no escucho lo que dice porque sigo dormida. Me siento en la banqueta y a mi mente vienen la imagen de +Una militar grita “¡Viva México!”, nosotros “¡VIVA!”. Se repite las dos personas que ubicaron en mi guardia, bajo los escombros. Se “¡Viva México! ¡VIVA!”. me retuerce la panza y el corazón. Entro a casa y prendo la tele, dan justo la noticia que no quería esSilencio. Piden paramédicos, doctores y carpinteros. Pasan corriendo cuchar “¡se suspende la búsqueda en los multifamiliares de Tlalpan a total velocidad junto a mi brigada. Empieza la tensión, se sigue es- por el sismo y porque desde la madrugada las vigas que apuntalaban cuchando el silbido. Van por mi brigada, nos llevan y hacen cadenas ya no están sirviendo, las personas que pudieron escuchar en la mapara ir sacando los escombros y llenar un camión. drugada tendrán que esperar más!”, la nota continúa diciendo que un Se suspende el retiro de escombro porque la estructura está débil y papá espera a sus dos hijos que aún no son rescatados, que les silba que no podemos hacer nada más hasta que vayan a apuntalar de nue- para que lo escuchen y sepan que él está ahí para ellos. Mi corazón vo, porque corremos mucho peligro. Nos dicen que podemos esperar se vuelve a retorcer. Le digo a mi mamá que escuchaba ese silbido y o quedarnos. que no sabía porque alguien, aunque pedían silencio total, silbaba. Son pasadas las 4:30 de la mañana, decidimos irnos y al salir se escuchan aplausos, nos ofrecen comida y cosas calientes. Dejamos el equipo que nos prestaron y empezamos a caminar hacia mi coche, más o menos 40 minutos a pie. Nos sentamos un rato todos en silencio, con mucha impotencia.

Son las 12:12 del 25 de septiembre del 2017 y aún no son rescatados. La buena voluntad no ayuda como quisiera. No sé qué va a pasar. Los padres no deberían perder a sus hijos.


NO SOMOS SOLO UNA GENERACIร N DIGITAL.

La imagen de la derecha fue tomada por el fotoperiodista Alejandro Velรกzquez.



NUESTROS MILLENNIALS POR: HILDA MARTHA PEREZ SORIANO

TEXTOS E IMAGEN DE REDES SOCIALES

Les ves por las calles, ávidos de ayudar donde sea, haciendo lo que se necesite, están en los centros de acopio, les piden una botella de agua y llegan 10 de ellos con dos, tres, o hasta el garrafón. Los adultos hacemos lo que sabemos, lo que aprendimos hace 32 años, sin embargo, hoy podríamos decir que este es SU terremoto, que han descubierto que la naturaleza es mayor que ellos, que a ESA madre, no le pueden decir que no, ni hacer un berrinche, entonces han salido a demostrar que de todos modos, no dejarán a esa señora maravillosa, aunque un poco caprichosa, salirse con la suya. Hoy están descubriendo su fuerza, sus manos, sus ideas, y sobre todo, el carácter que tenían oculto. Hoy nos están demostrando que, a pesar de todo, sí son lo que esperábamos de ellos, que sí tienen lo que se necesita del mexicano. Así que, adultos, podemos estar tranquilos, ya llegaron los muchachos.


Bendito Dios que existen los mugrositos hipsters de la Roma y la condesa, esos que se los hacen tarugos y pagan carísimo por un tamal Gourmet. Varios de ellos están incansablemente en las carpas del parque Mexico y parque España. Bendito Dios que existen los mariguanitos de la roma que quien sabe en que trabajan, todos fachosos y tatuados. Son ellos los que te están dejando dormir o bañarte en sus casas. Bendito Dios que existen los nacos albañiles que cada que pasas te chiflan. Son ellos los que están (entro otros ) rompiendo placas de cemento para sacar gente. Bendito Dios que existen los chavitos estudiantes fresitas que papi paga todo. Son ellos los que están ayudando, creando ideas o abriendo centros de acopio. Bendito Dios que existen los médicos que cobran carísimo y solo quieren operarte. Son ellos los que están atendiendo gente y operando sin cobrar. Bendito Dios que existen los arquitectos e ingenieros que cobran carísimo ! Son ellos los que están evaluando inmuebles sin cobrar. Bendito Dios que existen las amas de casa que están de fodongas todo el día. Son ellas las que están cocinando, armando paquetes con ropa y juguetes para los damnificados. Bendito Dios que existen los federales que son unos rateros y solo te piden mordida en las autopistas. Son ellos los que se están metiendo entre los escombros a sacar gente. Bendito Dios que existen los restaurantes de la Roma y condesa que vas y pagas unos cuentononones. Son ellos los que están dando comida gratis, dejándote entrar al baño o cargando tu celular. Bendito Dios que existen los crosfiteros que son unos albañiles que ni deporte es el crossfit. Son ellos los que están cargando garrafones, haciendo relevos en la noche y yendo a los pueblos a dejar ayuda. Bendito Dios que existen los ciclistas que nada más estorban o los motociclistas que manejan súper mal y luego que por qué los atropellan. Son ellos los que han estado moviendo ayuda de lugar en lugar. Bendito Dios que existen los amantes de los perros, que están locos, mejor deberían tener hijos. Son ellos los que están resguardando mascotas extraviadas, buscando comida y a sus dueño. Y así, podría continuar ... Entendiste ? Yo si ... Si alguno de estos pensamientos te pasó alguna vez por la cabeza, hay que cambiar y me incluyO. El respeto se gana y se lo han ganado !Somos más los buenos...

B E N D I T O S


CON ADMIRACIÓN

¡NO SON MILLENNIALS! POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Internet, no obstante, mantuvo funciones y pronto llegaron las malas noticias: derrumbes, atrapados, heridos, muertos. Las colonias Roma, Condesa y Del Valle, los rumbos de Xochimilco y Coapa devinieron en zonas de desastre. Mi pensamiento y fe volaron al Instituto de Mercadotecnia y Publicidad, ubicado en la calle de Guanajuato, a media cuadra de Avenida de los Insurgentes. Pronto, Marcia, mi esposa, se comunicó conmigo para explicar que la comunidad estaba bien, asustada, pero bien.

Gradualmente me fui informando que miles de jóvenes, todo un ejército de Millennials y Centennials, acudían a ofrecer ayuda a los sobrevivientes. Igual que cuando yo tenía 21 años, otra generación se Fue como regresar en el tiempo. La tierra se movía, el edificio brinca- volcó al conjuro del auxilio y la solidaridad. Pronto la ciudad dio un ba, los libreros bailaban, las estructuras crujían. Eran las 13:14 horas vuelco de apoyo, la juventud circunstancialmente demostraba estar a del 19 de septiembre de 2017. Otra vez, la Ciudad de México resentía la altura de la catástrofe. un sismo de 7.1 grados en la escala de Richter. La misma fecha, 32 Los terremotos de 1985 son incomparables al de 2017. Cada fenómeaños atrás, otro terremoto borró la Urbe de mi infancia y adolescenno actuó diferente. Sin embargo, la herencia histórica no se perdió. A cia. diferencia de nosotros que aprendimos sobre la marcha y sin ayuda tecnológica alguna más que nuestro cuerpo y las herramientas básicas El fenómeno cesó. Salí al balcón que da a Avenida Jalisco, acá en meritito Tacubaya, y la gente estaba asustada. Nadie atinaba a mover- que encontramos a la carrera, los “veteranos” de 2017 tuvieron una capacidad de respuesta inteligente, un Gobierno Federal que no se se. Mujeres abrazadas, hombres intentando comunicarse a través de achicó, unas Fuerzas Armadas dispuestas y un idealismo para creer celulares. Automóviles y camiones transitando a vuelta de rueda. El en la condición humana. servicio de luz fue cortado y las líneas telefónicas colapsaron.


de la adversidad y en cuestión de horas todos estaban haciendo algo por los demás. A estos chicos que les reprendíamos su hedonismo, fueron los mismos que se desprendieron de la propiedad para consolar la necesidad ajena. Sí, estos chicos por los que no dábamos la menor responsabilidad, ante nuestros ojos emergieron como MEXICANOS EJEMPLARES. Estoy seguro que no volverán a ser los mismos. Han vivido experiencias que les marcaron la biografía indeleblemente. Como en 1985, de un instante a otro, alcanzaron la plena madurez y acá siguen, pendientes de lo que se demande. Ellos reedificarán la Ciudad y la harán a su modo. La amarán como amamos a la de nuestra remembranza; y solo ellos, a la distancia, sabrán si no se equivocaron.

Por razones de cercanía, los neociudadanos rebasaron el perímetro




MEMORIAL.

momento y con el fin reducir al mínimo el daño a los habitantes, nuestro país comenzó a realizar periódicamente una serie de ejercicios que conocemos como “simulacros”. Muchos de nosotros planeamos para hoy hacer nuestro día habitual, ir a la escuela, al trabajo, hacer nuestra rutina diaria, claro que con una diferencia: un simulacro que realizamos a las 11 de la mañana, en conmemoración a los eventos sucedidos en septiembre de 1985.

ueridos amigos, conocidos, compañeros que compartimos una misma generación:

Queridos compañeros generacionales, hay que sincerarnos con nuestra persona cuando escuchamos la sirena de alarma, nuestra mente y pensamientos no siempre están enfocados a las instrucciones del momento, y no podemos culparnos del todo, ya que no teníamos una percepción clara de cuan peligrosa podía tornarse una situación de esta naturaleza… hasta hoy.

Hace 32 años, nuestro país recibió un azote tan fuerte, que sin ánimos de hablar en metáforas, hizo tambalear los corazones de nuestra nación. A partir de ese

Parece increíble, lo fue un momento en el extranjero, 32 años después, poco tiempo después del simulacro, el recuerdo volvió encarnando, menos fuerte, pero más cercano y lamentablemente,

Q




más destructivo que cualquier otro que en nuestras vidas hayamos presenciado. Nunca había visto edificios derrumbándose, tanta incertidumbre por parte de la gente, inseguridad al no saber si el próximo lugar en el que pusiera un pie llegara a caer algo encima.

nosotros aprender de estas experiencias, tomar acciones y actitudes correctas para transmitirlas a las futuras generaciones y una vez más salir adelante.

Finalmente, mi compañero generacional, se vale tener miedo, se vale llorar, se vale sentirse inseguro, pero al mismo tiempo recorHay pocas las palabras para nombrar lo sucedido hoy: caos, trademos los valores que nos han mantenido firmes ante gedia, antes y después del suceso, las desgracias que nos golpean, nos permiten sentir preocupación ya que lamentablemente existen aquellos que se aprovechan de la por el prójimo en estos tiempos, y si es necesario, aférrate a lo fragilidad de la gente con fines perversos. Afortunadamente por que más fuerza te dé, ya sea tu familia, tus amigos, cada escoria que existe, también sobresalen aquellos incluso a tu religión, todo se vale. que simplemente no pueden permanecer quietos y mirar como otros necesitan ayuda: hombres, mujeres, jóvenes, adultos, la Este día ya no será recordado solamente por aquellas memorias mayoría sin pertenecer a un cuerpo de protección,todos exponien- de las generaciones anteriores, también por la conmoción que do su integridad y con un mismo objetivo, salvar vidas que en el pudo infundir en las generaciones actuales, entre ellas, la nuestra. fondo y fuera de todo esquema que los separe, comparten un mismo momento Después de hoy, creo firmemente en que habrá un cambio en la perspectiva que tenemos acerca de los eventos que ocurrieron hace 32 años y actualmente, ya que hay una enseñanza para cada uno, en medio de lo que han sido, sin vacilar, los tiempos más caóticos que hemos tenido en nuestras vidas. Está en


MI LUZ ENCENDIDA A PRIMERA HORA.

Comenzó la madrugada del 21 de septiembre, decidí que no podía quedarme de brazos cruzados, sólo pensaba en ayudar el estado que me acogió durante mi infancia. Mi papá se sorprendió al ver mi luz encendida a primera hora, él no sabía que ese día iba a Morelos. Personas de todos lados comenzaron a hablarme en cuanto publiqué la noticia a través de las redes sociales, con algunos tenía años que no conversaba, otros ni siquiera me conocían, pero buscaron alternativas para ayudarme. En un par de horas había recorrido al menos tres centros de acopio en los que me pusieron mala cara o me ilusionaron para luego cerrarme la puerta. Habría comprado la mitad del supermercado yo misma, pero mi auto no es tan grande, tampoco mis bolsillos. Empezaba a perder la fe en la humanidad, yo sólo quería ayudar. Llegué a mi segundo hogar, la casa que construyeron mis abuelos, con el ánimo por los suelos, pero mis primas no me dejaron caer; mi tía había comenzado una colecta con los vecinos, así como mi sobrinito, junto a sus padres, con sus amigos de la unidad. Poco a poco mi coche se fue llenando.



Mis amigos, quienes estuvieron siguiendo mi trayecto desde la noche anterior, continuaron buscando entre sus conocidos (y no tan conocidos) quién podía brindarme lo necesario para emprender mi viaje; no tengo por qué mentir, tengo al menos diez contactos nuevos en mi celular, todos dispuestos a ayudar. Pasado el mediodía cumplí mi objetivo, la última parte de lo reunido fue en un centro de acopio; para poder llegar ahí un policía detuvo el tránsito de una de las avenidas principales en mi ciudad, esto prueba que no todo es blanco o negro, también hay diferentes tonos de gris, así como esos dedicados oficiales o los jóvenes que, de mano en mano, hicieron mi cajuela reventar. Curva tras curva fui encontrando camionetas cargadas de ayuda y buenos deseos para los damnificados, la esperanza había vuelto, todo el inicio del viaje se evaporó y lo único que me hacía seguir adelante (además de 100 caballos de fuerza; más, menos, da igual) eran las ganas de seguir ayudando. No sé si fue el destino o sólo mi terrible necedad (ya sé que me equivoqué de ruta, Waze) lo que me ayudó a llegar a las personas correctas. En cuestión de minutos una docena de mujeres de hogar se acercaron a mí, a mi coche, sus rostros lucían esperanzados, aunque nada se comparó al momento en que sus manos

comenzaron a llenarse de suministros. Aun cuando les habría dejado todo lo que llevaba, había muchas otras personas por ayudar, eso nos hizo emprender nuestro camino hasta encontrar a alguien más que lo requiriera. Me di cuenta que el GPS no sería necesario (al menos no en ese momento) y me aventuré a las vías de Tlayacapan. Minutos más tarde encontré una familia que reposaba fuera de su hogar, pensé que el inmueble tenía daños en la estructura, no era así, ellos me lo aclararon pidiéndome que donara a quienes más lo necesitaban, incluso enviaron a sus hijos a ayudarnos con la despensa y guiarnos a los hogares destruidos; entregamos víveres suficientes en cinco casas al menos. Mientras recorríamos las calles, los niños nos hablaban de su experiencia, de las personas a las que ampararíamos, de la manera en que el gobierno de Morelos no había repartido los víveres que llegaban desde México y por qué las personas continuaban tan cerca de sus terrenos destruidos aun cuando representaba un peligro para ellos (sí, incluso en los pueblos mágicos existen los desalmados que se aprovechan de estas situaciones para asaltar casas de zonas aledañas). Las personas, con ojos acuosos, nos agradecían, así como hoy yo agradezco a todos los que me ayudaron a llegar hasta ahí, que me ayudaron a ayudar; ésta no fue mi brigada, fue nuestra.


Jamás me he caracterizado por ser la más solidaria, la más generosa o la que tiene el corazón más grande, pero fue gracias a cada pequeña luz que ustedes encendieron en mí lo que me hizo llegar hasta donde pude. Hoy vuelvo a viajar a Morelos, tengo dos automóviles llenos y lo único que me queda por hacer, es agradecer. Y no, no hago este texto para lucirme, lo hago para que, quien se haya animado a llegar hasta aquí, se dé cuenta de lo que vi. No somos baby boomers, generación x o millennial, somos personas, somos mexicanos. Si trabajamos con fuerza, podemos lograrlo, podemos reconstruir cada cimiento del país, no sólo los que fueron arrasados con este siniestro.


AGRADECIMIENTOS.

FOTOS Y TEXTOS.


MIRIAM KARIM PAULINA PROF. RAÚL PACOTE DIANITA

FOTOS: BRUNO DOMÍNGUEZ FAUGIER. INTERNET. REDES SOCIALES. IMP GRUPO 48LPV CONTENIDO COMPARTIDO CON EL FIN DE PUBLICAR.



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