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Construyendo universos

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Rompiendo cánones

Rompiendo cánones

El Surrealismo enfatizó el significado de lo subconsciente o no racional de las imágenes a las que se llega mediante el automatismo o la explotación de los efectos fortuitos.

El mundo de los sueños, la exploración interior del inconsciente y las pulsiones humanas fueron también temas que los surrealistas empezaron a realizar a través de la transformación de los cuerpos como si se trataran de nuevas fronteras a batir en el arte. Comenzaron a trabajar y desarrollar dinámicas somáticas entre las fantasías oníricas y atávicas que existían entre cuerpo y mente.

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Por otro lado, muchos surrealistas produjeron objetos e imágenes con una dimensión insistentemente erótica. Esto fue impulsado, en parte, por sus intereses en la psicología freudiana y en el arte no occidental, que apelaban a la naturaleza y al instinto, apartando el racionalismo modernista que imperaba en la época. Aunque estas exploraciones de la figura humana tenían una larga tradición en la historia del arte, los surrealistas fueron más allá, rompiendo tabúes en su representación de cuerpos mutilados, desmembrados o distorsionados.

En la década de 1930, tales visiones tuvieron mayor resonancia debido a la percepción aún generalizada de los veteranos de la Primera Guerra Mundial, muchos sin extremidades o usando prótesis, y el espectro de una Segunda Guerra Mundialen el horizonte.

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Salvador Dalí (1929)

Óleo sobre lienzo

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)

Lienzo pintado a finales de 1929, después de pasar varios días con Gala, quien había decidido quedarse con él a pesar de que su esposo Paul Éluard había regresado solo a París.

Esta pintura representa sus obsesiones sexuales y se relaciona directamente con su vida personal. La presencia de Gala transformó por completo la vida del artista, tanto en el plano emocional como en el plano como en el sexual.

Iconográficamente, la gran cabeza representa el rostro de Dalí, del que emana una cabeza que se dispone a realizar una felación en un torso escultórico. Este es un dato importante, pues de una cabeza pensante masculina, nace un cuerpo femenino, completamente realista. Asimismo, la gran cabeza posa sus labios en lo que sería el sexo cunierto de hormigas del saltamontes, un sueño que le aterrorizaba desde su infancia.

El propio Dalí ha hablado sobre esta obra en su libro "La vida secreta de Salvador Dalí". Esta obra tiene una gran carga autobiográfica y simbólica. Se centra en la fascinación fetichista del artista por su esposa Gala, quien lo llevó a experimentar una transformación anímica y erótica en su vida.

La obra se caracteriza por hacer referencias explícitas a la muerte, el deseo y la sexualidad, y contiene elementos surrealistas como la imagen de una langosta en lugar de boca en la figura principal, y la imagen de una azucena como símbolo de la sexualidad agudizada.

La obra de Dalí, no es solo importante porque refleje un simbolismo psicoanalítico propio de su método crítico paranoico y de su universo daliniano, sino porque representa una de las figuras más misóginas y cuestionadas dentro de la Historia del Arte: la femme fatale.

Unmundo

Ángeles Santos (1929)

Óleo sobre lienzo

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)

Esta pintura se encuentra expuesta en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y, actualmente, forma parte de un itinerario que ofrece el museo llamado “Feminismo. Una mirada feminista a las Vanguardias”.

La catedrática de Historia del Arte por la UCM, Estrella de Diego, afirmó lo siguiente sobre esta obra:

“Para mí, Santos y el cuadro de Un mundo son tan complejos de definir como lo que estamos viviendo —el abismo entre una tertulia de amigas y un mundo obsesivo que, pareciendo extraño, es tal vez el único lugar habitable” (Diego, 2020).

Es por esto, por lo que se decide citar a la propia autora, para entender el significado de la misma.

“Un día le dije a mi padre que sentía un enorme deseo de expresar todo lo que había visto en mi vida (...) Tenía muchas amigas. Fumábamos a escondidas. Digamos que éramos modernas. Después me volví muy extraña. Mi padre encargó una tela enorme a la casa Macarrón, que ocupaba toda la pared, una tela gigante, una pieza inmensa de lienzo, que cortada por la mitad y cosida resulta de 220x340cm para que el mundo cupiera. Para pintar Un mundo hice varios croquis previos, unos dibujos preliminares. A veces me despertaba en medio de la noche con una idea, me levantaba y dibujaba. Surgió solo. (...) Al mismo tiempo pinté la tertulia, un cuadro que reúne a cuatro mujeres jóvenes. Lo pinté del natural. Salvo la figura que está abajo. Pensé que faltaba algo y la inventé. Era una mujer como de El Greco”

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