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El uso del glifosato sigue siendo tema de agenda

La comunidad científica insiste en la importancia de un manejo integrado de malezas, mientras trabaja para conocer realmente la acción que este herbicida tiene en el ambiente y la salud.

En el marco de la 252 da Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por sus siglas en inglés), se realizó un simposio sobre glifosato. Durante el encuentro, se consideraron los aspectos técnicos, ambientales y de evolución de resistencia por parte de las malezas para esta molécula tan utilizada y, al mismo tiempo, cuestionada. La revista Pest Management Science publicó una edición especial con una serie de artículos y revisiones en relación al glifosato, en los que se actualizan diversos temas que preocupan en torno a este herbicida. El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo. Forma parte de un paquete tecnológico asociado a los cultivos genéticamente modificados resistentes al herbicida y en la mayoría de los casos, bajo sistemas de siembra directa. El glifosato, además, estuvo en el foco de estudios científicos de manera muy importante. El número de publicaciones científicas y patentes relacionadas con el glifosato aumentó a casi 20.000 en los últimos 40 años, y la mayoría de ellas se dieron en los últimos 15 años (Duke, 2018), compitiendo con el 2,4-D, que es el herbicida más estudiado en la historia. Su uso tan difundido resultó de gran ayuda para los agricultores, ya que simplificó y redujo el costo del manejo de malezas y se obtuvieron mejores resultados frente a los múltiples herbicidas que antes se necesitaban para manejar adecuadamente los cultivos. Razones económicas y de eficacia derivaron en este éxito excepcional, que fue detallado en muchas publicaciones. Además, dicha tecnología redujo el impacto ambiental del manejo de malezas a través de reducciones del uso de labranza, el uso de combustibles fósiles y el uso de herbicidas tóxicos. En este sentido, se habla de la “edad de oro” del manejo de malezas por tratarse de un manejo simple, económico y extraordinariamente efectivo, con un impacto ambiental reducido, y mediante el uso de un ingrediente activo que se consideró no tóxico para los humanos. La propia molécula del glifosato y su producto de degradación (ácidos aminometilfosfónicos, AMPA) tienen una toxicidad aguda y crónica muy baja (Duke, 2018). Sin embargo, estos aspectos vinculados al impacto ambiental y al bajo riesgo para la salud, son altamente cuestionados por la sociedad. Green (2018), analiza el uso actual del herbicida y apuesta a su futuro. El autor afirma que más de la mitad del glifosato usado en el mundo (56% de los 8,6 mil millones de kg estimados que se usan en cultivos resistentes), representa más de la mitad de los 180 millones de hectáreas de los cultivos modificados genéticamente sembrados en 2015. Pese a que la patente del glifosato y de los cultivos genéticamente modificados ha caducado, nada indica que la molécula haya perdido interés en el sector agrícola. El problema se plantea con las malezas que evolucionaron como resistentes al herbicida, particularmente porque el control de malezas se centró exclusivamente en el uso del glifosato. Desafortunadamente, la mayoría de las malezas resistentes al glifosato son también resistentes a otros herbicidas (esta situación se da con 97 especies de malezas, tanto de monocotiledóneas como de hoja ancha, en todos los continentes). Estas malezas resistentes a múltiples herbicidas representan una amenaza para las prácticas actuales de producción de cultivos y dejan a muchos agricultores casi sin opciones de manejo químico de malezas. Las malezas resistentes al glifosato están obligando a los agricultores a usar grandes volúmenes de herbicidas parcialmente efectivos que apenas se utilizaron desde la introducción de los cultivos resistentes al glifosato. Los productores perdieron el beneficio de usar menos herbicida debido a estas malezas (Heap and Duke, 2018). Actualmente, se está desarrollando una “tercera generación” de cultivos resistentes al glifosato en combinación con otros herbicidas. El enfoque principal es el cultivo de triple resistencia (al glifosato, al glufosinato y a otro tipo de herbicida). Estas combinaciones permitirán nuevas formulaciones de herbicidas para combatir las malezas al combinar mecanismos de resistencia para reparar los sistemas de cultivo con resistencia al glifosato. Un importante líder empresarial afirmó recientemente que el enfoque de cultivo de triple resistencia podrá eliminar la resistencia a las malezas para 2050. Esperemos que el líder sepa acerca de nuevos herbicidas de amplio espectro con nuevos modos de acción que aún no se hayan anunciado públicamente (Green, 2018). A pesar de haber sido ampliamente aprobados por muchas agencias reguladoras gubernamentales, los cultivos resistentes al glifosato siguen siendo noticia por los posibles efectos en la salud. El problema se reinició en 2015 cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) publicó una monografía que hablaba acerca del glifosato y que es “probablemente carcinogénico para los humanos”. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y otros organismos llegaron a la conclusión en la cual el glifosato probablemente no es un carcinógeno, pero la tormenta de fuego sobre su seguridad continúa tanto en la prensa popular como en las publicaciones científicas. Asimismo, surgen inquietudes acerca de la seguridad de las formulaciones de glifosato que contienen el etoxilato de amina de sebo original como surfactante. Este tipo de surfactantes tiene problemas de toxicidad acuática y ocular que se suelen abordar con restricciones de aplicación obligatorias y requisitos para que los operadores usen Equipo de Protección Personal (EPP). Es esperable que continúe el alto nivel de preocupación pública por el glifosato y la seguridad de los cultivos resistentes, lo que conduce a la prohibición del glifosato en algunas áreas así como gran parte de Europa continuará prohibiendo la producción de cultivos resistentes a glifosato. Sin embargo, estas restricciones no reducirían la cantidad total de glifosato utilizado en los cultivos resistentes a nivel mundial (Green, 2018). En síntesis, el glifosato será uno de los herbicidas que se continuará utilizando en los sistemas de producción a nivel global. Sin embargo, es imprescindible abordar un manejo integrado de malezas para controlar la evolución de especies y biotipos resistentes a este herbicida. También es imprescindible continuar estudiando esta molécula desde un punto de vista toxicológico y poniendo foco en su impacto en el ambiente y la salud. Esto permitirá conocer realmente su acción para la población de riesgo y también para el ambiente, considerando la necesidad de producir de manera sustentable.

Referencias: Duke, S.O. (2018). The history and current status of glyphosate. Pest Manag Sci, 74: 1027–1034. Green, J.M. (2018). The rise and future of glyphosate and glyphosate-resistant crops. Pest Manag Sci, 74: 1035–1039. Heap, I. and Duke, S.O. (2018). Overview of glyphosate-resistant weeds worldwide. Pest Manag Sci, 74: 1040–1049.

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