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Ganadería para la adaptación
Héctor Miotti nos cuenta cómo ajusta su planteo de agricultura y ganadería de cría a los nuevos desafíos económicos y ambientales.
El cambio climático es un hecho, según los datos del Sistema de Mapas de Riesgo del Cambio Climático (CIMARCC) para la pampa húmeda y zona central de nuestro país, los riesgos de ocurrencia de precipitaciones mayores a 20 mm se incrementarán entre 1 y 2 días hacia el año 2050. Lo mismo ocurrirá con las precipitaciones anuales, cuyo valor promedio alcanzará -en algunas áreas de la misma región- aumentos de hasta 20 mm. A esto se suma la progresiva crecida de las napas en ciertas regiones de la zona núcleo que, asociada a cambios de uso de la tierra y a la ausencia de rotaciones adecuadas, provoca encharcamientos de lotes cada vez más prolongados y pérdidas de rendimiento.
Para coronar el panorama, la escalada de malezas resistentes es una problemática de la que hablamos cada vez con mayor frecuencia. En este contexto, aquellos sistemas que aporten resiliencia y capacidad de adaptación serán sin dudas los que permanezcan de pie.
Héctor Miotti es socio Aapresid y productor agrícola-ganadero en el sudeste de Córdoba, donde lidera el emprendimiento familiar que inició su padre allá por los años 70. Las 1000 has que gestiona son propias en un 70% y el resto se alquila a familiares. “La ganadería se mantuvo por decisión de mi padre, a quien siempre le gustó, a pesar de resignar márgenes de ganancia”, recuerda Miotti.
Los suelos son en su mayoría clase I y II, pero la napa a escasa profundidad delimita ambientes de calidad muy variable, donde las zonas planas se encharcan frecuentemente, mientras que los lotes con pendiente permiten mantener rindes aceptables. Al respecto, Miotti advierte que “el ascenso freático que persiste desde hace algunos años, planteó nuevos desafíos de manejo”.
La cría se concentra en 60 has con pasturas permanentes de alfalfa pura y mezclas de agropiro, festuca y alfalfa, a lo que se suma el aprovechamiento de verdeos de invierno sobre 40 has con rotación agrícola. “Los números en cría son muy ajustados, por lo que el objetivo es sacar el máximo provecho a la integración agrícola-ganadera”, señala.
Por un lado, se apunta a maximizar el pastoreo directo y minimizar la necesidad y los costos de confección de reservas, teniendo en cuenta que el pastoreo de verdeos permite un aprovechamiento extra de la superficie agrícola a igual costo de alquiler (en quintales de soja). Así, las vacas de cría alternan pasturas permanentes entre primavera y otoño con verdeos durante el invierno, donde el pastoreo sobre rastrojo de maíz permite obtener buenos aumentos de peso y dejar el lote listo para la gruesa.
Pero en este sentido, Miotti explica que dicho planteo facilita el manejo eficiente del agua, sobre todo, en lotes con fuerte influencia de napa: “Los verdeos maximizan el aprovechamiento de excedentes hídricos durante el otoño-invierno y el pastoreo directo permite regular el volumen de rastrojos, aumentándolo cuando se re- quiere cobertura y reduciéndolo cuando se necesita un suelo seco para el ingreso de maquinaria” (Foto 1).
Foto 1 El pastoreo de verdeos y rastrojos permite regular y aprovechar excedentes hídricos, al tiempo que ayuda a balancear naturalmente la dieta, sobre todo en rastrojo de maíz.
El manejo se hace en directa y tratando de evitar cualquier movimiento del suelo, ya que con cargas que pueden superar las 6 o 7 vacas/ha, la preservación de un piso firme es clave. En lotes muy desparejos, se toman medidas como la siembra de pasturas en dos direcciones como herramienta de nivelación del terreno.
El planteo agrícola
La rotación agrícola incluye un 33% de maíz, 33% soja de primera y 33% trigo/soja, la cual se ha ido intensificando según las necesidades. “En aquellos lotes con problemas de agua, empezamos a incorporar coberturas de avena o mezclas de vicia y centeno que se destinan a pastoreo entre el maíz y la soja. Alternativamente, optamos por rotaciones de Tr/Sj – Mz o coberturas de centeno, sobre todo en lotes periurbanos donde el objetivo es reducir aplicaciones”, explica.
En estos ambientes, el aspecto clave a gestionar es la fertilización. En trigo, el voleado de N se reemplazó por el uso de incorporadora. Al respecto, Miotti precisa que “la mayor ocurrencia de lluvias durante el otoño y la escalada de la freática aumentan el riesgo de lavado del N, provocando la pérdida del nutriente y la contaminación de la napa. La incorporadora nos independiza de alguna forma de las lluvias y nos permite postergar la fertilización hasta asegurar el piso para la siembra”.
En maíz, la estrategia de nutrición también apunta a reducir las pérdidas por lavado o desnitrificación. Así, en lotes con napas cercanas a la superficie, la dosis de N se segmenta en dos aplicaciones: una a la siembra y otra en V6 por chorreado. En soja, la fertilización con un nutriente menos móvil como es el P, puede realizarse por voleo durante el invierno previo.
Otro de los grandes desafíos de los Miotti es el manejo de malezas. “Estamos incorporando un barbecho corto con diflufenican o atrazina entre el maíz y la soja con el objetivo de frenar los primeros nacimientos de yuyo colorado. Por el momento, estamos conformes con los resultados”. En el caso de verdeos, Miotti aclara que el buen control de malezas sigue siendo difícil: “Venimos implementando siembras con altina o avión antes de la cosecha del maíz, pero encontramos que las densidades alcanzables con avión no son suficientes para competir con las malezas, y si bien el uso de altina nos permitió subir la densidad (ej: 100 kg/ha de avena) y mejora notablemente el control, no alcanza los niveles que se logran con productos fitosanitarios”.
El manejo ganadero
El esquema de los Miotti cuenta hoy con aproximadamente 300 vientres Aberdeen Angus Negro y, en línea con esta estrategia de optimización de recursos disponibles, se encuentra en pleno proceso de adaptación: “Estamos reteniendo vientres e intentado ajustar el periodo de parición para que se produzcan durante el invierno”. La inseminación a tiempo fijo (IATF) se realiza a mediados de septiembre a la cabeza de parición, que queda luego con los toros entre octubre y diciembre. De esta forma, las pariciones se concentran entre mediados de junio y septiembre.
El destete se realiza en marzo, primero el de machos y más tarde el de hembras. Los terneros, para los que se utiliza Creep feeding, pasan a ser alimentados con una mezcla de grano entero de maíz y concentrado. En cuanto al Creep feeding, Miotti precisa que “permite obtener terneros más pesados y, al mismo tiempo, puede ayudar a reducir la demanda de la vaca, que puede volver a alzarse con menores costos y niveles de consumo de pasto”, y agrega: “En nuestro caso, esta metodología permite un acostumbramiento prematuro a la alimentación con grano, reduciendo así el periodo de adaptación durante el engorde posterior, sin resentir las tasas de conversión” (Foto 2).
Normalmente, la mayoría de las hembras se vende al destete, pero en un contexto de reposición, se elige retener el 80% de los vientres. Los mismos son llevados a una avena sobre rastrojo de maíz, a la que le seguirá una soja temprana. “La mezcla de avena y rastrojo de maíz nos permite lograr ganancias del orden de los 800 gr/día. Además, balancea naturalmente la dieta para la vaca lactante, lo que nos evita necesidades de suplementación y problemas de caída por déficit de magnesio”, explica el productor que con este planteo logra valores de preñez del 90%. Cuando en octubre las vaquillonas cumplen 15 meses, se las insemina (IATF) con toros con facilidad de parto.
La categoría MEJ: macho entero joven
En 2011, los Miotti incorporaron la categoría de macho entero joven (MEJ): “En lugar de castrarlos siendo terneros, los machos pasan del creep fedding a una dieta a base de grano y concentrado con algo de rollo”. Así, los MEJ llegan a los 13/15 meses con pesos arriba de 400 kg, siendo entonces cuando eligen a los que continuarán el camino de engorde y a los que se retendrán como reproductores. Según Miotti, “este manejo facilita por un lado la elección de reproductores y, por el otro, permite aprovechar la testosterona presente en los machos enteros como un anabólico natural (la suplementación con anabólicos externos está prohibida) que acelera el crecimiento muscular”. En términos generales, los MEJ pueden superar a los machos castrados en 15-25% en tasas de ganancia diaria y en 20-35% en eficiencia de conversión, lo que proporciona la ventaja de alcanzar el peso de faena en menor tiempo (Foto 3).
Estos animales se venden entre agosto y octubre (la venta debe efectuarse antes de los 20/22 meses de edad), y es en esta etapa donde Miotti advierte la mayor dificultad: “En nuestro caso, trabajamos con gente que nos conoce y que ha encontrado en este producto muy buenos resultados, pero por prejuicios de calidad y desconocimiento, puede resultar difícil encontrar compradores para esta categoría”.
Foto 2 El Creep feeding puede ayudar a reducir la demanda de la vaca, obtener terneros más pesados y lograr un acostumbramiento prematuro a la alimentación con grano sin resentir las tasas de conversión.
Foto 3 La categoría de Macho Entero Joven (MEJ) puede superar a los machos castrados en 15- 25% en tasas de ganancia diaria y en 20-35% en eficiencia de conversión.
Proyecciones
Teniendo en cuenta la relación de precios en agricultura y ganadería, y las nuevas oportunidades de mercado, Miotti prevé que los márgenes evolucionarán en favor de esta última actividad: “Históricamente, los costos en dólares y la venta en pesos dificultaron el manejo ganadero. Pero la escalada de problemáticas como malezas resistentes está elevando los costos de la agricultura, mientras que en ganadería se abren nuevos horizontes”. En este sentido, Miotti destaca el reciente desarrollo de mercados como el chino, que no sólo paga en dólares sino que además ofrece nichos a otras categorías. “Hoy por ejemplo ofrecen precios competitivos para la venta de vacas de refugo (vacas gordas)”, cierra.