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Producción de granos en el NOA: desafíos y restricciones

La Ing. Daniela Pérez de la EEAOC expuso sobre las dificultades de producir en el NOA y destacó la importancia de las rotaciones y la generación de cobertura.

Siempre vivo, siempre verde ¿Cuáles son las restricciones o los desafíos para los sistemas de producción de granos en el NOA?

DISERTANTE D. Pérez

Desde Tucumán, la Ing. Daniela Pérez, investigadora y responsable de la sección Economía de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) compartió una charla en la que intentó dar respuestas a la pregunta de “¿Cuáles son las restricciones o los desafíos para los sistemas de producción de granos en el NOA?”.

Para poner en contexto, contó que en Tucumán, la llegada de la soja resistente al glifosato y la siembra directa simplificaron la forma de hacer agricultura, bajaron los costos y esto potenció el monocultivo. Sin embargo, este escenario trajo aparejado el incremento de plagas, enfermedades y por ende de los costos, situación que se complicaba aún más en tierras arrendadas. Frente a este panorama, la ingeniera reflexionó: “En el corto plazo, aparecen estrategias humanas de subsistencia y de posicionamiento económico, pero en el largo plazo las estrategias van a terminar respondiendo a limitantes del medioambiente”.

Por las características del NOA, los productores viven pendientes de la economía del agua, explicó. Y se suma otro inconveniente que es la potencialidad a la erosión hídrica y eólica, y la intensidad de los procesos por la elevada temperatura y humedad. A eso agregó la gran distancia a los puertos que hace que los costos sean muy elevados. “El agregado de valor por transformación de proteína vegetal en animal u otras transformaciones es limitado, especialmente en Tucumán”, advirtió.

Las decisiones productivas que se tomen deben contemplar prácticas que minimicen los impactos sobre la biodiversidad y el medioambiente, asegurando el bienestar de los seres vivos y de la tierra. “Aún no sabemos cómo lidiar con la complejidad. Sabemos que las soluciones simples no dan los mejores resultados y que la diversidad, de alguna manera, regula el sistema dando resiliencia”, expresó. En ese sentido, dijo que la clave está en la rotación y la generación de cobertura.

En esta línea, la EEAOC realiza ensayos de sistemas productivos y los mejores resultados se dan con gramíneas, principalmente maíz. Ello tiene un efecto positivo en el agua útil, el rinde y la regulación de plagas. “El mejor insecticida para el picudo negro es el maíz, y disminuye los costos de insecticida entre un 20 y 40 %”, expresó. Lo mismo ocurre con las enfermedades y las malezas. “Esto los productores lo tienen claro y es parte de las lecciones aprendidas”, manifestó.

Respecto a la intensidad de las rotaciones, la especialistas dijo que en la zona comenzó con cultivos de renta. Primero se sumó el trigo, que acompañaba a soja, y después se agregó el garbanzo. Pero estos cultivos no dejan de ser extractivos. Para compensar la extracción, Pérez explicó que vieron la necesidad de incorporar cultivos de servicios, pero no sabían si iba a funcionar por la limitante hídrica de la región. Los resultados demostraban todo lo contrario y se evidenció en años secos. Los cultivos de servicios optimizan la infiltración y la disponibilidad de nitrógeno cuando se incluyen leguminosas, cómo vicia y garbanzo. “Lo que terminó de convencer a los productores fue el control que ejercen sobre las malezas”, indicó. La técnica de la EEAOC afirmó que todo fue posible gracias a una serie de cambios y tecnologías disponibles, como los nuevos híbridos de maíz y variedades de soja con ciclos más cortos.

Antes de cerrar, remarcó que en los sistemas productivos, además de granos, también se genera información y esto permite tomar mejores decisiones. “Producir granos en el NOA es un desafío permanente. Sabemos que las restricciones son ambientales. Pero tenemos que ser, primero, ambientalmente sustentables para ser económicamente sustentables, el desafío es dónde ponemos nuestra inteligencia. Tenemos que hacer manejos amigables con el ambiente, usar buenas prácticas y, en lo posible, certificar”. En esta línea mencionó que, a nivel local, pretenden que la materia orgánica no baje del 2 % y que la densidad aparente no supere el 1,2-1,3 T/ m3, además están trabajando con el Programa Argentino de Carbono Neutro y Agricultura Sustentable Certificada de Aapresid.

La ingeniera también nombró otros puntos relevantes a considerar que van más allá de las fincas, como el manejo de las cuencas, la logística, la bioeconomía, el valor agregado y la economía circular. Como mensaje final, dijo: “Tenemos que involucrarnos más y llegar a los que toman las decisiones por nosotros, para generar políticas públicas que permitan que todo el esfuerzo que se realiza para ser ambiental y económicamente sustentable, termine siendo socialmente sustentable”.

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