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Patologías más comunes en vientres preñados
by Aapresid
Las principales causas de pérdidas reproductivas son los abortos y problemas derivados de déficits de magnesio, que se dan durante los meses de otoño desde el preparto y hasta pasadas las pariciones.
Respecto a los abortos, la mayoría se deben a enfermedades infecciosas tales como brucelosis y leptospira producidas por bacterias, enfermedades parasitarias como neospora y otras enfermedades de tipo viral. Su erradicación es muy importante debido al contagio que ocasionan durante el aborto.
Por otro lado, la hipomagnesemia también es un problema grave que afecta a los bovinos adultos, particularmente después de situaciones de estrés como lo es un parto. Se trata de una enfermedad asociada a bajos niveles de magnesio (Mg) en sangre debido a una menor in- gesta o mayor utilización por parte del animal. De allí la necesidad de un aporte diario de Mg al animal, sobre todo en períodos de mayor requerimiento como lo son la gestación y la lactancia.
Al respecto, el especialista señaló que “la suplementación de magnesio debe ser una estrategia de manejo hasta después de terminada la parición. Hoy en día contamos con numerosas herramientas para hacerlo tanto en el agua como sobre el pasto”.
Los signos clínicos que acompañan a esta enfermedad son irritabilidad, temblor muscular, agresividad, dificultad al caminar, cabeza y orejas erguidas, parpadeo y rechinar de dientes; hasta puede causar la muerte en caso de no ser tratada de manera adecuada inmediatamente. Además puede derivar en natimortos o lo que se conoce como ternero nacido muerto. Esa falta de magnesio hace que la vaquillona trabaje más durante el alumbramiento y transite partos prolongados en los que la cría no llega a nacer rápidamente y sufre una interrupción de oxígeno en el canal de parto. Son situaciones frecuentes que se pueden controlar a través del diagnóstico.
Estas patologías provocan impactos negativos en los sistemas reproductivos y productivos. Al momento de definir la cantidad de vientres preñados, se planifica todo el circuito productivo con una determinada cantidad de terneros, por lo que cualquier pérdida animal representa menos recursos y menor rentabilidad económica.
Agrupar el rodeo de vaquillonas es sinónimo de eficiencia
Separar a las vaquillonas de otras categorías es una herramienta absolutamente recomendable para tener una buena vigilancia.
Las pariciones agrupadas por mes o por tercios (primeros dos meses y cola del último mes de parición) permiten a los encargados o “recorredores” prestar una mayor atención a los partos y gestionar mejor las herramientas sanitarias preventivas y la suplementación nutricional.
Lograr ese trato diferencial de las vacas jóvenes con cría, cobra cada vez más relevancia con la tendencia a entores de vaquillonas de 15 meses. Dar servicio a vaquillonas de 15 y 16 meses de edad es una práctica donde se le "gana" un año en su vida útil con el beneficio de una mayor eficiencia de producción. Sin embargo, a veces, puede tener dificultades en la etapa de recría cuando el ritmo de ganancia de peso es lento y las vaquillonas llegan al servicio con peso inferior al mínimo indicado. También hay que considerar el estrés del parto y los requerimientos nutricionales que implica la lactancia, sumados a los de mantenimiento y desarrollo corporal. Licoff recomienda hacer este tipo de entores en aquellos sistemas en los que se pueda garantizar la correcta recreía pre-servicio y post-parto, ya que en definitiva esa vaca es un animal que pare muy joven, a los 24 o 25 meses de edad, y que con su cría al pie debe continuar su desarrollo hasta llegar a adulto.
Esto puede desencadenar una serie de problemas fisiológicos como la interrupción de la reanudación de la actividad sexual, la disminución de la fertilidad de los celos, los retrasos en tomar servicio y los bajos porcentajes de preñez que a menudo se observan en la vaca de primera parición. “Tratamos de manejar las vaquillonas de 15 meses junto con las vacas de segundo servicio. Las recién preñadas de su tercer servicio pasan a los rodeos de vaca general”, detalló el ingeniero. De esa manera se obtiene la mejor performance reproductiva de todo el ganado.
Si bien existen riesgos al ganar un año más en la vida útil de la vaca, no deja de ser un desafío que permite afinar mejor el manejo de toda la estructura.
Hoy en día la inseminación artificial suele prevalecer en los sistemas ganaderos. No obstante, no se debe descuidar el estado de los toros durante el descanso sexual y su disposición en potreros con disponibilidad forrajera de calidad.
Los toros tienen que ser revisados al menos dos veces al año para enfermedades venéreas y tener dos raspajes negativos consecutivos para Trichomoniasis y Campylobacteriosis. Cualquier toro positivo debe ser descartado automáticamente del rodeo e inclusive se recomienda mantener a la torada lo más joven posible como una estrategia adicional de resistencia a las mencionadas enfermedades.
Luego, lo ideal es hacer a los 4 o 5 meses previos al servicio un exámen de fertilidad completo que consiste en exámen físico, exámen sanitario y prueba de capacidad de servicio. Lo deseable es un animal con buen estado general, movilidad normal, sin dolencias y con un aparato reproductor íntegro y funcional.
Logrados estos tres controles, se puede descansar en la capacidad reproductiva de la torada y en el potencial de sus reproductores.
Selección de futuros reproductores
La fertilidad es un tema prioritario ya que los perjuicios económicos de haber elegido toros de baja fertilidad pueden ser graves y, por lo general, se detectan tarde. Todo dependerá si dejamos toros propios, si salimos a buscar nuevos o si optamos por inseminación.
Existen ejemplares de variada capacidad para preñar vacas, es decir, hay toros más fértiles que otros. A su vez, el toro utilizado es uno de los factores determinantes del tamaño y peso del ternero al nacer. Por lo tanto, aquellos machos probados y con excelente capacidad genética aseguran el mejor resultado, tanto en carne como en leche, y partos que lleguen a buen término. En la medida que se elijan toros cuyos hijos no resulten muy pesados al nacimiento, se evitarán pérdidas por muerte de terneros o vacas con secuelas post parto.
Afortunadamente, existen en nuestro país -para ser utilizados en inseminación artificial- toros de razas de carne y leche probados en cuanto a facilidad de partos, lo que permite reducir el número de partos difíciles.
En caso de dejar toros propios, la genotipificación de la hacienda es una práctica de vanguardia que se está usando cada vez más y que supera ampliamente a la antigua elección de toros a corral. “Hoy uno puede sacar pelo de la hacienda y automáticamente tener la información genética disponible en los catálogos de reproductores. De esta manera, de cada cohorte o camada de toritos, uno puede elegir por precocidad sexual midiendo la circunferencia escrotal al año, también puede buscar toritos para repaso de vaquillonas que mejor combinen facilidad de parto con peso al nacer, o pensar en producción de sus crías si lo que se busca son toros para vacas”, destacó el especialista. Esto evidencia el enorme trabajo que hay detrás de la selección de machos y los múltiples objetivos que se pueden plantear también a través de la inseminación artificial.
El tema de pérdidas de preñez es un problema de suma relevancia en nuestro país y, a veces, subdimensionado. Sin lugar a dudas, el camino que conduce al éxito empieza por la prevención de enfermedades y la ejecución de planes sanitarios.