Revista Aapresid Nº 238

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EDITORIAL

De las buenas lluvias iniciales a depender de las reservas.

NOTAS DESTACADAS

MERCADOS

CALENDARIO AAPRESID

Eventos del mes

¿Granos en alza o en baja? Perspectivas de mercado para la campaña 2024/25.

MAQUINARIA AGRÍCOLA

Cosecha a media toda máquina

AGRO Y CULTURA

Un invento bien nuestro: los contratistas rurales

Nanofertilizantes: diminutos en tamaño, gigantes en impacto

ACTUALIDAD

Aapresid en Agro en Punta: mirada regional del agro sudamericano ¡Empatía de segunda!

CLIMA

Campaña 24/25: ¿qué pasará con el clima?

MANEJO DE CULTIVOS

Los imprescindibles para una cosecha sin contratiempos

MAQUINARIA AGRÍCOLA

Primera experiencia de Tránsito Controlado Agrícola a nivel extensivo en Argentina

GANADERÍA

Cuando calienta el sol… El ganado lo sufre

SD - SOCIOS DESTACADOS

Mapeando la calidad de soja en Argentina

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS

Chía: la semilla que está de moda

5 dudas comunes a la hora de realizar un silo de maíz de planta entera

El sembrador de ideas que llevó la siembra directa a las aulas

EDITORIAL De las buenas lluvias iniciales a depender de las reservas

La producción agrícola en Argentina enfrenta hoy desafíos significativos. Los precios internacionales fluctuantes, los altos costos de producción y la delicada situación financiera son algunos de los obstáculos a los que nos enfrentamos los productores.

La planificación de la siembra se vuelve crucial para mitigar riesgos y asegurar rentabilidad. Es preciso ser estrategas y considerar herramientas de cobertura para protegernos frente a las variaciones del mercado y los riesgos climáticos.

En mi región (Jovita, provincia de Córdoba), la soja sigue siendo una de las principales producciones, aunque este año se está viendo mucho girasol. Dados los costos y el valor de mercado, diversificar con este cultivo resultó ser una opción interesante.

La campaña comenzó con buenas lluvias, pero ahora los cultivos están empezando a sentir la falta de agua y el estrés que generan las altas temperaturas. Los pronósticos de precipitaciones son escasos a nivel nacional, y el impac-

to de La Niña se está haciendo notar con más fuerza. Por lo pronto, los cultivos tienen que resistir con las reservas acumuladas en el perfil.

Una de las incertidumbres al inicio de esta campaña fue la superficie destinada al maíz. Había dudas sobre mantenerla o reducirla por la problemática de la Chicharrita. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha de siembra, fueron disminuyendo las probabilidades de que esta plaga llegase al sur de Córdoba. Tengo asignado uno de los tantos puntos de trampeo de Aapresid y hasta el momento no registré presencia alguna.

Los informes de la Red Nacional de Trampeo de Dalbulus Maidis muestran un avance moderado desde el NEA hacia el este del país, pero varios especialistas ya advertían que el impacto y los daños no serían comparables al de la campaña pasada. Entre los factores claves, el

climático fue decisivo: a diferencia del invierno 2023, el invierno 2024 registró un aumento significativo de heladas y bajas temperaturas que se extendieron hasta septiembre del 2024. Los maíces tardíos podrían enfrentar algunos problemas en zonas del noreste de Córdoba si es que aumenta el avance de la chicharrita.

En este 2025, el sector agropecuario argentino sigue teniendo como desafío aumentar su productividad y competitividad en un mercado global cada vez más exigente. Invertir en tecnología e innovación, mejorar la eficiencia en el uso de recursos, reducir costos y adoptar prácticas agrícolas sostenibles son tareas fundamentales. También es clave prestar atención a los análisis de suelo de precampaña. En el último tiempo nos hemos llevado más nutrientes de los que reponemos con fertilizantes, y esto requiere sin dudas un cambio.

Gerardo Gutierrez

Productor agropecuario.

Socio Aapresid, Regional Laboulaye (Córdoba)

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Jorgelina Traut

RELACIONES INSTITUCIONALES

Karen Crumenauers

Nanofertilizantes: diminutos en tamaño, gigantes en impacto

Los nanofertilizantes (NF) están revolucionando la agricultura al ofrecer una alternativa más eficiente y ecológica a los fertilizantes tradicionales. Sin embargo, su adopción masiva requiere evaluar su bioseguridad y establecer normativas claras.

Por Dr. Hugo Permingeat

Comité de Prospectiva Tecnológica de Aapresid

En los últimos cincuenta años, con la revolución verde, la agricultura ha recurrido ampliamente a fertilizantes químicos, lo que permitió un aumento sustancial de la productividad. Estos fertilizantes contienen una combinación de los tres nutrientes primarios esenciales: nitrógeno, fósforo y potasio, fundamentales para el desarrollo de las plantas. Sin embargo, su uso excesivo induce cambios transitorios en el pH del suelo, elimina microorganismos beneficiosos y estresa la capacidad de las plantas para absorber nutrientes (Gade y col., 2023). Esto pone de relieve la necesidad de investigar nuevas técnicas de fertilización que garanticen un suministro constante y seguro de alimentos.

En este contexto, la nanotecnología ha dado lugar a una variedad de materiales innovadores con aplicaciones agrícolas, como nanopesticidas, nanofertilizantes (NF) y nanosensores, convirtiéndose en una herramienta crucial para lograr una producción sostenible de alimentos a nivel mundial (Day y Sadhukhan, 2024). Las nanopartículas suministran nutrientes directa-

mente a las plantas, evitando pérdidas hacia el suelo o el agua subterránea. Además, mejoran la fotosíntesis, la absorción y translocación de nutrientes, la acumulación de fotosintatos y la resistencia a plagas y patógenos, contribuyendo a mayores rendimientos sin comprometer la calidad del suelo (Gade y col., 2023).

Los NF se disuelven en el suelo para su absorción y, gracias a su tamaño, su solubilidad suele ser mayor que la de los fertilizantes tradicionales.

Los NF contienen macro y micronutrientes esenciales o actúan como transportadores de fertilizantes químicos convencionales, facilitando la entrega efectiva de nutrientes. Se ha demostrado que los NF son más efectivos que los fertilizantes químicos convencionales debido a sus mecanismos de acción únicos. En suelos arenosos, los fertilizantes nanocompuestos liberan un 78% más de nitrógeno que los fertilizantes a granel. Además, los NF son capaces de penetrar directamente en las células, reduciendo costos energéticos y aumentando su eficacia (Semenova y col., 2024).

Los NF se disuelven en el suelo para su absorción y, gracias a su tamaño, su solubilidad suele ser mayor que la de los fertilizantes tradicionales. Además, son más eficaces en comparación con los convencionales; pueden reducir las pérdidas de nitrógeno debido a procesos como la lixiviación, las emisiones y la absorción a largo plazo por los microorganismos del suelo.

Algunos estudios han analizado el uso de fertilizantes nanoencapsulados de liberación prolongada. Por ejemplo, se han utilizado nanopartículas de quitosano polimérico biodegradable (~78 nm) para la liberación controlada de fuentes de NPK como urea, fosfato de calcio y cloruro de potasio. Otros materiales, como el caolín o nanopartículas biocompatibles poliméricas, también se emplean con éxito para este propósito (Semenova y col., 2024).

Nano-bio-fertilizantes (NBF)

Los biofertilizantes han surgido como una fuente renovable, complementaria y ecológica de nutrientes para las plantas, posicionándose como una alternativa viable a los fertilizantes químicos. Estas formulaciones, basadas principalmente en microorganismos, se pueden aplicar a la superficie de la planta, el suelo o las semillas para promover el crecimiento al suministrar nutrientes esenciales. Estos incluyen varios grupos, como fijadores de nitrógeno, solubilizadores y movilizadores de fósforo, rizobacterias promotoras del crecimiento de las plantas (PGPR) y biofertilizantes micorrízicos.

Sin embargo, su uso enfrenta limitaciones, como su corta vida útil, la especificidad para ciertos cultivos, la inestabilidad en campo debido a las características del suelo y el ambiente, la disponibilidad limitada de microflora beneficiosa, su vulnerabilidad a entornos hostiles y la necesidad de aplicar dosis altas. Para superar estas barreras, se han desarrollado y explorado fertilizantes basados en nanomateriales. Gracias a sus propiedades ópticas y dependientes del tamaño, su relación superficie-volumen y la liberación controlada de micronutrientes, los biofertilizantes orgánicos son una alternativa atractiva a los fertilizantes químicos. Estos se desarrollan al reducir los bio-

"Los NF son más efectivos que los fertilizantes químicos convencionales debido a sus mecanismos de acción únicos."

fertilizantes a una escala nanométrica (1-100 nm) y mediante el recubrimiento de bacterias promotoras del crecimiento o micronutrientes con polímeros en un proceso llamado nanoencapsulación. Materiales como el quitosano y la zeolita son los más utilizados, ya que mejoran la absorción de nutrientes y minimizan las pérdidas durante la aplicación.

Los biofertilizantes orgánicos ofrecen diversos beneficios, como el aumento de la microflora nativa, la actividad enzimática y la resistencia de los cultivos a enfermedades. En las rizosferas, aumentan la tolerancia de las plan-

tas al estrés, reduciendo hasta un 30% la inmovilización de nutrientes. Además, presentan menor impacto ambiental, son más estables, rentables y amigables con el medioambiente, ya que reducen la pérdida de nutrientes causada por lixiviación, gasificación y erosión.

A pesar de estas ventajas, los NBF tienen algunas desventajas, como la falta de experiencia técnica, los métodos de producción que requieren mucha mano de obra y la necesidad de evaluar riesgos antes de su uso comercial a gran escala (Gade y col., 2023).

¿Cómo se absorben y transportan los NF en las plantas?

La captación, translocación y agregación de nanopartículas en las plantas depende de factores como la especie, su edad, las condiciones del entorno de crecimiento y las propiedades fisicoquímicas de las nanopartículas, incluidas su funcionalización, estabilidad y método de administración. Las nanopartículas ingresan a los tejidos vegetales a través de las raíces o las partes superiores. El tamaño, la forma y la interacción de las nanopartículas con las pa

de las nanopartículas funcionalizadas en la superficie, el tamaño de los poros se agranda o se induce un nuevo poro en la pared celular, lo que mejora la absorción de las nanopartículas.

Otras posibles vías para la absorción de nanopartículas incluyen la unión a proteínas transportadoras asociadas a acuaporinas, canales iónicos y formación de complejos con transportadores

En aplicaciones foliares, las nanopartículas penetran por estomas, tricomas o a través de la cutícula de las hojas. Al entrar en la célula a través de estas vías, pueden movilizarse apoplásticamente o simplásticamente, empleando el sistema vascular para su distribución. También pueden pasar de célula a célula mediante los plasmodesmos (Gade y col., 2023; Dey y Sadhukhan, 2024).

No todo es color de rosas

Aunque las nanopartículas ofrecen múltiples beneficios, también pueden generar efectos adversos si se utilizan por encima de ciertas concentraciones. Sus impactos dependen de sus propiedades fisicoquímicas únicas y están directamente relacionados con la disponibilidad de nanopartículas en las plantas y el suelo que las rodea. La liberación innecesaria de estas partículas al ambiente puede intensificar su interacción con la flora y fauna del ecosistema, desencadenando estrés oxidativo y alterando la regulación del crecimiento de las plantas.

Para abordar estos desafíos, es imprescindible desarrollar técnicas de detección y caracterización globalmente aceptadas. También es necesario establecer límites permisibles para su uso, considerando el modo de aplicación. Se requieren más investigaciones y financiamiento para comprender mejor la interacción de las nanopartículas con los componentes ambientales y los factores epigenéticos. Esto incluye un conocimiento profundo sobre su fabricación, detección y caracterización, métodos de aplicación, optimización de dosis, seguimiento de su liberación en el ecosistema y evaluación de riesgos (Gade y col., 2023).

Conclusiones

Los nanofertilizantes han sido diseñados no solo para aumentar la eficiencia de la producción agrícola, sino también para reducir costos de producción y convertirse en una alternativa económica a los fertilizantes tradicionales. Su principal ventaja es su capacidad para potenciar el crecimiento y el rendimiento de los cultivos, utilizando concentraciones mucho más bajas que los fertilizantes minerales convencionales.

Es importante señalar que los fertilizantes minerales volumétricos pueden tener efectos ambientales adversos, como la eutrofización y la acumulación de residuos en el suelo y las aguas subterráneas. Por otro lado, el impacto de las nanopartículas y los nanomateriales es específico de cada especie y depende del método de aplicación, el tamaño, la forma, el método de producción y la concentración de nanopartículas empleadas.

A pesar de los innumerables informes sobre la alta eficiencia de los NF, todavía hay escasez de datos bibliográficos sobre su uso. Las dificultades actuales incluyen la falta de estandarización en los parámetros iniciales de las partículas estudiadas (como tamaño, métodos de síntesis, etc.), lo que complica su producción en masa. Además, la limitada investigación en una amplia gama de cultivos de diferentes familias botánicas dificulta el desarrollo de principios generales para su aplicación práctica. También es necesario profundizar en el análisis de los efectos que los nanofertilizantes podrían tener en el medioambiente y en la salud, considerando su posible presencia en la cadena alimentaria (Semenova y col., 2024).

REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-238

ES POR ACÁ. ES EN EXPOAGRO

En un solo lugar, reunimos toda la tecnología, el conocimiento y los servicios necesarios para impulsar nuestro campo.

Mirando hacia adelante, abrimos nuevas oportunidades.

Preparate para hacer historia juntos en la Capital Nacional de los Agronegocios.

DEL 11 AL 14 DE MARZO 2025

PREDIO FERIAL Y AUTÓDROMO DE SAN NICOLÁS RN9, KM 225 / SAN NICOLÁS / BUENOS AIRES / ARGENTINA

¡Empatía de segunda!

Por Jorgelina Traut

Responsable del programa de Políticas Públicas Aapresid

Dicen que las segundas vueltas en una relación no suelen ser fructíferas. Sin embargo, cuando hay amor y empatía, las cosas pueden cambiar. Sobre todo cuando la gente quiere hacerlo, cuando las personas que forman parte del vínculo -cualquiera sea- desean que las cosas sucedan y tengan éxito. Me atrevería a decir que esto aplica en casi en todos los aspectos de la vida: la política, la economía, por supuesto en lo social y hasta en lo ambiental; donde, a partir del error, se prueba otra cosa y así se produce un cambio en la “relación”, por ejemplo, cultivo-suelo, suelo-agua, cultivo-ambiente… y la lista sigue.

Nadie es perfecto, ni siquiera la naturaleza, que aún teniéndola tan clara, nos muestra el error y habilita el cambio. Casi como una segunda vuelta.

La gestión del presidente Javier Milei decidió bajar temporalmente las mal llamadas retenciones. Recordemos cómo quedaron los porcentajes de los derechos de exportación:

Soja: de 33% a 26%

Soja derivados: de 31% a 24,5%

Trigo: de 12% a 9,5%

Cebada: de 12% a 9,5%

Sorgo: de 12% a 9,5%

Maíz: de 12% a 9,5%

Girasol: de 7% a 5,5%.

Están quienes se preguntan: ¿Por qué no lo hicieron antes? ¿Por qué no eliminaron los derechos de exportación al trigo, al maíz y al girasol, como sí lo hicieron con las economías regionales y solo dejaron a la soja con el porcentaje pertinente de baja? ¿Por qué las cosas son de esta forma y no de otra? Otros, en cambio, dirán ¿Por qué no dejaron todo tal cual estaba? ¿Y si la baja temporal repercute aún más en los costos de las producciones con valor agregado?

Veamos lo que sucede, por ejemplo en la lechería: por un lado los tambos más grandes con importante uso de concentrados notan el incremento en los costos de alimentación. Mientras que por otro lado están los campos por contrato de arrendamiento (55% de la superficie destinada a producción de leche se hace en campo arrendado). Aquellos pactados en quintales soja, tienen impacto. Incluso los pactados en combinación soja - novillo - leche también tienen impacto. Por el momento, se está calculan-

do hasta un 2% de suba. Pero… ¿Qué pasaría si los derechos de exportación son eliminados por completo? Eso invitaría a realizar cambios en la alimentación de las vacas lecheras, porque el precio final no sería el indicado para tocarlo. La respuesta es: necesitamos mayor eficiencia.

¿Y con el cerdo? Acá estamos un poco mejor.

Aunque la baja temporal del maíz y la soja representa un aumento del 3,5% en los costos de producción, este incremento se absorbe gracias a la rentabilidad actual del cerdo. Sin embargo, si por alguna razón el precio del cerdo cayera, también aquí la clave estaría en mejorar la eficiencia para costear lo que hoy vemos como un aumento de costos.

En el caso del pollo, los precios venían muy bajos en su valor final, por lo que, indudablemente, será necesario subir su precio para mejorar la ecuación.

Aquí también debemos hacer referencia a la producción de huevos. La reducción temporal de los derechos de exportación impacta entre un 3 y un 5% en el costo final de una doce-

na. De todas formas, el sector está a favor de la baja, “principalmente porque generará más oferta de granos y la diferencia de lo que pagas por el nuevo valor del grano lo vamos a ahorrar en flete”, destacan desde este segmento.

En el caso del feedlot, se calcula una suba del costo por kilo producido de carne de hasta un 4%, considerando los precios pizarra que se dieron tras el anuncio de la baja temporal. Ahora bien, en los primeros días de febrero, el gordo subió y eso permitió salir hechos con algún pelito positivo en el margen. De todas maneras, y a pesar de cualquier suba en los costos, desde el sector del feedlot están convencidos de este camino a transitar. Para ser completos en el análisis, aún restaría que quiten los DEX en carne, que están en 6,75% desde agosto 2024 (excepto la vaca, que ya tiene retenciones 0). Acá también podemos hablar de eficiencia para encontrar la salida y no lamentar costos más altos.

En este mapeo, no puede faltar el análisis más granario: la baja temporal de retenciones, en mayor o menor medida, siempre brinda al productor un margen de posibilidad para invertir en tecnologías que hagan más eficientes los procesos de producción. Esto sí que es buscar eficiencia y con mirada de largo plazo.

Somos parte de un ecosistema donde los distintos eslabones atraviesan situaciones disímiles. Dentro de cada cadena, algunos actores se animan a empatizar con el productor más primario para entender que la medida es positiva. Entender que durante más de 30 años (solo contando desde comienzos del siglo XXI hasta la actualidad) hubo un traslado de valor desde la producción primaria hacia el resto de los eslabones. Una excusa para sacarle renta a la agroexportación ante devaluaciones de la moneda y así compensar el impacto sobre la población. Literalmente, un subsidio, aunque la palabra duela.

Otros, sostienen que no alcanza, que se puede y se debe hacer más. Mientras que algunos, en voz baja, para que nadie se ofenda, advierten

que este tipo de medidas impactará negativamente en los demás eslabones y en el consumo, elevando los precios en las góndolas.

Es sabido que no se puede conformar a todos. Es sabido que, si no nos ponemos en el lugar del otro, nunca entenderemos cómo se ven las cosas desde ahí. Y que no somos los únicos importantes en la historia productiva del país.

Hay mucha falta de empatía por la demora del Gobierno en tomar esta decisión, que fue promesa de campaña y leitmotiv libertario. ¡Real! Sienten como si, ahora, con esta baja temporal, vuelve el/la ex a pedir una segunda oportunidad. Y aquí es donde la segunda vuelta golpea la puerta, porque no siempre podemos hacer las cosas en los tiempos que el otro requiere. Tenemos los propios, y también cuentan en una relación.

Somos parte de un ecosistema donde los distintos eslabones atraviesan situaciones disímiles.

Por eso creo que, más que nunca, y en honor a aquellos pequeños productores que han puesto tanto en esta relación, debemos reconocer el cambio que, aunque sea chiquito, se siente prometedor y verdadero. Miremos el largo plazo y apostemos por una segunda vuelta en esta decisión política, a favor de la sustentabilidad de los sistemas productivos.

*Nota: Tras un período sin escribir la columna de actualidad que llevaba mi firma de manera independiente, fui convocada por Aapresid para ser parte del staff de la entidad. Luego, con agrado, tomé la responsabilidad de realizar esta columna en nombre del programa Políticas Públicas, como responsable del mismo. Estoy convencida de que esta segunda vuelta será incluso mejor que la primera. ¡Gracias Aapresid!

Instituciones que nos acompañan

Aapresid en Agro en Punta: mirada regional del agro sudamericano

Aapresid formó parte de este evento del agro uruguayo que impulsa la competitividad y el desarrollo de la región.

En febrero, Aapresid participó de la segunda edición de Agro en Punta, un evento del sector agropecuario uruguayo que tuvo lugar en el Centro de Convenciones de Punta del Este. Este encuentro se consolidó como un hub de negocios relacionados con el sector de los agronegocios, uniendo agroexportación, producción e innovación de Uruguay y la región, y reuniendo a empresas, profesionales, pymes, grandes compañías e inversionistas.

El Director de Agro en Punta Expo & Business, Marcelo Bascialla, destacó tres puntos clave: los negocios, el factor humano y la innovación. En la ceremonia de apertura, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay,

Fernando Mattos, repasó las líneas de trabajo impulsadas en el país vecino y los desafíos a futuro, haciendo hincapié en el trabajo interregional. De cara a la COP 30 de 2025, que se realizará en Brasil, reflexionó sobre el papel del Mercosur en el mercado agropecuario en relación a otros países.

Aapresid fue responsable del foro “Productores en acción: Promoviendo la sustentabilidad y la innovación en el agro”, que incluyó dos paneles. En el primero, “Hacia una agricultura sustentable en la región: avances y desafíos”, disertaron Marcelo Torres, presidente de

Aapresid; Luciano Dabala, miembro de la Asociación Uruguaya Pro Siembra Directa (AUSID), con la moderación de Rodrigo Saldias, representante del IICA en Uruguay. En el segundo, “Modelando sistemas productivos, rentables y resilientes: el camino recorrido”, participaron

¿Cómo generar un ecosistema virtuoso que agregue valor y desarrollo en la región para responder a la creciente demanda de granos, fibras y energías?

Marcelo Arriola, miembro de la Comisión Directiva de Aapresid; Ramón García, de la Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville, bajo la moderación de Paola Diaz, directora Adjunta de Prospectiva.

El primer panel planteó la necesidad de modelos productivos desarrollados tecnológica y científicamente. ¿Cómo generar un ecosistema virtuoso que agregue valor y desarrollo en la región para responder a la creciente demanda de granos, fibras y energías?

“La clave está en involucrar a productores de otras regiones y países, extendiendo la cultura. No se trata de un modo de enseñanza-aprendizaje, sino de compartir conocimientos de manera recíproca. El trabajo en red y el involucramiento de los productores en los procesos son fundamentales en este proceso”, destacó Torres.

En países como Argentina y Uruguay, el foco está puesto en el agregado de valor. El presidente de Aapresid señaló la importancia de la bioeconomía frente a la demanda actual de productos bioeconómicos, como los biocombustibles, clave para agregar valor en estas regiones.

Según Luciano Dabala, el gran desafío es la aplicación de tecnologías y la ciencia en la producción, lo que requiere cambios en el modelo productivo. Además, puso en jaque el peso de la soja como uno de los principales cultivos y su impacto en los demás, señalando que este indicador es uno de los mayores desafíos a resolver.

En síntesis, los principales desafíos son cambiar el modelo, monetizar las actividades y aplicar bioinsumos.

El panel cerró con las palabras de Rodrigo Saldias, quien destacó el trabajo del IICA frente a estos desafíos. Desde la institución se trabaja en base a la división de cooperación. “Cuando se alinean las voluntades del sector público y privado, la búsqueda de financiamiento no debería ser un problema. En el caso de Uruguay, fue una forma de potenciar el trabajo que se realiza y generar un ciclo virtuoso”, afirmó.

El segundo panel se centró en nuestra región, dónde tenemos un largo camino recorrido y varias experiencias exitosas, lideradas por productores, enfocados en la salud del suelo y la mitigación del cambio climático. Se presentó el modelo impulsado por Aapresid y su trabajo en proyectos que buscan dar soluciones a las necesidades del productor a través de la ciencia. Además, se compartieron casos de éxito en los que queda demostrado que mejorar la salud del suelo y mitigar el cambio climático puede ser económicamente rentable dentro del sistema productivo.

Respecto al cambio climático, Torres compartió la visión de Aapresid sobre el tema. Independientemente de las consecuencias, destacó que “Uruguay, Argentina y Brasil tienen una menor huella ambiental en la producción de granos en comparación con otros países como Estados Unidos o Europa”.

Durante el evento, también se anunció la fecha del próximo Congreso Aapresid, que se realizará los días 6, 7 y 8 de agosto en el predio ferial de La Rural en Buenos Aires.

¿Granos en alza o en baja? Perspectivas de mercado para la campaña 2024/25

El equilibrio entre factores climáticos, comerciales y monetarios será determinante para las dinámicas de precios en el corto y mediano plazo.

El sector agropecuario argentino hoy está enfocado en la campaña 2024/25, que transita etapas definitorias desde el punto de vista productivo en un contexto de alta incertidumbre.

Con márgenes ajustados, escasas reservas de humedad en los suelos al momento de la siembra y el temor a que se repita la chicharrita en los cultivos tardíos, el área de maíz rompió la

tendencia creciente de la última década y registró su primera caída interanual en 9 años, con un estimado de 7,8 millones de hectáreas (-25% i.a.). La contracara, fue el aumento en el área de soja que alcanzó los 17,9 millones de hectáreas, el nivel más alto en ocho años, junto con un aumento en la superficie destinada a girasol y sorgo.

Lluvias, calor y rendimientos en la campaña gruesa

Las lluvias de primavera habían apuntalado las expectativas de alcanzar buenos rindes en la cosecha gruesa, con posibilidad de alcanzar niveles de producción entre los máximos históricos. Sin embargo, desde mediados de diciembre hasta mediados de enero, las precipitaciones no aportaron milímetros significativos para dar auxilio a los cultivos en jornadas de temperaturas elevadas y humedad relativa muy baja.

Aunque la moneda aún está en el aire y con la incertidumbre sobre el clima en las próximas semanas, se estima que la producción de maíz 2024/25 alcance 48 Mt, un 8% menos que en

la campaña anterior. En soja, sin estimaciones de rinde confirmadas, se espera una producción de 53 Mt, lo que representaría un aumento del 6%. Finalmente, para girasol y sorgo se prevé un volumen de 3,9 Mt y 3,2 Mt, respectivamente, con incrementos interanuales del 5% y casi 30%, respectivamente.

La cosecha fina tuvo resultados mejores a los esperados, con el trigo alcanzando 19,3 Mt y la cebada a 4,9 Mt. Sumando otros cultivos, que aportarían 5,7 Mt, la producción total para el ciclo 2024/25 se estima en 138,3 Mt, es decir, 4 Mt más que la campaña anterior y entre los mayores volúmenes totales de los últimos años (Figura 1)

De todas maneras, no debe soslayarse que los números de la cosecha gruesa son tentativos, y el clima será un factor determinante en la producción final del nuevo ciclo.

En cuanto a la demanda de los principales granos, se prevé una leve caída en el uso doméstico entre campañas (78,5 Mt). El uso como semilla y consumo en chacra se mantendría casi sin cambios respecto del ciclo anterior, con 19,7 Mt (Figura 2).

La caída en el consumo local responde a una menor industrialización de soja en la nueva campaña y a una leve caída en el crush de girasol. En la 2023/24, el ritmo de procesamiento de la oleaginosa se mantuvo elevado apuntalado por las importaciones temporarias, y en los últimos meses de la campaña, se proyecta que seguirá esta tendencia por la rebaja temporaria de los derechos de exportación. Sin embargo, para el nuevo ciclo se proyecta un leve recorte en el crush, a 41 Mt, debido a un menor ritmo importador.

Exportaciones: una campaña con volúmenes altos

Paralelamente, se prevé que las exportaciones de los principales granos totalicen 60,2 Mt en el próximo ciclo, un 10% más que en el ciclo anterior. El incremento en los despachos de soja, trigo, cebada y sorgo, compensan la caída proyectada para los embarques de maíz, afectados por una menor producción local. A este guarismo se suma la proyección de exportaciones de aceites vegetales en 8,2 Mt, y la de subproductos, en 32,3 Mt, lo que eleva el total de exportaciones agroindustriales a 100,7 Mt, uno de los registros más altos de los últimos años (Figura 3).

Con esta proyección de envíos al exterior, en términos de volumen y de acuerdo con los precios de exportación proyectados, el aporte del sector en términos de divisas por exportaciones ascendería a US$ 34.300 millones, US$ 500 millones más que en la campaña 2023/24.

Entre los principales complejos, el complejo sojero volvería a posicionarse como el principal motor de las exportaciones, con casi US$ 20.000 millones generados por la venta de granos y derivados, una cifra muy similar a la de la campaña que cierra. Mientras que el maíz aportaría US$ 6.800 millones, por debajo de lo estimado para la 2023/24 debido a la caída en los volúmenes estimada.

Un interrogante hacia adelante es qué ocurrirá en materia de derechos de exportación. Primeramente, se estima que el impacto de la medida en la nueva campaña se refleje en un cambio en la estacionalidad de las ventas de

los productores, concentrando mayor volumen en los primeros meses del ciclo comercial. Sin embargo, no se realizaron ajustes en el volumen total comercializado ni, por ende, en el consumo de granos en la 2024/25.

Si la reducción de las alícuotas de DEX se estableciera de forma permanente, las ventas de los productores podrían aumentar en términos absolutos, reduciendo el carry hacia la campaña siguiente, aumentando la absorción de oferta en la 2024/25 y elevando el volumen de exportaciones dentro del mismo ciclo comercial. De todas maneras, este escenario es solo una posibilidad y no está contemplado en las estimaciones actuales.

Precios: entre la política y el clima

En cuanto a perspectivas de precios, el panorama se presenta dispar según el grano y está sujeto a factores tanto bajistas como alcistas En el último año, los principales commodities agrícolas registraron notables caídas en sus precios en el mercado de futuros de Chicago. En términos nominales, trigo, maíz y soja alcanzaron sus valores nominales más bajos desde 2020, y en términos reales, el poder de compra de los granos alcanzó su nivel más bajo en 18 años. Estas tendencias responden a la recomposición de la oferta global y a la estabilización en las cadenas de suministro tras las disrupciones generadas primero por la pandemia y luego por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Un factor determinante que influyó en las perspectivas comerciales de los mercados agrícolas fue la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos a principios de noviembre. A lo largo de su campaña y tras su triunfo, anunció su intención de imponer nuevos aranceles a las

importaciones, con mayores tasas para países como China, Canadá y México, socios comerciales clave y grandes compradores de productos agrícolas estadounidenses. Esto anticipa un posible recrudecimiento de la "Guerra Comercial" que marcó su primer mandato, ya que China podría responder con aranceles de represalia sobre las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.

Ante estas tensiones, y aprovechando los precios más bajos de la soja y el maíz en Chicago desde mediados de octubre, los principales socios comerciales de Estados Unidos aceleraron sus compras de granos estadounidenses para garantizar el suministro antes de la asunción de Trump y frente al riesgo de restricciones comerciales más severas, lo que dio sostén a la demanda. Sin embargo, en los primeros días de la nueva administración norteamericana no se hicieron anuncios al respecto, lo que impulsó los precios en el inicio del año.

Se prevé que las exportaciones de los principales granos totalicen 60,2 Mt en el próximo ciclo, un 10% más que en el ciclo anterior.

En este escenario, la incertidumbre sobre la producción sudamericana, particularmente en Argentina, juega un papel crítico. La sequía que afecta a la región núcleo del país plantea serias dudas sobre los rendimientos esperados para soja y maíz, lo que podría limitar la capacidad para aprovechar la mayor demanda internacional. Esto es especialmente relevante para los mercados de harina y aceite de soja por el rol fundamental de nuestro país como principal exportador. En Brasil, la situación es opuesta: las fuertes lluvias avizoran una cosecha récord de soja, aunque el exceso de agua enciende algunas alarmas por la calidad del poroto brasileño, ante reportes de granos brotados.

El exceso de lluvias en Brasil también está afectando el normal avance de las labores de cosecha sojera en estados clave como Mato Grosso, cuya contracara es el nulo avance en las labores de siembra de la safrinha de maíz, lo que genera nerviosismo en los mercados ante una hoja de balance global más ajustada para el grano. Esto impulsó las cotizaciones del maíz, que habían comenzado a escalar desde fines del año pasado, rozando máximos en un año hacia finales de enero.

Finalmente, la apreciación del dólar estadounidense, impulsada por la victoria de Trump y las expectativas de un aumento en las tasas de interés, añade presión sobre los precios de los granos. Un dólar más fuerte encarece las exportaciones de Estados Unidos en relación con otros orígenes y podría redirigir la demanda hacia países con monedas más débiles. Sin embargo, la limitada oferta argentina debido a factores climáticos podría reducir el impacto positivo en la región. Así, el equilibrio entre factores climáticos, comerciales y monetarios seguirá determinando las dinámicas de precios en el corto y mediano plazo.

El complejo sojero volvería a posicionarse como el principal motor de las exportaciones, con casi US$ 20.000 millones generados por la venta de granos y derivados.

Campaña 24/25: ¿qué pasará con el clima?

Con un 2024 que cerró con altas temperaturas y lluvias escasas, el 2025 arrancó con un panorama desafiante. Sacha Barbero, observador meteorológico de la UNR, analiza las perspectivas climáticas y productivas para la campaña actual.

Por: Sacha Barbero

Observador Meteorológico - Cátedra de Agroclimatología, Facultad de Ciencias

Agrarias – UNR

El último cuatrimestre de 2024 (septiembre a diciembre) cerró con temperaturas por encima del promedio y precipitaciones por debajo de lo normal, según datos oficiales de la Estación

Agrometeorológica de la Facultad de Ciencias

Agrarias - UNR (Zavalla, sur de Santa Fe). Durante septiembre, octubre y noviembre, las tem-

peraturas medias superaron entre 1,3 y 2,1°C los promedios mensuales históricos, mientras que diciembre fue el único alivio, con 1,3 °C por debajo del promedio. En cuanto a las lluvias, hubo un déficit de entre 39,4 y 62,6 mm en septiembre, noviembre y diciembre, siendo octubre el único mes en el que llovieron 73 mm más que en promedio histórico mensual (Figura 1).

Figura 1. Evolución de temperaturas y precipitaciones durante el último cuatrimestre de 2024 vs. el promedio 19912020. Datos de la Estación Agrometeorológica de la Facultad de Cs. Agrarias (UNR), Zavalla.

La evapotranspiración (mm/día) del último cuatrimestre estuvo por encima de los valores históricos en diez de los doce períodos de diez días (decádicos), mientras que el almacenaje de agua (mm) se mantuvo por debajo de los valores históricos en igual cantidad de períodos, denotando la falta de agua útil en el perfil del suelo explorado por las raíces de los cultivos.

En Zavalla, históricamente se acumulan 946,1 mm por campaña (de julio a junio del año siguiente), pero hasta diciembre, la campaña actual lleva acumulados 342,7 mm, muy por debajo de los 1072,6 mm registrados en el mismo período de la campaña 23/24. Esta situación afectará el rendimiento de los principales cultivos de verano (maíz y soja).

2025: un comienzo complicado, pero con señales de alivio

El 2025 comenzó con temperaturas elevadas, olas de calor y escasas precipitaciones. En enero, normalmente se acumulan 110 mm, pero en Zavalla solo se registraron tres eventos de lluvia en la segunda quincena, que acumularon 60 mm. En maíz, el estado general es bueno. El temprano, sembrado en septiembre y en sus

últimos estadios reproductivos, está acelerando el secado. En los maíces tardíos, sembrados a fines de octubre/ principios de noviembre, preocupa la falta de agua en su período crítico. Mientras que en soja, el estado general es bueno, aunque hay lotes donde el estrés hídrico es notorio y se agrava con las altas temperaturas.

El pronóstico trimestral actualizado del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) indica que para febrero, marzo y abril de 2025 se esperan altas temperaturas y precipitaciones normales en gran parte del territorio argentino. Se prevé una mayor probabilidad de ocurrencia de temperaturas medias superiores a lo normal en todo el país, excepto en el sur de la Patagonia (Figura 2).

En cuanto a las precipitaciones, solo en el NOA hay chances de ocurrencia de eventos superiores a lo normal. En el norte del país, Santiago del Estero, oeste de Buenos Aires, oeste de Santa Fe, Córdoba, La Pampa, San Luis, Cuyo, este y sur de la Patagonia, las lluvias se mantendrían dentro de lo normal. En el litoral, este de Buenos Aires y oeste de la Patagonia, en cambio, podrían estar dentro de lo normal o por debajo del promedio (Figura 2).

Figura 2. Pronóstico de precipitaciones (izq.) y temperaturas (der.) del SMN para febrero-marzo-abril 2025.

A pesar de los desafíos que dejó el 2024 y el complejo inicio del 2025, la perspectiva de lluvias para gran parte del país y la llegada de condiciones menos extremas darán un respiro a los cultivos de verano.

REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-238

Los imprescindibles para una cosecha sin contratiempos

La eficiencia del proceso de cosecha es fundamental para garantizar que la mayor cantidad de granos terminen en la tolva. De la mano de socios Regionales de Aapresid, te contamos los puntos más relevantes para evitar problemas y maximizar competitividad.

Por: Ing. Agr. María

Eugenia Magnelli Para Prospectiva Aapresid

La heterogeneidad de precipitaciones entre regiones ha caracterizado el ciclo 2024/25. El sur de la provincia de Buenos Aires y oeste de Córdoba están un poco más holgados, pero el resto de las áreas productivas siguen complicadas. La falta de humedad en el perfil durante la siembra y períodos críticos de los cultivos estivales, sumado a las reiteradas olas de calor, afectó amplias zonas del país generando pérdidas significativas. Aunque erráticas y desparejas, las lluvias de la primera porción de febrero trajeron un poco de alivio, pero todavía falta agua para estabilizar la situación y evitar mermas de rendimiento mayores. Esperemos que los pronósticos sean benevolentes para cerrar la campaña con valores decentes.

A pesar de la incertidumbre, hay que prepararse para la cosecha. El Ing. Agr. Joaquín Simón (Regional Aapresid Lincoln “Gabriel Garnero”- noroeste de Buenos Aires) recomendó: “En un año en el que las condiciones climáticas nuevamente no acompañan, es de suma importancia ser eficientes en el proceso de cosecha para garantizar que la mayor cantidad de granos terminen en la tolva y así poder coronar el esfuerzo llevado a cabo durante toda la campaña”.

El proceso de cosecha debería arrancar mucho antes de poner las máquinas en el lote. ¿Estamos preparados? Por unanimidad, los socios Regionales de Aapresid coinciden en que hay que

planificar la cosecha con tiempo para maximizar la eficiencia y evitar sobresaltos. Aunque parece una obviedad, muchas veces se deja para último momento y se termina a las corridas: los contratistas no dan abasto, la logística se complica y las plantas de silos también están desbordadas.

Según el Ing. Agr. Navier Picco (Regional Aapresid Videla- Centro norte de Santa Fe), una estrategia para evitar cuellos de botella en la trilla de soja, principalmente, es sembrar distintos grupos de madurez en diferentes fechas, lo que permite escalonar la cosecha. Esta práctica resulta especialmente útil para quienes no cuentan con equipo propio o siembran grandes superficies.

Otro punto en el que concordaron los socios consultados, es en la importancia de la comunicación y el diálogo constante entre productor, asesor, contratista, logística y acopio. “Todo tiene que estar aceitado de antemano, porque cuando arranca la cosecha, todo se atora”, remarcó Picco.

"Los socios Regionales de Aapresid coinciden en que hay que planificar la cosecha con tiempo para maximizar la eficiencia y evitar sobresaltos."

La comunicación y el diálogo permanente entre productor, asesor, contratista, logística y acopio es fundamental para que nada falle en el proceso de cosecha.

1.Contar con el equipo de cosecha en tiempo y forma

CHECKLIST PARA ENCARAR LA COSECHA

El Ing. Agr. Carlos Jesús Viroletti (Regional Aapresid La Pampa) advirtió sobre la insuficiente disponibilidad de cosechadoras, sobre todo en soja o en campañas dónde la ventana de trilla se reduce por cuestiones climáticas. Otro tema es el deficiente nivel tecnológico o grado de mantenimiento de la maquinaria. “Si conseguís equipos, están en malas condiciones o son viejos. Esto impacta en la eficiencia y competitividad del sector”, reforzó.

Por su parte, el Ing. Agr. Mariano Carreño (Regional Aapresid Montecristo, norte de Córdoba) resaltó la importancia de contar con operarios calificados y lo más autosuficientes posible. El apoyo de los técnicos debe estar presente siempre para resolver problemas que puedan surgir en los campos.

2.

Seguimiento de los cultivos antes de la trilla

Mantener los lotes limpios. Un buen control de malezas previo a la cosecha es clave. Si el lote está enmalezado o con plantas volcadas, la trilla se dificulta, el cabezal de la cosechadora se atora, entran materiales extraños, las malezas elevan la humedad de los granos, etc.

Medir la humedad de los granos para ingresar al lote en el momento adecuado. Entrar antes o después incrementa los costos por secado o genera pérdidas de granos. Aunque en la práctica se trabaja con rangos de humedad, se recomienda respetar los valores óptimos para cada cultivo: entre 13 y 15% para girasol, 14.5% para maíz, 13.5 % en soja y 14% para sorgo. “Definir la humedad de comienzo de cosecha ayuda a ganar días y reducir riesgos”, indicó el asesor Hugo Gonzalez Abba (Regional Aapresid “J. M. Fangio” Mar del Plata, sur de Buenos Aires).

El uso de humedimetros e imágenes satelitales permite determinar el momento oportuno de cosecha. Al respecto, Navier Picco destacó que “el índice NDVI u otros similares ayudan a evaluar el estado de los cultivos y detectar manchones o anomalías en el lote”.

3.

Poner a punto las máquinas cosechadoras

Este aspecto es fundamental para reducir las pérdidas de grano durante la cosecha. “Ya sea con maquinaria propia o contratada, es necesario que personal idóneo se tome el tiempo para realizar el mantenimiento y regulación de los equipos en función del cultivo a trillar, considerando también las condiciones/características de cada lote”, remarcó Carreño.

Gonzalez Albba explicó que en maíz es necesario ajustar la altura y ángulo de corte del cabezal según el híbrido (hay variaciones entre genética), siempre buscando la altura de la espiga más baja. También hay que detectar si hay vuelco y/o quebrado en el tercio medio de las plantas y ajustar la velocidad de avance, así como revisar pérdidas por cola y examinar si hay que ajustar los sistemas de colado y trilla. En girasol, si bien es clave la altura de inserción de la plataforma en los capítulos, hay que asegurar el menor porcentaje de cuerpos extraños en los granos. Para eso, la trilla debe ser rápida y de baja agresividad, lo que asegura que el capítulo salga prácticamente entero.

Otro punto crucial es asegurar que las máquinas ingresen limpias al lote para prevenir la introducción de materiales extraños o la dispersión de semillas de malezas que pueden venir de otras zonas.

Si se dan altas precipitaciones previas a la cosecha, se recomienda evitar trillar en terrenos encharcados o con falta de piso. En suelos húmedos, optar por neumáticos radiales de alta flotación y bajar la presión de inflado de las ruedas de los equipos.

4.

Ajustar procesos durante la cosecha

Medir las pérdidas de granos (cantidad y calidad) en el cabezal y cola de la máquina, conforme se va cosechando. En esto no podemos fallar o hacernos los distraídos. Si se está trillando mal (rotura de granos), o si el análisis de pérdidas arroja valores superiores a la tolerancia para cada cultivo, hay que parar, detectar junto al contratista las causas y hacer las regulaciones necesarias.

Usar la tecnología disponible. En concordancia con los otros socios Regionales, Carreño señaló que los monitores de rendimiento certeros, sensores de humedad, seguimiento del proceso de cosecha online, uso de drones, plataformas de información de carga de granos online, entre otros, brindan información de suma importancia para evitar errores y alcanzar mayor eficiencia en el proceso.

Sin embargo, Picco advirtió que la adopción de estas tecnologías sólo representa alrededor del 15-20%. “Hasta que los márgenes no se acomoden, la tasa de adopción no va a despegar mucho”, aseguró. Además, la mayoría de las máquinas todavía no cuentan con monitores de rendimiento y/o sensores de humedad, o si lo tienen, no están calibrados.

Anticiparse en la logística y acopio de granos

El transporte y acopio de los granos es un gran cuello de botella, especialmente en soja o cuando se hace mucho maíz temprano con altos rendimientos. El representante de la Regional Videla, Ing. Agr. Navier Picco, disparó: “El rendimiento de los cultivos ha subido y las máquinas tienen cada vez más capacidad de trilla. Cuando todos se largan a cosechar, faltan camiones, ya sea porque se demoran en la planta de acopio o porque tienen que dar más vueltas de las necesarias debido a que los caminos no están en condiciones. A esto se le suma la falta de señal o deficiente conectividad en los campos, lo cual dificulta la comunicación; por ahí el camión se pierde y no hay manera de contactarlo, hay que salir a buscarlo. Todo esto hace que todo se vuelva más lento”.

Según Viroletti, trabajar con gente seria y lo más profesional posible es clave y, como se mencionó anteriormente, siempre anticiparse, hablando previamente con todos los actores. “Nosotros generalmente trabajamos con 1 o 2 transportes o plantas de acopio que nos brindan su logística. Hace muchos años que estamos en la zona y generalmente no es un problema”, aseguró. Reforzando lo anterior, Carreño agregó “La administración que se encarga de la logística y cupeo de descarga en los puertos o destinos, juega un papel fundamental en esta fase del proceso por lo que hay que tener todo aceitado”.

Para contingencias, el socio de la Regional La Pampa sugirió contar con un plan B en el caso que se complique la logística de camiones, ya sea embolsando o almacenando los granos en silos aéreos.

Hoy, con los márgenes apretados y rendimientos por debajo del potencial, los costos de transporte representan una parte importante del presupuesto general, particularmente en los sitios más distantes del puerto. Para intentar achicar estos números, el Ing. Agr. Mariano Drincovich (Regional Aapresid Vicuña Mackenna- sur de Córdoba) sugirió negociar las tarifas del flete, ya sea combinando un valor o concentrando todas las hectáreas en un mismo transportista para mejorar precios. Una buena alternativa es utilizar los granos en la zona de producción, ya sea para consumo animal, generación de biocombustibles u otros procesos de agregado de valor.

La recopilación de todos los datos y el posterior análisis es fundamental para conocer a fondo cada ambiente productivo y poder ajustar las variables necesarias.

6.

Procesar la información de cosecha

La información que brindan los monitores de rendimiento y las plataformas digitales es muy valiosa. Por lo tanto, la recopilación de todos los datos y el posterior análisis es fundamental para conocer a fondo cada ambiente productivo y poder ajustar las variables necesarias. “No se puede mejorar lo que no se conoce”, una frase que dice mucho. Contar con el historial de un lote facilita prescripciones mucho más profesionales y precisas, como las de fertilización.

Los paquetes tecnológicos que hoy ofrecen la mayoría de las empresas (pilotos automáticos, cabezales Draper, cabezales maiceros con gran capacidad de proceso y entrega, autorregulación de maquinaria con parámetros preestablecidos, cámaras de video de alta definición, sensores, mapeos, IA, etc.), van en línea con la mejora de los procesos productivos. La adopción por parte de los productores y/o asesores, sumado al soporte post venta que deberían brindar las compañías, son aspectos que vehiculizan altas capacidades de trabajo y minimizan las pérdidas de cosecha desde que la máquina entra al lote hasta que el grano llega a destino. En este punto nos falta mucho por aprender e implementar.

Tampoco nos olvidemos de la agronomía. Si bien la tecnología nos allanó bastante el camino, hay que entender el proceso productivo y focalizarnos en todo el sistema. El conocimiento y experiencia de los técnicos tiene que estar en todo momento, y más aún en las etapas claves. El desafío es trabajar en conjunto con toda la cadena para aumentar la competitividad del sector.

Agradecimientos:

Agradecemos a los socios Regionales de Aapresid, Mariano Carreño, Mariano Dricovich, Hugo Gonzalez Albba, Navier Picco, Joaquín Simón y Carlos Viroletti, por sus valiosos aportes en esta nota.

Mapeando la calidad de soja en Argentina

INTA y Acsoja analizan la calidad de la soja en Argentina, trazando mapas que relacionan geolocalización y composición del poroto. Información parcial del relevamiento 2024, indica que los promedios de proteína, aceite y profat superaron a los de 2021/22. ¿Qué zonas se destacaron?

La soja y sus derivados han ganado gran relevancia económica a nivel mundial en las últimas décadas como consecuencia de la versatilidad de productos que provienen tanto de las proteínas como del aceite que componen su semilla. Dentro de estos, la harina de soja, utilizada para alimentación animal, es el principal producto de exportación de Argentina, mientras que el aceite crudo se destina a la producción de aceites comestibles y biocombustibles, ambos de gran importancia económica.

Por: Dra. Cecilia Accoroni

de la Red de

Desde el punto de vista nutricional, la soja es una de las principales fuentes de proteína vegetal debido a su alto contenido proteico (36-41% bs) y su completa composición de aminoácidos (AA), especialmente aminoácidos clave (KAA). El término KAA se refiere a la suma de lisina, metionina, cisteína, treonina y triptófano, que son los AA de mayor relevancia en la producción animal. Sumado a ello, la producción de proteína de soja requiere menos tierra y genera una menor huella de carbono en comparación con la producción de la misma proteína a partir de fuentes animales u otras fuentes vegetales. Estas características convierten al cultivo en una opción conveniente y competitiva desde el punto de vista económico, nutricional, y ambiental.

En cuanto a la calidad del poroto de soja, diversas investigaciones han demostrado que el medioambiente es un factor determinante en el contenido de proteínas y su composición de AA, así como en la relación entre ellos. Mientras los KAA muestran una correlación negativa con el contenido proteico del poroto, la arginina y el ácido glutámico aumentan con la concentración de proteína en la semilla.

En los últimos años, desde el INTA junto con Acsoja hemos iniciado un estudio sobre la calidad de la soja en Argentina, con el objetivo de analizar la composición del poroto (contenido de proteína, aceite y aminoácidos) y generar mapas nacionales con dicha caracterización.

La particularidad de este estudio fue la participación del área de extensión de INTA mediante la recolección de muestras de productores a lo largo de toda el área sembrada en el país, georreferenciado cada uno de los lotes.

Existen antecedentes de estudios de calidad de soja en programas de investigación de INTA, como la Red de cultivares de soja (RECSO) y los relevamientos de acopios de la zona núcleo. A diferencia de estos trabajos, este estudio pretende proporcionar información nacional representativa sobre la calidad de la soja en Argentina, asociando diferentes regiones y variables a través de los años.

Para obtener mapas de proteína y aceite que permitan diferenciar el comportamiento de su composición por zonas, se recolectó un número de muestras proporcional al área de soja sembrada. Los primeros dos relevamientos se llevaron adelante en las campañas 2020/21 y 2021/22 e incluyeron 1554 muestras (544 fueron recolectadas en el primer año y 1010 en el segundo). Debido a la sequía extrema, en la campaña 2022/23 no se realizó el estudio.

En 2024 se creó la “Red de calidad de cereales y oleaginosas de INTA” dentro del Programa de Cereales y Oleaginosas del INTA, que dará continuidad a las series de datos de calidad de soja a nivel nacional. Además, permitirá evaluar a futuro, junto con Acsoja y otras instituciones de la cadena, posibles interacciones más complejas entre ambiente, genética, manejo con la composición del grano cosechado y, posteriormente, su procesamiento industrial. En el último relevamiento 2023/24 se recolectaron 1165 muestras, cubriendo áreas sembradas que hasta el momento no contaban con el número mínimo para ser consideradas en los mapas.

"La particularidad de este estudio fue la participación del área de extensión de INTA mediante la recolección de muestras de productores a lo largo de toda el área sembrada en el país, georreferenciado cada uno de los lotes."

Actualmente se cuenta con información completa de los dos primeros relevamientos para las ocho zonas consideradas (Núcleo, Córdoba Sudoeste, Córdoba Norte, Buenos Aires sur, Santa Fe centro, Entre Ríos, NOA y NEA), con datos de georreferenciación, manejo, genética y composición (proteínas, aceite, profat -suma de proteína + aceite- y aminoácidos). A partir de estos datos, se generaron los mapas de ambas campañas para cada parámetro, con sus respectivos acumulados y diferenciales. Por el otro, se cuenta con información parcial del tercer relevamiento realizado en 2024, que incorpora información de rendimiento a los datos anteriores, aunque hasta el momento solo se ha analizado la composición de proteína, aceite y profat de la última campaña.

En la campaña 2023/24, los valores medios nacionales de proteína, aceite y profat (36,26% bs, 23,78 % bs, 60,04 % bs) fueron superiores a los bajos registros de la campaña 2021/22, afectada por el fenómeno de La Niña (35,6 % bs, 22,3 % bs, 58,0 % bs). Además, el relevamiento 2023/24 superó los valores medios de aceite del primer estudio (23,0 % bs y 59,5 % bs) y alcanzó los de proteína (36,6 % bs).

Al comparar los valores medios de proteína de las ocho zonas consideradas a lo largo de las tres campañas, se observó que el segundo relevamiento presentó un comportamiento similar al primero, salvo en NEA, aunque con valores más bajos para todas las zonas. La zona del NOA presentó los valores más altos durante dos años consecutivos, aunque esta tendencia cambió en el último relevamiento, cuando Córdoba Sudoeste y Córdoba Norte registraron los valores medios más altos de proteína, relegando al NOA al cuarto lugar. Esto indicaría que las tendencias variarían año a año.

En cuanto al contenido de materia grasa, se observa un comportamiento más estable de los valores medios por zona, siendo Núcleo, Santa Fe Centro y NEA las que registraron los niveles más altos, mientras que Buenos Aires Sur presentó reiteradamente los más bajos.

Por último, el profat, que refleja el porcentaje de la composición de soja útil para la industria aceitera, viene mostrando cierta estabilidad. Aunque puede mostrar una tendencia de aumento o disminución cuando uno de los parámetros que la constituyen (proteína y aceite) se destaca, la zona núcleo se destacó por mantener niveles medios altos y estables.

Figura 1. Distribución por zonas de valores medios de los parámetros de calidad de soja en los tres relevamientos; a) proteína, b) aceite y c) profat.

Los mapas de valores acumulados de los dos primeros relevamientos destacan con mayor intensidad de color las zonas con los valores más altos. En la Figura 2, se distinguen en marrón las zonas de NOA, Sudoeste de Córdoba y Sudeste de Buenos Aires por poseer un contenido proteico superior al resto del área. Por el contrario, la zona núcleo, puntualmente el sur de Santa Fe, muestra los mayores niveles de aceite. En cuanto al profat, las zonas NOA y Núcleo, marcadas en verde oscuro, presentaron mayor contenido de proteínas y aceite.

Figura 2. Mapas de parámetros de calidad acumulados; a) proteína, b) aceite y c) profat.

Al comparar las medias nacionales de KAA en los primeros relevamientos, se registraron valores entre 14,36% y 14,81%. Además, se identificó una variación en la proporcionalidad de los cinco aminoácidos que componen a KAA según la zona. Por ejemplo, Buenos Aires sur y Núcleo presentaron mayor contenido de lisina, mientras que NOA y NEA se destacaron por un contenido más alto de aminoácidos azufrados (metionina y cisteína). Comparando ambos años, se observa una disminución en los valores medios de lisina y triptófano en la mayoría de las zonas, mientras que metionina, cisteína y treonina aumentaron, lo que indicaría un efecto de compensación de los valores medios de KAA. Estos valores se ubican por encima de los encontrados en la bibliografía para harinas de soja y posicionan a Argentina en una posición de ventaja frente a países vecinos.

En la campaña 2023/24, los valores medios nacionales de proteína, aceite y profat fueron superiores a los bajos registros de la campaña 2021/22.

El análisis de estos años indica que la calidad depende de varios factores, destacándose la geolocalización por sobre otras variables. No obstante, es necesario continuar evaluando campañas y las relaciones entre dichas variables para diferenciar zonas por calidad composicional y nutricional.

Por último, este trabajo refleja la valiosa interacción entre productores aportantes de muestras y datos, y los profesionales de la Red de Calidad de Cereales y Oleaginosas, quienes desde las diferentes agencias de extensión de INTA, recolectan y aportan los datos para que, luego, el grupo interdisciplinario de especialistas pueda realizar los análisis e informes correspondientes. Además, se agradece el interés y apoyo del sector privado por los aportes a este estudio.

MAQUINARIA AGRÍCOLA

Cosecha a media toda máquina

Por cada grano que se cae, se pueden perder hasta 150 kg/ ha en maíz y 100 kg/ha en soja. Te contamos cómo evitarlo.

Por: Ing. Agr. Antonella Fiore (Prospectiva - Aapresid)

Se viene la cosecha de gruesa y hay que estar preparados. ¿Qué puede pasar si no regulamos adecuadamente el proceso? Pérdidas ¿De cuánto estamos hablando? A nivel nacional, las pérdidas podrían rondar los 100 kg/ha en soja y 150 kg/ha en maíz, según estimaciones que manejan especialistas del sector.

El nivel de pérdida varía según la máquina. Con una cosechadora nueva, bien regulada y trabajando en condiciones normales, con un cultivo estival con rendimiento medio/alto, sin dificultades y en una ventana oportuna, se registran pérdidas de entre 20 y 40 kg/has en soja y alrededor

de 60 kg/has en maíz. Así lo señaló el Ing. Agr. Federico Sanchez, quien actualmente trabaja para John Deere y fue referente en maquinarias del INTA Manfredi. Los datos se desprenden de un estudio sobre 18 mil máquinas activas con un envejecimiento promedio de 11,5 años.

En el caso de máquinas usadas, con más de 10.000 horas de uso, el mantenimiento es un factor determinante para no generar pérdidas, siendo clave la capacidad del operador y las regulaciones que realice. “En soja, la velocidad de cosecha sigue siendo la principal causa de desgrane”, advirtió Sanchez.

¿Qué podemos hacer para evitar pérdidas?

Según el manual “Pérdidas de cosecha. Evaluación y tolerancias en cosecha de Soja, Maíz, Girasol y Trigo” del INTA Manfredi, hay aspectos claves a considerar durante la cosecha en sistemas productivos con siembra directa continua:

1 Evitar el tránsito de acoplados tolva por el rastrojo, descargar en las cabeceras y ampliar la capacidad de la tolva de las cosechadoras.

2 Utilizar neumáticos de baja presión de inflado en los acoplados y sin agua ni lastre en los tractores.

3 No cosechar con excesiva humedad de suelo, incluso si la cosechadora tiene neumáticos de alta flotación.

4 Distribuir uniformemente la paja y la granza que salen de la cosechadora.

5 Cuando se cosecha soja para semilla, es conveniente evaluar el daño mecánico producido al grano mediante el método del hipoclorito, un procedimiento sencillo y eficaz.

6 Equipar a la cosechadora con monitor de pérdidas para chequear permanentemente la cantidad de grano que sale por la cola y realizar ajustes de calibración cuando sea necesario.

7 Contar con un monitor satelital de rendimiento permite grabar información valiosa para mejorar los diagnósticos agronómicos en los próximos cultivos.

Una cosechadora bien equipada y operada con eficiencia debe asegurar granos limpios y sin daños mecánicos, trabajar con niveles de pérdida por debajo de la tolerancia, dejar un rastrojo uniforme y sin huellas, y entregar la información de la variabilidad del rendimiento en forma espacial a través de mapas de rendimiento.

En planteos de siembra directa continua, el sistema de cosecha influye directamente en la calidad de la cama de siembra del cultivo siguiente, condicionando tanto la implantación como el desarrollo radicular posterior.

"En el caso de máquinas usadas, con más de 10.000 horas de uso, el mantenimiento es un factor determinante para no generar pérdidas, siendo clave la capacidad del operador y las regulaciones que realice."

Ante todo, planificación

Antes de comenzar la cosecha en cada lote, se recomienda llevar una planificación previa. Es conveniente tomarnos unos minutos para observar la forma del lote (ancho y largo), la capacidad de los equipos según el ancho del cabezal y la cantidad disponible, además de los equipos de apoyo, con sus tractores y acoplados tolva. Esto permitirá organizar un sector

ABC de la calidad de cosecha y las pérdidas

A Condición del cultivo

Casi siempre, lo primero a considerar es la condición del cultivo. En soja, se debe revisar el porte, la maduración y la humedad del grano. Este último factor influye en el riesgo de apertura de vainas, y los especialistas sugieren un valor de humedad de entre 15-16%, aunque hoy en día suele cosecharse con niveles inferiores al 10%.

En maíz, el mayor problema son los tardíos, que suelen permanecer en el lote hasta julio/ agosto. Las heladas retrasan el secado, el grano queda expuesto a micotoxinas y las plantas pueden tener espigas mal prendidas, lo que aumenta las pérdidas.

En maíces golpeados por la seca, se suelen encontrar espigas desuniformes o plantas con doble espiga, lo que obliga a ajustar el cabezal, buscando un equilibrio entre levantar todo y no incorporar demasiado material. El cabezal debe regularse con pocas vueltas de los rolos y se recomienda utilizar chapas para no desgranar.

de descarga sincronizado con los momentos de llenado de la cosechadora, evitando la circulación innecesaria de máquinas y ciertas situaciones que puedan compactar el suelo.

Con la planificación lista, es momento de repasar las variables más importantes que condicionan la calidad de la cosecha y las pérdidas.

B Velocidad de cosecha

En soja, el cabezal es responsable de casi el 70% de las pérdidas durante la cosecha. El primer elemento mecánico que toma contacto con el cultivo es la barra de corte. En los diseños utilizados en nuestro país, la calidad del corte está directamente influenciada por la velocidad de avance de la cosechadora. A mayor velocidad, más largo será el recorrido de la planta, impulsada por la cuchilla hasta el puntón donde se efectúa el corte. Eso significa que el movimiento lateral y hacia delante de la planta será mayor, lo que incrementa el desgrane y, por ende, las pérdidas.

Por otra parte, el cabezal maicero es diferente al sojero - triguero, pero la velocidad también afecta su desempeño. Las placas espigadoras son el componente crítico en este cultivo, y su eficiencia depende de una combinación de factores: contenido de humedad, rendimiento, consumo de combustible y la presión de terminar el trabajo cuanto antes.

Si la velocidad de avance no está bien coordinada con la del cabezal, se observará un efecto de arrancado del cultivo por parte del cabezal, provocando caída de espigas o el arrancado total de la planta.

Para evaluar el trabajo del cabezal maicero in situ, hay que pararse detrás de la máquina y observar el material que despide por la cola. En un trabajo adecuado, solo debería expulsar marlos limpios y restos de chala. Si despide restos de cana y hojas, o si observamos tallos arrancados o cortados en la línea de siembra, es señal de que la combinación de velocidad de avance, separación entre placas espigadoras y velocidad de rotación del cabezal no es la correcta.

C Rectificación de los elementos en contacto con los granos

Rectificar los componentes que entran en contacto con los granos durante su recorrido por la cosechadora y hasta su descarga en silo o camión, es clave para reducir el daño mecánico. Esto incluye los elementos de trilla y los mecanismos que mueven el grano, como tubos de descarga, tornillos sinfín, etc.

El roce con los granos desgasta el metal y afilado de las superficies, lo que aumenta el daño mecánico de los granos. Este trabajo de rectificación no sólo debe hacerse en la cosechadora, sino también en los sistemas de descarga de la tolva.

Medir pérdidas = ganar eficiencia

¿Es posible medir las pérdidas? Sí, y la técnica del aro, desarrollada por el INTA, es una herramienta fácil y sin costo para hacerlo. Este

método permite determinar las mermas de precosecha y las ocasionadas por la máquina durante la recolección, y puede aplicarse a cultivos como soja y trigo, pudiendo adaptarse también para girasol y maíz.

El procedimiento requiere de una persona atenta y observadora, y cuatro aros de alambre 56 cm de diámetro. La medición se debe hacer en una zona representativa del lote. Allí se juntan los granos y vainas que estén sueltos dentro de cada aro. Las vainas que estén adheridas a la planta por debajo de la altura de corte, también se contabilizan como disminuciones, ya que no serán alcanzadas por el cabezal.

Después del paso del cabezal y antes de que el material sea expulsado por el equipo, se arrojan cuatro aros ciegos: uno debajo del cajón de zarandas (zona central) y otros tres en el área del cabezal.

Las pérdidas por la cola de la cosechadora se determinan por la cantidad de granos sueltos y los obtenidos de vainas o espigas desgranadas

REFERENCIAS

que quedan en la parte superior de cada aro. En tanto, las mermas por cabezal remiten al nivel de granos que se encuentra por debajo de los aros ciegos.

Finalmente, se mide el volumen total de granos recogidos: 60 granos de soja, 33 de maíz, 140 de girasol o 285 de sorgo por metro cuadrado equivalen a 100 kilos de pérdida por hectárea. Otra alternativa es pesar los granos con una balanza y calcular las mermas: 10 gramos por metro cuadrado también representan 100 kilos de pérdida por hectárea.

La medición de pérdidas tiene que ser parte indispensable de la regulación inicial de la máquina, pero también se debe efectuar a lo largo de la jornada de trabajo, ya que las condiciones de cosecha cambian según el ambiente.

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-238

Primera experiencia de Tránsito Controlado Agrícola a nivel extensivo en Argentina

Preocupados por reducir el impacto del tránsito de la maquinaria en la compactación de los suelos, los autores cuentan cómo lograron adaptar el modelo australiano a la realidad productiva local.

Por: Lisandro Repetto¹ y Pablo Besson²

¹Cátedra de Maquinaria Agrícola, FCA-UNR;

²Asociación Argentina de Tránsito Controlado Agrícola (AATRANCA).

aatranca.agro@gmail.com

Del dicho al hecho…

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Esta frase, atribuída a Albert Einstein, nos motivó para explorar la posibilidad de implementar el Tránsito Controlado Agrícola (TCA) en Argentina.

El TCA es una tecnología de procesos que ordena el tránsito de la maquinaria agrícola sobre los lotes para reducir la compactación del suelo, diferenciando dos ambientes: “huella” y “no huella”. Sin un cambio de mentalidad y forma de trabajo, es imposible implementarla.

El país con mayor desarrollo de esta técnica es Australia, con más de 20 años de historia y con un parque de maquinarias y esquema productivo diferente en algunos aspectos al nuestro (trochas y orugas), demostró beneficios significativos. Diversos autores a nivel internacional sobre TCA destacan que, tras 3 a 5 años de implementación, los rendimientos de los cultivos aumentan aproximadamente un 15%, gracias a una mejor infiltración y acumulación del agua de lluvia como consecuencia de dejar de “pisar” el lote en exceso junto con una regeneración de la materia orgánica del suelo.

Sin embargo, lo que más nos motivó fueron los resultados obtenidos en los ensayos de larga duración llevados a cabo por la Ing. Agr. Ph.D. Silvia Imhoff (UNL), y el Ing. Agr. Ph.D. Guido Botta (UNLujan). Estos ensayos, con una duración cercana a los 10 años, generaron valiosos datos locales, con información que va desde el impacto sobre las propiedades del suelo hasta los aumentos de rendimiento obtenidos.

A raíz de lo expuesto, impulsamos el proyecto de investigación “Productividad y propiedades físicas del suelo bajo condiciones de tránsito controlado de la maquinaria agrícola”, dirigido por la Ing. Agr. Ms.C. Laura Ferreras en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. El objetivo fue adaptar el modelo australiano -denominado Controlled Traffic Farming (CTF)- a las condiciones locales para medir posteriormente su impacto sobre las propiedades del suelo, los rendimientos, la industria metalmecánica y el impacto socio-económico en el sector. Las primeras pruebas fueron realizadas en Agrícola Testa, empresa ubicada en Pergamino que apoyó la iniciativa desde el inicio.

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” Esta frase, atribuída a Albert Einstein, nos motivó para explorar la posibilidad de implementar el Tránsito Controlado Agrícola (TCA) en Argentina.

Si es tan buena la técnica, ¿qué faltaba para difundirla?

Los ensayos nacionales se realizaron con tractor-autodescargable, sin ingresar al lote y descargando en las cabeceras, una práctica que resulta difícil de implementar en el país. Y es que la cosecha está a cargo mayoritariamente de contratistas, generando una merma del 18% de la capacidad de trabajo, encareciendo el servicio.

Inspirados en la solución australiana, desarrollamos la primera “bandeja de captación” para autodescargables en Argentina, financiada por HyH Outfitters S.A. y fabricada en Bustinza Goma. Esta herramienta permite descargar la cosechadora en el carro sin generar nuevas pisadas, transitando sobre las huellas previas y sin alterar la operación ni la capacidad de trabajo (Imagen 1).

Imagen 1. Esquema de trabajo sin y con bandeja de captación (arriba); y foto de la primera bandeja de captación en Argentina (abajo), con el Ing. Agr. Lisandro Repetto; Leonel Calderón y el Ing. Agr. Pablo Bessón.

¿Por

qué Tránsito Controlado Agrícola?

El principal beneficio del TCA es la reducción de la superficie pisada, lo que disminuye la compactación del suelo y desencadena un “círculo virtuoso”, donde el resultado final es la mejora sustancial de la estructura:

Este proceso requiere entre 3 y 5 años para mostrar alguna mejora, como el vino: cuanto más tiempo pase, mejor se pone.

El efecto conseguido por este círculo virtuoso manifiesta aumentos de rendimientos muy marcados en años secos, mientras que en años húmedos, el diferencial de rendimiento disminuye porque la resistencia mecánica de los suelos es menor y las raíces pueden seguir explorando mientras este valor sea menor a 2 MPa.

¡Pero cuidado! Pese a que el año húmedo “enmascara” la compactación, se marcan las huellas que mayor compactación generan, hecho que se paga con un menor rendimiento el año seco. En definitiva, el TCA aporta estabilidad en los rendimientos y un incremento sostenido a mediano y largo plazo.

¿Cómo implementar el Tránsito Controlado Agrícola (TCA)?

El éxito en la implementación de esta práctica comienza con un cambio de mentalidad: hay que estar convencidos de hacer las cosas de manera diferente, siempre con el objetivo de reducir la compactación de los suelos. Una vez que el componente dirigencial del equipo de trabajo asume este compromiso, hay que transmitirlo al resto del grupo, especialmente a los operadores de la maquinaria, ya que ellos determinarán el nivel de éxito de la práctica.

1) Diagnóstico

El primer paso es diagnosticar el problema, es decir, conocer el grado de compactación del suelo. Para esto, la Red de Salud de Suelos de Aapresid publicó una guía para el “Diagnóstico de la salud estructural de los suelos”. Allí se sugieren técnicas que miden y observan propiedades como:

Presencia de estructuras laminares

Dirección de crecimiento de las raíces

Test de estallido

Resistencia mecánica a la penetración

Infiltración

Densidad aparente

La capacitación de los operadores es clave. Es importante que entiendan el por qué detrás de este cambio de hábitos al moverse dentro de los lotes y que se sientan protagonistas. Parafraseando a Mascherano en el Mundial de Brasil 2014, ellos son quienes “hoy se convierten en héroes”.

El resto son ajustes tecnológicos que, con un equipo de trabajo comprometido, se pueden realizar sin problemas. Repasemos los pasos más destacados.

2) Evaluación del parque de maquinaria

Paralelamente, se debe estudiar el parque de maquinarias y relevar datos como anchos de trabajo, trochas, dimensiones y presión de neumáticos, con el objetivo de calcular el porcentaje de huellas generadas en función de las distintas operaciones agrícolas y la rotación de cultivos. Una herramienta útil para esta tarea es el CTF calculator, una calculadora que permite estimar el porcentaje de huellas generado con las distintas pasadas.

Veamos un ejemplo práctico: si quiero saber qué superficie de huellas genera una pulverizadora con sus ruedas delanteras alineadas con las traseras, solo debo dividir el ancho de la pisada sobre el ancho de trabajo, ambos expresados en metros:

Ancho de pisada ambos neumáticos

% Sup. transitada x 100 =

Ancho de trabajo

Para una pulverizadora de 36 metros de ancho y neumáticos de 380/90R46, el cálculo sería:

2,1 % x 100 = (0,38 x 2)

Herramientas como AutoCAD permiten proyectar las huellas cuando las ruedas delanteras y traseras no coinciden. Y si se aplican los valores de trochas, dimensiones de neumáticos y anchos de trabajo, se puede calcular el porcentaje de huellas de cada operación. En la imagen 2 se muestran algunos ejemplos.

Imagen 2. Superficie de huella generada por las operaciones de siembra, pulverización y cosechas de soja y maíz.

3) Simulación de escenarios

Una vez obtenidos estos datos, se puede simular qué pasaría en una rotación cuando transitamos al azar, con siembras que cruzan en ángulo cada año, y qué ocurriría con un esquema de TCA, con ajustes en los anchos de trabajo y unificando líneas de guiado.

En la imagen 3 (arriba), se observan las huellas generadas por las operaciones de siembra, pulverización y cosecha durante dos años en una rotación maíz-soja. Con un valor cercano al 80% para la combinación analizada, este valor puede variar entre 70 y 90% dependiendo los anchos de trabajo, trochas y neumáticos. Cuando se analizan 4 años, nos encontramos con el 100% de la superficie transitada y con sectores en los

que se pisó hasta 3 veces. Si llevamos esto a los últimos 20 años de agricultura, nos vamos a encontrar en el lote con sectores que han sido pisados entre 6 y 15 veces, y si se presentan signos de compactación, será en todo el lote.

En el sector inferior de la imagen 3, se ve cómo quedaría la superficie transitada para un esquema de TCA donde coinciden únicamente

anchos de trabajo. En este caso no se trabajó sobre las trochas por cuestiones de costo, pero se observa que la superficie pisada disminuyó a un 33,6%. De esta manera quedan configuradas dos zonas: la “huella”, también denominada “Senda de Tránsito Permanente” (STP) y la “no huella” o resto del lote. Esto permite aplicar estrategias específicas para minimizar el impacto del tránsito.

Imagen 3. Superficie de huellas en una rotación maíz/soja (arriba) con Tránsito no controlado, versus la misma situación con Tránsito Controlado Agrícola (TCA).

En las zonas de huella, se realiza un mapa de presión de contacto de cada neumático para detectar cuál es la huella más agresiva y así ajustar neumáticos y presión de inflado. El uso de neumáticos radiales, de alta flotación u orugas, junto con monotolvas de 6 y hasta 8 ruedas, ayuda a disminuir la presión de contacto con el suelo, más aún si se montan con neumáticos de alta flotación.

Además, se efectúa un seguimiento del rendimiento del cultivo sobre la huella, la forma y dirección de crecimiento de las raíces, y la densidad aparente para determinar la compactación relativa (CR) de la huella, la infiltración y la resistencia mecánica a la penetración. Estas mediciones permiten anticiparse a problemas y evitar que la compactación llegue a un punto de “no retorno”.

Zona de huella

Las huellas se pueden sembrar durante los barbechos con cultivos de servicio que ayuden a mejorar la estructura gracias al desarrollo de sus raíces. Se recomienda mezclar especies con distintos sistemas radicales que se complementen en la exploración. Estas siembras pueden realizarse durante la cosecha, acoplando un sistema de distribución de semillas en el cabezal sobre el ancho de la zona de huella; o se pueden realizar posteriormente con una

sembradora que trabajen solo los cuerpos que transitan la zona de huella.

Controlar la presión de contacto de los neumáticos, sembrar raíces en las huellas y optimizar la entrada al lote con un valor de humedad de suelo que minimice la posibilidad de marcar huellas, ayuda a mantener la zona de huella con rendimientos aceptables de los cultivos.

Esta es la zona estrella, donde la naturaleza realiza “su magia”. Al quedar libre del tránsito de maquinaria, el suelo inicia su regeneración estructural. La mayor acumulación de agua gracias a la mejor infiltración, hace girar el círculo virtuoso que nombramos al principio y comienza un proceso de regeneración del suelo como consecuencia de la acumulación de materia orgánica, lo que aumenta el secuestro de carbono.

Los cultivos de servicio son un catalizador de este proceso gracias al trabajo que realizan las

raíces y la cobertura lograda. Si es posible incluirlos en la rotación, su uso es altamente recomendable.

Los primeros signos de mejora pueden observarse entre los 3 y 5 años, dependiendo de la textura del suelo, el clima y las rotaciones implementadas. Pero sin dudas, cuanto más tiempo pase, el suelo estará más cerca de su equilibrio original y de alcanzar su potencial.

Ya hablamos del cambio de mentalidad y del compromiso necesario para implementar el TCA, pero nada dijimos de la tecnología involucrada. Como se trata de una tecnología de procesos, no requiere comprar insumos específicos: con lo que tenemos hoy tranqueras adentro, es posible tomar acciones para pisar menos los lotes.

Tecnología: una aliada estratégica Asumiendo que un gran porcentaje de las siembras, pulverizaciones y cosechas se realizan con piloto automático, se podría comenzar usando las mismas líneas de guiado para todas las operaciones. Aunque los anchos de trabajo no coincidan porque no son múltiplos, esta simple acción ya disminuye significativamente las huellas generadas. Eso sí, hay que repetir las líneas todos los años; las experiencias realizadas indican que esta práctica puede reducir el

Zona de no huella

porcentaje de huellas entre un 50 y 60%. Otra acción puede ser que el equipo tractor-autodescargable transite únicamente por las huellas de la cosechadora, saliendo de ellas sólo al momento de descargar el grano. Esto reduce las huellas que generan las tolvas, sin necesidad de incorporar bandeja de captación ni piloto automático en el tractor.

Estas acciones no llevan implícito ningún gasto, solo ordenar lo que tengo, y aunque los porcentajes de huella aún son elevados, es un inicio para mitigar la compactación. Si se quiere avanzar hacia un esquema donde se pise menos, será necesario invertir en modificaciones y tecnología.

Argentina cuenta con la tecnología necesaria para implementar TCA desde hace varios años. Los pilotos automáticos son fundamentales para garantizar el seguimiento de las líneas madres, y el uso de señales con repetitividad a través de los años asegura el “no corrimiento” de la línea. Entre las opciones disponibles, la señal RTK es la más apropiada ya que garantiza ese “no corrimiento” de por vida. Además, las plataformas digitales que trabajan con intercambios de datos por telemática y los monitores con softwares cada vez más amigables, facilitan la operatividad.

A medida que se avanza en el esquema y se modifican los anchos de trabajo apuntando a un módulo elegido, junto con el uso de señales de precisión y el ajuste de alguna trocha, se pueden conseguir valores entre el 30 y 40%, a medida que se renueva el parque de maquinaria. No es imprescindible cambiar los anchos de trabajo de

un año para el otro: se pueden aplicar esquemas alternativos hasta alcanzar la madurez del sistema en función de la realidad de cada productor. En Australia, los porcentajes de huella rondan el 15%, gracias a que todas las máquinas llevan una misma trocha y se usan orugas. Si bien esto aún es muy costoso para la realidad productiva argentina, ya hay algunos productores analizando esta opción para un futuro cercano.

Aunque hay varios esquemas híbridos con diferentes anchos de trabajo y trochas, una forma sencilla de pensarlo es la siguiente: en un cultivo de maíz, tenemos un grupo de máquinas que tienen anchos de trabajo múltiplos entre sí (Imagen 4). En general, la cosechadora es el equipo de menor ancho de labor, mientras que la sembradora puede tener igual o el doble de la dimensión que la cosechadora y la pulverizadora efectuar una aplicación equivalente a 3 o 4 anchos de corte de la plataforma de la máquina cosechadora. Gestionando el tránsito de un equipo como el descripto, con líneas de guiado pre establecidas y fijas, se reduciría el área transitada al 35% de la superficie total del lote.

Imagen 4. Esquema con anchos de trabajo múltiplos entre sí.

Presente del TCA en Argentina: ¿dónde estamos?

La primera experiencia en nuestro país se está llevando a cabo en los campos de HyH Outfitters S.A., en la provincia de Chaco. Sin la convicción y el compromiso de los dueños de la firma, con Alejandro Hayes a la cabeza, hubiera sido imposible que hoy estemos mostrando estos avances en el país.

Se trabajó en conjunto con los operadores de las maquinarias conducidos por Leonel Calderón y con el grupo de ingenieros agrónomos liderados por el Ing. Agr. Leandro Zilli, para coordinar la implementación del TCA sobre 600 hectáreas el primer año, para pasar a 5.700 este segundo. Además, se dejaron lotes testigos para evaluar a futuro el impacto de esta técnica sobre los suelos y los rendimientos.

Imagen 5. Descarga de maíz sobre la bandeja de captación en lotes bajo TCA de la firma HyH Outfitters SA. Nótese que el tractor-monotolva está siguiendo la huella de la cosechadora. Los tres equipos guiados por RTK.

Imagen 6. Cosecha de maíz en TCA: el monotolva no genera nuevas huellas y transita sobre las huellas de la cosechadora.

Durante este 2025, se pondrán en marcha otros proyectos que, junto con el mencionado, sumarán cerca de 10.000 hectáreas bajo TCA en Argentina. Esto motivó la conformación de la Asociación Argentina de Tránsito Controlado Agrícola (AATranCA), un espacio para intercambiar experiencias, ideas y conceptos entre quienes adoptan esta técnica o estén interesados en hacerlo.

En Aapresid, a través de la Red de Salud de Suelos del Programa Sistema Chacras, liderada por el Ing. Agr. Rodolfo Gil y la Ing. Agr. Lina Bosaz, también se comenzó a trabajar fuertemente este tema junto a especialistas en suelos y maquinaria agrícola. El objetivo del proyecto es brindar información para realizar diagnóstico de salud física de suelo y definir líneas de trabajo que permitan medir el impacto del TCA.

"El objetivo del proyecto es brindar información para realizar diagnóstico de salud física de suelo y definir líneas de trabajo que permitan medir el impacto del TCA."

Conclusiones

Cada nueva tecnología que surge enfrenta resistencias iniciales, pero con el paso del tiempo se incorpora y se adopta. Así pasó con la siembra directa, los pilotos automáticos, el corte por sección, la dosis variable, etc. Lo mismo sucederá con el TCA, y seguramente quienes lo implementen primero serán quienes obtengan mayores ventajas, logrando mayor eficiencia en el uso del agua. Pero no debería ser una tecnología que se aplique de manera aislada: el TCA debe ser parte de un conjunto de “buenas prácticas” que acompañen a la siembra directa, en este caso, ofreciendo una solución al problema de la compactación.

Como todo proceso biológico, sus resultados se ven en el mediano y largo plazo. Por lo tanto, hay que ser pacientes y trabajar con firmeza, enfocados en prevenir la compactación y no buscando soluciones para “romperla”. No olvidemos que siempre es más rentable prevenir que curar y, como decía Albert: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Chía: la semilla que está de moda

En los últimos años, la creciente demanda de este grano despertó el interés de productores de la región. Especialistas del INTA Salta investigan el manejo agronómico del cultivo para maximizar su rendimiento y definir las mejores prácticas.

Por: Ing. Agr.

Antonella Fiore

Prospectiva - Aapresid

La chía es un cultivo originario del centro y sur de México, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Su alto contenido de ácidos grasos omega-3 y sus beneficios en la prevención de enfermedades cardiovasculares, la posicionan como una alternativa productiva en el noroeste argentino (argentina.gob.ar). Un equipo de especialistas del INTA se enfoca en el estudio del cultivo para ajustar su manejo agronómico adaptado a las características agroclimáticas de la región.

Gentileza: www.abc.com.py

Martín Acreche, coordinador del equipo de Ecofisiología del INTA Salta, explicó que, en términos de temperatura y fotoperíodo, la chía se presenta como una excelente alternativa de diversificación para los cultivos tradicionales en el norte del país, como la soja y el maíz.

Sin embargo, a pesar de su adaptabilidad, la superficie cultivada en Argentina se mantiene relativamente baja, alcanzando aproximadamente 40.000 hectáreas en la actualidad. “El

área sembrada en la región ha experimentado fluctuaciones por factores climáticos -como las heladas- y por la variación de los precios internacionales”, indicó el especialista.

A partir de estudios recientes, el equipo liderado por Acreche determinó que una densidad de 21 plantas por metro cuadrado y un espaciamiento entre surcos de 0,26 m, permite un mejor aprovechamiento de la luz, mejora la competencia con malezas y potencia el rendimiento.

Según el Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP), existen numerosas variedades de chía, destacándose la chía blanca y la negra en cultivos comerciales. Las semillas blancas son utilizadas para la extracción de aceites y tienen mayor aceptación en los mercados internacionales.

Además, se están explorando nuevas aplicaciones de la chía en la industria alimentaria, como la elaboración de bebidas y productos horneados.

Principales aspectos agronómicos de la chía

Este cultivo crece en condiciones tropicales y subtropicales y no es tolerante a las heladas.

En cuánto a las condiciones edáficas, su crecimiento se ve favorecido por la disponibilidad de una amplia variedad de nutrientes y humedad, siendo esta última fundamental para lograr una buena germinación. Una vez establecida, la plántula tolera bien condiciones de agua limitadas. En cuanto al suelo, el cultivo se desarrolla mejor en suelos arenosos-limosos, aunque también puede crecer en suelos arcillosos-limosos con buen drenaje.

La chía es sensible a la duración del día, ya que es una especie de días cortos, por lo que su período de crecimiento y fructificación dependerá de la latitud en la que se cultive.

Los primeros 45 días son críticos, debido a su crecimiento lento durante ese período, lo que la hace vulnerable a la competencia con malezas, principalmente las latifoliadas, por luz, nutrientes y agua.

"La chía se presenta como una excelente alternativa de diversificación para los cultivos tradicionales en el norte del país, como la soja y el maíz."

REFERENCIAS

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Gentileza: Diario La Nación.

7 DATOS INTERESANTES SOBRE EL CULTIVO DE CHÍA

Suelo: Se desarrolla mejor en suelos arenosos-limosos, aunque puede crecer en suelos arcillosos-limosos bien drenados. La planta es bastante resistente a suelos alcalinos y pocos profundos, y se adapta a suelos con diferentes niveles de nutrientes

Requerimientos hídricos: Necesita humedad en su fase inicial, pero una vez establecida, la plántula es resistente a la sequía.

Ciclo: Dura alrededor de 150 días entre siembra y cosecha, según la zona. Los primeros 45 días son críticos por su lento crecimiento y la competencia con malezas.

Floración: La planta florece con días cortos (<12 horas luz). Es clave la ausencia de lluvias que afecten las flores y el polen (fecundación cruzada).

Fructificación: No deben producirse heladas ya que reducen el contenido oleico del grano, afectando su calidad. Para obtener semillas con más aceite (+50%), se requiere una amplitud térmica diaria de 15 ºC.

Plagas y enfermedades: Si bien es bastante resistente, en zonas subtropicales enfrenta plagas como “mosca blanca” (virus TYLC) y el hongo Sclerotinia sp, que produce un fruto (esclerocio) muy difícil de separar.

Cosecha: En períodos secos, sin exposición a lluvias ya que dificulta su recolección y afecta su calidad. Grano: >11% de humedad (almacenamiento).

Cuando calienta el sol… El ganado lo sufre

Las altas temperaturas ponen a prueba la producción ganadera. ¿Cómo hacerle frente a las olas de calor y prevenir el estrés térmico en bovinos?

Por Dr. Ing. Agr. José Martín Jáuregui

Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL).

En las últimas semanas, gran parte de Argentina ha experimentado lo que se conoce como “olas de calor”, con temperaturas que superaron los 40 °C en varias localidades. A pesar de que algunas zonas recibieron lluvias que brindaron alivio, se espera que estos fenómenos sigan ocurriendo durante la temporada estival.

Una ola de calor se define como un período prolongado de clima inusualmente cálido, que se extiende por al menos tres días consecutivos en una extensa área. Para que se la considere como tal, la temperatura debe superar el percentil 90 de la serie histórica local, es decir, ubicarse dentro del 10% de los días más calurosos registrados para esa zona y fecha específica, manteniéndose por al menos 48 a

72 horas, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Estos eventos extremos no son simples fenómenos meteorológicos, sino que representan un serio riesgo sanitario y productivo. En un contexto de aumento global de las temperaturas, estos eventos climáticos parecen haberse agravado en las últimas décadas, lo que genera desafíos importantes para los sistemas productivos y para la sociedad.

Los bovinos son especialmente sensibles a las altas temperaturas, aunque su tolerancia varía según la genética. Las razas europeas (Bos taurus), predominantes en la producción de carne en Argentina, tienen una zona de confort relativamente estrecha, entre 5 y 20 °C, mientras que las razas índicas (Bos indicus) y sus cruzas toleran mejor el calor, con un rango óptimo entre 10 y 27 °C. Por encima de estos valores, los animales comienzan a experimentar estrés térmico

Sin embargo, la temperatura ambiente por sí sola no determina el nivel de estrés. La humedad, la radiación solar y la velocidad del viento juegan un papel fundamental. Por esta razón, se utiliza el Índice de Temperatura y Humedad (ITH) que ofrece una medición más precisa. Este índice considera que las condiciones son normales cuando el valor es menor a 75, pero la situación se torna progresivamente más riesgosa a medida que aumenta, alcanzando niveles de alerta entre 75 y 78, de peligro entre 79 y 83, y de emergencia por encima de 84 unidades (Tabla 1)

"La humedad, la radiación solar y la velocidad del viento juegan un papel fundamental."

Tabla 1. Índice de temperatura y humedad (ITH).

Respuesta fisiológica al estrés térmico: un enemigo silencioso

Al igual que otros rumiantes los bovinos responden al aumento de la temperatura corporal mediante adaptaciones fisiológicas progresivas. El proceso comienza cuando la temperatura corporal supera los 39 °C. En esta fase inicial, los animales aumentan su ritmo respiratorio y frecuencia cardíaca para disipar el calor, buscan zonas de sombra y consumen más agua, mientras que la ingesta de alimento empieza a reducirse. En sistemas pastoriles esto se traduce en cambios en los patrones de pastoreo: los animales permanecen en la sombra durante las horas de mayor calor (10 a 18 hs) y comen en las horas más frescas del día. Cuando el calor es muy fuerte, no llegan a cubrir las horas necesarias de pastoreo para abastecer sus requerimientos nutricionales.

Si el estrés persiste, los animales entran en una fase de adaptación más severa. La respiración se vuelve notablemente agitada, pudiendo superar las 100 respiraciones por minuto, aparece el babeo característico y el consumo de alimento puede caer hasta un 35%, afectando la producción de carne. Además, la temperatura rectal supera los 39.5 °C y los animales pasan más tiempo echados, tendiendo a agruparse.

En casos extremos, cuando los mecanismos compensatorios resultan insuficientes, los animales entran en una fase de agotamiento. El jadeo se vuelve severo, con la boca abierta y la lengua expuesta (Foto 1), la temperatura corporal puede superar los 41 °C y se muestran letárgicos, con signos evidentes de deshidratación. Sin una intervención adecuada, esta situación puede llevar a la muerte.

¿Cómo prevenir el estrés térmico?

La primera estrategia consiste en elegir la raza correcta. Como se mencionó al inicio, las razas originarias de Europa son menos tolerantes al calor que las índicas. En muchas regiones, las cruzas como Brangus o Braford logran un buen equilibrio entre producción y calidad de carne. No obstante, en regiones con climas muy cálidos, es clave aumentar el porcentaje de sangre cebú para asegurar su adaptación al ambiente y prevenir el estrés calórico.

Otra estrategia esencial es la provisión de sombra. Si hablamos de sombras artificiales, debemos calcular entre 3 y 4 metros cuadrados por animal, con estructuras de al menos 3 metros de altura para garantizar una buena ventilación. Las mallas media sombra, que reducen la radiación solar en al menos un 80%, o los techos de chapa con espacios, son opciones válidas. Algunas de estas sombras artificiales son móviles y pueden trasladarse a los lotes en los que haga falta con un tractor (Foto 2).

Foto 1. Vaca y ternero jadeando. Este es el último mecanismo fisiológico del bovino para intentar bajar la temperatura corporal.

Los árboles, por su parte, son una mejor opción para el ganado en pastoreo y reducen la temperatura más que las estructuras artificiales gracias a la transpiración de sus hojas. En zonas de monte, mantener parte del estrato arbóreo es una estrategia eficaz para que el ganado tenga refugio y sombra, y se refresque en los momentos más difíciles del día.

El manejo nutricional también juega un papel fundamental. En períodos de calor intenso, conviene reducir la oferta de fibra (forrajes de baja calidad) y aumentar la energía digestible de la dieta, por ejemplo, con más granos o subproductos de alta digestibilidad como el afrechillo de trigo. En sistemas pastoriles, si no contamos con suplementos, se pueden dar rollos de alta calidad. Esta estrategia, conocida

Foto 2. Imagen de media sombra móvil.

como “dietas frías”, ayuda a reducir el incremento de temperatura generado por el proceso digestivo, que es mayor cuanto menos digestible es el alimento.

Por otro lado, debemos procurar distribuir el suministro de alimento en los momentos más frescos del día, ofreciendo una parte temprano en la mañana y el resto al atardecer. El acceso al agua fresca y limpia resulta crucial: un novillo puede consumir más de 50 litros diarios en condiciones de estrés térmico, por lo que se debe garantizar un suministro constante de agua limpia y, de ser posible, a menos de 25 °C.

Por último, y como regla general, se debe evitar el movimiento de los animales en las horas de mayor temperatura. El incremento de actividad genera calor adicional y agrava el estrés térmico. Por eso, las tareas como vacunaciones o traslados de hacienda, se deben realizar temprano en la mañana, evitando encierres prolongados que pueden agravar la situación.

Conclusión

El impacto del estrés térmico puede manifestarse de diversas formas: menor ganancia de peso, reducción en la producción de leche, problemas reproductivos (disminución de la fertilidad, aumento de abortos) y, en casos severos, mortalidad. Por esta razón, invertir en medidas preventivas suele resultar altamente rentable en el mediano plazo. La clave del éxito radica en implementarlas antes de que se presenten las condiciones críticas.

El monitoreo constante del comportamiento animal y del ITH permite detectar tempranamente las situaciones de estrés y ajustar las medidas de manejo según sea necesario. La experiencia demuestra que la combinación de diferentes estrategias resulta más efectiva que la aplicación aislada de medidas individuales.

5 dudas a la hora de hacer un silo de maíz de planta entera

¿Maíces de primera o tardíos? ¿Qué hacer si el cultivo viene mal?

¿Cuándo conviene picar? Respondemos estas y otras dudas para lograr un ensilado de calidad.

Por: Ing. Agr. María

Eugenia Magnelli

Para Aapresid Prospectiva

A la hora de sumar energía en la dieta de un rodeo, el silo de maíz es una opción indiscutida. Sus altos rendimientos de materia seca (MS) por hectárea, el buen valor energético aportado por el almidón de los granos, su palatabilidad, la rapidez de cosecha mediante el corte directo de la planta entera y los bajos costos de almacenamiento, lo convierten en un excelente recurso forrajero para lograr altas producciones de leche y ganancias de peso.

En esta nota, despejamos algunas de las dudas más frecuentes que surgen al momento de confeccionar un silo de maíz de planta entera y repasamos conceptos que tenés que saber para llevar la producción a otro nivel.

¿Existen diferencias entre maíces de primera o tardíos?

Una tendencia que creció en la última década en la región pampeana es retrasar la fecha de siembra de maíz. Las siembras de diciembre (maíces de segunda y/o tardíos) fueron ganando adeptos respecto a las de septiembre a octubre (maíces de primera o tempranos). Ahora bien, ¿existen diferencias entre un maíz temprano y uno tardío a la hora de confeccionar un silo de planta entera?

Un trabajo realizado por Yésica Chazarreta (CONICET- INTA Pergamino), S. Alvarez Prado (FCA UNR, CONICET) y M. E. Otegui (CONICETFAUBA), analizó el impacto de la fecha de siembra sobre la aptitud granifera y forrajera de un conjunto de híbridos de maíz en la zona de Pergamino. Los resultados indicaron que, para los ambientes evaluados, las siembras tempranas (mediados de octubre) presentaron mayor índi-

ce de cosecha y rápido secado de los granos (Figuras 1, 2 y 3), mientras que las siembras tardías (mediados de diciembre) tuvieron una mayor duración de la ventana de picado y producción de materia verde (Figuras 4 y 5). Un punto importante es que el mejor híbrido para grano NO siempre es el mejor híbrido para silaje. La elección de los mismos debe hacerse en función del ambiente, fecha de siembra y destino final del cultivo.

"El mejor híbrido para grano NO siempre es el mejor híbrido para silaje. La elección de los mismos debe hacerse en función del ambiente, fecha de siembra y destino final del cultivo."

Figura 1. Rendimiento en grano (kg/ha) en función de los ambientes explorados.

Figura 2. Índice de cosecha en función de los ambientes explorados .El color verde corresponde a las siembras tempranas (octubre) y el rojo a las tardías (diciembre).

Figura 3. Humedad de los granos en función de los días desde la floración. Las fechas indican el momento de humedad comercial (14.5%). El color verde corresponde a las siembras tempranas (octubre) y el rojo a las tardías (diciembre).

Figura 4. Materia seca (%) de planta completa en función de los días desde la floración. El color verde corresponde a las siembras tempranas (octubre) y el rojo a las tardías (diciembre). El recuadro gris indica la ventana de picado óptima para silaje .

Figura 5. Producción de materia verde en función de los ambientes explorados. El color verde corresponde a las siembras tempranas (octubre) y el rojo a las tardías (diciembre).

Según la visión del Ing. Agr. Pablo Cattani (Espacio Forrajero), la diferencia entre los maíces de primera, segunda o tardíos pasa más por cuestiones estratégicas de manejo: esquemas de rotación, diversificación de riesgos, ajuste de los períodos críticos en los momentos más llovedores de la zona, etc. “Hay que tener muy claro cuál es el objetivo de hacer un silo de maíz, que es generar energía, que es lo más costoso en la dieta. Por lo tanto, hay que picar muy tarde, alrededor de 40% de MS o 45% de MS si es para carne, y ahí tratar de lograr muchísimo grano”, señaló. A la hora de elegir un híbrido, lo ideal es que tenga una relación

grano/planta 1 a 1, sabiendo que de esta manera los mayores componentes nutricionales, e incluso la digestibilidad total del silaje, estará representada por la cantidad de almidón (grano) aportado a la dieta.

En cuanto a tamaño de picado, partido de grano y ventana de picado, Cattani aclaró que no hay diferencias significativas entre un maíz de primera, segunda o tardío. “En algunos casos, la ventana de picado en maíces de primera suele ser un poco más corta debido al sofocón de enero que se da en muchas regiones, pero si llueve, esto no termina pasando”, complementó.

¿Qué hacer si el cultivo viene mal y decido picarlo?

Este año, la provincia de Santa Fe y el centro norte de Buenos Aires atravesaron un déficit hídrico y olas de calor a fin de año y parte del mes de enero. Esto hizo que muchos maíces se adelantaran, se arrebataran y no formarán prácticamente grano. En estos casos, Catta-

ni recomendó picar en el orden del 30 a 35% de MS. Si aún no se llega a ese valor, conviene agrandar un poco el tamaño de picado para evitar pérdidas de agua. En estas situaciones, el objetivo del silo cambia y se enfoca en lograr calidad de la fibra.

¿A qué rendimientos podemos aspirar en un maíz para silo?

El rinde del silo depende mucho del potencial de la zona y de cómo viene el año. “Tenes rendimientos de 25 t/ha en el norte de Santa Fe, y hasta 50 t/ha en la zona núcleo. Todo va a depender de las condiciones en las que se desarrolló el cultivo”, subrayó el especialista.

Si al maíz para silo se le aplica tecnología, se lo siembra en un lote adecuado, con buen manejo de barbecho, malezas y enfermedades, con un híbrido de buen potencial y suficiente provi-

sión de nutrientes, los rendimientos se elevan y compensan ampliamente el costo de producción y de picado por hectárea. Un maíz de mayor producción requiere de menos superficie.

"Picar en el orden del 30 a 35% de MS. Si aún no se llega a ese valor, conviene agrandar un poco el tamaño de picado para evitar pérdidas de agua."

¿Qué tengo que saber a la hora de picar un maíz para silo de planta entera?

Según el representante de Espacio Forrajero, hay varios puntos a tener en cuenta:

Materia seca: Lo ideal es picar entre 35 y 40% MS, pudiendo incrementar a 45% MS si el silo se destina a la producción de carne.

Altura de corte de la planta a ensilar: Se recomienda cortar sobre la inserción de la primera hoja de maíz. Elevar la altura de corte concentra el almidón aportado por el grano y reduce la proporción de partes indigestibles en la masa total ensilada.

Tamaño de picado: El objetivo es lograr partículas uniformes de 1,5 cm en promedio. Se tolera un 10% de material más grande, pero que no supere los 10 cm para evitar que los animales lo rechacen en el comedero.

Partido de grano: Al menos el 70% de las porciones de grano en el alimento debe rondar los 0.5 cm para facilitar la disponibilidad del almidón dentro del rumen. En 1 litro de silo, no debería haber más de 2 o 3 granos enteros.

¿Cómo realizar el proceso de extracción sin perder calidad?

El oxígeno es uno de los principales enemigos del silo, ya que desencadena procesos no deseables como oxidación de la materia orgánica, desarrollo de patógenos, putrefacción del material ensilado, etc.

En este sentido, el llenado del silo bolsa se debe realizar rápidamente a medida que se cosecha el maíz. Simultáneamente, hay que ir compactando la biomasa para evitar bolsas de aire. En cuanto al proceso de extracción, Cattani recomendó remover entre 30 y 40 cm diarios de la cara exterior del silo, ya que esta parte queda expuesta a la oxidación y, en consecuencia, se pierden mega calorías y potencial productivo.

Agradecimientos:

Agradecemos a Yésica Chazarreta y Pablo Cattani por sus valiosos aportes en esta nota.

El sembrador de ideas que llevó la siembra directa a las aulas

Desde que introdujo la primera sembradora de siembra directa en Lincoln hasta fundar Aula Aapresid, Miguel Álvarez demuestra que el cambio empieza cuando nos atrevemos a romper esquemas y probar algo diferente.

"Era un catafalco infernal, lleno de fierros". Así describe Miguel Ángel Álvarez aquella sembradora Fankhauser que llevó a Lincoln en 1993, la primera máquina de siembra directa de la región. En ese entonces, los campos sufrían los embates de la erosión eólica -con suelos que literalmente se volaban por el aire tras décadas de arados y rastras. Miguel convenció a la empresa en la que trabajaba de que no hacía falta

gastar fortunas en tractores potentes. "Podíamos quedarnos con los que teníamos y empezar a hacer siembra directa", cuenta.

A diferencia de lo habitual, no arrancó probando con cultivos como maíz o soja, sino con verdeos y praderas. “Lo más difícil”, reconoce, pero quiso empezar en el haras que tenía la firma, con lotes más chicos. “¿Cómo vas a sembrar sin arar? ¡Estás loco! ¡No va a funcionar!”, eran algunos de los comentarios que recibía de productores y contratistas que lo miraban del otro lado del alambrado. Pero Miguel estaba convencido: ese monstruo de fierros tenía el potencial de cambiarlo todo.

Ficha personal

Nombre: Miguel Ángel Álvarez

Profesión: Ingeniero agrónomo, especialista en manejo ganadero.

Lugar de nacimiento: Nació en Villa Ballester (Buenos Aires), vivió en Caballito y desde 1988 en Lincoln.

Familia: Casado con Mariana, tienen tres hijos: Pablo, Rodrigo y Agustina.

Hobbies: “Viajamos mucho con Mariana; nos gusta mucho conocer destinos no habituales, pueblos chiquitos en los que te podés sentar a conversar con la gente local. Le encontramos sabor a las cosas sencillas pero más auténticas”

Y así fue. Ese mismo año, se hizo socio de Aapresid y comenzó a participar de los congresos y a intercambiar información, porque “eso es Aapresid". Cuatro o cinco años después, aquellos que lo miraban con escepticismo ya estaban comprando sus propios equipos de siembra directa. “La gente es necia pero no es tonta”, sostiene.

“Uno propone y Dios dispone”

Miguel estudió ingeniería agrónoma en la UBA. Entre sus compañeros de estudio figuran nombres que hoy son referentes: Jorge González Montaner, Fernando Andrade, Mariano Winograd, Gerardo Bartolomé y Fernando García, entre otros. “Personas muy valiosas que terminaron siendo grandes profesionales; de hecho con algunos hoy trabajo como asesor”.

Ni bien se recibió, entre el 81 y el 82, se fue a hacer un máster en Planificación Rural a Zaragoza, España. “Por supuesto cuando volví no pude aplicar nada, porque hablar de planificación o de ordenamiento en ese momento era como hablar de inteligencia artificial”, dice. “Conocí mucha gente, aprendí mucho pero arrancamos para otro lado. Uno propone y Dios dispone”, reafirma.

Gracias a un amigo veterinario, consiguió su primer trabajo en un haras de caballos de carrera en Mercedes, donde le pidieron desarrollar planteos forrajeros. Como no había nadie que se dedicara a esto, empezó a asesorar a otros haras, y finalmente terminó trabajando en uno de Lincoln, propiedad de la familia Duggan, ganaderos con gran tradición en la zona. Allí también se encargó del manejo productivo y, de paso, echó raíces en esta localidad.

En el feedlot La Loma, proyecto que lideró durante varios años, implementando prácticas ganaderas sustentables.

"El cambio empieza cuando alguien se anima a romper esquemas y demuestra que es posible hacer las cosas de otra manera."

La idea de dio impulso a Aula Aapresid

Miguel fue uno de los impulsores de Aula Aapresid, el proyecto liderado por los Grupos Regionales para difundir en ámbitos educativos, gubernamentales y otras organizaciones el espíritu de la institución y el impacto de un modelo de producción basado en la SD y las buenas prácticas agrícolas.

¿Cómo surgió la idea? Todo empezó en el 9° Encuentro Anual de Regionales (EAR) de 2010, en Melincué. “En ese momento ya había cuestionamientos hacia las formas de producir y la visión que se tenía sobre el agro en las escuelas y colegios no era la mejor. Estábamos trabajando sobre Planificación Prospectiva y se nos ocurrió armar un plan para llevar información y nuestra visión a los ámbitos educativos, donde la gente se forma. Es más fácil discutir cuando

la masilla está fresca, porque después cambiar prejuicios cuesta mucho más”.

La idea conectaba con otro costado de Miguel: la docencia. Había sido jefe de cátedra de “Botánica y ecología” en un posgrado de paisajismo para arquitectos. “Fui docente dos años, pero tuve que dejar porque no me daban los tiempos”, cuenta. Aunque breve, esa experiencia reafirmó algo que siempre le gustó: enseñar.

Miguel quedó tan entusiasmado con la idea que surgió en el EAR que enseguida se puso manos a la obra. Estuvo cinco meses armando un Power point con información que fue recolectando y fotos que tenía. Así salió el primer ppt de Aula que presentaron el 30 de junio de 2010 en la Escuela del Alba, de Lincoln, donde iban sus hijos (ver foto).

Registro de la primera charla de Aula Aapresid en la Escuela del Alba (Lincoln), junio de 2010.

Miguel perdió la cuenta de cuantas charlas le tocó dar, es que al principio pocos socios se animaban a la exposición. “Fue uno de los problemas iniciales. La gente tenía pánico escénico. Somos productores, no expositores. Pero de a poco fuimos cambiando el chip. Si estamos convencidos de lo que hacemos, salgamos a comunicarlo”.

Entre las miles de anécdotas que fue juntando, se acuerda de una charla que organizó la regio-

nal Tres Arroyos. “Habían reunido a todos los colegios del pueblo, ¡eran más de 800 estudiantes, una locura! Me sentía un rockstar”, bromea.

Hoy ya no está más en Aula aunque sigue involucrado con la regional Lincoln. A 15 años de esa primera charla, siente mucho orgullo de haber llevado adelante aquella idea. “El cambio empieza cuando se genera la idea y se pone en práctica. No sirve discutir y decir ‘habría que hacer tal cosa’, queda en potencial. Hay que actuar”.

Con amigos de la Regional Lincoln-Gabriel Garnero

La experiencia africana que dejó huella

En su historial también figura una experiencia en África. En 2013, junto a su amigo Carlos Van der Straten, buscaron llevar la siembra directa a Kenia. Recorrieron zonas productivas como Eldoret y Nakuru, buscando mostrar una alternativa a las prácticas convencionales que deterioraron los suelos durante generaciones.

“Era como mirarnos en el espejo de hace 35 años, con la misma desconfianza inicial”, cuenta Miguel. Aunque el proyecto quedó trunco por la crisis del ébola, la experiencia reafirmó su convicción: el cambio empieza cuando alguien se anima a romper esquemas y demuestra que es posible hacer las cosas de otra manera.

Aula Aapresid en San Jorge
Miguel y Carlos Van der Straten en Kenia, promoviendo la siembra directa junto a productores locales.

“Como todo jubilado argentino, hay que seguir trabajando… y viajando también”

Aunque técnicamente está jubilado, Miguel no conoce la palabra quietud. “Como todo jubilado argentino, hay que seguir laburando”, dice entre risas. Hoy, junto a su socio Joaquín Simón -actual ATR de la regional Lincoln-, sigue asesorando planteos agrícolas y ganaderos, y colaborando con importantes estancias y cabañas de la zona.

Hasta hace poco, junto con su mujer, estuvieron a cargo del feedlot sustentable “La Loma”, una propuesta que apostó al desarrollo y producción de carne sustentable, agregando valor al sistema ganadero. “Si bien el feedlot es una práctica que no tiene buena prensa, quisimos demostrar que se puede trabajar bien y cuidar el ambiente en el encierre a corral de terminación”.

Con Gabriel Garnero, compañero de facultad y entrañable amigo. Pionero de la SD en La Pampa. En homenaje a él, la Regional Lincoln lleva su nombre.

Está casado con Mariana, abogada y productora agropecuaria, y “también devenida contadora, ya que se encarga de los números”. Tienen tres hijos: Pablo, que es gerente de Cofco en Junín, Rodrigo, profesor en la Escuela del Alba, y Agustina, contadora.

Cuando no está en el campo, disfruta de su otra pasión: viajar. Pero nada de destinos que podrían catalogarse como ‘típicos’. “Con Mariana nos gustan los pueblos chicos o los lugares no tan conocidos; le encontramos sabor a las cosas más sencillas, pero más auténticas”, cierra.

"El cambio empieza cuando alguien se anima a romper esquemas y demuestra que es posible hacer las cosas de otra manera."
Con Mariana, en uno de los tantos viajes que comparten juntos.
Familia completa: Miguel, Mariana y sus hijos Agustina, Pablo y Rodrigo.

Un invento bien nuestro: los contratistas rurales

Si algo distingue a los productores argentinos es su capacidad de invención. Así nació este grupo de trabajadores que, aunque acá ya son un eslabón más de la cadena productiva, en otros países sigue siendo un fenómeno poco conocido.

A finales del siglo pasado, la explotación agropecuaria intensiva tomó impulso, acompañada por el creciente uso de maquinaria agrícola. Esto generó importantes transformaciones sociales y consolidó a la producción agrícola como la principal actividad económica del país.

Por: Sofía Colalongo

Prospectiva Aapresid

En busca de mayores ingresos y rentabilidad, los pequeños productores que eran dueños de maquinaria agrícola decidieron salir por fuera de sus tranqueras a ofrecer sus servicios. Este fenómeno tuvo su origen en el sur de Santa Fe y se extendió rápidamente. Primero llegó a las regiones trigueras del sur y, con el tiempo, los contratistas fueron abriendo camino a otros lotes. Eran verdaderos “nómades” que recorrían el país con sus herramientas, adecuándose a las fluctuaciones de la demanda por época y por zona.

El traslado constante es una característica fundamental de este trabajo. Los contratistas transregionales recorren distancias de hasta 2.000 km y los regionales trabajan en un radio de hasta 400 km. Según el Censo Nacional Agropecuario (CNA), entre 1986 y 2002 la superficie trabajada de manera tercerizada en la región pampeana aumentó un 89%.

Créditos Expoagro

Fierreros innatos, los contratistas rurales son los principales acreedores de maquinaria agrícola y de sus respectivos insumos. Con el uso anual que hacen de los equipos, logran amortizar grandes costos que serían inalcanzables para los pequeños productores. De hecho, gracias a su capacidad de movilidad, los contratistas pueden llegar a estos pequeños productores, que de otro modo, verían limitada su capacidad productiva.

El valor de los contratistas radica en gran parte en sus maquinarias, ya que cuentan con los equipos necesarios para cada actividad, pero

también en su conocimiento para su uso. Año a año, el sector agtech avanza a pasos agigantados y los contratistas no se quedan atrás. El desafío es estar a la vanguardia de estas nuevas tecnologías, que presentan cada vez más dificultades y altos costos.

Para dimensionar este avance: las cosechadoras más antiguas con motor a vapor se instalaban en el lote y requerían más de 15 operarios atentos a su funcionamiento. Hoy, una sola persona puede manejar una cosechadora.

El valor de la mecanización

El impacto en la producción

Actualmente, el negocio de los contratistas avanzó considerablemente. Según la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (FACMA), más del 60% del componente de labores de la producción granaria está en manos de contratistas rurales.

Incluso muchos ya cruzaron la frontera y se encuentran trabajando en países como Bolivia, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, sigue siendo algo peculiar de ver por fuera de Argentina. En países como Estados Unidos, por ejemplo, los propios productores siguen encargándose de todas las tareas de su campo.

En nuestro país, los contratistas se convirtieron en un actor social indispensable del sistema productivo. A pesar de las condiciones desfavorables a las que se enfrentan, hoy llevan adelante casi el 90% de la cosecha de granos, el 70% de siembra y el mismo porcentaje en aplicaciones.

En nuestro país, los contratistas se convirtieron en un actor social indispensable del sistema productivo. A pesar de las condiciones desfavorables a las que se enfrentan, hoy llevan adelante casi el 90% de la cosecha de granos, el 70% de siembra y el mismo porcentaje en aplicaciones.

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