NAN: el indicador que simplifica el diagnóstico de suelos
NUTRICIÓN DE CULTIVOS
ALERTA, fertilidad de los suelos en estado crítico
NUTRICIÓN DE CULTIVOS
Fertilizar con drones: ¿cuál es su capacidad operativa?
Si el clima no ayuda, la ciencia toma la posta
ACTUALIDAD
Que no falte fertilización… Ni en el agro ni en la política
BIOECONOMÍA
“Código Abierto”: se viene un nuevo Congreso Aapresid
Acuerdo Mercosur-UE: oportunidades y desafíos para la producción argentina
Biochar: una solución con gran potencial en Argentina
SALUD DEL SUELO
Análisis de suelo: la herramienta clave que pocos usan
NUTRICIÓN DE CULTIVOS
Simplificando la integración de los bioinsumos en el agro
MANEJO DE CULTIVOS
Estrés biótico y abiótico: el combo que pone en jaque al maíz
GANADERÍA
Rumiantes: ¿aliados o enemigos del suelo?
AGRO Y CULTURA
Cómo evitar que la maquinaria pise los rindes
La fórmula maestra: fertilización nitrogenada en maíz
PRODUCCIONES ALTERNATIVAS
“Corrientes tiene payé”... Y muchas naranjas
SD - SOCIOS DESTACADOS
El campo lo llevó a charlar con reyes, premios Nobel y referentes
La historia de la primera ingeniera agrónoma argentina
EDITORIAL Sintonía fina
El recurso suelo es el pilar fundamental de la producción agropecuaria. Desde hace muchos años, instituciones, productores y asociaciones trabajan para mantener y mejorar sus condiciones físicas y químicas.
La diversidad de suelos en Argentina, las distancias, la calidad de las universidades y el aporte del INTA favorecieron el desarrollo de especialistas en suelo en distintas zonas del país. Estos profesionales nos enseñaron a conocer el suelo, interpretar sus condiciones y compartir sus conocimientos a través de trabajos académicos y jornadas.
Desde hace más de 30 años, Aapresid cumple un rol clave en su cuidado, vinculándose con entidades, profesionales y empresas, y generando información compartida con todo el sector.
En el aspecto nutricional, contamos con grandes especialistas en fertilidad y suelo, quienes han dejado en claro la importancia de un buen muestreo y de las determinaciones en laboratorio mediante análisis. Sin embargo, a pesar de su relevancia, el uso de análisis de suelo sigue siendo bajo. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, sólo el 23% de los productores lo utilizan como herramienta para tomar decisiones de fertilización.
Actualmente se realizan determinaciones de micronutrientes para ajustar la producción con mayor precisión. Especialistas cuantifican su impacto en los rendimientos tanto de cultivos tradicionales e intensivos como en la producción de forrajes. Este avance se ve acompañado por la expansión de laboratorios en distintas ciudades del país y por el crecimiento de la labor de los ingenieros agrónomos que asesoran a los productores en sus decisiones.
Si bien gran parte de Argentina cuenta con suelos de muy buena calidad, los niveles de fertilización siguen siendo bajos, seguramente influenciados por las políticas públicas, los derechos de exportación, la tenencia de la tierra y la corta duración de los arrendamientos.
Debemos mirar la producción con faros largos y pensar a futuro. Aunque somos referentes mundiales en siembra directa, todavía debemos mejorar los niveles de fertilización para generar un impacto en los rendimientos, optimizar el balance de nutrientes y preservar la salud del suelo.
En los últimos 20 años hemos avanzado en el manejo de la producción: conocemos mejor los suelos, ampliamos la superficie bajo siembra directa, implementamos la agricultura por ambiente, ajustamos fechas de siembras y densidades de cultivos, y fomentamos la investigación académica y su aplicación en el campo.
El próximo paso, siempre con el foco en mejorar la salud del suelo, es aumentar el uso de análisis de suelo para tomar mejores decisiones, ser más eficientes y elevar de manera responsable los niveles de fertilidad. Debemos pensar en el sistema productivo en su conjunto y no solo en el cultivo, buscando incrementar los niveles de fósforo, nitrógeno, zinc, azufre y otros nutrientes, además de preservar las condiciones físicas del suelo.
No tengo dudas de que alcanzaremos esa sintonía fina en la producción.
Ing. Agr. Fernando Meoli
Presidente de la Regional 9 de JulioCarlos Casares
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Suyai Almirón
Magalí Gutierrez
Lina Bosaz
Solene Mirá
Ignacio Sanguinetti
María Florencia Moresco
Cristian Verna
Vanesa Távara
Dana Camelis
María Laura Torrisi
Mariana López
Daniela Moscatello
Samanta Salleras
Julieta Voltattorni
RED DE MANEJO DE PLAGAS RECURSOS HUMANOS
Eugenia Niccia
Juan Cruz Tibaldi Macarena Vallejos
REGIONALES ATENCIÓN AL SOCIO POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONES INSTITUCIONALES
Carla Biasutti
Virginia Cerantola
Bruno De Marco
Joel Oene
Eugenia Moreno
María Florencia Accame
Mariana Gómez
Jorgelina Traut
Karen Crumenauers
Si el clima no ayuda, la ciencia toma la posta
El cambio climático desafía la productividad y sostenibilidad agrícola. La ciencia busca soluciones, desde mejoramiento genético hasta captura de carbono, para garantizar la seguridad alimentaria
Por Dr. Hugo Permingeat
Comité de Prospectiva Tecnológica de Aapresid
Desde hace años, la comunidad científica advierte sobre las consecuencias del cambio climático. La agricultura, en particular, es altamente vulnerable a estas transformaciones, con impactos directos en la rentabilidad y sostenibilidad de los sistemas productivos. Se espera que el cambio climático incremente el estrés biótico y abiótico sobre los cultivos. En el caso del estrés biótico, el control de plagas y enfermedades enfrenta desafíos crecientes debido a la presión por reducir el uso de productos químicos y su impacto ambiental. A su vez, los factores abióticos, como la sequía, las temperaturas extremas y la salinización del suelo, afectan la fertilidad del suelo y limitan el rendimiento de los cultivos, por lo que requieren un abordaje integral (Palmgren y Shabala, 2024).
Estos autores describen algunas situaciones críticas que valen la pena considerar:
A- El calentamiento global altera los regímenes de precipitación, aumentando la frecuencia y severidad de fenómenos climáticos extremos. Se estima que eventos meteorológicos que antes ocurrían cada 100 años podrían registrarse cada 30 años para 2040. Actualmente, el 40% de la superficie terrestre es considerada zona seca y 70 países sufren sequías frecuentes, con pérdidas agrícolas que superan los 80.000 millones de dólares anuales. En promedio, una semana de sequía puede reducir el rendimiento de cultivos básicos entre un 3% y un 8%, y se proyecta que para 2050 estas pérdidas superen el 50%.
B- Las inundaciones también representan un desafío importante. Lluvias intensas pueden generar inundaciones repentinas, crecidas de ríos y elevaciones del nivel freático, afectando más de 17 millones de km² de tierras y causando pérdidas económicas anuales de 74.000 millones de dólares. La mayoría de los cultivos, excepto el arroz, no toleran la hipoxia en la rizosfera que provoca el anegamiento, lo que impide la absorción de nutrientes y la asimilación de carbono, reduciendo el rendimiento hasta en un 70% en algunas especies.
C- Las altas temperaturas limitan la productividad agrícola, especialmente el aumento de las temperaturas nocturnas, que avanza 1,4 veces más rápido que el de las diurnas. Cada grado adicional puede reducir el rendimiento de los cultivos entre un 3% y un 6%. Esto se debe, en parte, a una mayor respiración nocturna de las plantas, que disminuye la disponibilidad de fotoasimilados, afectando el crecimiento y la calidad del grano.
D- El calentamiento global y los cambios en la humedad del suelo también impactan el microbioma del suelo, reduciendo la disponibilidad de nutrientes esenciales. Desde la Revolución Verde, el uso de fertilizantes se incrementó significativamente, pero bajo condiciones de estrés su eficiencia disminuye, lo que contribuye a la eutrofización de los ecosistemas acuáticos y la pérdida de biodiversidad.
Sequías, riego y el reto de la salinidad
El panorama futuro no parece alentador. Desde la década de 1970, la frecuencia e intensidad de sequías y olas de calor han ido en aumento, una tendencia que se espera continúe en las próximas décadas. Más días calurosos significan mayor evaporación del suelo, expansión de zonas áridas y un aumento de la dependencia del riego. En los últimos 100 años, el consumo agrícola de agua se multiplicó casi por seis, alcanzando más de 1900 mil millones de m³ en el año 2000. En Australia, menos del 1% de las tierras irrigadas aportan una cuarta parte del valor agrícola total, mientras que en
Pakistán e India el riego cubre el 70% y el 42% de las tierras cultivadas, respectivamente.
El riego no sólo ayuda a mitigar la sequía, sino que también mantiene la temperatura óptima de las hojas dentro de la "ventana térmica" ideal para los cultivos. Mientras las especies C3, como trigo, arroz y soja, prosperan mejor en temperaturas cercanas a 23 °C, las C4, como el maíz, lo hacen alrededor de 32 °C. En este contexto, el riego será cada vez más necesario para evitar pérdidas de productividad. Sin embargo, su uso intensivo conlle-
va el riesgo de salinización del suelo. Solo el 0,76% del agua subterránea biológicamente disponible es apta para riego, lo que ha impulsado el uso de agua salobre. En regiones más afectadas, la conductividad eléctrica del agua de riego está aumentando, añadiendo entre 3 y 6 toneladas de sal por hectárea anualmente, y dejando muchas tierras improductivas. Revertir esta situación requiere retirar tierras salinas de la producción durante décadas o recurrir a especies halófitas para la fitorremediación (Palmgren y Shabala, 2024).
"En este contexto, el riego será cada vez más necesario para evitar pérdidas de productividad. Sin embargo, su uso intensivo conlleva el riesgo de salinización del suelo"
Ante estos desafíos, el mejoramiento genético juega un rol clave en el desarrollo de cultivos adaptados a las nuevas condiciones ambientales. En este sentido, es fundamental avanzar en el desarrollo de variedades resistentes o tolerantes a factores de estrés abiótico como la salinidad, la sequía y la hipoxia. Sus rasgos son muy complejos tanto fisiológica como genéticamente, pero la ciencia logró avances importantes, aportando conocimiento sobre las rutas metabólicas involucradas.
Para lograr estas mejoras, hay dos caminos posibles: reintroducir el "paquete" de genes en los cultivos modernos (vía genética convencional o por ingeniería genética), o avanzar en la domesticación de novo (para obtener un mayor rendimiento) de cultivos y/o plantas silvestres que ya poseen tolerancia.
Especies exóticas invasoras: una amenaza y una oportunidad
El cambio climático también amenaza la competitividad de los cultivos existentes y facilita la colonización de especies introducidas, como las malezas. Los pequeños productores son especialmente vulnerables a estos cambios y necesitan tecnologías accesibles y de bajo costo para enfrentarlos. En este contexto, el uso de especies exóticas invasoras (EEI) podría considerarse una estrategia para fortalecer la seguridad alimentaria. Aunque es sabido que las EEI pueden afectar la productividad agrícola y la biodiversidad, su impacto podría intensificarse por la dinámica de la agricultura. La alteración del suelo y la limitada variabilidad genética de los cultivos pueden generar respuestas desiguales entre estos y las EEI ante el cambio climático. Si bien estos procesos representan un desafío para la sostenibilidad agrícola, también podrían abrir una oportunidad para mejorar su resiliencia.
Muchos cultivos han evolucionado a partir de especies anuales similares a las malezas, compartiendo con varias EEI una capacidad de adaptación a hábitats perturbados. Algunas características propias de estas especies podrían aprovecharse para fortalecer los sistemas agrícolas frente a la incertidumbre climática, como el crecimiento acelerado, los ciclos de vida cortos, la alta producción de semillas, la tolerancia a la sequía y a amplios rangos de temperatura, la plasticidad estructural y fisiológica, la rápida recuperación ante restricciones ambientales y la capacidad de mantenerse en crecimiento con recursos fluctuantes (Nosalewicz y col., 2025).
La vulnerabilidad de la agricultura a las inva-
siones biológicas es un desafío creciente en el contexto de cambio climático.
Además, nuevas prácticas como el cultivo de bioenergéticos perennes pueden facilitar la expansión de especies invasoras. Sin embargo, el éxito de estas especies en diversos entornos también puede aportar información valiosa para mejorar la producción agrícola. Aunque aún no se comprende completamente su capacidad de adaptación, hay evidencia de que muchas prosperarán en el futuro. Aprovechar este conocimiento podría ayudar a que los ecosistemas agrícolas y naturales se adapten mejor a los cambios ambientales. Identificar y aplicar rasgos útiles de estas especies puede fortalecer la productividad de los cultivos frente a los impactos del cambio climático (Nosalewicz y col., 2025
Captura de
carbono:
una estrategia para mitigar el impacto
Otro camino para mitigar los efectos del cambio climático es el secuestro de carbono atmosférico. Hoyos-Flight y Tait (2025) se centran en dos estrategias clave: la captura y almacenamiento de carbono, que implica capturar el CO2 emitido, comprimirlo y almacenarlo de forma segura bajo tierra; y la captura y uso de carbono (CCU), que emplea biotecnología para reutilizar el CO2 capturado dentro de una bioeconomía circular. La captura y almacenamiento de CO2 está revolucionando la industria al transformar el dióxido de carbono en productos útiles mediante procesos biológicos y químicos. Empresas de sectores como la alimentación, los combustibles, los materiales y los productos farmacéuticos están integrando estas tecnologías en sus modelos de negocio, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y disminuyendo las emisiones al almacenar temporalmente el CO2 en circuitos abiertos o cerrados dentro de una bioeconomía circular. Sin embargo, aunque la captura y almacenamiento de CO2 genera cada vez más
interés, la eliminación permanente del dióxido de carbono atmosférico ha recibido mayor atención y financiamiento en las políticas climáticas. En 2023, el apoyo gubernamental a estas tecnologías alcanzó su punto más alto, con la UE y el Reino Unido priorizando su implementación para cumplir sus metas de cero emisiones netas. Esta tendencia, sin embargo, podría limitar el desarrollo de modelos de negocio basados en la captura y almacenamiento de CO2, afectando el desarrollo de la bioeconomía y su potencial para contribuir a la sostenibilidad ambiental (Hoyos-Flight y Tait, 2025).
Consideraciones finales
El impacto del cambio climático sobre la agricultura es innegable y exige respuestas urgentes y multidisciplinarias. La adaptación de los cultivos, el manejo sostenible de los recursos y la adopción de nuevas tecnologías serán clave para enfrentar estos desafíos. A medida que el
calentamiento global avanza, es fundamental implementar estrategias que equilibren la productividad con la conservación ambiental, asegurando la viabilidad de la producción agrícola en las próximas décadas
REFERENCIAS
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
Instituciones que nos acompañan
“Código Abierto”: se viene un nuevo Congreso Aapresid
En el marco de Expoagro, Aapresid lanzó una nueva edición de su tradicional Congreso que se realizará del 6 al 8 de agosto en el Predio Ferial de La Rural de Palermo, en Buenos Aires.
Como ya es costumbre, Aapresid lanzó en Expoagro su congreso anual. que este año llevará el lema “Código Abierto”. El evento se realizará los días 6, 7 y 8 de agosto en el Predio Ferial de La Rural de Palermo, en Buenos Aires.
Durante el lanzamiento, autoridades de Aapresid compartieron las principales novedades del evento del agro que se viene. Fiel a su espíritu, el congreso volverá a ser un espacio de intercambio de ideas y saberes, conectando prácticas, tecnologías e innovaciones que están redefiniendo la agroindustria. Año tras año,
se consolida como el punto de encuentro más relevante de referentes y académicos destacados a nivel nacional e internacional.
En su última edición, el Congreso Aapresid, con la fuerza de Expoagro, reunió a más de 12.000 asistentes, una cifra que se busca superar este año de la mano de muchos más contenidos de calidad y de alto valor para el sector. En este sentido y en reconocimiento a su aporte a la innovación en la agroindustria argentina, la empresa Exponenciar distinguió a la institución durante el evento.
El acto comenzó con las palabras de Manuel Chiappe, subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, quien destacó el rol de Aapresid como una institución que empodera a los jóvenes, combinando su fuerza con la experiencia de quienes tienen mayor trayectoria.
“Es una unión perfecta, donde la organización siempre está abierta a colaborar y tender puentes a través del conocimiento”, dijo. Y agregó:
“Con Aapresid nos alineamos acorde a los pilares que trabajamos, porque siempre pensamos en el productor y para el productor. Estamos atravesando un momento de cambios profun-
dos, con una nueva Argentina que está naciendo, y nos ponemos a disposición para seguir trabajando en red”.
Por su parte, Marcelo Torres, presidente de Aapresid, inició su discurso expresando su acompañamiento y solidaridad con la ciudad de Bahía Blanca tras la tragedia ocurrida. Luego, se refirió al lema que acompaña este año: “Necesitamos un agro capaz de integrar tecnologías, datos y prácticas para resolver problemas y abordar sistemas cada vez más complejos. Un agro donde el conocimiento se comparte,
Manuel Chiappe, Marcelo Torres y Paola Díaz durante el lanzamiento del Congreso Aapresid en Expoagro.
se libera y se democratiza, y donde cada contribución individual fortalece el sistema colectivo, impulsando avances a mayor velocidad y escala”.
Y continuó: “Un agro que tenga claros los ‘códigos’ que deben guiar nuestra manera de producir, entendiendo que respetar el suelo, la biodiversidad y las comunidades no es solo un objetivo, sino un compromiso ineludible que define nuestra acción. El concepto ‘Código Abierto’ viene a proponer de forma activa que el conocimiento es de todos, libre, interactivo, que se comparte y puede corregirse”.
A su turno, Paola Díaz, directora Adjunta del Programa Prospectiva de Aapresid, detalló que las disertaciones se organizarán en siete ejes temáticos:
S I S T E M A S INTEGR A D O S
SI S TEMA S PR O DUCTIVO S SU S TEN TA B LE S
DES A FÍO S GLO B ALE S
PER S PECTI VA S SOCIOPOLÍTIC A S
APRENDER PRODUCIENDO
MANEJ O DE PL A GA S
INN O VACIÓN Y AGT E C H
Además, adelantó que habrá talleres de intercambio con las distintas Regionales de Aapresid donde los productores podrán debatir sobre temas y problemáticas del día a día.
Que no falte fertilización… Ni en el agro ni en la política
Si hay algo que nos preocupa y ocupa en Aapresid es la fertilidad y la salud del suelo. Van de la mano: un suelo fértil es un suelo sano, y un suelo sano es un suelo fértil. Tal vez no sean las únicas condiciones necesarias, pero sí sabemos que son inseparables.
Según el último informe de la Asociación Civil Fertilizar, el consumo de fertilizantes en 2024 mostró un incremento del 7% respecto al año anterior. Este dato se recibe con mucha algara-
bía, sobre todo si tenemos en cuenta que venimos de tres años de sequía y luego la irrupción de la chicharrita. Hace un año, pensar en sembrar maíz para esta campaña 2024/25 parecía una locura, ni hablar en el caso del maíz de segunda que también tuvo su área. Sin embargo, los productores volvieron a apostar y no sólo sembraron maíz, sino que se inclinaron por maíz de primera que requiere más fertilización, analizaron los nutrientes que le hacían falta al suelo y aplicaron lo necesario para lograr un buen cereal.
Responsable del Programa de Políticas Públicas - Aapresid
Este crecimiento del 7% se refleja en las 4,9 millones de toneladas de fertilizantes consumidas en 2024, revirtiendo la tendencia a la baja que se venía registrando en las últimas dos campaJorgelina Traut
ñas. En 2021 se había alcanzado la máxima aplicación de tecnologías con 5,6 millones de toneladas, lo que llevó a la segunda mejor campaña de granos de la historia productiva argentina.
María Fernanda González Sanjuan, directora ejecutiva de Fertilizar AC, explica que este repunte responde a varios factores: la recarga de agua en los perfiles, el aumento de la superficie de trigo y la mayor preferencia por el maíz temprano sobre el tardío.
El mayor uso de fertilizantes también se asocia a la expansión del área fertilizada en cada cultivo. En algunas regiones se aplica muy poco o directamente no se aplica, por lo que al crecer el área fertilizada y aumentar la dosis, esto tracciona el mercado.
Otro factor clave es cómo la evidencia científica
permitió salir del peor de los mundos maiceros tras el impacto de la chicharrita en la campaña anterior. Esto, junto al permanente monitoreo y las trampas, permitió lograr la plantación que tenemos y la cosecha que avanza con expectativas firmes: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantiene su estimación en 49 millones de toneladas de maíz.
Pero ahora hablemos de otro tipo de fertilización. Hablemos de cómo aplicar “nutrientes simbólicos”. Este país merece políticas públicas para el agro, merece más “nutrientes simbólicos”.
Aapresid quiso apostar a un desarrollo de políticas públicas porque entendió que era necesario construir un espacio donde se ordenen y es-
tructuren procesos de gestión que impulsen las estrategias lobbistas del sector. Ya no recuerdo si en este espacio hablamos del buen lobby. Lo expreso así porque parece haber un “lobby bueno” y otro “malo”, cuando en realidad el lobby es uno solo: y como los insumos agropecuarios, se puede usar bien o se puede usar mal.
Hablemos entonces de este único lobby que hay y que es el bueno. Si no hacemos lobby, no se lograría mayor injerencia e instalación de temas fundamentales para el desarrollo del sector.
Nuestra institución avanzó en la creación del programa de Políticas Públicas que hoy tiene un plan de acción definido. Contar con un mapa de objetivos que nos brinde el norte ade-
cuado es imprescindible para generar diálogos fructíferos, acciones convergentes e ideas innovadoras, sin dejar de lado aquellas estrategias tradicionales que siempre suman.
Tenemos programa, plan de acción, objetivos específicos y metas, pero sobre todo contamos con una dinámica ordenada para posicionar a la entidad en lo más alto del reconocimiento público. No se trata de lucirse, sino de mostrar la ciencia que respalda nuestro accionar y que pueda hacer crecer al país, si la dejan actuar.
¿Y cómo actúa la ciencia en la construcción de políticas públicas? De la misma manera que el conocimiento científico médico brinda respuestas a la humanidad ante enfermedades, virus, bacterias o cualquiera dolencia.
¿Estamos a salvo con la medicina hoy? Depende. La pandemia del Covid-19 terminó oficialmente el 5 de mayo de 2023, cuando la Organización Mundial de la Salud puso fin a la Emergencia Sanitaria Mundial. Hoy hay algunos casos aislados y casi ningún informe preocupante. Pero, ¿qué más tenemos? Múltiples virus y bacterias nuevas transitan pasillos de hospi-
tales y clínicas, afectando a personas con dolencias desconocidas.
Sin ser dramática ni mucho menos, quiero arribar a la conclusión de que la ciencia vive dándonos respuestas, pero también abriendo nuevos interrogantes.
¿Qué es lo importante? Seguir respetando la ciencia, mostrar sus resultados, documentarlos y darlos a conocer a una sociedad que está alejada de ella, reafirmando que el camino es por acá.
También es fundamental entender que esto no se trata de posturas partidarias, sino de ciencia. Y con esa ciencia se deben construir las bases de leyes que permitan desarrollar un sector como el agropecuario que tiene todo para dar, siempre como parte de la solución y no del problema.
Y sobre todo, hacernos cargo de la importancia de participar, de la gestión y de apoyar para construir ese espacio de toma de decisión que seguimos sin tener a la altura de la responsabilidad económica y política que nuestro sector tiene y que el país necesita.
Acuerdo Mercosur-UE: oportunidades y desafíos para la producción argentina
Cómo impacta el histórico acuerdo, logrado tras 25 años de negociaciones, en el sector productivo argentino y en la estrategia de inserción internacional del país.
El acuerdo alcanzado el 6 de diciembre de 2024 en Montevideo entre las autoridades políticas del Mercosur y la Comisión Europea, que marcó la conclusión de las negociaciones tras 25 años de discusiones, representa una oportunidad histórica para la integración económi-
ca, tecnológica y política entre Europa y América Latina. En el actual contexto geopolítico global, este avance cobra especial relevancia, ya que también implica dejar de lado iniciativas de alianza con países que no comparten nuestros valores y principios democráticos, como se plantearon hace un par de años.
Coordinador General del Grupo de Países
Productores del Sur
El Acuerdo está estructurado en tres pilares: comercio, diálogo político y cooperación. Las tres dimensiones son importantes si se analizan como parte de una nueva estrategia de desarrollo a largo plazo para Argentina, consideIng. Marcelo Regúnaga
rando sus potenciales efectos dinámicos en la organización económica del país, más allá de la creación estática de comercio.
Para el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), este acuerdo constituye un hito en la estrategia de inserción internacional de la región. Desde su creación en 2012, de la mano de entidades privadas del sector agroindustrial de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, GPS ha impulsado estudios y propuestas sobre esta estrategia. Sus miembros destacan la necesidad de que el bloque tenga una agenda ambiciosa de negociaciones internacionales y se convierta en una plataforma clave para integrar a estos países al escenario global, aprovechando el enorme potencial productivo de la región y su rol protagónico en la seguridad alimentaria
mundial, la transición energética y otras áreas estratégicas para el crecimiento de largo plazo.
Con esta decisión se abre el camino para que el Mercosur inicie una activa política de negociaciones comerciales con el resto de Europa y otros mercados relevantes. Esto permitirá mejorar las condiciones de acceso a mercados similares, donde nuestros principales competidores han avanzado en tratados de libre comercio y acuerdos de integración y cooperación en los últimos 25 años.
Asimismo, esta negociación constituye un desafío y una oportunidad para mejorar el funcionamiento del Mercosur como una efectiva zona de libre comercio, algo que no ha progresado en las últimas décadas. En su diseño original
en los años 90, el bloque se pensó como una posible plataforma económica y comercial para contribuir a la inserción internacional de sus miembros. Pero, por diversas circunstancias, se lograron muy pocos avances al respecto. Por eso, este propósito también debe formar parte de la nueva agenda de internacionalización para mejorar la competitividad del país.
El proceso iniciado en Montevideo debe cumplir con varias etapas antes de su firma. Los textos del acuerdo están actualmente en revisión legal y serán traducidos a los idiomas oficiales de ambas partes. Luego, los países deberán someter el acuerdo a sus procedimientos internos de aprobación y ratificación. Cabe recordar que el acuerdo comercial podrá aplicarse bilateralmente con la firma de dos o más partes específicas, es decir que se puede implementar una vez que sea firmado por el Parlamento de la UE y por uno de los países miembros del Mercosur¹. A diferencia del anuncio de 2019, que representó un "acuerdo político" con elementos principales pendientes de negociación, la decisión de Montevideo marca la conclusión completa del proceso, consolidando los compromisos finales entre ambos bloques.
La implementación del acuerdo integrará a dos regiones que, en conjunto, suman 800 millones de consumidores y representan más del 24%
"En el contexto global actual, con crecientes tensiones políticas y comerciales y desafíos al sistema multilateral"
"Esta alianza envía un mensaje claro a favor de un comercio basado en reglas claras."
del PIB global. Su objetivo es consolidar una asociación política y económica estratégica, abriendo nuevas oportunidades comerciales y fortaleciendo la cooperación birregional. En el contexto global actual, con crecientes tensiones políticas y comerciales y desafíos al sistema multilateral (que implican serias amenazas para los países de menor poder económico, como Argentina), esta alianza envía un mensaje claro a favor de un comercio basado en reglas claras, reforzando el rol clave de ambos bloques en la defensa del multilateralismo
El proteccionismo creciente y el debilitamiento del comercio multilateral generan incertidumbres. Contar reglas de acceso claras a uno de nuestros principales mercados de exportación de productos de alto valor unitario es clave para evitar el riesgo de ser afectado por medidas discriminatorias o proteccionistas que puedan emerger. Si bien en la última década las exportaciones agroindustriales argentinas a la
¹ Al respecto se puede especular que, una vez aprobado por el Parlamento Europeo (que puede demandar cierto tiempo debido a las elecciones en muchos de sus países), inmediatamente alguno de los miembros del MERCOSUR lo firmará para acceder a las ventajas comerciales resultantes del mismo.
Unión Europea han ido perdiendo participación, a favor de los países de Asia y otras regiones emergentes, Europa sigue siendo un destino importante para carnes de calidad y otros bienes agroindustriales de alto valor e importancia para algunas economías regionales. Además, a mediano y largo plazo, esta alianza puede impulsar el desarrollo de cadenas de valor integradas entre empresas argentinas y europeas para la producción y exportación de bioproductos y otros bienes y servicios estratégicos.
La importancia estratégica del acuerdo no se limita a la creación de comercio de productos agroindustriales con Europa, donde se espera que continúen los lobbies proteccionistas por parte de los agricultores en algunos países europeos². También se deben tener en cuenta los aspectos dinámicos del proceso de crecimiento de largo plazo y modernización de Argentina. El país ha estado aislado por muchas décadas y una parte relevante de su estructura productiva es poco competitiva a nivel global, por lo que el acuerdo podría incentivar inversiones a largo plazo en sectores clave. Además, al contemplar una apertura gradual con largos plazos de transición para los sectores más sensibles, se complementa con las reformas económicas que se están implementando en Argentina, en las que la inserción internacional
jugará un rol fundamental.
Al final del proceso, el acuerdo prevé desgravaciones arancelarias significativas: el 91% de las importaciones del Mercosur y el 92% de las de la UE quedarán exentas de aranceles tras los períodos de transición. También se reducirán barreras no arancelarias y se armonizarán normativas en áreas clave como barreras técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias, y licitaciones públicas. Para el sector agroindustrial, la UE eliminará totalmente los aranceles que gravan el 89% de las importaciones argentinas, mientras que el resto quedará sujeto a cuotas o preferencias arancelarias parciales.
Las rebajas arancelarias, aunque limitadas cuantitativamente en algunos productos sensibles para la UE, mejorarán los precios de venta de algunos commodities y, sobre todo, de productos con alto valor unitario (como pescados, frutas, vinos, miel, rebaja de los aranceles intra-cuota en carnes, etc.), Esto representa una oportunidad para muchas economías regionales, cuyos productos ingresarán en condiciones preferenciales similares a las de nuestros competidores desde el inicio del acuerdo o con períodos breves de transición.
² Debe notarse que ya en Francia, Polonia y algunos otros países de la UE los agricultores y algunos políticos están intentando que el Parlamento Europeo no apruebe el Tratado.
Los principales alcances del acuerdo contemplan:
Arancel 0% desde la entrada en vigor para harina y poroto de soja, aceites industriales, despojos cárnicos, algunos productos de la pesca (merluza, calamares, vieiras), frutos secos, legumbres, maní, infusiones, especias, bebidas y otros productos agroindustriales.
Desgravación en 4-10 años para langostinos, conservas de pescado, cítricos, frutas finas, harina de maíz, almidón, aceites vegetales, biodiésel, preparaciones alimenticias, mermeladas, golosinas, conservas de hortalizas, helados y alimento para mascotas.
Nuevas cuotas de exportación otorgadas por la UE a todo el Mercosur: 99.000 tn de carne vacuna; 180.000 tn de carne aviar; 1.000.000 tn de maíz; y 650.000 tn de etanol. Y se elimina el arancel intra-cuota del 20% para la cuota Hilton (29.500 tn de carne vacuna en el caso de Argentina).
En vinos se eliminan los aranceles y se reconocen 140 indicaciones geográficas argentinas, expresiones tradicionales (“reserva”, “gran reserva”) y regulaciones de etiquetado, embotellado y contenido de azúcar.
En frutas cítricas, la UE eliminará por primera vez el sistema de precios de entrada para ciertos cítricos de un socio comercial.
A mediano y largo plazo, el acuerdo contribuirá a la reorganización de las cadenas de valor entre ambas regiones, optimizando el empleo de sus ventajas comparativas y competitivas. Esto permitirá enfrentar los nuevos desafíos de la sociedad moderna y avanzar hacia un desarrollo bioeconómico sostenible, con altos ingresos para los habitantes de ambos bloques.
La abundante dotación de recursos naturales y biodiversidad de Argentina y el Mercosur, así como sus capacidades empresariales en la producción de alimentos, bioproductos y otros activos y servicios ambientales, refuerza la idea de una integración estratégica, con claras complementariedades entre ambas regiones. Esta alianza facilitaría la transición desde una eco-
nomía fósil -que caracteriza el actual sistema productivo global- hacia un modelo económico más biológico, el cual se viene proponiendo en diversos foros internacionales y hacia donde se están destinando ingentes inversiones y programas de financiación internacional.
Para alcanzar resultados positivos, será imprescindible profundizar el diálogo público-privado entre ambos bloques y abordar los temas pendientes, especialmente en la agenda productiva y ambiental. El acuerdo podría convertirse en una herramienta clave para intensificar la cooperación y mejorar el entendimiento mutuo de los sistemas productivos y sus implicancias. Esto incluye la colaboración entre científicos, productores y reguladores como una estrategia más efectiva que la imposición de barreras comerciales unilaterales sin sustento científico. A través del diálogo birregional, el acuerdo tiene el potencial de incorporar perspectivas y realidades externas en las normativas europeas, fomentando un comercio más equilibrado y sostenible.
NOS ACOMPAÑAN
Biochar: una solución con gran potencial en Argentina
Una tecnología antigua, la pirólisis, resurge como estrategia para enfrentar el cambio climático. Capturar carbono, mejorar suelos y generar energía: el biochar transforma residuos agrícolas en recursos valiosos.
El cambio climático es un fenómeno global que, en buena medida, tiene causas humanas que comenzaron con la Revolución Industrial y se han intensificado en los últimos 50 años debido al desarrollo industrial y los cambios en los hábitos de consumo. Esto ha provocado un aumento en la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) -como el CO², metano y óxidos de nitrógeno-, una mayor retención de ca lor en la atmósfera y el recrudecimiento en in tensidad y frecuencia de fenómenos climáticos extremos como sequías, inundaciones, vientos huracanados y la subida del nivel del mar.
Por: Pablo Nardone
Bioquímico, ex Subsecretario de Bioindustrias, Biotecnologías e Innovación de la Sec. de Agricultura y Ganadería de la Nación. Coordinador de Biochar Argentina.
Para no superar los 2 °C de aumento en las temperaturas globales, y en lo posible no más de 1,5 °C, casi todos los países del mundo se han comprometido a reducir sus emisiones de GEI. Entre las estrategias de mitigación, el Comité Internacional de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) propone la producción de biocarbón, también conocido como biochar.
El biochar se obtiene a partir de diferentes tipos de biomasa provenientes de las plantas. Estas capturan carbono de la atmósfera mediante la fotosíntesis. Al convertir la biomasa en biocarbón, el carbono queda almacenado por muchos años, evitando que regrese a la atmósfera, lo que ayuda a reducir la cantidad de dióxido de carbono en el aire.
Entre las estrategias de mitigación, el Comité Internacional de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) propone la producción de biocarbón, también conocido como biochar.
La tecnología detrás del biochar
La pirólisis, tecnología utilizada para producir biochar, es muy antigua y madura. Consiste en calentar sustancias orgánicas a temperaturas relativamente altas en ausencia de oxígeno, lo que genera transformaciones químicas sin que se produzcan las reacciones de combustión normales. Como resultado de estas reacciones termoquímicas, se obtienen productos gaseosos (gas de síntesis), líquidos (aceite de pirólisis) y sólidos (Biocarbón o biochar). Los productos gaseosos y líquidos tienen fundamentalmente aplicaciones energéticas, y el sólido usos agronómicos e industriales.
Los procesos pirolíticos se conocen desde hace mucho tiempo y consisten en el calentamiento de la materia prima en hornos especiales sin oxígeno, con temperaturas que suelen superar los 500 ºC, dependiendo del insumo y del tipo de producto que se desee obtener. Estas condiciones impiden la combustión y evitan que el CO2 vuelva a la atmósfera, dando lugar al biochar. Esta sustancia sólida está constituida por moléculas de una estructura muy “apretada”, lo que la hace resistente a la degradación natural producida por los microorganismos, y a líquidos y gases inflamables de
El biochar | Fuente: https://biochar-us.org/
diferente composición, según el insumo y proceso empleado.
Como dato anecdótico, el gas de pirólisis se usó para iluminar las calles en 1870 y, a partir de 1920, se desarrollaron y produjeron automóviles impulsados por este gas, siendo populares en esas épocas de grandes racionamientos de combustibles líquidos (sistema análogo al que se utiliza en los vehículos a GNC actuales, pero generado por un horno pequeño en el mismo automóvil).
Los hornos pirolíticos pueden ser de tipo “batch” (se cargan, transcurre la pirólisis y se retira el producto) o continuos (generalmente de mayor capacidad, donde a medida que se va cargando materia prima se retira el producto final). Si bien todos necesitan energía para iniciar la pirólisis, el mismo gas generado puede alimentar el sistema, obteniéndose incluso excedentes energéticos aprovechables en otros procesos. La fuente de energía inicial puede ser la misma combustión aeróbica de biomasa o insumos externos como gas natural, combustibles líquidos o electricidad.
Un horno pirolítico puede alimentarse con cualquier sustancia orgánica. Se los suele emplear para reducir plásticos, neumáticos usados y otros residuos, obteniendo aceites, negro de humo y otros productos factibles de ser reindustrializados o con alto poder calorífico como combustibles. Si lo que pirolizamos es biomasa, obtendremos biochar, con distintas composiciones según el sustrato y las condi-
ciones de operatividad del horno. Los contenidos en general tienen mucho carbono, pero también nitrógeno, fósforo y otros elementos.
La estructura del biochar se parece a una esponja llena de celdas microscópicas con una enorme superficie a la que se le puede adherir agua, nutrientes y otros elementos, sustancias tóxicas o indeseadas, microorganismos, etc. Se puede producir a partir de cualquier biomasa, preferentemente con bajo contenido de humedad, como son residuos de poda, aserraderos, restos de cosecha, paja, guano, fracción sólida de la biodigestión, entre otros.
Aspectos ambientales
Dada su alta capacidad de retención de agua, nutrientes y otros elementos, el biochar encontró diversas aplicaciones tanto en el agro como en otras actividades.
En Iowa (EEUU) se verificó que mejora la retención de agua aplicada hasta un 15%, lo que cobra relevancia en suelos áridos y pobres, como los de la región cordillerana. En nuestro país, una empresa olivícola adquirió dos hornos pirolíticos “batch” para procesar residuos de poda y carozos de aceituna, con el objetivo de mejorar la eficiencia del riego del establecimiento y fincas vecinas y la población de microorganismos benéficos. También se emplea para neutralizar suelos ácidos y mejorar su estructura.
Se ha visto que la incorporación de fuentes naturales o sintéticas de N y P al biochar permite un mayor acceso a nutrientes. En este sentido, ya se lo emplea con la adición de estiércol, humus o fertilizantes tradicionales en ensayos y en productos comerciales.
También hay trabajos que proponen incorporar el biochar en la alimentación de rumiantes para disminuir la producción de metano entérico, una línea de investigación que avanza en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelandia.
Más allá del sector agropecuario, el biochar se emplea en la remediación de suelos contaminados en áreas mineras, vuelco de combustibles, filtración de agua, eliminación de cloro, etc. En la construcción, puede incorporarse como inerte en cemento y formar parte del acero para bajar huellas ambientales. Hay muchos materiales que mejoran incluso sus propiedades con la adición de biocarbón. Algunas de estas grandes industrias ya cuentan con áreas de desarrollo en este sentido, también en Argentina
Valle de la Puerta, La Rioja, Argentina.
Situación en el mundo y en Argentina
La producción y uso de biochar en el mundo está creciendo muchísimo desde el año 2020. Sus mayores interesados son los productores agropecuarios, la foresto industria, la horticultura, entre otros. Las regiones que más lo han
desarrollado son Norteamérica y Europa, aunque en el resto del mundo también hay movimientos en ese sentido. Sudamérica está bastante relegada, pero hay propuestas y desarrollos en Brasil, Chile, Colombia y Ecuador.
Fuente: Informes de Mercado https://biochar-us.org/
Según estudios recientes, Argentina tiene un gran potencial para reducir sus emisiones de carbono a través del biochar. Esto se debe al balance positivo entre la alta producción de biomasa residual y las relativamente bajas emisiones totales el país. Sin embargo, los proyectos locales en el país aún son limitados y carecen de una conexión sólida entre actores.
Algunos grupos de investigación vinculados a CONICET, INTI, INTA y algunas universidades han comenzado a explorar esta tecnología. Existen laboratorios con capacidad para analizar biochar y producirlo en muy pequeña escala con equipos de mesada. Algunos productores agrícolas han comenzado a aplicarlo en sus cultivos, pero de manera dispersa. Una startup, por ejemplo, ha desarrollado un horno pirolítico continuo para producir biochar a partir de guano de gallina en la provincia de Buenos Aires.
Caligenia, Buenos Aires, Argentina
A nivel regulatorio, el camino está casi todo por recorrer. En el mundo ya hay varias iniciativas público-privadas que impulsan la producción y usos del biochar, como la International Biochar Initiative (IBI), la Iniciativa Internacional de Estados Unidos (USBI), el Consorcio Europeo del Biochar (EBC) y el Instituto Latinoamericano del Biochar. Otras regiones del mundo también se están organizando, incluyendo el lejano oriente.
Inspirados en lo que está sucediendo en otras partes del mundo, nos proponemos aprovechar las ventajas comparativas del país para generar un “ecosistema” que impulse el desarrollo y adopción del biochar de manera eficiente y consistente. El objetivo es mejorar la inserción de Argentina en el mercado mundial, buscando mejores desempeños económicos de los proyectos de la mano del cuidado del ambiente.
Para alcanzar este objetivo, promovemos la creación de redes de contacto, el intercambio de información, la capacitación y el impulso de políticas públicas que favorezcan estos desarrollos. Ya hemos establecido contacto con las iniciativas internacionales mencionadas para generar alianzas colaborativas. Las experiencias de otras regiones nos ayudarán a crecer de forma más consistente y rápida.
La Iniciativa Biochar Argentina es colaborativa, abierta y gratuita, y ya es apoyada por importantes instituciones públicas, cámaras empresariales, empresas y productores. Aapresid nos apuntala significativamente y ha sido un actor clave, especialmente en la organización del encuentro virtual “Biochar en la Argentina: un camino por recorrer”, realizado en noviembre pasado con casi 500 inscriptos.
Iniciativa Biochar Argentina
Consideraciones finales
La producción y uso de biochar en Argentina podría ser una gran herramienta para un crecimiento federal del país. Dado que trasladar biomasa sin procesar es muy costoso debido a su escaso valor económico, la producción de biochar debería realizarse en los sitios productores de biomasa. Esto contribuiría a reducir emisiones del transporte, cuidar más los caminos, revertir el fenómeno de urbanización en la periferia de grandes ciudades y favorecer la creación de puestos de trabajo verde de mayor calidad en áreas rurales. Esta industria puede contribuir a una mayor transversalidad e integración entre el campo y la industria, acercando la “vaca viva” con la “vaca muerta”
Fuente: Iniciativa Biochar Argentina
Análisis de suelo: la herramienta clave que pocos usan
Pese a la importancia para la fertilización y el cuidado del ambiente, solo el 23% de los productores realiza estos estudios. Especialistas explican por qué es fundamental revertir esta tendencia y cómo realizar un muestreo correcto.
Conocer las características del suelo y la disponibilidad de nutrientes nos permite tomar decisiones de manejo más certeras. Para ello, el análisis de suelo es una herramienta imprescindible. Sin embargo, en Argentina, solo el 23% de los productores realiza estos estudios en sus campos, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. Esto nos invita a reflexionar sobre las posibles causas de la baja adopción de esta práctica.
Por: Nocerez, A.S.; Alvarez, C.R.; Rimski-Korsakov, H. Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes, Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires.
Los análisis de disponibilidad de nutrientes en el suelo brindan información de suma importancia para planificar la fertilización. Sin embargo, un análisis de suelo sólo será útil si proviene de un correcto muestreo del lote (en otras palabras: “Si lo vas a hacer, hacelo bien”). A la hora de planificar el muestreo, debemos definir qué nutrientes o propiedades mediremos y considerar su variabilidad, tanto espacial como temporal. El gran desafío es que, una muestra de aproximadamente medio kilo debe representar lo mejor posible a todo el lote. Lograrlo dependerá del número de submuestras que la conformen y del recorrido realizado para tomarlas. Se recomienda utilizar patrones de muestreo que recorran el lote de forma efectiva y con distan-
cias constantes entre las submuestras (Figura 1). Además, es importante la homogeneidad del sector o lote a muestrear y evitar áreas en las que puede haber una sobrecarga de nutrientes, como aguadas o caminos de hacienda (Gutiérrez Boem y Marasas, 2005).
Un análisis de suelo sólo será útil si proviene de un correcto muestreo del lote (en otras palabras: “Si lo vas a hacer, hacelo bien”)
Figura 1. Patrones de recorrido de lotes para muestreo de suelo: banda griega, zig-zag, cruz, doble zig-zag.
¿Qué variables buscamos conocer en un análisis de suelo?
Al solicitar un análisis de suelo al laboratorio, debemos definir el uso que le daremos a los datos. La disponibilidad de fósforo y nitrógeno es clave para los modelos de diagnóstico de la fertilidad y de fertilización. O sea, la elección del o los modelo/s condiciona los análisis a realizar, el momento del muestreo y la profundidad.
En el caso del azufre, si bien es el tercer nutriente en importancia para la fertilización de cultivos en Argentina, no se utiliza su disponibilidad en el suelo (sulfatos) para diagnosticar la fertilización. Esto responde a que no se han encontrado modelos que permitan correlacionar de manera significativa este análisis con la respuesta del cultivo.
Toma de muestra de suelo con barreno hidráulico y barreno manual
¿Qué variables buscamos conocer
en un análisis de suelo?
El nitrógeno en el suelo se evalúa normalmente a través del nitrógeno en forma de nitratos (NNO3), que representan la disponibilidad inmediata para los cultivos. Este nutriente es móvil en el suelo y muy variable en el tiempo, ya que su disponibilidad varía con procesos como la mineralización de la materia orgánica, la descomposición de los residuos de cultivos y la lixiviación.
Para un diagnóstico correcto y posterior planificación de la fertilización, se recomienda realizar el muestreo pre-siembra (teniendo en cuenta el tiempo requerido para el muestreo, obtención de los resultados del laboratorio y logística para la práctica) ya que la mayoría de los modelos de fertilización se basan en la medición del N-NO3 a la siembra. En general, estos modelos conside-
ran los N-NO3 hasta los 60 cm de profundidad. Dado que los nitratos están estratificados en el perfil del suelo, estando la mayor proporción en el estrato superficial (Álvarez y Steinbach, 2006), lo ideal es muestrear N- NO3 de 0-60 cm en tres niveles de profundidad (3 muestras): 0-20 cm, 20-40 cm y 40-60 cm.
Si bien el muestreo hasta los 60 cm de profundidad es ampliamente recomendable, puede resultar laborioso, más aún cuando otras variables como pH y fósforo se muestrean de 0 a 20 cm. En estos casos, se puede estimar el dato de NO3 hasta los 60 cm utilizando la siguiente ecuación desarrollada para el norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe (Alvarez y Alvarez, 2000):
El dato recibido del laboratorio generalmente es el de NO3 expresado en ppm, pero la mayoría de los modelos están ajustados para kg N-NO3/ ha a determinada profundidad. Para convertir ppm a kg/ha, es necesario estimar la masa de
suelo de nuestro lote, considerando la densidad aparente del suelo (DAP). Esta varía de 1,15 a 1,25 t/m³ en el estrato de 0-20 cm, 1,25 a 1,35 t/ m³ en el estrato de 20-40 cm y de 1,35 a 1,5 t/m³ de 40-60 cm.
Con el dato de masa de suelo se puede determinar la cantidad de N en kg/ha con la siguiente ecuación, donde 1000 es un factor de conversión de unidades y 4,43 un factor de
conversión de NO3 a N proveniente de la relación entre la masa molecular del ion NO3 y el nitrógeno en su composición:
Considerando la variabilidad horizontal de los nitratos, se recomienda tomar entre 15 y 25 submuestras por lote para obtener una muestra compuesta representativa y caracterizar su disponibilidad (Álvarez et al., 2008).
Algunos modelos de fertilización contemplan el contenido de nitrógeno incubado en anaerobiosis (Nan). El Nan es un indicador del aporte de N por mineralización (Reussi Calvo et al., 2014) (Ver artículo “NAN: el indicador que
simplifica el diagnóstico de suelos”, publicado en esta edición). En el sudeste bonaerense, se han reportado relaciones entre el Nan y el rendimiento de maíz, trigo y cebada. A su vez, el Nan actúa como un indicador de la salud del suelo ya que es sensible a las prácticas de manejo y a los cambios en el uso del suelo (García et al., 2022). Actualmente, se suma el desafío de cuantificar el aporte que pueden realizar los cultivos de servicio de leguminosas al cultivo de cosecha siguiente.
¿Cómo evaluamos la disponibilidad de fósforo?
El fósforo se mide a través del fósforo extractable (P-Bray), ya que la mayoría de los modelos de nuestra región se ajustaron en base a este método en muestras de 0 a 20 cm de profundidad. El fósforo extractable posee una baja variabilidad temporal, sin observarse variaciones anuales de importancia (Giuffre et al., 1995), lo que permite espaciar los muestreos en un rango de 2 a 4 años. A diferencia de los nitratos,
el fósforo presenta mayor variabilidad espacial por su baja movilidad en el suelo. Por ello, se recomienda tomar entre 45 a 55 submuestras por lote (Álvarez et al. 2008). Es preferible realizar un muestreo intenso, espaciado en el tiempo, y no uno más frecuente pero menos exhaustivo en el número de submuestras, siempre evitando muestrear en líneas de siembra reciente.
La materia orgánica: calidad química,
física, biológica y ambiental
La materia orgánica es un excelente indicador de la salud del suelo. Contiene nutrientes, incluyendo casi la totalidad del nitrógeno y azufre del suelo. A mayores niveles de materia orgánica, los agregados del suelo son más estables, se incrementa la resistencia a la erosión y baja la densidad aparente (Álvarez et al., 2014).
En los últimos años ha cobrado un renovado protagonismo, impulsada por su relación con el secuestro de carbono y con los mercados de
Lotes bajo riego suplementario
En lotes bajo riego suplementario tenemos que contemplar la calidad del agua que utilizamos y qué proporción representa del agua total que recibe el sistema (riego+precipitaciones). Diferentes trabajos han mostrado efectos del riego sobre el suelo como aumentos en el porcentaje de sodio intercambiable (PSI), pH y conductividad eléctrica (CE) y disminución de la conductividad hidráulica (Álvarez et al., 2024). En este tipo de lotes se recomienda monitorear PSI y CE ya que son las variables más sensibles.
Un suelo se considera salino cuando la CE supera los 4 dS m-1. Sin embargo, se determinó que con valores menores (1,7 dS m-¹) el rendimiento del maíz se vio afectado (Maas y Ho-
bonos de carbono. La mayoría de los protocolos de estos mercados recomiendan el muestreo hasta los 30 cm de profundidad, siempre acompañado por el muestreo de DAP, para transformar el dato de concentración de carbono orgánico a su masa (t carbono orgánico/ ha). Dado que la materia orgánica es una variable de lento cambio en el suelo, se recomienda muestrear cada 2 a 4 años, con una muestra compuesta de 25 submuestras.
ffman, 1977). En cuanto al PSI, indicador de sodicidad, valores superiores al 15 % indican presencia de un suelo sódico.
Tanto la CE como el PSI se monitorean y evalúan juntos en estratos superficiales de 0 a 20 cm o 0 a 10 cm y 10 a 30 cm (más detalle), y el muestreo se puede espaciar de 2 a 4 años.
¿Qué variables buscamos conocer en un análisis de suelo?
Dentro del muestreo, la calidad física del suelo es también un componente importante a tener en cuenta. Su evaluación nos permite diagnosticar suelos compactados o endurecidos por la actividad agrícola y ganadera. Entre las variables a muestrear se encuentran la DAP, mediante el uso de cilindros (Imagen 1), y la resistencia mecánica del suelo, para la que se pueden usar penetrómetros estáticos o dinámicos.
Otra variable interesante es la calidad estructural del suelo. Para estimarla, existe un método visual, el Test del Estallido o Drop Test que, aunque no es el más preciso, es una herramienta útil y accesible que no requiere procesar muestras en laboratorio (Imagen 2).
Los métodos para evaluar la calidad física del suelo aún no están estandarizados, y no existen modelos de diagnóstico suficientemente robustos para definir umbrales críticos que orienten las decisiones de manejo.
Muestreo de densidad aparente utilizando el método del cilindro.
REFERENCIAS
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
Test del estallido o Drop-Test.
NAN: el indicador que simplifica el diagnóstico de suelos
El nitrógeno mineralizado en anaerobiosis (NAN) es clave para medir la salud del suelo. Simple, económico y eficaz, en esta nota te contamos el ABC sobre su uso. nido de carbono orgánico y a otros problemas de degradación. Esto impactó en la capacidad de los suelos para funcionar plenamente.
La mayoría de los suelos intervenidos por el ser humano enfrentan desafíos en su salud. Los suelos en su condición prístina se consideran saludables y tienen un alto nivel de adaptación a cambios ambientales, manteniendo su capacidad de funcionar frente a disturbios. Las prácticas de manejo poco sustentables en agricultura, contribuyeron a una disminución en el conte-
Por: Gisela V. García¹,²,* (MP CIAFBA 3139), Nahuel I. Reussi Calvo¹,³ (MP CIAFBA 1008), Nicolás Wyngaard¹,³, Guillermo
A. Studdert1 (MP CIAFBA 3035)
¹ Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata, Unidad Integrada Balcarce.
² Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires.
³ CONICET
* gisela_garcia@mdp.edu.ar
La región Pampeana argentina, reconocida históricamente por sus suelos altamente productivos, ha reportado disminuciones en el contenido de carbono orgánico total, su fracción lábil, el carbono orgánico particulado, y la estabilidad de los agregados. Estos cambios aumentan la vulnerabilidad a otros tipos de degradación, como la erosión, lo que representa un desafío para la agricultura sostenible, la seguridad alimentaria, el suministro de servicios ecosistémicos y la economía.
En este contexto, es fundamental contar con herramientas sencillas y rápidas que permitan diagnosticar el estado de salud de los suelos y, a partir de ello, implementar prácticas de
manejo para recuperarla o mantenerla. El nitrógeno mineralizado en anaerobiosis (NAN) se posicionó como un aliado clave para los profesionales de la agronomía en Molisoles del centro-sudeste bonaerense. Sus atributos lo convierten en un indicador ideal de salud edáfica: i) es sensible a cambios en el uso del suelo y prácticas de manejo, ii) es simple y económico de determinar, iii) es fácil de interpretar, y iv) se relaciona con otras propiedades edáficas que definen la salud del suelo.
El ABC para su uso como indicador de salud edáfica incluye tres pasos: A) muestreo de suelo, B) determinación del NAN, y C) interpretación del NAN.
A) Muestreo de suelo
La toma de la muestra para determinar el NAN es muy sencilla y similar a la realizada para analizar materia orgánica y otras propiedades comunes. Se debe definir un área de muestreo representativa de la situación agrícola a monitorear. También es recomendable establecer un área de referencia sin disturbio antrópico por muchos años (pseudoprístina) para obtener un valor de referencia del NAN.
En cada área definida, se realiza un muestreo con un barreno o muestreador con recolector a 20 cm de profundidad, ya que el NAN ha sido calibrado como indicador de salud edáfica a esa profundidad. El muestreo debe reali-
zarse en otoño, invierno o primavera, ya que el NAN no presenta cambios estacionales en estas épocas. Además, debe hacerse antes de cualquier laboreo, fertilización y/o siembra. El contenido de agua del suelo al momento del muestreo debe estar lo más cercano posible a la capacidad de campo. Particularmente, se recomienda esperar varios días después de un exceso de agua o re-humedecimiento tras una sequía.
Las muestras deben enviarse al laboratorio lo antes posible, evitando su exposición al sol o a altas temperaturas, siendo deseable refrigerarlas a 4 °C (sin congelarlas).
B) Determinación del NAN
Una vez en el laboratorio, la muestra se acondiciona y se cuantifica el nitrógeno en forma de amonio mineralizado durante una incubación anaeróbica corta (7 días a 40 °C) (Figura 1).
La determinación del NAN es simple, rápida, económica, segura para el operario y de fácil implementación por los laboratorios, ya que requiere equipamiento y reactivos mínimos.
Muchos laboratorios de la región Pampeana ofrecen el servicio desde hace tiempo debido a su demanda como herramienta para la fertilidad nitrogenada y la fertilización de cultivos.
Actualmente, laboratorios de otras regiones del país mostraron interés en incluir esta determinación, lo que ampliará su uso. El resultado de NAN se expresa en ppm o mg/kg (mg de NAN por kg de suelo).
"La determinación del NAN es simple, rápida, económica, segura para el operario y de fácil implementación por los laboratorios, ya que requiere equipamiento y reactivos mínimos"
C) Interpretación del NAN
El valor numérico proporcionado por el laboratorio como resultado de la determinación de NAN debe interpretarse para inferir sobre la capacidad funcional del suelo. Para una mejor interpretación del NAN como indicador de salud edáfica, es recomendable llevar registros del uso del suelo, prácticas de manejo (como secuencias de cultivo y fertilización) y productividad (por ejemplo, rendimientos) en las áreas de muestreo. Estos datos sirven como información complementaria.
"Para una mejor interpretación del NAN como indicador de salud edáfica, es recomendable llevar registros del uso del suelo, prácticas de manejo (como secuencias de cultivo y fertilización) y productividad (por ejemplo, rendimientos) en las áreas de muestreo"
Figura 1. Suelo en condición anaeróbica después de la incubación de 7 días a 40 °C
Para determinar si el suelo perdió o no salud respecto a su estado original, el valor de NAN de la situación agrícola debe compararse con el valor de referencia (pseudoprístino). Este último representa el mayor estado de salud que pueda tener ese suelo. El NAN es sensible a los cambios en el uso del suelo, mostrando disminuciones al pasar de un estado no disturbado a uno agrícola. La comparación entre ambos valores permite evaluar el grado de pérdida de salud: cuanto más cercano sea el valor de NAN de la situación agrícola al de referencia, más saludable estará el suelo.
Para monitorear el efecto de las prácticas de manejo sobre la salud del suelo en el tiempo, el valor de NAN obtenido en la situación agrícola se debe comparar con mediciones previas (de años anteriores) en el mismo lugar. En este sentido, se recomienda una frecuencia de muestreo de 1 a 3 años, dependiendo de las prácticas implementadas. El NAN es sensible a los efectos de las prácticas agrícolas, pero no muestra cambios estacionales (entre otoño, invierno y primavera) ni responde a efectos de corto plazo (como la cantidad y calidad de resi-
duos de cultivos antecesores, por ejemplo trigo, soja o maíz) que no alteren la salud del suelo. De esta manera, un aumento en los niveles de NAN indica que las prácticas de manejo están teniendo un efecto positivo en la salud del suelo, mientras que una disminución sugiere lo contrario.
Además, cambios en el valor de NAN permiten inferir variaciones en otras propiedades edáficas relacionadas con la salud del suelo y que no se monitorean usualmente (Figura 2). El NAN se relaciona positiva y estrechamente con el carbono orgánico total; fracciones lábiles del carbono orgánico total (como el carbono orgánico particulado, el carbono extraíble con agua caliente y el carbono oxidable con permanganato de potasio (o carbono activo). También el nitrógeno y azufre potencialmente mineralizables, la estabilidad de agregados, la respiración microbiana y la abundancia y actividad de hongos micorrícicos arbusculares. Así, un incremento en el valor de NAN en el suelo indica un incremento en todas aquellas propiedades edáficas que representan la salud bioquímica, física y microbiológica del suelo.
Incluso se han desarrollado modelos para predecir el contenido de carbono orgánico total y particulado (Figura 3) y la estabilidad de agregados (Figura 4) en 0-20 cm a partir del NAN. Esto permite, a partir de una medición sencilla y económica, inferir el estado de otras variables del suelo sin necesidad de medirlas, facilitando un diagnóstico temprano y preliminar de la salud del suelo. Si es necesario, se pueden realizar determinaciones analíticas específicas para un diagnóstico precis
"Un incremento en el valor de NAN en el suelo indica un incremento en todas aquellas propiedades edáficas que representan la salud bioquímica, física y microbiológica del suelo"
Figura 2. Propiedades edáficas que definen la salud bioquímica, física y microbiológica del suelo y la nutrición del cultivo, relacionadas con el nitrógeno mineralizado en anaerobiosis.
Figura 3. Carbono orgánico total (a) y carbono orgánico particulado (b) en función del NAN para dos usos del suelo [lotes de producción agrícola (LPA) y pseudoprístinos (PRIS)] en 0-20 cm en Molisoles del centro-sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Figura 4. Masa de macroagregados grandes (indicador de la estabilidad de agregados) en función del NAN para dos usos del suelo (US) [lotes de producción agrícola (LPA) y pseudoprístinos (PRIS)] en 0-20 cm en Molisoles del centro-sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Todo esto se suma al atributo más conocido del NAN: su uso como herramienta de apoyo para el diagnóstico de la fertilidad nitrogenada y la fertilización de los cultivos. Esto se debe a su estrecha y positiva relación con el nitrógeno potencialmente mineralizable. Así, cuanto más alto es el valor de NAN, mayor es la cantidad de nitrógeno orgánico que puede mineralizarse durante el ciclo de un cultivo. En condiciones óptimas, esto se traduce en mayores rendimientos en grano en cultivos como maíz, trigo, cebada y girasol.
Existen relaciones estrechas entre el NAN y aspectos como el rendimiento en grano (Fi-
gura 5a), la biomasa aérea, la respuesta a la fertilización nitrogenada (Figura 5b) y el contenido de nitrógeno y fósforo en planta. Más aún, se han desarrollado modelos para predecir el rendimiento de trigo y maíz integrando el NAN en 0-20 cm y el contenido de nitrógeno en forma de nitrato a la siembra de los cultivos en 0-60 cm. Así, se puede conocer la productividad del cultivo que se tendrá a partir de la provisión de nitrógeno del suelo y se pueden ajustar las dosis de fertilizante nitrogenado para alcanzar un determinado rendimiento. Los estudios sugieren que el NAN podría ser un indicador de la capacidad del suelo para proveer fósforo y azufre a las plantas.
Figura 5. Rendimiento en grano (a) y contenido de nitrógeno en planta (b) de trigo en función del nitrógeno mineralizado en anaerobiosis (NAN) en 0-20 cm en lotes de producción agrícola en Molisoles del centro-sudeste de la Provincia de Buenos Aires.
En síntesis, el NAN es una herramienta útil para diagnosticar el estado de salud del suelo. Con un único parámetro fácil y económico de medir e interpretar, es posible conocer la condición de salud edáfica y planificar prácticas de manejo para mejorarla o mantenerla. Prácticas que incrementen el NAN, no solo mejoran la salud bioquímica, física y microbiológica del suelo, sino que también aumentan la productividad de los cultivos.
"Prácticas que incrementen el NAN, no solo mejoran la salud bioquímica, física y microbiológica del suelo, sino que también aumentan la productividad de los cultivos"
Agradecimientos:
Agradecemos especialmente a los asesores profesionales y productores agropecuarios que colaboraron en la búsqueda de sitios de muestreo y/o permitieron tomar muestras y realizar ensayos en sus establecimientos agropecuarios, contribuyendo en la generación del conocimiento publicado en este artículo
Cómo evitar que la maquinaria pise los rindes
¿Cómo resolver un problema que puede reducir los rindes hasta en un 50%? ¿La labranza es una solución o un problema a futuro?
Con la cosecha en puerta, es un buen momento para poner a punto los equipos y planificar la logística considerando los efectos del tránsito de la maquinaria en la compactación del suelo y la productividad.
“El tránsito de la maquinaria aumenta la densidad del suelo y puede reducir los rindes hasta en un 50%, dependiendo del tipo de suelo, el nivel de compactación y el clima”, explica Silvia Imhoff, especialista en suelos de la Universidad Nacional del Litoral y experta asociada a la
Red de Salud de Suelos (SS) de Aapresid. Este proyecto busca generar y difundir información para prevenir y mitigar el deterioro de los suelos causado por la maquinaria.
La merma progresiva de productividad se debe principalmente a que el pisoteo y el huelleado reducen la infiltración de agua en el suelo y dificultan su captura por parte de las raíces. “Actualmente, la eficiencia de captación de agua en el país ronda el 60%, lo que significa que los cultivos están aprovechando poco
más de la mitad del agua que proveen las lluvias”, advierte Cristian Alvarez, especialista de INTA Gral Pico y experto de la Red SS.
“Esto además genera la pérdida de poros y reduce la disponibilidad de oxígeno para las raíces, provocando anoxia, otro factor que afecta la productividad”, agrega Imhoff. A esto se suman problemas como el encharcamiento y la erosión.
Pero hay más: la degradación se incrementa cuando el tránsito excesivo se combina con rotaciones poco “intensificadas” y dominadas por cultivos de baja biomasa. Esta situación reduce la actividad microbiana y la acumulación de carbono (C) en el suelo, factores determinantes para fortalecer su estructura física.
Ensayos de larga duración realizados en zonas semiáridas y subhúmedas muestran que una mayor intensificación de las rotaciones puede mejorar la captación de agua en un 60% “En algunos casos, la infiltración pasó de 40-50 mm/h a 90-95 mm/h, y en campos subhúmedos, de 70-80 mm/h a más de 190 mm/h. Esto se logró con cultivos de servicios (CS) y una mejor nutrición, especialmente con fósforo (P)”, precisa Álvarez.
"La degradación se incrementa cuando el tránsito excesivo se combina con rotaciones poco “intensificadas” y dominadas por cultivos de baja biomasa. Esta situación reduce la actividad microbiana y la acumulación de carbono (C) en el suelo"
NOS ACOMPAÑAN
estrategias de ‘COSTO 0’ para reducir el tránsito de maquinaria
Australia es líder en la implementación del TCA (Tránsito Controlado Agrícola), una técnica para ordenar el tránsito de la maquinaria y, según explica Imhoff, puede mejorar los rindes hasta en un 25% luego de 3 a 4 años, dependiendo del nivel inicial de degradación. Si bien su uso óptimo requiere inversiones para unificar trochas de equipos o usar orugas, se trata mayormente de una técnica de gestión de procesos, es decir, ‘un cambio de mentalidad’.
Así lo afirman los especialistas en maquinaria de la Red de SS, Lisandro Repetto (FCA-UNR y miembro de la Asociación Argentina de Tránsito Controlado Agrícola, Aatranca) y Pablo Besson (Aatranca), quienes aseguran que Argentina cuenta con la tecnología necesaria para implementar TCA desde hace años. De hecho, ya hay al menos un proyecto en Chaco donde se aplica a gran escala.
Si bien gestionar equipos en un país donde
más del 60% de las labores son realizadas por contratistas es un desafío, los especialistas reconocen que existen prácticas simples y de ‘costo cero’ que pueden ser el primer paso hacia un tránsito controlado:
Aprovechar el piloto automático. “Asumiendo que un gran porcentaje de las labores se realiza con piloto automático, se podría comenzar usando las mismas ‘líneas madre’ de guiado para todas las operaciones, aunque los
anchos de trabajo no coincidan. Si estas líneas se respetan todos los años, se puede reducir el porcentaje de huellas entre un 50 y 60%”, explican. Para ello, el uso de señales con repetitividad asegura el “no corrimiento” de la línea de por vida. Además, las plataformas digitales con telemetría en tiempo real y los monitores con softwares cada vez más amigables, facilitan la operatividad.
Ordenar la dupla “tractor-autodescargable”. Otra acción simple es asegurar que el equipo tractor-autodescargable transite únicamente sobre las huellas de la cosechadora, saliendo de ellas sólo para descargar el grano.
Controlar los neumáticos. La presión de inflado no debe superar las 30 lb/pulgada. Como ‘plus’, el uso de neumáticos radiales y/o de alta flotación ayuda a reducir la compactación.
Entrar al lote con humedad óptima. Con niveles de humedad cercanos al 60%, el riesgo de compactación disminuye considerablemente.
Desde la Red de SS agregan que un buen diagnóstico del estado físico del suelo es clave para saber dónde estamos parados. En esa línea, desarrollaron una cartilla con 6 indicadores sencillos de medir a campo por los mismos productores, incluyendo infiltración, densidad y crecimiento de raíces, entre otros. 1 2 3 4
Compactación: ¿se resuelve con labranza?
Hugo Martín Ávila Poletti, responsable de Desarrollo de la Chacra Aapresid La Paloma, explica que “en ciertos lotes del NEA, con más de 20-30 años de agricultura, están detectando densificaciones a 10-20 cm, causadas por el tránsito de la maquinaria. Esto limita el crecimiento de las raíces y reduce la captación de agua”.
La Chacra, creada para mejorar los sistemas productivos de la zona de manera sustentable, evalúa posibles soluciones para este problema. Una de las grandes dudas que surgen en la discusión es si conviene o no descompactar de forma mecánica.
Para verlo con sus propios ojos, se animaron a evaluar el efecto del uso ocasional de Paratill, y vieron que “en situaciones de compactación
severa, la labor inicialmente aumentó la infiltración, pero este efecto, por sí solo, parece disminuir en poco tiempo”, comenta Ávila Poletti.
Las dos mediciones de infiltración realizadas después de pasar el implemento muestran que la velocidad de infiltración cayó un 34% en tan solo 5 meses (de 195 mm/h a 129 mm/h). Además, la cobertura se redujo en un 55%.
Estos resultados ponen el acento en la necesidad de adoptar estrategias integrales y de largo plazo para recuperar la salud física de los lotes, un trabajo que la Chacra ya viene desarrollando a través del ajuste de los cultivos que integran las rotaciones, la nutrición y el uso de cultivos de servicios.
ALERTA Fertilidad de los suelos en estado crítico
El 70% de la región pampeana presenta deficiencias en fósforo, limitaciones generalizadas de nitrógeno y azufre, y restricciones localizadas de micronutrientes y potasio. Con una nutrición balanceada, los rendimientos podrían aumentar entre un 15 y 25%.
Por: Ing. Agr. María
Eugenia Magnelli Para Prospectiva Aapresid
Los suelos pampeanos han ido perdiendo fertilidad y esto no es una novedad. Relevamientos de INTA y Fertilizar AC evidencian una caída en los niveles de materia orgánica que afectan la fertilidad física, química (nitrógeno, azufre y boro, principalmente) y biológica.
Según el Ing. Agr. Martín Díaz Zorita (UNLP, CONICET), el fósforo (P) disminuyó a razón de una parte por millón por año en la última década. Hoy, el 70% de la región pampeana tiene déficit de P, el 30% sufre limitaciones de potasio (K) y azufre (S), y el 8% en nitrógeno (N), con insuficiencias localizadas de micronutrientes.
El monocultivo, el laboreo del suelo, la escasa o nula reposición de nutrientes, sumado a los altos potenciales de rendimiento han empobrecido los campos, afectando la salud del suelo y su capacidad productiva. En contraste, las buenas prácticas agrícolas y el conocimiento de los mecanismos que regulan la fertilidad son claves para sostener la producción y garantizar la seguridad alimentaria.
Nutrientes esenciales para las plantas
El Carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O) son elementos químicos (no minerales) tomados del CO2 y el agua para luego ser convertidos en hidratos de carbono vía fotosíntesis. En cuanto a los nutrientes minerales, se clasifican en:
Macronutrientes primarios: por lo general son los más consumidos por las plantas y primeros en agotarse: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).
Macronutrientes secundarios y micronutrientes: requeridos en menor cantidad. Entre los secundarios están el azufre (S), calcio (Ca) y magnesio (Mg), y entre los micronutrientes, boro (B), hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), molibdeno (Mo) y cloro (Cl).
Necesidades nutricionales en cultivos de grano
Los nutrientes del suelo, la deposición atmosférica, el reciclado de residuos, etc. suelen ser insuficientes para sostener el crecimiento normal de los cultivos, requiriendo la adición de fertilizantes. El manejo de la nutrición explica brechas (diferencias) del 15 al 25% entre los rendimientos alcanzables y los actuales.
La Tabla 1 resume las necesidades nutricionales en cultivos de grano según el rendimiento esperado. Es importante remarcar que las fuentes orgánicas de nutrientes deben ser mineralizadas para que los cultivos puedan captarlas en sus formas inorgánicas.
Considerando la Ley del mínimo de Liebig, el rendimiento alcanzable es determinado por el factor más limitante en el lote. Por eso es necesario identificar los niveles del o los nutrientes que pueden limitar la normal producción de los cultivos en un sitio y decidir la dosis de aplicación de fertilizantes para su corrección. Existen dos enfoques para establecer cantidades a aplicar: Suficiencia (fertilizando el cultivo) y Reposición (reconstrucción y mantenimiento, fertilizando el suelo).
Además del irreemplazable muestreo y análisis de suelos, más el historial de los lotes, las tecnologías actuales como las imágenes satelitales, índices como el NDVI, mapas de rendimiento, modelos de simulación, franjas de suficiencia, entre otras, facilitan la detección temprana de deficiencias y permiten establecer estrategias de nutrición más precisas.
"El rendimiento alcanzable es determinado por el factor más limitante en el lote"
1. Necesidades nutricionales en cultivos de grano según el rendimiento esperado. Nitrógeno (N), Fósforo (P), Potasio (K), Magnesio (Mg) y Azufre (S).
Macronutrientes, los que no pueden faltar
N, P y K son esenciales para el crecimiento y metabolismo de los cultivos. La Tabla 2 resume sus funciones y síntomas de deficiencia.
Tabla
Nutriente
Principales funciones en la planta
Síntesis de clorofila
Andamiaje para la construcción de proteínas, vitaminas y sistemas enzimáticos.
Alimento de la flora microbiana del suelo.
Síntomas de deficiencia
Clorosis o amarillamiento de hojas
Síntomas inician en hojas más viejas.
Senescencia prematura.
Achaparramiento y hojas pequeñas.
Reducción en la producción de flores y tamaño de frutos. P
Interviene en el metabolismo y almacenamiento de la energía (ATP y NAD)
Participa en la fotosíntesis.
Transporte de otros nutrientes
Componente del material genético
Hojas color verde oscuro o azuladas. En especies como maíz y sorgo toma coloración morada-púrpura en tallos y nervaduras de las hojas.
Los síntomas se presentan en las hojas más viejas.
Menor desarrollo radicular.
Menor expansión foliar. Retraso en el crecimiento vegetativo, tallos cortos y delgados.
Daños en órganos reproductivos.
Retraso de floración y daños en la formación de semillas.
Interviene en la dinámica estomática mejorando el balance de agua y la fotosíntesis.
Activación enzimática
Síntesis de proteína y carbohidratos
Fortalece el sistema radicular, mejora la rigidez de los tallos y reduce el vuelco.
Balance de Agua (potencial osmótico)
Resistencia a condiciones de estrés (sequías, el hielo, las plagas y enfermedades).
Mejora la calidad de los cultivos.
Clorosis y marchitamiento progresivo de las hojas desde los bordes hacia el centro. Los síntomas se observan inicialmente en hojas inferiores.
Tabla 2. Principales funciones de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) en las plantas y síntomas de deficiencia de los 3 elementos en los cultivos.
Nitrógeno, el hacedor de proteínas
Después del agua, el N es el elemento que más limita la producción de cultivos. Su deficiencia impide lograr máximos rendimientos y reduce la cantidad de proteína cosechada, afectando la calidad nutricional de los alimentos.
El cultivo obtiene N de dos fuentes principales:
N en la solución del suelo, proveniente de la mineralización de la materia orgánica y de fertilizantes. Las raíces absorben N en forma de amonio (NH4) y nitrato (NO3).
Fijación atmosférica, que puede ser simbiótica, en el caso de las leguminosas, o no simbiótica, en ciertas gramíneas.
Sin embargo, hay procesos que restringen su disponibilidad:
Lixiviación. Los nitratos, solubles en agua, pueden desplazarse con las lluvias.
Volatilización. El amonio se puede perder como amoníaco (NH3) hacia la atmósfera.
Desnitrificación. Bajo condiciones de anaerobiosis, los organismos desnitrificadores utilizan NO3 en lugar de O2 para la actividad respiratoria; este proceso puede ocurrir en suelos con texturas finas y/o con mal drenaje.
Inmovilización. El N es capturado temporalmente por microorganismos, dependiendo de la relación C/N del residuo de cosecha. 20:1 marca el límite entre inmovilización y liberación de N, es decir, por encima de 30:1, existirá inmovilización de N, y por debajo de 20:1, habrá
liberación de N. La temperatura, la humedad y la aireación (porosidad) del suelo juegan un papel muy importante en este proceso.
Para satisfacer la demanda de los cultivos, se aplican fertilizantes nitrogenados (amoniacales y nitratados) sólidos y líquidos en una sola dosis o dividida. El maíz requiere alrededor de 20/25 kg/ha de N por tonelada de grano producido; para rendir 10.000 kg/ha, debe disponer de 200-250 kg/ha de N (además de lo aportado por el suelo y el fertilizante).
Con 46% de N, la urea es el fertilizante sólido más usado en el país. Se hidroliza rápidamente al tomar contacto con la humedad cuando la temperatura supera los 10 °C y es máxima a 25 °C; hoy hay compuestos de liberación lenta.
Plantas de sorgo con hojas viejas amarillas y de color verde pálido, síntomas de deficiencia de nitrógeno.
Fósforo (P) con alerta roja
En el suelo, el P se encuentra en mayor proporción en fracciones inorgánicas (soluble, precipitado o absorbido). Las plantas lo toman a través de las raíces como fosfatos y lo transforman en compuestos orgánicos que se acumulan.
La cantidad de P total que tiene un suelo depende de su composición original, aportes (fertilización, enmiendas, etc.), extracciones (cosechas, forrajes, etc.) y pérdidas del sistema suelo-planta. Si bien el P no es muy soluble, las
precipitaciones y la textura pueden desencadenar procesos de lixiviación, aunque en menor medida que N y S. Su disponibilidad es máxima con un pH entre 6,8 y 7,8.
La intensificación y la baja reposición de P han reducido sus niveles en la región pampeana. En la última década, los suelos perdieron 1,14 ppm/año, con caídas mayores en el sur de Córdoba y Santa Fe, oeste de Buenos Aires y La Pampa. Estos números son alarmantes, por ende, se debe procurar por la reposición de este nutriente.
Plantas de maíz con hojas inferiores con tonos morados, síntomas de deficiencia de fósforo en un sistema con labranza
El P Bray es el mejor indicador de la disponibilidad de P en el suelo. La Figura 3 muestra la relación entre P Bray y el rendimiento relativo de los principales cultivos, con sus umbrales críticos.
Figura 3. Relación entre P Bray y el rendimiento relativo de los principales cultivos agrícolas. Fuente: Fertilizar Asociación Civil
Las fuentes de P más utilizadas son los superfosfatos y fosfatos de amonio, de alta solubilidad. Dado su limitado movimiento en el suelo y su importancia en etapas tempranas del cultivo, la fertilización se debe realizar en forma completa o fraccionada antes o durante la siembra, ya sea al voleo (mejor distribución y diagnóstico) o en bandas (mayor absorción inicial y efecto arrancador). Además, la baja movilidad del P lo convierte en una reserva a largo plazo, permitiendo sostener su disponibilidad en el tiempo.
"Las fuentes de P más utilizadas son los superfosfatos y fosfatos de amonio, de alta solubilidad"
Potasio (K) con luz amarilla
El K, al igual que el P, proviene de los materiales que dieron origen al suelo. Los suelos pampeanos derivados de loess son naturalmente muy ricos en K, pero la expansión agrícola y el aumento de los rendimientos han acelerado su remoción, reduciendo sus niveles.
El K se pierde por erosión, escurrimiento y lavado, siendo más móvil que el P. Ca y Mg compiten con K por su ingreso a la raíz, por lo que si sus niveles son altos, se necesitarán elevados niveles de K disponible.
Decoloraciones pardas y quemado en los márgenes de las hojas más viejas, síntomas de deficiencia de potasio en maíz y soja. Créditos IPNI.
El fertilizante potásico más difundido es el cloruro de potasio (ClK), cuya aplicación en el surco favorece la absorción temprana. Para evitar fitotoxicidad, se recomienda aplicarlo al costado y por debajo de las semillas. Experiencias recientes de Fertilizar AC, INTA y la FCA
Macronutrientes secundarios
El azufre (S), calcio (Ca) y magnesio (Mg), también llamados mesonutrientes, son requeridos en cantidades menores que los macronutrien-
(UNER), en colaboración con Uralkali Trading SIA y Nitron Group, muestran que en suelos con menos de 150-180 ppm de K, la fertilización potásica incrementó los rendimientos de maíz, soja y trigo en un 10% o más.
S Componente de aminoácidos, vitaminas y coenzimas.
tes, pero mayores que los micronutrientes. En la Tabla 3 se detallan sus principales funciones, síntomas de deficiencia e información relevante.
Clorosis o amarillamiento de hojas y nervaduras.
Síntomas inician en hojas más jóvenes.
Hojas rayadas (en maíz es más marcado)
Plantas pequeñas.
Más del 90% del S está en la materia orgánica (MO).
Bajos % de MO y altos rendimientos reducen su disponibilidad.
Un maíz que rinde 5000 kg/ ha extrae 20 kg S/ha, pero si alcanza 15000 kg/ha extrae 56 kg S/ha.
Se recomienda tomar muestras de tejido para diferenciarlo de deficiencias de N. Ca
Estimula el desarrollo de las raíces y hojas.
Fortalece estructuras de sostén.
Menor susceptibilidad a infecciones fúngicas.
Mg
Componente estructural de la clorofila.
Activa enzimas de respiración, fotosíntesis y síntesis de ARN/ ADN.
Necrosis de meristemas.
Raíces más cortas.
Menor crecimiento.
Comienza en hojas más viejas.
Decoloraciones amarillas internerval, seguido de coloración rojo morado de los bordes hacia adentro, finalmente necrosis en la nervadura principal.
Abscisión foliar.
Suelos arcillosos tienen más calcio que los arenosos. En suelos ácidos, su incorporación corrige deficiencias y mejora la disponibilidad de otros nutrientes.
Muy lixiviable
En general, es deficiente en suelos de textura gruesa, ácidos y alta pluviosidad.
Por debajo de 25-50 ppm de Mg intercambiable en el suelo, las plantas tienen síntomas de deficiencia.
Tabla 3. Funciones, síntomas de deficiencia e información de interés sobre S, Ca y Mg.
Nutriente Funciones en la planta Síntomas de deficiencia Información general
Micronutrientes, poco, pero esenciales
Hierro (Fe), manganeso (Mn), boro (B), zinc (Zn), molibdeno (Mo), cobre (Cu) y cloro (Cl) se requieren en pequeñas cantidades, pero si alguno falta, puede limitar el crecimiento de los cultivos. En la Tabla 4 se describen sus funciones, síntomas de deficiencia e información relevante.
Fe
Mn
Formación de clorofila y sistemas enzimáticos respiratorios. Actúa como portador de oxígeno.
Activador enzimático, constituyente de proteínas y esencial en la fotosíntesis y transporte del agua.
Hojas amarillas casi blancas, clorosis internerval con nervaduras bien marcadas.
Los síntomas aparecen primero en hojas jóvenes.
Deficiente en suelos pobres en MO, calcáreos (pH 7,4 a 8,5), desequilibrio de metales, exceso de P, alto contenido de cal o bicarbonato, y suelos fríos.
Se corrige con fertilización foliar o al suelo de sulfatos, óxidos de Fe y quelatos de Fe.
Esencial en la germinación del polen, formación de proteínas y paredes celulares, y transporte de carbohidratos.
En dicotiledóneas (soja, por ejemplo): Hojas jóvenes amarillo pálidas, clorótico internerval que pasa a una necrosis castaña o parda.
Gramíneas: Hojas basales con moteado gris o pardo grisáceo.
Deficiente en suelos calcáreos, mal drenados o ricos en MO y pH +7,5.
Concentraciones de 10-20 mg de Mn por kg de materia seca (10-20 ppm) marcan suficiencia para varias especies
Se aplica sulfato de Mn al suelo o foliar.
Atrofia del crecimiento, necrosis en hojas jóvenes y yemas.
El rango de B en el suelo es 7 a 80 ppm, menos del 5% está disponible para las plantas.
Lixivia fácilmente en suelos arenosos.
pH superior a 6,3-6,5 restringe su absorción.
Cuando la absorción de Ca es alta, los requerimientos de B aumentan
Zn
Activa sistemas enzimáticos y participa en la síntesis de clorofila y en la formación de hidratos de carbono.
Mo Componente de enzimas nitrato reductasa y nitrogenasa.
Los síntomas aparecen primero en hojas jóvenes.
Maíz: las yemas jóvenes se tornan blancas o amarillo pálido.
Soja: moteado internerval de las hojas más maduras que pasan a necrosis bronceada.
Los suelos de textura fina (limosos-arcillosos) contienen más Zn que los arenosos.
Máxima disponibilidad entre pH 5 y 7.
Su deficiencia es más pronunciada en suelos fríos, húmedos o anegados.
El maíz es muy sensible ante su falta.
Cu
Asociado a enzimas intervinientes en reacciones redox.
Clorosis entre nervaduras y necrosis en hojas viejas. Irregularidad en la formación de hojas.
Inhibición de la floración. Reducción de la absorción de N.
Presente en pocas cantidades (0,2 y 5 ppm en el suelo y 1 ppm en plantas), su disponibilidad aumenta con el pH (máxima entre 7 y 8,5).
Los suelos ricos en Fe suelen ser pobres en Mo disponible
El P facilita su absorción.
Las deficiencias se acentúan en condiciones de sequía y suelos fríos.
Se emplean dosis (325 a 350 gr Mo/ha).
Necesario en la fotosíntesis y en la división foliar.
Detención del crecimiento. Deformación y decoloración de hojas jóvenes.
Necrosis del sistema apical. Las plantas no florecen con síntomas agudos.
La mayoría de los suelos poseen entre 1 y 40 ppm de Cu (9-10 en promedio), entre 1 a 2 ppm son deficientes.
Su movilidad se reduce con pH +7,5.
Deficiencias en suelos arenosos, calcáreos o excesivamente lavados.
Fe, Mn y Al afectan su disponibilidad. Cl
Importante para el movimiento del agua.
-Inhibe enfermedades (pietín en trigo)
Manchas en los ápices foliares, clorosis y necrosis, hojas con crecimiento reducido o coloración amarronada.
Su cantidad en la solución del suelo varía entre 0,5 a 6000 ppm, y tiene gran movilidad.
Fertilizantes clorados: Cloruro de amonio, cloruro de Ca, cloruro de Mg, cloruro de K.
Tabla 4. Funciones, síntomas de deficiencia e información general de micronutrientes.
Síntomas de deficiencia de hierro en soja: clorosis internerval o necrosis en extremos y, nervaduras prominentes en un sistema donde se realiza labranza.
Créditos Fertilizar AC
Acciones para maximizar resultados
Diagnóstico. El análisis de suelo permite conocer la disponibilidad de nutrientes y es el primer paso para definir un programa de fertilización. El diagnóstico de elementos limitantes y las expectativas de rendimiento, determinarán las dosis a aplicar.
Reconocimiento de deficiencias nutricionales. El análisis de plantas con clorofilometros, por ejemplo, ayuda a dilucidar síntomas antes de que afecten el rendimiento.
REFERENCIAS
Fertilización eficiente. Respetar los 4 pilares básicos: fuente, dosis, momento y lugar correctos.
Buenas prácticas agrícolas. Siembra directa, rotación de cultivos, cultivos de servicio y reposición de nutrientes mejoran la salud del suelo.
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
Simplificando la integración de los bioinsumos en el agro
Biologika, una empresa nacida en la Chacra Bioinnova, se posiciona como una alternativa sostenible para la agricultura actual, con soluciones que combinan bioinsumos y servicios al productor.
En los últimos años, la agricultura ha experimentado una transformación significativa con el auge de los bioinsumos. Estos productos, derivados de organismos vivos o sus componentes, han demostrado ser una alternativa efectiva y sostenible a los productos fitosanitarios tradicionales. Biologika, empresa surgida en la Chacra Bioinnova de Aapresid, se ha convertido en un referente en este ámbito, promoviendo prácticas agrícolas que respetan el medioambiente y mejoran la productividad de los cultivos.
¿Qué son los bioinsumos?
Los bioinsumos incluyen biofertilizantes, biopesticidas, bioestimulantes y biocontroladores. A diferencia de los productos fitosanitarios tradicionales, se obtienen a partir de microorganismos, extractos vegetales y otros materiales biológicos, lo que los hace más seguros para el ambiente y la salud humana.
Ventajas de su uso
Sostenibilidad ambiental: Los bioinsumos contribuyen a la reducción de la contaminación del suelo y del agua, ya que son biodegradables y no dejan residuos tóxicos. Además, favorecen la biodiversidad y la salud del suelo, creando un entorno más equilibrado y resistente a plagas y enfermedades.
Mejora de la productividad: El uso de bioinsumos puede aumentar la productividad de los cultivos al mejorar la nutrición y la salud de las plantas. Los biofertilizantes, por ejemplo, facilitan la absorción de nutrientes esenciales, mientras que los bioestimulantes promueven el crecimiento. A largo plazo, su uso puede reducir la dependencia de insumos químicos tradicionales y aumentar la eficiencia en el manejo de los recursos naturales.
El modelo de negocio de Biologika
“Biologika se crea como una herramienta de servicio para el productor agropecuario, que, bombardeado por el boom de los bioinsumos, muchas veces no sabe o no entiende cómo combinarlos con los productos tradicionales", explica Antonio Nerviani, socio fundador.
La empresa basa su modelo de negocio en la innovación y la sostenibilidad, adaptando y transfiriendo tecnología a los productores. Biologika invierte constantemente en la investigación de nuevos bioinsumos así como en la mejora de los ya existentes. Su equipo de científicos trabaja en colaboración con universidades, INTA y Conicet para desarrollar productos que respondan a las necesidades específicas del sector.
"Biologika invierte constantemente en la investigación de nuevos bioinsumos así como en la mejora de los ya existentes."
“La idea es que quien visite un local de Biologika tenga la certeza de que el asesor le brindó la mejor herramienta para combinar productos biológicos en su esquema productivo”, comenta el Ing. Agr. Maximiliano Bordas.
Capacitación y asesoramiento
Además de ofrecer productos de alta calidad, Biologika capacita a productores y técnicos en el uso adecuado de los bioinsumos. A través de talleres y sesiones de formación, difunde las mejores prácticas para maximizar sus beneficios.
Resultados y futuro
Los productos de Biologika han sido probados en diversos cultivos con resultados satisfactorios. Productores que han adoptado bioinsumos de la empresa reportan mejoras en la salud de sus plantas, mayor rendimiento y una reducción significativa en el uso de productos fitosanitarios.
El uso de bioinsumos representa una oportunidad para avanzar hacia una agricultura más sostenible y eficiente. Biologika está a la vanguardia de esta transformación, ofreciendo soluciones innovadoras y efectivas que benefician tanto a los productores como al ambiente.
Con el impulso de empresas como Biologika, surgidas en el ámbito de Aapresid, el futuro de la agricultura se proyecta más verde y prometedor.
Para mas información: www.grupo-blk.com
La fórmula maestra: fertilización nitrogenada en maíz
La Red de Nutrición de Cultivos del Norte Argentino de Aapresid revela las claves para una fertilización eficiente en maíz: evaluar el potencial del ambiente, establecer umbrales críticos y ajustar la dosis óptima de nitrógeno para maximizar resultados.
El nitrógeno (N) es un nutriente esencial para el cultivo de maíz, especialmente en el noreste argentino (NEA), donde las condiciones de suelo y clima plantean desafíos particulares. Frente a esta realidad, el último informe de la Red de Nutrición de cultivos del norte Argentino de Aapresid (RNCNA) brinda herramientas prácticas y datos de ensayos que ayudan a los productores a optimizar sus rendimientos.
En los últimos años, la productividad del maíz en el NEA creció significativamente. Sin embargo, este aumento elevó la demanda de nitrógeno en un contexto donde los suelos, tras años de agricultura, lo ofrecen en menor cantidad de forma natural.
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Umbrales críticos de nitrógeno
Un aspecto central del informe es el concepto de umbrales críticos de nitrógeno, que indican el nivel mínimo en el suelo necesario para alcanzar un rendimiento óptimo. Para el NEA, se estiman en 150 kg N/ha sin considerar el aporte de N por mineralización (Nan) y en 298 kg N/ha al incluirlo.
No obstante, el rendimiento no depende sólo de la disponibilidad de N. Factores como precipitaciones, temperatura, manejo y condiciones
específicas del sitio también son determinantes. Por esta razón, el informe propone ajustar los umbrales críticos según tres ambientes productivos: rendimientos menores a 6000 kg/ha, entre 6000 y 9000 kg/ha, y superiores a 9000 kg/ha.
En estos escenarios, los umbrales críticos varían entre 138 y 165 kg N/ha considerando solo el nitrógeno disponible (suelo + fertilizante) y entre 275 y 311 kg N/ha incluyendo Nan. A medida que aumenta el potencial de rendimiento, los umbrales críticos son más altos.
Variables que determinan el potencial del ambiente
El informe también subraya la importancia de variables ambientales y de manejo para determinar el potencial del ambiente. Entre estas, la materia orgánica (MO) es clave: en ambientes con altos niveles de MO (entre 2,9% y 4%), los rendimientos superaron los 9000 kg/ha. De
¿Cómo calcular la dosis óptima económica?
Otro punto clave es la dosis óptima económica (DOE), que permite ajustar la fertilización según la relación de precios entre maíz y fertilizante nitrogenado. Con la aplicación web DONMaiz, se determinaron valores de DOE ajustados para distintos ambientes.
hecho, cada incremento del 1% en MO puede aportar hasta 1200 kg/ha adicionales.
En contraste, los ambientes de bajo rendimiento suelen asociarse con suelos más arcillosos y una mayor cantidad de años de agricultura, lo que afecta negativamente la disponibilidad de nutrientes.
En condiciones de bajo rendimiento, la DOE fue de 50 kg N/ha, mientras que en rendimientos medios y altos fue de 59 y 77 kg N/ha, respectivamente. Para calcularla, los productores deben realizar un análisis de suelo previo a la siembra, consultar los valores de disponibilidad óptima económica (DispOE) presentados en el informe y ajustar las recomendaciones según la relación de precios específica de cada lote y campaña.
"Los umbrales críticos varían entre 138 y 165 kg N/ha considerando solo el nitrógeno disponible (suelo + fertilizante) y entre 275 y 311 kg N/ha incluyendo Nan. A medida que aumenta el potencial de rendimiento, los umbrales críticos son más altos."
DE CULTIVOS
Fertilizar con drones: ¿cuál es su capacidad operativa?
Para responder esta pregunta y conocer cómo estamos en Argentina en materia de uso de drones agrícolas, Martín Rainaudo, socio de Aapresid y gerente de Banburubi, comparte su mirada experta.
Por: Ing. Agr. María
Eugenia Magnelli
Para Prospectiva Aapresid
El uso de drones en agricultura es uno de los saltos tecnológicos más importantes de los últimos años en cuanto al manejo, nutrición y protección de cultivos. Su precisión, operatividad, capacidad de carga, versatilidad y otras prestaciones han convertido a estos vehículos aéreos no tri-
pulados en una herramienta estratégica para el agro argentino. Hoy es posible producir más con menos y la agricultura inteligente marca el rumbo hacia una gestión más eficiente y sustentable.
Drones agrícolas en Argentina
Se estima que en el país operan entre 1500 y 2000 drones agrícolas, y el número de empresas que brindan este servicio viene creciendo a pasos agigantados.
En Pergamino, una de estas empresas, Banburubi, comenzó a operar en 2020 y desde entonces ha pulverizado unas 6000 hectáreas con drones. “Si bien son cifras que podrían parecer bajas, priorizamos un crecimiento lento y seguro, siendo muy cuidadosos y autocríticos con
nuestro trabajo para evitar quemar una nueva tecnología con tanto por delante. La capacidad operativa de los drones mejora año a año, con tanques más grandes y mayor vida útil de las baterías. Gracias a esto hemos pasado de aplicar 5 a 15 hectáreas por hora en promedio. A su vez, nos permitió diversificar trabajos: al principio nos enfocamos 100% en ensayos y lotes de semilleros, pero hoy, gracias al progreso tecnológico, podemos realizar trabajos más extensivos”, explica el Ing. Agr. Martín Rainaudo, gerente de Banburubi, productor y socio de Aapresid.
El uso de drones en el campo vino a patear el tablero en cuanto a la manera de hacer agricultura. En ese sentido, Rainaudo comparte su visión sobre sus usos en cultivos extensivos, sus ventajas, desafíos y aspectos a mejorar.
Fertilización con drones
Equipados con GPS, cámaras multiespectrales, sensores, radares anticolisión, software avanzado y sistema de pulverización, los drones agrícolas pueden aplicar fertilizantes líquidos o hidrosolubles con una precisión milimétrica
El análisis y la correlación de distintas capas de información aportadas por imágenes aéreas, mapas de rendimiento, muestreo de suelo, índices verdes, entre otros, permiten diagnosticar deficiencias nutricionales e implementar algoritmos para prescripciones de fertilización variable o sitio específicos.
En cuanto a la capacidad operativa de los drones, Rainaudo advierte que hoy los equipos pueden levantar hasta 50 kg en el aire. “Si
uno tiene que aplicar 200 o 300 kg/ha de urea en trigo o en maíz -una práctica súper común-, el ritmo de trabajo es de 3 a 4 hectáreas por hora. Si lo llevamos a extensiones medianas a grandes, la fertilización con drones demandaría mucho más tiempo en comparación con los equipos terrestres, lo que la hace menos viable con la tecnología actual”, señala. No obstante,
ve un nicho muy importante en aplicaciones puntuales o de menor escala, como ensayos en franjas de suficiencia. También destaca la ventaja de poder aplicar nutrientes en distintos estadíos del cultivo riesgo de pisarlos, como ocurriría con las máquinas tradicionales.
Más servicios que cobran vuelo
En el mundo de los drones hay diferentes modelos y tamaños, equipados con sistemas y prestaciones específicas, abriendo un abanico de posibilidades para cada tipo de trabajo. Además de la nutrición de cultivos, el socio de Aapresid enumera otros usos agrícolas difundidos en nuestro país:
Caracterización topográfica: las imágenes aéreas permiten realizar relevamientos del terreno y mapas de suelos mucho más exactos y en tiempo real, herramientas claves para la agricultura de precisión o manejo por ambientes.
Mapeo de malezas: actualmente es posible realizar mapas con 2 cm de resolución de píxel de un lote y armar mediante softwares (algunos gratuitos, otros no) mapas de prescripción de aplicación para malezas en barbechos y también en postemergencia de soja y maíz. Estos mapas se cargan en un equipo terrestre con corte por secciones o pico a pico, o incluso pueden cargarse en un dron aplicador. “¿Funcionan perfecto? No del todo. A veces vemos algunas fallas puntuales, como la no detección de una maleza o la detección donde no las hay. Lo cierto es que continuamente van mejorando, hay un ida y vuelta permanente con los desarrolladores de estas tecnologías y, en el balance, aportan un valor enorme: se puede ahorrar más del 80% de productos en una aplicación. La ventaja es que, antes de aplicar, uno ya sabe dónde están las malezas mapeadas y la cantidad exacta de producto a preparar”, afirma el especialista.
Monitoreo de cultivos: “Hoy los drones vienen equipados con cámaras de mayor resolución, lo que permite sacar todo tipo de índices verdes con mucha más precisión que una imagen satelital. Los datos geolocalizados que aportan las imágenes aéreas, junto con el análisis de la información de los lotes y cultivos, dan un salto cualitativo en el manejo”, remarca. En este sentido, facilitan los siguientes puntos:
Caracterización de la variabilidad espacial y temporal del estado de los cultivos.
Conteo de plantas para determinar la calidad de siembra y/o emergencia, muy importante en cultivos como maíz.
Detección temprana de plagas, enfermedades, estrés hídrico y deficiencias nutricionales.
Mapas de prescripción de dosis variable (siembra, aplicación de fitosanitarios, fertilización, entre otras).
Siembra aérea: La siembra con drones resulta interesante sobre todo en especies donde se pueden aplicar entre 15 a 25 kg de semillas/ha. Algunos ejemplos son vicia, centeno, raigrás, melilotus, alfalfa y otras especies de verdeos, pasturas y cultivos de servicio. “Ahí se vuelve eficiente el dron”, asegura.
También se presenta como una alternativa viable para sembrar con cultivos en pie, independizandose de la cosecha del cultivo anterior, lo que permite ganar tiempo y potenciar rendimientos, al sembrar en fecha y condiciones más óptimas. Además, en lotes de difícil acceso
para las sembradoras convencionales, ya sea porque el terreno está encharcado, es irregular o hay presencia de vegetación leñosa, el dron puede ser una buena opción para la siembra.
Pulverización de fitosanitarios: A partir de la prescripción agronómica y el plan de vuelo, los drones pueden hacer aplicaciones dirigidas, más precisas y eficientes. Por ende, se reducen las pérdidas y el impacto ambiental, lo que representa un avance significativo hacia una agricultura sustentable. Además, se vuelve una ventaja a la hora de pulverizar cultivos altos o muy densos.
Según Rainaudo, un dron puede estar pulverizando entre 8 y 15 litros por hectárea de caldo. Por encima de esos valores, la operatividad se hace excesivamente lenta en cultivos extensivos, si se lo compara con un equipo terrestre. Los drones trabajan con ultra bajo volumen, por ende, hay que tener muy en cuenta este punto a la hora de pensar las formulaciones, realizar mezclas, sumar coadyuvantes y agua. “Hay que estar muy entrenados y tener conocimiento de cómo se pueden preparar los caldos. En nuestro caso, estamos tratando de generar información y compartirla, apuntando hacia una aplicación más responsable. En línea con esto, en octubre de 2024, Senasa estableció un plazo para que las empresas de fitosanitarios incorporen en las etiquetas de sus productos recomendaciones específicas para aplicaciones con drones”, detalla.
Aplicación de cebos: Una problemática cada vez más recurrente en el sudeste y centro norte de Buenos Aires, son las babosas y bicho bolita. Para estos casos, la dosis de cebos ronda los 3 a 4 kg/ha, pudiendo ser aplicados con
Ventajas que llegan volando
En las líneas anteriores, Martín Rainaudo fue deslizando algunos beneficios del uso de drones agrícolas. Aquí suma algunos puntos más a favor:
Acceso a terrenos difíciles o encharcados. En lotes con exceso hídrico, irregulares, pedregosos o con vegetación leñosa (en planteos ganaderos, por ejemplo), los equipos terrestres no pueden entrar al lote, mientras que los drones sí.
Posibilidad de trabajar de noche. El dron ejecuta la ruta de vuelo de manera autónoma y con ubicación por GPS, pudiendo trabajar de noche. Esto es sumamente ventajoso en verano, cuando se dan las condiciones ambientales óptimas para hacer aplicaciones. Otro punto no menor es que podemos controlar de manera
drones. “Estos productos son caros, y una regulación ligeramente errónea hace variar mucho los kilos. Pasarte en un 20 a 40% en la tasa de aplicación con un producto así es plata”, subraya Martín.
certera aquellas plagas que tienen hábitos nocturnos, como orugas en soja.
No se pisa el cultivo, por ende, se reducen las pérdidas por quebrado de plantas.
Ventajas en la logística. Los drones brindan una gran solución en trabajos muy puntuales o chicos. Hacer un viaje con un equipo pulverizador terrestre por pocas hectáreas resulta antieconómico. En cambio, el dron lo cargas en una camioneta o un tráiler, te trasladas al sitio y listo.
Reducción de costos de insumos, personal, etc.
Acceso a información en tiempo real.
Si bien los drones agrícolas han evolucionado de manera exponencial en pocos años -incorporando cámaras multiespectrales, mayor resolución de imágenes, más capacidad operativa, mejoras en la estabilidad en vuelo mecánicas, calidad de pulverización, etc.-, aún quedan cuestiones por ajustar para aprovechar su máximo potencial. Los usuarios hemos aprendido
mucho en este camino y también desarrollamos conocimiento para cubrir ciertos baches de información. Estos desafíos son ineludibles cuando sumamos herramientas disruptivas al manejo de nuestros sistemas productivos. Lejos de marcar desventajas, el gerente de Banburubi habla de oportunidades de mejora para potenciar el uso de drones en cultivos extensivos:
Desafíos a trabajar
Operatividad limitada (Ha/h). En los drones más modernos, la operatividad se encuentra entre 10 y 20 hectáreas por hora, ubicando a los vehículos autónomos no tripulados en una posición desventajosa respecto a los equipos terrestres que triplican o cuadruplican esta cifra.
Carga de baterías y productos. Actualmente, cada 6 a 7 minutos aproximadamente, el dron debe volver a la base para el recambio de baterías y la recarga del caldo. El santo grial de las aplicaciones con drones será cuando estos procesos se puedan automatizar. La automatización de estos procesos será algo grandioso para la operatividad y permitirá que varios drones trabajen de manera simultánea.
Servicio postventa. Este punto es importantísimo y, en ese sentido, los distribuidores van mejorando en cuanto a conocimiento, soporte, disponibilidad de repuestos, etc.
Comercialización de los equipos usados
Los drones tienen una dinámica de recambio muy alta en comparación con las pulverizadoras terrestres. Cada 2 o 3 años, hay que pensar en renovar el modelo, lo cual hay que considerarlo a la hora de “meterse” en esta actividad. Hoy, el mercado de usados no está muy desarrollado y el valor de reventa es muy bajo o casi nulo, impactando después en las tarifas.
Idoneidad de los pilotos. Se está avanzando mucho en la formación de pilotos de drones, la capacitación se va federalizando y se abren nuevas escuelas.
Calidad de aplicación y conocimiento. La calidad de aplicación es el tema número uno a trabajar, por ende, cobra relevancia conocer cómo se comportan la combinación de los diferentes parámetros y las variables ambientales. Como se mencionó anteriormente, los drones trabajan con ultra bajo volumen, por lo que es importantísimo que las empresas de fitosanitarios incorporen en los marbetes de sus productos las dosis adecuadas para estos equipos.
Por último, pero no menos importante, es necesario seguir generando y difundiendo información para reducir errores, maximizar la eficiencia en el uso de los recursos y potenciar la producción de nuestros cultivos en un marco sustentable.
"Los drones agrícolas pueden aplicar fertilizantes líquidos o hidrosolubles con una precisión milimétrica"
Agradecemos a Martín Rainaudo por sus valiosos aportes en esta nota.
Estrés biótico y abiótico: el combo que pone en jaque al maíz
El efecto combinado de factores bióticos y abióticos induce la podredumbre de raíz y basal de tallo del maíz, vuelco, protagonistas de la última campaña. Claves para entender y enfrentar estas enfermedades.
Por: Laura M. Giorda¹ y Laura Ferreyra²
¹Ing. Agr., M.Sc., Ph.D., Fitopatóloga y Fitomejoradora.
Asesora .Ex Investigadora de INTA y Profesora Patología Vegetal, FCA-UNC.
²Ing. Agr., Investigadora en Maíz. EEA INTA Manfredi.
La podredumbre basal y del tallo del maíz (vuelco) ha sido un problema común en Argentina y otras regiones maiceras del mundo, presentándose cada año con distinta gravedad. Durante la campaña agrícola 2023/24, se produjo una emergencia sanitaria de intensidad y extensión geográfica inusitada, causada por el complejo “corn stunt”. Esta situación, favoreci-
da por condiciones ambientales de estrés abiótico y altas temperaturas, afectó principalmente los maíces de siembra tardía en la región central/ sur del país (en el norte es una enfermedad endémica). En muchos lotes de distintas provincias se observaron síntomas de vuelco, podredumbre basal y otras sintomatologías que podrían haber actuado de manera sinérgica (Figura 1).
En la provincia de Córdoba, esta sintomatología se observó en maíces sembrados en fechas tardías (posteriores al 15/12/24), durante los estados fenológicos de R3 y R4. Las condiciones climáticas de esa campaña fueron inusuales en comparación con los registros históricos (Giorda y Ferreyra, 2025).
1. Síntomas de podredumbre de la raíz y basal del tallo, vuelco del maíz, inducido por distintos patógenos, en este caso se observaron Fusarium spp (F. verticillioides) y Gibberella zeae.
La intensidad del daño causado por la podredumbre basal del maíz, varía según condiciones edafo-ambientales específicas, factores abióticos y bióticos, y, en ocasiones, prácticas agronómicas deficientes que inducen estrés fotosintético. Esta situación, junto con la
presencia de organismos patógenos (algunos en estado latente), favorece la invasión de hongos y/o bacterias a través de las raíces o del aire, penetrando en las partes superiores de la planta (hojas, tallo, estigmas) por heridas o aberturas naturales.
Figura
Esta interacción limita la formación de carbohidratos y moviliza las reservas (“fuente”) hacia el llenado del grano (“destino”). Como consecuencia, se favorece la invasión y desarrollo de organismos que debilitan la base del tallo, afectando el rendimiento y la calidad del grano (Figura 2).
Figura 2. Síntomas y signos de los principales patógenos causales de la podredumbre de la raíz y basal del tallo de maíz. Fuente: Giorda, L.M., Clase Epidemiología. Sanidad Vegetal. FCA-UNC, 2024, adaptado de distintos autores: Jackson Ziems, T. et al., 2014. Nebraska University.
Cuando las plantas de maíz enfrentan la presión de patógenos foliares, plagas/vectores, patógenos provenientes de la diseminación aérea o del suelo -y en algunos casos por semilla que invaden las raíces o tallos-, y estrés abiótico, el riesgo de vuelco y podredumbre del tallo
aumenta severamente. Esto se debe al estrés fotosintético causado por la interacción de estos factores, que compromete la capacidad de la planta para capturar luz y convertirla en energía (formación de carbohidratos), especialmente en momentos críticos del llenado del grano.
Factores abióticos y ambientales como estrés por sequía, altas temperaturas, compactación del suelo, alta densidad de siembra, anegamiento, lluvias excesivas, deficiencias nutricionales y vientos fuertes combinados con tormentas pueden exacerbar un desbalance nutricional. Esto hace a la planta más susceptible al ataque de patógenos, ya que compromete su capacidad para mantener tallos fuertes y resistir invasiones.
Por otro lado, factores bióticos como los patógenos que causan la podredumbre del tallo, degradan los tejidos dentro del tallo, a través de procesos que incluyen diversas interacciones: reducción de la fotosíntesis y asignación de carbono, deficiencia de carbohidratos en el tallo (cuando la planta enfrenta estrés fotosintético, el suministro de carbohidratos se reduce) y mecanismos de defensa de las plantas como fitoalexinas (cuando la planta está estresada, es posible que no tenga recursos para desarrollar estas defensas, lo que facilita que distintos patógenos provoquen la podredumbre del tallo y vuelco).
Estos factores interactúan, causando estrés fotosintético, podredumbre y vuelco, con importantes pérdidas de rendimiento. Este fenómeno podría asociarse a la Teoría de Dodd, que relaciona la partición de nutrientes con la sanidad y “resistencia” de la planta a enferme-
dades. Según esta teoría, “la forma en que una planta asigna sus recursos (como nutrientes) entre crecimiento, mantenimiento y reproducción puede influir en su susceptibilidad a enfermedades como la podredumbre del tallo”.
Siguiendo esta teoría, cuando la planta asigna demasiada energía al crecimiento rápido o a la producción de semillas, puede generarse un desbalance de nutrientes. Esto compromete su capacidad para mantener tallos fuertes y resistir la invasión de patógenos.
Las condiciones ambientales previas a la floración (i.e. humedad, radiación y N) y los factores genéticos (híbrido de maíz) influyen en el número de granos y, por lo tanto, en las tasas de translocación de carbohidratos a la mazorca. A su vez, el ambiente en post floración (i.e. radiación y temperaturas entre 24-35 °C) y las características genéticas afectan la capacidad de la planta para cumplir con este compromiso de grano (número y peso), mientras mantiene la integridad de las raíces.
Comprender tanto la podredumbre del tallo y vuelco del maíz como la teoría de Dodd puede ayudar a los productores y agrónomos a desarrollar estrategias integrales para el manejo de esta enfermedad, mejorando la resiliencia de los cultivos de maíz.
Asociación del complejo de achaparramiento del tallo de maíz (Dalbulus maydis), con podredumbre basal y vuelco del maíz
Surge la pregunta de si el daño fotosintético causado por el complejo “corn stunt” podría favorecer la podredumbre del tallo por Fusarium spp y otros patógenos en el maíz. Esto es factible, ya que Dalbulus maydis y los patógenos asociados al achaparramiento del maíz pueden afectar significativamente la fotosíntesis, creando condiciones que hacen a las plantas más susceptibles a la podredumbre del tallo.
En Argentina no existen antecedentes experimentales que confirmen que el achaparramiento sea un factor desencadenante o que, actuando en sinergia, haya causado o incrementado la presencia de vuelco y podredumbre basal, con su consecuente efecto en los rendimientos. Sin embargo, las observaciones realizadas en la campaña 2024 en distintas zonas, junto con el análisis de las interacciones previas entre factores abióticos y bióticos, sugieren una potencial asociación.
Factores ambientales que coincidieron con la infección por complejo “corn stunt” afectaron la fotosíntesis y debilitaron la integridad estructural de los tallos de maíz, aumentando la probabilidad de invasión por otros patógenos y causando podredumbre del tallo y vuelco. Otros autores sugieren un efecto similar (Lopez da Silva, 2024; Corn Pathology and Breeding, 2024)
Obviamente, se requieren estudios experimentales específicos para corroborar esta hipótesis. Estas investigaciones son difíciles de ejecutar debido a la complejidad de ambos patosistemas, que involucran distintos patógenos, vectores, modo de acción y mecanismos de respuesta, además de su estrecha relación con factores ambientales.
Las complejas interacciones en el “complejo achaparramiento del maíz” se resumen en el diagrama de Figura 3. En este sistema, el ambiente (incluyendo factores bióticos y abióticos) y el manejo afectan la interacción planta/patógeno/insecto- vector, y, a su vez, a las interacciones.
El desequilibrio hormonal causado por la infección de los organismos responsables del achaparramiento del maíz afecta las vías metabólicas de la planta. Esto reduce la actividad fotosintética, genera una distribución desuniforme de nutrientes y debilita la integridad estructural. Como resultado, la planta se vuelve más susceptible a infecciones secundarias o al desarrollo e invasión de patógenos latentes, como los involucrados en la podredumbre del tallo y vuelco del maíz.
Comprender tanto la podredumbre del tallo y vuelco del maíz como la teoría de Dodd puede ayudar a los productores y agrónomos a desarrollar estrategias integrales para el manejo de esta enfermedad, mejorando la resiliencia de los cultivos de maíz.
Figura 3. Interacciones que afectan el patosistema causal del achaparramiento del maíz (“corn
stunt”).
En el Cuadro 1, se resumen los síntomas distintivos de dos de los patógenos más importantes que causan el complejo “corn stunt”, S. kunkelli y MBSP (Maize Bushy Stunt Phytoplasm). Asimismo, en la Figura 4 se muestran los distintos síntomas producidos por los patógenos involucrados en el complejo “corn stunt”, junto con sus características morfológicas.
Cuadro 1. Resumen de las diferencias en los síntomas de Spiroplasma kunkelii y MBSP.
Figura 4. Distintos síntomas producidos por los patógenos involucrados en el complejo “corn stunt” y sus características morfológicas: MRFV (maize rayado fino virus); MSMV (maize striate mosaic virus); MBSP (maize bushy stunt phytoplasma) y Spiroplasma kunkelii. Fuente: Giorda, L.M. Clases Epidemiología 2024, FCA-UNC. Diagrama adaptado de: León, P. y Gamez, R. 1981; Ruiz Posse, A. et al. 2023; Perez-Lopez et al. 2016. Fotos al ME de patógenos: Gimenez Pecci, M. de la Paz-INTA.
En general, puede señalarse que el daño fotosintético y el estrés general causado por Dalbulus maydis y el complejo de achaparramiento del maíz tienen efectos en “cascada” que debilitan la planta, comprometen su sistema de defensa y aumentan su susceptibilidad a enfermedades como la podredumbre del tallo. La reducción de la fotosíntesis limita la ener-
gía disponible para mantener la sanidad del tallo, mientras que el bloqueo del floema y la distribución limitada de nutrientes reducen las defensas naturales de la planta. Esto la hace más susceptible a las infecciones por hongos como Fusarium spp., Gibberella zeae, Stenocarpella maydis, Macrophomina y otros causales de la podredumbre basal del maíz.
En Argentina, los patógenos más comunes asociados a la podredumbre de raíz y tallo son los siguientes hongos: Fusarium graminearum, F. verticillioides, Stenocarpella macrospora, Stenocarpella maydis, Colletotrichum graminicola, Macrophomina phaseolina. Mientras que los hongos más frecuentemente asociados con la podredumbre de mazorcas y, en algunos casos, con la producción de micotoxinas son F. graminearum, F. verticillioides, Stenocarpella maydis, Aspergillus spp., Penicillium spp. (Giorda, L.M., y Vallone, 2001; DeRossi et al., 2016).
La compleja interacción entre este patosistema y otras enfermedades transmitidas por insectos/vectores, que inducen alteraciones fotosintéticas y debilitamiento estructural, subraya la necesidad de un manejo integrado de plagas y enfermedades. Este enfoque es esencial para prevenir la podredumbre del tallo y vuelco, reduciendo el impacto económico de estas enfermedades.
Este manejo debería incluir:
● Híbridos con mejor comportamiento o resistencia, no sólo a algunos de los principales patógenos, sino también a condiciones climáticas adversas (como estrés hídrico, altas temperaturas, resistencia física del tallo y características de “stay green”)
● Nutrición equilibrada, ajustada a la densidad de plantas.
● Prácticas de manejo óptimas que minimicen el estrés del cultivo y el estrés fotosintético, permitiendo su máxima expresión.
● Estrategias preventivas que limiten la entrada y diseminación de patógenos.
REFERENCIAS
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
“Corrientes tiene payé”... Y muchas naranjas
Con miles de hectáreas cultivadas, Corrientes es tierra de naranjas y una de las provincias citrícolas más importantes del país.
Por: Ing. Agr.
Antonella Fiore
Prospectiva - Aapresid.
La citricultura en las provincias de Entre Ríos y Corrientes comenzó a finales del siglo XIX, cuando los inmigrantes europeos introdujeron las primeras plantaciones de naranjas y limones, aportando sus conocimientos y experiencia en el cultivo de cítricos.
Con el crecimiento de la industria y de la demanda interna y externa, se comenzaron a adoptar técnicas modernas de cultivo que permitieron mejorar la calidad y el rendimiento de las cosechas. Esta evolución favoreció la expansión de las plantaciones, consolidándose como una industria clave en la región.
La combinación de clima cálido y lluvioso, junto con suelos fértiles, convirtió a esta región en un lugar ideal para el cultivo de cítricos. Hoy, continúa siendo una de las principales zonas productoras del país, con un amplio abanico de variedades y frutas de alta calidad.
En esta edición nos centraremos en las naranjas, que durante mucho tiempo fueron la fruta más cultivada en Argentina. Gracias a su plasticidad, se cultiva en todo el Litoral, desde el norte de la provincia de Buenos Aires hasta Misiones, y en el Noroeste, desde Catamarca a Jujuy. Otro mérito de la naranja es que fue el primer cítrico exportado por el país, y entre los años 60 y principios de los 80, representaba el 50% de las exportaciones argentinas.
Pero esto cambió en los 90. El éxito del limón en Tucumán y el explosivo crecimiento de su producción y exportación, desplazó a la naranja del primer puesto. Actualmente se producen alrededor de 900.000 toneladas de naranjas en Argentina. La mitad se consume como fruta fresca en el mercado local, siendo
la fruta más consumida en el país, con un consumo per cápita de 10-12 kg/hab/año. Del 50% restante, algo más de la mitad se destina a la industria del jugo (25-30% de la producción total). Aunque a Argentina le cuesta competir con Brasil en este sector, la industria del jugo volvió a ser una alternativa atractiva para el país debido a los problemas productivos y sanitarios surgidos en las dos principales regiones productoras del mundo (Brasil y Florida).
El 20-25% restante se exporta como fruta fresca, con volúmenes anuales de entre 140.000 y 190.000 toneladas. Los principales destinos son la Unión Europea, Rusia y Latinoamérica. También se exportan naranjas a Norteamérica, Asia o África, pero en volúmenes muy pequeños. Tanto en Europa como en Rusia, Argentina tiene que enfrentar la fuerte competencia de Sudáfrica, que es el gran exportador de naranjas australes. En este sentido, en años de menor producción sudafricana, los países compradores muestran gran interés en nuestras naranjas.
"Otro mérito de la naranja es que fue el primer cítrico exportado por el país, y entre los años 60 y principios de los 80, representaba el 50% de las exportaciones argentinas"
Según la Ing. Agr. Betina Ernst (Top Info Marketing S.A), en Argentina se diferencian dos regiones citrícolas: el noroeste y el noreste. En el noroeste, gracias al clima más cálido, las naranjas maduran antes, por lo cual es la zona de “primicia”. Allí se producen las primeras naranjas de la temporada (Hamlin, Pineapple, Robertson, Navel), que abastecen el mercado interno de marzo a mayo. A fines de junio, maduran las Valencias, que se destinan en primer lugar a la exportación, gracias a su precocidad, buena calidad interna y atractivo color.
En el Litoral argentino se cultivan las naranjas de postre (Navel), que tienen más exigencias en cuanto a clima y suelo, por lo que su zona productiva es más restringida y la producción es mucho menor a la de naranjas de jugo. También el período de oferta es más acotado. Al fi nal del invierno maduran las Valencias en esta
región, destinadas en su mayoría al consumo local durante la primavera y verano, aunque un cierto volumen se exporta. En los últimos años se expandieron nuevas variedades como las Salustianas y las Valencias mejoradas (Midnight, Delta Seedless), con éxito tanto en el mercado interno como en exportación.
Gracias a las diferentes regiones productoras y las distintas variedades, el mercado interno cuenta con naranjas de jugo casi todo el
año, mientras que las de postre están disponibles desde mediados de otoño hasta la primavera. En el mercado internacional, Argentina se destaca como proveedora de naranjas de jugo, tanto las tempranas del Noroeste como las más tardías del noreste, a lo que se suma una creciente exportación de Salustianas. En cambio, la producción de naranjas Navel es más limitada y se destina prioritariamente al mercado local.
Corrientes: tierra de ríos y cítricos
Ubicada en la región del Litoral, la provincia de Corrientes se destaca por su particular geografía, con casi la totalidad de sus límites provinciales determinados por grandes ríos. El río Paraná traza su frontera internacional con Paraguay mientras que el río Uruguay la separa de Brasil y del país vecino con igual nombre. Además, tiene acceso directo a la hidrovía Paraná-Paraguay, que se extiende de norte a sur desde Puerto Cáceres en Mato Grosso, Brasil, hasta el océano Atlántico. Esta abundancia de recursos hídricos favorece diversas actividades económicas y productivas, entre ellas, la citricultura.
Corrientes ocupa una superficie citrícola de 30.697 hectáreas, lo que representa el 21,8% del total nacional. De esta extensión, el 55% corresponde a naranjas, 32% a mandarinas y 11% a limones. La producción citrícola se localiza principalmente en dos zonas: la cuenca de Monte Caseros (70%) y la de Bella Vista (30%).
La cadena citrícola comprende tanto la producción primaria, incluyendo el empaque y la conservación para su consumo en fresco, destinado principalmente al mercado interno; así como la industrialización de la fruta de menor calidad.
El año pasado, la provincia lanzó el “Plan Naranja”, un programa de incentivo, recuperación, mejoramiento e implantación de nuevos lotes de cultivo. El plan conlleva una fuerte inversión por parte del Gobierno provincial, del orden de los 200 millones de pesos en el primer año, con el objetivo de reactivar la capacidad de producción.
En un artículo publicado en el diario El Litoral, Claudio Anselmo, ministro de la Producción de Corrientes, señaló que el plan busca financiar la adquisición y entrega de plantas de las variedades más aptas, debidamente certificadas, a los pequeños productores, que van de 5 hectáreas en adelante.
Las semillas se obtienen a través de fondos del Tesoro de la Provincia, mediante un plan diseñado con el Ministerio de Producción, con el asesoramiento técnico de la Secretaría de Agricultura y Ganadería.
“El objetivo es que los productores de las casi 18 mil hectáreas de cultivos de naranja que hay en Corrientes renueven sus plantaciones a través de la técnica del cambio de copa, para lo cual se necesitan las yemas”, explicó Anselmo. Para ello se rubricó un convenio con el INTA (estación Bella Vista), que permitirá la producción de nuevas variedades en menor tiempo y así satisfacer la demanda del mercado internacional.
En el aspecto sanitario, Corrientes trabaja junto a Entre Ríos en el control del HLB (Huanglongbing), la enfermedad más dañina para los cítricos. Para ello, se apela a un control biológico mediante la cría masiva de Tamarixia radiata, una avispa que combate al insec-
DEDICATORIA
"Corrientes ocupa una superficie citrícola de 30.697 hectáreas. De esta extensión, el 55% corresponde a naranjas, 32% a mandarinas y 11% a limones"
"A Santa Rosa y Ramón, mis abuelos, con quiénes pasé parte de mi infancia en esta hermosa provincia y sin querer, en esos años, me ayudaron a descubrir que la agronomía era mi camino"
to vector HLB. Estos ejemplares serán liberados en zonas urbanas, quintas abandonadas y otras áreas con alta presencia de la plaga. En ese marco, se firmó un convenio de vinculación con el INTA y la fundación ArgenInta para potenciar la producción del insecto benéfico en el laboratorio INTA de Bella Vista.
Además del HLB, otro desafío santuario para el sector es el control de la mosca de los frutos, una plaga que representa una barrera arancelaria muy grande para la producción.
REFERENCIAS
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
Rumiantes: ¿aliados o enemigos del suelo?
Mientras algunos los critican por su impacto ambiental, la ciencia sigue demostrando que, con un manejo adecuado, estos animales pueden ser grandes aliados en la restauración y conservación del suelo.
Por Dr. Ing. Agr. José Martín Jáuregui
Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL).
En las últimas décadas, la ganadería ha sido objeto de fuertes críticas. Desde activistas hasta ONGs, pasando también por organismos internacionales, se la ha señalado como una actividad perjudicial para el medioambiente. El debate público se vio dominado por imágenes de tierras deforestadas, sobrepastoreo, erosión y emisiones de gases de efecto invernadero, utilizando a la ganadería, en muchos casos, como un chivo expiatorio. Sin embargo, esta visión contrasta con la creciente evidencia científica que muestra un panorama más alentador: cuando se gestiona con buenas prácticas, la ganadería no solo es compatible con la salud del suelo, sino que puede ser clave para su recuperación.
Para entender este potencial, primero es importante reconocer que el suelo es un ecosistema vivo y no un simple sustrato. Un suelo saludable alberga miles de millones de microorganismos que descomponen materia orgánica, fijan carbono, reciclan nutrientes y mantienen su estructura.
Los rumiantes como "motor biológico"
A través del pastoreo y sus deyecciones, los rumiantes actúan como verdaderos "ingenieros" del ecosistema subterráneo. Sus principales aportes incluyen:
1 Estimulación del crecimiento de las raíces: Cuando los rumiantes consumen el forraje de manera controlada, estimulan a las plantas a desarrollar raíces más densas y profundas. Estas raíces liberan sustancias carbonadas (exudados), fuente de alimento para muchos microorganismos beneficiosos.
2 "Fertilización" natural y acelerada: Las heces y la orina de los rumiantes son un "cóctel" de nutrientes que las plantas pueden aprovechar rápidamente, acelerando el ciclado de nutrientes (Imagen 1).
3
Aportes microbianos: Las heces aportan millones de microorganismos provenientes del sistema digestivo del rumiante, aumentando la diversidad y actividad del suelo.
4 El pisoteo, un aliado si se lo controla: Puede favorecer la incorporación de materia orgánica al suelo y romper costras superficiales, mejorando la infiltración del agua. Sus beneficios dependerán de ajustar la carga animal al tipo de suelo y su nivel de humedad.
Imagen 1. Reciclaje de nutrientes en sistemas ganaderos (adaptado de Noble Institute).
Micorrizas: la red subterránea que el pastoreo bien manejado potencia
Una de las asociaciones más fascinantes en la biología del suelo es la simbiosis entre las raíces de las plantas y ciertos hongos benéficos llamados
micorrizas (Imagen 2). Estos hongos forman una red finísima que se extiende mucho más allá de las raíces, permitiendo a la planta acceder a agua y nutrientes (especialmente fósforo) que de otro modo no podría alcanzar. A cambio, la planta le suministra azúcares producidos en la fotosíntesis.
Imagen 2. Redes micorríticas y esporas (círculos brillantes en esta imagen). (Loreto Oyarte
Imagen 3. A la izquierda, plantas colonizadas por hongos micorríticos; a la derecha, plantas de la misma especie sin esta asociación simbiótica.
Gálvez, VU Amsterdam, AMOLF).
Esta asociación simbiótica, presente en más del 80% de las especies vegetales terrestres, es particularmente relevante en los pastizales. Cuando el pastoreo se maneja correctamente, ocurren varios procesos que favorecen esta red subterránea:
Desarrollo radicular compensatorio: Tras la defoliación parcial por pastoreo, las plantas aumentan la exudación radicular hasta un 30%, estimulando la germinación de esporas de hongos micorríticos y favoreciendo su colonización.
Reestructuración de la arquitectura radicular: El pastoreo moderado induce cambios morfológicos en las raíces que incrementan la colonización por hongos micorríticos, con mayor ramificación y superficie de contacto.
Distribución de propágulos micorríticos: Los rumiantes actúan como vectores de dispersión
La biodiversidad subterránea: un mundo que el pastoreo puede proteger
Aún sabemos muy poco sobre la enorme diversidad de vida que habita el suelo, pero se estima que un solo puñado de tierra puede contener miles de especies de microorganismos e invertebrados. Esta biodiversidad edáfica es fundamental para el funcionamiento del ecosistema, y la ganadería bien manejada puede contribuir a protegerla y potenciarla.
Las comunidades microbianas del suelo responden de manera específica a los patrones de pastoreo. Investigaciones recientes han
de esporas fúngicas a través de sus heces, aumentando la conectividad de la red micorrícica en el paisaje.
Las micorrizas juegan un papel clave en la productividad del pastizal. Estudios recientes han demostrado que comunidades vegetales con buena colonización micorrícica pueden producir hasta un 25% más de biomasa y presentar contenidos proteicos hasta un 15% superiores que sus contrapartes con baja colonización, especialmente en condiciones de estrés hídrico o nutricional (Imagen 3).
Además, estos hongos contribuyen al secuestro de carbono en el suelo mediante la producción de glomalina (una glicoproteína estable). Algunos estudios estiman que hasta el 15% del carbono secuestrado en suelos de pastizales puede estar asociado a esta sustancia, que también mejora la estructura del suelo y su capacidad de retención hídrica.
demostrado que sistemas de pastoreo rotativo implementados correctamente pueden incrementar entre un 20-40% la abundancia de bacterias fijadoras de nitrógeno y mejorar significativamente las relaciones entre diferentes grupos funcionales microbianos.
"Investigaciones recientes han demostrado que sistemas de pastoreo rotativo implementados correctamente pueden incrementar entre un 20-40% la abundancia de bacterias fijadoras de nitrógeno ."
El factor determinante para que la ganadería tenga un efecto positivo o negativo es el manejo del pastoreo. Los sistemas de pastoreo adaptativo, que ajustan la carga animal y los tiempos de pastoreo y descanso en función de las condiciones locales y siguiendo principios ecofisiológicos, han mostrado los mejores resultados. La clave es encontrar el equilibrio: suficiente pastoreo para estimular a las plantas y la biología del suelo pero sin llegar al sobrepastoreo, que degrada el ecosistema.
Las prácticas de pastoreo rotativo con altas cargas instantáneas y períodos de descanso adecuados han demostrado ser particularmente efectivas para fomentar las asociaciones micorrícicas. Estudios en diversas regio-
nes han documentado aumentos de entre 40 y 70% en la densidad de propágulos micorríticos en suelos bajo pastoreo rotativo en comparación con pastoreo continuo.
En gramíneas C4, por ejemplo, el pastoreo moderado durante la etapa de macollaje puede incrementar la colonización micorrícica hasta en un 35% comparado con plantas no pastoreadas. Remociones del 40-60% de la biomasa aérea suelen generar las respuestas más favorables en términos de exudación radicular y colonización fúngica.
Conclusiones
Lejos de ser enemigos del suelo, los rumiantes pueden ser grandes aliados en su restauración y conservación. Su impacto positivo radica en su interacción con las plantas y la compleja red de vida subterránea, donde las micorrizas juegan un papel fundamental como mediadoras entre el mundo vegetal y el suelo.
El desafío es implementar sistemas de pastoreo que respeten los principios ecofisiológicos y aprovechen al máximo el potencial de estos animales para construir suelos saludables y ecosistemas resilientes. Como siempre insisto: la ganadería bien manejada no es parte del problema, sino parte de la solución.
REFERENCIAS
Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-239
El campo lo llevó a charlar con reyes, premios Nobel y referentes
Roberto Peiretti es parte del grupo de pioneros de Aapresid. Intercambió ideas con figuras clave de la ciencia y la política global, desde Norman Borlaug hasta el rey Carlos III, pero su mayor orgullo sigue siendo el impacto positivo de la siembra directa en la agricultura y, particularmente, en los suelos.
Corría diciembre del año 2000, cuando el jefe del correo de Cruz Alta vio una carta con bordes de oro del Royal Mail, el correo Real del Reino Unido, y no se animó a mandarla de la forma tradicional. “No quisiera mandarla con el cartero, no vaya a ser que se pierda. ¿Podrá venir a buscarla?”, escuchó del otro lado de la línea Roberto Peiretti, nuestro socio destacado de esta edición. Tampoco él sabía de qué se trataba, por eso la sorpresa fue aún mayor cuando vio que era una invitación para exponer en el palacio Saint James, frente al entonces Príncipe Carlos, hoy Rey de Inglaterra, en enero del año siguiente.
Por Lucía Cuffia
Roberto había participado en un programa sobre agricultura sustentable en la Universidad de Essex, Reino Unido, sin saber que la Casa Real lo había patrocinado. Por eso, la reunión de cierre se realizó en el mismísimo palacio real donde, acompañado por su mujer Cintia y su hija María Marta, compartió un mano a mano con el monarca.
Ficha personal
Nombre: Roberto Atilio Peiretti
Profesión: Ingeniero agrónomo, productor y asesor
Lugar de nacimiento: Nació y vivió en Cruz Alta, Córdoba. Hoy sigue yendo periódicamente, pero la mayor parte del tiempo está en Rosario. Además de producir, sigue participando en eventos, congresos y reuniones a los que lo invitan, y lleva la cuenta con precisión: “En los últimos 25 años, viajé a más de 30 países para asistir a más de 70 actividades”.
Familia: Casado con Cintia Castagnino, entre los dos tienen seis hijos: María Belén, María Marta, Agustina, Florencia, Ignacio y Clara María; y cuatro nietos: Renato, Camila, Emma y Catalina.
Hobbies: Restaurar motos antiguas y pasear por zonas montañosas en dos ruedas. También le gusta mucho leer, la fotografía y volar. Es piloto civil y, aunque ya no pilotea, cada vez que se sube a un avión, vive el despegue, vuelo y aterrizaje como si lo estuviera piloteando. “Es como andar en bicicleta, no te olvidás más”.auténticas”
Roberto en un lote de soja que lleva 40 años cultivándose bajo siembra directa.
Esta es solo una de las muchas participaciones de este socio en los más diversos niveles: desde grupos de productores y universidades hasta estamentos gubernamentales y encuentros con figuras como la reina Beatríz de los Países Bajos, el príncipe Guillermo -hoy Rey- y su mujer Máxima, el Dr. Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz en 1970 y “Padre de la Revolución Verde”, entre otros. También visitó institucionalmente la sede de la FAO en Roma como presi-
dente de CAAPAS y fue invitado a prestigiosos ámbitos académicos, como la Universidad de Harvard, donde tuvo la posibilidad de ofrecer una clase en el curso de Agricultura General del Dr. Otto Solbrig. “Puedo decir que fui profesor en Harvard por 45 minutos”, dice. Es injusto nombrar solo algunos, pero esto ayuda a dimensionar el extenso historial de alguien que sigue dejando huella.
El ahora rey Carlos III conversando con Roberto, su hija Maria Marta y su mujer Cintia.
Exponiendo frente a la
“Había que abrir huella en un camino fangoso”
Roberto es parte del grupo de pioneros que desarrolló y promovió la adopción del sistema de siembra directa en Argentina y otras partes del mundo. “Si hay algún responsable de haber empujado fuertemente estas nuevas ideas, no es atributo de una persona, sino que fuimos un grupo de personas que compartíamos una visión y sueño común sobre la realidad agrícola y la necesidad de cambiar drásticamente y hacer evolucionar la forma de entender y llevar a cabo el proceso agroproductivo”, dice.
Beatríz de los Países Bajos (izq.), el príncipe Guillermo -hoy Rey- y su mujer Máxima (der.)
Con el Dr. Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz en 1970, luego de su disertación en el 7º Congreso Mundial de Trigo (2005).
El problema era enorme: había que seguir produciendo y creciendo en volúmen pero, al mismo tiempo, frenar y revertir la aceleración de la erosión y el deterioro de los suelos.
Este grupo de productores comenzó a trabajar espontáneamente, con un franco espíritu de apertura y de intercambio. “Uno identificaba un problema y su origen, otro proponía una solución y otro encontraba una ventaja adicional que podía sumarse; era una dinámica que se repetía una y otra vez, alimentado por la colaboración de todos”, dice Roberto. Nadie se guardaba nada; había demasiado por cambiar. Había que aprender a cultivar sin labrar los suelos, lo que significaba, ni más ni menos, dejar atrás el paradigma de las labranzas y el arado, aplicado desde los inicios de la agricultura. En otras palabras, había que desaprender para empezar de nuevo, desarrollando una nueva concepción del proceso productivo. Como se dice en el campo, había que abrir huella en un camino fangoso.
"Había que aprender a cultivar sin labrar los suelos, lo que significaba, ni más ni menos, dejar atrás el paradigma de las labranzas y el arado, aplicado desde los inicios de la agricultura"
Una de las tantas reuniones a campo junto a Rogelio Fogante.
En el caso de Roberto, las primeras pruebas de siembra directa las hizo en el sur de Córdoba, con intersiembras de pasturas sin labranza. Los resultados empezaron a mostrar que era posible, aunque reconoce que en, en los comienzos, “era mucho más lo que había que ajustar que los logros que obteníamos”.
Fruto de ese intercambio, se fue gestando lo que hoy es Aapresid. “El interés común nos llevaba a encontrarnos y así el grupo fue creciendo”, recuerda. Así fue hasta el año 89, cuando se estableció formalmente la organización. Pocos después, se conformó la Confederación de Asociaciones Americanas para una Agricultura Sustentable (CAAPAS), que originalmente abar-
có a Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay, para luego extenderse a otros países del continente americano. Roberto fue parte del grupo fundacional de ambas instituciones, incluso fue presidente de CAAPAS por dos períodos consecutivos. Aunque hoy no está activo en la actividad institucional, el primer slide de todas sus presentaciones lleva el logo de ambas instituciones: “Me tomo la licencia de sentirme representante, mi identidad siempre es Aapresid y CAAPAS”.
En Sudáfrica visitando y hablando al productor Anthony Miurehead (de sombrero verdoso), pionero de la siembra directa en su país.
De un patio lleno de hortalizas y frutales al campo familiar
Roberto nació y se crió en Cruz Alta. En el patio de su casa natal, cultivaba hortalizas y frutales, y tenía varias gallinas, conejos y perros que adoptaba como mascotas. Además de ir a la escuela y de pasarse horas remontando barriletes, le gustaba mucho ir al campo, donde lo encontrabas entre caballos, cosechadoras y tractores, o acompañando a quienes trabajaban en la manga vacunando animales.
En 1967 se fue a estudiar Agronomía en lo que hoy es la Facultad de Agronomía de la Universidad de Córdoba, justo en el año en que abrió sus puertas. En 1971, se recibió con el mejor promedio de su promoción y le otorgaron el "Premio Universidad". Gracias a esto, el British Council le ofreció una beca para estudiar en Inglaterra y hacer una Maestría y un Doctorado en Agronomía. Sin embargo, la condición de, a su regreso, comprometerse a trabajar en la universidad por el doble del tiempo que pasara en el exterior, lo llevó a rechazar la oferta.
“Doce años de mi vida con un camino ya trazado me parecieron una eternidad”, dice. Años más tarde, se presentó a un llamado público que leyó en un diario y obtuvo una beca Fulbright para estudiar en la Universidad de Oklahoma, donde en 15 meses obtuvo su Maestría en Ciencias con orientación en Agronomía.
“Siempre valoré la libertad de elegir, por eso no me suelen gustar las rutinas y la vida demasiado estructurada, con compromisos a futuro y menos aún a largo plazo. Me gusta manejar mis tiempos y organizar mi agenda, y mucho mejor si estoy en contacto con la naturaleza y sus avatares”, sostiene.
Luego de recibirse, se mudó a vivir a un campo familiar en el sur de Córdoba. Su padre estuvo diez días explicándole todo el manejo, desde la producción de granos hasta la ganadería y el tambo. “Cuando terminó, nos dijo a mí y a mi hermano: ‘Háganse cargo’. Y así arrancamos”, cuenta.
Con apenas 22 años, ya estaba tomando decisiones claves y respondiendo consultas. Sin embargo, antes de responder, siempre eligió escuchar. “Asesorar no es solo transmitir conocimiento, sino mantener la mente abierta y receptiva para aprender de quienes están todos los días en el campo”, dice. Esta filosofía la aplica también cada vez que lo invitan a eventos, reuniones o congresos: “Intento dar lo mejor de mí, pero en general termino llevándome mucho más de lo que pueda aportar”.
Motos, aviones y un legado que trasciende
Restaurar motos antiguas y recorrer las sierras en dos ruedas son pasiones que definen a Roberto. Esta afición nació en sus años de estudiante en Córdoba, cuando se compró su primera motoneta, una Rumi italiana, que se convirtió en su medio de transporte durante toda la carrera. Años después, esa misma moto regresó a Cruz Alta y quedó guardada en un galpón por más de tres décadas. Hasta que un día la rescató, la restauró y la puso nuevamente en marcha. Desde ese entonces, ha rescatado un par de motos más y hoy las disfruta dando paseos por las sierras cordobesas.
Pero sus pasiones no se quedan en tierra. Desde chico, volar fue parte de su vida. Su padre, además de abogado, era piloto civil y llevaba a Roberto y sus hermanos a dar vueltas en los aviones del aeroclub. “Cuando terminé la facultad, hice el curso y obtuve mi licencia”, cuenta.
Roberto representa la cuarta generación de una familia dedicada a la actividad agropecuaria, continuando el legado que comenzaron sus bisabuelos al llegar desde Italia. Hoy, con la quinta generación sumada al trabajo, sigue siendo el agrónomo del grupo. Aunque ha delegado muchas tareas en quienes lo siguen, su confianza en el equipo que se formó con la nueva generación, es total, algo que comenta con “mucho orgullo y satisfacción”.
Más allá de los roles, Roberto sigue haciendo lo que mejor sabe: observar, aprender, compartir y difundir conocimientos. Esta vocación ha sido una constante en su vida y lo llevó a escribir numerosos artículos, trabajos técnicos y a exponer frente a diversos públicos. Como reconocimiento a su trayectoria, en 2019, la Universidad de Córdoba le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, una distinción que resalta el impacto de alguien que continúa inspirando y dejando huella.
Doctor Honoris Causa. Recibiendo la máxima distinción que entrega la Universidad Nacional de Córdoba de manos del vicerrector Pedro Yanzi Ferreyra y del Decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Ing. Agr. Juan Marcelo Conrero.
De izq. a der.: Suichi Tokumoto, productor de Japón, Dr. Arap Bhor, productor de Kenia, y Roberto Peiretti. Difusión Global del Sistema de Siembra Directa en Rsleigh, Carolina del Norte. Reunión Global Farmer Network (2024).
La historia de la primera ingeniera agrónoma argentina
Lía Encalada rompió el paradigma en los estudios de agronomía. Hoy su historia nos resulta cercana, pero hace más de un siglo desafió los esquemas de la época.
Por: Sofía Colalongo Para Prospectiva Aapresid
En la actualidad, las mujeres representan el 38% de las inscripciones en la carrera de Ingeniería Agronómica, un 10% más que hace una década, de acuerdo con un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba,. Aún así, su participación
en el mercado laboral rural es menor: datos del INDEC de 2023 indican que sólo el 12,7% de la fuerza laboral en “Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura” está compuesto por mujeres, mientras que los hombres representan el 87,3%.
Pero esto no siempre fue así. Retrocedamos un siglo. Recién en 1880 se permitió que las mujeres pudieran estudiar en las universidades, y en 1927 se graduó la primera ingeniera agrónoma en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. Ese mismo año, otros 20 ingenieros recibieron su título de ingenieros en la FAUBA.
Lía Encalada, hija de la primera graduada de agronomía de Latinoamérica, abrió el camino para que muchas otras mujeres siguieran sus pasos. Nació en 1904 en un pequeño pueblo de Mendoza, en una familia con un fuerte vínculo con el campo: su padre fundó el primer Colegio de Ingenieros Agrónomos.
El rector de la Universidad de Buenos Aires entregando el diploma a Lía.
Años después, se mudó con su familia al sur del país, donde comenzaron a trabajar en las primeras chacras fruteras de la región, hasta entonces improductivas.
Lía fue delegada del Ministerio de Agricultura y trabajó mucho tiempo asesorando a productores que decidían incursionar en cultivos frutales como la manzana y pera. En ese entonces, había un grave problema con una plaga conocida popularmente como el bicho (Carpocapsa) y Lía era la responsable de armar la estrategia para su manejo. Esto le valió el apodo de “la bichológa”.
El clima árido y semiárido de la región, combinado con el sistema de riego del río Limay, creó las condiciones ideales para el desarrollo de cultivos frutales, en especial de aquellos que requieren un proceso de maduración controlado, como las frutas de hueso (ciruelas, duraznos) y de pepita (manzanas y peras).
En este escenario, además de haber constituido una base de producción agrícola familiar, Lía con su marido fundaron la Cooperativa Fruticul-
tores Unidos, que años más tarde concretó la primera exportación de frutas desde el Alto Valle a los Países Bajos.
A lo largo de su vida, Lía fue (y sigue siendo) un emblema de la representación de las mujeres en la ruralidad. Fue una de las fundadoras de la Red de Mujeres Rurales de Argentina, desde donde ayudó a que otras mujeres puedan acceder a tierras y créditos, les brindó capacitaciones y promovió su inclusión en los diferentes procesos productivos de los que aún eran marginadas.
La figura de Lía Encalada también está estrechamente ligada a la agricultura agroecológica, defendiendo un modelo de producción respetuoso con el medioambiente y con la salud de los recursos, una perspectiva relevante en el panorama agrícola argentino.
En homenaje a todo su legado, la Fundación de Mujeres Rurales de Argentina entrega desde 2022 los premios Lía Encalada, que destacan el trabajo de mujeres rurales en todo el país.