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De La FAA | Leo M. Hattrup, M.D Cirujano Aéreo Federal

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DE LA FAA

LEO M. HATTRUP, M.D., CIRUJANO AÉREO FEDERAL

Ir Demasiado Lejos: los Efectos Fisiológicos de la Fatiga

Por la Dra. Susan Northrup, cirujana de la FAA

Mientras escribo este artículo, me estoy poniendo al día con AirVenture. La maravillosa semana del AirVenture tiende a ser muy ocupada, por lo que la fatiga está muy presente en mi mente y sospecho que es el caso de muchos de ustedes. En general, pensamos en la fatiga como aguda (déficit de sueño reciente), crónica (varios días de sueño inadecuado) o circadiana (relacionada con la hora del día y los mínimos fisiológicos normales). En la aviación comercial, existen varias regulaciones específicas para limitar el día de servicio según la hora de presentación y el número de tramos. Estas restricciones regulatorias no se aplican a operaciones bajo 14 CFR parte 91, pero nuestras limitaciones fisiológicas sí. La cantidad de percances atribuidos a la fatiga, algunos fatales, lo demuestra claramente.

La fatiga afecta las funciones ejecutivas del cerebro, incluida la atención, la capacidad de hacer tareas multiples y la toma de decisiones, a veces de manera dramática. Esto puede resultar en confusión, fijación en una sola tarea, aumento de errores y, por supuesto, somnolencia. Desafortunadamente, tu capacidad para reconocer esto también se ve afectada.

Al principio del entrenamiento, es más probable que dediquemos tiempo específicamente a volar, ya sea vuelo local o de travesía. Ambos tienden a centrarse en cumplir requisitos normativos explícitos (horario y distancia). Esto tiene sentido en el entrenamiento de vuelo; el objetivo es aprender habilidades de aviación esenciales de la manera más eficiente posible. Pero es posible que este enfoque no te prepare para tu primer vuelo real de largo alcance o para la planificación de un vuelo. Agregue la fatiga y se aumentará el riesgo de un resultado adverso.

Existen algunas potenciales trampas. El riesgo de fatiga debería ser obvio cuando se experimenta sueño inadecuado, viajes transmeridianos (jet-lag), enfermedades recientes, semana laboral agitada, etc., pero no es prudente subestimar la capacidad humana para autoengañarse. Incluso si tuviera suficiente tiempo para dormir, es posible que no haya sido reparador. El estrés, el alcohol (incluso dentro de los mínimos legales), algunos medicamentos o un ambiente deficiente para dormir pueden provocar una fatiga inesperada (y no reconocida). Incluso el vuelo puede contribuir: los preparativos, la duración del vuelo en altitud, el clima o la falta de familiaridad con el curso son factores agravantes. También la deshidratación puede imitar y magnificar los efectos de la fatiga.

¿Qué puedes hacer?

Una autoevaluación previa al vuelo y continua de tu estado físico es fundamental. El acrónimo IMSAFE es una buena herramienta. Seguir adelante si se siente cansado implica un alto riesgo, especialmente por la noche. Tomá una siesta, reprogramaá el vuelo o dividí tu viaje para pasar la noche. Mentenete hidratado aunque tengás que agregar una parada en el camino para lograrlo. Para vuelos más largos, planeá piernas más cortas. Mantené una reserva de combustible segura, una vejiga cómoda y reducí el riesgo de un coágulo de sangre. (Por cierto, el café no es la solución: no reemplaza el descanso adecuado). Es mejor llegar tarde pero seguro que nunca llegar.

¿Que estamos haciendo?

La medicina aeroespacial lleva a cabo investigaciones sobre el manejo de la fatiga y las contramedidas. Mi personal está trabajando con sus pares de la NASA y la NTSB para continuar con las mejoras constantes en la seguridad de los vuelos. Los programas robustos para la aviación comercial pueden ser aplicables a la aviación general, incluso para operaciones de un solo piloto (ver más abajo). Durante más de una década, la aviación general ha disfrutado de una disminución constante en la tasa de accidentes. Por favor, ayudemos a mantener esta tendencia a la baja.

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