Venezuela
Año 9
26 de junio 2014
Número 371
www.abcdelasemana.com
Precio Bs.F. 10,00
Tulio Hernández
La carta de Giordani es el primer gran alegato conceptual escrito, sobre la profunda fractura interna del proyecto rojo / 6 Mibelis Acevedo Donís
Un enojoso ejemplo de dictadura es la decisión del TSJ de juzgar a Leopoldo López por la emisión de “mensajes subliminales” / 10 Andrés Oppenheimer
La posibilidad de que Dilma Rousseff puede perder las elecciones de octubre, hay que tomarla más en serio / 12
Leonardo Padrón
Ya Florida no es el cielo del shopping. Ahora es la ruta de fuga más cercana / 14 y 15
EDITORIAL
VANIDAD EXISTENCIAL NÉSTOR LUIS ÁLVAREZ M. Son muchos los sentimientos que, bajo el signo de la frustración, han motivado una cierta animadversión hacia los políticos y los partidos políticos. Esa animadversión no es exactamente eso que muchos políticos y opinadores ("analistas") suelen calificar -de manera muy sofista por cierto- como antipolítica. Con ese adjetivo -acaso anatema- esos sofistas buscan silenciar toda posibilidad de libre expresión de crítica y de insatisfacción hacia el estamento político, pero haciendo ver esa supuesta actitud antipolítica como una especie de patología antidemocrática e irresponsable. Sin embargo; es muy probable que la verdadera patología que impide que la política y el quehacer político brillen por todo lo noble y útil que puede llegar a ser, sea la vanidad existencial de muchos políticos y aprendices de políticos. Por una parte, sería absurdo que alguien niegue que los partidos tradicionales se acostumbraron a dificultar el acceso a los mecanismos de participación social y política durante el último medio siglo. Y es por eso que se hizo apropiado el término "partidocracia", como neologismo que quiere significar el desarrollo casi "canceroso" de la presencia de los partidos tradicionales en la vida del país; dominando al mismo tiempo, toda posibilidad de surgimiento de nuevas ideas y de nuevas formas de participación. Asimismo se puede entender que el triunfo de Chávez desmontó, parcialmente, la estructura hege-
mónica de esas elites políticas tradicionales. Chávez fue lo suficientemente listo -pero sobre todo perverso- para entender que, para que los venezolanos que le eligieron no lo despidieran y le quitaran su encargo de vengador, necesitaba que esas élites siguieran "jugando extrainnings". Si esa partidocracia mantenía su presencia y su hegemonía, aunque fuera de manera parcial o disminuida, su rol -acaso encargo- de vengador se mantendría vigente. Por eso es pertinente repensar la vocación política, y que todos los que deseen trabajar por los intereses colectivos rectifiquen su intención; que hagan el esfuerzo por tener cada vez mayor rectitud de intención. Y para lograrlo, es ineludible comenzar por erradicar hasta el último resquicio de esa vanidad existencial por la que no son las personas ni sus problemas o necesidades lo que ocupa un lugar central, sino sus propias carreras políticas y sus partidos. Esa mal llamada actitud antipolítica es, en realidad, un legítimo y justo desencanto, de los ciudadanos sencillos, por la desfiguración o perversión del quehacer político. Y para superar o vencer al régimen totalitario que hoy nos oprime, es urgente reivindicar el oficio del político; recuperar el sentido de lo más noble y útil del quehacer político, que no se logra de otro modo que vaciándose de sí mismos y llenándose de los demás. 123@nestorluis.com @nestorluis7 * Como en ocasiones anteriores, esta semana cedemos nuestro espacio editorial a una columna de especial interés.
El ABC de Denis Montoto / Experta en Responsabilidad Social Empresarial
Con la crisis institucional la sociedad se ha ido descosiendo, se ha ido debilitando
• Tenemos que rescatar la convivencia • No se logra solo con un cambio de gobierno • El futuro desarrollo del país se debe hacer en función del empresario local. Una multinacional, mañana, no tiene problema en levantar vuelo • Solo los que recuerdan las enseñanzas de quienes desarrollaron a Venezuela tienen claro los pasos a seguir /8 y 9
Fernando Mires:
Contra Brasil, Chile, como el proletario de San Marx, no tiene nada que perder / 4