Sería impensable haber llegado a este punto de evolución tecnohistórica sin las aportaciones de todos aquellos actores que contribuyeron a el actual régimen visual digital de permanente excitación y narcisismo on line/on time. Actores entre los que están científicos, Think Tanks, fondos de inversión capital/riesgo, artistas, ingenieros, expertos en marketing, políticos, y unos artefactos de apariencia sencilla e intrascendente como son las consolas de videojuegos. Estos devices, simpáticos y objetos de deseo para generaciones de jóvenes del mundo occidental desde hace cincuenta años, han sido uno de los motores clave en el desarrollo del hardware (microprocesadores de creciente potencia según la Ley de Moore) y software (desde BEFLIX a C++). Sin las consolas -inscritas dentro de una brutal contienda de competencia entre grandes corporaciones- no hubiera sido posible el progresivo perfeccionamiento de las herramientas tecnológicas que han llevado a la imagen digital a su actual hegemonía.