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República de las Letras Revista de la Asociación Colegial de
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República de las Letras
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SUMARIO JOSÉ HIERRO ANDRÉS SOREL
Editorial. Pepe Hierro
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FÉLIX GRANDE
La Edad de Hierro. Alegría para un gentilhombre
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ROGELIO BLANCO
Pepe Hierro, voz viva
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ANTONIO HERNÁNDEZ
Hierro puro
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JUAN ÁNGEL JURISTa
Pepe Hierro: el poeta que nunca escribió en casa
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JUAN JOSÉ DEL ÁGUILA TORRES
Los aniversarios del poeta José Hierro Real (RH)
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PEPE HIERRO
Dos poemas manuscritos
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Sumario
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EDUARDO GALEANO RAQUEL ARIAS CAREAGA
Eduardo Galeano, vigencia de Las venas abiertas de América Latina
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MANUEL RODRÍGUEZ RAMOS
Invitación a la lectura: Las venas abiertas de América Latina
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EDUARDO GALEANO
De Los hijos de los días
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Títulos publicados Biblioteca Eduardo Galeano
FÉLIX GRANDE JUAN JOSÉ LANZ
Biografía y escritura: Libro de familia, de Félix Grande.
CRÍTICAS Y RESEÑAS DE LIBROS
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Víctor Alperi - Jesús Bernal - Víctor Fuentes Francisco Morales Lomas - Sabas Martín - Ángel Las Navas Carmen Bandrés Sánchez-Cruzat - Natalia Carbajosa Josep Carles Clemente - M ." Lourdes Fernández / Eulalia Luna Tortonda David Fernández Rivera - Julián Granado - Fernando Guzmán Rosa Molina . José Ángel Ordiz - Manuel Senra - Fidel Vela
CorrecclOn de estilo: Laura Martínez
Pepe Hierro 2002-2012 ANDRÉS SOREL
En algún momento de nuestros viajes y conversaciones habló el silencio. Se quedaba fumando, pensativo, huía de las palabras que como torrentes brotaban de su constante movimiento. La zona oscura imponía a veces su ley y refugiarse en ella resulta doloroso, agónico. Todo el que habita en la sensibilidad y el pensamiento la lleva a cuestas en su vida. Solo a él le pertenece. Y, si es creador, siempre la refleja, más o menos visiblemente, en sus obras. Pero Pepe Hierro regresaba pronto a la compañía de los otros. Historias, anécdotas, juegos burlescos que incluían cariñosos insultos y descalificaciones, apresurados dibujos. El tiempo siempre es opresivo, corre y hace desaparecer los días cada vez con más precisión y angustia. Ahí se encuentra el ser humano machadiano, único animal que mide su tiempo. Pepe Hierro tenía consciencia del tiempo. ¡Es tan corto el camino que transcurre de la nada a la nada cuando se llega a la edad adulta! Celebración de la alegría . Cantarla. Dar sentido a las palabras que van brotando lentamente con precisión y belleza. Transmitir a los demás lo que se siente para que ellos se sientan a sí mismos . Convite de la poesía. ¿Acaso la vida no es, fundamentalmente, palabra? Por ella se refugia en otros silencios, soledades, persiguiendo los vocablos precisos, los versos que a la manera de hierros incandescentes, acosados por músicas, dibujos, sombras y luces de la naturaleza, develen situaciones, conceptos, estados d e alegría o dolor, múestren las atormentadas dudas dél ser humano que reflexiona, no le bastan los catecismos y los dogmas para alimentarle, sean religiosos, políticos o propios del v ulgo, y la superficialidad que
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Pepe Hierro 2002-2012
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por doquier le rodea. No hace falta que Pepe Hierro nos explique su pasado. Se ~ncuentra en los caminos ilustradores de los versos que recorremos leyéndolos. Como cuando escribe para los andaluces pero la memoria le lleva a su propia juventud, porque él comparte con ellos una de las más tristes y viejas historias de la historia, la de las cárceles. Tiritabanbajo ropas delgadas, telas tejidas para cantar y morir siempre al sol. Y los llevaban para callar y vivir al frío de Ocaña,
Burgo~,
al viento helado del mar del Dueso. Los andaluces.
Si cantaba Pepe Hierro a la vida era también para huir de aquellos tiempos sombríos, para que no regresaran o volvieran a aprisionarle aunque fuera en sueños. Vivir, vivir,..,.e n nosotros, eD los que vendrán después, cuando seamos sombras sobre las sombras de los caminos. Cantaba a la vida porque en el año 1939 los llamados vencedores instalaron en España la muerte, del hombre, de la alegría, de la cultura, del amor y la esperanza. Pepe Hierro, el hombre que ha vivido "la limosna de la vida" y siempre buscó "una pobre verdad en que apoyarse y descansar". Diez años transcurridos desde su muerte. Pero seguimos caminando. y en aquellos silencios, en la profundidad de los ojos y el movimiento de las manos, en la presencia perenne del cigarro que se consumía con premura o lentitud, yo encontraba, continúo encontrando -que sus libros son su presen cia viva- la gran humanidad del poeta que supo sobreponerse a su malhadado tiempo de fealdad y destrucción humana y social para que el lector camine por sendas de belleza, imagin ación y también esperanza. En la alegría d e la comunicación seguimos festejando a Pepe Hierro, ahora que él habita en el morir, que es ya, digámoslo con sus palabras, "el p apel deshabitado".
La edad de Hierro
Alegría para un gentilhombre FÉLIX GRANDE
Siento una gran alegría por el hecho de que el entusiasmo general haya por fin situado a la persona y a la obra de José Hierro en el espacio de reconocimiento y de admiración, en el espacio lleno de aire puro en que habitan los clásicos. Salvo la envidia, el resentimiento y otras variantes de la infelicidad, todo celebra ya la figura de José Hierro como uno de los acontecimientos más altos del lenguaje poético en lengua castellana en nuestra época. Quienes hace ya muchos años que pensamos así nos sentimos reconfortados, sentimos el alivio de la justicia. Quizá también sentimos la vanidad de haber tenido más razón que quienes no supieron leerlo. Ese pleito ya terminó. Hierro está ya en uno de los lugares destinados a los verdaderos poetas, aquellos que, a fuerza de servir al idioma, acaban agrandándolo. Muchas páginas suyas, con su grandeza pudorosa, han acabado por hacer más lujoso y más misterioso al lenguaje poético español. De modo que la gratitud hacia Hierro ya no nace solo en sus lectores fervorosos, sino en todos los lectores de poesía en español, aunque desconozcan a Hierro. El · tono de voz, los sonidos poéticos que Hierro ha venido agregando a la partitura de nuestro idioma, suenan ya en el espacio del idioma español, no tan solo en sus propios libros . Hierro no es ya una obra poética: es parte de la sinfonía de la poesía en lengua castellana. Hierro no es ya tan solo nuestro hermano mayor: es nuestra herencia. Al leerlo, ya no leemos única-
mente las páginas de José Hierro: leemos uno de los instantes en los que la patria de los hispanohablantes ("la morada del ser") es infinitamente acogedora, el lugar de la revelación y del consuelo: el sitio en donde habitan la piedad y la fraternidad. El habla es un prodigio. El lenguaje poético, un milagro. Ese milagro se produce en España e Hispanoamérica a causa de que muchos millones de criaturas anónimas vienen desde hace siglos pasándoles la lengua a las palabras, lamiendo las palabras como se lame la piedra de sal; y a causa también de la genialidad de unos cuantos centenares de capitanes de la expresión poética. José Hierro es uno de esos capitanes. Todo el mundo cultural ya lo sabe y casi todo el mundo lo proclama. Ante este reconocimiento, José Hierro se siente desvalido. Su pudor es casi feroz. Me he preguntado muchas veces qué nos dice José Hierro con su fiero pudor, con su casi maniática humildad. No tengo duda alguna de que el pudor y la modestia de José Hierro forman parte de la tensión de su moral, son como sigilosas certidumbres de su conciencia. No tengo duda alguna de que cuando se escandaliza ante nuestros elogios es completamente sincero. No acepta nuestros deslumbramientos ante su obra, desvía la conversación, huye de los elogios como si él sintiese que no ha merecido ninguno. A veces, tanto pudor, tanta modestia nos resultan incómodos. Al fin y al cabo, si ha escrito páginas espléndidas, su deber es aguantar la
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La edad de Hierro. Alegría para un gentilhombre
admiración que ellas suscitan, aguantar a pie firme . Y justamente eso es lo que no se consiente. Es imposible hacerle a José Hierro un elogio completo: a la mitad, nos ha dejado con el elogio colgando de la boca. Se ha acorazado en su modestia y nadie logrará atravesar esa coraza. Lo repito: a menudo, ese talante suyo, ese ascetismo que impone en la amistad, nos incomoda. Pero lo que me inquieta es que no acabo de saber qué es lo que nos confía con las sílabas del pudor, con las minúsculas de la modestia. Hierro piensa sobre sí mismo con minúsculas. Hay algo" en todo esto que se emparenta con la mendicidad. ¿No es verdad que los mendigos nos parecen diminutivos? Las palabras diminutivas no parecen andar de pie, sino caminar de rodillas. Hay la seria sospecha de que quien, en poesía, camina de rodillas, llega un poco más lejos. De rodillas y convirtiendo a los diminutivos en palabras majestuosas, se ha llegado lejísimos en dos grandes momentos de la poesía española: en el cancionero anónimo flamenco y en ciertos la tigazos balsámicos de César Vallejo. En esas dos poéticas, los diminutivos, con tierra y sangre en las rodillas, desde muy lejos nos piden y nos dan una limosna. ¿La poesía es, también, dar y pedir limosna? ¿La poesía es, también, recuperar la urgencia de alma, la autenticidad y la inocencia del mendigo ? José Hierro, con su pudor y su humildad, con los fastuosos andrajos de su desvalimiento ante nuestra alab anza, ¿qué nos está diciendo? ¿Que la poesía es un milagro y que el poeta es casu al? ¿Que el idioma es lo prodigioso y que el artista es lo afortunado pasajero? ¿La humildad de José Hierro, su orgu llo d iminutiv o hercúleo, es una severísima admonición moral? Cuando contemplo la soberb ia mayúscula, la soberbia en versales, la soberbia con
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capitulares enormes de tantos poetas a quienes quizá les viene ancha la palabra medianos, huyo despavorido al recuerdo de la modestia infernal de José Hierro, y allí me caliento las manos. En las obras de José Hierro el lector de poesía se calienta las manos, como si hubiese alcanzado a ser, por fin, el digno mendigo que no debió dejar de ser. Y en la conducta de Hierro, en sus diminutivos, en sus triunfos avergonzados, el colega de Hierro se calienta las manos al calorcito de una suculenta sospecha: solo es creador de idioma quien es servidor del idioma. La poesía es un milagro y nosotros somos casuales. El pudor de José Hierro es un estallido moral. También en esto tenemos que aprender de él: a todos nos faltan diminutivos y nos sobran versales, a todos se nos nota que nos faltan minúsculas. Mal sabremos dar si aún no hemos aprendido a pedir. Poca es nuestra riqueza si ya hemos olvidado nuestra mendicidad. ¿Adónde nos diseminaría la cobardía de la ambición si ya hemos renunciado al coraje de la humildad? No conozco a nadie en el mundo que me haya hablado del poeta Gerardo Diego con más admiración y más respeto que el poeta José Hierro. Durante varias décadas pesarosas y con frecuencia inmundas, la sabiduría de Gerardo Diego, su gozosa variedad, sus inmersiones súbitas en el océano del conocimiento poético, la joyería de sus deslumbramientos, su pudor exquisito, la alegría submarina de sus tentáculos creadores, la exactitud de sus formas clásicas y de sus formas personales, toda esa herencia, durante varias décadas pesarosas y con frecuencia inmundas, fue por lo general arrojada del paraíso por espadas flamígeras que a veces eran navajazos de hielo. Durante décadas he escuchado, con el entusiasmo que desti-
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Félix Grande
namos al lenguaje de la justicia, el respeto y la admiración de José Hierro para con su maestro Gerardo Diego, aquel poeta tan erguido como su ciprés memorable. Un día, el viejo enjuto erguido se calló derribado por la muerte. Lo que sigue es confidencial: contaré el sonido, omitiré los nombres. Algunos miembros de la Academia de la Lengua, conociendo la frecuencia de mi amistad con José Hierro, me pidieron que, de la forma más delicada, con todo sigilo emotivo, con la prudencia requerida, transmitiese al poeta el ofrecimiento de que ocupase el sillón que durante muchos años había honrado Gerardo Diego. La Academia ya había llevado a cabo anteriormente algunas tentativas para atrapar entre sus solicitadísimas redes al poeta José Hierro, y siempre había rebotado contra el muro de la modestia: "¿Qué haría yo en la Academia? No serviría de nada. No añadiría nada. Yo no sé nada que la Academia ignore" . Quienes le conocemos sabemos que eso que dice es lo que piensa -aparte de que no le complace vestirse de ceremonia ni asfixiarse con la corbata- y que no siente desdén algu-
no por la Academia, menos aún por sus amigos académicos. Le transmití el recado. "¿Sentarme en el sillón de Gerardo, suplantar a mi maestro? ¡Faltaría más!": así decía, lleno de gratitud y de resolución. ¿Cómo justifica, desde hace años, un ofrecimiento tras otro, esa resolución? "N o serviría de nada, yo no sé nada que la Academia ignore ... ". La palabra clave es servir: José Hierro, servidor de las palabras~ sirviente de las palabras: las limpia, las ordena, las coloca. en su sitio, y luego cierra las ventanas, entra solo la luz del atardecer, la hora dorada melancólica: tras el servicio de José Hierro, tras el trajín de este servidor de palabras, todo ha sido dispuesto y ordenado de tal modo que, atardecid amente, suena música melancólica; suena, ya casi impersonal, casi inmortal, la palabra poética . El idioma español se ha concentrado y se ha quedado solemnemente desnudo ante nosotros, desnudo y limpio y bello como, según lo expresa el genio popular, "los chorros del oro". Cuando después leemos esos chorros de oro (oro es una palabra qu e en el código de José Hierro ha renunciado a su fastuosidad y ha, milagrosamen-
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_te, alcanzado todo el otoño y buena p arte del invierno que se aposenta en la mendicidad: oro h a dejado de ser un privilegio para alcanzar a ser una limosna), nosotros advertimos, bajo' nuestras corazas - la vanidad, la ambición, la ofuscación d e su m ar triunfos en vez de sumar las limosnas-, el calorcito mendicante de nuestra propia desnudez, el coraje de nu estro desvalimiento, la majestad d e triste oro de todos· nuestros diminutivos y la grandeza de nuestras minúsculas: tod o de pronto huele sagradamente a infancia y a verdad, todavía vivían los abuelos, los muertos platicaban de noch e con los mayores, algo ha ocurrido que parece litúrgico: es más que comunicación, es más que conocimien to . Es el milagro. Es el poema. Todo eso gracias al trajín de un sirviente. En José Hierro comprobamos algo que solo de tarde en tarde se produce: que la verdadera poesía es algo más que comunicación; ni siguiera la abarca la palabra conocimiento. Lo que sucede ante la auténtica poesía quizá se llame comunión: algo que junta la comunicación y el con ocimiento, pero mezclado con una dosis de misterio que parece llegar directamen te del manantial de lo sagrado. Sin ese disolvente al que de manera acezante estoy denominando lo sagra do, los otro s ingredientes del poema -la comu n icación, el conocimiento, la invención verbal, la bellezano pasarían de ser grumos deshilvanados, materias primas sin elaborar, rasgos de un rostro al que le faltase la iluminación. Es la palpitación de lo misterioso lo que da solidez al lenguaje poético . También le otorga duración y, a veces, inmortalidad. La ob ra poética de nuestro contemporáneo José Hierro es, lo repito, uno de los más altos acontecimientos del vasto idioma castellano en nuestro siglo. Y no tan solo p orque por
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la prehistoria de esa obra han caminado sigilosamente Lope de Vega y Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío y Antonio Machado (quien no tenga antepasados presidiéndole la originalidad de su estilo no es un poeta, sino tan solo un huérfano): también porque en la alquimia de sus devociones Hierro agregó tres ingredientes imprescindibles al poema: su historia -a la vez personal y colectiva-, la inocencia que precede a la historia, y la autenticidad que aprieta la historia y la inocencia. O dicho de otro modo: además del fervor a sus clásicos testarudos, y además de su ejemplar gratitud al prodigio que es el idioma, José Hierro nos entrega en sus páginas (en su estilo a la vez pudoroso y exacto, en su tono de voz a la vez mágico y cercano) la historia de su corazón, el candor de su infancia y el coraje de su conciencia. Pues bien: cuando conocí a José Hierro yo estaba comenzando a escuchar el sonido de mi propia conciencia. Yo estaba recién llegado de Tomelloso y tenía veinte años. Madrid era entonces para mí Francisca Aguirre, la busca de un trabajo y el regalo de unos cuantos maestros. Uno de ellos era José Hierro. Hierro había publicado cuatro libros bellísimos y un largo poema ("Estatuas yacentes") cuyo tema es la muerte (el hecho de la muerte acogiendo la pesadilla de la angustia de inmortalidad de los pobres y magníficos mortales): uno de los poemas más raramente claros y suavemente misteriosos de la historia de la poesía española. Poco después nació su libro Cuanto sé de mí ("tuve amor y tengo honor. / Esto es cuanto sé de mí": son dos versos de Calderón que resumen, casi violentamente, lo que ha de ser la vida de un artista). Después, en el año 1964, Hierro publicó su Libro de las alucinaciones. Más tarde solo poemas dispersos [que acaba de incluir en su reciente
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Félix Grande
Agenda ]. Toda su obra ocupa un volumen que no llega a seiscientas páginas. Algunas de ellas son - junto con otras páginas de Bias de Otero- las más grandes y dignas de toda la poesía social escrita en la España de posguerra. Otras m uchas son las sorpresas -conmovedoras al mismo tiempo que brillantes- de un raro orfebre de la intimidad. Otras son arquitecturas verba les que alcanzan la extraordinaria precisión de la música, el más hondo, secreto y elocuente de todos los lenguajes. Hace ya muchos años que visito esta noria incesante de secreto, de belleza, de inocencia, de dignidad, de música y de desprendimiento. Tengo casi veinte años más de los que tenía Hierro cuando 10 conocí: y continúo sintiendo igual deslumbramiento, la misma gratitud. Y algo más: alegría. Leer poesía dolorosa y sentir alegría: en esa extraña alquimia habita 10 secreto, esa es la prueba de que en el verdadero poema deambula, con inocencia, pesadumbre y rigor, lo sagrado. La poesía de José Hierro hace ya muchos años que me ayuda a vivir. Leo sus poemas para agradecérselo. Y cuanto más los leo, mi deuda es más lujosa; mi vida, más solemne. Cuando digo, con sencillez, "es un maestro", sé muy bien que su pudor se escandaliza, pero cómo no voy a decirlo si no quiero mentir. Es eso 10 que pienso, y aun contrariando a su modestia, es preciso decirlo: desde hace años viene siendo maestro de dos generaciones de poetas, pero de esa manera sigilosa en que suceden las verdaderas influencias literarias. Hay escritores que se ponen de moda y que originan una influencia instantánea y perecedera. Hay poetas de grandeza pudorosa, de genio casi clandestino (así fue Machado algún día, antes de desbordar las orillas del río de los bebedores de poesía) cuya influencia se deposita en sus lectores de
manera callada, hasta que de pronto advertimos que su lenguaje ha quedado incorporado a la palpitación del genio del idioma, del genio junto del idioma de todos. José Hierro pertenece a esa estirpe de creadores que no solo cantan su época, sino que abren algunos surcos nuevos al gran barbecho del lenguaje. Para decirlo con mayor precisión: agrandan el misterio del lenguaje poético. A veces, ese misterio crece tanto que alcanza a ser maravilloso: nos damos cuenta entonces, con estupor, de que en el habla hay algo o sagrado o secreto, que reo torga a los seres humanos el prodigio de la inocencia. Y esto sucede en las palabras, a la vez laboriosas y súbitas, del poeta José Hierro. Sus palabras castellanas, de una engañosa sencillez, han alcanzado la majestad de lo enigmático: ese lugar suspenso dellenguaj~ poético y la conciencia humana en donde el tiempo se transforma en lenta eternidad, y en donde a la belleza se le
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ven las arterias, la sensualidad y el dolor. La auténtica belleza tiene memoria de la pesadumbre: muchas páginas de Hierro atestiguan ese memorable secreto. En su poesía, el dolor nos sobresalta nuestra recóndita y, añadiría, dolorida alegría; en su poesía, a la belleza le escuchamos el escozor. Es algo parecido a ver sonreír a un mendigo hasta que se le llenan los carrillos de lágrimas. ¿Quién es ese mendigo? Sonríe ensimismado y charla con sus propias lágrimas. ¿Quién es ese mendigo? En cada gran poeta el mendigo es el mismo y es distinto. Es el mismo porque el Destino es finalmente igual para todos los nacidos de madre; porque todos, sin excepción, lo primero que hacemos al nacer es llorar; es llorando como todos comenzamos la vida (José Hierro: "¿Quién es sin su dolor?"); y el mendigo es distinto porque todo verdadero poeta sabe que, junto a una pequeña porción del infortunio general, él sólo tiene su única pobreza. El mendigo es el mismo porque el idioma no es de nadie, sino de todos juntos, y es distinto porque cada poeta vive su noche a solas con todas las palabras. ¿Quién es sin su dolor? Desde Antonio Machado, el opulento pobre de pedir lleva un ilustre nombre: el Tiempo. Desde hace muchos años los críticos más alertas de Hierro han señalado cómo es el Tiempo lo nlás esencial en esta poética. El tiempo en el que nos vamos alejando y el tiempo en que vivimos. Dentro del tiempo abrimos los libros de Hierro y vemos una cárcel desde la que debiera verse el mar ("El tiempo aquí no tiene sentido": pero es el tiempo lo que llena la cárcel). Ojeamos esas páginas: "Ya no hay cam inos. Ya no hay / caminos. Ya no hay caminos". Vemos de pronto una "Variación melancólica": "¿ ... y yo he de andar con som-
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bras en la frente, / morir, pasar irremisiblemente ... 7" Y entre tanto el mendigo sigue viviendo: "Así, incansablemente / hila que te hila". Continuamos leyendo y el poeta nos hace ver los viejos ojos de su madre: "... me dio el hilo / y la aguja diciéndome: / Enhébrala, hijo; / veo poco" . Súbitamente, el mendigo se llama Gutierre de Monroy y se llama doña Constanza de Anaya: son de mármol y yacen, desde hace siglos, en la penumbra lenta de una catedral de Salamanca: están juntos y solos y son de mármol. Algo más adelante el poeta va inútilmente "recorriendo senderos / entre mármoles": va buscando a su padre, enterrado ("Te abrazaría, créeme. / Te daría calor"): "Cuando vivías -dice la palabra poética, dice el mendigoeras un extraño. Aquel día, entre mármoles, fui buscándote, tratando de comprenderte. Sólo esta noche, de modo inesperado, al fin he comprendido. Tarde, para mi daño". ¿Qué noche, qué daño, qué tiempo? Otra noche unas muchachas bailan el mambo más triste de toda la poesía moderna. Otra noche, igual que en una página de Vallejo, un cadáver muere sin fin. El de Vallejo murió combatiente en la guerra civil y desconocemos su nombre; el de Hierro fue víctima de la posguerra, encarcelado por la emigración, murió -sigue muriendo- en Nueva Jersey un sábado once de mayo y se llamó Manuel del Río; a través del poeta José Hierro la palabra poética pide limosna para comprarle flores al español Manuel del Río, "un español como millones de españoles": no podrá haber limosna para todos, tantos millones de mendigos m uertos no tendrán flores de España en su tumba. ¿Y cómo levantar a todo esto un obelisco de piedad? Con las palabras, las palabras de todos, las "criaturas de la sombra" que tantas veces en
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Hierro muestran su dolor pudoroso de manera resplandeciente: tanto que en ocasiones casi huelen como huele la música: a creación pura y a epitafio puro. Dicho de paso: en la historia de la imaginación poética, unida a la historia del surrealismo, quizá no exista un poema más hermoso que el "Nocturno" de José Hierro: nada en él se nos cuenta, nadie es protagonista, las imágenes deshilvanadas se hilvanan de forma clandestina, dentro de un código de pudorosa y absoluta originalidad: al concluir ("Y no volverá más"), el lector no sabe por qué ni cómo ha sido enriquecido: no conozco un poema m ás universal -más semejante al lenguaje de la música- que este misterioso "Nocturno"; tal vez lo haya, pero no lo conozco; puede, sencillamente, que no exista ninguno. Avanzamos un poco más: "Los andaluces" tiritan de frío - y de resignación-: este poema, junto a unos cuantos más de José Hierro, y algunos otros del poeta BIas de Otero, han dado a la época de la poesía social una exactitud lírica y una dignidad moral que sirve para que a cuantos ahora posmodernamente digan que aquella etapa no debiera ser respetada se les caiga la cara de vergüenza. Avanzamos de nuevo: Machado nos conmovió con moscas, Vallejo nos conmovió con piedras : Hierro nos conmueve con un cuadernito de papel y cartón al que llamamos pasaporte. En seguida, una "Historia para muchachos" nos entrega con una furia desolada algunas palabras biográficas de Hierro en las que adivinamos el honor entreverado con la angustia y con la pobreza. ¿Quién es ese mendigo? En la fastuosidad de sus andrajos hay una belleza prácticamente insoportable y una innumerable piedad: el viejo Brahms viaja para visitar la tumba de su amor, la esposa de Schumann, y en el
tren se queda dormido, se pasa de estación, se queda infinitamente solo, infinitamente mendigo. Ahí muy cerca, al otro lado del tabique, Lope de Vega cuida con un amor formidable y encanecido a Marta de Nevares, su último amor; Marta está ciega, es vieja, Lope es viejo, todos caemos en la vejez, el mundo lleva siglos y siglos envejeciendo, hay que tener piedad del mundo, hay que darle limosna. La poesía de José Hierro es una de las más espléndidas limosnas que han recibido el mundo infortunado de los seres humanos y el mundo maravilloso del lenguaje español.
Nocturno El álamo bajo el águila, la pesadumbre .. . De dónde la nube, la ola en la rueca, la estrella sobre la roca, las cuerdas tintas en rayo .. . Entre los án geles de agua sus pies pálidos ... Columnas siempre relampagueando dentro del mar... (no tenía sentido) . Qué se dirían. Quién sería el hombre. Quiénes serían los caballeros que no estaban ... Se levantan resonando la armadura, tajando con sus espadas. De quién será el brazo frío que ha tocado. En él, el viento gira y clama. (Una mujer desparramaba las cartas sobre el azul del relámpago).
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La edad de Hierro. Alegría para un gentilhombre
Tenían los caballeros cubiertos los hombros de alas de niebla. Entraba la noche, pisaba el mar. Quién diría: "Que llueve, señor". (Señor Amor). Alguno contaba la guerra donde perdiera su corazón. Hace más de mil años que no canta. Pero en este instante grita: "Te quiero, te quiero". El cristal multiplicaba la mesa de humo y de lino donde se besaron. ¡Qué juventud a la orilla de la ceniza, cintura de escarcha! Los tulipanes se acodan en el silencio. y arden las hojas. La perla se desnuda entre los rizos del volcán. Trono de sombra, agua hilandera. Los ojos vuelven a vivir sus cárceles. Pero no puede (quién no puede) volar de cansancio. Tenía un vestido púrpura y brazos blancos. Mejor es no pensar, no pensar, no pensar... Eran las doce de la mañana. Voló con mucho espanto. Allí habría ángeles de piedra. Y mucho espanto. y no volverá más.
Trono de sombra ¿Para qué sirve la poesía? La pregunta ha sido formulada muchas veces,
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en ocasiones con apasionamiento, en ocasiones con curiosidad y en ocasiones con desdén. ¿Para qué sirve la poesía? La pregunta ha sido respondida a menudo, en ocasiones con arrogancia, a veces con prudencia, alguna que otra vez con amor. ¿Para qué sirve la poesía? Exageradamente respondieron: para cambiar el mundo . Con más sosiego se dijo que es una forma de comunicación. Con mayor atención a la antropología del lenguaje, se propuso que la poesía es una forma de conocimiento. Las respuestas no terminan aquí. ¿Para qué sirve la poesía? Con humildad, y quizá con cierto impudor, se ha respondido: la poesía le sirve al poeta como instantánea autoterapia: a veces, si no puede diseminar el dolor, la tristeza o el miedo en una página, el dolor, la tristeza o el miedo podrían congelarle al poeta su corazón o su conciencia. Otra respuesta tiene en cuenta al lector: la poesía es una forma del consuelo: en la palabra poética, un lector malherido (todos estamos malheridos: todos estamos destinados a envejecer, morir y ser finalmente olvidados) puede encontrar un poco de consuelo, el suficiente para seguir subiendo, un tramo más, la cuesta de la vida. Como se ve, resulta muy difícil suponer que la poesía sea un acontecimiento inútil. Alguien ha ido más lejos: se dijo que un buen verso es una calidad súbita del mundo. Con distinta ambición, alguien ha dicho que la poesía es radicalmente útil porque, mediante ella, tenemos la oportunidad de rescatar y disfrutar nuestra inocencia. Quiero que tengamos en cuenta la palabra inocencia: es la palabra que nombra algo nuestro sagrado que ya perdimos para siempre. Ahora, sólo de forma ocasional (en algún momento de la ceremonia amorosa, en una música, en unas lágrimas, en un poema) podemos olvidarnos de
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Félix Grande
todo, bajar la guardia y volver a ser inocentes. ¿Para qué sirve la poesía? Para, por un instante, recuperar nuestra inocencia, que es algo parecido a decir: regresar a la infancia, volver a la inmortalidad. Desde hace muchos años, yo · suelo conseguir esa limosna de inmortalidad leyendo un poema de José Hierro. Un poema que se llama "Nocturno" . Ya sabéis que a la poesía de Hierro solemos separarla en dos familias: los "reportajes", las "alucinaciones". "Nocturno" es una de esas alucinaciones, tal vez la más genial de todas cuantas ha escrito en medio siglo. Ignoro qué es un genio, pero creo que en mi olfato hay un espacio destinado a reconocer a la genialidad cuando ella se aproxima. Agregaré: de la genialidad de un poema, tal vez sea responsable no únicamente su redactor, sino y sobre todo el idioma. Tal vez el genio poético habita en la penumbra solar del idioma, y el poeta no hace SEnü señalar con el dedo y decir: mírenla, ahí está la genialidad. Pero, claro está, el poeta capaz de hacernos ver el instante del genio en el suceder del idioma no tiene derecho a evitar que sospechemos que él participa de la genialidad, la comparte con el idioma, se alía con él para lograr que comprendamos que habitar en un idioma es ser los inquilinos de una residencia sagrada . 0, cuando menos, mágica. ¿Es que no es magia recuperar por un instante la inocencia perdida ? ¿No es algo mágico escaparnos, por un instante, de las redes del tiempo, del horror de la finitud y del olvido, y sentir que somos, por un instante, extraña y absolutamente libres, nuevamente inocentes, rentistas de la riqueza de nuestro candor, herederos de nuestra infancia? Como veis, esta página se está convirtiendo en pregunta. No es azaroso: lo hago con deliberación. Y pretendo con ello aproximarme a la téc-
nica con que está redactada la pagma "Nocturno". En esa página -una página rara, indescifrable- sucede algo inquietante, mágico e inquietante, y sucede también algo reconfortante, reconfortante y mágico: en esa página las palabras están ordenadas de un modo tan enigmático y tan sabio que finalmente el protagonista de esa misteriosa reordenación de nuestro idioma pasa a ser la inocencia del lector: la inmortalidad del lector. Y ello sucede porque cuando el lector ha acabado de leer esos versos extraños se da cuenta de que ha quedado lleno de -preguntas, diría que solemnemente lleno de preguntas, desazonado y a la vez enriquecido de preguntas: como si hubiera vuelto a ser un niño. El niño vive preguntando. Su inocencia, su inmortalidad, suponen que todo tiene su respuesta; su candor desconoce aún que existe una sola respuesta y que ella es espantosa. El niño vive preguntando . De igual modo, el lector de "Nocturno" se pasa. todo el poema preguntando. Se ha dicho que la poesía sirve (antes lo he omitido; ahora, ya en su lugar, lo agrego) para aprender a preguntar. No es poca utilidad. La vída llamada normal está tan llena de respuestas, o, con más precisión, de certidumbres, que reaprender a preguntar es algo de extraordinaria utilidad. Las certidumbres tienden a ser autoritarias, y a veces incluso logran ser criminales. Por entre tanto crimen, la inocencia de preguntar ya no es únicamente un hecho estético: es un hecho moral. La poesía sirve para aprender a preguntar: para re inaugurar una ignorancia, una intemperie en donde permanece, tozuda, la inocencia. Pues bien: no recuerdo un poema tan obstinada y delicadamente concebido para convertir al lector en un creador de preguntas (en un niño) como el poema "Nocturno". Cuando hemos
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acabado d e 1 erlo
a somos algo más ad ulta y un lector de n tes, hemos vuelto a p oesía : om abiduría de las preaprop iant transformado en pregunta , 11. 'cho: hemos regresado a gwLt . al palacio de nuestro nu tI infinita tolerancia de no nada, excepto preguntar y I
, al poema "Nocturno" hay el1IT ,r p reguntando. Leemos: "El ajo el águila, / la pesadumre... ". 'Por qué el álamo bajo el águila? .p r q ué n o el águila sobre el álamo? 'Esa in ersión de la lógica narrativa iere d ecirnos que el álamo se siente h millado, asustado, des v enturado? . n álamo desventurado? Los álamos e (achado eran majestuosos: ¿por qué e te lector de Machado que es José Hierro comienza una página mostrándonos en ella un álamo desventurado? La p esadumbre que prosigue, ¿es la pesadumbre del álamo, la del poeta, la d el universo d el poema, o las tres pesad umbres juntas? Acabamos de iniciar la lectu ra de ese poema y ya hemos comenzado a preguntar. Durante todo el poema continuaremos preguntando. Saldremos del poema transfigurados, doctorados en la sabiduría de la Interrogación. "De dónde / la nube, la ola en la rueca, / la estrella sobre la roca .. .". ¿La ola en la rueca? La rueca servía para hilar a mano; en ella se colocaba la fibra que, con ayuda del huso, iba devanándose. La rueca es también un habitante de la p oesía de Machado: con ella de v anaba la temporalidad . Pero aquí no se d evan a fibra alguna, lo que parece devan arse es el agua: ¿cómo se pued e devanar el agu a? La pregunta es demasiado trivial, h abría que preguntar algo más h on do : el agu a es el origen de la vid a: si Mach ado d evanaba
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la temporalidad, ¿se está devanando aquí el origen, la eternidad, acaso el absoluto? "La ola en la rueca": es un puro misterio. "La estrella sobre la roca": es también un misterio: ¿una estrella ha bajado hasta una roca: por qué, para qué, y §obre todo, cómo? ¿Por qué tiene el autor de esas imágenes la necesidad de reunir la materia del mundo, o de resituar la materia del mundo, incluso del mundo imaginario?: "ángeles de agua" : desconocíamos que existiesen ángeles de agua y, sin embargo, ¿no nos parece súbitamente lógico que la materia real de que están hechos los ángeles imaginarios sea precisamente la materia del agua? Y en el agua vemos d e pronto unas columnas inquietantes : "Columnas / siemp re relampagueando / dentro del mar": el propio poema agrega, y entre paréntesis, "(no tenía sentido)" : y tal vez el lector se consiente preguntar, ya contagiado por la reordenación del mundo que el poema le propone: ¿No tenía sentido? ¿Realmente no lo tenía? Esas columnas, dentro del mar, ¿no tienen derecho a relampaguear siempre, eternamente? Es decir: ¿no seremos nosotros, seres erguidos como columnas y emparedados en el mar del tiempo, quienes estamos relampagueando, aunque, para nuestra desdicha, tan sólo durante un suspiro? "No tenía sentido". Es cierto: no tenía sentido, pero esa carencia d e lógica ha abierto un nuevo código de lectura del mundo. Con ese código -por lo demás, hermético- las asociaciones que consiente esta página, es te "Nocturno" (por cierto: ¿por qué "nocturno"? Al parecer, el poema sucede -al m enos, conclu ye- a las doce de la mañana: ¿por qué "nocturno"?), serían tan cuantiosas que llenarían un libro. No debo aquí cometer ese libro. Ten go que resignarme tan sólo a mostrar que,
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en el interior de esta página, al lector le es ofrecido el regalo de saber preguntar. El poema continúa precisamente con preguntas: "Qué se dirían. / Quién sería el hombre. Quiénes / serían los caballeros / que no estaban ... ". En ese espacio de la página el lector ya ha alcanzado la inocencia de la ignorancia y solo puede preguntar, ya solo puede acompañar al poema en la moral de la interrogación. " ¿Qué se dirían?" nos pregunta el poema, y el lector se responde: en efecto, qué se dirían y, sobre todo, quiénes. "Quién sería el hombre" se pregunta el poema. y el lector quisiera saberlo. "Quiénes / serían los caballeros / que no estaban .. .". Y el lector, cómplice ya y beneficiario de una ignorancia entre desvalida y lujosa, se pregunta lo mismo, pero añade nuevas preguntas: ¿qué hacen aquí, entre el álamo, el águila, el mar y las columnas, la roca, la rueca, la estrella, esos extraños caballeros que no se sabe quiénes son y que, además, no están? ¿Por qué están y a la vez no están? ¿En dónde están? La dimensión adulta, lógica, del lector le sugiere que se responda: este poema reproduce un sueño, está compuesto con las leyes del sueño. Pero en seguida el lector reconoce que esa respuesta es desvalida y que no es acertada: en los sueños casi nunca intervienen las palabras, los sueños son edificados con el idioma de las imágenes, en tanto que la atmósfera onírica del poema está compuesta con palabras. Los sueños son una respuesta del mundo inconsciente, y este poema es u,n ramo de preguntas escrito por un artista de las palabras. Este poema no es un sueño. Su código no es el de los sueños, sino el de las palabras, pero es un código misterioso -casi diría: piadoso, como suele serlo el misterio-, un código que le ayuda al lector a encontrar lo más inocente de sí
mismo: la ignorancia. El afán de saber y la ignorancia. Por de pronto, es vital averiguar quiénes son esos caballeros, por qué han venido, por qué a la vez no están aquí, cuál es, en fin, el sitio en donde es posible estar y no estar, cuál es ese lugar en donde también está el lector. ¿El mundo: ese lugar podría ser el mundo, este planeta, este misterio en donde estamos y en donde no estamos nosotros, es decir, en donde estamos durante el tiempo de un suspiro y en donde un día, tras el último suspiro, ya no estaremos más? ¿Qué sugiere el poeta con ésa imagen de los caballeros (¿los combatientes?): que ser para la muerte equivale a no ser y a la vez a ser de una manera misteriosa? Algo más adelante, los caballeros (¿son los seres humanos y uno de ellos soy yo?) aparecen de nuevo, y esa reaparición es una nueva incertidumbre, una nueva interrogación y tal vez una nueva sugerencia de la piedad: "Tenían los caballeros / cubiertos los hombros de alas / de niebla": los hombros, la fortaleza de los caballeros (¿combatientes quizá?) están cubiertos de alas, y esas alas no son de agua, como las de los ángeles, no son del agua origen de la vida, sino que son de niebla, que es la materia de la muerte, tal yez la de los hombres. ¿Somos nosotros esos caballeros acaso combatientes, abrumados de niebla? "Alguno -prosigue el poema- contaba / la guerra donde perdiera su corazón" . Por Dios, qué guerra, ¿en qué guerra he perdido mi corazón? ¿Soy, pues, alguno: quién; · quién soy, sin corazón, abrumado de niebla; dónde estoy y no estoy? Lo que sigue es ilógico y a la vez una revelación: "Hace más / de mil años que no canta". ¿Quién es ese desdichado, cómo es posible vivir mil años sin cantar, de dónde ha descendido semejante castigo? ¿Qué está ocurriendo en esa página?
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Repi to que las asociaciones que deambu lan en este nocturno solar (un nocturno a las doce d e la mañana) son prácticamen te infinitas; que no podría, ni siquiera aunque tuviera espacio, hallarlas y reunirlas todas y, sobre todo, que n o sería posible -tampoco necesario- introducirlas dentro de una lógica de la certidumbre, ya que su código establece, por el contrario, la lógica de la incertidumbre, la lógica de la interrogación, la lógica de la inocencia. De una man era austera, pudorosa (son adjetivos esenciales en la poesía de Hierro, así como lo son en su conducta), "Nocturno" nos suced e abarrotado de imágen es su sp ensas, enigmáticas, que tienden todas a ayudarnos a postergar cuanto sab emos y que nos es inútil, y a readquirir una inocencia que hemos perdido para siempre. Ven d rá hasta nuestra infantil p erplejidad una "mesa de humo y d e lino ": no de madera, sino de humo y d e lino (¿qué podremos desayunar en esa mesa? ¿A quién podremos invitar a esa mesa: a los seres que ya han dejado de querernos, que ya nos olvidaron; a aquellos a quienes hemos olvidado nosotros?). Hay una perla que "se desnuda entre los rizos del volcán" (¿cómo es posib le que una perla, lo más desnudo proced ente del mar, se desnude más, se despoj e? ¿De qué se puede despojar una p erla? ¿De qué tenemos que despojarnos los cómplices de ese "Nocturno"? ¿A qué d esnudez, a qué autenticidad entre las llamas d el volcán de la vida nos convida esa imagen?). Hay un "Trono d e sombra": tras de los rizos del volcán aparece un trono de sombra: ¿quién se aposenta en ese trono? ¿Es ese el lugar majestu oso en donde todos somos reyes destronados ? ¿Esa imagen nos sugiere que lo h emos sido todo -por
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ejemplo, felices- y que ya solo somos adultos, arruinados, los habitantes de la desventura? No lo sé. Llevo ya muchos años leyendo este poema y nunca sé con exactitud qué nos dice. Sólo sé que lo he leído centenares de veces y siempre, además de advertir que es un poema genial (pero esto ahora es ocioso, incluso intrascendente; claro está que es genial: ¿y qué?), siento al leerlo una especie de alivio acongojado, un consuelo que parece poner pomada en los bordes de mi catástrofe: siento, en fin, como si el Universo indescifrable me diese un beso en la mejilla, y una moneda. Me siento con esa moneda en la mano igual que me sentía cuando era niño con una moneda real: como un mendigo que de pronto puede comprar el mundo. El "Nocturno", tras indicar que alguien allí "Voló / con mucho espanto" (¿quién tenía mucho espanto, acaso yo? ¿Cómo pudo volar? Ay, si pudiéramos volar), termina con cuatro palabras muy simples y a la vez estremecedoras: "Y no volverá más". Uno toma esta página en la mano, esta moneda imaginaria y mágica, y se pregunta por qué no volverá más, quién no volverá más, qué es eso que no vuelve, por qué no podemos volver. Y quizás hemos vuelto. Quizá hemos regresado. Por entre la fatalidad ("Y no volverá más"), por entre las preguntas que esa página nos ha ayudado a hacernos, por entre la inocencia que hemos recuperado al reaprender a preguntar, hemos vuelto a ser niños. Por un instante, hemos recuperado la autenticidad de la infancia. Por un instante, hemos vuelto a ser inmortales. Y ese es el instante adecuado, el instante exacto, para hacernos una vieja pregunta: ¿Para qué sirve la poesía?
PepeHierro, voz viva ROGELIO BLANCO MARTÍNEZ
Pepe es un nombre hipocorístico más, pero abundante de José, pero PepeHierro -siempre debe pronunciarse agrupando nombre más apellido-, ya singulariza, individmiliza y centra al oyente en una figura concreta fisiológicamente característica y poseedora de una morfología única; además remite a una voz, una mirada y una creación poética determinante. PepeHierro es José Hierro, alguien próximo a Mnosyne, a la resistencia, al misterio de la memoria, al lugar en el que la creación se desarrolla en su recuerdo y ofrece el esplendor de las
ausencias, que oculta el rostro pero no la mirada. La memoria es matria nutriente y provocadora, camina alarmada por la fugacidad de la vida y recuerda el fiat oculto y urgente que nos acompaña. Ante este suceso radical debe actuar el creador, sea con optimismo o con pena existenciales o volitivos. En el caso de Hierro todo apunta a la vida, a lanecesidad de "ganarse el pan" y de cumplir el mandato de los sabios mayores: "jA vivir la vida"! Según Roland Barthes, q)os textos de los creadores "se accede por múltiples
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entradas sin que ninguna de ellas pueda ser declarada con toda seguridad principal". Como lector, en este momento, de las Poesías completas (1947-2002) (*) elijo un itinerario y reconstruyo mi recorrido. Elaboro subjetivamente mi ruta, si bien camino cargado de cierta experiencia, la que dan los años y las propias rutas (experiencia), el conocimiento directo del poeta y a través de amigos. Desde la década de los ochenta comparto barrio con Hierro. Su calle, Fuenterrabía, se halla próxima a la mía. Nos separaba la avenida Ciudad de Barcelona; lugar de' algunos encuentros: la cafetería-bar La Moderna. Pepe pasaba numerosas mañanas en este local, que regentan Manuel y Mary, casi siempre ocupa la misma mesa y lugar. Una copa de vino y sus papeles. Prácticamente compuso la mayor parte de su obra en las mesas de cafés y tabernas. Las gentes del barrio le reconocían y no molestaban. Si alguien se acercaba lo atendía y con cariño, si algún niño le observaba, con tintas mezcladas en vino o café y sobre una servilleta le hacía un dibujo que le regalaba. Escribía sin cesar y movía nerviosamente los papeles y pintaba . Creo que demostró cualidades para la pintura, así lo acreditan sus numerosos dibujos, muchos entregados a los propietarios de La Moderna, regalados o reproducidos en la revista Rey Lagarto, que dirigía Julio José Rodríguez, amigo compartido y a través de quien conocí a la hija del poeta Marián, quien me proporcionó y posibilitó una edición bellísima de Emblemas neurobiológicos (1995) en la editorial Endymión. Otra no recogida en estas Poesías completas y realizada sobre dibujos a plumilla de gran elaboración por su yerno y esposo de Marián, (*) José Hierro: Poesías completas (1948-2002). Madrid, Visor, 2009.
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Jesús Muñoz, y con prólogo de Laín EntraIgo. Para la misma editorial Endymión, puesto que ya se había editado en facsímil años antes, se le solicitó un prólogo para Voz última de José Luis Gallego, poeta de gran sensibilidad y drama con el que compartió cárcel franquista. No solo realizó un breve prólogo sino que también elaboró el dibujo de la portada. Quizá el dibujo era para compensar la escasez del texto. Por razones de salud hubo de realizarlo en casa, no en La Moderna . Me confesó que el hábitat impuesto le acotaba la inspiración. Aún no se ha reeditado Voz última y conservo los originales que me entregó Pepe, así como el dibujo que aquí se reproduce. JoséHierro nace en Madrid (1927). Sufre la Guerra Civil y la represión franquista. Se le acusa de colaboracionista y lo ingresan en varias cárceles desde 1939-1944, también a su padre. Vive en Cantabria, circunstancia que lo convierte en un santanderino nacido en Madrid, ciudad a la que regresa pasando por Valencia (dos años) y disfruta los fines de semana en Titulcia donde practicaba como labriego. Ejerce numerosos oficios. Durante muchos años es un "ganapanes" o propanem, articulista en numerosas revistas . Dirige o codirige con su íntimo amigo Hidalgo o Ricardo Gullón la revista Proel. Colabora en otras como Dunia y Reader's Digest. Termina su actividad salarial con éxito y encanto en Radio Nacional de España, después de trabajar en la Editora Nacional. Músico y pintor, cocinero y amante de los licores y de las comidas picantes, nominado para el sillón "G" de la Academia, que nunca ocupó, pues no llegó a leer el discurso de ingreso sobre Juan Ramón Jiménez (quizá porque la "G" del sillón no era compatible con el poeta de Palos de Moguer) .
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Rogelio Blanco Martínez
Hijo de padre azañista, fue perseguido y muy laureado; justamente, el premio más relevante, el Cervantes de literatura, lo recibe en Alcalá de Henares, ciudad en la que fue liberado (1944) tras cinco años de reclusión. Hierro fue un dinamizador de tertulias y ejerció gran influencia en los poetas jóvenes. Tímido y respetado, junto a Bias de Otero y Gabriel Celaya viene a representar la "voz de los vencidos". Los vencidos de la guerra, que no de la historia. A los poetas oficiales del franquismo los años los aniquilan, las voces de los vencidos terminan ocultando la de los vencedores. Es la eterna venganza que discrimina entre los que van a la guerra a morir o a matar. Unos morían por la libertad y por la patria; otros sencillamente mataban en nombre de muchos dioses inhumanos. Esta victoria no es óbice para que durante décadas Hierro y otros sufrieran un largo exilio interior. Cárceles, juicios, recogida de
recomendaciones, búsqueda de carnés de garantía, humillaciones. Durante décadas vivió en una patria irreconocible, impuesta, extraña, llena de rostros arrogantes que exigían certificados de buena conducta relígiosa y moral, salvoconductos y abundante servidumbre. ¿Delito? Deseos de vivir en tierra propia ¿Pena? Humillación y pobreza, intimidación y marginación. José Gaos distingue diversos modos de lograr tierra propia o ma tria, si bien unos pierden la de origen y logran otra de destino, por ejemplo numerosos exiliados; en otros coinciden la de origen y la de destino y, finalmente, muchos perdieron la de origen y no lograron otra de destino o bien esta matria final fue el destierro o exilio, interior o exterior. Estos ' últimos son los a-terrados, los sin tierra, hijos del destino y de su inconformidad. De esta época quizá los poetas más señalados sean José Luis Hidalgo, BIas de Otero, Gabriel Celaya, Eugenio
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de Nora, Marcos Ana, José Luis Gallego y José Hierro. El franquismo fue implacable. No importó lo esperpéntico al suspender y expulsar del cuerpo de profesores al ya fallecido Antonio Machado. El Padre Mariana afirmaba que toda guerra es civil, la del 36 fue incivil y fraticida, la peor de las modalidades. Este primer relato es para reflexionar sobre un clima. El ambiente en el que el poeta Hierro hubo de bregar y dar respuesta ética y estética. ***
José Hierro se mantuvo al margen de tendencias dominantes. Prefirió continuar con Antonio Machado, Juan Ramón, Pedro Salinas y Gerardo Diego, ciertamente sin olvidar a los clásicos; le atrae la poesía tradicional, concretamente Lope. Si bien, como perteneciente a la generación del medio siglo" y coetáneo de los citados, Celaya y Otero, se ha procurado vincular a la poesía social. Calificativo del que se distancia y critica a quienes usan el nombré del pueblo pero que crean para el pueblo. Ciertamente los temas sociales, el compromiso con los dolientes y los avatares de la vida están permanentes. Es la mirada humilde, hacia el humus, del poeta que no se ausenta del paso y del peso del tiempo, que se enfrenta y ofrenda para entender los latidos del corazón social, para sentir los impulsos racionales de las cabezas humanas que le circundan y la propia. Cargado de experiencia, la suya, y con lectura atenta a los demás, elige la ruta de la esperanza. Después de años de cautiverio publica Alegría, entre los muros de la cárcel ve sobrevolar gaviotas y en el encuentro con la megalópolis neoyorkina atiende a la memoria. PepeHierro, poeta lento y laborioso, 11
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evocativo y testimonial, existencialista, atisba el amargo paso de la vida, pero no se deja atrapar por el pesimismo. Dota a sus composiciones de fervor vital, atiende el fondo y la fama, la ética y la estética. Escucha los mandatos de los coetáneos: "La poesía como instrumento para modificar el mundo" (Gabriel Celaya), pero escribe para sí, un modo de hacer para todos. Siente que su yo es parte del nosotros. Sabe que en cada hombre están todos los hombres. Con una poesía limpia, llena de términos cotidianos, musicaliza y, transparentemente, teje redes complejas y largos silencios. Tras cada poemario editado, se exigía el siguiente, pero no se dejaba atrapar por presiones externas. Atiende su voz. La poesía de Hierro ha sido esperada y exitosa en lectores, pero su crear no se dejó ni amilanar ni provocar por voces acuciantes, también para su difusión marcó ritmo . Sabía que el silencio es parte de la composición musical. Honesto en el quehacer y solidario con el prójimo, logra una poesía vanguardista, influyente y leída sin olvidar a los clásicos. Llegado el momento y casi ante cada poemario, la crítica y los lectores le reconocen, pero el poeta eternamente niño y tiernamente hombre prosigue su camino metafísico, el que conduce al centro de la realidad, a las entrañas del ser. Desde esa atalaya ríe y bebe, come y llora, ama a los próximos y tenazmente regala generosidad y modos para gastar la salud y la propia vida. Sabía que es grosero acudir ante los dioses en el ocaso cargados de salud y sin afectos. Hierro lo sabe, por ello se fragua entre emociones, pone en juego la belleza como necesidad. Vive la poesía: "llegué por el dolor a la alegría", pues "yo, un hombre, como muchos",
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Rogelio. Blanco Martínez
se sincera -con palabras cotidianas que transforma, transciende, a las que arranca su secreto. Desde estos ámbitos asume el ~om promiso del creador, que va más allá de "un tiempo y de un país". Prudente y humilde, tímido y arriesgado, es "un ejemplo de ética poética, de compromiso con la historia inmediata de España" (V García de la Concha) y, sobre todo, con la poesía. Cuaderno de Nueva York es uno de los grandes poemarios en lengua española del siglo XX; así se reconoce para alguien a quien le preocupaba todo y que no creía en nada, para el poeta de los versos cargados de preguntas retóricas a sabiendas que estas iban más allá de la respuesta y de la propia pregunta . Si atendemos a su modus vivendi y operan di, en PepeHierro, tras el personaje atento y sabio, se halla un renacentista, bien parece inventado y eterno. Como todas las mañanas acudía a su
mesa redonda proxlma a la máquina tragaperras del bar de Manolo y Mary de la avenida Ciudad de Barcelona, como un principiante entusiasta con cuanto le rodeaba, seres y cosas, ante las que ponía rostro de sorpresa. Sí, la cabeza de PepeHierro es todo rostro, quizá no sabemos donde están los ojos o de donde sale la voz, pero transmite entusiasmo y amor por la vida. "Amar la vida más que su sentido", recomendaba en frase recogida de F Dostoievski. En este amor y búsqueda por el sentido se cargan sus versos, atentos a lo diverso, sinceros y ajenos a la falsedad y al boato. A pesar de recoger todos los grandes premios, sabía con Gómez de la Serna que "toda pompa es fúnebre". Vino y café, mesa y productos de la tierra regaban y saciaban la cabeza-rostro de aquel para quien la necesidad de estar vivo era mandato y una obligación de los dioses, quizá la única que debiera ser atendida por los humanos, de "vivir
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la vida". Estar vivos y disfrutar el aquí con la intens.i dad de que todo y todos importan y son necesarios. PepeHierro, "hombre verdadero", poeta pleno, pues prolongaba el oficio en el cotidiano caminar, vive y aún canta la vida con versos sencillos nacidos en cámara oculta, lugar donde anida lo interior y lo exterior de la poesía/ mas no lo externo; lugar donde fragua con densidad y en tensión lírica, con léxico escogido y nada casual, la poesía como "aventura hacia lo absoluto" (Pedro Salinas) mediante el desemascaramiento y maceración de las palabras a fin de e)4traerles la verdadera realidad y, a la vez, proyectadas nuevamente sobre esta con luz poética, un intento de transpasar la epidermis encallecida. Así, trastornando el orden sin traicionarlo, atemperando los hechos y fabulando sin fa lsear, convierte al lector en cómplice y nudo de una red poética,existentivista, donde la existencia reside sin pesimis-
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mo. El lector-cómplice se convierte en deambulador sediento que recorre su vida entre figuras y rimas, estrofas y músicas, una red que le atrapa hacia la búsqueda del sentido de la vida y sus pQsibilidades. Es la poesía de Hierro un camino vital, una esperanza. Un camino que señala la dificultad de aprender lo más cercano, lo propio, lo que desde el inicio se supo (Holderlin). Desde ese acercamiento difícil a lo propio, Hierro trata de señalar el camino o el atajo para beber la vida y sus heces, un frenesí vital propio de quien quiso respirar la vida y al final le faltó el aire. Ciertamente la obra de José Hierro, cual clásico, cabalgará en los siglos, es vital, nace en un presente pero viene de allá para eternizarse acá. Ya solo me resta ir al encuentro con PepeHierro a La Moderna, compartir un vino con aceitunas sobre mesa y mantel y preguntarle si las gestas del final de la vida, la muerte, tienen Alegría.
Hierro puro ANTONIO HERNÁNDEZ
Pepe Hierro érase, quevedianamente, un hombre a un cigarro pegado y por eso se murió antes de tiempo. Tenía cara de cicatriz, los ojos como dos rayas de luz verdeoliva y un algo jurásico que le marcaba el cuerpo duro, de pellejo telúrico, pero por dentro era menos áspero, y le aforaban las lágrimas cuando se emocionaba. Lo solía hacer cuando le gustaba un poema, cuando un cuadro le hablaba con el lenguaje de los colores del milagro que es capaz de conseguir un hombre con un pincel y un poco de pintura, si le sonreía una de sus nietas, a las que decía cosas de viejo chocho como él mismo apuntaba, enamorado, ridículo, mas sin perder de vista que eso es así, fuera de madre y autocrítico al tiempo. Y bramaba .joder, coño, qué sentimentales nos volvemos, parece mentira, y se bebía de un trago un copazo de aguardiente sin piedad, agresor, dinamitero, casi a la vez que daba yesca a otro cigarro para que, también, creyéramos, el muy infantil, que la llantina súbita no era asunto sólo del corazón sino del alcohol y el tabaco terroristas . Y entonces se ponía verde, y ya lagarto, Gengis Kan se le posaba en el rostro como el más agresivo de los Jinetes del Apocalipsis, y llegaba cortando cabezas Tarás Bulba a galope tendido por la estepa y algo de trueno histriónico amenazaba la reunión, el cuarto donde estábamos, y temblaba la bombilla con toda la luz, barría la tempestad su cráneo mondo, de tártaro, de busto en piedra de sí mismo, y era Pepe Hierro
como un volcán en pugna con su cráter de nicotina y humo, del verde al amarillo, del amarillo al rojo, del aire poco, escaso, al viento huracanado, del agua salada del llanto al fuego de la tierra soliviantada, de la ternura al dolor, todo junto, Césár Vallejo, Picasso, Matisse, Derain, Pavese, los suicidas, los locos de atar y desatar, los mendigos, los payasos, por qué, padre, por qué ... , ah, don Antonio Machado, qué sabrán estos mozuelos que le llaman antiguo, poeta del diecinueve, qué sabrán, y Gerardo Diego, el Borges haciendo juegos de palabras fáciles con lo que Gerardo le enseñó, mira, señorito, a ver quién ha trazado un puente más duradero que ese que tenéis sobre la bahía entre Cádiz y Santander, mi cuna casi, mi palabra entera; si yo soy más gaditano que tú , eso sí, un poco menos que Fernando (Quiiiones), para que luego vayas diciendo por ahí que me meto con los andaluces y que cómo hubiera aguantado yo, no en el polo norte del Dueso, en el infierno a cincuenta grados del penal de El Puerto de Santa María .. . ¿ Qué, quiénes repoblaron Sevilla y Cádiz? Los santanderinos, los jándalos; escucha, Gerardo, mamón, que llega la comparsa, la música: "Un goya se echó a andar, oh, maravilla. / Ya viene la comparsa, madre, / por la plaza de Mina. Toda / la sal de Cádiz, la sal más fina, / en las coplas de tango, / tornasoladas de concejalía. / Manuel, el del tambor, cómo reía. / Coro, orquesta de cámara, / prodigiosos los timbres de sordina .. . / Aquel domingo azul/ataba una invisible serpentina / mi prodigiosa plaza Nueva / con la plaza de Mina" .
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rebelión", mascarada trágica y antípoda de la realidad que fleta Franco en persecución de los fieles a la República sancionada por el pueblo en votación democrática. El yo soy yo y mis circunstancias orteguiano limita y espolea al mismo tiempo a Hierro a lo que, si opuesto, complementa. Y su lucha contra corriente consigue que los límites se ensanchen de una manera inusitada en el polifacetismo que después va a reflejarse en su poesía como distinción artística que no solo se diferencia de la obra de sus compañeros coetáneos, sino que además va a impregnar de sus tonalidades y contenidos a poetas de generaciones siguientes. El no hay mal que por bien no venga se traduce en que, una vez salido quinqué, señorito, ¿no decís quinqué los de la cárcel, Hierro tiene que aplicarse a andaluces ?, por ahí, como cómicos de la legua, de lecturas, en los mercados y en • muy diferentes disciplinas para ganarse el sustento . Sus estudios de orden técnilos restaurantes contándonos, mientras co son aparcados y empieza a trabajar Lines, su mujer, ponía cara de escéptica, que la carne sabrosa es la que está un poco -y sigue haciéndolo de por vida- como crítico de arte, de música, de cine, de pasada, como la de las cuarentonas, con el chaqué sin hacer todavía, con el discurso literatura, como editor, como articulista, etc. Su amor por la naturaleza lo de entrada en la Academia aún por empezar, joder, me he de poner corbata, sin lleva a la jardinería y su carácter inquieenterarse apenas d e que le habían dado to a viajar, enseñanzas, aprendizajes, el premio de la Crítica, el Cervantes, el prácticas de campo todas que le van a Nacion al d e una sola tacada. De todo servir como enriquecimiento para su olvidado, m en os del instante, como se poesía, si directa, en consonancia con la olvidó de quien es, ayer no m ás, lo encarrealista que predomina en la dilatada celaron, tal vez porque los dioses están posguerra, moderna y modernista con hechos de olvido y de perdón . la inserción en la disposición versal de La semblan za que p recede, o si se elementos de todas las materias enunqu iere, la caricatura, pretende esbozar ciadas, las que d espués serán con stanuna form a de carácter que tiene que ver tes en la po esía d e los m ás destacados con su poesía en cu anto a que la man era poetas n ovísimos. Digam os, p ara cerrar de ser es la energía que con la voluntad, este capítulo, que él y García Baena, o o impulsado por ella, va a determinarla más exactam ente los libros qu e p ublien el caso de José Hierro. Supon go qu e can con diez añ os de adelanto sobre en todos los casos es así, pero en n u estro ellos -Cuanto sé de mí y 6 leos, respectipoeta la voluntad es un ariete contra las vam ente-, son los patrones qu e en circunstancias, adversas desde que el buena parte sigue la avalancha de poepoeta, aún muy joven, es encarcelado tas neomodernistas que van a ocupar la tras la guerra de España por "ayuda a la actualidad lírica española.
y no es nuevo, no es nuevo, desde el primer día en que lo vi, por los años sesenta, en el Ateneo madrileño, donde dirigía una tertulia de poetas en la que intervine, en la galería republicana de la falangista Carmina Abril, a la que me invitó y que cerraron porque, cómo en la de Montesinos, me confundieron con Miguel Hernández - cultos que eran los de nuestro Servicio Secreto- , en la radio como un basilisco de voz acariciante, viril y delicada, de jurados después los dos en cien concursos, aguantando tela marinera con la bombona de oxígeno colgada de su cuello como una cruz auxiliadora, cantando su ironía si no captaba yo lo evidente, escondido, qué poco
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No obstante, hay que decir que Hierro no se agota en ese realismo estético como tampoco en el testimonio de lo cotidiano y la transfiguración visionaria o en otros efectos de simbiosis entre contrarios, como han señalado muy lúcidamente algunos de sus mejores estudiosos (Sánchez Zamarreño, Garda de la Concha, Manuel Mantero, Benito de Lucas, Gonzalo Corona, Dionisia Cañas ... ), porque con los 'grandes poetas "no debiera uno sorprenderse sino poder aún sorprenderse" como, admirado, el duque de La Rochefoucauld dejó escrito. Me refiero a que, desde el comienzo de su obra, Tierra sin nosotros y Alegría, prácticas complementarias que después usan y ponen de moda otros poetas, como la intertextualidad, ya aparecen -Bécquer, Goethe, Papini, Valery- sin que se hayan mencionado al respecto más que los dos primeros, es decir, el carácter romántico de ambos en versos que eran lemas de vida y creación A la alegría por el dolor" - , sin referencia al italiano -"Del dolor supremo nace la alegría" - ni al francés: "Tarde se aprende lo sencillo". Pero lo importante como guía crítica lo resume, no sin alguna precisión extrapoética que haremos, Sánchez Zamarreño cuando escribe sobre la condición bifronte de su poesía, que "hace que aceptemos con naturalidad el h echo, en apariencia paradógico, de que Hierro sea considerado, a un tiempo, fi gura preeminente del realismo existencial y social y maestro señaladísimo d e las nuevas tendencias estetizantes qu e comienzan a cu ajar en España a medidos de los años sesenta" . El m agn ífico crítico leonés se refiere, sin d uda, a los llamados "novísimos", pero debe de eludir poetas fronterizos entre el Cincuenta, en algunos de cuyos miembros la sombra benéfica de Hierro es _
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evidente, y los nuev e de la fama. Por un lado Quiñones, Duque o Mariscal, y por otro Miguel Fernández, Manuel Ríos, Diego Jesús Jiménez o Félix Grande. La crítica d e periódicos y la universitaria, por lo general y con las excepciones de rigor, suele hacer sinónimos la Promoción del 50 -la Gen eración si se quiere- y con el Grupo que antologa Garda Hortelano, en el que escandalosamente poco tienen que hacer poetas como Valverde o Claudia Rodríguez si se observan las famosas leyes de Julius Petersen. Hechas las excepciones razonables, el Grupo de Barcelona, en el que se incluyen un andaluz y un gallego porque sí, no acepta más magisterio próximo que el de ellos mismos y torna como blanco de sus flechas a Jos é Hierro, no por una cuestión de p ertenencia a una clase social baj a, como se ha dicho y escrito, sino por una cuestión política fiscalizada desde la gauche divine, por entonces afiliados sus miembros o compañeros de viaje del PC todavía estalinista. A Hierro, que proc ede d e una familia de la baja burgu esía, como la mayoría de los divinos en cuestión, no se le perdona que, tras su estancia d e cinco años en distintos presidios, se busque su vida, y la de su familia, trabajando en un medio de comunicación del gobierno, del que no mucho d espués lo despidió abruptam ente el señor Robles Piquer, cuñado d el semiomnip otente don Manuel Fraga. N o d ebió d e ser suficiente porque José Án gel Valente le quiso dar la p untilla con un m ás que triste poem a titulado "Poeta en tiempo de miseria", en el que quería dejar testim on io de su colaboracionismo con el Régimen del Anciano .
Al cachetero fallón lo emularon otros empecinados de entre los cuales no e~ necesario citar ni al último de ellos, que queriendo retratar a Hierro, se retrata más
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bien a sí mismo cuando en sus memorias amaestradas escribe con órdenes de otras épocas demagógicas y negras: "Extrovertido y algo garrulo, propenso a las bromitas recurrentes, con ideas claras pero monocordes, ya era cuando yo lo conocí una persona profusamente efervescente, amén de escurridiza, digamos que un falso modesto, y trabajaba en el Ateneo, dirigido -supongo- por algún testaferro de Florentino Pérez Embid, que había sido profesor de Historia de América en la Universidad de Sevilla y que, amén de supernumerario del Opus Dei, era director general de algo". La reacción de Hierro a todo esto fue invitar al Ateneo a tres poetas catalanes -Gil de Biedma, Barral y Goytisolo- que aceptaron encantados y con gran éxito de público según m e contó mi querido poeta y amigo Rafael Montesinos, quien pensó traerlos a los tres por separado a su Tertulia Literaria Hispanoamericana. E inauguró el p royecto con J. A. Goytisolo, quien, en un ejercicio necesario de glamour que pusiera distancia entre la cosmopolita Barcelona y el secarral que era Madrid, convocó un cóctel en el Palace para afirmar su logro -¿una pica en Flandes?-, al que solo no asistió el propio Montesinos. En la lista de muchos invitados no estaba él, que había sido su anfitrión d ías antes. Pensó que con una coz tenía bastante, o eso me dijo. El poema "Poeta en tiempo de miseria", su iniquidad, solo fue contestado gallardamente por ese quijote extremeñomanchego que es Félix Grande. La contundencia de sus argumentos a favor de la integridad de Hierro solo tuvo una respuesta en la revista Ínsula -palestra del toma y daca-: "Usted no tiene estatura moral para que yo le conteste". Así se las gastaban los "señoritos de nacimienro", a salvo fuera y d entro de nuestras fronteras, porque quien es no eran hijos
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de papá se buscaban la vida sin delinquir. Félix en Cuadernos Hispanoamericanos, Hierro en la Editora Nacional, y yo, para que todo quede claro, en un gabinete de prensa del gobierno y con una orden de caza y captura rampante después de haber descargado más de ochenta camiones en el mercado de Legazpi, etc. Ay, si yo hubiera tenido patente de corso familiar ... PEPE HIERRO EN LOS BALCANES
Hace apenas un mes tuve la alegría doble de contemplar en un escaparate de la calle principal de Belgrado una montaña de libros en cuya portada se podía leer en español: José Hierro, y en serbio, Xoce Jepo. La autoría del texto interior era ratificada, junto con su nombre bilingüe, por una fotografía plagada de mariposas juanramonianas que componían sobre la dureza del rostro la delicadeza del alma como una yuxtaposición simbólica. La unión d e dos elementos adversos quería significar lo que en poesía no lo es: sensibilidad y garra, más que compatibles, obligadas en todo gran poeta. El prólogo mío es posible que inspirara la ilustración, dado su título: "José Hierro, acero y delicadeza". (De ahí lo de mi "doble alegría"). Pero lo importante era otra cosa: aquel reclamo que, poco después, llenó una sala en la que las personas asistentes sabían de qué iba la cosa, aserto que aprueba por sí solo el hecho de que entre ellas se encontrara Branco Paublici' c, traductor al serbio de don Luis de Góngora, nada más y nada menos. Su presencia, la comunicación simultánea con un aula pletórica de estudiantes en la universidad belgradense interesados por la poesía de José Hierro y la profundidad de las preguntas en el coloquio, me hicieron llegar a la conclusión de que si en
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España interesa poco la poesía, en algunos países interesan mucho nuestros poetas . O al menos algunos de ellos, incluso los que aquí son desconsiderados por los medios que amparan, repitiendo sus nombres hasta la saciedad, mediocridades y, claro, excepciones de rigor. Durante mi intervención -tengo que aclarar que todo fue posible por obra y gracia del Instituto Cervantes- dije lo sabido en España, que es algo menos de lo que se sabe en los Balcanes, y algo de lo olvidado a conveniencia porque en nuestro maravilloso país se tira contra el
que asciende por méritos propios las piedras que luego, cuando no ha habido forma de acertarle contundentemente, sirven para erigir su monumento. (Oficio de rastrero que apedrea -o no deja vivir- al que tiene debajo y lo ensalza si se le pone por arriba). O sea, el tan español, "aquí no ha pasado nada". Pero sí ha pasado. En el prólogo a la edición serbia comentada digo que "no sé por qué tengo la sensación de que el aroma de las rosas de su trono llega aún hasta la casa de sus viejos carceleros". ¿La casa de los que lo tuvieron bajo llaves o la de los otros?
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José Hierro con su esposa, Angelina Torres
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Pepe Hierro: el poeta que nunca escribió en casa JUAN ÁNGEL JURISTO
Hace pocos meses, a comienzos de una primavera anhelante, todas lo son, que diría un cursi, tuvimos un bello motivo de celebración: de haber vivido, se nos fue hace diez, en un diciembre más huérfano de lo habitual, José Hierro hubiera cumplido el 3 de abril noventa años de su nacimiento en Madrid, ciudad a la que siempre estuvo apegado aunque fuera Santander, por aquello de la infancia transcurrida, la que llevó siempre en su imaginario, cuando rememoramos una Arcadia que nunca fue pero que existió siempre como posibilidad, que es lo bueno de las Arcadias y su motivo para ser lo que son. José Hierro, Pepe Hierro, madrileño, santanderino, siempre será recordado como un hombre de una sola pieza, que es la manera que tenemos los que somos más jóvenes para definir a aquel que por poseer un carácter fuerte, un cierto dominio ético y una actitud moral nada oculta, nos resulta investido de una coherencia monocorde. En realidad nada más falso: es cierto que a José Hierro siempre le ha correspondido la figura de hombre de aristas duras, casi metálicas, pero para quienes le conocieron el escritor fue siempre un personaje cercano, afable, pasional, tanto que bien podríamos decir que fue un tanto bronco. Traté a José Hierro en los tiempos en que la mayoría de sus conocidos le llamaban sólo Pepe, cuando José Antonio
Gabriel y Galán le publicó Agenda en una nueva colección de poesía, que inauguró, fue el único libro que salió de aquella editorial vinculada a la revista El Urogallo y recuerdo que le pedí la firma y cómo, al no tener a mano bolígrafo, untó su dedo en los posos del café y metiéndolo en un cenicero repleto de la ceniza de los innumerables cigarrillos que se fumó en poco tiempo, hizo un dibujo que los años no han desdibujado un ápice. En aqu ellos años sólo se le iba un cierto respirar fatigado perceptible para quien estuviera muy cerca del poeta, pero tiempo después, al modo del personaje del famoso · cuento de Julio Ramón Ribeyro, donde el tabaco toma importancia cósmica porque es el único elemento realmente necesario, preponderante, en el desarrollo del personaje, ese silbido se convirtió en una alarma que preocupaba a los amigo.: i porque sabían que José Hierro era un personaje persistente y esa persistencia, una virtud para la resistencia que muchas veces tuvo que demostrar en vida, podía volverse en su contra. Agenda fue un poemario que causó cierto revuelo cuando se publicó, en el año 91, .porque llevaba muchos años sin que diese a la luz uno tan intenso, el último fue El libro de las alucinaciones, esa mezcla tan irracional y moderna de ele- · mentas hasta entonces controlados por cierto canon que muchos adherían a la
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Pepe Hierro: el poeta que nunca escribió en casa
poesía social, nunca demasiado presente en Hierro, todo hay que decirlo, y fue en cierta manera el detonante que dio paso a sus últimos libros, sobre todo al autor de Cuaderno de Nueva York, con el que José Hierro se despide de la poesía de forma espléndida, rutilante, dando unos poemas nuevos pero donde se perfilaban los rastros dejados en sus etapas anteriores, la mezcla de intimismo, tan próximo a la manera de sentir de un Gerardo Diego, con el gesto brusco de una búsqueda estética abierta a la emoción de la vanguardia, a ese modo un tanto abismal con el que cualquier ruptura se deja llevar. José Hierro siempre gustó de experimentar con traslados de espacios y tiempos y, sin embargo, siempre gustó, también, de domeñar esa embriaguez porque sabía que la búsqueda del enigma, al final, tiene tendencia a arrimarse a la resolución de los clásicos y José Hierro, tan irrespetuoso por suerte con ciertas cosas, tenía un sagrado temor de artista hacia la excelencia. Evocarle en ocasión de una efemérides, como es el caso ahora, se justifica si logramos sonsacar de su personalidad un rasgo distintivo, único, como hacen los caricaturistas y los expresionistas, que parecen más serios a fuer de teóricos. No vaya referirme a sus deudas, a sus años de posguerra en Valencia, donde se inició con Vicente Caos y Ricardo Blasco en los goces literarios, ni a sus andanzas en diversos logros culturales, en Espadaña, en Corcel, en Garcilaso; tampoco en sus relaciones con el arte plástico, practicó el dibujo con cierta fortuna además de ejercer la crítica de arte durante muchos años; y, desde luego, no a los montones de premios que cosechó en vida, desde el Adonais al Prú1cipe de Asturias, sino a un rasgo insólito pero que define en cierto modo a las gentes de su generación:
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nunca escribió en su casa. Practicaba, por tanto, lo literario y el uso y abuso a la llamada de la Musa en el café, casi siempre en el mismo, pero no siempre, a veces en cualquier parte, donde le pillara, lo que le otorga un rasgo antiburgués que, con el tiempo, pasa ahora por ser el paradigma de una sociedad serena, educada ante lo público, antítesis de los tiempos en que vivimos, encorsetados en la soledad de nuestras minúsculas moradas. Evocarle sería quedarnos con ese rasgo por ser tan suyo y, a la vez, por escaso hoy día un tiempo como aquel en que otro escritor, Tomás Segovia, ya ido, acostumbraba ejercer lo literario en el Comercial de la glorieta de Bilbao. Sólo que Tomás Segovia solía hacerlo por costumbre y no por superstición. Ya digo, la persistencia.
2012, los aniversarios del poeta José Hierro Real (RH) JUAN JOSÉ DEL ÁGUILA TORRES Magistrado (jubilado) y doctor en Derecho
Qué más da que la nada fuera nada si más nada será, después de todo, después de tanto todo para nada. "Vida". José Hierro l.-Razones para el recuerdo de JH. n.-Jurisdicción de guerra. III.-La difícil cuantificación de la represión. IV.- La tramitación de la Causa 57.634. V.-A modo de conclusiones. l.- RAzONES PARA EL RECUERDO DE
JH
En este año de 2012, en que padecemos las embestidas políticas, económicas y sociales de la más que rancia derecha española, existen múltiples y diversas razones para recordar a José Hierro, al haberse cumplido ya el noventa aniversario de su nacimiento en Madrid, el 2 de abril del 1922, y los diez años de su muerte lo serán el 21 de diciembre del 2012, ocasiones ambas propicias para rememorar, no sólo sus merecimientos poético-literaria-pictóricos y recordar los reconocimientos oficiales e institucionales en los últimos años de su vida y su siempre desbordante humanidad para todos los que le querían, sino para recordar también que fue uno de los cientos de miles de españoles republicanos que padecieron directamente la represión de los vencedores en la posguerra, cuyos intereses y antecedentes son idénticos a los que hoy ocupan mayoritariamente todos los poderes y resortes del Estado.
La derecha española -decía el historiador catalán Borja de Riquer en Lm artículo de opinión publicado en el diario El País del sábado 26 de mayo del 2012, con el titulo "La larga sombra del franquismo histo;iográfico"- no está dispuesta a aceptar que la República fue una etapa democrática, ni con todas las limitaciones y reparos que se quiera, porque hacerlo supondría aparecer como la desh'uctora de esa democracia al h aber apoyado el golpe de Estado de julio de 1936. Necesita cuestionar los planteamientos de los que sostienen que el régimen republicano, aunque imperfecto y agitado, era viable y gozaba de un amplío consenso social.
Por todas estas razones, también existen otras fechas que habrían de ser igualmente significativas para resaltar y conmemorar determinados hechos acaecidos en el periplo vital del poeta y en cuyo conocimiento es necesario profundizar para tener una visión más completa de su rica personalidad, como los setenta y tres años transcurridos desde su detención en una "caída colectiva" con el ingreso en la Prisión Provincial de Santander el 13 de septiembre de 1939, acusado junto a otros treinta y siete santanderinos de" auxilio a la rebelión" cuando tenía 17 años "de los de entonces", como el propio José Hierro reconoció en una entrevista aparecida en El Cultural de 21-27 de diciembre del 2001, y, . además, con la triste coincidencia de que su padre, Joaquín Hierro Jimeno, se encon-
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traba también preso desde 1937, por el simple hecho de ser un republicano de Azaña, detenido y procesado cuando los militares sublevados entraron en dicha ciudad. Lamentablemente, no he podido localizar hasta la fecha los antecedentes de la causa - y el procedimiento- por los que el padre de José Hierro ingresó en prisión y posteriormente fue condenado, por lo que hemos de conformarnos con una corta pero más que expresiva referencia en el oficio que dirigió el 6 de mayo de 1940 Juan Aguilar, comisario jefe de Investigación y Vigilancia de Santand.er, al primer juez instructor militar de la Causa N° 57.634 del Juzgado Militar Permanente N° 8 de los de Madrid, en contestación a la petición de informe sobre los antecedentes del procesado: José Hierro Real, de 17 años, soltero, jornalero, natural de Madrid y domiciliado en esta capital, calle de Vargas 94°Izda, es de ideas izquierdistas, habiendo pertenecido durante el dominio rojo, como estudiante que era, a la F.U.E. El padre del informado, Joaquín Hierro, está condenado a 30 años, por sus ideas marxistas y su actuación durante dominación de los mismos. Era funcionario técnico de Telégrafos.
También se cumplirán los sesenta y nueve años de su salida en libertad condicional, elIde enero de 1944, cuando se encontraba en los Talleres Penitenciarios de Alcalá de Henares, después de haber permanecido preso ininterrumpidamente durante cuatro años, tres meses y diez y ocho días, tras haber sufrido dos sucesivos consejos de guerra, ambos celebrados en Madrid en el palacio de Las Salesas, sede del Tribunal Supremo y uno de los múltiples lugares donde los militares vencedores se instalaron a primeros de abril de 1939 para escenificar su jurisdicción de
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guerra, el primero el 27 de septiembre de 1940, que se anuló entre otras razones por una muy irregular tramitación, y el segundo, tres años más tarde, el 27 de octubre de 1943, periodo en el que, además de los dos centros anteriormente citados, pasó por las cárceles de Madrid de las Comendadoras de Santiago, Conde de Peñalver, Porlier, así como por algunas otras, como la de Segovia, en los traslados de Santander a Madrid. Si en la vida de cualquier persona dichas experiencias traumáticas relacionadas con detenciones, prisiones, traslados, consejos de guerra y condenas dejan siempre huellas imborrables, más aún lo habrían de ser en el ya entonces joven poeta, dada su especial sensibilidad y sus inquietudes políticas y sociales progresistas y de izquierdas, que luego plasmaría en diversos poemas, como Julia Uceda se encargó de destacar en el prólogo a José Hierro, poesías completas (1947-2002): "¿Cómo se puede no hablar de todo aquello?". Con las piedras, con el viento se publicó por primera vez en Valencia en el N° 9 de la revista Corcel en 1945. H .-JURISDICCIÓN DE GUERRA
En comunicación presentada con el titulo "La jurisdicción de guerra del franquismo" al Taller 7 del XI Congreso de Historia Contemporánea, que se celebra entre el 12 y el 15 de septiembre del presente año, mantengo la tesis y conclusión de que es necesario, para completar el estudio y análisis de lo que fueron las diferentes represiones durante ese régimen, abordar el estudio y análisis global de dicha jurisdicción que, junto a otra de las instituciones claves como fue la Brigada Político Social, constituyen aún hoy día, transcurridos casi treinta y cuatro años de la vigencia de la actual Constitución, dos verdaderos agujeros negros en el cada vez más abiga-
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rrado mundo para el estudio esa dictadura y que, de seguir al ritmo actual, desplazará de los primeros lugares del ran.kIDg editorial a los estudios y publicaciones sobre nuestra Guerra Civil. Igualmente, sostengo en dicho trabajo, después de llevar casi doce años investigando en temas relacionados con la aplicación práctica de dicha jurisdicción a partir de la sublevación del 18 de julio de 1936, su continua y masiva utilización en los años inmediatamente posteriores a la contienda de 1939 a 1949 y su persistencia preeminente como jurisdicción especial para la represión política hasta la creación de la Jurisdicción de Orden Público en diciembre de 1963, y, por último, su mantenimiento para conductas calificadas de terroristas en los últimos trece años del franquismo, lo que obligaría, desde el punto de vista metodológico, histórico y lingüístico, a denominarla como "justicia de guerra". Ello por varias razones elementales. En primer lugar, porque fueron los propios generales sublevados, a través de los sucesivos bandos de guerra que dictaron en los primeros momentos del levantamiento militar -Franco en Canarias, Tenerife y Marruecos; Saliquet en Valladolid; García Álvarez en Salamanca; Mola en Burgos y Santander, Guipúzcoa, Vizcaya, Álava, Navarra, Logroño y Palencia; Cabanellas en Zaragoza; Goded en Palma de Mallorca; Orgaz en Levante; Queipo de Llano en Sevilla; Álvarez Diez en Cáceres ... -los que declararon en todos ellos el "estado de guerra" en sus respectivos territorios y, a continuación, el 28 de julio de 1936, la recién constituida Junta de Defensa Nacional de España lo extendió a todo el territorio nacional, y se estableció en todo él, entre otras medidas de control, censura y supresión de derechos y libertades avalados por la Constitución de 1931, "la jurisdicción de guerra" con carácter preferente y exclusivo para todo tipo de delitos -no
solo los de carácter militar-o Además, se institucionalizó el uso generalizado del procedimiento sumarísimo, que a la pretendida rapidez en su tramitación y ejemplaridad unía la más absoluta indefensión para los acusados y procesados. La solemne declaración del 1 de abril de 1939 realizada por Franco de que la guerra había "terminado" no resultó verdad, ya que inmediatamente se constituyeron en todos los últimos territorios conquistados, Barcelona, Valencia y Madrid, cientos de juzgados militares especiales y consejos de guerra p~rmanentes que comenzaron su labor represora contra todos los que habían mantenido la defensa de la República. Igualmente abona el uso de la denominación la aplicación generalizada, en los cientos de miles de consejos de guerra celebrados, del Código de Justicia Militar de 1890, durante la contienda y en el periodo 1939-1945. Pese a esa denominación, en todo su articulado se hacían múltiples referencias a la "jurisdicción de guerra". Y, por último, no cabe denominarla como justicia militar o castrense por la sencilla razón de que, como algún día se demosh-ará, aquella no tuvo nada que ver con la justicia y sí con la venganza de la guerra. Otra de las aportaciones significativas en dicha comunicación es la relativa al análisis y estudio del cuerpo jurídico militar, que pasó a tener durante el periodo republicano de 153 miembros en su escala activa en el año 1931 a 101 en 1936, lo que representaba un porcentaje mínimo respecto a los 15.129 generales, jefes y oficiales que se encontraban relacionados e integrados en los restantes cuerpos y armas en el Anuario Militar de ese último año. En la Guerra Civil, además de la escala básica activa de los jurídicos militares, los sublevados crearon, para hacer frente a · las necesidades que iban surgiendo conforme iban conquistando territorios, otras tres
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escalas para jurídicos militares, denominadas: la complementaria, la de comple- mento y la honorífica, llegando a tener el total de todas ellas más de mil jurídicos militares. Casi todos ellos se reclutaron en un primer momento entre los cuerpos civiles de jueces, magistrados, fiscales y secretarios, para extenderlos posteriormente a otras profesiones jurídicas, como abogados, catedráticos, profesores, notarios, registradores y, por último, licenciados en Derecho y los que preparaban oposiciones a los anteriores cuerpos, a los que se les militarizó otorgándoles los grados de comandantes, capitanes o tenientes. Con ello se pone de manifiesto la participación directa de muchos de los que luego se integrarían en los respectivos escalafones de los cuerpos de la judicatura, fiscalía y la administración civil en esa justicia de guerra, extremo este que en la inmensa mayoría de los casos ha sido deliberadamente omitido en las biografías y obituarios, siendo supuestos paradigmáticos, entre otros muchos, los de los catedráticos de Derecho Político Carlos Ollero y Diego Sevilla; de Derecho Penal, Rodríguez Devesa; de Derecho Procesal, Miguel Fenech , y los magistrados del Tribunal Central de Trabajo y del Tribunal Supremo Luis Gómez Aranda, Adolfo de Miguel García-López, Tomás Pereda Iturriaga, Enrique Amat Casado, estos dos últimos magistrado suplente y primer presidente del Tribunal de Orden Público (TOP); y Valentín Silva Melero, último de los presidentes del Tribunal Supremo del franquismo. Igualmente paradigmáticos son los casos de Antonio Pedrol Rius y Rafael Díaz Llanos Lecuona, decanos, respectivamente, de los colegios de abogados y economistas de Madrid, así como de los consejos generales de asociaciones de colegios de dichos profesionales. El primero, pese a su digno comportamiento con motivo de los asesinatos del despacho de
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Atocha, de lo que soy testigo de excepción, fue jurídico militar fiscal ayudante de Carlos Arias Navarro en Málaga y en la auditoria de la Primera Región Militar. Díaz Llanos pertenecía en 1936 como teniente de la escala básica de los jurídicos militares destinadó en las islas Canarias, y participó muy activamente en muchos de los consejos de guerra que se celebraron en el archipiélago, inmediatamente después de la sublevación militar. Fue asimismo autor de diversas publicaciones sobre cuestiones militares, de las que destaca, por haber sido reeditada en trece ocasiones a partir de 1939, sus Comentarios al Código de Justicia Militar, libro de uso obligado en los cientos de miles de consejos de guerra, por los formularios que dicho texto contenía, ideales para su aplicación y utilidad directa a los legos en derecho , como eran la inmensa mayoría de los militares que intervenían en la justicia de guerra. IH.-LA DIFÍCIL CUANTIFICACIÓN DE LA REPRESIÓN
Al igual que ocurre con otros temas referidos a las represiones practicadas durante y tras la Guerra Civil por los vencedores, se desconoce hasta la fecha el número total de desaparecidos-enterrados en fosas y cunetas (sin rastro documental alguno), el de fusilados por consecuencia de sentencias de consejos de guerra que impusieron penas de muerte, el de condenados a dicha máxima pena que fueron indultados, el total de los procesados condenados a qué penas y a los absueltos en dichos tribunales. Tampoco de momento hay cifras definitivas por lo que respecta al total del Estado Español y los estudiosos e historiadores se mueven todos ellos en deducciones y aproximaciones. Una de las causas de esta imposibilidad de conocer datos y cifras que deberían ser ya presupuestos fácticos indiscutibles
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para la reconstrucción de lo que fue y significó el franquismo en la historia de este país, sobre todo de cara a las próximas generaciones, radica en el que los militares sublevados, que presumieron siempre falazmente del cumplimiento de sus obligaciones legales y reglamentarias, no observaron todas y cada una de las prescripciones que los artículos 690 y siguientes del Código de Justicia Militar de 1890 les imponían a los jueces instructores designados en los cientos de miles de procedimientos abiertos, como era la de redactar unas hojas o pliegos -previamente confeccionados- con todos los datos relativos a cada uno de los procedimientos abiertos y tramitados, a las personas implicadas en los mismos, penas solicitadas e impuestas, cumplimiento ... para remitirlo a las autoridades judiciales militares que habrían de confeccionar anualmente una estadística general de las causas terminadas con sentencia firme y los sobreseimientos e inhibiciones que se hubiesen acordado para, finalmente, pasarla a la Fiscalía Togada Militar, que, a la vista de todos esos datos, debería elaborar un informe anual acerca de "del celo e inteligencia que por los funcionarios llamados a intervenir en la administración de justicia se haya desplegado", del que lógicamente habrían de elevarlo a la máxima instancia, el Consejo Superior de Justicia Militar, con las propuestas conducentes al mejoramiento de las leyes que regían en dicha jurisdicción de guerra. No cabe obviar la trascendencia e importancia de que dicha obligación legal y reglamentaria fuese incumplida sistemáticamente y durante el periodo 1936 a 1945 por toda la cadena de mando militar, desde el eslabón inferior de dicha Jurisdicción, los jueces instructores, los fiscales, consejos de guerra, auditores y Consejo Superior, y sí, por el contrario, avanzar una clara justificación de dicha conducta deliberadamente omisiva, ya
que las altas instancias militares del franquismo eran plenamente conscientes de lo que la simple publicación de esos datos estadísticos -con los sumarísimos incoados en todo el territorio nacional, total de personas implicadas y procesadas en los mismos, delitos imputados, penas solicitadas, condenas impuestas, especificando y diferenciando entre las penas de muerte ejecutadas, las conmutadas o indultadas y respecto a estas últimas el total de años de condena .. .- hubiese puesto de manifiesto una valiosa información y la cruda realidad sobr.e la represión ejercida por la jurisdicción de guerra no sólo en España, sino al resto de las naciones. Para cualquier persona profana en el estudio de lo que fue y significó esa específica forma de reprimir que los militares españoles sublevados aplicaron a la población civil vencida, a los que calificaron de "enemigos" mediante consejos de guerra y procedimientos sumarísimos, poco o nada puede decirle el guarismo "Causa N° 57.634". Incluso hasta hace poco tiempo ninguno de los historiadores profesionales o investigadores especialistas sobre este tema se percataron de algo que el autor de este trabajo lleva pub licitando y denunciándo desde hace más de dos años. El total de consejos de guerra que tuvieron lugar en todo el territorio nacional durante el franquismo y muy especialmente en los primeros cinco años tras finalizar la guerra civil podría superar los 300.000 y casi llegar a los 400.000, siendo igualmente imposible, de momento, el cálculo aproximado de las personas afectadas e implicadas en todos esos procedimientos, en los que habrían de sumarse, por una parte, los procesados y, en otra, el total de los militares implicados en dichas causas y procedimientos. Habría que añadir también, lógicamente, las víctimas de las otras dos juris- . dicciones especiales que funcionaron en dicho periodo, la de Responsabilidades
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Políticas y las de Masonería y Comunismo, a las que además habrían de unirse las víctimas de los múltiples prOcesos de depuración en todos los niveles de la Administración pública central, provincial y local, así como la limpieza de desafectos en las empresas privadas. Desde abril de 1939 hasta finales de 1949 la Secretaría de Justicia de la Auditoría de Guerra del llamado Ejército de Ocupación del Centro, que fue la encargada de la organización ·de la maquinaria jurídica represiva que se montó en Madrid tras finalizar la guerra dando la preceptiva orden de proceder y asignando el número de causa y cuál de los casi cincuenta juzgados militares recién creados debería conocer la tramitación de la misma, ya que figuraban entre ellos unos 30 denominados "pérmanentes", otros tantos calificados de "especiales eventuales", para entender de los procedimientos contra generales, jefes y Ejército oficiales del derrotado Republicano, los de prensa p. riodistas, los de empleados de los ferrocarriles, Corre\,s y Telégrafos, de Batallones de Trabajadores, Juzgados de prisioneros, juzgados de p0:Fteros ... , todos ellos encomendados a oficiales militares que no tenían formación jurídica alguna, de forma y manera que la numeración dada a las causas fue durante ese periodo y primera década del franquismo sucesiva y correlativa, ya que no se cerraba al finalizar el año natural como hubiese sido lógi o, de ahí que la obligatoriedad legal y reglamentaria de realizar las estadísticas anuales con los datos obtenidos en ese período [sic). Fue al ordenar cronológicamente las diferentes referencias a causas instruidas y procedimientos sumarísimos con sentencias dictadas por consejos de guerra celebrados primero en la capital, Madrid, hasta 1944, y después en Alcalá de Henares y Ocaña hasta 1950, todos ellos de la primera de las ocho regiones militares, que apa-
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re cían citadas por diversos autores, cuando me percaté y pude verificar lo anteriormente expuesto: solo en dicha región militar y en ese periodo de 1939 a 1949 hubo, como mínimo, 143.438 causas instruidas por la jurisdicción de guerra. Los datos que á continuación relaciono, que son, lógicamente, parte de otros muchos que poseo y que espero se integren en un posterior trabajo de investigación, no admiten objeción a la tesis mantenida: Causa 9, iniciada el 30 de marzo de 1939 contra Feliciano López Uribe, que fue decano del Colegio de Abogados de Madrid y fiscal durante la República, condenado a muerte el 17 de mayo siguiente y ejecutado a garrote vil; Causa 1.499 contra Julián Besteiro, cuyo consejo de guerra se celebró el 8 de julio de 1939, condenado a cadena perpetua y fallecido en la cárcel de Carmona; Causa 21.001 contra el poeta Miguel Hernández Gilabert, detenido en Portugal tras finalizar la guerra y entregado por las autoridades fronterizas portuguesas a la Policía española, quien fue juzgado junto a otros 28, entre los que se encontraba el periodista Eduardo de Guzmán, quien nos dejó una esplendida descripción del consejo de guerra que tuvo lugar el 18 de enero de 1940, ambos condenados a muerte, condenas posteriormente conmutadas, la de Hernández por la de treinta años, que fue rebajada a la de veinte por la Comisión Central de Examen de Penas en el 1944, cuando ya había fallecido dos años antes en el Hospital Penitenciario de Alicante; Causa 30.427, más conocida como "Las trece rosas", detenidas en abrilmayo de 1939, el consejo de guerra se celebró el 3 de agosto y se impusieron 56 condenas de pena de muerte, que fueron inmediatamente ejecutadas en las tapias del cementerio de La Almudena de Madrid; Causa 45.482, instruida ya por el juez instructor general de Infantería Jesualdo de la Iglesia Rosillo contra Fernando Macarro del Castillo (Marcos Ana), condenado a la pena
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de muerte e16 de octubre de 1943, conmutada por la de treinta años de reclusión mayor; procesado y condenado de nuevo a otros treinta años junto a otros cuatro compañeros en consejo de guerra de 22 de diciembre de 1943, cuando cumplía la anterior condena en la prisión de Alcalá de Henares en la Causa 120.197 al ser descubierta una publicación confeccionada por ellos; Causa 48.924 contra Antonio Buero Vallejo Yotros siete, cuyo consejo de guerra tuvo lugar ellO de enero de 1941 y cuya condena a muerte fue conmutada pero no la de los otros, que fueron ejecutados; Causa 48.924 contra Lorenzo Aguirre Sánchez, pintor y profesor de dibujo en la Academia de la Policía durante la República, procesado en febrero de 1942, tras volver voluntariamente de Francia, y condenado a muerte en consejo de guerra celebrado el 27 de junio, que se ejecutó públicamente por el procedimiento de garrote vil ante los prisioneros de la cárcel de Porlier; Causa 123.027 contra Manuel de la Escalera (Manuel Amblard), cuyo consejo de guerra, celebrado en Alcalá de Henares el 15 de diciembre de 1944, lo condena a pena de muerte, pena posteriormente conmutada, y que salió del penal de Burgos e12 de febrero de 1972, para instalarse en Santander, donde falleció el 23 de abril de 1994; Causa 140.189 contra Nicolás Sánchez Albornoz y otros nueve universitarios de Madrid, que intentaban reorganizar la Federación Universitaria Escolar (FUE.), que fue instruido por el ya por entonces célebre coronel ·Enrique Eymar Femández, sucesor del Jesualdo de la Iglesia; Causa 143.438, iniciada en octubre de 1947 contra León Cuadrón Martínez y otros 17, quien tenía antecedentes de haber sido ya condenado en la Causa 64.162; se celebró el consejo de guerra en Ocaña (Toledo) el 20 de agosto de 1940 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, siendo de nuevo condenado a veinte años de reclusión.
A partir de 1950 las autoridades judiciales militares de la primera región militar de<;:idieron, estando ya vigente el nuevo Código de Justicia Militar, que se aprobó en julio de 1945, que habrían de volver a numerarse las causas y procedimientos instruidos anualmente. La obligación de confeccionar los datos por parte de los jueces instructores para su remisión a la autoridad y Fiscalía Militar, responsables directos de confeccionar los informes de la estadística anual, se mantuvo en el nuevo texto y se comenzó a cumplimentarla debidamente, prueba de ello es que, tras múltiples esfuerzos y búsquedas he localizado en la biblioteca de la UNED las estadísticas referentes a los años 1946 Y 1947, sin que haya sido posible hasta la fecha localizar la de otros años sucesivos. IV.-LA TRAMITACIÓN DE LA CAUSA
N° 57.634 El origen de este procedimiento militar, en el que se vio implicado José Hierro Real, detenido e ingresado en la Prisión Provincial de Santander el 13 de septiembre de 1939, que consta en su primera anotación de su hoja carcelaria como "procedente de Madrid, entregado por la Policía Militar de Madrid en concepto de guerrillero detenido" , hay que buscarlo en el informe de la Dirección General de Seguridad fechado el 15 de diciembre de 1939 con motivo de las actuaciones que realizaron en los meses de septiembre a diciembre en Santander y en otras siete ciudades del norte de España miembros de una denominada Brigada Especial, compuesta de militares pertenecientes al Servicio de Información Policía Militar (SIPM) , ya que formalmente en dichas fechas aún no había comenzado la actuación institucionalizada de la Brigada Político Social.
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En ese informe de trece folios se decía, entre otros extremos, que se había tenido conicimiento a primeros de septiembre de 1939 de la estancia en Madrid de un soldado de 20 años J.D.T., estudiante y . nátural de Santander, destinado en Servicio de Censura Militar de Almendralejos (Badajoz), que aprovechando un permiso trataba de localizar y buscar enlaces al Comifé Provincial del PC de Santander con otras organizaciones clandestinas de Madrid y de otras provincias [.. .] que fue sometido a interrogatorio y aclaró los fines de su viaje y el objeto de la organización a la que pertenecía [.. .] en la que desempeñaba el puesto de enlace con el exterior, así como algunos nombres de los componentes .. .lo que motivó se desplazaran a la capital montañesa y procedieran a la detención del Comité Provincial y algunos otros elementos menos importantes, pero comprometidos, llegando a la conclusión que la dirección máxima de la organización clandestina radicaba en Bilbao. Finalizaba el informe con unas denominadas "Deducciones generales", en las que se decía: La organización clandestina descubierta comenzó su funcionamiento en la primavera de 1938 en cuya fecha se designó a Juan Corta para que abriese un paso por la frontera de Navarra a Francia para pasar a gente comprometida y aprovechar para pasar a elementos rojos a nuestro país para que se encargasen de organizar clandestinamente al PC
y se adjuntaban unos organigramas, formalmente muy elaborados, con las supuestas responsabilidad es políticas de los respectivos cargos en la organización
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de todos los 141 detenidos, así como la pretendida vinculación orgánica y geográfica entre todo ellos, con las lógicas apreciaciones subjetivas de los órganos y miembros policiales que los confeccionaban, pieza inculpatoria muy valorada y efectiva a los ojos de los miembros militares designados para formar parte de los consejos de guerra y lo que después se institucionalizó, incorporándolos a los atestados, constituyendo una práctica habitual durante toda la dictadura, como resulta público y notorio a los abogados que asumimos defensas ante el TOP en procedimientos seguidos por . supuestos delitos de asociaciones ilegales. Característica fundamental de estos informes policiales iniciales que encabezaban el atestado, elaborados por las autoridades gubernativas de la Dirección General de Seguridad y posteriormente por los jefes de las brigadas político-sociales o los instruidos por los comandantes de puestos en la Guardia Civil, junto al contenido de las declaraciones prestadas por los detenidos, constituían en la mayoría de los casos " la primera versión y por tanto, la verdad oficial" del procedimiento, relato de hechos inculpatorio que posteriormente se iba reproduciendo en lo sustancial, en la inmensa mayoría de los casos, en sucesivos trámites, como eran: a) el informe del juez instructor militar, que era obligatorio confeccionar al terminar la tramitación de la causa; b) el escrÍto de calificación provisional del Fiscal Militar; c) el llamado" Apuntamiento", que era el resumen de la causa realizado por el secretario del consejo de guerra, a su vez instructor del procedimiento, leído al inicio del mismo; y, por último, d) se veía igualmente reflejado en la sentencia, a través de su redacción literal, misión que legalmente correspondía y tenía encomendada el vocal ponente, único miembro del consejo en el que habría de concurrir la condición de ser licenciado en Derecho y la pertenen-
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cia a una de las cuatro escalas jurídicas militares que el franquismo puso en funcionamiento ti'as finalizar la Guerra Civil. La prevalencia de dicho informe policiaco en la mayoría de las ocasiones era casi absoluta, junto a los de la conducta anterior a los hechos imputados al procesado, que se solicitaban del alcalde, párroco, Guardia Civil y Falange, de la localidad de procedencia, como hemos tenido ocasión de comprobar en el presente caso. Esa actuación policial inicial dio origen a una caída colectiva "en cascada", pues no solo se detuvo a los 38 de Santander, sino que se extendió y afectó a los de otras siete localidades del norte de España: uno en La Coruña, 8 en Gijón, 53 en Bilbao, 9 en San Sebastián, 29 en Pamplona, uno en Logroño y 2 en Cervera, esto es, un total de 141 implicados, lo que constituía sin duda alguna una cifra muy por encima de otras "grandes caídas y megaprocesos anteriores y posteriores" que la Dictadura montó a lo largo de sus casi cuarenta años ante distintas instancias represivas, lo que obligó al primer juez instructor militar de .la causa, comandante de Infantería Pérez Grifo, del Juzgado Militar Permanente N° 8 de los de Madrid, a subdividirla en siete piezas separadas, según los detenidos en cada una de dichas ciudades y para que fuese más fácil su tramitación, Todos ellos ingresaron en las respectivas prisiones provinciales, inmediatamente después de producirse sus detenciones, de haber prestado declaraciones ante un capitán delegado de la Policía Militar de Madrid destacado al efecto, asistido de un Secretario, ambos innominados, ya que no constaban sus nombres y apellidos en el atestado como era preceptivo en todos los atestados, ya que estos tienen el carácter de denuncia y han de constar dichos datos a efectos de una posible ratificación, y donde permanecieron a disposición de la autoridad gubernativa -Dirección General de
Seguridad- desde esas fechas hasta el 15 de enero de 1940, que es cuando se produce la comunicación y el traslado del atestado a la autoridad judicial militar, lo que en la terminología de la jurisdicción de guerra se conoce como la" Orden de proceder" del capitán general de la Primera Región Militar, quien, en teoría y en razón de ser la máxima autoridad competente, ordena y autoriza la apertura de la causa, dándole el número correspondiente, designa al que habrá de ser juez instructor militar y este a su vez designa al secretario que le auxilie en la tramitación del procedimiento. José Hierro prestó tres declaraciones en la causa, la primera en la comisaría de la calle Sol de Santander el 13 de septiembre de 1939, cuando tenía 17 años, en donde reconoció haber estado afiliado a la FUE desde el mes de septiembre de 1936, y haber conocido " después de la liberación de Santander" a Ramón Rincón Garda, quien le propuso formar parte de una organización clandestina inspirada en el S.R.l., de inspiración comunista, que estaba organizando un Comité Central y que el dicente ( JH) pasaría a ser jefe de una troika compuesta por amigos comunes que harían una cotización semanal y que el dinero recaudado ascendía a unas setenta y cinco pesetas. En la segunda, el 21 de mayo de 1940, · tras serIe notificado el primer auto de procesamiento, manifestaba: No ratificar la anterior, siendo la única verdad que entre unos cuantos amigos acordaron socorrer a otro que estaba preso, para lo que cotizaron unas cuantas veces, siendo él encargado de llevar el dinero a tal amigo, porque tenía cerca la cárcel.
y la tercera, el 18 de septiembre de 1942 en la prisión provincial de Santander, . después de ser anuladas la sentencia y las actuaciones del primer consejo de guerra,
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tras habérsele notificado un nuevo auto de procesamiento de fecha 12 de agosto de dicho año, firmado por el tercer juez ins.tructor que actuó en la causa, el general Jesualdo de la Iglesia Rosillo -al que tendremos ocasión de referimos-, y en el que se le imputaba delito del Art.O 243 del Código de Justicia Militar de 1890, que decía literalmente: La seducción y auxilio para cometer la Rebelión Militar, cualquiera sea el medio empleado [... ] al tener conocimiento de la reorganización del Partido Comunista y del S.R.!. . aceptando el cargo de Jefe de Grupo, cotizando voluntaria y semanalmente para el socorro a presos, colaborando activamente a la reorganización del p.e. Estas imputaciones José Hierro las volvió a refutar, negando lo referente a un tal Ramón Rincón e ignorando lo que se le preguntaba sobre la reorganización del Partido Comunista y del S.R.I. y que era incierto fuese jefe y que cuando cotizó fue para socorrer a unos amigos que estaban detenidos; que no perteneció a ningún partido político y sindical y a lo único que se afilió antes del G.M.N. fue a la Federación Universitaria Escolar. Durante todo el período en que José Hierro estuvo en prisión hubo dos solicitudes para que le fuese concedida prisión atenuada y la libertad provisional, una realizada el 13 de mayo de 1940 por un tío suyo residente en Madrid, que no fue contestada, y otra de su padre el 29 de enero de 1942, dirigida erróneamente al Juzgado de Masonería y Comunismo, pese a lo cual se tramitó y diligenció, con el informe desfavorable para concederles dichas medidas del juez instructor Jesualdo de la Iglesia Rosillo, en el que se mantenía que, según los hechos graves por los que había sido ,lJEocesado, podría ser condenado en su día
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a una pena superior de 12 años. A esta segunda petición se adjuntaron diversos testimonios de personalidades públicas de Santander, como la del entonces alcalde, acreditando la buena conducta publica de José Hierro, que de nada sirvieron. La Causa 57.634,' pese a estar subdividida en siete piezas separadas, por cada una de las ciudades donde hubo detenidos y dado que el total inicial de ellos fueron de 141, se tramitó muy lenta y deficientemente, lo que motivó la anulación de la sentencia dictada por el consejo de guerra de 10 de octubre de 1940, que impuso 10 penas de muerte, 9 de 30 años de reclusión mayor, una de 20 años de la misma pena anterior, 10 de 16 años de reclusión menor, 27 de 12 años, y 3 de 6 años y un día, por ser menores de edad, cuando ocurrieron los hechos, siendo uno de ellos José Hierro. En el escrito de calificación provisional del fiscal militar se habían solicitado 13 penas de muerte, y al analizar la conducta individual de cada uno de los procesados, en relación con la de José Hierro decía: De buenos antecedentes y conducta . durante la guerra se afilió a la FUE y después de la liberación de Santander figuraba como Jefe de Grupo, encargándose de recaudar fondos para proteger a los presos y sus familiares. Al realizar los hechos delictivos era mayor de diez y seis y menor de diez y ocho años, por lo que se solicitaba se le aplicase esa atenuante en el delito de Auxilio a la Rebelión, reduciéndole la pena a seis años y un día de prisión. Relato, penalidad y grado que fueron recogidos literalmente en la sentencia. En el informe previo a la celebración de este primer consejo de guerra, que hubo de redactar el segundo juez instructor coronel de Infantería Enrique Infante Iturzueta, el 13 de julio de 1940, se decía literalmente:
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Quedó demostrado en los sumarios que con anterioridad instruyó este Juez Especial, que el partido Comunista y las Juventudes Socialistas Unificadas fueron las designadas por el comité de Republicanos de Izquierda y dirigentes marxistas, que en la actualidad han logrado una perfecta organización política y que desde el destierro continúan trabajando por cuantos medios están a su alcance contra la Historia, la Tradición y la actual personalidad de España, para cumplimentar en nuestra patria las ordenes que en armonía con sus criminales designios convengan a su política y entorpezcan y enturbien la paz, el progreso y el porvenir histórico de nuestro Régimen y nuestra Patria. Yen el segundo resultando, con similar contundencia argumentativa y <:ontradiciendo lo anteriormente expuesto: De la instrucción sumarial se deduce la peligrosidad y la delincuencia política de algunos de los encartados de formación intelectual torpe sin ideales fijos, animados solo por el odio, la envidia contra el poderoso, al que creen privilegiado y sostenedor de un orden social injusto, porque ellos nacieron en cunas proletarias y no supieron o no pudieron vivir con desenvoltura para satisfacer materialmente sus necesidades, frivolidades y vicios. Para acabar, en el tercer y último resultando, tras elogiar la labor investigadora de la Policía, los informes y cuadros por ella realizados, reiterando: Que el PC designaba Delegados y organizaba la red de propaganda y actuación en el norte de España para sembrar el descontento de la Patria, lo que constituía un delito de Rebelión Militar según los artículos 237 y 238 del
Código de Justicia Militar y del Bando declarativo del Estado de Guerra de 20 de julio de 1936 y 29 de marzo de 1939. El lector que haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí, al leer la última fecha de 29 de marzo de 1939 podría pensar en la existencia de un error, pero no, en esa fecha entraron las tropas de los militares sublevados en Madrid y el general que las mandaba, Francisco Espinosa de los Monteros y Bermejillo, como jefe del primer cuerpo del Ejército, y delegado general del jefe del Ejército del centro el también general Andrés Saliquet Zulumeta, dictó el que sería el último de los bandos de guerra de la contienda, cuyo texto completo se colocó en muchas de las esquinas de la capital y se reprodujo en la radio y se publico en los cinco diarios previamente autorizados por la máxima autoridad militar (Franco), los matinales Ya, Arriba y Abe y los dos de la tarde, Madrid e Informaciones, estableciéndose en su artículo séptimo que: "Quedaban sometidos a la jurisdicción militar todos los delitos cometidos a partir del 18 de julio de 1936, sea cualquiera su naturaleza", lo que, vulneraba uno de los principios consagrados en la doctrina penal universal, el carácter no retroactivo de las normas penales. Y, lo que es más significativo, resultaba aparentemente contradictorio emitir un nuevo bando de guerra con el mensaje que el siguiente 1 de abril de 1939 dio Franco en Burgos: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos. La guerra ha terminado". En el acta de celebración del primer consejo de guerra de 27 de octubre de 1940 se omitía el nombre del oficial designado como defensor de todos los acusados, pero se consignaba alguna de sus manifestaciones, que han de ser resaltadas, no solo porque significaban una frontal oposición a los alegatos realizados por el fiscal militar elo-
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giando la labor de la policía gubernativamilitar en la instrucción del atestado y la elaboración de los cuadros y organigramas que le acompañaban, al hacer constar literalmente que esta "había actuado con exceso de celo y afán de hinchar el perro" con la finalidad de querer darle mayor importancia al servicio realizado, estableciendo más diferencias entre los antiguos y nuevos defensores del Glorioso Movimiento Nacional, siendo el único delito que aparecía en los autos era el encubrimiento de la fuga de elementos contrarios al alzamiento y se refirió a los elementos solidarios que había motivado la conducta de alguno de los procesados, acabó su defensa afirmando que el hecho de reorganizar un partido no podía considerarse delictivo puesto que no se delinque con las ideas y lo que procedía en todo caso era su disolución, pero no cabía deducir responsabilidad criminal por el solo hecho de formar parte del mismo. Razonable y contundente alegato, por la fecha en que se realizó, en octubre de 1940, el momento, uno de los miles de consejos de guerra que se celebraban por aquellas fechas, en el palacio de Las Salesas con 140 acusados-procesados, de los que a 13 se les solicitaba la pena de muerte y, por último, lo más importante, se ponía de manifiesto el carácter meramente político de los hechos imputados y de la acusación general para todos los implicados, con ausencia absoluta en todos ellos. de hechos que tuviesen relación directa con cualquier delito de sangre y violencia. La nulidad de ese consejo de guerra y las actuaciones previas fue solicitada en el escrito de 19 de noviembre de 1940 por la Auditoría de Guerra, enumerando las deficiencias y anomalías de todo tipo en la tramitación del procedimiento, al Consejo Superior de Justicia Militar, órgano máximo de la justicia de guerra, ante quien no podían recurrir los procesados condenados. Esto tuvo el efecto inmediato y negativo para
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todos ellos de tener que continuar privados de libertad, en la situación de prisión preventiva y sin poder tener derecho a redimir, a la espera de lo que decidiese dic;ha alta instancia, lo que efectuó el1 de mayo de 1941, admitiendo la propuesta y obligando al juzgado instructor a que incorporase la pieza de los procesados residentes en Bilbao que había sido segregada en la tramitación inicial, así como la práctica de diligencias imprescindibles para sentar los hechos que en la sentencia se declaran probados, recabando los informes pertinentes de las autoridades de los lugares de nacimiento y residencia de los procesados, la realización de careos cuando existiesen declaraciones contradictorias y el no consignarse las intervenciones individualizadas de cada uno de los procesados en la supuesta reorganización clandestina del Partido Comunista. Se designó por la autoridad militar un tercer y nuevo juez instructor en este megaproceso Causa 57.634 que correspondió al general de división honorario de Infantería Jesualdo de la Iglesia Rosillo, quien practicó las diligencias omitidas para intentar individualizar la responsabilidad, dictó nuevo auto de procesamiento manteniendo la situación de prisión provisional para todos los procesados y el delito de auxilio a la rebelión del que inicialmente habían sido acusados y condenados. Dicho general Jesualdo de la Iglesia Rosillo, designado en 1940 irregularmente mediante una orden comunicada por el ministro del Ejército Varela como juez especial de Espionaje, tenía entre los méritos que constan en su hoja de servicios el de haber solicitado en 1941 a sus superiores poder llevar prendida en su guerrera militar la Cruz del Mérito del Águila Alemana con estrellas y espadas, otorgada por el Reich alemán a personalidades que le hubiesen prestado relevantes servicios, que le fue autorizada mediante Orden de 2 de abril publicada en el N° 82 del Diario
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Oficial del Ejército de dicha fecha, mientras que no ocurrió lo mismo con las órdenes de 7 de junio de 1940, 22 de septiembre de 1941,9 de agosto de 1942 y 2 de septiembre de 1944 por las que se le nombraba, por los sucesivos ministros del Ejército, en la primera, corno juez especial de Espionaje; en la segunda se añadía a la anterior calificación "y otras actividades de las organizaciones marxistas"; en la tercera se remarcaba que la competencia de dicho juzgado especial era la de todo el territorio nacional y se le otorgaban atribuciones para instruir procedimientos contra organizaciones clandestinas, y en la cuarta se ampliaban las facultades a hechos tendentes a perturbar el orden público, cuando respondan a una organización de carácter general. Los lectores interesados en conocer más detalles de dicho sujeto pueden entrar directamente en la red tecleando su nombre y apellidos. Se encontrarán con una comunicación presentada en noviembre del 2010 por'el-autor de este artículo con el título "El general Jesualdo de la Iglesia Rosillo, primer juez militar de Espionaje: un perfil biográfico para la represión" en el ID Congreso Internacional de Historia de Nuestro Tiempo, organizado por el Grupo de Investigación de la Rioja, que tuvo lugar en Logroño y publicada en las actas del mismo. Por el contrario, el tema de las órdenes comunicadas en el diseño de la justicia de guerra no está estudiado hasta la fecha y constituye una de las claves para entender y comprender el funcionamiento de la misma desde 1940 a 1963, espero hacerle frente en fecha próxima. El segundo consejo de guerra tuvo lugar el 27 de octubre de 1943, presidido por el teniente coronel José Alba CIares, los cinco ocales capitanes Elías navarro Oliva, Niceto Figueroa García, Ramón Rubio Rubio, Francisco Martínez Tortajada y Miguel Casarnal Portales, y el vocal ponente Álvaro Angulo. de las lleras, sin que
constara en el acta ni en el testimonio de la sentencia los nombres del fiscal y defensor. En el primer resultando, en relación con los procesados a quienes se les había pedido la pena de muerte: de antecedentes comtmistas muy destacados por haber intervenido personal y directamente en los sucesos revolucionarios de 1934 y posteriormente en los ITÚtines, huelgas, sabotajes, y propagandas de hechos delictivos que originaron el Glorioso Movimiento Nacional, se pusieron voluntariamente desde aquella fecha al servicio rojo, ostentando su marcada significación, por lo que eran muy conocidos. Todas estas actividades se desplegaron en los respectivos lugares de residencia de cada uno que eran Pamplona, San Sebastián, Bilbao, Santander, Asturias, y Galicia, que menos esta ultima estaban sometidas a la tiranía marxista. Según se iban liberando iban los encartados cayendo en poder de nuestro Glorioso Ejército hasta que fueron apresados al finalizar la campaña del Norte. Pero entonces su actividad era poco conocida y solo tenían la condición de combatientes rojos por lo que únicamente fueron sometidos a campos de concentración o destinos en su caso a Batallones de Trabajo, logrando después la libertad por aplicación de disposiciones generosas dictadas para aquellos individuos. La libertad no la usaron para continuar la vida honrada, con arrepentimiento de sus errores, sino por el contrario, insistieron en ellos ... habiendo sido dirigentes, enlaces, jefes, delegados, de la orgaJ.Í.ización clandestina del partido comtmista en relación con el interior colocándose en estado de rebeldía contra la Patria, la Religión, y el Ejercito y en cuya situación permanecieron hasta el momento de su detención .. .lo que constituía un delito de auxilio a la rebelión militar del' Art. 320 del CJM.
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En el fallo de dicha sentencia se imponían a 10 de los procesados condenas de pena de muerte; a 18, las de 30 años de reclusión mayor; a 6, las de 20 años de la misma; a 56, las de 12 años y un día de reclusión menor; a 27, las de 12 años de la anterior. 12 fueron absueltos, uno fue declarado en rebeldía, 3 obtuvieron sobreseimientos definitivos, y 8, sobreseimientos provisionales. Contrariamente a lo ocurrido con respecto a José y Hierro y otros jóvenes en su misma situación en la primera sentencia que fue anulada, con una reducción de la pena a seis años y un día, no le fue apreCiada la atenuante de minoría de edad cuando ocurrieron los hechos, extremo que fue .obviado en el informe final del tercer juez instructor general Jesualdo de la Iglesia y en el nuevo escrito de calificación fiscal, por lo que su condena quedó fijada en los 12 años Y un día.
v.- A MODO DE CONCLUSIONES Una primera que, por obvia, no debo omitir es que con este trabajo he pretendido contribuir, en este año de 2012 de los aniversarios de José Hierro, para los estudiosos y lectores del gran poeta que fue, con determinadas facetas represivas, hasta ahora no suficientemente conocidas, que sufrió y padeció como otros tantos cientos de miles de ciudadanos republicanos españoles que lo único que hicieron fue defender y ser coherentes con el régimen que libremente se habían dado en abril de 1931 y con el Gobierno del Frente Popular salido de las últimas elecciones libres de febrero de 1936. a segunda, para poner de manifiesto algo que, sin lugar a duda, al prop io José Hierro no le hubiese gustado: el tratamiento individualizado y protagonismo exclusivo a él otorgado en este trabajo de recuerdos y aniversarios, cuando lo cierto y verdad es que en la Causa N° 57.634 hubo
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otros 141 inicialmente afectados, la inmensa mayoría de ellos procesados, diez de ellos con penas de muerte... Y otros con condenas más severas que la .que a él le impusieron y de cuya memoria y posteriores trayectorias vitales y humanas poco o nada se puede decir. Hace tiempo que leí un relato, y me resulta imposible datar obra y autor, en el que se dice que, estando en la posguerra española varios condenados a muerte en una celda pendiente de la saca, uno de ellos comentó: El día de mañana, cuando se refieran a nosotros, si es que se acuerdan, nos convertiremos en unos etcéteras. Dirán: en la madrugada del día ... fueron ejecutados por fusilamiento Fulanito de tal y cual y otros.
El incumplimiento de la obligación de recordar a "todos" los que padecieron de una u otra forma la barbarie del franquismo, que fue una muy débil pretensión de la más que corta Ley de Memoria Histórica, a la que formalmente se opuso la derecha parlamentaria, ha llevado a que este país que se sigue llamando España esté poblado de cientos de miles de etcéteras, cuyos espíritus continúan clamando justicia, verdad y reparación. Tercera y última: el terceto que encabeza este artículo, correspondiente al final del soneto "Vida", incluido en Cuaderno de Nueva York y que José Hierro dedicó a su nieta Paula, para mí uno de sus mejores, por su expresividad y contenido aparentemente negativo e iconoclasta puede y debe ser reinterpretado como una exigencia vital para superar la dialéctica "del todo o la nada". Que así sea. Madrid a 12 de agosto del 2012 de un tórrido verano.
Pepe Hierro. Autorretratos, 1990
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RAQUEL ARIAS CAREAGA.
Vigencia de Las venas abiertas de América Latina
MANUEL RODRÍGUEZ RAMOS.
Invitación a la lectura de Las venas abiertas de América Latina
ANTOLOGÍA .
Los hijos de los días
BIBLIOTECA EDUARDO
Títulos publicados
Las venas abiertas de AmĂŠrica Latina. Memorial de AmĂŠrica. Sao Paulo.
Eduardo Galeano, vigencia de Las venas abiertas de América Latina RAQUEL ARIAS CAREAGA
Universidad Autónoma de Madrid
La publicación en 1971 de Las venas abiertas de América Latina supuso un auténtico revulsivo para la historia de la América española tal y como se había contado hasta ese momento. La escritora Rosa Regas resume así el contexto al que llegaba el libro de Galeano en la Península: "La idea que en España teníamos de la historia de aquel continente era poco más que la de nuestro imperio que vivía del dudoso esplendor del pasado y de un incomprensible orgullo de lo que se llamaba nuestra raza" (Regas, 2009). El libro encontró a sus comentaristas con el paso cambiado ante un texto que difícilmente admitía ser clasificado dentro de los parámetros tradicionales; era "uno de los ensayos más audaces y polémicos que se han escrito en los últimos años sobre Iberoamérica" (Castillo, 1974: 449). ¿Era un libro de historia? ¿Era un ensayo? ¿Era literatura? Eduardo Galeano había conseguido incorporar las innovaciones que en el terreno literario estaban haciendo sus compañeros de generación. No se podía escribir ensayo con un estilo admitido desde el siglo XIX de la misma manera que no se podían seguir escribiendo novelas de acuerdo con los parámetros de la novela decimonónica. Sin duda, este es uno de los aciertos más inmediatos de su obra. La sorpresa primera consistió en enfrentar el texto a los
"sesudos análisis científicos, de difícil lectura", tanto como a otras obras, cargadas de "buenas intenciones", pero que "apenas pueden describirse como panfletos voluminosos" (Carello, 1973: 182). El estilo adoptado por el autor uruguayo rompía los moldes de los discursos dedicados a narrar la historia, sin renunciar por ello a ser igualmente informativo y a documentar las afirmaciones y los datos aportados. Aunque es evidente que no estamos ante un texto de ficción, no leemos Las venas abiertas de América Latina como literatura, Eduardo Galeano no rechaza recurrir a ciertas técn~cas, por ejemplo un lenguaj e metafórico (Palaversich, 1995: 143) que podríamos considerar incluso poético, para dar cuenta de la terrible realidad que quiere denunciar. En palabras de Isabel Allende (1997: 9): "His work is a mixture of meticulous detail, political conviction, poetic flair, and good story telling". Esta peculiar utilización de diversas herramientas literarias es uno de los rasgos más destacados del libro: Galeano tiene la virtud de tra tar temas c9mplejos Y profundos de la forma más sencilla y amena, lo que permitió que la misma fuera un gran éxito de librería en Hispanoamérica y que llegara a todo el público y no sólo a una élite
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de entendidos . Es una obra que sin perder su profundidad y su importancia está, en muchos pasajes, relatada como una novela ágil y dinámica, en la que el autor suele apoyar sus afirmaciones con numerosos textos de la época yestadísticas oficiales (Castillo, 1974: 451).
Utilizar la hibridez genérica en un libro de historia resultaba tan novedoso que la sorpresa ante el texto estaba garantizada y su impacto también. "His arguments, his rage, and his passion would be overwhelming if they were not expressed with such superb style, with such masterful timing and suspense" (Allende, 1997: 10). La forma de enfrentarse al discurso que dé cuenta de la realidad ha permitido que su estilo, en un estudio muy reciente de Lois Parkinson Zamora, sea calificado de neobarroco, tendencia esta que "coloca los fragmentos culturales (textos, tradiciones, objetos, personajes históricos) en una relación dinámica para volver a imaginar historias y culturas. Las partes existen en 'desarmonía', pero sus configuraciones son coherentes", y añade como ejemplo "el mosaico hemisférico de Galeano" (Parkinson Zamora, 2011: 357). Otro de los rasgos estilísticos ml..!-y marcados del libro y que lo alejan del tradicional ensayo histórico es el uso de la voz irónica: "el autor se revela como un historiador subversivo que dirige su risa corrosiva hacia los poderosos, y junto con los lectores forma un coro colectivo que se ríe en la plaza pública" (Palaversich, 1995: 143). Diana Palaversich hace un repaso de las peculiaridades que tiene este libro destacando también el uso de la interrogación, las cursivas, la redundancia como estrategias narrativas que dan fe de una hábil manipulación del lenguaje puesta al ser-
VICIO de la comunicacIOn con el lector (Palaversich, 1995: 144-145). Otro factor que aleja el texto de Galeano del discurso histórico tradicional es "la presentación sincrónica de los hechos", frente a la cronológica propia de dicho relato histórico (Palaversich, 1995: 148). También se distancia de él en aspectos mucho más importantes, ya que además de una denuncia de las condiciones de explotación que marcan la impronta de la historia latinoámericana, Eduardo Galeano está intentando desenmascarar el mismo género discursivo histórico. En este sentido, su obra representa una alternativa estética: Se trata de una postura antiacadémica, un rechazo al juego 'a las escondidas' que suelen practicar los historiadores de profesión ocultados detrás de un lenguaje no poético y transparente que supuestamente asegura la objetividad. La misma ilusión de objetividad lo [sic ] proporciona también el uso de la tercera persona, que da la impresión de que la historia se escribe a sí misma. Galeano, por su parte, abiertamente despliega su posic ·ón ideológica, más bien, hace gala de la misma . Al hacerlo, desnuda este mecanismo esencialmente ficticio que opera detrás de toda escritura de la historia y pone en descubierto el hecho de que toda versión 'verdadera' de lo ocurrido está determinada ideológicamente (Palaversích, 1995: 154).
Por otro lado, la trascendencia del libro es tal que se ha afirmado que educó "intelectualmente a miles de personas sobre una forma de entender el subcontinente americano" (Estefanía: 2004) . Las reediciones que ha tenido el
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texto dan buena prueba de la importancia que tuvo, convirtiéndose en un referente de cualquier perspectiva progresista sobre la historia de América. Quizá la clave de este éxito estuvo, como defiende Diana Palaversich, en la conexión con un inconsciente colectivo que estaba esperando ser expresado de forma tan rotunda. El deseo de Eduardo Galeano era desmentir algunos de los grandes mitos que sobre la conquista y explot'ación de América había construido la historia oficial, es decir~ la historia de los vencedores. Reescribir esa historia significaba situarse en otro lugar, mirar esa realidad desde otra posición que no podía ser la de los que se habían visto beneficiados por la incorporación del territorio americano al mundo occidental. Estamos, sin duda, ante un texto de denuncia. Los títulos de cada parte y de cada capítulo nos alejan de la historiografía clásica y nos alertan ante una postura nada aséptica por parte del autor. Aquí reside otra de las peculiaridades de esta obra. Su autor defiende que ante los datos aportados por su texto no puede permanecer neutral, distanciado, objetivo, como se supone debe hacerlo un historiador que transmite los hechos de un momento histórico concreto desde la más absoluta . imparcialidad. Ser imparcial consiste en pertenecer al bando de los vencedores, de los opresores. Por ,fontra, Galeano "peca' contra todas las prohibiciones de la institución histórica.,colocando en la misma superficie del texto el aparato crítico que orienta su discurso" (Palaversich, 1995: 155). En este sentido, es interesante detenerse brevemente en la gestación del libro, ya que nace de un viaje por Guatemala que lleva a cabo Eduardo Galeano en 1967 para realizar un reportaje sobre las guerrillas que parecía difí-
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cil de conseguir: "los tres periodistas que habían aceptado este encargo antes que él habían sido asesinados, sin lograr tomar contacto con la guerril)a" (Saad, 1977: 461). Eduardo Galeano sí conseguiría finalmente su objetivo, y de ello nació un libro titulado Guatemala, clave de Latinoamérica . Pero más importante aún sería la necesidad que aquella experiencia había provocado en el autor uruguayo: "la de reunir en un libro de ensayos la historia y el presente del saqueo a que se veía sometida América Latina desde hace más de cuatro siglos" (Saad, 1977: 461). Las venas abiertas de América Latina
úace de una observación directa de la realidad latinoamericana, de la indignación que esta observación provoca y de -la necesidad de mostrar esa terrible realidad que está ausente de la configuración intelectual de ese mundo: Empezó a trabajar en ese libro en el otoño de 1968 y fue adelantando parte de su trabajo en distintos artículos publicados en varias revistas del continente. Para documentarse ' realizó viajes por casi toda América y recién en 1970 lo dio por terminado. Trabajaba esencialmente de noche, ilcumulando libros, informes técniéos, balances bancarios y testimonios orales (Saad, 1977: 461).
La postura adoptada por el autor de Las venas abiertas de América Latina era, sin duda, la de enfocar hacia los subalternos (concepto utilizado de forma muy productiva por John Beverley para el análisis de la cultura y de la literatura hispanoamericanas l ), la atención' del 'devenir histórico. El libro de Galeano de alguna forma está poniendo en práctica la teoría de la
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subalternidad aplicada a la historia, demostrando que el discurso histórico también está al servicio de los intereses de la clase dominante. Corno se afirma en la página web de la Universidad de Ohio dedicada a los estudios subalternos, "It is the job of the historian to explore the past from many perspectives and to consider the complexities that have not only triggered an historical episode but ha ve also shaped its memory". Leer la historia desde otra perspectiva es la propuesta del libro de Eduardo Galeano y es posible que su éxito tenga que ver con la sorpresa provocada por una lectura inédita o silenciada hasta ese momento. Es obvio que el desarrollo del llamado boom de la literatura hispanoamericana ayudó a que el interés despertado por el subcontinente y su cultura arrastrara al conocimiento del gran público un texto corno este. Su importancia es incuestionable, porque no se puede volver al punto de vista anterior sin dar una explicación, sin que el autor que lo hace se vea obligado a tornar partido, a "ensuciarse" ideológicamente. No pueden contar el mismo suceso histórico el conquistador y el conquistado . Pero este último no tiene la oportunidad de hacerlo, ya que su propia naturaleza de vencido le impide acceder a los medios culturales que le permitirían expresar su perspectiva sobre la realidad experimentada o sufrida. Michael Lbwy lo explica en los siguientes términos: Las venas abiertas de América Latina, la célebre obra de uno de los más grandes ensayistas vivos del continente, el uruguayo Eduardo Galeano, traza, en una poderosa síntesis, el acta de acusación de la colonización ibérica y de la explo-
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tación imperial, desde el punto de vista de sus víctimas: los indígenas, los esclavos negros, los mestizos.
y esas víctimas responden exactamente al parámetro de la definición que del subalterno hace Ileana Rodríguez (2001: 5): "Subalterns are groups of peopIe who exist outside of a society's hegemonic system, often beca use of poverty or ethnic discrimination". Pero el texto de Eduardo Galeano no pretendía solo hacer una historia de los marginados de la historia. De hecho, está destapando una realidad incómoda para las élites hispanoamericanas, una necesidad de reconocer los orígenes de su ingreso en la cultura occidental y el alto precio pagado por ello. En la nueva edición de 1977, Eduardo Galeano terminaba su libro añadiendo una serie de puntos que actualizaban la primera edición. Esta especie de epílogo servía para poner de manifiesto la evolución sufrida por el continente en menos de una década. La conclusión no podía ser peor; bastaría recordar el golpe de Pinochet en 1973, el golpe del mismo año en Uruguay que obliga al autor a exiliarse, el golpe militar en Argentina en 1976, por citar solo algunos ejemplos. Estos giros políticos hacia un mayor control de la ciudadanía y hacia una sistemática represión de la disidencia eran explicados por Eduardo Galeano en términos materialistas. Los intereses económicos de las grandes multinacionales explicarían estos vuelcos políticos y el triunfo logrado por una clase militar empeñada en no defender a sus compatriotas del peligro foráneo. El orige'n de todo ello era denunciado en dicho epílogo: "Amplias confesiones .públicas han probado, entre otras cosas, que el gobierno de los Estados
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Unidos participó directamente, mediante el soborno, el espionaje y el chantaje, en la política chilena" (Galeano, 1989: 448), por limitar el ejemplo al caso del golpe de Augusto Pinochet, cuyas responsabilidades están actualmente fuera de todo cuestionamiento señalando a Estados unidos como responsable directo. Pero en este ·mismo epílogo Galeano hacía toda una declaración de las intenciones que le habían llevado a escribir su libro: Este libro es una búsqueda de cla·ves de la historia pasada que contribuyen a explicar el tiempo presente, que tambien hace historia, a partir de que la primera condición para cambiar la realidad consiste en conocerla: (Galeano, 1989: 439) .
El libro pretendía, por tanto, ser algo más que una mera suma de información escamoteada por la historiografía oficial desde los tiempos de la conquista. Pretendía incidir en la realidad, tener un efecto que transcendiera lo literario, lo intelectual. En buena medida logró en parte el objetivo al convertirse en un despertar de conciencias: "we all shared 500 years of exploitation and coloniza- o tion, we were all linked by a common fate, we all belonged to the same race o~ the oppressed" (Allende, 1997: 7). Esta aceptación de una historia común y de la explotación sufrida como territorio colonizado era el primer paso para intentar una modificación del futuro. La necesidad de incidir en la realidad respondería a la existencia de discursos .contrapuestos al discurso emanado
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desde el poder hegemónico, como lo explica Alicia Rubio (2006: 138): ¿Qué es lo que sucede cuando estos imaginarios son interpelados por discursos alternativos o de oposición de los que los formularon? ¿Qué es lo que esto implica? Probablemente, el deseo de replantearlos para señalar el nuevo rumbo que debe seguir la sociedad. En este sentido, creemos que esa es la función que han desempeñado los escritos utópicos, la de dar forma, a través de un proyecto imaginario, a los deseos de la sociedad que ya no se siente interpretada por las respuestas conocidas. El texto de Eduardo Galeano no necesita ofrecer una propuesta utópica de lo que podría ser el futuro de Latinoamérica. Lo que hace es, como muy bien plantea Alicia Rubio, presentar una distopía tal y como la define esta autora: Entendemos por distopía (de dystopos) un mal lugar, aquel que no puede tomarse como ejemplo por ir en contra de lo que las nuevas ideas consideran propio de la civilización moderna, constituyéndose a la vez en una crítica al orden socio-político existente y una propuesta alternativa al modelo imperante. Pero, aunque su descripción no alcance un lugar tan destacado como el que ocupan las utopías, las distopías también nos permiten acceder tanto al imaginario de la · época como a su pensamiento crítico (Rubio, 2006: 138-139). La distopía que plantea Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América
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Latina tiene un carácter de identificación de responsabilidades que 10 aleja de un discurso generalista. "Poner en evidencia a los responsables de Las venas abiertas de América Latina" (Rubio, 2006: 147) es una forma directa de despertar las conciencias de las víctimas, de los indiferentes, de los que han aceptado la situación como si no fuera posible cambiarla. 2 El epílogo de la edición de 1977 supone en este sentido todo un aviso: la situación sigue igual, las condiciones empeoran, esto no es un cuento de una historia pasada, este es nuestro presente: Nos mienten el pasado como nos mienten el presente: enmascaran la realidad. Se obliga al oprimido a que haga suya una memoria fabricada por el opresor, ajena, disecada, estéril. Así se resignará a vivir una vida que no es la suya como si fuera la única posible (Galeano, 1989: 439).
Señalar cualidades positivas en las deshechas relaciones sociales de las culturas precolombinas no supone, en todo caso, una añoranza de un pasado en el que se ve la solución. Antes al contrario, estaríamos ante una reivindicación de la naturaleza mestiza de América y ante una propuesta de no tener miedo en separarse del modelo social impuesto atreviéndose a buscar soluciones en lugares vedados y destruidos. 3 Terminado el siglo XX~ no parece que las cosas hayan variado mucho. En el año 2001, un periodista danés que entrevistaba a Eduardo Galeano para El Correo de la UNESCO presentaba al autor uruguayo y Las venas abiertas de América Latina en los siguientes términos: "es una obra de referencia para todos los que quieran entender la historia y la rea-
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Eduardo
G eano .. En el océano de! desamparo, se alzan las íslas del privilegío . Son , lUJOSOS campos de concentracIón donde los poderosos só lo se encuentran con los poderosos y Jamás pueden olvidar. ni por un ratito. que son poderosos" ,
lidad de ese continente" (apud. Rubio, 2006: 146). En 2002, Eugene Gogol afirmaba que "The 'open veins of Latin America' have today become a veritable hemorrhaging" (Gogol, 2002: 124). En el año 2004 un periodista español, al comentar el informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre el desarrollo de América Latina, recurre nuevamente al título de Eduardo Galeano y titula su artículo "Las nuevas venas abiertas de América Latina" (Estefanía, 2004) . Si bien afirma que "En el periodo de estas tres décadas que oscilan entre la primera edición del libro de Galeano y el informe del PNUD, América Latina es otra" (Estefanía, 2004), las conclusiones del informe apuntan a un incremento considerable de la .desigualdad.
Sin embargo, a partir del cambio de siglo, han ido en aumento las voces que se han dedicado a desprestigiar el intento de Eduardo Galeano. Sin duda, se trata de contraataques ideológicos en los que la derecha latinoamericana, pero no solo, intenta desmarcarse , de una visión que cuestiona sus propios métodos y la validez moral del puesto que ocupan las élites conservadoras en los países de la América de habla hispana. El caso más llamativo fue el libro de Álvaro Vargas"Llosa publicado en colaboración con Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Alberto Montaner y titulado Manual del perfecto idiota latinoamericano. No es necesario mencionar que el libro contaba con un prólogo del actual premio Nobel peruano y padre del autor, cuya nacionalización en España debió
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despertar la idea de hacer una versión para la Península que incluyera un capítulo dedicado precisamente al idiota español. Las posturas neoliberales a ultranza desde las que está escrito el libro no suponen ninguna sorpresa y, más que nada, la refutación que hace pone aún más en evidencia la validez de la denuncia de Galeano. Quizá bastaría analizar a quién molestó tanto Las venas abiertas de América Latina para dedicarse a escribir un libro en su contra para comprender que el escritor uruguayo había dado en la diana. Lo que sí es llamativo de este contraataque es el momento en que se produce. Sin entrar en una profundización sobre lo que supone la implantación de la posmodernidad, es obvio que a finales del siglo XX el capitalismo y la ideología neoliberal se han quedado sin antagonista en la práctica del capitalismo máS;levolucionado y global. La versión extendida desde entonces y a partir de la interpretación en 1992 de un historiador norteamericano de origen japonés, Francis Fukuyama, es que la historia ha llegado al final, ha cumplido todas las etapas hasta alcanzar un momento de equilibrio anhelado desde siempre y que supone la culminación del devenir histórico . Una visión tan simplista como esta impone la conclusión de que no es necesario luchar a partir de ahora por cambiar nada, puesto que ya nada puede ser modificado al haber alcanzado su más alto grado de desarrollo. Es obvio que este mensaje tiene que sonar a burla de mal gusto para una mayoría de población humana que sigue sumida en la miseria, condenada a morir en la infancia, sin expectativas de ningún tipo para realizar ningún proyecto personal más allá de la estricta supervivencia. El etnocentrismo que destilan estas posturas neoliberales no conocen lo que es el perspectivismo,
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creyendo que su visión de la realidad es la única válida, es más, creyendo que a todo el mundo les pasa lo que a ellos les pasa. Las venas abiertas de América Latina pretendía en 1970 poner. sobre el tapete la visión de los vencidos, siguiendo a uno de los autores profusamente utilizado en sus páginas para defender la postura, el investigador mexicano Miguel León-Portilla. Hoy en día, el pensamiento hegemónico parece querer convencer a la opinión general de que no existen vencidos en el mejor mundo posible que se ha alcanzado. 5 Tal falacia queda desmentida solo con mirar por la ventana, pero el bombardeo es constante y un libro como Las venas abiertas de América Latina resulta francamente molesto, cualidad esta que se combate desprestigiando la información que aparece en él o afirmando cosas tan curiosas como que no está actualizada, algo tan obvio que no merece comentario. 6 Curiosamente la reactivación del mensaje de Eduardo Galeano se produce de la forma más política y mediática posible. Durante la V Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago entre el 17 y el 19 de abril de 2009, y dedicada ese año a "Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos mediante la promoción de la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental", Hugo Chávez, presidente de Venezuela, le regaló el libro a su homólogo de Estados Unidos, el presidente Barack Obama, quien lo mostró a la prensa reunida ante los mandatarios asistentes a la cumbre. Esta acción consiguió así disparar las ventas del libro. El propósito del presidente venezolano era claro: el mensaje del libro de Eduardo Galeano, como libro de historia que es aunque su forma lo haga ciertamente inclasificable, seguía siendo
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válido, seguía estando vigente . Esta acción del presidente Chávez provocó a todos sus enemigos para abalanzarse sobre el 1ibro regalado y desmentir las afirmaciones en él volcadas. Parece ser que el presidente de Estados Unidos informó de que no estaba entre sus prioridades leer tal volumen, pero, sin embargo, miles de lectores se sumergieron en un libro que se había convertido en todo un gesto simbólico. Taml::1íén han sido simbólicas y profundamente erróneas algunas de las interpretaciones que se hicieron en el momento ante la entrega del libro, corno esta de Andrés Oppenheimer en el Miami H erald: Cuando Chávez le entregó un ejemplar en español del libro del autor uruguayo Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, una diatriba cuyo tema de fondo es que la pobreza latinoamericana es causada por el imperialismo de Estados Unidos, Obama lo aceptó con una sonrisa. Cuando al presidente estadunidense le preguntaron más tarde los reporteros qué le parecía el regalo de Chávez, sonrió y dijo que 'fue un gesto bonito ... soy W1 lector' . Fue una respuesta curiosa, dado que el gesto de Chávez era el equivalente de regalarle Mein Kampf, de Adolf Hitler, a un presidente israelí (apud ., Brooks, 2009).
Suponer que toda la información contrastada que aporta Eduardo Galeano puede ser comparada con un libro cuya intención no es informar sino convencer sin argumentos probados es una acción que resultaría ridícula si no fuera peligrosa. En esta comparación, Estados Unidos acaba ocupando el lugar de la víctima, algo que contradice la esencia del texto de Galeano.
Las reacciones contra la poslclOn desde la que habla el libro de Eduardo Galeano siguen apareciendo. La última, en España y en una publicación tan reseñada corno la Revista de Occidente. En octubre del año 2011, el número 365 está dedicado nada menos que a "Las venas cerradas de América Latina" y, sin citar al autor uruguayo, el presentador del volumen termina su introducción con estas palabras elogiosas sobre los artículos que integran el volumen: No recrean variantes de la barbarie en la periferia de Occidente con patéticas venas abiertas, sino que, como veremos a continuación, construyen argumentos abiertos a la complejidad de un mundo global en el que -afortunadamenteya nada será igual que en el pasado (Lucena Giralda, 2011: 6).
Parece, corn'¿'+'iridican estas palabras, que América ha conseguido superar su situación y subirse al carro de la posmodernidad. La denuncia de lo que ha sido la historia del continente, causa de su situación actual, queda descalificada con ese adjetivo de "patético" que le quita toda fuerza, más en la línea de un Vargas Llosa hijo que en la de una publicación científica que se precie. Pero es una actitud que nos da idea de un doble fenómeno. Por un lado, el relieve logrado otra vez por el texto de Galeano, y por otro, la necesidad de descalificarlo sin necesidad de argumentar la descalificación. Ese ádjetivo, "patético", zanja cualquier necesidad de tornar en cuenta lo que se dice en el libro del autor uruguayo, no merece atención ninguna. Pero sí merece ser citado para que el lector sepa de qué se está hablando. En esta. línea no puede sorprender la conclusión a la que llega una de las colaboradoras
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de este volumen: "América Latina no es víctima más que de sí misma" (Lozoya, 2011: 58). En este contexto de la posmodernidad, Eduardo Galeano demuestra que no se ha rendido y que tiene todavía mucho que decir. Su último libro, publicado en el año 2012, se abre con la siguiente cita: y los días se echaron a caminar. y ellos, los días, nos hicieron. y así fuimos nacidos nosotros,
los hijos de los días, los averiguadores, los buscadores de la vida ("El Génesis, según los mayas") (Galeano, 2012: 11)
Frente al fin de la historia, la reivindicación de la historicidad del ser humano, que se compone de días y de tiempo, como diría César Vallejo. Los hijos de los días es un calendario; día a día el autor pone ante el lector un aspecto de la realidad presente y de la realidad pasada. A modo de efemérides, se recuerdan diversos hechos históricos, literarios, personales. Fiel a su estilo irónico (8 de marzo, "Homenajes", dedicado a la mujer); poético (31 de enero, "De viento somos", dedicado a Atahualpa Yupanqui); crítico con una historia que se empeña en recuperar (30 de enero, "La catapulta", dedicado al ascenso al poder de Adolfo Hitler), Eduardo Galeano vuelve con energía renovada a mantener despierto a su lector cada uno de los días del año. El mensaje sigue siendo el mismo porque sigue siendo necesario: no dejemos que otros escriban la historia por nosotros. Eduardo Galeano vuelve a recordamos en su último libro que la historia no ha terminado y que tenemos tiempo, porque somos tiempo, para cambiarla.
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Raquel Arias Careaga
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errores políticos o debilidades institucionales, sino también como una maldición atávica, un defecto genérico, una herencia cultural" (Lozoya, 2011: 53). No hay nada en la propuesta de Galeano que incite a pensar en un inmovilismo como respuesta a la situación mostrada en su libro; es una lectura errónea y manipulada del libro del autor uruguayo. 3 Su autor no se quedaría tranquilo con esta incursión en el pasado de su continente y diez años después iniciaría la publicación de Memoria del fuego, obra completada entre 1982 y 1986 Y que quería indagar con más profundidad en lo que había sido escamoteado hasta el momento en los libros oficiales de historia. La técnica de este tríptico, que incluía los títulos Los nacimientos, Las cara y las máscaras y El siglo del viento, estaba basada en una muy pertinente polifonía para sustentar la visión y la historia que quería recuperar Eduardo Galeano para ofrecérsela a sus contemporáneos. En cuanto al problemático concepto de lo mestizo, véanse como ejemplo de posturas contrapuestas Lozoya, 2011 y Guzmán, 2000. 4 El informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para el año 2010 encabeza su texto con el siguiente párrafo, clara demostración de que la situación no ha variado mucho seis años después de lo comentado por Joaquín Estefanía: "La desigualdad es una de las principales características que definen la historia de América Latina y el Caribe. Una muy alta y persistente desigualdad que, acompañada de una baja movilidad social, han llevaqo a la región a caer en una 'trampa de desigualdad' . En un círculo vicioso difícil de romper" (PNUD, 2010: 6) . Pero en la página 26 del informe las cosas son alm más claras: "América Latina y el Caribe (ALC) es la región más desigual del mundo. La desigualdad no solo es alta, sino también muy persistente". Este tipo de informes oficiales son esenciales para acercarse de forma un tanto objetiva al análisis de la situación de América desde parámetros que miden datos y nQ impresiones. s Como explica Ileana Rodríguez, se hace necesario un "nuevo humanismo": "By 'new humanism' we meant a postrevolutionary sympathy w ith the struggles of the poor at a time when the collapse of socialism had made that posture very unpopular" (Rodríguez, 2001: 3). Por contraste, el pobre articulo d e Natalia Gurdián (2007) hace una encendida defensa del capitalismo y basa toda su crítica del libro de Eduardo Galeano
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Eduardo Galeano, vigencia de Las venas abiertas de América Latina
en lo que considera un mal uso del término "división del trabajo" al defender que esta siempre se produce en condiciones de igualdad, dando lugar a un intercambio beneficioso para ambas partes. Afirmaciones tan ingenuas como estas desacreditan la crítica por su propia argumentación y por el desconocimiento de las verdaderas relaciones económicas: "Es ilógico que un país se encuentre" al servicio" del otro sin recibir beneficios de parte de éste, y que no se per-
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ciban estos beneficios su periores . De lo contrario, el país no actuaría de esa forma, o no actuaría libremente" (Gurdián, 2007: 6) ~ En el prólogo q u e editó Casa de ' I (l ~ Américas en 2009, el autor, Fernando Martínez Heredia, hace una especie de puesta al día de los datos más significativos que separan esta edición de la que se había publicado en Cuba diez años antes también con un prólogo suyo.
Invitación a la lectura: Las venas abiertas de América Latina MANUEL RODRÍGUEZ RAMOS
Escritor y cineasta cubano
Con su ensayo Las
venas abiertas de América Latina Eduardo Galeano quiso "ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo" (1). Un título clásico de la literatura política, que es también un reflejo del ambiente latinoamericano de los años 70 del siglo pasado: sucesivos y sangrientos golpes militares en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile; lucha guerrillera en todos los frentes; muerte heroica d el Che Guevara; matanza en Tlatelolco; agitación popular generalizada .. . En ese contexto de confrontaciones ideológicas, con W1a calavera de José Guadalupe Posada en la portada a modo de emblema!. la editorial uruguaya Catálogos editó este libro en 1971; enseguida fue prohibido por las dictaduras militares, y leído con sigilo y fruición por todos aquellos que buscaban una respuesta, y una solución, para los males del continente. Tanta fue (y es) su popularidad, y tan profunda la huella que dejó en amplios sectores de la sociedad, que varios comentaristas lo han considerado una espe-
cie de Biblia latinoame-
rzcana. Siete años después de publicado el libro, Galeano afirmaba: En Las venas. .. el pasado aparece siempre convocado por el presente, como memoria viva del tiempo nuestro. Este libro es una búsqueda de claves de la historia pasada que contribuyen a explicar el tiempo presente [... ] Conocer qué somos, para saber qué podemos ser y [... ] averiguar de dónde venimos para mejor adivinar adónde vamos. (2)
Ahora, 41 años después de aquella mítica edición, una relectura de algunos fragmentos del libro viene a corroborar otro de los asertos posteriores del autor: que "las venas de América Latina todavía siguen abiertas ~', y que la historia no es solo cosas del pasado, sino también doloroso presente y futuro sombrío. La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue pre-
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coz: se especializó en perder. desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta [.. .] Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. (3)
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rico alimentaron sustancialmente el desarrollo de Europa. (4) Aquella sociedad potosina.. enferma de ostentación y despilfarro, solo dejó a Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus iglesias y palacios, y ocho millones de cadáveres de indios [.. .] Bolivia, hoy uno de los países más pobres del mundo, podría jactarse -si ello no resultara patéticamente inútil- de haber nutrido la riqueza de los países más ricos [... ] Esta ciudad condenada a la nostalgia, atormentada por la miseria y el frío, es todavía una herida abierta del sistema colonial en América: lUla acusación. El mundo tendría que empezar por pedirle disculpas. (5)
Desde estas primeras afirmaciones, que hacen las veces de introito, sabemos que estamos ante un texto abierto a la polémica, sin concesiones, sin negociación; y ya en el título de la primera parte, "La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra", podemos leer uno de los enunciados más certeros y categóricos del libro; el leitmotiv que sostiene gran parte de su cuerpo teórico; y la triste historia de Potosí (su trágico destino) nos es mostrada por el autor como ejemplo elocuente de esa paradójica maldición generada por la fortuna:
Luego continúa esta revisión del pasado latinoamericano, esta exploración del mundo colonial, con una sección a la que titula explícitamente "España tenía la vaca, pero otros tomaban la leche", dedicada a exponer la paupérrima situación de la corte imperial española en los tiempos coloniales, debido a la pésima gestión económica de sus gobernantes. Un repaso a las claves de la historia, como pretendía Galeano, que nos ayuda a interpretar en buena medida los tiempos actuales.
En Potosí la plata levantó templos y , palacios, monasterios y garitos, ofreció motivo a la tragedia y a la fiesta, derramó la sangre y el vino, encendió la codicia y desató el despilfarro y la aventura. La espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo colonial. Para arrancar la plata de América, se dieron cita en Potosí los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los apóstoles, los soldados y los frailes. Convertidas en piñas y lingotes, las vísceras del cerro
Un memorial francés de fines del siglo XVII nos permite saber que España solo dominaba, por entonces, el cinco por ' ciento del comercio con «sus» posesiones coloniales de más allá del océano, pese al espejismo jurídico del monopolio: cerca de una tercera parte del total estaba en manos de holandeses y flamencos, una cuarta parte pertenecía a los franceses, los genoveses controlaban más del veinte por ciento, los ingleses el diez y los alemanes algo menos. (6)
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"Cuando escribo, pretendo recuperar algunas certezas que puedan animar a vivir y I
ayudar a los demás a mirar.! Eduardo Galeano
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Los encajes de Lille y Arraz, las telas holandesas, los tapices de Bruselas y los brocados de Florencia, los ¡;:ristales de Venecia, las armas de Milán y los vinos y lienzos de F,rancia inundaban el mercado español, a expensas de la producción local, para satisfacer el ansia de ostentación y las exigencias de consumo de los ricos parásitos cada vez más "numerosos y poderosos en un país cada vez más p obre. La industria moría en el huevo, y los Habsburgo hicieron todo lo posible por acelerar su extinción. (7) La ruina lo abarcaba todo [.. .] H acia 1630, poco más de un centenar y medio de duques, marqueses:~condes " y vizcondes recogían cinco millones de ducados de renta anual, que alimentaban copiosamente el brillo de sus títulos rimbombántes" (8) Ni España ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, . "én.mque fueron sus colonias las que, e~Ínedi~ da sustancial, proporcionaron el oro y la plata que nutrieron esa expansiÓn [... ] Fueron 'otras las comarcas de Europa que pudieron incubar capi- " talismo moderno valiéndose, en gran parte, de la expropiación de los,puebIas primitivos de América. (9)
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Más adelante, en sucesivos capítulos en donde la nostalgia se mezcla co:n la indignación y la denuncia, asistimos al decliv e, a la destrucción, "a l aniquilamiento de fastuosas ciVilizaciones, y al c~mpli miento implacable de la maldición, que toda riqueza genera, en los pueblos condenados a sufrirla. Cuando los españoles irrumpieron en América, estaba en su apogeo el
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imperio teocrático de los incas, que extendía su poder sobre lo que hoy llamamos Perú, Bolivia y Ecuador, abarcaba parte de Colombia y de Chile y llegaba hasta el norte argentino y la selva brasileña; la confederación de los aztecas había conquistado un alto nivel de eficacia en el valle de México, y en Yucatán y Centroamérica la civilización espléndida de los mayas persistía en los pueblos herederos, organizados para el trabajo y la guerra. (10) Pero después del sometimiento, d esp'ués del cruento saqueo . . . Desterrados en su propia tierra, condenados al éxodo eterno, los indígenas de América Latina fueron empujados hacia las zonas más pobres, las montañas áridas o el fondo de los desiertos, a medida que se extendía la frontera de la civilización dominante. Los indios han padecido y padecen -síntesis del drama de toda América Latina- la maldición de su propia riqueza. (11) "El rey azúcar y otros monarcas agrícolas" es el capítulo más extenso del libro, en donde Galeano propone una minuciosa indagación, un sobrecogedor examen de la nefasta involución económica de América Latina desde la conquista hasta la actualidad; una paradójica historia, condicionada "por la. maldición que el esplendor dé sus riquezas, y la fertilidad de sus tierras hizo caer sobre el continente. Un capítulo fundamental en donde se condenan las usurpaciones de los recursos naturales ejercidas por las metrópolis en distintas regiones a lo largo de los años: el azúcar en las islas del Caribe, el caucho en Brasil, el cacao en Ecuador, el p látano en Centroamérica, el algod ón en México, el café en Colombia . . .
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Durante poco menos de tres siglos a' partir del descubrimiento de América, no hubo, para el' comercio de Europa, producto agrícola más importante que el azúcar cultivado en estas tierras [",] Inmensas legiones de esclavos vinieron de África para proporcionar, al rey azúcar, la fuerza del trabajo numerosa y gratuita que exigía: combustible humano para quemar. Las tierras fueron devastadas ,por esta planta egoísta que invadió el Nuevo Mundo arrasando los bosques, malgastando la fertilidad natural de los suelos [... ] El largo ciclo del azúcar dio origen, en América Latina, a prosperidades tan mortales como las que engendraron, en Potosí, Ouro Preto, Zacatecas y Guanajuato, los furores de la plata y el oro. (12) En Manaus [... ] los magnates del caucho edificaron allí sus mansiones de arquitectura extravagante y plenas de ' maderas preciosas de Oriente, mayólicas de Portugal, columnas de mármol de Carrara y muebles de ebanistería francesa. Los nuevos ricos de la selva se hacían traer los más Garos alimentos desde Río de Janeiro; los mejores modistos de Europa cortaban sus trajes y vestidos; enviaban a sus hijos a estudiar a los colegios ingleses [... ] En 1913, de un solo golpe, el desastre se abatió sobre el caucho brasileño [... ] La prosperidad amazónica se hizo humo. La selva volvió a cerrarse sobre sí misma. Los cazadores de forqmas emigraron hacia otras comarcas; el lujoso campamento se desintegró. (13) Al igual que la caña de azúcar, el cacao trajo consiga el monocultivo y la quema de los bosques, la dictadura
de la c~tización internacional y la penuria sin tregv;g de los trabajadores ... (14)
El Corán menciona al plátano entre los árboles del paraíso, pero la bananización de Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador permite sospechar que se trata de un árbol del infierno [... ] Las tierras qued~ban tan exhaustas como los trabajadores: a las tierras les robaban el humus y a los trabajadores los pulmones, pero siempre había nuevas tierras para explotar y más trabajadores para exterminar. (15) Brasil ocupa el cuarto lugar en el mundo como productor de algodón; México, el quinto. En conjunto, de Amérlca Latina proviene más de la quinta parte del algodón que la industria textil consume en el planeta entero [.. ~l El algodón latinoamericano continúa vivo en el comercio mundial, mal que bien, gracias a sus bajísimos costos de producción. (16) Hay quienes aseguran que el café resulta casi tan importante como el petróleo en el mercado internacional. A principios de la década del cincuenta, América Latina abastecía las cuatro quintas partes del café que se consumía en el mundo [ .. .] Pero el café beneficia mucho más a quienes lo consumen que a quienes lo producen [... ] la CEPAL nos informa de que, por increíble que parezca, el café arroja más riqueza en las arcas estatales de los países europeos que la riqueza que deja en manos de los países productores. (17)
Luego de este panorámico y enjundioso capítulo, el libro prosigue con una amar-
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La J:lOchc/l
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o co nsigo dormi r. Ten go
un a mu je r atr:wesad a corre los párpados. Si pudiera, le diría q ue se vaya; pero tengo u lla mujer ;ttr;wcsada en la gn rg:\Ilta.
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Manuel Rodríguez Ramos
ga reflexión sobre la sacralizada independencia de América Latina y sus lamentables resultados; una descamada radiografía de las decepciones que enseguida conocieron las patrias recién constituidas, las democracias de nuevo cuño, las neocolonias que en definitiva llegaron a ser. América Latina tuvo pronto sus constituciones burguesas, muy barnizadas de liberalismo, pero no tuvo, en cambio, una burguesía creadora, al estilo europeo o norteamericano, que se propusiera como misión histórica el desarrollo de un capitalismo nacional pujante [... ] Los burgueses de mostrador, usureros y comerciantes, que acapararon el poder político, no tenían el menor interés en impulsar el ascenso de las manufacturas locales, muertas en el huevo cuando el libre cambio abrió las puertas a la avalancha de las mercancías británicas. (18) Frustración económica, frustración social, frustración nacional: una historia de traiciones sucedió a la independencia, y América Latina, 'desgarrada por sus nuevas fronteras, continuó condenada al monocultivo y a la dependencia. (19) En la sección "El latifundio multiplica las bocas pero no los panes", el guiño bíblico le sirve a Galeano para insistir en las deformaciones que el sistema, y sobre todo la mentalidad colonial, dejaron en estas tierras. La producción agropecuaria por habitante de América Latina es hoy menor que en la víspera de la Segunda Guerra Mundia [.. .] La estructura del atraso del campo latinoamericano opera también como una estructura del desperdicio: des-
perdicio de la fuerza de trabajo, de la tierra disponible, de los capitales, del producto y, sobre todo, desperdicio de las huidizas oportunidades históricas del desarrollo. El latifundio y su pariente pobre, el minifundio, constituyen, en casi todos los países latinoamericanos, el cuello de botella que estrangula el crecimiento agropecuario y el desarrollo de la economía toda. (20)
y cierra este capítulo con una mirada a la otra América, a los Estados Unidos, a su historia colonial, a su desarrollo, a las diferencias entre la colonización b ienhechora que tuvo lugar en el norte, y la nefasta conquista, el saqueo implacable que sufrió la América Latina. ¿Por qué el norte es rico y el sur pobre? El río Bravo señala mucho más que una frontera geográfica [... ] al norte y al sur se habían generado, ya en la matriz colonial, sociedades muy poco parecidas y al servicio de fines que no eran los mismos [...] Los . peregrinos del Mayflower no atravesaron el mar para conquistar tesoros legendarios ni para explotar la mano de obra indígena escasa en el norte, sino para establecerse con sus familias y reproducir, en el Nuevo Mundo, el sistema de vid!1 y de trabajo que practicaban en Europa. No eran soldados de fortuna, sino pioneros; no venían a conqUistar, sino a colonizar: fundaron «colonias de poblarlliento» [...] a diferencia de los puritanos del norte, las clases dominantes de la sociedad colonial latinoamericana no se orientaron jamás al desarrollo económico interno [... ] Terratenientes y mineros y mercaderes habían nacido para cumplir esa función: abastecer a Europa de oro,
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plata y alimentos [... ] nuestros centros de producción no estaban conectados entre sí, sino que formabán un abanico con el vértice muy lejos. (21) Las reflexiones que cierran la primera parte de Las venas .. . están orientadas a hurgar en los desmanes, las atrocidades, los crímenes cometidos por los conquistadores a partir del hallazgo de las enormes riquezas que atesoraba el subsuelo del continente. Este capítulo ("Las fuentes subterráneas del poder") contiene algunas de las reflexiones más abarcadoras, agudas y actuales del libro: La historia del salitre, su auge y su caída, resulta muy ilustrativa de la duración ilusoria de las prosperidades latinoamericanas en el mercado mundial: el siempre efímero soplo de las glorias y el peso siempre perdurable de las catástrofes. (22)
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Con el petróleo ocurre, como ocurre con el café o con la carne, que los p aíses ricos ganan mucho más por tomarse el trabajo de consumirlo, que los p aíses p obres por producirlo [.. .] El petróleo empapa presidentes y dictadores, y acentúa las deformaciones estructurales de las sociedades que pone a su servicio. Son las empresas quienes deciden, con un lápiz sobre el mapa del mundo, cuáles han de ser las zonas de explotación y cuáles las de reserva, y son ellas quienes fijan los precios que han de cobrar los productores y pagar los consumidores. (2::})
En la segunda parte, a la que titula "El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes", Galeano repasa la historia moderna del continente am ericano. Esta segunda parte la abre el capítulo
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"Historia de la muerte temprana", que viene a ser una reseña histórica de la América Latina, sus vaivenes, sus catástrofes socioeconómicas, y sus de(2epciones. Una mirada a la historia más cercana con un objetivo esencial, que el mismo autor define de este modo: "Soy un escritor que qu isiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable". Mientras moría el siglo XVIII los Estados Unidos contaban ya con la segunda flota mercante del mundo, íntegramente formada con barcos construidos en los astilleros nacionales, y las fábric as textiles y siderúrgicas estaban en pleno y pujante crecimiento. Poco tiempo después nació la industria de maquinarias: las fábricas no necesitaban comprar en el extranjero sus bienes de capital. Los fervorosos puritanos del Mayflower habían echado, en las campiñas de Nueva Inglaterra, las bases de una nación; sobre el litoral de bahías profundas, a lo largo de los grandes estuarios, una burguesía industrial había prosperado sin detenerse [ .. .] Las operaciones militares de conquista, que arrebataron a México más de la mitad de su superficie, también contribuyeron en gran medida al progreso del país [ ...] La palabra trust había sido pron unciada por primera vez en 1882; el petróleo, el acero, los alimentos, los ferrocarriles y el tabaco estaban en manos de los monopolios, que avanzaban con botas de siete leguas [ ... ] A fines del siglo pasado, los Estados Unidos eran ya la primera potencia industrial del planeta [ ... ] El centro del universo capitalista empezaba a cambiar de sitio. (24)
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Manuel Rodríguez Ramos
A partir de la Segunda Guerra Mundial se consolida en América Latina el repliegue de los intereses europeos, en beneficio del arrollador avance de las inversiones norteamericanas [...] A la burguesía industrial de América Latina le ocurrió lo mismo que a los enanos: llegó a la decrepitud sin haber crecido. (25) El segundo capítulo, "La estructura contemporánea del despojo", en contraste con el capítulo anterior, atiende más al presente, a las venas todavía abiertas del continente, a la feroz san~ía que aún persiste, con métodos más indirectos, más sofisticados que la cruz y la espada, pero no menos efectivos y perniciosos. Un sistema de estirpe colonial, opresivo, tiránico, que Galeano deja al descubierto, sin ambages en la sección titulada "El bombardeo del Fondo Monetario Internacional facilita el desembarco de los conquistadores", en la que escribía: So pretexto de la mágica estabilización monetaria, el Fondo Monetario Internacional, que interesadamente confunde la fiebre con la enfermedad y la inflación con la crisis de las estructuras en vigencia, impone en América Latina una política que agudiza los desequilibrios en lugar de aliviarlos [... ] Sus fórmulas no solo han fracasado en la estabilización y en el desarrollo, sino que además han intensificado el estrangulamiento externo de los países, han aumentado la miseria de las grandes masas desposeídas, poniendo al rojo vivo las tensiones sociales, y han precipitado la desnacionalización económica y financiera, al influjo de los sagrados mandamientos de la libertad de comercio, la libertad de competencia y la libertad de movimiento de los
capitales [... ] Al chantaje financiero y tecnológico se suma la competencia desleal y libre del fuerte frente al débil. (26) Unas páginas más adelante continúan las afirmaciones incontestables, las verdades palmarias, y en el título de otra sección antológica afirma que, "Los tecnócratas exigen la bolsa o la vida con más eficacia que los 'marines". Y ,?sí lo demostraba : El FMI Y el Banco Munclial ejercen presiones cada vez más intensas para que los países latinoamericanos remodelen su economía y sus finanzas en función del pago de la deuda externa. El cumplimiento de los compromisos contraídos, clave de la buena conducta internacional, resulta cada vez más difícil y se hace al mismo tiempo más imperioso. La región vive el fenómeno que los economistas llaman la 'explosión de la deuda'. Es el círculo vicioso de la estrangulación: los empréstitos aumentan y las inversiones se suceden y en consecuencia crecen los pagos por amortizaciones, intereses, dividendos y otros servicios; p ara cumplir con esos pagos se recurre a nuevas inyecciones de capital extranjero, que generan compromisos mayores, y así sucesivamente. (27) Un panorama desolador el que exhib e en la actualidad la América Latina: pobreza galopante, c<?rdones de miseria alrededor de las ciudades, abandono del campo, anulación del futuro; una herencia del desequilibrio socio económico que muchos siglos de ferocidad depredadora dejaron para esta región. Como queda expresado de manera elocuente en el capítulo titulado "La marginación de los h ombres y las regiones" :
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En toda América La tina, la irrupción del capital extranjero en el área manufacturera, recibida con tanto entusiasmo, ha puesto aún más en evidencia las diferencias entre los 'modelos clásicos' de industrialización, tal como se leen en la historia de los países hoy desarrollados, y las características que el proceso muestra en América Latina [... ] En las viviendas de lata, barro y madera que bro- . tan antes de cada amanecer en los cinturones de las ciudades, se acwnula la población marginal arrojada a las ciudades por la miseria y la esperanza [... ] El creciente atraso rela tivo de las grandes áreas del interior, sumergidas en la pobreza, no se debe a su aislamiento, como sostienen algunos, sino que, por el contrario, es el resultado de la explotación, directa o indirecta, que sufren por parte de los viejos centros coloniales convertidos, hoy, en centros industriales. (28)
Sin embargo, para las páginas finales del libro, muy en consonancia con el espíritu de lucha ideológica y política que caracterizaba a la sociedad latinoamericana de los años 70, Galeano deja espacio para esperanza, la exhortación, el llamado a la lucha: Es mucha la podredumbre para arrojar al fondo del mar en el camino de la reconstrucción de América Latina. Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos sÍ, en sus manos, la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, W1.a causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños, país por país. Se abren tiempos de rebelión y de cambio ... (29)
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Siete años después, en Barcelona, en 1978, repasando las concepciones que orientaron los cuatro años de escritura de Las venas abiertas de América Latina Eduardo Galeano se reafirmaba en sus ideas, en su llamamiento a conocer, y reconocer, la historia de los vencidos, y se congratulaba por la utilidad innegable de su libro: Creo que no hay vanidad en la alegría de comprobar, al cabo del tiempo, que Las venas .. . no ha sido LUl. libro mudo. (30)
NOTA: Todas las citas de Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, han sido tomadas de la edición de Siglo XXI Espaiia Editores. Madrid, 2009. (1) pág. 22
(2) (3) (4) (5)
págs. 340, 341 págs. 15, 16 págs. 37, 38 pág. 51 (6) pág. 42 (7) Pág. 44 (8) pág. 45 (9) pág. 47 (10) pág. 63 (11) pág. 69 (12) pág. 83 (13) págs. 120, 121 (14) pág. 123 (15) pág. 144, 145 (16) págs. 125, 127 (17) págs. 129, 134 (18) pág. 152 (19) pág. 153 (20) pág. 165 (21) pág. 172, 173 (22) pág. 182 (23) págs. 203, 206 (24) págs. 262, 263, 264 (25) págs. 267, 270 (26) pág. 286, 288 (27) pág. 305 (28) págs. 320, 322, 323 (29) pág. 337 (30) pág. 339.
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Enero
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Segunda fundación de Bolivia En el día de hoy del año 2009, el plebiscito popular dijo sí a la nueva Constitución propuesta por el presidente Evo Morales. Hasta este día, los indios no eran hijos de Bolivia: eran nada más que su mano de obra. En 1825, la primera Constitución otorgó la ciudadanía al tres o cuatro por ciento de la población. Los demás, indios, mujeres, pobres, analfabetos, no fueron invitados a la fiesta. Pilfa muchos periodistas extranjeros, Bolivia es un país ingobernable, incomprensible, intratable, inviable. Se equivocan de in: deberían confesar que Bolivia es, para ellos, un país invisible . Yeso nada tiene de raro, porque hasta el día de hoy, también Bolivia había sido un país ciego d.e sí.
. Estas páginas reproducen parcialmente el libro de Eduardo Galeano Los hijos de los días, editado por Siglo XXI de España Editores, Madrid, 2012.
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Eduardo Galeano
Enero 30
La catapulta En 1933, Adolfo Hitler fue nombrado canciller de Alemania. Poco después, celebró un acto inmenso, como correspondía al nuevo dueño y señor de la nación. Modestamente, gritó: -¡Yo estoy fundando la Era de la Verdad! ¡Despierta, Alemania! ¡ Despierta! y los cohetes, los fuegos artificiales, las campanas de las iglesias, los cánticos y las ovaciones multiplicaron los ecos. Cinco años después, el partido nazi había obtenido menos del tres por ciento de los votos. El salto olímpico de Hitler hacia la cumbre fue tan espectacular como la simultánea caída hacia el abismo de los salarios, los empleos, la moneda y todo lo demás. Alemania, enloquecida por el derrumbamiento general, desató la cacería contra los culpables: los judíos, los rojos, los homosexuales, los gitanos, los débiles mentales y los que tenían la manía de pensar demasiado.
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Febrero 15
Otros niños robados -El marxismo es la máxima forma de la patolog ía mental -había sentenciado el coronel Antqnio Vallejo Nájera, psiquiatra supremo en la España del generalísimo Francisco Franco. Él había estudiado, en las cárceles, a las madres republicanas, y había comprobado que tenían instintos criminales . Para defender la pureza de la raza ibérica, amenazada por la degeneración marxista y la criminalidad materna, miles de niños recién nacidos o de muy corta edad, hijos de padres republicanos, fueron secuestrados y arrojados a los brazos de las familias devotas de la cruz y de la espada. ¿Quiénes fueron esos niños? ¿Quiénes son, tantos años después? No se sabe. La dictadura franquista inventó documentos falsos, que les borraron las huellas, y dictó orden de olvidar: robó los niños y robó la memona.
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Eduardo Galeano
Abril 9
La buena salud En el añ o 2011 , por segun da vez la población de Islandia dijo no a las órdenes del Fondo Monetario Internacional. El Fondo y la Unión Europea habían resuelto que los trescientos veinte mil habitantes de Islandia debían hacerse cargo de la bancarrota de los banqueros, y pagar sus deudas internacionales a doce mil euros por cabeza. Esta socialización al revés fue rechazada en dos plebiscitos: -Esa deuda no es nuestra deuda . ¿Por qué vamos a pagarla nosotros? En un m undo enloquecido por la crisis financiera, la pequeña isla perdida en las aguas del norte nos dio, a todos, una saludable lección de sentido común.
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Julio 21
El otro astronauta En este día de 1969, los diarios del mundo entero dedicaron su primera página a la foto del siglo: los astronautas habían caminado por la luna, a paso de oso, y habían marcado en ella las primeras huellas humanas. Pero el principal protagonista de la hazaña no recibió la felicitación que merecía. Werner von Braun había inventado y lanzado esa nave espacial. Antes de emprender la conquista del espacio por cuenta de los Estados Unidos, Von Braun había llevado adelante la conquista de Europa por cuenta de Alemania. Este ingeniero, oficial de las SS, era el científico preferido de Hitler. Pero al día siguiente del fin de la guerra, supo pegar un prodigioso salto y cayó parado en la otra orilla de la mar. Instantáneamente se convirtió en patriota de su patria nueva, se hizo devoto de una secta evangélica de Texas, y puso manos a la obra en el laboratorio espacial.
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Eduardo Galeano
Agosto 25
El rescate de la ciudad prisionera Al amanecer de este día de 1944, París enloqueció. La ocupación nazi había terminado. Los primeros tanques y carros blindados habían entrado unas horas antes: -¿ Son americanos?- preguntaba el gentío. Pero los nombres de esos tanques yesos blindados, torpemente escritos con pintura blanca, decían: Guadalajara, Ebro, Teruel, Brunete, Madrid, Don Quijote, Durruti ... Los primeros liberadores de París fueron los republicanos españoles. Vencidos en su tierra, se hqbían batido por Francia. Ellos creían que después España sería rescatada. Se equivocaron.
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Setiembre 11
Día contra el terrorismo Se busca a los secuestradores de países. Se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos. Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire. Se busca a los traficantes del miedo .
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Eduardo Galeano
Setiembre 28
Receta para tranquilizar a los lectores Hoyes el día internacionalmente consagrado al derecho humano a la información. Quizá sea oportuno recordar que un mes y pico después de las bombas atómicas que aniquilaron Hiroshima y Nagasaki, el diario The New York Times desmintió los rumores que estaban asustando al mundo. El 12 de setiembre de 1945, este diario publicó, en primera página, un artículo firmado por su redactor de temas científicos, William L. Laurence. El artículo salía al encuentro de las versiones alarmistas y aseguraba que no había ninguna radiactividad en esas ciudades arrasadas, y que la tal radiactividad no era más que una mentira de la propaganda japonesa. Gracias a esta revelación, Laurence ganó el Premio Pulitzer. Tiempo después, se supo que él cobraba dos salarios mensuales: The New York Times le pagaba uno, y el otro corría por cuenta del presupuesto militar de los Estados Unidos.
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Diciembre 24
¡Milagro! En la Nochebuena de 1991, murió la Unión Soviética y en su pesebre nació el capitalismo ruso. La nueva fe hizo el miiagro: por ella iluminados, los funcionarios se hicieron empresarios, los dirigentes del Partido Comunista cambiaron de religión y pasaron a ser ostentosos nuevos ricos, que pusieron bandera de remate al Estado y compraron a precio de banana todo lo comprable en su país y en el mundo. Ni los clubes de fútbol se salvallm.
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Títulos publicados Biblioteca Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina Las venas abiertas de América Latina ha sido traducida a 18 lenguas y ha tenido una vasta difusión en el mundo de habla hispana desde que en 1971 se publicase la primera edición. En la obra el autor analiza la historia de América Latina de modo global desde la colonización europea hasta la América Latina contemporánea, argumentando con crónicas y narraciones el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX, Y los Estados imperialistas, el Reino Unido y los Estados Unidos principalmente, desde el siglo XIX en adelante. Vagamundo y otros relatos Si algo caracteriza a Vagamundo es que presenta al Galeano cuentista. Los personajes de estos artículos y cuentos atraviesan las historias y temáticas que aborda el escritor. Estos relatos breves, escritos y publicados hace casi cuarenta años, fundaron el estilo narrativo que haría inconfundible, en los libros siguientes, la obra de Eduardo Galeano.
La canción de nosotros En esta obra el autor evoca su tierra prohibida, y la recrea a través de las aventuras que en sus páginas se entrecruzan, sobre el trasfondo de la dictadura militar, en el tiempo de los horrores y los desafíos. Por esta obra le fue otorgado el premio Casa de las Américas en 1975. Días y noches de amor y de guerra Traducida a las principales lenguas del mundo, esta obra aúna la sensibilidad histórica y la capacidad expresiva necesarias para rescatar del olvido la memoria de un continente asolado por la injusticia, la pobreza y la opresión. Días y noches de
amor y de guerra habla de la vida cotidiana en los tiempos del fascismo, configurando una hermosa crónica de un período atroz, marcado por la violencia ejercida contra cualquier disidencia. Memoria del fuego . 1. Los nacimientos
Los nacimientos es el primer libro que abre una trilogía en la que Galeano repasa, con su particular narrativa, la historia de América Latina. En este volumen el autor narra la historia de fa América precolombina a través de los mitos indígenas de fundación, así como la que transcurre desde finales del siglo xv hasta el año 1700.
Memoria del fuego. 2. Las caras y las máscaras Las caras y las máscaras es el segundo volumen de la trilogía Memorias del fuego, en el que se narra la historia de América La tina comprendida entre los siglos XVIII y XIX. Memoria del fuego. 3. El siglo del viento El siglo del viento es el tercer libro que forma parte de la trilogía Memoria del fuego, la cual cierra con la narración de la historia de la América Latina del siglo xx.' El libro de los abrazos La obra se compone de fragmentos, microrrelatos que, agrupados bajo diversas temáticas, abarcan desde curiosas narraciones sobre la creación del mundo hasta pequeñas ocurrencias, graffiti pintados como en una pared y anécdotas referidas a distintas ciudades americanas, reflexiones sobre el exilio que al autor le tocó vivir, historias narradas de boca en boca, diálogos con algún que otro escritor latinoamericano. El compromiso político no puede estar ausente: algunos relatos ilush'aJl realidades dolorosas que América Latina ha vivido y aún sigue viviendo.
Nosotros decimos no Una recopilación de los trabajos periodísticos y algunos discursos que Galeano des-
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arrolló entre 1963 y 1988 cuyo título procede de las palabras que pronunció el autor en Santiago de Chile en el marco de la inauguración de unas jornadas. En él, Galeano se valió del plural para sostener ideas' como: «Decimos no al elogio del dinero y de la muerte. A un sistema que pone precio a las cosas ya la gente, donde el que más tiene es el que más vale, y decimos no a un mundo que destina a las armas de guerra dos millones de dólares cada minuto mientras cada minuto mata treinta niños por hambre o enfermedad curable [ ... ] a un sistema que no da de comer ni da de amar, que a muchos condena al hambre de comida y a muchos más condena al hambre de abrazos».
Ser como ellos y otros artículos En la presente obra Galeano se plantea qué lugar ocupa la literatura en una sociedad en la que los niños de cinco años son ya ingenieros electrónicos. ¿Es el modo de vida de . nuestro tiempo bueno para la gente, para la naturaleza y para la literatura como lo está siendo para la industria farmacéutica? Su respuesta es clara: depende del producto que se ofrezca, que ha de ser tranquilizante como el valium y brilloso y light como un show de la tele: que ayude a no pensar con riesgo ni a sentir con locura, que evite los sueños peligrosos y que, sobre todo, evite la tentación de vivirlos ... Pero Galeano no sabe escribir ese tipo de literatura.
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hacer con las manos lo que nunca pudo hacer con las piernas. Cuando era niño, Galeano quería ser jugador de fútbol, pero sólo jugaba bien, y hasta muy hien, mientras dormía. Está actualizado hasta el Mundial de Fútbol de 2010.
Patas arriba. La escuela del mundo al revés Hace ciento treinta años, después de visitar el País de las Maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la c~beza en los pies.
Bocas del tiempo Este libro ofrece una multitud de pequeñas historias que, juntas, cuentan una sola historia. Es una travesía por los temas más diversos: el amor, la infancia, el agua, la tierra, la palabra, la imagen, la música, el éxodo, el poder, el miedo, la guerra, la indignidad, la indignación, el vuelo ... Sus protagonistas aparecen y se desvanecen para seguir viviendo, historia tras historia, en otros personajes que les dan continuidad. Tejidos por los hilos del tiempo, ellos son tiempo que dice: son bocas del tiempo.
. Las palabras andantes «Los cuentos de la abuela» son la principal fuente de inspiración de Las palabras andantes. Galeano se adjudica a sí mismo el papel de cuentacuentos, en narraciones escritas en estilo sencillo, muy poético, en los que la naturaleza, los fen6menos atmosféricos, la magia, los animales, son los pri!lcipales protagonistas.
El fútbol a sol y sombra
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Este libro rinde homenaje al fútbol y denuncia las estructuras de poder de uno de los negocios más lucrativos del mundo. Escribiendo este libro, el autor ha querido .
Espejos. Una historia casi universal Galeano propone un viaje por el pasado desde un punto de vista inédito, el de aquellos que normalmente han sido olvidados por la historia oficial. Estructurado en relatos cortos, Espejos nos habla sobre todo de las mujeres, de los negros, y en general de todos aquellos que han sido explotados, maltratados y anulados como personas a lo largo de los siglos. Una lectura que nos invita a reflexionar, a descubrir una imagen nueva de la historia conocida, con la dureza que encierran esas historias trágicas que conforman el entramado de todo lo que nos ha precedido.
BIOCiRJ FÍ
Biografía y escritura: Libro de familia de Félix Grande JUAN JOSÉ LANz
UPY / EHU
La imagen de Félix Grande como un poeta discontinuo, cuya obra lírica se desarrolla principalmente en un período breve que podría acotarse entre .1958 y 1970 aproximadamente, está arraigada en la crítica contemporánea, y sin embargo no muestra exactamente la labor de un proceso de escritura que se viene desarrollando paulatina y continuadamente durante más de medio siglo. Es cierto que buena parte del núcleo de la obra poética de F~lix Grande se desarro-
lla entre el inicio de la redacción de Las piedras, en 1958, con el que obtiene el premio Adonais en 1963, y concluye con la redacción en 1970 de Las rubáiyátas de Horacio Martín, que se publicará en 1978, y que entre ambos libros discurren los versos de Taranta (Homenaje a César Vallejo), escrito en 1961 pero publicado por primera vez en 1971, Música amenazada (1966), Blanco Spirituals (1967), y las prosas de Puedo .escribir los versos más tristes esta noche, que se integrarían en la pri-
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mera edición de Biografía (1971) . Es cierto también que, en m u chas ocasiones, han sido las propias declaraciones del escritor las que h an alimentado dicha interpretación; recientemente declaraba en una entrevista: "llegó un l ' omento - y hace mucho tiempo- en que la poesía [ ..-.] se fu e p or ahí y no volvió. Pasaba una década, y otra década, y otra década y yo dije ' esta se ha ido y ya no vuelve". Pero el poeta no queda mudo. tras la escritura de Las rubáiyátas de · Horacio Martín, ocupándose exclusivamente de su labor corno ensayista y narrador. No debernos olvidar que la inclusión en Biografía, a partir de la edición de 1986, aumentada en 1989, de La nO";a mostraba una cierta continuidad en la labor poética entre 1958 y 1984, aunque, corno el propio p oeta señalaba, no se tratara de un libro propiamente dicho, sino de "una colección de poemas". A ello se une el hecho d e qu e en la última edición de Biografía (1 958-2010) (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2011) se incluía La cabellera de la Shoá, poema-libro completamente inédito hasta entonces. Apen as un año después de aqupl volumen, que parecía clausurar su poesía completa, se publicó Libro de familia (Visor, Madrid, 2011), con nuevos textos poéticos, in éditos en libro h asta ese momento. ¿Qué rasgos comunes dibujan la poética de Félix Grande a lo largo de este más de medio siglo de producción poética? Si tenernos en cuenta el título que desde 1971 viene dando a su poesía completa, Biografía, entenderemos que el decurso de su escritura es justamente el p roceso de narración de su vida, el relato de una existencia que torna cuerpo en el mismo proceso de escritura que la configura; una vida escrita, no otra cosa significa etimológicamente bio-grafía, una escritura de la vida, que marca n ecesariamente la tensión de su poesía entre existencia y len-
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guaje. Si a ello añadimos el significativo título de una antología de sus poemas, Años (Editora Nacional, Madrid, 1975), comprenderemos el decurso / temporal que signa esa biografía, el signo del tiempo que define la vida corno existencia, corno ser en el tiempo, en la dimensión heideggeriana, con la deriva circunstanciada, en el sentido orteguiano, que ello implica. Vida y tiempo son las dos caras de la misma moneda en las que el lenguaje teje la poesía de Félix Grande. Por un lado, el desbordado vitalismo es, sin duda, el elemento más llamativo que caracteriza su poesía, tal como lo hace explícito en sus poemas y decididamente en una "Poética" de 1974: Pero caeré diciendo que era buena la vida y que valía la pena vivir y reventar.
En otra "Poética", de 1982, se preguntará si la labor de la poesía no es "el afán desvariado por arañar el espeso secreto de la vida". Ese vitalismo exultante que asume la vida corno "premio" ("¡Si ya no sé a quién agradecer la vida!", se lee en "Yeros"), con sus desgracias y sus dolores, con sus alegrías y sus tristezas, será el terna que estructure también, corno se verá más adelante, Libro de familia, tal corno puede leerse en "Esta vejez": [ ... ] Este era el premio: esta señorial resistencia a las acometidas del dolor y del dolor ... (p. 29)
Porque esa celebración de la vida en la poesía no implica una vivencia nonchalante, sino la conciencia plena, y dolorosa muchas veces, de estar vivo. Así lo proclaman los versos finales de Libro de familia :
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[ .. .] Lo que queda, antes de disiparnos, es brindar interminablemente con la tribu por la vida, el amor y la conciencia.
Así podría, quizás, definirse Libro de familia e incluso la poesía toda de Félix Grande, como un interminable brindis colectivo por la vida consciente y el . ,mor. "Tribu" como fraternidad colectiva, como especie y genealogía, y, por lo tanto, extensión del concepto de "familia"; "vida" como arraigo consciente en la existencia en el tiempo; "amor" como encuentro reintegrador de dualidades que revierte en una armonía cósmica; y "conciencia" como compromiso solidario con el tiempo histórico: esos son los ejes que estructuran el desarrollo temático de Libro de familia. Ese vitalismo que caracter:iza su poesía, como un canto a la esencia de la vida, lo vincula, tal como señalaba en las palabras remitidas en 1968 para la Antología de la nueva poesía española, de José Batlló, con
el proceso de "rehumanización" que, arrancando en los años treinta, se retoma pocos años después de la Guerra Civil y que se continúa sin fisuras, aunque con las lógicas modulaciones de las circunstancias históricas, durante los años sesenta y más allá, pese a que el discurso teórico pretenda una fractura esteticista y deshumanizada manifiesta en la corriente novísima a comienzos de los años setenta. Bien observada la producción poética de Félix Grande en esos años no se distancia tanto de la de poetas algo más jóvenes que él como Antonio Martínez Sarrión, Manuel V ázquez Montalbán, José-Miguel Ullán, Agustín Delgado o Diego Jesús Jirr:ténez, entre otros, o de la de otros algo mayores, como Eladio Cabañero, o coetáneos suyos como Carlos Sahagún; pero tampoco del giro que impone a su poesía José Hierro en 1964 con su Libro de las alucinaciones. Ese vitalismo rehumanizado vincula también la poesía de Félix Grande con la de sus precedentes inmediatos en la poesía de pos-
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guerra, y no solo, por ejemplo, con BIas de Otero o Dámaso Alonso, sino fundamentalmente con aquellos poetas que inician el proceso rehumanizéJ.dor en los años treinta para continuarlo, en algunos cásos, a partir de la segunda mitad de los años cuarenta. Pienso, por ejemplo, en el Pablo Neruda que proclama en 1935, en el editorial del primer número de Caballo verde para la poesía, la necesidad de "una poesía impura como un traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición, y actitudes vergonzosas, con arrugas, observaciones, sueños, vigilia, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias, sacudidas, idilios, creencias políticas, negaciones, dudas, afirmaciones, impuestos". Pienso, por ejemplo, en el César Vallejo, tan admirado por Grande, de Poemas humanos, pero también el de Los heraldos negros o el de Trilce. Pienso, por ejemplo, en el Luis Rosales (su maestro durante tantos años) de La casa encendida. Y el hilo se une así con el Lorca de Poeta en Nueva York o la poesía de Antonio Machado, etc. Esa exaltación de la vida como núcleo de la poesía evoca también el modelo vitalista del propio Ortega y de sus herederos, como José Antonio Maravall o José Luis López Aranguren; este último justamente escribía un artículo titulado "¿Qué es la vida?" en el n.O39 (1949) de la revista leonesa Espadaña, en el que algunos de los nombres más significativos de la poesía española recordaban a César Vallejo: José Luis L. Aranguren, Antonio G. de Lama, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Leopoldo Panero, Luis Rosales, José María Val verde y Luis Felipe Vivanco. Vida consciente implica en la poesía de Félix Grande el desarrollo de un intimismo desgarrado por encima de la dualidad poesía arraigada / poesía desarraigada de la posguerra, así como la formulación de una solidaridad fraternal y colectiva que supera, desde una
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poslclon enraizada en un humanismo profundo, el debate, agonizante a mediados de los años sesenta, sobre el realismo social. Se trata, en la suya, de una poesía que busca nuevas fórmulas de compromiso fraternal (el modelo vallejiano será ahí indiscutible) con un lenguaje que no se complace en la narratividad racionalista, que quiebra constantemente desde una perspectiva mágica, onírica, surreal, imaginativa, en el sentido que le otorgaba Octavio Paz a la concepción de la poesía como imagen, como reconciliación de contrarios; al fin y al cabo, el propio poeta planteará en el "Prólogo" a su poesía completa en 1985 que "la poesía es un milagro". Y en ese milagro, que acontece en el lenguaje, se aúnan, tal como expondría, a modo de oración laica, en "En vos confío", de Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978), tanto el conocimiento ("recítame mi propio secreto") como la revelación ("tú eres el brujo más misericorde / tú eres el sacerdote boreal"), como el encuentro fantástico (" acércame las palabras fantásticas") en que se "apacigua el espanto". Ese encuentro con la colectividad acontece, para el poeta, en el lenguaje. Félix Grande se apropia de las palabras de Luis Rosales para enunciar que" el lenguaje, como las emociones, nace en una fuente remota del sentir colectivo" (en "Hijoparterno de mí" retoma las palabras del poeta granadino: "Agrégale a este lujo / la emoción del lenguaje: lo que viene / de la fuente remota del sentir colectivo"). En consecuencia, la poesía, como lenguaje, implica un diálogo, en el sentido machadiano, al menos doble: con la cole tividad que emplea el mismo lenguaje, a la que el poeta otorga voz fraternal y solidaria; con la Historia de ese lenguaje manifiesta en sus monumentos literarios y en las expresiones populares, de la que el poeta participa y en la que se integra. Al fin Y al
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cabo, como había escrito el poeta en 1970, "el lenguaje está tejido en la urdimbre general de la hIstoria". El poema es, así, lenguaje que nace de la emoción, expresividad verbal que remite a la fuente remota del sentir colectivo, del origen del hombre, en el que el poeta habla por todos. El poema retorna al origen, al balbuceo original del primer hombre en la caverna, como retorna allí el cante jondo, el flamenco, para decir el dolor que no tiene forma, tal como expone "Criatura de dolor": y es aquí, en casa, en donde el estupor, [disfrazado de asunto personal, deviene cósmico: [se convierte en conciencia. Es aquí donde la conciencia, [la inconsolable criatura múltiple, encuentra la grieta en luz [del túnel, la cima del consuelo: la creación de formas [de lenguaje.
El poema es, así, una experiencia lingüística y emotiva del origen, el encuentro con la Historia y con la' colectividad, que revela una fraternidad solidaria, manifiesta en el amor, como abrazo, como encuentro del hombre con el Hombre, como abrazo cósmico e integración absoluta. Dentro de esas coordenadas estético vitales que definen la escritura bio-gráfica de Félix Grande, Libro de familia nace de una tensión implícita, a la que alude el propio título del poemario, entre escritura y vida, entre bias y graphos, pero también de un carácter unitario y por lo tanto narrativo, al que también alude explícitamente el título, como libro. De este modo, el poemario no es tan solo un conjunto de poemas, sino un libro unitario y como tal estructurado con sus temas y subtemas, sus m o ;"os
recurrentes, sus personajes, etc., que ' discurren en un todo entrelazado, en cuyo desarrollo se muestra la narración de la biografía, el proceso de escritura de la vida, el relato de la existencia que adquiere sentido en el propio proceso de escritura que le da cuerpo. Libro de familia se integra, así, en el discurso vitalista que tejen títulos como Biografía o Años, aportando un carácter colectivo, familiar, "domésticQ", que se manifiesta en una dimensión cordial y dialógica, al modo machadiano ("el aprisco / de un siempre Todavía universal, doméstico, / ecuménico, humilde"), pero que reúne una polifonía de voces poéticas diversas (a la que alude incluso el título de "Polifónica tarde a tempo en niebla") que hablan desde distintos lugares y completan un discurso coral, colectivo, actualizando en el presente de la escrituradiversos estratos cronológicos. Son yoes diversos los que asumen el papel narrador en los distintos poemas, que dan voz a personajes históricos y próximos. En los poemas de Libro de familia oímos la voz de distintas modulaciones del yo en desdoblamientos constantes y diálogos imposibles que solo podrían acontecer por el "milagro" poético; pero también escuchamos la voz de Ana Ruiz, la madre de Antonio Machado, que evoca llegando a Collioure el primer encuentro con su esposo en Sevilla, la de Bach enfrentado a la muerte, la de los hermanos De Lucía contando la historia de sus padres como signo de la raíz última del dolor en el flamenco, o la de la Tía Anica la Piriñaca, "heredera del cante de Tío José de Paula", etc. Y oímos también la voz de la tradición oral y escrita, a través de referencias intertextuales que se integran en el texto y dialogan con él, modulando la voz que lo enuncia; 'al fin y al cabo, como explica el propio poeta:
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Franz Kafka rebautizó irónicamente lo que llamamos robo: "Préstamo con dilación indefinida". Para fortalecer varios instantes de este libro les he tomado en préstamo alguna que otra "calidad súbita del mundo" (así llamó Cintio Vitier a todo verso que merece tal nombre) a Leónidas Andréyev, Eladio Cabañero, José Hierro, Franz Kafka, Antonio Machado, Jorge Manrique, Luis Rosales y César Vallejo.
Pero también se escuchan los versos de la "Marcha triunfal" de Rubén Darío ("Ya viene el cortejo. Ya se oyen los claros clarines"), transformado en vocero de "esa caterva de estetas del hambre"; o el "himno gigante y extraño" becqueriano que encuentra su inspiración en el flamenco . Pero la "Marcha triunfal" yel "himno gigante y extraño" son ahora signos del triunfo de los humildes y humillados, de la raíz última popular de la alta cultura. En ese sentido, tal como había afirmado Roland Barthes, la escritura solo puede surgir de un diálogo con escrituras precedentes, y el texto sólo puede ser entendido como un diálogo abierto en un espacio intertextual, lo que redunda en este caso en la dimensión coral y colectiva que adquiere el libro. Pero Libro de familia eleva esa dimensión intertextual a un plano superior, por el que enfatiza la disolución de las fronteras entre alta y baja cultura, entre cultura popular y cultura de élites, para mostrar la raíz popular última de toda creación, pues esta remite al principio de ese llanto original que expresa la fraternidad en el dolor (que es la verdadera conciencia de estar vivo), en el sufrimiento, y revierte al aullido inicial en la caverna, al origen genealógico de la Especie, a la unidad cósmica del Universo y d e la vida.
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En este sentido, la familia a la que se refiere el libro no está formada solo por los referentes personales cercanos, que se incorporan como personajes ' del relato poético que teje la bio-grafía (la mujer del poeta, Paca Aguirre; su hija, Guadalupe; sus hermanos, su madre, su padre, etc.), que formarían el elemento genealógico al que alude constantemente el libro, y que en última instancia refiere una fraternidad universal del dolor, del sufrimiento, de los desheredados de la Historia y de la continuidad de la especie en una integración armónica en el cosmos. Esa familia está formada también por los autores (Machado, Vallejo, Rosales, etc.), por las lecturas, por las músicas escuchadas y amadas (Bach y el flamenco), por los libros y las palabras que conforman el discurso de la vida y la vida como discurso. De este modo, los recuerdos familiares se tejen en el poema mezclados con las palabras leídas, que se incorporan al texto no como un signo de elitismo cultural, sino como el resultado de una cultura vivida, asumida íntimamente, con lo que no se produce disonancia alguna con el tono coloquial que adquiere a veces el discurso poético. Esas citas incorporadas al texto se repiten muchas veces como motivos recurrentes en una existencia no solo constituida por los hechos vividos, sino también por las frases leídas. Así, por ejemplo, la concepción de la existencia como un "tránsito de lo oscuro a lo oscuro", tal como se expone en "Esta vejez", proviene de una de las citas preferidas del poeta, repetida en diversas ocasiones, que pertenece a la obra Los espectros, de Leónidas Andréyev, y aparece varias veces a lo largo de Libro de familia. Lo mismo sucede con el verso de "Proverbios y cantares" de Antonio Machado "Hoyes siempre todavía", eje central de la reflexión de "Péndulo santo" ("Con esta frase hemos vivido"), que se
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convierte en un verdadero Leitmotiv a lo largo del libro, ya que aparece en "Grupo escolar", "Péndulo santo" y "Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida". Parecida función desempeña el verso final de "Mis poetas", de Campos de Castilla, "mientras le sale afuera la luz del corazón", que se repite en "Don Antonio Machado ... " y en "El desterrado del Espasa" . A los "Proverbios y cantares" de Nuevas canciones acude de nuevo el poeta en "Esta vejez" ("Sin embargo... / ¡Ah!, sin embargo, / importa avivar los remos, / dijo el caracol al galgo"), para parafrasear el verso machadiano: "Y sin embargo, ah sin embargo / (y los dos lo sabemos desde la edad del bronce / ahora que cada beso es mineral iluminado)". Y el poema "Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida" no es sino la recreación poética del contexto imaginado en que el poeta sevillano escribió sus últimos versos en Collioure, "Estos días azules y este sol de la infancia", trenzado con datos tomados de los testimonios de José Machado y Corpus Barga y trufado con las referencias, entre otros textos, a una prosa de Juan de Mairena (XLVI) publicada en El Sol en 1936, en que se habla del hecho insólito de que unos delfines remontaran el Guadalquivir hasta Sevilla, lo que motivó el encuentro de los padres del poeta; son esos, precisamente, los delfines que reaparecen en "Péndulo santo": "Buenos días, don Antonio. / Pruebe este dulce. Fume de mi petaca. / Usted llena mi casa de delfines!". Junto a Machado, el poeta que será Félix Grande debe "una fanega / al capitán César Vallejo", como se lee en "Polifónica tarde a tempo en niebla", donde también se evoca su deuda con la poesía de José Hierro ("Por el pasillo a dónde va, tatuado / de reportajes y alucinaciones?"), y sus versos aparecen entretejidos con las palabras propias del
poeta peruano a lo largo del libro. Así, Los heraldos negros aparecen mencionados en "Esta vejez" ("ya platicando a pausas con los heraldos negros / que nos escuchan admirados"). Los versos de "Traspié entre dos estrellas" ("¡Amadas sean las orejas sánchez!", "el cadáver de un pan con dos cerillas"), de Poemas humanos, se funden a la evocación machadiana en "Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida": "Y desde el siglo veinte, de pronto y de la mano / del maestro y del hermano mundial y peruano, / [ ... ] llega el Desconocido" . En "Yeros" la invocación de "Masa", "vuelve a la vida", se une a la evocación del verso de "Enereida" ("Mi padre, apenas, / en la mañana pajarina"), de Los heraldos negros, en un poema que traza toda una exaltación de la memoria familiar y del linaje genealógico. "Implume mayorcito", en "Hijopaterno de mí", adapta el verso vallejiano "implumes mayorcitos, devorando azules bombones" del poema XLVII ("Ciliado arrecife donde nací"), de Trilce. En ese mismo poema la cita de Vallejo aparece junto a un aforismo de Kafka ("Aún juegan / en el patio los perros cazadores, / pero no escapará el animal montés / pese a estar ya corriendo / vertiginosamente por los bosques ... "), de Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero, y con el recuerdo de una frase de Luis Rosales ("lo que viene / de la fuente remota del sentir colectivo"). Rosales y Vallejo aparecen unidos en la "nómina de llagas" de "Polifónica tarde a tempo en niebla", que iba a ser el título de la tercera sección de La carta entera, del poeta gra..: nadino, en recuerdo de "Nómina de huesos", de Vallejo, y homenaje a sus Poema.s humanos. En "Criatura de dolor", donde también se oye el verso de Machado ("unas pocas palabras verdaderas"), el de Vallejo ("y llorará en las tejas un pájaro
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salvaje", de "Idilio muerto"; "la soledad, la lluvia, los caminos", de "Piedra negra sobre una piedra blanca"), el de Jorge Manrique ("verdura de las eras") y la "Marcha triunfal" de Rubén Darío, entre otros, los versos del poeta van trenzando una poética Memoria del flam enco, en clara correlación con su ensayo fundamental sobre el tema, así como con otros trabajos suyos sobre esta materia, con coplas flamencas anónimas que se integran en un discurso poético polifónico: Veinticinco calabozos tiene la cárcel de Utrera . Veinticuatro he recorrido y el más oscuro me queda. ***
¡Qué quieres que tenga! Que me han dicho que a tu cuerpo se lo va a comer la tierra. ***
Mira si soy desgracia o que estoy deseando morirme pa dormir bajo techao.
"Ante tu trono me presento", en un sentido semejante, recrea el contexto imaginado en que Bach creó su última obra, tal como recoge el testimonio de Ana Magdalena. Las referencias podrían m ultiplicarse, pues no faltan en los poemas de Libro de fami Lia. Pero lo destacable es que, a diferencia del uso de ese juego intertextual que realizan otros poetas en su s versos, y que transforman el texto poético en un diálogo polifónico, en un pastiche, en los poemas de Félix Grande esas referencias cobran el "aire de familia" que posee el . libro en su conjunto; son referencias culturales asumidas, vividas, que resultan
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tan familiares en sus versos como las referencias a su mujer, la poeta Francisca Aguirre, a su hija Guadalupe, a su madre María Lara Pradillos, a su padre, a sus hermanos, a su suegro el pintor Lorenzo Aguirre o a sí mismo. Todos ellos ocupan en Libro de familia un espacio común, compartido y doméstico, familiar, en el que conviven en el espacio de la escritura para el sujeto poético a imagen de como conviven en el espacio de la vida para el sujeto civil. Porque, del mismo modo que todo arte auténtico remite a un origen colectivo y popular ("nace en una fuente remota del sentir colectivo") y por lo tanto vital, si algo apunta Libro de familia es justamente a esa continuidad de vida y cultura, a esa integración de lo cultural, despojado de cualquier concepción elitista, como conformación del vivir, de la existencia, que comprende simultáneamente una superación, de raíz orteguiana seguramente, del divorcio entre conciencia y vida. No creo muy desacertado decir que Libro de familia surge, en este sentido, como un desarrollo poético de la razón vital orteguiana o, en otros términos, como un desarrollo poético de una conciencia plena, exultante y dolorida, de la existencia. Pero Libro de familia alude también a una expresión lexicalizada, a un documento civil que acredita la relación de parentesco entre una pareja o entre padres e hijos, en el que se anotan nacimientos y defunciones, separaciones y divorcios. En consecuencia, alude simbólicamente no solo a la vinculación genealógica, sino también a la raíz común de un lenguaje compartido por una comunidad, que apunta a una referencialidad histórica y a una estructura social común; revela, por otro lado, el carácter último de poesía civil que caracteriza al libro en su conjunto, más allá de los límites estrictos de cualquier modalidad del realismo
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social, y subraya en última instancia la labor de la poesía en el proceso de reapropiación del lenguaje del poder, en un doble estrato de deslexicalización de las estructuras del lenguaje y resemantización de sus contenidos. En fin, subvierte el orden establecido del discurso y, en consecuencia, el modelo de poder que ese discurso vehicula. En este sentido ha de entenderse también la fusión de diversos estratos lingüísticos, procedentes de diversas voces enunciativas, que otorgan simultáneamente una dimensión coral y un sentido colectivo al libro, y propician una desestabilización del discurso monológico de poder. Los poemas de Libro de familia se estructuran en torno a una serie de tensiones resueltas en el proceso de escritura, que subyacen en la raíz última del poemario. Puede percibirse, así, una tensión temporal entre pasado y presente,
que se resuelve en una continuidad, manifiesta en constantes yuxtaposiciones temporales, desdoblamientos de la voz enunciativa, de los personajes, alusiones históricas traídas al présente, referentes cronológicos que se actualizan en la escritura y que muestran toda una escenografía del tiempo en el teatro del texto. La concepción macha diana de la t~mporali dad, "las cuatro palabras más profundas / del lenguaje" (p. 21), "hoyes siempre todavía", no solo estructura como un Leitmotiv reiterado la dimensión narrativa del libro y su carácter unitario, sino que fundamenta la concepción circular del conjunto, que revierte, en última instancia, a la unidad armónica del cosmos que evoca en un proceso reintegrador, donde resuena la concepción pitagórica del modernismo, pero también la concepción temporal bergsoniana, actualizadas por el poeta sevillano. Prieto de Paula ha seña-
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lad o que h ay una "idea de continuidad comp asiva y armónica [que] confiere unidad al lib ro, donde las desgracias de la in fancia (guerra, represión, miseria, miedo) abonan el arrabal de senectud". Y efectivamente, si el lib ro comienza con un diálogo, gracias al desdoblamiento del yo poético ("hijopaterno de mí"), entre "yo aquí en tu infancia y tú allá en mi posguerra", concluye con un d iálogo semejante ("Hijoparterno de mí") con el "niño padre de mi vida". El proceso que aúna en estructura circular comienzo y fin recoge en su interior los miedos de un tiempo de miseria, los temores del niño ante un futuro que se encargará de negarlos, las alegrías y los desengaños, pero, sobre todo, un sentimiento compasivo, una consolación de la vejez, que impele a la celebración de la vida (el gran "premio"), "desapénate", a la expresión de la gratitud ("con gratitud innumerable") y al "abrazo" último del tiempo, reintegración de pasado y presente en la perpetuidad de la especie, que se cierra frente a la "intemperie" de la incertidumbre y el miedo, como arma de dominación de los poderosos frente a los humillados: Se acabó, niño padre de mi vida. Se acabó para siempre el miedo al miedo. Tu espantosa inocencia es mi coraje. Mi abrazo a tu intemperie es ya mi honor. Mi vejez lenta es tu cinema tógrafo y mi alegría final es tu palacio. (p. 141) El "abrazo", así, es compasión frente al miedo d e la "intemperie"; es reintegración y unidad, fraternidad y armonía, sin negar el decurso d e la Historia, sin cuestionar la temporalidad en su propio fluir, en su propio discurrir que conforma el relato de la existencia; apunta también a la pervivencia de la Especie, a la continuidad genealógica, que aúna principio y fin del universo, la perpetuidad que se
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conforma en la fraternidad solidaria, y que celebra el triunfo último de los humillados, de los desheredados de la Historia, esa mayoría silenciosa que construye el tiempo histórico en su continuidad más allá de los grandes acontecimientos. Esa tensión temporal se resuelve también en la propia narratividad del texto, que traspone el relato biográfico en el sentido apuntado anteriormente, y que rompe la linealidad de una temporalidad cartesiana, que revela una ca usalidad última, mediante procesos de sincopación, elipsis y yuxtaposición, que hacen un presente duradero de la discursividad temporal. Y esto no solo acontece en el diálogo del anciano y el niño, a través del desdoblamiento del yo poético, sino también, por ejemplo, en "el medio siglo" de convivencia que se condensa en las evocaciones de los versos de "Polifónica tarde a tiempo en niebla", "Péndulo santo" o "Esta vejez", manifiesto en un diálogo implícito con la "novia de amor" y la mujer ya "viejita", o en esos saltos temporales que permiten nuevos procesos de desdoblamiento y que facilitan un discurso confesional, un diálogo imposible que solo puede existir en el espacio del poema, como en "El madrigal del odio muerto", donde el referente genérico alude a una dimensión etimológica ("madrigal" -"madre"). Todo ello hace que "el tiempo, que fue ininteligible, / por fin es misterioso" (p. 30), que "por fin lo que fue estrépito es ya misterio" (p. 47). El milagro de la poesía es, así, el espacio en que se indaga el misterio del tiempo, que no se disuelve, sino que se ahonda, se hace más profundo. El relato del discurso biográfico-temporal rompe, así, la linealidad integrando planos discursivos diferentes que completan y complementan la narración como un discurso polifónico (son distintas voces las que
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Tomelloso. Félix Grande en el colegio público que lleva su nombre, con varios alumnos.
narran), poliédrico (lo hacen desde distintas perspectivas) y polimórfico (incorporan diversas formas de escritura: prosa, verso, discurso referido, etc.). Así, dentro de esa compleja construcción narrativa, que conforma el discurso biográfico, debe entenderse el apartado final del libro, "La letra pequeña", no como un mero apéndice contextual añadido a los textos centrales que conforman Libro de familia, sino como un plano más del relato que complica y completa el discurso narrativo que teje el libro y que ubica el conjunto en un estrato diferente, en ese límite difícil de discernir entre la ficción y la realidad, donde se construye lo verosímil, que es la categoría última de la literatura, y que nos revela su íntima verdad.
Tal como muestra Libro de familia a cada momento, la poesía es un proceso de indagación en el misterio del tiempo que nos muestra la perpetuidad de lo efímero, la permanencia del presente, la duración del pasado ("Metamorfosis de la duración", se lee en "Esta vejez"); "hoyes siempre todavía", como quería Machado, o "la intersección de la intemporalidad con el tiempo", .como escribiría T. S. Eliot. La imagen poética consigue aunar ese cruce de la intemporalidad con el tiempo, de lo efímero y la eternidad, y manifiesta, por otro lado, un elemento de tensión con el tejido narrativo del discurso vitalista como bio-grafía. La rica imaginación metafórica de la poesía de Félix Grande, que enlaza con la tradición lorquiana, vallejia-
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na y nerudiana, señala un punto de tensión con la narratividad que rige su disc~rso poético, en su carácter biográfico; si la imagen tiende a la síncopa, a la fusión de contrarios, a la sincronía, la narratividad señala un carácter discursivo, sintagmático y necesariamente temporal. La fusión de ambos elementos tiene como resultado una dicción original en la que el relato se trufa de imágenes qu e indagan en lo ininteligible para constatar el misterio y ahondarlo. Las cadenas de iinágenes desatan y desarrollan un discurso paralelo, un relato complementario al que muestra la narración de lo hecho; discursos que se anudan tejiendo una narración compleja del relato de la vida. ASÍ, por ejemplo, los recuerdos e convierten en "Esta vejez" en Aquello animalitos resurrectos, roedores medrosos y altaneros, agazapados en su fra gilidad irresistible, ahora miran sin ver, chillan sin voz, se desesperan lejos, cerca, se caen de la corona del silencio.
Esa capacidad imaginativa se desarrolla a cada momento en estructuras metafóricas, que cuestionan la dimensión racionalista del discurso, como "la harina del desconsu elo", "el interruptor de la bombilla de la Historia", "el abanico d el arrepentimiento", "el lenguaje: la cuantiosa / sartén sagrada que alimenta a todos: / la amanecida cena de la tribu", etc. Las imágenes sonámbulas y las metáforas de raigambre surreal construyen un discurso paralelo al que desarrolla el relato biográfico, iluminan el decurso biográfico con una luz nueva y plantean un relato d e la realidad diferente del establecido. En otras ocasiones, la cita más o menos encub ierta sirve para componer una imagen radicalmente no-
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vedosa, y, aSÍ, el "tuércele el cuello al cisne" del poeta mexicano Enrique González Martínez se transforma en "Yeros" en "torciendo el cue1l0 a la puta posguerra" . La propia elaboración imaginística sirve para construir correlatos simbólicos, como en "Yeros", donde la casa familiar se identifica con la planta herbácea que da título al poema. Allí mismo, en los versos iniciales, puede verse el proceso metaforiza dar de la poesía de Félix Grande, que hace arrancar el poema con dos metáforas d e identidad, que acentúan su sentido sonámbulo al yuxtaponerse los distintos planos referenciales: Lejana y blanca casa. Plectro de mi niñez. Sol sostenido. Arpillera de luz ...
En otros casos, donde resuena el eco vallejiano, puede ser un solo adjetivo el que otorgue una dimensión fantástica en el verso: "prehistoria de tus lágrimas sirocas: / galernas muchas y ovaciones pocas"; "la madre ritomella y lázara perpetua", etc. Otros recursos apuntan a esa tensión temporal en que indaga la poesía de Félix Grande, a esa intersección de lo intemporal con el tiempo, a esa conciencia de la ·perpetuidad de lo efímero. No son, en este sentido, extrañas en Libro de familia las figuras de repetición que apuntan justamente a esa anulación del tiempo en el tiempo, y que van tejiendo un discurso salmódico muchas veces, mediante estructuras anafóricas, paralelísticas, enumerativas, etc., que acumulan elementos y cuestionan, desde su propia temporaliq.ad, la dimensión narrativa del relato, otorgándole una dimensión diferente. ASÍ, por ejemplo, varias secciones de "El madrigal del odio muerto" se construyen a partir de estructuras reiterativas que
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marcan un proceso enumerativo-acumulativo y suspenden, en su propia temporalidad, el discurso temporal, evocando en algún momento las letanías marianas: Oh mfldre alucinada, oh madre medio loca, [princesilla del martirio, emperatriz del pánico, [sacerdotisa de la calamidad, hormiguita cargada con la [piedra del miedo wuversal del mundo ...
o en "Péndulo santo", donde se repite en estructura catafórica: De cana en cana medio siglo. De borrasca en borrasca medio siglo. De siglo en siglo de dolor medio siglo. La yel del mundo con su medio siglo [ ... ]
En otros casos, como en una de las secciones de "Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida", esa tensión temporal se resuelve mediante un monólogo dramático alucinado, puesto en boca de la madre del poeta, Ana Ruiz, a la salida de España hacia Collioure, en que la ausencia de signos de puntuación acentúa el carácter sincopado del relato, la acumulación de imágenes, de recuerdos, con técnica próxima al stream. of consciousness, con una fluencia continua de pensamientos, imágenes, sensaciones y recuerdos, que muestran el discurrir de la conciencia personal por un tiempo que se hace presente en el relato: ... adivina mjo mío adivinanza antOluo nos tenemos que ir a sevilla y manuel? jesús qué frío dile que venga ve a por él porque tu padre me va a pedir en matrimonio me ha dicho una vecina la gertrudi huy qué frío que se ha ido a puertorrico por cosa de trabajo
La estructura temporal del discurso poético en Libro de familia, en esa tensión entre presente y pasado, entre fluencia y permanencia, entre lo efímero y lo eterno, etc., se fortalece a través de diversas reiteraciones que abarcan desde los ritmos poéticos más diversos (no solo en las estructuras salmódicas apuntadas, sino también en formas tradicionales, y en una riqueza de metros y formas inusual) hasta las repeticismes que funcionan como Leitmotiv de un poema, casi a modo de estribillo, o del libro en su conjunto. "Desapénate" repite el narrador poético al yo de su infancia, como si se tratara de un estribillo o de un mantra en "Grupo escolar"; la frase de Ana Ruiz "¿Llegaremos pronto a Sevilla?" se convierte en Leitmotiv del poema "Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida"; y el lema machadiano "hoyes siempre todavía" aparece 'omo un Leit111.otiv a lo largo de todo el ¡jl]ro, desde el poema inicial, "Grupo escolar" ("Te lo digo / en secreto: hoyes siempre todavía. Sss ... "), hasta aquellos poemas que tienen como protagonista a la figura del poeta sevillano ("Péndulo santo" y ." Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida"). Si a estos motivos se unen los personajes recurrentes que aparecen a lo largo del libro, comprobaremos que la estructura de Libro de familia potencia su unidad desde un plano temporal y desde un plano actanciat dotando a la recurrencia de un carácter esencial de la escritura poética de este libro, que redunda en" la indé;lgación del tiempo y la memoria como elemento central. En ese proceso de indagación del misterio del tiempo que nos hace en nuestra vida, que constituye nuestra existencia, Libro de familia lleva a cabo un profundo ejercicio de comprensión, un intento de ahondar en el misterio de la existencia que no se desvela, sino que se presenta en su
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propio enigma. Todo Libro de familia puede enfenderse como un ejercicio de comprensión, a través del tiempo, del sentido de la existencia; un ejercicio también de adquisición de la conciencia de vivir, de ' la conciencia del dolor de estar vivos que es al mismo tiempo motivo de la alegría de la existencia, pues, al fin y al cabo, tal como se lee en "Esta vejez", "en ese dolor / estaremos resucitando para todo tu siempre". y ese ejercicio de comprensión, que revela la voluntad cognoscitiva de la poesía de Félix Grande, de un modo distinto al de otros coetáneos suyos, va a mostrar una raigambre telúrica en la vida de la especie (el "alborozo genealógico" de que se habla en los poemas) y una consecuencia compasiva. "Este muchacho / escribe levitando debajo d e la tierra", se lee en "Polifónica tarde a temp o en niebla", refiriéndose el p oeta a sí mismo en su juventud, a sus primeros ejercicios poéticos. Efectivamente, esa paradoja ("levitando debajo de la tierra") explica perfectamente el sentido de su poesía: la voluntad indagadora en lo telúrico, el ahondamiento en el misterio de la existencia, de la vida arraigada a un espacio y a un tiempo concretos, pero también a una genealogía, a una "familia", a una colectividad, la elevación de aquello que nos ata a la tierra a categoría poética. "Levitar debajo de la tierra" es el sentido último de la poesía de Félix Grande, que lo entronca con la poesía de César Vallejo ("Me debe a mí unos gramos. Una fanega / al capitán César Vallejo"), pero también con la de Luis Rosales, entre otros autores, en esa voluntad de hacer una poesía decididamente humana, en el sentido que le daba el poeta peruano en sus Poemas humanos, una poesía que indaga en el misterio de la existencia, la raíz última de lo humano, una poesía telúrica, enraizada y arraigada (familia y tierra son dos ejes centrales de la escritura, y la conciencia cósmica que de
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ello deriva, que nada tiene que ver con el tema de Dios) en un sentido diferente al que otorgó la crítica al concepto acuñado por Dámaso Alonso. Pero comprensión es también, en Libro defa milia, compasión. Comprender implica entender los motivos del otro y padecer con él; comprender el sentido de su existencia es compartir su sufrimiento, entender la raíz de una humanidad compartida, compadecer, padecer con el otro. Todo ello implica una dimensión dialógica, una voluntad de diálogo con el otro, de raíz mdudablemente machadiana, que se explicita en la escenificación de diversos desdoblamientos, monólogos dramáticos, etc. Hay un esfuerzo por comprender a lo largo Q.e todo Libro de familia: comprender los temores del niño a través de los ojos del adulto, comprender el sentido de la enfermedad, comprender el tiempo, comprender incluso la raíz del odio callado, de la ven ganza, de la crueldad, de la humillación ... En definitiva, se trata de comprender el misterio de la existencia a través del tiempo, histórico y p ersonal, individual y colectivo, con todas las complejidades de su acaecer; un intento de comprensión que supera todo dogmatismo, y que, en consecuencia, en su dimensión compasiva, supera el odio y la venganza, para materializar el "nudo de perdón ", la "gratitud" y sus consecuencias últimas, la humildad de la existencia y la serenidad ante la muerte ("la vejez / las aventuras de la serenidad / las naranjas de la inocencia"). El propio poeta lo ha declarado en una entrevista con motivo de la aparición de su libro: Estoy viviendo mi vejez con una gran serenidad que ni siquiera imaginé que iba a tenerla al final de la vida. Y con esa serenidad es con la que posiblemente se ha constituido dentro de mi conciencia la necesidad de mostrar por escrito mi grati-
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tud a todas estas criaturas genéticas que me han acompañado y me han consolado durante tantísimo tiempo. Pero esto, que puede ser parte de una despedida, sin embargo lo he escrito con equilibrio, con serenidad y hasta con mucha alegría.
Ese ejercicio de comprensión, ese esfuerzo por entender al otro y a sí mismo como otro, lo que justifica los diversos desdoblamientos, facilita en el espacio del poema encuentros imposibles a través de un tiempo que pierde toda linealidad, un
tiempo que se muestra curvo y que facilita el diálogo entre vivos y muertos, entre el mismo personaje en edades diferentes, e incluso con personajes históricos. Ese ejercicio de comprensión estructura el conjunto de Libro de familia. "Grupo escolar", por ejemplo, muestra ese esfuerzo por comprender los miedos del niño en la inmediata posguerra por parte del adulto que ya en la vejez, contemplando el decurso de la vida, da por superados aquellos temores que no se cumplieron, y facilita el diálogo entre los dos tiempos del yo. Pero la mirada que
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formaliza el sujeto poético en el texto no es irónica ni desengañada, lo que implicaría Wla superioridad moral · que no lo conforma, sino entrañada, comprensiva y compasiva, integradora; pues quien pre~ta "¿No te das cuenta, desapénate?", implora para sí mismo la calma que él impone, con eco baudelaireano: Cálmate. Cálmame. Danos por fin [la paz que necesitas para envejecer despacito y morir [sonriendo, hijo mío, mi infancia, fila dos desde [abajo allá en el fondo, acá en el fondo ...
y es ese ejercicio de comprensióncom p asión el que cierra e1 libro en un ejercicio de confesión y de misericordia, de p iedad y de perdón, que es el que teje en "abrazo" simbólico "Hijo paterno de m í" : Me voy a confesar de mí contigo . Me voy a perdonar con tu perdón. Hijo: he pecado. Compasióname. Misericórdiame . .. .Durante [muchos años, fui forajido de mi infancia: tuve miedo de ti: de tu rotundidez.
y concluye el poema con una semejj<;m:ft:e imagen integradora, el encuentro ~ del yo con sigo mismo y la abso~ del pecado, el p erdón y la miseri~dia como modos de reintegración, y su ~ $imbólíco en el llanto: lD.!\l:ffie- la mano y un abrazo, padre. d\lmJOO, Vamos los d os. Vamos por [fin ~ uno solo junto.
[......] ~ ~ <w~güences, hijo: yo también ~ ~~ m:ímw ganas de llorar.
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Un ejercICIO semejante de comprensión y compasión con respecto a la figura de la madre se produce en "El madrigal del odio muerto": "no quiero morirme sin explicarte cuánto te he querido / chapoteando en aquel charco de odio". Y ese esfuerzo por" explicarte" la pregunta central del poema, "¿En dónde nace el odio, madre?", es un esfuerzo, mediante un diálogo imposible, pues se dialoga con la madre muerta, por "explicarme", un ejercicio de autoindagación, de conocimiento, con una dimensión netamente psicoanalítica, que halla su superación en el proceso de escritura. Como en los poemas comentados, en este también el ejercicio de comprensión acaba culminando en Wl proceso compasivo de reintegración, como signo de fusión, de indulgencia y de perdón, que adquiere una dimensión cósmica: Al fin por fin sin fin ya soy tu hijo. Juntos al fin tu luz materna y mi [resplandor de vivir, juntos tus dos pezones y mis encías [de leche, juntos tus huesos muertos y mis [dientes postizos, juntos desde tu parto hasta mis [canas, . juntos y laras, apellidados, [genealógicos, . jiuHos en la familia descomunal, [prehomínida, primate, juntos de la ,caverna al rascacielos, juntos sacando con los dedos i [la cuenta de los siglos: juntos sorbiendo Tiempo en este [colosal calendario del mundo.
y el abrazo simbólico aparece de nuevo como símbolo reintegrador de una realidad dispersa en la estela de un tiempo curvilíneo: "abrazadito innumerable a ti / como el planeta Tierra es abrazado / por la ley de la gravedad" . La madre acaba con-
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virtiéndose en madre arquetípica, signo del "pálpito genealógico", del origen del universo, "que se abre en el Espacio para parir los astros". Yen ese sentido de reintegración cósmica, la vida y la muerte ya no son contrarios, sino caras de una misma moneda ("He visto la bisagra de la vida y la muerte"), caras distintas en el eje del tiempo absoluto que apuntan a un renacimiento constante, a una continuidad genealógica en el seno de la Especie. Así, la nana y la elegía funeral se funden en los últimos versos, en una actualización del tópico barroco cuna / sepultura: Adiós, María. Descansa. La tierra, el tiempo y yo somos [tu cuna. Duérmete, ea. A la nana nanita del cementerio una muerta y un viejo en asamblea. Por fin lo que fue estrépito es [ya misterio. Duerme, mi niña, ea. "El desterrado del Espasa" escenifica de nuevo un diálogo imaginario, que solo puede acontecer en el texto poético en ésa curvatura del tiempo que ejercita la escritura, entre el yo poético y la figura del pintor Lorenzo Aguirre, ejecutado por garrote vil en 1942, a quien viene a pedirle la mano de su hija, Francisca Aguirre. El diálogo subraya la continuidad de la vida en la herencia genealógica ("La vida sigue, don Lorenzo. A Paquita y a mí / nos nació Guadalupe"), pero es también un esfuerzo de comprensión de la condena de su suegro: ¿A cuento de qué lo ejecutaron? ¿Exterminaban en el pintor Lorenzo Aguirre a la Institución Libre de Enseñanza, [a la República,
a las pajaritas de papel que [Miguel de Unamuno le enseñó a usted a manufacturar con las uñas pulgares y con un alfiler? ¿A cuento de qué lo mataron a usted, a tres [años de acabada la guerra? ¿Qué ganaron con [ese crimen? ¿Qué disfrute obtuvieron con toda [una familia de dolor? ¿y a qué venía la ord_en de retirar su nombre [del Espasa? "El desterrado del Espasa" muestra así otra veta de la indagacÍón temporal y existencial, del ejercicio de comprensión que lleva a cabo la poesía de Félix Grande y que se manifiesta en los textos de Libro de familia: comprender la propia vida implica indagar en el tiempo en que esta acontece y ese tiempo no es solo personal e individual, sino también colectivo e histórico. De esta manera, el esfuerzo de comprensión vital y temporal' adquiere una clara dimensión histórica, de la que surge una conciencia crítica: comprender quién se es a lo largo del tiempo de la existencia implica indagar en el misterio del tiempo histórico, intentar comprender el sentido de la Historia en que nuestra existencia se desarrolla y que ella misma conforma. Dentro de la dimensión civil que se ha apuntado, Libro de familia indaga en el misterio del tiempo histórico, no solo de la guerra civil y la posguerra, sino también del presente, y del modelo cultural supendido con el golpe de estado de 1936. De este modo, Antonio Machado se convierte en símbolo ético y esté tico de una época abolida, lo mismo que la ejecución de Lorenzo Aguirre era el intento de exterminar, a través de su persona, el modelo institucionista que él representaba. Esa indagación en el tiempo histórico a la búsqueda de una respuesta a la pregunta esencial que se for-
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mula en "Yeros", "¡También fuimos felices?", implica también el esfuerzo de comprensión de toda una educación sentimental en la posguerra y el intento de desmontaje de un tiempo que constituye una anomalía histórica, a la búsqueda de la continuidad de la "democracia" ("Péndulo santo"). Los miedos y temores, la raíz última de la infelicidad de una infancia y una juventud en tiempos de la miseria de posguerra, se encuentran así en ese tiempo histórico y en el sistema dictatorial que lo sustentó. El proceso de reintegración armónica que sustenta a lo largo de su escritura Libro de familia conlleva, por lo tanto, un proceso de reintegración histórica que asuma la anomalía de un tiempo histórico desafecto, desde un presente superador. En este sentido, los desdoblamientos temporales, la polifonía de voces que se hacen presentes en el texto, atienden a una consecuencia de signo bien distinto, puesto que facilitan el encuentro imposible, el desarrollo de las acciones truncadas por la Historia y, en consecuencia, rehabilitan la memoria de los derrotados y restablecen la Historia. Una H istoria que ya no es la de la grandilocuencia de la estética fascista, sino la historia menesterosa de las clases humilladas, aquellas que mantienen la voz original de la especie, "la inocencia arcaica", en "Criatura de dolor", aquella que busca su estilo en "ese dactilar cósmico que llaman sencillez" ("Péndulo santo"); la voz auténtica de los humillados de la Historia, de la "tribu remota", que se halla en "los genitales del Lenguaje" ("Esta vejez") . Tal como leemos en "Criatura de dolor", invertidos los términos del discurso evangélico: En el principio fue la angustia, la humillación, el miedo, el hambre, la corral a, el monte, las rejas.
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De este modo, cobra nuevo sentido el papel social que Mallarmé adscribía al poeta moderno en "Le tombeau d'Edgar Poe" ("Donner un sens plus pul" aux mots de la tribu"); dar un sentido más puro a las palabras de la tribu implica buscar ese "vagido original del Universo", que decía Huidobro, en que la voz colectiva de los humillados expresó por vez primera la "fraternidad" y su signo de compasión, la "piedad". La reintegración personal que acontece en la curvatura del tiempo mediante el encuentro del yo consigo mismo a lo largo de los años da paso a la reintegración colectiva, familiar e histórica, en la fraternidad humilde que manifiesta su indulgencia ante un tiempo histórico siempre desafecto y apunta a una continuidad genealógica en la especie; impulsa, por último, una armonía cósmica re integradora y universal, manifiesta en el abrazo simbólico, en la "bisagra de la vida y la muerte", símbolo de dualidad como "las bisagras de agua del calendario eterno" ("Esta vejez"). "¿No ves cómo se abren / ventanas, puertas, manos ... cómo / el día y la noche se besan en la boca universal?", pregunta el yo poético de "Grupo escolar". Libro de familia celebra esa armonía reintegradora, más allá de la crítica implícita a los elementos disgregadores, desde la serenidad de la contemplación de una vida vivida con conciencia plena, de un tiempo asumido en su complejidad y de la comprensión que deviene de "contemplar el hermoso abismo de la vida": Por entre el lujo incógnito de medio siglo [de vivir ha ido llegando a casa la multitud [indescifrable: canas, arrugas, dietas, achaques: la vejez, el tragaluz por donde nos es dado ~ontemplar el hermoso abismo de la vida.
CRÍTICAS Y RESEÑAS DE LIBROS
Víctor Alperi, escritor.
Ensayo. M: del Carmen Bobes. Cosme Medina
Hombre en la niebla .
Poesía. Jesús Bernal.
Memorias del segundo exilio español. Ensayo. Víctor Fuentes.
Manuel Quiroga Clérigo Eugenio Suárez-Galbán
Narradores en el umbral.
Ensayo. Francisco Morales Lomas. Antonio Garda Velasco
Pleamar.
Narrativa. Sabas Martín.
Océano Atlántico.
Narrativa. Ángel Las Navas Pagán. Francisco Ruiz de la Cuesta
Chiara Vitalone
CARMEN BANDRÉS SÁNCHEZ-CRUZAT
NATALIA CARBAJOSA
JOSEP CARLES CLEMENTE
M: LOURDES FERNÁNDEZ MARTÍNEZ/EULALIA LUNA TORTONDA
DAVID FERNÁNDEZ RIvERA
JULIAN GRANADO
FERNANDO GuzMÁN SIMÓN
ROSA MOLINA
JOSÉ ÁNGEL ORDIZ
MANUEL SENRA
FIDEL VELA
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CENTRO ESPAÑOL DE DERECHOS REPROGRÁFICOS
Víctor Alperi, escritor Libro de María del Carmen Bobes Naves
COSME MEDINA
KRK EDICIONES. Oviedo, 2012
Nació en Oviedo, ciudad en la que reside. Es catedrática emérita de la Universidad de Oviedo, después de pasar por las universidades de Zaragoza y Santiago de Compostela; introductora en España de la semiología literaria; profesora en Lugano, Suiza, y profesora invitada en muchas e importantes universidades: Burdeos, Montreal, El Cairo, Braga, Madrid, etc. Es también profesora de cursos de verano en Oviedo, Santander,
Salamanca, El Escorial, etc.; medalla de Plata de Asturias, medalla de honor de la Universidad Menéndez y Pelayo, premio Eduardo Benot al rigor científico universitario y medalla y miembro de honor de la Fundación Dolores Medio. La lista de sus obras es larga y mayor la de sus artículos y breves estudios publicados en revistas especializadas de España y del extranjero. Ha sido traducida a diferentes idiomas y su obra estudiada por miles de profesores y alumnos.
La figura de Víctor Alperi es para mí referencia absoluta. Lo es por su valía y entidad profesional, que tanto admiro, pero también desde un punto de vista ético por su valentía y compromiso, por su insobornable lucha a favor de cultura, rehuyendo en todo momen-
to del beneficio personal, buscando siempre sumar y aportar, en una batalla continua en la que siempre aparecen nuevas fronteras que conquistar. La enorme talla moral de Víctor Alperi se ha visto acrecentada por la independencia absoluta que ha demostrado a lo
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Víctor AIperi, escritor
largo de toda su vida. Indudablemente ha pagado un precio por ello. Sin embargo, mereció la pena. Ha sabido transitar por encima de la mediocridad imperante, del amiguismo político y adulador que todo lo acaba enfangando . .Su figura se erige, en este sentido, libre y sin ataduras, como ejemplo íntegro que brilla por la entidad y calidad de sus obras.
El trabajo de Carmen Bobes es apasionante, tanto en el fondo como en la forma. Escrito con magisterio, se lee con fruición desde la primera línea y, a través del mismo, va trazando con talento y precisión técnica la semblanza de un escritor total. Un autor que ha contribuido a la renovación de la novela española, siendo, en muchas ocasiones, avanzado a su tiempo. Carmen Bobes analiza de forma exhaustiva
algunas de las principales obras de Alperi, lo hace desde el convencimiento, haciendo gala de una autoridad meridiana por su estricto rigór científico. Vamos así transitando por el inmenso caudal lírico que atesoran las novelas de Alperi, por sus personajes, unos divertidos, otros atrabiliarios, otros destrozados por el devenir de la existencia. Lo hacemos a través de un uso del español impecable, que Bobes compara, entre los escritores asturianos, con el de Pérez de Ayala. Aunque el foco se centra en la novela, no se deja de lado el caudaloso río de la escritura de Alperi, que abarca libros de viajes, diarios, ensayos de arte y religiosos, miles de artículos en periódicos y revistas, sus esenciales trabajos sobre gastronomía, de crítica literaria y tantos y tantos canales de expresión que confluyen en una personalidad literaria única, en uno de los nombres esenciales de la cultura asturiana desde hace décadas.
OBRAS DE VÍ~TOR ALPERI EN
KRK
EDICIONES
Peregrino en Malta. Mieres, sinfonía de los valles. Una pasión literaria. Vida y obra de José Manuel Parrilla. España, un corazón desnudo. El destino no estaba en las cartas. Sagrada Galicia. La luz de Tánger. Homenaje a Asturias. Los días y las sombras o el final de un siglo. Ruta de Oro, caminos de plata.
Como editor: Dolores Medio (1911-1996). Libro del centenario: el principio de un final .
HOMBRE EN LA NI6BLA
Jesús Bernal: Bosques y cielos se diluyen en mz sangre Premio Adonáis 2011 con su libro Hombre en la niebla
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La colección Adonáis llega al número 627 y el premio Adonáis continúa su andadura. El poeta galardonado con el premio de 2011 es Jesús Bernal (Elche, 1976), ingeniero técnico en Informática, que regenta una librería virtual de libros antiguos y de ocasión en su ciudad natal. Su libro, Hombre en la niebla, es un aviso para navegantes en esta época de crisis amplia, de capital egoísta y de políticos efímeros y mentirosos. El hombre, protagonista y sujeto lacerado de esas crisis y herido por el inmenso latrocinio de multinacionales y bolsas de comercio, aparece como mísero ser olvidado por las delicias de la concordia prometida en antiguos paraísos, ya fueran terrenales o soviéticos. Ahí suele estar la labor del poeta, como inefable y necesario testigo de tanta injusticia. Pero si aún nos queda la naturaleza y los horizontes repletos de luz y de alegría, o sea, la vida, aunque nuestros ahorros hayan sido escondidos en el
MANUEL Q UIROGA CLÉRIGO
oscuro fondo de parlamentos y cajas fuertes, también nos suele quedar la esperanza, que se llama amor o que nos identifica con alguna primavera, tal vez inexistente. Bernal realizó estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Alicante y en la Federico II de Nápoles. Leemos: "Sediento, bebo el agua cristalina / que brota de la fuente. / Sé que, en cierta manera, / mi cuerpo es como un árbol/de estas montañas: bebo / y el mundo se hace savia / en las hondas raíces de mis venas. / Nubes y lagos, bosques / y cielos se diluyen en mi sangre", y así hasta esos dos versos: "Sé que, en cierta manera, / doy forma al Universo en cada trago" . Es el inicio del primer poema, "Manantial". En 34 poemas divididos en cuatro partes el mundo tiene color de ausencia. Con un estilo ameno, de cierta musicalidad y ritmo desasosegado, el poeta nos deja su visión dificílmente igualitaria, unas veces es amarga o de cierta tristeza y en
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Hom bre en la niebla
otras la luminosidad d e la mañana nos p ermite caminar por los abiertos espacios de la serenidad. "En mi mente, esa gota / se h a con vertid o en símbolo / d e todo lo qu e flu ye sin descanso, / de todo lo que fl u ye / -como la ida mism a- , inexorab le" son los últimos versos conten idos en "Cotp. de llu ia". Entretanto, la refle ión ha campado por las págin as del libro, dejando la imp erecedera huella de un trabajo refirlado, vitalista, con interesantes an otacion es personales, casi biográficas o al m en os cercanas a las inquietudes de su gen eración donde, efectivamente, la naturaleza se abre a todas las insinu aciones . El poema que da título al libro, exacto en su dimensión, mantiene la vap orosidad del viaje y el reflejo de la existencia irremediable: "Trenes desvanecidos / en medio de la nada, / oscuras construcciones, hierros, cables / y raíles sin vértice de fuga / componían aqu el paisaje extracto" . En los años 1974-1977 un p rofesor argentino, Julio Miljevic, p ublicó una colección de poemas, en edición n o venal, bajo la denominación "Lo mejor es ser álamo", con creaciones de p oetas hispanoamericanos entre los qu e recordamos al argentino Carlos Alberto Álvarez, la panameña Bertalicia Peralta, Mario Ribero de Colombia, Francisco Cervantes de México, el venezolano José Ramón Medina o el salva d oreñ o David Escobar Galindo. Otto Ren é Castillo, nacido en Quetzaltenango (G u atem ala), tras licenciarse en Letras p or la Universidad de Leipzig, regresó a su
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país. "Su poesía es parte de su vida combativa . Luchand o fu e cap turado y asesinado en 1967. Su cadáver corrió la suerte d el de Carda Lorca," . En su p oem a "Sabor a luto" leemos: "Si b esas a la luna, / que acaricia tu h ombro / pued e que un cuchillo / d e sal / n azca de madrugada / en tus p upilas" . Es es mundo destemplado y dramático el que nos h a recordado el libro d e Jesú s Bernal, parte d e una historia d e aquellos poetas americanos de len gua esp añola que, como el p oeta d e Elche, n os d ejaron la visión certera d e una em oción intensa, aquella en la cual el ser human o se sabe p arte d e un universo en evolución contraída, tal vez amenazado por esa niebla p erman ente que ni siquiera provien e d e la inexistente lluvia. Bernal se pregunta en "Oj os" : "¿Alguien intenta suplan tar tu imagen ? / ¿Eres tú / el hombre qu e está d entro d el espejo / o vas a ech arle un pulso a ese farsa nte / para ver qu ién sostien e / más tiem po la m ira d a? ". Efectiv amente, ha y una inm ensa claridad en esa p oesía am able y seren a, aunque el poeta sabe llevarnos a su espacio, a ese p aisaje d e p erman ente lu z qu e es el Mediterrán eo y su s alred edores, es decir, la inspiración y la alegría: "Tod o tien e su luz, su propia luz. / La cu alidad insólita d e un tiesto en la penumbra d el balcón / y la silla inmediata, / la absorta bicicleta, / los zap atos inmóviles, el limpio / silencio de la rop a" (es el comien zo d e "Oscuridad "). Ad em ás h ay mirlos, arboleda, adolescen cia, fl ores. Pese a todo, la claridad regresa.
Memorias del segundo exilio español (1954-2010) Víctor Fuentes
EUGENIO SUÁREZ-GALBÁN G UERRA
El mismo título de este último tomo de una trilogía encierra una doble intriga. La primera y más evidente desde ún primer vistazo es el concepto de segundo exilio, que aquí no podemos abordar, pero sí señalar que es aún una asignatura pendiente para la crítica. Sobra decir que casi cuarenta años de exilios, así, en plural, y varias generaciones literarias no se pueden despachar sin un trabajo extenso y detallado que tendría que plantear tales temas y problemas como la polémica del valor para la crítica literaria de ese fenómeno generacional, los casos que comparten exilio interior y exilio exterior (Antonio Ferres, por ejemplo) o las diferencias (sutiles o no) entre desterrados, transter;ados, emigrantes, exilados. La segunda intriga remite a los dos primeros tomos. Pues por "memorialista"! (13) que califique esta trilogía su autor, este mismo no
vacila en calificar de "novela" ahí mismo la primera entrega, titulada Morir en Isla Vista (1999). También la segunda entrega, Bio-grafía americana. Crónica de medio siglo (1956-2006), publicada .en 2008, resulta '''más acusadamente" novelesca, conforme ya señaló Jordi Gracia .2 Llámense autobiografías o memorias noveladas, autoficción, o como se quiera, en todo caso la conciencia del género autobiográfico que tiene Fuentes queda del todo clara en este tercer tomo . Pues tanto el pacto autobiográfico, tan determinante en este sentido para Lejeune, así como la polémica planteada por George Bernard Shaw hace años respecto a la imposible veracidad del género, quedan resueltos en el texto de Fuentes, mediante alusiones al tema y problema de la verdad autobiográfica como una que trasciende hechos. y datos, a la postre sometidos a esa otra
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Memorias del segundo exilio español (1954-2010)
verdad mayor que es la revelación del yo: "¿Conque escribes tu vida? Mentiras, mentiras, puras mentiras" (190), recuerda Fuentes las palabras de un viejo colega universitario, para retomar ese tema de la verdad autobiográfica en su mayor complejidad unas páginas después: 'I/Mentiras, puras mentiras', aunque otros podrían clamar 'Cobarde' o 'Pusilánime', '¿Por qué no cuentas la verdad?' Que lo juzguen la lectora y el lector" (212). He ahí la respuesta al cinismo de Shaw cuando afirmaba" All autobiographies are lies. 1 do not mean unconscious, unintentional lies; 1 mean delibera te lies" .3 Pero es que ya, desde "Breve presentación. Frente al Pacífico" al mismo principio del texto, ha dejado explícito Fuentes: "Busco la 'verdad', junto a quien me lea", para entonces acogerse a unos versos de Vicente Aleixandre que animan a una búsqueda del yo entre los otros, 'l/Oh desnúdate, y fúndete y reconócete" (14) . La cita de Aleixandre funde a su vez el género autobiográfico y el subgénero de memorias, con el resultado de hallarnos ante un texto que, en efecto, desnuda a su narrador y plasma su identidad mediante la simbiosis de lo externomemorístico y lo interno-individual. De suerte que el "Niño de la República" (19) que recuerda los indiscriminados bombardeos fascistas sobre Madrid (20) y Valencia (22); el joven que, sofocado por el exilio interior de la dictadura, se convertirá en un prófugo del servicio militar y un trotamundos -Francia, Venezuela, Nueva York, California-; el hombre al que le atormentan dudas sobre el comportamiento ideológico de su padre (34, 39), será el mismo narrador que también recordará el cruel destino a manos de milicianos republicanos que sufrieron unos primos (25); el mismo capaz de admirar a un fascista convencido como
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fue Ernesto Giménez Caballero (quien también sufrió un exilio interno tras la derrota de Hitler cuando Franco decidió marginarlo) por su actitud cordial hacia los alumnos del instituto, su visión abierta de la literatura que incluía -jen aquel entonces!- la escrita en catalán, valenciano, gallego, euskera, su adelanto a los estudios de cine, y la inclusión en su Historia de la literatura de escritores "malditos y prohibidos" del grupo republicano, sin olvidar, al reencontrar Fuentes dicha obra en la biblioteca universitaria donde entonces enseñaba, las palabras finales del sexto tomo publicado en 1952 que dedica Giménez Caballero a su generación, independientemente del bando político, con la esperanza de que los españoles logren en el futuro resolver diferencias sin necesidad de guerra (63-65); y, en fin, será el mismo capaz de comprender y perdonar cualquier debilidad del padre. Todo lo cual va revelando progresivamente una personalidad que imanta progresivamente a su vez determinados adjetivos para describir esa identidad y personalidad como la suma de experiencias existenciales y la respuesta interna, psicológica, individual, a ellas. Y lo cual representa para Roy Pascal, entre otros, el logro que mejor y más nítidamente responde al nombre y fin de la autobiografía como género literario. 4 Era casi inevitable que un catedrático de lengua y literatura españolas recordara a Torres Villarroel (14). Además de memorias, la Vida de Villarroel incorpora también el subgénero de apología y confesión para fraguar una autobiografía propiamente dicha como la que nos describió Pascal. La confesión puede discernirse fácilmente en un escrito autobiográfico que describa y enumere la actividad profesional, o de cualquier otra índole, en ese caso. Los que arguyen que toda autobiografía res-
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Víctor Fuentes
ponde inevitablemente también y en el fondo a una vanidad, o a un deseo de reconocimiento, suelen basarse precisamente en el elemento confesional. Tal vez el caso de Santa Teresa, "obligada" por su confesor a redactar su vida, podría considerarse la excepción que reafirma la regla, el antídoto perfecto a la autobiografía de su gran admiradora, Gertrude Stein, en su The Autobiography of Alice B. Toklas, ejemplo igualmente perfecto, pues, de ese egotismo y vanidad inevitables que en Stein sin duda alcanzan la categoría de egolatría. Pero tal vez también un análisis psiquiátrico por un profesional llegaría a negar esa excepción de la santa. En el caso de Torres, como en tantos, la apología desencadena una confesión que responde las más de las veces a dicho deseo de reconocimiento, el cual también puede responder, desde luego, a un complejo de inferioridad. 5 Pues bien: más allá de lo irremediablemente humano de ese impulso vanidoso, las Memorias de Fuentes carecen de la necesidad apologética, al menos en su sentido más conspicuo. Al contrario, dan la impresión sus Memorias de ser las de un hombre satisfecho, pero no vanamente complacido, de la vida que ha llevado. Habla de su actividad docente, sus publicaciones, incluso de un premio que le fue otorgado (238), pero prevalece siempre la lógica de contar una vida dedicada a la cultura sin necesidad de detenerse o regodearse en sus éxitos. Es más, suele terminar hablando más de otros que de sí. Y aunque todo esto suene a hagiografía, la naturalidad -tantas veces de carácter conversacional- con que cuenta su confesión laica ya de por sí desmiente cualquier oculta intención de falsa santidad o vanidad. La realidad es más bien que la ética es una constante en
estas Memorias, una actitud que prevalece sobre cualquier otra a la hora de afrontar la vida. En este sentido, las fotografías que acompañan el tomo resultan tremendamente reveladoras: solo una puede considerarse susceptible de algún reclamo de reconocimiento o alarde orgulloso: la que le muestra frente a un mural dando la mano a un homeless (174) . Toda vanidad, no obstante, queda eclipsada ahí por el compromiso social y la solidaridad con el prójimo que ha caracterizado su vida y que esa fotografía resume con lo que -sí- muy bien puede ser un orgullo merecido. Las fechas del título no se limitan a una simple cronología de los años de una vida humana. Tampoco el término memorias se limita a las relaciones exteriores con otros, sino que ambos casos se entrelazan con los acontecimientos históricos del momento, con frecuenci.', vistos desde los dos lados del Atlántico: estudios de posgrado con profesores del exilio republicano, visitas contrastantes a la España de la posguerra, españoles en Norteamérica, incluyendo el exilio, por supuesto, activismo universitariopolítico con grupos marginados -chicanos, negros, puertorriqueños- y un largo etcétera que aproximan estas Memorias al género de testimonio que surgió principalmente en la América Latina de los sesenta. Volvamos a las fotografías, a dos ahora: la del niño sonriente al principio del libro (16) y la del hombre maduro, igual de sonriente al final (244). Los setenta y pico de años que han pasado de la vida azarosa de un exilado no han logrado borrar esa sonrisa infantil que ha retenido una expresión de inocencia. La cual de alguna manera v u elve a reflejar. una predominante actitud ética ante la vida.
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Memorias del segundo exilio español (1954-2010)
CITAS 1 Víctor Fuentes: Mem orias del segundo exilio español. Madrid, Verbum, 2011, pág. 13. En adelante, citaremos las páginas en el texto entre paréntesis. 2 Jordi Gracia, Víctor Fuentes: Memorias del segundo exilio español, 1954-2010. "Babelia", El País (18-02-12), pág. 10. 3 Citado por Arthur Melville Clark: Autobiography. Its Genesis and Phases. Londres, The Folcroft Press, 1935, p ág. 14. Para Lejeune, véase Philippe Lejeune:' Le pacte
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autobiographique. París, Editions du Seuil, 1975, especialmente capítulo 1, "Le pacte autobiographique", págs. 13-46. 4 Roy Pascal: "What is autobiography", Design and Truth in Autobiography. Cambridge, Harvard University Press, 1960, págs . 1-20, y más en especial 8-11 . 5 En el capítulo 2, "La estructura autobiográfica de la Vida", de nuestro La Vida de Torres Villarroel: literatura antipicaresca, autobiografía burguesa. Chapel Hill, Estudios de Hispanófila, 1975, págs. 57-85, ya trazamos este proceso en Torres .
El crítico literario Francisco Morales Lomas
ANTONIO GARCÍA VELASCO
Morales Lomas es poeta, es narrador (novelista y autor de cuentos), dramaturgo y crítico literario. Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, miembro de la ACE, columnista de diferentes medios, perteneciente al consejo de redacción de varias revistas, además de catedrático de Lengua y Literaru.ra en un instituto de enseñanza secundaria y profesor asociado en la Universidad de Málaga. Con frecuencia sus artículos de crítica literaria aparecen en Papel Literario Digital y, aunque estos trabajos son la base de sus posteriores ensayos literarios, al quedar recogidos en libros alcanzan su verdadera dimensión. A modo de ejemplo de la labor crítica de Morales Lomas y a propósito de la publicación de Narradores en el umbral (Ensayos de narrativa contemporánea), nos ocupamos de explicar sus procedimientos críticos. Digamos antes que este libro se ha publicado, con la correspondiente subvención del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, por la Editorial Ánfora Nova, en su serie Ensayo. Consta de 96 páginas y la terminación de la impresión está fechada en Rute, 25 de abril de 2012.
Morales Lomas es un crítico exigente, riguroso, independiente. Por ello, precisamente, se ocupa de escritores que, como suele decirse, poseen un reconocido p "estigio y de otros que aún siguen haciendo su obra aunque esta ya haya obtenido sus premios y reconocimiento de la crítica. Así, el primer ensayo es La narrativa trascendente de José Saramago, al que siguen El reino de Celama de Luis Mateo Díez, Vida-amor-muerte en Antonio Muñoz Molina, La narrativa comprometida de Andrés Sorel, Salvador Compán o la iconografía estética, La narrativa constructivista de Isaac Rosa, La trilogía del Renacimiento de Campos Reina y La narrativa de Miguel Delibes, un acercamiento general. Si consideramos los diversos métodos críticos (histórico, sociológico, psicológico -los centrados en la actividad creadora-; temático, formalista, estilístico ~entrados en la obra creada-; dogmático, impresionista, revisionista, incluida su variante llamada crítica de la recepción ~entrados en la re\..[eación de la obra por parte del lector-), hemos de convenir que Morales Lomas se inclina, sobre todo, por una crítica temática, con apuntes estilísticos y toques de carácter impresionista. En ocasiones ilustra su acer-
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Narradores en el umbral
camiento al autor o a la obra comentada con una anécdota (caso destacado la coincidencia ton Saramago en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, en noviembre-diciembre de 1986), una referencia de carácter historicista o general o una introducción valorativa general. Con frecuencia, inserta citas con la opinión de otros autores, críticos, con los que se muestra en acuerdo. La relación entre la obra comentada y las de otros autores, aunque sin pedantería ni alardes de erudición, es otro rasgo destacado del crítico Morales Lomas, sin dejar en el olvido el gusto por los titulares sintéticos y expresivos. Pondremos ejemplos que ilustren estas afirmaciones. La crítica temática La crítica temática de Morales Lomas no
revela la trama novelesca, como corresponde a quienes no quieren restar lectores a la obra en cuestión. Aunque, ciertamente, las pinceladas sobre el argumento de las diferentes obras ocupan una parte muy considerable de sus comentarios. Veamos solo, no obstante, algunas pinceladas a modo de ejemplo. Cuando nos habla de El evangelio según Jesucristo, de Sararnago, nos refiere que la novela Comie~a con la descripción del cuadro en el que Jesús yace en la cruz y finaliza con la misma escena. Se sucede la vida de María,la crucifixión de José, la huida de casa de Jesús, el encuentro con el diablo (a quien· .5aramago llama Pastor), con Simón y Andrés, la vida sexual de Jesús y María de Magdala, así como múltiples milagros y situaciones muy conocidas: la multiplicación de los panes y los peces, las bodas de Caná, etc. En cambio, pasa de p untillas sobre sucesos que han sido ampliamen te relatados en el Nuevo Testamento.
Hablando de El reino de Celama, de Luis Mateo Díez, afirma:
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Conjunto de historias con la~· que pretende Mateo Díez ofrecer un cuadro cromático d e esa realidad llamad a Celama y sus protagonistas: el l;lUérfano Rapano a sus ocho años, la historia del alem án que cavó sesenta y seis pozos en Celama, el amor de Elirio y Vi~a ... el viejo Rivas (que invita a sus acreedores a comer lo único que le queda), la visita del ruso Boris, que le relata a la vieja Ercina que su hijo ha muerto en la guerra en los brazos de Ucrania, la historia de Belsita y Bruno el día de su casamiento, la del médico y la caída de la muela, la de la gallina y las dos familias enfrentadas ...
De La noche de los tiempos: Es una novela con densidad en la historia de Judith Biely e Ignacio Abel, en medio del m arasmo de los acontecimientos históricos que destrozan sus propios procesos vitales. [ ...] La guerra civil queda pespunteada con ligeros fragmentos. [ ...] Un personaje (Abel) que desde el principio se muestra decepcionado, conforme, indiferente, ensimismado.
Las guerras de Artemisa, de Andrés Sorel: Los p rotagonistas de esta novela [ ...] no son otros que el p ueblo cubano, el escritor y militar Manuel Ciges Aparicio y las tropas españolas en Cuba comandadas por el general Valeriana Weiler, en un marco temporat básicamente en el ocaso del siglo XIX, que en el últim o capítulo posee ramificaciones finales en tom o a julio de 1936, que tienen un profundo valor alegórico y el remate del ciclo novelesco.
Del otro libro comentado de Andrés Soret Apócrifo de Luis Cernuda, nos dice: [... ] no es una vida de Luis Cemuda al uso sino una "novelación" de ella, un proceso espurio de artificio necesario con el
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Francisco Morales Lomas
que el escritor "crea y recrea" con la suficiente libertad como para que exista un proceso narrativo-creativo propio, pero también para que aparezca pespunteada, en lo esencial,la vida del escritor: sus amigos, vivencias, viajes ... , y,lo que desde mi punto de vista es esencial en esta novela, sus sensaciones y pensamientos.
De Cuídate de los poemas de amor, de Salvador Compán: Todas las historias tienen como palabra-guía el amor, sus múltiples misterios, su campo abierto y abonado, su dimensión para la tragedia o la hilaridad, las estrategias de resoluciones de los conflictos o de creación de los mismos.
El vano ayer, de Isaac Rosa: [... ] despliega la creación de un espacio narrativo, se pregt.mta sobre el proceso de creación, reflexiona sobre él y coadyuva a crear el ensayo dentro de la novela. [... ] un número abultado de capítulos que ofrecen una enorme diversidad de matices, de observaciones, de puestas en escena, de situaciones y opirúones' contradictorias. [... ] A medida que se va construyendo esa estela biográfica de Denis [.. .] Pero también la impronta y agotadora presencia de la represión [ .. .] memoria histórica de este país durante los años 60.
Trilogía del Renacimiento, de . Campos Reina: [... ] plasmar tres épocas esenciales del siglo XX: la burguesa, la impregn.ada por ideas democráticas de vanguardia y progreso en confrontación con las conservadoras, y la del individualismo de finales de siglo. Se tra ta de una saga de carácter épico español y local con referencias cosmopolitas. [.. .] La góndola negra es la tercera novela de esta trilogía en tomo al hombre occidental que olvida la marginación y el dolor. En ella, el narrador, Juan Maruján, no ve lo que hay alrededor
en la sociedad. Pero todo ello se viene abajo cuando una enfermedad que se apodera de él lo lleva casi a la muerte.
De Miguel Delibes escribe Morales Lomas un ensayo más convencional desde la perspectiva académica. No se trata tanto de hacer la reseña crítica de una o varias obras como la de ofrecernos una panorámica general de la creación novelesca del autor vallisoletano. Cita varias obras, dando de cada una de ellas una breve pincelada temática o temático-estilística.
Apuntes estilísticos Dentro de los rasgos estilísticos de una obra, hemos de considerar tanto los relacionados con el lenguaje como los relacionados con la técnica o plástica. Morales Lomas presta más atención a este último aspecto, es decir, a la técnica. De El evangelio según Jesucristo, de Sara mago nos dirá, entre otros ejemplos: [De técnica] Todos estos acontecimientos se desarrollan en dos tiempos diferentes: un tempo lento, que tiene como objetivo los sucesos que van desde la vida de María y José hasta el encuentro con Pastor; y, el resto, con un tempo malta vivace en el que selecciona los hechos que a él le interesan de un modo fehaciente (narrados con ya menor parsimonia) y destacará aquellos que por razones obvias importan al narrador. Por tanto, lentitud irúcial y aceleración finaL El componente de tesis que posee la obra le permite al escritor desarrollar la función metalingüística, realizar ablmdantes interpolaciones, excursos, reflexiones de todo tipo sobre el ser humano, la ficción literaria, o, sencillamente, sobre cómo se debe escribir una novela. En la narrativa de Saramago es frecuente la tendencia a las frases con aire
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Narradores en el umbral
proverbial o con afán de quedar inmorta1izadas. De El reino de Celama podemos sacar, entre otros, el siguiente ejemplo: En esta trilogía existe un gusto por el artificio de contar historias en sentido clásico y siempre con el realismo como base instrumental de conformación narrativa, con sus correspondientes desviaciones imaginarias. Historias breves e independientes en las que lo importante es el gusto de contar.
La noche de los tiempos: A través de las diversas técnicas narrativas que pone en marcha, deudoras de John Dos Passos y Manhattan Transfer, sobre todo el collage y la narración disociativa y fragmentaria que revela técnica cinematográfica de los veinte, la ruptura del final de las historias que parecen no tener fin (de hecho pocas de ellas lo tienen, la de Fossman), aunque se intuya. También rehúye la retórica tradicional del sentimiento y, a pesar de ser una historia de am or, es casi una historia antisentimental, lejos del amor fau de esa rica tradición. A veces el monólogo interior crea su propia hechura narrativa y su propio discurso irreverente junto al puntillismo y el detalliE\mo o el regodeo en las palabras que se agazapan o se estiran con intención de crear lo que Valle llamó el supremo bien del escritor: el estilo.
Las guerras de Artemisa: La novela posee una vollffitad de estructura coral en la que varias voces
participan del proceso narrativo. De hecho cada capítulo tiene un protagonista que enarbola el transcurso de la narración en primera persona, aunque este se halle trufado de permanentes intrornisiones de la tercera persona omnisciente. El relato pretende introducir en esta línea argumental un abigarrado espectro sonoro e imaginario, si bien, en el fondo (acaso hilo ideológico o tesis del escritor), se mantiene la voz crítica ante el simulacro ominoso que el lector va a contemplar. Sobre Apócrifo de Luis Cernuda: Aunque haya algunos saltos en la memoria, persiste el hilo temporal en todo el libro. A veces surge también la segunda persona y tanto el estilo directo como el indirecto libre. Sobre Cuídate de los poemas de amor apunta notas temáticas y estilísticas a cada uno de los relatos que forman este libro. Algún ejemplo: Considero su primer relato, "Trenes", como un poema en prosa. [... ] la atmósfera elegíaca, su tono triste y simbólico, arrebatador, la construcción de la unión mental de ambos personajes y la solvencia de las cautivadoras palabras con revelaciones lingüísticas como: "Le atraía la decisión de su cuerpo o la necesidad de su sonrisa que extendía ante ella como una capa sin dueño".
El vano ayer: Estéticamente queda demostrado que en esta obra constructivista se trataría de cimentar lffi nuevo relato, una nueva metáfora social en la que corre pareja la literatura, su proceso de montaje, fabricación y acoplamiento, y los acontecimientos narrados en sí, instrumentos fundamentales en la obra.
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Francisco Morales Lomas
El comienzo de la novela es deudor de la de Martín Santos, aunque sin los excesos de aquella y con la inclusión de un número abultado de capítulos que ofrecen una enorme diversidad y riqueza de matices, de observaciones, de puestas en escena, de situaciones y opiniones contradictorias.
Trilogía del Renacimiento: El cuerpo de la novela, narrado por José Flor [... ] El epílogo es conducido por un narrador omnisciente en tercera persona y nos advierte de los últimos momentos del narrador José Flor y un final un tanto misterioso. [ ... ] Desde un comienzo in media res [... ]
El ensayo sobre Miguel Delibes trata de dar una visión valorativa del conjunto de su obra. Citamos, pues, una alusión general a los" estilos" del novelista vallisoletano: Se ha destacado la independencia, el individualismo y la presencia de seres marginales en sus obras, pero también decía Martínez Cachero que su narrativa se podía considerar como amena, sugestiva, amable, de modulación noble y de cierta delicada ingenuidad en el tono, dentro del realismo clásico y ajeno a las modas o corrientes, si bien en ocasiones es de especial relevancia el lenguaje.
Toques de carácter impresionista Anatole France afirmaba que" es buen crítico el que cuenta las aventuras de su alma en el seno de las obras maestras", y Alfonso Reyes nos dijo que la crítica "no es más que UJ.l reflejo de esta iluminación cordial, no es más que la respuesta humana auténtica y legítima ante el poema", ante la obra. Se justifica, con estas y otras citas, una .:::rítica artística. No es el caso de Morales Lomas. Sus toques impresionistas van más por la línea de las afirmaciones valorativas, con las que podemos estar de
acuerdo o no. Ejemplos: "Los años venideros recordarán la ingente obra de José Saramago, que se irá haciendo cada vez más colosal a medida que sus lectores vayan en aumento". "La obra El reino de Celama, del villablinense Luis Mateo Díez, es de lo más respetable y representativo que se ha escrito en castellano en los últimos tiempos". "Sin duda estarnos ante una de las últimas grandes novelas españolas [habla de La noche de los tiempos, de Muñoz Molina] , pero tengó mis dudas sobre su redondez absoluta". "La reciente aparición de la novela Las guerras de Arte111.isa (El Olivo Azul, Córdoba, 2010) del presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España, Andrés Sorel, es todo un acontecimiento literario". "Salvador Compán es el depositario de la imagen. Hay escritores que vuelan sobre la narración con el impulso de un avión reactor. Siempre la urgencia de los argumentos y el finiquito de t · historia tienen demasiada ligereza y su j'Jremura es que el lector llegue a su fin. Compán, sin ser uno de ellos, su prosa risueña y energética es la depositaria de la imagen, la pintura, los perfiles ... ". "Estos son sus propósitos [de El vano ayer], sus supuestos, y creo que el resultado es óptimo en esta obra que es un gran homenaje a los 'héroes civiles de nuestra historia". "La Trilogía del Renacimiento es uno de los acontecimientos narrativos más significativos de la novela española en los últimos tiempos". "Tengo la sensación de que si hubiera que seleccionar a cinco escritores de la segunda mitad del siglo XX, uno de ellos sería Miguel Delibes".
Relaciones y antecedentes de las obras estudiadas Es frecuente en la labor crítica de Morales Lomas establecer la relación de la obra reseñada con otras obras, ya se trate de antecedentes, elementos inspiradores, influencias directas formales o temáticas o,
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N arra dores en el umbral
simplemente, coincidentes en algún aspecto. Veamos algunos casos. La obra de Saramago Todos los nombres quedá relacionada con Kafka, el Quijote y Dostoievski, en tanto que don José, el personaje de esta novela, es uno de "esos personajes grises e insustanciales". Nos haée ver que, en este"elevar a la categoría de personajes trascendentes a gente vulgar de la que nadie se acuerda", coincide con otros narradores importantes corno Julio Cortázar o Jorge Luis Borges. "Las historias de Mateo Díez siguen la mejor tradición quijotesca cuyo referente es permanente en la obra". Relaciona la obra de este autor El reino de Celama con La colmena, La sagalfuga de J.B., Tiempo de silencio, Señas de identidad, El jinete polaco. Las técnicas narrativas de Muñoz Molina en La noche de los tiempos se muestran como herederas de Joyce, Faulkner, John Dos Passos y Baroja. "Pero también debe mucho a la novela experimental del 60": tendencia a lo fragmentario y los cambios de focalización (primera persona, tercera de narrador omnisciente), monólogo interior, juego temporal pasado-presente, rememoración ... Las guerras de Artemisa, de Andrés Sorel, queda situada entre las obras sobre dictadores hispanos, como La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes, aunque tenga mucho del esperpento valleinclanesco de Martes de Carnaval. En relación con Apócrifo de Luis Cernuda nos refiere otras obras del mismo subgénero narrativo: Antonio Skármeta y Neruda, Pedro J. de la Peña y Bécquer, Bruno Frank y Cervantes, J. Manuel de Prada y Pedro Luis de Cálvez, Javier Cercas y Sánchez Mazas, etc. "Trenes", de Salvador Compán, le recuerda momentos de "Adiós, cordera, adiós", de Clarín. La narrativa constructivista de Isaac . Rosa queda vinculada no solo a la literatura
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rusa, en la que el constructivismo surgió en 1922, sino también a la obra de Cela, de Luis Martín Santos, Torrente Ballester y toda la novela experimental de los 60. La Trilogía del Renacimiento, en tanto que creación de un espacio mítico, se vincula a Joyce, Faulkner, Musil, Carcía Márquez, Borges, Benet, Mateo Díez ... Al hablarnos de Delibes no puede menos que aludir a la tradicional temática del "antagonismo naturaleza/progreso (tan querido para los escritores del XVIII, por ejemplo, Rousseau, y para los románticos del XIX), o a la no menos contradictoria relación entre el individuo y la sociedad que determina la esencia del pacto rousseauniano o su ausencia". Conclusión
Por razones obvias, como la extensión de este artículo, no mostramos ejemplos de citas de otros autores ni volvemos a los titulares sintéticos que ya quedan enunciados. Tan solo diremos, para terminar, que nuestro crítico, aunque siguiendo las directrices que hemos señalado, deja que cada obra a la que se enfrenta inspire su quehacer crítico. De este modo, aun con el riesgo de la desigualdad -en el sentido de no dedicar a unos autores la misma extensión que a otros-, nos ofrece una visión de cada obra que surge de su lectura personalizada y atenta. Destaco tanto la visión que nos ofrece de la obra de Miguel Delibes como la explicación de la narrativa constructivista: antecedentes históricos, evolución, desarrollo y ejecución en El vano ayer de Isaac Rosa. Aunque también es de afir-
mar que la crítica de Morales Lomas, pese a su mayor atención a los elementos temáticos, resulta certera, rigurosa e ilustradora, sorprendente en sus notas eruditas que demuestran su amplio conocimiento de la literatura contemporánea.
'Pleamar' o el universo de la isla N acaria SABAS MARTÍN
Ediciones Idea Santa Cruz de Tenerife, 2012, 266 págs.
CHIARA VITALONE
El escritor verdadero se distingue radicalmente del mero escribiente porque advierte los límites de la lengua que le ha tocado en suerte por nacer en un cierto país, en una cultura dada. Se siente como un prisionero: es de hecho un prisionero de formas lingüísticas que no se arriesgan a expresar el mundo que lleva dentro. Su tormento es el de tener la urgencia acentuada de crear un lenguaje nuevo, de dar un significado original y vivo a la forma lingüística heredada de la tradición literaria y deteriorada por el uso. Por estas razones no existen escritores verdaderos que sean conservadores, no pueden ser otra cosa que revolucionarios. El verdadero escritor renueva las palabras desde dentro, en el sentido más literal del término, y les reclama una nueva vida. La lengua nos preexiste. La encontramos ya hecha y funcionando cuando nacemos. Es una estructura que pesa encima, de la que tenemos necesidad para ser entendidos por todos, que usamos como un traje preconfeccionado. Sin embargo, el verdadero, el auténtico escritor, no acepta la
jerga cotidiana. Si la acepta es solo con una condición: que la pueda plegar a su diseño, que arriesgue con ella y experimente, como una llave o un instrumento, para afirmar significados desconocidos, nuevos, reinventando un sentido original, inédito, sorprendente de la palabra. Las palabras que narran el munco de Isla Nacaria, de Sabas Martín, invaden al lector. Llegan, dejan sedimentar un pensamiento apenas insinuado, te interrogan obsesivamente, te llaman a su lado, se sueñan como una extraña lucha contra un ángel. El mundo de Isla Nacaria es un mundo sembrado de conflictos, de secretos y de acontecimientos plasmados con una lengua poética, lírica, imagen del escritor. Isla Nacaria es una resonancia, el clima mental que solo ciertos escritores saben evocar y recrear con el empleo de unas ciertas palabras en vez de otras, en apariencia perfectamente equivalentes, lingüísticamente sinónimas, pero privadas de aura. Unamuno decía que el hombre es hijo del ambiente que lo circunda, pero actúa sobre él, lo modifica, lo cambia, y así crea un ámbito interior. Nacaria es una íntima reflexión sobre la condición humana y sobre el mundo en el que vivimos. Mundo y existencia, e isla y habitantes de la isla, juntos en un universo literario mítico sus-
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'PLeamar' o el universo de la isla Nacaria
tentado en la palabra poética, mezcla de realidad e imaginación en el transcurrir de la historia. El de Sabas Martín es un territorio magnético, dramático, poético, escénico, espacio teatrar en el que gravitan las sensaciones y los detalles minúsculos, donde presente y p asado conviven en un tiempo de soledad, oscuro y difuminado, aparentemente lejano pero trágicamente próximo. Ese es el territorio que acude a .nuestro encuentro en Pleamar. Una isla atlántica cuya memoria perdura en los sueños de una momia guanche. Un pescador dotado de un portentoso miembro viril. Su esposa, que busca bajo las aguas del mar prolongar la pasión amorosa. Un extranjero que quiere descifrar el idioma de Dios y que colecciona objetos y criaturas prodigiosas en compañía de una joven sordomuda. Un médico elegante y servicial que caza p ájaros cantores. Y un profesor que traduce los manuscritos del extranjero mien tras espera que se produzca un eclipse anunciado y sobre las playas de la isla se acumulan oleadas de cadáve-' res de náufragos ... Con estos, entre otros elementos, Sabas Martín construye una novela profundamente impregnada de musicalidad poética y telúrica, que indaga en la condición humana, en la contraposición entre realidad y lo maravilloso, y en la pervivencia de los signos del pasado frente al progreso y el turismo. Todo ello en un espacio simbólico, donde confluyen el devenir individual y el acontecer histórico colectivo. Pleamar, como el conjunto de toda la obra de Sabas Martín, se basa en tres líneas fundamen tales que son: identidad, memoria y lenguaje. "Identidad", porque en su novela indaga en aquello que puede identificar a los habitantes de Isla Nacaria como individuos y como pueblo que habita en una isla
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atlántica con una larga tradición de confluencia de culturas. "Memoria" porque la novela se adentra en aspectos del pasado histórico /canario y en la forma en que ese pasado ha influido en la realidad del presente. y "lenguaje" porque en su escritura domina el aliento poético, fuertemente implicado con las voces y los signos de la tierra, que le otorgan una fuerte impregnación telúrica. Con esos tres elementos el autor intenta sobrepasar los límites del realismo tradicional, buscando cauces en donde lo poético Y lo legendario creen una "otra realidad" q.ue se cumple en la propia escritura, que se basta a sí misma en el lenguaje, para ofrecer un universo literario que se parezca a esa mirada originaria de cuando se descubre el mundo por primera vez. Isla Nacaria es espejo y resumen de Canarias, sÍ, pero también quiere ser "algo más". Es la realidad trascendida por el mito y el símbolo, válidos en cualquier tiempo y lugar. En Pleamar, además, actúan como fuer- · zas constructoras, como tensiones dialécticas, varias contraposiciones. Así: el impulso sexual y la muerte; el pasado histórico y el testimonio del presente; la esperanza y las derrotas; lo real y lo maravilloso; la tradición y el progreso; las historias individuales y el acontecer colectivo; lo vulgar (a veces rozando lo escatológico) y lo bello; el silencio de Dios y el sufrimiento de los náufragos; lo insular y lo foráneo ... Y todo ello desde el análisis del texto desde dentro del propio texto, intentando ahondar en el sentido último, en la verdad, de lo que dicen o silencian las palabras. Pleamar confirma la poderosa originalidad de la escritura de Sabas Martín perteneciente al territorio mítico de Isla Nacaria, imagen y compendio legendario de la realidad múltiple de Canarias.
'Océano Atlántico', una novela inolvidable de Angel Las Navas Pagán /'
FRANCISCO RUIZ DE LA CUESTA
(De la Asociación de Médicos Escritores de Espafia)
Deliciosa e inolvidable novela la que acaba de publicar el escritor y periodista madrileño Ángel Las Navas Pagán. Un escenario cinematográfico dentro de un trasatlántico que hace una travesía de Vigo a Nueva York, pasando por La Habana, en los primeros años del siglo XX, donde el encuentro de una chica con otro pasajero joven recrea la historia de un amor viajero, rodeado de unos personajes de leyenda y de un ambiente donde el mar es protagonista también y testigo de las ilusiones que se van tejiendo en una singladura llena de aventuras, peligros y romanticismo. Ángel Las Navas Pagán es un veterano periodista, colaborador de prensa iberoamericana y española, con libros muy importantes publicados: Del amor y otros ensayos, Guadalajara a vuela pluma, Una doncella de Castilla, La trascendencia de la tercera edad, siempre obras muy bien acogidas por el público.
Océano Atlántico es una novela ,Itrayente y emocionante, que seduc~! y entretiene. Se lee" de un tirón", es como una película tipo Titan :c, pero sin naufragio. Ángel Las Navas Pagán es miembro de siete asociaciones de prensa. Numerosos han sido sus viajes por toda la geografía mundial, por eso la novela refleja toda clase de detalles del entorno marino. Un escenario lleno de armonía. Solo el Atlántico delante de nuestros ojos y ese buque con viajeros y tripulación inolvidables. Su presencia trae sabores de salada tibieza. Llegan las olas hasta el casco del barco avanzando en progresivas ondas. Dejó escrito Cayetano Luca de Tena, amigo y compañero de Ángel: "El mar para el viajero resulta una fuente de agradables sorpresas, de inesperados deslumbramientos". Y Juan Ramón Jiménez: "El hombre siempre en el mar, y el corazón en el viento " . Y Pablo Neruda: "Necesito el mar porque me enseña" .
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Oéano Atlántico
Toda la novela Océano Atlántico es un relato de amor en un crucero sorprendente lleno de gran densidad, de compañerismo, testimonio y esperanza. Esta novela representa la vida a bordo, personajes, detalles, diálogos, de fuertes ecos llenos de hondura, todo un reto cinematográfico -que me gustaría recomendar a los directores del celuloide-, una narración inolvidable que hay que leer.
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Ángel Las Navas Pagán, maestro del relato, articulista y viajero, muestra en esta novela su destreza, su vigor poético y romántico . Escribió el in01vidable Salvador Jiménez: "Los adioses del mar no son nunca una despedida, sino una esperanza del reencuentro". Que la nueva novela que comento sea un apasionante remanso de sensibilidad en el ancho mar, en la travesía de un crucero apasionante.
Las casas del libro CARMEN BANDRÉS SÁNCHEZ-CRUZAT
Reza un lema, muy estimado entre los escritores amantes del trabajo bien hecho, que la inspiración nos ha de encontrar siempre trabajando, prestos a expandir la luz que las musas nos tienden, cómplices de nuestros afanes y desvelos. Pero la inspiración constituye solo una frágil nota en la sinfonía del autor, pues para merecer tal denominación con autenticidad, es preciso poseer una sólida formación; un aprendizaje tenaz que, en el caso de la literatura, exige un enorme compromiso con la palabra escrita como vehículo funda mental de expresión. Desafortunadamente, abundan los intrusos y legos que se arrogan el derecho y privilegio de escribir; osados impostores que envilecen la esencia de la cultura degradándola a un papel de mero entretenimiento para solaz de públicos de menguada exigencia. Autores que no se han molestado en adquirir el mínimo bagaje imprescindible para transmitir con éxito un pensamiento que, a lo peor, también carece de aspiraciones. Escritores, en fin, que jamás dejaron su impronta más allá del reducido habitáculo que rezuma vanidad insatisfecha. ¿Puede existir algún escritor que previamente no haya sido un acérrimo lector? Las bibliotecas constituyen el templo sagrado donde la experiencia acumulada durante siglos de humanismo se nos ofrece, fácil, accesible, para que fluya libre por nuestras venas y alimente un discernimiento indefectiblemente basado en el noble legado de quienes nos precedieron. Las bibliotecas son el sanctasanctórum de los escri-
tores, un manantial inagotable donde absorber la savia de los clásicos, donde aprender a trabajar la palabra con el esmero y la delicadeza del orfebre. Y los bibliotecarios son los guías, los maestros que nos dirigen a través de un intricado laberinto para mostrarnos la joya que buscamos, la piedra filosofal capaz de transmutar la prosa banal en nobles y primorosas locuciones. Los bibliotecarios orientan, . dirigen, aconsejan; abren caminos y desbrozan lindes para que nuestros pasos no se pierdan. Y, además, siembran vocaciones. Los bibliotecarios son los mejores amigos del libro y, por ende, nuestros compañeros más fieles . Por eso, todos quienes también amamos los libros frecuentamo s las bibliotecas y admiramos la labor disci-
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Carmen Bandrés Sánchez-Cruzat
plinada y humilde de quienes rigen su destino. Hace algún tiempo tuve ocasión de visitar en Figueras, la hermosa capital del Ampurdán, la antigua sede de una biblioteca, crucial en mi adolescencia. Entre las alumnas de las Escuelas Pías, donde cursaba mis estudios, existía la costumbre de acudir a la biblioteca a la salida de clase; hoy, el viejo , edificio alberga al Centro Histórico de 'la localidad, mientras que la biblioteca se ha trasladado a una moderna y lumiposa construcción, que brinda su gen"erosa hospitalidad a los nuevos lectores. Pero, ante aquel recoleto rincón, ¡cuántos recuerdos, cuántos pensamientos, cuántas emociones cuando torné a convivir con los entrañables personajes que tanto amé y tanto sigo amando ... ! Reales o ficticios, ¿qué importa? Mi mente se pobló con las imágenes de excelsos narradores como Christian Andersen y sus exquisitos relatos pletóricos de nobles sentimientos y héroes legendarios que h an devenid o inmortales: aún evoco con em oción mi viaje a adense y a tu casa natal, Christian, colonizada por iconos mágicos y encantad os. Reviví allí idénticas sensaciones a las percibidas en la bella Granada, en la H uerta de San Vicente, donde cada verano te instalabas, Federico, y contemplabas los campos aledaños, donde emergía tu fecundísima inspiración mientras la brisa d e cada atardecer sacu día con su avid ad las hojas de los árb oles próxim os con rumores de música celes tiaL. . Rastreé otras vivencias, otras luces. Las en contré en las estrechas callej u elas florentinas, p or donde dicen qu e aún vaga el esp íritu liviano de Dante, exiliado de la ciudad que hoy le reverencia y qu e, en su h onor, h a -levan tado un m useo en el lugar donde, al parecer, se ubicó su casa n atal. Los
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florentinos también erigieron, testimonio de un arrepentimiento tardío, una tumba para el poeta, la cual permanece vacía, pues sus huesos siguen desterrados en Rávena. Y qué decir del viejo Madrid, la villa cortesana, castiza e incomparable en la que prosperó lo más florido del Siglo de Oro; la que cobijó al escéptico Quevedo, al Lope apasionado, y al excelso Cervantes .. . Todavía hoy se puede reconocer la huella de nuestros más ilustres maestros, cuyo legado se proyecta sobre los mármoles negros del café Gijón, celebérrimo escenario de tertulias, encuentros y desencuentros, por el que han desfilado durante la última centuria las más gloriosas plumas. Las calles, las casas; el cielo que las cubre, el suelo que las soporta .. ., cuando pies ilustres lo han pisado, queda, sin duda, una huella, un rastro que nos fascina y nos traslada un mensaje de confia·· do aliento. Algo que llena el aire y nos atrapa ... , el mismo hálito que se respira en las bibliotecas,la casa común de todos los genios, de todos los maestros, que siguen dispuestos a transmitirnos los valores perennes del trabajo bien hecho. Las bibliotecas son el hogar del libro. Algunas, menudas, casi insignificantes, casi olvidadas; otras, magníficas, brillantes, reconocidas, en cuyo espejo se reflejan todos los colores del arco iris. Pero todas son necesarias e importantes. Mientras unas viven con fuerza sus días de inmortalidad y dejan tras ellas una trayectoria de luminosa estela, otras ejercen de forma callada y modesta su labor cotidiana. Es a estas, las que más saben de ingratitud y todo lo ignoran de galardones y reconocimientos, a las que hoy quiero rendir homenaje y remitir un · hálito de esperanzada ilusión, en memoria d el inmen so servicio que prestaron, prestan y prestarán a la cultura.
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Lírica
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NATALIA CARBAJOSA Tu suerte está en Ispahán
Natalia Carbajosa nunca ha estado en Ispahán, dato fundamental para comprender el sentido de este libro. Porque si hubiera estado, posiblemente no se conservaría intacto para ella el sentido mítico de esa palabra, ese lugar que, antes de su existencia real, parece creado ex profeso para los cuentos de Las mil y una noches y las colecciones anteriores en que dichos cuentos se inspiraron. El viaje interior, la necesidad del ser humano de escuchar historias, la resonancia casi hipnótica que deja la palabra poética cuando se pronuncia conscientemente, con humildad pero sin innecesarios fingimientos ..., estos y otros elementos conforman el paisaje, a un tiempo familiar y extraño, de Tu suerte está en Ispahán. El origen de este libro se encuentra, precisamente, en una noche de verano en la que un cuentacuentos marroquí embelesó a su entregado público con esos cuentos mil veces contados. Cuentos que nos salvan, una y otra vez, de esa muerte en vida que es, demasiado a menudo, nuestra deriva por el mundo hoy. Cuentos que una y otra vez nos devuelven a la vida plena, arriesgada y feliz de las palabras. Natalia Carbajosa (El Puerto de Santa María, 1971), es autora, entre otros, de los libros de poemas Pronóstico (2005), Los reinos de las horas (2006), y Desde una estrella enana (2009). Ha traducido al español la obra de poetas en lengua inglesa como Hilda Doolittle, Kathleen Rine y Scott Hightower. Colabora habitualmente en revistas y páginas de poesía como Nube Habitada, El Coloquio de los Perros o Cuadernos del Matemático. En la actualidad vive en Cartagena, donde compagina la poesía y la traducción con la docencia, aunque su verdadero trabajo a tiempo completo es el de madre (madre que se pasa parte del día contando cuentos~ por supuesto).
Tu suerte está en Ispahán Natalian Carbajosa Hipálage
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Ensayo
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TOSEP CARLES CLEMENTE Breve En~clopedia
Breve enciclopedia del carlismo
Tosep Carles Clemente (Barcelona, 1935), doctor en Historia, licenciado en Filosofía y Letras y licenciado en Ciencias de la Información, está considerado como una de las principales figuras de la investigación histórica española contemporánea, especializado en la renovación y puesta al día de los estudios sobre el carlismo, fundamentalmente, y sobre el movimiento humanitario en España.
Breve enciclopedia del carlismo
Tosep Carles Clemente Aldebarán
Freud dice que cuando una realidad histórica permanece intencionadamente oculta, su emerger en el curso de la vida de los hombres es como la de un fantasma: misterioso, inexplicable, pero efectiva. Y no en un sentido positivo. Porque priva a la colectividad de la comprensión de su propia historia, de su propio acontecer, de su propia identidad. Crea un malestar al no comprender lo que ocurrió realmente en el pasado. Acepta cualquier interpretación, pero sabiendo que no es veraz. y, al final, no se interesa por su historia. Lo que pasa es que no interesarse por su historia es no interesarse por sí mismo. Es no responsabilizarse consigo mismo. Es no ser libre. Este es el peligro ... Un peligro que da lugar, o que pueda darlo, a la atonía o al fanatismo . Ha pasado varias veces en la historia de España. Ha pasado en la saga libertaria, por ejemplo . Con la historia carlista, claramente. Se ignora, se presenta como anecdótica o iluminada con evidentes falacias. Tosep Carles Clemente, tras una larga ejecutoria de historiador del carlismo (no menos de 80 libros publicados, la mitad de ellos en esta especialidad), lo que hace es decir la verdad. No es otra reseña apologética. Ni complaciente . Un historiador, aportando sus simpatías, ha de ser lo más objetivo posible. Y Tosep Carles lo es. Con cariño, a veces con ironía, pero siempre con lucidez. Me acuerdo de que en el curso de la presentación de un libro suyo por un amigo no carlista, que expresaba su estima pero advertía que el autor era militante de esta causa, Tosep carles le interrumpió: "simpatizante, amigo ... , pero objetivo. Todos los datos quer doy los puedo avalar con documentos. Soy historiador".
S.A.R. D .a MARÍA TERESA DE BORBÓN PARMA
Versos a Violeta Libro de M a Lourdes Femández Martínez / Eulalia Luna Tortonda Editorial Ledoira, Badajoz, 2009 Quien no sea abuela o abuelo no lo sabe. El amor hacia los hijos es inmenso. Pero la relación con los nietos sobrepasa todas las ternuras y todos los temores. Por eso una abuela llamada M a Lourdes Fernández Martínez ha escrito un poemario titulado Versos a Violeta. Sí. Lo adivinan. Violeta es su nieta. El libro tiene preciosos dibujos de Eulalia Luna Tortonda y una contraportada de índole clásica de Luisa Martínez Tobía que habría sido bisabuela. Así que M a Lourdes llena de amor y llena también de paisajes sus versos y se los ofrece a esa chiquitina. Con todo este material meditado y ordenado edita un libro cuando la niña cumple dos años. Lo hace con una bella caligrafía de tonos morados claros y oscuros que parecen trocitos de seda llenos de versos. Leer este libro no es solo disfrutar con una poesía diáfana y musical. Es también y sobre todo el encontramos con el amor más limpio y con la literatura más amable: "La vida se prolonga en los racimos fértiles / en la troncada verde de los plantones nuevos; / y el iris de los ojos / del tierno burro de color azul". Así que llegan reminiscencias de Juan Ramón Jiménez o trocitos de afecto que podrían ser de Neruda o paisajes de otros poetas sin distinción de credos o estéticas. Aquí importan más las imágenes y los diálogos con la vida que los ideales políticos o las cuestiones sociales. El corazón se impone ante el futuro o se hace parte de ese tiempo del devenir. Y aquí el futuro se llama ''Violeta de verso blanco. / ¡Mi chiquilla de mar y de Altozano!". Son retazos del norte y paisajes familiares por los que un día caminará la niña con los suyos. Seguramente esa abuela poeta la estará mirando o tal vez esperando. De todas formas a veces la poesía forma parte de nosotros mismos. Es dificil contenerla. Y es muy difícil evitar que cruce los arcoiris y llegue a los espacios interiores en que habitan los afectos. "Creo que tu abuelo debe de estar dormido. / Son las dos y media de la madrugada / hoy
por hoy, habrá que rendirse al sueño". La autora va susurrando esas intimidades necesarias y seguramente obligadas por la naturaleza más racional. Y las va dejando en medio de sencillas flores o de lindas nubes y barcos y mares o personas. Violeta sigue siendo la protagonista de ese mundo abierto a todas las sensaciones y a todas las vivencias. Así van surgiendo grillos o peces y montañas. Las palabras se hacen secretas y hasta dulces ("Al mar de Fóz vinimos / abandonando a sus mares") o desenfadadas expresiones de amor y cercanías ("Mi Violeta de mar, / mi Violeta de agua"). Esa dulzura proviene de los lugares amados y de las gentes con quienes queramos habitarlos. ¡Qué decir después de ese pariente de "Platero"?: "A Capachero, / el dulce burro de las crines grises, / le gusta que Violeta lo acaricie". Todo se transforma ante la presencia de la bondad y la inocencia. De eso aparecen aquí grandes cantidades. La inocencia y la bondad para principales atributos del ser humano. Es como descubrir un territorio diferente al de la crisis económica o las malas noticias permanentes. "¡Guárdenos Dios de los talleres del cinismo! / ¡Guárdenos Dios de engañador y engaño!". Excelentes recomendaciones para quien empieza a vivir y para quienes llevamos mucho vivido.Y es que el universo se transforma ante una mirada como esa que dibuja Eulalia Luna Tortanda en vistosos colores y ante colores vivos que reposan ante el sol. M a Lourdes va esbozando cuentecillos y va recordando días anteriores para hablar de todos ellos a Violeta. "Y apareciste tú, / noticia intacta, / hidalga en ti, / gentil Sol, / néctar de miel, / inicial armonía / aroma; / revoloteo de luz para los dátiles". En el fondo queda un universo de delicados deseos. Violeta se va haciendo mayor con esos versos que son para ella y nosotros podemos disfrutar de una música suave aunque eterna. MANuEL QUIROGA C LÉRIGO
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Teatro
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DAVID FERNÁNDEZ RIVERA Hipnosis
Hipnosis David Fernández Rivera Antígona
Una de las obras más impa ctantes de las últimas ,décadas, escrita por un autor que está revolucionando el teatro. David Fernández Rivera, en Hipnosis / La colonia, nos traslada a un mundo donde sus habitantes cubren sus cabezas con máscaras de gas, sin ser conscientes de ello. En una su erte de cueva de Platón abierta al sol, de "cárcel libre", trabajan ciegos a su belleza y a la belleza del mundo para un fin común e insospechado: la destrucción de la Colonia y de todo lo que se halla alrededor. Una inquietante y hermosa alegoría de las ciudades modernas y sus sociedades alienadas que marcará un antes y un después en el teatro contemporáneo . David Fernández Rivera (Vigo, 1986), poeta, dramaturgo y director teatral, ha publicado los poemarios Caminando entre brumas (2004), Canciones de mi ausencia (2005), Corceles (antología de juventud, 2006), Entre la sombra y el grito (2008), Alambradas (2010) y Sáhara (2011) . En 2009 funda la Compañía de David Fernández Rivera . Para ella preparó la puesta en escena de La guadaña entre las flores, de Ángel Padilla (2008) , así como obras de su autoría como A lambradas V L. (2010) y su espectáculo Ecos de la noche.
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Narrativa
JULIÁN GRANADO La infancia desdichada de Seoane Julián Granado (Nerva, 1957) compagina el ejercicio d e la medicina con su pasión literaria . Atraído por la historia de la España más reciente y sus agujeros negros, ha tratado de esclarecer algunas de sus oscuridades sirviéndose de la luz que arroja la novela . Así, arrancando del siglo XIX, ha pubicado Mendizábal. El caballero N eto (2007), De humanidad y polilla. Todas las caras de Ferrer Guardia (2009) y El fajín del Virrey (2010). Finalista con varias de sus obras de los premios "Fernando Lara" y Ateneo de Sevilla, el autor ha sido galardonado por sus relatos breves en diversos certámenes. La infancia desdichada de Seoane
Durante toda su vida, Fidel Seoane será víctima y secuela de la llamada «educación franquista », ese engendro tóxico al que contribuían los unos y los otros, ejecutantes y comparsas, adictos y detractores, maestros y discípulos, policías y ladrones . El niño Seoane, lector prematuro, devorará al tiempo la enciclopedia Álvarez del régimen y los libros prohibidos que esconde su padre. Asistirá a clase de literatura con la señorita Andrea y a conciliábulos de célula estalinista. Sufrirá la sordidez escolar y los temores infantiles que alienta la accidentada militancia paterna. Será esa educación franquista una contradicción per se de desamor y pedagogía que condicionará los actos todos de su existencia por madurar, sin concederle ni tan siquiera la tregua del olvido. Pues en el brillante pasado aCRdémico de Seoane hay, sin embargo, asignaturas pendientes. y en una época de transición política, cuando la conciencia social hace borrón y cuenta nueva para entregarse al más dulce de los futurismos, una fatídica concatenación de reminiscencias parece confabularse para obligarlo a él a rememorar. La pública humillación de un desconocido, el resurgir de un rostro avejentado por la ausencia, los riesgos de una excavación psicoanalítica, la existencia de un epistolario v ergonzante .. ., son cifras de una clave a cuyo conjuro resucitará lo mal enterrado. Y echará a andar un doloroso recordatorio, para que reconozca las deudas contraídas y las sa~de h asta el último céntimo.
Julián Granado Paréntesis
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Ensayo
REPÚBLICA DE LAS LETRAS128
FERNANDO GUZMÁN SIMÓN Granada y la revolución del 70. Poetas y poéticas de la revista Poesía 70 (1968-1970) En contraste con la brevedad de su existencia (1968-1970), el eco de la revista literaria Poesía 70 se alarga hasta hoy. A ello han contribuido sin duda la larga vida del programa radiofónico del mismo nombre y la experiencia de "Manifiesto Canción del Sur", entre otras acciones llevadas a cabo por sus fundadores. La capacidad de renovación de Poesía 70, así corno su discurso, estéticamente inconformista y éticamente subversivo en la España de finales de los sesenta, dejó una huella profunda en la memoria colectiva de la ciudad de Granada. A partir del 68 se desarrollaron en Andalucía tendencias y estéticas simultáneas, desde la social-realista hasta la neovanguarGranada y la revolución dista, clásica y decadentista militante. Todo este proceso, en del 70. sus av ances y retrocesos, ha sido reflejado por extenso en las Poetas y poéticas de la revista Poesía 70 páginas de las revistas literarias. Nuestro libro muestra el (1968-1970) aliento inconformista de Poesía 70 en 1968, cuya propuesta liteFernando Guzmán Simón raria exploró numerosas maneras o tendencias que, hoy, nos Comares ayudan a entender las publicaciones de una década después, corno Letras del Sur, Separata o El Despeñaperro Andaluz. La prop uestas p oéticas and alu zas demostraron cómo, desde fecha temprana, la literatura era profun dam ente p ermeable, pues la tesis de Umberto Eco, Susan Sontag o Marshall McLuhan estaban tan p resentes en la formación intelectual de José María Castellet corno de Juan de Loxa, Álvaro Salvad or o Rafael Álvarez Merlo, directores y colaboradores de la revista Poesía 70, Tragaluz y Zaitún, resp ectivam ente. A través d e estas p áginas encontrarnos el hhilo conductor que relaciona la p oesía d e 1968 con las propuestas p oéticas de los ochenta. Este proceso cultural es el que nos permite entender que, corno ha anotado Anthony L. Geist, "España pasa de ser un país p rácticam ente preindustrial, predemocrático y premoderno a ser una nación posindustrial, p os dictatorial y posmoderna" . Nuestro estudio contribuye parcialmente, a modo de tesela en un mosaico, a conocer las circunstancias literarias del año 1968. A partir d e una realidad profundamente discontinua y fr agm entaria, en estas páginas hemos dibujado las líneas maestras de un capítulo de esa historia-malla de las situacion es que dieron lugar a los diversos contextos y cotextos literarios d e la revista Poesía 70. Con todo ello, hemos contruido el relato de este libro qu e aspira a mostrar el escenario de una época fundame ntal en la biografía p oética de la ciudad d e Gran ad a. Fernando Guzmán Simón se doctoró en la Universidad d e Sevilla con la tesis La p oesía an daluza de la tran sición (1966-1982). Ha publicad o diferentes estudios y reseñas sobre poesía y literatura española del siglo XX, entre los que d estacan su libro Postales de Nueva York, La mirada neoyorquina de Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca (2004). Recientemente han visto la lu z varias de sus investigacion es sobre p oesía virtual y n eovanguardia, que se suman a la especial atención que h a presentado en su s publicacion es a revistas literarias y las antologías de poesía, corno parte fund amental del entram ado cultural y literario d e la España del siglo XX.
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Narrativa
ROSAMOLINA
Zapateando tangos Estos cuentos son sueños imaginarios para que podáis adentraros en un mundo fascinante con la música de tango de fondo. Además de muy conocida de norte a sur del planeta por infinidad de personas que, desde sus distintos países, aman esta disciplina, es una magnífica terapia que nos puede ocupar parte de nuestro tiempo. En cada uno de estos cuentos, como os he dicho, se narra una vivencia ficticia del entorno de las milongas que existen principalmente por Europa y América. Observando, a veces, a muchos milongueros y milongueras, se puede tener una idea de lo que dicen, para crear después los personajes e incluirlos como si fueran parte de una familia, pero dándoles toques diferentes a cada uno, y así se crea su alma cuando hablan, cantan, bailan o tocan música. Lo que piensan es muy difícil de interpretar, pero no imposible porque, aunque no siempre puedes captar sus inquietudes, sus intranquilidades, sus nerviosismos o sus alteraciones, sí hay ocurrencias y anécdotas dignas de escribir o intercalar entre estos personajes que se alude interpretando este tipo de música. Creo que el formato de este libro está pensado y como muchos dicen para "llevar en el bolsillo". Con los libros con demasiadas hojas cualquier persona se puede pasar de estación de metro porque nunca se llega a los más interesante. Quiero decir con esto que tener un libro pequeño que se pueda guardar fácilmente y donde el texto se pueda leer asimismo fácilmente hace que puedas examinar otro cuento de este mismo libro en la otra línea de metro, de autobús, de tren o de avión o quizás esperando a cualquier amigo, siempre que el texto, en este caso de tango, sea del agrado vuestro. Espero que algún día, no muy lejano, los que quieran leer textos de tango se puedan permitir poder elegir en las librerías. Eso sí, con el esfuerzo de los que aman el tango. Podéis disfrutarlo "a toda máquina" y veréis qué fácil es de leer.
Zapateando tangos Rosa Molina Personal
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Narrativa
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JOSÉ ÁNGEL ORDIZ Sal dulce
Sal dulce
José Ángel Ordiz Quadrivium
Sal dulce no es una tragicomedia (o al menos no lo -es meramente). Como las Dríades, los personaj es de Ordiz surgen d e una cópula entre Gea (lo Real) y los dioses, y quedan cosidos, como Dafne (el mito, pero también el personaje), entre la flecha dorada de Cupido (el amor, el deseo) y la sagita de punta broncínea de Eros (desprecio, desdén, goce). Lo inefable del destino - corte, herida, brecha- adviene marca indeleble que precipita ya la vez orienta a los personajes a una desenfrenada búsqueda, que no huida: «siempre es más importante lo que nos fal ta qu e lo que tenemos» . Tránsito la vida por vericuetos angostos d e límites imprecisos, con lo incierto en el cénit y el vacío por insignia. Buscando entre la existencia los cebos -com o los pescadores lombrices entre el fango de la bajam ar de una ría- para atrapar migajas de felicidad, los personajes caminan detrás de una vida que se les escapa escurridiza, como el agua - o las anguilas-, entre los dedos. La insatisfacción : alfaguara del deseo. Impecable, precisa, excelente, Sal du lce es una novela imprescindible para quienes están atentos a las nuevas tendencias literarias, de esmerado estilo y rigu rosidad en la exposición de las ideas; densa en conceptos y compleja en la trama, y rica en recursos expresivos. Con esta novela, José Ángel Ordiz muestra una vez más su talento como escritor, dentro de un movimiento literario que quiere d esprenderse de lugares comunes y de la vacuidad conceptu al. Podemos decir que viene a sumarse a esa Literatura de la d iferencia que preconizaran no ha mucho Antonio Enrique y Fern ando d e Villena, entre otros.
José Ángel Ordiz Llaneza (Sotrondio, Asturias, 1955) es licenciad o en Ciencias Químicas por la Universidad de Oviedo. Fu e profesor d e física y química en varios institutos de educación secundaria (principalmente en el «Padre Feijoo » de Gijón) . Com enzó su labor literaria con la novela corta Bosquejo de una sombra (Premio Diputación de Asturias 1980) . Sus relatos breves figuran en diversas revistas, colaboraciones y antologías. Parte de estas n arracion es están reunidas en el libro Relatos impíos (Premio de la Crítica de Asturias 2009). Es autor de las n ovelas Las muertes de un soñador (Premio Cáceres 1994), Buenas noches, Laura (Premio Onub a 2006), M ujer te doy, El narrador de historias fan tásticas, Las luces del puerto (Premio d e la Crítica de Asturias 2010), En aquel tiempo y Sal dul ce.
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Lírica
MANUEL SENRA El libro de la sed Manuel Senra, aunque vive en Sevilla, nació en Arcos de la Frontera (Cádiz). Es un poeta que participa activamente en la vida cultural de su ciudad y durante un largo período de tiempo ha sido colaborador en la prensa local hispalense. Tiene publicados tres poemarios, Presencia del amor (1972), Oasis prohibido (2008) y Antología personal (2010) y fue incluido en la antología Poesía española: una propuesta. De la generación del 68 a la del 2000, por Víctor Pozanco (2008) . También vio la luz en 2009 un libro de teatro infantil, Dignipiritutifláutico. A lo largo de su trayectoria ha conseguido varios premios y menciones y en 2010 fue candidato al premio de la Crítica de Andalucía.
Desde la hondura del tiempo y del espacio que en Arcos tiene un canon diferente, nos acerca Manuel Senra a un monotemático libro de la sed que tiene mucho de esas profundidades arcenses, de ese dominio de los ritmos del tiempo y de ese volcarse telúrico de la tierra en sí misma en una búsqueda, corno todas, inconclusa, de la verdad, de la luz, del signo irresoluto .. . Define el poeta argentino Aldo Luis Novelli a "la sed, territorio del poema ... ". y en ese territorio Manuel Senra se desborda corno un río de un agua pura y transparente corno es la verdadera poesía, en la que con la sed más antigua se nos manifiesta rotundo, y a la vez sencillamente claro con la cristalina fluidez de su verso, que liberado de algunos dogales es a la vez torrente y remanso, vuelo y sendero hacia las profundidades donde la palabra se hace potente grito y a la vez sibilante susurro, o sugerente silencio.
FRANCISCO BASALLOTE
El libro de la sed Manuel Serna Guadalturia
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Narrativa
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FIDEL VELA El Ruta . . Sigüenza-Alcalá
El Rufa Sigüenza-Alcalá Fidel Vela Cultivalibros
Fidel Vela Carcía nace en Arcos de Jalón (Soria) el 24 de abril de 1934. Dos años después, sus padres se instalan en Sigüenza (Cuadalajara), donde vive hasta 1971, año en el que fija su residencia, por razones profesionales, en Alcalá de Henares. En 1979 y 1983 es elegido concejal del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad. Ha desempeñado además diversos cargos políticos, entre ellos los de presidente de la Comisión de Hacienda y presidente de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe. Ha publicado varias novelas: La consulta, La oficina (accésit premio "Eugenio D'Ors"), Las leyes del éxito, Proceso de pazponencia marco, así como el libro de viajes Por tierras de Guadalajara y Soria. De Sigüenza a Gormaz, amén de numerosos artículos y narraciones breves esparcidos por revistas y periódicos, como los cuentos: "El túnel" (premio revista Ferroviarios), "Diga dos" (accésit premio "Jara Carrillo") o "Propuesta democrática" (accésit premio Ciudad de Ermua).
La presente novela podría considerarse un libro de viajes si no fuera porque se trata de una obra de ficción y los personajes no viajan voluntariamente, sino forzados por la naturaleza de su trabajo. En cualquier caso, el territorio por el que circulan los protagonistas de ficción es real, al menos durante la época en que fue contemplado. El narrador, neutro y distante, pero al mismo tiempo lo suficientemente cercano, se limita a recoger, como una cámara de vídeo con zoom, todo aquello que su mirada y su oído perciben. No interviene ni juzga, solamente muestra. Por lo demás, muy al estilo de los últimos libros del autor, este no se cuela en el interior de sus personajes para desvelar sus pensamientos ni su sentir; todo ha de intuirse a través de sus actos y sus palabras, como en la vida misma. El Ruta parte al amanecer de la histórica y monumental ciudad de Sigüenza y concluye su trayecto narrativo a altas horas de la noche del siguiente día en la no menos histórica y monumental ciudad de Alcalá de Henares, habiendo efectuado paradas en todas las estaciones del recorrido. Una novela realista y fascinante, que a nadie puede dejar indiferente.
AC E -Asociación Colegial de Escritores de España ANO XXXIV
JUNTA DIRECTIVA DE ACE PRESIDENTE:
JUAN MOLLÁ VICEPRESIDENTES:
HAN SIDO MIEMBROS DE LA JUNTA DIRECTIVA DE ACE EN ESTOS 34 AÑOS DE HISTORIA
FÉLIX GRANDE ANTONIO GÓMEZ,RUFO SECRETARIO GENERAL:
Rafael Alberti VíctorAlperi Carlos de Arce Enrique Badosa Teresa Barbero Marcos Ricardo Barnatán Carlos Barral Antonio Beneyto Esther Benítez Carmen Bravo-Villasante Jesús Campos Josep M.a Carandell Guillermo Carnero Antonio Colinas Carmen Conde José Corredor-Matheos Rafael de Cózar Guillermo Díaz Plaja Luis Mateo Díez Ana Diosdado Antonio Ferres Jesús Fernández Santos Gregario Gallego Francisco García Pavón José Luis Giménez Frontín Antonio Gómez Rufo Juan Manuel González Félix Grande Alfonso Grosso Raúl Guerra Garrido Eduardo de Guzmán Antonio Hernández Ramón Hernández Paula Izquierdo Diego Jesús Jiménez
Juan Ángel Jurista Agustín Lafourcade Luis Landero Enrique Lenza Ángel María de Lera Jacinto López Gorge Joaquín Marco Julián Marcos Adolfo Marsillach Fernando Martínez Laínez José María Merino Mario Medino Pau Miserachs i Sala Juan Mollá Isaac Montero Ana María Navales Lauro Olmo Ángel Palomino Salvador Pániker Jesús Pardo Pedro J. de la Peña Meliano Peraile Carmen Posadas Cesáreo Rodríguez Aguilera Mercedes Salisachs Ramón Sánchez Lizarralde Gonzalo Santonja Santos Sanz Villanueva Ramón Salís Andrés Sorel Elena Soriano Daniel Sueiro Francisco Vélez Nieto Alonso Zamora Vicente
REPÚBLICA DE LAS LETRAS,
ANDRÉs SOREL TESORERO :
ENRIQUE LENZA ASESOR JURÍDICO:
JUAN MOLLÁ VOCALES:
ANTONIO HERNÁNDEZ Régimen interior FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ Actividades culturales CARMEN POSADAS Publicaciones
PAULA IZQUIERDO Relaciones con los medios de comunicacié JUAN ÁNGEL JURISTO Vocal de Asuntos Sociales CONSEJEROS:
RAMÓN HERNÁNDEZ RAÚLGUERRAG~DO
ANTONIO COLINAS MANUEL QUIROGA CLÉRIGO SECCIONES AUTÓNOMAS ASTURIAS:
VÍCTOR ALPERI ANDALUCÍA:
JOSÉ GARCÍA PEREZ TRADUCTORES:
MARÍA TERESA GALLEGO AUTORES DE TE ATRO:
JESÚS CAMPOS GARCÍA
es una revista no venal que se publica con el patrocinio de
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