REVISTA 043

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DIRECCiÓN :

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ANDRÉS SOREL

CONSEJO DE REDACC iÓN:

LUIS LANDERO LUIS MATEO DíEZ JOSÉ MARíA MERINO JUÁN MOLLÁ SANTOS SANZ VILLANUEVA

DISEÑO:

ANTONIO TELLO REDACCiÓN y DISTRIBUCiÓN:

ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES Sagasta. 28. 5°-28004 MADRID Teléf. 4467047 - Fax 446 29 61

Los trabajos e informaciones publicados en REPÚBLICA DE LAS LETRAS pueden ser reproducidos libremente siempre que se cite su procedencia.

Andrés Sorel Editorial Víctor Alperi Pllerta cerrada, velltalla abierta Carlos Alvarez No sécómo debe ellSfllarse literatllra Mariano Arias LaLiteratllra. Ullanlla para la vida Enrique Badosa Presellcia del escritor ell el allla Teresa Barbero Edllcacióllliteraria en la infancia Rubén Caba Ense/lar literatllra Ramón Carnicer Cllatro cone/llsiones José Corredor-Matheos Ladifícil ref017l1ll de la ense/lanza de laliteratllra Luis Mateo Díez El aprendizaje de lo imaginario, IIna experiellcia literaria Ramón Hernández Literatllra:Materia de conocimiento)' verdad Jacinto López Gorge Ense/lar literatllra en Marruecos Leopoldo de Luis Amor al libro Javier M arías Tradllcir, tradllcir Antonio Martínez Sarrión Unapllllte Luis Javier M oreno Ense/lanza)' literatllra José Lui s Olaizola Sarria Literatllra en colegios J' otros centros docentes Julia Otxoa Edllcación )' literatura Jesús Pardo La ense/lanza de laliteratura (Mi experiellcia de la) Antonio Pereira Coloquios literarios Rafael Pérez Estrada Una breve consideración


JQHlA DIRHIIUA Df lA A.Cf. PRESIDENTE: JUAN MOLLÁ VICEPRESIDENTES: SANTOS SANZ VILLANUEVA GUILLERMO CARNERO SECRETARIO GENERAL : ANDRÉS SOREL TESORERO: GREGORIO GALLEGO ASESOR JURíDICO: JUAN MOLLÁ VOCALES: TERESA BARBERO _ MELlANO PERAl LE '-4 LUIS LANDERO ~ LUIs I'y1ATEO DíEZ Itt JESUS . PARDO c;, ACINTO LOPEZ GORGE CONSEJEROS: RAÚL GUERRA GARRIDO ANTONIO COLINAS ELENA SORIANO

Cristina Peri Rossi La illcitaciólI aleer Soledad Puértolas Dogmas y gllstos Fanny Rubio Letradura: La lÍuica altel'llativa es la lectura o eUseJiar a leer Concha Zardoya LA RECIENTE EXPERIENCIA Valentín Cárdenas Literatura para cambiar Elisa Fenoy Literatura como expresiólI)' compreusióu del ser humauo Javier Sanz La euseliauza de la literatura como ulla de las bellas artes Eva Vi llegas Mi experiellcia reciellte TESTIMONIOS Emilio Alarcos Llorach Julián Marías DE OTRAS LITERATURAS: ESLOVAQUIA Ján Tuzinsky Elmulldo awl celeste

PRESIDENTES SECCIONES AUTÓNOMAS ASTURIAS: VíCTOR ALPERI

ILUSTRACIONES:

ANDALUCíA: RAFAEL DE CÓZAR

PORTADA: LlTERÁZNY TYZDENNIK (REVISTA ESLOVACA DE LITERATURA)

TRADUCTORES: MIGUEL MARTíNEZ-LAGE AUTORES DE TEATRO: ALBERTO MIRALLES

SOCIOS DE HONOR: ÁNGEL M. a DE LERA DANIEL SUEIRO FRANCISCO GARCíA PAVÓN J ESÚS FERNÁNDEZ SANTOS EDUARDO DE GUZMÁN LAURO OLMO CARMEN BRAVO-VILLASANTE

INTERIORES: CARTELES POLACOS DE LOS SIGUIENTES AUTORES: 1.-WIKTOR GORKA 2.-JAN LENIKA 3.-HuBERT HILSCHER 4.-JAN MIODOZÉNICC 5.-WITOLD KACZANOWSKI 6.-HuBERT HILSCHER


f~Il~RIAl

:.ANDRÉS SOREL

ONTINUAMOS en el presente número de la REPUBLlCA DE LAS LETRAS desarrollando el tema de la Enseñanza de la Literatura, ahora desde el punto de vista testimonial de los escritores y ex-alumnos de literatura que inician su camino de la escritura en el taller de la A. C. E. En el presente año, A. C. E. va a desarrollar además un ciclo abierto para abordar, en coloquios críticos, la situación y alcance de la literatura y su enseñanza, en su estado actual y en sus posibilidades, en la ley y en la transformación que la misma pudiera y debiera tener: participarán en el mismo profesores de los distintos ciclos de la enseñanza, escritores, críticos, literarios y funcionarios y profesionales de la enseñanza y de la cultura. Insistimos en que es éste un tema fundamental: el escritor, cuando sitúa su obra en el mercado, busca un público, un público inteligente, cómplice con él de su obra. No busca compradores, sino lectores. Y los lectores no surgen del vacío. La sociedad hoy está siendo diariamente agredida por medios de comunicación en los que cada vez se escribe peor, que dependen de los espúreos intereses económicos y políticos de quienes los utilizan a su servicio más que al de la información y formación del público. y no hablemos de las televisiones, que lejos de contribuir a


despertar la sensibilidad de los espectadores, educarles en el buen gusto, los maltratan despiadadamente con productos zafios, cruelmente feos, repulsivos en numerosas ocasiones. Incluso cuando algunos programas muestran el camino por el que se podía concitar un remanso de belleza, de reflexión , fundamentalmente aparcados en la "2,,, cadena estatal, leemos noticias que nos hablan de cómo cuando llegue al poder el Partido Popular la privatizará: su modelo parece ser el de Tele-5, precisamente uno de los medios donde a diario muere la posibilidad de que exista la literatura. Pero el lector, por minoritario que sea , ha de hacerse desde los centros de enseñanza, desde los primeros cursos impartidos en la misma: allí aprende a leer, a escribir, a pensar, y ha de aprender no como rutina o mera obligación, sino lúdicamente, en el placer, en el paulatino descubrimiento de la belleza. Luego se continuará en las bibliotecas, que debieran dotarse mejor, en medios e instalaciones, en publicidad y difusión de su función pública. El escritor desea ese lector inteligente, ajeno a los guiños de la publicidad, a la dependencia de las multinacionales de la edición, en la que todo vale con tal de que todo se venda. Enseñanza, bibliotecas, librerías, todo un mundo a ganar para la belleza, para libertad. La Asociación Colegial de Escritores de España quiere contribuir a este necesario debate. Y los presentes números de REPUBLlCA DE LAS LETRAS no buscan sino situarle.


LOS ESCRITORES



pij[Rm nRR~~~7 U[~l~~~ ~~I[Rl~ VíCTOR ALPERI ,. .

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ECíA José Plá, hace muchos años, que "la historia del origen de las escuelas ha de perderse necesariamente en la noche de los tiempos, ya que la tendencia de los padres a encerrar a sus hijos, intermitentemente, en lugares remotos, seguros y de escamoteo difícil, es antiquísima». Pues bien, en esas escuelas, colegios, mayores y menores, donde la libertad estaba muy condicionada, donde las puertas estaban cerradas a cal y canto, estaba abierta la ventana de la fantasía y de los ensueños que conducían a la lectura de novelas, al interés por la literatura. Todos los viejos sistemas de enseñanza se han modificado; la libertad -o una falsa libertad- reina en el mundo y los estudiantes no necesitan de literatura ni de fantasías para conocer el mundo y lo que el mundo puede ofrecer. Todo lo que el mundo pone a sus pies, que es mucho y muy divertido. La literatura y otras cosas parecidas, ha pasado a un segundo plano en la enseñanza moderna. La televisión es una Los tiempos novelescos ya han pasado; ventana suficiente para la fantasía, y, las la ciencia se impone ... Mal momento para muchas enseñanzas técnicas, necesarias para el hombre de hoy, quitan tiemlecturas de poemas o de novelas; y mal po a los jóvenes. momento para los escritores. Los tiempos novelescos ya han pasado; la ciencia se impone .. . Mal momento para lecturas de poemas o de novelas; y mal momento para los escritores.


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o tendría ni idea de cómo planificar la Educación, razón sin duda por la

que el presidente González no me ha llamado para ocuparme de tal Ministerio. Carezco (también) de dotes pedagógicas. De mis tiempos de estudiante de Bachillerato recuerdo que la Uteratura, a partir de 4.° curso, era una asignatura más, de las que contaban en el momento de la Reválida, y que se estudiaba rutinariamente -léase memorísticamente--- pese a lo cual guardo un gran recuerdo de mi profesor don José Antonio Fontanilla, traductor de Sully Prudhomme, gracias al cual me enteré de que Antonio Machado no era sólo el que en el corazón tenía la espina de una pasión que logró arrancarse un día. De mis tiempos de estudiante universitario frustrado recuerdo que iba a trabajar al Banco Hispano Americano lleno de envidia a los que en vez de a tan sórdida galera podían acudir sin más obstáculos a sus Facultades. Mis ideas y conocimiento de cómo se enseña Uteratura en la patria de Cervantes y Corín Tellado son escasísimas. Cuando he ido a alguna universidad, instituto o colegio para leer mis poemas o dictar (creo que se dice asO alguna conferencia (escasísimas en mi país), el coloquio establecido a continuación ha resultado casi siempre de una abrumadora pobreza, síntoma grave de desinterés y desinformación. He tenido algunas experiencias en países extranjeros, que me han invitado a sus aulas, lo que tampoco dice mucho a su favor. Durante mi paso, en febrero de 1986, por la Universidad de Bristol, adonde acudí porque había sido incluido en tal curso para su estudio mi obra Los poemas del bardo, fenómeno que me produjo tal estupefacción que aún no me he repuesto, me enteré de cómo suelen organizar en el Reino Unido la estancia de un escritor invitado. No tengo ni idea de si en España se hace lo mismo. Se le ofrece un despacho para que lo ocupe durante unas horas determinadas durante su permanencia, para que los alumnos que lo deseen puedan abordarlo particularmente y exponerle sus dudas u opiniones en torno a la obra estudiada, además de la lección o lecciones específicas que dé al colectivo de los alumnos. Como se trataba obviamente de estudiante de

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español (fuera de España, y sobre todo en Creo que proyectos como el "Juan de América, como había comprobado en el Mairena: Poetas en el Aula», consistente otoño de 1983 en el International Writing en la visita de poetas andaluces a colePrograma, al que el año anterior había gios de su, digamos Autonomía, único acudido Alfonso Grosso, de Haendel, y el Qe estas características en el que he posterior José Ramón Ripoll), no se participado, pueden establecer una inientiende la polémica del "español» y "el cial corriente de interés entre los niños y castellano»), casi todos los alumnos y la obra de un escritor y, por extensión, alumnas que acudían a visitarme me prede los escritores. guntaban por la situación política y la llaNo tengo ni idea de cómo es la nueva mada transición que yo llamo postpredeLey. ¿Qué Ley? Supongo que, por definimocracia. Otra cosa que suelen hacer en ción de tal concepto, será aberrante. el Reino Unido es comunicar a diversos No sé, en definitiva, cómo debe enseñarse centros universitarios (quizá a todos los Uteratura. Si sé cómo no debe enseñarse demás) que hay un escritor extranjero invi- literatura: como se hacía en el Bachillerato tado en el país por si quieren que los visite: del Plan 1938, en el que había que aprenen mi caso respondieron afirmativamente derse fechas, obras y biografías de la Universidad Strathclyde de Glasgow y el New College de la Universidad de Cambridge, No tengo ni idea de cómo es la nueva Ley. donde me pidieron una conferencia sobre mi obra preferida, ¿Qué Ley? Supongo que) por definición ejercicio de narcisismo al que, de tal concepto) será aberrante. qué duda cabe, me presté gustoso. El resultado "Los poemas del Hombre-Lobo», en torno a Aullido de licántropo con algún memoria, con un somerísimo análisis (?) añadido demagógico, se publicó en del estilo y las obsesiones de determinaGlasgow en inglés y en Bristol en castellados escritores, y sin que se estimulara la no . Mis visitas a otras universidades lectura seria de aquéllos a los que en teoextranjeras han sido ~ás breves. Sólo en ría se estudiaba. Supongo que habrán la de lowa permanecí el tiempo suficiente cambiado las cosas, ya que estamos en el para darme cuenta de que no interesaba cambio del cambio del cambio. Y ipor demasiado a los estudiantes de su lengua favor!, que no se obligue a los niños a leer la presencia de un escritor español desco"El Quijote». Ni siquiera El ingenioso hidalnocido. go don Quijote de la Mancha.


lA lIHRAI~RA,

~~ ARmA PARA lA UI~A ..MARIANO ARIAS . : '. ',' .' :,-" . .. ,-

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Digamos que acceder al mundo de la literatura, no al de la ciencia o al de la tecnología, ni siquiera al de otras disciplinas de las que no cabe hablar aquí, necesita no sólo del conocimiento del lenguaje, Si es evidente la división entre mundo de la realidad, mundo de la imaginación y mundo del lenguaje, también es evidente la existencia de diversos lenguajes, y superfluo puede parecer enumerarlos, por su número y heterogeneidad: el de la música, el de la pintura, el de la imagen y, desde luego, el de las palabras, Por lo que nos concierne, cualquier docencia es consciente de esta división cualquiera que sea la denominación aplicada; y sin embargo, por lo que se refiere a su contenido, se encuentran dispares posturas, Aunque no es frecuente alcanzar la conciencia literaria sin un ejercicio previo con las palabras, el esfuerzo educativo, más allá de la mera secuencia dispositiva de palabras, singulariza y predispone para alcanzarlo. A modo como el matemático aplica de forma calculada y con rígidas normas, números, ecuaciones o diferenciales, el literato coloca palabras, sintagmas u oraciones siguiendo el infinito número de combinaciones que le permite la tradición de su lengua, Desde luego, no podemos ignorar la inspiración, tampoco el carácter lúdico, como arte que es, esa mágica disposición que despierta la fuerza interna de la mente para actuar, pero en cualquier caso es previa una variable: el mundo de las palabras,

2,- Por tanto, el mundo de la imaginación no es accesible para cualquiera, ni siquiera para quien, con buen sentido y firme criterio, se considera escritor, si no se conocen las herramientas necesarias, Sólo entonces se puede pasar del mundo de la realidad (permítase nos el término, tan equívoco o crítico para los teóricos), al mundo de la imaginación, Es más, se puede disfrutar y conocer los interiores de ese mundo y desconocer su proceso de creación: no es lo mismo leer que escribir, no es igual crear que hacer uso del resultado de ese proceso creativo, Sin embargo, en nuestro caso particular, leer implica un acto tan vital e importante que supone la creación de


un mundo propio, una conciencia totalizadora y universal, donde el lector se involucra de tal suerte en las palabras que puede llegar a trascender incluso el horizonte del propio escritor. Desde luego, nada de lo anterior puede apuntar a que ese mundo de la realidad sea impedimento, antes al contrario es favorecedor de la propia realidad del mundo imaginativo. Digamos que la creación parte de una materia bruta recogida en ese mundo sensible, el de los sentidos, el de las pasiones, el cotidiano, y sólo por medio de las palabras es transportado y diluido en el imaginario. Podemos afirmar que al hacerlo inteligible lo hacemos nuestro, a nuestra medida, de ahí la consideración de denominarlo reflejo de nuestras propias aspiraciones, temores, angustias o fantasías.

otros elementos nuevos, casi siempre limitados para sus pretensiones; uno piensa a veces, en sus contactos o charlas con los estudiantes, que el alumno no alcanza a ver la necesidad de la literatura para su vida personal. Discrimina sus lecturas personales de las obligatorias impuestas por la educación, si es que lee fuera del aula, y esas lecturas se refieren a la literatura de divulgación, las nuevas tecnologías informáticas o audivisuales. Sin embargo' cuando él se involucra directamente parece sentir la narración como estímulo. Es conocido que la motivación personal influye en el estudio de una materia u otra con más o menos pasión y eficacia. En otras palabras, ¿qué criterios permiten acercar, entonces, al alumno al hecho mágico de la creación? No consideramos que el saber

3.- Tal vez uno de los errores de mayor difusión y gravedad es aquél que se proEs conocido que la motivación personal pone adoctrinar la enseñaninfluye en el estudio de una materia u otra za de la literatura, encorsecon más o menos pasión y eficacia. tando su estudio a pautas, normas y leyes que no por ser evidentes, impiden hacer cognoscible al iniciado los in trincados caminos de la literatura. acumulativo impartido en las actuales Veamos más de cerca este acceso al aulas, pueda alcanzar tan ardua empremundo de la imaginación. sa, ni tampoco con el saber incuestioPuede pensarse que la pregunta clave nable del profesor, o con el dogma de la podría ser ésta: ¿Para qué sirve la ense- norma oficial educativa vigente. Desde ñanza de literatura? Detrás de la inoluego, el miedo siempre provocará alecencia de la interrogante parecen ocul- jamiento, desazón, pasividad en el ejertarse diversas y consabidas cuestiones. cicio de aprender, y por ende el paso Veamos algunas: en su labor profesional del mundo de la realidad al de la imagiel docente cuenta con un plan estable- nación puede verse truncado. Para mí, cido, aprobado oficialmente, que debe el hecho de estimular a la creación o a cumplir en sus aspectos generales, la comprensión del hecho literario debeincluso, digámoslo con indulgencia, ría centrarse en el descubrimiento de la acatarlo en su totalidad o introducir necesidad de ese conocimiento para


una mente que, por diversas causas, debe ser educada para el nuevo mundo con el que se va a encontrar. De ahí que deba conocer las armas o las herramientas que le permitan tal empresa, y si el mundo de las palabras no es inocuo, ni fácil, ni mucho menos hermético en su estructura, cada uno descubrirá las múltiples conexiones que pueden establecerse cuando se accede a él.

creador-el escritor. Solamente un trabajo docente que implique al estudiante en el descubrimiento de las técnicas empleadas en la literatura puede alcanzar el éxito: creación de personajes, reescritura de textos, prácticas de los distintos géneros literarios, cambios de estilo, estudios sobre el tiempo y el espacio en la narrativa, creación de tipos ... Sin una cooperación activa del estudiante jamás alcanzará éste, no ya el conocimiento (más allá de un repetitivo alarde de la memoria), sino siquiera la complicidad

4.- Desde luego, transmitir el saber literario no puede seguir los derroteros por los que cierta tradición discurre, cercando al alumno en el laberinto de las cuestiones Solamente un trabajo docente que implique gramaticales, la corrección al estudiante en el descubrimiento de las ortográfica, el comentario de técnicas empleadas en la literatura puede textos, la referencia histórica y la lectura obligatoria. Digo alcanzar el éxito. que estos parámetros, tomados como dogmas, no pueden medir el nivel educativo por sí mis- necesaria con la materia estudiada. Si mos , sean mejor o peor impartidos. se aboga por la clase activa frente a la Menos todavía si no se desconoce un pasiva es para adormecer la pereza ante hecho diferencial de indudable valor: las el hecho literario (frente a la «cultura de prácticas literarias (comunmente conoci- la imagen» que parece ganar adeptos das por talleres literarios), las cuáles en las postrimerías del presente siglo). deberían inscribirse en la norma, siem- Sin duda, la literatura puede ser un arma pre abierta y dúctil, del encuentro con el para la vida, aunque para ello necesite hecho literario, y desde la doble pers- despertar el sentimiento del enamorado: pectiva del teórico -el profesor- , yel que se le haga necesaria y libre.


PR[~[~(I~ ~H [~(RllOR [~ H~ijl~ ENRIQUE BADOSA ~.

N alguna ocasión he colaborado con titulares de cátedra, en calidad de escritor invitado. Fue grato para mí y creo que también para los estudiantes universitarios. No se trataba de substituir al profesor, sino de aportar la experiencia de quien se dedica a las Letras como presunto creador, algo que a los estudiantes -por lo menos a los de Literatura- siempre les interesa. Experiencia que si para los universitarios puede ser importante, más puede y debe serlo para el estudiante de bachillerato, lo mismo si el escritor invitado habla de su obra que de la ajena, e incluso del lenguaje. Sí, me parece muy importante la presencia del escritor en el aula. Lo que sucede es, me temo, que no resulta muy fácil esta presencia. Hay escritores que se desentienden de ella. Alegan que les privaría de precioso tiempo. Comprensible. Pero tampoco es mala inversión en la propia obra esto de acudir ante los alumnos. Por lo que atañe a Puede que también conviniera que los profesores, máxime a los «Literatura» fuese materia no más fácil de bachillerato, convendría insistir especialmente en de aprobar que «Matemáticas» o «Filosofía». hacer viva en los estudiantes lo mismo la Literatura del pasado que la del presente. Y puede que también conviniera que «Literatura» fuese materia no más fácil de aprobar que «Matemáticas»o «Filosofía».

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fD~(A(IO~ lIURARIA f~ lA l~fA~(IA

N la era de la televisión y el ordenador, hablar de la enseñanza de la literatura en la infancia es tema bastante frustrante. Después de entrevistar a maestros y conversar con alumnos he sentido más que nunca la desolación de comprobar que la literatura es una parte ínfima de la primera enseñanza. Los maestros, en la misma proporción que los padres, utilizan el televisor como sistema de entretenimiento más que como sistema didáctico con lo cual la imaginación del niño no trabaja y esto le lleva sistemáticamente al rechazo de la lectura que «es un trabajo». (De ahí que al niño le agraden los anuncios televisivos porque «se repiten continuamente» y saben «lo que va a pasar» en cada imagen, no tienen que esforzarse en imaginar). La lectura obligada en los colegios no alienta a continuarla fuera de las aulas porLa literatura es una parte íntima que esta obligatoriedad la de la primera enseñanza. hace incomprensible y difícil. He comprobado en un aula escolar un procedimiento de aprendizaje ~e lectura absolutamente demoledor. Los niños leen en voz baja lo que la maestra lee en alto. Sigue con el dedo la la línea y de pronto la maestra deja de leer y pregunta a uno de los niños por dónde va. La mayoría de las veces el niño «se ha perdido». Esto le causa un traumático rechazo a la lectura ya que se expone a la burla de los compañeros. Por otra parte ¿quién le ha preguntado qué es lo que está leyendo, cómo interpreta el texto? Lázaro Carreter dice que «la explicación de un texto es ir dando cuenta, a la vez, de lo que un autor dice y de cómo lo dice», no la lectura sin entender lo que se lee solamente porque es obligatorio que el niño lea, quedando así sólo la palabra, en vez de la magia de la palabra, la compresión, el significado. El niño rechaza la lectura muchas

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veces por falta de comprensión en los valer también para los adultos si es obra textos a pesar de que hoy en día hay de arte.» magníficos libros para la infancia y colecEl estudio, cada vez más extendido, de ciones aconsejadas para las diferentes las carreras técnicas, suele alejar al edades del colegial; pero aún así, ciertas alumno de la literatura, de ahí la necesipalabras pueden serie desconocidas al dad de que la afición se despierte en la niño y esto le produce el aburrimiento y infancia, como una droga que se haga el rechazo total. indispensable a lo largo de la vida. Estos niños llegan a la edad adulta olvi¿Por qué en las escuelas no se les ensedando lo poco que hayan leído y no volña a interpretar un texto, a que el niño viendo a coger un libro. opine sobre él? ¿Por qué no se les enseAquel que en su infancia se ha aficiona- ña a escribir cartas a los amigos, a los do a la lectura (bien porque ha tenido padres, invitaciones a fiestas, etc. para buenos profesores en esta enseñanza o porque sus padres le han acostumbrado Aquel que en su infancia se ha aficionado a amar la letra escrita) no olvida jamás este anhelo de a la lectura) no olvida jamás este anhelo lectura. de lectura. Pero ¿cómo fomentar las primeras lecturas? ¿Cómo hacer que lo atractivo sea instructivo a la vez? Yo creo que la inculcarles el deseo de expresarse por redacción oral es uno de los principios escrito? básicos. Contar un cuento tradicional Al final del trimestre el niño suele llevar a una o varias veces hace que el niño al su casa los trabajos realizados en el tomar contacto con este cuento escrito colegio: dibujos, manualidades, etc. le sea familiar y lo lea con gusto y com¿Dónde están las redacciones, los prensión. Personalizar los cuentos comentarios, la literatura, en fin? Las imágenes han sustituido a la imagihaciendo teatro también conduce al nación; no se piensa, se ve; esto es conocimiento del texto. El niño debe mucho más sencillo, más fácil. empezar a iniciarse en los textos de fantasía, luego pasará a la realidad con los A medida que van cambiando los sisteviajes y las aventuras, de la misma mas de enseñanza, va alejándose más el estudio de la literatura. La lectura se conmanera que evoluciona en sus preferenvierte, de un placer, en una obligación cias sobre el cine: pasa de gustarle los pesada, aburrida, incluso incomprensible. dibujos animados a la afición al cine con Me pregunto si estamos formando una personajes reales. Decía Radice: «No todo lo que está generación de futuros técnicos analfabetos. Esperemos que no sea así por el escrito para los adultos vale para el niño, pero todo lo que vale para el niño debe bien de todos.


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f~n~AR lIHRAI~RA

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o hace falta ser escritor para saber que "las ideas no son ya las cosas, las

palabras no son las ideas, y la palabra escrita no es, ni con mucho, la palabra hablada". No empiezo citando a Foucault ni a ningún otro estructuralistao Lo dijo Alfonso Reyes en su artículo Sobre el procedimiento ideológico de Stéphan Mal/armé, publicado en 1909, seis años antes que apareciera el Curso de lingüística general, de Saussure. Pero como Reyes, sabio de alma lírica, escribía en español y era mexicano, no es leído, hoy, por casi nadie. A la perspicacia de Alfonso Reyes no le pasó inadvertida la personalidad absolutista de Mallarmé y el tufo a estética hegeliana que despiden sus poemas. Yeso que Reyes no mencionó una homilía de Mallarmé, Herejías artísticas, donde el excelso vate se opone a que la poesía se enseñe en los colegios con el fin de evitar que "se rebaje al rango de una ciencia". Y al imaginarse Mallarmé a un intruso profanando sus poemas de lengua inmaculada, se le abren las carnes y reclama para sus El poema puede soportar el aislamiento libros los "broches de oro de y valerse por sí mismo; ni siquiera necesita los viejos misales" y los "jerola presencia del oyente o del lector. glíficos inviolados de los rollos de papiro". Aureolado de reticencia esotérica, Mallarmé culmina su homilía congratulándose de que los poetas siempre hayan sido orgullosos y exhortándoles a que también sean desdeñosos. En un rapto de lucidez poética había comprendido, y así lo reveló al mundo, que el poema puede soportar el aislamiento y valerse por sí mismo; ni siquiera necesita la presencia del oyente o del lector. Quienes no nos beneficiamos de esa lucidez, quizá porque nunca fuimos hegelianos de uno u otro signo, seguimos obcecados en creer que una obra literaria carece de


vida sin la participación activa de sus frutos de la inteligencia- se cimenta en destinatarios. Estética de la recepción un centenar de libros bien elegidos. que orienta la enseñanza de la literatura Cuestión más intrincada es determinar hacia la formación de buenos lectores. hasta qué punto se puede enseñar a Lo cual redunda siempre en provecho de escribir obras literarias, empeño no muy la calidad literaria, pues si bien un exce- distinto de enseñar a transcribir sueños. lente lector no tiene por qué ser escritor, En seguida se les nota la impostura a el que aspire a componer una obra lite- aquellos aprendices de escritor que no raria ha de ser, además de imaginativo y tienen sueños o no se acuerdan de ellos. observador, un lector avezado. En E/agio El escritor que da un curso de escritura de /a sombra, Borges se franqueó: «Que creativa tropieza de entrada con dos difiotros se jacten de las páginas que han cultades: erradicar en la mayoría de los escrito: a mí me enorgullecen las que he asistentes la comodidad de reducir el leído». Muchos escritores comparten ese texto literario al lenguaje común, y refreorgullo. Y por un motivo fundado: el libro nar la propensión de la inmensa minoría es hijo de la necesidad de expresarse, como el hijo carnal lo es de la necesidad de perpetuarse. El autor poco El libro es hijo de la necesidad de expresarse) puede hacer para cambiarle como el hijo carnal lo es de la necesidad al libro su naturaleza, su fisode perpetuarse. nomía, su talante: se limita a engalanarlo, a pulirlo, a asearlo. Pero si el libro que se escribe es hijo de la necesidad disfrazada de placer, como los hijos a concebir la literatura como un eufónico naturales, en cambio el libro que se lee batiburrillo de sonámbulo. Sólo un literaes sólo fruto del placer, como toda electo ebrio de fatuidad barroca pOdrá escrición del entendimiento. La enseñanza de bir «los eventos consuetudinarios que la literatura debería tender, pues, a foracontecen en la rúa», pero el escritor mar un buen lector, que es lo contrario con instinto poético tampoco se resignadel lector funcional y velocista que ha rá a la expresión coloquial «lo que pasa impuesto la «cultura Guinness». El mejor en la calle». Demasiado gris, demasiado lector no es el que lee mucho -por la plana. El hallazgo de la expresión precimisma razón que el mejor escritor no es sa, que huye de la afectación sin caer en quien emula a «El Tostado»- , sino el la sequedad, revela la calidad literaria de que lee a conciencia, reposadamente, un texto. La búsqueda de ese raro equilipracticando ese modo vicario de escribir brio caracteriza al arte verbal. Cada una que es la lectura atenta y crítica. Sería un de las otras artes tiene elementos espemodo de atajar la proliferación de lecto- cificas de expresión que la deslindan de res embrutecidos por el ansioso prurito la vida cotidiana: no hay que saber solfede estar al día, incapaces de entender ar, cantar, plasmar volúmenes o combique la verdadera cultura - aquella que nar colores para entenderse con el vecino. El hecho de que el lenguaje verbal rotura los mejores instintos para cosechar los delicados, no siempre dulces, forme parte sustantiva del trato diario, y


que las palabras sean meros signos de ciencias, y aprenden a mirar desde múltivalores, no materiales valederos por sí ples perspectivas el huidizo y poliédrico mismos como los de las artes plásticas y entorno que liamos realidad, algunos la música, confiere a la literatura ductili- de ellos dad, amplitud y agudez expresivas, a la vez que restringe su campo de experimentación formal. Desconfiar de las palabras enmohecidas En resumen, lo primero por la rutina, desgastadas por el trueque, que hay que enseñar en carcomidas por la astucia y la necedad. un curso de escritura creativa es a desconfiar de las palabras enmohecidas por la rutina, desgastadas por el trueque, carcomidas por -quod natura non dat, Salmantíca non la astucia y la necedad. Y lo segundo y praestat- estará en condiciones de principal, a precaverse contra la grandilo- crear, mediante técnicas de escritura cuencia y el gorjeo críptico. Si a los asisfácilmente asimilables, una obra literaria, tentes se les inculca también la idea de esto es, una obra en la que la compaque existen tantos mundos como consión cristaliza en bella sagacidad.


RAMON CARNICER

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experiencia como alumno y profesor de literatura, tanto en la enseñanza media como en la superior -con la consiguiente percepción de aciertos y errores propios y ajenos- , y mis reflexiones como autor me llevan a las siguientes conclusiones. 1.a La función fundamental del profesor debe encaminarse a la incitación a la lectura por parte del alumno. A ello debe acompañar una exposición del panorama histórico en que la obra se produce y de la vida del autor si, como comúnmente ocurre, es conocido. 2.a Con los dos apoyos mencionados, el alumno se enfrentará directamente con la obra, haciendo suya aquella norma que rige respecto de numerosas creaciones o elaboraciones humanas: "del productor al consumidor", es decir, sin intermediarios. El alumno es quien debe llegar a valoraciones personales, que luego contrastará con las La función fundamental del profesor alcanzadas por las autoridades en la materia. debe encaminarse a la incitación a la lectura 3.a Es muy pernicioso lo por parte del alumno. practicado por la mayoría de lo docentes universitarios: suministrar de antemano a los alumnos bibliografía teórica y crítica. Y lo es porque les lleva -mediatizando o condicionando su propio juicio- a aceptar sentencias de dudosa validez. El autor se dirige a un lector indeterminado, sin acomodarse a patrones teóricos y críticos a los que casi siempre es ajeno. Tales patrones son enormemente inestables, cambiantes, cuando no arbitrarios o partidistas, dictados con frecuencia por afinidades o disparidades ideológicas o de otro orden. Quien asista a congresos o reuniones de los supuestos pontífices de la crítica contemplará un guirigay de réplicas, refuta-

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nada tras de sí. Estos críticos, en suma, viven parasitariamente de la literatura y nada o muy poco cuentan en ella, salvo en lo que de modo efímero y desde una posición influyente puedan provocar en vida de sus condenaciones, sus silencios o sus loas. La obra de los autores, en cambio, queda, si pasa la prueba de Los críticos académicos se van al otro mundo interesar al lector y ganar un con sus teorías y se hunden en el olvido más espacio en su recuerdo y en el de los escritores que sienabsoluto) mientras nuevos críticos montan un tan de manera responsable alboroto similar al producido por los difuntos) y solvente su quehacer. para fenecer al cabo y no dejar nada tras de sí. 4.a Una de las prácticas más recomendables en la enseñanza de la literatura es el hunden en el olvido más absoluto, comentario de textos, donde el profesor mientras nuevos críticos montan un puede alertar al alumno tocante a lo que alboroto similar al producido por los éste, por su incipiente formación, podría difuntos, para fenecer al cabo y no dejar pasar por alto ciones y descalifidaciones aspaventeras, que cambiarán de signo en el congreso siguiente. El transcurso del tiempo permite ver que, excepto en casos rarísimos , los críticos académicos se van al otro mundo con sus teorías y se


JOSÉ CORREDOR ~. MATHEQS,.::i~~·

IEMPRE me ha sorprendido el enfoque que se da en los centros de enseñanza media y universitaria a los comentarios de texto literario. Parece entenderse que la obra es una construcción de meccano que ha de descomponerse para ser comprensible. El interés se pone por entero en los aspectos estructurales y formales, sin que importe el verdadero significado, y sé que no hago sino expresar una opinión muy extendida y que resulta tópica. Durante varias décadas se ha estudiado en función del método en boga en esos momentos, y sólo cuando la modernidad ha hecho crisis se ha introducido cierta flexibilización, en una metodología que sigue siendo básicamente estructuralista. Pero lo que resulta positivo, por lo que creo apreciar, es la libertad y creatividad con que algunos profesores concretos interpretan pautas y criterios generales y esto, conscientes de que no se trata de elegir un método u otro --o emplear uno a la carta como se hace en el estudio de algunas discipliEs preciso) ante todo) que se introduz ca nas- sino de establecer personalmente con el alumal escolar de modo que le incite a leer. no - y con muchos no será posible- una relación directa que resulte estimulante. En cualquier reforma que se lleve a cabo se han de tener en cuenta muy diversos aspectos y considerar que la obra de arte no puede ser explicada sino es en sus niveles más externos. Que es preciso, ante todo, que se introduzca al escolar de modo que le incite a leer, lo cual es hoy muy difícil ante la competencia de la televisión, y hacerlo dando amplio margen al estudiante en la elección del texto. El error más grave que encuentro en los métodos actuales de enseñanza de la literatura es que se hace de ella algo penoso, que aleja al estudiante, impidiéndole adquirir el hábito de la lectura, que se ha de basar - y esto resulta también obvio-- en el goce .

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Un goce que ahora es obstáculizado por análisis fríos , mecánicos, resultado de entender el estudio de la literatura como una labor ingenieril, en que lo fundamental es el cálculo de las estructuras y la resistencia de los materiales. Pero me

temo que el problema no deberíamos aislarlo, sino entender que la renovación de la enseñanza de la literatura ha de formar parte de una reforma profunda del sistema educativo, para adaptarlo a las necesidades actuales.


HAPRf~~IIAn ~f lO IffiAGI~ARIO, ij~A fXPfRlf~(IA lIURARIA

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A literatura llegó a mi vida por el medio más natural y antiguo, el de la oralidad. Mi experiencia de lo oral tuvo unas características muy peculiares, ya que no fue una experiencia en el ámbito habitual de la familia sino en el ámbito vecinal, entre las gentes del pueblo y del Valle donde nací, en las cocinas y en las noches invernales. La oralidad formaba parte de un rito integrado en la costumbre y mi infancia está "literariamente» marcada por ese rito. En el entorno vecinal del mismo había lógicamente una herencia ancestral y un patrimonio imaginario muy concreto. Lo que un niño de los años cuarenta, habitante de un mundo rural de cultura montañesa, podía "escuchar» en los filan dones y calechos de su Valle, en esas reuniones nocturnas así llamadas, era la voz de una memoria antigua preservada en la repetición. Una vez que derivaba hacia lo mítico y lo legendario, que se entretenía en las historias y sucesos que, entre otras cosas, "explicaban» el mundo en que vivíamos y el legado más o menos fantasioso de quienes en ese mundo nos había precedido. Todo un patrimonio perfectamente compaginable con el que nutre el folklore de muchas culturas nórdicas y que proviene de esa especie de infancia de la literatura en que se sustancia la oralidad. Lo que yo debo de reconocer en esta experiencia es fundamentalmente mi aprendizaje de lo imaginario: la absoluta naturalidad con que se produce la fascinación del relato y también su necesidad y hasta el sentido utilitario del mismo. Esa "literatura» originaria, que todavía no alcanzó la mayoría de edad que la personaliza y hace compleja en la escritura, se sustenta en la voz y en la emoción del relato, tiene el poder de recrear lo que nombra y nos ayuda a entender donde vivimos y lo que no somos de un modo distinto a como podemos entenderlo por otros conductos. Su necesidad, su utilidad, es un aliciente para integrarla en la vida, para tomar conciencia de que sin ella la vida siempre será más limitada e incompleta. En ella está, como digo, el ejemplo de mi aprendizaje. Pero estoy hablando de una experiencia que en seguida se compagina con la "literaria» propiamente dicha, por-


que en la escuela y en mi propio entorno familiar los libros van ocupando el lugar necesario y en ellos descubro el territorio más profundo y complejo de la misma, ese otro grado de un mismo aprendizaje. Lo importante, al fin, sea cual sea la experiencia de cada uno, es, a mi modo de ver, cómo se perfila esa conciencia de lo imaginario, cómo la delimitamos y conocemos dándole la importancia que se merece desde el principio. Cómo nos hacemos dueños de ella y la valoramos desde la fascinación, sabiendo también que es necesaria y útil, que en el conocimiento de las cosas y de nosotros mismos lo imaginario es un territorio imprescindible, y que en su reflejo literario, en la belleza y la emoción de las palabras, se instaura como un patrimonio ineludible de la sensibilidad y la imaginación de la

A la literatura sólo se puede llegar desde la literatura. Y sólo desde la fascinación es posible.

condición humana casi desde los albores de la misma. En este sentido, me parece que a la literatura sólo se puede llegar desde la literatura y que su «enseñanza" debe contar con los alicientes previos para alimentar esa conciencia de lo imaginario

que impone su aprendizaje . Y sólo desde la fascinación es posible. Enseñarla sería, en este sentido, mostrarla y demostrarla, alentar ese camino de lucidez y gozo que la literatura, como el arte en general, ostenta: la intensidad de lo que sólo puede concederse, vivirse y sentirse a través de ella. La experiencia personal que rememoraba sobre lo que fue mi aprendizaje de lo imaginario contó además, para mi suerte, con la actitud de algunos maestros de mi infancia, también en una escuela pública rural, que invertían bastante tiempo de eso que ahora llamamos horas lectivas, en leernos y en seguida hacernos leer algunas obras literarias que consideraban apropiadas. El valor de la voz sosteniendo la palabra, de la voz narradora, cubría ese destino de la oralidad a lo «literario" con una emoción muy precisa, que yo he sabido apreciar y agradecer con el tiempo. Entre lo que escuchábamos y lo que leíamos u oíamos leer había una co rri ente común de imaginación humana, un territorio de la palabra que iba imponiendo la fascinación del relato, la emoción y belleza de la fábula. Leer, escuchar, eran actividades previas al estudio, a la información, a la reflexión científica que tanto enriquece al arte. La literatura llegó a mi vida por la vía de sus poderes más antiguos y eternos y de su fascinación más originaria me sigo alimentando.


lInR~lijR~: ffi~nRI~ ~f (o~~(lffilf~m ~ ~f ijfR~~~

Sí como la palabra y la idea son expresiones de la Especie Humana, la Literatura es probablemente la más completa expresión y signo de la Sociedad en su conjunto. Una especie de «redescubrimiento», un «reencuentro» con la realidad del mundo y con su inevitable ficción. Algo que se conoce y se experimenta en la reflexión y en la lectura e, incluso, en la viva voz del relato o en la apoteosis de la oratoria. De ahí su secular importancia. No obstante, convertida en disciplina, tradicionalmnte fue y es considerada por muchos en escuelas, institutos y universidades casi como una evanescente y lúdica materia, un pathos humanístico de dudosa practicidad, en oposición con las ciencias exactas y experimentales. Sin embargo, como la Historia, a la que nutre, es ella nuestra más profunda huella, el eco más audible, la invención menos perecedera, como es siempre el Arte. ¿Quién añadirá una tilde a un poema de Yeats? ¿Quién será el osado de modificar una pulgada la postura del Discóbolo? ¿Se Es ella nuestra más profunda huella, el eco atreverá alguno a intentar más audible, la invención menosperecedera, perfeccionar un cuarteto de Beethoven o un capitel del como es siempre el Arte. Partenón? ¿Puede enseñarse todo esto? ¿Puede aprenderse? Si amar la Literatura es conocerla en su vasta intimidad, digamos que sí puede enseñarse, puesto que tanto la amamos, es decir, tanto la «conocemos». Pues, ¿por qué no puede ser ella materia de conocimiento y verdad? Naturalmente que lo es. Y, sin embargo, su enseñanza como disciplina de estudio es, desde antiguo, casi un imposible. En la Escuela Primaria es una fábula; en el Instituto un repertorio; en la Universidad un compartimento estanco, dividida en los «departamentos» de las diferentes lenguas. Como si

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Institutos y los compartimentos estancos de las Universidades y entronicemos al escolar y al estudiante en esa pasión de la lectura, no como receta o clave didáctica, sino como catalizador del espíritu, es decir, de la mente de enseñantes y educandos. Abranse las fronteras del Arte Uterario; elimínense los biombos impúdicos que fragmentan y cohiben la obra; tradúzcase más y mejor; fúndanse los géneros y, sobre todo, no convirtamos el éxtasis de la Todo Arte debe ser traduciblepara ser universal. Uteratura que embriaga, deleita y enseña, al índice canijo del parvulario, la enseñanza media lengua propia, desdeñando la traducy la universidad, pues la Uteratura, cuanción como un atentado a la pureza de do penetra de verdad en la mente delleclas poéticas vernáculas. Y, sin embargo, tor carece de edad, de estamento y de todo Arte debe ser traducible para ser cronología, como todas las pasiones. Y, universal y el idioma, como el mármol sobre todo, aborrézcanse los textos y las de Carrara, o el ocre de la arcilla, no antologías cuyos autores y obras hayan son más que vehículos transmisores de sido seleccionados con el criterio espúreo las ideas y de los sentimientos que de del amiguismo (lacra de muchos antóloellas nacen. gos) o la mísera perspectiva de los mercaElimínense, pues, las fábulas de las deres que rigen los más influyentes empoEscuelas Primarias, los repertorios de los rios editoriales . la Literatura tuviese idioma y, mucho menos, fronteras y patrias. Lastimoso el espectáculo de los profesores universitarios que intentan explicar a Valle Inclán sin hacer referencia a Dostoyevsky. Encerrados en un círculo de tiza lingüístico muchos enseñantes sostienen que cada literatura hay que conocerla en su


f~n~~R lIUR~lqR~ f~ m~RRqf(m JACINTO~LOP.EZ GORGE "~.

GNORO cómo se imparte hoy la literatura en los colegios e institutos, que es lo que yo conocí como enseñante en otros tiempos. Desconozco por completo también los pormenores de esa nueva Ley y, por supuesto, qué tratamiento debiera darse en consonancia con ella, a la enseñanza de la literatura. Pero diré algo de lo que yo experimenté fuera de España, en tiempos ya lejanos, en relación con nuestra literatura y nuestra lengua. Fui profesor de lengua y literatura española en Marruecos durante algunos años, particularmente en aquéllos en que, tras la proclamación de la Independencia, se implantó el primer plan de estudios del nuevo bachillerato marroquí para la Zona Norte (hasta entonces Protectorado Español, donde ya había sido asesor de Enseñanza Musulmana en diversas comarcas rurales del legendario Rif de Abdelkrim). En Tetuán, además de dichas clases, también enseñé nuestra Lengua y Literatura a un amplio grupo de profesores egipcios contratados por el Gobierno marroquí para su bachillerato. Antes y después de aquellos años -últimos de la década del 40, toda la del 50 y primeros de la del 60-, había ejercido la enseñanza en España - Melilla y Madrid-, compartiendo esta dedicación con la de escritor y periodista. Durante mis años de enseñante de la literatura española en Marruecos, comprobé que de nada servía para mis alumnos de entonces (en los que centro mis experiencias fundamentalmente y a los que sólo las limito para responder al requerimiento de "República de las Letras") ir dándoles a conocer, como parte esencial de nuestra cultura e historia, quiénes fueron o son los más significativos escritores de España e Hispanoamérica: los que con mayor maestría, belleza, precisión y eficacia usaron esta lengua que aquellos marroquíes españolizados, no del todo conocían, o cuyo aprendizaje alcanzaba ya niveles altos. Iban sabiendo de algunos de nuestros clásicos, románticos o contemporáneos - de sus nombres y de sus más importantes obras, en rigurosa y cuidada selección-, pero eso no bastaba y, a fin de cuentas, poco o nada les decía.

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Se impuso, pues, paulatinamente la lectura de textos muy escogidos y caracte-

rizados de determinados autores y épocas, para que fueran familiarizándose con su más sobresalientes rasgos. Fue una labor muy lenta y paciente, pero los resultados no Lectura de textos muy escogidos dejaron de apreciarse a la larga. Y años más tarde, ya lejos de y caracterizados de determinados autores Marruecos, en nuevos contactos y épocas, para que fueran familiarizándose que con alg unos de aquellos con sus más sobresalientes rasgos. alumnos ocasionalmente tuve, pude constatar que de mi proceder quedaron imborrables huellas .

r [rimmr~ I~:


ACE algún tiempo escribí el poema que ahora transcribo, dentro de una serie de Sonetos familiares, sin el menor propósito de publicación. Son poemitas íntimos, muy personales, pero, ante la pregunta que se me formula, lo he recordado, extrayéndolo de mis inútiles carpetas de manuscritos inéditos:

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Los hermanos en tomo de la mesa. Lámpara familiar su luz deslía. La voz del padre extrae la poesía de hermosa historia que a su voz regresa. Knut Hamsun, Shakespeare, Lagerl6f, Cervantes, Andersen, Verne, Amicis, Bécquer, Carlos Oickens. La navidad. Hoy, recordarlos es reencontrar los viejos habitantes de una casa infantil aunque invisible donde una voz fue llave imprevisible que abrió la puerta a la Literatura. Aún cuando vuelto a libros tan queridos me parece sentir en mis oídos la amada voz del padre en la lectura. Ya lo sé: la escena evocada, que pertenece a los primeros años veinte, es hoy absolutamente impensable. La vida cambia, las costumbres son otras. Falta gusto por lo doméstico, falta cohesión familiar. Tampoco lo permitiría ese otro habitante tiránico de la casa: el televisor. Pero la verdad es que no concibo otra forma de


enseñar Literatura que el amor. Amor al libro, ante todo y desde la infancia. La familiaridad, el clima. Los libros como compañeros inseparables : libros a nuestro alrededor, ante nuestros ojos. No entiendo una pared sin baldas ni un anaquel vacío. Libros tan nuestros que no podemos desplazarnos sin su compañía. Libros de los que nos sabemos trozos de memoria. La Segunda antología poética de Juan Ramón la compré a los quince años por una peseta y cincuenta céntimos (Colección Universal) y me ha acompañado toda la vida. Fue en mi mochila de miliciano, en mi macuto de prisionero, en mi petate de recluso,

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junto al plato de latón y la cuchara de aluminio. A los nueve años leíamos el Quijote y comentábamos entre nosotros sus peripecias: hoy dicen que ese libro no se debe leer en la escuela, iqué necedad! Lo que debe despertarse desde la escuela -y desde el hogar- es el amor al libro. Siento repetirme, pero la Literatura es el libro. Comprendo que las nuevas tecnologías impulsen a los profesores a los «soportes magnéticos", al «libro electrónico", a las «imágenes digitales" y otros prodigios. Pero, para mí, la Literatura es el libro. Y la Literatura será siempre el libro, o no será.


EGUN tengo entendido, la poca literatura que hoy en dia se enseña en los colegios es casi exclusivamente española, lo cual es un completo disparate, casi como no enseñar nada. Y no porque la literatura de nuestro país sea pobre, sino porque la idea de una sola lengua -no digamos de una sola nación- está reñida con el propio concepto de literatura. La producción escrita de un país aislado simplemente no existe: nunca está tan aislado como para no haber recibido influencias o no haberlas ejercido. Sería incomprensible la novela inglesa del siglo XVIII sin el Quijote, o la poesía renacentista española sin Dante, Jaime Gil de Biedma sin Auden o Juan Benet sin Faulkner. Mi recomendación, sin embargo, tendría un carácter práctico, no desvinculado de lo que acabo de señalar. Se dice que las matemáticas siguen siendo necesarias en un mundo lleno de calculadoras para formar o pertrechar la cabeza de los estudiantes. Del mismo modo, creo que uno de los mayores ejercicios Uno de los mayores ejercicios intelectuales intelectuales que nadie puede llevar a cabo es traduque nadie puede llevar a cabo es traducir. cir. Los estudiantes están obligados a aprender por lo menos una lengua, luego dispondrán siempre de unos mínimos rudimentos para verter textos sencillos, más complejos más delante. Traducir supone decir de nuevo en una lengua lo que ha sido dicho en otra, y decirlo "igual .. , por absurdo y quimérico que parezca tal empeño. Justamente el interés y el aprovechamiento residen en eso, en lo quimérico. Para poder decir lo dicho hace falta haber comprendido todas y cada una de las frases de lo dicho, en un grado mucho mayor

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del que nos exige la mera lectura. A menudo se califica al traductor de "lector privilegiado». Lo es, sin duda, pero se olvida que también es un escritor privilegiado. Quien sea capaz de volver a decir en su lengua aceptablemente - y con sus mismas palabras, no con otras apro-

ximadas- lo que dice una frase de Shakespeare, de Flaubert o de Leopardi, de Nabo k ~ v o Bemhard o Dickens, tendrá una cabeza tan bien amueblada como quien logre extraer una raíz cúbica, y no será menos importante.


ANTONIO.MARTíNEZSARRION . '.;~

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N mi experiencia y contacto con estudiantes de literatura sobre todo de nivel escolar medio, una de mis preocupaciones y esfuerzos ha consistido en desaconsejarles con vehemencia la lectura asumida o impuesta como obligación o culto a los grandes escritores. Les he repetido una y otra vez: "Si un autor, antiguo o moderno, os aburre, por egregio y ponderado que os lo presenten, dejarlo de lado para ocasión mejor. Nada me extrañaría que esa obsesión tuviera su origen en un mal sabor de boca infantil, cuando en la horranda posguerra española nos obligaban a leer o nos leía el profesor en clase fragmentos del "Quijote»- hoy el libro más hermoso que para mí existe-- en libros antipáticos, de mal papel, peor impresión y tipos y lastimosas ilustraciones.


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f~~f~~~l~ ~ lIHR~lijR~

EAN cuáles fueren los modos de presentación de estos términos, tienen la virtud de no dejar a nadie satisfecho. ¿Hay que enseñar Literatura? ¿Enseña la Literatura? ¿Cuánta y qué Literatura debe enseñarse? ... Indefinidamente se podrían seguir planteando proposiciones de este tipo que, pese a ser sencillas en su enunciación, continuarían enredando la madeja hasta extremos poco deseables. Sin embargo, la normativa que rige los planes de enseñanza, sí lo hace. Sus disposiciones responden esas (y otras) preguntas y son implícitos juicios de valor acerca de la Literatura , su extensión, su oportunidad ... Ante este panorama, ¿tiene sentido mencionar la apertura de mente, educación del gusto, robustecimiento del sentido crítico, el acceso a otros mundos, incluso podría aportarse el argumento nacionalista del conocimiento de un pasado glorioso propio, o lo más inédito (quizá importante), el deleite que proporcionan los buenos textos literarios? La cuestión, reducida al ámbito de la enseñanza obligatoria y del nuevo bachillerato la simplifica su ley correspondiente: La Literatura ha desaparecido del panorama; solamente se la contempla en una de las modalidades del nuevo bachillerato, nada en la enseñanza obligatoria. Un retroceso más que, plan tras otro, sitúa a la Literatura en los andurriales de peor tránsito. El papel que la Literatura debiera tener en cualquier plan de enseñanza, lo cuidadosos que se debiera ser con ella, lo reclama la propia etimología de la palabra: La Literatura, variante de la originaria littera latina, supone la base de cualquier escrito, que por serlo, prescindiendo de conveniencias y valoraciones estéticas, es ya en principio, Literatura. La Literatura (no hablo de su enseñanza ni su historia) está presente, en ella misma, desde el comienzo de cualquier enseñanza. Pero ¿qué Literatura? Este es otro problema, no por colateral menos importante: La utilización de los textos escritos. Entre las diferentes escrituras existen muy variadas diferencias. Ni toda la Literatura es igual en interés, oportunidad, conveniencia ... ni siquiera en calidad. Nada tan mani-

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pulable como la Literatura. De eso obligatoriedad ... Es decir el exceso, saben mucho ciertos regímenes políticos variante igualmente peligrosa de la utiliy también pedag óg icos. Con la zación de la Literatura . El panorama de Literatura se puede hacer casi todo, las letras (Iiterae > literaturas) es tan desde amordazarla, perseguirla y utilizar- amplio que cada cual (si ha sido convela, hasta hacerla ser complaciente con nientemente informado) podrá elegir y los presupuestos más dispares. La sabrá distinguir la adecuada parcela, la Literatura , en sí, lo mismo puede ser de su particular gusto, en el inmenso inocente que repugnantemente peligrosa o irrelevante y despreciada ... A mi modo de ver, aquí reside la imporEnseñar Literatura debe conllevar tancia de su enseñanza. el discernimiento sobre la propia Literatura, En señar Literatura debe educación del gusto ... incluso la advertencia conl levar el discernimiento de los inconvenientes de la Literatura misma sobre la propia Literatura , educación del gusto .. . incluque los tiene. so la advertencia de los inconvenie ntes de la Literatura misma, que los tiene. campo de las Literaturas. Enseñar Literatura no sólo es ofrecer Estos objetivos, para cada uno de los una serie de conocimientos (bagaje de extremos mencionados, debieran ser los cultura para quien los posea) supone que asumiera la enseñanza de lo que, enseñar a leer, y al contexto de esa lec- genéricamente denominamos Literatura también lo deberemos denominar tura. Sin embargo, los diferentes planes Literatura : Leer y qué leer; necesaria de enseñanza han ido, de uno a otro, operación ésa primera y subjetiva y de privando de horizonte al territorio de la libre elección la segunda. Una vez supeLiteratura hasta convertirlo en un arrarado el primer peldaño en el ascenso de bal, y no muy grato, de un centro urbala lectura y se sepa qué es leer, se esta- no de mayor empaque, el ocupado por rá en disposición de elegir lo que se aquellos conocimientos tenidos por útiquiere leer. El discernimiento de las lec- les. La falacia de la utilidad de los sabeturas, su calidad, su conveniencia, el res ha hecho fortuna y las Humanidades, incluso por decreto o ley orgásimple agrado, neutralizará la tentación de dirigir que a determinados gurús nica, han sido declaradas de escasa utipueda asaltarles: inclusión, exclusión, lidad.


lIHR~lijR~ f~ WlfGm~ ~ OlR~~ (f~IR~~ ~~(f~H~

I experiencia se limita a colegios e institutos, dada mi condición de autor de libros tanto para adultos, como juveniles o infantiles. Por haber obtenido algún galardón importante en este último género, Premio Barco de Vapor 1982, soy requerido por los colegios para impartir libro-forum. Los alumnos leen alguno de mis libros y luego me preguntan sobre él. Los profesores hacen grandes esfuerzos para que asistamos los autores a estos encuentros y presionan a las editoriales para que nos animen a ir. Mi impresión, por tanto, es que existe en los medios docentes una gran preocupación porque el niño no lee a menos que se le ofrezcan alicientes adicionales, vg: los citados encuentros en los que les brindan la posibilidad de conocer a un escritor. Mi impresión respecto de la labor de Para motivarlas en la lectura les suelen pedir que hagan los colegios es buena. Diría imprescindible. representaciones gráficas, en forma de comics explicando el argumento de la novela o cuento. En otras ocasiones hacen representaciones teatrales, basándose en el libro. Con estos trucos consiguen que los niños lean hasta los doces años. Pero en cuanto se asoman a la adolescencia el índice de lectura baja notablemente, como bien saben las editoriales que tienen colecciones juveniles. Por tanto mi impresión respecto de la labor de los colegios es buena. Diría imprescindible puesto que son los únicos que fomentan el hábito de la lectura en el niño. En sus casas, con padres ausentes o pegados a la televisión, no encuentran, salvo excepciones, el más mínimo acicate para leer.

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ODOS aquellos que andan siempre lamentando la falta de relación entre el sistema educativo y la Literatura, no saben lo que dicen, en realidad, desconocen profundamente la difícil tarea educativa, la ardua empresa de transformar a ese tierno infante que entra en el parvulario, con la cabeza llena de fantasías y desbordante sensibilidad, en ese espléndido asno licenciado que un día saldrá triunfante a cuatro patas de la Universidad. Además todos esos jeremías yerran de modo exagerado cuando aseguran que la relación existente entre educación y Literatura es escasa. Nada más alejado de la realidad. En la mayoría de los centros de enseñanza, se emplean muchas horas en En la mayoría de los centros de enseñanza) enseñar a los alumnos el se emplean muchas horas en enseñar Arte de da r coces . Para estas clases se utilizan únia los alumnos el Arte de dar coces. camente obras maestras de la Literatura Universal, que colocadas estratégicamente en la parte inferior de las extremidades del alumno (léase pie o en su caso pezuña) son lanzadas a gran velocidad por la ventana. Ya ven, pese a lo que declaran todos esos pájaros de mal agüero, que el sistema educativo actual coloca a la Literatura en un alto lugar. Todo lo demás son ganas de hablar y embrollar el asunto.


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lA f~n~A~lA ~f lA lIHRAlijRA [mi f~~fRlf~(IA ~f lA] OS padres escolapios y claretianos con quienes estudié no enseñaban litera-

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tura, sino que hacían propaganda católica por medio de la asignatura llamada literatura. Por tanto mis primeros contactos con lo que luego ha sido el centro mismo de mi existencia: la literatura, fueron bastante funestos. Mientras a la biblia se le daba un capítulo entero, incluso con extensas citas para lucir sus méritos literarios y Santa Teresa se llevaba la parte del león del siglo de oro, dejando en segundo lugar a Lope, a Calderón y a Góngora, los poetas simbolistas y parnasianos franceses recibían apenas unas pocas líneas llenas de condescendiente desdén, y a Espronceda se le censuraba por haberse amancebado con Teresa más que se le elogiaba por su poesía. Se nos recomendaba mucho comprar "Novelistas Buenos y Es bien raro que yo haya salido escritor, Malos", del padre Ladrón de Guevara, y se pasaba por y me temo que ha sido a pesar y no gracias alto a Pío Baroja, no citándoa mis profesores de literatura. se a Pérez Galdos más que los Episodios Nacionales, "donde", en palabras del padre Enrique, "este autor se redime algo, gracias a su patriotismo, de la cizaña que siembra en el resto de su obra". y los dos años que estudié en el Instituto de Santander, a pesar de estar allí la enseñanza en manos de laicos, la cosa no fue mejor, porque el catedrático de literatura sabía poquísimo y se ocupaba más de ir al muelle a comprar tabaco barato a los marineros extranjeros que de ponerse al día en literatura, hasta el punto de que recuerdo su gesto de desconcierto un día que la pregunté qué pensaba él de Stendhal. Dadas estas premisas es bien raro que yo haya salido escritor, y me temo que ha sido a pesar y no gracias a mis profesores de literatura. La literatura, después de todo, ni

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se sabe ni se aprende: se lee o se escribe, y yo sólo podía hacer lo primero de verdad fuera del colegio, encerrado en mi cuarto y con libros sacados con ganzúas de los cerradísimos armarios de mi casa, y lo segundo no pude hacerlo

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hasta que me vi libre de cortapisas sotanesca~ y limitaciones burocráticas, es decir, has ta que pude comenzar a aprender literatura en la única fuente donde cabe aprenderla, que es con . papel y pluma.

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DAS LANDDER FOLKLORE


N mis tiempos de estudiante de Bachillerato -€sa época tan influyente en el educando, más que la de primaria y la universidad- , el aprendizaje de la literatura estaba lastrado por los excesos memorísticos. En la Preceptiva había una larga lista de figuras retóricas que podía hacerse muy antipática, y la Historia de la Uteratura se mostraba exigente en los datos exactos: por ejemplo, el de las fechas de nacimiento y defunción de autores que en muchos casos ni siquiera eran figuras de primera fila. Jamás he visto por entonces, en carne y hueso, un literato vivo. Ahora no sé cómo es la enseñanza, porque no soy alumno ni profesor. Pero sí se me ocurre acudir alguna vez a institutos y universidades, invitado para hablar de mis teorías y prácticas de escritor. Creo que esto es un excelente complemento didáctico. Tengo la esperanza -diña la seguridad, si no fuese contra la modestia- de que los estudiantes no han perdido el tiempo en tales coloquios. Y, desde luego, yo mismo he aprendido, consciente de que escribo no tanto para enseñar como para instruirme.

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RAFAEL PÉREZ ESTRADA'r J~.: '..-: ' . •

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ECIENTEMENTE, en una entrevista concedida a El País, la escritora Blanca Andreu, a la pregunta: "Estudiaba Filología. ¿Por qué la dejó? .. , responde: "Porque me hacía aborrecer la literatura. Me gustaba más la literatura extraacadémica .. 1. He aquí una distinción a tener en cuenta. Salvo excepciones muy estimulantes, la regla en relación al tema que nos ocupa viene referida al adocenamiento y a otros males, casi todos ellos nacidos de la apatía, la inercia y cierta falta de entusiasmo. El sistema didáctico crea moldes, fórmulas, módulos y esquemas de repetición o sometimiento, y, por lo general, cierra las puertas a lo extraordinario. El aburrimiento se satisface especialmente en la enseñanza. La perspectiva de lo distinto (incluidos los aspectos tímidos de la originalidad) molesta, y no sólo por el "peligroso .. perfil de lo diferente (la ortodoxia se tambalea). sino porque se rompe el modelo explicativo al uso. La imaginación) la originalidad )1 una fuerte Se diría que la docencia se dosis de entusiasmo, goza en acercarse al hecho literario como si éste fuera algo muerto. A veces, si no lo está, lo mata. No, no hay presentación, sino disección en términos más próximos a la necropsia que a la acción de disecar. El bisturí universitario entra unas veces buscando la calidad del sintagma; otras, la arquitectura de lo escrito, y casi siempre desde una actitud enfática y preconcebida. En pocas ocasiones interesa la fuente vital, el propio escritor. El docente ya ha preordenado el tratamiento y a él arrastra la obra, sin intcresarle esos aspectos secretos, íntimos e inalcanzables que sólo el creador conoce.

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Nada tan agotador como lo exhaustivo cuando el interés alude a superficialidades intrascendentes, y me refiero al enfoqu e de la obra de un escritor desde lo miserable. Cuántas tesis no son más que inventarios de migajas que rozan levemente lo formal, con olvido de que la literatura tiene alas cuyo

poder y causas aún desconocemos. La contabilidad no siempre beneficia a lo literario. Cuál sea la solución al problema la desconozco, pero estoy seguro de que en ella deberán participar la imaginación, la originalidad y una fuerte dosis de entusiasmo.


lA 1~(IlA(m~ AlHR CRISTINA PERI ROSSI

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veces me invitan a hablar con los alumnos de distintos institutos de enseñanza de España. Voy como escritora de cuentos, de poemas y de novelas que un profesor les ha hecho leer. Entonces, me encuentro con adolescentes de uno y otro sexo que están llenos de preguntas, con un interés amplio sobre el proceso de la escritura, pero que no es de orden estético: es vital, existencial. Sólo nos pueden interesar aquellas cosas que tienen que ver con nuestros conflictos o con nuestros placeres. Para que esta experiencia se produzca, no sólo ha sido necesario que yo escribiera esos textos. Se ha necesitado, también, un intermediario, un vehículo: un profesor sensible, no gastado completamente por la repetición, no deteriorado por el número abrumante de alumnos. Todavía. Me pregunto, siempre, cuánto le durará al pobre profesor su entusiasmo, y lo imagino como un francotirador que pronto sucumbirá. También es posible que antes que él, yo me canse de ir a esos institutos, donde casi nunca me pagan y otra imagen, la de Sísifo, con su oscura maldición, me haga permanecer en casa. Sin embargo, creo que esa intermediación es necesaria. Pero habría que estimularla con medios económicos, con apoyo institucional. La'enseñanza de la literatura no debe ser programada como un estatuto rígido. La seducción no tiene normas: hay que inventar una estrategia para cada invididuo. Pero las clases están atiborradas, los profesores tienen pocos alicientes y terminan por ser esterilizados por esta enorme máquina niveladora de la masificación. Dado que esta masificación no va a acabar en los próximos años, hay pocas esperanzas de que la incitación a la lectura se puede hacer desde las aulas. Aquel adolescente a quien se le obliga a leer textos que no ha elegido, cuyo vínculo con sus propias angustias y exigencias es remoto, tendrá para siempre la sensación de que la literatura es letra muerta.


Hay que liberar los programas: entre los profesores y los alumnos deben establecerlos en cada curso, sin temor a la libertad. No pasa nada si un alumno ignora la historia de la literatura (que podrá consultar en cualquier biblioteca o en un chip), si, en cambio, se gana un lector. Creo que hay que abolir los "programas de estudio". Instaurar, en cambio, la lite-

Creo que hay que abolir los «programas de estudio». Instaurar) en cambio) la literatura viva.

ratura viva: textos contemporáneos, capaces de seducir a los adolescentes, presencia de los autores, vídeos y una aproximación sensual y cálida a la literatura, no programada y rígida.

De lo contrario, cada individuo tendrá que acercarse a la literatura por otras vías ( no las docentes) con el riesgo de haber contraído una fobia crónica a la literatura. El otro aspecto a aprovechar es la televisión. Es decepcionante que hasta el día de hoy no se haya conseguido elaborar un programa de televisión sobre literatura que atraíga a los no iniciados. No me refiero, claro está, a la entrevista rígida, pasada de moda, con interlocutores inexpresivos, o lo que es peor, oportunistas o populacheros. Hay que crear un espacio literario para la televisión con imágenes, no sólo con entrevistas, y sobre los libros, no limitado a la entrevista de autor. La batalla contra el abuso de la televisión no se puede dar exclusivamente desde el libro. Hay que darla desde la televisión misma. Pero para ello, se necesita imaginación, vuelo y creatividad.


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LGUNA vez he dado una charla en un Instituto, y desde luego, he estado muy atenta a los comentarios que mis hijos han ido diciendo, a su paso por el colegio, sobre sus profesores de literatura, de manera que he podido captar, con más o menos aproximación, el ambiente que rodea a lo literario en la etapa de la enseñanza básica, que es la esencial. No puedo ser muy optimista, aunque he comprobado que, como en todo, también aquí hay excepciones. He conocido a profesores y profesoras excelentes, a alumnos libres, bien dispuestos hacia los libros, a trabajos de curso verdaderamente asombrosos y estimulantes. A todos ellos mi enhorabuena. Y mi admiración, porque han sabido encontrar un camino personal al lado de la autopista trazada. El camino no se veía, pero estaba allí, tras unos matorrales . Bastaba con tener confianza en la literatura. Creo que los malos profesoLa cuestión candente, central, es el gusto, res y las malas profesoras de y el gusto depende de tantas cosas... literatura causan un daño social. A pesar de lo delicado del asunto, no se considera una asignatura esencial. Sin embargo, sería absolutamente necesario dejar claro desde el principio ante qué clase de asunto nos enfrentamos. Eso sí sería esencial. Enseñar literatura como quien enseña las leyes de Newton es un error que causa daños importantes. Hablar de los grandes maestros de la literatura, de las grandes obras literarias, como si fueran verdades indiscutibles, y mostrarlas desde ese pedestal, es no saber nada de literatura. Lo primero que hay que decir cuando hablamos de literatura es que no es una ciencia y que en este terreno no se trata de demostrar nada. La cuestión candente, central, es el gusto, y el gusto depende de tantas cosas ...


Este es el umbral que hay que atravesar para poder entender lo literario, para poder disfrutar de esa grandes obras de la literatura, y de otras más pequeñas, pero que tal vez en determinado momento sean más de nuestro gusto. Todo es discutible en literatura, y desde luego existen las obras grandiosas, pero hay que saber explicarlo. Tengo la impresión de que este requisito tan esencial no se cumple demasiado . Creo que si esto se entendiera bien, el resto sería muy fácil. Empezaría en los colegios, en los institutos, en la universidad, la verdadera discusión, el verdadero disfrute y la verdadera crea-

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ción de la literatura. Si todos los profesores y profesoras de literatura estuvieran convencidos de que su asunto no trata de dogmas sino de gustos, y, en lugar de defender unas obras y condenar otras, supieran explicar bien en qué consiste el gusto, cómo se fo rma, a qué responde o puede responder, cómo evoluciona, etcétera, los estu diantes de literatura lograrían enfren tarse a cada libro, a cada página, como si estuviera escrito para ellos y serían finalmente capaces de decidir si de verdad les gusta, explicarían por qué, reescribirían la literatura, que existe para ser reescrita.


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N tema como éste bien vale una página sobre lectores, tema que parece pasado de moda y por el que la mayoría de la población ha dejado de interesarse. En las hemerotecas han pasado a mejor vida titulares como el que sigue: "abandonan la mercancía robada al descubrir que eran libros". y es verdad que el libro da a muchos la impresión de ser, en situación de objeto, una mercancía alejada de la mano de Dios y cuando leemos noticias como la referida a una anciana que a sus ochenta y cinco años aprende a leer y a escribir nos imaginamos a sus tataranietos siendo carne de ordenador mientras la antepasada descubre el goce cervantino por la novela de aventuras; a los niños pasmados ante el televisor y a la viejecita fotografiada por un corresponsal nostálgico de campañas de animación a la lectura. A la vista del Diccionario, leer es "pasar la vista po r lo escrito e impreso haciéndose No hay más literatura que aquella que cargo del valor de los caracrealiza en la recepción. teres empleados". Me temo que la definición au torizada no es envidiabl e desde el punto de vista de un apasionado del texto. No obstante, el caracter visual de la comunicación es un hecho que suele ser definitivo, si exceptuamos el sistema empleado por los ciegos. Y al enriquecimiento óptico de un texto contribuirá la aparición de otras imágenes dentro del tejido formado por la primera imagen gráfica en el acto de recepción de la escritura. Tras los antecedentes arqueológicos, artísticos y antropológicos, y la cultura oral de la Edad Media, la lectura es una actividad en aumento desde la creación de la imprenta. Y es el centro de un marco de comunicación triangular formado por tres pies, la obra misma, el autor de la composicíón y el lector al que ambos se dirigen.

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Desde cada uno de los pies podemos plantear una serie distinta de problemas. Para algunos, escribir y leer son parte de una relación dialéctica, tal y como suscribió Jean Pau/ Sartre; en otros casos se analiza la escritura como una forma de eternidad, como hace Lacan , o como posibilidad de ser interpretada por un usuario provisional y definitivamente hasta el punto de verse reflejado en ella, en la línea de Umberto Eco. Lo que a todos pone de acuerdo es suscribir, en el caso de la Literatura, que el fin primordial de ella es la lectura, a través de la cual un individuo, que en el instante de leer es un intérprete, satisface con ello una necesidad cultural al tiempo que descifra y profundiza en la materia. No hay más literatura que aquella que se realiza en la recepción. Precisamente por la existencia de ese marco triangular, cuya propuesta roza los límites amplísimos de lo biográfico, lo sociológico, lo filosófico Y lo estético, pienso que la Literatura, además de imitar la realidad objetiva -la «mímesis»

Los lectores, saben, que la lectura es una experiencia insustituible.

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aristotética- y de crear ella misma realidad, no es recibida pasivamente por un receptor: también se presta a ser descubierta y enriquecida; se constituye como problema y subsistema social de acción y funciona para el ususario como espacio de goce. Incluso forma parte de un sistema más general de la cultura por ser un fenómeno histórico-social y junto con él entra a identificarse con una realidad compleja a través de cuya formula-

ción el hombre busca una verdad que le resulta necesaria. Los lectores, saben, por tanto, que la lectura es una experiencia insustituible. No es un problema de los objetos que hay que tener, un signo de riqueza, de cultura o de gusto, sino un alimento de primer orden, una fuente de conocimiento, una máquina que invita a actuar, a rectificar y a rectificarse, una medicina que tomamos en momentos concretos, un juego que nos entretiene o nos ayuda a entrar en la hermosa mentira o nos produce nuevas sensaciones, un estímulo para la duda, una manera de mantener la fe. Leer, tanto como «leer», trasciende la función del libro como instrumento y desarrolla la convivencia distinta y absoluta entre el sujeto lector y las palabras. La tipología del lector, es, en la misma medida, múltiple. Por un lado, el «voyeur», que comienza con el rabo del ojo a aproximarse al libro como objeto, al título, el autor, el color, etc ... ; por otro, el interrogador, unido a los problemas que descubre el libro; en tercer lugar, quien asume las transferencias. Leemos, juzgamos y vivimos algunos personajes con la impunidad que la vida verdadera no nos consiente, tal y como lo explica Vargas Llosa: «Ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.»Parece como si el libro conservara nuestra dimensión misma, como si nuestra marcha hacia él no fuera objetiva, como si la suspensión en el viaje de la lectura nos convirtiera en pretexto de la letra para que ésta se expansionara, jugara o garantizara nuestra dimensión humana, incluso nuestra supervivencia. Existe un caso extremo de lector, el lec-


tor patológico, que siente determinados libros con pasión . En la Historia de la Literatura los casos no escasean, hasta llegar a índices de bibliografía o bibliofilia en grado máximo. También es cierto que en la sociedad alfabetizada de nuestro presente este lector no es abundante.

Sumadas todas las experiencias y sin haber sido exhaustiva, creo que la aspiración soberana de quien escribe es diluirse por arte de lectura en otro, en otra, en una mirada suspendida que lee. El único problema es cómo enseñarlo.

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OMO aclaración previa debo manifestar que he ejercido durante treinta años como profesora de literatura española en varias universidades de los Estados Unidos, enseñando cursos de nivel superior y seminarios - para estudiantes del Master y del Doctorado--, dirigiendo también tesinas y tesis doctorales. Sin embargo, mi experiencia de «enseñante" comienza en Madrid en los años anteriores a la Guerra Civil y continúa en la posguerra hasta 1948, actuando como profesora privada de cursos de letras - en toda su gama humanística- para el Bachillerato y lo que entonces se llamaba «Examen de Estado". Es posible obtener óptimos resultados No me atrevo a proponer si paulatinamente se va adiestrando reformas de ninguna índole. No sabría cómo. Pero sí -familiarizando- al alumno con la lectura puedo dar testimonio de mi y análisis del texto literario. larga práctica en la enseñanza de literatura española. He podido constatar que es posible obtener óptimos resultados si paulatinamente se va adiestrando - familiari zando-- al alumno con la lectura y análisis del texto literario - prosa y verso--, partiendo siempre de él y relacionando idea y forma, contenido y continente, sin olvidar los íntimos lazos que pudieran interrelacionar la obra con su autor, situado en una particular circunstancia vital y anímica, dentro de un contexto histórico, social y estético, presente pero con raíces en el pasado, innovador e irradiándose hacia el futuro. Al proyectar tantos y diversos haces de luz sobre el texto que se estudia, éste se «anima", se «vivifica": es una «criatura" que sentimos y comprendemos o que, llenándonos de dudas, nos anima - incluso-- al autoanálisis, a «descubrirnos" a nosotros mismos. Día tras día, el estudiante va «sensibilizándose" y

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encontrando «valores» que antes no ¿El método? Queda implícito en lo que detectaba: se va «enriqueciendo» perso- acabo de escribir. La obra se explica a sí nalmente, al mismo tiempo que su cultu- misma y nos entregará su secreto - y el ra se amplia y se ensancha. Poco a de su autor/a- si la leemos cuidadosapoco, se hace mayor su capacidad asomente, abriendo a ella nuestra intuición y ciativa, su captación de imágenes, de sensibilidad, nuestra inteligencia y nuessímbolos y de realidades, de connotatra cultura. Y esta «capac itación » ciones diferentes, incluidas las estilísti- comienza en la escuela primaria y culmicas: su comprensión del mundo y del na en la universidad , dependiendo hombre, de la sociedad en que vive y de naturalmente- de la «sabia»elección de las heterogéneas corrientes que circulan por ella, atrayéndose o repeliéndose. En los últimos estadios de su Amor y trabajo, dedicación y estudio son, preparación , vendrá en su para mí, la clave de toda excelencia. ayuda la consulta bibliográfica -confrontada- de los mejores trabajos críticos a su alcance y, finalmente, el «buen» profesor textos: desde la canción infantil, desde la le guiará por el laberinto de las orientasencillez expresiva hasta la máxima y ciones teóricas e innúmeras interpreta- compleja hondura trascendente o supreciones aceptadas o aceptables. mabelleza. Estoy convencida de que se puede Nunca se llegará a una «comprensión» enseñar a amar seriamente y también total de la literatura, si se carece del por placer y gozo -leyéndolas en pro- esencial fundamento humanístico, unifundidad- las obras literarias que lo versal vigencia. La eliminación -simple merezcan y animar al descubrimiento de reducción- de las Humanidades en obras nuevas meritorias. Amor y trabajo, planes de enseñanza, atentará contra dedicación y estudio son, para mí, la uno de los principales y más altos dereclave de toda excelencia. chos del ciudadano.



La reciente experiencia

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ESTIMONIOS de alumnos que terminaron sus estudios y hoy se integran en un taller literario



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OY sé decir el año en que murió Miguel de Cervantes, pero en un día de mi

adolescencia sólo fue una cifra cabalística almacenada en la memoria para verter en un examen. Miro retrospectivamente aquellos años, y me veo discípulo de profesores carentes de sensibilidad y provocadores de temor; me veo pasmarote lleno de desidia tomando apuntes sobre figuras retóricas de nombre antipático, sobre tendencias líricas y estéticas encasilladas en moldes rígidos, además de anotando fechas y fechas imposibles de pasar por alto. Aquello era algo heroico pcr parte del alumno. Luego, venían las lecturas obligadas, que no fomentadas, y el posterior comentario de texto que no era otra cosa que añadir datos a pie de página o en el margen del libro porque después había que devolverlos a una cuartilla en lucha por conseguir una nota decente. No es de extrañar que tales métodos provocaran animadversión hacia la literatura, dado que era una literatura basada casi exclusivamente en su historia, no en el disfrute de la misma. Nada había de literatura contemporánea y poco de la demás. Allí no existían ni las palabras del poeta, ni el estudio estimulante de alguna obra, ni vivencias extraídas de entre líneas que revirtieran en mi existencia. Si bien debo reconocer que aquellas lecturas no me desagradaban porque ya años antes algo misterioso había prendido en mí y me convertía en uno de esos cuadros donde apenas brilla un poco de luz en un rincón, para mostrarme más tarde en ellienzo, como alguien que no separaría la lectura de su vivir; el gusto por la lectura empezó en el índice de mi mano, siguiendo con él las líneas de un libro escolar, para no perderme por si la profesora pronunciaba mi nombre como orden para continuar y relevar al compañero que leía en voz alta. Aún así, y a pesar que en el hogar de mis padres no se contaban más allá de una decena escasa de libros, me aficioné a leer y me hice receptivo al soporte de información que constituye el libro. Una maestra, amiga de mis padres, me mostró el sendero tangible y, desde entonces, evoco «Rimas" de Gustavo Adolfo Bécquer como un regalo precioso que siempre ocupó un lugar de privilegio entre mis primeros libros. Más adelante, y siempre por mi cuenta, llegué a la conclu-


sión de que la lectura me transmitía y transportaba a un mundo de dudas y reflexiones, que la palabra se convertía en una proyección de ideas y sentimientos. Fui - y soy- un lector anárquico y desordenado, devorador de un menú variado, que nunca hizo compartimentos estancos para sus predilecciones. Cualquier libro o tema era bueno para leer, aunque quizá no extraje todo lo que debía de ellos. Algunas de mis lecturas son de difícil olvido y otras, acaso, hayan perdido emotividad por mi escasa capacidad crítica. Ahora, ya no tan joven, pongo todo el interés en cada libro que abro, a partir del cual empieza una libertad que yo mismo dirijo. Y por ese camino he llegado al afán por la creación literaria. Un camino que diría, he recorrido en solitario y que es posible que por tal circunstancia no me conduzca a ninguna parte. Pero lo recorro risueño, con la intención de que uno de mis defectos no sea la escasez de lectura, consciente de que los que aspiramos a componer una obra litararia, hemos de ser avezados lectores. Cómo enseñar literatura, es algo que sólo puedo imaginar y sugerir a los responsables de educación de este país, desde mi modesta opinión y mi visión de antiguo alumno. En nuestra actual escala de valores, la literatura

ha de adquirir el nivel que merece; ya sabemos que las ciencias son de rentabilidad rápida, pero es necesario también que se aprenda la totalidad de lo que nos constituyó en cada momento histórico, ya que de cróni cas y análisis de realidad está cons truída la literatura. Se debe inculcar el sentido de la crítica de los alumnos para que sientan debilidad, no repul sa, por los libros, integrarlos dentro de nuestra cultura, a la que creo vasta y creativa, para convertirla en un espacio común; preñar al alumno de imaginación para que en el futuro no sea ésta una nación llena de recelo, de desdén, e iletrada. No sabría cómo enseñar literatura, pero sí sé que hay que estinular la lectura y la crítica seria de aquellos de los que debíamos memorizar sus fechas de nacimiento y defunción sin que ello supusiera sufrimiento , porque creo que hay que aprender la literatura donde se debe, en los libros, e intuirlos como algo coherente y no inútil. Cambiar la actitud negativa que suscitan las palabras escritas y tornar brillante la mirada ausente de algunos cuando se habla de libros. Me permito, para terminar, recomendar la literatura , la lectura, como redención humana que rompe la ignorancia.

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E entrada he de decir, aunque creo que está claro, que todos lo sabemos y que a todos nos cuesta hasta el dolor reconocerlo, que cualquier tipo de enseñanza impuesta lleva consigo un rechazo, bien activo, en pocos casos, o al menos en el terreno del subconsciente. Quizá porque no está pensado que desde la más corta edad se debería enseñar a aprender todo, no sólo las letras y los números, contar y leer, sino qué se consigue con ello. Y a los niños sólo se les muestra que uniendo letras se puede escribir, pero nunca la importancia, personal e histórica que ello tiene. Mis recuerdos de la literatura en EGB se acaban con el aprendizaje memorístico de poemas de Machado y Bécquer, sin que nunca hubiera sabido, ni demostrado interés, también es cierto, ni por la época en la que vivieron, ni por las circunstancias que hicieron que el poeta se expresara así. Es decir, podía recitar unos versos sin entenderlos, no digo reconocer las palabras que lo componían, sino captar la esencia de lo escrito; no había comunicación, no sabía que tenía que haberla. En segundo de BUP se estudiaba una asignatura denominada Lengua y Literatura, debíamos empezar el programa con Manrique y los famosos «anónimos», y se acababa más o menos con los poetas de la generación del veintisiete. Yo siempre tuve la impresión que todos eran igual de arcaicos, porque la Historia, como casi todas las asignaturas, se aprobaba sin que dejara la impronta mínima, porque entré las materias no había interconexión. Y con el desconocirnrento de las circunstancias que generaban la semilla de la producción, es decir, sin base alguna, ia literatura fue otra de las asignaturas que hubo que superar. En mi colegio había una biblioteca infantil y juvenil abierta a los alumnos, que era poco frecuentada. No sé como la descubrí pero recuerdo que ya en quinto de EGB me pasaba horas allí, incluso que los viernes te dejaban sacar algún libro para devolver el lunes. Para mí leer era divertirme, era lo opuesto a estudiar de memoria a los poetas, y no tenía nada que ver con la literatura, a pesar de serlo. Lo mismo me ocu-

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rrió en BUP, las coplas de Manrique eran tarea y no las gozé, por entonces devoraba policiacas y descubrí a Chesterton. Si Christie o Chesterton hubieran sido motivo de estudio los habría rechazado. No sé cuando las redacciones comenzaron a ser para mí creación y no mero trámite de desarrollo de signos de puntuación y de engrosar la letra para acabar la cuartilla sin mucho esfuerzo. Supongo que para la mayoría siempre fueron un trámite más, porque entre otras cosas no se comentaban en alto, no se comunicaban, recuerdo que morían como recién hechas con la diferencia de que había una nota marcada en el ángulo superior con bolígrafo rojo y alguna corrección ortagráfica. Así que, si me gustó escribir, fue porque realmente me gustaba a mí, como indivíduo, y permaneció oculto siempre. Incluso hoyes mejor callarlo porque a veces temo que es la vergüenza de mis padres. Su hija no sólo está parada sino que también pierde el tiempo. Pero esta concepción está tan generalizada que no puede ser criticada. Creo que suspiran pensando, al menos no es poeta, porque ello implicaría además una vena de locura. Si en la sociedad se priman unos valores, siempre económicos, o cada vez más, no es raro entonces entender que dentro de los colegios se valoren también unas asignaturas por encima de otras. Así las Ciencias suelen ser las fuertes, las mejor consideradas, las únicas en la que se esfuerzan padres y directores. Creo que los niños desde que comienzan a aprender las palabras deberían

también empezar a moldearlas, colocarlas aquí y allá, crear, inventar frases y construcciones, primero en casa con los padres, luego en las guarderías y colegios. Se debería dar vida a lo que ellos crearan, escenificar sus propias historias, y desde luego no impedir que un gato sea verde si ellos lo quieren así, Alicia en el país de las maravillas vivía rodeada de seres mucho más especiales y hoyes un clásico. A la par se les debe leer y preguntar sobre ello, jugar a reinventar lo leído. Pienso que las asignaturas deberían interrelacionarse y que todas se apoyaran para dar una visión lo más certera posible del hombre y su evolución, de sus necesidades, problemas, de sus pasos, de sus obras. Creo que si la literatura volviera a ser concebida como necesidad de expresión y de comprensión del ser humano volvería a ser reconocida por aquellos que la olvidan. Esa es una forma de literatura, la consagrada. Pero además existe la individual, la del pequeño grupo, que como tal y tales es única y por ello enriquecedora de la fundamental, es por un lado base, es por otro lado complemento. Creo que no está potenciada cuando en realidad ella es la nueva la que no es pasada, la que sigue avanzando y descubriendo, sino nuevos temas, sí nuevos términos, nuevas concepciones. Es creativa, joven, a veces imprudente, pero sobre todo muy soli taria (en eso no ha cambiado), y sería un avance que pudiera ser compartida, que creciera desde el enriquecimiento del grupo.


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BRIGA uno la sospecha de que sostener una relación con la literatura supone, antes que nada, iniciarse en un interminable aprendizaje de los intrincados mecanismos que regulan ese acto de desciframiento al que llamamos leer. El lector es, en esta sociedad tecnocrática de fin de siglo, un extravagante personaje a quien no le basta ya comparar unos objetos arcaicos, aunque dotados aún de una decadente aureola de prestigio, sino que incluso aspira a leerlos y comprenderlos, pese al convencimiento de que nunca se llega a entender del todo un buen libro, ni alcanzan conclusiones idénticas los diferentes lectores que dialogan con él a través del tiempo. Salvo para los pocos que ya lo han leído todo y han dado por agotadas las emociones de la sorpresa, la literatura constituye siempre un descubrimiento continuo para cualquier lector. Un libro es, en realidad, una trampa: un cebo al que uno se acerca movido por la curiosidad o la necesidad, y que, luego de muchos rodeos y desconfianzas, o fracasa en su objetivo de cautivarte o te atrapa para siempre. Cada uno de los volúmenes escritos a lo largo de los siglos guarda entre sus páginas un cebo de distinta calidad, que inocula en su víctima un poderoso tóxico para el que existen pocas vacunas y que sólo encuentra calmante entre las redes extendidas de otro libro. La sabiduría acumulada a lo largo de su historia por una sociedad conforma el patrimonio que ésta transmite y se esfuerza por perpetuar en la formación de su nuevas generaciones. La literatura, ese rico mosaico de invenciones, de personajes que a cada instante alcanzan la inmortalidad en la mente de un lector y, en definitiva, de ficciones en las que se cifra el vivir humano, forma parte de ese acervo que la sociedad considera necesario transmitir para su propia continuidad. Y así su enseñanza queda incluida todavía en los contenidos básicos de la educación de los jóvenes. Pero la literatura no puede contentarse con establecer la mera existencia de autores, fechas, títulos o tendencias, y ni siquiera, y no es poco, con enseñar a desentrañar las bon-


dades de un texto literario. Debe crear lectores. A una novela o a un conjunto de poemas se acerca uno por primera vez acuciado por una urgencia extraviada que poco tiene que ver con las bondadosas recomendaciones de los beneficios que se derivan de la lectura, proclamados a veces no tanto por convencimiento como por obligación. La experiencia de cualquiera de nosotros nos permite saber que no es de manera imperativa ni bajo la coacción de una tabla calificadora como se logra el interés por el mundo del libro. Y uno, en su atrevimiento, intuye que debe haber otras maneras difusas y sibilinas con las que convertir en lector al ciudadano en edad escolar, y que esos modos tal vez consistan en husmear los recovecos de los manuales reglamentarios y en saber transmitir, no conocimientos enciclopédicos, sino, sobre todo, el placer de leer, de enfrentarse a un texto mediante el cual un ser humano pretende transmitirnos una idea. Esa labor está, por supuesto, repleta de dificultades, entre la que no es la menor la colisión que se origina cuando la libertad que supone la literatura topa con la tiranía de un programa académico, de unas lecturas establecidas, de unas calificaciones indispensables y de unas pruebas ineludibles. No se acostumbra a amar aquello que se impone. Acaso sea conveniente que los adolescentes de 16 años se aventuren en

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los milagros de Berceo y se acerquen hasta las creaciones de Fernando de Rojas, de Góngora, de Cervantes o de Moratín. Pero está convencido uno de que aquí, más que nunca, suelen transitar por caminos distintos la litaratura que exigen conocer las autoridades académicas y el goce de la lectura. Salvo para lo privilegiados venidos al mundo en selectos hogares dotados con frondosas bibliotecas y que al término de sus diez primeros años de vida ya ha agotado cuanto episodio nacional les ha salido al paso, para el resto este descubrimiento toma, en el mejor de los casos, las sendas de propuestas de no tan altos vuelos, títulos que quizá nunca aparezcan en las historias de la literatura, pero que sí ofrecerán respuestas inmediatas a las demandas de los jóvenes y tendrán la virtud de acercarles y familiari zarles con la cultura libresca, algo que no siempre consigue la sujeción al mero estudio histórico de la literatura. Las aulas, y es una modesta opinión personal, deberían hacer del libro un objeto familiar antes que una materia evaluable al final del trimestre. No es un asunto fácil. Si lo fuera, alguien hubiera patentado hace años el método, hoy sería probablemente rico y estaría mimado por editoriales y autoridades académicas. Y el lector que hubiera tenido el coraje de llegar hasta aquí se hubiera ahorrado unas cuantas palabras.


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o !le querido ser absolutamente subjetiva en este intento de explicar mi

«experiencia reciente» en cuanto a la enseñanza de la Literatura. Pienso que mis ideas al respecto serán «lugar común» para aquellas generaciones cercanas a la mía, que !lan sido testigos, como yo, de los recientes sistemas educativos españoles. De !lecho, muchos de mis argumentos han tomado forma tras conversar con antiguos compañeros y amigos. Recuerdo que durante varios cursos consecutivos la clase de Literatura se encuentra unida estrechamente en nuestra memoria con dos sensaciones: Aburrimiento y Miedo. Aburrimiento, porque se nos cansaba la mano tras horas de escribir datos de señores con nombre raro. Miedo a que nos preguntasen qué quería decir el octavo verso «que no había quien lo entendiese». Es evidente que ambas sensaciones aparecían cuando «tocaban » otras materias. Son, en cualquier caso , injustificaRecuerdo que durante varios cursos consecubles . Sin embargo - me tivos la clase de Literatura se encuentra unitemo que en esta ocasión sí da estrechamente en nuestra memoria con tropiezo con mi subje tivismo- en clase de Literatura dos sensaciones: Aburrimiento y Miedo. se me hacía insoportable. Porque yo - curiosamen te- sí quería saber acerca de los libros de «aquellos señores de nombre raro». Durante años me dediqué a cultivar, mal que bien, mi afición por los Libros con una actitud casi clandestina. La mayoría de los que me rodeaban - familiares, amigossufrían de una gran dosis de indiferencia, mezclada con ignorancia, en cuanto a literatura. Los profesores, por su parte, se me antojaban seres inaccesibles a quienes


cia a mantener las estructuras predominaba sobre la innovación. En el caso de la enseñanza de la Literatura, algunas de las desventajas con que me he encontrado al analizar mi propia experiencia, son: - Primacía de los contenidos, los datos a memorizar, de la Historia de la Literatura, en claro detrimento de las prácticas de lectura y escritura, comprensión colectiva de textos, diálogo en el aula ... - Programaciones rígidas y densas, que dificultan la reflexión sobre los temas y su conexión. Los contenidos se «celularizan" y el autor/obra aparecen LITERATURA, ¡NO, GRACIAS! como algo aislado, atemporal. Me cuentan unos amigos profesores, su - Figura del docente. Al ser el nexo caso. Les resulta complicado provocar único entre la materia literaria y la mayointerés por su asignatura -Lengua y ría del alumnado, el interés que presenta Literatura- en los alumnos. La mayor el mismo pasa siempre por la capacidad parte de ellos ignora su utilidad, su his- y eficacia didáctica del primero. Labor toria, sus frutos. que, de resultar positiva, podría anularse Las corrientes pedagógicas actuales se por una actuación en sentido contrario, muestran a favor de un análisis de los al año siguiente o por la propia arbitraproblemas de la escuela desde la prácti- riedad de que adolecen los planes de estudio. - Escasez de recursos económicos en las políticas de las administraciones públicas dediSe hace necesaria una labor de acercamiento cadas al libro. Se hace necesaria de los más jóvenes al libro, no sólo en la una labor de acercamiento de los más jóvenes al libro, no sólo en la escuela, sino también en el ámbito de la escuela, sino también en el ámbieducación no formal .. . to de la educación no formal: Ferias, Talleres, bibliotecas públicas, centros de lectura, teniendo en cuenta los condicionantes socio-ecoca y la experimentación. Ellos coinciden nómicos de cada zona urbana y colecticonmigo en la crítica de las teorías vo. racionalistas anteriores, que asocian el La Ley de Ordenación General del Sistema hecho de la repetición de sistemas con Educativo del año 90, (L.O.G.S.E.) el éxito escolar. De sobra sabemos hoy pretende llenar ese vacío, renovar los que eso no es cierto. Planes Educativos en nuestro país. Uno Hasta hace muy pocos años, la tendende sus objetivos es (respecto al era más práctico demostrar conocimientos que curiosidad. No seré injusta. Hubo excepciones que intenté aprovechar con una lógica avidez. Cualquier libro prestado, conversación interrumpida o pista para averiguar nuevos caminos en la aventura de leer y escribir, servían para azuzar mi imaginación. El tiempo ha pasado. Los años han permitido que mi afición deje de ser «secreta" y se convierta en algo lúdico. La casualidad me trajo a este Taller de Escritura. Para él, por él, estas refiexiones.


Bachillerato) «consolidar una madurez personal, social y moral que permita a los alumnos actúar de forma responsable y autónoma». ¿Se pretende, quizá, enseñar a pensar, a decidir? Sin duda sería un objetivo interesante. Sin embargo, dicha Ley ha sido acusada de no adaptarse a la realidad educativa española y no contar con profesionales preparados para llevarla a cabo. En el tema que nos afecta, recordar que una de las asignaturas marginadas en los planes de la E.S.O. (Enseñanza Secundaria Obligatoria) es la Lengua-Literatura, que a partir de que el alumno alcanza los 15 años aproximadamente se convierte en un fantasma, desaparece de los programas, tras haber sido tratada superficialmente en cursos anteriores. RECUPERAR EL VALOR DEL LIBRO

Según las estadísticas los españoles compramos ahora muchos más libros que hace años. Aunque, curiosamente, nuestros índices de lectura no han tenido un aumento paralelo. Si dejamos a un lado las excepciones, la escuela se erige como institución principal en el contacto del niño con los libros (labor que se prolonga en el tiempo hasta los últimos años de la Universidad). En una sociedad dinámica y acelerada como la de los 90, los cód igos de acceso al Mundo de la Literatura deben ser innovadores, abiertos. En pro de su recuperación desde las aulas se me ocurren las siguientes opciones.- Retomar el valor lúdico de las obras literarias. Frente a posturas academicistas el alumno debe conocer los aspectos más atrayentes:

• Literatura fuera del aula: Teatro, medios de comunicación, su proyección en el cine, la música ... • Labor docente basada en el diálogo, la intervención. Llevar a las clases técnicas de lectura de textos; animar al alumno a escribir sus propias experiencias, a comentar sus trabajos. Acercar los temas clásicos -amor, muerte ... - a su lenguaje y simbología. • Opciones alternativas, públicas, a la educación formal de la Literatura (talleres literarios, tertulias, publicaciones ... ) • Programas de estudios basados en la renovación: Programaciones que conciban el aula como un espacio vivo y los libros como sistema de testimonio de un tiempo determinado. Intento de incluir en las actividades algunas relacionadas con los profesionales del libro: Autores, críticos, editores. Después de estas reflexiones tal vez sea mejor sustituir el término «subjetividad» por el de "idealismo». Las prácticas de replanteamiento en la materia no dependen sólo de buenas intenciones. Inversiones públicas, equipos docentes, políticas editoriales, autores e instituciones en general se ven implicados en la búsqueda de una vía que acerque el Mundo Literario al colectivo del alumnado en particular y al del público lector, en general. No obviemos el reto. De los libros aprendimos lo que somos: A ser testigos, a escaparnos de la realidad o a, simplemente, fusionarnos con el Arte. Las palabras siempre quedan. La eterna posibilidad de poder ser quién deseemos mientras se deslizan por nuestras manos 1, 100. 1.000 páginas de un libro.


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Testimonios

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FRECEMOS, como apéndice de estos dos números de República de las Letras dedicados a la literatura y su enseñanza, dos trabajos - el de Julián Marías en un amplísimo resumen- que considel'amos complementan todas las opiniones vertidas en dichos números, Fueron publicados en 1974, dentro de una encuesta sobre Literatura y Ed~tcación realizada por Fernando Lázaro Carreter, Pese al tiempo transcurrido desde su publicación, veinte años, creemos que conservan toda su virtualidad. Es el mayor reconocimiento que puede hacerse a sus autores y a la importancia de aquel libro. Recordamos igualmente que ya en febrero de 1986, República de las Letras dedicó un número al tema de «Los Escritores y la enseñanza de la Literatura», que reproducía trabajos de los autores que figuran en la reproducción de la portada que incluimos a continuación. Queda así constancia de la importancia que damos a un tema considerado por la A. C. E. fundamental, y que sin duda tendrá continuidad en coloquios y nuevos trabajos desarrollados pronto sobre el mismo.


República de las Letras N.Q 15

FEBRERO, 1986

LOS ESCRITORES Y LA ENSENANZA DE LA LITERATURA ~

José Lui s Abellán, Aurora de Alborn oz. Josefina Aldecoa. Dámaso Alonso. André AmorÓs. Manuel Andújar. Pablo del Barco. Juan Benet. Carmen BravoVilla ante. Antonio Buero Va llejo. Camilo José Cela. Rafael de Cózar. Miguel Delibes. Antonio Domínguez Rey. José Antonio FOItes. Juan José Fuentes Romero. Joan Fuster. Dr. Karsten Garscha. Alfonso Grosso. Raú l Guerra Garrido. Jorge Gutiérrez. Fernando Lázaro Carreter. Jesús Felipe Mattínez. Sonia Mollá. Angel Palomino. Carlos Paris. Fernando Quiñones. Antonio Rodríguez Almodóvar. Rodrigo Rubi o. Gonzalo Santonja. Andrés Sorel. Enrique Tierno Galván . Jesús Torbado. Manuel Villar Raso. Francisco Ynd uráin . Alumnos de E. G, B., BUP, F. P. Y Un iversidad.

EDITA: ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES DE ESPAÑA


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EMILIO ALARCOS lLORACH r~;

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. -CRISIS en la enseñanza de laliteratura. El recelo con que la sociedad y el alumnado miran la literatura procede, creo yo, de que uno y otro no ven en ella ninguna utilidad práctica ¿Para qué sirve la literatura?, se pregunta. La vida que llevan (o la que aspiran) no les ofrece contestación. Sólo debe estudiarse - piensanaquello que ponga a uno en condiciones de vivir mejor y cuanto antes. La sociedad busca el ocio con medios materiales y cómodos que no necesiten aprendizaje. La literatura sirve para el ocio cultivado, y éste se alcanza con un entrenamiento fatigoso. No se trata de pulsar un botón y hundirse en la pasividad receptora del nirvana que procuran los entretenimientos audiovisuales. La crisis puede también provenir del poco entusiasmo con que se enseña la literatura (pero esto no es de ahora).

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.- CIERTO que debe mantenerse el estudio de la literatura como parte de la educación. Yaunque uno sea escéptico en lo que respecta a los resultados (pues la auténtica afición a la literatura viene de dentro y no de imposiciones externas), sería conveniente que el consumo de literatura estuviese más difundido. Probablemente no se pasaría de ese estado de opinión que considera de buen tono oír un concierto o visitar una exposición de píntura, pero al menos desaparecería ese ligero desprecio hacia el que lee novelas o poemas. No sé hasta qué punto la mayoría del alumnado podría llegar a ser consciente de los valores literarios, superando el mero interés hacia las sustancias ideológicas o políticas que contenga la obra. Pero, en todo caso, la literatura contribuirá a su refinamiento.

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- LOS objetivos del profesor de literatura son precisos en teoría: despertar la afición literaria, contagiar al alumno la sensibilidad estética. ¿En qué medida depende esto de la calidad del profesor y no de la receptividad del alumno? En la enseñanza universitaria es diferente. El alumno que estudie literatura debe previamente tener afición y sensibilidad; la labor del profesor supone esas condiciones y debe esforzarse en otras tareas: aclarar y analizar el fenómeno literario.

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.-LA literatura del siglo XX sería el portillo más fácilmente practicable para penetrar en el terreno literario: su lengua y los contenidos que expresa son comunes (se supone) alos del alumno. Pero existe el peligro de que, atento éste sólo alos problemas del mundo en que vive, no vea más que tales sustancias de contenido en la obra Los objetivos del profesor de literatura literaria yse despreocupe precison precisos en teoría: despertar la afición samente de los valores centrales, los poéticos. Sí, literatura del literaria, contagiar al alumno la sensibilidad XX para comenzar, pero graetética dualmente compensada con la de los siglos precedentes. .- ¿CUÁLES son los métodos actuales? Como siempre, cada maestrillo tiene su librillo. Pero la base metodológica es evidente: leer, leer yexplicar, explicar. Naturalmente que si se tropieza con muros de hormigón, todo método falla.

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, -CADA vez doy más importancia al estudio de la Literatura. Ha sido -y sigue siendo, por presencia o ausencia- el factor decisivo que ha determinado el interés de los hombres por ciertos temas. Para que se interesasen por la historia, fue menester que ésta fuera cantada, literariamente expresada; no olvidemos el problema central en filosofía de su versión literaria, de su realización en formas literarias (véase mi ensayo «Los géneros literarios en filosofía» en Ensayos de Teoria); las grandes hazañas, para ser exal tadas, para existir históricamente, han necesitado su interpretaLa literatura ha sido el gran instrumento de ción por medio de la literatura. interpretación de las formas de vida humana, ¿No estamos asistiendo - yo, personalmente, con escándalo-y por tanto la base de la inteligibilidad a la general indiferencia por la de la historia exploración espacial, los viajes a la Luna, el Skylab, que se pueden contar entre las hazañas más extraordinarias del hombre? Varias causas lo explican; pero una de ellas es sin duda la ausencia de un tratamiento literario adecuado (lo cual a su vez merecería una explicación). Por otra parte, la Literatura ha sido el gran instrumento de interpretación de las formas de vida humana, y por tanto la base de la inteligibilidad de la historia. En la poesía, en la narración, en el teatro, sobre todo en la novela, la vida se ha hecho transparente a sí misma. Entendemos los pueblos o las épocas en la medida en que nos han dejado una ficción adecuada, que los documentos no pueden suplir. La historia griega es diáfana entre todas porque ahí están los poemas homéricos, la tragedia y la comedia, la lírica, los diálogos de Platón y Luciano, las narraciones tardías. En el otro extremo, la «opacidad» de la España visigoda, a pesar de la densidad documental,

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se debe a la ausencia de ficción, que ca, 2. a ed.1973). La literatura es instrunos hace difícil entender qué era vivir en mento de humanización, y por eso Toledo o Sevilla el siglo VI, el siglo VII. El podría hacerse una historia en que se Romancero, el Teatro clásico, la Novela midiesen los grados de humanidad por del Siglo de Oro, han sido los instrumen- el desarrollo literario. No se olvide que tos más fuertes para la constitución de para los griegos la paideía , la "educación" en el sentido fuerte de la palabra España como sociedad, como Nación, los que han permitido que los españoles (próximo a la Bildung alemana), era prise reconozcan y proyecten como tales mariamente el estudio de los poemas españoles. Lo mismo podría decirse de los demás grandes pueblos La pérdida de la Literatura española es la históricos. Y los que no , mas segtjra (le «enajenación») han tenido una gran det«alierracióh») el camino de que España Literatl:Jra; en 'esa medida no han co nseguido deje de ser un pueblo) para convertirse ser grandes - se entienen una masa sin memoria histórica de, humanamente grandes, con grandeza humana y fecundidad histórica- oSin Literatura se pueden homéricos y otras formas de ficción, no fundar grandes imperios basados en el la filosofía o las ciencias, cuyo descubriterror y la dominación material, pero no miento es el honor original de Grecia. otra cosa; y su fugacidad suele ser tan Si ahora consideramos el caso de una sociedad como la nuestra, es decir, la grande como su esterilidad. En tercer-lügar,"lá Literatura es el único española del siglo XX, nos encontramos medio de proyección personal del hom- con algunos rasgos particularmente bre. La vida humana, una operación pro- interesantes. La cultura española, que yectiva, que se hace hacia adelante, es una formidable cultura, una de las futuriza , real pero orientada hacia el más ilustres que han florecido en la futuro, hecha de anticipación o imagina- superficie del planeta - cada vez me ción, es "faena poética' -la expresión parece más evidente-, ha sido una cules de Ortega-oEl hombre es, añadía, tura incompleta. Esto no es una razón "novelista de sí mismo, original o plagia- para desanimarse; es una razón para rio". Ni yo puedo convivir con los demás completarla, para integrarla con lo que sin imaginarlos, sin proyectar sobre ellos le ha faltado o le sigue faltando. Pero el elementales "novelas de urgencia" que hecho es que ha sido siempre una culme los hagan inteligibles, ni puedo vivir tura literaria ; es decir, que los españoles sin inventarme como personaje, con un han hecho literatura sin desmayo. Esto argumento y una tonalidad -poética o, lleva consigo que no se puede mantener si se prefiere, antipoética-o No es que la continuidad y coherencia de la cultura esto "deba ser así", sino que es la con- española más que al hilo de la literatudición misma de la vida, tal como la des- ra, la cual se convierte, si no en nuestra cubre la filosofía de nuestro tiempo columna vertebral, en nuestro sistema (puede verse mi Antropología metafísinervioso. En España, la literatura es el

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órgano de la sensibilidad nacional. Su histórico, que les viene de una tradición olvido sig nifica la insensibilidad, la literaria que arranca del Poema del Cid «anestesia", la atonía -quizá es lo que o de las jarchas. Sin esto, ¿a qué indimuchos andan buscando-. La pérdida gencia quedaría reducido cada país de la Literatura española es la vía más hispánico? Y como la proyección histósegura de «enajenación ", de «alienarica de España o de cualquier otro país ción", el camino de que España deje de hispánico no es posible más que denser un pueblo, para convertirse en una tro del marco de su co njunto , la masa sin memoria histórica, sin una modulación peculiar ante la vida, sin proyectos, expuesta a toda clase de Si hay una literatura que no pueda manipulaciones. ser nacionalista, es la española Pero hay algo más. España, desde que es una Nación, - a menos que deje de ser literatura para desde hace medio milenio, convertirse en cualquier sermón interesadono ha sido nunca sólo España , o si se prefiere, no ha estado nunca sola. Fue una Monarquía en dos Continentes, una Literatura es el vehículo de nuestro nación transnacional y no nacionalista, futuro. creadora - mejor, engendradora- de Finalmente, a la hora en que los países otros pueblos, no exclusivamente occidel mundo (y algunas unidades politicas dentales, con los cuales hizo su vida hisque no lo son) buscan lo que se llama tórica (que no fue exclusivamente occi- su «identidad", hasta el extremo de que dental); estos pueblos, al occidentalizar- el mundo ha recaído en un nacionalismo se, en alguna medida desoccidentaliza- absolutamente arcaico, corre peligro la ron a España, le incorporaron dimensio- expresión literaria de la personalidad de nes que no tienen otros países europe- España y de los países hispánicos, en os. Existieron «las Españas" - de las que nos descubrimos y encontramos y cuales la nuestra era solo una-, unos reconocemos los hombres de nuestra pueblos «hispánicos" que no eran sólo lengua. Y adviértase que ese tremendo españoles, como los pueblos «románi - peligro de nacionalismo está excluido, cos" no eran exclusivamente romanos, porque precisamente nuestra Literatura latinos. Como hubo una Romania ha es inconciliable con todo espíritu naciohabido una Hispania transatlántica , nalista. Radicada en una tradición helénica y, transcontinental. Pues bien, el vínculo capital entre estos sobre todo, latina, ligada desde sus orígenes al cristianismo, con fuertes elepueblos es la lengua, la cual está «realizada ", fijada, unificada en una mentos germánicos en su épica, es una Literatura. Sin ella, no somos - ni los Literatura europea, ininteligible fuera del marco general de Europa. Por si esto españoles ni, por supuesto, los hispanoamericanos-. Para éstos es cuesfuera poco, ha recibido enérgicos estímulos judaicos y musulmanes, se ha tión de vida o muerte histórica la conexión mutua, y no menos el «espesor" constituido en diálogo fraterno o polémi-


Pero es un error - un error demostrablecreer que el hombre vive única o primariamente en un mundo físico. El sentido inmediato del mundo es el mundo social, y esto significa un sistema de interpretaciones históricas, expresadas sobre todo en la lengua, que es la primera interpretación de la realidad, a la cual se superponen todas las demás. Ahora bien, la lengua es inseparable de la Literatura, porque la lengua es ya literaria - la literatura es una de las dimensiones de la lengua, y si falta, se trata de un estado de privación o frustración- , y por otra parte la lengua vive literariamente, se realiza plenamente en forma literaria, quiero decir que en la Literatura encontramos la lengua funcionando, no en la forma abstracta de un diccionario o unas estructuras morfológicas o sintácticas. La Literatura es condición inexcusable de la imagen del mundo, de la posesión mental de éste, y su ausencia conduce, por muchos conocimiemtos particulares o técnicos que se acumulen, a una forma de primitivismo . Esto no es una hipótesis, y se podrían señalar innumerables ejemplos en que se descubre, bajo la ciencia y la técnica más «sofisticada", al hombre primitivo que perduLa supresión de la Literatura ra en nuestros días, y precien la enseñanza parece un intento de suicidio samente en medios sociales y «culturales" inconciliables con el primitivismo. En cuanto a la supresión de ante la mente de cada hombre o mujer la Literatura en las Facultades de de lengua española. Letras, esto parece demencial, a no ser que se trate de su destrucción; en este - El Bachillerato debe dar la ima- caso, habría que considerarlo como gen del mundo en la cual el que es una técnica habilísima. Cada vez pareahora estudiante tiene que vivir. ce más claro que la especialización Esto lleva - justamente- a señalar la sólo es fecunda sobre un fondo amplio importancia de las disciplinas científicas, de saberes y experiencias . Incluso en que hoy tienden a ocupar el primer plano. una carrera intelectual muy avanzada, co con las culturas orientales . Finalmente, se ha asociado desde el siglo XVI a las culturas indígenas de América. Nuestro Diccionario académico está lleno de «americanismos" que por una parte son voces de las lenguas indias originarias y por otra las vicisitudes de la lengua española en su vida transatlántica. Si hay una literatura que no pueda ser nacionalista, es la española - a menos que deje de ser literatura para convertirse en cualquier sermón interesado- o Es una Literatura universal, no ya porque comprenda tantos países, si no porque es universal en cada uno de ellos . Si hay alguna buena demostración de lo que es el mundo, de cómo se ha constituido eso que llamamos Occidente - una realidad que ha consistido en trascender de sí misma, en ir más allá de sí misma, en entusiasmarse por lo ajeno e incorporarlo, transformándose-, esa es la Literatura española. Esta sería, a mi juicio, su función principal, lo que el estudio adecuado de ella debería poner de manifiesto

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mente. No es indiferente -entiéndase en pleno período de creación personal, hay que abandonar constantemente el bien, para la realidad estricta de la obra «campo" particular y principal, para literaria- quién escribe, si es un fraile o un extender la consideración a provincias seglar, un noble o un burgués, un hombre limítrofes y aun distantes. La Filosofía que vive de su pluma o no -o que con remite sin cesar a la Historia, a la ella se ayuda a vivir- oTampoco puede Sociología, por supuesto a la Literatura; pasarse por alto si algo se escribe para el estudio del Arte, cuando no es una dos docenas de cortesanos o para las seca erudición, reclama la visión histórica, filosófica, social o literaria; y así en Se necesita, pues, precisar la personalidad todas las direcciones posi bles. Si esto es así cuando social del escritor, el conjunto de determinaciones el trabajo se ha concentrado - nada azarosas, tampoco constantesal cabo de muchos años, que le confieren condición de tal, y no menos, ¿qué será en la fase de formación, cuando la primera el área de sus lectores, tanto cualitativa tarea que se impone al estucomo cuantitativamente. diante es saber «dónde poner" las cosas, qué puesto ocupan en el sistema de masas - y qué masas- ; hay que precila realidad? La supresión de la Literatura en la ense- sar cuántos - aproximadamente- son ñanza parece un intento de suicidio los lectores posibles en cada momento, y (suponiendo que los que lo proponen se calcular cuántos de ellos, leen cada géneconsideren «dentro" de ese ámbito de la ro literario, o ciertas obras representativas. El número de los que saben leer, el de los cultura; de otro modo habría que considerarlo como una tentativa de asesinato que podrían leer por tener capacidad de adquirir libros o tener acceso a ellos; el y esterilización). .- «La comprensión y utilización número de los que por condición social de un texto literario, especialmenson lectores ; la presencia mayor o menor te si se quiere hacerlo funcionar de mujeres entre ellos, etc. El número y históricamente -sea para hacer «historia tirada de las ediciones de ciertas obras, la frecuencia de reimpresiones, el increde la literatura" o historia general en cualquier forma- , requiere preguntarse en mento del ritmo de lectura -o su dismiserio qué es «literatura" en cada época. nución- en un período determinado, el Hay que determinar, en cada etapa con- plazo de vigencia de cada obra como leccreta, quién hace literatura, qué gentes o. tura, antes de pasar a ser tema de estuqué grupos de gentes, y para quién. Se dio -funciones totalmente dispares- , son cuestiones sin cuya aclaración no se necesita, pues, precisar la personalidad social del escritor, el conjunto de determipuede entender el hecho literario. Ycomo naciones - nada azarosas, tampoco salvo excepciones parcialísimas no están aclaradas, esto quiere decir que la mayoconstantes- que le confieren condición de tal, y no menos, el área de sus lectoría de los hechos literarios no se entienden ni con mucho. res, tanto cualitativa como cuantitativa-

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hasta ella- , hay que preguntarse perentoriamente en qué consiste, cómo consigue sus propósitos, cuáles son sus posibilidades y recursos, cómo se sirve de la lengua y de las formas literarias previas para conseguir su finalidad. El análisis de la obra literaria --estilístico, por supuesto, pero no solo estilístico- tiene que responder a estas preguntas. No basta, por ejemplo, con estudiar el ritmo de la versificación, la estructura de las estrofas, el origen de las metáforas empleadas por el poeta. Hay que preguntarse de dónde parte, de qué lenguaje hallado, de qué convenciones vigentes de qué 'reglas del juego' , de qué repertorio de formas literarias elementales, que son en cada fecha del dominio público, bienes mostrencos de la literatura, cuyo inventario es indispensable hacer: refranes, o bien 'tópicos' - así en la lírica renacentista-, o 'mitologías', o un tono en falsete -1790-, etc. Y esto, relativamente sencillo en poesía, también en los demás géneros, en formas más complicadas. Respecto al teatro, hay que determinar la fracción que dentro de él representa la 'literatura', junto a otros elementos. Y si se no resulta inteligible la literatura si no se está llega a nuestra época hay que preguntarse por la radio, en claro respecto a la importancia: a la que la televisión y el cine, no sólo tiene la literatura - y el escritor- en cierta en el sentido de la adaptaépoca y la que tiene cada autor o cada obra ción a estos medios de las obras literarias y los probledeterminados. mas que esto plantea, sino más bien en cuanto a los caracteres de estas obras en un mundo ros literarios -y de los autores- en la en que los autores y los posibles lectores sociedad, desde las obras destinadas a van al cine, oyen la radio y contemplan la minorías extremas hasta la litaratura de televisión. quiosco, cuyos caracteres y recursos en "De igual manera, no resulta inteligible la cada época habría que investigar. literatura si no se está en claro respecto "Por último, una vez llegados a la obra a la importancia: a la que tiene la literalitararia misma -y hay un largo camino tura -y el escritor- en cierta época y la "Por otra parte, hay que con el rigor qué se propone en cada caso la obra literaria: enseñar, divertir, adoctrinar, iniciar en un misterio, hacer "culto», conmover, dar exquisitez, abétir; y, en cada caso, cómo; y con qué otras actividades comparte su función respectiva. Por ejemplo, con la narración oral, con el culto religioso, con los espectáculos, con la ciencia con la política, con la 'tertulia; y en cada caso, en qué proporción se dan la rivalidad y la alianza. Hay que mensurar con precisión la distancia de la literatura respecto de la vida, los grados de autenticidad, sinceridad, espontaneidad, originalidad -cosas bien distintas- que presenta en cada tiempo y en cada género literario. Respecto a estos, es menester dar razón de ellos y explicar en serio su cultivo o su abandono, su fuerza en cada momento, la proporción en que predeterminan el contenido de la obra literaria, su coeficiente de imprecisión, margen y holgura. También hay que averiguar el peso e influencia de la literatura en la vida, la estratificación de los géne-

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que tiene cada autor o cada obra deter- mente claro: que la mera erudición no minados. La voluntad efectiva de enten- llega a la literatura (aunque sin ella no der obliga, pues, a apelar de los fenópueda hacerse su historia), que la conmenos aparentes a sus supuestos laten- sideración de la realidad social de la tes; dentro de una época concreta, literatura es esencial, pero que no se antes de llegar a lo que hoy se suele trata de hacer «sociología de la literatuhacer -examen de autores y obras ra .. , sino teoría e historia de ella; que un existentes-, habría que plantear las estudio, por exhaustivo que se imagine, cuestiones previas enumeradas y otras más: por ejemplo, qué puede hacer en cada caso el la realidad social de la literatura escritor, qué pretende es esencial, pero que no se trata de hacer conseguir -único modo de saber qué quiere «sociología de la literatura», decir en concreto éxito sino teoría e historia de ella o fracaso- cuáles son los géneros vigentes y en qué fase de vigencia se encuentran, cuál es la función real de de las «fuentes .. se queda fuera de la cada uno de ellos, qué componente de obra literaria como tal, por que lo que innovación tiene la producción literaria en definitiva interesa es qué hace el - yen qué medida, por razones socia- autor con esas fuentes. Si se consigue les, se subraya y aun finge la innovación descubrir la filiación de cada expresión o bien se disimula y oculta- , en qué y cada «idea .. de la Celestina , entonces medida hay un estilo dominante o no, es cuando resplandece la originalidad cuáles son las relaciones efectivas -€n de Fernando de Rojas, porque antes autores y lectores- con literaturas anti- que él no existía nada remotamente guas o modernas extranjeras, y qué parecido a su Tragicomedia. Y esta es papel desempeñan (función uterina, imila razón de que nos interesemos por la tación, rivalidad, estímulo, etcétera); qué Literatura y la estudiemos: su valor porción del pasado literario nacional como tal, primariamente estético; por sobrevive, y con qué grado de vivacieso nos esforzamos por indagar su dad; cómo se lo siente, si como un estructura, sus orígenes, sus condiciopeso, un motivo de orgullo, una renta, namientos, sus consecuencias. una cadena o una vergüenza; hasta qué Siempre he creído que no habrá verdaderapunto la literatura puede -o debe-- ser mente historia hasta que los historiadores desagradable o aburrida, o si esto no es introduzcan de verdad en sus libros todo lo lícito. Y tantas otras cosas que podrían que tienen de conocimiento la novela hisenumerar y ordenar con toda precisión ... tórica -que es mucho-, sin quedarse, Esta larga cita, que se refiere precisanaturalmente, en ello; del mismo modo que mente a «el problema de los supues- he procurado hacer entrar en mis libros filotos .. , contesta con la máxima concisión sóficos más formales y rigurosos lo que la a la pregunta. Sólo quiero aclarar lo razón -razón vital, razón narrativa- tiene que, por lo demás, está ya suficiente- de novela. Un libro de filosoffa tiene que ser

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más que una novela, pero nunca menos, no puede faltarle lo que la novela da. Lo mismo habría que decir de todas las disciplinas humanas. Todas son históricas todas, hasta las más estrictamente teóricas- , porque el hombre lo es. En el capítulo I de mi citado libro La estructura social mostraba con insistencia la "inseparabilidad de sociología e historia», explicaba cómo la estructuras sociales. están "definidas por tensiones y 'moVimie~tos», que toda situación y toda estructura son "intrínsecamente históricas". La situación es el "nudo» en que se anudan los "largos» hilos que vienen de

lejos y se alejan hacia un futuro; los hilos se anudan, pero no terminan; por eso las sitiuaciones tienen un "desenlace», solución ~ decir, desate del drama que es la vida humana. A la índole dramática de la vida y la historia corresponde su estructura "nudosa», continuidad discontinua, articulada. Lo cual implica además que tiene "argumento». ¿Cómo sería inteligible todo esto sin una dimensión literaria? Yo diría que la importancia de la Literatura - y de su enseñanza- es mucho mayor que lo que suelen pensar, no sus adversarios: sus defensores.

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De otras literaturas: Eslovaquia



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N los cuadros del pintor eslovaco Cyprián Majerník se dirigen a nosotros de una manera pasional e irrepetible casi todas las corrientes de la pintura europea de la época que resonaban en el alma del artista. El equilibrio de las influencias y los elementos de originalidad del artista representan aquí un excepcional e insobornable desequilibrio equilibrado de Majerník. Parece como si con todos mantuviera un diálogo / con Daumier, Gaya, De Chirico, Matisse, Derain, Chagall/. Sin querer se le ocurre a uno la idea, cuál sería la postura verdadera de Majerník? Sin embargo, al considerar todos los aspectos, la respuesta está al alcance de la mano: él está simplemente con todos ellos. E igual, todos ellos están con él. La ventaja de Majemík reside quizás también en el hecho de que en cada momento siente la presencia cultural o más bien artística de ellos. Como un hombre de gran sensibi lidad sabe no sólo percibir el arte, sino también crearlo. Yeso a pesar del tiempo y la distancia. Es que se trata de una presencia y el prohibido país fue siempre algo negado) afinidad puramente espiritual, puramente cultural. prohibido y sobre todo) puesto en duda Gracias a la misma, nuestro pintor no queda preso en el hechizo de un epigonismo desprovisto de espiritualidad. Es todo lo contrario. Desarrolla de una manera productiva los impulsos que le están llegando de afuera. Los enriquece, está tomando postura ante ellos. En los años 1939-1945, al notar que se iba apagando su vida, Majerník encuentra inspiración en la obra de Daumier y de Gaya. Fuera de un paisaje absurdo y casi onírico, en sus cuadros predomina la figura de Don Quijote, todavía más irreal y fantasmal. Ningún


motivo, ninguna figura y quizás tampoco las largas filas de emigrantes tristes y desesperados, de emigrantes que se arrastran por una región árida y quemada, sin meta, sin salida, de la nada hacia la nada, nada de eso queda impreso en el alma que observa estos cuadros, con tanta intensidad, gravedad e insistencia como justamente la figu ra de Don Quijote. En realidad, es toda una pléyade de Quijotes. A veces son figuras dominantes, otras veces asoman sólo sobre el trasfondo de escenas más amplias. Aparentemente puede parecer esto sólo casualidad. Sin embargo, en realidad asoman con gran insistencia. Podríamos casi decir que lo hacen de una manera inapelable! ESLOVAQUIA: UNA EXISTENCIA NEGADA

La presencia cultural de estas figuras en la pintura eslovaca salta a la vista y se repite de una manera esporádica. Quizás en la misma medida que en nuestra literatura se repetía siempre y con la misma regularidad el tema de la huida, emigración y expulsión de su propio país entre las montañas de los Tatras y el Danubio. Es que a pesar de la realidad de su existencia, el propio país fue siempre algo negado, prohibido y sobre todo, puesto en duda. Por eso, la realidad se espiritualizaba. Y la existencia de una nación sin su propio estado se orientaba más bien hacia las cosas espirituales, en vez de las cosas reales. Sin embargo, esta existencia metafísica de la condición estatal fortalecía la idea de su· necesidad. La sobrevivencia de la nación en su continua renovación a través del trabajo, como lo acentúa el escritor Vladimír Minác, es solamente una condición inevitable, pero según mi

opinión, no del todo suficiente para su verdadera realización. Esta condición es en primer lugar el aspecto estetizante de este trabajo. Gracias al mismo, queda imprimido algo irrepetible en el país concebido en su totalidad. Se trata de un factor plenamente legible. En primer lugar, podemos encontrarlo en la arquitectura popular, en la fabricac ión de encajes, en las pinturas sobre el vidrio, en la fabricación de cintas, pero también en las actividades tan tradicionales como la agricultura y en la colonización del país, ya que ésta también está condicionada por lo que el hombre eslovaco percibirá a través de los siglos de una manera inconfundible como el «genio local». Y esta estetización del trabajo encontró su expresión también en la creación verbal popular, sobre todo en las canciones, baladas y cuentos populares. Estos fueron siempre destinados para una ocasión concreta. El destino difícil, duro y casi granítico del hombre como si se elevara, como si cobrara alas. Y éstas le ofrecían la posibilidad de ver más lejos de la realidad cotidiana que en la mayoría de los casos era aplastante. Gracias a las palabras refrescantes, el ángel caído cobraba aire para sus alas, podía elevarse por encima de sus miserias heredadas y también inculcadas, y verlas a través del mirador espiritual para ver en él a si mismo. Y con todo esto, para renovarse espiritualmente y humanamente una y . otra vez más . Para comprender su cohesión con todo el conjunto, con el país, con su cultura, con el ser de la comunidad. También gracias a eso, es comprensible que la idea del estado nacional surja en las épocas de los cambios históricos fundamentales, de las cenizas calientes como el mítico ave Fénix. Esta idea en realidad nunca esta-


ba muerta. Y tampoco podía ser muerta. de la Gran Moravia: "Primero fue la Vivía en el seno de la nación, sólo que a Palabra, la Palabra estaba en Dios y menudo adquiría una imagen metafísica, Dios fue la Palabra». /Iskoni be SI ovo i como ya había observado. Desde el Slovo be u Boga be Slovo/. Imperio de la Gran Moravia, a través de Hungría como estado multinacional, de LA PALABRA COMO REDENCiÓN la monarquía Austro-Húngara, de la primera República Checoslovaca, de la y así fue realmente. La palabra fue para breve duración del Estado Eslovaco durante la Segunda Guerra Mundial y de la renovada «Primero fue la Palabra, la Palabra estaba República ChecoEslovaca, a los eslovaen Dios y Dios fue la Palabra cos se les negaba hasta la nariz entre los ojos. Sin embargo, se trataba y quizás se trata también hoy, de la exisnosotros ya para siempre la redención. tencia nacional. No de la existencia Gracias a ella, se afirmaba la conciencia metafísica, sino de la existencia plenade la solidaridad cultural. Claro que el mente real, se trata de un asunto de tiempo no fue siempre propicio para la vida y muerte. literatura. Sin embargo, justamente en El espacio en el cual hace más de mil esas épocas se elevaba hacia unas altuaños se han radicado los antiguos ras prodigiosas la creación literaria Eslovenios y fundaron así el Imperio de popular y más tarde, en la mitad del la Gran Moravia con una notable cultura Siglo XIX, brotó como una fuente cristaliespiritual y material, fue destinado a na de la poesía nacional. Gracias a ella, convertirse en nuestra tumba nacional. la generación romántica de Ludevít Stúr Los piquetes pesados de la política asi- en la época 9.el !e~acimiento cultural, milacionista húngara, sobre todo despudo codificar el eslovaco como idioma pués del pacto de igualdad entre Austria literario. Así llegó a florecer la literatura y Hungría, estaban cavando para los artística, la filosofía, las ciencias de las eslovacos la tlfmba en la que debería- artes, pero - yeso en primer lugarmos desaparecer para siempre, por lo pudieron también ser liberadas las atamenos de la manera como habían desaduras que irT)p.edían e.1desarrollo de las parecido para siempre en las manos de posibilidades artísticas de la nación nuestros vecinos sureños muchos patri- eslovaca que disponía de una riquísima monios nacionales y también documen- cultura popular y al mismo tiempo, tos históricos de inmenso valor. Por lo demostraba una gran sensibilidad para visto, nuestro destino era convertirnos la estética de la vida y del trabajo. Sin en súbditos pasivos, en gente asimilada embargo, esta plenitud no pudo realizarsin memoria. Pero nosotros, a pesar de se debido a las causas bien conocidas / esta desdicha, llevábamos en nuestro la fuerte presión magyarizadora, el cierre código cultural una misión fundamental y de los liceos eslovacos, la violenta asivivifica ti va ya desde la época del Imperio milación del pueblo eslovaco/. Todas


valor» del hombre en el espacio mundial. Estas corporaciones tienen interés en el valor "desconocido ». Sin embargo, la cultura es también, o reside justamente en el hecho de que el hombre se reconozca a si mismo en todas sus dimensiones. El progreso en la cultura no reside ni puede residir en la nivelización de todos los valores que tienen alguna relación con el ser humano, con la existencia del hombre. La manifestación evidente de la cultura no es borrar la individualidad, sino facilitar su plena realización. La tragedia del hombre contemporáneo -y no solamente en Eslovaquia!- es su poca voluntad para seguir una idea concreta que tuviera alguna validez general. Sin embargo, esta tragedia es comprensible, porque todas las ideas a las que el hombre estaba dispuesto a seguir en su pasado, le han quemado las alas, le han mutilado la vida. El hombre era cada vez más parecido a una mariposa que vuela hacia la llama de la vela para quedar quemada en ella. Sin embargo, a diferencia de la mariposa, el hombre nunca se mezcló con la luz, no emanaba de ella, sino su vista El hombre que vive en los países de menor quedó todavía más nublada al observar sus propias caídas ... De prosperidad económica) ni siquiera tiene idea una manera muy kafkiana se del valor real de su trabajo. transformaba en un insecto, se convertía con plena conciencia en una mariposa, debido justamente al hecho de que se olvidaba cada día más conscientemente de sus querealidad, pero con un precio muy dife- maduras. Quiere decir que reprimía su rente. Las grandes cajas fuertes seguro propia memoria la cual de todos modos no tienen y tampoco tendrán interés le estaba ya fallando! Sobre todo, la alguno en cualquier movimiento naciomemoria de su propia historia, de sus nal, porque también este movimiento puntos morbosamente peligrosos, prosisi estamos dispuestos a reconocerlo o guiendo el fin de poder / y atreverse! / a no- hace accesible y transparente "el cometer las mismas tradiciones, faltas, estas causas pasan por la historia eslovaca como un hilo negro. Esta plenitud tampoco pudo realizarse en la época de una fuerte ola del llamado internacionalismo socialista, y por lo visto, tampoco le es favorable el pequeño dios del gran capital europeo con su abrazo poderoso de la ciudadanía univfJrsíll. En las cajas J. fuertes de las poderosas corporaciones bancarias todo es cambiable y reemplazable. El vWQr<~stitytl{Jo.;.>{jel dinero como lo percibían las díferentes comunidades, las naciones, los estados y los hombres durante el Siglo XIX y a los comienzos del Siglo XX, desapareció ya para siempre 'ne"'la\ ¡íiféhhmana. Se trataba solamente de un valor sustitutivo del trabajo, pero existía. Los ordenadores centrales de los grandes bancos lo han borrado completamente de la vida. Claro que esto es ventajoso en primer lugar para estas enormes corporaciones. El hombre que vive en los países de menor prosperidad económica, ni siquiera tiene idea del valor real de su trabajo. Del mismo trabajo y de la misma "','!


errores y catástrofes. El fin de poder una formación estatal. En la conciencia en el interés de cualquier cosa / oh! de la literatura universal, en su estructusiempre los intereses /- desencadenar ra, en su dimensión global está conteniguerras, causar crisis, participar en invada la verdad básica sobre el género siones. En este punto, a la Comunidad humano,Este conocimiento indiscutible de las Naciones le será algún día muy del ho'mot¡:{ ,es un conocimiento más difícil presentar un balance positivo. Es co mpleto en general. Lamentableverdad que esta constatación no suena mente , existe solamente como algo de una manera muy alentadora. Y sin duda alguna, no sólo Moscú no cree en las lágrimas. Hubo una canción En la conciencia de la literatura universal, eslovaca en la cual se decía: en su estructura, en su dimensión global «El mundo no ama a las lágrimas, las lágrimas son para él está contenida la verdad básica ridículas» . Sin duda, hay en sobre el género humano eso una considerable ración de verdad. Pero en tal caso, debería haber en el mundo más risas, porque lágrimas hay sin duda potencial, como una posibilidad, como muchas. Quizás hasta demasiadas. A una semilla sin germinar, y justamente pesar de eso, a mí me parecen cada día esta semilla sin captar del conocimiento más convincentes y apremiantes las contiene en sí la clave de la migración palabras de Dostoievski en su novela del Bien y el Mal universales. En ella «Humillados y ofendidos», cuando dice está hechizada toda la miseria y todos que «el mundo se hizo más frío». Y segulos vuelos latentes del espíritu humano. ramente no lo dijo con refe rencia al A pesar de la wa de.los .ordenadores, clima. Es que en la estructura de la civilino somos, sin embargo, capaces de zación encontramos cada vez más transapoderarnos de nuestro propio conoci formaciones de insectos y cada vez se miento. Yeso a pesar del hecho que acentúa menos la cultura; la aceleración como civi lización lo hemos creado. de su comercialización debería ser para Parece como si en nosotros persistiera nosotros una advertencia más que sufiel gene def,un 'p er~, ~,: nte rechazo ciente. En el mundo actual, el verdadero del comienzo del sentido de la exispeligro no es el surgimiento de nuevos tencia humana en este planeta. Los estados a base de las comun idades que hablan del Diablo, se están al nacionales. El peligro residía más bien en mismo tiempo dando cuenta de la la etapa anterior que los nivelizaba, ence- dulce pero dolorosa sin -memoria. Dolorosa por el hecho de que la experrándolos contra la voluntad de ellos en riencia de la civilización humana nos entidades formadas a la fuerza. Sin embargo, lamentablemente parece demuestra que esta memoria en vías de que cada experiencia humana es frustración, si no siempre, por lo menos intransferible y de la misma manera, es muchas veces se redime justamente con toda evidencia intransferible tam- gracias al fracaso después del cual realbién la experiencia de una nación o de mente corre la sangre. ¡'

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EL CONOCIMIENTO Y LA MEMORIA

La literatura y las artes tratan de renovar en nosotros esta memoria en forma de olas regulares que van surgiendo como una marea. Sobre todo atañen a las literaturas nacionales, irrumpiendo de una manera accesible e impetuosa en su centro. Sólo ellas contienen palabras secretas, cuya sustancia es difícil de traducir. Por supuésto"qúªFéS 'posible traducirla de una manera racional, pero no siempre llega ahí, donde esta forma de conocimiento debe cumplirse efectivamente. Quiere decir que no siempre logra penetrar en la conciencia humana y en las líneas de fuerza de corazón. Quiere decir que ahí, .dende r.1acen en el hombre las decisiones íntimas más intensas, los umbrales éticos no pueden traspasarse. Estos son, sin duda, muy parecidos a los tabús, a los mandamientos éticos limítrofes de las comunidades de las antiguas tribus, las cuáles bajo estos mandamientos lograron revivir en unas formas más altas de las comunida-

en la era de los ordenadores) justamente del humanismo podemos deshacernos sin dolor alguno

des, mientras que otras comunidades se desmoronaron por dentro. Los Diez mandamientos que elevaron nuestra civilización de las ruinas de la Antigüedad, son, sin duda alguna, la norma ética más poderosa y al mismo tiempo, la fuerza más poderosa que alcanzamos al nivel humano. La experiencia artística desde por lo menos dos milenios, nos demuestra cómo nos

vamos alejando de ellos y al mismo tiempo, cómo podríamos acercarnos a los mismos. Sin embargo, la existencia de los Diez mandamientos, como también la existencia de la literatura y de las artes, está condicionada por la memoria ética ininterrumpida. Desde este aspecto puede abarcar también a la memoria social. Por ejemplo en la profundidad social que alcanza el proverbio eslovaco: "El saciado no cree al hambriento». Seguro que esto tendrá vigencia en todas las formas modificadas para las singulares comunidades nacionales. Sin embargo, para el hombre eslovaco tiene gran importancia el conocimiento que es expresión del estatuto social, que apela a la memoria. En realidad es un llamamiento dirigido hacia el centro de la memoria, el cual debería en primer lugar despertar la dimensión ética de lo social. Esto es un fenómeno serio, una realidad de gran importancia. Se dirige a la renovación de la memoria, al altruismo, al humanismo. Porque en la era de los ordenadores, justamente del humanismo podemos deshacernos sin dolor alguno. No me agradaría si surgiese un malentendido. Por eso quiero enseguida adelantar que no tengo nada en contra del uso de los ordenadores, sólo quiero dejar constancia del hecho que a través de ellos nos vamos deshaciendo también sin gran dolor de esa parte de la memoria, la cual es nuestro deber conservar para nosotros mismos. Sobre todo en el plano ético. Existen categorías de la memoria sin gran patetismo, quiero decir irremplazables. Sobre todo, si pensamos en el hombre ético. Si no nos esforzamos en cierto momento con todo ahínco y sobre todo, con todos nuestros


poderes y fuerzas, saltar a través del como rutas que contribuían no sólo al arco ardiente de la deshumanización enriquecimiento material, sino también y sobre todo, al enriquecimiento espiritual. hacia el espacio que es cada vez más deshumanizado. Me satisface el hecho Nuestros antepasados tenían ya en el de que casi desde los tiempos inmemo- Siglo X no sólo su propio idioma, sino riales, en Eslovaquia tuviera vigencia también su forma escrita, y este idioma también otra dirección del conocimiento ha sido canonizado como idioma litúrgisocial: la esfera libre, impermeable y co, reconocido por la Curia Papal de nada ideal de la competencia económica sin concesiones Nuestros antepasados tenían ya en el Siglo X no algunas. La pobreza no pierde el honor! Esto no sólo su propio idioma, sino también su forma sólo se acentuaba, con esto escrita, y este idioma ha sido canonizado como fuimos obligados a vivir idioma litúrgico, reconocido por la Curia Papal durante mucho tiempo. No quiere decir que gracias a de Roma, así que en plena medida cumplía eso, sino también a pesar de también las exigencias de un idioma diplomático. eso. Debido a eso, quizás la mayoría de la gente de nuestro país no anhela una vida llena de Roma, así que en plena medida cumplía riquezas fabulosas, todo al contrario, también las exigencias de un idioma demuestra más bien la afinidad a una diplomático. Eslovaquia es, sin duda vida digna, a la paz, a las tradiciones, a alguna, un estado joven, sin embargo la autorrealización. no es un estado sin una tradición cultuSin embargo, una vida digna está condi- ral antigua y seria. Es verdad que el régicionada sólo por la dimensión del tras- men anterior sofocaba estas posibilidafondo material. Es todo un complejo de des potenciales en muchos aspectos de actividades económicas y culturales, la esfera artística y so~ial. Muchas de capaces de cooperar desde el individuo ellas nos han sido impuestas desde hasta el conjunto y desde el conjunto afuera. Una vez a través de la ideología, hasta el individuo. Y dado que este otra vez a través de la fuerza braquial punto de partida es eminentemente cul- desde adentro y desde afuera, con la tural, presupone la apertura del sistema participación activa de nuestros vecinos. tanto en dirección al interior, como en Varios de ellos no!legaron todavía a disdirección al exterior. Las formaciones de culparse ante nosotros, ya que evidenlos estados nacionales tiene también temente están convencidos de que no es necesario hacerlo. Otros están esta misma dimensión. Desde los tiempos inmemoriales, el territorio actual de desempolvando sus viejos sueños con argumentos más bien histéricos que hisEslovaquia atravesaba rutas comerciatóricos. Con un fervor febril están fabriles, como por ejemplo la Ruta de Ámbar. Fueron rutas relativamente seguras que cando mitos para Europa y el resto del funcionaban no sólo como comunicacio- mundo elaborados sobre la intolerancia de los eslovacos. Parece que a base de nes comerciales, sino también como comunicaciones de confianza mutua, de estas visiónes oscuras, en la opinión de pactos fi rmes y claros, de garantías, los habitantes de muchos países se está

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formando una imagen equivocada de Eslovaquia. Prefiero no mencionar a los que les conviene esta situación. La irrupción violenta de la literatura banal y comercial americana, pero también la irrupción del dirigismo europeo me hace recordar con bastante insistencia el período de hace poco tiempo atrás. El anterior "Oestéo, encal'ltado con el cambio del sistema ocurrido en 1989, está manifestando frente al anterior "Este" poco entendimiento y comprensión . Durante el régimen socialista existían muchas cosas más desarrolladas, y desde el punto de vista humano, hasta más atractivas. Ahora estamos viviendo y no viviendo una renovación cultural. Por ejemplo, la inunda~ión del mercado del libro con la literatura''oe pésima calidad, impuesta por la economía del mercado, de ninguna manera podrá elevar al hombre a una calidad superior de humanismo, al interés del hombre por humanizar a su espíritu de una manera verdadera. Justamente en este sentido es dominante lo que nos había humani-

olvidar la guerra sería algo inaceptable) inhumano. La brutalidad será siempre brutalidad!

zado durante el largo período de la "helada" que nos llegaba del Kremlin, pero al mismo tiempo, ha sido compensada con la gran cultura y literatura rusa en sus obras más destacadas, sin la cual la mayoría de las literaturas y culturas europeas hubieran sido bastante empobrecidas. No hay un solo lugar en el mundo donde se hubiera concentrado tanto sufrimiento humano como en la

antigua Unión Soviética. Y no existe un solo lugar en el mundo donde a pesar de las represalias contra con los creadores, la literatura hubiese presentado un testimonio tan atroz de todo lo que el hombre es capaz de causar y al mismo tiempo, de soportar. Esto también forma parte de la experiencia eu ropea . Olvidarla significaría deshacerse conscientemente de la memoria. La gran confraternización de los no confraternizados durante la última guerra mundial, es sin duda algo muy positivo: sin embargo, olvidar la guerra sería algo inaceptable, inhumano. La brutalidad será siempre una brutalidad! Es menester recordarlo, no es posible compensarlo con ninguna moneda fuerte, guardada en las cajas más fuertemente blindadas de los grandes bancos. Deberíamos acordarnos del conocido lema, y dentro de su dimensión espiritual, deberíamos repetir: "Que el sí sea sí y el no, no!". De otra manera no seremos más humanos. Al comenzar, mencioné al pintor eslovaco Cyprián Majerník y a la presencia de una conciencia común de la cultura. Más exactamente, tenía en cuenta la capacidad del pintor hacer presente la conciencia de su altura en interés de una apelación artística individual. La visión intensificada por la figura de Don Quijote y las figuras de los emigrantes, era al mismo tiempo, la verdadera realidad del hombre de nuestro espacio, condicionada por la proclama no escrita de una continua y casi eterna emigración de su propio espacio, en el cual existía la cultura propia; sin embargo, estaba impedida su penetración en un espacio más amplio. La creación de un estado


propio es al mismo tiempo para Eslovaquia la expresión del anhelo de acabar con las masas interminables de emigrantes, con los proyectos, sueños y ansias no realizadas en su propio país bajo un sol compartido en común, y ofrecer todo esto a todos y en el interés de todos. Hemos rechazado el destino de andar perdidos en nuestro propio país, caminando sobre los huesos de nuestros antepasados con el atuendo de Don Quijote, hemos hecho de nuestro sueño una cosa real. La idea se convirtió en realidad y ha sido formal-

mente aceptada por el mundo .. Los rodeos en forma condicional no demuestran la capacidad de saber comunicar de una manera culta. Porque no es justo el que anticipadamente y sin el conocimiento de las cosas juzga a los demás. Resulta ser nuevamente actual la pregunta formulada por el Evangelio: " ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la madera en tu propio ojo?». ¿O es posible que en el género humano, concebido en su conjunto, haya muerto para siempre la confraternidad?

KTO nonÍ K\"E\(HJ

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PROXIMOS NUMEROS DE , REPUBLICA DE LAS LETRAS 44. LAS LETRAS Y LOS LIBROS ESPAÑOLES EN EL NUEVO MARCO EUROPEO: UN DEBATE EN LAS COMUNIDADES ESPAÑOLAS. COMUNIDAD VALENCIANA .. 45. LITERATURA Y AUTOBIOGRAFíA. LA LITERATURA AUTOBIOGRÁFICA .. LA MEMORIA DEL ESCRITOR. EL ESCRITOR, TESTIGO DE SU TIEMPO. EL YO POÉTICO. LA NOVELA DEL YO Y EL YO EN LA NOVELA .. 46. JOSÉ MARTí: CENTENARIO DE UN ESCRITOR DEL SIGLO XIX, PRECURSOR DEL SIGLO XXI.

Recordamos a los escritores de la A. C. E. interesados en colaborar en REPÚBLICA DE LAS LETRAS, que pueden dirigirse a la dirección de la Revista para ofrecer sus posibles colaboraciones, Estas habrán de ser breves dado el limitado número de páginas de nuestra publicación.


REPÚBLICA DE LAS LETRAS NÚMEROS PUBLICADOS 13. 14. 15. 1. 16. 17. 2.

18. 19. 20. 21 . 22. 3. 23. 24. 25. 4.

26. 27. 28. 29. 30. 31 . 5.

32-33. 34. 35. 36. 37. 38-39. 40. 41. 42.

LOS ESCRITORES Y LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. ESCRIBIR: VOCACiÓN Y PROFESiÓN. LOS ESCRITORES Y LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA. EXTRA. LA GUERRA CIVIL. CULTURA Y LITERATURA. LA EDICiÓN EN ESPAÑA. LA CRíTICA LITERARIA. EXTRA. LITERATURA FINLANDESA. ÚLTIMAS TENDENCIAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA (1). ÚLTIMAS TENDENCIAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA (2). LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. PORTUGAL Y ESPAÑA: DOS SOCIEDADES, DOS TRANSICIONES, DOS LITERATURAS. LA SITUACiÓN DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS: LA NOVELA. EL CU ENTO. EXTRA . LITERATURA NEERLAND ESA. LA SITUACiÓN DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS: LA POEsíA. EL TEATRO. MEDIO SIGLO DE LITERATURA ESPAÑOLA (1 ). MEDIO SIGLO DE LITERATURA ESPAÑOLA (2). EXTRA. LITERATURA SUECA. 1492-1992: 500 AÑOS DE HISTORIA. TRADUCCiÓN Y CREACiÓN LITERARIA. PERESTROIKA Y LITERATURA. EL ESCRITOR: SU ESTATUTO SOCIAL Y SU PAPEL EN EL DESARROLLO DE LA CULTURA. ESCRITORES Y TELEVISiÓN. LA AVENTURA DE ASOCIARSE. PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LA ACE. EXTRA. LA RUTA DEL NORTE. LITERATURA NORUEGA. EL 92: LITERATURAS DE ESPAÑA Y AMÉRICA. LOS TALLERES LITERARIOS. EL TEATRO SE ESCRIBE HOY (PRIMER CONGRESO DE LA ASOCIACiÓN DE AUTORES DE TEATRO). MAASTRICHT Y EUROPA: UN DEBATE PARA LA CULTURA Y LA LITERATURA. LOS TALLERES LITERARIOS 11. ESPECIAL. 50 AÑOS DE ADONAIS. LAS LETRAS Y LOS LIBROS ESPAÑOLES EN EL NUEVO MARCO EUROPEO. TALLER DE ESCRITURA A. C. E.: LA CR EACION LITERARIA. JOVENES ESCRITORES. LA LITERATURA Y SU ENSEÑANZA. 1. DIDACTICA.

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