REVISTA 065

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JAVIER EGEA: el último maldito solidario Eibain: de la gloria a la decadencia: Cuatro novelas de Raúl Guerra Garrido ROBERT BURNS: Viento norte, libertad y traición La censura franquista en el teatro

Literatura Criminal El mestizaie de los géneros

INFORMACIONES: LIBROS, A. C. E. CEDRO

A ?JIJRO

CON EL PATROCINIO DE CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográlicos)





I

ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES Andrés Sorel

8S·J,Liéti!tti94"w+ Junta Directiva de la A. C. E.

Juan Mollá, Santos Sanz Villallllel1a, Luis Mateo Díez, Raúl Guerra Garrido, Antonio Colinas, Gonzalo Santonja Crítica

.

A ntonio Hernández, Félix Grande, Diego Jesús Jiménez, Juan Manuel González, Ramón Hernández

44Amtn§liH§tn, Meliallo Peraile, Gregorio Gallego, Fernando Mar/Ínez Laínez, Rafael de Cózar, Víctor Alperi, Julián Marcos

M4DmHt§i.JY§-444 Ramón Sánchez Lizarralde

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Victorino Polo

REDACCiÓN YDISTRIBUCIÓN ,

ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES Sagasta, 28, 5.º - 28004 Madrid Teléf.: 91446 70 47 / Fax: 91 446 29 61 Los trabajos c informaciones pu blicados cn

REPÚBLICA DE LAS LETRAS pueden ser reproducidos librcmcnte siclIlprc que sc citc su procedencia Imprime: GráDcns Sáuchez, S. G. l., S. L. - Larrn, 19 - 28004 Mndrid Depósito Legal: M-8872-1980 1. S. S. N.: 1133·2158


JUNTA DIRECTIVA DE LA A. C. E. PRESIDENTE: JUAN MOLLÁ VICEPRESIDENTES: SANTOS SANZ VILLANUEVA LUIS MATEO DÍEZ SECRETARIO GENERAL: ANDRÉS SOREL TESORERO: ENRIQUE LENZA ASESOR JURíDICO: JUAN MOLLÁ VOCALES: ANTONIO HERNÁNDEZ MELlANO PERAl LE DIEGO JESÚS JIMÉNEZ JULlÁN MARCOS FÉLIX GRANDE FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ JUAN MANUEL GONZÁLEZ CONSEJEROS: RAÚL GUERRA GARRIDO ANTONIO COLINAS GONZALO SANTONJA GREGORIO GALLEGO RAMÓN HERNÁNDEZ SECCIONES AUTÓNOMAS ASTURIAS: VÍCTOR ALPERI ANDALUcíA: RAFAEL DE CÓZAR VALENCIA: PEDRO J. DE LA PEÑA TRADUCTORES: RAMON SÁNCHEZ LlZARRALDE AUTORES DE TEATRO: JESÚS CAMPOS GARCÍA SOCIOS DE HONOR: ÁNGEL M. a DE LERA DANIEL SUEIRO FRANCISCO GARCÍA PAVÓN JESÚS FERNÁN DEZ SANTOS EDUARDO DE GUZMÁN LAURO OLMO CARMEN BRAVO-VILLASANTE ELENA SORIANO


SUMARIO

LI TE RATURA CRIMINAL 5. Literatura criminal. El mestizaje de los géneros 9. Ejemplo de novela con color a elegir 12. Maestros personales 16. Literatura del crim en: Mescolanzas y disolución final 21. La mezcla de la novela policíaca y de ciencia ficción 25. La novela negra como género literario

Fernando Martínez Laínez Raúl Guerra Garrido Miguel Agustí Goran Tocilovac Javier Azpeitia Luis Miguel Úbeda

OPINiÓN 33. Javier Egea: El último maldito solidario 41 . Eibain: De la gloria a la decadencia Breve trayec toria por cuatro novelas de Raúl Guerra Garrido 57. Robert Burns: Viento norte, libertad y traición 65. La censura franquista en el teatro 73. Historias del instante Sabas Martín, autor de 'Los trabajos de Esther o el fuego en los espejos?

Antonio Hernández

Juan Cruz Mendizábal Juan Manuel González Pedro Pascual

Manuel Quiroga Clérigo

L IBROS 81. 88. 89. 91 . 93. 95. 97. 98. 99. 100. 101.

La vitalidad de una novelista Rufo Rufones Los narradores cautivos Jóvenes en el marasmo de la vida actual Modernos y clásicos Un narrador de raza Crónica de "La otra gente» de Caste//ón Arca de antigüedades Una tarde con la literatura Paseo del príncipe Un león en la cocina

Esther Bartolomé-Pons

Santos Sanz Villanueva Pep Solís

José Ruiz Mata


103. Domingo F Faílde: Dos poemarios desolados 109. Archivo de imágenes-Imégenes de archivo 111 . Los dioses derrotados 113. Exotarium 11: Cuerpo inseguro 115. Doce poemas comentados 117. Manual de prodigios 118. Varón de púrpura 119. Tu dulce sombra pensada 120. Media vida 121. Juan Manuel González: Amplitud y coherencia 125. Juan Ramón en pijama 130. El origen de los vascos 130. La prensa homeopática española 131. Minsitros escritores de la primera restauración 136. El imperio enterrado 137. Libro de las experiencias 138. Literatura y tecnología

José Lup iáñez

María del Valle Rubio Carlos Garc ía Gual Arturo del Vi llar

Arturo del Vi llar

PREMIOS 139. Segundo Premio de Poesía María Isabel Fernández-Simal 140. Premio de Cuento Lituma 140. Premio de Novela Mario Vargas Llosa 141. VII Premio de Narración Breve Julio Cortázar 142. IV Premio Albacete de Novela Rodrigo Rubio

INFORMACiÓN A. C. E.

CEDRO

145. El Impuesto Sobre Actividades

Económicas 146. Antonio Hernández, Premio José María Pemán de Artículos 146. Enrique Moreno, Premio Stendhal1999 147. Asamblea anual de traductores 147. Tarifas mínimas recomendadadas 148. Juan José del Solar, Premio nacional de traducción austríaco 1999 148. Convocatoria Premio Stendhal 149. CEDRO Y la ayudas a los autores

TRIBUNA ABIERTA 153. La historia y la filosofía de la historia 155. El pasado está presente 157. Esto es un reto 159. Rehabilitar a la Duquesa de Medina Sidonia

Antonio Martínez Caballero Pedro-Antonio Clemente del Barrio M. García Viñó Pablo de Vi llamar


LITERATURA CRIMINAL ~

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t e r a t u r a mestizaj e d e

e r los

m n a 1 , g e n e r o s

_11111111·1·1111111111111111111 INTRODUCCIÓN A UNAS JORNADAS DE GÉNERO (NEGRO Y A MUCHA HONRA) A bro un peri ódico y me encuentro, un día cualquiera de la semana pasada, por ej emplo, con una pági na en 8 abelia dedicada a una escritora, M arcela Serrano: un nuevo lanza mi ento que viene de Chi le y hab la de su nuevo li bro, Nuestra seíi ora de la

So ledad, que el entrevistador ca lifica de primera novela negra de la escri tora en cuestión. Y pregun ta el peri od ista algo que me parece dar pie para iniciar el asunto del que hoy va mos a tratar: «U sted ha repetido que su último libro - inquiere el period ista- no es una novela policíaca sino de género negro, lo que impli ca ofrecer un punto de vista sobre la situ ación de la soc iedad. ¿Cree que esto tiene que ver con el compromiso intelectual?». Y en resumen, la escri tora le contesta: «". me siento más có moda con la novela negra que con la poi icíaca porque soy incapaz de no echar un vistazo a lo soc ial», y luego, mati za qu e, en ri gor, su libro no es una novela neg ra , po rq ue le f al ta n una ca ntidad de elementos : la bru tal idad física, la sord idez, el mundo de la co rrupci ó n, et céter a.

«Nuestra Seriara de la So ledad - añade- es un j uego entre lo negro y lo policíaco . . .».


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LITERATURA CRIMINAL

T enemos aquí va ria s c la ves qu e nos

fer n a ndo martín ez laí nez

pueden servir para clarifi ca r en parte el debate que nos reúne. Por un lado, el entrev i stado r diferenc i a c l aram ente

entre la novela negra y la novela po li cíaca, algo que no todos tienen claro, y apunta que la diferencia estri baría en que la novela negra ofrece un punto de vista sobre la situación de Ja soci edad, lo que más o menos viene a signifi car que la novela negra es un a va riante de la nove la soc ial. A lgo que parece corroborar la res pu esta de Marcela Serrano. Por otra parte, la autora ex presa que su libro no es en rea lidad una novela negra porque le f alta brutalidad física, sordidez, corrupción . . . dando por hecho que estos elementos son componentes esenciales de cualquier novela negra que se prec ie. Pero ¿realmente esto es as í? ¿Son necesari as la sordid ez y la brutalidad a la hora de componer una novela negra? Es un interrogante que dejo en el aire para posteri or aclaración. Como he di cho antes, he nombrado a M arcela Serrano como un ej empl o elegido al azar, pero podríamos mencionar otros muchos muy rec ientes, co mo el del mex ica no Guillerm o A rri aga, co n su novela VII dulce oLor a muerte, que, por cierto, les recomi endo, o el de No es elegante lIIatar a una mujer descalza, de Raúl del Pozo, o EL

loco Wonder, primera novela de Cri stóbal Rui z, que se desarroll a a través de una persecuc ión po licial, un a de las vari antes clásicas de la novela negra. ¿Qué nos sugieren estos datos? D e entrada parecen demostrar la vitalidad de la novela negra, y la infl uencia que sigue ej erciendo sobre los escritores contemporáneos que a la hora de narrar una hi stori a acuden a si ntoni zar con el género. Pero también es cierto que hay rechazos. Muchos críti cos , o mej or reseñi stas, no se acaba n de tomar muy en seri o esto de la novela negra, sobre todo cuando está escrita en cas tell ano y los personaj es se ll aman Rui z o E scobar en lu gar de Thompson o Flannaga n. A estas alturas es casi una batall a perdid a, porqu e el so nambuli smo crítico no está so lo, se ha co ntag iado tambi én a bu ena parte de la cl ase pensa nte. Recuerdo que hace sólo algunos días estaba en una ca pital del este de Europa, donde había as i sti do al co ngreso anu al de la A soc iac ió n Intern ac io nal de E sc rito res Po li cíacos . U na mañana me presento en la E mbaj ada y habl o con un a de las dipl omáticas que en esa sede trabaj an, perso na por otra parte mu y interesada en aj etreos cultura les . Le exp lico lo del congreso y la co ntes tación le sa li ó del alm a: «¿Un a reunión de escri tores poli cíacos? iQué grac ioso l ». As í es que ya lo saben. Si se reúnen dram aturgos o poetas, no pasa nada, pero si so n esc rit ores, y ad em ás de novela negra, la cosa es «graciosa», y a partir de ahí no resulta ex traño que haya qui en escribe nove la negra y no tenga ga nas de que se lo rec uerd en, no sea que le vaya n a tild ar de grac ioso, y de ahí al pitorreo no hay más que un paso .


Para añadir m ás co nf usió n al as unto ,

LITERATURA CRIM INAL

di ga mos que el rec hazo es por partid a

femando martínez laínez

doble, ya que muchos escritores poli cíacos co nsideran incursiones ad venedi zas en su territori o a aquell as novelas negras escritas por co legas que ti enen a bi en no culti va r ese género asidu amente. Como si lo de escribir obras crimin ales im primiese carác ter, una espec ie de sacerd ocio que ex igiese in ves tidura o registro notari al. Ca mbi ando un poco el tercio, y co mo una referencia para las j ornadas que iniciamos, me gustaría mencionar algunos hec hos sobre la situac ión de la novela crimin al a fin ales del siglo XX. Si los datos de venta y préstamos en las bibli otecas sirven de referencia, podemos decir que la atracc ión de la novela negra sobre la masa general de lectores es hoy mucho más fu erte de lo que era hace 20, 50, ó 100 años . L a novela negra desde que nac ió a principios de este siglo ha evolucionado, desde luego, pero para mej or, para hacerse más variada, imaginati va, transgresora y ex igente.

y aq uí nos surgen dos cuestiones importantes . Primera: ¿ha alcanzado la narrati va criminal un tope, en el que ya no hay vari antes nuevas, y todo se limi ta a una repetición, un calco de ca minos ya ex pl orad os? O lo que es igual: ¿ha alca nzado el género negro sus límites? Otra segunda cuestión sería si realmente ex iste una nueva generación de autores del género lo bastante numerosa, dedi cada y pro fes ional como para seguir alimentando las ex peetati vas de este tipo de novela, creando escuela, o por lo menos dej ando huell a. E n España, sinceramente, no lo sé, porqu e aqu í la situac ión, en éste como en otros aspectos, es SlIi gel/ eris. Pero en otros luga res donde la novela negra no es «graciosa», sin o res petada y res petabl e (me estoy refiri endo, por supues to, a G ran B retaña, Francia, Estados Unidos o Ru sia), no ex isten dudas de que esa generación ya ex iste y publ ica cad a vez más. E l año pasado, en Gran' Bretaña, por ej empl o, se editaron cas i 450 libros de asunto crimin al. Y hay que dec ir que, seguramente porqu e la tradición en ese país es tan difícil de desa rraigar, la cl ásica y para muchos anti cuada novelaenigma, o Wl lOd o Ul/l/it sigue teni endo gran número de títu los y de lectores. A unque personalmente no me siento muy atraído por esta altern ati va li terari a policial, conozco co legas --espec ialmente anglosaj ones, hay que decirlo- que se sienten orgullosos de practicarl a. Robert Barn ard , novelista policíaco y pro fesor de inglés en la U ni versidad, proclamaba desafi ante en un rec iente co ngreso de la A IEP (Asoc iac ió n Intern ac ional de Escri tores Policíacos) una serie de ideas literari amente incorrectas, y por tanto exce-

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LITERATURA CRIMINAL

lentes. «D icen que esc ribo novela pol i-

fernando martínez laínez

c ial antic u ada -ma ni festaba co n f1 ema-, y no me importa, yo lo acepto, porque los mi smos que ahora me ll aman

anti cuado serán ell os mi smos anticuados dentro de 20 años . Y entonces yo, si ll ego a verl o, me reiré mucho» . E n cuanto a la respetabilidad críti co- literaria de la novela cri minal , Barnard lo tenía muy claro: «¿Para qué queremos ser respetabl es? ¿Qui én neces ita respetabilidad para escribir?». Además de las novelas-eni gma, las vari antes del género alcanzan un grado de di spersión desconoc ido hasta ahora. Desde los típi cos y tópicos ases inos en seri e o ases inos múltip les, hasta la investigación detecti vesca oficial o pri va da. Esta últim a, sobre todo, con personajes representantes de toda la ga ma de procedencias laborales, sex uales, rac iales y geográficas y de vari ac iones en la esca la de anomalías psico lógicas. U na acusada tendencia de muchas de las novelas negras actuales es la presentación ultrarea li sta o hiperrea l ista de escenas de muerte o violencia. E n este sentido, las detalladas descripciones de autops ias forenses de las novelas de Patricia Corn well , con su minucioso catá logo de vísceras, parecen haber marcado un a senda por la que otros muchos se han lanzado. Tamb ién están de moda los mi steri os hi stóri cos de fi cción. El amable frai le o el infa tigable servidor rea l que terminan descubriendo cualqui er envenenami ento, fechoría o crimen ocurrido cien, dosc ientos o tres mil años atrás, con personajes hi stóricos por med io, y ambientación ad IlOc. E l crimen, desde luego, no es exc lusi vo de nuestros neuróticos tiempos, pero este tipo de hi stori as, aunque ofrecen un campo infinito, terminan rep itiéndose o perdiendo interés, por el sacrifi cio de los conten idos al obli gado exoti smo argumental. Retomando la cuesti ón que antes planteábamos, sobre los límites de la fi cc ión crimi nal , se trata de una pregunta repetida muchas veces en este siglo. Personalmente pi enso que la novela negra ha alca nzado algunas meta s, pero ni siquiera ha rozado sus límites, porque, en defin itiva, la novela negra, como cua lquier otra vari ante li teraria, como la Literatura con mayú sc ul a, pone de reli eve los atributos de la ex istencia humana, las apetencias o deseos humanos, su lucha para sobrevi vir tanto en co ndi ciones extremas como en el día a día . Yeso seguirá ex ist iendo, aunque ca mbi en los años, la orga nización social o la dimensión de las ciudades. La nove la negra trata de ex presar todo eso, incidiendo en los aspectos negati vos de la condición hum ana y de la sociedad, preci samente porque forman tambi én parte inseparable de ell as. L a maldad y la injusticia son tan defin idoras de la natural eza humana como la bondad o el deseo de justicia. Dos platil los de la mi sma balanza, y no podemos sopesar bien si co ntamos sólo con uno de ellos.


LITERATURA CRIMINAL ~

emplo de novela con color a elegir raúl guerra garrido Para un o la novela es «el artificio literari o que tran sform a la fic ción en rea lid ad». M e exp li co. La ficc ión de la vid a cotidian a está ll ena de horas, sec uencias y espectác ul os con los que de co ntinuo se di siente, desagradabl es y a veces hasta hórrid os, y ante los cual es la simpl e protes ta o denuncia no basta para ca lm ar la sed de nuestros más inqui eta ntes impul sos creati vos o deicid as . Si algui en recomendó leer los tex tos no literari os como si fu esen literatura, uno recom ienda vi vir la vid a co mo una simpl e exc usa para escribir una nove la. Mediante la palabra escrita, y si se tiene el don (grac ia que se obti ene por ll orar en el vientre materno), es posible la rebeldía crea ti va de tran smutar lo co tidi ano en un texto narrati vo, siend o dich o tex to la úni ca realidad o territori o l ibre del escr itor. L a novela, co mo cualqui er otra manifes tación artística, debe susc itar los afectos del hombre, emoc iones que consigue movilizar a través de un estil o generador de imágenes y de una anécdota con ca tegoría de metáfora, es decir, capaz de trascender lo inm edi ato del hec ho narrad o. Entendida aSÍ, la novela puede ser negra, verde o rosa (por citar co lores entendidos como subgéneros) sin que a nadi e en su sa no juicio críti co se le oc urra arreba tarl e el tÍlUl o de novela u obra de arte li teraria. Citar El roj o y el negro sería un maniqueo juego de palabras, pero in sisto. L a mi sma anécdota o circunstancia puede dar lu gar a un co lor u otro, o a nin guno. El res ultado depende del tratami ento eleg ido. Mayor interrelació n e influencia no cabe y creo poder demos trar esta versa tilidad con un ejempl o de mi propia experi encia. A unque antes es necesari o que mencione los dos afectos que más afectan a mi actual propensión narrati va . Además del de siempre, el soc ial y político. E l primero es el que siento por la sel va lex ica l-tropi ca l del español americano, por el fulgor polisémica de los ameri cani smos, en donde perd erse es un placer inev itab le; si el ami go Valdés, en B ogotá, nos pregunta: «¿te provoca un tinto?», sabemos que nos pregunta si nos apetece un café so lo; el probl ema es pedir un cort ado, un «guayoyo» en Caracas o un «medio poll o» en Santo D omingo, pero un «periquito» en Colombi a.


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LITERATURA CRIMINAL

E l seg undo afec to viene dad o po r el

raúl gu e rra garr ido

gusto del relato negro, po licíaco, cri mina l o como qui era ll amárse lo. Con violencia. Por una antolog ía inacabada de

relatos cortos de momento inti tul ada Gel/l e de gatillo aleg re. Para dar co n el ej emp lo prometido buceo en la cróni ca de sucesos de la prensa diari a de Guadalaj ara (Juni o, 96) durante un a visita a M éx ico, de los que entresaco algun as noti cias. - Jóvenes emp istolados asaltaro n a un tax ista; lo despojaron de auto y d inero .. . abandonando el auto por el ru mbo de las ca ll es arri ba referidas. -Cua nti oso robo . . . los autores del i lícito se apoderaron de 4.000 pesos . -Ases in aron a un a madrina de la Policía Judicial Federal .. . habían visto merodear por la zo na a unos desconoc idos, de los que no se descarta que hayan sido qui enes lo victim aron . . . loca li zaro n en el luga r de los hec hos dos cascaj os del cali bre 45 . E l vocabul ari o, baj o el punto de lec tura del es pañol de España, es mu y sugerente. «E mpi sto lados» por «arm ados», «ilícito» por «delito», «madri na» por «co nfidente», y sobre todo la dec l inación verb al del sustanti vo «vícti ma»: «v ictimaron». L o de «cascaj os» por «casqu ill os» no lo es tanto. Por desgrac ia, por f rec uentes, las anécdotas tam poco so n muy sugesti vas puesto que se co rresponden co n la cróni ca negra de cualqui er gran ciud ad de cualqui er país. Pero i nsistiendo, y en tres días consec uti vos, loca l izo la anécdota insó l ita co n ca tegoría de metáfo ra. H ela aquí:

LUNES -S um an ya 10 los atracos a bancos sin vigi lancia. Co n este il íc ito sum an ya 10 los bancazos ocu rri dos desde que el pasado 3 del presente mes f ue retirad a la vigilancia po li cíaca de las in stituciones de créd ito de nuestra ciud ad. -Los bancos deben financ iar su vigil ancia, op in an joyeros . -Op in an los caj eros de sucursa les asa ltadas: « ... sientes que te mueres», « ... queremos que haya po l icía», « ... ha sido un trance mu y d i fícil». MARTES

-M urió un po l icía auxili ar ba leado por f rustrar un asa lto ... asalto ba nca ri o que hu biera sido el n.o 24 en Jal isco durante 1966 ... el ge nd arme, de 19 añ os de edad , disparó co ntra los hampo nes asa ltantes que eran cuatro, pero ell os lo ac ri bill aron . .. los hechos se susc itaron a las 13.30 cuando el uni fo rm ado que en vid a ll evó el nomb re de Jorge Rafael Go nzá lez de la O, policía aux il iar de la Di recc ión de Seguridad Púb lica del Estado, no permit ió a tres in di viduos armad os que entra ran


en el banco ... el poli cía alca nzó a dis-

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parar va ria s veces su arm a ca li bre 38 -

raúl guerra garrido

es pec i al en va ria s ocas io nes, in c lu so so l ame nte qu edó un tiro den tro de la mazo rca. La bala f ue p i cada po r l a aguj a percutora pero no alca nzó a detonar ... rec ibi ó siete bal azos en el pec ho y la pi ern a izqui erd a.

MIÉRCOLES

-Por f in. Po r f in los ba nqueros loca les y el Ay un tamiento de G uada laj ara se pusieron de ac uerd o para reso l ver el problema de la seguri dad bancaria en la ciu dad, decid ieron po ner alto a la con troversia sobre qu ién debe paga r la vigil ancia de las in stituciones crediti cias . .. el muni cipi o pone los vigil antes y los bancos paga n la vigil ancia ... después de 11 asa ltos, 3 mill ones de pesos robados y el ases in ato de un j oven de 19 años . Los sucesos hasta aquí enunciados (con independencia de su léx ico: «bancazo», «mazorca», «pi cada», etc.) so n una auténtica anécdota co n ca tegoría de metáfora y radi ca lmente in surgente en cuanto qu e denuncia la confrontac ión clás ica indi viduo-soc iedad, el so metimi ento del albed río indi vidu al a los designi os de una soc iedad inj usta , la victim ac ión del indi viduo en aras de los intereses de los poderes fáct icos de la soc iedad, plantea ndo la i nq ui etan te pregunta de: ¿qui én victimó a qui én? Co noc iendo el clim a de violencia en que sus acti vidades se desarroll an, los poderes muni cipal y f inanc iero no se sentaron a dial ogar has ta no tener un cadáver encim a de la mesa. Eso es lo lamentab le, pero la auténti ca materia prim a del pos ible relato es lo no di cho, l a razó n úl tim a que impul só al j oven Jorge Rafae l a enf renta rse a los asa ltantes (en vez de desertar o unirse a ell os) a pesar de la manif iesta inferioridad de su potencia de fuego: el co raj e que la neces id ad procura . Por otra parte el mi smo coraj e que tambi én impul só a los mal andros a cometer su il ícito. Q ui zá todos ell os se pregu ntaran: ¿ex iste vid a des pués del nac imi ento? La anécdota metafori za todo un desequilibri o soc ial y su desa rro ll o narrat i vo bien pod ría dar una novela ta n negra co mo Cosecha roja , de D. Hamm ett, o una magn ífica novela corta co mo Réquielll por un campesillo espaiíol, de Ramó n 1. Send er, en cierto modo un a hi stori a para lela, que nadie ha ca lifi cado de negra. E n cualqui er caso, que el j oven Jorge Rafael Gonzá lez de la O me perdone por utili zar su nombre en va no ej empl o de texto li terario. D esca nse en paz.

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I LITERATURA CRIMINAL

maestros

personales

Decía el marq ués de Sade qu e «en un a soc iedad crimin al , es prec iso se r crimi na l» ; o en una soc iedad po li cial , en la que los papeles del bien y del mal quedan nítidamente delimitados. Pero qu é es el bi en y qu é es el mal lo dec id e y certi fi ca el más fuerte, es dec ir, la soc iedad poli cial. L a moral se se para de la éti ca y la dec ide el poderoso . Éste es a mi entende r un o de los hec hos qu e provocan la apari ción del detecti ve pri vad o en su moderna acepción. E l delecti ve pri vado es el es labó n interm ed io, el vaso co muni ca nte entre la poli cía y el delincuente yen su personalidad se encuentran ambos . A mi modo de ver, es to hace qu e el detecti ve pri vado, res uel va el caso o no , haga ju sti cia o no, sea un perd edor . Y él lo sabe. Por eso, muchas veces, el detecti ve actCla al ma rgen de la ley e, in c lu so, en ab ierta opos ició n a ell a. ¿Qu é lo disti ngue entonces del crimi na l al qu e persigue? U no de ell os es Du ca Lamberti , el detect i ve im ag in ad o por el italiano G iorgio Scerba nenco . Duca Lamberti es un doctor en medi c in a acusado de practica r la eutanas ia por pieda d. Malar po r pi edad, por com pa sió n. ¿Puede darse mayo r dualidad? Como en otro de los perso naj es de Scerban enco, U l isse Urs ini , un ex pa raca idi sta de ca rácter cerr ado y di fíc il. .. y co n una peli grosa in c lin ación a sed ucir menores. E l mundo de Scerba nenco, el de sus perso naj es, es patéti co, comp lejo y brutal , se ntim ental y cru el. Scerb anenco co noce a la perfecc ión el inframundo, el lado mélS tri ste y feroz de la co nd ición hum ana . Venlls privada,

Los lIIilaneses ,,¡{[ Ian en sábado y Asesinal o en la escll ela so n dignos ej empl os de el lo, retratos que dan en pl ena diana de la pobreza de las ciud ades de posg uerra, la miseria de los suburbi os, barri adas sin futuro y co n el prese nte des trozado. No me cabe duda de que Scerbanenco f ue un escritor profun dam ente inrlu enc iado por Mijaíl Fiódor Dostoievski y su Crilllen y casligo. Porfiro Pelróv ich y R odió n Raskólnikov. El pol icía y el asesino. ¿E l bie n y el mal? .. ¿Por qué Ra skó lni kov


ases ina a la vieja usurera ? ¿Por din ero?

LITERATURA CRIMINAL

No, puesto que lo entierra junto co n el

m i guel agustí

cadá ver. Raskólni kov en realidad qui ere asesi nar a la soc ied ad, a la i nhu manidad qu e le rodea. Pero lo ha ce de una forma tamb ién inhum ana , med iante el ases in ato y un ases ina to trabaj oso y sang ri e nt o po rqu e no es tan f ác il matar. D ovs to ievs ki, en esta novela, rea li za un estudi o cumbre de la nat uraleza humana y su enCrenta mi ento co n la soc iedad , porqu e el hombre no só lo vi ve en soc iedad , sin o qu e ll ev a la soc iedad dentro de sí mi smo. De pronto, tras co meter su crim en -de pronto, no; do lorosa mente- , Raskó lnikov se perca ta de la profunda tran sform ac ión que ha su fri do su visió n del entorn o: ha roto la s leyes in herentes da la convi venc ia hum ana yeso le ha desgajado del resto de la soc iedad. Pensaba matar a la usurera y , en real idad , se ha matado a sí mi smo. Por eso f inalmente se entrega . T odo ell o en el entorn o de un San Petersburgo de posadas inmundas, buh ardill as in fec ta s, pati os y recovecos cuaj ados de suciedad y miseria, y tambi én palac ios y plazas popul osas. Una gran urbe del siglo X I X perfec tamente trasladabl e a cualqui era de nuestra s grandes ciud ades de casi el añ o 2000. Dramas y crím enes qu e se repiten una y otra vez en ese inframu ndo qu e nada ti ene qu e ver co n el devenir del ti empo, un in framund o imperecedero, la ve rd adera soc iedad que nos rodea y qu e nos negam os a ver desde nues tra jaul a de oro. Pa tri cia Hi ghsmith tamb ién sabe que el cri men es tá ahí, agazapad o en cada un o de noso tros, y qu e pu ede aparecer en cualqui er momento la más es túpi da de la s c i rc un stan c ia s par a qu e nos co n v irtam os en ases in os . Su s per so naj es en E.nroíias en 1111 trell so n co mo esos que, seg uro qu e los co noce mos, q ue nos

dice n: «Y o soy una bu ena perso na: no robo ni mato». Porqu e todos so mos bu enas perso nas, pero mu y pocos so n perso na s bu enas . Y se pu ede roba r y matar de mu chas form as qu e la ley no penali za. E n es ta nove la, un a obra ma es tra en su género, la Hi ghsmith se ba sa en un cr im en sin móv il es, el cr im en per fec to. Y pa ra ell o en frenta a dos perso naj es antitéti cos . Br uno - al co hó li co, edípico, homosex ual latente- y G uy - trabajad or, ambi c ioso , adaptado- oE l pac to del diab lo: B run o matará a la muj er de Gu y, qu e le traic io nó y qu e pu ede obstac ul izar su ascensió n pro fes io nal, y Gu y ases in ará al padre de Br uno, a qui en és te odia . ¿Se neces ita algo má s para esc ribir una nove la crimin al ? Sí, ese pro fun do, innato , ap rend ido y aprehendid o co noc imi ento psico lóg ico de la naturaleza hum ana qu e en co ntram os en D os to ievs k y y Scerban enco y ah ora en Patri c ia H ighsmith, ese co noc imi ento del inframundo, en este caso un in framu ndo de

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LITERATURA CRIMINAL

altas esfe ras - l os peri ódi cos vienen

miguel agust í

hoy día ll enos de noti cias al res pecto-, en el qu e la ca pac idad de in f li gir dolor es tan co tidiana co mo inf ini-

ta . C uando Bruno mata a la muj er de G uy y le ex ige a és te que cump l a co n su parte del pacto, Guy se ve impeli do a un in f iern o de loc ura como j amás podía haber i mag inado. «En una soc iedad crimin al, es prec iso ser crimin al», dec ía Sade. En esa línea se encuentra T o m Ripl ey -otro perso naj e fet iche de Patri cia Hi ghsmith- , un ser ambi guo qu e ases in a y roba simpl emente en bu sca de su propi a afirmación perso nal .. . y que nunca ha sid o deten id o. E l gran dramaturgo sui zo Fried ri ch Dürrenmatt tambi én demostró a lo largo de su ob ra literaria un inmenso e in tenso interés por el géne ro crimin al , crea ndo dos sin gulares com isa ri os que merece n todo nues tro res peto y adm irac ió n. E n E/juez

y su verdugo, el ases in ato de U lri co Sc hmi el no es un crim en co mún , sin o qu e en el cen tro del mi steri o se esco nde un a ex traordinari a mente criminal q ue durante cuarenta años ha co nseguid o burla r al com isa ri o B arla ch, un viej o enferm o de cá ncer al que só lo le quedan doce meses de vid a. Pero Ba rl ac h no es tampoco un in ves ti gador co mún y corri ente: comete aparentes errores, detrás de los cuales se esco nde una lucidez asombrosa. E l otro co misa ri o es M att ai , co mpro metid o a reso l ve r el ases in ato de un a niñ a en La

prolllesa . La impos ibilidad de lograrl o, pu es el ases ino mu ere acc id entalm ente, lo mantendrá desesperad o en la in ce rtidumbre de la espera, hasta embrutecerl o y destruirl o. Un hombre que, sin sa ber que M adame Mu erte se ha co brad o yajust icia, se convertirá en víctima . ¿Una alegoría del mund o modern o? Me he referid o, al hab lar de El ju ez y su verdugo de Dürrenm att, al ce ntro del misterio, la so lució n del caso, la so rp resa provocada al lector, al que se le debe dejar co n la boca abi ert a. Y ahí en tra en j uego la honradez del esc ritor, porqu e al lector no se le puede engañar, el lector no es tonto. E l mi steri o, en Los asesina-

tos de la call e Morg lle, de edga r Allan Poe, «es tá tratado desde un punto de vista estri cta mente profes ional , en funci ón de la obser vac ión, del análi sis y de la im aginac ió n en el comp lej o proceso de la ded ucc ió n po l icíaca », en palabra s de Roma n Gubern. iLa mag ia de la deducc ió n! Parece, sin embargo, que estemos hab lando de Sherl ock Ho lm es . ¿O qu izá de Hércul es Poirot y sus peq ueñas cé lulas gri ses? ¿O acaso, est irando un poco del hil o, nos enco ntram os co n Perr y Mason? No se debe confundir enco ntra r la so luc ión de un caso co n reso l ver un crucigrama. Prin cip almente porqu e, si uno hace el cru cigrama cada día, al fina l le coge todo s los trucos y la cosa pierd e interés. Eso es lo que me pasaba a mí co n Agatha Chri stie. Ad i vin aba el ases in o en un oc henta po r c iento de los casos .


(Au nque debo reco nocer, y esto es un

LITERATU RA CRIMINAL

parénte si s, que El asesillato d e

miguel agustí

Roge li o Akro y d, Asesil/.ato e ll e l Oriel/t e Express

O

Diez neg ritos me

dejaro n con la boca abierta) . E n ca mbi o, Poe co n Los asesil/atos de la ca lle

Morg ll e o sir Arthur Co nan D oy le co n todo su Sherlock Holmes -espec ialmente en El perro de los Baskerville- ev idencian un carácter «c ientífico» de la novela de mi sterio qu e la impul sa a cotas ex traordin aria s en donde nad a es gratuito. Y co mo he no mbrado a Perry Maso n, de Erle Stan ley Gardner, me pregunto: ¿cómo puede titularse una nove la El caso de l gato de l portero? ¿Nove la cri min al , nove la negra, nove la poI icíaca, novela de mi steri o? ". Al fi n y al cabo, la nove la soc ial del siglo XXI, la qu e mej or - l a úni ca-

expone la rea-

lid ad diaria de nuestra soc iedad , el día a día en una soc iedad a la que el cine, la telev isió n, los vid eojuegos, la prensa gráfica y esc rita y la vida mi sma han inmuni zado co ntra la viol enc ia y , por tanto, han desatad o esa mi sma violencia. Se vi ve al día, se mu ere al día , se mata al día. La muerte vio lenta ha perdi do todo signifi cado trági co y se ha co nve rtid o en una ru tin a ante la que desay un amos, co memos y cenamos sin pestañ ear y sin el meno r retortij ó n de es tó ma go. Y luego a dormir co n la conc iencia tranquila porqu e so mos buenas perso nas qu e no matam os ni robam os . Pero, ¿so mos perso nas buenas? Con la nove la crimin al pu ede suceder lo mi smo: qu e inmunice. Por ell o es necesa ri o' recuperar la di gnidad literaria y la éti ca de la nove la negra co mo cro ni sta de una rea lid ad circundante - el inframund o de baj as y alta s esferas- retratada co n un gran res peto por la psico logía de los perso najes y la desc rip ció n veraz de los pai saj es de la vio lencia urbana , lo qu e signifi ca co n gran respeto hacia el lector. Fotógrafos sin cáma ra, pintores sin pincel es, pero co n un fo li o en blan co que es necesar io ll enar para que los demá s puedan leerl o y aprender, leerl o y crecer. Una novela negra, con el pa so de los años desde que fue esc rita, debe co nvertirse en nove la hi stóri ca, en cró nica ciudadana. Pero eso sí, y so bre todo, debe se r nove la, buena novela, novela hones ta. Gi orgio Scerbanenco, Mijaíl F iódor D os to ievsk i , Patri cia Hi ghsmith , Fr ied ri ch Dli rrenmatt , Edgar A ll an Poe, sir Art hur Conan D oy le, sí, tambi én, Aghata C hri stie, f ueron mi s orígenes para mi etapa posterior co mo esc ritor de nove la negra. Grac ias a ell os - entre otros, por supu esto-, pero principa lm ente gracias a ell os co mprendí qu e el mundo no es blanco o negro, sin o que los mati ces del gri s so n infinitos.

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1 LITERATURA

CRIMINAL

literatura del crimen: mescolanzas y disolución final gOTa!, tocilovac

Para empe za r a hablar de literat ura c rimin al , deberíamos ha blar prim ero de literatura. Y rec ién de pués de literatur a algo criminal o algo relati va al crimen. En pocas pa labras, no creo en la distin ció n de géneros, no creo que ex i sta el géne ro negro así co mo tampoco creo qu e ex ista la literatura feme nin a, los cuent os fa ntásticos, la nove las hi stóri cas o del co razó n, entre tanta s o tra s c la sificaciones qu e va n apareciendo co n reg ul ar f rec uencia. Lo que co n toda evidenc i a ex i ste es la literatu ra, bue na o mala , y sus autores, Walter Scott o Kipling o Dashie l Hammet so n esc rit ores y punto. Esc rit ores de prim era, nada más, cuyas ob ras se in sc rib en en una cont inuid ad hi stó ri ca y va n formando nuestro patrimonio literari o. U na vez hec ha es ta ac l aración, me gustaría co ncen trarm e en la nove la mi sma. No por cons iderarla má s importante qu e o tras formas artís ti cas q ue de hec ho han trata do el crim en (esenc ial mente el c in e neg ro ame ri ca no, pe ro ta mbi én l a poes ía, el teatro y hasta la pintura ) sin o po r co nsid erar la, por su ori gen mi smo, el lu ga r de todos los pos ibles. Desde B ocacc io hasta Cerva ntes, la nove la se presenta como el receptácu lo de todas la s for ma s y géneros qu e al fin encuentran un lugar donde mezc larse y coex isti r. Poemas líri cos y ép icos, retó ri ca y teatra li dad se dan cita en lo que habría de co nstituirse en la poes ía de la s poesías, la nove la. En definitiva, es co n y en la novel a que comienza el futuro de la literatur a; para Bacht in las novelas so n los d iálogos soc ráticos de nuestro ti empo . E l éx ito de la nove la es tan rotundo y ab so luto que absorbe todo lo que va surg iend o a su


paso, barre co n todo s los nu evos apor-

LITERATURA CRIMINAL

tes y r efer e n c ia s, un a es p ec i e d e

goran tocilovac

hu eco neg ro que co n una f uer za de at racc ión sa l vaje va caniba li za ndo l a en er g í a c ir c und ant e. No se ría de extrañar qu e, dentro de algunos decenio s, l a nove l a integ re el tacto o el so nid o a lo que ya pa ra ese ento nces será tex to, mú sica e im agen. Seguirá siend o nove la, tan poco reco noc ibl e co mo las nove las de hoy pod rían serl o para los nove li stas del siglo pasado. E l éx ito de la novel a ha sid o tan arro ll ador, su crec imi ento tan desmes urad o, qu e durante cierto tiempo se co rri ó el ri esgo de desorientar el mercado. Y para potenci ar y vender un producto nada mej or qu e secc ionarl o en pedac itos para diversos seg mentos de lecto res co mpradores. De la neb ul osa nove lísti ca ini c ial , había que saca r algo con creto, de preferencia d id ác ti co, co n la id ea de sa tisfacer los gustos de cada lecto r: el crim en, la fantasía , el erotismo y as í suces i va mente. No q uedó, lamen tab lemente, otra so lu c ión que di vidir la novela en múltipl es categorías, fase s, etapas y Di os sa be cuá ntas cosas más. Y si tratam os de co mprender lo qu e fue (y ya no es) la nove la negra, tenemos q ue o l v id arn os de que li tera tura hay un a so l a y acepta r o to lera r , qué nos queda, la ex i stencia de un a nove la hi stóri ca, gótica , romá nti ca, poi ítica, cu lin aria, etcétera. ¿Có mo definim os, en pocas pa l abra s, esta literatur a c rimin al , policía ca o negra? Muy simpl e. No se trata, co ntra lo qu e pod ría pensarse, de qu e el crimen defina el género, pu esto que en ese caso tendríamos que co men za r c itando a Homero, D ante, Shakespea re, Dostoievsky y todos los padres f und adores de la li teratura actual , ya qu e nun ca han fa lt ado cadáveres en nu estra hi stori a de las Letras. Lo que define el género es el hecho de que el crim en co nstituye el tema ce ntra l , el nú c leo alreded or del c ual g iran los demá s elementos. Esto s mismos eleme ntos, al ori gen sec und ari os, irán cobrand o cada vez más peso e import anc i a, prop ic iand o, de algu na manera, la apertur a tota l de l a nove la po li CÍaca a todos los vientos metafísicos, aj edrecís ticos, vest im entar ios o c lim atológ icos, para empeza r. Esta literat ura, de toda ev ide nc ia, no surgió de la nada. A la nada va , pero eso no impid e qu e tenga sus anteceden tes . Mempo Giardinelli los defini ó co n c laridad: La literatura negra « . .. rec ibi ó présta mos de ot ros géneros que podrían se r co nsiderados sus 'primos herman os' y que contribuyero n a determ i nar sus ca ra cterí sticas . Entre ell os, l a ll amada literatura gó tica o de horror (Ma ry W . Shell ey,

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literatura del crimen: mescolanzas y disolución final gor~n . toci lovac

Para empezar a hab l ar de li teratura cri minal , deberíam os habl ar prim ero de literatura. Y rec ién des pu és de literatura al go criminal o al go rel ati va al cri men. En pocas pa labras, no creo en la di stin c ió n de géneros , no creo qu e ex ista el género negro así co mo tampoco creo qu e exi sta la literatura f emenin a, los cuentos fantás ti cos, la nove las hi stóri cas o del co razó n, entre tanta s otra s c la sifi cac iones que van aparec iend o co n reg ul ar f rec uencia . L o q ue co n toda ev ide nc i a ex i ste es la literatura , bu ena o m ala , y sus auto res, Wa l ter Sco tt o K iplin g o D as hi el Hamm et so n esc rito res y punto. Esc rit ores de pr i mera, nada más, cuyas obra s se in sc ri ben en una co ntinuidad hi stóri ca y va n f o rm and o nu es tro pa trim oni o literari o . U na vez hec ha es ta ac lara c ión, me gustaría co nce ntrarm e en la nove la mi sma. No por co nsiderarl a más importante qu e otra s fo rma s artísticas qu e de hec ho han tratado el crim en (ese nc ialm ente el c in e neg ro ameri can o, pero tambi én la poes ía, el teatro y hasta la pintura) sin o por co nsid erar la, por su o ri gen mismo, el lu gar de todos lo pos ibles . D esde B ocacc io has ta Cer va ntes, la nove la se prese nt a co mo el rece ptác ul o de todas la s f o rma s y géneros que al f in encuentran un lu ga r dond e mezc larse y coex istir . Poe ma s l íri cos y épi cos, retó ri ca y tea trali dad se dan c it a en lo qu e habr ía de co nstituirse en la poes ía de l as poesías , la nove la. E n definiti va, es co n y en la novel a q ue co mi enza el f uturo de la literatura; para Bac ht i n las nove las so n los d iálogos soc ráti cos de nuest ro ti empo. E l éx ito de la nove la es tan rotund o y abso luto qu e abso rbe todo lo que va surg iend o a su


paso , barre co n todos los nu evos apor-

LITERATU RA CRIM INAL

t es y r efer e ncia s, una es p ec i e de

goran toc i lo v a c

hu eco neg ro qu e co n un a fu er za de atracc ión sal vaj e va ca nib ali za nd o la en er g í a c ircund ant e . N o se rí a d e extrañar qu e, dentro de algunos deceni os, l a nove l a integ re el tac to o el so nid o a lo qu e ya para ese ento nces será tex to, mú sica e imagen. Seguirá siendo nove la, tan poco reco noc ibl e co mo la s nove la s de hoy podrían serlo para los nove l istas del siglo pasado. E l éx ito de la nove la ha sid o tan arro ll ador, su crecimi ento tan des mesurad o, que durante cierto ti empo se co rri ó el ri esgo de desorientar el mercado. Y para potenc iar y vend er un produ cto nada mej or que secc ionarl o en pedac itos para di versos segmentos de lec tores co mprad ores . D e la nebu losa nove lísti ca ini c ial, había qu e saca r algo co ncreto, de preferencia d id ác ti co, co n la idea de sa ti sfacer los gustos de cada lec tor: el crim en, la f antas ía, el eroti smo y as í suces i va mente . N o qu edó, lamenta bl emente, otra so luc ión qu e di vidir la nove la en m últipl es catego rías , fases , etapas y Di os sabe cuántas cos as más . Y si tratamos de co mprender lo qu e fu e (y ya no es) la nove la neg ra, tenemos qu e o l vid arn os de qu e literatura hay un a so la y aceptar o to lerar , qu é nos queda, la ex istencia de un a nove la hi stóri ca , gótica, ro mánti ca, política, culin ari a, etcétera. ¿Có mo definim os, en poc as pal abra s, es ta literatura crimin al, po li cíaca o negra ? Mu y simpl e. N o se trata, co ntra lo qu e podría pensa rse, de qu e el cri men defina el género, pu esto que en ese caso tendríamos qu e co menzar citando a H omero, D ante, Sh ake spea re, D ostoievsk y y todos los padres fund adores de la literatur a ac tu al, y a qu e nunca han falt ado cad áveres en nuestra hi stori a de las Letras. L o qu e defin e el género es el hec ho de que el crim en co nstitu ye el te ma ce ntral , el nú c leo alrededo r del cual giran los demás elementos. Estos mi smos elementos, al ori gen sec und ari os, irán co brand o cad a vez más peso e importanci a, propi c iand o, de al guna man era, la apertura to tal de la nove la po licíaca a todos los vientos metafísicos, aj edrec ísticos , ves tim entari os o c lim atológ icos, para empez ar. Es ta literatura, de toda ev idenc ia, no surg ió de l a nada. A la nad a va, pero eso no impide qu e tenga sus antecedentes. M empo G iardin elli los defini ó co n c laridad: L a literatura negra « . .. rec ibi ó préstamos de otros géneros que pod r ían ser considerados sus ' prim os herm anos' y qu e co ntr ib uyeron a determin ar sus caracterí sti cas. E ntre ell os , l a ll amada literatura gó ti ca o de horror (M ary W. Shell ey,

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Nat ha nae l Ha wt ho rne , Bram Stoc ke r;

g oran tocilovac

Ph. L ovecraft), la d e ave ntura s (H. M e l v ill e, J ose ph

Co nr ad, J ack

L o ndo n, Dos Pa ssos) y la cas i s ie mpre o lvi dada lite ra tura del oeste no rteameri ca no (Fra nc is Brett Ha rte, A mbrose Bierce y Za ne Grey, entre otros) . De ahí tomó la literatura negra cas i todos los e le mentos qu e hoy la ca racte ri za n: e l suspense, el mied o que provoca ansiedad e n e l lec to r, e l ritm o narrativo, la intens idad de la acc ió n, la vio le nci a, e l he roísmo indi v idu a l» . (La rga c ita del excele nt e libro de Giardine lli , El gé nero

negro, UAM, Méx ico , 1984) . Lo que q ui e re decir que la lite rat ura negra ya de por sí prov iene de un a mezcla lite rari a; es ta mezc la es s u punto de partida y a la la rga s u razón de ser: mezc la que termin a rá devorando a la criatura que vio nace r y qu e seg uram e nte d a rá lu gar a nu evas co mbinac iones aco rdes a s u mo mento hi s tó rico, a s u prese nte. La apertura de l gé nero le dio larga vid a, pero a l mi s mo tiempo creó las co ndicio nes de s u desaparición; si se hubi e ra aferrado a s us ba ses inicial es, hubi e ra peric li tado de mue rte lenta hace bastante tiemp o : ya sabe mos qu e la pureza só lo ll eva a la degene rac ión. No tenía o tra a ltern at iva q ue ab rirse y desa parecer. Pero a l m e nos eso le permiti ó pasar el mileni o. Si b ie n hi stó ri ca mente e l ac ta ofic ial de nac imiento de la lite ratura po li c ia l o de mi ste ri o se s itúa e n e l s ig lo pasado co n los tres c ue ntos de Edgar All a n Poe e n qu e e l te ma centra l es e l c rim e n, la nove la neg ra s urge ve rdad e ram e nte e n la década de los ve inte e n Estados U nid os de América. P o r ta nto, se puede decir que es un a literatura j ove n. Curiosamente, al co mpara r el mund o de aye r y e l de hoy , no es ta nto la realidad que ha ca mbi ado ( la corrupción s igue s iend o la mi s m a, tan to po líti ca como policial; la plata que genera el crim en ya sea po r la droga o por e l alcohol de a ntaño debe ser la mi s ma y así s uces iva m e nte), s ino qu e lo que e n definitiv a nos di s tancia es nuestra manera de reaccionar a nte los m is mos hec ho s. La co rrupci ó n po lítica de lo s a ño s ve inte ll egó a c rea r un a literatura de co rte popu lar; la co rrup c ió n de hoy día nos ll eva a in c luir va ri as págin as de recetas c ulinarias en novela s cada vez men os negras . Me im ag in o que la apare nte bonanza económica que co noce mos act ualmen te lo permite. Y me tem o que lo permitirá ca da vez má s. Javier Co mas (en La novela negra, E l Viej o Topo, B arcel o na , 19 80) define e l gé nero neg ro: «Se trata de -trna lite rat ura narrat iva co n o ri ge n e n los Estados Un id os durante los a ño s ve inte y co n de sa rro ll o típi ca y prim o rdialm e nte no rteamer ica no, ceñida a l enfoq ue rea li sta y soc io po líti co de la co nte mp o rá nea te má ti ca del cri-


men, encau sada paul atin amente co mo

LITERATURA CRIMINAL

un género determin ado y pract i ca da

goran tocilo va c

mayo ritariam ente po r es pec i ali stas» . D e lo que se pu ede ded uc ir qu e es ta literatura surge en un lu ga r dado y en un mo mento prec iso, lo qu e impli ca un co ntex to soc i o -p o lí ti co d ado (e l ve rti g in oso c rec imi en to urba no, l a prohibi c ión del alco ho l , la pl ata del crim en, la ca íd a de la Bo l sa , para nom brar só lo algun os hec hos) . A lo qu e voy es que la novela negra no rtea meri ca na ha tenid o durante décadas un desa rroll o autó nomo en qu e se ha seg uid o l a ortodox ia literari a de los padres f und adores . Cuand o ll ega a E uropa, esta li teratura es vi sta co mo un f enómeno aparte, hasta exó ti co , en la inm edi ata posg uerr a. C o mi enza a tener sus pro pia s r aíces ( menos po líti cas y más soc iales, menos co l ectiv as y más indi v idu ales, más mo rales que eco nó mi cas) y un desa rroll o más abi erto a otros integrantes literari os. N o ti ene ni ha tenid o, me parece, esa dim ensión rea li sta deses perada de D as hi el H amm et o de R ay mond Chandl er . Qui zéls porque en los años c in cuenta se vi ve en E uropa otro mo mento hi stó ri co qu e supl antó la deso lac ió n de la guerra por un a fe co mún en el fu turo. A pesa r de que Sim eno n, desde los años treinta, ve nía pintando la tri steza, l a es tupidez, la besti alid ad de la nu eva soc iedad co n un reali smo magi stralm ente sereno, nunca ll egó a id entifi carse co n las nove l as de l eng uaj e brut al y desca rn ado d e sus ilu stres co nt emp o r áneos. Simpl emente porqu e E uropa es taba en otra cosa . L o que tambi én podría dec irse de Am éri ca Lat in a y lo qu e ex pli ca qu e la nove la neg ra to me otros send eros más pol i ti zados, más co mbati vos . U no de los peo res males qu e aqu ej an la literatura negra es q ue se l a ha co nsiderado y se la co nsidera aún hoy día co mo un a li teratura menor. Este prej ui c io tiene sus raíces sin dud a en l a proliferac ió n ex trao rdin ari a que ha teni do es ta literatura ini c ialm ente en f o ll etin es, rev istas, peri ódi cos y mil es de libros escri tos de la noche a l a mañana para sati sfacer un mercado qu e no se preoc upa ba en hacer la d i stin ció n entre li teratura bu ena o mal a, puesto qu e bas taba co n q ue se vendi ese . L a literatura negra sigue produ ciénd ose enorm emente y el mercado sigue co nsumi end o mas i va mente; siguen apa rec iend o, as imi smo, nove las esc ri tas a sa l to de mata. Pero lo qu e ha ca mbiado es qu e esta literatura se ha v uel to democ ráti ca . E n su o ri gen esc rit a po r es pec i ali stas o profes i o nales, ahora se ve co n bu enos oj os qu e todo esc ri to r «ofic ial» o « difíc il ~> te nga en su habe r un par el e nove las negras . L os casos ilu stres no fa lta n, desde Fa ul k ner

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co n Sa nctuary, seg ún el autor mi smo

gora n t ocilo vac

esc rib e «para ca le nta r los fréj o les », has ta Robe-Grill et co n Les gOllllll es. De a lg una mane ra, e l gé nero se ha

aburguesado, diría. Ya no pretend e revo luci onar nada; pero as í va n los ti e mpos : un a vez más , refl eja un mo me nto dado de nu es tra hi stori a. ¿Qui én es tá pa ra revo lu c io nes, a estas a lturas? Habría que ir a Améri ca La tin a para rec upera r e l se ntid o de violenta denun cia de la nove la neg ra ini c ial. Globali zac ió n sí, ento nces, pero só lo para los qu e pueden. Como siemp re . E n Europa predo min a o sigue predo min ando, más bi en, un a dimensió n es téti ca de la literatura neg ra. U na dim e ns ió n es tét ica a l se rvic io de la co ndi c ió n hu ma na (qu e ta mb ié n pod ría ap li ca rse a las mag níficas nove las j apo nesas de Abe Ko bo) . Nu es tra novela negra se ha vuelto metafísica, en esas es tamos, de lo soc ial se ha pasa do a lo indi vidu al. Y al alej arse de lo soc ial creo que sus días están co ntados. No me ex trañaría qu e al fin al termin emos ec hándo le la culp a a la Co munid ad Europea po r haber ex term inado un supues to gé nero literario . E n lo que me co nc ierne perso nalmente, los meca nis mos inh erentes a la novela negra siemp re me han parec id o de gran utilid ad. No po r e l mero pl ace r de l juego, si no co mo un in strum ento téc ni co qu e me permite ir más a ll á del ámbi to propi o de l mundo negro. Si te nemos en cuenta qu e la nove la negra ha ca uti va do durante deceni os a mill ones de lectores, hay que suponer que es tos mec ani smos nos pueden ser de utilid ad, me refi ero, entre otras cosas, a la intri ga, al suspense, al esbozo de personajes, a la rapidez de l di álogo, a la sequ edad de la prosa, a la prepo nderanc ia de la acc ión sobre la meditac ió n (ace ntu ada por la fa lta de desc ripciones), al d esenl ace por lo general so rpres ivo, entre otros tantos elementos narra ti vos. Es tos so n algun os de sus aportes a la literatura en ge neral, pero más qu e nada permiten una gra n var iedad de prop ues tas narrativas a pa rtir de estas bases. E l crim en seguirá siendo el elemento orga ni zador y la razó n de ser de la nueva prosa, pero justame nte porqu e será un trampolín para lanza rse al vac ío. Que cada uno irá ll enando seg ún sus pro pi as ex pec tativas. A fin de cuentas me parece qu e de eso se trata: de que cada un o pu eda es trell arse a su manera, un es tallido co n co noc imi ento de ca usa, un go lpe tan seco como premedi tado co n e l que part iremos a otros mund os más o me nos literarios .


LITERATURA CRIMINAL ~

mezcl a de la novela pOliciaca y de ciencia ficción javier azpeitia

Si le di éramos a un marciano El innolllbrable de Beckett y La pasión tllrca de Ga la, y le dij éramos que a mbas cosas so n novela, pe nsa ría sin duda que novela es todo aquello qu e esté en letra impresa. B aste añadir que, para m í, la mejor nove la espa ño la del siglo XX es Luces de bohelllia , cosa que, puesta, por ejemp lo, en un exa men de Selectividad, me ll evaría directamen te a l suspe nso, por muy benevolentes que qui sieran ser los profesores , de l mi s mo modo que yo no he podido ve r co n benevo lencia ninguno de los a mi juic io tan loab les co mo vanos inte ntos de representar Luces de bohelllia. La cuesti ó n de la teoría de los géneros ha sido percibida siempre como un a de las partes fund ame nta les pero, tamb ié n, más problemáticas dentro de la teoría de la literatura: co mo ya se ha dicho otras veces, las ob ras literari as, sobre todo las reali zadas con vocación de modernidad, ti ende n a confo rmarse como tex to indivi duali zado y único, si bi en al mi s mo tiempo, por razo nes de capacidad expresiva e inteligibilidad, neces itan establecerse en un te rreno de referencias compartido co n otras obras . Eso hace, evidentemente, que los límites entre los géneros resulten escurridizos: ya desde la divi sión inici al (y no po r razonable menos discutible) entre texto lírico,

texto narrativo, texto dralllático y texto discursi vo aparecen serios problemas: es imposible encontrar 'un so lo ej emp lo en la historia de la literatura de texto narrativo que carezca de e lementos líricos, y no sé si imposible, pero sí muy difícil, encontrar uno que carezca de elementos dramáticos, del mi smo modo que hay infinitos textos fundamenta lmente líricos pl agados de elementos discursivos o propi amente narrativos. Sería mejor hab lar de estos elementos, los líricos, narrativos, etcétera, como conformadores del texto literario, y referirse al género sólo como e l


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LITERATURA CRIMIN AL

indi cador del elemento predo minante,

javier azpeitia

al menos cuando en verdad es sólo un elemento el qu e predomina, cosa que, como sabemos, no siempre oc urre.

As í pues, hablar de la exi stenc ia de un géll ero Ilarrati vo frente a ot ros géneros, decir luego que en ese género hay un sub género al qu e en españ o l ll amam os

ILOvela (diferenciándolo no sé muy bien cómo del relato, por no llam arl o cuento, y de cosas tan dubitativamente nombradas co mo las novelas co rtas o los relatos

largos ), añad ir por último que ex iste en la nove la un sub-subgénero que pued e ll amarse (fíjense bien en la coordin ac ión, que, pese a que muchos no la usa n as í es en el foIido disyuntiva) no vela /l eg ra o policíaca ... , todo es to me parece, por decirlo de alguna forma , adentrarse de noche por un terreno pantanoso y con una botella de orujo en las manos . Pese a la creciente tendencia a la inclusión de la teo ría de la recepción en los es tudios literari o?, no conozco nin gun a propuesta de defin ic ión de los géneros a partir de có mo' son recibid os por el lector, y sin embargo creo qu e esa sí que puede ser una reflex ión interesa nte. Vi sto as í, un género es un (en términ os de Jea n-Mari e Schae ffer) «horizonte de expectat i vas co n que se aborda la lectura», y es ta definición me parece tan ambigua como poco rígid a y, por eso, tan rea l, es dec ir: me parece una definici ón útil. Para hablar f in almente de género negro - qu e es lo que hemos venido a hacer aq uí y lo que, como habrán comprobado, yo no estoy haciendo-, para habl ar de género negro habría que definir antes el horizonte de

expectativas que se crea un lec tor al comenza r a leer una nove la negra, y no hay por qué pen sar en uno de esos compul si vos lectores de nove la negra, sino en cualqu ier lec tor. ¿Cuál es so n, ento nces, estas ex pec tat i vas? Qui zá la f unda men tal es la de que habrá un a víc tima, habrá un eni gma y habrá un cu lpab le al que desc ubrir. E n la novela policíaca, la novela eni gma, es to era, o es, c larísimo. Y yo creo que en la novela negra propiam ente dicha ta mbién: al fin al lo que nos enco ntram os es un a investigaci ón que des tapa, o a veces só lo nos deja entreve r, a un os culpables. Podemos obvi ar hoy el hecho de qu e, por lo general, en la nove la policíaca los culpables ti enen nombre y en la nove la negra se vislumbra, tras los culpab les co ncretos, una trama de cu lpabilidades que esca pan de la ju sti cia. Quizá esto entra dentro de las ex pectati vas del lector, pero no es mu y necesa ri o reco noce rl o para llegar a donde voy: vaya que el lector de es te tipo de nove las es un a perso na que ab re el libro y ya est<l bu sca nd o al cul pable. La verd ad es que el hec ho de que alguien adopte es ta act itud resulta exce lente para ponerse a reflex ionar co n él sob re va ria s cosas, para hacerse co n él algun as preguntas. A l menos eso es lo que


siento yo como escritor y lo que m,ls

LITERATURA CRIMINAL

me seduce de l género negro.

javier a zp eit i a

Un lector de nove la po li cíaca, y quizá tambié n un lector de no vela negra, es una espec ie de metáfora inofe nsiva de un juez, a lgo que todos sabe mos que no es nada inofe ns ivo. Y un juez es el que decide lo que está mal y lo que está b ien, un a tarea que, bien mirada, res ulta bas tante deg rada nte, pu es para reali za rla hay que representar moralmente al ser hum ano , yeso, me parece a mí, tal y co mo están las cosas, es algo degradante. Pues bien, un lector de novela negra es nada menos que un señor o una señora jugando a ser juez durante la lectura. Para dec irl o co n e l lenguaje de la novela negra: tipos babeando la pa labra culpable, que es la pa labra fundamental de nuestra formación occ ide ntal, y me parece q ue de la oriental también , por desgracia . Tener la palabra clllpab le en la punta de la lengua es a lgo así como viajar al centro neurá lgico de las pul sio nes más íntimas y vergo nzosas del ser hum ano, para decirlo esta vez a lo gra nde . Yo creo que esa es una de las razo nes por las que ciertas actitudes de l lector de novela negra han sido buscadas ávidamente por los escritores de novela en genera l, puesto que en e l fondo e l tema de la novela, sea cua l sea su s ubgénero, como se ha dicho tantas veces, es el ho mbre, es hab lar del ho mbre, y para hab lar del ho mbre no ha y nada como hacerle al interl ocutor adoptar -rep ito que inocentemente, no quisiera meterme co n la fig ura del lector, que desde e l punto de vista de u n esc ritor es fundamenta l: hay que tratar bien a los pocos lectores que va n quedando-, no hay nada, decía, como hacerl e adoptar al lector la act itud más abyecta de l ser en es tudio: e l ser humano, que es tambi é n, ev identemente, el que estudia , por mucho que esto no faci li te las cosas. Desde este punto de vis ta , un a de las mezclas más adecu adas, y más productivas, es la de la novela negra y la novela de c ienc ia fi cc ió n, que es la mezcla de la que decía el título de mi co nferenc ia que venía yo a hablar, pese a que, como habrán comprobado tambi én, no estoy hab lando de ella. De cienc ia ficción no se ha dicho nada aye r, como es lóg ico, así que no estará de más recordar que qui enes se han e ncargado de es tudiar este géne ro han dejado ya c laro que no es c ie nc ia ficci ó n todo aquell o que habl a de viajes fa ntásticos a lugares más o menos imposibles como la Lun a o e l centro de la Tierra o L ilipu t, ni todo aquell o que habla de ingenios mecá nicos y de futuros desoladores con nu estro planeta arrasado por las bombas atóm icas, por ejemplo.

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LITERATURA CRIM INAL

Para hablar co n prop iedad del género

javier azpeitia

c ienc ia f icc ió n hay qu e pensar en l a novela que, a partir de Frankenslein , de la Shelley, reflex iona sobre los límites

del conocimiento científico y sobre su compatibilidad con la felicidad del hombre: algo así como el desarroll o del mito bíblico del árbol del bien y del mal. Esto, al menos, dicen los manuales al uso . A mí me parece correcto, pero me parece insuficiente. Creo que esa es una de las ramas temáticas de Frankenslein, y creo que, efecti vamente, por ese lado la novela de ciencia ficc ión ha seguido este poco discutible modelo. Pero habría que tener en cuenta otra rama temática fundamental de esta novela, sin la que sería sospechosamente nueva, y no lo es tanto, pese a que es excelente, prec isa, polifóni ca y también nueva ... , es todo lo que debe ser una novela. A mí al menos,

Frankensteilz siempre me ha parec ido una incursión en el tema del sa l vaj e, del buen sa l vaje, y buscando por ahí es por donde se encuentran sus modelos. El monstruo es un sa l vaje que intenta conocer la civili zac ión, intenta pertenecer a ella y fracasa. En su discurso (q ue su creador nos reprod uce), se nos ofrece una visión críti ca del ser humano. Esa visión del hombre desde fuera, desde el otro, desde el alienígena, o incluso, como en Frankesleil/., desde el autómata, es otra de las ramas fructíferas de la ciencia ficción. Hay muchas angustias paseando por esa novela, pero sobre todo destaca la angusti a de Victor Fra nkestein , que es la angustia del hombre que ha sobrepasado los límites de su naturaleza, que ha profanado su función, enfrentada a la angustia del monstruo, que es la angustia del otro, del que se siente diferente. No sé si alguien ha señalado esto, pero en Frankensteilz el relato del monstruo está dentro del relato que hace Víctor Frankenstein, que a su vez está dentro de una carta que escribe un marinero. Bien: el monstru o en el centro del laberin to, di ciendo unas cuantas verd ades sobre el hombre. D etenern os ahí nos lleva ría a ver co n cuá nta consciencia está estructurada esa novela, y cómo eso se hace para reforzar las dos ramas temáticas señaladas, pero me temo que no haya hoy tiempo para tanto. ¿Cuál es entonces el horizo nte de expectati vas con que se enfrenta el lector a la ciencia ficción? Yo creo que, más o menos consc ientem ente, el lector sabe que habrá un a ruptura de los límites naturales por med io de un uso erróneo de la ciencia, y que habrá un retrato del hombre desde fuera, un retrato en el que el hombre se vea pequeño y mi serab le desde fuera. En fin: que si n mucho esfuerzo hemos ll egado de nuevo a la culpa y al centro de nuestra cultura. Y esa es prec isamente la razó n por la que creo yo que el matrimonio entre novela po li cíaca y novela de c iencia ficción es tan fértil: está n hec has la una para la otra, y por eso me parece que a esta mezc la le quedan toda vía largos años de prosperidad.


LITERATURA CRIMINAL ~

,

a novela negra como genero literario

Cuando un autor se presenta a este tipo de convocatorias teme que le tomen por lo que no es. Y más, tratándose de un autor novel, como soy yo o, si se quiere, de la últim a generac ión que ha entrado e n el mundill o editorial, aunque no sea precisamente un tierno infante. Quizá un crítico tenga un acercamiento mu y diferente al mío como es su ob ligació n, e incluso pueda enriq uecer su exposición co n muchos y mejores ejemplos que los míos. Por ello, me disculpo de antemano. Respecto del tema que nos ha traído aq uí, la novela negra como género litera-

rio, observen el gra n con traste entre lo que es una novel a, sin apelativos, y lo que es una novela negra o de mi sterio, o policíaca. La primera impres ión es que la novela es el género , y la nove la negra, un subgénero o subprod ucto. Lo que voy a tratar de defender aquí es otra cosa. La novela de misterio es e l género y la novela sin apellidos no es nada más que narració n, es decir, un cajó n de sastre en e l que cabe todo. Muchos ha n tratado de definirla . Recuerden ustedes la de aq ue l autor que dijo que es todo aque ll o que se publica co n el nombre de novela en el encabezami ento. Hasta aho ra, los intentos de caracterizarla han resultado inútil es y gratuitos, lo c ual no quiere decir que no sea un ac icate para reuniones como ésta. U na nove la tiene los bordes muy dilatados y tenues como para delimitarla de un a manera exacta. Podemos vestirl a con todo los ropajes que se nos oc urran, porque no hay nada cerrado, ni respecto del tema ni de la estructura ni del tratamiento . Lo ad mite abso lutame nte todo, porque no tiene ningttna fina lid ad preci sa. Es narración en estado puro.


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LITERATURA CRIMINAL

L a nove l a neg r a, po r el co ntr ar i o,

lui s m i gu e l úb eda

ti ene un propósito: descubri r un mi steri o (asoc iado a un cr i men o un delito o un a fa lta) que se nos . suele pro-

poner en las prim eras pág in as de l a obra. Qui zá por residir su ca l id ad en esa pauta de co nstrucc ió n, se ha mostrado mu y remi sa a admitir i nterfe renci as de otras f ami l ias literari as y , por tanto , se ha blind ado co mo ta l género. Los préstamos só lo son pos ib les res pec to del as pec to exte ri o r , pero el nú cl eo ce ntra l , l a reve lac ión de l mi ster io o del sec reto, sigue siend o el m iSlT\o. A partir de ese núcleo duro, todo está permi tido. Naturalmente obtendremos mej ores res ultados cuanta mayo r nobleza ex ista en los materi ales usados , la trama sea más atracti va, esté bien resuelto el desarroll o y el desenlace, los perso naj es res ulten creíbl es o tenga n su grac ia, los diálogos aporten chi spa y añ adan inform ac ión a la trama; en defin iti va, cuanto ma yo r coherencia interna reúna la novela. Esto , ev identeme nte, so n vagued ades, porque nad ie posee la fór mul a del éx i to de una nove la negra y si yo la tu viera , tampoco se lo co ntra ría. A ll á que ca da un o se las co mpo nga co mo pueda. C uando hab lo de éx i to, no me refiero al éx ito de públi co ni al de los ant ici pos, si no a la ju sta co mb in ac ió n de los elem entos literar ios ya menc io nados o de cualesq uiera otros que se nos ocurran. Pode mos desc ri bir sagazmente qué in gredientes ha utili zado ta l o cua l autor en su particu lar cóc tel l iterar io, pero lo que nos acabará da ndo la medi da de todo segu ramente sea esa se nsac ió n f in al , qui zá inaprensi ble y tan sut i l que no se pu eda exp resa r só lo co n palabras . H ablo de la pl enitud de un a novela , la sa tisfacc ió n de la ob ra bien hec ha, di sfrutada como lector. La obra redonda, va mos . C uando hay una bu ena nove la, aú n es más gratuito metern os en ho nd uras para destr iparla, seg mentarl a para anal iza r sus unidades independ ientes, cuando la conjunció n de todos sus elementos es superi or a la sum a de sus partes. Soste ngo que l as obras qu e funcio nan no lo so n ta nto porque las co nvenc io nes de la nove la esté n bien traíd as o porqu e el autor te nga la suf ic iente hab ili dad al conju ga rl as. Creo que se debe más a las relac io nes in terna s, los porq ués de los perso naj es, de la trama en sí o de ambos a mI vez . A lgo que el auto r debe cuida r po rque co nstitu ye el motor de cualq ui er histori a, lo q ue j ustif ica a los perso naj es y a la trama mi sma. Co mo sabe mos los qu e. nos hemos metid o en es te lío de co nstruir mundos f icti cios, las relac iones in tern as que lo ri gen , sus leyes , no ti enen por qué co inc idi r co n las del mundo real.


Voy a tratar de profundizar más en e l nú cleo de la nove la negra co ntrastá n-

LITERATURA CRIMINAL luis miguel úbeda

dolo co n un of ic io que co nozco , co mo es el periodi s mo.

Periodismo y ficción Cuando presenté hace unos meses La Hoche más larga, esbocé las diferen-

c ias entre mi trabajo como periodi sta de info rm ació n intern ac io nal e n un a e mi sora de rad io y e l de novel ista. Allí dij e, e ntre otras cosas, que e l in for mador es esclavo de lo que oc urre. No po ne nada de su cosec ha o que esté a l margen de la propi a info rm ac ió n sobre la qu e trabaj a. En ese se ntido no ti ene nin gun a autonomía, sa lvo para dec idir cuá les so n los e le me ntos novedosos del suceso y ex po nerl os de la man era más fiab le, c lara y precisa, eso que se ll ama profes io nalid ad, Pero, e n cua lqui e r caso, nunca inte rviene en los hec hos . Está allí para contar, no para protago nizar nada , aunq ue leyendo u oyend o las batallitas de alg unos repOTteros, parece como si la hi sto ri a pasase por e ll os. En fin, eso s í que es otra hi storia ... Respecto de lo qu e produce el periodista, esta mos s iempre a nte ep iso dio s in co mpl etos. Su cró ni ca, su infor mac ió n, su reportaje, so n cortes transversa les en a lgo in aca bado. Esa es un a limitac ió n de l periodista, que, si n em bargo, se co nvierte e n un a gran ventaj a, porque no ti e ne que explicar el mundo. Todos esta mos e n ese sec re to, s upo ni endo que a lg ui e n lo entienda, que es mu c ho decir .. . Nada de esto vale c uand o esc ribes ficc ió n, aunque algunas ex peri e ncias te sirva n para arro par un a hi sto ri a. ¿C uá l es el e lemento di fe renc iado r del peri odi s mo y la nove la negra y, por extensión, la literatura ? Sin dud a alguna, la creac ión y explicación del mund o de ntro de la pro pia nove la , co n reg las que sólo valen para esa o bra . La novela no pu ede d ar por sabidas o de dom ini o público sus claves. A veces, se da po r hecho que el uni vers de la ficción ya está co nstruid o a base de los co nvenci o na li smos creados en su momento por los autores no rteamer ica nos, o po r su pálida ada ptació n a España. En esos casos, el au tor no se para a mostrar los mecanism os internos que rigen la trama y los perso najes, porque piens a que otros lo ha n hec ho ya po r é l. No hay peor erro r.

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LITERATURA CRIMINAL lui s miguel úb eda

E l mundo de la novela negra es úni co y debe crearse y ce rrarse e n la o bra mi s m a. Si se v ulner a es a re g la, e l lec tor se qued a e n la pura mecá ni ca

literari a, pero no ll egará a su a lm a o llegará al alm a de o tra o bra. Qui ero ac la rar qu e c ua nd o hab lo de ju sti f ica r a los pe rso najes y la tr a m a mi sma seg ún unos c rite ri os ex clu s iv os de cada novela, no me re fi ero a inc luir un a separata en e l vo lum e n a modo de manua l de in stru cc io nes para co mpre nde r la obra. E l did ac ti smo, cas i ta nto co mo la po ntifi cac ió n, chirría e n la novela porque sue le dar a e nte nder q ue e l esc ritor co nside ra a l lec to r co mo un s im pl e o un suj eto pas ivo qu e no ti e ne otra opc ió n qu e traga rse lo qu e he mos coc inado. E l « ma nu a l de uso» no hay po r qué co locárse lo al lec to r so pe na de a burrirlo mo rt a lm e nte . Esas c osas de be n qued ar implíc itas e n e l desa rro ll o de la tra m a. Estoy habl ando de un a lite ratura iceberg, en la que so lo aso ma una parte. L a más s im ple, si se qui ere, la más atracti va, la que fun c io na co mo hi sto ri a. E l libro debe co nte ne r e n e l interlin eado en bl anco, esc ri tas co n tin ta simp ática, otras oc ho partes de sucesos sumergidos no expli c itados , pero que d an se ntid o a la a nécdota y el lec tor -s in necesidad de ser bo mbardeado co n datos innecesari os- percibe su den sidad.

La verdad de las mentiras Lo s q ue esc ribim os f icc ió n a p artir de hec hos co noc id os y c ie rtos (en La

noche más la rga, los últim os fu sil ami e ntos de Fra nco e n 1975) te ne mos una d if ic ult ad aña did a a la ho ra de c rea r mund os: no só lo debe n se r pe rfec tos (e n e l se ntid o de ce rrados), ex plic arse y ser co he re ntes co n e l pl a ntea mi e nto de la o br a qu e esc ribim os, ca rac terístic a qu e co mpa rtim os co n c ua lquier o tra de l gé nero, s in o qu e adem ás -y no men os imp o rt a nt e- deben re s ult a r ve ros ímil es . U na nove la es limitada por defini c ió n. Su mund o está cerrado. Los compo nentes de be n ir encaj a ndo orgá nica mente co mo piezas de un meca ni smo prec iso pa ra co nstruir la hi sto ri a. No debe faltar ni so brar nada , po rqu e ento nces e l artilu gio literari o coj earía e n co nj unto. La vida, s in e mbargo, no es as Í. Esa vid a o esos sucesos e n los que nos a poyamos para in venta r nues tra ficci ó n son muc ho más co mplej os de lo que cabe exp li ca r e n una obra.


E n la vida hay azar, qu e e n una novela po li c íaca no debe ex istir más a ll á

LITERATURA CRIMINAL l uis m ig u el úb ed a

d e la pr i m e r a esce n a . To d as las de más d e be n imp o ne rse no po r e l ca pri c ho ni po r la cas ua li dad , s in o po rqu e no hay otra pos ibilid ad de qu e oc urra de otro modo. N uest r a expe ri e nc ia nos di ce qu e so mos co ntr a di cto ri os, no sie mpre so mos co here ntes (a veces no lo so mos nun ca), re nun c ia mos , co ntempori zamas, tra nsig im os, mu ch as veces e n e l mi smo día y res pecto de los m is mos as untos. A veces, uno puede co nvertirse e n un héroe y ci nco minutos más tarde co mportarse co mo un mi serab le. Todo eso junto di fíci lm en te lo admitiría un a nove la negra. Así es la vi d a de la q ue partimos pa ra hacer f icc ió n, pero no podemos darn os el luj o de re produc irl a ta l c ua l, po rq ue re nun c iaría mos al proyecto li te rario , q ue es bie n di stinto. Vaya co ntar un caso. B usca nd o datos para la nove la que es toy esc ribiend o, me co nta ro n una hi sto ri a curiosa. E n e l País Vasco francés, muchos ac ti vistas de ETA q ue f uero n des tinados a Es paña para la co mi sió n de atentados pasa ba n prev iame nte por la casa de un a vide nte m uy fa mosa que vive en ese ej e que for man Hendaya, San Ju an de la L uz y B ayo na . E l dato es abso lu ta me nte c ierto. L o que no puedo prec isar es el porcentaj e de etarras que pasaban por esa pito ni sa fra ncesa para tratar de desve lar su f uturo. La anécdo ta es tan inu sitad a y contrad ic tori a con la im age n qu e pode mos te ner de un activ ista de ET A que, prec isamente por eso y porque afecta a la vida mi sma, a la sangre, a los temo res, a lo más hum ano, podemos creer que es la 'pura verd ad . De hec ho, has ta la po li cía ti ene un a plantill a de vide ntes con poderes espec iales a los que se recurre en casos impos ibles, co mo desapari c io nes. S in e mb argo, a mí no se me oc urri ría to mar e l dato y mete rl o e n un a nove la sobre etarras , porque no se creería. S u veros imil itud proyec taría d ud as sob re cualqui er otra cosa qu e pudi era escribir sobre e ll os. As í que me lo vaya ahorrar, simpl eme nte po rque lo ex ige l'a co here ncia de un a novela negra, de la que está exc luid a tambi é n la magia. Todos sabe mos que la realid ad supera a la fi cc ió n. A la ho ra de arm ar un a histori a literari a, y en a ras prec isa me nte de la verosi mili tud , muc has veces es

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ob ligado escamo tear la verd ad par a

LITERATURA CRIMINAL luis miguel úb eda

recurrir a los conve nc io nali s mos, qu e e n num erosas ocas io nes se mu es tran má s auténticos que la r ea lid ad

misma. Para conc luir, me gustaría citar a un narrador de pro que aún no ha ca ído e n las garras de la novel a negra, M ari o Vargas Ll osa, quien acuñó un título paradójico pero muy certero: la verdad de las me ntiras. Viene a dec ir e l escritor peruano que las nove las so n una me ntira inventad a , de liberada y reconoc ida como tal. Pero e n s u ca lid ad de creación de c ierto s aco ntec imi entos, s ucesos y vidas, pueden res ultar más esc larecedo ras que la verdad mi s ma. Cuando los periodistas habl amos entre nosotros con e l ci ni s mo típico de c ua lquier gre mio que se mira e l omb li go dec im os un a frase: «No dej es que la ve rdad te arruine una bue na no ti c ia» . E n la ficción, de bem os impedir que la verdad arruine un a bonita hi sto ri a .

En el próximo número de REPÚBLICA DE LAS LETRAS

LA LITERATURA EN EL FIN DE SIGLO -Creación, Crítica y enseñanzaTextos, entre otros, de: Josefina Aldecoa, Andrés Amorós, Ángel Basanta, Luis Alberto de Cuenca, Luis Mateo Díez, Almudena Grandes, Claudia Guillén, Antonio Hernández, Ramón Hernández, Luis Landero, Arcadio López Casanova, Carmen Martín Gaite, Marina Mayoral, José M." Merino, Juan Mollá, Isaac Montero, Juan Manuel de Prada, Benjamín Prado, Fernando Rodríguez Lafuente, Fanny Rubio, José Sanchis Sinisterra, Gonzalo Santonja, Santos Sanz Vill anueva, Andrés Sorel.


OPINIÓN

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GRANDES Y OLVIDADOS ~

javier egea: el último maldito solidario

He escrito en un s itio ---:co ncretamente en e l estupendo supl emento cultural de l diari o Córdoba- que a principio de los años ochenta un grupo de escrito res, fundam e ntalm e nte s ureñ o -y de manera má s preci sa granad in o- se di o a la tarea necesari a de ali gerar a la poesía españo la de tanto mo num ento y tantos mármoles co mo la estaban ap lastando. E l

1- - - - - - - - - - - - · . · · - -..·-·.·--

Javier Egea

grupo fue crec iend o y, como s uel e suceder, alrededor de la e lite su rgió la acumu lación al par que la naturalez a del pro yec to de riv ó e n tenta tiva s redundantes para a la postre co nc luir en e l v iciamien to antes co mbatid o. En pocas palabra s : qu e si se logró acabar con la e mpachera cu lturali sta, el banqu ete triunfa l decl in ó e n una larga y pesada di ges ti ó n que dura toda vía . La revo luci ó n contra e l co nserv ad uri s mo sacrosa nt o es pa ra dóji ca me nte e l m ás sa nt o de los de beres, pero un bu e n reaccio nari o diría que la in surgenc ia c uyos prin c ipi os sirven para derribar

Raro de luna


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un gob iern o no va le p a ra sos ten e r

GRANDES Y OLVIDADOS

o tro sobre sus pil ares revo luc io narios .

an tonio hernández

Puede ser. Mas e n todo avance -y e l poé ti co no es nin g una exce pci ó nlas a nti g uall as van dej a ndo paso a otros mate ri ales más co ns is tentes y duraderos, independientemente de que dicho ava nce depos ite por e l ca mino s u mo rrall a ini c ia l in ev itab le. Y e n este descarte nat ural hay que incluir a los prop ios poetas qu e no pudieron o no s upi e ro n lleva r a ca bo la evo luci ó n pe rtin e nte. Mirando los no mbres de los fund ado res de l refer id o grupo -Á lvaro Salvador, Jav ier Egea y Luis García Montero- y ampliando un poco la v is ua l a los que mu y pro nto se añadieron bien po rque se s inti e ro n fasc in ados po r la ma nera de hacer o s impl e mente por co inc ide nc ia en lo qu e se es taba hac ie nd o -Fo ntes e n Ga li c ia, Margarit y R ov ir a e n Ca taluñ a, Jim é nez Millán y M esa T o ré e n Má laga o Ju a ri sti e n E uskadi-, e ll os mi s mos se señal a n o ac usa n co mo ho mbres vivos o mu ertos, co mo poetas revitalizados o ya s in pul so. Por supu es to que hubo o tros que tiraro n la piedra de la otra selltilllentalidad s in esco nde r la ma no, pero c reo que a l hil o co nve rgente de c ie rta ét ica y c ie rta estét ica fueron e ll os los más s ign ificat ivos, y los más es ti gma ti zados por un inf luj o tan fasc inante co mo co ntra produce nte, e l de Gil de Biedma. S in e mbargo, la cosa no está ta n clara ni la influe nc ia puede gene ral iza rse a l gr up o co mo un a mancha qu e afectase a todos. Y e n Jav ie r Egea es qu e ni s iqui e ra lo sa lpi ca po r muc ho que se haya inte ntado adocena rl e desde e l s upuesto de que su postura CÍv ica co in cid a co n la del ca talá n de Moralidades y la in stalmente en alg unos de s us poemas. E n alg unos del.grJ.lpo la dicción s í suena e n muchos momentos desca radamente a Gi l de Biedma nWn Egea pu ede ex is tir un tratam ie nt o poemático coinc id e nte de manera ocas'ional, pero la to na li dad nunca mantiene e l aire de familia que ca rac te ri za las ob ras de los imitad o res. Y ni s iquiera c uando se ade ntra en los territorios co nco mita ntes de l pa isaj e urba no desidea lizado por las exige nc ias de la rea lid ad inm ed ia ta, qu e ta n poderosa me nte e merge e n Barcelona ya

/lO

es bona y en Paseo de los Tri stes, se a punta

igua l mente des he redada:

F lo ta e n es te lu ga r un a ire de posib le be ll eza, de mi seri a rea l, un c ierto ap re ndi zaje de burdos poderíos, un a ro m a de desclasam iento y también un extraño deseo. Mirad s us ro pas, s u fingida gra nd eza ...


Pero s i no fuera así y quedara e n e l

GRANDES Y OLVIDADOS

ambi e nte de ambas lecturas e l aroma

antonio hernández

co mún de las id en ti ficaciones, una go lo ndrin a tan fugaz no hace verano aunque, por lo visto, aq uí ni los partidarios parece n e nt e rarse de que la influencia desc a li ficadora pr oce de sie mpre del tono , j amás de los temas o de los enfoq ues que sue len e nte nderse como com unes y etern os. La poes ía políti ca - otra cosa es la poesía comprometida- no tiene o tro horizo nte de supervivenc ia que e l del presente en e l que puede ser útil. y una pe rsona lid ad co mo la de Egea ap uesta sie mpre a todo o nada. No ha hab ido más que verl o en su último ges to. Como Montherlant, como Hemingway , apretó e l gatill o, lIlaldito de verdad, que no ju gaba a las orfandades ni amparaba su luciferis111 0

en e l recibo puntual de nin guna pensión de l Estado. Luciferi smo so lid ario,

lo cua l, aunque parezca mentira, en un país tan conservador como éste es reo de doble condena. A Jav ier Egea lo traté poco pero lo frecuenté mucho. Es la ventaja - o todo lo co ntrari o- qu e tiene el haber dibujado un a vida interior en las pág imas de unos libros. No todo e l mundo puede hacerl o. Si nadie está ob li gadO a acusarse a s í mi smo, a lgunos, poco s, se transparentan . Y ahí está el arti sta, un ser que sue le te ner l a boca en la cabeza y en e l co razón. A muchos ya es a lgo que les parece raro , co mo un a extravagancia de ro mánti cos demodé, pero la aute nti c id ad es esa firma del espíritu que convierte en autor más a ll á de l oficio y la técnica depurada, as untos que Egea, por c ie rto, no desconocía. Es más: su co ncienc ia de poeta nato lo hab ía o rientado al do mini o de los as pectos fo rm ales del poe ma, y más allá de l poeta barcelo nés tan aludid o, sus fuentes profesionales - e n su dobl e sentid o de amo r y e mpl eo- te nía n fil iac io nes c lás ica s desde las que des plega rse más a nchurosa mente po r la s contenidas va ng uardia s es paño las -A lberti y Lorca- y las más des bo rd adas y propi a me nte surrea li stas de Bretón, Aragón y Pa ul E luard. Ciertos tics de esos c lás icos ree nca rnados e n e l hum ani smo a bocaj arro de un Mi gue l H e rn ánd ez, por eje mpl o, se filtran en la parte más tradicional de Paseo de los tristes, pe ro de inm ediato e l poeta vue lve a su co nn atura l distinc ió n co mo s i e l prim er mandami e nto fuese lo que es, no pa recerse a nad ie excepto e n los ob li gados co nc ursos que la tradición impone co mo la pluma su tinta en e l dibuj o. Valgan dos eje mpl os casi co nsecuti vos e n la o rde nació n del libro me ntado :

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CRANDES y OLVIDADOS antonío hernández

Mi ra si seré to rpe que ni siqui era siento la c icatri z. Mira s i seré po bre que me bas ta tu s ueño para VI VIr. Mira s i seré j ove n que todavía es pero a lgo de ti . y po r e l co ntrari o:

A lgun a vez , aunque parezca s ueño, in ve nc ió n o bl asfe mi a, me he sentid o fe li z. M as fue ta n rá pido que no q uedó para poder mos traros a l me nos un mec hó n, un a seña l o bri z na de aque l caso que ya es hi s to ria po r la pie l y que ma. Tanto co mo la vid a y s u inte rroga to ri o te ne broso y profético: - ¿Sabe qui é n mató a l seño r Egea? -Lo sé. - iP ues díga lo inm ed iata me nte ! -Yo me arroj é al vac ío desde la es tre ll a mu erta y ya no te ngo mi edo de mo rir. E l poeta fu e co nde nado a l s ui cid io d iari o de l s u fr imiento . Y pe nsó qu e pa ra e l ve nc ido hay o tra form a más d ig na de escapa r de la vida. A Jav ier Egea lo co nocí a l co mien zo de la década de los oc he nta e n la sede de l desa parec id o In stit uto C ul tura l A nd a lu z de Mad ri d , q ue, al rec lamo pres ti g ioso


de su presid ente F rancisco I zquierdo, era parada y bodega de cuanto grana-

GRANDES Y OLVIDADOS antonio hernandez

din o pasa ba por la capita l de E spañ a. Coincidía mos por ento nce s en demasiada s cosas -e l co muni smo, el amor a l a li be rt ad y a Pab lo Nerud a, po r ej empl o- co m o para n o caer nos bien , y qued amos en qu e nos daría un li br ito de poemas suyos para nuestros Pliegos del Su r, aq uell a and ad ura de cuatro vo l úmenes que no f ue a más por la desapari ción del In stituto. Poco después supimos que había ga nado el Ju an R amó n Jim énez, un premi o rec ién creado pero qu e ya se anunciaba co mo uno de los grand es en su género dada su espl éndid a dotac ió n eco nó mi ca. E l mill ón de pesetas co n que estaba guarn ec ido no dej ó de tener su anécdota fundante ye nd o co mo f ue a manos de Qu isqu ete, qui en, seg ún cuentan, lo perdi ó en un a di scoteca onuben se la mi sma noc he en que lo rec ibi ó, pero qu e vo l vió a sus manos rotas a la mañana si gui ente tras el

chequeo ex hausti vo y pertinente al antro de alcoho l , fumeque y melo manía. No f ue la úni ca, porque, premio go loso donde los hu biera, se hab ía presentado al mi smo un a poeti sa co noc id a, por ento nces nov ia de un inf lu yente co lumni sta nacional , co n est rict o fracaso que el fa moso gacetill ero, co mo si fue ra suyo, no encaj ó del todo bien. A la not ic ia del premio a Egea le so naro n las campa nas sin que supi era dó nd e, y en el mi smísim o d iari o de do n Jes ús de Po lanco se dej ó caer co n que el premi o había nac id o muert o porqu e se lo habían co ncedido a un poeta fa l angista, si del mi smo apellid o qu e Jav ier, de no mbre co mpu es to y diferente y, más qu e nada, poco aco rd e co n él poi íticame nte hab lando. La metedura de pata co nsigui ó qu e el premi o y qui en l o ga nó se pr oyecta r an m ás y hasta el punto de qu e no hubo ca lumni a qu e por ju sti cia no vini era . Ta l q ue entonces se acabó la prehi storia l írica de Jav ier y allí donde f ue ll egó el escá ndalo, G ram sc i y Pa so lini al par , pero osc llro

escándalo de conciencia al f in , poeta co n un pi e en las nubes y otro en la rea lid ad para no despeñarse antes de la ll amada in exo rabl e. «L os asesinos vigi laba n la casa del amor en si lenc io» y sus másca ras proc lamaban su fa lac ia co ntra la tracli -

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GRANDES Y OLVIDADOS an tonio hernández

ción de l rebe lde, desde Pigmalión y Prometeo has ta los di ve rsos Fa us tos , desde Adá n hasta los románticos y s u nue va ve rs ió n de la de sobedi e nc ia

refl eja e n los moderni stas y los su rrea li stas, ese ro ma ntici smo a la postre «de las profu nd idades », co mo escrib ió Marcel Raymond y recuerda Jiménez Millán e n e l prólogo a Ra r o de IUlla . El escá ndalo de Luzbel, de la tra nsg res ió n co mo otra for ma re ivindi cat iva, y esa poesía airada e irrevere nte, que no s ufría qui ebra en e l co ntras te con un a act itud vita l poco am istosa co n las convenc iones, lo pe rfil ó para la ga le ría como esa rara avis que realmente f ue, has ta la cons um ac ió n. Cuando se trata de esc rito res su icidas parece que in teresa má s s u mu e rte q ue s u vid a o acaso much o más a mbas que su literatura. Durante a lg ún ti em po, mien tras que Hemingway fue un escritor célebre que se s ui c idó, Pavese fue un famo so suicida q ue esc ribía. Tiqui smiqui s del péndu lo de las modas por los que quizás e l último de e ll os dejó escrito a mano e n un ej empla r de sus Diálogos de

Leucó lo que sonroj a y estre mece: «Perdono a todos y a todos pid o perdó n. ¿ Va le? No cot ill eé is demasiado» . Hemingway, que só lo vio los toros desde la barrera c uando estuvo e n España porque afron tó como nadie todos los peligros reg istrad os e n e l li bro de l miedo, murió a la ant ig ua usanza de no querer a rrastrarse viejo por e l mundo . F ue e n un tiempo de sed y des ierto, e n un ju li o ya lej ano, c uando e n Pampl o na se apuntaba e l clarín de los sanferm ines y o lía por la estafeta a pó lvo ra de chup in azo. Como H e nri de Montherlant, apre tó e l gatill o, y ad iós . Como Jav ier Egea po r las mi sma s fechas e n Gra nada, cerca de s u

Paseo de los tristes, bajo e l A lbaicín deste ll a nte y la A lh amb ra co mo un g rabado de Doré de ntro del ma rco de l a ire. Fue un raro de lun a beeth ove ni a no, un Lautrémont de tu g uri os y nocturnidades, un camara da de ca usas perdidas, un amador en c ua nto la v ida tiene má s de desaga rrada que de acogedora, e l desobed iente que no acepta la limos na, quien dice no un a y o tra vez. Ahora me acuerdo de Shakes peare: «No hay peo r ánge l que el a mo r». De Baudelaire, de su poema «E l a lba tros» : «Su s a las de g iga nte le impid e n ca min ar» . De BIas de Otero: «Á ngel co n g ra nd es a las de cadenas » . Aho ra , c uando Javier Egea ya vuela libre.


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antonio

D os poem as de Raro de Luna

Si e mpre s ue nan las doce y un a leteo

negro co mo unos ojos a le rta e l s ueño Si e mpre s ue nan las doce y es tu s i le nc io

una alfo mbra manc hada po r e l deseo Si e mpre s ue nan las doce mi e ntras me be bo la so mbra de tu s labi os co n muc ho hi e lo

E ntre la ni e b la fría dos lun as lej os: un páj a ro abatido y un a niñ a muri endo

E ntre la ni e bl a f ría só lo e l deseo y e l ág uil a q ue brill a

negra sob re tu s pec hos


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GRANDES Y OLVIDADOS antonio hernรกndez

D os poemas del libro Paseo de los Tristes

Ahora llegas vest id a de cobrado r del ag ua y te so rpre nde e l tacto reseco de mi espa lda y de go lpe co mpre ndes las dunas mil enari as y desc ubres tu piel co mo s i fuera un ye rm o y te quedas desnuda frente a tan to des ierto y se ro mpe el amor como un rec ibo viejo.

Ellos, los vencedores ... LUI S CERNUDA

Entre cuatro paredes comenzaba la noc he de l ased io. E ll os, los ases inos, a le ntaba n la larga co ll e ra de los perros . E l hambre po r las sรก bana s se agazapaba osc ura como un cepo. E ll os, los ases inos, nos pu siero n e l pan sob re unos oj os bell os. Fuimos muriendo todos hasta que todo se vo lviรณ des ierto. E ll os, los ases inos, vigi laban la caza de l amor e n si le nc io.


OPINIÓN ~

eibain: de la gloria a la decadencia ~ve trayectoria por cuatro novelas de raúl guerra garrido

E l noveli sta es narrador de un a época, de los aco ntecimientos que se desarro ll an en una parte del mundo, e n su parte del mund o, transformando la rea li dad e n ficci ó n o la ficc ió n e n rea lid ad. De una form a u otra los aco nteci mie ntos ll ega n a afectarle. Le afecta n por diversas razo nes: po rqu e le due le la injusticia, porque ve cómo la mayo ría de la gente c ierra los oj os a los problemas de la soc iedad, al egoísmo, a la falta de comprensió n, o senc ill ame nte porque observa e n e l cuadro de la rea lidad los c laroscuros de la vida de la soc iedad . Raúl Guerra Garrido es el novelista que, con constancia, ha publicado novelas que nos presenta n e l cuadro de la vida española d es d e 1969 ha s ta e l pre se nt e. Podríamos decir que su novela es la crónica de la tra nsici ón. Es e l desaITo llo de la vida del pueblo vasco durante esos años y su tra nsformación has ta el presente. No voy a e ntrar a a na li za r las quin ce nove las de R a úl Guerra Garrid o, y s u relac ió n con la vida y transform ac ió n de l es paño l, cosa qu e va ldría la pena, sino que voy a limitarm e a cuatro de e ll as donde podemos ver e l cuad ro de l pueb lo vasco, que surge optimi sta, crece e ufórico en med io de co mpli cac io nes soc iopolíticas, madura res ignado y se des morona si n remed io en la autodestrucc ió n . . Universid ad de Indi ana. Pensy lva ni a. F OTO: BOBES


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OPINIÓN

Eibain e s la creación de Guerra

juan cruz mendizába l

Macondo particular» . Nace en la nove-

Garrido. «Eibain -dice Raúl- es mi la Cacereiio, como semilla de un pueblo que podría ser modelo de convivenc ia plurali sta, de trabajo en común y de excelentes res ultados económ icos. Se ha dicho de Ca cerei'ío que es novela de reali smo soc ial. No digo que no, pe ro, para mí, hay algo más en e ll a. No es sólo la im age n de unos o breros ex plotados y s in pos ibilidades de superarse. Cacereíio es e l espejo de la soc iedad de una época determinada, los años sesenta, y en parti cular del impac to de los obreros «de fuera» (l os cacereños) , e n la vid a y circun stanc ias del puebl o vasco, que en principio neces itan la man o de obra de los de «fuera», a unque s ie nta re pul sa po r los que invaden su tierra y se res iste n a aceptar sus costumbres. Conflicto humano e n un ambiente soc ial que marca el camino por donde va la nove la. Se co ntrasta To rrecasar con E ibain. Pepe, nati vo de Torrecasar, no ag uanta más la sumisión incondi c io nal al capri c ho del terrateniente del que depe nde s u trabaj o . No más lacay ismo . En un as c uantas pág inas describe Raúl un a realidad frec uente e n el campo cacere ño o extremeño o nac iona l. Reali smo soc ial. Pero de ese cuadro surge el protagonista, Pepe, quien dec ide ro mpe r el dete rmini smo que tie ne a rraigado al resto de su familia, al resto de s us co mpatri otas . Habrá de ro mper esos lazos y más ta rde sa lva r a su familia de la res ignac ió n y de la hipnos is de l ten'ateni e nte. Alemania es la meta . A lemania es el paraíso y la promesa de libe raci ó n eco nó mi ca, base fundamenta l pa ra las dem ás liberaciones . L as c ircun sta ncia s im pide n a Pepe llegar a Alemania. T ermina su peregrinaje hacia la libertad, en San Sebasti án. No sa le de la patria, pe ro está en una reg ió n que podría ser tan extranje ra como A le mani a. Es la len gua, so n las costumbres, es la actitud, so n las miradas que destell a n recelo, es un sutil pero profundo rac ismo, es todo esto lo que de bue nas a primeras sob recoge aPe pe. No todo es felicidad al corta r e l cordón que lo une a To rrecasar. E l trabajo es duro e incó modo, pero está decidido a triunfa r. Sabe que la seriedad en e l trabaj o le dará peso e ntre s us co mpañe ros vascos que saben a prec iar a qui e n trabaj a . Pa sa a Eiba in , e n e l profundo Goihe rri, para leva ntar las grandes factorías Li zarraga, que luego será su m un do de trabajo, bajo las directrices del indu strial L izarraga . Las escenas que se nos na rran en la nove la son c uad ros de un va lo r no so lamente li terario si no sob re todo human o. Un e nfrenta mi ento humano de qui e n trabaj a para supe rarse y e l recelo y sentimiento rac ista de muchos de los obreros y famili as vascas que só lo pien sa n q ue los cacereños han ve nido a come r grati s, a ro barles la tranqu ili dad porque no tie ne n do nde caerse muertos.


Esto seguiría siendo nove la de reali s-

OPINiÓ N

mo social si no avanzara, si no diera un

juan cruz mendizábal

paso m ás ade la nte . E n Cacereíio, y luego más tarde en Lectura insólita de

"El Capital", se nos describe e l crec imi ento de un E ibain que, de un pequeño pueblo de mo ntaña, se transform a e n e l nú c leo más impo rta nte de producció n de acero y hi erro, exportándo lo al mundo e ntero. Li zarraga es la cabeza, el visionari o. Los o breros, vascos y «cacereños», sin di stinción, los que hace n realidad e l sueño de Lizarraga. E l pueblo crece; e l dinero atrae a más o breros; la construcc ió n de viviendas y otros compl ej os aumentan. Sin embargo, a pesar de que tanto vascos co mo cacereños parti c ipan en e l e ngrandec imi ento de E ibain , permanece la mutua aversió n. P epe va ascendiendo, superando dificultades, gracias a su tenacidad en el trabajo. É l, representa lo que es el CACEREÑO, sea de donde sea y de donde ve nga, y los ojos de los vascos se fijan en él y siguen cada uno de sus mov imie ntos. E n la eufori a del engra ndecimiento de E ibain y en el latente y muchas veces patente enfrentami ento entre Pepe y sus j efes y compañeros, se ve clara la idea de fundirse ambos grupos, vascos y cacereños, como se funde el hierro e n la Factoría Lizarraga n. o 2. Pepe, como eje de la narrac ió n y representante del grupo «de f uera» , busca una solución que no sea la constante y mutua anim ad vers ió n. Aq uí es donde aperece Izaskun, la joven, la chica vasca de la que queda prendado Pepe. E namorados los dos, se enfrentan a una rea lidad ll ena de obstác ul os, de recelos, de odi os. Si la actitud de Pepe tiene co mo meta romper prejuicios y rac is mos, la de Izaskun no es me nos va lie nte, ya que tiene que ro mper con las tradiciones familiares hondame nte arraigadas e n el caserío, con todo lo que e llo supo ne. Por parte de Izaskun se enfrenta al rec hazo de sus padres y hermano. Se va a ver alejada de la fam ili a por tra ició n, por ha berse e ntregado a un cacereño, e nsuc iando así e l honor de la fam ili a. Por parte de Pepe, obj ec iones de sus propios co mpatriotas que le aseg ura n que esos enl aces no f uncio nan y, por último, el rechazo y lincham iento por parte del herm ano de Izaskun representando a la fam ili a y a la sociedad vasca. Tri unfa e l amor y es una señal clara para la sociedad del fut uro, ya que la manera de triunfar ante el od io y de los prejuicios es acep tarse mutuamente ta l co mo son; es compartir la vida de los que e li gen vivir en Eiba in , sean nativos o cacereños . Una so lución viable y perma nente para la conti nui dad y éxito del pueblo. Guerra Garrido pone las bases del desarrollo inicial del crcimiento de Eibain . Co n el pueb lo, el material y físico, corre para le lo el intento de integración hum ana . Las

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OPINiÓN juan cruz m e ndizábal

fá bricas crecen, la producció n es cada vez mayo r y mejor y es ta mbié n cada vez mejo r la relac ió n cacere ño-vasco . Pepe/Izas kun so n la im age n d e un a

soc iedad que ro mpe, o al menos intenta romper, la di vergencia , e l recelo, la enemi stad oculta entre los dos grupos . Si los vascos se res isten a ace ptar e n su co munidad a los cacereños, éstos, por o tro lado, rec haza n todo intento de crear un puente de co ntac to. Incluso e n la relac ión Pepe/Izaskun, en el momento en el que se disponen a co ncebir un hijo como so luc ió n única a sus deseos de llegar a la unión matrimoni al, Pepe insiste e n lo que ha insistido siempre, en no dec ir un a palabra en vasco : «ya sabes que no pro nunciaré una palabra de eso en mi vida, pero no me opongo a que mi s hij os lo aprenda n» (C17 5). Rechazo, pero al mi smo ti e mpo una ráfaga de luz para e l futuro. Por otra parte, al enfrentarse Izaskun a su fa mili a co n la notic ia de que está e mbarazada de dos meses, produce el impacto de una bomba. Más que e l hecho de estar embarazada si n haberse casado prev iame nte, es la des ho nra al CASERÍO, a la famili a: «¿Te das cuenta de la deshonra que has traído a la fa mili a? Los Jáuregui nunca dimos que habl ar en di ez generac iones que llevamos en el caserío» (C 182). La introm isió n del cacereño deshace el rosario de años de pureza de sa ngre. Ha des honrado la sa ngre del caserío, pero el padre se enca rgará de limpi arl a, desheredá ndo la y dá ndo le «die zurri agazos». Las fuerzas de Pepe e Izask un se aúnan ahora para crear un nuevo ambi ente, un a nueva soc iedad parale la al crec imi e nto de E ibain . Pepe representa la ge nte, los obreros, las perso nas de fuera, porq ue han escogido vo luntari amente dó nde vivir y trabajar. «Se nace en cualq ui er sitio, de cas ualidad, sin e mbargo e l siti o do nde se trabaj a y donde nacen los ni ños se eli ge y hay que luchar para conseguirl o. Para mí, eso es más im portan te» (C225). La lucha de Pepe -el cacereño- es 'd ifíc il , pero logra su intento de as imil arse a ese ambiente, ser parte de una soc iedad que a pesa r de todo lo respeta, po rq ue los vascos, «estos tíos son como los ame ri ca nos rac istas pero demócratas»(C 138), no tienen reparo en mezclarse entre e ll os aunq ue sea n de jerarq uías d istintas y dan va lor y premio al trabajo indi vidua l bien hecho, sea de vascos o cacereños, sin que quiera decir que permanezca n ocu ltas y tamb ién ab iertas odi osas hostili dades. S i la familia de Izask un representa «a l vasco», ya se ha visto la reacc ió n al ace ptar, co nsum ado e l caso, la intromisión del cacereño. U na aceptac ió n co ntrari a a los princ ipios del caserío. En soc iedad también se ev idenc ia esta reacc ión, como es e l caso de la f ies ta y competi c ió n de sokatira, do nde «Los e iba itarras selecc io naro n e l equipo, as í


como e l orden de los miembros a lo

OPINION

largo de la cuerda con una seriedad de

juan cruz mendizábal

profesionales. Se tomarían una pequeña revancha por la in vas ión a que se veía n somet id os, demostrando quién es quién» (C139). La victoria clara de los vascos no es co n todo un a revancha totalmente racista. La gente felicita a los cacereños «por resistir tanto tiempo sin tener idea de la técnica del juego» (140) . Estos progresos de convivencia, de integraci ó n y aceptación va n a la par con el extraordinar io desa rrollo industrial del pueblo , debido a la vi sión , inici ativa y esfuerzo de Lizarraga, junto con el trabaj o y dedicación de vascos y cacereños. Lo que han iniciado Pepe e Izaskun no es por todos bien recibido y se les advierte que «estas mezclas no sue len c uajar. Ni por lo formal, ni por lo cachondo» (C 140), pero así como Lizarraga cree en s u fáb ri ca, e n su Factoría n. o 2, Pepe/Izas kun creen en la co nvivencia, no só lo armoniosa si no auténtica de todos los componentes de Eibain . Hasta la familia de Izaskun deja entrever al final un pequeño rayo de lu z, aunq ue no lo confiesen abiertamente por amor propio. Pepe se mantiene constante en s u propós ito : «Si pudi éramos comprendernos todos, qu é cosa tan diferente» (C206). Por su parte , P e pe, a l des li garse definiti va mente de Torrecasa r en la s últimas pág inas de la no vela, da una lecc ió n de integraci ó n tota l. R o mpe aq ue ll a promesa tan co ns tante d e no de c ir un a so la palabr a en vasco . De regreso e n San Se basti án, e n e l andén de

RAUL GUERRA GARRIDO

la estac ió n, a l ver a s u hija qu e se ava lanza hac ia é l con los brazos abi ertos, s ue lta las primeras y cariñosas palabras e n vasco : «Eto rri, Etorr i one ra, neska po li ta (ve n, ven aquí , niñ a bo nita )>> . «La frase, co mo un torrente, con una fuerza es po ntánea que la vo luntad no pudo atajar, le sa li ó del fo ndo de l alma» (C253). Izas kun , unos pasos más atrás, la que representa a l puebl o vasco: «iba co mo loca, su marido ha bía di c ho la primera fra se e n vasc uence de s u vid a. Se abrazaron los tres. Ll oraro n y ri eron de alegría» . Termina la nove la con c inco palabras que las pro nunc ia Izask un y que res um e n la epopeya co nte nida e n la nove la: «Bienvenido a casa, Jos he» (C254).

Q.....

'IHI I I I I I

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Eibai n ya está en marcha. La integra-

OPINION

juan

CTUZ

mendizábal

ción adquiere un nivel de optimi s mo y con miras al futu ro es la manera de co nvivir en el País Vasco: en la plurali-

dad de gentes e ideolog ías. Cacereíio representa este esfuerzo y es de esta manera como se asienta Eibain, es así como crece. Treinta y un años ll eva publicada la novela Cacereíio y todav ía hoy se perciben en la soc iedad vasca las dos vertientes, la de la exc lusividad abertza le y la fe la pluralidad ideo lóg ica. Jon Juaristi lo deja bien dicho en su Sacra Nélllesis cuando escribe: «E l país que neces itamos no es e l país culturalmente ho mogéneo, mo nolingüe y sin conflictos internos co n e l que sueñan los nacionalistas étnicos, sino un país donde se respete el derecho de cada c iudadano a expresarse en una u otra lengua y se garanti ce su igualdad ante la ley y las instituciones, un país donde los conflictos, que seguirán exist iendo, no se solve nten con el tiro en la nuca, ni con el cóc te l mo lotov, sino hac ie ndo política»

(280). En la no vela Cacereiio se o bserva ya la presencia de un grupo que trae nubes a la brillante claridad de Eiba in, a la sociedad que empieza a aceptarse, a convivir e n plurali smo, a mejorar s u estado soc ial. «En la fachada de la carretera habían vuelto a aparecer las siglas de la ET A con los colores nac io nali stas rojo y verde. E ra una postura abs urda de los nac ionali stas, pues él, Lizarraga, era tan vasco como el primero» (C214). Este sínto ma inicial es e l que se desarro ll a como tema central e n Lectura insólita

de " El Capital", Prem io Nadal 1976. Es e l cáncer po líti co soc ial que afec tará no só lo a las personas sino en definiti va al buen desarro llo del pueblo , de Eiba in y su Factoría n. o 2. R aúl Guerra Garrido ha estructurado la novela a base de entrev is tas que e l periodista va hac iendo a miembros de la fa mili a de l secuestrado, José María Liza rraga, a los obreros y a los hab itantes del pueb lo . La multitud de opinio nes, a favo r unas, y otras en co ntra de l industri al vasco, componen un puzzle que co mpleta la im agen de un pueblo que se alza a la altura de la fam a gracias a la imag inac ió n y tesó n de un ho mbre y s u equ ipo de ob reros . Muc ho ha cambiado e l amb iente laboral desde e l comienzo de la vid a de Eiba in co mo puebl o indu strial has ta e l momento del secuestro. Ya no se ace ptan con la s umi sión de antes los dict,l menes de l jefe supremo. Los sec uestrado res dej an bien claro que la razó n del secuestro nada tiene que ver con la etn ia sino con la lucha de clases. E l capita li smo, rep resentado po r do n José Ma ría Li za rraga, causa de la o presió n ejerc id a sobre los obreros, seres sacrificados, inmo lados al capricho de él. La lucha de cI ases es uno de los temas básicos de la novela, segú n la in terp retan los distintos componentes de la fábrica y Factoría «Lizarraga» n. O2.


Por medi o de la ex pos ició n de ideas y respuestas a unas preguntas qu e e l lec-

OPIN ION juan cruz mendizábal

to r sobreentie nde, R aúl nos muestra las g lo ri as de E ib a in , s u desa rro ll o y la apari ción de l cá ncer que aquej a a es te p ue bl o qu e a p a re nta salud ro bu s ta. Sa lud y g lo ri a se d e be n a Li za rraga, qu e ya a los 2 0 a ños c umplid os se impuso a su padre para «leva ntar los bártul os y al Goyerri, a la cue nca del Deva, en E ibain » (35 ). La vi sió n del j oven Li zarraga, s u decisió n y te nacidad le ll eva n a la admirac ió n y aprec io de sus o breros, del puebl o entero de E iba in , porque «la llegada de L izarraga f ue e l hecho dec isivo para que e l pue bl o se enga nchara al proceso de industri ali zac ió n» (82) . L a di fe renc ia que se puede o bserva r e ntre e l pasado y e l presente novelado e n

Cace reiío y e n Lectura insólita ... es q ue en e l pasado, a pesar de es tar bajo las órdenes de un so lo ho mbre, L izarraga, los obreros se sent ía n parte integrante de l proceso industri al de l pue bl o. As umían, s in duda algun a, que era uno el que te nía que diri gir y los de más po nían sus cualid ades para produc ir mejo r hierro, mej or acero. E l lid erazgo de L iza rraga era ace ptado por ob reros y téc ni cos. Esto se ve e n

Cace reiío y as í lo decl ara A itor A rana en Lectll ra insólita ... : «E ibain se co nvirtió en un pue bl o nu evo y nosotros orgull osos porque era obra nuestra , no, puestos a record ar no rec uerdo mal los años malos , fuero n los más intensos de mi vid a, f ue mi ju ve ntud y me gusta, ahí está pues» (159). E l alma de E iba in es Li zarraga pero los obreros lo so n también. Con e l ti e mpo, establ ec ida la fa ma y la fundi c ión de l pue bl o, se ab urguesa n las ofi c inas, se multipli can los quehaceres «inútil es» de los ofi c ini stas y se ll ega a creer un ambie nte hostil de nt ro d e l a mbi e nte de fá bri ca : «ha bría más ofic ini s tas que obreros, se reporducía n co mo el cá ncer» (201 ). Nada más opuesto a l sistema de Li zarraga que el dedicar ti e mpo y energ ía a estudi os sin fundamento , como la «racio na li zac ió n de impresos y pape les» ; los «g ilipi chi s de l marketing co n sus teo rías sobre la conqui sta de mercados, la publi c idad», o el peo r de todos para e l que f ue creador de Eiba in: «A e s ta e mpresa le fa lta im ag inació n c readora , no tie ne creat ivid ad» . Patx i, otro de los qu e decl ara al peri od ista, cuenta lo oc urri do al oír do n José María Liza rraga que fa lta ba im ag inac ió n creado ra a su e mpresa : «lo aga rró [Li zarraga] de las so lapas, me ac uerdo co mo si lo viera, se le sa li ero n los fa ldo nes de la ca mi sa al señorito, y lo arrastró a la ve ntana de la sa la de j un tas, se veía todo E iba in erizado de chime neas y d ie ntes de sierra, e l arrab io flotaba en tre la ni e bl a. iMira si tienes ojos ! iEsto no es im ag in ac ión! iEsto es creati vid ad , lo que yo ll amo creati-

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OPINiÓN

vidad y lo que ex ij o a mi s subo rdina-

jua n cruz mendizábal

dos! i Antes no e r a nad a, m o nt e ! iD éjese d e di sc ursos y pre sé nteme hechos!» (202).

Tiempos nuevos. i Otros tiempos! Co ntras te e ntre el s istema a uto ritari o de direcció n verti cal donde la cabeza sie mpre está arriba y es una, y los miembros, cada cual e n su lugar c umplie ndo con su peculiar ob li gac ió n. E l otro s istema, el ho rizo ntal, donde crece n las ofic inas y la burocracia, el papeleo y los proyectos no se ll evan a cabo con la efic ie nc ia y eficacia del sistema anti g uo. La E ibain e ri zada de chimeneas ha ll egado tamb ié n al punto álgido . La intranqui lidad, el desasosiego , la incomod idad se extienden no sólo e n las ofic inas s ino en las plantas de producc ió n. Se nos ins inuó f inali zando Cacereíio que: «E l asu nto de la huelga había dejado co la. U na co la de susp icac ia, puesto que de haber tenido éx ito hubi era estrang ulado e l plan de la nzamiento de la factoría «Lizan·aga» n. o 2. Ahora do n José María tenía miedo de que la enferm edad se reprodujera, a pesar de l conveni o co lecti vo, ya que éste no había satisfecho a nad ie» (C2 14).

Lectura insólita ... es la novela de la enfermedad que no só lo se reprod uce s ino que empeora cada día. Se ataca po r todos lados la situac ió n de E ibain y L izarraga. Lo que antes nadie ponía en duda ahora son ataq ues, sea por e l lado eco lógico criti cando que para la industriali zación del pueblo se abatiero n miles de rob les, «se los tragó Lizarraga» (190), sea porque se ponen e n evidencia las c irc un sta ncias peligrosas labo rales sin adecuada pro tecc ió n. Aquí se en laza la hi storia con la mue rte de Olaso, el otro Jenti como Lizarraga, que muere precisamente por las a rriesgadas cond iciones de trabajo, y su hijo, uno de los sec uestrado res, desahoga todo su od io acum ul ado e n el corazón, enfrentado a Lizarraga. Junto a las alabanzas a la visión y tesón de Lizarraga se oyen c laras las protestas por sus «injusticias» . Aque ll a imagen arrebolada y perfecta e mpi eza a dejar claros defectos de todo o rde n que bien publi c itados por los enem igos y por los dirigentes obreros ll e nan los corazones de odi o y represa li as . El desco ncierto, la inseguridad, la incertidumbre y pé rdida de dirección dominan a los homb res de Eibain, re fl ejo c laro de l estado de án imo de s us obreros. E n Lectllra insólita ... se dan a conocer actos terrori stas de ETA y la reacc ión de unos y o tros: «Un número de la guardia civi l, veinticuatro años , deja viud a y un niño s in nacer, está de tres meses .. . un ser humano marcado por e l od io antes de nacer» (204). Por otro lado, reacci o nes como la de Paco : «Estas not ic ias (las de la ETA) sí las dan rápido, pero c uand o son los Guerrilleros de Cristo y s us am igos dcl fuego purificador, e l GAS y com parsa, maldito s i lo vocea n, e n letra menuda en l/n i! esq uina con los anuncios» (204) . La imél gen de E ibain está aho ra sa lpi cada


de barro. E l barro ensuc ia a los distin-

OPINiÓN

tos bandos. Nadie queda libre de s us

juan cruz mendizábal

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efec tos. Ya no es la ley del s upe ri o r que ma nda y e l subordinado que obedece a c iegas. Ese sistema, que aceptado por todos no trae consigo, aparentemente, ningún problema para nadi e, se ve sustituido por la invasió n de qui enes po nen en dud a y e n entredi cho la infab ilid ad de la autorid ad. E n no mbre de la libertad y de la dignidad del ser hum ano se impo nen ideas opuestas a las tradicionales, a veces por e l mero hecho de ser tradicio nales. La paz de la aceptac ió n ciega y res ignada se tambalea al abrírseles los ojos y tener que tomar dec isiones personales y posicio nes definitivas. La confusión interna se manifiesta en la aparente confu sión ex terna. Al ca mbi ar los ti empos, ha cambiado tambi é n la manera de enfocar los temas po lítico-soc iales- reli giosos. Las múltiples op ini o nes de Lectura ¡I/só lira ... son re fl ejo de esta confusa situac ión y estado de ánimo inestabl e. Raúl

Guerra Garrid o co nsigue, prec isa mente, dar una visió n c lara de la unid ad en la di versidad de op inio nes, exp licando de esta manera la rea lidad de Eibain , la rea li dad de l País Vasco, la rea lidad uni versal. Eiba in ya no es lo que fue en sus comi enzos. Eiba in «sufre» las co nsecuenc ias de l ca mbio soc iopolítico. E l orden estab lec ido y la orga ni zac ió n que caracterizaba a l pueblo y a sus habitantes se transforma ahora en multitud de intereses individuales, en libertad de expresió n que incita a co ntradec ir y cri tica r hasta al mi smísim o Li zarraga, y cuanto é l representa. S u poder, dominio e influencia disminuyen, y al mi smo tie mpo se reduce la importancia del pueblo y su factoría n.o 2, que ya ni es tan perfecta como se pensaba, puesto que cu bre en sus destellos de mag nifi cencia, fallo s básicos de segurid ad laboral, ab usos y re nc ill as aca llad as po r la fuer za. E l puebl o y la soc iedad quedan afectados por las críticas abiertas, por e l sec uestro del padre de E i bai n, que llega a un a dec isión final tan esperada por unos y tan temida po r otros: «Ya te di go - habl a aq uí Lizarraga al hij o de Olaso- me habéis convenc ido y renuncio a mi papel de cerdo ca pitali sta. Vendo a los ame ri ca nos . Me retiro po r e l fo ro y así E iba in podrá co nocer una pros perid ad s in lím ites» (333).

Raúl Guerra Garrido

Lectura insófita de "El Capital"


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OPINION ju an cruz mendizábal

Es tamos en e l punto cruci a l hac ia el ca mbio , hac ia e l descenso que se hace no ta r d es d e las p ág in as fin a les d e

Cace reíio h as ta Tant os in oce nt es, pasa ndo por Lectura insólita ... y La carta. Es la culmin ac ión de una é poca y el futuro decadente de E ibain . R aú l lleva paralelamente el estado del pueb lo, el pueblo de su in venció n, E ibain , y el de la gente que vive en él, aunque no necesari amente co nvive con los di stin tos componenetes del pueblo. E n Cacereíio todo nos llevaba a pensar que, al co nvivir en un estado de to lerancia y acep tac ión, la producción y el desarro llo de la fá brica y de l pu ebl o iría n en asce nso. C uando la esc isió n y el terrori s mo e mpi eza n a to mar cartas en la vida de E ibain , da comienzo el deterioro físico, materi al, laboral y mo ral. L as muertes, e l terror, se ex ti ende n por e l Pa ís Vasco y en nin guna novela es tá mejor expresado e l do lor, e l mi edo, la angusti a y e l pánico, que en La carta, novela de 1990 . Estruc turalmente la novela progresa en línea recta por la cruel au todestrucció n a consecuenc ia de la carta recibid a en la que la ET A ex ige e l impuesto terrori sta, e l pago de exageradas sumas de dinero junto co n amenazas ex presas o implíc itas y baj o la co nstante opres ión de la ex periencia de los que e n casos anteri ores han sido víctimas de «la carta». L ui s Casas, comerciante instalado desde joven e n e l País Vasco , co mo es el caso de Pepe en Cacereíio (q ue, por c ierto, en esta novela sabemos de é l y de sus progresos famili ares, soc iales y de algunos prob lemas po lít icos), rec ibe «la ca rta» e l día que cump le cincue nta años. E n la nove la el lector aprec ia sin esfuerzo alguno có mo poco a poco el miedo ini cia l aumenta cada día hasta ll egar al pánico, a la destrucc ió n tota l del ind ividuo, a la tota l incapac id ad de poder seguir vivie ndo, obses io nado por la co nsta nte persec uc ió n de la ETA, ocul ta pero punzante e n las palabras de «la carta». E l miedo le lleva a una total fa lta de confianza e n sí mi s mo y en todos los que le rodea n porque ve en todos, de una forma u otra, unos age ntes del terroris mo de ET A. E s un leproso en la soc iedad, conde nado a muerte lenta, m uerte por terro r. Terrorismo q ue aniq uil a vidas y destru ye tambié n la eco no mía de l P aís Vasco. «L izarraga está en suspensió n de pagos y si no ec ha un ca ble e l Gobi erno de Mad rid a lo peor no llega ni para la j ubil ac ión anti c ipada prev ista en e l plan de reco nversión» (37). ¿Qué ha ocurrido e n Eibain? E l pueblo surgido de la nada y ll evado a las g lo ri as indu stria les de la época g lori osa de L izarraga está ahora e n suspe nsió n de pagos. ¡,Adó nde fue a parar aque l co mie nzo de so luci ó n al prob lema de los foras teros,


co n la s imb ó lica unión de Pepe e

OPINiÓN

Izaskun y la gloria de la venida d e

juan cruz mendizábal

Maite, su hij a, símbo lo de la fe licid ad que supo ne la convivencia de di stintas etni as, di stintas id eo log ía s, di stintos esta do s soc ia le s? Lo que a parecía co mo sol ución es luego rechazado de pl a no y «e l sudario del radic a lism o abertzale manifiesta su inqui etud ante la introducc ió n de elementos ajenos a nuestra cultura, en un carna val que así traic io na a su popu li smo creativo con o lvido de l euskera , lucha, f1 ok lo re, sigue, es mu y larga la li sta de agrav ios» (89) . E l progreso ha frenado y dado vue lta atrás. Se busca lo nati vo co n rechazo de lo fo ráneo. «La cu ltura es de los vascos y para los vascos», declaraba un mi embro del Ministerio de C ultura del Gobierno Vasco y con ello la manera de desprec iar lo ajeno y de sui cidarse con la soga euska ldún . La trayectoria de l País Vasco en las novelas de R aúl Guerra Garrido es un a trayectoria descendente y autodestructora, desde el inicio optimi sta de Eibain, aunque ll eno de sacrifici os, has ta la situació n de los noventa, donde el progreso es más desprogreso que victorias hac ia la consecución de l bienestar por medi o de la armonía y fusión de diferentes etni as y co nvicc iones eco nó mi cas y políticas. E l protago nista de La carta se e ncuentra sin as idero: «Estoy atrapado en una rato nera» (98). E l País Vasco de La carta es un país gri s, gris oscuro, sin luz, con shirimiri , llu via ci tormenta, sin esperanza . Una visión pesimista, oprimente, y sin embargo, tan real, tan destructiva. Detrás de la belleza pai saji sta y ciud adana del País Vasco se encierra, incluso hasta nuestros días, el recelo, el desprec io a lo foráneo o a lo interno si no sea como e llos qui ere n o no se someten a las leyes que ell os imponen. Está ahí, oculta, la razó n de una pos ible destrucc ió n, más que la pos ibilidad de una co nvivencia armóni ca. Los casos de atentados terroristas se rep ite n con resignada frecuenc ia: «Hará aprox im adamente un lustro que asesin aron a Lo lo, el guardia muni cipal de E ibain , cacereño de Foz, provincia de Lugo , un hombre querido por su simpatía y aprec iado por su diligencia , si n manifiesta actividad política, aun que era de Comi siones, creo» ( 109), reflexiona angustiado Luis Casas. El terror es un arma que deja a aq uel a quien va diri gido sin defensas, sin energía para la lucha. Toda reacc ión se vue lve en contra de uno y a favor del terrori sta . En

La carta, Luis Casas se va deshaciendo momento a mo mento, incapaz de reacc ionar: «¿Qué puedo hacer si mi miedo es su valor y mi od io excita su có lera?» (236). Está so lo. Es la soledad más opres iva puesto que mire do nde mire no encuentra más que la so ledad eterna de la muerte que se le abre a sus ojos.

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OPINiÓN juan cruz mendizábal

La Eibain de las glori as pasadas es la del crec imi ento y producc ió n de acero en un ambiente de tra bajo y de to leranc ia hum a na. Pocos a ños dur a es te

triunfa lismo y sati sfacció n de los eiba intarras. Co n la lucha soc ial e into leranc ia po lítica se ro mpe la armo nía y cesa e l proceso ascendente . Los confli ctos internos y e l deseo de supre macía étnica acarrean malestares soc iales y hum anos que afecta n al puebl o, a l E ibai n creado para solaz , goce y ejemplo de los obreros de la facto ría Lizarraga. E n contras te, La carta es la imagen de un a soc iedad do minada po r e l miedo y e l terror. Los ac tos terroristas se repite n y las muertes se amo ntonan como hechos do lorosos para unos , trofeos de victori a para otros y, para un cada vez mayor número de indi ferentes, un ac to más de vio lenc ia. E l trayecto de E ibain desde Cacereiío has ta La carta es un ca mino tortuoso co n paisaj es y cl arosc uros perturbadores. Caminos asce ndentes que luego se tornan tortuosos y descendentes hasta ll egar a Tantos inocentes, novela publi cada en 1996. E n Tal/ tos i/locentes, E iba in está presente, pero es un E iba in des trozado, aniquil ado, irreco noc ible. E n primer pl ano, e l ho micidio llevado a cabo entre siete ami gos, la noche de Santa Ág ueda co n la fri aldad, des prec io, falta de compas ió n y co n la incom prens ible sangre fría de hacer sufrir a un hombre indefenso, cosa q ue en ningú n animal sa lvaj e se podría aprec iar. Siete «inocentes» verdugos que no ve n e n la muerte de Martín Otazu Urrutia (apellidos vascos) ningún ac to crimina l perpetrado co nsc ie ntemente por e llos. F uero n las c ircunstanc ias, la borrac he ra, la noc he de Sa nta Águeda, lo q ue les li bra de cul pa, lo que les hace sentirse inocentes. H asta estos extremos se ha degradado la convivenc ia, la armo nía ini c ial de Ei ba in, la vida q ue uno de los ac usados recuerda de l anti guo E iba in , cómo «entu siasta y fe li z subiese co n la gente de la fá bri ca y un a multitud de vec inos de E iba in , e n ro mería, con e l párroco a la ca beza, 'a la c um bre de l L asoa a ca mbi ar la C ru z de los Montañeros: la vieja de hierro fundi do por la nueva de acero espec ial AISI-1 22, fru to de la pri mera co lada de l prim er ho rno e léc tri co de la fac to ría n.o 2 de Lizarraga» (47). Han pasado muchos años y esos mismos hombres, tambié n en grupo, y e n la noche de Santa Águeda, acaban con la vida de Martín: «un tipo anodino, sin ningún detall e a destacar ni en su catad ura mora l ni en su as pecto fís ico, sa lvo, qui zá, las o rejas, de tan pequeñas y pegadas a l cráneo como si no las tu viera» ( 139), o co mo lo desc ribe Ja n Juantegu i, uno de los s iete: «un ti po insensato, con apa rie nc ia de persona equi librada, un indeci so presumiendo de audaz, un pobre diablo di sfrazado de policía muni cipa l» (38). Todo crimi na l busca la ma nera de j ustifica r su crim en o di sminuir su culpabil idad ami norando las virtudes y características fís icas y mora-


les de la víctima, buscando exc usa y

OPINiÓN

motivo para llevar a cabo el crimen al

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juan cruz mendizábal

que le ha in c itado la mi sma víc tim a: «Un tipo [Martín] de costumbres morigeradas, sa l vo po r s u manía de entrometid o, de c uri osear e n lo que no le importaba, manía qu e le aca rreó más de un grave di sgusto ... Po r una u otra razó n co nseguía irritar a todo hij o de vec ino y el comentario de 'es para matarlo' le aco mpañ aba hasta después de su muerte» (38). Trayectoria decaden te la de E ibain , donde «nadi e» ha visto nad a, «nad ie» es testigo de los hechos, «nad ie» se ha percatado de lo ocurrido e n el bar El Ri oj ano, abarrotado de gente, lu gar e n e l que se ha llevado e l encuentro, e l juego, e l juicio y la muerte de Martín Otazu Urruti a, víctim a de la degradación de Eibain. «Todo e n E ibain parecía sometido a una paulatina e irremi sible devaluación . Sin necesidad de asoma rse a la ventana vio un a vez más las apagadas luces de los hornos, las del tren de lamin ac ió n, las de la forja y las del resto de las naves de la no hacía tan to ti empo reful gente fac toría n.o 2 de Li za rraga. E l puebl o entero parecía apagarse poco a poco» (58). Raúl co nsigue e n este párrafo un efec tivo contraste. Donde antes hab ía luces reful gen tes hay ahora oscurid ad y tinieblas . Donde antes se sentía el ca lor abrasador de los hornos e n producción, hoy se siente el frío de las cen izas apagadas en e l horno, e n la

fOI~a.

Para Leandro «el desmoronam ie nto de s u

mundó era algo irremedi ab le» (59) . La muerte de Martín Otazu no fue una muerte instantánea: «transc urri ó aprox im ada me nte e n una hora y medi a, en un clímax ca lificado como

lt GUERRA GARRIDO LA CARTA

di stendido aunque un tanto ruidoso, con el bar rep leto de gente y sin q ue al parecer nillg llna pe rsona [itálicas mías], ni camareros, ni parro-

qui anos, se apercibiera de l hec ho» (23). La estructura de la novela es mu y aprop iada para e l caso, y de un efeto co ntunde nte. Saturni no Beldarrain , uno de los siete criminales, es el que dec lara lo oc urrid o por no poder so po rta r la

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UN.\. 'MI'lItnNINrE ro¡~fo. \'\ CUAS I n:cl.ll., I\'A. LA H').(jll BM I..I\ I c'-\DA ü.!J! sr ¡ XflINI)/ t)! UNU A (YrRO LADO O [ LA l- ,\lI,.Í\f l I Il>\ MI JAI"OIU ZA .\\1 .", l TO l N [l

intranquilid ad de conciencia que al mismo tiempo le ac usa de no haber dicho toda la verdad así como de actos incestuosos con su hermana Irene, por lo que una vez de rec ibir la sentenc ia y sin

C<\ MI NO. fl DI ur-.:/\ PAUSA. r;' I;.~ 1.-'1 RU l[XK'N QV I m!H¡.:,I" C()~(f IHl lMr y NO M[ AlIUVI,) A 1\ 1' :\I I ZA Il. iA qP ( A I I U I ~\ !HOY '( CU.'\'NTO .\l r Q!.l[O:\ I'OR RI O,1ll1Hil'?

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E S PA SA::S B OLSII.I.O


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OPINiÓN

poder aguantar tanta destrucción interior

juan cruz mendizábal

va a suicidarse en el mismo lugar en el que le colocaron en el río, a merced de la corriente, el cuerpo muerto de Martín.

Saturnino es el símbolo de la decadencia total, de la falta de ética y moral , del abandono destructor de E ibain . Quiso decir al tribunal la verdad, pero se limitó a decir su verdad, verdad controlada. Pero no lo pudo soportar más porque «la verdad es un ácido cOITosivo que también salpica al que lo maneja y su búsqueda es fuente inagotable de desgracias, tal y como aq uí está oculTiendo» (16). Los otros seis participantes en la lúdi ca muerte de Martín Otazu niega n la verdad, uno tras otro, afirmando su inocencia, está n faltos, conscientemente, del recuerdo de los hechos: «Los recuerdos de cuando se está ebrio como un fudre son vagorosas ensoñac iones de algu na di scusión, de algun a vomito na, de algunos cánticos de Sa nta Ág ueda, pero nada de Martín Otazu » (92). N ingún recuerdo sobre la víctima a la que han apaleado, cortado el pelo, abofeteado, ultrajado, desnudado de medio cuerpo abajo, y marcado como un anim al, con un puro encendido, en una de sus nalgas, y tras el golpe fina l en la nuca, lo dejan medio muerto has ta que e l pánico los domina y quieren sacarlo del bar, ll evarlo al hospital más lejano y aba ndo narlo limpiándose las manos. Pero se les queda muerto en e l coche. iEs tan difícil recordar estos hechos! «Lo matamos a golpes -dice Saturnino Beldarrain, el chi vato escrupul oso- y yo pude ev itarlo co n la mi sma fac ilidad con que ev ité declarar quién asestó el go lpe definitivo, inútil estratagema, puesto que la verdad es una cuesti ó n de tiempo, el que aq uí concl uye» (12). Conoc ido el caso aberrante, se hace increíble oír lo que los ac usados dicen al presidente del tribunal, declara ndo uno a uno su inocencia. Y e l tribunal ad mini stra la justicia falla ndo que «por la falta, treinta días de an·esto menor, y por e l delito un año de prisión menor a cada uno de e ll os» (226). Esto para los se is que con Beldarrain dieron muerte a Martín. A Saturnino Beldarrain, por haber delatado el suceso y ca llar lo que qui so ca ll ar, «por la falta, quince días de arresto me nor, y por el delito, seis meses y un día de prisión menor» (227). Procesados y testigos se decl aran ignorantes e inocentes. Ignorantes los testigos que dicen no haber visto nada. Inocentes los que ob ligan a los testigos a declarar su ignora ncia: «- Oye, Riojano, comprendes la situac ión, ¿no? -Claro, no te preocupes, tranquilo. -Por cierto, ¿has visto a Martín? -¿Qué Martín?, ¿el municipal? No, creo que no ha pasado por aquí esta noche. -Exacto. Pase lo que pase, aquí no pasó nada.


-¿ y qué iba a pasa r, pues? -Lo di cho, nada» (2 12) .

OPINION

juan cruz mendizábal

Es ev idente la fa lta de moral que anteri o rm e nte ha denunciado Saturnino, con conocimiento de causa. Es inmoral el sistema judicial, corro mpido, c iego a la justic ia . Todo se desmorona. E ibain, tan ll eno de vida pocos años at rás, es ahora un cuadro tota lme nte di stinto: «La recortada e irregul ar sombra de la fábr ica parecía la de un ceme nterio, la mi sma negritud, la mi sma inm ovi lidad , el mismo sil enc io» (134). Pueblo y habitantes se destru yen, se deshacen. La primi tiva glori a de pueb lo y obreros bajo la mano directora de Lizarraga descrita en CacereFío, que persiste, aunque sombreada por el secuestro, en Lectura insólita ... , en La carta es ya el inevitab le, e l ráp ido descenso, e l obvio derrumbe que e n En tantos inocentes es el tema de la novela : «La decrepitud crecía lenta e inco ntro lable como los aca ntos, enraizá ndose e n e l corazó n de las personas y en los negoc ios, como si de una maldi ción bíb li ca se tratara; se envejecía a una veloc idad superior a la del paso de l tiempo» (161 ). Hay, todav ía, un grado más de e nvil ec imi e nto. Saturnino es e l más cargado de culpa a pesar de sa lir con la sentencia más benigna . E l go lpe mortal dado a Martín se lo infli gió é l, pero no iba diri gido a Martín sino a uno de los co mpañeros. Esto no lo dec laró , se lo ca lló . E l no haberl o decla rado rasga ahora su conc ienc ia como tambié n le aterrori za la convivenc ia inces tuosa con su herm ana Irene, a quien protege la virginidad para que ll egue limpi a al matrimonio, porque as í le juró a su mad re que se lo pedía en e l lecho de muerte: «Júrame que Irene ll egará virgen al matrimonio. Lo juré por no contrari arl a» ( 194). C umpli ó su promesa, pero reconocía obses ivamente que a su herm ana Irene tenía «que hacerl a mía y, no obstante, mantener intacta su virg inidad . .. La penetraci ón ana l no es fác il de conseguir. . . » (188). E n este momento oye de su herm ana la conde na definitiva: «Somos unos puercos. Deberías matarme, si no me matas ahora, seré tu puta de por vida y eso será peor que la muerte ... Tendría que matarme. O matarte a ti o a los dos, no lo sé» (189) . No le queda más remedio a Saturnino que aceptar que «también me di cuenta de la amo ralidad con que veía sucederse los acontecimientos puesto que no los juzgaba, para mí ta n neutros y natura les como si fue ran vic isitudes meteoro lógicas» (206). E l convenc imi ento de estos hechos no le deja o tro camino que e l s uicidio, su tota l destrucció n. Es sobrecogedora la trayectoria de Eibai n. Las dific ul tades iniciales en Cacereíio fueron motivo de superación y como consec uenc ia la convivenc ia y la fe lic idad

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OPINiÓN

pe rso n a l y soc ial, identificada s en

ju an cruz mendizábal

P e pe, Izas kun y Maite. E l pos te ri o r de sa rr o ll o d e los aco nt e cimient os novelados por G uen'a Garrido es espe-

jo de los aco ntecimi entos que se han ido desarroll ando en el P aís Vasco, cuya im agen es E ibain . Es de esca lofri ante efecto la novela Talltos inocentes , hecho real, po r otra parte, ya que cada decl arac ió n de los culpables es un a señal de alarma, una mani festac ión de la degradac ión a la que ha llegado E ibain , ta nto e n lo hum ano como e n lo materi al. L as im ágenes de E ibain en esta novela so n im ágenes de so mbra, des trucc ión y muerte: «L a recortada e irregul ar so mbra de la fábrica parec ía la de un cementerio» (134). Los ho mbres han perdido el sentido de la verdad y de la j usticia. Es un pue bl o am oral. No es inm oral, porque para ser inmora l se neces ita convicción y determinac ión por parte de las personas. Aquí re ina la fa lta, la ausenc ia de lo moral. C inco páginas antes de termin ar la novela, hay una frase que res ume el final de la histori a de E ibain: «A l no tener antecedentes ninguno de los condenados irá a la cárcel, pero a partir de ahora, la muerte de M artín será el crimen de E ibain y tal crimen la im agen del pue bl o. E l no mbre de un infe li z sustituirá al meritísimo de L iza rraga c uando e n cualqui er co nversació n se c ite E ibain , espl é ndida a legoría para un tiempo de decadencia» (232). Al ll egar a es te extremo de decadenc ia, se pregunta el lector si no habrá algún resco ldo de esperanza para esta E ibain que hemos visto s urgir optimi sta y deshacerse en la decade nc ia más des tructora . La resp uesta es negati va . Nada de optimi smo. Tan só lo se aprec ia un deseo vago de que la posteri dad vea esta tragedi a co n c ierta piedad y compas ión. Es, prec isamente, lo que pide e l propi o Saturnino antes de lanzarse al vac ío del suic id io: «Qui zá ma ñana, cuando aparezca fl otando e ntre dos aguas en e l vado de Med icampa, ca mbien de o pini ón sob re mi persona, nadi e se ensaña con los suic idas» (188) . LIBROS MENC IONADOS EN ESTE TRABAJO Guerra Garrido, Raú l. Cacerel1o. Barcelona, Ed iciones G. P. 1976. - Lectllra ill.\'ó/ita de 'El Cap ita '1, Barcelona, Edi ciones Destino, 1977. - La carro. Barcelona, Plaza & Janés Editores, S.A., 1990. - Tal/los illocel/les. Madrid. Espasa Ca lpe, S.A. , 1996. Jua ri sti, Jon. Sacra Néll/e.l'is. Madrid, Espasa Ca lpe, S.A., 1999.


OPINIÓN i2r

bert burns: viento norte, libertad y traición

Pese a toda ex pli cac ió n materi ali sta , y frente al ago bi o de lo utilitari o y pre te ndid amente modern o, e l espíritu de los pue bl os perm anece in altera bl e a través de l ti emp o, res is te, c o mb a te y ren ac e cuand o menos se lo es pera n los merce nari os de la razó n, lo gri s y lo vul ga r. E n cad a qui e bra hi stór ica ese espíritu vue lv e a aso mar por e ncima de lo tang ible, nos rec uerd a a todos qui é nes so mos, de dó nde ve nimos, e inc luso se atreve a seña larnos e l horizo nte -in aca bab le-

hac ia e l qu e camina mos . Y

ese es píritu , plura l y único a la vez, reto ma s ie mpre e l tim ó n, aproa e l rumbo, grac ias al trabaj o de aquell os que mante ni e nd o su sens ibilid ad indi vidual deja n que és ta e ntro nque co n la de su cultura, pa ra a lumbrar creac io nes y rec reac io nes de ntro de algun a de las di sc iplin as artísti cas más alej ad as de lo merame nte te mpo ra l. T a l es píritu , imbri cado e n una me mori a uni versa l de eras arcádi cas, se ree nca rn a e n ocas io nes e n la in tui c ió n y la e nerg ía de I:d/./ !:i f:l ¡;\ ~


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OPINiÓN

ciertos poetas, e leg id os po r esa f ue rza

ju an manu e l g onzá le z

que ll amamos des tino para co nvertirse grac ias a s us ve rsos e n e l símbo lo para le lo de s u nación y d e lo mej o r

que a bri ga e n s u interi o r cada ser hum ano . U no de esos e leg id os f ue R obert Burns. Escocés y occide nta l, pero ta mbién patrimo ni o de los sentimientos pro pi os de una arm onía s uperadora de fro nteras, culturas, ti e mpos y latitudes. Hoy B urn s es ya un a metáfo ra de l ser escocés, un poeta nacio nal, mas igualmente un sill ar cla ve de lo e uro peo, y po r derivac ión de las pos ibilid ades de se ntir y mostrar literariame nte los se ntimi entos e n todos y cada uno de los rinco nes inco ntaminad os que aún so brev ive n en las más di spares ti erras li bres. Su o bra , a caba ll o e ntre los destell os de la Ilus trac ió n y e l impul so ro mánti co, participa de esa veta idea li sta que co nfo rma lo ve rd aderamente e uropeo desde a ntes de las co nstrucci o nes greco lat in as. E n su que hacer quedó vert ida una herm osa mezc la de aportaci o nes c lás icas, resa bi os medi evales, téc ni cas ilu stradas y folk lo ri s mo ro mántico, con ciertos ati sbos s upranaturali stas , para modelar co n e ll a un cauce de rec uperac ió n de l a lma célti ca ac unad a en los va ll es, cordill e ras y cos tas de s u patria nata l. S in Burns, Escoc ia y todos los terr uños y gentes at lántica s y occ identa les seguirían ex isti endo , pe ro co n é l, e l ser y los se ntimi e ntos de e ll as enco ntraron un nuevo redu cto , un a nueva ba rbacana, desde la que co ntinu ar res is tiendo los embates de la ac ulturac ió n y e l uni fo rmi s mo . Desde mu y joven, e l poeta nacido a com ienzos de 1759 e n A lloway -Ay rs hireen e l seno de una famili a antigua, agrari a y empobrec ida, s upo captar e l legado de las viej as ca nc io nes de s u país, al tiempo q ue se re be laba co ntra e l o rd e n soc ial de s u é poca. E mpezó a escribir versos hacia 1783, y tres año s des pués vio publi cados s us Poellls, Chiejly in th e Scottish Dialect; se dedicaría luego a s us ac ti vid ad es literari as junto a las tareas propia s de l arre nd atar io de éx ito que nunca log ró ser. Tras aceptar e n 17 89 un emp leo en e l servic io de recaud ac ió n de impuestos - tra baj o s ie mpre de lo men os poético-, se in s ta ló en la peq ueña c iud ad de Dumfries , do nd e co mpo ndría num erosos poemas «oca sio na les » y mu c has de las ca nc io nes po pu lares editada s por J ames Jo hn so n en s u Scots

M us ica l M uselllll , y po r Geo rge Th o mso n e n Select Co ll eetion of O rig illal Scott ish A irs fo r th e Vo ice. La apari c ió n de Poelll s, Chi efl y ill th e Seo//is h Dialee/ le pro porc io nó un éx ito só li do, de bido e n bue na med id a a l g ran interés q ue e ntonces co me nza ba a des perta r la ll amada poes ía «primit iva» y «popu lar» , in te rés qu e co mpart ía n tanto los sec tores tradi c io nales de la soci edad escocesa co mo los círc ul os de dil etantes o e ruditos li bera les y «van guardi stas» . Di s tante


de toda teo ría poéti ca rígid a, B urn s alzó sus ve rsos co mo un ga ll ardete de

OPINiÓN juan manuel gonz á lez

rec up e rac ió n d e l a lm a escocesa, a partir del ritm o y la mu sica lidad de la lengua famili ar de l Ayrshire. La «uni ó n» de Escocia e In glaterra , impu es t a e n 1707 , co n s titu yó un go l pe políti co para e l desarroll o norma l d e la le ng ua y la lite ra tura de matri z escocesa, pe ro aunque e l le nguaj e literari o do mina nte y e n crec imi e nto desde ese mo me nto fuera e l inglés, nunca dej aro n de afl orar escritores escoceses defenso res de sus raíces. P oco antes de la «uni ó n» se editó e l primer vo lumen de James W atso n, titulado Choice Collection of Comic and Serious Scots

Poems, que ofrecía co mpos ic io nes e n inglés y poes ía vern ác ul a. Esta anto logía - y otras que la sig ui ero n- afianzó la res iste ncia de la c ultura nac io nal, evocó la tradi ció n literari a de las ges tas y costumbres de l pasado, y situó a la poes ía -a l igual q ue ta ntas o tras veces, en o tros ta ntos pueb los y ti erras-

co mo bas-

tión de lo pro pi o y a la pos tre imperecedero. Al perderse la libertad po líti ca, la ide ntid ad c ultural to mó e l re levo de ésta y vo lviero n a reeditarse las a nti g uas consej as y baladas . R a msay y su poesía, Ferg usso n y la suya, y po r supu esto B urn s y sus nuevas creac io nes, se perfil a n de ntro de este mov imi e nto es po ntáneo, so bre la base de la e nergía - en cierto modo rac ial - de la le ngua scots, e l ritm o de las ca nc io nes de or ige n gaé li co y las técni cas de l ve rso e leg íaco, hum o ríst ico, epi s to la r y did ác ti co. R o b e rt B ur ns , maes tro de los aires épi cos, satíri cos y amo rosos, se nutri ó de las ba ladas y ca nc io nes se m io l v id a d as,

las

remo zó para devo l verles e l favo r po pul a r y el aprec io c ulto, y di o a és ta s un sesgo pe rso na l, fác ilm e nte id e nt ifi cab le. La mag nitud y de ri vacio nes de su ob ra ape-

Tumba de Wa ltcr Seoll . Abad ía de Dryburg

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60

OPINION

nas son co mprensibles de otra mane-

juan manuel gonzález

ra que releyendo la totalidad de los poe mas que integran ésta. A pesar de lo re iterati vo qu e puedan parece r a

primera vista los asuntos y cadencias de sus versos, la obra de Burns es esenc ial y sin gular. Una obra de la que forman parte ll amativa la s líneas amorosas y pas io nales de «E l día regresa» , «Anoche bebí una pinta de vino», «De entre todos los puntos cardina les», «Dulce Afton», «Una rosa roja , roja», «A na, tus e nca ntos», «En un ba ncal de flores », «Allí, donde amenazan la s tormentas de in v iern o», «Se ns ibilidad encantadora», «Junto a l arroy o A ll an » , «La noche estaba en ca lm a», y «Á breme la puerta», o las pinceladas de so ledad, impotenc ia y desa mo r de «O bsc uro diciembre», «A una antigua no via », «Otra» , «¿ De dó nde vienes Lo rd Ro nald ?» y «La esposa tirana». Una obra ll e na de reso na ncias de te rnura y sab iduría ca mpes inas en poemas como «A un ratón », «A l ver pasar cojea nd o a un a liebre ... » y «E l jardinero con s u azadón» -envés y prólogo del «Digging» de Seamus Heaney: a los dos les interesa más e l tacto d e l tiempo qu e la acc ió n qu e e n és te tiene lu gar-, o de cos tumbri smo e levado a la ca tegoría de símbo lo e n e l caso de la lege nd aria conseja de «Tam o'S ha nter» . Ob ra, e n fin, e n la cua l late un orgull o nacio na l, de epopeya mitad c ulta, mitad pop ula r, materializado en las es trofas de «Escoceses », «Mi co razó n es tá en las H ighlands», «A l ver e l palacio real de St irlin g e n ruin as», «Fue po r nues tro leg itimo rey», «Versos pensado s para ser esc ritos baj o el re trato de un nob le co nd e y Ca ledo ni a», o tamb ié n, a modo de arma de los sentimi entos fre nte a l destino, la dign id ad y fraternidad de «A la destrucción », «Por los v iej os ti e mpos » y «De los amigos y la ti erra que amo». Espíritu apas io nado, bebedor, y degustador de las delicias de la muj er - a unqu e s in ll ega r a la adic c ió n a ambos place res gozada po r s u coetá neo James Boswe ll-, Burns f ue también un ferviente acó lito de las idea s libera les, partid ari o de la Revo lu c ió n francesa hasta que és ta se apartó de s us iniciales o bj eti vos hum a ni sta s y so lid arios, y ostentó siempre una posic ió n v ita li sta , que cri stalizaba en e l amo r a lo natura l, a l campo y sus habitantes, a las emoc iones pri mar ias y ve rd aderas de és tos, a su ternura y su vio le nc ia sin ca muflajes. En é l se dio además un componente críptico, a trechos podría dec irse que esotéri co, muy li gado a la médula uni versali sta e igualitaria de s u ideario filosófico, c im entado e n una precoz in tegración en la s logias escocesas. Componente que se filtra por muchas de s us co mpos iciones -ta l vez desde «Ca ledo nia» y «Escoceses» hasta e l há li to de «De los amigos y la tierra q ue amo» y «A la destrucc ió n», por no citar s u cé le bre «Masonic Song»- .


Su lengua, e l seots, que se diferencia-

OPINiÓN

ba c laramente del gaé li co escocés,

juan manuel gonzález

61

venía de su mano a forjarse como una lengua de alto va lo r lite rario, cada vez más alejada del inglés d o minante , y co n un peso específico que la convertía en una especie de singular y tercera vía expresiva para los escoceses de las Tierras Bajas. Hasta e l sig lo XV e l término seots se refería só lo a l gaélico de los es pacios heredero s de la antigua Caledonia y a sus hablantes, pero desde 1494 aproximadamente se usó para referirse a la le ngua de las Tierras B ajas, que antes era co noc ida co m o inglis para diferenciarla de la le n g ua d e Inglaterra. El seots moderno se confor ma hac ia 1700; aunque su voca bulari o se asienta e n

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,

e l in g lés, contiene pa lab ras arca icas co mpartidas co n los dialectos d e l norte de Inglaterra, o que so n

en

exc lu s iva de Escoc ia, y e l núcl eo pec uli ar de su léx ico

pr ov ie n e

en

difere ntes propo rc io ne s del v iej o esca ndinavo, del francés, del gaé lico,

del

antig u o

ing lés, de l lIIitt e l

I/i eder D e utse h y del ho land és. ",.;.;f":,:

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62

OPINiÓN juan manuel gonzález

Los pri meros hab lantes de l scots llega ro n a com ie nzos del sig lo VII a l s ur escocés desde las zo nas septentrionales de l reino de No rthumbria , afian-

zá ndose e n e l So lway y e l Ayrshire. E n los siglos X y XI la le ngua e mpleada predominantemente e n tod a Escocia era la primi genia , el gaé li co deudor de las ances trales co nfederac io nes de pictos y caledonios, pero co n la ll egada de los reyes normandos las zo nas a ng loparlantes se extendieron y la tendencia lingüística se invirtió. Esta ex pansió n-in vas ió n contó con el a poyo de grupos de nuevo s e mi grantes hacia Escocia: nob les ang lo normandos, co merc iantes flam e ncos, mo njes de Francia y me nestra les in gleses , es tos últim os influid os por la lengua esca ndin ava de los ante ri o res co nqui s tad ores d a neses de l no rte de Inglaterra. Hacia e l sig lo XIV la nueva le ngua se e nseñorea ba ya de las tierras escocesas al este y a l s ur de las Tierras Altas -salvo Ga ll oway, reducto meridi o nal del gaéli co-, al tiempo que tambié n despl azaba al le nguaj e norse escandina vo de los archipié lagos norteños de las Orkney y las S het land. En 1376 se co nso lid a e l scots escrito , y a partir del gra n poema de John Barbo ur sobre las hazaña s independenti s tas de R o bert Bruce y James Douglas, el scots c recerá y do minará ofi cia lm ente en E scoc ia. Esta pujanza de la lengua scots s ufrirá la o fe nsiva de l in g lés con la adopc ió n por los protestantes y reformistas escoceses de la Bib li a de G inebra -redactada e n le ngua ing lesa-, que dará lu gar a una progres iva a ngli zac ió n e ntre los sig los XVI y XVIII, que erradi có virtu a lmente al scots de la lengua literaria. E l scots quedó como le nguaj e de las c lases humildes, y fue tachado de «bárbaro» al igua l que e l gaéli co, hasta qu e A ll an Ramsay y R obert Burns lograro n rescatarlo y rest itui rl o co mo lengua de los escoceses del s ur. Esa dob le tarea de Burns: rec uperar e l sco ts y reavivar la ll ama de la sensibilidad y las tradic io nes de los escoceses orientales y meridionales , se v io co ntinu ad a cas i c land e stinam e nte e n la s hermandades nac iona li stas del XIX, y re brotó co n vigo r tras la I Gu e rra Mundia l e n e l movimiento La ll ans R e vival - re nac imi ento de la le ngua de las Ti e rras Bajas- , en cuya este la bri ll ó pri mero H ugh M acD armid , c read o r de una nue va poesía arca izante y scots, y más tarde e l g ru po de la Sa ltire S oc ie ty (19 3 6-1960) , co n s u decis iva Sa ltire

RevielV , pub li cac ió n trim est ra l de in ves ti gac ió n y de fensa de la len g ua scots. Pero incl uso po r enc im a de la im po rta nc ia del legado de Burn s para la conservac ió n de la lengua y la c ul tura de s u pue bl o, es su trabaj o poéti co , a la vez fruto de sed imen tos an te ri ores y es tri ctame nte creativo, e l que le hace me recedor de ocupa r un lu ga r de prim era f il a en las letras occ id ental es. Tnn ovador l1ni -


ca me nte en lo jus to, co ntenid o e n la

OPINiÓN juan ma nuel go nzález

métri ca y e n e l e sti lo e n aras de un a mayo r ac c es ibilid a d de s us ve rsos, co mpl ej o baj o una a parente se nc ill ez , y s iempre partidari o de la vida e n todos s us as pec tos naturales , R o bert Burn s libe ró e l poder de s u imag inac ió n en la co ncepc ió n, co lo rido, sens ualid ad y trazo de los as untos trata-

dos en s u poes ía. D a ndo co n e ll a además a las a s u pen sa miento, uni versa li sta y f ratern o , prog res is ta y c o ntrari o a l a bso luti s mo mode rn o , para e mpre nd e r e l vue lo sobre tod as las into le ra nc ias, mezquindades y co njuras co ntra la libe rtad y la tradi c ió n, o lo que es lo mi smo : co ntra la tradi c ió n de la libertad .

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La Cultura .

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nues tra fullu/a se desarrolle. Que bueniU Ideas de ho)' no vean la IU 1 mañana. ( alaba ra con la ( ullura. aunQue so lo sea po/ tus ideas,

La Cultura~ se copia.

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OPINIÓN ~

la censura franquista en el teatro

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Desde e l f in al de la G uerra C ivil 19 36-1 939 y has ta después de pasa r e l período en que se aprobó e l tex to co nstituc io na l y la transici ó n po lítica, las di spos ic iones lega les so bre e l tea tro, para bi e n o para m a l, no escasea ro n e n Es paña. F uero n más abundantes durante e l fra nqui smo, y a és tas me voy a referir . La prim era fue de l 15 de julio de 19 39, poco des pu és de termin ada la co ntiend a, crea ndo un a secc ió n de censura e n e l Mini ste ri o de la Go bern ac ió n. La intenc iona lidad del leg is lado r de la época está bi e n cIa ra: crear un aparato de co ntro l para s il e nc ia r y mac haca r c ua lqui e r desv iac ió n ideo lóg ica . No se trata ba de favorece r la c ultu ra y e l tea tro co mo ca uce de la libe rtad de expres ió n, co mo reflej o de las vivenc ias de la soc iedad, co mo entre te nimi e nto para e l pu eb lo, si no de e ncaj o nar e l tea tro y hacerl o ca min ar po r un úni co sende ro, e l de la vo lun tad gubern ame nta l. La sig ui e nte di spos ic ió n lega l, la c las if icac ió n de los es pectác ul os teatra les a efectos de as iste nc ia de los me no res, tard ó quince a ños en ll egar. Y di ec isé is años la regul ac ió n de los teatros de Cá mara y E nsayo, q ue fuero n e l ca uce no rm a l de los grupos más arriesgados y ava nzados, e l port ill o de sa lida de los uni vers ita ri os e n co leg ios mayo res y fac ul tades, trata ndo de cam ufla r los as pectos que pudi eran ser más co nfli ct ivos ante un púb li co sie mpre poco num e roso pero e mpapado por la e moc ió n de ver có mo se pisaba o cas i la raya de lo permiti do y de ver y o ír un teatro nuevo. De ve in tidós a ve in titrés años tr a nsc urri e ro n h as ta qu e se reg ul a ro n po r ley las ay udas a l Teat ro


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OPINION pedro pascual

Nac io na l y a otras formas de hace r tea tro, co mo e l de cá mara y e nsayo. La censura, la preocupante censura del final de los años treinta en España, pro-

mul gada cas i como un apé ndice de la guerra o al menos una consecuenc ia de la misma, ejercida de forma fé n'ea y muy vigi lante, perduró hasta el año 1963, pero no para desaparecer sino para continuar con más peso lega l que antes y más intervencioni smo. No bastaba con lo que se venía haciendo, sino que había que osc urecer y enredar más esta escena. En febrero de 1963 se constituyó la Junta de Censura de Obras Teatrales, se desi gnaro n sus componentes, y un año después se dio el reglamento de régimen interior. En 1970, nueva reorgan ización de la Junta de Censura. Con Junta de Censura o sin ell a, la rea lidad es que la vig il anc ia morali za nte, las impres ionantes dosis de moralina vertidas por los co mpo nentes de cada Junta e n los escenarios produce hoy tanta risa como asombro. En esos años, en los precedentes y los posteriores, se produj eron cada vez que se estrenaba un espectáculo las anécdotas más surrealistas , absurdas, estúpidas , imbéc iles y de pura menopa usia menta l a causa de los centímetros de fa lda de una vicetiple o de la abertura del escote de una actriz, estu viera o no en e l gui ón, el empleo de tules y gasas para tapar a últim a hora lo que el censor consideraba una exageración en el hermoso pecho de una primera ac triz. O el cambio obli gado de unos versos en una ca ncionc ill a que hoy nos parece tan ab urrida como inocente. E n ese tiempo, todo hay que decirlo, se convocaron tambi én las primeras ayudas, en 1955 para e l teatro infa ntil, en 1961 para el Teatro Nacio nal, que continuaron e n 1962, 1964 Y 1968. No hace fa lta insistir en que un premi o recaía en aq uellas co mpañías que tenían mejor hi stori a política, aunque en los últimos años del franqui smo hubo casos insólitos y despi stes de los jurados . Parece co mo si a lg un a maldici ó n hubiera recaído sob re e l teat ro e n Es paña po rque desde la muerte del di ctad o r Franc isco Fra nco hasta que se libe rali za ro n to ta lm e nte las re presentac io nes tea tra les pasaro n dos años y dos meses , med ia nte e l R . D . de l 27 de e nero de 1978 . La prensa y los medios informati vo s e n ge nera l goza ro n antes de libe rtad to ta l de ex pres ió n, mediante e l R. D. Ley 24/1977, de l 1 de abril (B. O. E . 12-IV- 1977) . En el apénd ice 1 recojo, por orden cro no lóg ico, todas las di spos ic io nes pro mulgadas desde 1939 a 1985 . El Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, guarda, e ntre sus muchos tesoros, toda la documentación emanada de la burocracia de e nto nces hasta que una obra de teatro, circo o va riedades era puesta en escena. En el Apéndice II están los años, signaturas y número de legajos de los casi cuarenta años de censura teatral en España.


La censura pasó por varias manos, lo que

OPINiÓN

equivale a decir que los cambios de cri -

pedro pascual

terio estuvieron a la orden del día, aunque fueran las mi smas, sim ilares o iguales las directrices gubern amental es. De 1939 a 1941, las primeras manos fueron las del Ministerio de la Gobernación, de indudable dureza, cuyos titulares fueron milit ares. D e 1941 a 1945 , e n la Vicesecretaría de Educación Popular de Falange Española, los años de hegemonía del fa langismo en España en una serie de cuestiones. De 1946 a 1951, en el Ministerio de Educac ión Nacional, encomendado a los católicos oficiales, tras la decisión del general Franco de ir apartando a la Falange Española de tareas de gobierno con el fin de dar una nueva imagen de España una vez derrotada Alemania y las potenci as del eje, Berlín-Roma-Tokio. Desde 195 1, ininterrumpidamente, el Ministerio de Información y Turismo recién creado, en el que se depositó el control ideológicb de todo cuanto tuviera que ver, directa o indirectamente, con la libertad de expresión: prensa, radio, teatro, cine, etc. Y de 1977 a 1978 , en e l Mini sterio de Cu ltu ra, en principi o de Cul tura y Bienestar Social. Es preciso recordar esas manos y esas fechas. • Años 1939-1941. Dep a rtamento de Te a tro y Mú s ica. (M ini s.teri o de la Gobern ac ió n. Subsec retaría de Pre nsa, Propaga nd a y Turi smo). • 1941-1945. Sección de Cinematografía y Teatro. Departamento de Teatro. (V icesecretaría de Educación Popular de Falange Española Tradiciona li sta y de las Juntas de Ofensiva Nacional-S indica li sta. Delegac ión Nacional de Propaganda) . • 1946- 1951. Direcc ió n General de Cinematografía y Teatro. Departamento de Teatro. (M ini steri o de Educació n Naciona l). • 195 1-1962. Dirección Genera l de C ine matografía y Teatro. Sección de Teatro. (Mini steri o de Info rm ac ió n y Turismo). • 1962- 1968. Direcc ió n Ge ne ra l de C in ematografía y Teatro. Servic io de Teatro. Secc ió n de Licencias e Inspección, que desde 1963 ges ti o na administrativamente las decisiones de la Junta de Censu ra de Obras Teatrales, creada en ese año . (M ini sterio de Informac ió n y Turismo). • 1968- 197 2. D ir ecció n General de C ul tura Popu la r y Es p ectácu los. Subdirección Genera l de Teatro. Secció n de Promoción Teatral. Negoc iado de Co ntrol y Licencias . (Mi ni steri o de Informaci ó n y Turism o). • 1972-1974. Dirección General de Espectácu los . Subd irecc ió n Gene ra l de Tcatro. Secció n de P ro moc ió n Teatra l. Ncgo c iado de Co ntro l y Licenci as.


68

OPINiÓN

D es de 1970 fun c io nó la Junt a de

ped ro pa sc ual

Ord e nac ió n d e Ob ras Tea tr a les . (M ini ste ri o

de

In fo rm ac ió n

y

Turi smo) .

• 1974- 1977. Direcc ió n Ge ne ra l de Teatro y Es pec tác ul os. S ubd irecc ió n Genera l de Act ivid ades Tea trales. Secc ión de Promoc ión Teatral. Negoc iado de Co ntrol y L icencias . (M ini sterio de Info rm ac ión y Turi smo) .

• 1977-1978. Di recc ió n Gene ra l de Tea tr o y Es pec tácu los. S ubdir ecc ió n Genera l de Act ividades Teat ra les. Secc ió n de Orde nac ió n. Negoc iado de Ca lificación y Rea li zac ión. (M inisteri o de Cul tura) . Segú n Torreblanca López' los pasos necesarios e im presc indi bles, de 1939 a 1964, para que una obra fuera autori zada y pudiera ser representada eran los siguientes:

Insta ncia en la que se so li c itaba la autori zac ión. Desde 1944, las co mp añías líricas tenía n qu e deci r las loca lid ades, teatros y fec has en que iba n a actu ar. Tamb ién desde esa fec ha, en e l mode lo oficial y úni co, figuraba el sigui ente p,'í rrafo: « ... comprometiéndome a que tod as las alteraciones que con respec-

to al li breto de la misma y d emás datos expuestos me vea obligado a r ealizar serán so metid os previamente a la a p ro bación de su centro di recti vo. E n consecuencia, so licito a V. I. se sirva ord enar que me sea ex ped ida la oportuna guía de r ep resentación». Esto quería dec ir que e l representan te de la co mpañía , por e l simp le hecho de ped ir permi so para represe ntar un a obra, se ataba a la vo luntad de l goberna nte pa ra rea li zar los camb ios que a éste le apetecía n. Y además se cometía la s inrazón de an unciar q ue los ca mbios se ría n so metidos a la aprobac ión previ a de l goberna nte. ¿A qui én se iba n a so meter?

Informe del censor, quien res umía el argumento, indicaba los posib les matices religiosos, calificaba la ob ra y las correcciones necesa rias y los va lores de la ob ra. El censor se convertía en un ideó logo y en un crítico literari o. Pa labras text uales de las observac io nes de un ce nsor: «Comed ia dramática escrita en

verso sonoro y fácil. Es obra de éxito para un púb li co medio, poco ex igente, porque en ella se saben utilizar todos los recursos que de ma nera infalibre

alagan (s ic) siempre a cierta clase de espectadores»'. Libretos. Tres ejemp lares . M inuta de la guía de censura o certificación. E l di rec tor de la compañía tenía que mostrar la a las autorid ades loca les, indicand o los párrafos censurados. TORREBLANCA LÓPEZ, Agustín. ' Fuentes documentales para la historia de l contro l admin istrativo de la representación de obras teatra les ( 1939-1985)', en Sigil O. Revis ta de f-listo ria de /a CI/ /tl/ra Escrita 2 ( 1995). Universidad de Alcalá de Henares, pp. 77-98. , Archivo General de la Admi ni strac ión. Alcalá de Hena res . Cultura. Sg. Caja 7 1377. N. O IDD 52.22. Topogr. 83/5 1.30 1. I


Oficios reso lutivos.

OPINION pedro pascual

Correspondencia. Si era una revista había que adj untar fi guri nes o fotos del vestuario y bocetos de la escenografía. De 1964 a 1973: Instancia, acta de la sesión de la Junta de Censura co n e l di cta men acordado , informes co n

las opiniones de cad a uno de los vocales de la Junta, minutas con los cortes o rec tifi cac io nes pro puestas, notas informativas de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de carácter reservado , so bre la intenci o nalid ad políti ca de la obra o de su a uto r, aunque es to no s iempre ap arece , oficios de remisión, dictamen definitivo, libretos y minuta de la guía de censura. y de 1974 a 1977 des aparece e l expediente propi ame nte di c ho.

Sa ber cuál fu e e l co mpo rtami e nto de la cen sura desde 1939 a 1978 e n todas y cada un a de las o bras que se so metiaro n a su aprobaci ó n es una tarea qu e o bliga ría a esc ribir un libro de mu chís ima s páginas. E n e l Archivo Ge neral de la Ad mini strac ió n, e n Alca lá de Henares, hay dos grandes archivad o res, uno co n 3.384 f icha s de autores e n las que aparece e l no mbre de l a uto r, do mi cili o, teléfo no, títul o de la o bra, di c tam e n, fecha, núm ero de ex pedi e nte, y estre no de la ob ra (s í o no) . Co mo hay algunos autores que ti e ne n más de un a fi cha, es to qui ere dec ir qu e so n aprox im adam ente un os 3.300 auto res. E l otro fi che ro es el de obras, co n 19.250 fi chas. E n cu a nto a los legaj os , so n e n núm e ros redond os unos 12 .000. Voy a dar alg unos eje mpl os de l co mpo rtami ento y e l crite ri o de los censo res .

Las cinco advertencias de SatclIlás, de E nriqu e Jardi e l Po nce la, fu e pro hibid a te mp o ralm e nte (7 -X- 1943) po r la Vi cesec re ta ría de E du cac ió n Po pular de Fa lange Es pa ñola y auto ri zada la representac ió n (1 3-IV -1 949) po r e l M i ni ste ri o de la Go be rnació n. 3

El ab uelo Curro, co medi a e n tres ac tos estre nada (1932) e n M adrid, de Lui s Fern ánd ez de Sev ill a y G uill erm o Hern ánd ez, fue ap robada ( 10-X-1 939) pero co n un a seri e de tac haduras, e ntre las c uales la s s igui e ntes : les io nes de un guardia de Asalto (tac hado de Asalto), tac hada la frase el prime r monumento a la

Re pública, y de la frase Sí, mamá, sí, es un demócra ta d e pura cepa, tac hado sí, es un demócrata de pura cepa. '

J I

id. itl.


70

OPINiÓN pedro pascual

La cancióll del olvido, zarzue la de F. Romero y G. F. Shaw, a ut o ri za d a íntegra e n 1940, tiene la s igu ien te anotació n del censor: «Tiene alg unos

inconvenientes para menores » (l8 -III- 1969).5 Otra zarzuela, La tabernera del puerto, fue autorizada (21- VIII-1940) pero con bastantes tachones, por ej emp lo la palabra 'su icidio'. Ignoro cómo se reso lvió la cens ura musicll1. 6

Ulla noche de primavera sin sueíio, de E nrique Jardiel Poncela. Estrenada e n Mad rid (20-V-1927) , fue au torizada (l1-IX-1942) co n tachaduras e n las páginas 6, 12, 13, 18 Y 29 de l primer acto, 6, 10, 19,25, 17,28 Y 32 del segundo acto, y 27 Y 28 de l tercer acto, y además orden de suprimir la palabra ' divorc io' yen su lugar poner 'separación'.7 Todos se tenían que someter a la ce nsura, hasta don Pedro Ca ld eró n de la Barca. La co mpañía de Enriq ue Guitart pidió permiso para rep resentar La vida

es sueíio y fue autorizada (21-XII- 1940).8 La Plasmatoria, de Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández, estre nada (18XII-1 935), fue autorizada (20-XIl- 1939), pero con seis tac had uras. E l criterio del censor, según s us palabras textuales, era: «Sería necesario para aprobarla hacer un as cuantas tachaduras que resultan improcedentes ». Tenía razó n, las tachaduras eran improcedentes porque un a de ellas era un a frase de Sa lo mó n e n la que éste afirmaba que tenía 700 esposas legítimas y 300 co ncubi nas. 9 Hasta a Muñoz Seca se le censu ró. Un examen a las fic has de autores permiten ver prohibiciones y autorizaciones. A Rafael A lberti se le autorizaron 10 obras, hasta 1978, y se le prohibi ó (29- VII1975), que fue autorizada más tarde (2-IX-1977), Noche de gue rra en el Museo del

Prado. A Luigi P irandello se le autori zaron 34 obras y se le prohibió (8 -IV-1951 ) Seis personajes en busca de autor. A J. B. Priestley se le autorizaron 15 obras y se prohibieron 4. Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, 5 autorizac iones. A Santiago Rusiñol, autorización para 19 obras y prohibic ión para 4. A Eugene Ionesco, autorizadas 52 obras. A Juan José Alonso Millán, 62 obras autorizadas y 3 prohibidas. A Bertolt Brecht, 16 prohibiciones y 106 autorizac iones. A Alfonso Paso, 5 prohibiciones y 160 autorizaciones. AJean Paul Sartre, 2 1 autorizac iones y 2 prohibiciones. A Alfonso Sastre, 5 prohibiciones y 36 autor izac ion es. A Miguel d e ' id. ' id. ' id. ' id. ' iJ .


Unamuno, 20 aprobaciones y 1 prohi bición. Y a Enrique Jardiel Poncela, 26

71

pe

autori zaci o nes y 2 pro hibiciones, una de e ll as la o bra Usted tiene oj os de

lIIujerfatal (25 -XI-1943 ). Estoy seguro de que Jard iel se re iría much o de la insensatez d e los censo res cuando le dieron la notici a de la prohibici ó n.

APÉNDICE 1 LEGI SLAC iÓN 1. Orden. Gobe rn ac ión ( 15 -V11 - 1939). Se crea un a sección de cens ura enca rgada de ll evarla a cabo. 13. O. E. 30-V II -1939 . Ara nzadi. Repertorio de Legislac ión, 1939. R. 916 . 2. Orden. Información y Turi smo (30-X I- 1954). Clas ifi cación de los espectác ul os públicos a efectos de asistencia de menores. B. O .E. 14-XII -1954. Aranzad i. Repertorio de Legislación, 1954. R. 1842. 3. Orden. In fo rmac ión y Turismo ( 16-11 -1 955). Tea tros. Autori zac ión de rev istas y es pec tác ulos arrevistados. B. O. E. 8-11 -1 955 . Aranzadi . Repertorio de Legislac ión, 1955. R. 369. 4. Orden. Informac ión y Turismo (25-V -1 955). Acti vidades de los Teatros de Cá mara y Ensayo y agrupaciones escé ni cas de ca rác ter no profesiona l. B. O. E. 15 -VII - 195 5. Aranzad i. Repertori o de Legislac ión, 1955. R. 988. 5. Orden. In for mac ión y Turismo (2 1-V I-1955). Tea tro infantil. Se es tab lece con carácter permanente el Concurso Nacio nal para obras y ca mpañas escé ni cas. B. O. E. 10-VIII-1955. 6. Decre to Ley. Jefatura del Estado (28-V 1-1 96 1, núm. 11/6 1). Protección al Tea tro Nac ional. B. O. E. 3-V II - I961. Ara nzad i. Repertorio de Legislac ión, 196 1. R. 928. 7. Orden. Informac ión y Turi smo (3-V II -196 1). Normas de pro tecció n al teatro. B. O. E. 24-V II 1961. Aranzad i. Repert orio de Legislación, 196 1. R. 1053. 8. Orel en. In formac ión y Turi smo (26- 111 - 1962). Ap li cac ión del Dec reto- Ley 28-V I-I 96 1 sob re Protección Naciona l al teatro. B. O. E. 16- IV- 1962. Aranzad i. Repertorio de Legislación, 1962. R. 694. 9. Resol ución. Dirección Genera l de Cinematografía y Teatro (23- IV-1962). Normas complementarias para la concesión ele subvenciones. B. O. E. 8-V- 1962. Aranzadi. Repertori o de Legis lación, 1962. R. 809. 10. Orden. 1nformación y Turismo (30- V-1 962) . Fondo ele subvención para los tea tros ele cáma ra y ensayo y agrupac iones escéni cas no profesionales. B. O. E. 22-V I- 1962. Aran zad i. Repertorio de Legislación, 1962. R. 11 41. 11. Orele n. Información y Turis mo (29-V III - I962). Subvenciones al tea tro. B. O. E. 3-I X- 1962. Aran zad i. Repertori o ele Leg isla ción, 1962. R. 1607. 12. Orelen. In formac ión y T uri smo (16- 11 -1963). Co nstitución y ac tu ac ión ele la Junta de Censura el e Obras Teatrales . B. O. E. 8- 111 - 1963. Ara nzad i. Repertori o ele Legislación, 1963. R. 517. 13. Orden. Información y Turi smo (26-1 1-1963). Se elesignan los integrantes de la Junta ele Ce nsura tea tral. B. O. E. 16-111-1963. 14. Orden. Información y Turi smo (1 2-X I-196 3) . Protecc ión ele aportacion es ineli viduales para el tea tro. B. O. 21- XI-I96 3. 15. Ord en. Informa ción y Turi s mo (31-1 - 1964). Bases elel Con surso Naci onal Perm anente ele Au tores Nuevos de Teatro. 13. O. E. 9-111-1 964. Aran za eli. Repertori o el e Leg islación, 1964. R. 560. 16. Orden. Información y Turismo (I6-Il-1964). Reg lamento de régimen interi or y norm as ele ce nsura ele la Junt a el e Ce nsura ele Obras Tea trales . B. O. E. 25 -11-1 964. Aranzaeli . Repert ori o ele Legislación, 1964. R. 439. 17. Rec ti ficac ión ele errores ele la Orden (16 -11-1 964). Informació n y T uri smo. Reg lamento ele régimen interior y nor mas ele cens ura ele la Ju nta ele Ce nsuras ele Obras Tea tra les. B. O. E. 11- 111 -1964. Aranzael i. Repertorio de I.egislac ión, 19M. R. 573 .


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18. Decreto. Informació n y Turi s mo (16-XII1967, núm . 2959/67). Regulación de l Fondo de pedro pascual Protección a la Cin ematografía y Tea tro. B. O. E. 18 -X Il -1967. Aran zad i, R epe rtorio de Legis lación, 1967. R. 2384. 19. Orden. Información y Turi smo ( 16-I X- 1968). Se crea el premio naci ona l de teatro <duan del En zina» para a utores nuevos. B. O . E. 30-IX-1968. Aranzadi . Repertorio de Legislación, 1968. R. 1697 . 20. Orden . Info rmació n y Turi s mo (27 -X-1970 ). Se reo rgani za la Junta de Cen s ura de Obra s Teat rales. B. O. E. 17-XI- 1970. Aranzad i. Repertorio de Legis lac ión, 1970. R. 1900. 2 1. Orden. Informaci ón y Turismo (30-X- 1971). Convocatoria del concu rso para el desarrollo de una temporada teatral por compañías profes iona les de carácter empresaria l privado. B. O . E. 5-XI - I97I. 22. Orden. Información y Turis mo (30-X- 1971 ). Teatro, ci rco y variedades. Autori zaciones para representación de revi stas. B. O. E. 29-XI-1971 . Aranzadi . Repertorio de Legis lación, 197 1. R. 2 129. 23. Rea l Dec reto. Cultu ra (262/1978 de 27 de enero). Libertad de represe ntac ión de espec tá cul os tea trales. Se derogan las di s pos icione s ant eriores. B. O. E. 3-111-1 978 . 24. Orden. Cu ltura (7 -I V-1978). Normas sobre la ca lificac ión de espec tác ul os tea tra les . B. O. E. 14IV-1978.

OPINiÓN

APÉND ICE 11 DOCUMENTOS EN EL AGA TEMAS

AÑOS

Ce ns ura de teatro Ce ns ura de teatro Cc ns ura de teat ro Ce ns ura de teatro Cens ura de teatro Cens ura Ce nsura Sanc iones Co ns ulta y comprobac iones Consu lta y comprobaci ones Cons ulta y comprobaci ones Cons ulta y comproba ciones Co nsulta y comprobacion es

1939-1951 1939-1963 1952-1962 1963-1964 1965- 1968 1965-1 977 1972- 1973 1950 1960-1964 1965 1968 1969- 1970 1971

SIGNATURAS 7 1377-7 1427 CA 77845-7908 1 CA 7 1674-71 725 CA 7 177 1-7 178 1 CA 85125- 85228 CA 85 795-75 837 CA 85409- 85544 CA 1997-2003 AGA 19478-19498 CA 23376-23377 CA 367 11- 367 14CA 44043-44046 CA 440 83-440 89 CA


ENTREVISTA ~

h

s t o yo

a s

del

instante

sabas mart铆n, autor de elos trabajos de esther o el fuego en los espejos' l!J

C uand o parece qu e la literatura e r贸ti ca atrav iesa po r a lg un os mo me ntos de sile ncio o de co nfin ac i贸 n en un os espac ios reduc id os, aparece a lgun a pl e nitud . No es mome nto de rese帽a r las obras que surca n estos territori os o los autores


74

ENTREVISTA manuel quiroga clérigo

que dedican su plum a a este gé nero. Sí so n de reco rdar los nombres que dedicar o n s u imaginación a estos te m as . De e ll o n os h a blar á Saba s

Martín, un auto r tiner fe ño que ha incurs io nad o en la poes ía o e n e l teatro además de su habitu a l dedicaci ó n a l mundo de la radi o . S abas Martín ha dado a la imprenta un a a mab le histo ri a que, baj o el títul o de Los trabajos de Esther o el

fuego en los espej os, ha publicad o R oger Ed ito r e n s u co lecció n La Biblioteca de Don Peluquín (San Sebastián, 1999). Esta novela nos ll eva po r los caminos de los universos eróticos, lo hace con s ing ul ar maestría y c ie rta elega nc ia no exenta de algunas dos is de poes ía y de unos plantea mientos do nd e e l juego y la vita lid ad de los personajes dan v igor a un a co nv ive nc ia donde las pri sas, las vio le nc ias o el desamor queda n fuera del esce na ri o cot idi a no para co nvertirse e n un re lato de s in gular belleza y de s ituac io nes do nde e l place r y la lite ratura so n protagonistas de excepció n. De estas cuestiones pretendemos habl ar con s u a utor , Sabas Martín: -Los trabajos de Esther o El juego de los espejos es una novela erótica, ¿ qué

entiende su autor po r novela erótica ? -La literatura erótica de alguna manera es aqu ell a que plantea pos ibilidades a la imaginac ió n. Q ui ero dec ir co n e ll o que a mí no so la men te me inte resa esa literatura erót ica que es directa, descarnada, vulgar y zafia. O pto por e l e rot ismo como insinuación, co mo estímulo a la im aginac ión, co mo un reducto pa ra hacer pos ible toda esa serie de fantasías, de goce sensori a l, a través de la pa labra. Para mí el e rotismo está vinculado a la cere mo ni a, a la liturgia de la pa labra , a la sensua li dad de l le ng uaj e.

-Más concretamente ¿qué es tu novela Los trabajos de Esther ... ? -Es una novela erótica que, sin renunciar al género del erotis mo (se pub li ca en una colecció n erótica, no engaña a nadie), tiene ciertas as piracio nes, c iertos planteamientos que van algo más all á. E l primero viene dado por su propi'a estruc tura de juego de espejos. Habla de la rea lidad que crea la literatura y que se enfre nta a la otra realidad, compleme ntLlndose, distorsio nándose . La realidad literari a puede servir de mo to r, de acicate, para la experi encia de l sexo. A partir de a hí es una novela fundamentalmente del lenguaje, una fiesta de los sentidos a través de la palabra q ue intenta hacer distintas paradas en algunos de los va ri os, o múltip les, le ng uaj es


eróticos; desde el le nguaje erótico poé-

ENTREVISTA

tico, elípti co, metafórico, hasta el des-

m anuel quir og a cl érigo

carnado, puro y du ro, do nde los órganos genitales se no mbran co n pe los y seña les, pasa nd o po r ot ras ca las qu e van desde las pági nas de Internet o el lenguaje de los vídeos pomo hasta los clás icos orientales del eroti smo med ieva l chino, j aponés e indi o. Qui ero decir que hay además una labor de indagació n en los distintos lenguajes erót icos. Y el otro as pecto de la novela es la ironía, el sentido del humor. No es gratuito que uno de los personajes sea Sabas Martín, un Sabas Martín perfec tamente reconoc ible e identificabl e, incluso físicamente, lo que me permi te introducir dentro de ese juego de es pej os que es la novela otro nuevo juego de espej os, hacer la críti ca de la novela desde de ntro de la novela, salp icada con ironía , con guiños cómpli ces, con sentido de hum o r, co n ho menaj es a perso nas más o me nos reco noc ibles, etc . Entiendo que e l eroti smo está vincul ado al goce, a la alegría, a la di versión .. .

-Dejando al ma rgen novelas tipo Fa Jco n Crest, donde los escánda lOs son los protagonistas más sensacionales, ¿ crees que la literatura erótica tiene interés para los lecto res, se consume en Europa, gusta a la gente? -El erotismo co mo mani fes tac ió n de la acti vid ad hum ana y de la inte li gencia tiene su púb li co, ti e ne su atrac ti vo. E l ho mbre es e l úni co anim al qu e convierte la neces id ad de re producc ió n e n un arte de seducc ió n, e n definiti va eso es e l eroti smo. E n e l caso de Es paña la literatura erótica tu vo una a mpli a tradi c ió n interrumpid a po r la Gu erra C ivil ; habl o de Zamaco is, de Felipe Tri go. Se trata de una li teratura frecue nte, habitu al e n los per iódi cos, que co ntribuía a ese sentido hedo ni sta, lúd ico, gozoso, de los sentidos . Y todo e ll o aparecía mezc lado, o al mi smo ni vel, co n los temas ses udos, de más peso espec ífico. Esa tradi ció n la cortó la Guerra Civ il , y desde e ntonces no veo una litera tu ra eróti ca como género. Sí hay, e n re latos o e n novelas más o menos tradi cio nales la in corporac ió n, a veces bas ta y grosera, de temas eróticos.

-Tal vez en auto res como Co rín Tellado o similares. -No pienso en Corín Te llado ni e n Carl os de Sa ntand er, son autores q ue no me interesa n; eso para mí es subliteratu ra, es lo qu e se ll a ma la novela rosa . Quiero

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ENTREVISTA manue l quiroga clérigo

hab lar de literatura, del e ro ti s mo que puede haber e n Henry . Miller, en AnaYs Nin, inc lu so e n c iertos capítulos del Qu ijote, en BlIcowski .. .

-En Nabokov ... -En Nabokov. Pienso que la novela erótica, con aspi raciones literarias , se perd ió . Ahora lo que hay es la util izac ió n de elementos eróticos, inco rpo rados a un a nove la que no se presenta como e rót ica, para captar determinados lec to res. No me parece demasiado ce lebratori o este tipo de obras, pero es un rec urso co mo otro .

- ¿ Qllé autores, entonces, podríalllos destacar en este terreno? - La Sonrisa Ve rtical es la co lecc ió n que intenta rescata r esa tradición erót ica . Hay autores como Vicente Muñoz Puelles, José María Álvarez, S usana Fo rtes, la primera Almudena Grandes con La edades de LlIltí, que ev identemente e ra una novela erótica, sin otras preten siones . Hay otro tipo de erot is mo más tran sgresor, como el de Luis Anto nio de Vi ll ena. Pero no hay un auto r dec ididam e nte dedicado a esta literatura, como e l caso de Miller, c uyas obras está n impregnadas de erot ismo.

- ¿Se lee este tipo de novela, es atractiva? -No lo sé. Pero hay datos curi osos que sorprenden. La portada de mi libro, seg ún e l diseñador, puede s upo ner la venta de 600 a 1. 000 ejemp lares, a unqu e a mí me parece muy obv ia, poco e legante. Pero si es ta portada ve nd e esos ejemplares, sí pod ría res ultar un libro le íd o. No te ngo o tros datos para certifi car esa lect ura.

- ¿Crees qll e este tipo de erotislllO in cide talllbién en la poesía o no? -Creo que la poesía que se hace ah ora posee un le nguaje mucho más narrativo, más descriptivo, más cotidiano y vu lgar; no se presta a ese tipo de poesía qu e escribió Neruda o un Saint-John Perse o lo que hizo John Donn con la mística . Creo que hay pinceladas, toques, pequeñas utili zac iones, sa lvo algu nos casos mu y co ncretos, como podría ser el dc Ana Rossetti . Si hi ciéramos ahora un a anto logía


de poesía erót ica , tal ve z hab r ía más

ENTREVISTA

auto ras en es te terreno. Rossetti es un

ma nu e l qu i r oga c l ér i go

cas o, I sla Co rreyero otro . E s más un espac io fe menino en la poes ía actual.

- ¿ Ves fut uro a la poesía erótica el! Espaíia, hay auto res para insistir el! e/lo? -Sí, pued e haberl o. Lo que y o rec hazo son l as im postaci ones, el esc r ibir estas literaturas pa ra ganar un premi o o para co nseguir un best-sel/er.

- Seg uilllos, pues,

CO I!

la literatu ra erótica: ¿crees qu e los editores ap ll estal!

po r el/a o es difícil el! contra r Ul! IlI gar? - L os ed itores ap ues tan por lo qu e dé dinero. Y si la li terat ura erótica lo da , apos tarán por ell a. Hab lo de los grandes edi tores, que son, en pa rte, los res ponsa bl es de estar pros tit uyendo la situac ión de lo q ue debe se r la li teratura co ncebid a co mo una acti vidad de la i ntel igenc ia, de los sentidos, de la ex peri encia , del co noc imi ento. Pienso qu e estam os atravesa ndo un a etapa en l a qu e, y a no só lo en la li teratura erótica sino en la li teratura en general , prima más el sentid o del co mercio que l a ca li dad li terari a. Se publ ica n li bros, se pub li ca n poe ma r ios, en f unción de elementos ex trali terari os, si eres j ove n, si eres ami go de no sé qui én. H ay un prototipo del autor de éx i to, que puede esc r ibir cualqui er cosa, pero si es un buen co mu ni cad or, tiene éx i to. Pa rte de la incertidumbre surge de los ed itores , pues la li teratu ra que antes era un fe nómeno de cultura está pas ando a ser un f enómeno meram ente co mercia l , eco nómi co.

-¿ Qll é podría hacer el autor para lIIodificar esta sit ll ación ? -Es una tarea a med io o largo plazo, pero el autor debe hacer obras co n la máx i ma di gnidad pos i ble, co n una cal id ad l iterari a: no preoc up arse de escr i bi r más que desde l a neces idad del propio auto r, no desde las neces idades del ed itor . Y más pro nto o más tard e se crea rá un es pac io cultu ra l en la literatu ra; los mov imi entos hi stór icos so n pendul ares y hoy ya hay en nu es tro país, no me refiero só lo en E uro pa, un mov imi ento de preocupac ió n po r vo l ve r a desm iti ficar a es tos autores de triun fo de un día qu e enseg ui da pasa n al o l vido, que todo vuel va a su ca uce.

77


- A ul/.qu e alÍn /la lo haya n experierigo

mentado por tu novela, ¿ qué dic e la crítica?

-En mi caso co ncre to, co n esta nove la tengo un cierto recelo. Los crít icos que la han leído tienen un a prim era sensac ión de que es un a nove la de género, como si el erot ismo fu era algo c ircunstancial. Se acerca n a la nove la como un divertimento, un a obra menor. . . A unque yo siempre he dicho que no hay obras mayores o menores, si no obras necesari as y obra s presc indibl es. La sorpresa mía es que se habl a de mi novela co mo literat ura, que hay un trabaj o de lenguaje, de es tru ctura , que no se trata simpl emente de la desc ripc ión física, mecá ni ca , del ac to sex ual. Yo estoy un poco a la expec tat i va, pero la impresió n de quien ha leído la novela es de sorp resa. De momento, verbalmente, parece que ti ene cierta aceptac ión.

-Bien, term illamos, pues, con tu ob ra. ¿ Por qué el autor entra, a su vez, en la Ilove /a; por qué se trata de «w¡a mujer que escribe sobre un hombre que escribe», por qué ese juego de lenguaj e, etc? -Personalmente me i nteresa n los retos, hacer algo que no haya hecho antes. Pe ro pri mero me tiene que sorprend er a mí, pues así pi enso que puede sorprender a los lecto res . A la hora de afrontar un a nove la erótica miré de qué manera podía marcar yo mi impronta personal. Y el introd ucirme a mí en l a nove l a como personaje, secu nd ari o siemp re, es tratar de aum entar el juego li terario .. . es un careo. Se trata de un personaje secu nd ario que me perm ite, desde dentro de la novela, hacer la cr íti ca de la novela qu e esc ribe la protagonista . Es un a vi sión distanciada, irónica y co ncreta de la rea lidad .


LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS Carmen Martín Gaite - Gregorio Gallego Los narradores cautivos - Ignacio Garda Valiño Moisés De las Heras - José Ruiz Mata Julia Otxoa Domingo F. Faílde - Elequías Blanco - Pedro J. De la Peña José Luis Reina Palazón - Ángel Garda López Rafael Soto Vergés - Juan Manuel González Juan Guerrero Ruiz - Pedro Pascual Fernando Martínez Laínez - Usáma B. Munquid Murray Bail - Cándido Sanz Vera - Esteban padrós - César Rubin Ramón Pérez Montero - José Siles Artés - Francisco Fernández García Mario Ángel Marrodán - Antonio Carlos González - M! del Valle Rubio Gabriel Carretié - Juan José Fernández - Juan Cano Ballesta



CRíTICA-NARRATIVA ~

la

vitalidad

de

una

novelista

(REFLEXIONES A PROPÓSITO DE UNA NOVELA DE CARMEN MARTÍN GAITE: 'LO RARO ES VIVIR ' La tendencia a vivir la vida

CO /II O

si fuera una novela se pe /f ila desde lII uy telllprano y crece paralelalll ente COIl la sed por oír o leer historias que

110S

asolllen a

universos extraíios. C. M. G., E l cuento de nunca acabar ( 1983) A lgún día alguien tendrá que reco nstruir l a hi storia de las mujeres de los esc ritor es de la ll amada Ge nera c i ó n del Med i o Sig lo, esc ritoras muchas veces el las mi smas pero ahogada s por la somb ra pi ntada de purp urin a de sus compañe ros, qui zá más bri l lantes en un determ i nad o mome nt o, au nque meras sombras al


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CRITICA-NARRATIVA

esther bartolomé-pons

fi n y al cabo. Como se ha ido demostrando a lo largo del tiempo. (Hoy sólo sobreviven, en mi anaq uel particular, los cuentos de Ignac io Ald ecoa y e l

Lu is Martín Sa ntos de Tiempo de silellcio). Es el caso, por ejempl o, de Josefi na Rodríguez de Aldecoa, dedicada a la enseñanza y a la preservación del rec uerdo literario de su marido. Hasta prácticamente la década de los ochenta no empieza a publicar sus propi as obras. La aparición en 1990 de Historia de una maestra y, posteriormente, de Muje res de negro (1994) nos descubre a la gran noveli sta que nos hemos perdido. Otro tanto sucede con Ana M: Matute, casada co n el med iocre poeta y noveli sta Ramón E. de Goicoechea, de quien acabó separándose. Si bien la trayectoria de esta singular narradora ha seguido una línea consta nte y personalísim a, que la diferencia claramente de las dem ás y los demás escritores de su época e incluso de ahora mi smo (hasta el pu nto de que podríamos hablar de «objetivi smo lírico» y «reali smo fantástico» para referirnos casi excl usivamente al estil o de sus relatos frente al reali smo objeti vo de la mayoría de sus contemporáneos), es significativo constatar que Olvidado rey Gudú (1996), su última novela publicada, en la que ll evaba trabajando más de veinte años, es una auténti ca obra maestra , «una de las novelas más hermosas j amás escritas», en palabras de Ana María Moix , que la califi ca as imismo de «li bro destinado a la hi storia de la literatura, de una belleza y de un a ex hub e ra nc ia de ha ll azgos, de tem áti cas , de im ag in ac ió n y de revelac iones»'. Una novela que nada tiene que env idi ar, creo, a las más fabulosas im aginerías de 1. R. R. Tolki en y Michael Ende; o a los relatos míticos med ieva les de las Crónicas de Belgarath, el Ciclo de Pandragón o e l mundo artúri co de Avalón. y esto mismo, aunque no de una manera tan vistosa sí más paradigmática, es lo

que sucede co n Carmen Martín Ga ite. Escritora prolífica y temprana como la Matute y, co mo ell a, matrim oni almente separada, aunque en su caso de un noveli sta laureado y ap laudid o, Rafae l Sá nchez Ferl os io, comparte con Josefina R. Aldecoa unos estudios superiores brillantes y un doctorado en letras que estuvo a punto de orientarla, al igual que a aquéll a, haci a la enseñanza, med io eclipsado el valor de su obra por la fama y el presti gio de su cónyuge.

I Reseña críti ca de Olvidado rey GudlÍ , de Ana M .' Matute, en La Val/ guardia (Barce lona , 22 de nov iembre de 1996).


Tanto Carmen co m o Ana María y Josefina no han conq ui stado e l reco no-

CRíTICA - NARRATIVA esther bartolomé-pons

c imient o d e la crítica ha s ta muy rec ie nte mente!. E n c ua nto a Martín Gaite, es aún más significati vo que e l mayor aplauso lo reciba ahora, después de sus tres últim as novelas: Nubosidad

va ri ab l e ( 1992 ), La R eina d e las Nieves (1994), ambas traducidas a otras lenguas y aclamadas por la crítica ex tranjera; y, especialm ente, Lo raro es vivir (1996)3. Si e l hecho me parece tan subrayab le se debe a que estas últimas, consideradas sus mej ores novelas, a pesar de haber escrito ya muchas y buenas, las creó prec isa mente después de la trágica y prematura muerte de su hij a; si tu ac ió n poco frecuente en otros autores, por ejemplo en Delibes, incapaz de remo ntarse totalmente hasta pasados más de ve inte años de la muerte de su esposa'. No es mi intención desvalorizar ni restar méritos a las indud ables cualidades literarias de los componentes masc ulinos del Grupo de Madrid o la Escue la de Barce lo na , pero sí a lzar mi voz de protesta contra el mach ismo so lapado de los primeros y la ma l di simulad a mi sogini a de los segundos, que han re legado a un plano infe ri o r la escritura no me nos meritori a y c ualitativ a de sus co mpañeras de promoción, red uc ié ndo las a l papel de co mpañeras de su vida . E n este sentid o rec ue rd o c ierta no ve la de Bárbara Akelton ( llevad a a l c in e e n 199 3 po r Char lotte Bra nd stro m y que aquí se ll amó Astucias de ¡/lujer), do nde se desc riben los celos de un po pul ar escritor a nte e l fulgurante éx ito' de l primer lib ro escrito por su muj er. Tampoco es únicamente e n el mund o lite rari o donde esto sucede ni, en los umbrales del tercer mileni o, es todav ía un a anéc;dota de l pa sado superada. A mi me mo ria acuden much os no mbres actuales, de dife re ntes ca mpos profes io na les, que no vaya me nc io nar. Lo iró ni co es qu e, e n estos casos donde la esposa co mparte e l ofici o del marido, e ll a es mu chas veces la

, Véase, como mues tra del prejuicio de algunos críti cos, lo que di ce Eugenio G. de Nora en el 111 LOmo de La I/o ve la e.\"pC/liola col/tel/lporál/ea (Gredos, Madrid 1973) , pp. 264-273 (sobre A. M.' Matu te) y pp. 3 10-3 12 (sob re C. Martín Gai te) . De Josefina Rod ríguez sólo menciona que está casada con Ignac io Aldecoa (p. 301, nota 29), claro que ha y que tener en cuen ta la temprana fecha de composición del es tudi o de Nora. J Posteri orme nte a la redacc ión de es te ensayo, la autora ha sacado una nueva novela, Irse de casa (1998), que, aunqu e sigue en esta mi sma línea de modernidad tan seductora, .en cierto modo enl aza con el paisaje y los temas de EI/tre visillo.\". , La aparic ión de su inesperada y mágnifi ca novela El her eje ( 1998)" me reafirma en la cree ncia de que quie n nac ió narrador, nove li sta , lo es has ta el final de su vid a, sean cuales fueren las. circun stancias de és ta.


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lIIadalll e Curie del equipo. Yeso en el mejor s upu es to . M ás frecu e nte es que sea o tra «se rvici a l» Zenobia Camprubí o una nuev a in comprensi-

ble María Lej árrega de Martínez Sierra. Son situaciones absurdas y humill an tes que e l tiempo suel e destapar para vergüenza de todos y gloria de unos pocos. Es lo que, afo rtunada me nte, está pasando con Carmen Martín Ga ite, que, si bien siem pre gozó de un a cierta apreciación crítica, aunque minimi zada , es ahora cuando, a remo lque de los estudios y las tesis doctorales que sobre ella han hecho los estudi antes e in vestigadores anglosajones y la sorpresa que ha levantado la frescu ra y modernidad de sus úl timas novelas, se la está reva lori za nd0 5• Lo primero que sorpre nde e n Lo raro es vivir (A nagrama, Barce lo na 1996) es la e norme di stanci a estilística qu e hay entre esta novela y, por ej e mpl o, El balnea -

rio, que fue Premio Café Gijón en 1954, o Entre visillos, que ganó e l Nadal de 1957. E n sus más de cuare nta años de profesión li teraria, M artín Gaite ha pasado del esti lo moroso, le nto y detalli sta has ta límites exasperantes en las descripc io nes de sus prime ras nove las, a un a narrac ió n ág il , fresca y ll ena de aco ntec imien tos interiorizados desc ritos co n las palabras j ustas y precisas . No o lvi demos que es una de nuestras esc ritoras más representati vas de lo que se ha dado e n ll amar écrit ure féllline, e n e l sentido en que lo usa To ril Moi 6 • D e l descriptivismo mono maníaco de los co mi e nzos a la acción - aunque sea interna- y la metáfora, que predo minan ahora, ex iste un abi smo qu e Carmen Martín Gaite se ha atrev ido a sa ltar co n éx ito. Co mpárese, como ejemp lo de l contraste de es tilos, varios párrafos de El balneario (en Cuentos cOlllpletos, Al ianza Ed. , 1978, pp. 2 19-22) co n las páginas 18 y 3 1-36 de Lo raro es vivir, donde la interiori zac ión descriptiva a que es tan adi cta la escritora está resuelta de manera mu y d ife rente. Un segundo e lemento definidor y ca racterísti co de esta novela es su riqueza lingüística. Muchos críticos, como Malén Aznárez en una entrev ista que le hi zo a la autora en 198 1, han destacado esa pec uli aridad de la narrativa de Martín Gaite: la mezc la del lenguaje co loq ui al co n un vocabu lario cuidado y estéti ca mente eficaz 7 •

, En unas jornadas sobre literatura escrita por muje res ce lebradas en la Un ive rsidad de Barce lona en marzo de 1995 , Adolfo Sote lo afirmab a que «el uni ve rso nove lísti co de Ca rmen Martín Ga ite es uno de los más sólidos de las letras espa ñolas de la seg un da mitad de es te siglo». (<<N o sé hab lar si no veo unos ojos que me miran: En torno a la narrati va de Carmen Martín Ga ite» recoo ido en '" Marta Segarra y Angels Carabí (Eds.): AlIlor e idel/lidad, PPU , Barcelona 1996, p. 139). , Toril Moi: Teoría litera ria felllil/ista (Cátedra, Madrid 1988). 7 Malén Aznárez: La rebeldía de tilla IIllljer lIlodosa, El Pa is Selllal/al (Madri d), 225 (2.8. 198 1), p. 13 .


Es una mixtura que en la presente novela está perfectamente log rada,

CRíTICA- NARRATIVA esther bartolomé-pons

«hasta seducir y arrastrar al lector con el pod eroso hechizo del lenguaje, para mí (Saladrigas dixit ), único » . y otro co mentari sta escribe, en una reseña de

Lo raro es vivir, que Martín Gaite «es una escritora que domina el lenguaj e de una manera magi stral, esp léndida, con una riqueza no só lo de vocabu lario sino también de construcc ión, que transforma el idioma castellano e n un pl acer»8. Se trata de un lenguaje moderno, do méstico y culto a la vez, pero siempre ac tual, de ahora mi smo . No fa ltan los neologi smos (rizofitas, ninfrar), a los que se muestra tan afici o nada Martín Gaite. Ni las metáforas, tanto en a lu siones teóri cas intrate xtu ales (<<No sab ía lo que era una metáfora, pero in ve ntaba muchas»), como en el uso ori g inal y continuado que hace de ellas la narradora-protagoni sta creando ex presiones neo lógicas sorprendentes, imágenes de gran fuerza pl ástica y vital (<< bajar al bosque», «ponerse dosto ievs ky» , «tomar indec isiones», «do lor de esquina» , «malmeter»). O el juego de las mentiras, que forma parte del e ntramado de la hi storia: mentiras gratuitas de la protago ni sta, que di strae sus ocios in vestigado la falseada vida de un notable embustero del siglo XVIII, mientras reflexio na sobre la gran mentira que es - o parece ser - su propi a vida . Otras constantes temáticas de esta no vela, ya habitu ales en la narrati va de Carmen Martín Gaite, espec ialme nte a partir de Ritlllo lento (1963), Retahílas (1974) y El

c[(arto de atrás (1978) (los títulos sue len dec irlo todo), son las fantasías, los sueños , el mundo interi or del personaje principal ... , que aparecen entreverados con la «rea lidad objetiva» y adquieren categoría predominante po r encima de la anécdota central , generalmente mínima. Abundan las refere nc ias culturales: al cine (películas como Manos p elig rosas, Eva al desnudo, El corazón del ángel), a la li teratura (La náusea, El retrato de Dorian Gray, La Divina COlll edia, un poema de Juan de

Arguijo), al arte (Leonardo, Orcagma, G iotto, e l autorretrato de Aguda Luengo) , como hil os co nductores que hace n ava nzar una trama donde la protago ni sta crea letras de canci o nes y novela su vida pasada y la vida de l ave nturero d iec iochesco Lui s Vidal y Vi ll a lba, en tanto que su mad re - su alter ego psicológicole co mo una cotizada pintora .

• Nuria Vida l : Sa lir del laberinto, 'Qué leer' (Barce lona), 2 Uuli o-agosto 1996), p. 13.

sobresa-

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Pero e l tema princ ipa l de Lo ra ro es

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vivir es, prec isa me nte, e l a pre ndi zaj e de la v id a . No es fác il sa be r v i v ir ; requi ere una larga y, a veces, do lo rosa travesía de au toconoc imi e nto y aceptac ió n. Para ello es necesa rio rea li zar un análi s is introspectivo sincero y un a rev isió n autoc rítica de l pro pi o pasado. Como todas las novelas de int ros pecc ió n" cu lti vadas por M artín Ga ite desde Ritmo

lel/ to, Lo raro es vivir c ue nta una hi storia de relacio nes pe rso nales (de l suj eto co nsigo mis mo) e interpersonales (con el otro, el interl oc uto r necesari o). Aquí, concretamente, el asu nto de la novela gira alredero r del ajuste de c ue ntas que la protago ni sta (Águeda So ler) tie ne co n su pasado (el padre que la aba ndo nó, los viej os am igos, las he ridas mal cicatri zadas de un gran fracaso a mo roso y , sobre todo, la fig ura om ni presente de la mad re) pa ra trata r de comp re nderl o y poder, as í, as umir la rea lidad presente (s u conv ive ncia co n To más, el verdadero sentido de su tra baj o en el archi vo, el re ncor celoso q ue proyecta hac ia su a ntigua ami ga R osari o Te na, la rec ie nte muerte de su madre: motivo central dese ncade nante de todo e l proceso introspect ivo) y alca nza r la estab il idad ps ico lóg ica que le permita e nf re nta rse a l futuro co n mad urez y li be rtad (encont ra rse a sí m isma, fo rm a r un a fa mili a, vivir ... ). De nuevo aparece en esta novela, co mo e n El cuarto de atrás, la f ig ura de l hom bre (Tomás) como contrapunto raciona l y eq uili brado de una mujer to rturada y co ntrad ictoria (Ág ueda So ler, que se a utoca li f ica de ' im petuosa' e ' indec isa' -p. 92). E sta manera de ser de la protagoni sta, cuyo nombre no conocemos has ta su prime r encuentro con Rosario Tena, cuando ésta le pregunta por ella mi sma (a nteri o rm e nte -p. 112-, al escribir al doctor Núñez, só lo se atreve a f irmar co n sus ini cia les, lo que ace ntúa la amb igüedad de su perso nali dad fre nte a la de s u madre, que se llama igual), prov iene de sus ca re ncias afecti vas (padres di stantes, a ma ntes ocas ional es) y de la ause ncia de una identidad propia. Pero lo que más me ha ll a mado la ate nción de Lo ra ro es vivir es s u perfec ta co nstrucció n alrededor de este leitmotiv: la relac ió n de amo r-od io, de atracc ió n-rechazo, y de identificaci ó n-rebeldía que se estab lece e ntre Ag uda L ue ngo (l a madre muerta, fam osa pintora) y Águeda So ler (la hija de una fa mili a a rtístico- intelectu al, educada con to le rancia y en la independenc ia s in repres iones, q ue no acaba de e nco ntrar su lu gar e n el mundo). Todo ello dispuesto en un re lato c irc ul a r, de estructura cerrada , que tran sc urre e n s iete días, más un epílogo s ituado dos años más tarde. , V éasc lo quc cscri be n al rcspccto Ca rm cn A lcma ny y A nt oni o V il anov a. C f. Ado l fo Sote lo V ázqu cz : op. cil. , p. 138, nota J.


I E l círculo se abre y se cierra en el sana-

CRíTI CA- NARRATIVA

torio geri átri co y co n tres pe rso naj es

esther bartolomé-pons

clave: e l doctor Ramiro Núñez y e l ab uelo Basilio, que só lo aparecen ahora y a l c ie rre d e la nove la , y Águeda So ler, transmutada al final e n Ág ueda Luengo. Ramiro Núñez, ho mbre e ni gmático y atracti vo, que parece co nocer muy bien a Águeda-madre, es el detonante de una acc ió n catali zada por Basilio Luengo, perso naj e-arquet ipo de la lucidez premo nitoria den tro de la de menc ia senil. Esta acc ión no es otra cosa que el desdob lam iento de Águeda So ler en una interpretació n psicodramática que le permite com prender, aceptar y amar, por fin , a su madre; lo que equi va le a e mpezar a comprenderse, aceptarse y amarse a sí misma. Es un a situ ac ió n catárti ca provocada inte nc io nadamente po r e l doctor Núñez, que conoce -o eso, al menos, parece desprenderse tras la lectura de la escena sorpresa con que termina la novela- e l problema de personalidad de Ág ueda- hij a. Ún ica mente grac ias a la cri sis interna sufrida durante la conversación con su abuelo puede Águeda dejar atrás definiti vamente la adolescenc ia, con sus inseguridades y mentiras, y co nvertirse en la muj er nueva, madura, segura de sí y de su amor, tota lm ente di stinta a aquell a que un a semana antes gritaba: «No quiero te ner hij os nu nca, nunca . iJamás en mi vida! » (p. 20), Y que esa mi sma noc he queda embarazada de la niña que, dos años después, reprod uc irá los mi smos gestos y la misma pregu nta que primero hicieran su madre y su ab ue la: ¿Dónde?

Lo raro es vivir encaj a perfectamente dentro de l grupo de novelas que nace n de lo que en otro lu gar he ll amado «la neces idad de catarsis del escritor» 'o. Mi interés por ell a es, e n consecuencia, doble: como ob ra narrativa, cuya lectura me ha proporcionado un cada vez menos frec uen te placer estético-creativo, y como objeto de análi sis para seguir profundi zando e n las raíces psicológicas de la creac ió n literaria, uno de mis ac tual es intereses de trabajo. Un último interroga nte para e nl azar con esta c uest ión: ¿ha pretendido Carmen Martín Gaite, con esta novela, desdoblarse e ll a también, adop tando e l punto de vista de una hij a anul ada por la fuerte persona lidad y el éx ito de su mad re muerta, para así exorcizar sus re lac io nes co n s u propia hija fa ll ec id a ig ua lm e nte hace pocos años?

er. Esthcr Ba n o lomé- Poll s: La Iileralllra ('011 /0 psicodrallla, Barcarola (A lbaccte), 5 I -52 (di cicmbre 1996), pp. 327 -336. 10


CRíTICA-NARRATIVA

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r

U

f O

rufones

RUFO RUFONES GREGORIO GALLEGO EDICIONES LIBERTARIAS.

La última novela de Gregorio Gallego es sin duda una de las más ambiciosas por él escritas y publicadas. Una sátira despiadada, a la manera valleinclanesca del llamado hombre Providencial, Rllfo Rufol/.es que sin duda pronto será identificado por el lector. El Dictador visionario extendió sobre su país un tiempo de silencio y crueldad que la imaginación del novelista denuncia desde un punto de vista tanto literario como indaga ndo en el perso naj e, en sus manías, en su fa lsa leyenda, en esa aureo la de la que se impregnó como si fuera un nuevo guerrero cuyo imperio hac ia Dios le iba a inmortalizar. El de la cruzada afri ca na, el cazador de animales y hombres, pierde la memori a, se interroga sobre quién es, ha sido, él, cuyas estatuas de mármol o bronce se ext ienden por todas las plazas y call es del país convertido en su feudo, va a repasar su vida, y en ell a su ti empo que ya pertenece a la hi storia en co laboración con el astuto Blasillo, que le sobrev ivirá y terminará sus días en Marruecos. Obra que continúa indagando, testimoni almente, en la España del siglo XX au nando aquí a la memoria y el testim oni o, la ironía, el juego literario, y la parodia.


CRíTICA-NARRATIVA ~

l O S

narradores

cautivos

L OS NARRADORES CAUTIVOS. JESÚS MARTÍNEZ SÁNCHEZ, A NTON IO MARTÍNEZ MENCHÉN, JOSÉ MARIA MERINO.

los Narradores Cautivos

A LFAGUA RA, SERIE ROJ A.

U na triple o br a con fines narr at ivos y ¡La Literatura Universal en una emocionante intriga novelesca!

didác ti cos encierra este ori g in a l, profundo

y bello libro , qu e, pe se a ser publi cad o por una edi to rial poderosa y bi e n publicitada no ha encontrado apenas eco en la info rma c ió n y l a crítica de nue st r os med ios. E n el m e r ca d o, a d e m ás de la invers ió n e n pro paga nda , el c li e nte li smo,

" • l'

la su ped it ac ió n a lo « v is ua l» , ex iste e l am igui smo, los clanes, etc. Historia bi e n conoc ida es ta de la supeditac ió n y degradac ió n de la lite ra tura a mo d as u ot ros más osc uros intereses . Tres auto re s se repa rte n la auto ría de la obra desa rro ll ada e n tres planos:

·1


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CRITICA-NARRATIVA

a) U na estruct ura argum ental que reali za las fun c iones de hil o co ndu ctor de las narrac io nes co nte nid as e n e l libro.

b) Los relatos, que por un lado rec rea n grandes mitos de la hi storia de la li teratura uni versa l, y por otro sirven para trazar un puñ ado de bell as historias. c) Los co mentari os literari os, qu e las anali zan y dan pautas para que profeso res y enseña ntes puedan debatir co n sus alumnos el ayer y e l hoy de la literatura, al tiempo que in troducen cuesti o nes propi as del ti empo en que vivim os: li teratura vis ual, influ encia del c ine, e l tema de los géneros literarios, la introspecc ión, el pu nto de vista del narrado r, el sent ido de los monó logos, las interinfluencias, el anacron ismo y la veros imilitud , el rea li smo, las censuras, los aco ntec imi entos hi stó ri cos y las revo luciones, el papel del marxismo o de l ex istenc ialismo, de la fil osofía pl ató ni ca, el erotismo, el nihili smo, lo fantástico y lo marav ill oso en la narrac ión, etc. En cuanto a los relatos, desde los dra mas o la épica gri ega a Antoni o Mac hado o Faulkner pasa ndo po r la Biblia, las Mil y l/Ila /l oches o el Robin soll Crusoe. Reescritura, reelabo ración, vuelta de tuerca, en prec isas y prec iosas creacio nes que pueden leerse engarzadas en el libro, al hil o de su trama narrat iva y de las reflexiones y comentarios crít icos que susci tan o de fo rm a indi vidu a li zada y disco ntinua. E l hil o cond ucto r de la obra es a su vez un a peq ueña nove la poli cíaca que narra el secuestro en un hotel de E l Ca iro de un grupo de profeso res que parti cipan en un Congreso Intern ac ional de Literatura por un gru po militar qu e se autodenomina «Ejército Popu lar de la Vo luntad de Alá». Toda literatura tiene sus influencias: lo importante es que éstas esté n bie n as imiladas y que sirva n para crear una nueva y herm osa obra . Y es to es lo que aporta es te imaginati vo y nece sa ri o libro, en e l que, como se in d ica e n la Advertencia, «gentes al servicio de la imag inación li terar ia, un os c uantos rehenes, in ventaron el modo de entretener la espera y ap lacar el temor que se ntían mediante una actividad co lectiva que pudiéramos ll ama r decameroniana». So n Los Narrado res Cautivos. Por ello, in sistim os, nos ll ama la ate nci ón el inc ompren sib le sil encio que ha acompañado a su publicación por quienes luego no dudan en rendirse a otros imilares productos extranjeros - recordem os el fenómeno de Sophie-, ignorando la imaginación y el trabajo de los creado res españo les. Mi opía o cero en conducta literaria, todo va le para definir nuestro estado de las letras.


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6ven es en el marasmo de la vida actual santos sanz villanueva

Las pocas pági nas de su capítulo ini c ial dan c laves sufi c ientes paras adsc ribir

Una cosa es el silencio a un tipo de novela de rec ie nte acuñación y, a l parecer, de algú n éx ito. E n ellas encontramos a dos veintea ñeros, Juan y Sergio, en paro; se habla de droga; se trata co n rechazo de un a ci ud ad de la que se ofrece a lgú n detalle preciso; no falta léx ico ma lso nante y, en fin, por no agotar los datos, se prese nta a los personajes e n una búsqueda dentro de l «maras mo de la vid a» . E l relato, e n efecto, responde a un modelo de hi storia urbana en la que se desarrolla una hi storia j uve nil a l contra lu z de sin sentid os y utopías. En e l también breve ca pítul o f in al sabemos que un o de los j óvenes, Sergio, qu iere hacer un a novela que sea co mo un grito, e n la que va a echar hasta «las flemas del alm a», c uyos personajes robarán la voz al narrador y que «tran sc urrirá en una so la noche, e n Madrid ». Es e l es pac io y e l tiempo, y ap roxi madamente e l to no, de Una cosa es el silencio' , lo cua l des ve la una postura de tipo culturalista. So bre ambos pivotes de act uali dad - testim o nio e impli cac ió n de l arte e n la vida- monta Ignacio García Va liño la anécdota de su nueva o bra, e n la c ual desc ribe la peripec ia llena de perca nces de dos ami gos que busca n a una ch ica, Sara, en la a ludid a noc he madrileñ a. Ese tiempo reducido da bastante de sí. Da, en prim era in stancia, para hacer un retrato osc uro de un a urbe grande, castradora, mo nstruo tentac ul ar que representa e l escenario sobre e l q ue se emp laza la imagen del caos material y mora l modern os . También sirve para que el deambular por sus ca ll es o parques de unos perso naj es sie mpre pe rpl ejos y descorazona-

. Ignac io Ga rcía Va liñ o, VI/a cosa es e/ si/el/do, Barce lona , Destino, 1999,247 p.p.


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dos retrato de un alto grado de deses-

sa nto s san z v illanu eva

peranza presente, y de falta de futuro, de un a ju ve ntud inteli gente y fo rm ada pero sin hori zo ntes palpa bl es .

Estos componentes nos ll eva n ante una novela de un costumbri smo crítico co ntemporáneo . No fa lta en ell a el mendigo urbano, ni los bares de copas, ni la problemática laboral o referencias a la cOITupción moral. Como está contada a través de un narrador culto, iróni co y con frecuencia di stanciado de los sucesos, la c iudad y c ierto sector de la vida moderna se presenta n con notable pl as tic idad. Hay documento crudo de una realidad deteriorada, pero ta mbién cabe en ella el co mentario perspicaz y la referencia li terari a; las descri pc iones que rec uerda n estampas conve nc io nales se alteran con pasajes construidos en clave de comedi a ; la crítica pura se contrapesa con epi sodios ll enos de ternu ra o melancolía, y con anécdotas humorísti cas. Es ta vertiente costumbri sta, sie ndo muy re leva nte, no ago ta e l se ntido e l libro, e l cua l se e nriquece dota ndo a esa hi stor ia a lgo sim ple de una dime nsió n míti ca. Los dos chi cos buscan a la chi ca e n una peripec ia que tie ne algo de incursió n e n un laberin to, e l de la ci udad modern a. Sara se co nvierte e n el mito in a lca nza bl e, obsesivo, escurrid izo. Pero ta mb ién como justificació n de la vida y co mo exc usa para sa lir del «laberinto de horm igón». La per ipec ia de los tres j óvenes da un a versió n actual de la fáb ul a del Minotauro -y a e ll o se refiere el narrador -, a la vez que rec uerda una Odisea en peq ueño. A esta insp irac ió n clás ica hay qu e añadir otra rec iente, y tambi én aludida ind irec tame nte: la persecuc ió n de la Maga por Horac io a través de las call es de P arís e n Rayuela de Cortázar. Ga rc ía Ya li ño recrea una fábul a de madurac ió n, de descubrimi e nto de l mund o y de acceso a la defin iti va mad urez emp lazada en un marco y un as c irc un sta nc ias presentes . E l enfo que c ulto y e l proceso mitifi cad or de la hi s tor ia supera n con mucho los ri esgos de s uperfic ia lid ad de es ta re producc ió n neocos tumbri s ta del mundo . Además, no le fa lta a l autor perspicac ia e n la mirada y la hi sto ri a se desarro ll a a un ritmo narrati vo sos te nido . Es tas cua lidades re ve lan ap li cac ió n y cierta destreza, pero la nove la, e n co njun to, só lo ti ene un 'di sc reto in te rés, debido a una fa lta de a mb ic ión auté nti ca . Qui zás sea e l prec io -co mo e n ta ntos casos que vemos todos los días- de co nve rtir la escritura en un ej e rc ic io o e n un oficio. Hago esta apostilla, que pod ría parecer te merari a, po r dos mo ti vos . Pri mero, porque desde el punto de vista de la persona li dad, e l ¡¡ uto r ll eva un ca min o franca mente declinante , pues poco queda hoy de l enfo que ori g in a l q ue se notaba no hace mu cho en su fábula hi s tóri ca Urías y el rey David. Seg undo, porq ue e l autor posee virtud es e in stinto narrat ivo s ufic ientes como pa ra to márselo e n serio y ex igi rl e más de lo que ofrece .


CRíTICA-NARRATIVA

modernos

y

i:a

clásicos

ESCUCHANDO A FILOMENA MO ISÉS DE LAS HERAS. MUCHN IK EDITORES.

Co n un nu evo di seño aparece es ta co lecció n de la editoria l pe rteneciente a l «Grupo 62». La novela Escuchando a Filolllena de Moisés de las Heras, f ue ga lardo nada co n el II Premio Joven de narrativa po r un Jurado compu esto po r A ndrés Sorel como Pres iden te y Rosa Regá s, J. M. Caba ll e ro Bona ld , Ju a n Man ue l de Prada , Anton io So ler, y Joaquím Pa lau como vocales. E l autor, li cenc iado e n F il o log ía Hispánica es profesor en Ta lave ra de la Reina. U na obra que rinde tribu to a perso naj es como e l Arc ipre s te de H ita, e l Infan te don Ju a n Ma nu e l y otras f iguras hi stóricas y li te rari as del sig lo XIV, y en la que destaca e l tratamiento del lenguaje y la reco nstrucc ió n fil osófica, cos tumbri s ta y política de la época de l rey A lfo nso XI. E l protagonista, Gut ier García, un anciano sir viente del palacio, sueña vivir s us últim os años lej os del mundanal ruid o de la Corte. Las leye ndas medievales e hi storia s antecedentes de La Ce/estina, Lázaro de TOl'lnes .

El judío errallte se entrecruzan e n los caminos de esta orig inal nove la .

Moisés de las Heras Escuchando a Filomena


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Reproducim os un brevísimo fra gmen-

CRITICA-NARRATIVA

to de la mi sma. CUENTO VIII Lunes ... Largo ca mino de moscas y sudor. Moscas rej oneadoras, patonas, enredonas, veris dulc is in tell1pore florellti stat sub arbore, dulcis alllor!, todo se hacía

mosca en mitad del ca mpo, y no había más que moscas. i Y có mo so naba el zumbe, derrumbe, calambre de oídos ! Muy pesadas eran las moscas. iY vo lver y zumbar y ll egar y venir y sembrar y cuartal', y segarte el oído y rondar!, y el so l se arras tra co mo un a ca mada de perros rec ién paridos que babean y chill an. - ¿Adónde vais, mi caba ll ero? Hacía ca lor y en medio del calor só lo había moscas y Gutier, podrido y el oído, aturdido, hacia nidos de moscas en sus orejas. Polvo y moscas, mezcl ándose, que Gutier apartaba. Pero ya pasados Galisancho, Ejeme y Siete Iglesias, ni se entretenía Guti er en apartarl as. Dejaba que lo comieran. Nunca se vio Lunes de Aguas tan poco aguado y tan testinero. A veces cesaba el zumbe de moscas. Y a veces se oía con más claridad el luliana cum sorore, dulcis alllor! Se vo lvió a dejar oír el «Adónde va is, caba ll ero», cuando ya estaban a su es palda.

Los eucal iptos

El Con tinente australiano va a oc upar este año grandes espacios en las televisiones del mundo co mo efecto de las Olimpiadas que en él se van a celebrar. La obra Los eucaliptos de Murray Bail, nacido en Adelaida en 194 1 nos introduce en su paisaje físico y humano a través de una histori a que entronca con las viejas leyendas y cuentos de amor. La idea es sumamente original. U n gra nj e ro de Nueva Gales del Sur decide conceder la mano de su bella hija al hombre que sea capaz de reconocer todas y cada una de las especies de euca liptos que, provenientes de países remotos, ha traspl antado a su finca a lo largo de los años.


CRíTICA-NARRATIVA ~

u n

narrador

d e

r a z a

LA MANO QUE APRIETA .

JosÉ F. RUlZ

MATA.

Madrid, EDITOR IAL CALAMBUR, 1999. 17 6 págs . José R uiz Mata (Jerez de la Fro ntera, 1954) es un «profesor de energía» que no se anda con rodeos para contar hi sto rias. P lantea miento y desenlace quedan diluidos en la a nudada trenza de peripec ias (1 parte: La osc ura mirada (La jugada), pág . 11.

JI parte: Perseguido co mo un ba ló n (Galería de artistas), pág. 33. III parte: E l contraataque, pág. 127 ). E l p rotagon is ta c ue nta retrospectivame nte s u aventura metie ndo al lector desde e l primer mo mento en mitad de los hechos. Una mi steri osa e inte resada a ma nte co nfía al protagoni sta una espec ie de Caj a de Pandora, cuyo contenido será salvaguardado lea lmente de la curiosidad pro pi a y de la ambición ajena. Este rec urso se co nstituye e n e l eje que mo tiva la incesa nte y do ble pe rsec uc ión a la que el protagonista se ve so metid o c uand o s u ama nte desa parece en un ince ndi o. Una pe rsecuc ió n es ex terior y argumental me nte o bvia, la que sufre po r parte de

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los esbi rros que inte ntan recuperar la enigmática cajita, y

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que sopo rtará la urdimbre de pe rso najes y situac io nes. Pero

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hay otra pe rsec ució n, que es la que interi ormente va n ge nerando los pro pi os va ive nes y hechos que, como una estela, acosa n a l pro tago ni sta e nredando s u dest ino. A l e ludir tan escato lógico co ntagio, se revela la ve rti e nte s ubj eti va del narrador, quien, bosquejando un esc ueto bagaj e de conviccio nes más que con fo rmi stas, .se ve impelido a desarro ll ar e l es fuerzo que puede e na ltecer un s ino ad verso o just ifi ca r

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un falaz acomodo a las circunstancias. «Lo importan te no es la verdad , sino lo que cada cual es capaz de creer en su interi o r» (p. 103). El re lato, pues, se ba lancea en tre la acc ión y la reflex ión del protagoni sta, que se desc ubre como ab negado héroe cuando ac tú a y padece, pero como redomado vill ano cuando delibera. La rea lidad suprema que impera sobre los ac tos y las concienc ias, «la mano que apri eta», es la Organi zac ión, que otros ll amaron, también may úsculamente, el Sistema. Su elemento e instrumento es el dinero , que establece la frontera de l bien y del mal , del di gno bienestar y la ruin y anodina indi genc ia. «Todo e l mundo tiene su precio, y si tú no te vendes, es porque nadie qui ere comprarte» , nos espeta a cada paso el narrado r. Como era de esperar, este resignado nihili smo se ve conducido vigorosamente hasta una llana y justi ciera truhanería, cuando, tras sucumbir al sistema, usurpa parej os argumentos y métodos para to mar ve nga nza de engaños y padec imientos. Descripción y carac teres, juego de referencias y alu sio nes, encuadre de la estructura narrati va, parecen no importar mucho , menos aú n cualqu ier ati sbo de ac titud ejemplari zante; sin embargo, la narraci ón flu ye deca ntándose en cada uno de sus e pi sod ios y el protago ni sta no deja de exhibir un vago sentimiento de íntima di gnidad contra la continua pres ión de sus des venturas. Por ev itar morosas descripc iones, los personajes carecen de no mbre, y aunque parezcan no neces itarl os, pues se co nstitu ye n en prototipos definidos por la mi sma acción o por sus hechos y pa lab ras, e incluso por la anécdota o la mera apari encia externa, el vigor de la narración co nsigue que se ec he en falta una sencill a deno minac ión de los caracteres que las mi smas situac iones han creado. La elucubrac ió n de ambie ntes literarios en los que sus personaj es adqu ieran un a vid a propi a, siempre al soca ire de su excl usivo mundo de fi cc ión, interesa bastante menos que la trabajada bú squeda de la perplejidad y de la ironía que justifi ca la sa lida chu sca o la anécdota sarcástica. Lo más importante es e l fogonazo de la acc ión, cuya trama se res uelve con prontitud y eficac ia para pasa r al sigui ente ep isodi o introducido mediante una breve y tajante di sertaci ó n de acue rdo co n e l esquema ya indi cado de acción y reflex ión, que res ulta, por lo demás, imperceptibl e: «Con el propio arte se oc ulta el arte», vinieron a decir los clás icos. Por todos estos moti vos, Rui z Mata se confi rma como un narrador de raza cuyas hi storias enga nchan irres istiblem ente al desocupado lector, segú n ha ve nido demostrando ya con s us cuentos El talud de cristal (1991) y, sobre todo, con sus anterio res nove las, El hombre que nos acol1lpaíia (1993) y Selllilla de áloe (1995), de estructura más co mpleja esta últim a sin re nunciar, desde luego, al vigo roso emp uj e de la acci ón.


Crónica de «La otra gente» de Castellón

CRíTl A-NARRATIVA

~

E l autor nació e n A ceuchal , Ba dajoz , en 1932. E migrante un tiempo, inició sus trabajos literarios en revista como In suLa y El Urogallo. Ha publicado va ri as novelas y vó lum enes de c ue ntos. E n su introducció n, A na Garc ía esc ribe: El sentimi ento y la co nciencia de que la vida se refl eja en cada uno de los perso naj es que deambul an por estas páginas, de sus ilu sio nes a sus asuntos ante los oj os vigilantes de l autor, es e l eje vertebrador de Crónicas de la otra gente. E n ell as Cá ndido Sa nz nos acerca a lo senci ll ame nte natura l para ll e narnos de hum a nidad, le importa dar no mbre, dar corpore idad verbal a sus personajes que es un modo de fijarlos en la hi stori a. Los héroes o antihéroes de su Otra Gente son te mporales y a la vez intemporal es porque sigue habi endo pescadores de cañ a y hombres que c ircul an con bic icleta, mendi gos tras nochadores en las pl azuelas y jóvenes inqui etos ante la presenc ia poli cial, a la vez que nos trae e l sabo r a una vida de «anti guo di seño» podríamos decir, en la que se recuerda la presenc ia, e n los mo ntes del M aestrazgo, de El Maqui, o e l laborioso te ndido de las primeras líneas de te léfono.

El pozo de los deseos

E l autor nac ió e n B a rc e lo n a, e n 192 5 ,

d o nd e

vi ve . H a publi cado cinco libros de re latos, e l prim ero Aljaba e n 1958. U na reco pil ac ió n de a rtíc ul os s uyos v io la lu z co n e l títul o

Di ve rs iones el! g ris, 19 9 8. F und ó e l pre mi o Leopo ld o Alas . Para los perso naj es y lecto res de es tos cato rce c uentos del nue vo libro de Es taban Paurós ue P a lac ios, tod o lo q ue

ESTeRAN PADIlÓS DE PALA CIOS

EL POZO DE L OS DESEOS

)


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acontece tiene dos caras. En una está

CRITICA-NARRATIVA

lo que se admi te como cierto, en la otra, ines perad a, se nos revela la realidad . Sorpresa, pues, y final como finalidad, tan pro pios del autor. En Si estás aquí, da un golpe, el comi sario Sánchez-Tell o desc ri be , en una extraña ses ió n de esp iriti s mo , un oc ulto y dramático sec reto . En Log roiio-Orient Express asistimos, e n e l compartimiento só rdid o y am enazado r de un tre n, a l encuentro, lleno de peripecias, entre un hombre e ni g mático y una bella pasaj era. E l hum or y la capacidad de evocació n de épocas pasadas los ha ll amos en Muerte a veintiocho pasos; yen El físico y

la física, un a tri via l reflexi ó n sobre el amor co nduce a Isaac Newton por los ca min os de la ley de la gravitaci ón uni ve rsa l El pozo de los deseos, que da título a l libro, nos muestra la ambigüedad de los sentimientos y de qué modo en un a dec isió n de asesinato juegan lo aparente y lo real. Son c ue ntos en los que el autor conjuga e l in ge ni o verbal co n la capacidad para ar ras trar al lec tor a través de la intriga y la iro nía , en un sorprendente a larde de buen hace r literario y dominio narrativo .

Nació César Ru-

Arca de Antigüedades

Arca de antigüedades

bín en un caserío de

Mieres

del

Cam ino y escribe t anto en

bable

como en castel lano. De fami li a minera , ha trabajado más de c ua renta y cuatro años e n la min a te rmin a nd o a l fin como Fac ultativo por la Esc ue la de Mieres. A los ve inte añ os ya escribi ó un a nove la con estos temas, Luz en las

tinieblas, y pos teri o rm e nte ha cont inuad o mos tra nd o ese pa isaje fí s ico y human o a través de poe ma s, nove las y e nsayos, s iend o a la vez fotógrafo . E n la presente obra in ves ti ga e n torn o a los mi steri os que enc ierra la mág ica montañ a de Mo ntsac ro. La no ve la ll ev a un pró logo esc rito por e l Alca ld e de Mo rcín, Jua n Manue l Ri o nd o Mi e l'.


CRíTICA-NARRATIVA ~

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1a

iteratura josé ruiz mata

TARDE SIN ORILLAS. RAMÓN PÉREZ MONTERO.

Sevilla, EDI CIONES

ALGAIDA,

1998.

Ardua tarea se impuso Pérez Montero a la hora de plantearse escribir esta novela, difícil labor porque, siendo hombre, elegir como forma la de un monólogo fe menino ya es de por sí compli cado, pero, además, decidi ó que la acción no sobrepasara en ningún momento las paredes de una casa, la casa en la que supuestamente nació la protago ni sta, se pasó toda su vida y al lector le queda la sensació n de que, si nadie lo remedi a, en ella morirá. Si todo esto parece poca di ficultad para ahondar , en cas i trescientas páginas , en la vida de esta mujer, la nómina de personajes no da tampoco para mucho juego: el padre de ella, el marido y el hijo. Impo ni éndose tantas limitaciones, a Pérez M o ntero só lo le queda e l campo que desde un primer momento ha pretendido y dej a bien cl aro: el puramente literario. Así nos embauca en una prosa elaborada, ll ena de adj etivos ori g inales y a veces curiosos, de im áge nes que se superponen, de metáforas, de desasosiegos , que giran alrededor del lector y lo va n llevando por las paredes de esa casa y a través de los años como si e l tiempo no ex isti era y todo fuese un presente, un ti empo si orillas . E l padre, símbo lo de un pasado inane pero, como todo pasado, prov isional; el marido, el presente desa le ntador; e l hij o, el futuro de esperanzas que nunca se conso lida. Todo empi eza co n la supuesta ll egada de la nuera con una carta en la que e l hijo di ce que se ha marchado para siempre. Y la mujer da ri enda suelta a sus pesares y se va conta ndo a sí mi sma, como si se lo dijese a la nuera, todas sus frustracio nes , todos sus abandonos, todos sus trabajos no recompensados . Y los cuenta hacia su interior porque ya no le queda, porque nunca tu vo a nad ie a qui en narrárselos y decirle cómo su nov io la dej aba arreg lada esperando in terminables ta rdes; de cómo un d ía del Corp us, después de aauardarl o durante horas, fu e la única ocasión en que no qui so abri rle la puerta y dej ó que se marchara; de có mo, ya casados, el marido estuvo


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cinco años vivie ndo en la mi s ma casa

Jos e rUlz ma a

pero sin querer verl a y sin diri girle una so la palab ra. E ll a tambi é n se refi ere a unos hombres que ape nas habl an con un

padre que huye de la luz porque ésta le asfix ia, con un marido sin carácter que nunca sirvió nada más que para beber. Y recorriendo todo el texto un po rtó n de la call e que cada vez cuesta más trabaj o ab rir y q ue al fin al cas i no dej a espacio ni para e ntrar, pero q ue, pese a las pro mesas del marido, nunca nadie repara. Novela intimi sta, mo nólogo de una mujer encelTada e ntre los muros de una casa e incapaz de salir de sí misma, escrita a grandes párrafos, s in ning ún tipo de di álogo, porque nunca importa lo que los demás te ngan que decir, lo que los otros personaj es puedan pensar, es e ll a so la la protagon ista de su hi stori a. De una histori a que nunca nad ie le dio posibilidades de que se pud iese desarrollar con la indepe nde ncia necesari a co mo para que ell a tu viese conciencia de que vivía su pro pi a vida. Todo está ll e no de fantas mas, de rec uerdos que circ ul an por la casa . H as ta la prop ia nuera se nos puede antoj ar como un espectro más del recuerdo de esa muj er que ni siquiera sabe discernir e ntre un mundo rea l y su pro pi a conc ie ncia.

José S il es Artés nac ió en GalTucha,

Paseo del príncipe

en la provinc ia de A lm e ría . Rea li zó estud ios de Fi lología Inglesa y ha ejercido la enseñanza en di verIJ;.I Al.BLJM

sas ciudades. Publicó el primer li bro de cue ntos, Umbrales en

DE LOS Al\;OS 40

1963 y en el 72 el poemari o Papeles Palabras. Ha rea lizado estudios li terarios, traducciones etc. Su anterior novela, Los tran-

vías de Grallada vio la luz en 1998 . Subti tulada la presente como UIl álbul/l de los mios 40. Su eje argu mental es el siguiente: Jos" SilcsArt'"

El Paseo del Príncipe es la ca ll e princ ipal de la med ite rrá nea ciudad de A lmegía , do nde sus hab ita ntes se e nc ue ntra n, se

conocen y se solazan. Al Paseo --como los almegienses le lI ama n-

se viene a bus-

car pareja, a pasear con ella si se la tiene, o a charlar un rato con los amigos. Esta mos a finales de la década de los cuarenta, vigentes aún las sec uelas y los ecos de la Guerra Civil. Están racionados los alimentos y hasta los tej idos y e l tabaco. A los almegienses les despierta e l rosario de la aurora y suenan todavía clarines y timba les triunfales mientras el periódico local insiste -y algunos lo creen-

que aq ue l es el

mejor de los mundos posibles. Los espíritus inquietos y románticos, sin e mbargo, encuentran más gratiticante el delirio de sus sueños .


CRíTICA-NARRATIVA ~

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UN LEÓN EN LA COCINA JULI A OTXOA

Las Tres Soro res. Prames Es te prec ioso li bro de Juli a Otxoa ll eva ilu strac iones e im áge nes de Ri ca rd o Ugarte. U na c in cuentena de narrac iones cortas le co mponen. R eproduc im os un a de las co ntenid as en el vo lum en.

EL TROMPETISTA El ho mbre o bser va aterrado có mo en la casa de enfrente, un a niñ a de cort a edad ha sa ltado desde la ve ntana y ju ega peli grosa mente por la estrec ha co rni sa del ed ifi c io, pi ensa que si le gri ta qu e se meta en casa se as ustará, perderá el equilibri o y se caerá al vaCÍo . Está mu y ner vioso, no sabe qu é hacer para ev i ta r el inmin ente acc id ente, en vuelto en sudor se im ag in a el d im i nuto c uerpo de la niña bajan do co mo un bó li do aque ll os cuarenta metros qu e le separa n de la ca ll e. De pronto ti ene una idea, él es mú sico, cogerá su trompeta y tocanl atrayendo así su atención, postergando de ese modo el fatídico momento.

y espe ranzado se po ne a toca r la trompeta, pero la ni ña debe de se r to tal mente sorda


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po rqu e ni s iqui e ra le mira. A s í qu e

CRíTICA- NARRATIVA

desesperado guard a la tro mpeta e n su estuche y sa lta f ue ra de la ve nta na, ah ora é l tambi é n es tá so bre la corni sa , y la niñ a le mira co n oj os aso mbrados . E l ho mbr e a pr ovec h a s u c uri os idad p a ra sugerirl e juga r a ve r qui é n se mete antes e n casa , pero la niñ a le co ntesta que ese juego le ab ur re, que lo ha jugado muc has veces y que lo que e ll a q ui ere es tirarse desde lo alto p a ra cae r so bre un o de aqu e ll os g rand es ca mi o nes que pasa n po r la ca ll e para irse a otra c iud ad. E l ho mbre se d a c ue nta que e n rea lid ad él tambi én desea lo mi s mo, po rque la c iudad se ha puesto in vivibl e, pero mi e ntras lo pi e nsa, ~ .

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la ni ña se h a se nta d o so bre la co rni sa y ba la ncea s us p ie rn as e n e l a ir e, y e n un

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mo mento dado echa a vo lar, la ve des prende rse de la co rni sa e ir cayend o s uave mente en el vacío, has ta posarse sobre e l tech o de lo na de un o de aqu e ll os g ra nd es ca mi o nes

qu e pasa n atro nándo lo todo co n sus po te ntes mo to res . Sob re la lo na ve rde de l ca mi ón pa rece una ma ri posa blanca posada e n un a prader ita q ue se a lej ara e n med io del fragor del tráfico. Vuelve a entrar e n casa y coge como poseído po r la fiebre s u tro mpeta y sa le otra vez a la corni sa, co me nza nd o a toca r de un modo ta n herm oso y limpi o, que hasta é l mis mo se asomb ra, esto es lo más parec ido a virtuos is mo -pi e nsa-. Debo de es tar so ñand o. Pe ro no só lo é l es tá impres io nado, ta mbi é n e n todas las venta nas de los ed ific ios de a lrededor, co mi e nza n a a parecer ros tros aso mbrados , exclamacio nes, s us urros ad mirados, todos los so nidos ha n cesado para esc uchar esa mú s ica de tro mpeta que un hombre toca desde la co rni sa de l piso 14 del po rtal núm ero 7 de la Avenida L inean. La mús ica lo e mbri aga todo, la gente sa le a las corni sas y se lanza alborozada a l vacío pa ra caer sob re e l techo de lona de los ca mi o nes «vehíc ulo la nga tran s po rte inte rn ac io na l» qu e a todas horas cruza n la c iud ad at ro nándo lo todo co n sus po te ntes motores, y ya e l in sta nte es como un a e ternidad , un infinito cae r de ma ri posas bl ancas e n medi o de la música.


CRíTICA-POESíA ~

do mingo f. failde: dos poemarios desolados

En uno de nues tros últimos e ncue ntros e n A rcos de la Frontera, e l poeta D omingo F. Fa ílde no dej aba de mirar por la ve ntana e l cre pú sc ul o . Es tábamos en e l palacete que sirve de sede al Ayu ntami ento . Yo co ntempl aba abso rto e l artesonado mudéj ar, que e ra un c iel o fi cti c io, un cie lo in ve ntado, y é l miraba co n frui c ió n e l espec tác ul o de l po niente, e l tránsito efímero y rea l de la lu z a las so mbras. Me percaté mu y pro nto de que iba crec ié ndo le la emoc ió n por de nt ro, has ta que, espo ntáneame nte, me to mó de l brazo y me ll evó a su mirador para hace rme part ícipe de aque l li e nzo v ivísimo: «Mira esa lu z qu e no q ui e re m o rir se -m e dijo-; esa 1uz, esas rosas púrpuras que co ro na n los cerros. Es un a lu z de otro mu ndo .. .» . Y era mu y atinad a s u observac ió n, porque todavía quedaban de l so l sus últimos resco ldos y hacia lo alto e l c ie lo, aZLI I osc uro, multiplicaba s us es tre ll as. U n a r ea li dad amb ig u a se ab rí a p aso,


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CRíTICA- POESíA

fascinante, vertig in osa. Éramos con -

jo sé lupiáñez

templado res de privileg io, asomados, d esde aquel balc ó n a trevido, a un ocaso de e nsueño.

Reparé en la lu z, en esa pu gna de la luz co n la sombra. Y co mpre ndí por qué se demora tanto Domingo Faí ld e en estos símbo los, que resu me n s u guerra espiritual: el c hoque conflictivo de la lu z y las sombras, que no dej a de ser antesa la de mi s teri os, de preguntas más ho nd as, referidas al destin o de l ser. D esde aquell a ve ntana observaba el poeta , no ya el morir del día, o su res istenci a a hacerlo, sino la re presentaci ó n de un a ac titud vital, la suya; esa batall a de l espíritu por no sucumb ir, esa rebeli ó n, aun a sabi end as de lo impos ibl e de la e mpresa . Me he aco rdado de aquella esta mp a porque al leer su pe núltim a entrega, Elogio

de las tinieblas (C uadernos de Sandua, 41, Cajasu r, Córdo ba , 1999), he vue lto a ve r al poeta aso mado a esos pai saj es de co nti e nda de luces y osc urid ades . Así com ie nza s u poemari o, y los prim eros te xtos poeti za n es tas di coto mías. Desde e l territorio de la noc he, la realidad aso ma fa ntas magó ri ca. ¿Se trata del pai saje real y la tiniebla lo es porque la ve n los oj os del poeta o más bien es la tiniebla del espíritu la que a lumbra esas ficciones? Escenarios noc turn os, urba nos o marinos, e n los que e l creado r co nte mpl a y reflexiona: La oscuridad es un pre-

sentillliellto. Sed de verse habitado po r la luz (Pág. 9) ... y desenca nto o estupo r, cuando la mirada se asollla al vacío, po rque e n ese territor io de la noche as ume e l alma su indefen sió n irreversibl e: ... des-

cubrilll os que el cOllcierfO celeste, aquella música que nos fue revelada, era sólo vacío y soledad tan sólo. (Pág . 17). Desengaño, sí, de esti rpe medieva l e n el desdo bl ami e nto que P le berio Brinda pl anto de to dos-, o de raíz ba rroca, como se res um e co n téc ni ca de mini atura en «Natural eza muerta», o al modo a legó ri co en «Teorema» , por ejemp lo . La oscu rid ad, esa es la g ra n metáfo ra del libro, porque es lo osc uro tras unto de l desvalimiento del hombre, de s u condi c ión de náufrago

O

de mártir.

E l pes imi s mo y la deso lac ión ab undan e n la recreación de temas como e l de la brevedad de la vida o e l de la precariedad de la ex iste nci a, a menazada siemp re por e l dol or, la angustia, la enferm edad ; a lo que hay que unir la lTI t:u ilac.:ió n sobre la condi-


ción mo rtal del ser hum ano, en regis-

CRíTICA-POESíA

tro muy c la ra mente e x is te nc ia l. La

jasé lupiáñez

L iteratura acude y perfil a, a veces , o a ña d e nuev os s ab o r es a l di sc ur so . Rojas, Quevedo, Sa n Ju an de la Cru z o F ray Lui s, entre o tros , son evocados di recta o indirectamente. Algo del eco del Maestro de Leó n despre nde n estos versos del sobe rbi o poem a «E l s ig lo de las sombras», que a mi modo de ver res ume la poética de F aílde:

Va apagándose el siglo, con la misma premura con que encelldió su antorcha la esperanza. Su luz duró un m.muto, diez alias, veinte, treinta ... ; yo no sé: el tiempo justo para desvanecerse, dej ándonos sumidos no diré en las tinieblas sino en el desamparo, perdidos totalmente en una noche oscura, interminable. (Pág. 32 ) ¿No res uen an aquí, di go, los ecos de aque l F ray Lui s de «En la Ascensió n»? S i bien e n Faílde e l sentimi e nto de vacío se impo ne, por c uanto para é l la oscuri dad ex iste en los dos lados, de ahí su profund a desesperanza. E l do lo r a lca nzará , a veces, un a dime ns ió n panteísta y visio naria: de los astros, como de un ros-

Ira oscuro, descienden secas lág rimas sobre esta auro ra última (pág . 34). Es innegable que nos enco ntramos ante una poéti ca que ha sabido decantarse y confo rmarse a base de autoex igencia. La madurez del estil o es ev idente. U n le nguaje, quizás mucho más directo, se aprec ia ahora, un le nguaj e que dos if ica e l efectismo de las imágenes, pero que no se pri va de ell as , ni de extraer de las mi smas una renta mayo r, tal vez por su más poderosa fuerza hipnó tica; un lenguaje que va desde el apunte reali sta de l que observa lo externo y co ncreto : el mar, la ciudad y sus gentes, la cúpul a del c ie lo en la noche, etc., a un decir más abstracto, a un ca nto más a mpli o que reco nqui sta simbó lica me nte la escena coti di a na o ex presa su sa lm odi a me lancó li ca, con tende nc ia a lo ejemplificado r. U n le nguaje, en fin , que no renunc ia a la bell eza. Nunca pi erde las fo rm as Fa ílde, ni le ti e mbl a la mano, ni hace pe li grar el poema co n e l aso mo de alguna ironía o algu na c ita q ue pida co mplic idad a las inteli gencias . .. De cualq ui er modo es aq uí prioritari o tra nsmitir esa co ndic ió n vulnerab le del ho mbre, esa precariedad , ese destino rebelde de luz que qui ere perpetuarse e n la negrura, a pesar del im pos ible que lo impide. Este

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CRITICA-POESíA josé lupiánez

es el sentimiento que s ubyace e n e l di scurso del poeta. ¿P or qué razó n, e nto nces, bendecir la tini ebl a, e logiarl a? En e l últim o poema de l libro se res ue lve

esta paradoj a. No hay nada de satani smo en ello, ni impostado contagio demoníaco. Só lo e n la oscuridad brill a la única lu z del ser, en . .. esa calígine oscura que

ell vuelve con sus alas los violilles del despertar (Pág. 4 1). Poco margen le queda a la esperanza. De hecho, son es tos versos de ri vac ió n de un di sc urso anterior, all/plificativo de aquell a filosofía deso lada que se ac uñó en la trilogía fo rm ada por Náufrago de la lluvia (1 995), Manua l de afligidos (1995) y La

noche calcinada (1 996) . Aquí la contro versia e lemental de lu z y so mbra se convierte en ej e de un di scurso fata li sta, en el que se han apagado todas las ilu siones , pero la mordedura ex istenc ial persiste, co mo ocurre en su últim a entrega. E l título es ya antic ipo de su lectura desengañada, al pregonar de nuestro uni verso la im agen de un Conjunto vacío (Co lec. Pu erta del Ma r, n. o 49, Centro de E di c io nes de la D iputac ión de Má laga, 1999). E l referente matemáti co aporta incluso su abstracta fri aldad , su plas tic idad deso ladora, para ves tir la telTible oquedad que nos ex presa, la carencia esencial, la fragili dad en la que nos co nfiamos. N uestra patri a ex istencial es un conjunto vac ío. Todo lo más, se acerca n des poj os de o tros ti empos a nuestra ori ll a de l ahora efímero. Ecos, imágenes de q ui enes fuimos y en las que ya no nos reconocemos . L as tre, en defin iti va , del yo, que no encue ntra sa lida . A mu y poca di sta ncia se sitúa este Conjun to vacío de l tex to anterior. De hecho , persisten en é l las mi smas obses iones, e incluso el contras te simbólico de luz y som bra se ma ntiene a lo largo de todo el poemari o, gracias a un haz de va ri antes que se van suced iendo. Ya e n e l seg undo poema de l libro, tit ul ado «Umbral», co ncl uye e l poeta, por ejemplo: Porque sólo el tell/or y la oscuridad ofrecell al intrépido refu-

gio o el báculo inefable de la revelación. (pág. 12). Esas variantes parten desde la noche osc ura y alcanza n e l amago ascético de «Vía ilumin ati va» , en do nde la co ndena es seguir subiendo siell/pre, perdida la esperan za de toda recolllpensa (pág . 13) . U na especie de hu ida hac ia delante. Pocas certid umb res permanecen que no recalquen la precariedad de lo huma no: el paso irreversible del tie mpo, que todo lo muda; el fraude de los sentidos, el olv ido fata l de lo que fuimos que se ll a la muerte ... Así el poeta no encuentra más opción que ser con templ ador de esos fracasos, de esas otras vidas que discurren junto a la suya, camino del fin; contemplado r de sus muertes particulares, de sus destinos; feda tari o de un mundo sin propós ito, q ue discurre hacia la nada , hacia el vacío que nos define y nos aguarda. También es este libro trasunto de una decepción mayor. No caben ideologías , cretlos, ni confes iones que restañen la herida . Como no ex iste fe reparado ra de


tanta carencia, ni religió n pos ible que

CRíTICA- POESíA

dé confianza. E l escepticismo se abre

josé lupiáñez

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paso ante el orden desplomándose y

las lágrimas recamando la gloria del ulliverso (pág. 2 1). Así el poeta , con un punto de ironía , se burla de los ilu-

minados que se adormecen e n la creencia, en la esperanza ilusa que anestes ia las co nciencias. F rente a esas actitudes, la del poeta exhibe la lucidez de quie n no tiene más as idero que la amarga certeza de sus límites. De ahí sus reticencias :

Que es dádiva la vida, perseveran, y el atrio de lo oscuro se enciende con sus dogmas,

presagiando la larga noche de las hogueras. Con una sonrisa me despido de los predicadores, y sigo deambu lando por el Apocalipsis [pág. 21].

As í termina e l primer tramo del libro, co n estos versos del poema «Il umin ado s» , en donde sigue viva la cobert ura s imbó li ca (os cu ro-noche -

enciende-hogueras) y se hace ga la de cierto resabio, un punto provocador, que la ex periencia empuja hasta casi e l sarcasmo. Así concluyen esos «Si gnos inte rnos», puesto que el

DOiVIl N CO

r. FAÍLDE

segundo mo mento de l libro se detiene, fundamenta lm ente, e n acotar ese Conjunto vacío, ese te rrito rio mezcla de lo rea l y lo es piritu al, que aquí se no mbra co n metáfo ra reve lad o ra : «Deso lada intemperie» . E n e ll a quedam os todos, al pairo de la nada . .. y para transmitirnos ese ideal, e li ge e l poeta una cierta vía ilu strat iv a, por la que sus textos se acercan más a lo ej e mplificad o r. No e n ba lde e l tema de las ruinas aho nd a e n el barroco se ntir y pres id e es ta seg und a sa la. E l c reado r ex trae co nc lu s io nes de c uanto observa, y lo que obse rva sirve de ejempl o, a través de la parábo la o la a lego ría: Así -pensé-

el paisaje disu elve

ELOGIO DE LAS TINIEBLAS


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sus volutas: ciudades, mirtos, besos;

CRITICA-POESIA jo sé lup iá ñ ez

y tóm ase desllu do,!

CO I/ lO

el ma r o el

silellcio o el halo que precede a la dest ruccióll (pág, 25). La obses ió n de l poeta girará desp ués e n to rn o a l tema de la muerte, so bre e l qu e ta mbién se refl ex io na po r extenso e n la segun da parte de l tex to. Acotada s imbó li ca mente esa intemperie en do nde ti ene lugar e l d ra ma de la vida , la otra ev ide ncia q ue se ade lanta es la de la muerte; la muerte co mo esti gma de l ho mbre,

porque acaso vivilllos ensayando /l uestro papel de muertos (P ág. 28), co mo se nos d irá en «A lba de l descons ue lo». M uerte y so ledad , mue rte y desa mparo, como se proc lama e n «Pec ios» con desca rn ada in te nsid ad : Deslludo, pues, y

solo,! porque solo se es y se está,

CO /11 0

un árbol o un náufrago , entre la multi-

tud (pág. 29). Y un sen timi e nto más deses perante: la te rribl e f utilid ad de la ex istencia, s u sin se ntido, s u inutili dad, s u co nd ic ión de ser pa ra la nada. Todo esto se expresa de fo rm a adm irab le e n e l poe ma «Marina» , en e l que e l faro so litario, cíclope inev itab le, a lu mbra para nad ie e n la noc he: los haces encendi-

dos sólo testificaro!! la ausencia, la /l oche, la nada (Pág., 36). En «Marcas e n la fronte ra», te rcer apa rtado de l poemari o, la inc red ulid ad , fo rj ada tras tanto desencanto, no espera mil agro a lguno, de ahí q ue siga la m ue rte, prioritaria , s u ro nda; la m uerte p rosaica ta l vez, o la q ue ca mpea po r las c iudades deshuma ni zadas, o la de rostro azu l que desde e l ma r asoma . . . No hay redención, ni escapatoria pos ib les. Con un a nueva sere ni dad se da re paso a tanto desa liento. No es factible zafarse de la ma ld ic ió n q ue nos a pre mi a. N i la fama o el galardón endulzan brevemente en e l ca min o - i nada de oas is !- , pues que la conclusión fatal arroja un ba lance ate rrado r: e l úni co c rime n co ns istió e n esta r vivos y la vida no es otra cosa que exp iac ión de esa ex traña c ul pa. La oscu rid ad nos vence y la lu z -esos mínimos deste ll os de s ueños o deseosse apaga e n un mundo de so mbra s, junto a los otros fuego s fat uos de tantas existenc ia s. Dos libros desolados, e n fin, muy en la línea de l pe nsa mie nto que nutre la poética de las voces más disidentes; voces que contrastan co n ese otro sa lmo de aceptación de quienes se siente n con fortablement e a sa lvo, en un mundo bien hecho, de cuyo espejismo se a lim enta n. Libros, pues, para e l desasos iego y la duda, sentimientos muy en la línea de la corri ente de desencanto que desp ide a este siglo injusto y cu lpable.


CRíTICA-POESíA ~

arc hivo de imágenes-imágenes de archivo

ARCHIVO DE IMÁGENES-IMÁGENES DE ARCHIVO E ZEQUÍAS BLANCO E DITO RI AL DEVENIR

E l za mo ran o E zequías B lan co, direc tor de la rev ista Cuadernos del Mat elllálico , pub li có su prim er poem ari o Lilllit ac ió n d el vll el o en 197 9. Ah o ra pub li ca este Ar c hiv o qu e se co mpone de tres libros y recoge prosas , di álogos y tes tim oni os, de los qu e María V ictori a Reyz,í bal escribi ó en su crítica: «E l vo lum en que se nos ofrece brill a por su di ve rsidad f orma l y temáti ca .. . si algo pued e definir es te co njunto, ell o sea el l eve mente nos tál gi co reg istro del paso del ti empo, recog id o ta nto en el tran scurrir co mo en la inm ov ili dad aparen te de ciert os in stantes, y el polim or fi smo experim ental y v ital de cada tex to» . A su vez Ánge l Guinda , en su reseña, co ncluía co n las siguientes palabras: «Prosas, diálogos y poeIllas que nos co nmu eve n desde su natural cla-


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sicismo y su incursión en determina-

CRITICA-POESíA

das técnicas de vanguardi a, entre lo nayf y lo metafísico. Con gran capacidad para sugerir y asombrarnos ante los com pl ejos y diminutos mi sterios de la existencia, que nuestra sensibilidad archi va sin que nos demos cuenta». Reproducimos uno de los poemas contenidos en el libro IMPOSIBLE CONTEMPLAR LA TRAGEDIA DESDE DOS PUNTOS DE VISTA ¿ Por qué desilusión

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puedes ser hermosa?

Eres un pez que en el cieno se esconde eH

espera de llu via .. . Eres el agua mala.

¿ Por qué siempre tus plumas destilan patetismo

y venenoso es el eco de tu vuelo to rpe? Eres el dudoso polvo y el abrazo asesino. ¿ Por qué de su ca ricia desarmas a la rosa ... ?

De Eze quía s Blanco es ta mbién e l libro Memorias del abuelo de

U/l

punk , conjunto

de relatos public ados en la colección de Narrati va Ju venil de Los libros del Oeste.

EL CONTRAHECHO

En un pueblo de montaña e l co ntrahecho por la ca ll e arriba hac ia la plaza el prim ero busca el so l hac iendo movedizo lo que encuentra a su paso y justifica su diario ex istir con sus amo res: la deso lada mansión vientre del aire ululante la pa rra verde y el oli vo viej o y a ell os dedica es pec ialm ente por e l cri so l de l viento e l toque ju sto de su sa biduría cada tarde en las campa nas de la igles ia .


CRíTICA-POESíA ~

o

S

dio S e S

derrotados

LOS DIOSES DERROTADOS PE DRO

J.

DE LA PEÑA

C OLECCIÓN VISOR DE POESÍA

Pedro J. de la Peña ha alternado la publicación de nove las y ensayos co n una ob ra poética que en 1983 recogió en el vo lum en de Penfalogía a ojo d e p ez. Posteriormen te o btu vo el Prem io Ciudad de Irún de poes ía , año 1997 co n el po emaria Corplls ecol óg i co, y ahora , co n la ob ra que aquí recogemos f ue finali sta del IX Premio Jaime G il de Biedma. Está preparando un li bro de viaj es so bre el leja no Oriente. Ofrecemos un o de los poemas contenidos en la presente ob ra:


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CRITICA-POEsíA pedro j. de la peña

LAS DIOSAS DERROTADAS

«Lo Dios » sería la palabra más justa. Porque también hay diosas derrotadas. Valerosas mujeres que han abierto caminos: ¡qué espléndido coraje para afrontar la vida! La mujer es arroz sembrado en la ribera, verde crece y de pronto, ya sazonado el grano, absorbe toda el agua de la estación creciente. ¡Qué formidable fuerza tiene entonces su garra de pantera moteada, su lengua poderosa, su acariciante mano! Magnificas mujeres que derrotan fronteras: ¡cuántas fronteras rotas revueltas en aíiicos, cuántas tenues prisiones abiertas de barrotes, cuánta desierta muerte enflores conve rtida! y sin embargo, aun diosas, son mujeres vencidas.

Mujeres que acurrucan su mirada extraviada, que se encogen de hombros y suplican tu fuerza. Muje res que eternizan su instantánea ternura, que se quedan llo rando junto a sus ojos verdes, toda ulla histo ria entera de w/l.ores desvaídos. De esa debilidad de las diosas-II/uje res nutrimos los va rones /w estra fuerza perdida.


CRíTICA-POESIA ~

~x o tarium

I I

cuerpo

inseguro

EXOTARIUM 11: CUERPO INSEGURO

JosÉ

LUIS REINA PALAZÓN

CALIMA POESÍA

Como poeta y como traductor, José Luis Reina Pa lazón va trazando un a obra tan densa como firme, desde su res idenc ia en Alema ni a. Nos ha introducido e n ob ras de a ut ores ta n fundamentales como Pa ul Ce la n , Geo rg Trakl , Hans Magn us Enze nb erger , Boris Pasternak o Marina Tsevatieva au nq ue no haya descuidado de oc up arse de poetas franceses, italia nos, norte maeri canos o portug ueses. Ahora publica su último libro e n el que desde la creac ió n med ita sobre la extrañeza de l mundo en la extrañeza del ca nto, con tinLlando la labo r que ya co me nzara a desarro ll ar e n su

pri m e r a obra poética

Exota riurn 1: La soledad del Día publicado en Sev ill a e n e l año 1990. U n tema domina e n s u ob r a, e l de la a li enac ió n hum a na envue lta en tres abrazos: e l de la prop ia identidad, e l de la soc iedad urbana actual y el amor como co nsec uencia de los dos anterio res. Rep roducimos e l poema co n e l que se cierraelli bro:


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CRíTICA-POESíA

DACHAU ¡ch habe es gesehen. La nada recla/l/ando un pasado si/liestro. La nada que habla aún e/l las entraíias de nosotros, la nada qu e !IOS cubre de inclem encia, la nada triste, más triste, ases i/la de toda nuestra vida que s ~l1ja desde e/ltO/l ces. Está muerta. Esta/l/os muertos. y no hay pasión o soledad, hay sólo un nombre: A uschwitz, Dachau, Treblinka, Maida/l ek ... y ese aliento se extraíia, se repite, se deshace, en nu estros oj os que de ang ustia no saben, en nuestro oído que el ho rror no conoce, en las palabras muertas qu e no son ni en el sueíio, en nuestro co razón que no responde, qu e no resp onde ni a la /l/ em oria breve, ni a la i/l/piedad, ni al estup or, ni a la dem encia, ni a la propia /l/iseria, ni siquiera al olvido, el corazón no siente. El alllla está huera. y nuestra vida tamp oco es nuestra vida. Auschwitz, Dachau, Treblinka, Maidan ek ... Nadie resp onde en los ca/l/pos de Dios. ¿ La nada es Dios? ¿ Es Dios U/l Nombre? Es U/l nO/l/bre la nada. Y nos recubre de pavo r y nos i/l/pide todo ayer, nos desconoce. Queda sólo el vacío, de inquidad, de p erversión, un cril11 en que es todos los críme/l es. Humo sobre el ayer, cuerpo que ayer fu e hU11lW.IO, dolor que jitera entonces ... gas, gas, eso SOl1 IOS . Y ya iw hay /l/ás palabras. El hO/l/ bre ha /l/u erto en su p ropia hU/l/anidad. Dios fue en el hO/l/bre. Aho ra está e/l la Nada. y nadie la recla /l/a. A usch witz, Dachau, Treblinka, Maidan ek ... eso SO/l/ OS.


CRíTICA-POESíA

12 poemas comentados Nac ido en R o ta, Cádi z, 1935, y res idente en Mad rid , Á nge l GarcÍa López es un o de los poe ta s má s traduc ido s de Es paña . L a presente o bra tiene un amplio y profund o estudi o de Antonio Do mÍn g uez R ey, co n e l título de

Fo rma, Signo, palabra: La Poesía de Ángel GarcÍa L ópez, 1963 -199 8. Co nc lu ye di c ho trab aj o co n la s s ig ui e ntes pal a bras «La poes ía de Á nge l García López aún espera, a pesa r de los numerosos premios que la o rl an, e l reco noc imi ento dec isivo de la c ríti ca más ex igente. Su co mpromi so co n la pa labra y su débito co n la hi sto ri a formal de la poes ía, voz acendrada e n e l ca uce de l ro mance y de la escuela anda luza, so n pág in a ine ludibl e de l último tercio de s iglo de la poesía españo la» . R ep rod ucim os un poema y e l co me ntari o al mi smo:

TRASMUNDO (6 de noviembre, tarde)

No sé s i soy ahora aquel de esta maiialla. Alguien, en vej ecido, lile ha robado lIli imagen. Tengo

CO I/ lO

noticias de una vida pasada.

Miro como si hubiese sollozado un paisaj e. Parece haya llovido todo el mes de noviembre. M i ro cual s i viniese de un lejano viaj e. Se lile han vuelto al olvido mis oj os in ocentes. Miro como quien quiere despedirse del aire.

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CRíTICA-POESíA

Estoy como un extraíio que 1/0 hubiese venido. Igual que un invitado 11 0 llamado por nadie. No puede mi memoria decirm.e si me ha visto. Miro como si hubiese ya enfermado antes. Detrás de la velltana vuelan, mudos, los pájaros. ·Pasan raudas las nubes sobre los tulipanes. La ciudad, a lo lejos, gesticula en sus álamos. Abarcan mis dos ojos la tristeza de un parque. No sé cómo he podido morirme tan deprisa. Me toco el pulso y oigo la voz mi cadáver. Parece voy conmigo, pero estoy de visita. Miro como si hub iesen enviudado los árboles.

Todos los poemas de este libro me producen todavía -ahora mi smo, a l co mentar e l que se incluye-

la mi sma a ngustía co n que fuero n redactados, desde un a

intención testa mentari a y para una ocasió n pen sada póstuma , en un centro ho spita lario madrileño e n el que se me diag nos ticara una tumoración en e l pulm ó n derecho. A llí, e n las habitac io nes de la planta quinta, fueron devaná ndose, en forma de Diario, los miedos y esperanzas de l inocente que se pensaba señalado, co mo víct im a, por e l dedo crue l de algún di os ciego. Ninguno de los poemas tiene títul o y sí la fecha e n que cada uno fue escribiéndose. L a suma de todos e ll os -a la que éste pertenece- no es sino la hi storia, desa lentada y pormenori zada, de una cuenta atrás hac ia lo sos pechado de la muerte.


Manual de prodigios

CRíTICA-POESíA

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Obtuvo Rafael Soto Vergés con esta obra el premio de Poes ía Ciudad de

.

Valencia, Vicente Gaos, 1997 . Nac ido en Cádiz en 1936, obt uvo e l Premio

.:

.~.

~

...

Adonais en 1958 y e l de la Crítica de la C o munidad Andaluza en 1994. Define el presente libro como «una espec ie de tratado de mora l ingenua, escr ito desde unos presupuestos de candor y de dem a nda ética ... Un inte nto por aprehender la magia y la susta nci alidad to tal de la existencia.

PremIo de Poesla Ciudad de Valencia UVicente Gao~ 1997"

Reprodu c imos uno de los poemas contenido en la obra:

EL MANTO DE LO OSCURO Góngo ra, Garcilaso, en las vidrieras. Cuencos de la tisana, pan dorado en los horn os del cielo enloquecido porfulgo res aciag os. ¡La abadía de la tristeza terrenal tapiada! ¡ y los lIlirlos cantores bajo el vidrio de la noctllma cítara de helechos!

Quevedo, arisco, el/. el afrecho cojo; Juan de la Cru z, rocío quemado al alba, colgarían sus copos y capuchas en el cirio y redoble del adviento. ¡Las magias de las rubias pajas solas, en el corral de lIligas y cortezas dieron comida al pájaro demente! Místico y devo rado por la tierra, Tan verde y descuidado

CO I/lO

COI/lO

los gra ves pífanos del halllbre.

el trébol, en el carro robado de las yerbas,

fui pastor, cazador de aquellos versos para la plulIla neg ra y azulada del clavico rdio tórrido del pecho. Pablo Nemda, calza de viclllla, lil e inició en las fogatas vegetales. Sufrí en la tierra, ayuna de prodigios. Dylan Tholllas bajó y besó lo oscu ro.


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Desde la lluvia

CRITICA-POESíA

En e l pró logo a l li bro esc ribe José S. Castro : «Fern á nd ez FRANCISC.O FERMANDEZ QARCJA

García es un poeta literariamente atempora l. No está inscrito ni adscrito a la servidumbre que arrastran las modas litera ri as, las décadas ge nerac io na les los mov imi e ntos academicistas , o los grupos cerrados y minoritarios ... Es un poeta a su aire, sin li gad uras, respirando juncia y viento del pueblo, ... Su temática es variada. El poeta selecciona vivencias de manera inform a l y caprichosa, conforme las cosas despiertan y van tomando luz e n su conc ie nciaa. El autor, entre otras o bras, ha publicado anteriormente:

Po emas y Cuentos, Granada, 1981. Los Cami Hos del Tiempo, Granada, 1997

Varón de púrpura Varú" de fJlllfJUI"([ Sería impos ible reseñar la cant id ad de poemarios escritos y publicados por Mario Ánge l Marrodán, n ac id o e n Portuga lete en 1932, ci ud ad donde sigue v i v ie nd o . Reprod ucimos uno de los poemas co nte nidos en e l libro .

EL AS DEL DELITO 11

Presiento que me escuchas y por eso pregunto:

¿dóHde estás por ahí, escolldido sobre la piel de la -tierra ? Pll es sal por tu propio pie del circllito cerrado,

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te avergüences

de la última noticia, porqlle también as istiremos al entierro del asesino.


Tu dulce sombra pensada

CRíTICA-POESíA

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En la nota que antecede a l poemario, Ri ca rdo Bellvese r, destaca cinco pilares sobre los que se asienta la obra: l.

El agua. 2. La atracc ión de la oscuri dad. 3. Cuando el amor es tacto. 4 . La poesía como cálculo . 5 . El versobirismo. Y con c lu ye diciendo de Antonio Ca rl os Gon zá lez : «Es un esc ritor pulcro y sincero , impul sado por un a in evitable, y por ello fatal , in c linaci ó n a la escrit ura y a sincerarse en e l poe ma; e l res ultado es exce lente, su trabaj o es tá muy po r e nc im a de s u neg ad a fama, lo que po ne a ún más de manifi es to esta inju st ic ia» . Re produc imos uno de los poem as:

tu dulce sombra pensada

xxx

nlltoni" ,'¡ulu;-. J:,UU.,itll'l

HE SENTIDO tanto frío esta /l oche que buscaba tu presencia diluida entre las sOlllbras ¡era tan enorme el abismo de los sueíios, que tuve que encellder la luz de la mesilla ... ! y al volver a ver tu rostro tamizado por el sueíio

volví de nuevo a recobrar la calma. Sonaball lentamente las llOras escasas de la medialloche y u.n illmenso lago de plata acuíió mi mente.

Era tall apacible aquel paisaje que u.n gran sueíío acogió la reg ión perdida del olvido.


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Media vida

CRíTICA- POESíA

U n Jurado co mpues to por Di ego Jes ús J imé nez , J. Án gel Juri sto, Carl os Álva rez Ud e, y Mi g ue l Arranz co mo preside nte oto rgó a l presente poemari o e l XVII Premi o Ciud ad de Alcorcó n. Reprod uc imos un poema de l libro :

(A lo s j óvenes amantes de este siglo) VAN de la lII a//.o, suelia//. con poseer ellllundo. M EDIA VIDA

Me lelludos, sagaces, se abrazan en la calle illte rcambian sus lellguas, p ermanece//. unidos sill lling úll p([/padeo.

La ciudad los p roclama y los illlll o rtaliza CO I/ lO

s i !uerw ! dioses.

Nota de la Redacción: La abundancia de origin ales rec ibidos, y el que esta secció n de críti ca e información no fuera recogido en e l último número, ha produ cido un cierto retraso a la hora de recoger las novedades remitidas a la Rev ista. Esperamos dar cuenta de todas ell as en el próx imo número de REPÚBLICA DE LAS LETRAS del mes de mayo, rogando a los escritores comprendan las razones de la demora.


CRíTICA-ENSAYO ~

juan manuel gonzález: amplitud y coherencia carlos garcía gual

Del co njunto de e nsayos de críti ca literari a qu e integran e l vo lume n El viento

entre los j uncos de Ju an M anue l Go nzá lez, co me nzaré por des taca r dos rasgos, ev id e ntes ya a prim era vista : su amplitud de miras y su cohere nc ia es tilística . Es dec ir , no só lo se trata de un a num erosa seri e de en sayos, a pa rec id os e n publi cac io nes d iversas a lo largo de estos últim os años - y que sigue n a su anteri or vo lume n de críti ca La nieve en el espej o- , sino qu e se co me nta n y anali za n e n e ll os obras de un ho rizo nte literario mu y ampli o, de las li te raturas euro peas y de la es pa ño la, tex tos de poes ía, de novela, y de pe nsa miento, funda me nta lm e nte de escritores mu y actu ales, pe ro s in deses tim ar a lg ún co me ntario sobre o tras presenc ias literari as que aún ej e rcen una cl ara atracc ió n o que dej aro n una sin gul ar impro nta e n nu estra lite ratu ra -co mo U namuno, por ej e mplo-. A l subraya r su coherencia estilística qui ero apun ta r a la vo luntad del c rítico de ex po ne r un a perspect i va p ro pi a e n un m is m o t o no d e est i lo pe rso na l, un to no co nsta nt e e n s u s a n á li s is co mpre ns ivos y co me nta ri os a na líticos. Estos dos rasgos co nf iere n una agradab le uni dad de est i lo a todos los art íc ulos e n s u a m b ic ioso pano ra m a. Nos ag r a d a que e l c rí tico

t e n ga


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CRÍTICA-ENSAYO carlos garcía gual

amplitud de miras y que no se caracterice por el afán pedantesco, sino po r s u voluntad de releer el libro o el auto r en cuestión co n un tono amisto-

so y amable, como es aquí siempre el caso. Se trata de una act itud de lecto r y comenta ri sta muy consc iente. Juan Manuel alude repetid amente a esa pos tura suya, cuando escribe sobre la func ión ideal del crít ico. Conv iene citar, para acla rarl o mejor, dos párrafos de sus ensayos, que me parecen muy signi ficat ivos, y diría que casi programáticos. El primero está en su ex tensa y meditada g losa a un libro de Gadamer sobre verdad y estética, y dice así:

«La naturaleza de la crítica, y aún rnás su función, es cons iderada de muy diversas maneras desde distintas disciplinas y por autores diferentes, con una variedad tal que sería prolijo enumerar aquí. Sin embargo, a título personal y delltro del terreno acotado de la crítica litera ria, tal vez la visión más interesante de ésta sea la de aquellos expertos que se/lalan como sus obj etivos esen ciales el ellcontrar el alma de un libro o el esp íritu de un autor, estudiar éstos, y traducirlos en palabras suficientemente esclarecedoras y atractivas para un posible lector. En el territorio de la crítica literaria - e incluso del ensayo/la convielle, po r otro lado, divo rciar a ambos de la intuición poética; lo primero porque la crítica cartesiana, academicista y sometida a los rígidos esquemas racionalistas no se ha demostrado que valiera nUlI.ca para g ran cosa, mientras hoy, en una realidad plural, eno rmemente rica en formas y conten idos, libre y refractaria a todo canon, su ineficacia es evidente. Y lo segundo por el hecho de que la literatura es en sí misma un bien subjetivo, sob re el que el crítico actúa, en el fondo, personal y subj etivamente; tratar de analizarla constriíiéndose a sus cOlltornos formales, objetivizándola a golpes de normativas, parece a todas luces estéril». Más adelante, en el ensayo, con aires cas i de co nfesió n personal, sobre El peli-

gro de la crítica como oficio, expone Juan Manuel su reflex ió n acerca de la funci ó n y papel intelectual del crítico como intérprete:

«Su labor tielle que consistir el! entender y desentraiia r el espíritu de una obra, para traducir éste en un análisis tall cOlllprensible como profundo, que llegue con fluidez al lector. La crítica no es un oficio, como puede serlo el periodismo o la docencia de la literatura; es, más bien, Ull trabajo creativo, en "el que la obj etivación de UII OS textos 110 debe obstaculizar la capacidad de recrearlos al tiempo que SOIl asumidos para bien o para lIlal. Al escribir sobre una obra, el verdadero crítico también está creando; prilllero lellguaje, luego cauces de expresión conceptual, y fillallllente ulla oferta estética - y ética- en el campo de lo literario ... La crfti-


ca, así considerada, tiene más de com-

CRíTICA - ENSAYO

plicidad con la obra que se observa

carlos garcía gual

que de disección mecanicista de sus páginas y párrafos».

Juan Manuel González persigue, pues, cumplir esos a vi sos pro gramáti cos. Segú n ell os, un cr ítico co nsc iente de la importancia de su labor debe ser, e n primer lu ga r, un lec tor; pero un lec tor a fondo y de largo aliento, que busca no tan só lo el entend imi ento, sino una cierta simpatía co n el texto para ofrecer luego una perso nal «trad ucció n», pu ntual y resumida del mi smo. Una buena reseña ti ende a dar noticia críti ca para la difusión y eva lu ac ión de la obra estudiada. Es una función modesta y servici al, que el críti co reali za en los cauces qu e sus medi os de publicac ión le li mitan, aprovec hando un determin ado espac io y un a precisa oportunid ad, genera lmente «frag mentaria y ace lerada». El críti co literario, en general, trabaj a en co ndi ciones limi tadas, pero debe aprovec har ese margen para difund ir las vi rtudes del texto comentado, co n inteli gencia y co mplicid ad, e in clu so con un a rara y alegre vocac ión de có mpli ce del escritor, segú n el texto citado. (Yo tambi én escribo reseñas y crít icas, y sé bi en, desde este mi smo empeño, que difícil es rea li za r esta tarea co n la soltura y la consciencia literaria que aq uí mues tra Juan Ma nuel Gonzá lez). E n los mejores casos, la críti ca es también, co mo él susc ribe, un producto literari o de di gnidad estética e intelectual. Hay, en este vo lum en de tantos ensayos, buenas muestras de esa simpatía co n los autores y siempre un a búsqu eda de pers pec ti vas herme néutica s de fino calado, ya se trate de noveli stas o de poetas, espa ñoles o e uropeos, recien tes o, más se ncillamente, modern os. Pero es importante subraya r además otro término empleado por nuestro críti co: el de intuición. La mirada críti ca se eje rce desde un co noc imi e nto prev io de textos y co ntex tos, pero el juicio comporta, co mo se in sinuaba antes, un factor de inluición: Que es importan te porque toda lec tura invita

a descifrar y recrear un sentido que es tá más all á de las pa labras. Invita a compartir un sentido propio, ex presado en un a fo rm a irrepetible, invita a

12 3


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CRITICA-ENSAYO carlos garcía gual

la simpatía - sympátheia, «s entir con »- . y eso es especialmente importante cuando se trata de autores o textos de poesía. La crítica de poe-

sía requiere esa atención intuitiva, ese adentrarse por las palabras y la mú sica ,

intus ¡re, de modo especial, y se nota en los ensayos so bre obras poéticas. No en vano Juan Manuel ejerce también el «oficio» de poeta -dicho sea tomando la pal ab ra «oficio» en su se ntido más noble, como lo hacía Pavese-. Sólo quien ha practi cado ese alto empeño de la poesía es un juez pertinente, en simpatía, de otros poetas. Creo que esa afinidad intelectual se nota bien en esos e nsayos. En fin, tras haber leído estos ensayos críticos, hemos repasado una buena parte de nuestra literatura más actual, y hemos visto much as obras importantes desde una atalaya crítica muy intuitiva. Y también reconsideramos algunas de las obras que han tenido en estos años una cierta actualidad editorial, bien sea por sus traducciones nuevas al español, o por algún otro moti vo. Tal sucede con las de autores tan sugestivos como Burns, Boswell, Jünger, Seamus Heaney y otros. Por último, el libro incluye , bajo el título de Encuentros necesarios, algunas entrevistas a grandes escritores -nada menos que a Paz, Saramago, Bryce Echenique, De libes, Alberti y Sampedro-; a los que deja hablar de si mismos y contarnos sus ideas, guiando bien el coloquio. La selección de nombres indica ya un a simpat ía y una admirac ión estética y seguramente también ética. Las entrev ista s, realizadas con rriuy buen tacto, con esa cortesía intelectual que debería ser norm a de los entrevistadores -pero que, paradójicamente, es infrecue nte en las entrevistas apresuradas de los periodistas-, se aproximan así a los ensayos. También ellas expresan un buen conocimiento de la obra literaria respectiva y una intuición del valer person al de cada entrevistado. Y, como decía al comenzar, todo esta amplia gavi ll a de ensayos, tan admi rable por su panorámica y por su afán crítico -en el mejor sentido- , está enlazado por un estilo exposi tivo personal, del que es justo destacar la claridad expositiva y la atenció n a lo esencial y literario. Es raro q ue un conjunto de e nsayos críticos, escritos con rapidez para publicarse en fec ha fij a y e n espacios predeterminados, conserve, a la vez , la frescura informativa y el interés sufi cie nte como para perdurar en un libro. Pero este conjunto de textos es, muy no tab le me nte, una excepción va li osa a esa observación general. Sus páginas guarda n un buen aroma literario, y, como el viento entre los juncos, airean y orea n muchos textos importa ntes. Es ameno, sólido, variado y memori oso.


CRíTICA-ENSAYO ~

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JUA N R AMÓN DE VIVA VOZ, JUAN G UERRE RO RUlZ

Valencia, Pre-Textos, vol. 1, 1913-1931, 1998, 426 pp., Y vol. 11, 1932-1936, 1999, 394 pp.

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Se atribu ye a l Duque de Co ndé la afirm ació n de qu e ning ún ho mbre es un hé roe

Juan GUf?'r Yr1H)

Ru,iz

pa ra s u c ri a d o, po rqu e lo ve d es nu do todos los días mi e ntras le ay ud a a ves tirse, Ju an G ue rrero Rui z no vio des nud o a Juan R amó n Jim é nez, pero sí en pij ama: aunqu e e l poeta seguía po r casa e n pl e no verano madril e ño co n c haqueta, corbata y cue ll o almido nado, e lI de septie mbre de 1933 no pudo res istir la ca níc ul a, y d io moti vo para que Gue rre ro ano tase e n su d iar io : « p o r prim e r a vez veo a J u a n

PRE: ¡'F:--:TOS ~Il!S E () ILHIÚr¡ (;,\YA


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CRITICA-ENSAYO

R amón lle va ndo en vez de a meri ca na

ar t u ro del villar

un pij am a de sed a bl a nco co n f in as rayas osc uras, mu y e lega nte» (vo l. JI, p. 10 2) . L as ca lifi ca ci o nes qu e

G uerrero aporta a cuanto se re lac io na co n s u héroe so n" siempre encomi ás ti cas, as í que el pij ama te nía qu e ser mu y e lega nte forzosa me nte, po rqu e lo veía e n e l ho mbre a l q ue había co nsagrado su devoc ió n desde 191 3. Desde su prim er e nc ue ntro co n e l poeta, anotó aqu el día s us rec ue rd os de la co nversac ió n y los da tos co mpl eme nta ri os , y co ntinuó haciéndo lo cad a vez qu e hab laba co n é l, ya fuera perso nalme nte , mi entras resid ía e n M adrid , o por te léfo no cuand o su trabaj o co mo fun c io nari o públi co le impo nía un tras lado . P roba bl e me nte pe nsa ba edi ta r a lg ún día esas co n ve rsac io nes . E n un a no ta comenta qu e alg ui en le a nimó a hacer co n Juan R amó n lo que Ec ke rm ann hi zo co n Goeth e (1, 374), pe ro é l res po ndi ó qu e sería un a tarea exces iva. No obsta nte, su d iari o juanramoni ano se co mpo ne de 1.114 págin as meca nografiad as, que te nía orde nadamen te di spu es tas en grupos atados co n c intas amarill as, e l co lor pred il ecto de su héroe, co mo es sabid o. Es de supo ner que es pe raba la muerte del poeta, e nfer mo cró ni co de múlti ples do le ncias, empeza ndo por la psíqui ca , para publicar su di ario.

PRIMERA EDI CIÓN COMPLETA Pero G uerrero fa ll ec ió e n 1955 , un año antes de que Ju an R a mó n rec ibi ese e l pre mi o Nobe l, y s u di ari o s igui ó in édito. Le había pu esto e l títul o qu e di o Ecke rma nn a l goet h ia no: Co n ve rsaciones con J uan Ram ón. P ero e n 195 8, muerto ya e l poeta, utili zó ese mi smo títul o R icardo G ull ó n para un libro s uyo , en e l que recogía recuerdos de su esta nc ia en P uerto Ri co en 1953 y 1954, pese a conocer el orig in a l de Guerrero. La existenc ia del di ario juanramo ni ano era sa bi da, y los estudi osos de la poes ía espa ño la contemporá nea sol ic itaba n auto rizac ió n a los fa mili ares de G ue rrero para co nsultarl o. Esta c ircun stanc ia, y la am istosa ins istenc ia de los res po nsables de la ed itoria l Ín sula , convenc ió a los hij os de G uerrero para publi car un a selecc ión del origi nal. Apareció e n 196 1, co n e l títul o Juan Ralllón de viva vo z, si n co nexió n goeth iana. Se encargó la selecc ió n de los textos a R icardo Gu ll ó n prec isa me nte; se le pidi ó que no reprodujese los comenta rios q ue pud ieran mo lestar a esc ritores vivos. Además, Gullón e limin ó todas las refe re nc ias po líticas. A é l, f isca l d e la Audiencia de Santander ent re 1941 y 1953 , e l período más rep res ivo de la d ic-


ta dur a f r a nqui s t a, le di sg us t aba e l e ntu s ia s m o

de l

p oe t a

po r

la

CRíTICA - ENSA YO arturo del v ill ar

Repúbl ica, y su a mi stad co n po líti cos d e iz qui e rd as, co m o d o n Ma nu e l Aza ña, B este iro, Fern a ndo de los Ríos y o tros muchos. Así que la edi c ió n de Ín sul a aparec ió mu y mutil a d a, y po r s i f ue ra poco , mu y desc uid ada: había pág in as repetidas y otras ma l co loc ad as, lo que ha induc ido a co meter erro res a qu ienes las cita ban. P or fi n, cuare nta años des pués de la muerte de l poeta, y fa ll ec idos tam bién muchos de los esc ri tores alud idos e n sus co nversac io nes con Guerrero, ha aparec ido e l di a ri o co mpl eto, según dec laran sus hij os. A lgun as ini c iales que se encue ntra n e n e l tex to f igura n as í en e l origin al, según nos co me ntan. L a nueva edic ió n de Pre -Tex tos no ll eva ilustracio nes, co mo la de Í nsul a, y es to es de lamentar.

AMIGO MÁS QUE FIEL y aq uí te ne mos a Ju a n R amó n e n pij ama, esto es , en su mayo r intimid ad . Nadi e más que Gu erre ro gozó de la ami stad del poeta, co ntinu ada desde 19 13 has ta 1954 sin nin g un a a lterac ió n. El d ato es s ig ni f icati vo, a l te ne r e n cue nta que Juan R a mó n se e nfa dó abso lutame nte co n todos sus ami gos, tanto los de su juventud, A nto ni o M achado, V ill aes pesa , R amó n Gó mez de la Serna, Ortega, Ma rtínez Si e rra, B e nave nte, etc., co mo los más j óve nes que le co ns ide raro n su maestro, Sa linas, Guill é n, La rca, Cernud a, Berga mín y todos los de más. La úni ca excepc ió n fue Gue rrero, pese a que sus ideo logías radi ca ba n e n las antípodas : Ju a n R amó n se dec laró co mun is ta antes y des pués de la sub levac ió n militar, y se burl ó sie mpre de la Igles ia de l Va tica no, m ientras que Gu erre ro era co nservado r y fe rvo roso cató li co. La de voc ió n de Gue rre ro por su héroe supli ó las ca re nc ias de afinid ades ideo lógicas, en su caso, y e n e l de l poeta co mprendemos que le res ul tó mu y útil dis po ner de un sec retario ho norari o y sin ho norari o, que ade más no era esc rito r, de modo que no pod ía hacerl e nin gun a so mbra. So lame nte se di sgustó un poco Guerrero e n 195 4 , cuando e l poe ta imprimi ó un fo ll eto de oc ho pág inas más las tapas , ti tul ado e n su c ubierta A Jorge Guillén de

Jua n Guerrero Ruiz. Alicallte, 1933. E ra e l mo mento de la gra n po lém ica J uan Ra mó n-Guill é n e n la rev ista Índice, pero la ca rta de Gue rrero da taba de vei nte años atrás , y é l no deseaba in vo lu crarse e n la di sputa, c uand o se hall aba cerca-

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CRíTICA-ENSAYO

no a la muerte. Le mo les tó que Juan

a rturo del v illar

R a mó n airease ese esc rito , y qu e lo hi c iera imprimir sin pedirle permi so . Es c uri oso qu e la mi sma situ ac ió n se

rep rodujera e n 1998 e ntre los res pecti vos herederos de ambos, a pro pós ito de la fa mosa carta: los he rederos d e Ju a n R a mó n la difundi ero n profu sam e nte e n fotocopi a, a pesa r de la desautori zac ió n ex presa de los herederos de Gue rrero. y es que la hi sto ri a está co ndenada a repetirse. Pero nos im aginamos e l escá n-

da lo si la hi storia hubi ese sido a l revés.

UN RETRATO PERJUDICI AL S in embargo, no sa le mu y bie n parado e l poeta ex qui s ito, so lame nte preocupado po r la creac ió n y depurac ió n de s u Obra (co n la ini cial mayú sc ul a, co mo é l que ría , por co nsid e rarl a un e nte p ro pi o y perso na l). La m inu c ios id ad d e s u secretari o honorari o le ll eva a escribir e n su diari o las desavene nc ias de l poeta co n los editores. Se ha ll aba co nvencid o de qu e le estafaban todos sin excepc ió n, porque sus libros se ve ndían mejo r que las cl ás icas rosquill as . As í que a menudo G uerrero se pasa ba d ías e nte ros e n las edi to ri a les, rev isa ndo las cue ntas re lac ionadas con los li b ros de su héroe. Co n e l res ul tado de co mproba r que las liqu idac iones e ran correctas. N i a la vista del infor me q ue le prese ntaba G uerrero qu edaba sati sfec ho e l poeta puro, sino q ue se se ntía pe rjudi cado e n sus leg ítim os intereses eco nó mi cos. E n los meses ante ri o res a la subl evac ió n de los militares mo nárqui cos dec id ió ser su propio ed itor, co n s u esposa y co n G uerre ro y la s uya, más la íntim a ami ga de Zenob ia, llamada Inés M uñoz. La rebe lió n militar impi d ió qu e e l proyecto se materia li zase, y li bró a G uerrero de un trabaj o extra ho noríf ico , co mo admini strador de la soc iedad. Tampoco es favorab le a l poeta inm acu lado la demostrac ión de su ca rácte r, tal como qued a desc rita en e l d iario. Desc ubr imos q ue le ía las revi stas, di ari os y li bros en busca de a lus io nes co ntra é l: «no sa be si e n a lgun as cos as se le a lude» (H, 334), ano ta G uerrero. P ues si é l no lo sa bía co n exactitud, a pesa r de re bu scar la alusió n, hay que pensar q ue no existía. En muchas ocasiones la obsesió n ll ega a ser ridíc ul a; po r ej e mpl o, c ua ndo di ce que Gerardo Diego le plagió e l títul o de Poes ía espaíIo /a e n sus anto log ías de 1932 y 1934, porque lo había pensado é l para un a rev ista (H, 32), co mo s i esas dos pa labras fuesen or ig ina les e n su co inc id e nc ia, y no se h ubie ran repeti do miles de veces . La susceptibilidad del poeta llega a res ultarn os cómica, y co m-


pre nde mos la impos ibil idad de to lerarla por quien no fuese Guerrero .

CRíTICA - ENSAYO arturo del villar

UN SUICIDIO CON MISTERIO E n este segundo vo lume n se da cue nta po rmenori zada de l sui cidi o de M arga Gil R o e ss et. A lo l a r go d e 19 32 M a rga acudía di ari a men te a l do mi c ili o de l poeta pa ra reali zar e l bu sto de Ze no bi a ; lo te rminó e l 25 de julio, y se sui cid ó el 28; la víspera tel efoneó a Zeno bia para co ncretar una entrevista, pero Zenobi a se negó a recibirl a, una vez terminada la escultura. Los herederos del poeta habían fac ilitado la publi caci ó n de fotografías y docume ntos acerca de esta hi stori a trágica, e n el supl e me nto cultural de ABe del 7 de febrero de 1997 . No tu viero n en cue nta el men osprec io del poeta por ese di ari o ultraco nse rvad o r: e n la pág in a 127 del seg und o vo lum e n d ec lara Ju a n Ramó n que nunca co laboraría e n ese di ari o, tan opuesto a su ideo logía. Comenta Guerrero que M arga se sui c idó po r amor a Juan Ram ó n. Sin e mbargo, todo de mues tra que lo hi zo por am or a Ze nobi a, y el as pecto físico, la man era de vivir y los escritos de M arga reve lan clara me nte su co ndi ció n lés bi ca. E n to rn o de Ze no bi a hubo sie mpre un a corte lés bi ca. E n las bi ografías no se me ncio na a pe nas a su íntima ami ga In és Muñoz , co n la que mo ntó e n M adrid e l co mercio A rte Po pul ar Es pa ño l, co n la que viaj a ba e n vera no mi e ntras Ju an Ra mó n se quedaba e n casa re vi sa nd o sus escritos, y co n la que co mp artió e l ex ili o e n los Es tad os U nid os y e n Pu e rto Ri co. E n e l A rc hi vo H is tó ri co Nac io nal se co nserva n los fo ndos de Ju an R amó n y Zeno bi a : es mu y sorpre nde nte leer el co nte nido de la carpeta 2 1 e n la caj a 6. Algún día se publi carán, cuando dejen de perte necer a los herede ros. Quede la señal de ad verte ncia. Los pró logos y las no tas de ambos vo lúm e nes se debe n a Manu el Rui z-Funes, pari e nte de Gue rrero . Inc urre e n muchos e rro res, e mpeza ndo po r e l de co nsiderar que Primeras poesías fue e l prim er lib ro de Jua n R a mó n (ll, 13), Y e n sus notas no re lac io na a los auto res co n los esc ritos juanra mo ni anos, limi tá nd ose a fac ilita r unos datos de di cc io nari o: más inte resa nte q ue copi ar e l lu ga r y la fec ha de nac imi e nto de R o main Ro ll and o Sy nge parece es pecifica r qué obras suyas traduj ero n Zeno bi a y Jua n R amó n.

12 9


CRíTICA-ENSAYO

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El origen de los vascos

E l auto r nac ió e n Bilbao en 1936. Es t a o br a pr ese nta el e sc la rec imi e nto ra ci o n a lment e inc ues ti o nab le de un e ni gma qu e dura nte c inc o s ig los ha cau ti va d o a los hi sto ri ado res y lin g üi stas más e rudi tos, co mo es el origel/. de los vascos y su idiolll a. No es un a o bra se nsac io na li sta s in o d e o rto dox ia c ie nt íf ica y po r tanto propo rcio na una so luc ió n senc ill ame nte ev ide nte, que por di cho mo ti vo y a pesar de la innovac ió n qu e apo rta e n la pe rspecti va del te ma no ha sido c ues ti o nad a po r los catedráti cos de Hi sto ri a Anti gua. También presenta la so lució n a otros problemas de identidad de algunas poblac iones de la H ispani a Anti gua, y en espec ial

contiene el desciframiento preciso y sin presunciones, de las famo sas glosas emiliallenses escritas en la Alta Edad Media, que han sido estudiadas para su traducción sin éxito durante más de medio siglo en todas las facultades de Filología Hispánica y Vasca.

E n la in t r o du cc ió n a es ta o bra, .!.;\ l' jUiJJ;\ .D0J~jj"j;·rlJ::;\ jjy;¡}J".!.;\ jJ'J

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e l pr ofeso r d e

La prensa homeopática española

Invest igac ió n de l C. S. I. C. Ag ustín A lbarrac ín Te ul ó n, escribe: A part ir de hoy, c ua ntos qui e ra n co nocer seri a mente e l mov imi e nto ho meo páti co es paño l de l XIX necesa ri ame nte habrá n de ac ud ir a es te libro, en e l que de fo rm a s iste máti ca se nos ofrece el co noc imi e nto de todas y cada un a de las

~ --:::..:-

trein ta y tres rev istas ho meopáti cas aparec id as e ntre abril de 1835 y d ic iembre de 1903 en nuestro país, as í co mo la

loca lizació n de veintisiete de e ll as , co n la desc ripc ió n de c uantas ca racterísti cas les son prop ias y, lo qu e para los futu ros in vesti gadores es lo más va li oso, re pito, me nción del lugar do nde es posib le co nsultarl as


CRíTICA-ENSAYO ~I

nish'os escritores de la primera restauración

EL COMPROMISO INTELECTUAL DEL POLÍTICO. Ministros y Escritores en la Restauración Canovista. PEDRO PASCUAL.

Ma drid,

DE LA TORRE,

1999,

220 páginas. Po r seg und a vez E dici o nes de la Torre pub li ca un e nsayo del profeso r Pedr o Pasc ual sobre e l pe ríodo de la res taurac ió n mo nárqui ca e n A lfonso XII. Se tituló e l prim ero Escritores y editores el! la

restauración cal/avista ( 1875- 1923) . A su ju ic io, la fa se hi stó rica ini c iad a e l 14 de enero de 1875, cuand o e ntró e n Madrid e l rec ié n procla mado rey A lfo nso XII , perd uró hasta e l go lpe de Es tad o rea li sta de l gene ra l Primo de Rive ra , co n e l benepl á-

'E[ compromiso inteCectua[

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CRíTICA-ENSAYO

cito de Alfo nso XIII , que terminó con

art ur o d e l vi lla r

el o rde n co nsti tuci o nal el 13 de septi e mbre de 192 3: es e l períod o que de no min a resta urac ió n ca nov ista, po r

ser Cánovas de l Cas till o e l po líti co qu e orga ni zó toda la tra ma destin ada a termin ar co n la Repúbli ca Españo la. Es signifi cati vo que ese pe ríodo esté limitado por dos go lpes de E stado militares: e l de l general M artínez Campos para procl amar re y a Alfo nso X II y po ner fin al siste ma po líti co libre y soberaname nte e leg ido por e l pu ebl o españo l, y e l del genera l Primo de Ri vera, que por contar con la co mpli ci d ad de A lfo nso X III iba a despresti giar más todav ía a la ya decade nte mo narquía, y a fac ilitar nu e vamente la proc lamac ió n de la Repúbli ca. E n e l actual e nsayo co ntinú a hi sto ri ando ese mi smo ti e mpo e l profesor Pasc ua l. No es un a ob ra de lec tura, sino de co nsulta, ya que a un pró logo de di ez pág in as s igue un a relac ió n de 177 mini stros q ue fuero n esc rito res d urante e l pe ríodo se ña lado. Co ns idera escri to res a qui enes publi caro n a lgún libro o fo ll eto, cua lq ui era fuese su te ma, li te rari o o téc ni co, pero no a los que se lim itaro n a co laborar e n peri ódicos y rev istas, po rque e n ta l caso e l ya abund ante núm ero de los reseñados se multipli ca ría, in c lu ye ndo a todos los dosc ientos mini stros de ese casi med io s ig lo.

INTELECTUALES Y POLÍTICOS Natu ralm e nte, e l va lor de sus escritos es mu y vari ado, y e n co ntadas ocas io nes merece alguno figu rar e n las hi stori as de la literatura hi spa na. Pe ro aun as í, es significativo que tantos mini stros tu viesen aptitudes lite rari as. Ah o ra bi e n: e l profesor Pascua l da por hec ho que los libros o fo ll etos firm ados po r los mini stros q ue es tudi a fuero n rea lm ente escritos por ell os. Yeso es mucho supo ner. A la mayo ría de los po líticos debe apli cá rse le e l ma lefic io de la dud a: son presuntos escritores, m ie ntras no se de mues tre fe hac ie nte me nte que han redac tado po r sí mismos las obras q ue ll eva n sus no mbres e n la c ubi erta. Mu chos de e ll os se valiero n y se va le n de ese sub g ru po de escrito res a los que se co noce co mo «negros», pobres inte lec tu a les s in suerte res ignados a ver a labadas sus' o bras cuando las fi rman po lít icos fa mosos (o gentes de ob ras profes io nes, que de todo hay entre los que rec urre n a los «negros», inc lu so escritores) . Las profesiones de escrito r y de po líti co parece que co nflu yero n e n muc has perso nas durante el período señalado. H ubo po líticos que se dedi caro n a esc ribir, y escrito res ded icados a la po lítica . ¿Có mo di stin guir a un os de o tros? E l autor de


es te e nsayo respo nd e di c ie nd o qu e es

CRÍTICA-ENSAYO

cas i impos ibl e co nseg uirl o, pero qu e

a rturo del v illar

se pu ede inte ntar, ate ndi e nd o a que su co mpro mi so fu e ra « más inte lec tual que po líti co o más po líti co qu e inte lectu al». P ara establ ecer la di stinci ó n es prec iso part ir de la co ns ide rac ió n de qu é es un inte lectu a l, o tro as un to co mpli cado de espec ifi car. C ita la opini ó n de Seymo ur M artin Lip set, para qui e n e l intelectu a l es qui en crea, di stribu ye y aplica cultura, y a unqu e no afirme es tar de acuerdo co n e ll a, se deduce de l mi smo hec ho de copi arl a. Pe ro esa defi nic ió n puede apli carse a un mini stro de E du caci ó n qu e só lo e sc rib a decretos ofic ia les, po r c uanto a l auto ri zar la co nstrucci ó n de un in stituto c rea c ultura po pul ar, la di stribu ye y la ap li ca. D e ahí que e l títul o de l libro, El compromiso intelectual del político , no inc lu ya me nc io nes de la esc ritura. Qui zá la so luci ó n f uera ll amar lite ratos a qui e nes lo eran, y esc ritores simpl eme nte a los demás.

AUTORES DE DOBLE LENGU AJE Co me nta e l e nsayi sta habe r o bservado que los mini stros usaro n un le ng uaj e cuando habl a ban co mo po líti cos, y o tro diferente cuand o se ex presaban co mo esc rito res . No deduce de esa ambi va lenc ia la pos ibilid ad de que las obras f irm adas por los pres untos autores estu viese n redac tad as por o tros . P ara e l profeso r Pasc ua l, ese d ato s ignifi ca que es aco nsej able dud ar de c uanto aseg uraban en e l ej erc ic io de la po líti ca, porque ni ello s mi smos creían lo qu e de fendían. As imi smo, co nviene resa lta r otra de sus co nc lu sio nes: que ex istió un a profund a e ndogami a acadé mica. Al parecer, e l ca rgo de mini stro bastaba para acceder a un a ac ademi a, e n espec ia l la de Ci enc ias M ora les y Po líti cas, pero ta mbi é n la Es paño la , po pul armente ll amada de la le ngua. Vari os mini stros estaban es pec iali zados e n respo nder a los di sc ursos de in greso de los nuevos num erari os, ge ntes de su partido y su co nfi anza. Otra o bservac ió n sorprend ente que a nota e l autor es que so n mu y escasas las obras hi stó ri c as de va lo r. E n prin c ipi o, de bi era s upo nerse que un as pe rso nas dedicadas a co nso lidar la hi sto ri a de l mo mento supi eran có mo se desa rro ll ó la de épocas a nteri o res; se di ce que la hi storia es maes tra de la vida, y ta mbi én que qu ienes la ig no ra n es tá n co nd enados a repetir la e n todos sus e rrores. Pero a los mini stros de la res ta urac ió n no les atra ía la hi sto ri a a lo qu e parece, pu es to


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CR íTICA-ENSAYO

que la conocían mal.

arturo del villar

Pocos militares publicaron obras hi stóricas o me mo ri as de guerra, pese a ser un período mu y co nflictivo , por

las gue rras civ iles, las co lon ia les y la em pre ndid a s ui c idam e nte co ntra los Estados U nidos. Se e nc uen tra a lgun a excepción no to ri a, pero de be s upo nerse que los hombres de ar mas no lo eran de letras e n ese tiempo. Bien e ntendid o que se trata de militares que fueron ministros, co nforme a la se lecc ió n del e nsay ista, cua lqui era fuese su hoja de servicios en campaña. El arte de escrib ir debiera const ituir un arte en primer lugar. E ntre los esc rito res vamos a separar a los literatos como un grupo es pec ial. Son los que rea lmente figuran en la hi stori a de la litera tura de su tiempo. Es un ti empo que, a pesar de hallarse próximo al act ual, se e ncue ntra mu y a lejado en cua nto al gusto estético. Por eso, a José Ec hagaray, Gaspar Núñez de Arce, Ade lardo López de Ayala y Víctor Ba lag uer no se los ed ita ni representa ni lee. Sin emba rgo, e n s u mo mento co nocieron el éx ito, y Echegaray recibió nada menos que e l premio Nobel. Los cuatro son escritores li terarios, y además políticos con cargos de responsabilidad . Y los cuatro son autores teatrales: ¿tendrá algú n signifi cado es ta co incidenc ia? Tal vez pudiera pensarse q ue para e ll os la política era también teatro, una farsa en la que se cuenta co n muchísimos espec tado res . A fin de cue ntas, e l sal ó n de sesiones del Congreso parece un teatro gri ego cub ierto, en e l qu e algunos actores declaman , otros gritan y los más energ um é ni cos e ntran a caba ll o o co n metrall etas.

UN TRA TO DIFERENTE E n el vo lumen que comentam os no reciben el mi s mo trato los ministros. Por s upues to, es lógi co que la reseñ a de Ec hega ray oc upe diez pági nas, y la de Cá novas oc ho , mientras q ue al gun os se debe n con te ntar co n unas pocas lín eas. eso es lóg ico , y queda impues to po r la afic ió n del personaje a co ns umir pa pe l y tinta, que era ento nces e l modo de escribir. Pe ro e l autor ad vierte que las nota s bi og ráfica s se refieren so lamente a l período res eñado, 1875-19 23 . S ie nd o as í, se c o m prende que la nota sob re N iceto Alcalá-Za mora se dete nga e n 192 3, y ni siquiera mencione que f ue e l primer pres ide nte de la II R e públi ca. Sin e mbargo , no sig ue el mism o criter io a l histori ar a Á nge l Osso ri o y G all ard o, de quien se relatan s u actividad y publi cac iones d urante la Re públi ca y has ta su muerte en 1946. So n dos eje mpl os c itados entre otros de l mi smo tipo .


L as no tas bi ográficas so n d ispares, y

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no só lo po r la ex te nsió n que oc upan,

ar turo d e l v il lar

sino e n e l tratami e nto . Ya se ha di cho q ue es no rm a l co ncede r a cada uno e l núm ero d e pág in as requ er ido po r s u ac ti vid ad . Pero res ul ta que de alg unos mini st ros no pro po rc io na d a tos bi o g r áficos, co m o s uce d e co n Di ego A ri as de Mi ra nda, L uis de Ca ra lt, Joaq uín Go nzá lez d e la Pe ña o Ma nu e l Ord ó ñez, entre otros. E l autor adv irti ó , co mo he mos recog id o, qu e só lo tenía e n cuenta a los auto res de libros y fo ll etos. S upo nía mos qu e se tra taba d e li b ros escr itos, o po r lo me nos f irm ados po r e l m ini stro co rres po ndi e nte . Por eso, so rprend e hall ar c itado a a lguno qu e, co mo R afae l A ndrade y Nava rrete, fig ura úni ca mente co mo pro log ui sta de un li bro aj e no, me nguado ca ud al para ser te nido po r escr ito r. La in fo rm ac ió n bibli ográfica es asi mi smo des igua l: e n unos casos se in serta la refere nc ia co mpl eta de l li bro, co n me nc ió n de l editor o impreso r, c iudad do nde se co mpu so, año y núme ro de págin as: e n otros, por e l co ntrari o, se me nc io na ex clu siva me nte e l títul o de la o bra, o ni eso siqui era: así, de E duard o Bermúd ez se nos med io info rm a de que «escribi ó va ri as obras so bre arte e hi stori a mili taD>, y de Vena nc io Go nzá lez só lo se co nsigna co mo mé rito para estar incl ui do en e l e nsayo que fue pad re de A lfo nso Go nzá lez. Más sorpresas nos depara la orde nac ió n de los auto res , qu e es alfa béti ca de apellidos. S in e mbargo , F ra nc isco de As ís Ca mbó ll eva co mo ape llido Asís; por el co ntrari o, e l ge ne ra l Ca mil o García de Po lav iej a f igura co mo P o lav ieja, e ludi e ndo su caste ll a nís imo pat ro ními co. Sabe mos que las e rratas so n inev itabl es, y por eso no hace mos más que lame ntarl as. Qui e n ig no re que Núñez de A rce pro logó e l pri me r libro de S a lvado r R ued a se pregun ta rá qui é n es un tal S . Rud a que aparece e n la bi bli ografía. Y por c ie rto, e n la bibli ografía so bre Núñez de Arce, ¿có mo no c ita r e l e nsayo de Josefin a R o mo Arregui , más importante que los tres refere nc iados? Parece qu e a es te e nsayo le falta la últim a rev is ió n, para co rregir estas defic ienc ias qu e di sminu ye n su va lo r co mo o bra de co nsulta. U n va lor que ind ud abl eme nte posee, y qu e a prec ia mos e n muc ho, aunque lame ntemos la fal ta de ese retoque f in a l. Hay que ag radecer a l profeso r Pedro Pasc ua l e l acop io de info rmac ió n qu e nos fac ilita e n s u e nsayo.

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e 1

imper

o

enterrado

VIENA, PRAGA, BUDAPEST El Imperio enterrado. FERNANDO MARTÍNEZ LAÍN EZ. EDITO RI AL MAEVA.

La literatura de viajes se nutre de la hi storia, e l tes tim oni o literari o y cu ltura l y la visión que del pai saje ofrece el autor que va hil va nand o el conoc im iento de los lu gares d esc rit os e n s u andadura. Ferna nd o Martínez Laín ez tiene un amp lio co noc imiento de los países y ciud ades que confo rman su libro desde su ex perienc ia de peri odi sta espec ia li zado en asuntos del Centro y de l Es te de Europa . Subtitul a su obra El imp erio enterrado, un reco rrid o hi stóri co-li terari o por el centro de E uropa y aco mpañ a su visión perso na l e hi stóri ca co n test imo ni os filosóficos , literarios, musica les, de quienes so n sin dud a sus mej ores, más auténti cos embajadores, qui enes resi sten e l desgaste de l ti empo y de las coyunturas poi íti cas.


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experiencias

LIBRO DE LAS EXPERIENCIAS U SÁ MA

B.

Sevilla,

EDI CIONES ALGAIDA,

M UNQUID.

1998.

Ha sido traducido por Almudena García Al garra, auto ra igua lmente de la introdu cc ió n e n la que nos cuenta la hi s to ri a d e e s te esc rito r s iri o nac ido e n el año 1095 de la era cri stian a . Co ntaba nove nta a ños c uand o se refug ió a escribir sus mem ori as , tras una aza rosa y traic io nada vid a e n la que e l propi o S a ladino le di o la e spa l-

.US(lIna

!). Munq...iº. . . . .=..:

LIBRO DE LAS EXPERIENCIAS

da. De la o bra desa parec iero n los veintiún prim eros fo li os, e n los que se guram e nte e l auto r ex pli caría s us pro pós itos a l co ntar s us ex peri e nc ias . Pero e l mi smo e xpli cará que «la vid a, ta nto para e l sa bi o y va li e nte co mo para el co bard e e ig norante, está dete rmin ada y fij ada y que su término no ade lanta ni re trasa». Este libro es una j oya dentro de la literatura árabe, en e l que la me mo ri a e s fund a menta l para la esc ritura y s u prosa de muestra la fu e rza que te nía co mo narrado r. Junto a l árabe co loqui a l inclu ye pasaj es

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de prosa rim ada y en e l voca bul ari o ab und a n pa la br as pe rsas e in c lu so algunas de l francés de la época. El autor fue un prínc ipe siri o a l qu e

se desposeyó de sus derec hos din ásti cos y que ocupó su vida en e l servic io mi lita r y po l ítico de num erosos se ño res mu s ulm a nes de l Ori e nt e M e di o. Reco nocido como poeta y escritor notab le esta es sin dud a un a de sus mej ores obras. La autora de la traducc ión es doctora en F il olog ía Árabe po r la Uni versid ad de Mad ri d y aco mpaña el libro de aclaratori as notas aparte de la introd ucc ión de l mi smo . Una obra, en sum a, que sir ve para reflej ar el mosa ico cultural, político y huma no de un ti empo en el qu e las Cruzadas diero n un punto de vista qu e se comp leta aq uí desde otra visión, la de algui en que al otro lado del espej o vivió esos inte nsos años de enfrentam ientos reli giosos y ambic iones territor iales y eco nóm icas.

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Lit eratura y tecnologia

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Juan Cano Ballesta

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E l presente vo lum en es «un a notabilís im a aportac ió n a la histor ia y a la va lorac ió n c rít ica de las letras espa ño las modernas » (J. López Mo rill as). E n un lenguaj e sob ri o y preciso el autor ofrece una visió n nueva e in citante de cuatro décadas de hi storia litera ria, el seg undo Siglo de Oro de nuestras letras. Por sus pág in as desfil an tres grand es ge ne-

PRE-TEX"ros

raciones de escr itores -l a del 98, el 14 y el 27-, que des lumb radas por el triunfo de la tec nología y la moderni dad

reaccio nan ante e lla de modos muy dive rsos. E l autor im prim e un a se nsac ión de fresc ura y origina lidad al análi sis de esta brill ante pléyade de pros istas y poetas (P. Baroja , J. Ramón Jiménez, P. Sa linas, 1. Guill én, F. Ga rcía Lorca, B. Jarn és, J. Larrea o F. Aya la). Los ll amados «fe li ces años ve inte» so n prese ntados co mo una época efímera de ful gor y opt imismo, cuya eufo ri a va nguardista pro nto será ensombrec ida por la cris is y la guerra civi l. Un libro sugestivo e inc itante pa ra el espec ialista y de in terés para todo profesional y lector culto.


SEGUNDO PREMIO DE POESÍA MARÍA ISABEL FERNÁNDEZ-SIMA L L a Asociación Iberoamericana de Rahabilitación co nvoca e l

PREMIOS

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SEGUND O PRE MIO DE POESÍA PAR A M U JERES

María Isa bel Fernánd ez-Simal co n arreg lo a las sigui e ntes Bases

1.0 Se estab lece un premi o úni co e indi visible do tado co n 500.000 pesetas y la publi cac ió n de l libro en la Editorial Torremozas. A la ga nado ra del pre mi o se entrega rán 50 ej e mpl ares de la primera edi c ió n. E n caso de produc irse nu evas edi c io nes, perc ibirá e l 10 po r 100 de la venta de cad a libro en co ncepto de de rechos de auto r. 2. ° Pod rá n p rese nta rse a l mi smo poe mari o s esc ri tos en le ngua caste ll ana po r escrito ras es paño las e iberoa meri canas. 3. ° Cad a auto ra podrá presenta r un so lo o ri g inal, por cuadrupl icado y co n un a ex te nsió n m ínim a de quini e ntos versos . Los o ri gin ales deberán ser inédi tos y no pre mi ados e n nin g ún o tro certa men. 4. ° Los ori g ina les, mecanografiados a do bl e es pac io y cosi dos o encuadern ados, se presenta rá n baj o le ma y pli ca en la que constará e l lema y título de la obra y los da tos personales de la auto ra, con indi cac ió n de s u do mi c ili o y te léfo no. Se e nviará n po r co rreo a la sigui e nte direcc ió n: Asoc iac ió n Iberoa mericana de R ehabilitac ió n P re mi o de Poes ía M aría Isa be l Fernández-S ima l Apartado de Correos 3.01 1. 28 080 M adrid

5.° P lazo d e e nv ío d e los o ri g in a les fin a li za rá e l 15 de octubre de l prese nte a ño, co nta bili zá ndose a ta l efecto la fec ha que fi g ure e n e l matasell os de Co rreos . 6.° E l Jurado se hará públi co e l mi smo día de l fall o del pre mi o, v ie rn es 17 d e Nov ie mbre, fest iv id ad de Sa nta Isabe l de H un gría. 7. ° Los ori g in a les no pre mi ados podrán recogerse según las indi cac io nes di ctadas a ta l efec to e l día del fa ll o de l pre mi o. Los no rec la mados será n des truidos . No se mante ndrá co rres po nde nc ia a lg un a sobre e l prem io . 8.° E l Primer Premio de Poesía María Isabel FernándezSimal, fue co ncedido a la escritora Dñ a. Fra ncisca Aguirre por su obra Pavana del desasosiego.

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PREMIO DE CUENTO LITUMA Bases E l P re mi o Litul7la de Cuento está dotado con 200.000 pesetas para el ga nador, co mo premi o úni co. Podrán presentarse al Premio todos los estudiantes uni versitarios menores de 30 años, de cualquier nac ionalidad. E l c ue nto te ndrá un a ex te ns ió n e ntre 3 y 10 fo li os, redac tados en lengua españo la. N ing un a obra irá firm ada co n el no mbre de l auto r o pseudó nim o notorio que lo identifique. La presentac ió n DI se hará por el procedimiento de le ma y pli ca. E n di cha pli ca se harán co nstar los datos perso na les de l auto r, incluye ndo direcc ió n y te léfono . Los cuentos podrán ser entregados en cualqui era de las dos direcc io nes postales siguientes Universidad de Murcia V icerrec torado de Ex tensió n Uni ve rsitaria e/. G ranero, s/n. 30001 - M urcia (España) Caj a de Ahorros del Mediterráneo e/. Salc ill o, 5 30001 - M urcia (España) La fec ha lími te de recepción de ori g inales será e l 3 1 de julio de 2000. E l Jurado estará co mpuesto por ex pertos y perso na lidades de l mundo uni versita ri o y s u co mpos ic ió n no se hará pú bli ca has ta des pués de l fa ll o. E l fa ll o del Jurado será inape labl e y se dará a conocer e n Murc ia , e n so le mn e ac to p úb li co, e l dí a 24 de nov ie mbre de 2000. U na vez fa ll ado el Premio, los orig inales no pre mi ados podrán ser retirados has ta 30 días después . Los cue ntos premi ados, más los pos ibl es reco mendados por el Jurado, se publicarán por las entidades co nvocantes . La participación en el P remi o implica la aceptac ió n total de es tas bases.

PREM IOS

PREMIO

CUENTO

LlrUMA

PREMIO DE NOVELA MARIO VARGAS LLOSA Bases El Premio de novela Ma rio Va rgas Llosa es tá dotado con 1.000.000 de pesetas para el ganador, co mo premio úni co. Podrán presentarse al P remio todos los autores que lo deseen con un a novela escrita en lengua castell ana, que deberá ser ori ginal, inédita y no premi ada e n nin gún otro certamen. eada autor deberá presenta r un so lo ori gin al y dos copi as del tex to . Ninguna obra irá firmada con e l no mbre de l autor o pseudó nimo notori o que lo identifique. La presentac ión se hará por el procedimie nto de lema y pli ca. E n di cha plica se harán co nstar los datos personales del autor, incluye ndo direcci ón y teléfono, as í como un breve hi storial literario. Las obras, en las cond ic io nes a nter iorme nte estab lec id as, podrán e ntregarse o


PREMIO DE

NOVELA

enviarse po r correo certificado a las siguientes direcciones:

PREMIOS

Caja de Ahorros del Mediterráneo CI . Salcillo, 5 - 30001 Murcia (España) Tfno. 968 22 85 26

Vicerrectorado de Extensión Universitaria Co legio Mayor Azarbe CI. Rambl a n. O 14 - 30001 Murc ia (España) Tfno. 968 2 1 09 83 Y 968 36 32 78 La fec ha lími te de recepc ión de origin ales será el 31 de julio del 2000, aceptándose co mo fec ha la cons ignada en el matasell os. El Jurado es tará compuesto por expertos y persona li dades de l mundo li terario y su compos ic ión no se hará pública hasta desT¡~RGf\S LLOSA pués del fa llo. E l fa ll o del Jurado será inapelable y se dará a co nocer en Murcia, en so lem ne acto público, el día 24 de noviembre de 2000. Una vez fallado el Premio, los o ri ginales no premiados podrán ser retirados por sus auto res o persona autori zada. La obra premi ada, así como las pos ibl es recomendadas por el Jurado, podrán ser publicadas por la e ntidad convocante, respetando, en todo caso, los derechos de autor. E n todas sus posibles edic io nes deberá constar el Premio obtenido. La participación e n e l Premio implica la aceptación total de estas bases.

N1MUO

EL CUENTO

CONCURSO LITERARIO VII PREMIO DE NARRACIÓN BREVE JULIO CORTÁZAR Bases E l Premio Julio Cortázar de Cuento, está dotado con 300.000 pesetas para el ganador, como pre mio único . Podrán presentarse al Premi o todos los autores que lo deseen con un cuento escrito en lengua castellana, que deberá tener una extensió n entre 5 y 15 folios, mecanografiados a dob le espac io por una so la ca ra y que deberá ser origina l, inéd ito y no premiado en ningú n otro certamen. E l autor e legirá librem ente e l tem a y su correspondiente tratamiento formal. Cada autor deberá presentar ori g inal y cuatro copi as del texto, todas ell as perfectamente leg ibles. Ninguna obra irá firmada con el no mbre del autor o pseudón imo noto ri o que lo identifique. La presentación se hará bajo lema o pseudón im o escrito en su cabecera, que se repetirá bajo plica en sobre aparte cerrado. E n dicha plica se harán co nstar los datos perso na les de l auto r, inc luye ndo d irecc ió n y teléfono, así como un breve hi storial literari o. Las obras, e n las co ndi c io nes anteriorme nte estab lecidas, podrán entregarse o enviarse po r correo certifi cado a:

Cátedra de Literatura Hispanoamericana, Universidad de Murcia C/. Santo Cristo, sIn.

141


EL

30001 - MURCIA (España) Caja Murcia Obra Cultural Gran Vía, s/n. - MURCIA

PREM IOS

142

CU E NTO

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JULIO CORTAZr\. R

La fecha lími te de recepció n de original es será e l 30 de octubre de 2000, aceptándose como fecha la consign ada e n el matasellos. E l Jurado estará compuesto por espec iali stas y personalidades del mundo literario y su composic ió n no se hará pública hasta después del fallo. E l fallo del Jurado será inapelab le y se dará a co nocer en Murcia, en so lemne ac to públi co, e l día 14 de fe brero del año 2001. Una vez fallado el Premio, los ori ginales no premiados podrán ser retirados por sus autores o persona autorizada, has ta 30 días después. Los o ri g in a les no retirados será n destruidos transcurrido di cho plazo. Las obras premi adas, as í como las posibles recomendadas por e l jurado, podrán ser publi cadas por la entidad co nvoca nte, respeta nd o, e n todo caso, los derechos de autor. En todas sus posibles edici ones deberá constar el Premio obtenido. La participación en el Premi o impli ca la aceptació n total de estas bases.

IV PREMIO ALBACETE de Novela Rodrigo Rubio Bases de Convocatoria Podrá n concurrir al premio todas las personas del mundo que lo deseen. No podrán presentarse obras de a uto res fa ll eci dos antes de anunci arse la co nvocatori a, ni autores ni obras que hayan sido premiados anteri orm ente. Habrán de hacerlo en caste ll ano, co n obras de 150 a 200 pág inas e n formato DIN A-4 comp uestas de forma mecanizada, a dos espac ios, de aprox imadame nte 30 líneas/pág. y 75 espac ios/línea, encuadernadas, presentadas por duplicado. La obra será un a narrac ión inéd ita , no premi ada ni estará presentada a otro certamen, lo cual se certi ficará en sob re aparte co n los datos del autor en el que en el exterior figurará e l título de la obra y e l seudó nimo co n e l que se presenta. Los or ig inales se env iará n a Diputac ió n Provincia l de A lb acete . IV Pre mi o A lb acete de Novela Rod ri go Rubi o. Servicio de Publi cac io nes . Comandante Molina, 41, 02005, Albacete. Hasta e l 3 1 de mayo de 2000. Serán novelas de género negro y tema y ámbito ci rcunscritos obli gato riam ente a lo españo l. E l j urado designado por la entidad patrocinadora lo co mpo ndrán e l Presidente de In Comi sió n de C ultura, Educac ió n y Deporte o diputado de la mi sma en quien delegue, como presidente de l mi smo; y cuatro mi embros más e legidos entre los autores loca les y otros del resto de Es pañ a. Se establece un premi o de 600.000 pesetas, pl aca y la edi c ió n de la obra. La obra finali sta será publicada en la co lecc ión de género negro Letra Negra de la Diputación. El fa llo de l jurado se hará público e l día 2 de octubre de 2000. El hecho de parti c ipar e n este Co ncurso implica la aceptac ió n de sus Bases. T odas las incidencias no prev istas en estas Bases serán res ueltas por e l jurado c uando esté constituido.


INFORMACION A. C. fC. - ceDRO



INFORMACiÓN A. C. E. ~5

el impuesto sobre actividades económicas

NOTA INFORMATIVA La Ley 40/1998, de 9 de diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, incluye, en el apartado 2 de su artícu lo 16, como rendimientos del trabajo, los derivados de la elaboración de obras literarias, artísticas o científicas, siempre que se ceda el derecho a su explotación. Esta nueva redacción de los rendimi entos del trabajo, con la inclusión de la actividad propia de nuestros asociados, nos hizo plantearnos que entonces, un escritor que cede la exp lotación de su obra, al obtener un rendimiento del trabajo, y no un rendimiento económico, no tendría que estar dado de alta en el Impuesto de Actividades Económicas. Ante la duda de si esta interpretación era correcta, presentamos una consu lta ante la Dirección General de Tributos, cuya respuesta acabamos de recibir. En dicha respuesta, la Subdirección General de Tributos Locales estab lece claramente que tanto la Ley 39/1988 de 28 de Diciembre, reguladora de las Haciendas Loca les, como la citada Ley 40/1998, de 9 de Diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, marcan la frontera entre los rendimientos del trabajo y los derivados de actividades económicas. Para que la activ idad desarrollada sea cons iderada económica se requiere: - Que dicha actividad suponga ordenación de medios de producción y/o recursos hum anos con un fin determinado. - Que dicho fin sea, precisamente, la intervención en la producción o di stribución de bienes y servicios. - Que la referida ordenación se haga por cuenta propia. Si se producen estos requisitos, la actividad desarrollada se co nsiderará económica, y por tanto sujeta al alta y al pago de dicho impuesto. Por el contrario, el escritor no estará obligado a tributar por el Impuesto de Actividades Económicas cuando realice su actividad literaria cediendo siempre los derechos de explotación de todas sus obras y no incurra en ninguna de las causas que impliquen el desarrollo de una actividad económica en los términos anteriormente indicados.


146

INFORMACiÓN A. C. E.

ANTONIO HERNÁNDEZ, PREMIO JOSÉ MA RÍA PEMÁN DE ARTÍCULOS E l colabo rador de REPÚBLICA DE LAS LETR AS Antonio Hernández, ha co nseouido la XVII ed ic ió n de l Prem io José María Pemán de artícul os peri od ísticos con ~I titul ado José Hierro, esa ternura, que publi có es ta rev ista en su número 60, correspond iente a enero de 1999 . E l j urado del premi o, que convoca anualmente UNICAJA y está dotado co n un milló n de pesetas, estuvo fo rm ado por Alfo nso Canales, Manue l A lcá ntara, Jav ier T usell y Manuel Ortega Ramos. Al premi o, que se fa ll a en Málaga y se entrega en Cádiz, fu eron presentados cerca de cien artícul os, publicados en medi o cente nar de peri ódicos. UN TRA DUCTOR DE POESÍA , EN RIQUE MORENO, PREMIO STENDHA L 1999 El lunes 10 enero de 2000 e l Jurado del P remio Ste ndhal ha co ncedido e l ga lardó n para obras traducidas en 1998 a E nrique Moreno Castillo por su traducc ión de 18 poetas franceses contemporáneos, editada por Lum en. Enriq ue Moreno Casti llo (Lo ndres, 1948) es doctor en F ilo logía Ro mánica y catedrático de e nseñanza medi a y e n la actualid ad res ide en Ba rcelo na, tras haber hecho sus estud ios uni versitarios en Santiago de Compostela y vivido tres años en Lyo n, como profesor des tin ado por eI INBAD . Ha traducido, s ie mpre para la E di torial L um en, poetas fra nceses co mo Yves Bon nefoy y Sai nt-Jo hn Perse, So rtilegios un os re latos de l d ra matu rgo be lga Michel de Ghelderode, y, de l itali ano, dos novelas de Rosetta Loy; Los caminos de polvo y Sueiios de invierno. Es autor asimismo de tres li bros de poemas: la noche prodigiosa, En el rumor del fondo y La rosa invernal. En el li bro prem iado, el jurado ha destacado su ori gi nalid ad, la envergadura de la empresa acometida por E nriq ue · More no, y la sensib ilid ad poética que po ne de manifiesto la traducc ión. El Jurado ha querido seña lar tamb ién la elega ncia del es tilo de loas Cuell tos de [{lIa abuela (Trama Editorial), trad ucido por Amaya García Ga llego . E l premio, conced ido anua lmente por la FUNDACIÓN CONSUEL O BERGES, instituida por la em inen te traductora Consue lo Berges años antes de su muerte, se otorga a una trad ucción del fra ncés al españo l publicada el año anteri or y presenta la singu laridad de que el Jurado está fo rmado, por ex preso deseo de la fundado ra, exclusivamente por profesio nales de la trad ucc ión. Otra peculi aridad de l pre mi o es su dotación, que, aunque modesta -400.000 pesetas e n la ac tualidad- prov iene de los derechos de autor que las trad ucciones de la señora Berges sigue n devenga ndo, complementada con un bronce de la escul tura Maite Defruc. El premio, que goza de un gran aprec io entre los profes io na les, se ha concedido e n sus años de vida -por primera vez en 1983, mientras aún vivía la señora Berges y con motivo del centenario de Stendhal, y an ualmente a partir de 1990, por lo cual va ya por su décima edición- a prestigiosos traductores del francés como Anto nio Martínez San'ión, M." Teresa Gall ego e Isabel Reve rte, Lu is Martí nez de Merl o y Javier Albiñana, entre otros. El jurado de este año estuvo compues to por Hermes Sa lceda (del equ ipo premi ado el pasado año), Pilar Jimeno, José Lui s López M uñoz, A lic ia Marto rre ll y Franc isco Torres Oliver, actuando como secretaria Mercedes Saorí, Secretari a de l Patronato de la Fundac ión.


ASAMBLEA ANUAL

INFORMACIÓN A. C. E.-TRADUCTORES

Como to dos los a ños po r es tas mi s m as fechas, os co nvocamos a las asambl ea an ual de soc ios que tendrá lugar el mi ércoles 29 de marzo a las 17 .30 h. en primera convocato ri a, 18.00 h. en seg unda, en los locales de nu estra entid ad (S agas ta, 2 8, 5.°; 28004 Mad rid). El o rden del día se rá el siguiente: \. Balance de ac ti v idad es reali zadas a lo largo de l año 1999. 2 . Elecció n de nu evos cargos . 3. Ru egos y preguntas. Os reco rdamos qu e es te e ncuentro es importante para todos no sotros, y qu e debe ser la asa mbl ea qui en marque el rumbo de nuestras acti vidades y proyec tos en la direcció n que entre todo s aco rde mos . C ATA LI NA M ARTÍNEZ M uÑoz

Secretaria General TARIFAS MÍNIMAS RECOMENDADAS 2000 Según el ac ue rdo susc rito e ntre la Fede rac ió n de Gre mi os de Edito res de Es paña y la Secció n Autóno m a de Trad uctores de Lib ros de la A . C. E. sobre modelos ori entati vos de co ntratos de tradu cció n, la remun eració n de las traducciones se hace en fo rm a de «anti cipo de los de rechos que puedan co rres po nder por la edi ció n de la obra». El traducto r cob rará un a parte de dicho anti cipo (s uge rimos qu e la mi tad) en el mo mento de entregar la traducc ió n, y el res to c uando e l editor dé su confo rmidad a la tradu cció n (e n un plazo que no debería ser superi or a los treinta días) . A falta de acuerdos con los edito res, nu estra asociac ió n publica, difunde y reco mi enda las prese ntes tarifas mínim as, aplicab les al anticipo de derechos de autor, qu e serán rev isadas anu al mente . LENGUAS

TARIFAS EDICIÓN pta/página de 2.100 matrices

TARIFAS PRENSA pta/palabra

inglés, lenguas romances

1.600

13

alemán, lenguas germánicas, griego moderno y rumano

1.900

15

lenguas clásicas, eslavas, semíticas, vascuence

2.100

18

idiomas ideográficos, otras lenguas orientales

2.800

25

La unidad de cálculo es la págin a mecanog rafiada de 2 . 100 matri ces para el sector editori al y la palabra para los tex tos de prensa. Las tarifas se presentan en fo rm a de mínimos, por debaj o de los cuales no so n aceptabl es . Para las traduccio nes a tanto alzado (primera o úni ca ed ició n de un libro), la inex istencia de derechos de auto r pro porcion ales habrá de compensarse por la aplicació n de una tarifa po r págin a claramente superi o r. En esos casos reco mendamos la tarifa de prensa. PORC ENTAJE DE D ERECHOS El ant icipo a la entrega del trabajo se co bra a cuenta de un porcentaje que reco mendamos aco rdar en to rno a las sig ui entes ci fras: autores de dominio público

5/7% en función de la tirada

ediciones críticas con prólogo y notas

10%

-: autores con der~hos vivos

1,5/3% en función de la tirada

147


148

INFORMACiÓN A. C. E. -TRADUCTORES

En las res tantes mod a lidades de edici ó n: bolsillo, club, fascícul os, lujo, etc., e l porcentaje podrá reducirse, sin ser nunca inferior al 1 por 100 en auto res «vivos» y al 3 por 100 en dominio púb lico. Estos derechos de ri va d os y a nex o s nun ca ha n de

sum arse a la amorti zación del anticipo. La cesión de otros derechos que no sean los de edi ción (radi o o telev isión, representac ión teatral , etc.) deberá se r objeto de un contrato aparte. URGENCIA- 30 por 100 de recargo sobre la tarifa correspondi ente. Se entenderá que es urgente un trabajo que haya de iniciarse dentro de las 24 horas sigui entes al momento de su ace ptac ión y que requi era un rendimiento superi or al ritmo-tipo de 8 pág inas al día o 40 a la semana. REVISlONES- Ante la imposisbili dad de fijar un a tarifa úni ca para la revisión de tradu cciones ajenas, sugeri mos que el tradu ctor fij e una retribución por hora in ve rti da, según su rendimiento horario en los trabajos de traducc ión de la especialidad de que se trate, más un 30 por 100 de recargo po r ser tarea de índole superi or y por la res ponsabilid ad qu e se asume. JUAN JOSÉ DEL SOLAR, PREMIO NACIONAL DE TRADUCCIÓN AUSTRIAC O 1999 Ju an José del Solar Bardelli ha sido galardonado con el Pre mi o Nacional de Traducció n austríaco 1999, concedido anu almente a un traductor de literatura austríaca en cualquier lengua ex tranj era. En esta oportunidad, el jurado ha qu erido destacar sus excelentes traducciones de algun os de los más presti giosos autores austríacos, co mo Ingeborg Bachm ann o Joseph Roth. Juan José del Solar Barde lli fig ura entre los más notables traducto res del alemán al castell ano. En su vastísima obra traducida se cuentan autores co mo Berto lt Brec ht, Eli as Canetti , Friedrich Dü rrenm att, Thomas Man n o Robert Walser. Actualmente trabaja en la traducción de las ob ras co mpletas de Eli as Canetti . Del Solar ha recibido ya, por su importante labor traductora, el Premio Nacional de Traducción ( 1995) otorgado por el Mini steri o de Cultura Español y el Pre mi o de Traducción de l Mini steri o de As untos Ex teriores de la República Federal Alemana ( 1989).

C ONVOCA TORIA PREM IO STE NDHAL 2000 F undación Consuelo Berges co nvoca el Premio Stendhal 2000 de traducc ión co n arreglo a las sigui entes BASES Podrán optar a él todos los traductores de nac ionali dad es pañola con libros traducidos del francés al español publicados duranle el año 1999 en editori ales es pañolas. Las candidaturas podrán ser presentadas tanto por el traductor co mo por el editor de l li bro, e n no mbre de aquél. El pre mio estará dotado con 400.000 pesetas, más un bronce de la escultora Maite Defru c. Las obras que concurran, para las qu e no se fij an lím ites de ex tensión, podrán se r de narrativa, teatro o ensayo. Se presentarán, antes del 15 de juli o de 2000; seis ejempl ares, que no se devolve rán, junto con e l original francés co rres pondiente, aco mpañados de dirección, número de teléfono y currícul um de l traducto r y, en su caso, auto ri zac ión de éste al editor para prese ntar la obra, en la direcci ón siguiente : Aya la, 19 3. o izqui e rda - 28001 Mad rid. A la ate nc ión de Esth er Be nítez, vocal de l Patro nato de la Fund ac ió n. En su momento se hará pú bl ica la co mpos ición del Jurado.

Madrid, a 1 de enero de 2000


INFORMACiÓN CEDRO

149

CEDRO Y LAS AYUDAS A LOS AUTORES RESUMEN DE LAS AYUDAS CONCEDIDAS EN LOS AÑOS : 97/98/99 POR CEDRO A LOS AUTORES 1997

1998

1999

TOTAL

Ayudas Solicitadas

63

58

60

181

100%

Ayudas Concedidas

42

32

46

120

66 "3%

Ayudas Desestimadas

12

10

4

26

14 '4%

Ayudas no Iram itadas (por el interesado)

19

8

8

35

19 '3%

1997

1998

1999

TOTAL

TOTAL %

Ayuda a Domicilio

10

8

7

25

21%

Ayuda para la Adaptación de la vivienda

2

O

O

2

2%

Ayudas para la adquisición de material adaptado o especial

4

3

10

8%

Ayudas para Teleasistencia

O

Resumen

AYUDAS

I

,

Ayudas para Estancias Diurnas

1%

O O

Ayudas para Estancia Temporal en un Centro Residencial o ClInica Privada

O

Ayudas para Tratamientos o Intervenciones no atendidas por el IN SALUD

TOTAL

2

2%

O

O

O

O

4

4

9

7%

Ayudas de Urgente Necesidad

8

8

9

25

21%

Ayudas a la creación

2

O

O

2

2%

Ayudas para la adaptación del vehículo privado

O

O

O

O

O

Ayudas para transporte especial o adaptado

O

O

O

O

O 3%

Ayudas para Terapias Alternativas Complemento de Pensión Ayudas para los socios que se encuentren en desempleo mayores de 52 años Baja por Enfermedad o Accidente

10

4

2

16

13%

4

2

9

7%

16

16

13%


150

INFORMACiÓN CEDRO

ÍNDICE DEL NUEVO PROGRAMA DE AYUDAS l.-A yuda a domic ili o 2.-Ayud a para adaptac ión de la viviend a 3.- Ay uda de Teleas istencia 4. -Ayuda para materi al ortopédi co 5.- Ay uda para tratami entos no atendidos por el INS ALUD 6.- Ay ud a de baj a por enferm edad o acc idente 7.- Ay uda para estancia temporal en un ce ntro residencial 8.- Ay ud a destin ada al pago de un co laborador profes ional 9. -Ay uda en situac ión de desempl eo 1O.- Ay ud a de urgente neces idad

Coberturas del Pl an de Previ sión de los Autores en CEDRO Plan de Previsión Fa ll ec imi ento por cua lqui er causa (s in lími te de edad)

500.000 ptas .

Inva lidez abso luta y perm anente po r cualqui er ca usa (menores de 65 años) Falleci miento por acc idente (menores de 65 años) Inva li dez prog res iva po r acc idente (menores de 65 años)

6.000.000 ptas. 1.500.000 ptas. de 1.700.000 ptas. a 6.000.000 ptas.


TRIBUNA ABIeRTA Esta tribuna recoge cartas, informaciones, opiniones, de escritores de la A. C. E. que desean abrir un debate sobre temas que juzgan de interés. La redacción de REPÚBLICA DE LAS LETRAS, ajena a cualquier tipo de censuras, recogerá, dentro de sus posibilidades de espacio, las mismas, ofreciendo al tiempo sus páginas para quienes deseen participar en los debates propuestos, no tomando lógicamente partido por las ideas expresadas ni los contenidos vertidos en los trabajos. Queremos que REPÚBLICA sea cada vez más plural y participativa para los escritores de la A. C. E.



~RIBUNA ABIERTA ~

la historia y la filosofía de la historia antonio martínez caballero

Deseamos abrir una nueva sección en la revista para escritores con vocación filosófica en cua lqui er modalidad, hi stórica, política, etc. co n el objetivo de analizar los cambios habidos en el pasado reciente y, siguiendo las directrices de la fi losofía de la historia , utilizarlos para arrojar luz hacia el futuro y los cambios que se avecinan. Los antecedentes de esta sección que deseamos ll e nar de luz, como nuestros antepasados hicieron con e l siglo de las luces, habría que buscarlos en el Movimiento Ilustrado que, con todas sus limitaciones, alumbró co n la co laboración de todos los intelectuales, el mundo de la c ultura y clases socia les interesadas, un a de las transformaciones más profundas y provechosas de la hi stori a que se vio forzada, co ndi cionada y orie ntad a por los in tereses de la clase soc ia l triunfadora. E l movimiento se ini cia con la difusión de las ideas de unos escritores y filósofos ilustrados que perseguían organi zar la soc iedad de forma totalmente nueva , lo que representaba un ataque frontal al sistema fe udal. A este movimiento pertenecieron los filósofos y pen sadores de la Revolución fra ncesa: Montesquieu, Voltai re, Roseau y todos los enciclopedistas. Hubo una clase socia l interesada en los cambios: la burguesía. Esta clase socia l se había enriq uecido con el comercio de las coloni as y la industri a pero también era culta y del seno de ell a nacieron casi todos los filósofos ilustrados. La burguesía tenía riqueza y cultura pero no tenía poder político porque éste era un privilegio que se heredaba y estaba reservada para la nobleza. Esta reflexión nos cond uce a una concl us ión: todo el Movimiento Ilustrado giró e n torno a la conqu ista del poder político por parte de la nueva clase soc ial. Así, la burguesía se sentía postergada de las tareas políticas y perseguía dos objetivos: libertad política y libertad eco nóm ica. La tarea de la burguesía como c lase beneficiada por el trabajo de todos f ue propagar esas ideas por toda E uropa y sen tar las bases de un sistema político donde aparecían nuevos actores: a) la burguesía, b) e l estado burgués construido a su imagen y semejanza y c) posteriormente, los partidos políticos para la defensa exc lu s iva de la clase burguesa.


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Esos actores , sus hi stori as y los aco ntec imie ntos que ori ginaro n so n co noc iant onio martínez cab a ll e ro dos po r to d os c o nc lu yer o n co n la exc lu sión de l tercer estado, e l puebl o ll ano, del nuevo escenario de poder. Dos siglos después, un si mple análi sis de los acontec imientos, comprobamos que las tra nsform ac iones han sido menos profundas de lo que sus pro motores deseaban, a pesar de la conqui sta de algunos derechos. Si anali zamos las clases soc iales que nac iero n de aque ll as ideas, podre mos comproba r que la Revo lución fra ncesa, a grandes rasgos, se puede calificar de revolucióll por sustitución de actores: la burguesía sustitu yó al señor fe udal y los partidos políticos que se crearon para la defensa excl usiva de la burguesía sustitu yeron al clero, las dos cl ases pri vil egiadas. E l sistema po lítico res ulta nte debería ll amarse con toda justi cia: fe uda l capitali smo. E l tercer estado, es dec ir el pueblo ll ano, co ntinuó y continú a como siempre, a) excl uido e inco nsc iente de su poder, sa lvándose co mo puede, b) dando un cheque en bl anco al poder po líti co para que éste continúe cabalgando sobre el poder económico de la soc iedad c ivil y c) entregando, sin nin guna reversión de recursos, med io centenar de billo nes de pesetas al mercado, el mi smo que le ni ega la ex iste ncia: la soc iedad civil no ex iste, sólo ex iste el mercado. La rebelión de la sociedad civil no ha hecho nada más que empezar, aunque de forma confusa. Los acontecimientos de la firma del AMI y la OMC en Seattle en Diciembre de 1999, relac ionados con el deseo claro y manifiesto de los poderes econó mi cos de imponer aceleradamente un nuevo orden, valiéndose de todos los medios, incluido el efecto trinq uete, antes de que la sociedad civil organice una respuesta, han puesto sobre la mesa un hecho con algunas consecuencias: a) la sociedad civil ha nacido con el fi nal de siglo, los golpes han acelerado el alumbramiento; b) sin la sociedad ci vil nada se puede hacer y sus argumentos son de peso: c) co loca sobre la mesa medio centenar de bill ones de pesetas,. cantidad de recursos que pasan por las manos de la sociedad civil y d) di spone, además, del voto político. ¿Hacia dónde los dirigimos? ¿Qué transformaciones se aveci nan? ¿Cómo serán las soc iedades futuras? ¿Qui én participará en los gobiernos futu ros? Cuando la soc iedad civil tome consc iencia de su poder, en teoría, habrá nacido una nueva sociedad y un nuevo actor, político y económico, que buscará su lugar al sol de una democrac ia plena. Las resp uestas a estos interrogantes son ilu sionantes . Puede ocurrir que dej emos que Penélope continúe deshac iendo durante la noche lo que tejía durante el día, es decir, que se alternen sistemas neoliberales o terceras vías, o refl ex io ne mos para que la hi storia sea un camino ascendente y mantenido por la inteligencia y e l interés de un a soc iedad consc iente de su poder eco nómi co y políti co. La A. C. E. y todos sus asoc iados, que no podíamos quedarnos co n los brazos cruzados, inicia mos ilu sionados una nueva secc ió n en nuestra Rev ista, La República de las Letras, con la intenc ión de ll enarl a de luz y co nvertirl a en un f oro libre de debate, abierto a todos sus asociados y a todo tipo de materi as que puedan acl arar un futuro neb uloso, pero cargado de esperanza. La A. C. E. to ma el testi go y desea transformarse en la aba nderada de la democ rac ia plena.

TRIBUNA ABIERTA

¡Que Atenea, la diosa de la inteli gencia, nos gu íe a todos en esta tarea ! ANTON IO M ARTÍNEZ CABALLERO


TRIBUNA ABIERTA ~

e 1 pasado

e s t á presente pedro-antonio clemente del barrio

Sabido es que «los pueblos que desconocen su historia está n condenados a apre nderla repitiéndola», al igual que conocemos que «la patria más afín a los seres humanos es su infancia». Y que yo recuerde, sí creo conocer parte de las hi stóricas censuras gubernativas en esta nuestra patria, «esta España mía , esta España nuestra», al igual que me viene a la memoria uno de los más to rpes refranes en boga en mis años mozos , o sea: «el buen paño en el arca se vende». Ciertamente que en el arca nunca se vendió nada, puesto que al estar guardada la supuesta virtud o mercancía, mal pueden despertar el deseo de ser conquistada o adquirida. Y si en mi mocedad ya no era cierto el desdichado dicho, menos lo es hoy por hoy, cuando los masificados medios de com uni cac ión exa ltan lo banal y si lencia las pequeñas maravillas locales y los hechos humanos que las entornan o entornaron. Es por e llo que en el libro que e l pasado año el Ayuntami ento de Torrelaguna editó con motivo de las fiestas patronales, uniendo mi pluma a la voz de las fuerzas vivas de la localid ad, yo le pedía al Presidente de la Comunidad Autóno ma de Madrid que iluminara externamente nuestra monumental Iglesia de Santa María Magdalena , a vuelap luma seña lándo le que el catedrali cio templo data de los siglos XIV y XVIII, habiendo dejado e n él huellas artísticas afamados arquitectos, escu ltores, canteros, tallistas, rejeros, pintores y demás artistas y artesanos en las diferentes épocas hi stóricas, siendo hoy por hoy uno de los más importantes templos del gótico madrileño, además de estar en su recinto enterradas innumerables personalidades, entre otras el poeta prec ursor en nuestras letras de la que co nocemos como «poesía culta», rezando sobre su tumba el epitafio que le esculpi era el otro gran poeta de la época, nada más y nada menos que el célebre Marqués de Santillana, a saber: Patria Feliz, Dicha buena, Escondrijo de la rnuerte, Aquí le cupo la suerte, Al poeta Juan de Mena. Memoria literaria e hi stórica que en laza con la de la lumbrera que en el contexto de la Iglesia y e n el ámbito de nuestra Lengua fue y es e l Carde nal Francisco Xi ménez de C isneros, históricamente bauti zado en el glosado temp lo parroquial con el nombre de Gonzalo . .. En resumen, que le argumentaba a don Alberto lo reseñado y alguna que otra cosa, en sí en un tono un tanto informal y va lié ndome del recurso literario que conocemos como «diálogo apócrifo». Bien, pues hétenos que durante todo un año, tanto el señor Presidente como sus correspo ndie ntes consejeros, como diría un clásico, hi cieron caso omiso a todas cuantas peticio nes al respecto habían recibido. O sea que, como podría decir un


castizo, uno y otros no nos han hecho ni puñetero caso. Y fue y es el caso pedro-antonio clemente del barrio que como yo sigo pe nsa ndo que si a la Antigua y Noble Villa de TOITelaguna la despojaran de su monumental iglesia y de la memoria hi stórica de Cisneros quedaría reducida a un pueblo más, como mucho a las señas gastronómicas de Casa Patata y a lugar de paso hacia Patones, es por lo que en el presente año decidí cargar un poco más la mano en un nuevo di álogo apócrifo mantenido con el señor Presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, en e l ánimo de publicarlo en el libro que el Ayuntam iento volvería a editar en las vís peras de las fiestas patronales, con mayor motivo y esperanza teniendo presente que e l actual Alcalde había so li citado mi co labo rac ión en e l mencionado libro. Por consiguiente, manos a la obra, elaboré la siguiente piececita li teraria.

TRIBUNA ABIERTA

Que tócame contarle en el p resente, seíior Presidente electo en esta nu estra Comunidad Autónoma de «Las Siete Estrellas », que mal veo y peor me parece comprobar como usted echó en saco roto lo que le pedí y rogué el pasado mio, es recordarle: que aflojara la bolsa para poder llevar a buen término la solicitada iluminación externa de nuestra Monumental Iglesia Parroquial, de la que en el pasado mio le enumeré, muy sucintamente, los méritos acreedores a tal necesidad resplandeciente, por lo que no creo necesario cansar su atención COIl nueva enum.eración, baste con aseverarle que s i descartamos no I/'l.uchas igles ias de la Capital y algunas otras en los conocidos como «lugares reales» o en la arzobispal Alcalá de Henares, la de Torrelaguna es la de mayor rango monumental en nuestra Comunidad Autónoma, también la que más historia alberga entre sus muros. Y a mayor abundamiento, aunque solamente sea por el hecho de haber sido pila bautismal del fundador de la Universidad de Alcalá de Henares (que en este mio hizo quillientos de su fundación) y a la vez pilar fundamental del Catolicismo ell su tiempo, merecedora es la Iglesia de Santa María Magdalena como para que usted busque y halle unas pesetas en la bolsa común ... Que no, que no me venga aflOra con lo de «Veremos qué se puede hacer». Porque afe de Dios que lo veremos mejor cuando usted acceda a lo que las fu erzas vivas de Torrelaguna, de izquierda a derecha, le llevan pidiendo tanto tiempo. Y es que digo yo que /lO todo va a ser anda r escarbando en el subsuelo de la Capital, con excesiva vocacióll de topos, y a la vez gastando todos los caudales camino del averno, que también habremos de mirar algo hacia el cielo serrano e iluminarlo como Dios rnanda desde la gallarda torre que mandaron construir el Cardenal Mendoza, primeramente, y el Cardenal Cimeros, después ... Tal digo, se/i or Presidente, que se anime usted, puesto que bien mirado, lo de iluminar extemam ente el sin par monumento religioso, cOlltando con los dedos de la mano no llegará en pesetas al coste de una sola pata del pregonado penco que usted a la Comunidad compró o compraroll al flo rdelisado aí-istrócrata, y con el que no saltó más allá de las revistas que yo llamo «de las vísceras palpitante». Pero lo que so n las cosas o viv ir para ver: este año, la concejala coordi nadora en la cosa de ed itar e l libro de las fiestas patronales rechazó mi trabaj o literario. Es decir, lo dicho: E l pasado está presente. PEDRO-ANTONIO CLEMENTE DEL B ARR IO


TRIBUNA ABIERTA ~

e s t o

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Qui e nes fuero n mi s a lumnos e n e l Ta ll e r Literario de CREART y ahora sos ti ene n e l Centro de D ocum e ntac ió n de la Novela Es pa ño la, han retado e n va ri as ocas io nes, e n su bo letín me nsua l La Fiera Literaria, a los críticos R afael Co nte, Santos S anz Vill a nueva y Mi gue l Garc ía P osad a, a un ma no a ma no di a léc ti co sobre c ualqui era de esta no ve las de Jav ier M arías , mu y fes tej adas po r e ll os e n e l mo me nto de su apari c ió n: Todas las a/lll as, Tra vesía del horizonte, EI /w lI/bre sentilllental, Cora zón tan blanco, MClIlana en /a batalla piensa lIIí y Neg ra espa lda d el tiemp o. C o nte in c lu so ha s itu ad o a l a uto r e n los a le da ños de l Pre mi o No be l, co mo tambi é n hi c iera en su día Guill erm o Ca brera Infa nte. U na quinta perso na, e l no ve li sta E du ardo M e ndoza, ha di c ho y re pe tid o, co mo e l c itado Cabre ra, que M a rías es qui e n mejo r escribe hoy e n Es paña, ll ega ndo un a sex ta, Fern ando S ava ter, a co mpararl e co n Cerva ntes y Dos to ievs ky. Los retado res pi e nsa n y, e n mi o pini ó n, han de mostrado en sus Cuade rn os de crítica dedi cados a l a ná li s is de las c itadas obras, qu e no só lo no es e l mej o r de es te mo me nto - «hoy», po r ado ptar la termin o log ía me nd oz iana-, sino qu e es e l peo r, a muc ha di stanc ia de l seg undo, de todos los ti e mpos y lu ga res. Mi s anti guos a lumnos , j ó ve nes profesores de Lite ratura de enseñanza medi a, no han rec ibid o co ntes tac ió n nin guna de las veces . Po r eso me dec ido yo ahora a coger s u testi go y desafi ar, desde las pág in as de la rev ista de los esc rito res co leg iados, a c ua lqui era de los no mbrados o a los se is a la vez , más Jav ier Marías, si es tim a un debe r defend er su o bra de ataques ta n feroces y, a mi j ui cio, tan razo nad a me nte c ie ntífi cos co mo j usti f icados. E n di versos medi os, espec ia lm e nte e n El País, los jóvenes crít icos a ludidos han sid o tac hados, po r a lg unos de los c ríti cos de 8 abelia y po r los mo ra li za ntes co lumni st as de l di a ri o , de e nv idi osos, lib e li s tas, ca lumni ad o res, intru sos , deme ntes, tro nados, o bsesos, de linc uentes, f(lsc istas, to rpes, es píritu s mutil ados, ge ntec ill a de las so mbra s y has ta age ntes a l servi c io de «nadi e sabe qui é n, que


es tá gasta nd o mu c ho din e ro e n a tac arm e» (M a rí a s di x it a Án g eles m . garcla VinO García). Pe rso na lme nte pi e nso, y po r eso me dec ido a dar es te paso, que es la cr íti ca li te rari a e s pa ño la - y no soy, ni m ucho me nos, e l prim ero e n dec irl o- , esa críti ca tantas veces difíc il de d istinguir de la propaga nd a de las editori a les, co n la qu e manti e ne una perm anente s imbi os is, la que se ha co nvertid o en un pudridero de desaforados e logios nunca argum entados, a mi gui smo, publ ici dad ape nas di simul ada y exc lu siones y sil enc iami e nto inj ustos. Pero hay otra razó n pe rso na l para la ac titud qu e ado pto: nadi e co mo yo ha pagado e n este país haber te nid o ideas diferentes sobre la novela , co mo corroboran va ri os de los autores q ue han co laborado e n e l núm e ro mo nográfico qu e la revista Anthropos ha ded icado e l año pasado a mi o bra. Desde hace más de treinta años, mi s libros han sido sometidos a un sil e nc iami e nto impl aca bl e, y mi no mbre o mitid o has ta e n las meras re lac io nes de escri to res de los sesenta, sie ndo así que el grupo de la ll a mada «novela metafís ica» o «rea li smo tota l», a l que perte necí y en es píri tu s igo pe rtenec iendo, constitu ye un ca pítul o in sos laya bl e y e l más impo rta nte de la hi sto ria de la novela es paño la de ese período, g uste o no a los inqui si dores, por haber co nstitui do e l prim er mov imi ento que se o pu so a l del rea li smo soc ia l y/o cos tumbri sta , c uyo fracaso termin aro n reco noc ie nd o hasta sus pro mo to res, J osé M a ría Cas te ll e t y Carl os B arral , y, po r supuesto, aq ue ll os críticos me no res -algún día los no mbraré- que antes les sig ui ero n e n los e log ios. Co mo q ui era qu e, e ntre los más directos res po nsabl es de mi ex pul sió n de l «parnaso» no velísti co es paño l co nte mporáneo, se enc ue ntran tres de los no mbrados -Rafae l Ca nte, Sa ntos Sa nz V ill anueva y Mi gue l García P osada- , a e ll os les br ind o la oportunid ad , m edi a nte e l pro pu es to tes t so bre la o bra de J a vi e r Marías, la más rep resentati va e n su crite ri o de la novela es pa ño la ac tu al, de tri tura rme de un a vez por todas, o reco nocer nobl emente que ll evo tres décadas ll evando razó n e n mi s j ui c ios.

TRIBUNA AB IERTA

M. G A RCÍA

VI ÑÓ


TRIBUNA ABIERTA ~

rehabilitar a la duquesa de medina sidonia luisa isabel álval'ez de toledo He leído con gran interés su artícul o-alegato «L a censura intangibl e», en e l n.o 63 de República de las Letras que me ha impres io nado y me ha indi gnado al mi smo ti empo. Su párrafo : «Otorgada la amni stía con cuentagotas regresé en octubre de 1976 para conte mpl ar como la mo narquía parl amentari a inventaban la democraci adi ctatori al. Los que enca rnaban e l poder acumul aron tanto que esco nder, e n tan poco tiempo, que el control de la expres ión, se convirtió en cuesti ón de estado. E mpresarios de la idea, debid amente dotados y pro moc io nados, e liminaro n a la competenci a, poni endo al creador, que la genera, en la di sy unti va de padecer e n la margin ac ió n del sil e nc io impuesto o aceptar a so meterse a la autocensura» . Es terrible su cal vario literario, a vueltas con la censura, que le ha llevado hasta ser encarcelada. Por desgrac ia no es cosa sólo de regímenes autoritarios, si no que también se da en las democracias, no la cárcel, porque sería demasiado, pero sí otros procedimientos a veces más refin ados y sutiles y, por ello, más sangrantes aún. Yo tambi én fui víctim a durante e l franqui smo. U na novela mía, des pués de pasar por la correspondiente censura y publicarse, fue «secuestrada», es decir, recogida su edi ción, librería por librería, por la policía de entonces. Aparte de las mutil acio nes que estoicamente tu ve que soportar en mi s obras de teatro (como a ta ntos otros compañeros les oCUlTió) y reformar el montaje en los ensayos generales, cuantas veces querían los señores serios, que se sentaban en e l patio de butacas, con una lámpara y e l libreto, antes de que la obra ya terminada, la viera el público. O que una comedia mía, fuese prohibida (después de ser autori zada) cuando la Compañía estaba en Zaragoza y los carteles en las call es y que significó una de mi s ruinas económicas, ya que aparte de autor, en aque ll a ocas ión, también era empresari o. E l Premio «Lo pe de Vega», en plena democracia, se me esca moteó, con Alca lde soc iali sta para más inri , porque el tema abordado, la primera Repúbli ca Española (siglo XIX), y la entro nizac ión de don Amadeo de Saba ya, de ahí el títul o Las guindas de Turín, «pudiera herir la sensibili dad a los monarcas actuales», de sucesos acaecidos CIEN AÑos ANTES, y cuya obra continúa siendo rechazada por el mi smo «delito». Por si le sirve de co nsuelo, señora, hace pocos años, otra comedi a mía, en este caso sobre Dalí y Gala, fue prohi bido en Mm'bell a por la censura de Jesús Gil , ante el pecado de contener un desnudo (del bellísimo cuadro «Leda atómica») y fragmentos de El perro andaluz de Buñuel. Ante el escándalo que ello significó, fui llamado por el programa de Pepe Navarro para una entrev ista. Éste ya no la hi zo en directo y, después de grabarl a, fué rechazada por «pres iones de aITiba», según dijo e l periodi sta. E l mismo U mbral en El Mundo,


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me d e di có un a co lumn a pe ro OMITIENDO MI NOMBRE. E n la actualipablo de villamar dad, estoy vetado en muchos medios de comunicac ión. No quieren que hable ... De risa ¿ verdad? iFíj ese si no la voy a comprender ! Por todo ello la entiendo, quizás mucho más que otros, que se han ido acomodando a cada situac ión. Y aquí me tiene ro mpi endo una lanza por usted, aún sin conocerl a, como no podía ser menos. Como caballero que soy. Nobleza obli ga. Es decir, nobleza ex ige. Eso de ir a la cárcel por ma ni festar esta o la otra op ini ón o ser procesada es repu gnante, aún más, aberrante y pues to que a usted le ha oc urri do y por dos veces, aunque fuera e n o tros tiempos, lo menos que se podría hacer es rehabilitarl a, rev isar su «caso» y que toda su obra se di era a conocer, mo leste o no, joda o no j oda, y que el lector, el público q ue es a quien le escribim os, dij era s u úl tim a palabra. So li dari zarse los escritores co n usted, ya que antes no se pudo, por miedo o por lo que fuera, rectificando, porque a todos, más tarde o más te mp ra no nos puede suceder lo mismo, si no alza mos la voz mani fes tando nuestra protesta. Pese a lo que usted dice y yo intu yo, me niego a creer q ue la democrac ia en España sea la más fe roz de las d ictaduras. Qu izás me considere un in genuo pero yo todav ía creo en el la y en la libertad de ex pres ió n y es por eso que estamos a ti empo de volverl o a intentar y si a pesar de todo, no se lograse, es cuando pod ría mos presentarnos ante el gran j urado (el Poder), que se llena n la boca de principios democráti cos, para reclamarl es lo q ue es nuestro más prec iado patrimo ni o, e l derecho a la libertad y en nues tro caso, a la li bertad de expres ió n, si n cortapi sas ni presio nes de nin gú n género, y estoy seguro de que todos los escritores se sol idariza rían con su postura y consegu iríamos s u rehab ili tació n defin itiva. Querida Lui sa Isabel. Us ted tie ne el defecto-v irtud de ser una muj er que piensa y sabe demas iadas cosas y la virtud-defecto de contarl as, d iciendo la ve rd ad , sin pelos en la plu ma, ambas cosas de malís imo tono en esta España nuestra lle na de historia y mi serias y, enc ima, escribie ndo bien, dos cosas q ue no se perdo nan. Como le deCÍa más an'iba, voy a ro mper una lanza por usted. Y si es prec iso, la segunda, si n im portarme que me co ndenen a las catacum bas do nde yace n los es paño les mald itos. Hace ti em po que me trae todo eso a l fresco. P or te mperamento estoy siempre con e l déb il , con e l oprimido, co n el ca lumni ado y d ifa mado por defender estas o las otras ideas, co n el que se le persigue, y por ende contra el abuso del Poder esté en el gobierno o en la econo mía. Y ade más porque soy optimista. Porq ue estoy seguro de q ue más tarde o más temprano e l triunfo será de los que sufre n y el castigo para los que hace n sufrir, en este patíbulo públi co de los medios de comu nicación, que es a lo que más temen. Con el cul o al aire. y si así no ocurre, acuérdese de l Prí nci pe d e D in a ma rca qu e po r boca d e Shakespeare deCÍa: «El gusano es e l único emperado r de la di eta. E l rey gord o y el escuá li do me ndigo so n dos platos d ife re ntes pero los dos s irve n a un a mi s ma mesa. Tal vez un hombre pueda pesca r con e l mi s mo g usa no que ha co mido a un rey y comerse después e l pez que se a lim e ntó de aqu é l g usa no. D e es ta forma se deduce que un rey puede ir a parar a las tripas de un me ndi go». C laro que son divagaciones de Hamlet q ue, a l fin y al cabo, es taba loco.

TRIBUNA ABIERTA

P ABLO DE V IL L I\MI\R


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