Boletín Las Alcublas nº 1

las alcublas E X P O S I C I Ó N H O M E N A J E

Boletín informativo de La Asociación Cultural Las Alcublas (ACLA) - nº 1 agosto 2008

LA COLONIA ALCUBLANA

CASA DE LA C U LT U R A DEL 10 AL 15 DE AGOSTO 2 0 0 8 Del 10 al 14 de Agosto de 19 a 21 horas y el dia 15, de 12 a 14 horas

Presentación de la ASOCIACIÓN CULTURAL LAS ALCUBLAS Domingo - 10 agosto - 19 horas - Casa de la Cultura

las

alcublas Nº 1. II Época. Agosto 2008 SUMARIO Presentación de ACLA .......................3 EXPOSICIÓN - HOMENAJE LA COLONIA ALCUBLANA............4-10 Actividades de ACLA ........................11

FICHA DE SOCIO DA TOS PER SONALES Nº DE SOCIO:

FECHA INGRESO EN ASOCIACIÓN:

NOMBRE Y APELLIDOS: D.N.I:

FECHA DE NACIMIENTO:

DIRECCIÓN: CÓDIGO POSTAL:

LOCALIDAD:

PROVINCIA:

EMAIL:

TELÉFONO: GRUPOS DE TRABAJO:

CUOTAS TIPO DE CUOTA: N ORMAL (5 euros me s) R E D U C I D A ( 2 . 5 e u r o s m e s ) . M e n ore s 30 añ o s y pe ns i on ist as FORMA DE PAGO: TRIMESTRAL / SEME STRAL

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Las Alcublas - 1 / Agosto 2008

Ha nacido ACLA

Asociación Cultural "Las Alcublas"

En Alcublas hay gente que desarrolla a nivel particular actividades culturales muy interesantes, ¿por qué no hacer partícipe de las mismas a todo el pueblo?

El pasado 29 de septiembre, un grupo de alcublanos acordamos crear una asociación cultural que llene el vacío existente.

La hemos llamado "Las Alcublas", por ser el nombre original de la localidad y como homenaje a la revista que con ese nombre publicó la "Colonia Alcublana en Valencia", promotora de muchas inciativas culturales en los años cincuenta del siglo XX. Desde ACLA os animamos a compartir este proyecto, como miembros de la asociación o como colaboradores. Sólo nos guia una obligación: querer a nuestro pueblo y trabajar por él.

Si queréis formar parte de la Asociación o simplemente tener más información, os esperamos en el primer piso del Hogar del Jubilado los últimos sábados de cada mes, a las seis y media de la tarde.

También podéis escribir a: lasalcublas@gmail.com Os esperamos. Recibid un cordial saludo y hasta pronto.

¿Què pretende ACLA? Deseamos que este proyecto tenga un carácter lúdico, que promueva la participación ciudadana a través de sus actividades y que llene algunos de nuestros ratos de ocio de una manera diferente.

La asociación quiere desarrollar su trabajo en los ámbitos de la Historia, el Medio Ambiente, la Salud y las Bellas Artes, quiere fomentar la comunicación entre las personas y que todo aquel que tenga una inquietud de tipo cultural tenga la posibilidad de desarrollarla o al menos de exponerla. Para lograr sus objetivos se ha marcado las siguientes líneas de actuación iniciales:

- Realización y promoción de estudios históricos relacionados con la localidad y sus habitantes.

- Recuperación del patrimonio etnológico y desarrollo de estudios sobre el mismo.

- Fomentar la conservación del entorno natural de la localidad mediante la realización de estudios monográficos sobre zonas concretas y sobre fauna y flora del término municipal.

- Desarrollo de rutas ecoturísticas en Alcublas y su difusión en el ámbito escolar y a toda la población en general.

- Fomento de actividades deportivas y de promoción de hábitos saludables: - Promoción y difusión de las bellas artes en todas sus manifestaciones (literatura, pintura, fotografía, escultura, artes escénicas, etc.).

- Realización de visitas culturales a otras localidades.

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EXPOSICIÓN - HOMENAJE

LA COLONIA ALCUBLANA A principios de los años 50 del siglo pasado un grupo de alcublanos y descendientes de alcublanos, residentes en la capital de la provincia, crearon la Colonia Alcublana en Valencia, una asociación cultural cuya función era aglutinar a los numerosos emigrantes de la localidad que vivían en Valencia, evitar su desarraigo y crear un nexo de unión con la localidad de origen, algo parecido a lo que eran las Casas Regionales, aunque a otra escala.

La necesidad de hacer partícipe a Alcublas de los avances y las ventajas de la vida en la ciudad se encontró en el origen de muchas iniciativas de “ornato” y “progreso” de la localidad propuestas por la Colonia al Ayuntamiento en aquellos años. El ímpetu de algunos influyentes y activos dirigentes de la Colonia abrió muchas puertas y facilitó mejoras en el pueblo de cierta importancia al tiempo que cada éxito logrado en ese sentido reforzaba la ilusión de seguir manteniendo la unión de identidad con la localidad de origen.

Su función era aglutinar a los numerosos emigrantes de la localidad que vivían en Valencia, evitar su desarraigo y crear un nexo de unión con la localidad de origen

En el año 1971 se disolvió la Colonia tras 18 años de existencia: atrás dejaron muchos éxitos y muchas ilusiones, y sobre todo la sensación y la certeza de haber ayudado al progreso de su pueblo

Por otro lado la Colonia desarrolló en Valencia una activa vida social y cultural cuyo mejor exponente fueron los innumerables actos organizados en el local sede de la sociedad en la Calle Santa Teresa, y en Alcublas creó unas fiestas en el mes de septiembre, precedente directo de las actuales fiestas de agosto, dando forma a algunas celebraciones consideradas tradicionales y que nacieron precisamente de la mano de la Colonia Alcublana.

A principios de la década de 1970, como ocurrió con casi todas las colonias de otras localidades existentes en Valencia, la Colonia Alcublana no pudo –o no supo-, sobrevivir a los nuevos tiempos en los que el sentimiento de desarraigo de los emigrados ya se había superado y en los que los modelos de entretenimiento habían cambiado mucho con la generalización de la televisión y el automóvil.

En el año 1971 se disolvió la Colonia tras 18 años de existencia: atrás dejaron muchos éxitos y muchas ilusiones, y sobre todo la sensación y la certeza de haber ayudado al progreso de su pueblo. Era justo homenajearles en la medida de lo posible, ya que para ellos la palabra ALCUBLAS siempre se escribió con letras mayúsculas, a pesar de la incomprensión de la que fueron objeto por algunos de sus paisanos.

Quede aquí nuestro reconocimiento a su labor y nuestra sincera admiración por el profundo amor a su pueblo.

Gracias

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El nacimiento de la Colonia Las causas del nacimento A la hora de analizar los factores que influyeron en el nacimiento de la Colonia Alcublana en Valencia, encontramos básicamente tres, que por orden de importancia son: - la existencia en la capital de un numeroso grupo de emigrantes alcublanos.

- el atraso socio-económico de la localidad en relación con la capital.

- el auge de las Casas Regionales y de las Colonias Locales.

El fenómeno de la emigración en Alcublas Durante el siglo XX la localidad de Alcublas se vio afectada por un proceso de disminución y pérdida de población que todavía hoy se mantiene y que supuso la pérdida del 70.73% de sus habitantes (en cifras absolutas Alcublas perdió a lo largo del siglo 1963 habitantes). Este proceso, originado principalmente por factores económicos, no fue uniforme a lo largo de todo el siglo, sino que en determinados momentos esa disminución de población fue mucho más acusada.

La percepción de la vida de la ciudad A principios de los años cincuenta la diferencia entre la vida en Alcublas y la vida en Valencia era de una magnitud tal que, aunque hoy en día, dadas la cercanía entre Alcublas y Valencia y la similitud de patrones de vida, puede parecernos ridículo hablar de problemas de adaptación de los emigrados, en aquellos años de difícil situación económica y en los que las deficientes vías y medios de transporte dejaban a la localidad muy aislada – la carretera Alcublas-Casinos atravesaba las terribles “rochas”, y casi el único servicio de transporte era la Chelvana - , el cambio de vida debió ser notable, al pasar de una localidad sin agua potable ni alcantarillado, sin prácticamente aceras y calles adoquinadas, sin teléfono, sin coches y con un muy deficiente servicio de alumbrado, a la gran ciudad. El desarraigo provocado por este fuerte contraste

pueblo-ciudad actuó como factor de cohesión entre un grupo de personas en algunos casos muy dispares entre sí, posibilitando el nacimiento de un proyecto común.

Por otro lado, la percepción de ese gran contraste, al mismo tiempo que cohesionó al grupo de alcublanos emigrados, les proporcionó un elemento en torno al cual articular sus ilusiones: si podían llevar a su pueblo todos esos adelantos y hacerlo progresar, tal vez podrían evitar la salida de nuevos emigrantes e incluso se abriría así la puerta a un futuro regreso.

El ejemplo de las “Casas Regionales” y de las “colonias” locales El agotamiento del modelo económico que promovió el franquismo en los años cuarenta, basado en la agricultura de autoconsumo y en la autarquía, hizo que el éxodo de alcublanos hacia las ciudades, que se había producido en los años veinte se reiniciara, en consonancia con un proceso generalizado en casi toda España de éxodo desde el campo a la ciudad. En este contexto, la existencia de casas regionales creadas con anterioridad en Valencia y que ahora adquirían nueva fuerza, como era el caso del Centro Aragonés (1872), el Hogar Manchego (1928), o la Casa de Andalucía (1941), sirvió de modelo para la creación de asociaciones de inmigrantes procedentes de fuera de la provincia, como por ejemplo la Casa Regional de Murcia y Albacete creada en 1954, y procedentes de las zonas más pobres de la

provincia de Valencia, como fue el caso de las colonias de inmigrantes de Titaguas, Aras de Alpuente (actual Aras de los Olmos), El Villar o Alcublas.

El origen de la Colonia Alcublana en Valencia En noviembre del año 1953 varios alcublanos residentes en Valencia se reunieron en la Horchatería “El Siglo”, regentada por la familia de Agustín Romero, y acordaron constituir una sociedad llamada “Colonia Alcublana en Valencia”.

El germen de esta sociedad, nacida bajo la influencia de los factores que hemos señalado, lo encontramos en la que se denominó “Junta Local de Ornato”, formada unos años antes por un grupo de alcublanos entre los que se encontraban Agustín Romero, Santiago Guillén, José Mª Castillo y Joaquín Martínez. Esta junta, a la que podemos considerar un antecedente directo de la Colonia, pretendía mejorar el aspecto de la localidad a nivel urbanístico y se preocupó principalmente de crear un entorno más saludable en la localidad con la construcción de paseos y fuentes, en la esperanza de que ello contribuiría a mejorar la villa y a hacerla más atractiva también a efectos de un posible turismo de veraneo, que empezaba a ponerse de moda en determinados círculos sociales de la capital. Fruto de su intervención directa fue la plantación de algunos árboles en los alrededores del pueblo, la plantación de pinos en la Fuente de la Salud, y la construcción de

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una fuente en el Pozo Cervera que más tarde fue destruida por las lluvias de la riada de 1957. El trabajo de esta Junta, y la conciencia del atraso en el que vivía la población y de la enorme cantidad de actuaciones que se podían desarrollar para evitarlo, abrieron un debate entre alcublanos que llevó directamente al nacimiento de la Colonia.

En esta reunión fundacional celebrada en la Horchatería “El Siglo” estuvieron presentes Manuel Albalat, José Mª Castillo, José Civera, Martín Civera, Antonio Domingo, Santiago Guillén, Joaquín Martínez, Miguel Martínez, Manuel Pérez Cubells, Agustín Romero y Salvador Sanz.

A este grupo inicial se unieron con posterioridad Mateo Alcaide, Hirteleyo Ballarín, Vicente Bort, Benjamín Chiva, Crescencio Domingo, José R. Gil, Adolfo Martínez, Aurelio Martínez, César Montesinos, Daniel Ponz y Ricardo Ponz.

Desde el primer momento la Colonia quiso trabajar como si fuera una prolongación del ayuntamiento de Alcublas en la capital, facilitando desde la ciudad todo tipo de gestiones para éste y para mejorar el pueblo, y para mejorar el contacto de los residentes en Valencia con los residentes en el pueblo.

Uno de los primeros acuerdos de la recién nacida sociedad fue organizar un viaje en autobús para acudir a Alcublas el día de San Antón, que el año 1954 caía en domingo. Ese día además el Ayuntamiento había organizado un homenaje al doctor José Albalat, dándole su nombre a la hasta entonces llamada Calle Larga. El éxito de la excursión –se llenaron cuatro autobuses-, la magnífica jornada pasada en el pueblo en compañía de familiares y amigos por un lado, y las frías temperaturas soportadas ese día, por otro, estimularon

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en los miembros de la Colonia el deseo de crear unas fiestas en verano, y desde ese momento se comenzó a dar vueltas a esa idea, al tiempo que se proseguía en la elaboración de unos estatutos, en la organización de la sociedad, y en la búsqueda de un local para instalar la sede.

Con fecha de 25 de abril de 1954 la Colonia dirigió una carta al secretario del ayuntamiento y cronista oficial de Alcublas, José Millán, en la que se nos revelan las que en el futuro serían sus principales líneas de acción. Por un lado se hablaba en ella de la preocupación por las mejoras urbanísticas y recreativas en la localidad y de las gestiones que algunos miembros de la colonia estaban realizando o tenían proyectado realizar. Por otro lado se hablaba de la próxima excursión a Alcublas con motivo de la Romería de la Cueva Santa, incidiendo, al igual que en las fiestas de San Antón, en el mantenimiento de las tradiciones de la localidad y en la recuperación de su historia.

El día 2 de mayo, aprovechando la estancia de los dirigentes de la Colonia en Alcublas para asistir a la Romería de la Cueva Santa, tuvo lugar una reunión de éstos con el Ayuntamiento en la que se trató sobre el acondicionamiento del Balsón como piscina y la construcción de un frontón, la confección de un plan de urbanismo, la edición de un folleto sobre la historia de Alcublas, la construcción de un monolito conmemorativo en la Fuente de la Salud, el mal servicio de alumbrado en el pueblo, la carretera Villar-Alcublas, la conducción del agua desde la Fuente de la Tejería hasta la localidad, y la instalación de teléfono. Sobre todos estos temas se siguió trabajando a lo largo de todo el año, llegando incluso a efectuarse un desplazamiento a Madrid por Manuel Pérez

para intentar agilizar algunos de ellos.

Sin embargo, sin ninguna duda el elemento que contribuyó a dar solidez a la Colonia y a su despegue definitivo como sociedad fueron las fiestas organizadas en honor de la Virgen de la Salud a principios de septiembre: entre los días 3 y 6 de ese mes, “coincidiendo con los días de mayor afluencia de veraneantes y forasteros“, se celebraron diversos actos que en esencia seguían los esquemas de las fiestas de San Antón, con la salvedad de que los actos religiosos los protagonizaba la Virgen de la Salud. Lo benigno de la climatología, la alta participación de gente, lo novedoso de algunos actos, y sobre todo lo emotivo del acto recordatorio de la donación de la imagen de la Virgen por Jaime I y de la procesión realizada por la tarde, hicieron de estas fiestas un gran éxito, sentando las bases para que pudieran repetirse en años posteriores, tal y como era voluntad de la Colonia desde un principio.

El 14 de noviembre, al año de la fundación de la sociedad, se celebró en la Lonja de Valencia la primera Asamblea General de la Colonia. La reunión en un marco tan solemne fue posible por las gestiones realizadas por Antonio Domingo Muñoz, conserje del edificio y activo miembro de la Colonia, y en el transcurso de la misma se repasaron las gestiones y realizaciones de ese primer año de vida, se pasaron las cuentas, se leyeron y aprobaron los estatutos antes de remitirlos al Gobierno Civil para su autorización, y se nombró una nueva junta directiva que sustituyera a la junta provisional que había dirigido la Colonia hasta esos momentos. El año se terminó con más de 160 socios, renovadas fuerzas, y muchos proyectos por desarrollar, un balance más que positivo.

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La consolidación de un proyecto

Las mejoras para el pueblo Desde el principio la Colonia se preocupó por arrancar a la localidad de Alcublas del atraso en el que se hallaba sumida, apoyando las acciones que en este sentido realizaba el ayuntamiento, y promoviendo otras actuaciones para mejorar la imagen de la localidad y aquellos otros aspectos que pudieran aumentar su atractivo turístico como lugar de “veraneo”.

En este sentido, además de seguir apoyando las gestiones del Ayuntamiento para que se construyera la carretera Alcublas-Villar, en el año 55 la Colonia trabajó, a través de amistades bien situadas en Madrid, para que se agilizaran los trámites ya iniciados por las autoridades para canalizar el agua desde la Tejería hasta el pueblo.

También se avanzó mucho en la idea, propuesta en el año 54, de construir un frontón en la localidad: en la reunión de la Junta directiva de la Colonia celebrada el día 20 de mayo de 1955, a propuesta de Martín Civera, tesorero de la sociedad, se creó una comisión encargada de redactar un proyecto, y el 10 de junio de ese mismo año ya se había adquirido un solar en el Mesón y se empezaba a presupuestar la obra para su construcción, aunque ésta habría de esperar hasta principios de los

años 60, cuando se construyó el Frontón Municipal con ayuda de la Diputación Provincial.

No obstante, si hay que destacar una mejora para la localidad en la que la Colonia Alcublana participó en estos años de manera activa, sin duda esa fue la instalación del teléfono. A finales de 1954 la Compañía Telefónica aprobó el proyecto para instalar el teléfono, pero con unas condiciones económicas muy gravosas para la localidad: el pago en efectivo de 159.000 pesetas para iniciar los trabajos, y la aportación de unos 1530 Kg. de hilo de cobre, lo que suponía un total aproximado de 250.000 Pts., un coste imposible de asumir en esos momentos por el Ayuntamiento.

La actividad de la Colonia en Valencia: el Hogar de Alcublas y las fiestas de San Antón Como indicaba en el Artículo Primero de los estatutos de la Colonia, uno de los objetivos principales de la sociedad era “crear un espíritu de hermandad entre los componentes de la Colonia” y proporcionar a los emigrados un instrumento de cohesión que contribuyera a evitar ese desarraigo al que aludíamos al principio

de este trabajo. En cierto modo la Colonia venía a asumir un papel social parecido al que en otras épocas y contextos históricos tenían las cofradías religiosas.

A finales de mayo de 1956 tuvo lugar una reunión extraordinaria de la Junta Directiva en la que se nombró una comisión encargada de encontrar un local para hogar, y tan sólo mes y medio después, el 17 de julio, se adquirió mediante traspaso un local en la calle Santa Teresa nº 9, junto a las Escuelas Pías y muy cerca del Mercado Central y de los Santos Juanes.

La inauguración del Hogar de Alcublas en Valencia se celebró el día 11 de octubre de 1956 con un acto al que asistieron diversas personalidades, entre ellas el alcalde de Alcublas, representaciones de los Hogares de Aras y Titaguas, el Sr. Bono y Barber de la emisora Radio Valencia, la Junta Directiva de la Colonia y numerosos socios, y al final del mismo se brindó por la prosperidad del Hogar con vino traído del pueblo para la ocasión.

Desde el momento de la inauguración se instauraron cenas familiares todos los sábados y vísperas de fiesta, y en Navidades y Año Nuevo se celebraron reuniones y cenas. Igualmente se impartieron cursos de baile de jota y de solfeo, y el grupo de teatro de la Colonia realizaba sus ensayos en el Hogar.

En el Boletín Informativo de mayo se daba noticia acerca de las actividades en el Hogar como baile de jota “con la clásica churra de nuestro pueblo”, ocasionalmente el grupo de teatro representaba algún sainete o se proyectaba algún documental, o se celebraban los domingos por la tarde los llamados “bailes familiares”, que se hicieron muy populares y a los que acudía un gran número de socios y simpatizantes, muchos de ellos originarios de otros pueblos serranos.

Por otro lado, en lo relativo a las necesidades religiosas, desde sus comienzos la Colonia se volcó en la celebración en Valencia de actos en honor de San Antón.

El primer año que se realizaron estas celebraciones fue 1955, y se hizo de una forma un tanto improvisada, ya que la autorización gubernativa no se concedió hasta la víspera, con lo cual hubo socios que no supieron de los actos hasta después de celebrados.

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Las fiestas de La Colonia en Alcublas Desde su nacimiento, la Colonia quiso participar de manera activa en todas las tradiciones de la villa, en un intento por mantener la identidad cultural de los emigrados, y por ello en el Artículo 1º de sus Estatutos se indicaba que entre sus fines estaba “(…) fomentar y enalte¬cer las tradiciones y fiestas más características” de la localidad.

Todos los años la Colonia intentaba aportar solemnidad y “realce” a las celebraciones con su presencia o con algún acto realizado en coincidencia con las fiestas.

Así lo tenemos en la recuperación de tradiciones locales como en un acto que se realizó por primera vez el año 1956 durante la Romería de la Cueva Santa, y que desde entonces se ha realizado sin interrupción, protagonizado siempre por personas que estuvieron vinculadas a la Colonia, y se ha convertido en uno de los rituales más característicos de esta celebración: el reparto popular de huevos cocidos en “el descansador”, durante la parada que hace la romería a mitad de camino. En la reunión de la Junta Directiva de la sociedad celebrada el 23 de marzo de dicho año, José Mª Castillo y Martín Civera se ofrecieron para hacer a través de la Colonia, a modo de donativo, ese reparto de huevos en recuerdo de la costumbre de dar caridades o comidas a los pobres que acudían a la romería –muchas veces huevos cocidos, pero también pan u otros alimentos-, costumbre a la que aludía Don José Alegre en su trabajo sobre la historia y las tradiciones de Alcublas.

A pesar de esta participación de la Colonia en las festividades más tradicionales de Alcublas, la imposibilidad de disfrutarlas plenamente les empujó, como ya hemos indicado al hablar del nacimiento de la sociedad, a crear las fiestas de septiembre, unas fiestas para las que fue necesario buscar una justificación en la historia y las tradiciones locales que diese legitimidad a su celebración: hoy en día estamos habituados a las semanas culturales, las semanas deportivas, las ferias gastronómicas…, pero no debemos olvidar que en aquellos años, en la mayoría de las localidades, y más aún en una localidad del tamaño de Alcublas, era inconcebible realizar actividades lúdicas que no estuviesen relacionadas directamente con un evento religioso.

En este sentido, la donación de la imagen de la Virgen de la Salud por Jaime I pro-

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La Colonia quiso participar de manera activa en todas las tradiciones de la villa, en un intento por mantener la identidad cultural de los emigrados.

porcionaba el argumento perfecto en torno al cual elaborar esas fiestas de septiembre, máxime si tenemos en cuenta que en otras localidades valencianas de las que era patrona – Algemesí o Xirivella, por ejemplo -, esta festividad se celebraba también en septiembre, la fecha idónea para unas fiestas de verano.

Los primeros años de fiestas en honor de la Virgen de la Salud se organizaron siguiendo en muchos aspectos el modelo de las fiestas tradicionales de Alcublas, pero también incluyendo aspectos propios de otras celebraciones y localidades que, poco a poco fueron contribuyendo a dar a las fiestas de septiembre una personalidad propia y diferenciada.

Tradicionales podemos considerar por ejemplo los volteos generales y las tracas y disparos de truenos – lo que hoy denominamos mascletás-, los cantos de albadas o “rondallas” que se hacían la víspera del día de la Virgen, a imagen de las albadas que se cantaban la víspera de la Inmaculada, las “corridas” y los disparos de “cordás”, directamente relacionados con las fiestas de San Antón, o los bailes de jotas. Pero también encontramos otros actos que se inspiraban en tradiciones antiguas o se realizaban envolviéndolos de un espíritu tradicional aún siendo celebraciones totalmente nuevas en la localidad: es el caso del pregón de las fiestas, que se hacía con caballerías enjaezadas de gala y personajes disfrazados que representaban a las autoridades de principios de siglo, la misa en honor de la Virgen de los Desamparados y la visita al retablo de azulejos del Barrio, unos actos que se celebraron por primera vez en el año 1956 con clara influencia de la capital, y sobre todo la solemne procesión en honor de la Virgen de la Salud, cuidada hasta el mínimo detalle para que se convirtiese en el acto más emotivo de las fiestas –en todos los programas de fiestas se insistía en el adorno e iluminación de los balcones para la procesión, y en la asistencia a la misma con cirios-.

Por otro lado, se intentaba dar a las fiestas un contenido cultural, fomentando eventos deportivos tales como el trofeo de fútbol Virgen de la Salud, la vuelta a pie al pueblo, concurso de tiro al plato, realizando conciertos por la banda de música, celebrando exposiciones fotográficas, o de arte y composición floral (el año 1956 se celebraron un concurso y exposición de centros florales que al final de las fiestas se depositaron solemnemente en ofrenda en el altar de la Virgen de la Salud), y prestando una especial atención a los niños, para los que se organizaba la exposición de trabajos escolares, recitales de poesía y representaciones infantiles de teatro, y la entrega de premios para todos, en un intento de fomentar el hábito de estudio y la curiosidad cultural en los más pequeños.

A un nivel mucho más lúdico podemos reseñar la celebración de algunos actos que tuvieron gran acogida desde un principio, como fueron las veladas de teatro, las veladas con actuaciones improvisadas, las serenatas con los famosos bailes del mantón y del farolillo, la instalación del circuito de megafonía con la emisión de discos dedicados, y las cabalgatas infantil y de adultos, que enlazaban en cierto modo con la arraigada tradición local de las botargas y los disfraces de carnavales, desaparecida desde la Guerra Civil, Otro de los aspectos que debemos remarcar es el papel reservado a la mujer en la fiesta: dado que se trataba de unas fiestas en honor de la Virgen de la Salud, todos los años se nombraba a unas clavariesas que representaban a las mujeres de la Colonia y en general a la mujer alcublana, y que además de encargarse de la venta de la lotería con cuyo recargo se financiarían en parte las fiestas, protagonizaban algunos de los actos emblemáticos de la semana festiva, en concreto el pasacalle y reparto de banderas para el adorno de calles el primer sábado de fiestas, los actos en homenaje a la vejez del segundo sábado de las fiestas, cuando ataviadas a la antigua con el traje de churra realizaban un pasacalle y tras una misa cantada en honor de la Virgen de los Desamparados hacían una ofrenda de flores en el altar de la Virgen de la Salud, y sobre todo los actos del día dedicado a la Virgen de la Salud el último domingo de fiestas, cuando por la mañana eran recogidas por la música y, ataviadas de valenciana acudían a misa, y por la tarde asistían a la procesión con traje de clavariesa –teja y mantilla.

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Auge y decadencia La década de los sesenta fue en España una década compleja, en la que ocurrieron muchas cosas, en la que el régimen franquista se abrió al extranjero y la economía empezó a mejorar, fue la década en la que entró en el país la Coca Cola, la década del Dúo Dinámico, del seiscientos, del desarrollismo y del turismo de sol y playa, la década en la que el modelo de vida urbano se convirtió en el ideal de vida en todos los pueblos.

En este contexto, Alcublas se vio afectada igualmente por muchos cambios, y ello a pesar de que seguía siendo una localidad sumamente empobrecida, con la emigración como única perspectiva de futuro para muchos de sus habitantes.

Lógicamente también la vida de la Colonia atravesó momentos muy diversos y fue evolucionando al tiempo que la sociedad, y en esta década llegó a alcanzar su máximo esplendor, pero también acabó por desaparecer. Fue esta, sin ninguna duda, una década de contrastes.

Los años de esplendor La Colonia Alcublana en Valencia entró en la década de los años sesenta con los deberes hechos, en una situación social y económica excelentes para poder seguir desarrollando sus actividades: se había consolidado plenamente como asociación, había definido sus proyectos y actividades, y había conseguido junto con el Ayuntamiento algunos logros importantes para el pueblo, entre los que destacaba la llegada del teléfono a la localidad. Desde una economía humilde pero equilibrada, la Colonia se encontraba en disposición de enfrentarse a nuevos retos.

El año 1960 podemos considerarlo un año de transición, en el que los ingresos económicos fueron menores de lo esperado y fue preciso contener los gastos, sin que ello supusiera una disminución de las actividades de la asociación, ya que se siguió participando en las fiestas de San Antón y Cueva Santa, se organizaron las fiestas de septiembre, y se siguió trabajando para construir el frontón, aportando la Colonia 25.000 pesetas para este fin, se realizaron gestiones para la mejora de la carretera a Valencia en el tramo de “las rochas”, y se continuó debatiendo acerca

de la necesidad de mejoras de todo tipo, especialmente en la pavimentación e iluminación de las calles.

Pero el hecho de mayores repercusiones a nivel local ese año fue la “adopción” de Alcublas por la Diputación Provincial: cada año se celebraba en el mes de mayo el “Día de la Provincia”, y ese día la Diputación “adoptaba” a una localidad especialmente necesitada de ayudas.

Gracias a las gestiones de José Mª Castillo y Víctor Albalat, muy bien relacionados con Bernardo de Lassala, presidente de la Diputación, esa adopción recayó sobre Alcublas, y suponía el aporte de 1 millón de pesetas para ayuda a la construcción de un camino vecinal hasta El Villar, contando con la prestación personal de los vecinos.

Al año siguiente, en concreto en abril de 1961, tuvo lugar el nombramiento de una nueva Junta Rectora de la Colonia que le dio renovadas energías y una perspectiva de trabajo mucho más dinámica. La nueva directiva, presidida por José Mª Castillo, inició de inmediato gestiones para crear en Alcublas una Comisión de Fiestas que colaborase directamente con la Colonia en la organización de las fiestas de septiembre, comisión que debían encabezar Joaquín Cabanes y Rafael Herrero. El siguiente acuerdo de importancia que adoptó fue participar directamente en la pavimentación de las plazas de la Iglesia y del Cura con la aportación de 120 sacos de cemento, contagiados en cierta manera del ambiente de euforia que se vivía en el pueblo ante el anuncio de la próxima construcción por la Diputación de un grupo escolar con tres aulas y viviendas para los maestros, y del inicio de los estudios para el desvío de la carretera en el tramo de “las rochas”.

Tampoco se olvidó la nueva directiva de las gestiones a favor del frontón y de la anhelada piscina en El Balsón, pero donde más ilusiones y esfuerzos se pusieron fue en la celebración de las fiestas de ese año, que resultaron especialmente esplendorosas, empezando por el programa de festejos, con mayor contenido de lo habitual y en el que se hacía hincapié en las tradiciones y la historia de la población y en los lazos de unión con la historia y las tradiciones de la capital. En relación con

esto último, es de destacar la participación en el programa del historiador Vicente Badía Marín, y sobre todo la inclusión de la Virgen de los Desamparados como patrona de la localidad a la que también se dedicaban las fiestas junto con la Virgen de la Salud. A partir de este año cada verano los actos en honor de la Virgen de los Desamparados fueron tomando mayor importancia, hasta llegar al año 1964, cuando la anterior ofrenda de flores al altar de la Virgen de la Salud terminó por convertirse en la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados, y cuando ya se llevaba varios años haciendo la visita al retablo de azulejos en El Barrio.

Al año siguiente tendría lugar la primera procesión con la imagen hasta El Barrio.

En el año 1962 se acordó colaborar con el Ayuntamiento de Alcublas en la urbanización de las calles de la Fuente Nueva, San Vicente y Don Daniel Piqueras, se acudió a la Cueva Santa con tres autocares, y se celebró un homenaje junto con el ayuntamiento a Don Víctor Albalat, en cuyo honor se cambió el nombre a la hasta entonces conocida como Calle Nueva. También fue el año en el que por fin se inauguraron el frontón, al que tantos esfuerzos había dedicado la sociedad, y las nuevas escuelas.

El año siguiente se trabajó en una línea similar a nivel de actos públicos, pero especialmente a la obtención de un mejor suministro de agua para el pueblo. Ese año, en colaboración con un grupo de alcublanos residentes en Alcublas, la Colonia promovió un nuevo aforo en el pozo de La Tejería, abriendo, al igual que había hecho para el teléfono, una suscripción popular para poder pagar los trabajos: a este fin dedicó 33.000 pesetas y muchas horas de gestiones para obtener fondos y negociar con los responsables de las obras del pozo. Precisamente por este esfuerzo económico el presupuesto para las fiestas de septiembre fue más reducido, pero este obstáculo se superó con imaginación y con una enorme colaboración por parte de comercios, entidades y operarios de Alcublas, que no dudaron en reducir sus tarifas para colaborar con las fiestas. También ese año la Colonia presentó al Ayuntamiento de Alcublas un proyecto para destinar la vieja escuela de

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la ermita de la Santa Cruz a Casa de Cultura, y finalmente es de destacar en este año de 1963 la celebración por primera vez de una Cabalgata de Reyes Magos el día 5 de enero, organizada por la Colonia y patrocinada por la hija de Don Víctor Albalat.

La publicación de “Las Alcublas” y el Club juvenil Los años 1964 y 1965 fueron muy significativos en la vida de la Colonia, ya que en ellos se produjeron algunos hechos que reflejaban la efervescencia de la sociedad española del momento, y que intentaban adaptar el funcionamiento y actividades de la asociación a los nuevos tiempos que se respiraban: la publicación de un boletín informativo-cultural, la creación de un club juvenil, y la introducción de novedades en las fiestas de septiembre.

En la Asamblea celebrada el 19 de abril de 1964 se acordó, a propuesta de Agustín Porter, crear un boletín mensual con noticias sobre Alcublas y la Colonia y artículos de opinión, de cuya edición se encargarían el propio Agustín Porter y José R. Gil. El boletín, al que se le dio el título de “Las Alcublas (La Voz de los Serranos)”, se definía en la portada como “Órgano Informativo Cultural de la Colonia de Alcublas en Valencia”. En esencia la publicación lo que pretendía era movilizar a la sociedad alcublana y a los emigrados para unir voluntades de cara a mejorar la localidad. El boletín sustituía a los boletines informativos que la sociedad publicaba para sus socios con las noticias acerca de su funcionamiento, gestiones y planes, y al mismo tiempo servía como cauce de expresión para todos aquellos que quisieran hacer propuestas y opinar sobre la realidad socio-cultural alcublana.

La revista se estructuró en varias secciones fijas y algunas otras que, en función de las colaboraciones y el espacio disponible, podían aparecer unos números y otros no, y además durante los años en que se publicó sirvió como espectacular programa de las fiestas patronales de septiembre.

Sobre la creación de un Club Juvenil de la Colonia, esta tuvo lugar el 21 de noviembre de 1964 a propuesta de un grupo de 25 jóvenes hijos de miembros de la sociedad, y hubo de ser autorizada previamente por la Junta Rectora de la Colonia. El Club tenía por finalidad “dar mayor actividad de todo género a esta juventud que una vez terminadas las Fiestas de Septiembre se disuelve y no vuelve a verse hasta las pró-

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ximas fiestas”. Para su funcionamiento se dotó de una organización similar a la de la Colonia. Una de las primeras actividades que organizó fue la Cena de Nochevieja en el Hogar con gran éxito, y muy pronto sus actividades, y muy especialmente los bailes que organizaba, obtuvieron muy buena respuesta de público, lo que hizo que la Junta Rectora se sintiera muy optimista sobre el futuro de la Colonia y se empezara a plantear la posibilidad de buscar un local social más amplio. En las fiestas del año 1965 la presencia del Club Juvenil fue también muy sonada, empezando por las clavariesas de la Virgen, pertenecientes las cuatro al Club, pasando por su importante aportación económica –un tercio del presupuesto corría por cuenta del Club-, dejando su huella en la organización y desarrollo de muchos de los actos, e intentando activar a la juventud alcublana para crear la casa de cultura o un ateneo cultural que sirviese de punto de unión para jóvenes de Valencia y de Alcublas, destacando el que gracias a ellos se pudo sacar por primera vez en muchos años la imagen de la Virgen de los Desamparados en procesión, ya que fue el Club Juvenil el que financió una plataforma que permitiera colocar en un anda la imagen.

En cuanto a las novedades introducidas en las fiestas de septiembre en estos dos años, destacaron la celebración de una “Presentación” de las clavariesas al estilo de los juegos florales y las presentaciones falleras, la creación de un concurso de dibujo infantil, la celebración del acto “Rosas y Amor”, consistente en un homenaje a los alcublanos que fallecieron y fueron enterrados fuera de su pueblo, plantando doce rosales y colocando unos azulejos conmemorativos en el cementerio, el mayor realce dado a las celebraciones en honor de la Virgen de los Desamparados, y sobre todo con la celebración, bajo patrocinio de Don Víctor Albalat, de vaquillas sueltas, acto que sin ninguna duda fue el mejor recibido a nivel popular. También en el año 1965 actuaron “Suco y Los Escorpiones”... y es que los tiempos estaban cambiando muy rápido…

Un final largamente anunciado A pesar de la gran actividad de la Colonia en estos años, ya en 1964 empezaron a aparecer ciertos síntomas de agotamiento en la sociedad, visibles principalmente en la existencia de dos concepciones distintas de lo que debía ser la Colonia: por un lado estaba la de todos aquellos que, encabezados por la junta directiva, eran

fieles al espíritu original resumido en el lema “todo para y por Alcublas”, para los cuales lo primero era mejorar la localidad en todos los aspectos; por otro lado se encontraban aquellos que, desencantados, opinaban que la Colonia debía centrarse más en la vertiente lúdica y social, sobre todo en Valencia, algo que en cierta manera era una forma de responder a las criticas de las que era objeto la asociación desde determinados sectores de la sociedad alcublana.

El mejor diagnóstico de la situación de finales de los años 60 lo proporcionó el cobrador de la sociedad, quien por su trabajo conocía directamente la opinión de todos los socios: la Colonia debía dejar de preocuparse de las mejoras en el pueblo y prestar más atención a reforzar la relación socio-colonia. El socio lo que quería era un hogar social más confortable, con teléfono y televisor, y poder celebrar en él los bautizos, comuniones o bodas de su familia.

En el programa de fiestas de ese año 1968 es posible leer muchos datos que nos hablan de esta crisis de la Colonia, y aunque las fiestas de septiembre salieron muy bien –es de notar que de nuevo se coordinaron los actos con la Comisión de Toros-, los rumores malintencionados sobre el destino de parte de las ganancias de las mismas afectaron negativamente a la ya de por sí debilitada sociedad, que parecía funcionar gracias a la inercia más que por el apoyo popular.

Así las cosas se llegó a la Asamblea General Ordinaria del día 27 de abril de 1969, la fecha señalada para la “dimisión de la actual directiva y formación de nueva Junta o disolución de la Colonia”. En el último momento se logró nombrar una nueva directiva gracias a la iniciativa y entusiasmo del Vocal de Loterías y Viajes, Agustín Porter, decidido a evitar como fuera su desaparición. La nueva Junta se dispuso a tomar nota de los errores cometidos hasta entonces y diseñó un plan para relanzar la sociedad, asumiendo como propias las reivindicaciones de los socios, aunque sin renunciar por completo a las mejoras en el pueblo.

En el programa de las fiestas del año 1969 el presidente, Agustín Porter, hacía un análisis muy preciso de la situación de la Colonia cuando hablaba de que era necesario involucrar en ella a los hijos de los emigrantes alcublanos, cuyas necesidades y aspiraciones en relación con Alcublas eran muy diferentes a las de los padres: a unos les bastaba haber nacido en Alcublas para querer mejorarla, pero

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los otros “condicionan su afecto a lo que es en su vida diaria lo más natural, la piscina, el campo de deportes o esa pista de baile con fondo de música pop”. Abogaba también en su escrito por la creación de un Patronato denominado “Las Alcublas”, para fomentar la cultura, el arte y el deporte, que aglutinara a todas las asociaciones de Alcublas y a la Colonia, manteniendo las sociedades su autonomía, pero uniendo esfuerzos para mejorar la localidad. Finalmente, en relación con las mejoras en el pueblo, la Colonia decidió centrarse a partir de ese momento en la creación de lugares de recreo, el primero de los cuales iba a ser la fuente junto al depósito del agua de Santa Bárbara, alrededor de la cual se crearía una glorieta y en el futuro, si todo iba bien, un paseo hasta el pueblo.

A pesar de las buenas intenciones de la Junta, la realidad es que era tarde para cambiar el rumbo de la Colonia, ya que la relación socio-colonia se debía haber mimado a principios de la década y no a finales, y ello habría posibilitado el cambio generacional en la cúpula dirigente y habría proporcionado la base social necesaria para la supervivencia de la sociedad.

En abril de 1970 la Junta directiva, que se negaba a admitir la realidad, insistía en sus planes, planteando a los socios posibles nuevas medidas para reactivar la sociedad, tales como un posible cambio de fechas de las fiestas al mes de agosto o el aumento de las cuotas, o alargar los plazos para adquirir el local social. La Asamblea General Ordinaria del 10 de mayo de ese año reflejaba sin embargo la crudeza de la situación: sólo acudieron 8 de los 13 miembros de la directiva, ¡y ningún socio!, pero el presidente aún confiaba en que la situación fuera reversible el año siguiente. Las últimas fiestas de la Colonia fueron bastante humildes y en diciembre se convocó para el 10 de enero de 1971 una Asamblea General Extraordinaria cuyo Orden del Día recogía como punto principal la renovación de cargos directivos, indicando que “en caso de no haber renovación de los actuales directivos se procederá a la disolución de la sociedad”.

El día 4 de junio de 1971, en Asamblea General Extraordinaria, se acordó de manera unánime disolver la Colonia Alcublana.

Logros y fracasos En su día las intenciones de la Colonia no fueron interpretadas correctamente por muchos de los residentes en Alcublas, y hay quienes vieron en sus propuestas una intromisión ilegítima de unas personas que ya no vivían en la localidad: para muchos la Colonia estaba formada por un grupo de veraneantes frívolos que no tenían nada mejor que hacer. Está claro que, tal como decíamos al presentar este trabajo, el tiempo se encargó de hacer más acusada esa diferenciación entre alcublanos de Alcublas y alcublanos de Valencia, y que las mentalidades de los emigrados evolucionaron mucho más rápido hacia los patrones de vida que marcaba la vida en la ciudad, separándose al mismo tiempo cada vez más de los patrones por los que se regía la vida en el pueblo. Es pues hasta cierto punto lógico que llegara un momento en el que se produjera una ruptura de esa comunión de intereses entre los dos colectivos, ruptura que se produjo por ambas partes: de un lado los residentes en Alcublas dejaron de colaborar tan masivamente en las actividades organizadas por la Colonia, y también hicieron caso omiso de las llamadas que sus directivos, en un intento por evitar la desaparición de la sociedad, hicieron para crear un organismo cultural a modo de Ateneo, que aglutinara a todos los colectivos, de residentes y no residentes, interesados en el progreso cultural y social de la localidad. Por otro lado, los residentes en Valencia, desaparecido el sentimiento inicial de desarraigo e integrados cada vez más en la dinámica social y de ocio de la ciudad, tenían cada vez menos necesidad de sentirse parte de un grupo e iban dejando de mirar por los intereses del pueblo, al tiempo que renunciaban definitivamente a volver a él.

Lo cierto es que la historia de la Colonia no debe contemplarse solamente como la historia de un grupo de emigrados, si no que es la historia de un grupo de alcublanos que siguieron ejerciendo como tales a pesar de encontrarse fuera de la localidad, y forma sin duda alguna

parte de la historia de Alcublas, puesto que ellos contribuyeron de forma directa al desarrollo de la localidad en unos años especialmente difíciles, y lo hicieron de muchas formas: participando - y en ocasiones generándolo -, en el debate acerca del modelo de desarrollo urbanístico; contribuyendo con su ayuda económica a mejorar el pueblo (teléfono, frontón, pavimentación de plazas y calles, búsqueda de manantiales, plantación de árboles...); facilitando la construcción de la nueva carretera y del grupo escolar; recuperando el orgullo de sentirse alcublanos mediante el fomento y la defensa de la historia y las tradiciones locales (recuperando la memoria de Jaime I y el vínculo histórico con la capital del antiguo Reino de Valencia, intentando evitar la desaparición de la jota alcublana, realzando la Romería de la Cueva Santa y recuperando el reparto de huevos cocidos como una tradición…); creando las fiestas de verano que, lógicamente evolucionadas, seguimos disfrutando hoy en día (procesiones de la Virgen de la Salud y de la Virgen de los Desamparados, velada teatral, homenaje a la Tercera Edad, “replegá” y reparto de banderitas…).

Los logros de la Colonia fueron muchos, pero no cabe la menor duda de que el mayor de todos fue poner por encima de los intereses personales el interés colectivo, algo de lo que las festeras y festeros de los tiempos actuales saben mucho .

En cuanto a los fracasos, el único fracaso que se puede achacar a la Colonia es no haber sabido contagiar su entusiasmo por Alcublas y por la cultura a toda la sociedad alcublana.

Lo cierto es que la Colonia Alcublana se puso a sí misma – y al mismo tiempo a todas las generaciones que hemos venido después-, el listón muy alto...Y es que, lo mismo que hizo nacer la Colonia la hizo morir: el exceso de, como ellos llamaban, “alcublanía”.

Alcublas, agosto de 2008

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