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Enamorados de Cristo

“Anhelo la amistad con Cristo, sí, quiero estar ‘enamorado’ de Cristo. Siento que no podría hacer nada mejor que ser sacerdote católico” o “quiero salvar almas”: así responden los seminaristas nigerianos cuando se les pregunta por qué quieren ser sacerdotes.

Con su decisión demuestran una gran valentía, pues en Nigeria los sacerdotes son, cada vez más, víctimas de secuestros y asesinatos. Y también, a menudo, los familiares se oponen a que un joven ingrese en el seminario. “Mi abuela sólo dio su consentimiento bajo muchas lágrimas”, confiesa un futuro sacerdote.

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Michael Nnadi, un futuro sacerdote, pagó con su vida a los 18 años su fidelidad a Cristo. En enero de 2020 fue secuestrado del seminario mayor de Kaduna junto con otros tres seminaristas, y tres semanas después apareció su cuerpo, cuando sus compañeros de cautiverio ya habían sido liberados Su asesino, cuando fue capturado, declaró que Michael no dejó de anunciar el Evangelio de Jesucristo y que le dijo a las claras que seguir por “los caminos del mal” sería su perdición Por eso Michael tuvo que morir cuando sólo tenía 18 años

Para muchos nigerianos, Michael Nnadi es un ejemplo a seguir, y algunos ya ruegan su intercesión y esperan su pronta beatificación

El obispo de Sokoto, Mons. Matthew Hassan Kukah, de cuya diócesis procedía Michael, dijo en su funeral: “Nos sentimos honrados de que nuestro hijo haya sido llamado a recibir la corona del martirio apenas iniciado su camino hacia el sacerdocio Agradecemos que Jesús, Sumo Sacerdote, lo llamara al lado de sus ángeles incluso antes de que pu- diera subir al altar terrenal. Fue elevado antes de que sus manos pudieran levantar el cáliz sagrado Si su sangre puede aportar curación a nuestro país, sus asesinos nunca tendrán la última palabra”.

Y en Nigeria, ciertamente, la corriente de gracia de las vocaciones no disminuye a pesar de la violencia. Así, por ejemplo, 39 jóvenes de Sokoto -la diócesis natal de Michael Nnadi- se preparan actualmente para la ordenación sacerdotal en tres seminarios diferentes, y en la diócesis de Yola hay 47 futuros sacerdotes que quieren seguir a Cristo y servir a su castigado pueblo

En los últimos cinco años hemos podido apoyar en Nigeria la formación de 2954 futuros sacerdotes con más de 42 millones de pesos y ahora queremos volver a ayudar. ¿Quién quiere dar una mano a estos jóvenes valientes que están “enamorados” de Cristo?

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