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Ayuda para almas profundamente lastimadas
Innumerables personas en Nigeria están gravemente traumatizadas porque han sido secuestradas, torturadas, violadas y desplazadas por Boko Haram u otros terroristas. Muchos han presenciado cómo asesinaban brutalmente a sus padres, hijos o cónyuges y cómo quemaban sus casas.
Una y otra vez, se ven superados por sus terribles recuerdos, y muchos sufren pesadillas y ataques de pánico. Algunos se han quedado petrificados y ya no hablan con nadie. Los traumas que han sufrido son profundos.
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Con el apoyo de Ay u d a a l a I g l e s i a N e ce s i ta d a , se ha creado un centro en la diócesis de Maiduguri donde se trata y acompaña a las personas traumatizadas. Incluso antes de la inauguración oficial, veinte personas ya pudieron ser tratadas allí con éxito. Una de ellas es Janada Marcus, de 22 años, cuya vida parecía casi destruida tras presenciar cómo asesinaban brutalmente a su padre a machetazos. Tras meses de tratamiento en este centro de trauma, es una persona nueva que asegura: “Es difícil perdonar y olvidar, pero yo les he perdonado en mi corazón y rezo por la salvación de sus almas”.
Sin embargo, esta ayuda no es más que una gota de agua en el desierto a la vista de las innumerables víctimas de la violencia que también en otras partes del país sufren angustia emocional. Por ello, Ayuda a la Iglesia Necesitada quiere apoyar la formación continua de sacerdotes y religiosas para que puedan acompañar de forma competente a los traumatizados. Y es que cuando las lesiones psíquicas son tan graves, la caridad y la buena voluntad por sí solas no bastan; se necesitan conocimientos especiales
En los últimos años, ya hemos podido conceder casi veinte becas para que sacerdotes y religiosas reciban una formación adicional en acompañamiento psicoterapéutico y espiritual, pero hacen falta más agentes de la pastoral con estos conocimientos especializados.
Se necesitan unos 483.000 pesos para cursar los estudios correspondientes de dos años de duración. ¿Quién desea apoyar esta causa?
Sin embargo, en ocasiones, son los propios sacerdotes y religiosos los que necesitan ayuda, porque muchos de ellos también han vivido experiencias terribles. Sólo en 2022, al menos 32 sacerdotes y religiosos nigerianos fueron víctimas de secuestros; la mayoría de ellos fueron liberados al cabo de un tiempo, pero su sufrimiento no terminó ahí.
¿Quién quiere ayudarlos a superar sus terribles experiencias y a sanar no sólo física sino también psíquicamente, para que puedan volver a servir a Dios y a los hombres con alegría y sin miedo?