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Esperanza y miedo
Aunque la situación en algunas zonas del norte de Nigeria haya mejorado algo a raíz del arrinconamiento del grupo terrorista Boko Haram, y ello permita pensar en la reconstrucción, la Iglesia tiene que tomar medidas de seguridad en otras regiones.
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Para el obispo de Maiduguri, Mons Oliver Dashe Doeme, es evidente que gracias a la oración, Boko Haram ha retrocedido. En 2014 Cristo se le apareció, le entregó una espada que se transformó en un rosario y repitió varias veces las palabras: “Boko Haram ha desaparecido”. Entonces, el obispo espoleó a toda su diócesis -especialmente afectada por el terror- a rezar el Rosario de forma intensa y continua, y, efectivamente, la situación mejoró. Ahora los habitantes de la diócesis se arremangan y ponen manos a la obra para mitigar las consecuencias de las orgías de violencia.
Una parroquia gravemente afectada es, por ejemplo, la de San Timoteo de Wuru Gude, cuyos tres lugares de culto han sido destruidos por Boko Haram. Pero aún más difícil para la parroquia es el hecho de que el sacerdote no tenga un lugar donde alojarse, por lo que vive en la parroquia vecina. Por ese motivo, tiene que recorrer largas y penosas distancias y no puede atender a los fieles con la intensidad que ellos desearían Ahora, los habitantes de la parroquia han hecho grandes sacrificios para comprar ellos mismos una modesta casa, para que su párroco pueda estar cerca de ellos y para que la vida de Iglesia pueda por fin volver a florecer. Sin embargo, el edificio, ruinoso y destartalado, necesita reparaciones para ser habitable
Nosotros queremos ayudar aquí con 420.000 pesos. ¿Quién quiere contribuir a que reviva la parroquia tras los años de terror?
En otras partes del país, sin embargo, el miedo sigue siendo atroz Sobre todo los secuestros van en aumento, si bien no sólo por el odio hacia los cristianos, sino también porque los delincuentes esperan obtener rescates de la Iglesia Por ello, ayudamos especialmente a conventos y seminarios a reforzar sus medidas de seguridad con, por ejemplo, la construcción de muros y vallas de protección Y es que, con frecuencia, es posible penetrar sin trabas en estos recintos. Sobre todo las religiosas son muy vulnerables a secuestros, saqueos y violaciones “Rezamos a Dios para que nos proteja a todas”, nos escriben, por ejemplo, las Dominicas de la diócesis de Sokoto, pero Dios también utiliza recursos naturales y obra a través de otras personas
Por eso seguiremos financiando vallas de protección y otras medidas de seguridad necesarias, y para ello confiamos en vuestra generosa ayuda.