Curso de iniciación de Conéctate nº3: La Palabra de Dios

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UNA BRÚJULA PARA ORIENTARSE EN LA VIDA Guía de viaje

La Biblia y tú Estudiar la Palabra de Dios

La gran fe de un soldado Una curación milagrosa

El futuro predicho La Segunda Venida de Cristo

CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA
Curso de iniciación de Conéctate, nº3 • La Palabra de Dios

A NUESTROS AMIGOS

una brújula para orientarse en la vida

La Biblia presenta lo que Dios nos ha revelado acerca de Sí mismo, Su amor por la humanidad, el camino para alcanzar la salvación, además de la relación que Él desea tener con los seres humanos. También contiene instrucciones sobre cómo llevar una vida que sea de Su agrado, que es la base para disfrutar de una existencia feliz, gratificadora y productiva en armonía con Él y con el prójimo.

La Palabra de Dios incluye consejos prácticos que nos sirven de brújula y nos ayudan a sortear los obstáculos que surgen a diario. Sus palabras expresan principios que son nuestra guía para relacionarnos con los demás y tomar decisiones, y que nos permiten distinguir entre el bien y el mal. Tales principios marcan la tónica de nuestra moral, nuestra ética y nuestra actitud frente a la vida, el amor, el mundo, el medioambiente y las relaciones interpersonales. Si bien la Biblia no aborda cada situación en que se puede ver una persona, sí nos revela los principios que hacen falta para lidiar con las complejidades de la vida de forma que complazca a Dios.

Dichos principios espirituales nos sirven de norte a lo largo de esa travesía que es la vida. Nos permiten encarar las dificultades con la confianza de que podemos tomar decisiones prudentes y acertadas y cultivar buenas actitudes frente a la vida y nuestros semejantes. Nos indican cómo reaccionar ante los obstáculos y conflictos. Nos señalan qué dirección tomar en cada encrucijada.

Nuestra conexión con Dios —la fuente de la vida— y la conciencia de Su presencia, junto con las palabras de orientación que Él ha dado y la maravilla de estar en comunicación con Él, nos permiten llevar una vida en armoniosa relación con Él. Esperamos que este número del curso de iniciación de Conéctate te dé el impulso para dedicar tiempo cada día al estudio de la Palabra de Dios.

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A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y de la versión Reina-Varela Actualizada 2015 (RVA2015), © Casa Bautista de Publicaciones/ Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.

Curso de iniciación de Conéctate, nº3 • La Palabra de Dios
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SURCAR POR LA VIDA

La Biblia es el libro más apasionante que hay. Además de enseñarnos adónde nos dirigimos, nos explica cómo llegamos a este mundo, por qué estamos aquí, cómo sobrevivir y ser felices, y cómo amar y alcanzar dicha y paz eternas.

La Biblia aglutina muy diversos géneros literarios: obras dramáticas, románticas y poéticas; textos de profecía, de historia, de misterio y más. Lo más importante, sin embargo, es que contiene el propio Espíritu y la vida de Dios ( Juan 6:63). Al leerla descubrirás que se trata de una fuente inagotable de sabiduría y conocimientos, de la cual puedes extraer constantemente toda clase de tesoros, tanto antiguos como nuevos (Mateo 13:52).

Y lo más extraordinario es que por medio de sus palabras llegamos a conocer a Su autor, pues la Biblia es una hermosa misiva de amor que Dios nos ha dirigido. Sus palabras dadoras de vida hacen de ella el libro más grandioso del mundo, cuyo autor es el único capaz de garantizarnos la vida eterna. Basta con leerla y creer en su gran protagonista, aquel que nos amó tanto que dio Su vida para salvarnos: Jesucristo, el Hijo de Dios.

Alimento para el alma

La Biblia dice que, al igual que los recién nacidos desean que los alimenten, nosotros debemos desear la leche pura de la Palabra de Dios, para que gracias a ella crezcamos (1 Pedro 2:2). El profeta Jeremías expresó: «Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; y Tu Palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón» ( Jeremías 15:16). Si oras sinceramente: «Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de Tu enseñanza», no quedarás defraudado (Salmo 119:18 dhh).

En el capítulo 10 del Evangelio según San Lucas hay un episodio sobre María y Marta. Cuando Jesús llegó a visitarlas, María, «sentándose a los pies de Jesús, oía Su Palabra». Marta, en cambio, se esmeraba tanto por ser una buena anfitriona que no tenía tiempo de escucharlo. Este le llamó suavemente la atención diciendo: «Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada (Lucas 10:41,42). ¿Cuál era esa buena parte que María había escogido? Sentarse a los pies de Jesús y escuchar Sus palabras.

—Pero —me dirás— tengo mucho trabajo y tantas cosas que atender. ¿Cómo voy a hacerme el tiempo para leer la Palabra todos los días? Confía en que si das prioridad a la Palabra, el Señor siempre te ayudará a encontrar tiempo para ocuparte de todas las demás cosas. Cuando veas la diferencia que hace en tu vida, te preguntarás cómo te las arreglabas sin ella. ■

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Lectura asimilativa de la Biblia

Los cristianos que desean tener una pujante relación con Dios y se interesan por crecer espiritualmente reconocen que dedicar tiempo a leer y asimilar la Palabra de Dios es de vital importancia. En las páginas de la Biblia nos instruimos sobre Dios y Su amor por la humanidad, sobre Jesús y Su mensaje, y sobre cómo vivir en armonía con Dios y el prójimo.

Dios, el Creador, desea relacionarse con Su creación. Para posibilitar eso, se nos reveló por medio de la Biblia. En ella nos habla del amor que alberga por nosotros y de lo que ha hecho para propiciar que nosotros, siendo seres imperfectos y finitos, tengamos una relación con Él.

Cuanto más permanecemos en Su Palabra, más aprendemos a vivir conforme a Su voluntad y a ser un reflejo de Él y de Su amor, sobre todo en nuestro trato con los demás.

Incluir en nuestro programa cotidiano un espacio para leer la Biblia nos da la oportunidad de conectarnos a diario con Dios. Nos predispone a abrirnos y dejar que Él nos hable a través de lo que leemos, nos instruya, nos guíe y nos ayude a sortear los problemas y dificultades de la vida. La lectura habitual de las palabras escritas por Dios nos recuerda el código moral por el que debemos regirnos y nos proporciona orientación cuando tenemos que tomar decisiones.

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Cuando permanecemos en Su Palabra tomamos cada vez mayor conciencia del valor que Él otorga a cada individuo y del amor y la compasión que tiene por cada ser humano. A medida que asimilamos la verdad contenida en la Biblia y la aplicamos a nuestras acciones cotidianas, gradualmente vamos anclando nuestra vida al cimiento de la verdad de Dios y procuramos modelar nuestra vida según la vida y enseñanzas de Cristo.

Todos los días nos vemos asaltados por una andanada de información que nos llega por muy diversos medios y que de una manera u otra influye en nosotros. Reservar un rato a diario para leer lo que Dios ha dicho nos ayuda a sortear ese torbellino de información y conocimientos. Agudiza nuestra capacidad espiritual de discernir la

En Tus mandamientos meditaré; consideraré Tus caminos. Me regocijaré en Tus estatutos; no me olvidaré de Tus palabras.

Salmo 119:15,16

verdad y la mentira. Hace que nos resulte más fácil mantener el corazón centrado en las cosas que son importantes para vivir con paz interior y en consonancia con Dios y Su voluntad. Nos ayuda a soportar y superar todo lo que la vida nos depara.

Hazte tiempo para comulgar profundamente con Dios por medio de Su Palabra. Te cambiará la vida.

Peter Amsterdam dirige juntamente con su esposa, María Fontaine, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■

FASCINADO CON JESÚS

Keith Phillips

Tenía yo 20 años cuando hojeé la Biblia por primera vez. Alguien me recomendó que leyera primero el Evangelio de Juan, pero como en aquella época conocía tan poco de la Sagrada Escritura, no entendía que los Evangelios configuraban cuatro recuentos separados de la vida y obra de Jesús. Partí, pues, por donde me pareció más lógico, al principio del Nuevo Testamento, con el Evangelio de Mateo.

Para cuando llegué al Evangelio de Juan estaba fascinado con Jesús. Tenía la respuesta idónea para cada pregunta que le planteaban y siempre sabía perfectamente lo que debía hacer. Más aún, me parecía que me entendía y sabía con exactitud lo que yo necesitaba. Me di cuenta de que Sus palabras son potentes y vivas. ¡Él está vivo!

Sus palabras perviven desde hace casi 2000 años y me conmovieron de un modo tan palpable, cual nunca había experimentado. Cuando finalmente llegué a Juan 15:15, «los he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre», percibí que me hablaba directamente a mí. Jesús me llamaba amigo. Me emocioné tanto que no me podía quedar quieto. Quería contárselo a todo el mundo.

Aunque unos meses antes había rezado para aceptar que Él era mi Salvador, muy poco cambió hasta que empecé a leer Sus palabras con corazón abierto y receptivo. Son potentes y vivas, y lo mejor de todo es que llegan íntimamente al alma. Descubrí que hoy día Jesús aún habla directamente al corazón de Sus seguidores a través de Su Palabra y nos ofrece orientación personalizada.

Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista «Activated», la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE.UU. ■

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¿QUÉ ES LA

BIBLIA ?

La palabra biblia tiene su origen en el vocablo griego biblía, que significa libros. La Escritura es, sin embargo, mucho más que un conjunto de libros. Constituye la Palabra de Dios y el fundamento de la fe y la vida cristianas. Nos enseña a Dios, nos revela Su plan para la humanidad y contiene verdades e instrucciones sin parangón. Sus palabras son espíritu y son vida ( Juan 6:63). Por medio de ellas podemos participar de la naturaleza divina, volvernos mejores, más como Jesús (2 Pedro 1:4).

Se compone de 66 libros escritos por unas 40 personas por inspiración del Espíritu Santo. La Biblia nos dice que «Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia» (2 Timoteo 3:16).

La Biblia consta de dos grandes partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento. (Testamento en este caso tiene la acepción de alianza o contrato. Vienen a ser el antiguo y el nuevo acuerdo o compromiso entre Dios y los hombres.) Es difícil precisar de cuándo datan algunos de los 39 libros del Antiguo Testamento; pero en general los estudiosos coinciden en que se escribieron en el transcurso de un período de unos mil años, entre el siglo XIV y el siglo IV a. C.

El Antiguo Testamento allanó el camino para el Nuevo, que se inició con la venida de Jesús. Los 27

libros del Nuevo Testamento se escribieron en griego dentro del primer siglo de la era cristiana. Narran la vida y la misión de Jesús, y la expansión de la iglesia primitiva. Asimismo, delinean los preceptos elementales de la fe cristiana.

En la alianza del Antiguo Testamento Dios prometió bendecir a los israelitas siempre que estos lo adoraran a Él y solo a Él, y se rigieran por la ley que comunicó a Moisés alrededor del año 1300 a. C. Más de 600 años antes del nacimiento de Jesús, el profeta Jeremías previó el día en que Dios establecería una nueva alianza con Su pueblo. Dijo que Él escribiría Sus leyes en el corazón

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de la gente en vez de esculpirlas en tablas de piedra ( Jeremías 31:31-34). Jesús anunció que Él encarnaba el cumplimiento de la antigua alianza al tiempo que marcaba el comienzo de una nueva (Mateo 5:17).

El Nuevo Testamento contiene cinco libros narrativos: los cuatro Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. Los Evangelios cuentan el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesús. El libro de los Hechos relata algunos de los principales acontecimientos, relacionados con la iglesia primitiva, de los treinta años posteriores a la muerte de Jesús. Constituye un epílogo o continuación de los Evangelios.

Luego de los Evangelios y el libro de los Hechos aparecen veintiuna cartas o epístolas. La autoría de trece de ellas claramente corresponde al apóstol Pablo, mientras que las ocho restantes son obra de otros apóstoles o de personas estrechamente vinculadas a ellos. En el último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis, el apóstol Juan describe una serie de visiones proféticas acerca de la Segunda Venida de Jesús.

La primera alusión bíblica a consignar palabras por escrito es cuando Dios instruye a Moisés: «Escribe esto en un libro como recordatorio (Éxodo 17:14). Hasta entonces las biografías de los patriarcas que figuran en el Génesis se habían transmitido verbalmente de generación en generación. Por lo general los profetas comunicaron sus mensajes por vía oral antes que se tomase nota de ellos.

Las narraciones sobre la vida y el ministerio de Jesús se difundieron de boca en boca durante años antes que se pusieran por escrito. Se han recobrado muchos antiguos fragmentos de documentos bíblicos primitivos, algunos de los cuales datan del siglo II d. C. Entre ellos figuran múltiples copias de algunas porciones. En estas se basan las traducciones de la Biblia con que contamos hoy en día. ■

LECTURA DIARIA DE LA BIBLIA

Uno de los mejores hábitos que puedes cultivar es el de pasar un rato cada día leyendo y estudiando la Biblia y publicaciones cristianas de inspiración bíblica. Comienza con quince minutos al día y luego, con el tiempo, auméntalo a treinta o más. A medida que estudies la Palabra de Dios y la obedezcas, tu vida se tornará más profunda y hallarás una mayor medida de paz interior, amor y comprensión por los demás. No sucede todo en un día, pero sí sucede.

El hecho de contar con un programa de lectura —por ejemplo, leer los cuatro Evangelios o el libro de los Salmos— contribuirá a que saques el máximo provecho del tiempo que dediques cada día a estudiar la Palabra de Dios.

Al leer la Biblia, ora que el Espíritu Santo te ayude a comprender lo que lees; pero no te preocupes si no lo entiendes todo la primera vez. A todo el mundo le pasa lo mismo. Sigue adelante. Cuanto más leas la Biblia, más la entenderás. En más de una ocasión te ocurrirá que cuando vuelvas a leer determinado pasaje hallarás en él nuevos significados y tesoros que no habías notado antes.

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LOS CUATRO EVANGELIOS

Los Evangelios se escribieron varios decenios después de la muerte y resurrección de Jesucristo. Su autoría se atribuye a creyentes de aquella época. Esas biografías de Jesús permitieron que Su vida, Sus palabras, Sus actos y Su promesa de salvación se conservaran y difundieran durante siglos. Al cabo de dos mil años, seguimos leyendo y estudiando el mismo Evangelio al que tuvieron acceso los primeros lectores.

Según los historiadores, los tres primeros Evangelios —Mateo, Marcos y Lucas— se escribieron entre los años 45 y 69 d. C. El último, el de Juan, data del año 90 d. C. aproximadamente. Aunque no se sabe con certeza, hoy en día los exégetas suelen considerar que el Evangelio de Marcos fue el primero que se redactó, seguido por el de Mateo y el de Lucas. El de Juan se escribió décadas después de los otros tres.

El objetivo de los evangelistas no era escribir una biografía detallada de Jesús. En lugar de reseñar uno por uno Sus actos, suelen sintetizarlos en frases como «los sanaba a todos» (Lucas 4:40 ntv) o «recorrió toda Galilea proclamando el mensaje» (Marcos 1:38,39 blph). Juan escribió al final de su Evangelio que Jesús hizo muchas otras cosas que él no recogió en su libro ( Juan 20:30,31).

Los evangelistas se limitaron a describir episodios de la vida de Jesús que consideraron óptimos para dar a conocer a sus lectores quién era Él, qué predicó y qué significaron Su muerte y resurrección para nuestra

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salvación. La finalidad fundamental de los evangelistas era divulgar la buena nueva, invitar a otros a creer en Jesús y preparar un texto que sirviera para instruir a los nuevos creyentes en el conocimiento de Jesús y Su mensaje, a fin de que estos a su vez se lo transmitieran a otras personas.

Se cree que antes que se escribieran los Evangelios, buena parte de su contenido ya circulaba oralmente. Por lo visto existían también algunos textos de Sus dichos y hechos, como se desprende de lo escrito por Lucas al principio de su evangelio: «Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron» (Lucas 1:1-4 nvi). En ese momento cobró importancia poner por escrito lo que se sabía a ciencia cierta sobre Jesús y

Reflexiones

TESOROS NUEVOS Y VIEJOS

Tengo en mi biblioteca muchos libros que han quedado ahora detrás de mí y por debajo de mí. En otro tiempo fueron útiles a su manera, tanto como la ropa que vestía cuando tenía diez años; pero ya me quedan chicos. Sin embargo, la Escritura nunca se queda chica; el libro se ensancha y se profundiza con los años. Charles Haddon Spurgeon (1834-1892), predicador y escritor británico

En la Biblia he encontrado palabras que manifiestan mis pensamientos más profundos, canciones que reflejan mi alegría, expresiones de mis penas ocultas y ruegos que descubren mi vergüenza y debilidad. Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), poeta británico

Sus enseñanzas. Ello por dos razones: una, que los primeros testigos presenciales estaban envejeciendo y algunos ya habían fallecido; otra, que el evangelio se había difundido por la mayor parte del vasto Imperio romano de la época. Eso significaba que ya no era posible que los apóstoles y otros de los primeros creyentes viajaran a rincones alejados del imperio para contar en persona lo que habían aprendido a los pies de Jesús. Era preciso poner por escrito Su vida y Sus enseñanzas a fin de preservarlas y divulgarlas donde no alcanzaban a hacerlo quienes las transmitían oralmente.

En la primera mitad del siglo II, quizás unos 10 o 20 años después de escribirse el Evangelio de Juan, los cuatro Evangelios comenzaron a circular juntos. En ese mismo período circulaba por las iglesias otra colección de escritos: el conjunto de las cartas de Pablo, conocidas como epístolas. Con el tiempo, el libro de los Hechos se utilizó como conector entre los Evangelios y las cartas de Pablo, y todo ello combinado con las otras epístolas terminó conformando el Nuevo Testamento. ■

La Biblia es una roca de diamantes, una cadena de perlas, la espada del Espíritu; una hoja de ruta que orienta al cristiano en su viaje a la eternidad; el mapa por el que se guía todos los días; el reloj solar al que ajusta su vida; la balanza en la que pesa sus acciones. Thomas Watson (1620–1686), predicador y escritor británico

Por lo que veo, todos los descubrimientos del género humano parecen tener el único propósito de confirmar más y más firmemente la verdad contenida en las Sagradas Escrituras. William Herschel (1738-1822), astrónomo alemán

Debemos establecer una enorme distinción entre la Palabra de Dios y la palabra del hombre. La palabra del hombre es un leve sonido que vuela al aire y pronto se desvanece; la Palabra de Dios, en cambio, es mayor que el cielo y la tierra. Es más, trasciende la muerte y el infierno, puesto que forma parte del poder de Dios y perdura por la eternidad. Martín Lutero (1483-1546), reformador alemán.

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¿Qué beneficios te aportará la lectura de la Palabra de Dios?

Verdad y libertad. Hoy en día, por donde sea que uno mire, se encuentra con alguien que anda promoviendo y comercializando «la verdad» por medio de algún libro, programa o producto nuevo. ¿A quién debes hacerle caso? Y ¿cuánto te va a costar?

Desengañémonos, lo auténtico es Jesús. Él promete: «Si ustedes permanecen en Mi palabra serán verdaderamente Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» ( Juan 8:31,32). Ten la certeza de que la Biblia dice la verdad. Constituye un parámetro por el cual medir todas las cosas.

UNA

MEJOR VIDA

Crecer en la fe. La fe se gesta escuchando y asimilando la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Para crecer en fe y llegar a ser cristianos maduros, es preciso que leamos y creamos la Palabra de Dios. Cuanto más leas y estudies la Biblia con una actitud abierta y receptiva, más aumentarán tu fe y comprensión.

Vivir el gozo del Señor. La felicidad perdurable se alcanza modelando nuestra conducta sobre los mandamientos y el amoroso ejemplo de Jesús. Él dijo: «Si guardan Mis mandamientos permanecerán en Mi amor […]. Estas cosas les he hablado para que Mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo» ( Juan 15:10,11). Cuando te agobien los desencantos, los obstáculos y las contrariedades, lee un rato la Palabra de Dios; te ayudará a ver las cosas objetivamente.

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Averiguar la voluntad de Dios. Dios tiene un designio para ti y sabe lo que más te conviene. La Palabra de Dios escrita en la Biblia expresa la voluntad de Dios revelada, conocida y segura. Así pues, cuando te veas en una disyuntiva, toma en cuenta todo lo que Dios ya ha dicho. Busca una situación similar en la Biblia y basa tu decisión en ella, o en los preceptos fundamentales que comprende. También puedes pedir a Dios que te hable directamente al corazón y te indique cuál es Su voluntad para ti en esa situación particular. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas (Proverbios 3:6).

Modelos de vida a tono con Dios. La Biblia está repleta de relatos sobre hombres y mujeres comunes y corrientes cuya fe y amor a Dios los ayudaron a salir adelante en circunstancias sumamente adversas y por ende adquirieron grandeza a los ojos de Dios. De su ejemplo sacamos muchas enseñanzas y muchas fuerzas. «Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza» (Romanos 15:4).

Las promesas de Dios. Dios ha prometido en Su Palabra amparar y resguardar a Sus hijos, proveer para sus necesidades y acompañarlos en los momentos de apuro. Algunas de Sus promesas son universales, por ejemplo: «Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo» (Romanos 10:13). Otras en un principio estaban dirigidas a ciertas personas o grupos. Sea como fuere, podemos aplicar los principios espirituales contenidos en ellas y pedir a Dios que intervenga en nuestro favor, tal como lo hizo para otras personas.

Más amor. Es difícil guardar el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39) si las personas con quienes interactuamos habitualmente son de difícil trato y no se hacen querer. A medida que te acerques a Dios por medio de Su Palabra, el Espíritu Santo te ayudará a ser más comprensivo, sensible y tolerante con los demás. ■

Lasdepromesas Dios

Nunca me olvidaré del día en que finalmente tomé conciencia de que las promesas de la Biblia eran concretas, de que podía aplicarlas a mis necesidades cotidianas. Fue una revelación para mí darme cuenta de que Dios era muy preciso en las innumerables promesas hechas en Su Palabra y que podía depositar mi fe en ellas confiando en que Él las cumpliría.

La Palabra de Dios dice que se nos han hecho «preciosas y grandísimas promesas» para que por medio de ellas lleguemos a ser «participantes de la naturaleza divina» (2 Pedro 1:4). Sin embargo, a causa de mi limitado entendimiento, esas promesas no habían sido para mí más que hermosas alegorías. No eran para tomárselas en serio ni aplicarlas a nuestra experiencia cotidiana.

La Palabra del Todopoderoso es veraz y digna de confianza. Cuando capté ese principio por primera vez, me di cuenta de que la Biblia nunca había sido para mí un libro vivo, vital, sino más bien una miscelánea de credos, doctrinas y dichos sabios plasmados en papel. Nunca había conocido la eficacia de la Palabra de Dios.

Toda mi vida me había considerado cristiana, pero nunca había creído de verdad la Palabra de Dios ni había conocido a Cristo personalmente. Fue a raíz de un folletito que tuve esa gloriosa experiencia. Cristo entró a mi vida y me satisfizo completamente. Mi escepticismo se desvaneció, así como la sensación de futilidad y desencanto que me embargaba. En ese momento nació en mi alma algo que no ha cambiado hasta el día de hoy: una fe inquebrantable en la Palabra de Dios.

«Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). ¡Y Él es capaz de cumplir Sus promesas! (Romanos 4:21 )

Virginia Brandt Berg (1886-1968) fue una conocida evangelizadora norteamericana y una de las primeras mujeres en difundir el Evangelio por la radio en su país. ■

Virginia Brandt Berg
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LA GRAN FE DE UN SOLDADO

Relatos de la Bi bl i a dr a m atizados

Vivía en Capernaúm, ciudad de Israel, un importante oficial del ejército romano. Se trataba de un centurión de quien dependía directamente una guarnición de 100 hombres. Él y sus soldados habían vigilado de cerca todos los movimientos de Jesús desde el comienzo de Su misión en esa región. Tenían el deber de no permitir que aquel galileo hiciera o dijera nada que

incitara al pueblo a rebelarse contra Roma. Sin embargo, habiendo oído de vez en cuando a Jesús hablar a las gentes sobre el Reino de Dios y Su amor, el centurión le había tomado respeto a Jesús, por entender que el Reino del que hablaba difícilmente suponía amenaza alguna para Roma.

Un día, al enfermar mortalmente su siervo más querido, pensó en todo lo que Jesús había hecho por los enfermos y los inválidos, y caviló:

Me pregunto si podrá curar también a mi siervo.

Pero ¿cómo podría él, siendo romano, acudir a un judío pidiendo auxilio, en una época en que la mayoría de los judíos despreciaban a los ejércitos del César? ¿Acaso aquel Jesús, conocido por el amor y el interés que manifestaba por todos, aceptaría ayudar a alguien con quien los judíos estaban en pugna?

—Seguramente puedo mandar llamar a algunos ancianos de los judíos —razonó de pronto—, hombres respetados con quienes he tenido tratos, ¡y quizás ellos podrían hablar con Jesús en nombre mío!

Los ancianos, que estaban muy agradecidos al centurión por el favor que había demostrado hacia su pueblo, fueron y presentaron a Jesús la petición del centurión. Le dijeron:

—Este hombre es muy merecedor de Tu ayuda. ¡Ama a nuestro país y ha ayudado a financiar la construcción de nuestra sinagoga! (Lucas 7:3-5.)

Jesús accedió a ir a su casa; pero no estando ya lejos de allí, el centurión envió a unos amigos con un recado que decía:

—Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo. ¡Solamente di la palabra, y mi criado será sano! Porque soy un hombre con autoridad, y tengo bajo mis órdenes a soldados, y digo a este: «Ve», y va; y al otro: «Ven», y viene. Y si digo a mi siervo: «Haz esto», lo hace (Lucas 7:6-8).

Jesús, al oír estas palabras, se maravilló, y dijo a los que lo seguían:

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—¡Fe tan grande como esta no la he hallado en todo Israel!

No solo era soldado romano, sino ¡un destacado oficial! Pero creyó que aun desde cierta distancia Jesús podía sanar a su siervo, ¡que fue exactamente lo que ocurrió! La Biblia nos relata que Jesús se encontró con el centurión fuera de su casa, y en el mismísimo momento en que Jesús lo alabó por su gran fe, ¡su criado se curó! Jesús dijo:

—¡Ve! ¡Te será hecho tal como creíste!

¡Y su siervo fue sanado en aquella misma hora! (Mateo 8:13.)

Estos relatos verídicos, históricos, del Hijo de Dios en la Biblia nos transmiten hoy en día a nosotros un extraordinario mensaje: ¡El día de los milagros no ha pasado! Dios aún se dedica a transformar la vida de la gente. Él sigue vivo y obrando con tanto poder como siempre entre quienes confían en Él. Dice: «¡Yo, el Señor, no cambio!» (Malaquías 3:6.) Y «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8). ■

LA BIBLIA Y TÚ

Marie Alvero

Hace unos años me propuse leer la Biblia en su totalidad, de tapa a tapa. Me fascinó descubrir la simetría que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Muchos de los grandes sermones y pasajes del Nuevo Testamento estaban dirigidos a personas que conocían el Antiguo. Eso tuvo por finalidad establecer que Jesús encarnaba el cumplimiento de las promesas y profecías contenidas en el Antiguo Testamento.

Oración para hoy SE RENUEVAN CADA MAÑANA

Gracias por este espléndido día y por prodigarnos Tus misericordias que se renuevan cada mañana (Lamentaciones 3:22,23). Te ruego que me indiques qué servicios deseas que te preste hoy, qué cosas quieres que haga en el curso de este día, que serán agradables a Tus ojos.

Gracias por todo lo que representas, y particularmente por lo que representa Tu Palabra para mí. Ella es una parte de Ti que puedo ver, oír y experimentar personalmente. En ella sé que te veo, te reconozco y te oigo, porque Tú y Tu Palabra son una misma cosa. Gracias, Jesús, que Tus palabras son espíritu y vida, y que nunca pasarán (Mateo 24:35).

He aprendido que estudiar la Palabra de Dios es uno de los medio s más eficaces de llegar a conocerlo mejor y dar lugar a que Su luz brille en nuestro corazón y en nuestra vida. Además escucho podcasts de algunos verdaderos estudiosos de la Escritura. Eso me motiva a seguir creciendo y descubrir qué es lo que Dios me quiere decir en esas páginas.

Si leyendo la Biblia te topas con un pasaje que no entiendes, pide a un amigo o mentor con mayor conocimiento de las Escrituras que te lo explique; si no, busca explicaciones o textos de estudio en Internet. Lo importante es persistir. Cultiva el hábito cotidiano de abrir la Biblia, leerla, meditar en ella y dejar que vaya arraigándose en tu conciencia y corazón.

Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE.UU. ■

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LA BIBLIA PREDICE EL FUTURO

La Biblia contiene un sinnúmero de predicciones del futuro, escritas por profetas de Dios hace miles de años, que describen con precisión situaciones y hechos que están teniendo lugar en nuestro tiempo. Vivimos en lo que la Biblia denomina los últimos días, el período de la historia humana que antecede a la segunda venida de Jesucristo y el establecimiento de Su reino en la Tierra.

La Biblia nos advierte que al mismísimo final de los últimos días surgirá un poderoso gobierno mundial, encabezado por un dictador conocido como el Anticristo, que tratará de obligar a toda la población a rendirle culto (v. 2 Tesalonicenses 2:2-12). La gente que haya rechazado a Jesús se dejará engañar por el Anticristo, y se le estampará en la mano derecha o en la frente la marca de la Bestia. Quien no tenga esa marca o número no estará autorizado a comprar o vender. La Biblia dice que su número es 666 (Apocalipsis 13:1618). ¡Los siete años en que gobernará el Anticristo serán el período más atribulado de la Historia (v. Mateo 24)!

Pero en la hora más oscura de la Historia se producirá de pronto el amanecer más luminoso. En efecto, al final de ese período de gobierno del Anticristo, Jesucristo en persona retornará «sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria» para rescatar a los Suyos de la persecución del Anticristo y sus fuerzas (Mateo 24:29-31).

Todos los cristianos ya difuntos recibirán entonces un cuerpo glorioso inmortal e indestructible y se levantarán de su tumba. A los que sigan vivos en la Tierra también se les dará un cuerpo eterno y en un instante serán transformados. Luego todos nos elevaremos «para recibir al Señor en el aire» (1 Tesalonicenses 4:14-17).

Después de nuestra reunión en el Cielo, Cristo y Sus seguidores regresarán a la Tierra para derrotar a las fuerzas del Anticristo en la batalla sobrenatural de Armagedón (Apocalipsis 19:11-17). Luego Jesús y todos Sus seguidores resucitados organizarán y gobernarán el mundo con verdad y justicia. Establecerán el reino de Dios en la Tierra (Apocalipsis 20:4).

Al cabo de mil años de este maravilloso reinado de Cristo en la Tierra, la magnífica ciudad celestial de Dios descenderá a la esplendorosa y recreada Tierra nueva, y allí viviremos todos con Él para siempre (Apocalipsis 21:1-7). Ese será el final feliz.

[Dios] habitará con ellos; y ellos serán su pueblo […].  Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron. Apocalipsis 21:3,4 ■

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La Biblia es mucho más que el vínculo o conexión que hubo entre Dios y ciertos individuos, pueblos y la humanidad en general. Se escribió también para el momento actual y aborda los afanes e inquietudes que muchos afrontamos hoy en día con palabras de instrucción, consuelo y certidumbre.

Inseguridad económica

Por tanto, no se afanen diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿Qué beberemos?» o «¿Con qué nos cubriremos?» Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero el Padre de ustedes que está en los cielos sabe que tienen necesidad de todas estas cosas. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:31-34

Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6

Abatimiento

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! Salmo 42:11

Echa tu carga sobre el Señor, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo. Salmo 55:22

Tiempos de crisis

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble, aunque los montes se derrumben en el

ALIENTO PARA EL DIARIO VIVIR

Lecturas enriquecedoras

corazón del mar, aunque sus aguas rujan y echen espuma, y se estremezcan los montes por su braveza. Salmo 46:1-3

Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16

Estrés y tensión

Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:28-30

No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. Gálatas 6:9 Soledad

El Señor es mi pastor; nada me faltará. En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Salmo 23:1-3

El Señor es quien va delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te desamparará. Deuteronomio 31:8

Esperanza para el futuro

Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza. Jeremías 29:11

Que el Dios de esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer, para que abunden en la esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13 ■

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De Jesús, con cariño

EL FARO

Mi Palabra es como un faro que brilla en la oscuridad para conducir a buen puerto a las naves que surcan los mares a veces sombríos y tempestuosos de la vida; un faro que emplacé en la costa, de cara al mar, a fin de que muchos —todos los que sea posible— vean su luz y se sientan atraídos a Mí.

Tú eres como un capitán que timonea su nave por un mar embravecido en lóbrega noche. Si no dispusieras de una luz, no verías la costa: tu barco podría estrellarse contra las rocas y naufragar. Pero como te amo, irradio Mi Palabra cual potente foco de un faro que sirve para orientarte. Mi luz te revela los peligros y te señala la ruta para llegar a destino.

Mi Palabra es lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino (Salmo 119:105). Busca en ella la luz y la orientación que necesitas para llegar a puerto sin percances, por muy negra que sea la noche y por mucho que arrecie la tormenta.

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