CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA
LA SOLUCIÓN DEL MARTÍN PESCADOR Cómo disminuir el desgaste nervioso
EN LAS MALAS, ALAS Para elevarse por encima de las dificultades
PLAN DE PAZ Decálogo de la serenidad
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Año 12, número 5
A N U ES T ROS A M IG OS Dos palabras de un extraño bastaron para que la vida de aquella mujer diera un vuelco: «Si supieras…» Se mire por donde se mire, había ido de tumbo en tumbo. Tenía un historial de cinco matrimonios fallidos, y en ese momento convivía con otro hombre. Pero tenía algo en común con la demás gente. Quizás eso era lo que la había llevado a cambiar de compañero como quien cambia de trabajo, de casa o de auto: buscaba algo más. Anhelaba amor, seguridad, aceptación, satisfacción, paz interior. Quería ser feliz, sentirse plena. Si supiera ¿qué? Si adivinaste que estoy aludiendo al encuentro de Jesús con la samaritana1, ya sabes lo que ella estaba a punto de descubrir. El Hijo de Dios, con quien estaba hablando, la iba a poner en contacto directo con la fuente de todo lo que hasta ese momento había deseado: el propio Dios. La samaritana acogió con agrado las palabras de Jesús; como consecuencia, se obró en ella una transformación. Otros tomaron nota. Una vez más, aquella mujer fue la comidilla del pueblo, solo que en esa ocasión no por sus propios actos, sino por lo que hizo Jesús en su vida. ¿Acaso no buscamos todos lo mismo que ella? Si supiéramos… Si supiéramos —si de veras supiéramos— cuánto nos ama Dios, nunca nos sentiríamos faltos de cariño. Si supiéramos lo incondicional que es Su amor, jamás nos sentiríamos inseguros. Si supiéramos que nos acepta tal como somos —con nuestros defectos, fallos, manchas y todo—, no nos preocuparíamos tanto del qué dirán. Si supiéramos cuánto aprecia nuestro amor por Él y por los demás, descubriríamos plena satisfacción en la expresión de ese amor. Si supiéramos lo que ha dispuesto para nosotros, no miraríamos con recelo el futuro. Si supiéramos cuánto nos ama tal como somos, no envidiaríamos las cualidades de los demás. Gabriel En nombre de Conéctate Te invito a seguirme en Twitter @gabiconectate y en mi blog Conectate con Gabriel: http://audioconectate.net/tertulias/?cat=5/ Agradezco también tus comentarios: gabrielconectate@gmail.com
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Director Gabriel Sarmiento Diseño Gentian Suçi Producción Jessie Richards © Aurora Production AG, 2011 http://es.auroraproduction.com Es propiedad. Impreso en Taiwán por Ji Yi Co., Ltd. A menos que se indique otra cosa, los versículos citados provienen de la versión Reina-Valera, revisión de 1960,
1. Juan, capítulo 4
© 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizados con permiso.
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Joyce Suttin
LA BÚSQUEDA de la perfección Recuerdo que de pequeña en una ocasión me fijé en un árbol que me pareció perfecto. Se erguía al fondo de un campo que había detrás de nuestra casa. Casi no podía
contener mi entusiasmo cuando corrí hacía él para observarlo de cerca. Sin embargo, cuando me disponía a arrancar hojas perfectas de aquel árbol perfecto, me llevé una de mis primeras decepciones. Al examinarlas detenidamente vi que cada una tenía algún defecto: un raspón, una mancha marrón, una mordedura de insecto. No había una sola que pudiera llevarme a casa y colgar de la pared de mi cuarto como símbolo de perfección. A cierta distancia una imagen puede parecer perfecta; pero al mirarla de cerca aparecen las imperfecciones. Observamos a un desconocido que pasa conduciendo un flamante auto y nos imaginamos que lleva una vida perfecta, sin reparar en que quizá tiene problemas mucho peores que los nuestros. En la televisión y en las películas vemos imágenes de perfección, ilusiones que se desva1. Mateo 22:37–39
necen cuando se muestran los créditos al final. Una vista panorámica puede parecer perfecta desde lejos; no obstante, cuando nos acercamos descubrimos el lodo y la basura. El mundo se ve mejor sin binoculares ni microscopios. Buscamos la perfección: personas y situaciones perfectas, relaciones perfectas, felicidad perfecta; pero dado que ninguno de nosotros es perfecto, terminamos desencantados o abatidos. Dios no espera perfección, al menos no según el concepto de ella que tenemos los mortales. No cabe duda de que todos podemos mejorar; pero en muchas ocasiones lo que nosotros percibimos como defectos y flaquezas son en realidad pinceladas Suyas, elementos de nuestra idiosincrasia, rasgos positivos aunque no nos lo parezcan. ¿Acaso todas las dificultades son enteramente malas? ¿No se sirve Dios de ellas a veces para encaminarnos mejor? Dios no nos exige perfección. Lo único que nos pide es que procuremos amarlo a Él y al prójimo1. Cuando obramos así, Su amor nos inspira seguridad, y adquirimos toda una nueva perspectiva de la vida. Nos valoramos más como personas, valoramos las cualidades ajenas y aprendemos a sacar el mejor partido posible de las circunstancias en que nos encontramos. La vida no es perfecta; pero no importa. Dios sabía que así sería mejor. Joyce Sut tin está a fili a da a L a Fa mili a Inter naciona l y v i v e en Esta dos Unidos.
¡ IMAG Í NATE !
«[Dios] me libró, porque se agradó de mí». Salmo 18:19 Si Dios tuviera un refrigerador, pondría tu retrato en la puerta. Si tuviera una billetera, llevaría dentro tu foto. Te envía flores cada primavera, y cada mañana hace salir el sol para ti. Cada vez que quieres hablarle, te escucha. Podría vivir en cualquier parte del universo y, sin embargo, escogió tu corazón. Tienes que reconocer, amigo, que te ama con locura. Max Lucado 3
En la Capilla Wesley, monumento histórico de Londres, hay un hermoso vitral que lleva la siguiente inscripción: «Si tomare las alas del alba y habitare
en el extremo del mar, aun allí me guiará Tu mano y me asirá Tu diestra»1. El hombre siempre ha soñado con tener alas, una forma de elevarse por encima de la tierra y sus pesares. Parece ser algo innato en los seres humanos eso de sentirnos confinados y descontentos en nuestro entorno. Nos convencemos de que más allá —detrás de ese cerro o cruzando tal charco— todo será más fácil, más auspicioso, y seremos más libres. Hay otro versículo en el que el salmista se hace eco del deseo de alejarse de todo. Dice: «¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría»2. Pero él conocía el secreto para hallar ese sitio magnífico, apartado del ajetreo cotidiano, y nos lo reveló: «El Señor me sustentaba»3. Dios sostuvo a David en todas sus dificultades y pruebas y cambió sus cargas por alas. «Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán»4. Cuando acudimos a la Palabra de Dios y aguardamos en oración hasta que Él toca nuestra alma, nos remontamos a esferas de paz y sosiego donde el Señor en verdad «nos sustenta».
Este mundo a diario tira de nosotros hacia abajo; pero también existe una fuerza que nos impulsa hacia arriba, hacia el propio corazón de Dios. Si lees Su Palabra, le abres tu corazón y aguardas a que Él te hable, hallarás todas las fuerzas que necesitas. El problema es que muchas personas intentan arreglárselas por su cuenta, con la esperanza de que de algún modo lograrán superar sus dificultades. Echan a andar antes de tener alas. Pero fíjate en lo que dice ese versículo. Primero uno se renueva; luego puede correr y caminar. ¿Qué posibilidades tiene tu alma si nunca haces una pausa para conectarte con Dios y extraer fuerzas de Él? «Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón»5. Virgini a Berg (1886–1968) se desempeñó como eva ngeliz a dor a y pastor a, y fue l a m a dr e de Dav id Br a ndt Berg, funda dor de L a Fa mili a Inter naciona l.
En las MALAS,
ALAS
Virginia Brandt Berg
1. Salmo 139:9,10
4. Isaías 40:31
2. Salmo 55:6
5. Salmo 27:14
3. Salmo 3:5
6. V. Isaías 26:3
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En un instante Dios puede despejar todo lo que nos aflige. Basta una sola aspiración profunda para que nuestro espíritu se renueve. Basta con escuchar unos segundos Sus suaves melodías para que se nos aclaren las ideas. Jesús puede hacer que se esfumen nuestros temores y pesares si tan solo nos tomamos unos instantes de reposo y nos recreamos en esa completa paz que Él nos da cuando nuestro pensamiento persevera en Él y en nadie más6 . David Brandt Berg
La SOLUCIÓN del MARTÍN
PESCADOR
David Bolick
Cuando entró en servicio en Japón el tren bala Sanyo Shinkansen, las personas que residían cerca de la línea férrea se quejaron del ruido.
Aproximadamente la mitad de la línea está en túneles. Al salir el tren de esos túneles se producía un ruido explosivo por un cambio repentino en la presión del aire. Los ingenieros estudiaron el problema hasta que uno de ellos recordó haber leído algo sobre un ave, el martín pescador, que posee una singular característica de diseño. Para atrapar a sus presas, el martín pescador se lanza desde el aire —que ofrece baja resistencia— y se mete en el agua —un medio de alta resistencia—, produciendo apenas una pequeña salpicadura al zambullirse. El ingeniero sospechó que ello se debía a la forma del pico, que era la ideal para esos cambios de resistencia. Él y sus colegas realizaron pruebas disparando objetos de diversas formas por un tubo y midiendo las ondas que se generaban a la salida. Los datos demostraron que la forma ideal para la nariz del tren bala era casi idéntica a la del pico del martín pescador. ¡Problema resuelto! Es probable que a aquellos profesionales les hubiera costado mucho más hallar la solución de haberse apoyado exclusivamente en su formación y experiencia en ingeniería mecánica. Solo dieron en el clavo cuando uno de ellos buscó en otra parte. Al resolver problemas sucede que tendemos a apoyarnos demasiado en nuestra propia capacidad y experiencia cuando Dios en
muchos casos tiene una solución mejor. Nos hace falta fe para dejar de esforzarnos tanto por nuestra cuenta y pedirle ayuda a Dios; pero por lo general, sin eso es difícil que oigamos Su voz. La fe es a los problemas lo que el pico del martín pescador es al agua. Al toparnos con obstáculos, la resistencia mayor que encuentran de repente nuestros planes y procedimientos usuales puede resultar desconcertante. Sin embargo, la fe nos ayuda a encontrar soluciones más rápidamente y con menos desgaste nervioso. La fe no elimina todas las complicaciones y contratiempos, pero sí reduce su impacto. Dav id Bolick está a fili a do a L a Fa mili a Inter naciona l y v i v e en Mé x ico.
CÓMO HACE R FR E NTE A CUALQUIE R R E VÉS Hay personas bien intencionadas que consideran que la vida es demasiado dura. Si por ellas fuera, acomodarían y organizarían el mundo de tal forma que nadie tuviera que sufrir. No obstante, si no tuviéramos contratiempos, ¿cómo se fortalecería nuestra personalidad? ¿Cómo podría uno alcanzar equilibrio y madurez y adquirir entereza? Por ásperas y desagradables que sean las dificultades, son ellas las que impulsan nuestro desarrollo. Abordemos cada dificultad con oración, fe y lucidez. Luego, dejemos que el entusiasmo genere energía. Con ese mecanismo podemos hacer frente a cualquier situación que se presente. Norman Vincent Peale 5
LA FE, FACTOR CLAVE Adaptación de un texto de David Brandt Berg
Uno de los factores más importantes para curarse es la fe, la seguridad de que Dios nos ama y vela por nosotros pase lo que pase. La fe elimina el temor y la tensión, dos de las principales
Nunca alcanzaremos un pleno bienestar anímico y físico si no establecemos una relación con Dios por medio de Su Hijo Jesús. Para ello, basta con hacer esta sencilla oración: Jesús, creo en Ti y quiero conocerte mejor. Acompáñame siempre. Amén.
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causas de las enfermedades y la mala salud. Esas y otras actitudes negativas como la ansiedad, el odio y el rencor producen diversos trastornos sicológicos y nerviosos. Favorecen asimismo la aparición de desórdenes fisiológicos, por ejemplo afecciones cardiacas, artritis y úlceras estomacales. El pesimismo puede tener efectos perjudiciales en el organismo. No obstante, si hacemos frente a la negatividad, hallaremos paz interior, la cual reduce la tensión a la que están sometidos los órganos vitales y promueve la buena salud. De ahí que meditar en un ambiente sereno, asumir una actitud positiva y albergar buenos pensamientos tenga un efecto sensacional tanto en la mente como en el cuerpo. «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad»1. La Biblia dice en muchos pasajes que no debemos afanarnos ni abrigar temores, sino más bien pedir a Dios que resuelva los problemas y confiar en que lo hará. «Te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas»2. «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar»3. «En Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?»4. «La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo»5. «No temas, cree solamente»6. La fe en Dios brinda paz interior, satisfacción emocional y una sensación de bienestar espiritual, factores que tienden a mejorar considerablemente nuestra salud. Dav id Br a ndt Berg (1919–1994) fue el funda dor de L a Fa mili a Inter naciona l. 1. Filipenses 4:8
3. Salmo 46:1,2
5. Juan 14:27
2. Josué 1:9
4. Salmo 56:11
6. Marcos 5:36
Son Olas
L A VIDA
Janet Barnes
Madre Teresa
Una mañana en que me encontraba muy alterada revisé mi correo electrónico y vi que un amigo me había enviado un videoclip. Resultó ser una sucesión de escenas de
La vida es una oportunidad: aprovéchala. La vida es una belleza: admírala. La vida es una dicha: saboréala. La vida es un sueño: hazlo realidad. La vida es un reto: afróntalo. La vida es un deber: llévalo a cabo. La vida es un juego: juégalo. La vida es costosa: cuídala. La vida es riqueza: consérvala. La vida es amor: gózala. La vida es un misterio: descúbrelo. La vida es una promesa: cúmplela. La vida es tristeza: supérala. La vida es un himno: cántalo. La vida es un combate: acéptalo. La vida es una tragedia: encárala. La vida es una aventura: empréndela. La vida es suerte: búscala. La vida es demasiado preciosa: no la destruyas. La vida es vida: ¡defiéndela!
playas con una suave música instrumental de fondo. Las olas que bañaban la orilla me recordaron la apacible belleza de la creación de Dios, y al verlas y oírlas deslizarse suavemente sobre la arena una y otra vez, mi espíritu se serenó. Cuando me hube tranquilizado y pude pensar con mayor claridad, de golpe tomé conciencia de que la mayoría de las olas son consecuencia de los vientos que se producen en alta mar, o sea, de turbulencias. Conforme se desplaza, la ola va aumentando de tamaño. Al llegar a partes poco profundas, toma velocidad y rompe. Se extiende entonces sobre la cálida arena formando una delgada lámina. Luego, lenta y silenciosamente, se retira de nuevo al mar. Y así sucesivamente. Crece, rompe, se extiende y se va, en un ciclo sin fin.
FE PAR A H OY
Los vientos de la adversidad pueden crear olas bastante grandes, como las que me envolvieron aquella mañana. Aunque me zarandearon y sacudieron, fue reconfortante recordar que son pasajeras, que cada contrariedad cumple su ciclo y acaba por retirarse y desvanecerse, que volverán la paz y el orden. Y en efecto, así fue. Ja net Ba r nes está a fili a da a L a Fa mili a Inter naciona l y v i v e en Rum a ni a.
Basta con tener fe para el día de hoy. Dios nos da fuerzas para cada día nada más. «Como tus días serán tus fuerzas»1. Nos da la unción para la ocasión y gracia para soportar la prueba, en el momento preciso en que la necesitamos, no antes. Hoy no necesitas tener fe para el día de mañana. Confía en el Padre celestial: Él te ama. Así como te cuida hoy, te cuidará mañana. David Brandt Berg 1. Deuteronomio 33:25 7
Keith Phillips
PLAN DE PAZ
Decálogo de la serenidad Uno de los «frutos del Espíritu»1 es la paz, bendición que
la Biblia promete a quienes se esfuerzan por vivir cerca de Dios. El término hebreo traducido como paz en el Antiguo Testamento tenía el significado de plenitud, solidez y bienestar integral. En el Nuevo Testamento, la palabra denota serenidad, una combinación de esperanza, confianza y sosiego mental y espiritual2. En los tiempos que corren, una paz así puede ser esquiva. No existe una fórmula mágica para alcanzar la paz interior, pero hay ciertas cosas que podemos hacer para cultivarla.
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Confiar en Dios La confianza no surge de la nada. En la infancia aprendemos a confiar en nuestros padres porque sentimos su amor y nos beneficiamos de su atención y su concepción madura de la vida. Confiamos en amigos que nos han apoyado en las buenas y en las malas. Confiamos en socios comerciales que consideramos honrados y dignos de esa confianza. En resumidas cuentas, confiamos en una persona por las experiencias que hemos tenido con ella. Lo mismo sucede con Dios. Cuanto más le abrimos nuestro corazón, más nos hacemos cargo
del amor y los cuidados que nos prodiga. Cuanto más estudiamos la Biblia y textos basados en ella, mejor entendemos la vida y más apreciamos la sabiduría y la bondad de Dios. Cuanto más ponemos a prueba las promesas de Dios, más fe adquirimos en ellas. Cuanto más acudimos a Él con nuestras contrariedades y problemas, más aprendemos a depender de Él para que los resuelva. Cuanto más profundamente llegamos a conocerlo, más confiamos en Él; y cuanto más confiamos en Él, mayor paz interior tenemos. Seguir los caminos de Dios Cuando reflexionamos sobre lo que complace a Dios y hacemos lo posible por actuar en consecuencia, contamos con Su bendición. «Gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad»3. Eso no significa que todo vaya a resultar fácil o que jamás tendremos contrariedades.
Jesús no ha prometido cambiar las circunstancias, pero sí ha prometido mucha paz y alegría a quienes se animan a creer que Él lo tiene todo en Sus manos. Merlin Carothers El trabajo arduo y las dificultades forman parte de la vida. Sin embargo, hasta en los momentos difíciles podemos tener paz interior, pues Dios nos ha prometido que al final todo se arreglará. En muchos casos la turbación interior que sentimos es consecuencia de empeñarnos obstinada o egoístamente en llevar a efecto nuestros planes cuando muy adentro sabemos que Dios tiene otros designios para nosotros o para los demás. Esa obstinación es siempre infructuosa. Encomendarle a Dios nuestros problemas por medio de la oración Rezar para poner en manos de Dios lo que nos preocupa nos beneficia por partida doble. En primer lugar obtenemos Su ayuda, lo que representa una diferencia enorme. Pero
además nos liberamos de la presión de tener que resolver las cosas por nuestros propios medios. «No os inquietéis por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentad vuestras peticiones a Dios y dadle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará vuestros corazones y vuestros pensamientos»4. Tiempo al tiempo Cualesquiera que sean las contrariedades a las que nos enfrentemos y los factores que las causen, podemos tener la certeza de que Dios desea lograr un bien mayor por medio de ellas. A la larga, «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien»5. Entretanto, nuestra fe se fortalece y aprendemos paciencia. Es difícil hallar paz cuando nos falta fe o paciencia. Por eso la Biblia nos ex6. Santiago 1:2-4
1. Gálatas 5:22,23
3. Salmo 84:11 (NBLH)
2. Nelson’s Bible Dictionary,
4. Filipenses 4:6,7 (BAD)
7. Isaías 43:25 (NVI)
5. Romanos 8:28
8. Romanos 5:1
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horta a pensar positivamente y soportar la prueba: «Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna»6. El pasado, pasado está Es imposible que estemos en paz con nosotros mismos o con Dios si seguimos arrastrando la carga de los errores que hemos cometido. Aunque hagamos votos de arrepentimiento y penitencia hasta que nos duelan las rodillas, no lograremos sentir auténtica paz mientras no aceptemos que Dios nos perdonó cada falta en el momento en que se lo pedimos. Decimos: «Es que soy demasiado malo». Pero Dios dice: «Yo soy el que por amor a Mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados»7. «Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo»8. 9
Pueden ocurrir maravillas en ese pequeño lapso de tiempo en que, en vez de abandonar, uno decide seguir creyendo y orando. Virginia Brandt Berg Ver que la adversidad es sinónimo de oportunidad En uno de sus escasos momentos de buen ánimo, Friedrich Nietzsche dio con una verdad esperanzadora: «Lo que no me mata, me fortalece». En su libro Gratitud, Louise Hay fue más concreta: «Ocurra lo que ocurra a nuestro alrededor, podemos elegir reaccionar de una manera que nos sirva para aprender y crecer. Cuando vemos las dificultades como oportunidades de crecimiento, entonces podemos agradecer las lecciones que estamos aprendiendo de esas experiencias difíciles. Siempre hay un regalo en toda experiencia. Expresar gratitud nos permite descubrirlo». Cuando adoptamos esa mentalidad vemos más objetivamente nuestros problemas, nos libramos de la carga negativa que suscitan y hallamos paz. Cultivar el contentamiento «Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento»9. A 9. 1 Timoteo 6:6 10. Filipenses 1:6 11. Andrew Murray, escritor y pastor sudafricano (1828–1917) 12. Efesios 4:23; 2 Corintios 3:18 13. Filipenses 4:8 14. Juan 16:33 10
todos nos gusta lo de gran ganancia. Lo que muchos malinterpretamos y miramos con recelo es lo de piedad y contentamiento. No hay que confundir la piedad con la beatería o la perfección. No se trata de alcanzar un estado de pureza inmaculada, sino que es un proceso que dura toda la vida. Es reconocer que deberíamos ser más como Cristo y pedirle que haga de nosotros mejores personas. A su vez, el contentamiento no consiste en fingir que somos felices ni en resignarnos a nuestra actual situación si debiéramos procurar mejorarla. Es amar a Dios y confiar en que Él compondrá las cosas. Es estar «persuadido de esto, que el que comenzó en [n]osotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo»10. Ratos tranquilos de reflexión «Da tiempo a Dios para que se te manifieste. Date un tiempo para guardar silencio ante Él y sosegarte. Espera hasta recibir por medio del Espíritu la certeza de Su presencia, de Su poder que obra en ti. Deja que cree en tu interior un ambiente sagrado, una sagrada luz celestial en la que se renueve y se fortalezca tu alma para acometer las tareas de la
vida diaria»11. En esos momentos de quietud Dios puede restaurar tu espíritu y hacerte más como Él12. Gratitud Dar gracias a Dios por cada cosa que tenemos nos pone en una vena positiva. Aunque no nos libre de todas las contrariedades, sí nos distrae de lo que nos altera e inquieta. «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad»13. Buscar una relación más profunda con Jesús Al despedirse de Sus discípulos, sabiendo que sería detenido y crucificado, Jesús les dijo: «Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo»14. Cuanto más llegues a conocer a Jesús a través de la lectura de Su Palabra —sobre todo los Evangelios— y más interactúes con Él por medio de la oración y la meditación, más te convencerás de que Él y Su Padre lo gobiernan todo, independientemente del cariz que tenga a primera vista una situación.
! DE STRO Z ADA! Natalia Nazarova
Cuando mi marido tuvo que hacer un largo viaje de tres meses por asuntos de negocios, descubrí las dificultades que afrontan muchas familias monoparentales. Me costó
una barbaridad adaptarme a las circunstancias, mantener la casa ordenada y cuidar de los niños por mi cuenta, además de cumplir con mi trabajo. Otros factores también me afectaron emocionalmente, con lo que se me hacía cada vez más cuesta arriba. De día en día la situación parecía empeorar. Aquello me tenía extenuada física y mentalmente. Entonces cayó la gota que hizo rebasar el vaso. Tenía la cena casi lista y faltaban diez minutos para que los niños terminaran sus tareas. Había puesto mi ordenador portátil en la mesada de la cocina para escuchar música mientras preparaba la comida y decidí aprovechar esos diez minutos para revisar mi correo electrónico. Tomé la computadora y me dirigí a la sala; pero en mi frenesí olvidé desconectar el cable de la corriente. Apenas había avanzado unos pasos cuando la tirantez del cable me arrebató el portátil de las manos. Aún ahora puedo revivir la escena como en cámara lenta: el ordenador se cayó, se dio la vuelta, rebotó, y la pantalla se apagó. Me quedé en estado de shock el resto de la noche. No lograba conciliar el sueño. Finalmente, cuando conseguí calmarme me puse a reflexionar sobre lo estresada —y por ende infe-
liz— que me sentía. Estoy convencida de que Dios quería ayudarme a salir del lío en que me había metido. Y lo hizo. Como estaba destrozada, logró hacerme ver algunos aspectos de mi conducta que dejaban bastante que desear, por ejemplo mi actitud hacia mis hijos mayores y hacia algunos de mis compañeros de trabajo. En aquel rato de quietud y reflexión busqué y hallé el perdón de Dios y recobré la fe y la esperanza. Luego recordé el estado en que había quedado mi computadora. Pero en lugar de la desesperación que había sentido al principio, tuve la corazonada de que el daño no era irremediable. «Si Dios puede componerme a mí —razoné—, sin duda hay esperanzas para mi portátil». A la mañana siguiente lo prendí y se inició bien. Solo se iluminó una pequeña porción de la pantalla, pero el ordenador funcionaba. Apenas se había dañado la pantalla, que no era tan cara de sustituir. Ahora, cada vez que abro el equipo y se enciende la pantalla recuerdo el amor y el perdón infalibles de Dios, la paz que nos ofrece, la transformación que obra en nosotros cuando le encomendamos nuestros problemas. Natalia Nazarova está afiliada a La Familia Internacional y vive en Argentina. 11
REFLEXIONES
VENCEr el estrés A un señor de 113 años de edad le preguntaron cuál era el secreto de su longevidad. Contestó: «Cuando llueve, dejo que llueva». El estrés es la basura de la vida moderna. Todos lo producimos, pero si no nos deshacemos de él como corresponde, se acumula y no nos deja vivir. Terri Guillemets La ansiedad no consume las angustias de mañana; consume únicamente las fuerzas que tenemos hoy. Charles Haddon Spurgeon Creer que todo hay que hacerlo a la perfección es garantía de estrés. Uno asocia luego ese estrés con la tarea y se predispone a rehuirla. Steve Pavlina Para el estresado todo es urgente. Natalie Goldberg No hacer nada es deprimente; hacer demasiado, estresa; dar con un punto medio, ¡eso es destreza! Anónimo
O R ACIÓ N
El arma más eficaz contra el estrés es nuestra capacidad de escoger ciertos pensamientos y descartar otros. William James En cualquier situación, si nos concentramos en lo negativo, podemos esperar altos índices de estrés. En cambio, si tratamos de buscar el lado bueno se reduce enormemente la tensión. Catherine Pulsifer Conserva el sentido del humor. Ya tienes bastante estrés en todo lo demás como para permitir que unos desaciertos echen a perder un juego que está concebido para recrear. Amy Alcott Si quieres obtener un alivio rápido, prueba a ir más despacio. Lily Tomlin Descansa. Un campo que ha descansado proporciona una abundante cosecha. Ovidio Echaré todas mis cargas sobre Dios. A Él no le pesarán. Joseph Hall
Jesús, cuando me siento débil, me invade la fatiga o estoy de mal humor, Tú acudes enseguida para envolverme en Tus brazos, consolarme y asegurarme que todo se arreglará. Te inclinas hacia mí, me calmas los nervios, disipas mis preocupaciones y temores y alejas la confusión que me abruma. Te agradezco que acudiendo a Ti pueda hallar sosiego en medio de mi apretada agenda. Cuando hago una pausa en mis actividades y me tomo unos momentos para pensar en Ti y en Tu amor, mi espíritu revive y hallo fuerzas para hacer frente a las presiones. Gracias por la paz que me imbuyes cuando me estreso o me desmoralizo. Gracias igualmente porque, aun cuando me siento bien, Tú haces que me sienta mejor. 12
«mi paz os doy» Samuel Keating
El estrés no es ningún caramelo. Para el estudiante que se mata repa-
sando en el último momento los contenidos de un examen importante, para el padre o la madre que hace malabares por atender las demandas del trabajo y la familia, para el pariente o amigo cercano de una persona que sufre una dolencia grave, para el empresario que lucha por estar a la vanguardia y para los millones de personas que intentan mantenerse a flote a pesar de la inestabilidad económica reinante, los efectos debilitantes del estrés son bien conocidos. Es posible que algunos de los principales factores que causan estrés hayan cambiado desde que se escribió la Biblia; sin embargo, los consejos y promesas que nos ofrece sobre el tema siguen tan vigentes hoy en día como hace miles de años.
Dios promete paz a quienes acuden a Él. El Señor dará poder a Su pueblo; el Señor bendecirá a Su pueblo con paz. Salmo 29:11
Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7
Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Mateo 11:28
No te apartes de Dios.
La paz os dejo, Mi paz os doy. Juan 14:27
Neutraliza la ansiedad con oración. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos. Filipenses 4:6,7 Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará. Salmo 55:22
Vuelve ahora en amistad con Él, y tendrás paz. Job 22:21 Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Éxodo 33:14 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado. Isaías 26:3 Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Salmo 16:8
Confía en el infalible amor de Dios y en Su providencia. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Mateo 10:29,31 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? Romanos 8:32 Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:38,39 13
Te aprecio, mamá. Aprecio tu vivacidad, tu alegría, tu comprensión, tu generosidad. Y lo que más aprecio de ti es que me aprecias a mí. Dios de todas las madres, ¡gracias por mi mamá! Gaynell Bordes Cronin
Tina Kapp
mamá motoquera Entre los primeros recuerdos que tengo de mi infancia están los paseos que hacía en el asiento posterior de la motocicleta que conducía mi mamá. Y no eran para dar una
vuelta a la manzana. Éramos una familia misionera y vivíamos en países en que ese era el medio de transporte más práctico y económico. (En mi niñez estuve en Hong Kong, Tailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia y Singapur.) Sin embargo, aquello no era lo único sui géneris ni excepcional de mi madre. Siempre se esmeraba por aprender todo lo que podía de la cultura del lugar donde vivíamos y amoldarse a ella. Le encantaba comunicarse con la gente en su propio idioma. También era experta en organizar paseos entretenidos de contenido didáctico para nosotros, y nos instaba a probar platos, deportes y costumbres autóctonos. Cuando era una joven adulta me mudé a Uganda, y al cabo de un tiempo mamá se fue a vivir conmigo. Fue increíble lo rápido que se adaptó a África después de haber vivido numerosos años en Japón. Como siempre, se mostraba ansiosa por aprender cosas nuevas, estudiar los 14
Él me echó al cuello sus bracitos y acto seguido pronunció cinco palabras que no olvido, que me han hecho orar con fervor. Los rincones de mi conciencia me llevaron a examinar, pues me dijo con inocencia: «¡Quiero ser como tú, papá!» Herbert Parker
dialectos locales y familiarizarse lo más posible con la cultura ugandesa. Al poco tiempo ya saludaba a los vendedores ambulantes en su propia jerga. Llegó a conocer bien a todos nuestros vecinos ugandeses, inclusive detalles relacionados con los estudios e intereses de sus hijos. Nunca vacilaba a la hora de ayudar a un amigo o desconocido que padecía necesidad. Tampoco había perdido su faceta divertida y ligeramente temeraria. En sus días libres se iba hasta el Lago Victoria en su moto todoterreno, alquilaba motocicletas para que los demás aprendiéramos a manejarlas, o se dedicaba a una de sus actividades preferidas: andar en kayak por el Nilo. Según lo veo yo, las mejores madres no son necesariamente perfectas cocineras y amas de casa, pero aman a sus hijos de corazón, a su manera. Su coherencia con lo que predican es ejemplar, y no tienen miedo de dejar que sus hijos prueben cosas nuevas y desarrollen su propio modo de ser. Y en el ínterin, disfrutan de la vida como ellas solas. Tina K a pp está a fili a da a L a Fa mili a Inter naciona l y v i v e en Sudá fr ic a.
Aunque sabemos a quién acudir en los momentos difíciles —«Dios es nuestro pronto
auxilio en las tribulaciones»1—, muchas veces no hallamos palabras para expresar lo que nos pasa o lo que deseamos que haga Dios para remediar la situación. Algunas personas tienen el don de la elocuencia. Los que no somos muy dotados en ese aspecto tenemos otra alternativa: podemos hacer una oración tomada de la Biblia o de alguna otra fuente. Jesús nos dio un ejemplo con una plegaria que probablemente ha llegado a ser la más famosa de la Historia: el padrenuestro2. Cuando Sus discípulos le pidieron que les enseñara a rezar, no les dio instrucciones teóricas ni prácticas, ni se puso a hablar de generalidades. Les enseñó una oración que podían memorizar y repetir. A continuación reproducimos dos oraciones para momentos de pruebas. Haz una lista de las situaciones difíciles con que te topaste hoy o que presientes que podrían producirse y encomiéndaselas a Dios con una de las siguientes plegarias. La primera es ideal para el inicio de la jornada; la segunda, para cuando los contratiempos ya te están afectando.
S
Señor, concédeme la bendición de recibir este día en paz. Bendice mi trato con quienes me rodean. Enséñame a encarar todo lo que el día me depare con serenidad y con la firme convicción de que Tu voluntad nos rige a todos. En todos mis actos y palabras guía mis pensamientos y sentimientos. Que ante situaciones imprevistas no me olvide de que todas son obra Tuya. Enséñame a actuar con firmeza y con prudencia, sin irritar ni poner en situaciones embarazosas a los demás. Dame fuerzas para soportar la fatiga de la jornada con todo lo que ésta traerá consigo. Dirige mi voluntad, enséñame a orar, reza Tú en mí. Filareto Drozdov (1782–1867)
D
Dios de nuestra vida, hay días en que las cargas que llevamos nos desuellan los hombros y nos abruman. El camino se torna sombrío e interminable; los cielos, grises y amenazadores. Nuestra vida no tiene música, el corazón se siente solo, y el alma es presa del desaliento. Inunda de luz nuestra senda; vuelve nuestros ojos hacia donde los cielos son prometedores; sintoniza nuestro corazón con música briosa; crea en nosotros un sentimiento de camaradería con los santos y héroes de todas las épocas; aviva nuestro espíritu para que animemos a cuantos recorren con nosotros el camino de la vida, para Tu honor y Tu gloria. Atribuida a San Agustín (354–430)
Aprendamos a orar Ejercicio espiritual 1. Salmo 46:1 2. Mateo 6:9–13 15
D E J E SÚS , CO N C AR I Ñ O
Déjame ay udarte La vida no se concibió como un suave paseo exento de pruebas y dificultades. Siempre habrá reveses, apuros y presiones. Mas si te habitúas a ver esas contrariedades como obstáculos que Yo te puedo ayudar a superar, eso será precisamente lo que haré. Quiero quitarte de encima el peso de la incertidumbre. Quiero que te aferres a la certeza de que por oscura o imposible que se vea la situación, Yo soy dueño de ella, y nunca he fallado a quienes me piden auxilio. Por muy grave que sea el trance que afrontas, juntos podemos salir victoriosos. Déjame obrar a tu favor. Cuando te encuentras ante una contrariedad y decides confiar en que Yo te sacaré adelante, tu fe libera Mi poder, que es infinitamente superior al tuyo. Tal vez a la larga 1. Mateo 17:20
3. Mateo 11:28
2. 2 Corintios 12:9
4. Filipenses 4:7
lograrías resolver el asunto por tu cuenta; sin embargo, Yo puedo ayudarte a hacerlo mucho antes. Quizá seas capaz de soportar mucha presión; pero piensa que Yo puedo reducirla. Puede que sepas hacer algo bien; no obstante, juntos podemos hacerlo mucho mejor. Estaré contigo en todo momento. Seré fiel a Mis promesas de trasladar montañas1, sostenerte con Mi gracia 2, darte reposo espiritual3 y una paz que sobrepase todo entendimiento4. Suceda lo que suceda a tu alrededor, puedes tener tranquilidad si tu alma está anclada en Mí. Tu ancla resistirá bajo las olas embravecidas. Ven a Mí, deja tus cargas sobre Mis hombros. Descubrirás que tengo todo lo que necesitas.