CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA
DESACELEREMOS La lucha contra el estrés
Punto ciego y punto óptimo Para tener una vida plena
Cómo alcanzar la excelencia en el trabajo No a la mediocridad
Año 18, número 2 A N U E S T RO S A M IG O S ¿Q u é sign if ic a ser e x itoso?
Para los cristianos, el éxito no se mide simplemente con la vara del dinero. No se trata de acaparar la mayor cantidad de riquezas o fama, sino de aprovechar de la mejor manera las habilidades que Dios nos ha concedido1. La persona verdaderamente exitosa es la que más logra con lo que tiene. Y ¿eso cómo se hace? Poco antes de su muerte, el rey David impartió a su hijo Salomón este consejo: «Guarda los preceptos del Señor tu Dios, andando en Sus caminos, y observando Sus estatutos y mandamientos, Sus decretos y Sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas»2. La fórmula davídica del éxito era seguir a Dios y obedecerlo, lo cual iba a exigir un esfuerzo por parte de Salomón. ¿Esfuerzo? La Biblia, para qué andarnos con rodeos, tiene en muy alta estima el trabajo. El Génesis describe que en el principio Dios trabajó seis días para crear el mundo, y cuando determinó que había hecho una buena labor, quedó muy complacido3. Jesús declaró que había venido a realizar las obras de Su Padre4. Además, se nos enseña que Dios examinará y premiará lo que hayamos hecho en la Tierra5. ¿O sea, que a mayor trabajo mayor éxito? No está garantizado que así sea. En todo caso, Jesús no quiere que el trabajo nos estrese ni nos someta a mucha presión. Él dijo: «Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que Yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo»6. ¿Y si ya estamos estresados? También para eso nos ofrece un remedio. «Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán»7. Esas y otras preguntas las abordaremos en los artículos que siguen. Disfruta de la lectura. Gabriel García V. Director 1. V. Mateo 25:14–30
5. V. 1 Corintios 3:13–15 6. Juan 14:27 (ntv)
3. V. Génesis 1:31
7. Isaías 40:29–31
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Director Gabriel García V. Diseño Gentian Suçi Producción Samuel Keating © Activated, 2016
2. 1 Reyes 2:3 4. V. Juan 9:4
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Es propiedad. A menos que se indique otra cosa, los versículos citados provienen de la versión RV, revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizados con permiso.
UNA VÍA DE ESCAPE Keith Phillips
En un episodio de la serie
original de Viaje a las estrellas que salió a la luz en 1968, la tripulación de la nave Enterprise se topa con una especie intergaláctica cuya vida transcurre a un ritmo mucho más rápido que la de sus equivalentes humanos. Pero eso tiene su precio. —A ese paso se deterioran muy rápidamente —comenta el capitán Kirk—. Como si vivir acelerados los desgastara. Cabe suponer que los creadores de aquella afamada serie de TV se proponían hacer una observación sobre las inevitables consecuencias del cada vez más intenso ritmo de la vida moderna. Puede que su diagnóstico fuera más acertado de lo que se imaginaban. La Organización Mundial de la Salud predijo hace un tiempo que para el año 2020, a nivel mundial, la mitad de los 10 trastornos de salud
1. Mateo 11:28–30
más frecuentes tendrá su origen en el estrés. Otro estudio reciente arrojó que el 54% de los habitantes del orbe se quejan de estrés en el trabajo. En el Japón, la era moderna ha acuñado, entre otras palabras, estas dos: karoshi y karojisatsu, que significan respectivamente «muerte por exceso de trabajo» y «suicidio por exceso de trabajo». El estrés es un problema muy real que nos afecta a todos en mayor o menor medida. Quizás el aspecto más preocupante es que se perpetúa: el solo hecho de ponernos a deliberar sobre cómo superarlo nos somete a más estrés. Hay, sin embargo, una salida, una vía de escape segura y sencilla, tan sencilla que muchas personas la desestiman antes de probarla siquiera, y por ende continúan en su estado de agobio. «Venid a Mí —dice Jesús—, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque Mi yugo es fácil, y
ligera Mi carga»1. Cuando te sientas agotado por las tensiones de esta vida, puedes volar hacia Dios en las alas de la oración y la fe, y hallar así el alivio que solo Él puede darte. Él sabe lo que más necesitas: descanso para tu cuerpo, tu mente y tu espíritu, comunión con Él, y el fortalecimiento espiritual que produce la lectura y asimilación de Su Palabra. Apenas unos momentos de quietud con Jesús pueden disipar la tensión, proporcionarte paz interior y poner en su debida perspectiva las situaciones que te estresan. ¿Será posible que sea así de sencillo? Mientras no lo intentes, nunca conocerás el alivio del que podrías gozar. Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista Activated, la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE. UU. ■ 3
APROVECHAR LA
OCASIÓN Adaptación de un artículo de Peter Amsterdam
Cada día, cuando salgas por la
puerta para ir a trabajar o reunirte con alguien, para llevar a los niños al colegio o al parque, o cuando estés en casa trabajando, en la cocina o limpiando, si mientras haces todo eso estás orando, es como si fueras al mercado, por así decirlo, y por tanto debes llevar contigo una buena canasta de fe con la esperanza de que el Señor obre en ti y por medio de ti a fin de que se cumplan Sus propósitos. Mediante nuestras oraciones creamos las circunstancias propicias para que Dios actúe, y debemos tener la expectativa de que Él nos responderá conforme a Su voluntad. La clave está en pasar a la acción, en montarse al bus de las oportunidades extraordinarias y salir a conquistar, en ser flexibles y estar dispuestos a efectuar los ajustes que sean necesarios: cambiar nuestra
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forma de ser, nuestros planes, nuestro horario de trabajo. Seguidamente presento algunas acciones concretas: Tener fe Debemos tener fe y confianza en Dios y estar dispuestos a seguirlo adonde sea que nos lleve. Cuando le pedimos al Señor que nos dé oportunidades y nos abra puertas, Él siempre lo hace, en el momento oportuno. Agradécele esas oportunidades, y luego no las dejes pasar, aunque resulten ser muy novedosas, diferentes o imprevistas. Empezar Para avanzar en la dirección que Dios nos indica es menester que probemos de buena gana cosas nuevas y que perseveremos en ellas. Debemos demostrarle a Dios que
para nosotros no es ningún juego, que vamos en serio. Si hacemos eso, podemos tener la seguridad de que Él intervendrá, despejará los obstáculos y hará Su parte y hasta más. Reconocer las oportunidades Algunas oportunidades que se nos presentan quedan en nada. No todos los riesgos que uno decide correr dan fruto visible o espectacular, al menos no enseguida. En algunos casos hay que perseverar bastante tiempo para llegar a ver algún resultado. También hay riesgos que salen caros. No todo lo que emprendas ni toda oportunidad que se te presente redundará en un triunfo inmediato. Puede que algunas iniciativas no tengan éxito en absoluto. Pero es
El secreto del éxito en la vida es estar listo para echar mano de la oportunidad cuando se presenta. Benjamin Disraeli (1804–1881) Con frecuencia, las oportunidades más extraordinarias que tenemos en la vida se ocultan tras los sucesos más triviales. Si no prestamos atención a esos sucesos, nos perdemos fácilmente las oportunidades. Jim Rohn (1930–2009) Cuando la ventura pase por tu puerta, hállela abierta. Cuando pase la ocasión, tómala por el mechón. Refranes españoles Cada vez que alguien te pregunte si serías capaz de realizar determinada tarea, responde: «¡Por supuesto que sí!». Y acto seguido, ponte a averiguar cómo se hace. Theodore Roosevelt (1858–1919)
mejor lanzarse a probar algo nuevo y descubrir que no da resultado, que no aventurarse jamás a innovar. Es mejor aprovechar una oportunidad con audacia —aunque no estés del todo seguro de cómo te irá o cómo acabará— que andarse con muchas precauciones, pisando huevos, y perderse las puertas abiertas y situaciones que Dios ha dispuesto. Si agarras al vuelo una oportunidad y luego el asunto no parece dar muy buenos resultados, siempre puedes dejarlo en pausa y encomendárselo al Señor en oración. Si no resulta bien, puedes cerrar esa puerta y pasar a la siguiente. No debes considerarlo un fracaso; es una experiencia. Es probar lo nuevo. Hay oportunidades que no se presentan sino una vez, y si vacilas, se te escapan. No tengas miedo, pues, de probar algo nuevo.
Para estar a tono con las necesidades del mundo actual, lo que necesitamos es justamente atrevernos a experimentar e intentar cosas nuevas. También debemos estar dispuestos a fallar un poco. Los pioneros, exploradores, inventores y emprendedores suelen sufrir reveses y fracasos —a veces muchos— hasta que por fin llega su momento de gloria. No es mal augurio si no acertamos a la primera. ¡A veces es tan importante descubrir por dónde no va el agua al molino como descubrir por dónde sí va! Agarrar la ocasión ¿Qué habría pasado si la familia de Lázaro le hubiera dicho a Jesús: «Mira, todavía no estamos del todo listos para su resurrección. No hemos preparado su habitación,
ni hemos recuperado aún su ropa, que regalamos a otras personas. Espera hasta mañana, y entonces retiraremos la piedra. Ven mañana, Señor, a resucitarlo»? Es probable que para entonces Jesús ya se hubiera marchado. Habría sido muy tarde. El secreto radica en seguir a Dios y moverse con Su Espíritu, lo cual incluye estar preparados para aprovechar las situaciones que Él disponga. Y estas atentan a veces contra la lógica y los convencionalismos humanos, lo que equivale a decir que las cosas suceden cuando Dios quiere, y no necesariamente conforme a nuestro cronograma. Peter Amsterdam dirige juntamente con su esposa, María Fontaine, el movimiento cristiano La Familia Internacional. ■ 5
Curtis Peter van Gorder
PUNTO CIEGO y PUNTO ÓPTIMO Al decir punto ciego no me refiero a la zona de la retina por donde el nervio óptico entra en el globo ocular, esa parte que carece tanto de conos como de bastones, lo que nos hace perder la visión en ciertos ángulos. Me refiero a esos momentos de desatención en que no me doy cuenta de algo que tengo delante. El otro día nuestra empresa de eventos calculó que a lo largo de los años hemos perdido equipos avaluados en unos 1.000 dólares por haber dejado bolsas en lugares donde no debíamos. Hace apenas unos días, al volver del gimnasio se me olvidó cerrar la cremallera del bolsillo lateral de mi mochila, donde tenía el teléfono. Ya puedes adivinar lo que ocurrió. Me pregunté: «¿Por qué me pasa siempre lo mismo?» Me imagino que parte de la solución sería aminorar la marcha, orar más y acordarme de verificar todo dos veces. Probablemente tenga que ver también con vivir más en el presente. La vida se compone de un montón de decisiones tomadas a lo largo de 2.400 millones de segundos suponiendo una vida de 78 años. Esas decisiones contribuyen a determinar lo que nos sucede y lo que logramos. Decidir acertadamente es una dificultad
continua, y desde luego no es que pretendamos dar en el blanco todas las veces. En el fútbol, si un jugador anota en un tercio de los tiros libres que ejecuta, se lo considera bueno. El punto óptimo es un término que se usa en béisbol para referirse al mejor lugar donde pegarle a la pelota. También se usa en otros deportes y en la expresión artística para aludir a una persona que se desempeña en su máximo nivel. Me ha pasado eso a veces jugando a squash. Hay días en que mi coordinación, mi nivel de alerta y mi pegada están en perfecta armonía y da la impresión de que nada me puede salir mal. ¿Qué podemos hacer para hallar ese punto óptimo en nuestra vida en que todo funciona de maravilla y está lubricado por el Espíritu de Dios? Un diagrama que vi sugiere que se encuentra en la intersección de nuestras aptitudes, personalidad y experiencia con nuestros dones espirituales y con nuestros valores medulares1. Es estupendo vivir en el punto óptimo. Aunque a veces la pifiemos y fallemos la pelota, no por eso dejamos de jugar. Cada vez que nos toca batear, podemos rezar: «Ayúdame a darle en el punto óptimo y hacer un jonrón».
1. V. http://www.christiancoachinstitute.com /coaching-sweet-spot 2. http://elixirmime.com 6
Curtis Peter van Gor der es guionista y mimo 2 . Vive en A lemania. ■
S O M E R E L E C DESA Chris Hunt
Los libros del estante tienen títulos parecidos: Relaje el ritmo de su vida, La cultura de la velocidad, El ritmo de la vida moderna: ¿a qué precio? La mayoría de la gente coincide en que la vida actual es muy acelerada, y sufrimos las consecuencias en forma de estrés y otros males. Podría parecer que la vida era mucho más sencilla hace cien años; no obstante, los cambios que se estaban produciendo en aquel entonces ya eran motivo de preocupación para la gente de la época. Así lo atestiguan los siguientes extractos: La causa del […] aumento de la incidencia de las enfermedades nerviosas es la mayor exigencia que imponen las condiciones de la vida moderna. […] Todo se hace deprisa. Hablamos de un extremo a otro del continente, nos telegrafiamos a través del océano, viajamos a Chicago para tener una conversación de una hora. […] No es de extrañar que la presión resulte casi insoportable para los
nervios. G. Shrady (de P. C. Knapp), «Are Nervous Diseases Increasing?», Medical Record, 1896 Con la aparición de los periódicos baratos y los medios superiores de locomoción […], se acabaron los días tranquilos de ensueño. […]. Ahora los hombres viven, piensan y trabajan a toda velocidad. Tienen su Mercurio o su Correo en la mesa del desayuno a primera hora de la mañana, y si andan muy apurados para enterarse de las noticias durante esa comida, se lo llevan, para leerlo malhumorados mientras viajan […], con lo que no les queda tiempo para hablar con el amigo que a lo mejor se traslada con ellos en el mismo compartimiento. […] A la prisa y el ajetreo de la vida moderna […] les falta la serenidad y el reposo de la época en que nuestros antepasados, terminada la jornada de trabajo, se entregaban al descanso. Morley William Smith en «Ancient and Modern», 1886
Si así de malo se veía el panorama hace más de un siglo, cuando los caballos eran todavía el principal medio de transporte, los teléfonos fijos una rareza y la Internet ni se había concebido, ¿qué esperanza hay para nosotros hoy en día? Quizá la respuesta sea esta: Independientemente de las circunstancias que primen en el mundo que nos rodea, podemos aminorar la marcha y tomarnos unos minutos para charlar con un amigo, para observar las margaritas que tenemos a nuestros pies o para saborear la comida. Podemos elevar los ojos al firmamento y descubrir que las estrellas siguen titilando silenciosamente. Reducir el estrés es una cuestión mental y emocional. Chris Hunt vive en el R eino Unido. Ha sido lector a de Conéctate desde que comenzó a publicarse en 1999. ■ 7
Cómo alcanzar la EXCELENCIA en el TRABAJO Tina Kapp
Cada día vamos construyendo la obra de nuestra vida
mediante nuestras actitudes y acciones. A continuación, unos cuantos consejos que conviene que tengamos en cuenta si queremos destacarnos en nuestro trabajo.
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1. Isaías 6:8 2. Lucas 16:10 (rvc) 3. Proverbios 10:4 (ntv) 4. Efesios 4:29 (dhh) 5. 2 Tesalonicenses 3:11,12 (nvi) 6. V. 1 Reyes 11:28 8
Ofrecernos como voluntarios La conocida fábula de La gallinita roja cuenta que una gallina decidió hacer una barra de pan. Para ello pidió a los animales de la granja que la ayudaran a recoger trigo; pero de pronto todos estaban muy ocupados. Así que ella misma lo hizo. Luego les pidió que la ayudaran a molerlo y hacer harina; pero una vez más todos estaban atareados. Más tarde volvió a pedirles que la ayudaran a tamizar la harina y mezclar los ingredientes. Nuevamente, todos tenían mucho
que hacer y no le echaron una mano. Les pidió ayuda en varias ocasiones, pero terminó haciendo ella sola todo el trabajo. Como consecuencia, los animales se perdieron el premio, que era disfrutar de la barra de pan. No seamos como ellos. Si tu jefe y tus compañeros ven que pueden contar contigo en esas ocasiones en que hay que hacer más de lo que marca el deber, se convencerán de que eres una persona formal, dispuesta a cumplir con el trabajo. Con nuestra iniciativa nos ganamos la confianza de los demás y obtenemos compensaciones y puestos de mayor responsabilidad. En la Biblia, David se ofreció a combatir al gigante Goliat, con lo que libró a su pueblo de un tremendo apuro y se ganó el favor del rey Saúl. Otro ejemplo es Isaías, que se ofreció a ser mensajero de Dios y dijo: «Heme aquí, envíame a mí»1.
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Ser detallistas La atención a los detalles habla mucho de una persona. Si no te molestas en tener buena ortografía ni verificas que los datos que presentas sean correctos, la gente de tu entorno dará por sentado que tampoco te molestas en hacer otras cosas bien. Jesús dijo: «El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho»2. Si entras al baño de un restaurante y lo encuentras sucio, vas a sospechar que la cocina tampoco debe de estar limpia, y en consecuencia tal vez termines comiendo en otro establecimiento. Por más que haya sido algo casual —un descuido en la limpieza ese día—, puede perjudicar la imagen del negocio. Sea cual sea la tarea que realices, tu atención a los detalles demuestra que se puede confiar en que harás las cosas bien sin escatimar esfuerzos. El libro de los Proverbios señala: «Los perezosos pronto se empobrecen; los que se esfuerzan en su trabajo se hacen ricos»3.
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Evitar los chismes El apóstol Pablo advirtió a los efesios: «No digan malas palabras, sino solo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen»4. Los chismes pueden parecer inofensivos, pero nuestras palabras se las arreglan para volverse contra nosotros y pasarnos factura. Todo lo que no le dirías a alguien a la cara, probablemente no conviene que se lo cuentes a nadie. A Sócrates, filósofo griego de la era clásica considerado uno de los fundadores de la filosofía
occidental, se le atribuyen estas palabras: «Las grandes mentes hablan de ideas; las mentes corrientes, de sucesos; y las mentes pequeñas, de personas».
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Inspirar confianza Tu jefe cuenta contigo, por lo que hacerte el enfermo para no ir a trabajar —a menos que realmente te sientas mal— es defraudarlo a él y a tus colegas. Puede que te salgas con la tuya fingiendo estar enfermo para hacer novillos; sin embargo, los demás empezarán a verte como una persona que suele abandonar la brega y deja que los demás se las arreglen como puedan. El apóstol Pablo dijo a los tesalonicenses: «Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que solo se ocupan de lo que no les importa. A tales personas les ordenamos y exhortamos […] que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida»5. Según cierto autor, la palabra usada en el texto original significaba «faltar al trabajo».
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Nunca estar ociosos En vez de perder el tiempo después de terminar una tarea, mira a tu alrededor para ver qué falta hacer. En la Biblia, Jeroboam tuvo una conducta ejemplar en ese sentido. Cuando el rey Salomón vio lo bien que el joven hacía su trabajo, lo puso a cargo de toda la fuerza laboral de la casa de José6. Puedes estar seguro de que no obtuvo ese ascenso por andar ocioso o bajar los brazos cada vez que podía. 9
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7. Paráfrasis de Efesios 6:5 8. Salmo 25:4,5 (nvi) 9. Éxodo 33:13 (ntv) 10. 1 Samuel 16:7 (ntv) 11. www.just1thing.com 10
Ser amables Este es un tema bien extenso. Si bien algunos aspectos de la amabilidad son obvios, en su sentido más amplio abarca desde tener buenos modales a ser atento con el conserje e incluso con el colega que resulta pesado. El trato que dispensamos a los demás influye en cómo nos perciben ellos. La persona amable y con la que es fácil trabajar consigue más referencias, contactos y amigos. La amabilidad también repercute de manera importante en nuestra capacidad de hacer negocios. En el libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, Dale Carnegie explica que la amabilidad y el interés por los demás han sido con frecuencia las claves del éxito empresarial. El libro contiene una gran colección de anécdotas de personas exitosas que se interesaban por los demás y se conducían con amabilidad en su vida profesional. Una de mis favoritas es la de un empresario llamado Duvernoy que aspiraba a ser el abastecedor de pan de cierto hotel de Nueva York. Todas las semanas, durante años, intentó sin éxito reunirse con el gerente del hotel para presentarle sus productos. Después que entendió la importancia que tienen las relaciones humanas positivas, decidió poner a prueba la enseñanza. Descubrió que el gerente del hotel formaba parte de la sociedad de relacionistas públicos de hoteles de Norteamérica, y que le apasionaba tanto el tema que asistía a toda convención y evento. Inclusive se había postulado para presidente de la sociedad. La siguiente vez que el Sr. Duvernoy vio al gerente del
hotel, mencionó aquella sociedad. El gerente, a quien obviamente le encantaba el tema, estuvo media hora hablando. «Mientras tanto, yo no dije nada sobre el pan —recuerda Duvernoy—. Pero pocos días después el administrador del hotel me llamó para que le llevara muestras y precios. —No sé qué le hizo usted al patrón —me saludó el administrador—, ¡pero desde luego lo convenció!» Carnegie asegura: «Podemos ganar más amigos en dos meses interesándose en los demás que en dos años de esfuerzos por que ellos se interesen en nosotros».
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Pedir comentarios e impresiones Cierto artículo que leí propone que de vez en cuando le preguntemos a nuestro jefe o a nuestro equipo de trabajo qué tal lo estamos haciendo y de qué manera podríamos mejorar. Eso demuestra que nos concentramos en el trabajo y nos lo tomamos en serio. En el contexto actual, Pablo probablemente habría dicho: «Empleados, obedeced a vuestros jefes terrenales con respeto y sinceridad de corazón, de igual manera que obedecéis a Cristo»7. Nuestra conducta y nuestra interacción con colegas y jefes dice mucho de nosotros y puede servirnos para causar buena impresión como cristianos. El rey David de la Biblia oraba continuamente para saber qué podía hacer para superarse. En los Salmos dijo: «Señor, hazme conocer Tus caminos; muéstrame Tus sendas. Encamíname en Tu verdad, ¡enséñame!»8.
Moisés también consultaba a menudo con el Señor: «Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer Tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de Tu favor»9.
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Evitar los idilios en el lugar de trabajo No es una regla que se aplique a rajatabla. Si bien cada empresa tiene sus directrices y es importante conocer las normas y seguirlas, los expertos suelen recomendar no iniciar relaciones sentimentales en el lugar de trabajo. Las relaciones amorosas y las amistades son estupendas, pero debemos evitar las distracciones y no perder de vista nuestros objetivos.
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Tener buena presencia Nuestra presencia y modo de vestir son un buen o mal reflejo de la empresa en la que trabajamos o del servicio que ofrecemos. Algunas empresas tienen un código de vestir. Si la tuya no lo tiene, observa a las personas que son respetadas dentro de la empresa. Imagínate que te quedas encerrado en el ascensor con el director y procura vestirte todos los días para esa situación hipotética. Eso tiene aún mayor importancia en las entrevistas de trabajo, puesto que la primera impresión es la que cuenta. Si bien la Biblia indica claramente que Dios está más interesado en lo que hay en nuestro corazón, también nos advierte que «la gente juzga por las apariencias»10. Toma los recaudos necesarios para que tu apariencia te favorezca y denote
respeto por el cargo que desempeñas o al que aspiras.
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Manifestar aprecio Cuando alguien haga bien su trabajo, díselo. Cuando alguien te eche una mano, agradéceselo. Elogiar a los demás cuando ellos no están también es fenomenal, pues de llegar a enterarse de lo que has dicho, esas palabras significarán mucho más para ellos que si se las hubieras dicho a la cara. Con lo acelerado que está hoy en día el mundo, es fácil olvidar el valor de unas pocas palabras. Tómate unos momentos para agradecerles a tus colegas de trabajo todo lo que hacen, y se sentirán muy apreciados. Dale Carnegie escribió: «No hay que esperar […] para emplear la filosofía del aprecio. Casi todos los días se pueden obrar maravillas con ella». Para tener éxito y crear un buen ambiente de trabajo en el que todos estén contentos, no hay nada como demostrarles a tus colegas que los estimas y hacer que se sientan importantes. Podrá parecer poca cosa, pero produce excelentes resultados.
Tina K app es bailar ina, pr esentador a y escr itor a. Vive en Sudáfr ica, donde dir ige una empr esa de entr etenimiento que r ecauda fondos par a obr as de car idad e iniciativas misioner as. Este artículo es una adaptación de un podcast publicado en Just1Thing11 , portal cr istiano destinado a la for mación de la ju ventud. ■ 11
cuando se confunden JUEGO Y TRABAJO Catherine Neve
Créase o no, a los pequeños les
gusta ayudar. ¡Es cierto! A los niños en realidad les encanta ser serviciales, y se enorgullecen de ello hasta que se les enseña lo contrario. Colaborar solo se convierte en una tarea pesada cuando oyen a sus padres o a sus hermanos quejarse de tener que hacer esto o lo otro en la casa. Planteándolo de forma positiva, ayudar en la casa puede parecer un juego. Además contribuye mucho a reforzar su autoestima y a inculcarles cualidades que les resultarán muy útiles en la vida: disciplina, iniciativa, diligencia, perseverancia, autonomía y sentido de la responsabilidad. Existe al menos un sistema educativo que emplea mucho este principio del trabajo entretenido. Apartándose de los métodos de enseñanza tradicionales con el fin de sacar partido de los intereses naturales del niño, María Montessori (1870–1952) dulcificó a algunos de los niños más indisciplinados de Nápoles (Italia) y logró convertirlos en alumnos muy motivados, creativos y aplicados. Una
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faceta de la pedagogía de Montessori denominada vida práctica consiste en enseñar a los chiquillos las destrezas básicas que van a necesitar para encarar la vida cotidiana, tales como vestirse, asearse y preparar la comida. Aunque los niños de dos años —que están convencidos de que todo lo pueden hacer solos— se hallan en la edad perfecta para enseñarles esas habilidades, se trata de un proceso que abarca todas las etapas de desarrollo y que incluye más adelante aprender a conducir y a administrar un hogar. En mis tiempos de madre ajetreada, normalmente me resultaba más fácil y más rápido encargarme yo misma de los pequeños quehaceres que enseñárselos a hacer a mis chiquitines. Pero pronto me di cuenta de mi falta de previsión. Yo precisaba ayuda, y a mis hijos les hacían falta oportunidades de sentirse mayores y aprender nuevas tareas. Más adelante descubrí que, con una adecuada presentación, hasta los más traviesos encauzaban gustosos sus energías para ayudarme con pequeños quehaceres.
Los preescolares pueden ayudar con labores sencillas. Por ejemplo, lavar las verduras, untar mantequilla en el pan o mezclar masa de galletas o de panqueques. A los pequeños les gusta barrer, limpiar lo que se derrama y guardar ordenadamente los cubiertos. Si se les presentan los quehaceres de un modo divertido y se los recompensa con elogios y reconocimiento, se emocionan cada vez que se gradúan y se les la oportunidad de hacer un nuevo trabajo. Esa formación no tiene por qué interrumpirse cuando llegan a la edad escolar. Para los míos fue todo un hito el día en que se les dijo que ya eran mayorcitos y se les podía confiar el uso de la aspiradora. A algunos niños les gusta limpiar el lavamanos del baño y cambiar las toallas de mano. Otros disfrutan rastrillando las hojas del jardín o la hierba cortada, o ayudando a lavar el auto. La lista sería interminable. Solo tenemos que echar un vistazo a nuestro alrededor. Una buena estrategia de marketing consiste en poner nombres de juegos
a los quehaceres domésticos. El primer juego de ese tipo que enseñé a mis hijos cuando eran pequeños fue el hormiguero. Se imaginaban que eran hormiguitas y correteaban de aquí para allá llevando todos los juguetes, bloques y muñecos de peluche al hormiguero (el sitio donde se guardaban). Hasta un bebé es capaz de aprender ese juego. Lo puedes sentar en tu falda o a tu lado y enseñarle a poner cubos y otros juguetes pequeños en una caja. Luego elógialo profusamente. A continuación algunos escollos que pueden presentarse y cómo evitarlos: • Si la tarea rebasa las posibilidades del niño o su capacidad de concentración, puede resultar exasperante tanto para él como para ti. No le exijas demasiado. • Facilítale el cumplimiento de la tarea explicándole bien en qué consiste y cómo hacerla. • Que la colaboración sea voluntaria o, si es posible, dale a elegir entre diversas tareas. Si consigues
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que resulte entretenido, se ofrecerá gustoso a ayudar. Sobre todo cuando la tarea se le haga cuesta arriba o tediosa, ayuda mucho conversar juntos de algo divertido mientras la realizan. Haz las veces de entrenadora, compañera de equipo e hincha. No esperes a que la tarea se torne excesiva, o a que el niño esté muy cansado para realizarla de buena gana. Siempre que sea posible, enséñale a guardar lo que ha utilizado antes de sacar otra cosa, y a ir limpiando lo que ensucia. Si dejas al niño solo haciendo una tarea, no te sorprendas de que a tu regreso se haya enfrascado en otra cosa. Los niños se distraen fácilmente cuando no se los supervisa. No esperes a que se le acabe el tiempo para asomarte a ver cómo le va. Usa mucho tacto a la hora de expresar tu desilusión. Complementa siempre tus comentarios con tranquilizadoras
palabras de aliento. ¡Conserva una actitud positiva! Los beneficios de lograr que el trabajo les resulte ameno a los niños son innumerables. Aprenden no solo perseverancia y habilidades prácticas, sino también a trabajar en equipo y a valorar lo que los demás hacen por ellos. Por último, si quieres cultivar en tus hijos el hábito de colaborar de buen grado, acostúmbrate a agradecérselo y a prodigarles elogios. Exprésales tu gratitud en el acto. Recompénsalos con abrazos y de vez en cuando con algún premio. Elógialos ante tu cónyuge, tus parientes y tus amigos, preferiblemente a oídos de ellos. ¡Nada aumenta más nuestra autoestima que oír elogios y palabras de aprecio de boca de las personas a quienes más amamos! Catherine Neve (1951–2003) trabajó de misionera con La Familia Internacional en 12 países durante 31 años. Crió a dos hijos y fue maestra de muchos más. ■ 13
El CONSEJERO Irena Žabičková
Soy una perfeccionista. Me
gusta hacer las cosas bien, meticulosamente, por mucho tiempo que me tomen. Me he dado cuenta de que, cuando tomo decisiones, mi principal objetivo es evitar cometer errores. Trato de asegurarme de que mi trabajo y mis decisiones personales estén tan bien como pueden estar. Pero vaya la agonía y el estrés que eso me ocasionaba. Casi todas las decisiones tenían que ser perfectas, desde qué champú comprar hasta qué asiento escoger en el bus. Todo tenía que estar bien analizado, y debía considerar todas las opciones y posibilidades. No me daba cuenta de la tensión que eso generaba en mi vida. Cuando conocí a Jesús y comencé a darle cabida en mi vida, descubrí que todo podía ser mucho más fácil y que Él podía ayudarme a
1. V. Romanos 8:28 2. http://www.perunmondomigliore.org 14
tomar decisiones. Al fin y al cabo, ¿quién puede saber más que el Omnisciente? De ahí que empecé a invocar Su guía. A veces me daba orientación específica. En otros casos no me indicaba claramente un plan de acción, sino que me dejaba la tarea de buscar en Su Palabra y tomar decisiones acordes con Su voluntad, basadas en los preceptos de las Escrituras. No obstante, la mejor consecuencia —y la más tranquilizadora— de dejar participar a Dios es que, como me ama tanto, aunque yo tome una decisión equivocada Él sigue tratando de ayudarme. No me echa en cara los errores que cometo ni me reprocha las veces en que permito que el egoísmo o el miedo guíen mis decisiones. Entiende cómo soy y me va enseñando a tomar mejores decisiones. Hasta cierto punto, sigo siendo una perfeccionista, aun al cabo de tantos años de andar con Jesús; pero
el haberlo encontrado me ha hecho la vida mucho más fácil y feliz. Puedo consultar con Él y contar con Su ayuda, lo cual ha contribuido muchísimo a reducir el estrés que antes me significaba tomar decisiones. Sé que, aunque me equivoque, Él puede hacer que aun mis errores redunden en mi bien1. Ir ena Žabičková tr abaja de lleno como voluntar ia en Per un Mondo Miglior e 2 en Croacia e Italia. ■
Jesús puede aconsejarte también a ti. Es más, le encantaría participar en tu vida. Solo tienes que pedírselo: Jesús, deseo incluirte en mis decisiones cotidianas. Te ruego que entres en mi vida y me proporciones Tu guía y orientación, para que tome las decisiones que Tú sabes que darán mejor resultado.
Casi un matrimonio A n na P er li n i
Llevo casi 20 años trabajando
con el mismo equipo, dirigiendo una ONG que opera en lo que antes era Yugoslavia. «Un matrimonio», lo han llamado algunas personas. Y sí, hasta cierto punto lo es. Ha requerido muchos de los atributos y decisiones que exige un matrimonio. Cuando empezamos éramos, en fin, más jóvenes. La emoción de emprender algo de esa envergadura, la gran necesidad que encontramos y la novedad del trabajo fueron los factores dominantes. Cada uno tenía su personalidad; pero durante la etapa inicial de alguna manera todos estábamos tan ocupados que ni siquiera teníamos tiempo para ahondar en nuestras discrepancias o resentirnos por lo que hacían los demás. Más adelante, sin embargo, sí experimentamos lo que viven la mayoría de los matrimonios y 1. http://www.perunmondomigliore.org
relaciones: excesiva familiaridad, dificultad para comunicarnos, estrés, etc. Más de una vez tuvimos la tentación de rendirnos. Con mucha frecuencia simplemente… no nos aguantábamos. A la larga, el hecho de aceptar y afrontar nuestras limitaciones y diferencias nos ayudó a centrarnos en nuestros objetivos y a no desanimarnos o distraernos cuando se dificultaba la interacción o cuando dábamos pasos hacia atrás en la labor. Huelga decir que ha requerido gran capacidad de perdón y mucha paciencia y comprensión mutua. Hemos aprendido también a aceptar los momentos bajos de cada uno y los períodos menos productivos. Al fin y al cabo somos seres humanos, y aunque nos dedicamos casi por completo a una buena causa y procuramos ser idealistas y desinteresados, no cabe duda de que nunca alcanzaremos la perfección. Nuestra percepción de la realidad también puede estar equivocada
a veces. En cierta ocasión aprendí algo importante sobre esto. Estaba conversando con un compañero de trabajo acerca de uno de los voluntarios, que últimamente parecía estar desmotivado y que yo sospechaba que pronto abandonaría nuestra entidad. Más tarde, todavía obnubilada por mi negativismo hacia esa persona, revisé los mensajes entrantes y me encontré con este: «Estaba lloviendo, y mi corazón también derramaba lágrimas de tristeza y angustia. En esas, uno de sus voluntarios entró en mi oficina. Su sonrisa y sus amables palabras dibujaron un arco iris en mi alma. Sentí que se había presentado un ángel». Ya te imaginas de quién hablaba. Se trataba del mismo voluntario. Anna Perlini es cofundadora de Per un Mondo Migliore1, organización humanitaria activa en los Balcanes desde 1995. ■ 15
De Jesús, con cariño
recupera el control Es muchísimo lo que tienes que hacer cada día, lo que te gustaría hacer y lo que otros esperan que hagas. Sientes que no das abasto. Tensión, ansiedad, presiones. ¿Alguna vez cesarán? Por sí solas, no. Pero puedes romper el ciclo. No tienes por qué seguir en esa red que te aprisiona, en la interminable lucha por hacer más y conseguir más. La vida no tiene por qué ser una sucesión de crisis cotidianas. No es necesario que seas rehén de expectativas poco realistas. Permíteme que te ayude a recuperar el control de tu vida. La raíz del problema es sencilla: te agobias por hacer demasiado, más de lo humanamente posible. Te sometes física, mental y espiritualmente a presiones excesivas. Es hora de reconsiderar tu situación. Determina qué es lo más importante y qué es lo que tiene un valor perdurable, cuáles son tus principales objetivos y obligaciones a largo plazo. Canaliza tus energías en esas cosas y deja lo demás. Una vez que lo hayas hecho, comenzarán a disiparse las presiones que en algún momento te han parecido imposibles de sobrellevar. ¿Quieres recuperar tu vida? Puedes, pero primero debes desembarazarte de las presiones autoimpuestas que te hacen sentir que no puedes parar.