Conéctate, número de noviembre de 2017: El amor

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CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

A ñ o 18 • N ú m e r o 11

REYES Y REINAS Aprender a gobernar

El amor en el trabajo No es lo que piensas

¿Me quiero?

El secreto para querer a los demás


Año 18, número 11

A N U E S T RO S A M IG O S Cuat ro t é r m i nos En castellano moderno la palabra amor evoca toda una gama de emociones. Los griegos de la época clásica eran más precisos. Tenían cuatro palabras para lo que en nuestro idioma llamamos amor. Storgē corresponde a grandes rasgos a nuestro concepto de afecto, particularmente el que se da en el ámbito familiar. La palabra también se empleaba con un aire de condescendencia, para eso de porque te quiero te aguanto, como a casi todos nos sucedía con nuestros hermanitos en los recordados tiempos de la infancia. Phília se empleaba para referirse a un tipo general de amor virtuoso, desapasionado, que inspira lealtad, y que hoy equivale a amistad. Éros era el amor apasionado, el que existe en un matrimonio sano o en una relación intima. Sócrates sostuvo un famoso debate sobre el eros con sus oyentes, que quedó plasmado en El banquete de Platón. Platón refinó la idea de manera que no significara tanto el amor de una persona, sino de la belleza de una persona. De ahí surgió la idea de amor platónico, que alude a una relación amorosa libre de connotaciones sexuales. La Septuaginta —traducción al griego del Antiguo Testamento concluida antes de la época de Jesús— usa con frecuencia el verbo agápao para describir todo clase de amor, desde la compasión divina hasta la pasión erótica. En esa misma obra hizo su primera aparición en la literatura griega el sustantivo derivado agápē —la cuarta palabra que corresponde a amor— para referirse al tipo más profundo de amor, como el pregonado en el Cantar de los cantares, atribuido a Salomón y considerado una alegoría de la relación entre Dios y los creyentes. Los autores del Nuevo Testamento emplearon agápē unas 250 veces para aludir al amor en su más sublime expresión. Aparte de la palabra castellana amor, que se usa en la traducción de o théos agápē estin, «Dios es amor» (1 Juan 4:8), la antigua versión Reina-Valera y otras prefieren a veces la palabra caridad (por ejemplo en 1 Corintios 13). Con ello se pretende reforzar la idea de que agápē es un amor desinteresado, dadivoso e incondicional. Ya sabemos a qué aspirar. Gabriel García V. Director 2

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Director Gabriel García V. Diseño Gentian Suçi Producción Samuel Keating © Activated, 2017. Es propiedad. A menos que se indique otra cosa, los versículos citados provienen de la versión RV, revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizados con permiso.


El amor en el trabajo Sally García

No, no me refiero a romances

nacidos en las pausas para el café. El tema que quiero abordar es si es posible dirigir con amor un emprendimiento comercial y tener éxito. Un artículo del Harvard Business Review sugiere que sí1. Hace una analogía con un computador. El amor debe ser el sistema operativo (SO), y las otras estrategias gerenciales —ventas, mercadeo, distribución, etc.—, las aplicaciones. Estas constituyen la parte más visible del computador, pero su estabilidad depende de un SO sólido. El famoso chef y emprendedor peruano Gastón Acurio dice: «No queremos ser los más vanguardistas, sino hacer felices a las personas»2. 1. «Can You Really Power an Organization with Love?», Duncan Coombe, HBR, 1 de agosto de 2016 2. Entrevista de Bárbara Muñoz para El Mercurio, Chile, 2 de julio de 2016

Aunque él ha ganado premios internacionales, enseña a sus cocineros a no trabajar con un espíritu de competición, sino a centrarse principalmente en la creatividad. Gastón considera que si sus cocineros disfrutan de su trabajo, prestan servicio con amor y procuran hacer felices a los demás, los clientes se beneficiarán de los resultados. El empleado sabe cuando se lo estima; necesita sentir que se valora su trabajo. Todos nos desempeñamos mejor cuando nos sentimos apreciados. Hasta espolear a un empleado desmotivado puede ser una forma de amor disciplinario, si uno le hace saber que confía en su capacidad y aptitudes. La generosidad es otra característica del amor en el entorno laboral. Entre las muchas formas de expresar amor en el ámbito profesional podría parecer la más ilógica. Sin embargo, una de las recomendaciones más

Hoy en día consideramos que un filántropo es alguien que dona grandes sumas de dinero. Sin embargo, ese término viene de los vocablos griegos philéo (yo amo) y ánthropos (hombre): es decir, amo al género humano. Todos podemos ser filántropos. Podemos entregarnos a nuestros semejantes. Edward Lindsey

comunes para alcanzar nuestras metas es que ayudemos a los demás a alcanzar las suyas. Al brindarles ayuda, nuestro mundo se amplía. Por su apoyo a la cocina étnica peruana y latinoamericana, Gastón Acurio se ha vuelto conocido como promotor de la singular cocina de su país. A consecuencia de ello, en años recientes Lima se ha hecho célebre por sus tours gastronómicos. Si él hubiera considerado a los demás restaurantes limeños como meros competidores, tal vez su mundo habría quedado reducido a su propio local gastronómico. En cambio, al trabajar con otros chefs para dar a conocer los sabores peruanos, la cocina limeña ha alcanzado fama internacional, y él también. Sally García es educador a y misioner a. Vive en Chile y está afiliada a la Fa milia Inter nacional. ■ 3


El arte de velar por los demás Adaptación de un artículo de María Fontaine

Ruego que en medio del ajetreo

de la vida, por muchas necesidades urgentes y prioritarias que surjan, no perdamos de vista la importancia del amor, así en las decisiones cotidianas como en las cuestiones de mayor trascendencia. A veces se nos olvida que nuestros logros no son nada sin amor. «Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada. Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada»1. Si no amamos, ni nuestros sacrificios ni nuestro trabajo tendrán 1. 1 Corintios 13:2,3 (ntv) 4

mucho valor ni llevarán el fruto deseado. Velar por los demás es todo un arte, en el cual siempre hay espacio para perfeccionarse. Es, por ejemplo, manifestarles amor con actos que agradezcan y necesiten; cuidarlos cuando se enferman o tienen algún achaque; animarlos cuando se deprimen; brindarles apoyo cuando su carga de trabajo se hace pesada; expresarles nuestra amistad cuando se sienten solos; custodiarlos en los momentos de debilidad, y sostenerlos espiritualmente con una fe y una esperanza que miren más allá de sus faltas. Una de las maravillas del amor es que se adapta a la necesidad. Según la ocasión, puede significar no hacer ruido y respetar el deseo de silencio de una persona, o ser más extrovertido y conversar con ella. No se rige

por ninguna fórmula. De ahí que parte de la tarea de amar consista en averiguar la necesidad y cómo satisfacerla. Es motivador pensar en lo que puede ocurrir si nos comprometemos a amar a nuestros semejantes, y en los beneficios para nosotros mismos, toda vez que nosotros también salimos favorecidos al canalizar el amor del Señor. Es fortalecedor para nuestro espíritu y nos reporta satisfacción de nuevas maneras. Además, atrae las bendiciones y milagros del Señor. Que el amor de Dios te acompañe hoy y siempre. M ar ía Fontaine dir ige junta mente con su esposo, Peter A mster da m, el movimiento cr istiano La Fa milia Inter nacional. ■


Más dulce que el perfume de las rosas es la reputación de tener un carácter bondadoso, caritativo y altruista, la predisposición a hacer todo el bien que esté dentro de nuestras posibilidades. Orison Swett Marden (1850–1924)

nO FALTAN las OPORTUNIDADES Hay una forma importante

de amar que fácilmente se pasa por alto. Consiste en expresar amor mediante detallitos. Puede ser, por ejemplo, echar una mano a una persona, anteponer sus necesidades a las nuestras, manifestar interés en ella si está estresada o preocupada, ofrecerle una oración, o prestarle oído y procurar comprenderla. Cuando decidimos hacer una pausa para ayudar a alguien, cuando manifestamos amor e interés por alguien que sufre, cuando damos de lo que tenemos, nos volvemos más amorosos. Vamos dejando una estela de amor en nuestro paso por la vida. En cambio, cuando optamos por concentrarnos exclusivamente en nuestras metas, obligaciones e intereses, haciendo caso omiso de las personas que nos rodean, nos volvemos más egocéntricos y nos aislamos. Hasta es posible que terminemos divagando sin rumbo

en nuestro propio universo. Al final, somos el resultado de las decisiones que tomamos a diario. Cada uno de nosotros tiene oportunidades de tomar decisiones basadas en el amor al prójimo y el deseo de ayudar a la humanidad. Todos los días podemos realizar actos de bondad. Ponernos en el lugar de los demás y tratar de imaginarnos los motivos por los que actúan como lo hacen es mucho más gratificante que criticarlos. Además, genera compasión, tolerancia y benevolencia. Un sabio dijo en cierta ocasión: «Dios mismo no tiene pensado juzgar a las personas hasta el fin de sus días. ¿Por qué habríamos de hacerlo nosotros?» Hay muchas formas de manifestar amor. Es deber de cada uno de nosotros reflexionar sobre cómo podemos hacerlo. Tal vez nos vendría bien tomar un cuaderno o diario y plantearnos algunas preguntas como estas:

¿Cuánto amor y abnegación demuestro diariamente? ¿Me detengo a manifestar amor a los que lo necesitan? Si Dios me pidiera que hiciera un sacrificio, grande o pequeño, por puro amor y altruismo, y yo supiera que me reportaría poco o ningún beneficio, ¿lo haría? Cuando no tengo ganas de tomar la iniciativa y me parece que debe ser el otro quien dé el primer paso y se acerque a mí, ¿igual me animo a darlo? ¿Estoy dispuesto a escuchar a los demás e interesarme en sus pensamientos, ideas y preferencias? ¿Cómo puedo entregarme más al prójimo y dar más sentido a su vida?

A daptación de un artículo del curso Roa dm ap de lider azgo cr istiano. ■ 5


VISOS DEL AMOR DE DIOS Gabriel García Valdivieso

Hace poco unos amigos querían trasladarse a otro país para explorar nuevas posibilidades y probar otros rumbos más cerca de algunos de sus familiares. Si bien tuvieron innumerables dificultades para preparar y emprender el viaje, con el apoyo de sus amistades en oración por fin lograron su objetivo. El proyecto no estuvo exento de contrariedades, incluida una complicación de última hora en el aeropuerto; pero al final lograron materializarlo y hoy están probando sus alas en otros cielos. Muchas veces digo a mis amigos y conocidos que sueñan con viajar o con cumplir algún otro deseo: pónganlo en manos de Dios, porque Él conoce nuestro corazón y le encanta vernos felices. El verano pasado no sabíamos cómo íbamos a recibir a nuestra hija, yerno y nietos cuando vinieran a pasar las vacaciones con nosotros. Contratiempos y reveses insospechados surgieron en el condominio donde vivimos, y no teníamos lugar físico para recibir a la familia. Le encomendamos el problema al Señor, y de repente, como cosa llovida del cielo, un matrimonio vecino desocupó la vivienda que había habitado en los últimos meses y dejó espacio para que nuestros seres queridos se mudaran por un mes a metros de donde residimos. Fue un acto de amor de Dios en respuesta a nuestras peticiones, y disfrutamos de un maravilloso verano. A veces Dios se vale de los medios más impensados para ayudarnos y levantarnos el ánimo. Llevábamos 1. 1 Juan 4:16 6

tiempo orando por una amiga que luego de varias decepciones sentimentales cayó en una profunda depresión. Resulta que un día, transitando cerca de la universidad donde trabaja, avistó un perro abandonado. Una voz dentro de sí la instó a recogerlo, y decidió adoptarlo, pese a que vivía en un departamento estrechísimo. Ese perro terminó jugando un papel decisivo en su recuperación emocional. Le llegó como un regalo inesperado de Dios. A mi señora le detectaron hace poco un tumor de mama. Apenas nos enteramos y avisamos a nuestros amigos, recibimos un inmenso apoyo emocional y espiritual de parte de ellos. Expresiones de cariño, solidaridad y auxilio en oración nos llegaron de gente de nuestro entorno y de lejanos países. Luego de someterse a una intervención quirúrgica, se comprobó que el tumor era benigno, y Sally se recuperó divinamente. En todo el proceso sentimos la compañía y presencia amorosa de Jesús, que hizo que todo marchara bien. Creo que el amor divino se percibe más nítidamente en las pruebas, y que Dios se vale de diversos instrumentos para manifestárnoslo. «Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él»1. Gabr iel García Valdivieso es dir ector de la r evista Conéctate. Vive en Chile y está afiliado a La Fa milia Inter nacional. ■


Evelyn Sichrovsky

¿ME QUIERO? Uno de los recuerdos más gratos que guardo de mi niñez es de cuando mi hermana mayor me leía mi relato preferido del Evangelio —la parábola del buen samaritano1— en una Biblia ilustrada. Nunca se me ha olvidado que mi prójimo no es solamente la gente de mi entorno, sino cualquier persona cuyo camino se cruce con el mío. Con todo, he tardado muchos años en entender cabalmente lo que Jesús quiso decir cuando afirmó: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»2. Me concentraba tanto en la primera parte de ese mandamiento que a veces me olvidaba de la segunda. Una vez que estaba pasando por un largo período de desaliento y dudas sobre mi propia capacidad, una amiga íntima que percibió mi estado de ánimo me dijo: «Si amaras a tu prójimo como a ti misma, nadie se te acercaría». Sus palabras me sorprendieron y me llevaron a preguntarme sinceramente: «¿Yo me quiero?» Mi respuesta fue un no rotundo, lo que derivó en otro interrogante: «¿Por qué no?» «¡Pues es obvio!» Enseguida procedí a repasar mi larga lista privada de defectos y fracasos. Pero en medio de aquella andanada de negatividad, inesperadamente se me ocurrió preguntarme: «¿Quiere Jesús que me ame a mí misma?» Cuanto más reflexionaba, más me convencía de que Jesús desea que me ame a mí misma. ¿Por qué? Porque Él me ama y dio la vida por mí3. Porque soy creación Suya, formada maravillosa y singularmente a Su imagen4. Él conoce todos mis defectos y malas costumbres5, pero 1. V. Lucas 10:25–37

5. V. Salmo 139:1

2. Marcos 12:31

6. V. Sofonías 3:17

3. V. Efesios 5:2

7. V. Jeremías 29:11

4. V. Salmo 139:14

no por ello deja de celebrar mi vida6 ni de valorar mis cualidades y personalidad. Más aún, ve en mí posibilidades ilimitadas7. Me ama tal como soy. Tomé conciencia de que quiere que me vea a mí misma como Él me ve, que abandone mi autorrecriminación, que deje de criticarme y que más bien me acepte y me tenga cariño como persona, es decir, que me ame a mí misma, por muy abrumadora que me parezca esa tarea. Cuanto más cultive un sano amor y respeto de mí misma, con mayor libertad y plenitud podré amar a los demás. El amor propio presentado en la Biblia no es una autoadoración inflada y narcisista, centrada en uno mismo y excluyente de los demás. Se trata de un amor y respeto sincero y restaurativo de uno mismo, pues todos somos portadores de la imagen de Dios, pecadores redimidos e hijos adoptivos Suyos. Sus frutos son la paz y el contentamiento interior, la bondad y la generosidad para con los demás, y la gratitud y la devoción para con Dios. Amor a Dios, amor al prójimo y amor por uno mismo: juntos nos brindan sanidad y verdadero gozo. Evely n Sichrovsk y es cr eador a de contenidos par a libros y mater iales didácticos infantiles. Vive en el sur de Taiwán. ■ 7


MI VIDA BAJO LA LENTE DE 1 CORINTIOS 13

Chris Mizrany

Hoy leí 1 Corintios 13

y medité acerca de la aplicación práctica de esos versículos. Anoté mis reflexiones y espero que sean una fuente de inspiración para ti1. Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.

1. Los pasajes son de la versión ReinaValera 1995 2. 2 Corintios 1:4 3. Romanos 5:8 4. 1 Pedro 4:8 (ntv) 5. V. Juan 15:5 8

Hace poco me embarqué nuevamente en la tarea de aprender otro idioma. Me propuse practicarlo un poco varios días a la semana y estoy haciendo progresos. De todos modos me queda un largo, larguísimo trecho que recorrer para llegar a hablarlo cómodamente, con fluidez. Pues bien, yo diría que si fuera capaz de hablar todas las lenguas humanas y angélicas, me sentiría bastante satisfecho. Hasta me daría dos o tres palmaditas en la espalda. Ante ese pensamiento, el versículo adquirió mucho más sentido para mí. Entendí la tremenda importancia que tiene el amor, por encima de cualquier logro.

Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. Me encanta escuchar las palabras que Jesús me dirige a mí personalmente cuando necesito guía. Además, disfruto un montón de esa sensación de que he presenciado un milagro y mi fe ha crecido, con lo que la siguiente vez tendré más confianza en que Dios se encargará de la situación. Así y todo, entiendo que intrínsecamente aparejado a esos dones está el gran amor de Dios, que es el origen de todo lo demás.


Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Yo formo parte de Helping Hand, una obra misionera de beneficencia muy activa en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Distribuimos muchos artículos a los pobres, y a veces cuando es de madrugada o tarde por la noche el trabajo me agobia un poco. Ese versículo me recordó que nuestra motivación es exclusivamente el amor, el inagotable amor de Cristo que «nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación»2. Ese es el combustible que nos mantiene en marcha. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Ese pasaje habla por sí solo. No soy ningún modelo de persona sufrida, benigna y que se comporta siempre bien. Tampoco me considero un tipo altruista, poco irritable, que siempre centra la atención en la

verdad y todo lo soporta. A veces, francamente, soy todo lo contrario. No obstante, un pensamiento muy poderoso que conviene recordar es que el amor depura incluso lo que no es amoroso. «Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros»3. «El amor cubre gran cantidad de pecados»4. Así pues, por más que seguiré esforzándome por amar de la manera que se describe en esos versículos, sé que aun cuando no lo haga, Jesús lo hará. Él es amor, el ejemplo más auténtico de amor que el mundo ha conocido. Y si permanezco cerca de Él, Su amor se me contagiará más y más5. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. En parte conocemos y en parte profetizamos; pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Es muy cierto que el amor es lo más fácil de entender. Hasta una criatura lo entiende. En realidad, para nosotros es fundamental y prioritario, ya que todas esas otras cosas se basan en el amor, crecen a partir del amor a Dios y el amor al prójimo. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era

de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. Cuando llegue al Cielo sé que me asombraré al ver las consecuencias de los pequeños gestos de amor que hice en este mundo. Seguro que desearé haber hecho más, pero la maravilla de ver que los efectos se propagaron mucho más allá de mi región, trabajo y vida es algo que definitivamente aguardo con ilusión. Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. ¿Cuántas canciones, libros, poemas y cartas se han escrito acerca del amor? ¡Muchísimos! Sin embargo, hay un acto que para siempre personificará el amor, el amor humilde, clemente y eterno de Dios manifestado voluntariamente en la muerte espantosa, durísima e injusta que padeció Jesús a fin de que nosotros jamás tuviéramos que conocer un desenlace sin amor. Se nos hizo herederos del Cielo por la fe, y ese es el fundamento de nuestra esperanza: Su amor inagotable. Chr is Mizr an y es diseñador de páginas web, fotógr afo y misionero. Colabor a con la fundación Helping Hand en Ciudad del Cabo, Sudáfr ica. ■ 9


Marie Alvero

UN CONTINUO IDILIO Hace poco tuve oportunidad de pasar bastantes ratos con una pareja que ya supera los treinta y cinco años de matrimonio. Al observar la forma en que interactuaban entre sí, me di cuenta de lo mucho a lo que puedo aspirar en mi relación conyugal. Una vez que nos reunimos para disfrutar de una comida al aire libre, Jen, la esposa, se acercó a la mesa de servicio para prepararle un plato a Greg. —¡A Greg le encantan los espárragos! —me confió, contenta de servirle algo que le gustaba. Más tarde Greg mencionó la pasión de su mujer por la jardinería. —¡Háblales, Jen, de la estupenda huerta que cultivaste el año pasado!

un ambiente cálido y acogedor que atraía a todos. Me urgía descubrir su secreto. ¿Se vería así mi matrimonio luego de treinta y tantos años? «¡Por favor, díganme cómo se hace!» Finalmente tuve un momento a solas con Jen. —No he podido menos que notar —dije, llena de curiosidad— lo felices que son tú y Greg juntos. ¿Qué hacen para tener una relación matrimonial tan sólida? Me sonrió. —Sí, la verdad es que nos va muy bien. No sabría darte un único secreto para tener un matrimonio estable y dichoso. Sí puedo decirte que empezamos como muchas otras parejas:

En los pocos días que duró la visita siguieron tratándose igual, velando el uno por el otro, atendiéndose mutuamente, riéndose y disfrutando a tope el uno con el otro. Creaban a su alrededor

locamente enamorados, para luego decepcionarnos cuando la convivencia cotidiana empezó a erosionar nuestra felicidad. Por un tiempo tuvimos conflictos. Fue una lucha. No es que fuera horrible, pero tampoco era una maravilla. Nos valimos de diversos consejos

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ntv

que nos dieron; pero —hizo una pausa poniéndome la mano en el hombro— la clave la encontramos en Juan 15:13. Yo conocía bien ese versículo: «No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos»1. Por lo general me hacía pensar en relatos como el de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, o hasta en la crucifixión de Cristo; pero nunca lo había asociado con el amor conyugal. Jen prosiguió: —Cuando nos propusimos aplicar ese versículo a nuestro matrimonio, ambos buscamos formas de entregarnos más y hasta sacrificarnos el uno por el otro. Eran detallitos: yo le preparaba la comida que más le gustaba aunque estuviera cansada, o él hacía una parada para comprar algo cuando lo único que quería era llegar a casa. O nos mordíamos la lengua en un momento de irritación. »También hubo gestos más trascendentes, como renunciar a ciertos proyectos individuales para abocarnos a un objetivo familiar, o ayudarnos mutuamente a cumplir nuestros sueños. Cuando te pones a pensarlo, hay infinitas formas de entregarse». Me puse a pensarlo y vi que había mucho que mejorar en mi relación con mi marido. Aunque hacer feliz a alguien y manifestar una gran medida de amor requiere esfuerzo, me gusta que mi matrimonio esté cambiando de rumbo. Nuestra decisión de tratar de dar más de lo que esperamos recibir nos está llevando por una senda que conduce a un amor más profundo y una mayor felicidad. Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU. ■


Anna Perlini

UnA PAREJA EXCÉNTRICA Conocí a Danica y Milic

hace más de 13 años. Ya entonces los llamaban afectuosamente los abuelos del cerro, ya que la aldea donde viven, Sudohol, significa «cerro árido». Se accede a ella por una empinada trocha. En inviernos particularmente inclementes no hay forma de llegar en vehículo. No tienen agua corriente ni instalaciones sanitarias en la casa y, como muchas personas de la región de Croacia cercana a la frontera con Bosnia, cargan con una triste historia: huyeron de la guerra y la destrucción, vivieron en campamentos para refugiados y finalmente retornaron a su aldea, donde encontraron su casa quemada. Les tocó empezar de nuevo a una edad en que la mayoría de las personas se jubilan. A pesar de sus penurias, siempre están de buen ánimo, y naturalmente les hacen ilusión nuestras visitas, pues hoy en día muy pocas personas viven en ese pueblo aislado. En una ocasión 1. http://www.perunmondomigliore.org

nos topamos con ellos cuando estaban lavando la ropa en una vertiente helada y los llevamos hasta la casa. Cuando se subieron a nuestro furgón, les preguntamos en son de broma: —¿A dónde quieren ir? Podemos llevarlos a donde quieran. —A Sudohol —nos respondieron—, el mejor lugar del mundo. Danica está llena de energía; Milic es más tranquilo. Juntos constituyen una pareja dinámica, graciosa, divertida y excéntrica. A pesar de tener ambos más de ochenta años, así llueva, nieve o haga sol, siempre están ocupados labrando la tierra o atendiendo a sus ovejas. Los he visitado innumerables veces con diversos amigos y voluntarios. Aunque les llevamos alimentos y otros artículos de primera necesidad, siempre nos vamos con más de lo que les hemos llevado, en forma de enseñanzas y valores sin precio. Una joven quedó muy impresionada con ellos y nos dijo: —Espero algún día construir algo tan valioso como lo que tienen ellos.

Inicialmente me desconcertó ese comentario, pues Danica y Milic prácticamente no tienen nada de valor. Mucho de lo que alguna vez tuvieron se perdió irremediablemente. Me pregunté si la joven entendía claramente la situación de aquella pareja de octogenarios y, en tal caso, qué había querido decir. Me explicó que lo que más la había impresionado era el amor que había visto en sus ojos al cabo de tantos años de matrimonio, a pesar de haber sufrido tantas vicisitudes y adversidades juntos. En un mundo en el que las relaciones son tan volubles y los compromisos se incumplen con tanta ligereza, ella consideró que eso era lo más valioso que habían logrado. Yo no podía estar más de acuerdo. Anna Perlini es cofundadora de Per un Mondo Migliore1, organización humanitaria activa en los Balcanes desde 1995. ■ 11


SIN RESPETAR LAS CONVENCIONES Elsa Sichrovsky

Siempre que evoco mi inolvidable primer semestre en la universidad se me dibuja la imagen de un muchacho desgarbado de un metro noventa con cabello negro largo. Steve era un estudiante de último año de mi facultad, y nos conocimos en un curso de educación general. Se ganó mi admiración al sentarse a mi lado en primera fila, lugar que la mayoría evita. Aunque apenas lo reconocí —solamente lo había visto algunas veces en la oficina de la facultad—, me saludó con un ademán. Antes de la siguiente clase tenía dos horas libres, así que me fui a la 1. Proverbios 27:17 (ntv) 2. Colosenses 3:14 (ntv) 12

sala de lectura a prepararme para la lección sobre la Odisea. Descubrí sorprendida que Steve ya estaba allí sentado, sorbiendo un café e inmerso en El mercader de Venecia. Al parecer, también él debía esperar un par de horas para su siguiente clase. Me senté frente a él y saqué mi libro de texto. Mi excesiva timidez me impedía pronunciar palabra. Además, ya había aprendido que era mejor no cruzar la línea divisoria entre los nuevos y los que estaban a punto de graduarse. Daba la impresión de que Steve quería decir algo, pero no se animó; de ahí que las dos horas siguientes reinara un silencio algo incómodo, aunque casi cordial.

Durante varias semanas, todos los martes los dos nos sentábamos frente a frente a estudiar en silencio. Su amigable presencia aliviaba la soledad de aquellas horas interminables de memorización y análisis a las que se ve sometido todo estudiante universitario. Su constancia, concentración y aplicación fueron un excelente ejemplo para mí, que a veces me dejaba llevar por las distracciones y emociones del complejo mundo universitario. Reza el proverbio: «Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo»1. Por fin, un día de mucho calor le dio por encender el ventilador de la sala de lectura. Caballero


Yo descendería cien veces a las profundidades para alentar a un alma abatida. Me viene bien haber sufrido, para que sepa hablar como conviene a quien está abrumado. Charles Spurgeon (1834–1892) El principio más profundo del carácter humano es el anhelo de sentirse apreciado. William James (1842–1910) Las palabras amables cuestan poco… pero logran mucho. Blaise Pascal (1623–1662) Muy a menudo menospreciamos el poder de una palmadita de apoyo, una sonrisa, una palabra amable, un oído presto a escuchar, un elogio sincero o el menor acto de cariño, cuando todas esas cosas pueden transformar nuestra vida. Leo Buscaglia (1924–1998) Durante un día procura decir lo menos posible. Esfuérzate por no acaparar la atención de los demás. Cuando tengas la tentación de relatar algún suceso, haz una pregunta. Cuando sientas ganas de decir: «A mí me pasó lo mismo…», pregunta: «¿Cómo te sentiste en ese momento?» […] Al final del día haz una lista de todo lo que aprendiste. ¿Cuánto te habrías perdido si te hubieras pasado el día hablando de ti? Linda Kaplan Thaler y Robin Koval, Lo bueno de ser bueno (Barcelona: Alienta, 2007)

como era, me pidió permiso. En la conversación que entablamos descubrimos que a ambos nos encantaba Shakespeare, la lingüística y la Sra. Lee, la profesora más querida de nuestra facultad. Me pasó complacido información de mucho valor sobre las materias de primer año que yo cursaba y me recomendó otras que consideraba interesantes. Durante el resto del semestre nuestros ratos de estudio de los martes se vieron salpicados por conversaciones triviales y hasta chistes. Nos saludábamos al cruzarnos en los pasillos, y en el semestre siguiente tomamos una asignatura electiva juntos. Steve no tenía mucho que ganar conversando conmigo. Sin

embargo, me di cuenta de que, ademas de entender que ambos teníamos la misma pasión por aprender, él también se compadecía de mí, una novata desorientada —como lo había sido él en su momento—, y no dejó que los convencionalismos sociales le impidieran relacionarse conmigo. Cuando pasé a segundo año, él se graduó y perdimos la comunicación. No obstante, siempre le estaré agradecida por lo que me enseñó con su ejemplo: cuando las normas sociales chocan con la amabilidad, esta debe tener la última palabra. Una norma social que fomente la exclusión —como esa división entre los alumnos de primer año y los de

último año que había en mi facultad— debe descartarse con el fin de cumplir nuestro deber de amar a las personas con las que entramos en contacto. Es más, aquellos tranquilos martes demuestran que una buena amistad no necesariamente se construye sobre la base de actividades gregarias o el encanto superficial. Solo hace falta respeto mutuo combinado con intereses en común, más lo que recomendó uno de los apóstoles: «Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía»2. Elsa Sichrovsk y es escr itor a independiente. Vive con su fa milia en Taiwán. ■ 13


Yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad. Mario Benedetti (1920–2009)

REYES

Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, a todas las personas que puedas, en todos los lugares que puedas, tantas veces como puedas, con todo el fervor que puedas, todo el tiempo que puedas. John Wesley (1703–1791)

Y

REINAS Keith Phillips

Hace unos años se puso de moda una canción sobre la necesidad de remediar todas las injusticias de la sociedad. No recuerdo exactamente la letra, pero en esencia decía: «Si yo fuera rey del mundo, haría las cosas de otra forma». No habría más guerras, ni odios, ni sufrimiento, ni ninguna de las calamidades que aquejan a nuestro planeta. Si bien se trataba de un noble ideal, al menos a primera vista, no tenía en cuenta un importante factor: Dios nos ha dado a todos libre albedrío, la facultad de elegir. En ese sentido, cada uno de nosotros es rey del mundo. Aunque no ejerzamos autoridad sobre todo el orbe ni estemos en condiciones de tener un impacto visible en la política global, se nos ha encargado la misión de gobernar nuestro pequeño mundo. Según el acierto con que lo hagamos, a partir de ahí podemos tener una influencia positiva en todo lo que nos rodea. Como reyes y reinas que somos, tenemos a un tiempo dominio y responsabilidad. La reina Isabel I de Inglaterra 1. Romanos 3:23 2. V. Mateo 19:26; Filipenses 4:13 14

afirmó en una ocasión: «Ser monarca y lucir una corona resulta más glorioso para el observador que para quien debe cargar con ella». Dicho de otro modo, no siempre es fácil gobernar, y menos aún con sabiduría y justicia. Es más, si evalúas con franqueza tu reino, creo que llegarás a la conclusión de que es humanamente imposible gobernar siempre con buen tino. No siempre se acierta, ni se puede esperar que los demás lo hagan. «Todos pecaron, y están destituidos de la gloria [perfección] de Dios»1. Lo alentador es que, aunque nosotros fallemos, Dios puede y quiere obrar por intermedio de nosotros2. No es que vayamos a alcanzar la perfección de un momento a otro, sino que, si acudimos a Él, paulatinamente nos irá dando el amor, la humildad, el buen criterio, la comprensión y todo lo demás que necesitamos para gobernar con justicia. K eith Phillips fue jefe de r edacción de la r evista Activated, la versión en inglés de Conéctate, dur ante 14 años, entr e 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Cary n ayudan a personas sin hogar en los EE . UU. ■


D I es AMOR O S Reflexiones

Una semana difícil que tuve

hace poco terminó siendo una oportunidad de reflexionar sobre el amor de Dios por mí y el mío por Él. Si bien sé que el amor que Dios me profesa es omnipresente e inmutable, a veces me da la impresión de que mi amor por Él depende mucho de mis circunstancias y emociones. En mi condición de ser humano, mi amor es mucho menos fuerte que el de Dios. Pase lo que pase, sea lo que sea que me toque afrontar, el amor de Dios por mí será siempre constante. No depende de mis circunstancias y emociones. Él sabe que a veces no lo amo como se merece; aun así, continúa amándome y velando por mí. Lo único que puede hacer que me sienta lejos de Él o menos amado por Él es lo que yo permito que me afecte.

Sé que se trata de un principio espiritual básico, pero lo olvido fácilmente cuando paso por malos momentos o no me siento muy unido a Dios. Que Dios me ayude a estar plenamente convencido —como el apóstol Pablo— de que Jesús me ama y cuidará de mí pase lo que pase. No hay nada más firme que Su amor. Toni Valera 2 El fiel amor que Dios les tiene a los que lo respetan es tan inmenso como el cielo sobre la tierra. Salmo 103:11 (pdt) 2 Dios demostró Su amor en la Cruz. Cuando Cristo colgaba del madero, y se desangró, y murió, Dios le estaba diciendo al mundo: «Te amo». Billy Graham (n. 1918) 2

Jesús, quiero conocerte. Gracias por dar la vida por mí. Te ruego que me perdones todas mis faltas. Te abro en este momento la puerta de mi corazón y te pido que entres en mí. Concédeme la vida eterna y lléname de amor para que sea capaz de amar como Tú lo haces. Amén.

Dios te ama como si fueras la única persona del mundo y ama a todos tanto como a ti. San Agustín (354–430) 2 Aunque nuestros sentimientos fluctúan, el amor de Dios por nosotros no. C. S. Lewis (1898–1963) 2 No hay náufrago perdido en lo más hondo del mar de la iniquidad que el profundo amor de Dios no pueda alcanzar y redimir. John Henry Jowett (1863–1923) 2 El amor es la fuerza más duradera del mundo. Esa energía creativa, tan bien ejemplificada en la vida de Cristo, es el instrumento más potente de que dispone la humanidad en su búsqueda de paz y seguridad. Martin Luther King Jr. (1929–1968) ■ 15


MI AMOR De Jesús, con cariño

Mi amor es paciente y comprensivo en un mundo intolerante; es tierno y gentil aun cuando las personas se muestran insensibles o indiferentes. Mi amor consuela en el dolor y la soledad. A los que están confusos, les aclara los pensamientos. Ofrece reposo al cansado, ayuda al impotente y renovadas fuerzas a quienes se sienten incapaces de continuar. Mi amor infunde paz en tiempos tormentosos. Mi amor puede sanar a los que tienen la salud quebrantada y aliviar sus penas y sufrimientos. Mi amor disipa la tensión, las preocupaciones y el estrés. Mi amor cambia el temor por fe y valor, y comunica esperanza a quien no le queda ninguna. Mi amor es luz que ahuyenta las tinieblas. Desciende al más profundo abismo para salvar, llega a cualquier extremo para rescatar. No se detiene ante nada. No hay problema que no pueda remediar, por insoluble que parezca. Mi amor es un obsequio especial que te hago. Siempre ha estado a tu disposición y siempre lo estará.


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