Conéctate, noviembre de 2024: Claridad e inspiración

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ENTRE AMIGOS, LA VERDAD

Ser sinceros, con amor

A la espera del Maestro

Parábolas sobre el retorno de Jesús

Darcy y Grace

Ver el lado radiante

Nunca digas nunca

Esperar lo inesperado

Año 25 • Número

Año 25, número 11

A NUESTROS AMIGOS

algo para todos

La Biblia nos entrega un episodio tras otro de hombres y mujeres acostumbrados a conversar con Dios. Por ejemplo, Noé recibió instrucciones para construir el Arca, con lista de pasajeros incluida. (Véase Génesis 6-9.) Abraham emprendió su gran travesía hacia la Tierra Prometida en reacción a un llamado de Dios. Trabó con Él una amistad que perduró todo el trayecto. Cierta tarde hasta disfrutó de un almuerzo campestre con el Altísimo, y allí mantuvieron una animada conversación sobre el embarazo de su anciana esposa, Sara. (V. Génesis 18:1–14.)

Moisés fue uno de los más grandes dirigentes de la Historia. Condujo a la nación hebrea en su camino hacia la libertad sacudiendo el yugo de esclavitud de los egipcios. A la vez sentó los cimientos de la fe según el modelo del Antiguo Testamento al servir de conducto transmisor de los Diez Mandamientos y otras leyes religiosas. Más importante aún es que fue llamado amigo de Dios. «El Señor hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (Éxodo 33:11).

El famoso evangelista Billy Graham dijo una vez: «Te puedo asegurar que Dios está vivo, porque hablé con Él esta mañana». A los que conocemos íntimamente al Señor nos sobran pruebas que hacen palpable nuestra fe. Todos los días lo vemos obrar en nosotros y en nuestro entorno. A medida que estrechamos nuestra relación con Él y aprendemos a seguir Sus instrucciones y la guía que nos ofrece en la Biblia, Su voz se hace más clara. Su Palabra prometió: «Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces» ( Jeremías 33:3).

En este número de la revista, Rosane Cordoba (pág. 7) narra el encuentro que tuvo en una acera después de oír una voz en la conciencia que le dijo: «¡Para!» Marie Alvero (pág. 15) explica cómo recibió orientación divina por medio de unos versos bíblicos que el Señor puso en su corazón.

La redacción de Conéctate agradece las contribuciones de articulistas de diversas partes del mundo que nos participan de sus experiencias e interacciones con Dios. Se podría decir que el número de este mes es una miscelánea, pues nos ofrece artículos sobre una variedad de temas. Hay algo para todos. ¡Que lo disfruten!

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A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y de la versión Reina-Varela Actualizada 2015 (RVA-2015), © Casa Bautista de Publicaciones/Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.

La a Legría de un niño

Hace poco mi hijo se quedó extasiado al recibir un nuevo lápiz para el colegio: un lápiz normal, anticuado, color naranja y fabricado en China. Mientras me lo enseñaba, sonreía orgulloso y me pidió que le ayudara a sacarle punta por primera vez.

Eso me hizo pensar en el entusiasmo que demuestran los niños por todo. Encuentran la alegría de vivir cada día. Recuerdo que cuando era pequeña casi todo era motivo de asombro: un cepillo de dientes nuevo, libros que no había leído, los primeros signos del cambio de estación, el viento que soplaba entre los árboles, los abejorros que volaban de flor en flor. El descubrimiento y la observación de prácticamente todo era una maravilla.

Me pregunto cuándo paré de percibir la alegría y dejé de maravillarme. ¿En qué momento las cosas pasaron a ser comunes y corrientes? ¿Acaso la pérdida de esa alegría pueril tiene efecto también en mi vida espiritual y mi relación con el Señor?

Creo que esto es parte de lo que Jesús quiso decir cuando expresó que debemos volvernos como niños (Mateo 18:3). Los chiquillos están ansiosos y emocionados por aprender cosas nuevas y para ellos cada una

es motivo de alegría. Los peques saben agradecer cada bendición, sea grande o pequeña.

Filipenses 4:4,6 dice: «Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias» (nvi).

Dios quiere que alberguemos una alegría en el corazón que nos lleve a alabarlo en toda situación. «Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18).

Si eres como yo y te cuesta encontrar alegría en las cosas corrientes de todos los días o inspiración en tu caminar con el Señor, prueba a leer o escuchar los Salmos. Descubrirás medios y motivos para dar gracias a Dios, aun en circunstancias difíciles. ¡Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre! (Salmo 107:1 nvi) Al alabar y dar gracias al Señor cambia nuestra perspectiva de la vida. Nos lleva a hacernos eco de las palabras de David: «Abre mis ojos, para que vea las verdades maravillosas que hay en tus enseñanzas» (Salmo 119:18 ntv).

Marie Knight es misionera voluntaria a plena dedicación. Vive en EEUU. ■

Marie Knight

A LA ESPERA DEL MAESTRO

Deseosos de saber cuándo regresaría Jesús para establecer Su reino aquí en la Tierra, sus discípulos acudieron a Él en privado y le preguntaron: ¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo? (Mateo 24:3). En los Evangelios de Marcos y Lucas, Jesús habló de Su retorno en dos parábolas. Antes de relatar la primera, ubicada en el Evangelio de Marcos, Él había hablado sobre sucesos que precederían a la parusía (Su retorno al final de los tiempos). Dijo que únicamente el Padre sabe cuándo vendrá ese momento,

pero mientras tanto instó a Sus discípulos a que «miren y velen porque no saben cuándo será el tiempo» (Marcos 13:32,33).

Procedió entonces a referirles la parábola:

Será como el hombre que al salir de viaje dejó su casa y dio autoridad a sus siervos, a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velen, pues, porque no saben cuándo vendrá el Señor de la casa, sea a la tarde, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana; no sea que cuando vuelva de repente los halle durmiendo. Lo que a ustedes les digo, a todos les digo: ¡Velen! (Marcos 13:34–37).

Según este relato, el señor de la casa puso las cosas en orden para asegurarse de que sus siervos supieran lo que debían hacer en su ausencia. Insistió en decirle al portero que estuviera alerta, listo para recibirlo a su regreso y abrirle la puerta cuando arribara. Sin embargo, no le dio ninguna indicación de cuándo regresaría.

Jesús entonces pasa a hablar con Sus discípulos, exhortándolos a permanecer despiertos y alerta, por cuanto desconocen en qué momento retornará su Señor. Su insinuación de que el señor podría llegar de repente no significaba en breve, sino inesperadamente; es decir que podía arribar en cualquier momento y que nadie sabría con exactitud cuándo lo haría. En caso de que el siervo se encontrase durmiendo cuando llegara el maestro, habría faltado a su deber.

Llamados similares a mantenerse despiertos y alerta se encuentran a lo largo de los Evangelios: «Velen, pues, en todo tiempo, orando para que tengan fuerzas para escapar de todas estas cosas que han de suceder, y puedan estar en pie delante del Hijo del Hombre» (Lucas 21:36). «Velen, pues, porque no saben en qué día viene su Señor» (Mateo 24:42).

Que a uno lo descubran durmiendo cuando debiera estar de guardia se consideraría un vergonzoso incumplimiento de sus obligaciones. Leemos que eso precisamente ocurrió en la víspera de la crucifixión de Cristo. Jesús instruyó a Pedro, Jacobo y Juan que se quedaran con Él mientras oraba. Más adelante se lee en el texto que «los halló durmiendo» y le dijo a Pedro: «¿No has podido velar una sola hora?» (Marcos 14:34-37.)

Lo que Jesús manifestó a Sus discípulos —que estuvieran alerta, despiertos, conscientes y vigilantes—, se lo dice a todos los cristianos de todas las épocas, incluidos nosotros hoy en día. Nos convoca a vivir nuestra fe con actitud vigilante de manera que nos garantice estar preparados para encontrarnos con Él, ya sea a la hora de nuestra muerte o de Su Segunda Venida.

En Mateo 24 Jesús dice: «¿Quién, pues, es el siervo fiel y prudente, a quien su señor lo puso sobre los criados de su casa, para que les diera alimentos a su debido tiempo? Bienaventurado será aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciéndolo así» (Mateo 24:45,46). La insinuación es que cada creyente enfrenta una disyuntiva. ¿Permaneceremos fieles al Señor? ¿Llevaremos una vida acorde con Sus enseñanzas?

Es fácil permitir que nuestra vida espiritual divague sin rumbo dejando a un lado nuestra fe y nuestra relación con Dios. Las preocupaciones de la vida diaria nos exigen centrar la atención en las labores y tareas de cada día, en nuestra familia y amistades y en los interminables asuntos de la cotidianidad. Por eso hace falta intencionalidad, como también tiempo y esfuerzo, para vivir activamente nuestra fe, apacentar nuestra alma, mantener vibrante y vigente nuestra vida espiritual, cumplir el llamado que nos hace Jesús: ¡Velen!

La segunda parábola, que contiene un mensaje parecido, se halla en Lucas 12:

Manténganse listos, con la ropa puesta y con su lámpara encendida. Sean como los siervos que están pendientes de que su señor regrese de una fiesta de bodas: en cuanto su señor llega y llama, ellos le abren enseguida. ¡Dichosos los siervos a los que su señor encuentra pendientes de su regreso! De cierto les digo que se ajustará la ropa, los hará sentarse a la mesa, y él mismo vendrá a servirles. Dichosos los siervos a los que su señor encuentre así, aunque llegue a la medianoche o en la madrugada (Lucas 12:35–38 rvc).

Jesús da comienzo a esta parábola instándolos a que «estén con la ropa puesta, listos para servir». Esto expresa la idea de permanecer en constante estado de alerta y disponibilidad para actuar. Así lo reitera 1 Pedro 1:13 (rvc): «Preparen su mente para la acción, estén atentos

y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando Jesucristo sea manifestado».

En esta parábola Jesús se valió de tres ejemplos de actitud alerta para expresar la necesidad de que Sus seguidores vivan de manera que sean reflejo de Sus enseñanzas: tener la ropa puesta para actuar, mantener encendidas las lámparas y estar preparados en todo momento para el regreso del señor. Debemos llevar una vida guiada por Su Palabra, con un ojo puesto en el cielo aguardando con expectación Su regreso.

Luego pone el foco en la recompensa que obtendrán los que estén listos. «Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando». Los que estén despiertos al regreso del señor tendrán el favor de Dios. Estuvieron vigilantes espiritualmente, practicaron su fe.

Jesús continúa: «En verdad les digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá». El señor invierte los papeles con los siervos, que en esencia significa que estos ya no ocupan el mismo lugar en la jerarquía que antes. Los actos del señor en esta parábola reflejan los actos de Jesús durante la Última Cena cuando lavó los pies a Sus discípulos ( Juan 13:4,5). El concepto de Jesús como el que sirve se encuentra

diseminado por los Evangelios. Por ejemplo: «El Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:45).

Jesús concluye esta parábola diciendo: «Dichosos esos siervos, si los encuentra despiertos cuando llegue». En dos ocasiones Jesús llama dichosos a los siervos que cuando Él regrese estén preparados y vigilantes. Al igual que los siervos que aparecen en esta parábola, ninguno de nosotros sabe el día o la hora en que retornará nuestro Señor; no obstante, se nos exhorta a estar siempre vigilantes en espíritu a la expectativa de ese suceso. Podemos tomar también a pecho estos mismos principios respecto a la hora de nuestra muerte. Ningún cristiano de la Historia ha vivenciado el retorno de Cristo; sin embargo, todos los cristianos que han partido de esta vida han entrado en Su presencia. Ninguno sabemos el momento de nuestra muerte; simplemente sabemos que «cada persona está destinada a morir» (Hebreos 9:27ntv). ¿Cómo podemos estar preparados para Su regreso o para el término de nuestra vida? Esmerándonos por ser siervos fieles que basan su vida en las enseñanzas de Jesús, procuran mantener una vibrante relación con Dios y amarlo a Él y los demás todos los días, amén de ser constantes en lo que Él nos haya llamado a hacer. Al vivir de este modo, seremos favorecidos, no solo en la actualidad, sino por la eternidad.

Peter Amsterdam dirige juntamente con su esposa, María Fontaine, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■

APRECIAR LO QUE TENEMOS

Hace unos días tenía prisa y pasé junto a un hombre de mediana edad sentado en la acera, entre una iglesia y un puesto de comida. Oí una voz en mi conciencia que me decía: ¡Alto! Di dos pasos hacia atrás y me agaché frente a él, pero antes que atinara a decirle algo, se echó a llorar y exclamó: «¡Tengo mucha hambre!»

Compré un perrito caliente en el puesto y se lo llevé. Estaba a punto de marcharme otra vez, pero recibí otro aviso de Jesús: ¿No vas a dedicarle un poco de tiempo para que puedas hablarle de Mí? Así que me agaché de nuevo, esperé a que tomara unos bocados y le pregunté si le importaba que rezara con él. Aceptó y rezamos juntos para que Dios cubriera sus necesidades y lo protegiera. También rezó conmigo para pedir a Jesús que entrara en su corazón.

Mientras terminaba de comer, le pregunté si necesitaba dinero para el transporte. Me contestó que vivía en la terminal de autobuses. De pronto, todas mis preocupaciones por mi familia, la economía y demás desaparecieron. Tomé conciencia de lo pequeños que eran mis problemas. Esa noche, cuando miré mi diario, recordé que al comienzo del año había hecho una lista de cosas con las que Dios me ha favorecido: mi familia, mi casa, buena comida, agua limpia, mis perros, mis plantas, etcétera. Aunque todas esas son grandes bendiciones, me di cuenta de que no son las más valiosas que he recibido. Añadí más a mi lista: la salvación y la vida eterna, la Palabra de Dios, Su amor.

Al meditar en mis riquezas espirituales sentí que la carga de mis dificultades materiales y mis trastornos de salud se hacía mucho más liviana en comparación con la seguridad de que Dios está siempre a mi lado, protegiéndome, proveyendo para mis necesidades y guiándome. Me recordó el Salmo 27:13: «Hubiera yo desmayado si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes» (nbla).

Rosane Cordoba vive en Brasil. Es escritora independiente, traductora y productora de textos didácticos para niños basados en la fe y orientados a la formación del carácter.  ■

Si aún no has recibido la salvación y la vida eterna reconociendo en Jesús a tu Salvador, puedes hacerlo repitiendo la siguiente oración:

Jesús, gracias por morir por mí, para que a través de Tu sacrificio pueda tener vida eterna. Te pido que vengas a mi corazón y perdones todos mis pecados. Lléname de Tu Espíritu Santo y haz que por medio de la lectura de Tu Palabra en la Biblia pueda conocerte y amarte. Amén.

ENTRE AMIGOS, LA VERDAD

Esta mañana escuchaba un podcast sobre el tema de la amistad. El orador relató que cuando estaba pasando por un momento difícil o cuando recibió una noticia que parecía validar su punto de vista, le entraban ganas de comunicárselo a un amigo. Al parecer, su amigo le respondió tajantemente, diciéndole que no se dejara llevar por su tendencia a caer en la negatividad. El orador dijo que, aunque al principio se sintió muy ofendido tanto por la respuesta como por el tono en que se la dio, esa respuesta de su amigo acabó siendo lo que finalmente cambió por completo su punto de vista y lo puso en el camino de la victoria.

Este episodio me llamó la atención, ya que viví algo parecido. Alguien que pensé que sería solidario y comprensivo me respondió de un modo que en ese momento me pareció poco amable; más tarde, sin embargo, comprendí que él no pretendía otra cosa que ayudarme y evitar que siguiera un camino equivocado o abrazara una mentira. La Biblia dice: «Fieles son las heridas del amigo» (Proverbios 27:6 nbla). Creo que eso significa que un verdadero amigo te quiere tanto como para decirte la verdad, aunque sepa que esta puede no ser bien recibida o que incluso puede poner en peligro tu amistad. Los verdaderos amigos están dispuestos a hacer eso porque se preocupan por ti y no solo por sí

Simon Bishop

mismos o por su propia comodidad. El versículo bíblico continúa diciendo: «...pero engañosos los besos del enemigo». El solo hecho de que alguien se muestre siempre dispuesto a estar de acuerdo contigo, adularte o seguirte la corriente no significa necesariamente que persigue tu bienestar.

Estaba pensando en el clima social de estos tiempos, en el que se ha vuelto tan importante no herir ni molestar a nadie ni decir algo que pueda ser malinterpretado o criticado. Tenemos que guardarnos de caer en la trampa de escuchar solo las opiniones que coinciden con las nuestras, o rodearnos solo de amigos o colegas que siempre nos dicen lo que queremos oír. Creo que la mayoría somos conscientes de que nuestras decisiones u opiniones no siempre son correctas, por lo que es importante estar dispuestos a que nos corrijan o contradigan, sobre todo cuando sabemos que esas personas nos quieren y sinceramente desean que nos vaya bien.

En su epístola a Timoteo, Pablo le dice: «Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar» (2 Timoteo 4:2 nvi). Dicho de otro modo, no solo debemos estar dispuestos a escuchar a los amigos que nos dicen la verdad, sino que también debemos ser la clase de amigo capaz de expresar una verdad incómoda, haciéndolo con tacto y paciencia.

Lo sucedido al hijo del rey Salomón, Roboam, es un buen ejemplo de ello. Cuando Roboam estaba a punto de ser coronado rey, su pueblo le hizo ciertas demandas. Cuando consultó el asunto con sus ancianos consejeros, estos le recomendaron que escuchara al pueblo. Pero entonces acudió a sus amigos más jóvenes y decidió seguir el consejo de estos, es decir, que fuera duro y no cediera a las exigencias del pueblo. Está claro que le gustó más el consejo de sus amigos, pues seguramente lo hacía sentirse más poderoso. No obstante, al final perdió la mayor parte de su reino, porque optó por escuchar a los que le decían lo que quería oír, en lugar de los consejos de los sabios ancianos. (V. 2 Crónicas 10:1–19.)

«El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de un amigo proviene de su consejo sincero» (Proverbios 27:9 nvi). Ruego a Dios que me ayude a ser un buen amigo y que nos conceda a todos verdaderos amigos que sean una bendición y una ayuda para nosotros, tanto en los momentos buenos como en los difíciles.

Simon Bishop realiza obras misioneras y humanitarias a plena dedicación en las Filipinas. ■

Cuando tengas que elegir entre ser educado y ser franco, decántate por la verdad. Es mejor caer mal pero ser respetado, que caer bien y no serlo. A la larga las personas en las que más confiamos son las que tienen el valor de ser sinceras.

Adam Grant

Con la verdad, se acrisola la amistad. Mientras más amistad, más claridad.

Refranes españoles

Un amigo fiel es un baluarte, pues cuando las cosas te van bien es un buen consejero y un colaborador comprensivo; en cambio, cuando las cosas van mal, es el más fiel de los ayudantes y el más compasivo de los defensores.

San Máximo el Confesor

Sé el que nutre y construye. Sé el que tiene un corazón comprensivo e indulgente, el que busca lo mejor en las personas. Que al despedirte la gente se vaya en mejor condición que cuando la encontraste.

Marvin J. Ashton

MOVIMIENTO Y SINFONÍA BAJO EL GRAN DIRECTOR

¿Alguna vez has tenido la sensación de estar patinando sin llegar a ninguna parte? Piensa en esto: Atravesamos el espacio a una velocidad sideral y ni siquiera nos damos cuenta porque estamos en constante movimiento, como en un avión.

Me quedé atónito cuando descubrí lo rápido que nos movemos. La Tierra gira sobre su eje a 1.700 km/h en el ecuador. Además, en un año viajamos alrededor del sol a 107.000 km/h. ¡Y eso no es todo! La totalidad de nuestro sistema solar navega por nuestra galaxia —la Vía Láctea— a 828.000 km/h. Esta, a su vez, se desplaza junto con otras 400 galaxias vecinas a la vertiginosa velocidad de 2 millones de km/h hacia un lugar llamado el Gran Atractor, que a su vez gira en torno a una gran concentración de galaxias llamada el Supercúmulo de Shapley. ¡Alucinante!1 Además de moverse todo muy de prisa en el espacio, suele ser bellísimo. Estamos aprendiendo mucho más sobre lo que hay allá fuera, por ejemplo, a través de las imágenes que han empezado a llegar del telescopio espacial James Webb, que son impresionantes. «Un grupo de astrónomos utilizó el telescopio espacial James Webb de la NASA para observar la galaxia Messier 82 (M82). Aunque está situada a 12 millones de años luz en la constelación de la Osa Mayor y es de envergadura

relativamente compacta, esta galaxia alberga una frenética actividad de formación estelar. A título comparativo, de M82 brotan nuevas estrellas 10 veces más rápido que de la Vía Láctea».2

¿No les parece asombroso cómo todos los elementos interactúan en perfecta armonía y sincronización en la inmensidad del espacio? La Biblia dice: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Salmo 19:1). ¡Él está al mando y todos los cuerpos celestes siguen al director de orquesta en los movimientos de la sinfonía cósmica!

Sin embargo, Dios no solo se ocupa de los magníficos despliegues de Su poder, sino también de los pajarillos y de cada uno de nosotros. «¿Acaso no se venden dos pajaritos por una moneda? Con todo ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de su Padre. Pues aun los cabellos de ustedes están todos contados. Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajaritos» (Mateo 10:29–31).

Si Dios es tan diligente y cuidadoso, y atiende tanto lo macro como lo micro, ¿de qué debemos preocuparnos?

Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. Dedicó 47 años de su vida a actividades misioneras en 10 países. Él y su esposa Pauline viven actualmente en Alemania. ■

1. Inspirado en un artículo del Scientific American , de Rhett Herman. Nota: Los números se han redondeado en aras de claridad. 2. https://science.nasa.gov/missions/webb/nasas-webb-probes-an-extreme-starburst-galaxy/

Reflexiones

Las maravillas de Dios

Alza la vista en una noche estrellada y verás la majestuosidad y poder de un Creador infinito. Billy Graham

Entonces dijo Dios: «Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años». […] E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas. Génesis 1:14–16

Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has formado, digo: «¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites?» Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y de esplendor. Salmo 8:3–5

Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos; todo el ejército de ellos fue hecho por el soplo de su boca. Tema al Señor toda la tierra; témanle todos los habitantes del mundo. Salmo 33:6,8

Sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama

por su nombre. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es infinito. Salmo 147:3–5

Hay algo hermoso acerca miles de millones de estrellas bien sostenidas por un Dios que sabe lo que hace. Donald Miller

Alabadlo, vosotros todos sus ángeles; alabadlo, vosotros todos sus ejércitos. Alabadlo, sol y luna; alabadlo, todas vosotras, lucientes estrellas. Salmo 148:2,3

Levanten la mirada a los cielos. ¿Quién creó todas las estrellas? Él las hace salir como un ejército, una tras otra, y llama a cada una por su nombre. A causa de su gran poder y su incomparable fuerza, no se pierde ni una de ellas. El Señor es el Dios eterno, el Creador de toda la tierra. Él nunca se debilita ni se cansa; nadie puede medir la profundidad de su entendimiento. Isaías 40:26,28 ntv

Las manos que hicieron las estrellas sostienen tu corazón. Anónimo

El creador de los astros preferiría morir por ti que vivir sin ti. Eso es un hecho. Por eso, si vas a alardear de algo, haz alarde de eso. Max Lucado ■

Cuando era adolescente aprendí una importante enseñanza sobre gratitud y actitud positiva. Fue trabajando en una residencia de ancianos, donde ayudaba a cuidar a dos señoras de más de noventa años. Vivían en habitaciones contiguas y ambas recibían la misma atención y cuidados.

Darcy era una señora muy exigente. Su hija venía a visitarla a menudo y la sacaba a pasear en su silla de

Darcy y Grace

ruedas. Aunque las visitas de sus familiares eran la nota más destacada de la semana para la mayoría de los clientes, Darcy nunca estaba muy contenta. Nada la satisfacía. La comida no era de su agrado, los cuidados personales eran insuficientes y así una cosa tras otra. Su habitación siempre tenía un aire lúgubre y era poco acogedora. La otra era Grace. Nunca olvidé su nombre, porque reflejaba su carácter: era amable y positiva. Nadie venía

Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense! No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

Filipenses 4:4–7 ntv

nunca a visitarla. Ni siquiera sé si alguno de sus familiares seguía vivo, pero eso no afectaba su carácter. Siempre estaba llena de luz y alegría, independientemente de las circunstancias. Cada vez que pasaba por delante de su habitación me sentía tentada a echar un vistazo y empaparme un poco del ambiente optimista que la rodeaba.

Recuerdo claramente dos incidentes con Grace que me causaron una honda impresión. Uno de ellos ocurrió cuando la ayudaba a levantarse de la cama y a sentarse en su silla de ruedas. No sé cómo, pero se me escapó de las manos y ella cayó sobre la cama. Afortunadamente, no se hizo daño. Más que nada fue un momento incómodo. Yo, sin embargo, me mortificaba pensando en lo que podría haber pasado. Darcy le habría expresado en voz alta su disgusto a todo el que pasara por allí ese día; Grace, en cambio, se limitó a reírse, señalando lo torpe que se había vuelto. Respiré aliviada. Su reacción me tranquilizó. Al mismo tiempo despertó mi interés por saber cuál era su secreto para ser tan alegre incluso en momentos de contrariedad.

La segunda ocasión fue un día cuando la llevé a dar un paseo. La ayudé a vestirse y partimos. La casa estaba situada en un pueblo, pero después de salir por la puerta principal, la única manera de transitar era por una carretera polvorienta muy larga con altos muros de hormigón a ambos lados. No era nada encantador caminar por ahí. Un auto que pasaba de vez en cuando llenaba el aire de smog y polvo. Me encanta caminar, pero ese lugar me parecía deprimente. Mientras empujaba la silla de ruedas de Grace inmersa en esos pensamientos, ella rompió el silencio con una sonrisa y dijo: «¡Qué día tan maravilloso hace hoy! El sol lo alegra todo».

Levanté la vista y me di cuenta de que, efectivamente, el cielo estaba azul y el sol brillaba con un calor y una luz agradables. Entonces señaló el único vestigio de naturaleza que quedaba a la vista: una pequeña hierba que crecía en una grieta de la pared. «¡Vaya, mira qué flor tan bonita! Hermosa». Casi me atraganto.

A partir de entonces quise aprender a ser positiva y optimista como Grace, optando por ver el lado positivo en lugar del negativo. Se trata de un hábito que se construye con el tiempo, a medida que decidimos centrarnos en lo positivo cada vez que se presenta la oportunidad. Se refuerza rechazando los pensamientos negativos y sustituyéndolos por otros positivos. Al principio puede ser cuesta arriba, pero con el tiempo se hace cada vez más fácil hasta que llega a ser algo natural. Romanos 12:2 dice: «No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta».

Algo de este principio sabía el apóstol Pablo. Escribió en Filipenses 4:8: «En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto piensen». Haríamos bien en seguir este consejo eterno. Grace lo hizo. Creo que decidió centrarse en lo positivo durante toda su vida hasta que le brotaba espontáneamente.

Maria Silva hace voluntariado en varias ONG del sur de Europa. ■

NUNCA DIGAS NUNCA

Son tantas las veces que me he tenido que tragar mis palabras que ya perdí la cuenta. Al final me abstuve de usar las palabras nunca y jamás, pues casi cada vez que juraba «¡jamás voy a hacer eso!», terminaba haciendo justamente lo que había asegurado que no haría. En los años 80 del siglo pasado vivía tan a gusto en nuestra magnífica casa rodante de aluminio que a menudo declaraba: «¡No quiero vivir nunca más en una casa!» Sin embargo, desde entonces jamás volví a vivir en un remolque. Cuando nos mudamos a Asia, dije: «Habiendo llegado hasta tan lejos, jamás regresaremos». Pero al cabo de un año estábamos ya de vuelta en Latinoamérica, que desde entonces ha sido nuestro Hogar.

Cuando nuestro gato negro, Baguira, cumplió 16 años, dije: «Este es nuestro último gato. No volveré a tener otro». Pero sucedió que nuestro nieto se amistó con un michino amarillo atigrado que andaba por ahí perdido y hasta el propio Baguira simpatizó con él. Por la mañana se daban baños de sol juntos y cuando Baguira falleció, el michín amarillo se integró oficialmente a nuestra familia. Los dichos «nunca digas nunca» y «lo menos esperado, más pronto llegado» significan que nunca debemos cerrarnos a las sorpresas que nos depara la vida. Cuánto quisiera poseer una bola de cristal que me diera destellos del futuro para ajustar mis planes en conformidad. Pero nanay; no es factible hacer fuertes proclamas sobre el futuro desde nuestra limitada perspectiva. Son tantos los recodos impensados que encontramos en la vida que es imposible preverlos todos. Me imagino a Dios riéndose contenidamente de mis impetuosas declaraciones de que «Nunca jamás volveré a hacer tal y tal», cuando debería estar más abierta a lo que Él me tenga reservado. Al poner mis asuntos en Sus manos, cada vicisitud redunda en mi bien. (V. Romanos 8:28.)

Ahora sé que al poco tiempo la casita rodante se nos hubiera quedado chica. Si todavía viviéramos en el Lejano Oriente nos hubiéramos perdido el llamado para trabajar en libros y artículos devocionales en español. ¿Y qué habríamos hecho sin nuestro gato amarillo, Sammy, que al momento de tipear estas palabras duerme a mis pies?

Sally García es docente, mentora, escritora y traductora. Realiza asimismo labores misioneras. Vive en Chile con su esposo Gabriel y está afiliada a la Familia Internacional. ■

DIOS SABE

Le dije al guardián de la entrada del año nuevo: —Dame una luz para internarme sin peligro en lo desconocido.

—Cuando te adentres en la oscuridad —me respondió—, pon tu mano en la de Dios. Eso te ayudará más que una luz, y te dará más seguridad que andar por un camino conocido.

Minnie Louise Haskins

Sally García

ESPERAR EN EL SEÑOR

¿Se acuerdan de la época en que las esperas y dilaciones estaban a la orden del día? Cuando, por ejemplo, las fresas (frutillas) no se conseguían sino en cierta temporada. Cuando las cartas tardaban semanas en llegar a destino. Cuando viajábamos por horas y a veces hasta por varios días en tren. Cuando veíamos las series de televisión un episodio a la vez. Cuando esperar era parte de la vida, y punto.

Debo admitir que en algunos de esos viajes de tres días en tren o en barco no le atribuía yo mucho valor a la lentitud. Cuando esperaba un anhelado paquete de mi familia no entendía el don de la espera. Pensaba que acelerar las cosas sería ventajoso. Pues bien, el mundo entero se aceleró y va ven ustedes cómo estamos: compramos fresas desabridas todo el año porque podemos. ¿Qué perdimos cuando extraviamos la espera?

No hace mucho la vida discurría más al ritmo y a la velocidad de la naturaleza. Algo sabíamos sobre los ciclos de crecimiento, la velocidad del transporte y el hecho de que las que las cosas no se daban muy rápido la mayor parte del tiempo. La espera no era absurda, y cuando Dios nos decía aguarden, por lo menos alguna referencia teníamos.

Últimamente me he visto pidiendo a Dios que intervenga en una situación en la que me encuentro, y la respuesta que Él suscitó en mi corazón fue una serie de versículos sobre paciencia y espera.

Espera en el Señor. Esfuérzate y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el Señor! (Salmo 27:14.)

Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:31).

Espera en el Señor y guarda su camino. Él te exaltará para heredar la tierra (Salmo 37:34).

Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor (Lamentaciones 3:26).

¿A qué se debe tanta espera? La verdad es que todavía no lo sé, pues sigo en ese compás. En todo caso, la espera tiene su gratificación, a saber: fortaleza, valentía, renovación, recompensas y salvación, tesoros que me van llegando… a pasos lentos pero seguros.

A través de esta espera estoy descubriendo más que nada la fidelidad y proximidad de Jesús. No tengo todas las respuestas, aunque sí las fuerzas para seguir confiando con expectación. Además, poco a poco voy entendiendo lo buena que ha sido para mí esta temporada de esperar en el Señor.

Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE.UU.  ■

Marie Alvero

De Jesús, con cariño

UN LUGAR PREPARADO PARA TI

Cuando estuve en la Tierra dije a Mis discípulos que iría delante de ellos para prepararles un lugar en la casa de Mi Padre, a fin de que donde estuviera Yo, ellos también pudieran estar ( Juan 14:2-3). Ese lugar es para todos los que me aman; Mi gloria y Mi perfección lo colman en todo sentido.

Independientemente del rumbo que tome tu vida, de los obstáculos que enfrentes y del momento en que tu existencia aquí en la Tierra toque a su fin, Yo pagué tu rescate con Mi muerte en la cruz (Marcos 10:45). Morí por tus pecados y te amaré por siempre. No permitas, pues, que se turbe tu corazón, sino confía en Mí ( Juan 14:1 ntv).

Cuando pases por momentos de incertidumbre, confía en que Yo estoy contigo y te daré la fe y la gracia para afrontar cada prueba que se te presente. Soy tu ancla y la única constante real en tu vida. Soy tu Roca inconmovible, el que nunca fluctúa. Mi presencia iluminará tu camino con cada vez más esplendor hasta que el día alcance su plenitud (Proverbios 4:18).

Cuando te asalten preocupaciones sobre lo que te deparará el futuro, acuérdate de que te he preparado un lugar para cuando termines tu carrera en la Tierra. Y por si eso fuera poco, una corona de justicia aguarda a todos los que conservan la fe y esperan con ansiedad Mi regreso (2 Timoteo 4:7,8 ntv).

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