REVISTA CULTURAL- Año 2 – N° 5 - Diciembre 2016 -Tucumán – Argentina
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ISSN 2451-7402
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Ana Luisa Coviello Ana Luisa Coviello Diego Toscano María Eugenia Orce de Roig María Marta Lobo Alejandro Gómez Tolosa Valeria Mozzoni Sebastián Lorenzo Pisarello
Lucía Cid Ferreira Sebastián Lorenzo Pisarello Natalia Ferro Sardi Alejandra del Castillo Victoria Ger Ruth María Ramasco Ernesto Bruna Susana Cerrizuela Juan M. Rigazzio Pedro Arturo Gómez María Elizabeth Díaz
Arte de Tapa e Ilustraciones
Diseño y Fotografía Artista Invitado Diagramación Sebastián Lorenzo Pisarello Marcelo Lazarte
Alejandro Gómez Tolosa
Nadia Bachoer
ISSN 2451-7402 Cada autor es el único responsable de las ideas vertidas en sus correspondientes artículos.
Valentín Mopty
ÍNDICE
DOSSIER - ”TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO”. Seguridad, Derechos Humanos y Desarrollo por Lucía Cid Ferreira Tucumán, Diciembre 2013. Crónica de una crisis político-policial delictiva por Sebastián Lorenzo Pisarello Microrrelato por Natalia Ferro Sardi Mujeres: del miedo al ni una menos y el paro nacional por Alejandra del Castillo Miedo y soledad en La Florida: la muerte de Juan Viroche por Ruth María Ramasco - Ernesto Bruna Linchamiento e inseguridad: el miedo al otro como una práctica del poder hegemónico por Susana Cerrizuela - Juan M. Rigazzio Audiovisuales del miedo: entre la distopía y el alerta sociopolítico por Pedro Arturo Gómez Obra seleccionada: “Memento mori” por María Elizabeth Díaz
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PALABRAS
INICIALES POR ANA LUISA COVIELLO
SUBSECRETARIA DE CULTURA ADIUNT
ESTIMADOS COLEGAS
“
T
odos los miedos, el miedo”, tema propuesto para este número monográfico de Pedes in terra, recrea un famoso título de Julio Cortázar, Todos los fuegos, el fuego (1966), en el que el autor desarrolla la fragmentación y el desplazamiento de tiempos y espacios, a lo largo de ocho cuentos fantásticos, en los que lo sobrenatural, o sea, lo que sucede por fuera de las leyes aceptadas en el mundo racional, perturba y amenaza la coherencia de la experiencia habitual del hombre, puesto que ingresa en ese universo de certezas la posibilidad de otra dimensión, una que viola el orden natural de las cosas. Y aunque en la fantástica cortazariana esa ruptura se viva como algo normal, cotidiano, lo fantástico termina siendo, al decir de Roger Callois, “un juego con el miedo”. De cada uno de los artículos escogidos para este número podrían extraerse hechos inadmisibles, fenómenos sociales que deberían estar desterrados de un mundo que quisiéramos justo y equitativo, con los que, sin embargo, convivimos cotidianamente, como si nuestra capacidad de asombro estuviera cancelada
o como si el prodigio fuera una ocurrencia más de este mundo de violencias y de horrores: la criminalización y victimización de la pobreza -que lleva a que las fuerzas represivas del Estado se pongan al servicio de los poderosos-; los saqueos programados e inducidos por las fuerzas policiales -con la complicidad del gobierno de turno-; la violencia de género, que llega hasta el asesinato y las más aberrantes torturas físicas y emocionales de las mujeres, en sociedades empecinadamente patriarcales; la persecución –por parte del poder– a quienes denuncian la connivencia del gobierno de turno con el delito, el narcotráfico, la feudalización de los pueblos, el tráfico sexual infantil; los linchamientos, ejercicio de “justicia” por mano propia ante la ausencia de una Justicia efectiva, que terminan siendo funcionales al control social en manos de la hegemonía capitalista; las tensiones clasistas, el terrorismo, la inseguridad… hechos, no ficciones, que deberían catalogarse como fantásticos y no lo son. Son los miedos, todos los miedos, convertidos en EL miedo con el que PÁGINA 1
los poderes estatales intentan controlarnos y nos manipulan. En el ámbito de nuestra universidad, no nos olvidamos del aparato represivo con el que el Rectorado de Alicia Bardón y José García intentó imponerse en la lucha docente-estudiantil de 2014, ni de las múltiples formas de acallar las voces de quienes denunciamos los atropellos y corrupciones, entre ellos, el de la violencia institucional del fraude electoral ejecutado por el Rectorado, que impidió que accediéramos al Directorio de ASUNT. “Todos los miedos, el miedo”, publicado en el tercer aniversario de la crisis político-policial delictiva de diciembre de 2013, les ofrece un material emanado de las reflexiones y de la producción artística de docentes de la UNT, como un modo de resistencia ante la manipulación de los poderes hegemónicos. Plantemos bandera ante la intimidación, pongamos el cuerpo frente a las amenazas, hagamos oír nuestras voces opositoras al ejercicio autoritario de las represalias y, entre todos, conjuremos todos los miedos, el miedo.
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De
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erechos Humanos
Desarrollo LucĂa Cid Ferreira*
DOSSIER
La consecución de una sociedad más segura exige superar el sistema de relaciones económicas capitalistas que entraña necesariamente la desigualdad en todas sus formas.
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l problema de la “inseguridad”, referida al delito, se ha instalado en Argentina en las últimas décadas, y constituye una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. La inseguridad frente a la amenaza delictiva comporta dimensiones objetivas y subjetivas por cuanto se relaciona tanto con los índices de criminalidad como con el sentimiento de temor que manifiestan las personas. En la dimensión objetiva, se observa que la sociedad argentina presenta tasas de delito superiores a las de las décadas de 1980 y 1990, habiendo alcanzado un pico en el año 2002; es decir, la curva ascendente del delito fue paralela a los “ajustes estructurales” PÁGINA 4
de los ‘90. Más allá de los problemas de medición que típicamente envuelven la cuestión criminal, existe suficiente base empírica como para concluir que no sólo ha aumentado la frecuencia de los delitos comunes (robos, hurtos, lesiones, amenazas), sino que se hizo más frecuente el uso de violencia, sin olvidar la aguda incidencia de las prácticas de corrupción y la criminalidad organizada, que aunque no sean percibidas en forma visible e inmediata, se vinculan de diversas formas con la delincuencia común y contribuyen a explicar su producción y su aceleración. En el libro El Gran Miedo. Seguridad, derechos humanos y desarrollo en los umbrales del siglo XXI. El caso de Argentina (1990-2010), procuro, en primer lugar, describir este acuciante problema en todas sus diversas manifestaciones, formular una explicación a partir de su contraste con diferentes teorías aportadas por autores nacionales y extranjeros, para luego examinar sus articu-
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Seguridad, Derechos Humanos y Desarrollo
El rasgo más inquietante asociado a la inseguridad actual es la violencia, que evidencia el estado de resquebrajamiento social y parece revelar un mayor grado de tensión entre sectores muy desiguales, en un marco de mayor segregación social. La violencia no sólo se despliega en el delito callejero; se muestra, también, en las relaciones familiares y vecinales, en mayores conflictos en las escuelas y en la violencia de género. Además, no ha dejado de caracterizar a la relación que establece el Estado con los más pobres y vulnerables, mediante prácticas policiales discriminatorias y abusivas. Son prácticas violentas que se asientan sobre una violencia estructural agravada con la implementación de las políticas neoliberales impuestas por la dictadura militar y gobiernos civiles posteriores. Por ello, resulta imprescindible colocar el análisis del fenómeno de incremento del delito y la violencia en el contexto histórico de las últimas décadas, examinando los cambios estructurales en la economía argentina, que implicaron una verdadera destrucción e involución en términos de desarrollo económico y humano. Estos procesos, cuyas consecuencias principales fueron el gran aumento de la desigualdad y la pobreza, han producido cambios en la conflictividad social, cuantitativa y cualitativamente. Las reacciones sociales ante el avance de la inseguridad y la violencia han sido diversas y extendidas. En diferentes territorios de Argentina, variados hechos de delincuencia violenta han suscitado masivas movilizaciones en reclamo por justicia y seguridad. Estas legítimas y severas reaccio-
nes populares son acompañadas por los medios de comunicación, que, en no pocos casos, aprovechan para redoblar reclamos a favor del endurecimiento del control penal y, con imágenes y visiones sesgadas, contribuyen a una nefasta “criminalización de la pobreza”. Aparecen reclamos por mano dura que se extienden en algunos sectores y suponen, equívocamente, un poder mágico que el Derecho no tiene, pues la eficacia de la justicia penal frente al propósito de protección de las personas queda acotada en razón de una dinámica político-económica que supera sobremanera los márgenes de su control. La experiencia indica que los intentos de enfrentar este problema mediante la reforma de leyes e instituciones penales y/o la extensión del control policial están destinados al fracaso. Lo que se podría idealmente esperar de un sistema judicial no es que resuelva el problema de inseguridad, sino que imparta justicia y, a la vez, contribuya a prevenir conflictos graves mediante la protección de derechos. Frente a todo ello, apuntamos a la necesidad de que se determinen los escenarios reales de superación del problema de inseguridad. Partimos de una constatación básica: allí donde el desarrollo económico y humano está más avanzado y los derechos humanos más garantizados, las tasas de delitos son inferiores. Planteamos que la seguridad de las personas se encuentra, precisamente, en el cruce entre la economía y los derechos humanos. Un cruce que puede ser interpretado de dos maneras: como “choque” y como “confluencia”. En el cruce como “choque”, observamos la realidad concreta en que la economía se enfrenta a los derechos humanos refrendados por la nación, y conlleva el crecimiento de la inseguridad. En
Córdoba. 19/12/01. Saqueo en Supermercado Mariano Max en Avenida 11 de Septiembre. (foto Daniel Cáceres)
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laciones con el Derecho, por una parte, y con el desarrollo económico, por otra, con el objeto de sugerir perspectivas para su superación.
Los ricos tienen cada vez más poder - Tumblr.
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el cruce como “confluencia”, entendemos que la consecución de un nivel satisfactorio de seguridad anhelado por la mayoría requiere atender tanto los problemas planteados en la esfera del derecho –la efectividad de los derechos humanos– como aquellos planteados en la economía. Es ilusorio pretender una solución normativa al problema de inseguridad, ya sea vía endurecimiento y aplicación de sanciones, ya sea mediante la mera aprobación de leyes favorables a los derechos humanos y su pugna judicial.
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El problema de la insuficiencia de herramientas jurídicas para la efectiva realización de los derechos humanos (y, a la postre, la consecución de seguridad) plantea la necesidad de analizar la cuestión del “desarrollo económico”, pues es en el curso de ese proceso donde aparecen las tendencias hacia el conflicto o su superación. En este sentido, resulta pertinente examinar las principales concepciones existentes sobre el desarrollo que se plantean en los escenarios internacionales en la actualidad: la del Consenso de Washington, la del llamado “Consenso del Sur”, y el enfoque del Desarrollo Humano (difundido por el PNUD, que recoge los aportes del economista indio Amartya PÁGINA 6
Sen), y discutir si tales concepciones pueden, realmente, crear las condiciones para una sociedad más racional y más segura para las personas. Tras examinarlas, argumentamos que las concepciones en boga, al no rechazar el proceso de expansión ilimitada del capital, al dar como supuestos indiscutidos el sistema económico conducido por el capital y el derecho de propiedad privada de los medios de producción que lo constituyen, no se dirigen a dar respuesta a las crisis sociales y ecológicas que generan crecientes niveles de conflicto, violencia e inseguridad en el mundo contemporáneo. Por otra parte, considerando la centralidad que ha ganado la lucha por los derechos humanos, como forma hegemónica de lucha por la dignidad en el mundo occidental, es menester advertir que la concepción hegemónica de los derechos humanos, liberal e individualista, ha constituido un verdadero callejón sin salida para las luchas y movimientos sociales que bregan por la efectividad de esos derechos. Dicha concepción, haciendo completa abstracción de la estructura de clases sociales, de sus constricciones y de sus relaciones de dominación, asume, sin más, que cada perso-
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Seguridad, Derechos Humanos y Desarrollo
El jusfilósofo sevillano Joaquín Herrera Flores, sosteniendo una concepción de los derechos humanos como productos culturales de una concreta formación social, llevó a cabo una aguda crítica a aquella concepción liberal y demostró que la lucha por los derechos humanos desde esa concepción termina encausándola en una dinámica circular y estéril: bregamos por más derechos y el perfeccionamiento de los derechos existentes para garantizar aquellos que ya tenemos, en una circularidad sin fin. En dicha concepción liberal, no se trata de llevar a cabo luchas por los bienes o por una forma de vida digna, sino por los derechos, en el supuesto –ya completamente desmentido por la realidad– de que ello sea suficiente. Lo que realmente provoca es un aplazamiento sine die del cumplimiento de los derechos. En este sentido, Herrera Flores sostiene que hay que superar el dogma de la “prioridad del derecho sobre los bienes”, sustentado en la concepción individualista liberal de los derechos humanos, y avanzar tanto la “lucha por los bienes” como la “lucha por los derechos” (sin subordinar la primera a la segunda), entendiendo que la lucha por los bienes –por una vida digna o la institución de un nuevo sistema de relaciones económicas–, debe favorecerse de un uso emancipador del derecho, en tanto éste sea parte de sistema de garantías de los resultados de las luchas sociales; por otro lado, la lucha por los derechos no alcanzará su objetivo de efectiva realización si queda atrapada en la circularidad estéril de las luchas por los derechos de la concepción individualista liberal. La violencia creciente en la sociedad es correlativa a la creciente desigualdad; esta relación ha sido confirmada en variadas investigaciones, por diferentes investigadores. El incremento de la desigualdad implica el aumento de la vulnerabilidad social en un polo de la sociedad (que conlleva mayor vulnerabilidad al delito, ya sea como autor o víctima) y aumento de la invulnerabilidad (impunidad, inmunidad) en el otro polo, incrementando la tendencia a la corrupción, a los delitos corporativos y “de cuello blanco”.
Si se trata de lograr una vida más segura para las personas, la lucha por justicia y contra la impunidad es necesaria, pero no suficiente. La consecución de una sociedad más segura exige superar este sistema de relaciones económicas capitalistas que entraña necesariamente la desigualdad en todas sus formas (de clase, sexo, género, etnia) y que, por su propia lógica, la mantiene, recrea o incrementa inexorablemente. ran las ganancias e intereses de los grandes industriales y productores, y permitieran a los trabajadores alcanzar un empleo digno.
“RESULTA IMPRESCINDIBLE COLOCAR EL ANÁLISIS DEL FENÓMENO DE INCREMENTO DEL DELITO Y LA VIOLENCIA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, EXAMINANDO LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES EN LA ECONOMÍA ARGENTINA, QUE IMPLICARON UNA VERDADERA DESTRUCCIÓN E INVOLUCIÓN EN TÉRMINOS DE DESARROLLO ECONÓMICO Y HUMANO. ESTOS PROCESOS, CUYAS CONSECUENCIAS PRINCIPALES FUERON EL GRAN AUMENTO DE LA DESIGUALDAD Y LA POBREZA, HAN PRODUCIDO CAMBIOS EN LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL, CUANTITATIVA Y CUALITATIVAMENTE”
El desarrollo industrial, una economía que no se concentre en la exportación de recursos primarios, terminar con la concentración de la tierra, con la desocupación y la precariedad laboral, siguen siendo materias pendientes.
*Docente de la Carrera de Derecho, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNT.
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na, individualmente, es sujeto de esos derechos desde que nace y cada cual puede reclamarlos en las instancias legales que correspondan.
Tucumán
Diciembre 2013 Crónica de una crisis político-policial delictiva
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Sebastián Lorenzo Pisarello*
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Tucumán, Diciembre 2013. Crónica de una crisis político-policial delictiva
Entre el 9 y el 11 de diciembre del 2013, Tucumán fue testigo de un levantamiento policial que evidenció el entramado existente entre fuerzas represivas, sectores del crimen organizado y la política, para operar, desde el terror, sobre una población que se mostró vulnerable, susceptible a los prejuicios y finalmente, capaz de resistir y proponer una respuesta activa que transformara el pánico en acción.
De ahí en más, durante tres días todo fue caos. Fueron atacados supermercados chinos, Luque, Chango Más, Vea. Primero, se apuntó a los grandes comercios; luego, a cualquier negocio. Como en otras provincias, el marco fue una policía acuartelada instando, junto a punteros políticos, a realizar desmanes a una población que conjugaba necesidades con oportunidades de acceder a lo que, de otra manera, les era negado.
El pánico configura el emergente más significativo de una circunstancia catastrófica. Es un conjunto integrado por temor, alarma, perplejidad y pérdida de control y
“ASÍ COMENZARON LAS BARRICADAS. EL FUEGO QUE ENCANDILA, EL HUMO COMO SEÑAL, LA SOLIDARIDAD CONFUSA, EL RACISMO DOLIENTE, LA CONFIANZA, LA DESCONFIANZA, EL TODOS CONTRA TODOS Y EL TODOS CON TODOS. ESA RESPUESTA, CON RAIGAMBRE HISTÓRICA EN TUCUMÁN, SINTETIZÓ LAS CONTRADICCIONES VIGENTES EN ESE MOMENTO: FUE LA RESPUESTA COLECTIVA A UNA PROBLEMÁTICA SOCIAL DONDE SE VISUALIZÓ LO MEJOR Y LO PEOR DE UNA SOCIEDAD. EL TERROR ES CAPAZ DE SACAR LO QUE, A VECES, ESTÁ ENTERRADO PROFUNDAMENTE.”
Desde el gobierno provincial no se proponían respuestas de ningún tipo. Gendarmería solicitó ser convocada y, desde la primera noche, comenzó a patrullar las calles del centro tucumano. En barrios como la Costanera, el Sifón, Antena, los ‘tranzas’ (vendedores de baja escala de drogas ilegales), que mantienen vínculos con las fuerzas represivas, robaban a cualquier persona que pasaba. Algunos vecinos fueron a saquear supermercados de la zona, mientras otros pedían que no asaltaran a quienes circulaban por allí.
orientación. Su carácter “contagioso” puede desencadenar fenómenos colectivos de graves consecuencias, como pueden serlo las actitudes de huida o tumulto, furia y desenfrenada agresión dice Enrique Pichón Riviére 1, fundador de la Psicología Social en la Argentina. Así comenzaron las barricadas. El fuego que encandila, el humo como señal, la solidaridad confusa, el racismo doliente, la confianza, la desconfianza, el todos contra todos y el PÁGINA 9
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unes 9 de diciembre de 2013. Once de la mañana. José Alperovich, Gobernador de Tucumán, declara a la prensa que “con la seguridad, está todo bien”. Apenas seis horas después, tiene lugar el primer saqueo en la avenida Néstor Kirchner. Nada volvería a la normalidad hasta mucho después… hasta lo que pareció una eternidad que envolvió a los tucumanos en una espesa niebla de angustia.
Vecinos en villa Alem armaron una barricada - http://www.taringa.net/posts/imagenes/17398983/Tucuman-Armado---Argentina-Saqueos-2013.html
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todos con todos. Esa respuesta, con raigambre histórica en Tucumán, sintetizó las contradicciones vigentes en ese momento: fue la respuesta colectiva a una problemática social donde se visualizó lo mejor y lo peor de una sociedad. El terror es capaz de sacar lo que, a veces, está enterrado profundamente. Frente a la Comisaría Segunda, una protesta de vecinos había copado la calle. Un adolescente de 16 años muestra la marca de la bala de goma. Les grita a los policías. Otro hombre, de unos 50 años, pelado, panza prominente, exhibe dos heridas; ha perdido la voz. No lo dice, pero es posible que le haya sucedido por tanto gritar. Un hombre, flaco, alto, morocho, con una remera blanca apretada, se pasea con una Itaka. La mueve, la revolea. La gente lo insulta. Es un policía de civil, de esos que se multiplicaron durante esas jornadas. Enojado, recarga su arma y amenaza con disparar. Esa misma noche, reprimen en Plaza Independencia. Mientras la policía ataca a quienes les exigen que cuiden a la población, en Buenos Aires se celebran los treinta años de
democracia, con música, batucadas y mucha fiesta. La escena de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner tocando el tambor mientras baila queda en la retina, marcada con tinta indeleble. El principal paseo de Tucumán es un campo de batalla. De un lado, otra vez los oficiales de verde. Del otro, el pueblo, los vecinos, los ciudadanos de a pie. Se enfrentan, se insultan, se desconocen. La policía ya reprimió. Más víctimas. Más dolor. Más bronca. Esa noche no termina nunca. Al otro día, la Plaza Independencia vuelve a llenarse. Las consignas son confusas. La más clara es la que exige, la que pide, la que ruega que nunca más vuelva a pasar una cosa así en Tucumán. La oscuridad sigue. Los policías ya acordaron con el gobierno, pero nada vuelve a ser igual. Nada vuelve a la normalidad. Durante los cuatro días que duraron los incidentes, operaron los servicios de inteligencia de Tucumán para generar rumores (‘ahí vienen’) para multiplicar el miedo y paralizar a la población. Diferentes medios de comunicación locales aportaron desde el silencio (Canal 8 y Canal 10 conPÁGINA 10
tinuaron con sus programaciones habituales) mientras que los nuevos flujos comunicacionales cobraron fuerza mostrando su impacto en la subjetividad. En eso se destacó el rol de las redes sociales. Hubo un fuerte intento de imponer una agenda centrada en la ‘inseguridad’ o en los ‘saqueos’ y no en las profundas causas que operaron en aquellas jornadas: una situación social opresiva, fuerzas policiales sin mando político y con una estructura corrupta que mostró sus profundas relaciones –o ser directa implicada- con la delincuencia organizada. El pánico invadió las calles y la desesperación se apoderó de los tucumanos. Sin información oficial, nadie podía saber, a ciencia cierta, cuántos policías estaban amotinados. El vacío de gobierno fue prácticamente total. Alperovich dejó las negociaciones con los policías en manos del Ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer; Paul Hoffer, Secretario de Seguridad Ciudadana y del jefe de Policía, Jorge Racedo. El terror se basa en la desinformación. Surge como golpes en la oscuridad, de los que no se conoce el origen. Pueden venir de todos
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Tucumán, Diciembre 2013. Crónica de una crisis político-policial delictiva
lados... o no venir. Así se vivió en Tucumán. Como una larga noche que comenzó esa tarde y que quedó registrada en la memoria colectiva.
con la confusión y con los prejuicios. Los saqueos, durante las primeras 24 veinticuatro horas, fueron atribuidos a los ‘negros de mierda’.
En este clima de inseguridad e incertidumbre, de descontrol y falta de planificación, surge un nuevo personaje: el rumor, que refuerza las situaciones anteriores y provoca sentimientos de mayor inseguridad, volviendo a la gente más agresiva. El rumor impacta y convierte a las posibles víctimas del desastre en ingenuas y crédulas. El sistema de información adquiere nuevamente características mágicas; la comunidad afectada se hace cada vez más vulnerable a un complejo de rumores por la falta de discriminación que caracteriza a un grupo de estado de desorganización. Es posible detectar a través del caos una “central” del rumor. Señalan la naturaleza de esta central la dosificación, la secuencia, la temática y los canales del rumor señala Pichón Riviére.
Cerco informativo, terror organizado, vacío de poder centralizado fueron las claves para generar pánico, sensación social que duró veinticuatro horas, durante las cuales ni el propio hogar servía como refugio.
Un megafestival, en la Ciudad de Buenos Aires. Tres salones de la Casa Rosada, ambientados como escenografía para un festejo VIP.
Sin negar sus contradicciones, las barricadas fueron el espacio de encuentro con el otro (y contra los otros) que permitieron ir develando la verdadera esencia de la conmoción social que se vivía en esos días. Allí se fue procesando con claridad que las responsabilidades centrales no recaían en los ‘saqueadores’ sino en quienes generaron las condiciones e impulsaron el caos.
Policías en huelga. Policías operando desde el terror.
1
Pichon Rivière, E. “Inundados: Las reacciones psico-
lógicas ante el desastre”. Revista Primera Plana. 1966. * Egresado de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
Treinta años de democracia.
En la Provincia de Tucumán, dos noches de insomnio. Dos días de caos.
Veinticuatro horas de pánico. Veinticuatro horas de miedo. Veinticuatro horas de silencio del gobernador José Alperovich, en medio de la crisis social más grave de los últimos diez años. Cuarenta y ocho horas de silencio por parte de los Canales de televisión 8 y 10, los dos principales de Tucumán, que continuaron con sus programaciones habituales durante los dos días de caos. Doscientos cincuenta locales comerciales saqueados. Trece muertos (cifras no oficiales). Dos cuadras de cola para comprar armas. Cinco mil pesos, precio de una pistola en el mercado negro, sin papeles. Dos renuncias debido al conflicto: Jefe y Subjefe de Policía. Cuarenta y siete policías procesados por sedición, robo agravado, incitación a la violencia colectiva, privación ilegítima de la libertad, coacción agravada, y por haber actuado como partícipes necesarios del delito de hurto reiterado y conmoción pública.
Armamento en el barrio Ejército Argentino - http://www.taringa.net/posts/imagenes/17398983/Tucuman-Armado---Argentina-Saqueos-2013.html
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El rumor aparece en situaciones de pánico y lo realimenta. En ese contexto, mareados ante tanta desinformación, nadie comprendía lo que estaba sucediendo. Los celulares amplificaban lo esparcido convenientemente desde usinas anónimas. Las redes sociales colaboraban
El pánico no es lo mismo que el miedo. El pánico aísla, paraliza. El miedo nuclea. Permite movilizarse y buscar al otro. Un pueblo entero fue sumido en la oscuridad. Y resurgió con dolores pero con la esperanza de que el amanecer de un nuevo día surja pronto.
LOS NÚMEROS DE LA CRISIS
Ilustración: Alejandro Gómez Tolosa
PÁGINA 12 CONVOCATORIA DE PEDES IN TERRA “TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO” - OBRA SELECCIONADA
MUJERES DEL MIEDO AL NI UNA MENOS Y EL PARO NACIONAL Alejandra del Castillo*
La creciente participación y calidad de las movilizaciones, a lo que se suma la brutalidad de los casos, contrasta con la falta de respuestas del Estado.
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ste 19 de octubre asistimos a una jornada histórica en el país: la concreción de un paro nacional de mujeres contra los femicidios y la violencia de género. La conmoción por el femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata, joven de 16 años que fue drogada, violada y empalada –y que murió a causa del dolor que le provocaron los asesinos–, suscitó la convocatoria. Precedentes de esta medida fueron los Ni Una Menos del 2015 y de este año, que tuvieron un carácter multitudinario en las plazas de todo el país, y el reciente XXXI Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario que reunió a más de 70.000 mujeres, superando en concurrencia a los anteriores. En Tucumán, el día anterior al paro, se produjo el femicidio de Claudia
Lizárraga, quien recibió puñaladas mortales por parte de su expareja en una plaza de la Capital provincial. Claudia murió con la última denuncia en su cartera, y pese a que había recurrido a la policía en numerosas oportunidades y había pedido asistencia en el Observatorio de la Mujer, encontró esta muerte anunciada. La creciente participación y calidad de las movilizaciones, a lo que se suma la brutalidad de los casos, contrasta con la falta de respuestas del Estado frente a los reclamos planteados de mayor presupuesto para la asistencia a las víctimas – para la creación de refugios y centros de atención integral –, de celeridad en las medidas de protección, de estadísticas que den cuenta del problema, entre otros. PÁGINA 13
En Tucumán, la fiscal Adriana Giannoni manifestó en una nota periodística que en su fiscalía reciben 23 denuncias diarias por violencia y expresó “No estamos acompañando a las víctimas” 1. No existen refugios en la provincia y las medidas de restricción, en la mayoría de los casos, no se garantizan porque las comisarías contestan que no hay disponibilidad de móviles o agentes. La Oficina de Violencia Doméstica, dependiente del Poder Judicial, funciona durante los días de semanas y en un horario acotado (de 7 a 19 hs.) y solo se encarga de dictar medidas de restricción sin luego hacer un seguimiento. El Observatorio de la Mujer como principal institución encargada de brindar asistencia no da respues-
tas inmediatas en torno a la asistencia económica de las víctimas ni garantiza que el resguardo. El interrogante que surge en este cuadro de situación es ¿por qué el Estado se niega a intervenir frente al crecimiento de los femicidios y la violencia de género? La respuesta está en la función de disciplinamiento social por parte del Estado hacia las mujeres para mantener el orden existente sustentado en la reproducción y el trabajo doméstico. Lejos de buscar la ampliación del piso de derechos y emancipación de la mujer utiliza
DOSSIER NI UNA MENOS
“¿POR QUÉ EL ESTADO SE NIEGA A INTERVENIR FRENTE AL AUMENTO DE LOS FEMICIDIOS Y DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO? LA RESPUESTA ESTÁ EN LA FUNCIÓN DE DISCIPLINAMIENTO SOCIAL DE LAS MUJERES, CON EL FIN DE MANTENER EL ORDEN EXISTENTE, SUSTENTADO EN LA REPRODUCCIÓN Y EL TRABAJO DOMÉSTICO. LEJOS DE BUSCAR LA AMPLIACIÓN DEL PISO DE DERECHOS Y EMANCIPACIÓN DE LA MUJER, UTILIZA LA VIOLENCIA DE GÉNERO COMO FORMA DE CONTROL DE LOS CUERPOS, MARCANDO QUE SU ATADURA A LAS TAREAS REPRODUCTIVAS ES UNA CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE PARA EL CAPITAL.”
Miedo entendido como “experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida” (Reguillo, 2000: 189). Se busca, a través de éste, producir en las mujeres respuestas individuales, como la aceptación de la violencia y el silencio o la adopción de medidas de autoprotección que no permitan cuestionar la naturaleza del problema. La violencia, en este sentido, es más frecuente, intensa y sistemática allí donde opera el miedo. Sin embargo, lejos de cumplir ese objetivo las mujeres se organizan y se movilizan cada vez más sobre el poder político para denunciar la violencia de género y la responsabilidad del Estado. La superación del miedo y el salto en la conciencia, en términos que debe pelear colectivamente y organizarse, constituye la salida al problema que ha logrado instalar y desarrollar el movimiento de mujeres. Frente a esta irrupción de las mujeres, y la superación del miedo, la cuestión de fondo planteada es hacia dónde avanzar. El debate discurre entre las posibilidades del Estado, y el sistema capitalista, de brindar a las mujeres mayores avances en términos de igualdad y emancipación, o si es necesario enfrentar al régimen, y su Estado, para terminar con la violencia, subordinación y opresión. 1 http://www.lagaceta.com.ar/nota/705369/policiales/hay23-denuncias-diarias-violencia-genero-tucuman. 2 Se concibe al Estado como la entidad política que organiza el proceso de acumulación de capital. Este expresa la institucionalización política, jurídica, militar e ideológica de las relaciones sociales capitalistas. Cuenta, para ello, con medios de consenso y coerción, que les permiten instituir mecanismos que desplazan de las instancias productivas particulares el enfrentamiento directo propio de la lucha de
clases (Iñigo Carrera, 2004). Bibliografía - ANZORENA, C. (2008): “Estado y división sexual del trabajo:
la violencia de género como forma de control de los cuerpos marcando que la atadura a las tareas reproductivas es una cuestión de vida o muerte para el capital. El Estado y sus instituciones promueven, con este accionar, una política del miedo dirigida al sostenimiento de las relaciones sociales2. PÁGINA 14
las relaciones de género en las nuevas condiciones del mercado laboral”, en Utopìa y Praxis Latinoamericana [online], vol.13, n.41, pp. 47-68. - IÑIGO CARRERA, J. (2004): El capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia, Ediciones Cooperativas, Buenos Aires.
* Docente de la Carrera de Trabajo Social de la Facultad Filosofía y Letras de la UNT y becaria posdoctoral del CONICET.
CONVOCATORIA DE PEDES IN TERRA “TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO”
DOSSIER NI UNA MENOS
OBRA SELECCIONADA: “ESTE CUERPO ES MÍO” DE VICTORIA GER
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DOSSIER ENTREVISTA
El poder de la muerte subrayó su mensaje feroz: no habría ninguna palabra disidente, ninguna denuncia, ninguna voz que reuniera y potenciase otras voces o produjera acciones colectivas, organizadas, conscientes, críticas. Había que arrancarle el pastor a La Florida para devolver el miedo y la soledad a cada habitante del feudo. PÁGINA 16
DOSSIER MIEDO Y MUERTE
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uchas veces nuestros miedos desaparecen cuando desaparece la soledad. Pero otras, el miedo nos hace descubrir que la soledad no es una experiencia que pertenece solo a la vida de los individuos: pertenece también a los colectivos y a las pequeñas, medianas o grandes comunidades. Aun cuando la afirmación resulte paradójica debemos decir que la soledad es también una experiencia de las comunidades. Tal es el caso de la pequeña comunidad de La Florida en el Este de Tucumán. Cuando se mira desde afuera la conformación sociopolítica de localidades como Ingenio La Florida y sus villas vecinas de Delfín Gallo y Wenceslao Posse, surge inmediatamente una categoría: la del señor feudal
de otrora, persistente sin embargo a distancia del tiempo y las metamorfosis socioeconómicas, en simbiosis y alianzas con estructuras políticas que el medioevo no conocía. En una sociedad que depende exclusivamente del Estado y del ingenio azucarero como fuentes laborales, es difícil encontrar lugar para una voz alternativa o construir las solidaridades y confianzas necesarias para modelar una alternativa colectiva. Poco a poco, la voz hegemónica va apropiándose de todos los sonidos, de todas las voces, de cada voz, así como sabemos que los latifundios destruyen o impiden todos los minifundios, así como esas imágenes de la narrativa latinoamericana donde la expansión de los cercos sobre la tierra se representa con el zigzagueo PÁGINA 17
MIEDO Y MUERTE DOSSIER
voraz de una serpiente que atraviesa toda la tierra y la vuelve propiedad de alguien, de unos pocos. Como un hierro incandescente, la voz hegemónica, la de aquellos de los cuales depende el sustento y el trabajo, va asfixiando o marcando con hierro incandescente cada espacio de representatividad y participación: la comuna rural, el CAPS, la escuela, el club deportivo, el centro vecinal… Las voces pe“CUANDO SE MIRA DESDE AFUERA LA queñas, singulares, no pueden CONFORMACIÓN SOCIOPOLÍTICA DE sino sumar sus LOCALIDADES COMO INGENIO LA FLORIDA Y SUS sonidos a ese extraño megáfono, VILLAS VECINAS DE DELFÍN GALLO Y WENCESLAO a veces estridente, a veces inauPOSSE, SURGE INMEDIATAMENTE UNA dible, siempre poderoso, dueño CATEGORÍA: LA DEL SEÑOR FEUDAL DE OTRORA, de vidas y muertes. No cabe la PERSISTENTE SIN EMBARGO A DISTANCIA DEL posibilidad de lo comunitario real TIEMPO Y LAS METAMORFOSIS y vigoroso: para SOCIOECONÓMICAS, EN SIMBIOSIS Y ALIANZAS eso debería ser posible hablar.
CON ESTRUCTURAS POLÍTICAS QUE EL MEDIOEVO NO CONOCÍA. EN UNA SOCIEDAD QUE DEPENDE EXCLUSIVAMENTE DEL ESTADO Y DEL INGENIO AZUCARERO COMO FUENTES LABORALES, ES DIFÍCIL ENCONTRAR LUGAR PARA UNA VOZ ALTERNATIVA O CONSTRUIR LAS SOLIDARIDADES Y CONFIANZAS NECESARIAS PARA MODELAR UNA ALTERNATIVA COLECTIVA
Cuando Juan Viroche llegó a la parroquia Nuestra Señora del Valle de La Florida, sus feligreses no podían creer que el hombre que bajaba de la moto con su campera de cuero y su cabello largo era el nuevo sacerdote. Pero en pocos días descubrieron al amigo que visitaba sus casas, al pastor que les llevaba consuelo y les hablaba de un Dios cercano, al profeta que denunciaba cada signo de muerte a tiempo y a destiempo. Como los mismos jóvenes lo dijeron, en una carta escrita a un mes de su muerte, alguien los recogía heridos y “los llevaba a una posada”. Su irrupción fue toda una novedad en esa localidad del empobrecido Este tucumano. Una voz que no
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podía ser cooptada por los señores de todo lo que se puede comprar había surgido en ese desierto de silencio. Y los habitantes de La Florida reconocieron esa voz y de a poco fueron perdiendo el miedo a juntarse, a reconocerse como sujetos de derecho, a animarse a golpear las puertas de las instituciones democráticas para denunciar las persecuciones laborales, el narcotráfico y la trata. También perdieron el miedo a conquistar el espacio público, con marchas y misas celebradas en plena calle. Quizás no logramos imaginar, o tal vez sí podemos al haber visto su desnudo coraje en esquinas y ventanas al realizarse en la pequeña comuna la marcha por el mes de la muerte trágica de Juan Viroche; quizás hayamos visto lo que significa que muchos no hayan podido acompañar por las calles y hayan enarbolado, como bandera elocuente de su valor y su miedo, de su palabra y su silencio, una imagen de este hombre muerto a través de las rejas de sus ventanas, o en los pequeños grupos apostados en las esquinas, o esa inmensa bandera hecha por los niños, con el dibujo de su rostro en el medio y todos sus nombres realizando vuelos alrededor, o en la cantidad de gente en la ceremonia religiosa. Quizás ahí era, o es posible tocar, desde la memoria de nuestros miedos colectivos, lo que significa la fuerza requerida para habitar, con voz y derecho, el espacio de lo público cuando los poderosos se oponen a ello. Porque ninguno de nosotros puede decir que es muy diferente de cada habitante de La Florida. Quizás bastaría la amenaza velada de la pérdida del trabajo o el sustento para encerrarnos en nuestra casa; quizás bastaría el susurro del golpe y el miedo. La mañana del cinco de octubre de dos mil dieciséis un temblor cruel recorrió sus calles anchas y la vecindad de la ruta: el párroco del lugar había sido encontrado ahorcado en el interior del templo. Un párroco de anteojos grandes y pelo cano, de motocicleta y guitarra; alguien capaz de pelear el consumo de droga de los jóvenes, de abrazar a los niños
en los videos y advertir que sus cuerpos eran sagrados (tal vez porque en su cabeza cabalgaban los rumores o las verdades de la prostitución de los niños en los camiones); alguien capaz de decir, delante de todos, en un improvisado altar en la calle: —Esto se está poniendo feo. El poder de la muerte subrayó su mensaje feroz: no habría ninguna palabra disidente, ninguna denuncia, ninguna voz que reuniera y potenciase otras voces o produjera acciones colectivas, organizadas, conscientes, críticas. Había que arrancarle el pastor a La Florida para devolver el miedo y la soledad a cada habitante del feudo. Entregaron su cadáver a las nueve de la noche. A la capilla del Carmen, en Wenceslao Posse. Una larga fila comenzó a armarse: mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y niños. Todos esperaban para llegar a su cuerpo frío y depositar en su rostro un beso, sus manos, sus lágrimas. Llegaron también un montón de sacerdotes, incluso muchos que habían dejado ya el ministerio. El dolor y la conmoción podía advertirse
en todos los rostros. Sin embargo, algo más había, algo más se apoderaba de todo, como un líquido que va mojando el piso o que primero confundimos con humedad y luego va adquiriendo altura y profundidad, hasta que vemos nuestras pertenencias flotar en el agua que nos invade, hasta que sigue subiendo y amenaza con ahogarnos. La soledad, lo que había era una insoportable sensación de soledad. Esa misma soledad que escuchamos al cumplirse ya el mes de su fallecimiento, de los labios de un anciano de ojos hundidos en la ceguera, de cuerpo frágil y tembloroso. Repetía, incansablemente, como una letanía de la que su voz no podía salir; una y otra vez, como un gemido desde lo más hondo de su fragilidad y su ceguera. Su cuerpo, meciéndose en la pena; su voz, el tintineo de una pequeña campana de dolor:
próximos estén sus habitantes a los lugares en donde vivimos. Están lejos: para acercarnos a ellos tenemos que cruzar nuestros miedos. A la incertidumbre, al ridículo, a esa muralla que hace que tildemos de exageración todo lo que nos amenaza y desafía con el horror que preferimos alejar de nuestra vida. Levantemos, entonces, nuestra propia muralla. Confinemos detrás de nuestros miedos, profundos, elevados, electrificados, a La Florida y su agonizante soledad. No preguntemos por la muerte de Juan Viroche: esperemos que un informe nos lo explique, dentro de un mes o tres o seis. Sepultemos su muerte entre juridicidades y pericias; digamos que no ha sido amenazado, que nunca lo supimos, que ya se acabará. Digamos, falazmente, que de nuestro silencio brotará la verdad.
—Juan, padre Juan; Juan, Juancito, padre Juan.
*Docente de la Carrera de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
La Florida, como ese anciano, había recibido de nuevo el latigazo de la soledad. No importa cuán
Vecinos se movilizan pidiendo el esclarecimiento de la muerte del cura Juan Viroche, en Tucumán. (INFOTO)
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**Estudiante avanzado de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. Ambos son miembros de la Multisectorial Juan Viroche.
BICENTENARIO DOSSIER MIEDO Y MUERTE SEMBLANZAS
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Miedo y soledad en La Florida: la muerte de Juan Viroche.
DOSSIER BICENTENARIO
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LOS VÁZQUEZ Y SUS MÚLTIPLES ARISTAS PARA CONTAR UNA HISTORIA - Desafíos de la ciencia y la política
EL MIEDO AL OTRO COMO UNA PRACTICA
DEL PODER
HEGEMONICO
Susana Cerrizuela* | Juan M. Rigazzio*
La aplicación de mano dura es una victoria de las políticas neoliberales y una de las maneras más crudas de ejercer el control social.
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no de los fenómenos sociales más preocupantes del presente son los casos denominados como linchamientos, exhibidos recurrentemente por los mass media. Este fenómeno tuvo un fuerte auge en 2014, para luego disminuir; pero curiosamente, a partir de 2016, regresó con más fuerza. Lo más alarmante es que se convirtió en la herramienta de un método elegido por parte de la sociedad para frenar el avance del delito,
no sólo adoptado y aprobado por sus ejecutores directos, sino de importantes sectores de la sociedad que, aún cuando sean meros espectadores “gozosos” de estos actos, los aprueban y consienten desde una silenciosa y, a veces, no tan silenciosa complicidad. Esto implica, en cierto modo, una identificación con el agresor representado en un grupo de “justicieros”, que constituye un común denominador entre estos espectadores.
El linchamiento da lugar a posturas muy diversas de diferentes sectores de la sociedad –algunas incluso antagónicas–, que condenan enfáticamente, o aprueban directa o indirectamente. Lo cierto es que se ha instituido en una de las cuestiones centrales relacionada con la problemática de la seguridad ciudadana. Pensamos que uno de los factores subyacentes de estos hechos puede ser el miedo a la inseguridad instalado en la sociedad, a tal punto que ha llevado a
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LINCHAMIENTO E INSEGURIDAD
considerarlo como una reacción “natural” y cuasi legítima del ciudadano que es víctima de un delito. El miedo, entonces, formaría parte de este proceder en tanto el miedo, como tal, es un sentimiento que nos constituye como sujetos. El miedo es una señal, un sentimiento que nos alerta y nos hace percatar de amenazas que nos hacen reaccionar. Desde la infancia dependemos del cuidado del otro, pero esa protección cesa al crecer, porque ese otro no lo puede todo. A partir de esto, el miedo estará asociado a la pérdida de aquello que nos protege del dolor y la vulnerabilidad.
DOSSIER MIEDO AL OTRO
Al ser el miedo constitutivo del sujeto, puede ser manipulado o utilizado por las prácticas del poder, sobre todo hegemónico, a través de los aparatos ideológicos del Estado como son los mass media. La imagen de un delito repetida hasta el hartazgo despierta el miedo a ser una posible víctima; y también en esa operación queda señalado a quién dirigir el miedo. Esto está, por consiguiente, en la base del linchamiento, como una respuesta a la inseguridad existente, reforzando la idea de que es necesario actuar con más severidad desde el sistema legal-penal y de las fuerzas de seguridad. Por otra parte, hay que considerar que la víctima del linchamiento no siempre es un victimario, alguien que cometió un delito, sino, simplemente, alguien “sos-
pechoso”, es decir, alguien a quien se le tiene miedo, situado y señalado como “amenazante” por reunir ciertos atributos relacionados con su condición socioeconómica, como lo demuestran los hechos. A esto se suma que las víctimas de la inseguridad devienen en victimarios amparados por el anonimato y, sobre todo, por la impunidad en la que caen la gran mayoría de los casos, generalmente por falta de pruebas y especialmente de testigos, ya que cuando interviene la justicia, no se hacen presentes. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, linchar consiste en “ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo”; pero el término linchamiento (lynching) tiene origen estadounidense, refiere viejas prácticas que se remontan a tiempos de la Guerra de Independencia. Más precisamente, cuando el juez Charles Lynch decidió castigar con la horca y fuera de la ley, a un grupo de leales al imperio británico pese a que nunca fueron sometidos a un proceso judicial en su año en la cárcel. Esto se denominó como Lynch Law (Ley Lynch). Tiempo después se usó el término para designar a los “cazadores de hombres”, es decir, a hombres blancos del sur de Estados Unidos que organizaban “patrullas” civiles para capturar supuestos delincuentes. Esta “justicia popular” da-
El cartel está en lo alto de una columna en barrio Los Hornos - http://www.unosantafe.com.ar/
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TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Linchamiento E Inseguridad: El Miedo Al Otro Como Una Práctica Del Poder Hegemónico
En términos del filósofo Giorgio Agamben (2006), en el acto de linchar se instituiría un estado de excepción que implica un proceso en virtud del cual la excepción se convierte en regla: la ley que suspende a la ley. Es así que esta práctica develaría un común denominador al ser sus víctimas fundamentalmente pobres, integrantes de los pueblos originarios, negros, habitantes de la villa, etc. Estas víctimas, que es el nombre que les cabría, devienen en lo que el filósofo denomina la nuda vida. Esto es, en Occidente, la gestión política de la vida (Biopolítica), que se manifiesta también a través de la manipulación del derecho, ha transformado la vida misma del hombre en “nuda vida”, es decir, en vida despojada de toda significación, de todo valor. Sorprendentemente, las víctimas del linchamiento, siguen siendo los que históricamente han estado alejados de los beneficios de un desarrollo económico equitativo, por no decir directamente marginados del mismo. Una vez más, estas prácticas ponen en evidencia un proceso de estigmatización de jóvenes pobres, que se corresponden al homo sacer, que define Agamben. El homo sacer era, en el mundo romano, aquel condenado que podía ser asesinado sin que el asesino fuera acusado de homicidio y quien, además, no podía ser sacrificado según el rito religioso. El hombre moderno no difiere del homo sacer, en la medida en que su suerte depende de la voluntad del poder soberano, del poder hegemónico del mercado. Podría decirse que las víctimas del linchamiento serían
en la actualidad, lo que, en la Antigüedad, eran los leprosos. Esto quedaría expuesto, en cierto modo, en la impunidad de los autores del linchamiento, operando allí una “privatización de la justicia”, cuyo fin primordial sería accionar contra los marginados de siempre y los que alteran el orden establecido. El linchamiento, como práctica social, se sostiene, a su vez, en prácticas discursivas que se expresan de variadas maneras y a través de diferentes medios. Expresiones de ciudadanos comunes tales como: “Felicito a cada uno de mis vecinos, orgullosa de mi barrio, la
“SE TRATA DE UNA PRÁCTICA FUERA DE LA LEY, PERO, AL MISMO TIEMPO, AMPARADA Y JUSTIFICADA POR UN REPRESENTANTE DE LA LEY O DEL PODER GUBERNAMENTAL EN TANTO QUE, SI EL LINCHAMIENTO ES UNA RESPUESTA AL MIEDO COMO SENTIMIENTO IRRACIONAL, NO DEJA DE SER FUNCIONAL A ESE PODER Y, EN DEFINITIVA, AL SISTEMA. EL MIEDO TIENE, ENTONCES, UNA FUNCIONALIDAD EN ESTE TIPO DE SOCIEDAD CAPITALISTA DE CUERPOS DISCIPLINADOS Y REACCIONES PREFABRICADAS.” próxima vez les cortamos las manos en la plaza delante de todos, como en la época medieval” se leen en una cuenta de Facebook creada para denunciar los robos en el barrio Azcuénaga de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, en 2014. Otro ejemplo del mismo año, es la resolución adoptada por pobladores del barrio Los Hornos, de la ciudad de Santa Fe, quienes habiéndose organizado, decidieron poner, en la calle, un cartel de amenaza a los delincuentes que dice: “Ratero (ladrón), si te agarramos no vas a ir a la comisaría. Te vamos a linchar”. El texto expresa, sin duda, el pensamiento de muchas personas, quizás más de las que se piensa, y torna elocuente y evidente que estos ciudadanos, educa-
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MIEDO AL OTRO DOSSIER
ría lugar, después, al “uso de la fuerza colectiva como método de explotación y segregación racial aplicado por los blancos sobre los negros”. La palabra linchamiento, por consiguiente, nació y se generalizó en Estados Unidos para designar “el castigo colectivo violento a personas de distinto color” (Frayssinet, 2014) y se afianzó, después, en varios países latinoamericanos. Como puede verse, se trata de una práctica fuera de la ley, pero, al mismo tiempo, amparada y justificada por un representante de la ley o del poder gubernamental en tanto que, si el linchamiento es una respuesta al miedo como sentimiento irracional, no deja de ser funcional a ese poder y, en definitiva, al sistema. El miedo tiene, entonces, una funcionalidad en este tipo de sociedad capitalista de cuerpos disciplinados y reacciones prefabricadas.
MIEDO AL OTRO DOSSIER
Oscar Bonaldi, de 22 años, recibió una feroz golpiza luego de ser confundido con un ladrón. Foto: La Capital
dos y supuestamente respetuosos de la ley, decidieron desconocerla y erigirse en ley. El linchamiento como única posible respuesta se explicita y legitima ubicando al transgresor-delincuente en un sujeto-objeto, en un homo sacer, al que cualquiera puede dar muerte sin que signifique un crimen, un delito, pues solapadamente, el poder responsable de gobernar y representante de los sectores dominantes, lo avala. La ley como el referente social por antonomasia, se desdibuja o, directamente, deja de operar, al menos momentáneamente. El lazo social se rompe y en su lugar, aparece una especie de asociación en función del miedo como el más primitivo de los sentimientos, como lo hemos señalado, y la complicidad como la manera de ocultar y justificar que, en algún punto, se sabe que las posibles víctimas de un delito se pueden transformar en victimarios. El miedo opera fuertemente alimentado desde los mass media, pues el otro ha dejado de ser un semejante y ha transmutado en una amenaza que pone en peligro la integri-
dad de los supuestos ´buenos ciudadanos´ que devienen en “justicieros”. Este fenómeno social pone en evidencia, además, la dicotomía explotada también por los mass media, entre “garantismo” o “mano dura”. Los “garantistas” hacen hincapié en que se respeten los derechos, las garantías de la ley para todos. En el lado opuesto, se encuentran los partidarios de la “mano dura”, que consideran que los anteriores favorecen a los delincuentes con penas leves. Ellos, en cambio, defienden condenas duras para todo tipo de delitos. Esto completa un escenario donde pareciera que estamos ante una guerra en la que los ciudadanos creen que vale todo. Eugenio Zaffaroni, ex Ministro de la Corte Suprema de la Nación, afirmó en 2014, que los linchamientos “no son ajusticiamientos, sino homicidios agravados por la alevosía y el ensañamiento” y pidió no “estigmatizar” a los jóvenes pobres. ¿En qué sentido, en este momento sociopolítico, el miedo sería funcional al sistema? Pensamos que daría lugar al triunfo de la mano dura, para asegurar la aplicación de PÁGINA 24
políticas neoliberales, evitando la reacción de los más perjudicados por las mismas. La aplicación de mano dura ya no sería, aparentemente, una decisión del gobernante, sino una respuesta a un “clamor” de la ciudadanía convencida de que está amenazada por un “enemigo” que ha sido señalado desde las prácticas del poder hegemónico como una de las maneras más crudas de ejercer el control social. Bibliografía Agamben, G. (2006): Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida, España, Ed. Pre-Textos. Frayssinet, F. (2014): “Ola de linchamientos en Argentina: ¿‘justicia popular’ o privatización de la barbarie?”, La Red 21, 12 de abril de 2014. Disponible en http://www.lr21.com. uy/mundo/1168701-ola-de-linchamientos-en-argentinajusticia-popular-o-privatizacion-de-barbarie Incalcaterra, A. (2014): “Linchamientos, graves violaciones a los derechos humanos”, en La Nación, viernes 25 de abril de 2014. Disponible en http://www.lanacion.com.ar/1684924linchamientos-graves-violaciones-a-los-derechos-humanos
**Docentes de la Carrera de Psicología de la UNT.
AUDIOVISUALES DEL MIEDO:
ENTRE LA DISTOPI Y EL ALERTA
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SOCIOPOLITICO Pedro Arturo Gómez* Mientras que en los países desarrollados el terrorismo y el aluvión de inmigrantes refugiados ha reavivado el miedo al “otro”, las sociedades latinoamericanas aparecen impregnadas por el miedo a un enemigo interno relacionado con el fenómeno de la inseguridad, las tensiones clasistas y el espectro de autoritarismo y barbarie que larva al Estado, en cuanto infraestructura política administradora del miedo.
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MIEDO YDOSSIER AUDIOVISUALES
l miedo es una pasión y como tal es materia prima y combustible de las narrativas audiovisuales, hasta haber dado contenidos y formas a géneros específicos como el thriller, el suspenso o el terror, y, en el campo de la ciencia ficción, a la representación de las desmesuras prometeicas de la ciencia y la tecnología. La omnipresencia tecnológica puede haber contribuido a lograr un mundo más confortable, pero de ningún modo un mundo más justo, más igualitario, más libre y en paz. Por el contrario, la tecnología forma parte del espiral de consumismo, es instrumento de la explotación que deteriora el medio ambiente y está al servicio de la industria armamentista, todas buenas razones para tener miedo. Por eso las distopías no han perdido para nada su vigencia, parábolas de anticipación que no cesan de proyectar en un futuro ominoso los miedos del presente. En el campo de la ficción audiovisual esto puede comprobarse no tanto en el más o menos rutinario espectáculo cinematográfico, sino en la actual edad de oro de las series televisivas, en particular en producciones como la ovacionada Black Mirror.
acumulación de puntaje en una jaula de pantallas, la recuperación de una pérdida afectiva actualización automática de perfiles en la web y transferencia de éstos a una inteligencia artificial, la existencia de un reality show (esto nos lo había dicho ya The Truman Show), un proceso electoral el apéndice de una comedia televisiva… Pero es en el primer capítulo de la tercera temporada de Black Mirror –ahora producida por Netflix– donde aparece un miedo mayor, el de la caída social
periencia subjetiva que se vive individualmente o interpersonalmente, pero que se proyecta hacia lo colectivo adquiriendo dimensiones sociales y políticas. En esta dimensión, los miedos del capitalismo tardío postindustrial en la era de la globalización están asociados a la crisis financiera y los reflujos del neoliberalismo cuyas consecuencias se orientan contra el Estado de Bienestar y sus instituciones, con efectos como el desempleo y la precarización laboral, el desamparo y la caída social. En los países desarrollados el terrorismo y el aluvión de inmigrantes refugiados ha reavivado el miedo al “otro”, con la consiguiente reafirmación en el sector hegemónico del campo cinematográfico – que es Hollywood– de los estereotipos en la representación de ese resto del mundo que no es el mundo del “Imperio” (en el sentido que Antonio Negri y Michael Hardt le dan a este término 2). Por su parte, las sociedades latinoamericanas –en el contexto de las fracturas del mundo del trabajo y del orden social provocadas por el capitalismo globalizado– aparecen impregnadas por el miedo a un enemigo interno relacionado con el fenómeno de la inseguridad, las tensiones clasistas y el espectro de autoritarismo y barbarie que larva al Estado, en cuanto infraestructura política administradora del miedo.
“EL MIEDO NO CESA Y LAS CREACIONES AUDIOVISUALES COMO TOPOGRAFÍAS DEL MIEDO PUEDEN SER UNA MANERA DE CONJURARLO, UNA ESPECIE DE ALERTA NARRATIVA, ADEMÁS DE UN DISPOSITIVO DE CATARSIS, QUE EN EL MEJOR DE LOS CASOS –MEDIANTE LA IMAGINACIÓN Y LA MEMORIA– NOS MANTIENE EN NUESTROS PUESTOS DE VIGÍAS, EMPLAZADOS EN NUESTRAS HISTORIAS Y NUESTRA HISTORIA, ANTE EL PERMANENTE ACECHO DE LOS MONSTRUOS DE LA RAZÓN.”
Black Mirror (Channel Four 2011 / 2013 / 2014; Netflix 2016-) habla acerca de los fantasmas en la máquina que acosan a los humanos, cuando en verdad es el humano mismo –sus pasiones, su deseo– el fantasma en la máquina. Sobresalen en Black Mirror las historias con presencia central de las tecnologías de la información y la comunicación mediática, junto con la trama de sociabilidades que se entretejen a través de ellas. En todas esas historias lo que se refleja en ese oscuro espejo del título de la serie es el miedo a una realidad construida a imagen y semejanza del espectáculo audiovisual y a las formas en las que la vida humana puede ser absorbida, marcada y dictada por los dispositivos mediáticos. La política y la opinión pública son asunto de Youtube, la memoria de las experiencias personales (“tu historia completa”) cuestión de almacenamiento en un chip injertado, la vida cotidiana segmentos de entretenimiento y
en picada, en un orden social cuya estructura depende de los créditos adjudicados a partir de la puntuación que los sujetos se asignan entre sí desde una red social absoluta. Sin embargo, no se trata sólo del miedo a esta caída, sino también a un vínculo social dominado por la impostación a la que obliga este permanente estado de vigilancia y puntuación. Sin duda, redes sociales como Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter configuran el panóptico perfecto, el de una puesta en vigilancia recíproca y gozosa, donde nos ofrecemos permanentemente a la mirada y la evaluación de los otros construyendo una supuesta transparencia total, según lo señala el filósofo coreano Byung-Chul Han1. Al igual que la cólera y la alegría, el amor y el odio, el miedo es una exPÁGINA 26
Apartadas de los mecanismos del cine más comercial, las producciones seleccionadas en el reciente Festival Tucumán Cine 2016, para la competición Opera Prima Latinoamericana, evidenciaban en la mayoría de los casos una intensa inscripción de sus historias en la realidad histórica, social y política de sus pueblos. Y en esta intensidad pulsa nítida la sombra del miedo. La película portorriqueña La granja (Ángel Manuel Soto, 2015), en los tres relatos que narra a la manera de capítulos entrelazados –con formato y contenidos que recuerdan a Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000)– muestra el miedo a la marginalidad de la violen-
TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO - Audiovisuales Del Miedo: Entre La Distopía Y El Alerta Sociopolítico
biano, que dejó como saldo casi cien muertos y once desaparecidos, algunos de los cuales fueron identificados años después entre los restos hallados en fosas comunes. La mexicana Maquinaria Panamericana (Joaquín del Paso, 2016) –ganadora del Festival– es una alegoría que a través de una comedia coral del absurdo representa con trazo barroco la decadencia y desplome del mundo del trabajo, y las formas en que una sociedad fracturada se repliega sobre sí misma. El miedo no cesa y las creaciones audiovisuales como topografías del miedo pueden ser una manera de conjurarlo, una especie de alerta narrativa, además de un dispositivo de catarsis, que en el
mejor de los casos –mediante la imaginación y la memoria– nos mantiene en nuestros puestos de vigías, emplazados en nuestras historias y nuestra historia, ante el permanente acecho de los monstruos de la razón.
1 Byung-Chul Han (2015): La sociedad de la transparencia, Buenos Aires, Herder.
2 Hardt, M. y Negri, A. (2002): Imperio, Buenos Aires, Paidós.
*Docente de la Escuela Universitaria de Cine, Video y Televisión de la UNT.
CANAL 10
cia, las drogas y la explotación de niños y jóvenes como un cerco que encierra sin escapatoria posible el horizonte de vida en los sectores sociales más modestos. El thriller de frontera 600 Millas (Gabriel Ripstein, 2015) es una áspera road movie mexicana en la que un joven va de un lugar a otro, haciendo de chofer, sin poder ir más allá de los hilos del negocio familiar de tráfico de drogas y armas que lo manejan. La venezolana Desde allá (Lorenzo Vigas, 2016) es una historia de alienación urbana donde un vínculo perverso, atravesado por las grietas entre clases sociales, termina enlazando las vidas de un solitario cincuentón y un adolescente delincuente callejero. La colombiana La tierra y la sombra (César Acevedo, 2016) es un drama social que retrata con desolada belleza los quebrantos que produce la explotación sufrida por campesinos trabajadores de la recolección de caña de azúcar. La también colombiana Siempreviva (Kych López, 2015) explora la memoria del trágico episodio de la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19 en noviembre de 1985, desencadenante de un feroz ataque de la Policía Nacional y el Ejército Colom-
Black Mirror: Trastornos sociales por la tecnología - http://www.cinefila.mx/
El barrio La Esperanza es donde se desarrolla la historia de “La Granja” - http://www.elnuevodia.com/
CONVOCATORIA DE PEDES IN TERRA “TODOS LOS MIEDOS, EL MIEDO” - OBRA SELECCIONADA: “MEMENTO MORI” María Elizabeth Díaz nació en San Fernando del Valle de Catamarca, en 1983. Vive en Tucumán desde 1997 y es estudiante avanzada de la Licenciatura en Artes Plásticas en la Facultad de Artes y del Profesorado en Artes Plásticas en la Facultad de Filosofía y Letras, ambas Carreras de la UNT. “Memento mori” es una fotografía digital intervenida artísticamente desde un dispositivo celular. La imagen del cráneo fue tomada durante una caminata por San Pedro de Colalao. Luego de fuertes lluvias, en algunas zonas de monte el agua remueve la tierra y deja ver algunas cosas “escondidas”, que los lugareños señalan como pertenecientes a los milenarios habitantes de la zona. El cráneo encontrado en la caminata estaba descubierto. La autora sostiene que “en ese momento solo pude reflexionar sobre la finitud del hombre y el miedo que nos genera la muerte. Somos hoy nosotros, luego nos convertimos en un par de huesos que se esconderán bajo la tierra...”
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Alcánzame si puedes - 2009
ARTISTA INVITADO: MARCELO LAZARTE Marcelo Lazarte. Tucumán, 1959. Licenciado en Artes Plásticas por la Facultad de Artes de la UNT. Desde 1998 es docente en la Licenciatura en Artes Plásticas de esa Facultad en las áreas de Taller de Pintura y Dibujo. Es investigador del CIUNT. Realizó 52 exposiciones individuales y más de 200 exposiciones colectivas en Argentina y en el exterior. Sus obras, pinturas y dibujos, forman parte de colecciones oficiales y privadas en distintas ciudades de Argentina y del extranjero. En 1996, recibe una beca de producción de la Facultad de Artes de la UNT, en la especialidad de pintura. En 1997, la Fundación Antorchas le otorga una beca regional de estímulo en Pintura, durante un año. Ha obtenido más de 40 premios nacionales e internacionales.