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A 40 años del Golpe.
El proceso revolucionario, la Unidad Popular y las lecciones estratégicas para la construcción de un partido obrero revolucionario Pablo Torres Reforma y Revolución: sobre las vías hacia el socialismo El 4 de septiembre de 1970, con el 36% de los votos es electo como primera mayoría para la presidencia de la República Salvador Allende, encabezando la Unidad Popular. En segundo lugar queda Jorge Alessandri, candidato del reaccionario Partido Nacional (PN), y tercero Radomiro Tomic, de la Democracia Cristiana (DC). Era expresión del ascenso revolucionario de obreros, pobladores, campesinos y mapuche,
que venían de años de duras batallas por sus demandas y por conquistar su propio poder contra el imperialismo y los partidos capitalistas. ¿Qué era la Unidad Popular? Una coalición de partidos obreros reformistas (Partido Comunista y Partido Socialista), organizaciones de la pequeño-burguesía (MAPU, una escisión de la Democracia Cristiana) junto al clásico partido de la burguesía liberal, el Partido Radical. Un gobierno de Frente Popular, de colaboración de clases entre partidos obreros y partidos capitalistas. Sin alcanzar la
mayoría absoluta, debe ser proclamado por el Parlamento, con mayoría democratacristiana y del Partido Nacional. El 24 de octubre, previa negociación con la DC de un “Estatuto de Garantías Constitucionales”, es proclamado Presidente de Chile. Dicho Estatuto permitía a la UP avanzar en sus “40 medidas” en los marcos de legalidad, respetando el orden constitucional, la protección de la propiedad privada capitalista y el monopolio de la fuerza pública basado en la policía y las Fuerzas Armadas. Así, tempranamente la “vía chi-
lena al socialismo” desnudaba sus límites dentro de los marcos de la República Burguesa. Y no era contradictorio con la estrategia de la “vía pacífica al socialismo” basado en la estrategia electoral parlamentaria y la colaboración con partidos burgueses “progresistas”. Era expresión nacional de la estrategia reformista de la “revolución por etapas” diseñada décadas atrás por el estalinismo: una “primera etapa” contra los monopolios y los resabios feudales, en alianza con sectores de la burguesía nacional “progresista”, que garantizaría las tareas democráticas; una segunda etapa, en algún momento futuro, sería la lucha por el socialismo. Así lo constata Allende en su Primer mensaje al Congreso Nacional en 1970. Contra quienes polemizaban dicha vía: “Dirán que un parlamento que ha servido a las clases dirigentes con tanta eficacia no puede transformarse en el Parlamento del Pueblo Chileno.” “Ya que el Congreso Nacional está basado en el voto del pueblo, no existe nada en su naturaleza que impida que se transforme para volverse, de hecho, el Parlamento del Pueblo.” Nada más erróneo. Alimentaba la ilusión de la posibilidad de la conquista de la revolución mediante la transformación del Parlamento burgués. Lejos de ello, fue una “trinchera” de la burguesía y sus partidos para defender el régimen capitalista ante el ascenso revolucionario. No solo ello, sino que alimentaba la confianza en las instituciones armadas de la república burguesa, las mismas que luego desatarían el Golpe Militar: “Las Fuerzas Armadas y los Carabineros, fieles a su deber y su tradición de no-intervención en el proceso político, apoyarán una organización social que corresponde con la voluntad del pueblo...” Estas instituciones, lejos de ser “aliadas” de la clase trabajadora como intentaba una y otra vez predicar Allende, se mostrarían en realidad como el último baluarte de la reacción contra las fuerzas crecientes del movimiento obrero, campesino y popular. Ya a los inicios de su gobierno, buscaba inculcar a las masas trabajadoras la confianza en la república burguesa y en sus instituciones, en la colaboración con partidos capitalistas y en la
confianza en las Fuerzas Armadas. Así, en el camino de la reforma y de la conciliación de clases, allanó el camino, no al socialismo, sino a la contrarrevolución. Era, por tanto, un obstáculo en el camino de la clase obrera para conquistar su independencia política frente a todas las variantes patronales y para conquistar una verdadera revolución socialista basada en sus propios órganos de combate (que más tarde serían inicialmente los Cordones Industriales) que destruyera las instituciones de la burguesía y abriera el camino a una verdadera República de los Trabajadores, que liquidara el capitalismo y abriera el camino al socialismo. El primer año del gobierno: entre el cumplimiento del programa y el ascenso revolucionario En su primer año, realizó importantes medidas de su programa: la nacionalización de minas de cobre, hierro, salitre en manos de monopolios extranjeros, con “indemnización” a sus dueños, votadas por unanimidad por el Congreso (es decir, con el acuerdo de la DC y el PN); nacionalización de varias fábricas textiles e industrias ligeras; compra de acciones de la mayoría de los bancos privados; nacionalización parcial del comercio exterior, aumento de salarios entre un 30 y 40%. Intentaba, así, forjar junto al capital y la empresa privada, un sector “estatal” fuerte (Área de Propiedad Social, otra área mixta y otra privada) y mediante la nacionalización de ciertos sectores productivos, fortalecer una “burguesía nacional” que compitiera con el capital extranjero, apoyada en el sector estatal. En la reforma agraria, profundizó la vieja ley de Eduardo Frei Montalva. Rápidamente las primeras medidas de gobierno llevaron por una parte a fuertes desequilibrios económicos: con el control de precios, vendría la inflación, empujada además por el bloqueo económico de EEUU y por las medidas de mercado negro y desabastecimiento; y por otra, eran empujadas desde abajo por la propia acción revolucionaria de obreros, campesinos y pobladores, que expropiaron y ocuparon fundos y empresas tempranamente (como muestra la
Clase contra Clase gran experiencia de la empresa maderera y forestal Panguipulli al sur del país, transmitida en el libro “De Carranco a Carrán” de José Manuel Bravo Aguilera), que tendían a sobrepasar el programa de la UP, que encontraron la resistencia, la hostilidad y la agresividad de la reacción burguesa. El Gobierno de la UP a prueba: entre el ascenso revolucionario y la organización de la contrarrevolución, la vía de la conciliación Empezó así, contra la acción revolucionaria de explotados y oprimidos que tendían a sobrepasar el programa de la UP, por izquierda, la organización de la reacción burguesa por derecha, acelerando la polarización social y política: en las calles, con Paros de transportistas, comerciantes y profesionales, con bloqueos de carreteras y enfrentamientos callejeros; la organización de Patria y Libertad como grupo de choque de las bandas fascistas; el mercado negro para sabotear la economía. Desde el Parlamento, se fue formando el bloque reaccionario de la “oposición” burguesa de la Democracia Cristiana y el Partido Nacional. La respuesta revolucionaria a la reacción burguesa no vino desde el gobierno, sino de las bases proletarias, campesinas y populares. Tempranamente fueron forjando sus propios organismos de lucha: contra el Paro
3 Patronal de Octubre del 72, se expanden los Cordones Industriales, como coordinación de la ocupación masiva de fábricas de los capitalistas e imponiendo el control obrero, formando 100 coordinaciones en todo el país, 20 de ellas en Santiago, naciendo como embriones de órganos de poder obrero basado en la democracia directa. Se extienden las JAP (Juntas de Abastecimiento y control de Precios) contra los especuladores y comerciantes; nacen los Comandos Comunales como organización de los pobladores y de la ocupación de terrenos; los Consejos Campesinos. Ante estas medidas de abierta preparación y organización de la reacción burguesa, en el parlamento, en la justicia y en las calles, el Gobierno de la UP buscó la conciliación con la burguesía y sus partidos: llamó a la calma a los obreros y pidió entregar las industrias ocupadas por sus trabajadores a los empresarios (Plan Millas); buscó la formación de una alianza con la Democracia Cristiana e instaló los gabinetes cívico-militares (donde entraría Prats); frente al intento de golpe del 29 de junio llamó a los “militares constitucionalistas”, otorgando más poder y facultades a las Fuerzas Armadas, que luego utilizaron este poder contra los obreros y campesinos, con la Ley de Control de Armas el allanamiento a fábricas, poblaciones y locales partidarios. Se mostraba así, que ante
la embestida de la reacción burguesa, el gobierno buscaba frenar al movimiento obrero y llamaba a la conciliación con la reacción. El Gobierno de la UP cada vez más bonapartista, se mostraba como la última carta del régimen capitalista para frenar la acción obrera y popular, alimentando la confianza en el Parlamento, en una alianza con la DC, y en los mismos militares (bajo una supuesta “tradición democrática” falsa, que engañaba a los obreros falsificando la tradición golpista y contrarrevolucionaria de los militares en toda la historia de Chile). Una lección estratégica: la necesidad de la construcción de un Partido Obrero Revolucionario Al calor del enfrentamiento con la reacción, surgieron los Cordones Industriales, de organismos de presión al gobierno a embriones de órganos de poder obrero en las fábricas y los lugares de trabajo. Con ellos surgieron variadas formas de poder de los explotados y oprimidos, como los Comandos Comunales o los Consejos Campesinos. Pero estos organismos de incipiente poder obrero, como frentes únicos de acción de los trabajadores, se encontraron con un obstáculo cada vez mayor: los partidos reformistas de la UP, como el PC (estalinista) y el PS, que impidieron que se transformaran en verdaderos órganos de poder y
de combate que prepararan el enfrentamiento contra la contrarrevolución y la conquista del poder de los trabajadores, liquidando la república burguesa y conquistando un verdadera República de los Trabajadores. Estos organismos empezaban a enfrentar a sus direcciones colaboracionistas e iniciaban el camino de ruptura con el gobierno, camino truncado con el Golpe Militar. Su estrategia frentepopulista de colaboración de clases impidió que se transformaran en órganos de la insurrección y la conquista del poder. Era la tarea del momento fortalecer y extender los Cordones Industriales, centralizarlos (¡como ya iniciaban ellos mismos!) y ampliar su influencia en toda la población trabajadora. Frente a la reacción burguesa, ampliando el frente único obrero, coordinando los comités de auto-defensa de las fábricas e industrias y organizando las milicias obreras que enfrentaran el poder armado de la reacción y los capitalistas, y transformarlos en órganos de la insurrección y la toma del poder, como base de un nuevo Estado Proletario. Al contrario de esto, los partidos de la colaboración de clases, buscaron debilitarlos, subordinarnos al Gobierno conciliador (Allende llamaba a someterlos “al Gobierno”) e impedir que se transformaran en organismos independientes. El MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) por otra parte, no fue ninguna alter-
nativa a los partidos reformistas. Apoyó “críticamente” al gobierno y se negaba a dar una lucha política contra los partidos reformistas que buscaban liquidar un camino independiente de los trabajadores. Mientras hablaba de “lucha armada” se sometía a la política de colaboración de Allende. Un verdadero partido revolucionario de la clase trabajadora sólo se puede y se podía forjar mediante una decidida y férrea lucha contra los partidos reformistas y su camino de colaboración de clases que llevaban a los brazos de una supuesta burguesía “progresista” que resultó ser totalmente contrarrevolucionaria. A la vez que forjando la unidad de acción contra la reacción, la oposición férrea a la colaboración de clases y la lucha política contra los partidos reformistas es lo único que puede allanar el camino a que esos embriones de poder obrero surgidos al calor de la lucha de clases se transformasen en verdaderos órganos de poder armados de la clase obrera y de los oprimidos, de la insurrección y de la conquista del poder.
A 40 años del Golpe.
Refundar un movimiento obrero revolucionario Nicolás Miranda
El golpe sangriento de Pinochet a la cabeza de las FFAA, llamadas por la burguesía, sus medios de comunicación, sus intelectuales y sus partidos de la derecha con la Democracia Cristiana, buscó liquidar el ascenso revolucionario que se había iniciado años antes. Ascenso revolucionario que la Unidad Popular expresaba (con el Area de Propiedad Social, por ejemplo), pero que a la vez frenaba, con su gabinete cívico- militar, su búsqueda de acuerdos con la DC, sus afirmaciones embellecedoras sobre las FFAA constitucionales, su ley de control de armas, su devolución de empresas. Es decir, el intento de detener el ascenso revolucionario en una etapa democrática (antiimperialista y antioligárquica): una estrategia de colabo-
ración de clases, es decir, reformista, y no avanzar a una República de Trabajadores, expropiando a los expropiadores y terminando con las FFAA de la burguesía. ¿Entonces, por qué el golpe? En primer lugar, porque ese intento de refrenar el ascenso revolucionario, le resultaba cada vez más difícil: las polémicas entre las organizaciones de la izquierda daba cuenta de esto, y sobre todo, el surgimiento de los Cordones Industriales que daban sus primeros pasos de ruptura con el reformismo que los refrenaba, constituyéndose como embriones de órganos de poder obrero local y con una política de independencia de clase. El enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución se aceleraba. Y la contrarrevolución golpeó primero.
Las secuelas fueron dramáticas. La represión estatal con sus torturas, desapariciones, exilio, se enfocaron contra la militancia de izquierda y los militantes obreros. Buscaron liquidar lo que llamaron el “cáncer marxista” y la tradición clasista y revolucionaria de la clase trabajadora. Tras esta derrota histórica, se sumaron otras dos para rematar “la obra” de la dictadura. La derrota de las Protestas. Y finalmente, la derrota ahora pacífica de los pactos (los “Acuerdos Marco”)entre la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) y la CUT a inicios de la democracia para ricos de la Concertación. Así, se asentó una continuidad esencial entre la dictadura y la democracia para ricos, que hasta el día
de hoy pesa sobre los hombros de la clase trabajadora y todos los explotados y oprimidos. Y que en el día de hoy, comienza a ser crecientemente cuestionada con los métodos de la lucha de clases. Inicio de un cuestionamiento que necesita avanzar a derribar toda la herencia pinochetista y en su camino con toda la democracia para ricos de la Concertación y la derecha, refundando un movimiento obrero revolucionario, retomando con toda esta experiencia histórica sus mejores tradiciones, poniendo en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora.
direcciones de la Concertación y el PC
En lo fundamental, los Acuerdos Marco, en medio de tensiones y luchas obreras, buscaron dos puntos centrales: 1º) la dirigencia sindical de la CUT (de la Concertación y del Partido Comunista) abandonaba definitivamente los fines de una sociedad no capitalista y los métodos de la lucha de clases, que habían orientado en general la actuación del movimiento sindical y de los trabajadores en la décadas anteriores (y que se reflejaba por ejemplo en las Declaraciones de Principios de la FOCH de Recabarren de 1918 y la CUT de Clotario Blest de 1953). 2º) buscaban La clase trabajadora legitimar la propiedad pribajo los gobiernos de la vada, antaño cuestionada, y Concertación: subordi- promover el entendimiento nación a la clase patro- entre empresarios y trabajanal de la mano de las dores, la colaboración de cla-
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4 ses. ¿Qué es lo que lograron fundamentalmente entonces? Que se consolidaron las bases así para una involución en la conciencia de clase, a una conciencia de clase elemental (al contrario que la clase burguesa), logrando la subordinación de la clase trabajadora a la burguesía. Sobre estas bases, se logró dar continuidad esencial a la herencia de la dictadura para la clase trabajadora. Lo que se expresó en el Código Laboral. El Código Laboral fue instalado en dictadura. El Plan Laboral en 1979 buscó 4 puntos esenciales: 1) Colocar la negociación al nivel de la empresa, en vez de la industria; 2) negociar materias sólo relacionadas con el salario; 3) Debilitar el sindicato al quitarle el monopolio de la negociación; 4) Debilitar el derecho a huelga, al fijar un tope de tiempo, posibilitar la vuelta al trabajo con sólo un 10% de los trabajadores, etc. Además, en la empresa donde se realiza el trabajo, sólo pueden negociar, por ley, los trabajadores permanentes. Se divide así a los trabajadores; entre sindicalizados y no sindicalizados, trabajadores permanentes de trabajadores externos, debilitando las organizaciones sindicales y sus negociaciones. Con el fin de la dictadura, y el inicio de los Gobiernos de la Concertación, esto no ha variado en prácticamente nada. Y muchas cosas han empeorado. Por ejemplo, avanzó la subcontratación. Una política de los patrones que también se instaló en dictadura para dividir a los trabajadores, abaratarlos para las mayores ganancias empresariales y debilitar su organización. Aunque esta subordinación entró en crisis. Primeros intentos de romper con la subordinación, y el comienzo del recorrido de un nuevo camino En el 2003, como expresión de esto, se hizo el primer paro nacional (principalmente del sector público). A partir del 2006, se produce un nuevo avance: con un cambio cualitativo en el carácter de las luchas, sus métodos, que pasan a ser más ofensivas. Y también más políticas (cuestiona el régimen laboral vigente abriéndose un debate nacional sobre la subcontratación). Sus protagonistas comienzan a ser los trabajadores subcontratados de sectores estratégicos de la economía nacional: el cobre, la industria forestal, la industria del salmón; también los trabajadores mineros del sector privado, como la huelga de un mes de Minera Escondida. Los métodos de lucha ganan elementos de
radicalización: se toman los lugares de trabajo o se bloquea su acceso; se realizan paros en solidaridad; se producen enfrentamientos con la policía que busca impedir el derecho a huelga (resultará con el primer trabajador muerto en democracia, el forestal Rodrigo Cisternas); se sobrepasa la restrictiva legislación vigente imponiendo negociaciones colectivas inter-empresa de hecho (lo que abrió el debate sobre el uso de los multiruts por las empresas para vulnerar la ya débil legislación laboral). Las políticas de sus direcciones oficiales (mayormente de la Concertación y el PC), conducían cada una de esas luchas a callejones sin salida. Pero comenzaba a ponerse fin a un entero ciclo político. Se expresó con la derrota electoral de la Concertación tras 4 gobiernos, y la asunción de la derecha con Piñera. La lucha de clases tiende –es decir sin desplegar aún todo su potencial- a intensificarse (aunque algunos colectivos, manual en mano y pedantemente, lo nieguen). El 2011 irrumpió la lucha estudiantil. Con ella, movilizaciones masivas de la diversidad sexual. Las revueltas en Regiones, con elementos de control de la ciudad en Magallanes y en Aysen. La extensión de métodos como las barricadas, los cortes de rutas y de calles. El control de las direcciones tradicionales de la Concertación y el PC no fue superado, pero empezó a debilitares: en el movimiento estudiantil, perdieron las Federaciones, en el movimiento sindical, comenzaron a aparecer colectivos político- sindicales, y la CUT tuvo que maquillarse, teniendo que reemplazar al PS Arturo Martínez por una cara nueva, la PC Bárbara Figueroa. Ya para el 2013, este nuevo camino, empieza a fijar una nueva perspectiva.
do a sectores de la empresa privada, y el 26 de junio un paro y movilización obreroestudiantil. Y al calor de estos procesos, se va construyendo una nueva perspectiva. Tres claves marcan el rumbo: La primera, el paro en solidaridad, como vimos con el paro nacional de los trabajadores portuarios durante 22 días en marzo y abril. Un camino para la unidad combativa de las filas de los trabajadores. La segunda, la lucha contra las direcciones burocráticas, como está en proceso en sectores de los trabajadores mineros de planta de Codelco. Un camino para desplazar a la burocracia sindical que pone de rodillas a los trabajadores ante los patrones y gerentes. La tercera, la organización en base a delegados por áreas o secciones en los lugares de trabajo, como vemos se está gestando en el paro de los trabajadores de Correos de Chile, en el que el cuerpo de delegados se autoconvocó para fortalecer a su Federación sindical para garantizar el paro contra los salarios de hambre. Un camino para organizar y fortalecer a los trabajadores de base en su lucha contra los patrones y gerentes. La posibilidad de avanzar a construir un nuevo movimiento de los trabajadores clasista, combativo, sin burócratas que nos arrodillen frente a los patrones, basado en los métodos de la lucha de clases e independiente de los partidos patronales, nace de estos combates de la lucha de clases de los trabajadores. Aunque no es un camino libre de obstáculos. Y la herencia de la dictadura aún sigue en pie.
La gestación de un nuevo movimiento obrero
Las nuevas perspectivas deben transformarse en bandera de lucha. Retomando lo mejor de las tradiciones del movimiento obrero. De la Declaración de Principios de la FOCH de 1918, la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados, el socialismo. De la Declaración de Principios de la CUT de 1953, la reivindicación de los métodos de la lucha de clases. Pero hoy, las filas obreras están divididas en muchas centrales, federaciones, sindicatos base, colectivos sindicales. Y refuerzan la división las direcciones oficiales de la CUT, del PC y el PS, que sigue buscando pactos con la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). Por otro lado, duran-
Con la tendencia a la intensificación de la lucha de clases, y con estas luchas obreras recientes, comienza a gestarse un nuevo movimiento obrero. Ingresan los sectores estratégicos y centrales (mineros, forestales, portuarios). Con luchas con tintes políticos (ilegales). Con métodos más radicalizados (tomas de lugares de trabajo, enfrentamiento contra la represión, barricadas y cortes de calles). Con pasos hacia la unidad obrero-estudiantil. Se va forjando una vanguardia obrera. El 2013 se realizó el 11 de julio un nuevo Paro Nacional, esta vez incluyen-
Retomar las mejores tradiciones, levantar nuevas banderas de lucha, construir un partido revolucionario de la clase trabajadora
te el Paro Nacional del 11 de julio, sectores de sindicatos, como los dirigentes de la Unión Portuaria, dividieron las filas de los trabajadores llamando a no paralizar ese día, con el argumento de que la CUT está dirigida por burócratas (es cierto, pero solo serán desplazados con el fortalecimiento de los trabajadores con sus luchas y una política clasista y combativa). Se agregan las tenazas de las falsas alternativas en las elecciones, con las Nuevas Trampas de la Nueva Mayoría. O candidaturas como las de Marcel Claude que quieren más Estado reservándole un espacio a los negocios de las PYMES tan explotadoras como las grandes empresas. Para vencer estos obstáculos, debemos organizar nuestras fuerzas. Inscribiendo en las banderas de lucha de la clase trabajadora la unidad combativa de todas nuestras filas; el despla-
zamiento de las cúpulas burocráticas; la reorganización en base a cuerpos de delegados con la asamblea como máximo órgano de discusión y decisión. Y así avanzar a construir un nuevo movimiento de los trabajadores clasista, combativo, sin burócratas que nos arrodillen frente a los patrones, basado en los métodos de la lucha de clases e independiente de los partidos patronales. Hacia un nuevo movimiento obrero revolucionario. Combates que necesitan la lucha por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para terminar con toda la herencia de la dictadura, y en ese camino con la democracia para ricos de la derecha y la Concertación, que quiere hacer de la clase trabajadora, los esclavos asalariados del siglo XXI. 28-8-2013
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CORDONES INDUSTRIALES Cronología Comentada Dolores Mujica Reproducimos extractos (…) Finalmente, y en del folleto que se encuentra medio de este clima de orcompleto en: http://www. ganización y de lucha, nace bibliotecaobrera.cl/ el Cordón Industrial Cerrillos-Maipú, logrando moviI-. LA DEMANDA DEL lizar a miles de trabajadoTRASPASO AL AREA res. A través de una oleada SOCIAL de luchas de las industrias (…) 2- Nace el Coman- del sector por demandas do Coordinador de los económicas, se logra dar un trabajadores de Cerri- salto en calidad con una sellos-Maipú rie de luchas de carácter poUna herramienta de lucha lítico que comienzan a exigir y coordinación. la extensión del Área Social La exigencia del traspaso a todas las industrias de al Área de Propiedad Social Maipú. El Comando de Tra(APS) bajadores, se convierte ahoPrecursor del Cordón ra en el poderoso Cordón Industrial Cerrillos-Maipú, Industrial Cerrillos-Maipú, surge el llamado Coman- como un resultado directo do Coordinador en Maipú, de este enorme salto (…) como una necesidad de Pero el Cordón Industrial coordinación de las dis- en Cerrillos comienza a potintas luchas que se daban ner en movimiento, con la en el sector entre fábricas exigencia al traspaso al Área como Aluminios “El Mono”, Social, con los métodos de Perlak y Polycron, que exi- lucha propios de la clase tragían al gobierno de la UP bajadora, el cuestionamienque ingresar a sus empresas to a la propiedad privada de al Área Social, es decir que los medios de producción las sacara de las manos de y plantea objetivamente la los patrones, para que ellos necesidad de que la clase mismos, los trabajadores, obrera administre la sociepudieran administrarlas. dad, en este sentido irían Pero los pliegos de peti- convirtiéndose en órganos ciones de los trabajadores germinales, embrionarios, en sus huelgas eran some- de doble poder. tidos a largas tramitaciones por parte del gobierno, ya II-. DEL TRASPASO AL que éste buscaba evitar la AREA SOCIAL A LA DEconfrontación con los pa- MANDA DE CONTROL trones y sus partidos como OBRERO la DC. Ante esta situación, 1- En las industrias del los trabajadores comienzan país se abre un cuestioa poner la resolución de sus namiento al Sistema de problemas en sus propias Intervención, es decir al manos. Nace la necesidad, Área Social y su manera entre la clase trabajadora de de llevarse a cabo. poder valerse de una políti- • Julio. Problemas con ca de clase propia, que en- el sistema de participafrente a la patronal, sin con- ción. fiar en sus políticos y en sus El 14 y el 15 de Julio de partidos como la DC. 1972 se realiza un Encuen-
tro Nacional Textil de las empresas del Área Social, en la Universidad Técnica del Estado para discutir los problemas de la participación. Durante este encuentro se critica a los “interventores” puestos por el gobierno por su desligazón con las bases de la clase trabajadora. Los obreros plantean esta discusión en el Encuentro: Un obrero de la ex Sumar Seda decía “Hay un problema respecto de los comités de producción. Tal como decía un compañero, lo que los integran se han convertido en especies de enemigos de las masas, se les ha denominado “amarradores” o “sapos”. Como solución a ésto hemos planteado que estos cargos se fueran rotando cada dos meses” (…) 2- El paro patronal de Octubre de 1972. El gran detonante. Florecen los Cordones Industriales. Una serie de elementos se agolparon. La crisis económica de Agosto, la falta de repuestos, el control ejercido por el gobierno a los precios, el desabastecimiento, etc. incrementando la tendencia a una mayor lucha de clases. Los dueños de camiones, gracias al apoyo de Estados Unidos y de todos los organismos patronales chilenos, decretan un paro (…) el gobierno de la UP se alinea tras la posición de “controlar al enemigo” en vez de utilizar el paro y a toda la crisis desatada para “vencer al enemigo”. En vez de impulsar, desarrollar, extender, fortalecer, los Cordones Industriales, como Frente Unico de la clase trabajadora, orien-
AL FORTALECIMIENTO DE LOS CORDONES COMO ÓRGANOS DE PODER DE LA CLASE TRABAJADORA Los Cordones Industriales surgen como una necesidad material y real de la clase trabajadora, surgen frente a la necesidad de coordinar las luchas, de solidarizar y de mantener una unidad de clase. Al mismo tiempo, es el resultado de la aplicación de un método propio de la clase trabajadora, el método de la auto- organización, de la democracia directa, del funcionamiento en base a Asambleas, que muestra la unidad solidaria básica del lugar de trabajo, con delegados, con revocabilidad de los mandatos, con la exigencia del Control Obrero. Con tendencias a unificarse en los momentos más álgidos de la lucha de clases, en torno a organismos independientes como fueron los Cordones, que en sus puntos más elevados logran transformarse en órganos de doble poder (…) Los Cordones Industriales son un ejemplo más de cómo la clase trabajadora tiende a una planificación democrática de la economía en un proceso hacia la sociabilización de los medios de producción. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando los patrones muestran a corazón abierto que su manera de organizar la producción es mediante la explotación, la explotación y la explotación al trabajador, para así aumentar sus ganancias capitalistas... Los trabajadores ven que la única III-. DE LA DEMANDA manera de conquistar un fuDE CONTROL OBRERO turo mejor HOY, es ser ellos tando la lucha del resto de los explotados y oprimidos hacia la supresión de la propiedad privada, y de las instituciones de dominación (el Parlamento y la Justicia patronales, etc), lo que hizo fue llamar a las F.F.A.A. a defender al gobierno (…) Pero los Cordones ante el Paro reaccionan de manera diferente y logran dar una respuesta de clase. Se fortalece el Cordón Cerrillos y al mismo tiempo florecen Cordones Industriales por todo Santiago. La ola de conflictos laborales se incrementa y los trabajadores se plantean detener a la reacción golpeando donde más le duele, en las fábricas. Se producen tomas y barricadas en todo Chile. En condiciones de una oposición más abierta de la clase patronal contra la clase trabajadora, se plantea objetivamente (aunque aún hayan sido reducidos en número) su fortalecimiento como órganos de Frente Unico, de democracia directa, de lucha por sus derechos e intereses, con consignas políticas (el traspaso al Área Social) y con consignas de control obrero, que tienden a cuestionar la propiedad privada y el poder político de la burguesía (...) Y al mismo tiempo se expande por todo Chile el surgimiento de los Cordones Industriales. Nacen así el Cordón Vicuña Mackenna, el Cordón O´Higgins, el Cordón Estación Central, el Cordón Macul, entre varios otros (…)
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6 mismos los que organicen la producción, para así distribuir las ganancias entre todos, para acabar con la explotación, con los accidentes laborales, con los problemas del obrero que son siempre causados por el patrón y su manera de organizar la vida en la fábrica. Los trabajadores de los Cordones Industriales dan un enorme ejemplo para la historia de Chile: QUE EL OBRERO PUEDE ORGANIZAR LA VIDA EN LA FÁBRICA, solucionar todos los problemas que se presenten, organizar la distribución, repartir las ganancias de manera uniforme (…) Pero ésta tendencia a formar organismos de auto-organización como los Cordones, puede desarrollarse o puede no desarrollarse. ¿De qué depende? Depende de la intervención de los partidos políticos de la misma clase obrera en el seno de sus organizaciones –y también de la intervención de los partidos burgueses que quieren abortarlospara desarrollar, impulsar y defender a estos órganos que surgen –en la mayoría de los casos- como mecanismos de defensa para convertirse luego en organismos de doble poder (…) 2- Momento de Reflujo. (…) A partir del Paro reaccionario de Octubre de 1972 comienza a plantearse entre los trabajadores la discusión acerca del gobierno de la UP. Los Cordones brotaron de la necesidad de llevar el proceso que estaba en curso hasta el final, tomándolo en sus propias manos, con sus propios métodos de clase. Se abre una terrible contradicción entre apoyar al gobierno que aún es considerado como “el gobierno popular” o intentar sobrepasarlo hacia la revolución socialista. Comienzan a circular todo tipo de discusiones sobre el carácter del gobierno de la UP, sobre lo que significa “la vía chilena al socialismo” y sobre la necesidad de una revolución socialista (…) El día 5 de Noviembre de 1972 se suspende el Paro patronal. Dando por resultado a una clase obrera fortalecida y bien organizada en los Cordones Industriales y a una patronal también unificada y fortalecida. La lucha de clases se vuelve más descarnada y abierta. Todos los ejecutivos, empleados y patrones que habían adherido al Paro, no pueden volver a sus puestos de trabajo. Los trabajadores no los dejan entrar a las fábricas que habían sido tomadas (…) 3- Sobre los cordones y su relación con el gobierno. (…) En rechazo a esta medida del gobierno los Cordones realizan manifes-
taciones y barricadas multitudinarias en Santiago (…) El 31 de Octubre de 1972 los gremios de los camioneros se sientan a negociar, plantean determinadas condiciones para bajar el paro. Al mismo tiempo el gobierno plantea crear un nuevo gabinete que sería integrado por ¡4 generales!, más el Presidente y el Vicepresidente de la CUT. Y esto muestra claramente cuál era la estrategia del gobierno: Llamar a colaborar a los patrones (y sus instituciones como el Ejército) con la clase trabajadora (y sus instituciones como la CUT). ¿Y qué significa esta estrategia? Subordinar a la clase trabajadora a la clase patronal, y no enfrentarla (...) El Plan Millas El 24 de Enero de 1973 el gobierno envía al Congreso un plan que en honor al acuerdo entre el dirigente del PC Orlando Millas y el General Prats (!), dio a conocerse como “El Plan Prats-Millas”. ¿En qué consistía este plan? En bajar de 91 a 49 las empresas consideradas estratégicas para el Área Social. Y en que esas 49 empresas no serían expropiadas, sino que se indemnizaría a los patrones, y al resto de las industrias afectadas por el Paro de Octubre (…) La directiva provisoria del Cordón Industrial Cerrillos-Maipú declaraba que “El Plan Millas plantea un procedimiento inaceptable para la clase trabajadora el cual aparece como consecuencia de una política reformista que los trabajadores repudiamos enérgicamente y que no aceptamos por ningún motivo”. Decía además que “El Proyecto Millas es una transacción entre el gobierno y la burguesía con el cual sólo ganan los patrones, y ganan para seguir con su actividad permanente para derrotar definitivamente a la clase obrera; incluso, un suicidio lento pero seguro, del propio gobierno del Compañero Presidente Salvador Allende (...) El Comando del Cordón Cerrillos llama a los trabajadores de Santiago a movilizarse para exigir el retiro inmediato del Proyecto que devuelve las empresas.” El 30 de Enero se realiza una masiva movilización frente a la Moneda contra el Plan Millas. Asisten a ella el Cordón Cerrillos-Maipú, el Cordón Vicuña Mackenna, el Cordón Ñuñoa, y el Cordón Macul, sindicatos de la Construcción, entre varios otros más. Todos bajo el grito de “Trabajadores al poder, Trabajadores al poder...” (…) IV-. ÓRGANOS EMBRIONARIOS DE DOBLE PODER
Junio. El Tanquetazo. El 29 de Junio, el regimiento blindado al mando del Coronel Souper y con la ayuda del grupo de choque fascista “Patria y Libertad” se toma el centro de Santiago. Decenas de tanques se amotinan frente a la Moneda. Esta intentona de golpe fue posteriormente dada a conocer como “El Tanquetazo” (…) Reacción de los obreros ante la intentona de Golpe. (…) Se constituyen un Comando Central que llama a una Asamblea y se coordinan distintos sindicatos con los pobladores y los campesinos. Se levantan Comités de Vigilancia y Brigadas de Defensa. Se lanza un comunicado llamando a tomar el control de todas las industrias, minutos después TODAS las fábricas de Maipú son ocupadas por sus trabajadores. IV-. ÚLTIMOS DÍAS DE VIDA DE LOS CORDONES El intento ya tardío de consolidarlos con la convocatoria a un Coordinadora Provincial de los Cordones Industriales El 24 de Julio de 1973, Allende llama a un Acuerdo Nacional, planteando que “El diálogo es necesario para evitar la guerra civil”. El PC se pronuncia a favor de conversar con la DC y el PS llama a dialogar con las bases obreras (…) El gobierno pone en práctica la Ley de Control de Armas (…) El 16 de Julio se realiza una reunión en Indugas de todos los dirigentes del Cordón Cerrillos-Maipú para avanzar en la coordinación de todos los Cordones (…) Se discute también en la reunión la necesidad urgente de levantar una Coordinadora Provincial de los Cordones Industriales que lograra agruparlos a todos. (…) el Golpe ya estaba preparado. El 4 de Septiembre de 1973, cerca de 800.000 personas salen a la calle por el aniversario del ascenso de Allende al gobierno. Las manifestaciones son sin ánimos y el viento soplaba de manera diferente (…) Pero toda derrota enseña. Y deja un legado: Los Cordones son el ejemplo más poderoso de una forma de organización basada en la democracia directa obrera y los métodos de lucha de la clase trabajadora, para la lucha por sus objetivos como clase, desde la solidaridad, pasando por el control obrero de la producción, hasta plantearse el problema del poder, la reorganización de la entera vida social, bajo los principios de satisfacer las necesidades sociales, y no la avidez de ganancia de la clase patronal.
La dictadura y su política anti obrera Natalia Cruces
Han pasado 40 años del golpe de Estado en Chile y aún podemos ver los efectos de las políticas que impuso la dictadura con la violencia y la represión. El golpe buscaba enfrentar el proceso revolucionario, especialmente con la emergencia de los Cordones Industriales y el creciente cuestionamiento que sectores obreros y populares comenzaban a hacer a la política de la Unidad Popular y su vía pacífica al socialismo. El golpe contó con el apoyo de los sectores empresariales (nacionales y extranjeros), la derecha, la Democracia Cristiana, la clase alta y capas medias, Patria y Libertad y el Partido Nacional, los camioneros, pequeños y medianos empresarios, comerciantes y los gremios profesionales. El golpe de Estado defendía los intereses de clase de los empresarios, el imperialismo y la derecha contra la clase trabajadora y las organizaciones de izquierda. Su objetivo principal fue reprimir y desarticular a la clase trabajadora y las organizaciones sindicales. Después del golpe la CUT (Central Única de Trabajadores) fue ilegalizada, sus bienes requisados y los dirigentes encarcelados o exiliados, al igual que muchas Federaciones y sindicatos. Miles de trabajadores fueron detenidos, asesinados, engrosando las listas de desaparecidos o exiliados, entregados muchas veces por los propios empresarios que confeccionaban listas negras o se coludían con los militares para permitir el allanamiento a las fábricas (1). La dictadura prohibió la presentación de pliegos de peticiones y conflictos colectivos, impidió el derecho a huelga, permitió los despidos masivos con el cierre de fábricas y aumentó la cesantía y la pobreza. Los sindicatos fueron prohibidos y solo se permitían reuniones informativas con la presencia de veedores militares. Pinochet anunciaba, en 1974, que la política tenía que terminarse en los sindicatos, y que los trabajadores debían ser disciplinados, productivos, respetuosos de los patrones y de la autoridad. El Plan Laboral Piñera A fines de 1978 José Piñera presentó el plan laboral que culminó un ciclo de fuertes ataques a los derechos laborales y los sindicatos. La dictadura y los empresarios buscaban desarticular a los trabajadores
y debilitar sus organizaciones, se trataba de fracturar la unidad sindical, permitiendo múltiples sindicatos en una misma empresa, estableciendo la voluntad individual de afiliación y pago de la cuota sindical. Se prohibía también la existencia de sindicatos en los servicios públicos y empresas estratégicas. El Plan Laboral prohibía la negociación colectiva y anulaba el derecho a huelga al posibilitar la contratación de reemplazantes y alentando la negociación individual. La huelga sólo podía durar sesenta días dando por supuesto que tras ese plazo los trabajadores renunciaban y permitía a los empresarios declarar el lock-out para presionar a los trabajadores. “Cada una de las modificaciones impuestas por el régimen militar sobre el mundo laboral apuntan al objetivo de eliminar al movimiento sindical en su condición de agente socio-político nacional; a constreñirlo a un papel negociador débil en el terreno económico-reivindicativo; y a dejar paso libre a las ‘Leyes del Mercado’ en el plano de las Relaciones Laborales” (2). Los empresarios tenían amplias libertades para despedir, negociar salarios, horarios y condiciones de trabajo. La lucha obrera contra la dictadura La clase trabajadora se organizó para luchar contra la dictadura, a pesar de la represión, la tortura y la muerte. Desde el año 1975 ya se editaban los primeros boletines clandestinos de oposición, y aparecían las primeras cartas de dirigentes y organizaciones sindicales criticando a la dictadura. Incluso a nivel callejero se percibían las manifestaciones y mítines, como aplaudir en la calle y cantar consignas contra Pinochet o repartir volantes, más adelante se organizaron acciones como encadenamientos, movilizaciones, paralización de actividades, boicot y viandazos contra la dictadura. La resistencia obrera luchaba por la defensa de las condiciones de trabajo ante las políticas laborales de la dictadura y los empresarios, pero también para exigir su caída. En agosto de 1975 varios dirigentes sindicales publicaban una carta donde denunciaban “la dramática situación socio-económica que la que atraviesan los trabajadores del país”, manifestando que los salarios se encontraban congelados, exigían recuperar los derechos perdidos “de petición y nego-
Clase contra Clase ciación colectiva”. También se detectaban movimientos de lucha en las minas El Salvador y Paipote, que terminaron con seis dirigentes relegados y cuatro detenidos acusados de extremistas y atentado a la paz social. Hacia 1976 surgían diversos agrupamientos sindicales como la Coordinadora Nacional Sindical o el Grupo de los 10. La oleada de despidos y cierre de empresas de 19761977 movilizó a los sindicatos que luchaban contra los despidos y denunciaban la grave situación económica. El 29 de abril de 1977 se publicaba el “Pliego de Chile” firmado por más de 126 organizaciones sindicales donde se reafirmando la importancia del movimiento sindical. En noviembre de 1977 se informaba sobre el movimiento de los trabajadores de CODELCO que realizaban una acción organizada, en la cual “subieron a la mina sin el lonchero para choquear (almorzar), como una forma de demostrar sus problemas económicos” (3). Si bien se trataba de acciones defensivas manifestaban un grado importante de compromiso y organización. También se detectaban huelgas disimuladas bajo la forma de ausentismo laboral. Los panfletos anónimos decían
7 “¡Nadie trabaja el 2m… Porque estamos ganando una miseria. Porque no tenemos qué echarle al lonchero”. La revista “Qué Pasa” señalaba que la “paz laboral” estaba siendo “puesta en jaque” y, que entre un 20% y un 60% de trabajadores no habrían subido a trabajar el 2 de noviembre. El viandazo se repitió en 1978 y la dictadura decretó el Estado de Sitio deteniendo a más de 69 trabajadores. Seis dirigentes sindicales fueron responsabilizados de “incitación al trabajo cortado” y de “haber tirado maíz a los trabajadores que no estaban de acuerdo con la actitud que se quería adoptar y muy especialmente por la incitación al ausentismo laboral programado para el día 8 de septiembre” (4). La oposición al Plan Laboral Piñera potenció la organización y coordinación del sindicalismo. Se iniciaron multitud de huelgas legales con objetivos económicos y políticos (aumentos salariales, derogación del Plan Laboral). El plan laboral posibilitaba la realización de elecciones pero reducía el número de representantes y exigía no haber participado en actividades políticas o partidistas en diez años, una antigüedad de cinco años en la fábrica o empresa, contrato estable,
etc., aun así triunfó la oposición, generando el descontento de los empresarios y el gobierno. El 8 de marzo de 1979, Día Internacional de la Mujer, se transformaba en una nueva manifestación contra la dictadura. La marcha comenzó en Plaza Chacabuco y luego se dirigía a la Catedral de Santiago, donde centenas de personas ingresaron “con gritos y consignas en contra del Gobierno de Chile y vitoreando a la Resistencia” (5). Las distintas organizaciones sindicales llamaban a luchar contra el plan laboral y a la huelga. Entre 1979 y 1981 se realizaron una cantidad importante huelgas en el cobre, Textil Victoria, SUMAR, Panal, el carbón y Vinex. Como señalaban los trabajadores “tenemos mucho que ganar y ya casi nada que perder”. En 1981 se realizaban manifestaciones importantes durante el 1° de mayo. Las cartas, peticiones, declaraciones, conferencias de prensa y boletines fueron una herramienta fundamental de la acción política y sindical; denunciando las condiciones de vida y criticando a la propia dictadura. La dictadura buscaba con el Plan Laboral institucionalizar un sindicalismo fragmentado y debilitado, que se correspondía con las políticas neoliberales. La
clase trabajadora y sus organizaciones enfrentaron estas políticas pero no lograron paralizarlas. A pesar de las importantes movilizaciones, las numerosas y largas huelgas, el ciclo de luchas y reactivación terminaría con la imposición del Plan Laboral, que significaría una nueva derrota para el movimiento sindical, consolidando un modelo sindical y laboral neoliberal que posteriormente la Concertación continuaría y profundizaría. Esta fuerza se expresó en la convocatoria a la primera huelga general en 1983, que luego se transformó en las protestas nacionales, diluyendo en la figura del poblador a los trabajadores aun cuando el Comando Nacional de Trabajadores había convocado a las primeras protestas. La fuerza de la clase trabajadora manifestaba su fuerte oposición al régimen y sus políticas, buscando la caída de la dictadura y el fin de sus planes económicos y laborales. Sin embargo los partidos y organizaciones que la influenciaban (PC, PS, DC) impulsaron las distintas políticas de transición a la democracia, impidiendo el desarrollo de una estrategia de independencia de clase que no estuviera bajo la lógica de la lucha democracia versus dictadura.
La política de los acuerdos entre la dictadura y la oposición (que más tarde se agruparía en la Concertación de Partidos por la Democracia) marginaría nuevamente a los trabajadores. La transición pactada y la democracia se basaban en la mantención de las políticas económicas, laborales y sociales de la dictadura, la impunidad de los represores y la reconciliación nacional. Los gobiernos concertacionistas sostuvieron el modelo económico y social de la dictadura; privilegiaron la continuidad justificado por el discurso de la amenaza a la democracia y la estabilidad económica, impulsando las mesas de diálogo social y los acuerdos tripartidos con los empresarios, que fueron acatados por la CUT co-dirigida por el PS y el PC. Sin embargo, la emergencia de las luchas de los trabajadores subcontratados desde el 2006 en adelante, recientes luchas como los portuarios de Mejillones o los trabajadores de Correos, las demandas por el derecho a la sindicalización o la negociación colectiva, son muestra de que la clase trabajadora mantiene activa su denuncia contra uno de los pilares de la herencia de Pinochet.
(1) En el informe Rettig se consignan operativos en fábricas como Sumar, Elecmetal o Polpaico, donde los allanamientos militares terminaban con decenas o centenares de detenidos; en Elecmetal el allanamiento del 17 de septiembre y la detención de varios trabajadores que aparecieron ejecutados pocos días después fue realizada en presencia de los dueños y ejecutivos de la empresa. Ver: Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación. Algo similar ocurrió en muchos fundos donde incluso los campesinos u obreros agrícolas eran detenidos en camionetas de los dueños de fundos. (2) Eugenio Tironi y Javier Martínez, Clase obrera y Modelo económico. Un estudio del peso y la estructura del proletariado en Chile, 1973-1980, Santiago, PET, Academia de Humanismo Cristiano, 1983, p. 230. (3) Revista Qué Pasa, “‘Comezón’ en El Teniente” N° 342 Santiago 10 al 16 de noviembre de 1977. (4) La Tercera de la Hora, “Continuará el Estado de Sitio en El Loa”, miércoles 6 septiembre de 1978, p. 6. (5) La Segunda, “Manifestantes en un concierto”, viernes 9 de marzo de 1979, p. 2.
Clase contra Clase
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A 40 años del Golpe.
¡Sigamos forjando esta nueva generación de jóvenes pro-obreros y revolucionarios!
Bárbara Brito, dirigente estudiantil del Partido de Trabajadores Revolucionarios
En un nuevo despertar de la juventud, la revolución como posibilidad vuelve a aparecer sobre la escena. Aún cobra la forma de movimientos iniciales, heterogéneos entre sí (algunos más radicalizados y orgánicos que otros) y en sí mismos (con diversos sectores sociales en su seno que determinan a su vez diversas posiciones políticas en pugna), con múltiples contradicciones, con límites y profundas fortalezas. El movimiento yo soy 132 en México, la juventud que sale a las calles en Brasil, en el medio oriente. También en Chile surgió la llamada juventud sin miedo, estudiantes universitarios y secundarios que salimos a las calles por la gratuidad de la educación, transformando radicalmente la situación política en Chile. Tiempo atrás Lenin y Trotsky definieron al movimiento estudiantil como una “caja de resonancia de las contradicciones sociales”, con la masificación de las universidades y la entrada de las capas medias, esta definición cobró aún más vitalidad. Pero la tradición marxista clásica no es la única que afirma aquello. En Latinoamérica fuertes movimientos estudiantiles se comenzaron a levantar en las universidades desde los años 20’, los llamados procesos “reformistas” que revolucionaron las estructuras coloniales de las universidades latinoamericanas, antecedieron generalmente a fuertes procesos de la lucha de clases y a su vez fueron expresión de la época y de la situación política de cada país. Mariátegui, afirmó ante estos procesos que “este movimiento se presenta íntimamente conectado con la recia marejada posbélica. Las esperanzas mesiánicas, los sentimientos revolucionarios, las pasiones místicas propias de la posguerra, repercutían particularmente en la juventud universitaria de Latinoamérica. El concepto difuso y urgente de que el mundo entraba en un ciclo nuevo, despertaba
en los jóvenes la ambición de cumplir una función heroica y de realizar una obra histórica”. Por la negativa, el desencanto de la juventud ante los ideales de la revolución francesa, ante la utopía de alcanzar una libertad e igualdad impensable bajo el orden burgués. Es allí donde todas las instituciones educativas tuvieron que responder de una u otra manera a las necesidades de la nueva sociedad en curso, el capitalismo, arrojó a cientos de miles de estudiantes a la desocupación, a trabajos precarios y a la miseria. La masificación de las universidades, la apertura de sus puertas a las capas medias, tuvo como contra cara una estructura anquilosada incapaz de soportar la nueva demanda de profesionales, técnicos e intelectuales y, a su vez, una sociedad incapaz de cobijar sus aspiraciones. La Reforma Universitaria en Chile como anticipo del levantamiento obrero y popular del 70’ En Chile la reforma universitaria ocurrió desde fines del 67’, en medio de un contexto político donde la estabilidad que reinaba desde los años 30’ se desmoronaba, diversos sectores comenzaban a plantear demandas sentidas y las instituciones no dieron el ancho. El proceso reformista se ubicó al ojo del huracán, años antes de uno de los levantamientos obreros y populares más importantes de la historia de Chile. Muchos sabemos su historia y los nudos que gatillaron la reacción del movimiento estudiantil: se buscó una universidad que respondiera a las necesidades de los trabajadores y el pueblo y cuya estructura integrara la elección democrática y universal de las autoridades, junto con ello, el cogobierno. En la Universidad de Valparaíso los estudiantes se organizaron con una escandalosa “lanzada” de sillas y mesas fuera de la universidad; en la Universidad Católica de Santiago, uno de
brutal represión a la juventud en lucha La aplicación de las dos demandas centrales del estudiantado ya estaban en curso, el cogobierno universitario y la necesidad de una universidad que respondiera al proceso revolucionario transformando el carácter de la educación, integrando cátedras marxistas en su seno, disponiendo cátedras nocturnas para la formación obrera, abriendo las matrículas, etcétera. En septiembre de 1973 la dinámica se paralizó a punta de fusil, se detuvo a miles de jóvenes luchadores y militantes de izquierda que serían encarcelados, torturados, desaparecidos, asesinados. Las nuevas autoridades llegaron a tanque, con cascos y fusiles a impartir educación; las instituciones educativas, como cuarteles, volvieron a adquirir formas coloniales y conservadoras en su ejercicio con el fin de transformarlas en fuente de ganancias para la clase dominante, en nuevos aparatos burocráticos para resguardar su nuevo orden. Desde el año 81, la represión cobró forma de un nuevo modelo educativo: el modelo neoliberal. Ocurrió el traspaso de cientos de instituciones a manos de privados, de liceos fiscales a los municipios reduciendo considerablemente los presupuestos con los que contaban. La educación pública de precarizó y el mercado educativo disparó. Hoy, a 40 años del golpe de estado, el modelo educativo sigue intacto. La Concertación pactó una salida democrático-burguesa a la dictadura con las elecciones del NO a cambio de mantener intacta la obra de Pinochet. El 2006 los estudiantes secundarios nos levantamos contra la Ley Orgánica Constitucional de la Educación (LOCE), con Bachelet en el gobierno, se respondió con un nuevo maquillaje al régimen pinochetista, sin eliminar los principales principios que demandamos transformar: Lo que hubo detrás de la la educación municipalilos bastiones de la derecha, se colgó el famoso cartel de “El Mercurio miente”; en la Universidad de Chile, la negativa del rector González a la elección universal de las autoridades con participación estudiantil, exigida en principio por los estudiantes, académicos y funcionarios de la Facultad de Filosofía, derivó en la toma general de la universidad y en la renuncia del rector. El denominador común: la lucha contra la universidad profesionalizante y por una universidad dispuesta al servicio de los trabajadores y el pueblo. Toda esta lucha que rindió la juventud desde sus organismos estudiantiles, se profundizó y encontró continuidad en los años posteriores, de la mano de la lucha de los trabajadores en los cordones industriales y en las poblaciones, con lucha callejera brutal contra el sistema capitalista de explotación. Este contexto político le dio un nuevo sentido a la definición marxista de movimiento estudiantil, dado su rol de amplificador de las contradicciones sociales: tal como en la sociedad, el movimiento estudiantil se encontraba fraccionado de partida por los mismos grupos presentes en la sociedad (como diría Lenin), donde además cobraron una forma de abierta militancia. Los partidos del régimen, luego los partidos que conformaron la Unidad Popular desde el Partido Socialista hasta el MIR, se dedicaron a engrosar sus filas con la nueva generación de revolucionarios que surgió tras los procesos reformistas, una clave más en la explicación política de la reforma (de superación de las demandas corporativas o meramente pedagógicas del estudiantado). Desgraciadamente, el proceso reformista al interior de la universidad quedó inconcluso, al igual que el proceso revolucionario encabezado por las masas obreras y populares…
zada, la jornada completa, entre otros. Tras el 2011, un nuevo proceso de lucha de la juventud se puso en marcha, mucho más combativo y tan profundo que cambió la situación política en Chile, cientos de miles salimos a las calles, con tomas y lucha callejera. La izquierda, desde el Partido Comunista hasta el Frente de Estudiantes Libertarios, que durante años se negaron a levantar la demanda de la gratuidad, se vio sobrepasada por los acontecimientos. Nuevamente, los resabios del régimen pinochetista se dispusieron a frenar este nuevo proceso con una represión brutal, con detenciones, acoso sexual a las compañeras en lucha en las comisarias, torturas, golpes a lumazos, carros lanza agua y bombas lacrimógenas. Es que la lucha estudiantil, luego de las dictaduras militares en todo Latinoamérica, quedó inconclusa y cobra nuevos aires. Al igual como lo fueron los procesos reformistas de los que hacía alusión, la movilización de la juventud sin miedo pareciera ser un nuevo anticipo a un proceso mayor: luego del 2011 las huelgas obreras aumentaron en número, pero también en combatividad tomando los métodos utilizados por el movimiento estudiantil. Los cortes de ruta y las barricadas se duplicaron y procesos de movilización por rama lograron doblarle la mano a la patronal como ocurrió con la huelga de los trabajadores portuarios que duró 22 días. Una nueva generación de revolucionarios ha nacido, y nuevas luchas obreras ya están en curso, lejos de seguir por detrás el curso de los acontecimientos, es importante tomar un rol activo y militante, toda la juventud revolucionaria, de la mano de la clase obrera para vencer e imponer juntos una reforma universitaria y una nueva Escuela Nacional Unificada sin privados y de extensión, nacional al servicio de los trabajadores y el pueblo.
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