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Fe en crecimiento

Siempre enfrentamos opciones

Las decisiones que tomamos nos conducen a distintos destinos

Recuerda que la vida es una suma de todas las decisiones que tomamos». Esto es algo que mi mamá me decía hace poco. Siguió hablando por unos momentos, y entonces se detuvo. «¡Eh! Ese fue un muy buen consejo, ¿no es así?» Por supuesto, concordé yo. Es muy buen consejo.

Ahora mismo tengo que tomar muchas decisiones. Tengo un año más de estudios y tengo que decidir dónde quiero vivir y trabajar al concluir ese año. Entonces esos 365 días que tengo por delante parecen mucho más cortos de lo que son. Sigo teniendo presente el comentario de mi madre, dándome cuenta de que ahora es el momento en que tomaré algunas de las decisiones más importantes de mi vida.

Hay muchas personas en la Biblia que enfrentaron grandes decisiones. Aprender de los personajes bíblicos nos ayuda a aprender sobre nosotros mismos.

Una de mis historias favoritas de la Biblia se cuenta en tan solo cuatro versículos. Jesús está en la cruz, rodeado de soldados y otros espectadores que fueron allí básicamente para

verlo. No se interesan por los « dos criminales que lo rodean. Uno de ellos se burla de Jesús por no salvarse a sí mismo y a ellos. Pero el otro dice: «En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo» (Luc. 23:41, NVI). Entonces se vuelve a Jesús y le dice: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino» (vers. 42, NVI). En esta historia, dos hombres tienen mucho en común. Tomaron algunas decisiones muy malas que los llevaron a

Tesoro bíblico

«Te aseguro que […] estarás conmigo en el paraíso»

(Luc 23:43, NVI).

la crucifixión. Al final de su vida, aún enfrentaron una decisión. Uno escogió la burla; el otro pidió misericordia.

Cuando enfrentamos decisiones, siempre hay maneras distintas de reaccionar. A veces es más fácil seguir lo que todo el mundo hace, aun si no es lo correcto. Pero tomar la decisión correcta puede tener resultados positivos.

Nuestras elecciones siempre nos llevan a algún lugar. No estoy segura cuánto sabía el ladrón acerca de Jesús antes de dedicarle su vida. Acaso solo sabía lo que otros habían dicho de él; o quizá lo había visto por la calle; o tal vez había asistido a un evento en el que Jesús había estado hablando o predicando. Pero es posible que no supiera mucho. De una u otra manera, se dio cuenta de que quería estar allí donde estuviera Jesús. Decidió que Jesús era la elección correcta.

La historia termina cuando Jesús le responde: «Te aseguro que […] estarás conmigo en el paraíso» (vers. 43, NVI). Estoy segura de que cuando Jesús lo miró a los ojos y le prometió un lugar en el cielo, el ladrón supo que había tomado la decisión correcta.

Siempre enfrentamos elecciones, y muchas de ellas nos afectan por el resto de la vida. Pero cuando pienso en las decisiones que tengo que tomar, me doy cuenta de que mientras tenga en claro cuál es el destino final, todo lo demás será, en comparación, pequeño.

Juliet Bromme estudia el último año de comunicación en el Colegio Terciario Unión y es pasante de verano en Adventist World.

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