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El Mantram de Om

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Editorial

Editorial

Arq. Esteban Malo María Eulalia Tamaríz Marina Feijoo

AEA Cuenca

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¿QUÉ ES UN MANTRAM?

El Padre Dávila, al definir el mantram empieza preguntándose que no es un mantram, porque esta palabra ha sido tergiversada en Occidente como muchas otras cosas; no es una invocación a una determinada divinidad, a la palabra mantram se la ha confundido con una divinidad de la mitología hindú…, la palabra mantram no es el nombre de una divinidad y tampoco se invoca a una divinidad extraña a Dios, cuando se emplea una palabra mántrica, tampoco es una invocación mágica… para obtener un determinado efecto.

El mantram etimológicamente significa sonido o vibración, es un sonido o una combinación de sonidos por los cuales nosotros tratamos de contactar a Dios, en otras palabras el mantram es la invocación de la presencia de Dios sirviéndonos del sonido.

Estamos de acuerdo en que hay mantrams relacionados con determinados planos, pero así mismo eso no significa que no haya un mantram universal aplicado a todos los planos, especialmente al plano divino, este mantram universal es Om.

Así como hay mantrams relacionados con los planos, hay mantrams que se relacionan con distintos elementos de la naturaleza:

Gam relacionado con la tierra Hum relacionado con el aire Ram relacionado con el fuego Klim relacionado con el agua

OM es el mantram que tiene relación absoluta con todos los planos. Se relaciona con el plano divino y con los demás planos: físico, astral, etérico, mental y causal.”

¿QUÉ ES UN MANTRAM?

Para llegar a comprender lo que es el OM debemos estudiar los conceptos que se encuentran manifestados en las diferentes enseñanzas esotéricas que coinciden con el VERBO DE DIOS.

Partiremos en primer lugar del concepto cristiano manifestado en el primer capítulo del evangelio de San Juan, que nos dice textualmente: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios, Ella estaba en el principio junto a Dios, todo se hizo por Ella y sin Ella no se hizo nada, lo que se hizo en Ella era la vida y la vida era la luz de los hombres.” (San Juan 1,1-4)

“El Sonido o Sagrada Vibración de OM, es también en la mística oriental la primera manifestación del Absoluto, del cual provienen todas las demás cosas, en la creación lo primero que se produce es esta sagrada vibración, incluso antes que la vibración luz, y se dice que mientras dura la etapa vibratoria, la creación está en un proceso de evolución. Es decir, cuando empezó en el tiempo la vibración del sagrado OM, comenzó también la etapa de la evolución o de lo que los orientales denominan el día de Brahma.

Esa vibración se prolonga a través del espacio y del tiempo y cuando llega a su culminación dicha vibración, comienza el descenso y tiene lugar entonces la etapa de la involución, es decir la noche de Brahma…

Esta sagrada vibración OM, que se llama también el Espíritu Santo, o el Testigo Fiel y Veraz, es una de las personas divinas.

Él no puede revelarnos todo lo que Él es, porque nosotros no lo podemos captar, Él manda su Espíritu, activa su Espíritu, el Espíritu Santo que es el OM, la Vibración Cósmica.” (Padre Dávila)

La Palabra o vibración Cósmica constituye el origen de “todo” la primera manifestación de Dios al dar origen al universo. “Al igual que las ondas sonoras de un terremoto de poder inimaginable, la Palabra, la energía y el poder creativo de la Vibración Cósmica, emanó del Creador para manifestar el universo. Vibración saturada de Inteligencia Cósmica, se condensó para constituir los elementos sutiles y a partir de éstos se originaron los átomos de vapor, los líquidos y sólidos. Una vibración cósmica que se hallara activa en el espacio entero, no podría, por si sola crear o sostener un cosmos tan maravillosamente complejo como este… La conciencia trascendente de Dios Padre se manifestó dentro de la vibración del Espíritu Santo, como el Hijo”. (P. Yogananda)

Tenemos que ser conscientes, que es la acción del Espíritu Santo la que opera en nuestras almas y es la que va poco a poco tallando nuestros espíritus, para que podamos acercarnos a Él, y se produzca nuestra evolución.

“Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nacieron de Dios.” (Juan 1, 12-13)

“La luz de Dios resplandece en todos por igual, pero a causa de la ilusoria ignorancia no todos la reciben ni la reflejan del mismo modo. Los rayos de sol inciden por igual sobre un trozo de carbón y sobre un diamante,

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pero solo el diamante recibe y refleja la luz con brillo esplendoroso. La condición de hijo de Dios no es algo que deba adquirirse: más bien, se trata solamente, de recibir la luz de Dios y ser conscientes que Él ya nos ha conferido esa bienaventuranza desde el momento en que fuimos creados.” (P. Yogananda)

LA MANIFESTACIÓN DIVINA

“Reconocemos tres momentos en la manifestación divina en sentido analógico según nuestra manera de hablar y entender, porque Dios no apareció en un momento dado, ya que es eterno, principio sin principio.

-El primer momento es la misma existencia divina. -El segundo momento corresponde a la existencia del cosmos.

-El tercer momento es la organización del cosmos. Los orientales llaman a esto, días y noches de Brahma se suceden indefinidamente.

Este proceso de manifestación según los Vedas se manifiesta de cuatro maneras:

La primera corresponde a la Voz Divina, que se denomina PARA, que da origen a las ideas raíces y a los pensamientos germinales; el sonido permanece todavía bajo una forma indiferenciada.

La segunda cuando el sonido se hace presente en la mente con una visión interior que tiene color y forma y se denomina PADIANTI… es el sonido común a todos los seres materiales, no necesita del lenguaje, se manifiesta de alguna manera en un gesto, en una forma, con algún signo.

La tercera manifestación del sonido se llama MA-

DIAMBA, que lo hace a través del lenguaje humano. La cuarta y última manifestación del sonido es OM, el sonido sagrado, por el que se manifiesta el Absoluto, la Conciencia Divina, que a través de la meditación se identifica con nuestra propia conciencia.” (Padre Dávila)

Con estos principios somos conscientes de las palabras de San Pablo en la que se expresa claramente esta identificación: “En Él vivimos, nos movemos y existimos”. (Hechos 17, 28) Nuestra Escuela de Auto-Realización practica la meditación mántrica, centrándonos en la invocación del sonido o vibración de la sagrada palabra OM, que nos lleva a hacer contacto directo, con la fuente, que es el Dios Cósmico el Creador. La Palabra, la vibración de OM, significa el Fiel Testigo, es decir conocemos y sentimos de primera mano lo que es Dios y Él es el Consolador, porque nos lleva a la Verdad, a no vivir confundidos ni perdidos en el camino.

LA MEDITACIÓN EN LA PALABRA OM

“Se la llamó la palabra pérdida, la palabra que solo podían pronunciar los altos iniciados y los hierofantes, cuando oficiaban los ritos sagrados en sus templos, hasta no hace mucho tiempo, esta palabra no era conocida sino en determinados círculos espirituales, y no se la escribía, sino que se la enseñaba de maestro a discípulo, cuando este se encontraba debidamente preparado.

El día de hoy la emplean todos los que tienen algún conocimiento de las diversas técnicas de meditación oriental…

La gran mayoría de escuelas practican este mantram, como la única técnica para la meditación. La escuela de Auto-Realización prescribe este mantram para sus meditaciones individuales o colectivas, pero también enseña otros mantrams sagrados. Cuando el Pandit Bhek Pati Sinha hablaba sobre el OM, me decía:

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“Acostúmbrese usted a repetir la palabra sagrada en todo momento. Cuando viaje, en cualquier peligro o dificultad en que se encuentre, esto lo liberará de todo peligro.”

Puedo confirmar esto con mi propia experiencia, y es que en realidad esta palabra OM, nos ha liberado de tantas cosas.

En una de esas ocasiones, cuando hacia el viaje a la India con un grupo de estudiantes y, en pleno vuelo, tuvimos un momento de mucho riesgo, nuestra repetición devota y concentrada fue OM, OM, OM.”

Se dice que el aliento es la energía portadora del mensaje, que asegura la presencia divina, es como el instrumento de la modulación vibratoria del sonido. En la meditación hay una asimilación del aliento del hombre con el aliento de Cristo, Palabra eterna del Padre.

Esta meditación que sincroniza el “mantram” con la respiración, no necesita razonamientos.

LA MEDITACIÓN EN LA PALABRA OM

Om o Aum es una palabra sánscrita, conocida con anterioridad a la Trinidad Brahmánica: Brahma, Shiva, Vishnu; descompuesta en sus letras primitivas, A-U-M, tiene el siguiente significado:

La A adámica, morfológicamente designa el rayo de luz que contiene todas las ideas y todos los hechos de que tratan las ciencias… Cuando la A está unida a la U en la pronunciación, se funden en la O.

La O y la U denotan la sensibilidad divina, la Luz Invisible a los ojos de la carne, el sonido inaudible a los oídos del cuerpo: el principio originario de la vista, del oído, del sabor.

La M es la letra real de los alfabetos lunares. Aunque no corresponde al Principio Divino ni a la Divina Biología de la cual proviene toda vida, sin embargo, expresa el origen natural de la fisiología embriogénica, del mundo, del cual emana toda existencia en el tiempo.

OM EN EL BHAGAVAD GUITA

El Bhagavad Guita, la biblia oriental, quiere que durante la meditación se repita en silencio la mística palabra AUM, pero antes, es preciso “cerrar las puertas y ventanas del cuerpo, apartarnos del mundo exterior y concentrarnos internamente.”

En la meditación profunda, podemos escuchar esa vibración cósmica, esa vibración omnipresente, esa vibración que lo invade todo y está en todas partes, la vibración santa del OM, Vibración Cósmica conocida como el Espíritu Santo El Testigo Fiel y Veraz presente en la creación.

YOTI MUDRA: TÉCNICA PARA VISUALIZAR LA LUZ DEL CENTRO CRÍSTICO Y ESCUCHAR EL SONIDO DEL OM

Siéntese en la postura de meditación con la columna vertebral erguida, descansando los pies sobre el suelo, o en la postura de loto o medio o loto en el piso, el mentón paralelo al piso, la parte interior de los omoplatos deben hallarse tan juntas como sea posible, el pecho hacia afuera y el abdomen hacia dentro. Es mejor utilizar un soporte en forma de T y apoyar los brazos para permanecer relajado en la

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postura, en caso de no tener la T, realice la técnica únicamente con las manos.

Coloque el dedo pulgar de la mano izquierda sobre el trago del oído izquierdo, y el pulgar de la mano derecha sobre el trago del oído derecho (trago pequeña prolongación carnosa que se halla frente a la abertura del oído).

Coloque suavemente, pero con una presión ligera, la yema del dedo índice de cada mano, sobre el ángulo externo de los parpados cerrados. Coloque el extremo de los dedos medios o cordales a ambos lados de la nariz, junto a las ventanas nasales. Coloque el dedo anular en la parte superior de los extremos de la boca y el meñique en la parte inferior.

Con los dedos colocados suavemente en esta posición inspire concentrado en la espina dorsal, al mismo tiempo dirija la vista hacia arriba, pero sin hacer tensión, enfocando los ojos cerrados hacia el ojo espiritual o centro de la Conciencia Crística. Sosteniendo la respiración frunza el entrecejo rápida y fuertemente, ejerciendo una presión firme, pero suave, con los dedos a fin de cerrar completamente las aberturas de los oídos, nariz y boca y sostener los globos oculares viendo hacia arriba. Sin expulsar el aliento, cuente de 1 a 12 o más, sin sentir molestia, observe la luz giratoria del ojo espiritual: la aurora boreal espiritual, también con la práctica podrá escuchar el sonido del OM.

Retire la presión de los dedos, pero sin moverlos de sus posiciones y exhale suavemente por la boca, con su concentración en la espina dorsal. Paramahan-

sa Yogananda

Repita por 3 veces la técnica. Luego de practicar respiración alterna o Kriya Yoga para los iniciados en la técnica.

Paramahansa Yogananda

Referencias:

Extracto cassette 135 Padre Dávila niveles II y III Yoga de Jesús - Paramahansa Yogananda

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