6 minute read
Física Moderna y Resurrección
Padre José Cifuentes R.
AEA Guayaquil
Advertisement
Ampliar el conocimiento o la razón y profundizar la experiencia es un compromiso de esta Universidad, de acuerdo con las exigencias de universalidad que el nombre latino de universitas conlleva. Se busca con ello superar toda restricción o reduccionismo en el conocimiento de la realidad toda. Esta es la justificación por la que Ciencia y Fe constituyen el signo o distintivo mayor de identidad de esta institución que proviene de la razón fundacional por la que fue creada.
En este sentido, la razón científica, siguiendo la aseveración de Einstein de que no es buen científico el que no reconoce el misterio, no se cierra sobre sí misma sino que se abre, colocándose en la frontera o límite entre lo que la ciencia física puede descubrir de modo experimental en su campo, que es la materia, y lo que por su naturaleza excede de ella, que corresponde a la Fe, la cual se adentra en el misterio y desvela su luz y sentido para la vida humana, lográndose así el acceso por la ciencia y la fe a la realidad plena. De esta complementación de Ciencia y Fe es que surge la pregunta sobre la relación entre Física Moderna y Resurrección que constituye el tema de reflexión de esta noche. El tema está contextualizado porque en el tiempo, después de Semana Santa, las lecturas evangélicas de estos siete domingos de Pascua, narran los hechos de la presencia de Jesucristo resucitado en diálogo con los apóstoles.
De la Resurrección se habla poco en estos tiempos. Las preocupaciones por lo inmediato; el cierre del pensamiento a solo lo instrumental, medido y cuantificado, valorado como lo único útil y verdadero; la desmitificación y desacralización del mundo; la tendencia del sistema que coloniza, en palabras de Habermas, el mundo de vida de la gente, o en cristiano, el vaciamiento de la interioridad de las personas, ha provocado un fuerte eclipse del significado y alcance de la Resurrección o continuidad de la vida, cuando en realidad, esta peculiaridad esencial tiene una tiene una importancia fundamental para la esperanza humana.
En base a esa importancia, nos preguntamos, ¿Es lo mismo y tiene la misma importancia para el ser humano, que su vida, lo que ama, su obra, tengan continuidad o que la persona y todo lo demás se diluya para siempre y tenga un final y nada más? En el fondo, todo corazón humano, de manera más o menos consciente, experimenta la zozobra o inquietud que suscita la pregunta. Algunos, como el filósofo Unamuno, lo han expresado con mucha fuerza mediante un testimonio personal. “Yo no digo, -manifiesta- que merezcamos un más allá, ni que la lógica nos lo muestre; digo que lo necesito, merézcalo o no, y nada más. Digo que lo que pasa no me satisface, que tengo sed de eternidad, y que sin ella me es todo igual. Yo necesito eso ¡lo ne-ce-si-to! Y sin ello ni hay alegría de vivir ni alegría de vivir quiere decir nada. Es muy cómodo eso de decir: Hay que vivir, hay que contentarse con la vida. ¿Y los que no nos contentamos con ella? Es tanto lo que amo la vida, que el perderla me parece el peor de los males. Los que gozan el día, sin cuidarse de sí han de perderla o no del todo, es que no la quieren”. Hasta aquí el filósofo.
Veamos entonces de manera sucinta en qué consiste la Resurrección, cuáles son las características de la Física Moderna y la posible relación entre ambas.
Respecto a la Resurrección, lo que haya sido de Jesucristo será lo de cada uno de nosotros. Él asumió nuestra humanidad, la de todos, y la integró a la Divinidad con lo cual le infundió vida permanente y total. En la Resurrección es el mismo cuerpo, si bien transformado: el mismo cuerpo, el alma, todo Él. Por eso en el Credo proclamamos: “Creo en la resurrección de la carne”.
Que se trata del mismo cuerpo si bien transformado, (es decir sin tiempo y espacio) queda expresado en los hechos que relatan los evangelios. En ellos, Jesucristo, después de muerto se mueve con las dotes del cuerpo glorioso.
Estas dotes son: Sutileza, por la que puede pasar a través de otro cuerpo, una pared sin chocarse. Agilidad, es decir, movimiento instantáneo de un lugar a
AEA Guayaquil
otro. Incorruptibilidad, porque al estar más allá del tiempo y el espacio, no se da alteración. Inmortalidad, por ser como sostiene San Pablo, un cuerpo espiritual (1 Cor. 15,44). En virtud de estas dotes, Jesucristo se presenta en la casa donde están los apóstoles a puerta cerrada sin que las paredes sean un obstáculo para pasar a través de ellas. Se une de manera instantánea a los discípulos en el camino de Emaus. Aparece de pronto en el lago. Invita a los apóstoles, en concreto a Tomás, a que lo toquen para que vean que no es un fantasma. Asciende sin peso y sin volumen, a lo alto el día de la Ascensión.
Y otros hechos más. Confrontemos ahora estos hechos con la ciencia. ¿Están estos hechos en contra de lo sostenido por la Física Moderna? ¿Son contradictorios con ella? Veamos qué dice la Física Moderna sobre la estructura y comportamiento de la materia, que es su campo.
Sobre la estructura son cuatro las fuerzas que con su interacción la configuran: gravedad, electromagnética, nuclear débil, nuclear fuerte; todas ellas muy lejos de la percepción que los sentidos tienen sobre ella. Los sentidos perciben la materia de modo muy distinto a como la definan estas fuerzas. Sobre el comportamiento, la física dice que las partículas no son sólidas ni macizas. Tampoco son impenetrables. Se pueden penetrar. Que un cuerpo puede pasar a través de otro sin chocarse ni que se confundan sus partículas. Que se pueden dar cambios espontáneos de un lugar a otro sin pasar por el medio. Que pueden darse <túneles> entre agujeros negros permitiendo viajes instantáneos de múltiple distancia sin pasar por el medio. Pasar también por dos lugares a la vez. Finalmente que la materia puede quedar <fuera de tiempo y del espacio> dentro de un agujero negro. Por tanto, sin alteración porque esta depende del tiempo y del espacio.
Así hablan los físicos (Carreiras), nosotros concluimos: Si la materia con sus cuatro fuerzas se comporta de este modo tan flexible y misterioso, ¿qué argumentación lógica puede considerar como imposible o irracional las dotes del cuerpo glorioso? No es que la Física sea la prueba de lo otro: de la Resurrección, no. La fuente de la Resurrección es Dios y la fe, que en un encuentro con Él la acepta; pero sí podemos sostener que hay complementariedad entre Ciencia y Fe, cada una en su campo y con método propio: complementariedad no contraposición.
Estaríamos entonces -podemos decir- ante dos modos de existir: uno de espiritualidad materializada, con tiempo y espacio, y otro de materia espiritualizada sin tiempo y espacio como sostiene el Catecismo de la Iglesia.
Por todo esto es que podemos decir que mucha ciencia puede llevar a Dios, y al contrario, poca, puede alejarnos de Él.
Al terminar, con el mayor respeto a la libertad de conciencia de cada uno, permítanme hacerlo con las palabras del Señor en su diálogo con el Padre: “Que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno”. “Deseo, Padre, que donde yo esté, estén ellos”. ¡Qué gran consuelo conlleva este deseo! ¡Qué gran amor expresa! Ciencia y Fe para conocer la realidad toda.