Cuántas veces me habrán entrevistado durante los últimos años en diferentes medios de comunicación interesados por la situación del comercio en las zonas turísticas, restando importancia en muchas ocasiones a mis argumentos y necesidades por diversificar el perfil del cliente del comercio, sencillamente porque los turistas lo compraban todo y generaban riqueza y empleo con su visita y con el consecuente consumo en nuestro archipiélago. Ahora, con la situación de los efectos derivados de la pandemia y el cero turístico en Canarias no son pocos los que pretenden seguir, como pollo sin cabeza, repitiendo el mismo mantra del pasado y pretendiendo volver a su realidad particular sin darse cuenta que el desplome turístico es mundial y la recuperación no será particular en un destino porque se hagan las cosas mejor o peor y los datos de afectados por la Covid19 y los resultados de los test sean más rápidos. Debemos analizar otras variables haciendo un trabajo serio, riguroso y un planteamiento global que influya de manera determinante; de nada sirve gritar más que el otro para tener la razón. El turismo no regresará a nuestro destino de manera real y suficiente en un corto periodo de tiempo, ni al resto de destinos del planeta, hasta que estemos todos inmunizados vía contagios o todos vacunados. Entonces la gente recuperará la confianza y volverá a viajar, por loque mientras no se den estas premisas el turismo que vendrá no será representativo para salvar las temporadas y lo que sucederá es que se reparta la pobreza. Ya en crisis pasadas se criticó a la construcción, ahora nos fijamos en el turismo y en la próxima crisis se criticará demonizara a otro sector que influya en el desplome de nuestra economía. En todas ellas se habla de cambio del modelo productivo de Canarias, revertir la situación del monocultivo del turismo y su alta dependencia