VIOLENCIA
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Agosto 2014
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La Coordinación Editorial de Afluente agradece a Enrique y Ana Taracena Pacheco por el contenido gráfico de este número.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles Rector
Contenido 7
Carta Editorial
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La violencia en el discurso fascista de Benito Mussolini Adriana Hernández Valencia
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Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil Tania Tamayo Cendejas
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Poder y violencia. Narrativa y orden de disposiciones en actores partícipes del sicariato. Reflexión sobre experiencias en el norte del país Faith Gerardo Muñoz Alvarado
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Violencia, naturaleza y condición humana: ¿El hombre es el lobo del hombre? Pedro Isaac Vázquez Venegas
Eduardo Bárzana García Secretario General Leopoldo Silva Gutiérrez Secretario Administrativo Luis Raúl González Pérez Abogado General Javier Martínez Ramírez Director General de Publicaciones y Fomento Editorial FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES Fernando Castañeda Sabido Director Claudia Bodek Stavenhagen Secretaria General José Luis Castañón Zurita Secretario Administrativo Consuelo Dávila Pérez Jefe División Estudios Profesionales María Eugenia Campos Cazares Jefe Departamento de Publicaciones COORDINACIÓN DE INFORMÁTICA Alberto Axcaná de la Mora Pliego Hugo Olivares Cornejo Melina Ortega Valdez SOPORTE TÉCNICO
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La dialéctica del conflicto: contienda y ciudadanía en la Revolución Francesa Carlos Eduardo López Cafaggi
Laboratorio Multimedia para la Investigación Social de la UNAM AFLUENTE Coordinación Editorial:
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Violencia simbólica en la publicidad: la construcción de la hispanidad para el consumo Juan Carlos Barrón Pastor
78 Convocatorias
Carlos Eduardo Pedroza Viscaya Eugenio Pérez Certucha Jorge Ricardo García Coyne José María Izábal Martínez José Pablo Brown Rivero Borrell Karina López Zamora Mariano del Cueto Mier Olivia Aguilar Muñoz Consejo Académico: Adriana Murguía Lores David Pantoja Morán Felipe López Veneroni José Woldenberg Karakowsky Mónica Guitián Galán Ricardo Uvalle Berrones
Carta Editorial Violencia Hablar sobre violencia implica abrir campos reflexivos para aprehender la realidad, coyunturas y lo cotidiano; un cotidiano enmarcado por elementos que guardan para sí un adentro y un afuera, un ellos y un nosotros, violencia y paz. Donde unos ven una cotidieanidad neutral, otros perciben la más injusta de las violencias Dicotomías que encierran la heterogeneidad de nuestra realidad y que nos llevan a entablar una discusión con lo dado, con lo que pareciera quieto y expectante; con los discursos, las normas y lo saberes; viéndolos como algo inacabado y en continuo movimiento. Es en este movimiento, en estos elementos inconclusos donde elementos discursivos que parecieran obvios, como la Violencia, nos llevan a pensar en ésta como algo más que la irrupción, el rompimiento y la transgresión. En esta entrega, el contenido nos invita a pensar en el ciudadano, en la naturalidad de lo concreto, en los discursos históricos, en las revoluciones y en lo regional de las narrativas como elementos atravesados por la noción de Violencia. Violencia desde las revoluciones, desde el ciudadano, las narrativas, los discursos, las imágenes y los imaginarios.
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La violencia en el
discurso fascista de Benito Mussolini Adriana Hernández Valencia, Estudiante de Ciencias de la Comunicación
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no de los conceptos clave para entender el fascismo es la violencia. Para la ideología fascista, la violencia y la guerra lograrían llevar a la nación italiana a la gloria. Años antes de que Benito Mussolini ascendiera al poder, en 1922, sus discursos ya estaban plagados de ideas en que la violencia era el mejor instrumento político, pero a su vez también era un fin moral.
La importancia del análisis del discurso, en este caso del discurso fascista, reside en entender que, como dijo Norman Fairclough: “ El discurso es socialmente constituyente así como también socialmente condicionado.”1 Es decir, nos ayudan a comprender la sociedad pero también nos permiten explicarla. Por lo tanto, en los discurso de Mussolini (líder indisputable del movimiento), encontraremos los elementos que constituyeron el pensamiento fascista -en particular el que se refiere a la violencia y a la guerra-. 1 Jan, Blommaert, Chris, Bulcaen, Crytical Discourse Analisis, p. 448. 9
La violencia en el discurso fascista de Benito Mussolini
El fascismo surge en el periodo de entreguerras (1918-1939) en Europa, pero es en Italia donde llega a tener más influencia. En gran parte, esto se debió a Benito Mussolini, quien con gran experiencia en la política italiana logró aglutinar al movimiento alrededor de un solo líder: él mismo. La situación de la posguerra condicionó el pensamiento fascista; sin embargo, los orígenes de éste se encuentran mucho más atrás, en el socialismo nacional y posteriormente en el sindicalismo revolucionario, de los cuales va a tomar dos conceptos clave. El concepto de nación, tan importante o más que el de violencia, también es extraído de los socialistas nacionales, quienes remplazan el término de proletariado por el de nación, dejando atrás la lucha de clases. Maurice Barrés, escritor y político francés, se dio cuenta de que la lucha de clases sólo llevaría a una guerra civil, a la destrucción interna, mientras que la reunión de todos los estratos sociales bajo un movimiento nacional los haría más poderosos. Sin embargo, este nacionalismo, a diferencia del patriotismo, era agresivo: no sólo exaltaba lo nacional, sino que conjuntamente atacaba todo lo que no lo fuera. Atacaba a los extranjeros y a aquellos que se encontraban dentro de su territorio que consideraba externos a los intereses nacionales. Remplazaron la lucha de clases con la guerra internacional. 10
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Por otro lado, Benito Mussolini aclama a George Sorel, filósofo francés y teórico del sindicalismo revolucionario, pues es a través de Sorel que Mussolini conoce a Marx (cabe aclarar que se trata de un marxismo revisado por Sorel). En su revisión del marxismo, Sorel deja de lado toda la postura económica de Marx, incluso contesta que el capitalismo no está ni estará en decadencia, declarando al socialismo caduco. Pero por otro lado exalta la visión de la violencia de Marx como motor de cambio: “En el complejo franco-italiano, tierra de elección del revisionismo revolucionario, se pueden rebatir los cimientos económicos del marxismo, invocando al mismo tiempo a un Marx en que sólo se quiere ver a un sociólogo de la violencia.”2 En su libro titulado Reflexiones de la violencia, Sorel distingue entre fuerza y violencia. La primera es utilizada por el Estado para reprimir o exigir mientras que la segunda pertenece al proletariado, es revolucionaria, y les va a permitir librarse de los opresores. La violencia es el único instrumento que puede liberarlos; no hay otra manera. “No sólo la violencia proletaria puede afirmar la revolución futura, sino que parece ser el medio único de que disponen las naciones europeas, embrutecidas por el humanitarismo, para recobrar su añeja energía.”3 Más tarde los fascistas exaltarían las formulas aprendidas del sindicalismo revolucionario y el socialismo nacional, ambas de origen francés, para adecuarlo al contexto italiano de la posguerra. Al terminar la Primera Guerra Mundial, Mussolini, quien participó como soldado, se dedica por completo a la actividad política dando discursos y conferencias en las ciudades más importantes de Italia, y junto con otros fascistas va dando forma a la ideología fascista. 2 Zeev Sternhell, El nacimiento de la ideología fascista, p.33. 3 George Sorel, Reflexiones sobre la violencia, p.88. 11
La violencia en el discurso fascista de Benito Mussolini
La única solución contra la democracia era su completa aniquilación a través de la guerra
En 1918, la ideología rompe con todo lo establecido, declara como sus enemigos a los sistemas imperantes que dominaban Europa: la democracia, el positivismo, el liberalismo y el marxismo. Ante todo se declara antidemocrática y ataca los postulados de igualdad, individualismo y creencia en el progreso. Los intelectuales fascistas, entre ellos Mussolini -aunque él mismo hallaría repulsivo este apelativo- se dedicaron a criticar a las nociones democráticas, a llamarlas mentiras, utopías e incluso degeneraciones. Para ellos, la democracia representaba sólo los intereses de la burguesía, y por lo tanto estaba dominada por los valores utilitaristas: “[la democracia] hizo de la bolsa de valores su propio templo, de sus libros contables sus libros de plegarias (…), de la filosofía utilitarista de un pueblo de traficantes sin escrúpulos, su propio evangelio.”4
4 Norberto Bobbio, Ensayos sobre el fascismo. p. 57. 12
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En todo caso, la única solución contra la democracia era su completa aniquilación a través de la guerra. Los fascistas ven a la violencia como motor de cambio, idea que toman del marxismo; aunque Hannah Arendt diría más tarde que los apologistas de la violencia comprendieron mal a Marx, pues para éste la violencia no causaba el cambio, simplemente lo precedía y eran en sí las contradicciones de la sociedad las que lo causaban. “Marx la comparaba [a la violencia] con los dolores de parto que preceden pero no causaban el parto.”5 Para los fascistas la violencia lo podía todo, en su lógica la acción era superior al pensamiento, lo colectivo a lo individual, lo físico a lo mental y la guerra a la paz. La guerra finalmente representa a la violencia en su forma máxima. Clausewitz, teórico de la guerra, dice que en ella no hay límite para la aplicación de la violencia. Resulta necesario notar que Arendt y Clausewitz tenían diferentes concepciones de la violencia: para la primera la violencia era instrumental, podía ser utilizada por el poder; sin embargo, violencia y poder eran contrarios puesto que si se tenía que utilizar la violencia entonces significaba que se había perdido el poder. En cambio para Clausewitz la violencia era una de las formas que adoptaba el poder, la más “flagrante”.
5 Hannah Arendt, Sobre la violencia, p. 16. 13
La violencia en el discurso fascista de Benito Mussolini
Para los fascistas, la violencia es el instrumento político por excelencia: les permite imponer su voluntad, destruir a los adversarios y a sus ideas. En un discurso dado en el Teatro Comunal de Boloña, Mussolini pronunció estas palabras: “Y, sin importar cuánto sea deplorada la violencia, es evidente que nosotros, con tal de hacer que nuestras ideas sean entendidas, debemos golpear cráneos necios con puños resonantes.”6 Sin embargo, también la consideraba un fin moral, porque es en la guerra donde el humano se vuelve heroico y alcanza los valores más nobles: el coraje, la solidaridad, la audacia, la fraternidad y la temeridad. Es durante el transcurso de una guerra cuando el hombre trasciende en el tiempo, sus actos desinteresados permanecen en la memoria colectiva. La guerra lograba la unidad nacional y al mismo tiempo la nación era la justificación de la guerra. “Creo firmemente que esta moral, la unión fundamental del pueblo Italiano ya se está trabajando. Nosotros la vemos realizada, tal vez no tanto por nuestro trabajo político sino por la guerra, la cual ha hecho a los italianos conocerse entre ellos, los ha reunido, haciendo de esta pequeña península nuestra una especie de familia.”7
Es durante el transcurso de una guerra cuando el hombre trasciende en el tiempo, sus actos desinteresados permanecen en la memoria colectiva
6 “And, however much violence may be deplored, it is evident that we, in order to make our ideas understood, must beat refractory skulls with resounding blows.” Bernardo Quaranta, Mussolini as revealed in his political speeches, p. 138. 7 “I firmly believe that this moral, fundamental unity of the Italian people is already at work. We ourselves see it realized, perhaps not so much by our political works [as] by the war, which has made Italians know one another, and has thrown them together, making of this small peninsula of ours a kind of family.” Ibid. , Pág. 353. 14
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La violencia es el instrumento político por excelencia: les permite imponer su voluntad, destruir a los adversarios y a sus ideas
Aunque estas dos concepciones sean distintas y respondan a distintos ámbitos, el político y el moral, ambas se encuentran indisolublemente unidas, tal vez no en la práctica pero al menos en lo teórico lo están. Durante un discurso al pueblo de Udine en 1921, Mussolini se dirige, entre muchos, al grupo paramilitar que creó, los Camisas Negras, quienes asesinan, amedrentan y acosan a los grupos opositores: socialistas, comunistas, católicos, republicanos, etcétera. “La violencia no es inmoral. Al contrario a veces es moral. Disputamos el derecho de nuestros enemigos a lamentarse de nuestra violencia porque en comparación […] la nuestra es un juego de niños. Por otro lado, la violencia es decisiva […] después de haber hecho uso sistemático de ella por 48 horas, obtuvimos resultados que no habríamos podido alcanzar con cuarenta y ocho años de sermones y propaganda. [Entonces], la violencia […] es moralmente sagrada y necesaria”.8
8 ” Violence is not inmoral. On the contrary it is sometimes moral. We dispute the right of our enemies to bewail our violence, because, compared with that which was committed in the unlucky years of ‘19 and ‘20 and with that of the Bolshevists in Russia—where two million people have been executed and another two million still pine in prison—our violence is child’s-play. On the other hand violence is decisive, because at the end of July and August, after having made use of it systematically for fortyeight hours, we got results which we should not have obtained in fortyeight years of sermons and propaganda. When, therefore, violence removes a gangrene of this sort, it is morally sacred and necessary.” Ibid. , p. 147. 15
La violencia en el discurso fascista de Benito Mussolini
Resulta curioso que si bien Mussolini incitaba a la violencia en muchos discursos e incluso atribuía éxito de su política fascista a acciones realizadas con ella, no fue la violencia la que lo hizo ascender al poder. En 1922, entre el 27 y el 29 de octubre, el líder del Partido Fascista, Mussolini, había convocado a una marcha sobre las ciudades más importantes de Italia hacia Roma, a todos los militantes del Partido, el cual había aglutinado a nacionalistas, sindicalistas y futuristas, entre otros. Mussolini marchó hacia Roma, haciendo hincapié en que durante la marcha se utilizara la violencia. Sin embargo, a pesar de la gran asistencia, entre ellos los Camisas Negras, no contaban con armas más que unas cuantas pistolas y palos. De haber querido, la monarquía parlamentaria hubiera podido detenerlos con el ejercito; sin embargo, el rey Víctor Manuel III se negó a dar la orden y en cambio pidió a Mussolini que fuera Primer Ministro; hasta el día de hoy se desconoce el motivo de esta acción. “La conquista del poder de Mussolini no es el resultado de un golpe de Estado, sino el fruto de un proceso político de muchos meses de duración. Este proceso ha sido posible no porque el Estado hiciera dejación de sus funciones ante la violencia y la astucia fascista, sino por la compresión, incluso la simpatía de la que gozan los fascistas en una amplia fracción de la clase política, de los ambientes intelectuales, creadores de opinión y en general, en el de las élites políticas.”9 De esta manera Mussolini consigue el poder, no por los medios violentos que proclamaba sino por la aceptación y la simpatía de la gente en los puestos importantes. Para Hannah Arendt esto sería una prueba de la diferencia entre violencia y poder, pues él llegó a ser Primer Ministro porque existía una grupo de personas que lo apoyaban, entre ellas el mismo rey, quien al concederle el nombramiento y permitirle que designara a su gabinete, le dio la facultad para hacer su voluntad. 9 Zeev Sterbhell, op. cit. , p.345. 16
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Bibliografía -- Arendt, Hannah, Sobre la violencia, Alianza, Madrid, 2005. -- Blommaert, Jan, Bulcaen, Chris, Critical Discourse Analysis, [en línea], Annual Review of Anthropology, Vol. 29 (2000), pp. 447-466, Dirección URL: http://www.jstor. orgdiscover/10.2307/223428?uid=3738664&uid=2&uid=4&sid=21104141155427, consulta: 12/06/14. -- Bobbio, Norberto, Ensayos sobre el fascismo, Prometeo Libros, España, 2006. -- Clausewitz, Karl Von, De la guerra, Editorial Colofón, México, 2006. -- Mussolini, Benito, Quaranta di San Severino, Bernardo, Mussolini as Revealed in his Political Speeches (November 1914-August 1923), London Dent, Gran Bretaña, 1923. -- Sorel, George, Reflexiones sobre la violencia, Editorial La Pleyade, Buenos Aires, 1978. -- Sternhell, Zeev, et al., El nacimiento de la ideología fascista, Siglo XXI, México. 1994.
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Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil.
Desgaste social como símbolo de violencia estructural Tania Tamayo Cendejas, Estudiante de Relaciones Internacionales
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omenzamos un siglo XXI lleno de sucesos críticos que marcarán las relaciones internacionales en una serie de procesos políticos, económicos y sociales de cambio global. Uno de estos procesos, en el ámbito político, ha sido la lucha contra el terrorismo como bandera de la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos que, después del 11 de septiembre de 2001, significó una pauta para la injerencia de potencias militares y económicas en guerras locales (fuera de sus territorios pero dentro de su zona de influencia) como fue el caso de la intervención, o invasión, a Afganistán en 2001 o a Iraq en 2003.1 1 Afganistán, el 7 de octubre de 2001 con la «Operación Libertad Duradera» del ejército estadounidense y la «Operación Herrick» de las tropas británicas invaden amparándose en una interpretación del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, relativo al derecho a la legítima defensa.Respecto a Iraq, George W. Bush declaró que debían desarmar al país de armas de destrucción masiva (ADM) y entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003 fue llevada a cabo por una coalición de países (Gran Bretaña, España, Polonia, Portugal, etc.) encabezada por los Estados Unidos. 21
Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil
El Magreb y el Mashrek llevan décadas de empobrecimiento, autoritarismo y corrupción estructural
En el ámbito económico, las constantes crisis económicas del modelo neoliberal, producidas en gran parte por una falla (o falta) de regulación del sistema financiero internacional, perpetúan, a nivel global, la necesidad de encontrar estrategias anticrisis, tanto para los Estados como para las grandes empresas transnacionales. Una de estas estrategias (como se hizo en épocas pasadas) es la guerra como principio de reactivación de la economía (especialmente de la gran industria armamentista), el reabastecimiento de recursos naturales estratégicos y la posibilidad de un realineamiento geopolítico de las zonas de influencia. Otro proceso reciente, desarrollado a escala social, son los nuevos movimientos sociales de carácter anti sistémico, horizontales y cooperativistas diferenciados de los anteriores (desarrollados hasta mediados del siglo XX) por sus distintas reivindicaciones (menos materialistas) y por su modo de lucha principalmente pacifista y de desobediencia civil. Éstos, han llamado mucho la atención de la opinión pública internacional durante la primera década de este siglo, en particular aquellos movimientos surgidos en el pasado en el continente americano como el Zapatismo o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y, más reciente, la llamada Primavera Árabe.
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Esta serie de levantamientos sociales (popularizada por los medios de comunicación masiva como la Primavera Árabe) hace referencia a una serie de movilizaciones de estos pueblos que buscan mejorar sus condiciones económicas frente al elevado nivel de pobreza y desempleo, además de adquirir más derechos políticos los cuales han sido escasos o nulos en el mundo árabe, como: el derecho a tener una nacionalidad (muchos de los árabes refugiados, luego de haber huido de su país por conflictos bélicos o desastres naturales, durante años se les ha negado hasta el estatus de ciudadano), el derecho a la asociación y huelga (los pocos sindicatos en estos países están íntimamente relacionados con sus gobiernos por lo tanto no existen legítimos derechos laborales), el derecho a la libre expresión (la prensa existente regularmente está supeditada a intereses gubernamentales o empresariales), etc. Así, podemos señalar que en estos países existían algunas condiciones para que sus pueblos se sublevaran. Dichas revueltas representan un cúmulo de procesos (tanto globales como regionales) que han llevado al mundo árabe a la crisis actual. El Magreb y el Mashrek2 llevan décadas de empobrecimiento, autoritarismo y corrupción estructural alimentada desde las élites por medio de sistemas de compadrazgo, apadrinamiento, cooptación y otros métodos que mantienen la estructura jerárquica con casi nulas posibilidades de movilidad social. Estas élites se han mantenido en el poder mediante efectivos golpes de Estado que, en un momento inicial, trajeron estabilidad a la región luego de independizarse del sistema de mandatos ejercido por Francia o Gran Bretaña.3
2 El Magreb, en su traducción al castellano “el lugar por donde se pone el sol”, es el nombre que se da al norte de África desde tiempos antiguos (el mundo árabe se extendía desde el oeste de Asia Central hasta la costa atlántica de África). Mientras que el Mashrek, “por donde sale el sol”. El punto que marca esta distinción oriente-occidente es el río Nilo, en Egipto, y todos los países árabes al este de Libia. Es un concepto geográfico, y en ocasiones cultural. 3 El sistema de mandatos se refiere a varios territorios establecidos el artículo 22 delTratado de Versalles celebrado el 28 de junio de 1919, en éste se establecía que los territorios coloniales del Imperio alemán y las antiguas provincias del Imperio otomano serían divididas entre las grandes potencias europeas. 23
Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil
A la Primavera Árabe también se le nombró la Revolución del Jazmín refiriéndose al primero de los casos iniciado el 17 de diciembre de 2010: el de Túnez, precedente decisivo en el mundo árabe al haber conseguido derrocar al gobierno autocrático de Zine al-Abidine Ben Ali.4 Levantamiento iniciado a causa de la indignación provocada por los actos de injusticia que demostró el régimen hacia el joven universitario y vendedor ambulante Mohamed Bouazizi, quien se quemó en la ciudad de Sidi Bouzid para protestar por la acción de la policía al ser despojado de sus bienes. La represión fue en aumento conforme se expandían las manifestaciones hasta que, finalmente, el presidente Ben Ali decidió renunciar a su cargo y huir a Arabia Saudí donde aún reside. Túnez ha sido un ejemplo del desgaste social, político y económico de regímenes impuestos mediante golpes de Estado, de carácter militar, efectuados a mediados del siglo pasado en la región. Gobiernos como el de Siria, que impulsaron el estatuto de “estado de emergencia”, dictaron una serie de leyes que permitieron mantener la estabilidad social (inexistente tras varias juntas militares luego de independizarse) a costa del uso de la violencia y la pérdida de derechos políticos y sociales.5 Así, en Siria, la oposición fue declarada ilegal y reprimida desde los años 70 hasta la actual guerra civil iniciada en 2011, un año después del levantamiento en Túnez, razón por la cual distintos medios de comunicación continúan hablando del posible efecto dominó o de un contagio en la región. Lo que sí podemos aseverar es que las televisoras árabes, como la qatarí Al-Jazeera o la saudí Al-Arabiya, fueron actores que contribuyeron a la distribución y transmisión de las noticias, de sus narrativas al resto de los países árabes y el mundo.
4 Presidente de la república de Túnez desde 1987, año en el que derrocó al presidente Bourguiba, hasta el 14 de enero de 2011 cuando se vio obligado a escapar del país. 5 Se declaró a Siria en “estado de emergencia” desde la llega de Hafez al-Assad tras el golpe de Estado en 1967. Durante este llamado régimen de excepción, el gobierno se reserva el poder de restringir o suspender el ejercicio de algunos derechos ciudadanos. Los derechos restringidos pueden ser los relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de reunión y de tránsito. Durante ese estado las fuerzas armadas de un país pueden asumir el control de orden interno, tal cual se ha hecho en Siria desde entonces. 24
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En Siria, la oposición fue declarada ilegal y reprimida desde los años 70 hasta la actual guerra civil
En marzo de 2011 comenzaron los primeros disturbios en Da´ra, comunidad rural al sur de Siria, donde un grupo de jóvenes de entre 14 y 17 años fueron aprehendidos y brutalmente torturados por el Servicio de Inteligencia, Mukhabarat, para después ser liberados como otro acto de intimidación y violencia al que estaba acostumbrado el régimen del padre de Bashar al-Assad.6 La Yumrukiya7 ha utilizado la violencia en varias ocasiones. Hafez al-Assad, desde que concentró todo el poder político y militar en torno a su persona, inició una campaña de desprestigio y criminalización contra la oposición, principalmente de los Hermanos Musulmanes,8 que a finales de los años 70 se levantaron contra el régimen con ayuda del financiamiento del gobierno iraquí de Saddam Hussein, debido al distanciamiento de ambos países luego de que este último reconociera al Estado de Israel.
6 Bashar al-Assad gobierna desde 2000, primer presidente civil de Siria, se graduó en Londres en oftalmología, sucedió al mandato de 30 años de su padre, Hafez al-Assad, siendo una República hereditaria. 7 Fusión de las palabras monarquía y república en árabe. 8 La Hermandad musulmana en Siria data de 1945. Sin embargo, sus raíces se encuentran antes de la independencia, había una amplia gama de cofradías y asociaciones religiosas extendidas por varias zonas del territorio sirio, entre las que destaca Shabab Muhammad (Los jóvenes de Mahoma), que acabarían uniéndose en una única cofradía bajo el liderazgo de Mustafa al-Siba’i. Pero en 1952, tras el golpe de Shishakli, quien instauró un gobierno militar de puño de hierro y ordenó el cierre de las sedes de los Hermanos y el encarcelamiento de sus líderes, además de ordenar la disolución de todos los partidos políticos. La llegada del Baaz en 1963 provocó el estallido de la insurrección armada (1979-1982) contra el Régimen calificado por los HHMM de “sectarista” (por la preponderancia alauí, no considerada ortodoxa), pero ante todo ésta era laicista (contra la abolición de la casilla de religión en los documentos de identidad,); desde entonces la oposición de la Hermandad Siria se caracterizó por una actividad clandestina. 25
Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil
Finalmente, entre el 2 y 28 de febrero de 1982, este levantamiento fue cruelmente reprimido en la ciudad de Hama, donde miles de civiles fueron asesinados (las cifras varían entre 10,000 y 30,000), algunos miembros lograron refugiarse en el extranjero donde continuaron la difusión de los actos de tiranía del régimen a través de la academia, el periodismo, o la búsqueda de contactos políticos con administraciones extranjeras, primordialmente europeas y estadounidenses. Desde esos años, la oposición siria se mantuvo oculta y la administración de Hafez al-Assad se preocupó por participar en las negociaciones para la paz con todas las partes involucradas en el proceso de paz árabeisraelí (Palestina, Líbano, Jordania y Israel), por lo cual la oposición consiguió tiempo para formular varias reivindicaciones y obtuvo mayor legitimidad frente a un Presidente que buscaba acercamientos con el régimen israelí. Estas reivindicaciones serían dictadas en la Declaración de Damasco de 2005,9 pocos años después de iniciadas las reformas prometidas por Bashar al-Assad, en las cuales se prometió transformar el aparato económico y, con menos énfasis, el aparato administrativo y político. Dicho cambio se basó en el modelo económico y político chino.10 Según este discurso, Siria sería elevada a potencia económica de la región, la pobreza se contrarrestaría con la reforma agraria y la corrupción del aparato estatal sería combatida a través de una limpieza de los cargos administrativos, desplazando a los antiguos mandos por mentes más jóvenes y preparadas en el extranjero.
9 La Declaración de Damasco fue un acto de unidad de la oposición siria emitida en octubre de 2005. Criticó al gobierno sirio como “autoritario, totalitario y exclusivista”, y pidió por un proceso de reforma pacífico y gradual “fundado sobre la concordia, y basado en el diálogo y el reconocimiento del otro.” Fue firmado por más de 250 figuras de la oposición, así como de las partes seculares y religiosas (una importante cantidad de Hermanos Musulmanes), árabes y kurdos; se llamó a una solución justa para la cuestión kurda en Siria de un modo que asegurará la igualdad de los kurdos éstos con todos los demás ciudadanos sirios. 10 Desde que Mao llega al poder el 1 octubre 1949, hasta que Deng Xiaping toma el poder por un golpe de Estado 1971, China ha mantenido un modelo mixto donde hay sectores económicos en los que domina el Estado y otros que han sido liberados a la inversión extranjera que es altamente regulada. 26
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El miedo fue reemplazado por la indignación, seguida de empatía y esperanza, que lejos de separar al pueblo sirio lo unió a las filas del levantamiento Sin embargo, a pesar de la promulgación de estas reformas, los cambios tangibles fueron pocos, la economía siria continuó estancada. El desempleo y los niveles de desigualdad social se hicieron más notables. Las ciudades y los grupos sociales o comunidades que se beneficiaron de esta serie de cambios fueron contadas al privilegiarse las inversiones en las ciudades más grandes y estratégicas para aumentar el comercio: Homs, Alepo y la capital, Damasco, donde años atrás se había acumulado el poder político, ahora incluía el económico repartido de forma similar; las inversiones en los nuevos sectores, como el de telefonía móvil, le fueron otorgados a miembros de la familia al-Assad y a empresarios suníes de Damasco, así como a otros grupos de inversionistas cercanos al régimen (cristianos y drusos), que fueron protegidos de esta incipiente liberalización. Frente a esta apertura económica, la economía de Siria quedó debilitada, a pesar de la prometida reforma agraria el campo quedó abandonado; las exportaciones de petróleo habían disminuido en los últimos años debido (en gran medida) a las sanciones impuestas por el senado y la administración de George W. Bush a través de la llamada Ley de Responsabilidad Siria y de restauración de la Soberanía Libanesa de 2003.11
11 El 11 de mayo de 2004, el presidente de los Estados Unidos George W. Bush firmó una Orden Ejecutiva implementando sanciones a Siria según la Ley de Responsabilidad Siria y de restauración de la Soberanía Libanesa de 2003. Las sanciones presionarían a Siria a dejar (“abandonar Líbano” o “abandonar el Líbano ) Líbano ya que la administración de Hafez al-Assad era contradictoria con el espíritu de los Acuerdos de Taif de 1989 ((negociados en Arabia Saudí por algunos miembros del parlamento del Líbano de 1972, los acuerdos trataron la reforma política en el Líbano, la conclusión de la Guerra Civil, el establecimiento de relaciones entre el Líbano y Siria, y el diseño de un marco para la retirada gradual siria del país.). 27
Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil
Lo anterior, aunado a una latente desesperación y hastío social, generó finalmente que en marzo de 2011, cuando estos jóvenes de Da´ra fueron reprimidos, en lugar de que la gente se intimidara como en el pasado, sus familias y la comunidad salieron a las calles a protestar. El miedo fue reemplazado por la indignación, seguida de empatía y esperanza, que lejos de separar al pueblo sirio (tradicionalmente diverso étnico y confesional) lo unió a las filas del levantamiento que rápidamente fue objeto de una represión en escalada. Al mismo tiempo, la revuelta se expandía a otras provincias como Hama, hasta llegar a las grandes ciudades como Alepo, Homs y el centro de Damasco. El régimen baazista, lejos de disminuir la violencia y calmar el malestar, hizo caso omiso de las demandas de la sociedad civil y continuó con la represión usando al Ejército y a los Mukhabarat, quienes vestidos de civiles se mimetizaron con la población y empezaron a desgastar la unidad y estabilidad de las movilizaciones. Pronto se generó un ambiente de desconfianza entre la oposición o, mejor dicho, entre los grupos opositores al régimen. Esto fue acompañado de la manipulación de parte de los medios de comunicación controlados por la élite en el poder que utilizó el discurso sectario para debilitar a la sublevación y así cooptar grupos minoritarios, privilegiados por tradición, como los cristianos, los drusos y más adelante los kurdos, por medio de dadivas y promesas reformistas que incluían mayor autonomía política a futuro.12
12 No podemos obviar el origen de muchos de los problemas internos como lo es la división étnica y confesional que presenta este Estado desde el Imperio Otomano, y cómo a través del tiempo ha pasado por varios procesos como la ocupación colonial y los problemas de convivencia entre las minorías se fueron acrecentando debido a una incisiva participación foránea que, al resguardo de sus intereses, desmoronó la manera pacífica y tolerante en que llegaron a convivir los variados pueblos de cristianos, judíos, kurdos, drusos, ismailíes, palestinos, musulmanes suníes y alauíes 28
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Con lo anterior, Bashar al-Assad, su corte empresarial y el aparato militar, propietarios de gran parte de la economía siria, contendrían el contagio y convertirían (en la narrativa transmitida por los medios de comunicación) el levantamiento reivindicativo en una guerra civil sectaria en la que se quiso intervenir como se hizo en Libia, sin embargo el veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la detuvo, provocando que Estados Unidos promoviera medidas desde la sociedad internacional al enviar a Kofi Annan como representante especial, y posteriormente a 300 observadores (generales de los Cascos Azules), sin que esto modificara la situación de violencia sectaria desarrollada en diversas localidades del país. Aunque el 90.3% de la población actual en Siria es árabe, el resto lo conforman principalmente kurdos y armenios.13 Al hablar de pueblos y etnias en Siria, también debemos distinguir las múltiples prácticas confesionales que existen en sus provincias. La minoría alauí, una rama del islamismo chií, es la que ha gobernado y mantenido la estabilidad del país durante las últimas cuatro décadas, mientras que la mayoría sunní (más del 70% de la población) vive bajo la administración heredada del mandato francés, el cual procuró que el poder se concentrara en las minorías alauí, cristiana y drusa.14
13 The World Factbook CIA, Syria, [En línea], Estados Unidos, Dirección URL: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ sy.html, consulta: 22/05/14. 14 Ignacio Álvarez-Ossorio, Siria contemporánea, Ed. Síntesis, España, 2009, págs. 11-12. La mayoría sunita representa el 74%, otros musulmanes (incluye alauita, drusos) el 16%, cristianos de varias denominaciones el 10% y existen pequeñas comunidades judías en Damasco, Al Qamishli, y Aleppo.
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Siria: de los levantamientos del mundo árabe a la actual guerra civil
Esta compleja diversidad, vista desde los gobiernos extranjeros como una debilidad, sigue siendo explotada por los diversos grupos de interés que integran la actual Guerra Civil Siria, donde las minorías tradicionalmente cooptadas apoyan al gobierno de la familia Bashar y el Partido Baaz (alauíes, drusos, ismailíes y kurdos). Mientras que la mayoría sunita se ve en la necesidad de buscar el apoyo de vecinos árabes-suníes de los reinos hachemíes15 o de la sociedad internacional por medio de grupos opositores tradicionales como los Hermanos Musulmanes. Debemos considerar que el gobierno chií de al-Assad es apoyado por Irán, país chií que ha luchado por la influencia en la región desde hace tiempo. Una toma de control sunita alteraría el equilibrio de fuerzas del corredor chiíta de Irán, Siria y Hezbollah, que perderían poder. Por las mismas razones, Arabia Saudita y Qatar han brindado apoyo financiero y logístico a los rebeldes, en su mayoría sunitas, pues de esta manera Siria se convertiría en un Estado aliado sunita, lo que cambiaría el equilibrio geopolítico del poder en el Medio Oriente a su favor y, por lo tanto, a favor de intereses europeos y primordialmente estadounidenses. Si bien, la unión y propuesta de la oposición siria en el conflicto aún no es clara, debemos aceptar que sí han sumado muchos partidarios y pareciera que por momentos los jóvenes, frente al fuego, avanzan de manera rápida ganando el control de ciudades, sin embargo el ejército Sirio, a pesar de incesantes deserciones, continúa atacando a civiles bajo órdenes gubernamentales contra los “rebeldes”, “terroristas”, “traidores”, etc., siendo parte del discurso presentado ante los medios por el presidente Bashar al-Assad hasta el momento. Los detenidos y refugiados son muchos, pero más son los heridos y muertos; mientras tanto, el gobierno continúa enlistando jóvenes, por supuesto miembros de alguna minoría tradicionalmente aliada al régimen. 15 Hachemí o hachemita, nombre que se da a un linaje árabe reinante en Jordania y presente en Marruecos, Irak y Siria, que procede de los Banu Hashim o hijos de Hashim, uno de los clanes más importantes de la antigua tribu de Quraish, radicada en La Meca al que pertenecía Mohamed.
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Bibliografía -- Álvarez-Ossorio, Ignacio. Siria contemporánea, Síntesis, Madrid, 2009. -- Colin, Flint, Introduction to Geopolitics, Routledge, Inglaterra, 2012. -- Collelo, Thomas, Syria: A Country Study, [En línea], en “Washington: GPO for the Library of Congress”, Estados Unidos, 1987, Dirección URL: http://countrystudies.us/syria/, consulta: 23/05/14. -- Mesa del Monte, Luis (coord.). El pueblo quiere que caiga el régimen. Protestas sociales y conflictos en África del norte y en Medio Oriente, El Colegio de México, 2012, -- _____________ (coord). Las relaciones exteriores de Siria, Colegio de México, México, 2013. -- Revista Foro Internacional 208, vol. LII, abril-junio 2012, núm. 2., El Colegio de México, México, 2012.
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Poder y violencia.
Narrativa y orden de disposiciones en actores partícipes del sicariato. Reflexión sobre experiencias en el norte del país Faith Gerardo Muñoz Alvarado, Estudiante de Sociología, Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM
“El cobrador ha aprendido que es inútil esperar el momento en que papá gobierno o mamá revolución se decidan por fin a procurar un bienestar social equitativo, por ello es que decide cobrarse por sus propios medios.”
Rubem Fonseca
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oner sobre la mesa asuntos que tienen que ver con imaginarios, formas culturales y prácticas sociales, en cuanto a formas de poder y violencia, representa sumarse a los esfuerzos por explicar y comprender la complejidad que atraviesan los distintos escenarios del México contemporáneo. El presente ensayo atiende al rescate de narrativas recogidas en el municipio de Mazatlán Sinaloa; localidad no exenta a la precarización social de las últimas décadas y las sistemáticas olas de violencia e inseguridad de los últimos años, que han devenido en escenarios significativos en cuanto a la construcción simbólica de distintos actores de la vida social, por lo que en este tenor, el presente examina las formas simbólicas, taxonomía discursiva y marcos de sentido respecto a poder y violencia en narrativas producto de un acercamiento a sujetos adscritos al mundo del narcotráfico, específicamente al sicariato.
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La narco máquina aprende y en su devenir neoliberal ha sabido incorporar, reinterpretar, utilizar dos claves importantes: los liderazgos distribuidos y, especialmente, la tercerización de sus actividades
Sobre la complejidad del sicariato El narcotráfico como red empresarial, implica un complejo y diferenciado capital humano que responde a múltiples funciones necesarias para el aseguramiento de la empresa, en este sentido Reguillo Cruz, advierte: La narco máquina aprende y en su devenir neoliberal ha sabido incorporar, reinterpretar, utilizar dos claves importantes: los liderazgos distribuidos y, especialmente, la tercerización de sus actividades (se contratan sicarios ad hoc, se delega a otro grupo el manejo del dinero, se encarga el contacto internacional y así, tercerizando).1 Una arista clave de su capital humano constituyente es el brazo armado, teniendo como figura central al sicario, “entendido [aquí] como un asesino pagado”. 2 No obstante, dentro de la complejidad en la estructuración del narcotráfico, hay diferenciaciones en cuanto a las condiciones y representaciones en torno a sus individuos constitutivos. Existen categorías sociales para nombrar la posición de quien tiene adscripción en alguna arista de la estructura productiva: buchones, raza placosa, plebada, raza alterada, pesados, malandrinada.3 Estas denominaciones representan el ideal respecto a la tipificación del “alto mando”, o bien del sicariato “exitoso”; sin embargo, existen fuertes matices y no todos los sujetos adscritos refieren a las estéticas del actor paralegal exitoso e idílico, por lo que es posible encontrar un amplio sicariato precarizado, que aunque adquiere relativos beneficios y posibilidades, no se coloca en escalas de poder de gran espectro. 1 Rosana Reguillo Cruz, La narco máquina ya no necesita chapos, en “Revista Anfibia”. 2 Leonardo Reyes, Migrar por la ciudad. Análisis de La Virgen de los sicarios, p. 170. 3 Denominaciones propias del lenguaje coloquial para referirse a actores adscritos al narcotráfico. 36
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De tal manera, las narrativas que atiende el presente, refieren a un sicariato precarizado o actor raso, al cual es posible ubicarlo dentro del ejercito de sujetos provenientes de las colonias o barrios populares, que dada la condición marginal, son espacios que han resultado acordes para la operacionalización de outsourcings; instrumentalizando la experiencia y capitales de hombres y mujeres, esto es: cada barrio aporta sus “matones”, “tienditas” y respectivos vendedores, tanto como sus cuerpos de vigilancia y control, así como figuras microlocales representativas. Definir los matices que componen las jerarquías, condiciones concretas de existencia y representaciones dentro del narcotráfico resulta una tarea ardua, sin embargo a pesar de sus diferencias materiales, es posible encontrar ciertas formas regulares de subjetivación aún dentro de lo complejo, es decir, el sicario de colonia o el matón de barrio comparte en mayor o menor medida el mismo sistema de códigos, símbolos y disposiciones que el sicario de élite. Sobre la narrativa Ninguna expresión es fortuita, las narrativas se entienden a partir de las condiciones sociales en las que se construyen. El ensayo rescata narrativas que dan muestra del orden de disposiciones, o bien, en términos de Bourdieu, de cierto habitus, entendido como: “[…] sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes”.4 En esta tónica, la narrativa tuvo lugar entre dos individuos, que dentro de una plática convencional, e ignorando casi la atención de quien escribe el presente artículo,5 hablaban de diferentes temas como si sólo estuvieran ellos: 4 Pierre Bourdieu, Estructuras, habitus y prácticas, p. 91. 5 Elaboración propia, producto de un ejercicio de observación no estructurada (diciembre 2013) . 37
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- Él es muy buena gente, es amigo de los jóvenes, de corazón y palabra. -Juré por mi madre, en paz descanse, que en mi cumpleaños aquí me quedare; cómo ves que el otro día estas viejas le pusieron un pinche altar a la Santa Muerte… ah pues les tire todo su desmadre y le puse una veladora a la Virgen. - Me perdone mi madre, pero las mujeres son el diablo sin cola, yo también tenía jefa, tengo tías, primas, un chingo de primas, con su respeto pero las viejas son cabronas - Si, apá, yo también pienso lo mismo ¿Por qué nomas les duele cuando paren y no cuando cogen? - Con ganas de matar a estas viejas, ¡Pero sin violencia! Uno les compra regalos, zapatos, loquera, de todo y siguen siendo mal agradecidas. - Discúlpeme apa, pero usted sabe que esto no se puede sin violencia. - Ah pero ¿Te acuerdas la morrita de dieciocho años que me robe? Se quiso venir conmigo, ya después fui con sus papás y les explique. - Pues la enamoraste apá. Yo andaba con una vieja que bailaba, me compraba de todo, me pichaba toda la loquera, pero terminaron metiéndome una madriza. Tiene un hijo yo sé que es mío, ella no lo quiere reconocer, y pues un hijo es un hijo, es tu sangre. - Yo tengo un hijo que lo levantaron en Tepic, me duele toda el alma, pero yo no puedo ir para allá a buscarlo, si me muevo me matan. - Tú tienes remedio, si es tu hijo el morro, búscalo, hay que ver que pedo con eso. 38
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- Tengo entendido que lo vendió, le tengo un gran rencor por eso. - ¿Ves cómo son? El otro día aquella pinche vieja me andaba echando los soldados ¿Te imaginas? Directo a la Palma, esa pinche vieja se cree la Reina del Sur. Se acerca otro individuo quien es exhortado a retirarse. - ¡Sácate a chingar a tu madre de aquí!, ¡Ya deja de estar fumando esa madre!, ¡Si a este güey me mandaran matarlo en corto le daría piso! - Aguantala apa, es que todavía no sabe bien que pedo. - Dale un cuerno a ver si no sabe, nomás se anda haciendo pendejo. - En la mañana le quebré a otro bato un foco en la frente, este otro pendejo me tiene hasta la madre, yo lo cuide desde morro, yo no quiero matarlo me dolería pero se está pasando de verga, pero es mas no hace falta mancharme las manos, le mando gente. - A veces se cansa uno. Es mejor que haya trabajo, pero a como hay cosas que hacer, que me cuide mi madre que está en el cielo. - Pues es tu ángel, apá.
Tales expresiones parecieran salir de alguna película de acción, pero se trata de una muestra de narrativas propias de ciertos escenarios contemporáneos: subjetividades con fuertes cargas de empoderamiento y disposición a los necro- desenlaces. 39
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Las expresiones como producto de lo instituido y como productos instituyentes Un hombre ha pedido a su mujer: <<Cielo, ¿Podrías traerme un vaso de agua?>> La mujer ha respondido con violencia: << ¿Es que no ves que estoy planchando tu camisa?>> Si tuviera el talento suficiente para explicar la geología de este breve diálogo, su tectónica de placas, este libro sería un logro, pero no sé si seré capaz. ¡Ese hecho tan vulgar es tan complejo! 6 Así advierte Marina, en el libro La pasión por el poder, poco después de iniciar su primer capítulo. Cuestión que cabe mencionar, pues de igual modo sería un logro explicar los breves diálogos anteriormente expuestos. Sin embargo, es posible acercarse a los ejes sociales que permiten construir ese tipo de expresiones. Los marcos de sentido constitutivos en las narrativas parten principalmente de un masculinismo y autoridad exacerbada, los cuales se soportan en un pensamiento de corte místico religioso. Los actores caracterizan a la mujer de un mal natural (a no ser por las familiares); así mismo, en otros instantes los actores dan muestra de una importancia hacia la estructura familiar, al hacer alusiones respecto a hijos, madre y demás integrantes, lo que lleva implícito el papel tradicional en cuanto a la autoridad familiar que en este caso a ellos les corresponde. Aunado a ese papel, es posible percatarse que uno de los individuos es representado como apá, (expresión que alude a una figura moral de corte patriarcal), actor que dio muestras en varias ocasiones de presunción en torno a su capacidad de hacer sobre los cuerpos, que a pesar de tratarse de individuos cercanos (según las formas discursivas), muestra una disposición para ejecutarlos. Sin embargo, buscando trascender la descripción: ¿Cómo se construyen socialmente perfiles cuyas narrativas tienen que ver con ese tipo de expresiones, encaminadas a un empoderamiento y disposición al uso de la violencia? Sayak Valencia sugiere abordar los perfiles violentos no a través de juicios morales:
6 José Marina, La pasión por el poder, p.11. 40
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¿Cómo se construyen socialmente perfiles cuyas narrativas tienen que ver con ese tipo de expresiones, encaminadas a un empoderamiento y disposición al uso de la violencia?
“sino por medio de la revisión de los fenómenos que reinterpretan y dinamitan los postulados humanistas que tenían valía en un mundo estructurado socialmente bajo el discurso del sistema benefactor y no en el mundo contemporáneo basado en la precariedad económica, la dictadura del hiperconsumo y la competencia individualista.”7 Citando conceptos de Habermas, Solís caracteriza la situación mexicana en lo que refiere a un detrimento del Estado social: “constituida por un déficit de racionalidad en la intervención económica del Estado (más de tres décadas sin crecimiento económico, con aumento rampante de la pobreza y las desigualdades sociales) y un déficit de legitimidad del Estado y sus instituciones […]8 De ese modo, las narrativas, más allá de pensarlas en términos individuales, o bien como procesos meramente subjetivos,9 resulta necesario entenderlas como un fenómeno a partir de las condiciones sociales, pues se trata de procesos de precarización y exclusión social frente a aspiraciones económicoculturales, donde las posibilidades de agenciamiento se ven drásticamente reducidas, lo que se traduce en poblaciones con expectativas truncadas.
7 Sayak Valencia, Capitalismo Gore y Necropolítica en México contemporáneo, p. 89. 8 Luis Solís, Neoliberalismo y crimen organizado en México: El surgimiento del Estado narco, p. 8. 9 Curiel García, Salazar Gutiérrez, Ciudad abatida antropología(s) de la(s) fatalidad(es), pp. 78. 41
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Aunado a lo anterior, el elemento de género resulta nodal, pues la precarización y las exigencias sistémicas ponen en cuestión las masculinidades hegemónicas en cuanto a que se deja de figurar como proveedor.10 Así mismo, se han construido nuevos estándares del quehacer violento, propios de las olas de sangre producto de las guerras territoriales recientes, es decir se han objetivado formas del correcto deber ser del sicario, cuestión que vino a reiterar y potencializar la naturalización de actores violentos. En el municipio de Mazatlán, como probablemente en otros escenarios, adultos y jóvenes transversalizados por la hegemonía aspiracional, las masculinidades exacerbadas y la precarización,11 cuentan con las suficientes disposiciones para tener un AK- 47 entre las manos, el cual (en esta lógica), les da sustento, sentido y propósito, que les permite realizarse como agentes plenos y empoderados, no sin traer consigo un devenir en términos de horror,12 donde la pasión humana del poder- hacer13 y las masculinidades en crisis, se ven resueltas en lo redituable del exterminio tanto como en el hecho mismo de matar, cuestión que los sitúa como ganadores en un contexto profundamente sombrío. En la actualidad, resulta urgente reflexionar los procesos y condiciones que como caldo de cultivo no dejan de cocinar individuos con tales disposiciones, esto frente a las respuestas exclusivamente punitivas de parte del Estado, donde sus actores dejan de lado los procesos a mediano-largo plazo en los que se han construido tales problemáticas. Por lo tanto, el fenómeno es y seguirá siendo costoso en términos de vidas humanas sino se logran redefinir las ópticas-estrategias para acercarse a tratar la violencia y el sicariato.
10 Cfr. María Jiménez, Olivia Guerrero, (coords), Reflexiones sobre masculinidades y empleo. 11 Sayak Valencia, op. cit., p. 88. 12 Lucia Nieto, Adriana Cavarero, Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea, p. 252. 13 Cfr. José Marina, op. cit. 42
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Bibliografía -- Bourdieu, Pierre, Estructuras, habitus y prácticas, España, Taurus, 1991. -- Curiel, García; Salazar, Gutiérrez, Ciudad abatida antropología(s) de la(s) fatalidad(es), México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2012. -- Jiménez, María; Guerrero, Olivia (coords), Reflexiones sobre masculinidades y empleo UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Cuernavaca, México, 2007. -- Marina, José Antonio, La pasión por el poder, Anagrama, Barcelona 2008. -- Nieto, Lucia, Adriana Cavarero, Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea, Foro Interno, núm. 11, México, 2011. -- Reguillo Cruz, Rossana, La narco máquina ya no necesita chapos, [en línea] México, 24/02/2014, dirección URL: http://www.revistaanfibia.com/cronica/la-narco-maquinaya-no-necesita-chapos, consulta: 12/05/2012. -- Reyes, Leonardo, Migrar por la ciudad. Análisis de La Virgen de los sicarios, en “Grafía”, núm. 5, Colombia, noviembre, 2007. -- Solís, Luis, Neoliberalismo y crimen organizado en México: El surgimiento del Estado narco, en “Frontera Norte”, 50, México julio-diciembre,2013. -- Valencia, Sayak, Capitalismo Gore y Necropolítica en México contemporáneo, Relaciones Internacionales, núm. 19, México, febrero, 2012.
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Violencia, naturaleza y condición humana: ¿El hombre es el lobo del hombre? Pedro Isaac Vázquez Venegas, Estudiante de Ciencia Política
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ito Macio Plauto, en su comedia Sobre los Asnos, la Asinaria, hizo decir a uno de sus personajes Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit. Lobo es el hombre para el hombre, cuando no sabe quién es el otro. Más de un milenio después,Thomas Hobbes en su célebre Leviatán, retiraría el condicional causal de la oración y entonces, recortada, la frase afirmaría simplemente que el hombre es el lobo del hombre. La diferencia entre la primera y la segunda versión de estas sentencias puede parecer minúscula, pero analizando a fondo los supuestos sobre los que estriba cada una de ellas, no es difícil notar que se sitúan en puntos marcadamente distantes entre sí. En esencia, ambas frases nos remiten a la difícil cuestión de la naturaleza humana. Nos plantean una disyuntiva que ha sido el centro de agitadas polémicas filosóficas a lo largo de varios siglos; el hombre, por su disposición biológica natural ¿Es “malvado” y por instinto tiende a agredir y hacer daño a otros hombres o, por el contrario, es “bueno” por naturaleza y sólo perpetra dichas agresiones si se presentan unas condiciones determinadas que propicien el acto agresivo?
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Violencia, naturaleza y condición humana: ¿El hombre es el lobo del hombre?
Si el hombre existe siempre naturalmente en el seno de organizaciones sociales compuestas por otros hombres, aquellos fenómenos que tienden a perturbar la paz social y la convivencia, son más la excepción que la regla En la medida en que decidiéramos inclinarnos por la primera alternativa, y asumiéramos que el hombre es violento por naturaleza, se podría decir que es por eso que resulta imprescindible la existencia de un poder coactivo superior que pueda disuadirlo de seguir libremente los impulsos que lo llevan a hacer daño al otro. Este sería, con los matices pertinentes, el principio bajo el cual se concibe una sociedad compuesta por individuos originariamente disociados. La filosofía política del contractualismo es uno de los ejemplos más ilustrativos que se pueden encontrar al respecto. En él, se asume que las partes llegan a un acuerdo consciente, explícito y racional mediante el cual deciden renunciar al uso personal de la violencia para cedérselo a un soberano común que será el encargado de dirimir diferencias entre los contratantes y castigar, mediante el ejercicio exclusivo de esa misma violencia, a aquellos que violen los preceptos establecidos en el pacto social. En el otro extremo, nos hallamos con la posibilidad de una comunidad orgánica, que existe por encima de los individuos y de manera independiente a su voluntad. Podemos tomar a la concepción clásica aristotélica del hombre como un Zoon Politikon -un animal políticoque vive indefectiblemente en comunidad con otros hombres, como el ejemplo más adecuado para ilustrar una segunda alternativa posible de naturaleza humana. Si el hombre existe por naturaleza en el seno de organizaciones sociales compuestas por otros hombres, aquellos fenómenos que tienden a perturbar la paz social y la convivencia, son más la excepción que la regla; no son sino disrupciones e irregularidades en una formación social armónica.
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Podríamos decir que estos son los dos grandes paradigmas desde los cuales se ha concebido la existencia de la sociedad. Aunque hace falta recordar que las teorías contractualistas se reconocen a sí mismas como especulaciones teóricas que no buscan fundar su validez en el hecho de haber ocurrido históricamente y que, más que explicar el origen de la organización social, buscan reubicar la fuente de legitimidad del poder político en la aceptación de éste por parte de los individuos que conforman al grupo social. Por ello, es necesario recalcar que la cuestión que aquí nos interesa de ellas, de las teorías contractualistas y organicistas, es su utilidad para ilustrar dos formas antagónicas de vislumbrar la dinámica de las relaciones que los seres humanos establecen entre sí. Permitiéndonos hacer síntesis de ambas posturas, asumimos que la sociedad existe naturalmente, pero es imposible obviar el hecho de que el ser humano es capaz de tener una conducta abiertamente antisocial. El hombre está más allá de ser simplemente “bueno” o “malvado”, es demasiado complejo como para encerrarlo en la rigidez de cualquiera de esos dos adjetivos. La labor de comprender la realidad de la violencia como problema social, nos remite a la necesidad de responder a la pregunta ¿Cómo es que surge lo anti-social dentro de una sociedad? Sin duda una respuesta satisfactoria requeriría de un trabajo más amplio y sistemático que el que aquí nos es posible ofrecer. Por lo que nos limitaremos a esbozar los principios que puedan fungir como cimientos de dicha respuesta, asentando algunos supuestos acerca de la naturaleza humana que podrían resultarnos de utilidad.
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Las condiciones de la relación interpersonal del individuo con el otro determinan el nivel de propensión hacia la violencia que pueda existir dentro de la misma relación. Por esta razón, en la mayoría de los casos, es más fácil que se asuma una conducta hostil o recelosa respecto a un individuo extraño que respecto a un otro que forma parte de su círculo social más íntimo. Entre más ajenos sean los actores de la relación entre sí, es más probable que no se reconozcan a sí mismos como personas1 y que no exista por tanto la posibilidad de crear sentimientos empáticos que propicien más la concordia que la discordia y el antagonismo dentro la relación. Esta discordia es producto de la diferenciación de identidades que existe entre las personas. La confianza no existe para los extraños, sino para aquellos que se conciben como iguales, como semejantes, como miembros de una misma unidad social. Hace falta saber quién es el otro, porque el otro no es concebido como un igual por el simple hecho de pertenecer a la especie humana, sino que son los elementos que comunican a las personas los que definen en gran medida las características de esa relación. Aquí es de destacarse el sentido que se le da al hecho de comunicar; en su origen etimológico, esta palabra no quiere decir nada más que poner en común y es a esto a lo que nos referimos: en la medida en la que existan o estén ausentes estos elementos de comunidad,2 tendrá lugar la diferenciación o integración social que propicia o dificulta la aparición de conductas violentas.
1 Aquí el término “persona” se diferencia del término “individuo” en la medida en que la personalidad involucra todos los elementos que dotan de identidad al hombre, mientras que asumimos que la individualidad sólo lo define en cuanto a ser independiente y diferenciado de otros. 2 Cierta semejanza cultural, como por ejemplo tener el mismo idioma, cultura, raza, tradiciones, preferencias, objetivos en común, ideología y más elementos de una extensa gama que pueden contribuir a construir esta identificación o diferenciación respecto al otro. 50
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Ahora, es un hecho que los seres humanos existen insertos en la cultura y que la cultura es una creación completamente humana, por lo que a pesar de que los hombres compartan una naturaleza inherente a todos ellos en cuanto son miembros de una misma especie, las condiciones socio-culturales particulares en las que están inmersos desempeñan un rol fundamental a la hora de determinar cómo es que las personas se relacionan entre sí. Así es como se incluye dentro de nuestras consideraciones el que fuera el sucesor filosófico del concepto de naturaleza humana: la condición humana. Ahora no concebiremos estos términos como sustitutos, sino como elementos complementarios que contribuirán, en conjunto, a construir un marco de referencia que sirva para explicar la conducta de los seres humanos insertos en una realidad compleja. La condición humana es relevante en la medida en que aceptamos que el hombre cuenta con facultades racionales adaptativas que le ayudan a adecuarse de la mejor manera posible a las condiciones particulares en las que existe. Si hemos de suponer una utilidad evolutiva a la racionalidad del hombre, lo más plausible sería considerar que ésta se dirige, en última instancia, a garantizar su propio bienestar y supervivencia.3 Entonces tenemos una dicotomía natural/artificial dentro de la cual el hombre halla su esfera de existencia. Se trata de incluir lo natural dentro de lo artificial, de que las instituciones formales e informales creadas por el ser humano de manera racional para la consecución de fines explícitos, no acaben desfigurando las instituciones naturales que vinculan al individuo con su medio social y contribuyen a la definición de su identidad. En la medida en que las estructuras que componen la realidad social propicien o dificulten la construcción de vínculos interpersonales densos, tendremos una sociedad con mayor o menor nivel de cohesión, más o menos atomizada. La existencia de la sociedad está garantizada por la existencia del Estado, pero nada garantiza que dentro de dicha sociedad exista comunidad, y en la medida en que se cuenta con ésta como una forma natural para garantizar la convivencia armónica entre los individuos, es más probable que se materialice un bienestar social integral.
3 No ahondaremos más en esta cuestión debido al espacio del que se dispone. Pero hace falta aclarar que no estamos reduciendo lo humano a lo meramente biológico y que reconocemos la complejidad y composición multifactorial de la conducta humana. 51
Violencia, naturaleza y condición humana: ¿El hombre es el lobo del hombre?
No está demás hacer énfasis en que la violencia es un fenómeno complejo con dimensiones psicológicas y sociales muy particulares, propias de cada una de sus diversas manifestaciones; puede ser interpersonal, autoinflingida o social/ colectiva. Para entender lo violento será siempre necesaria una interpretación multidisciplinaria que tome en cuenta los contextos y formas específicas en las que los actos agresivos pueden ser observados. Si nos ceñimos a la dimensión social de la violencia, en ella puede que los niveles de cohesión social sean factores clave para comprender con mayor certeza por qué algunas sociedades padecen mayores problemas de este tipo que otras.También podría ser pertinente revisar indicadores como el índice de Gini u otros relativos a los niveles de igualdad en todos los sentidos y tratar de comprobar una relación posible entre desigualdad e incidencia de conductas agresivas o criminales. Aunque es difícil hacer afirmaciones generales sin caer en el error, una hipótesis primaria podría ser la que supone que en la mayoría de los casos, la ecuación que incluye mayores niveles de igualdad y mayor integración social, casi siempre da por resultado menores niveles de violencia. Toda posible solución a este problema social debería fundarse en la comprensión a fondo de aquellos factores con los que está estrechamente relacionado. El grado de cohesión social, los niveles de concentración de la riqueza, la diferenciación/ integración cultural y la percepción de la alteridad son sólo algunas categorías a partir de las cuales es posible comenzar a escudriñar la realidad de la violencia como fenómeno humano. Si bien es cierto que hay muchas vertientes desde la que se puede aanalizar este tema, una pregunta clave que debiéramos hacernos -con miras al diseño de soluciones- tendría que centrarse en qué tan apropiadas son las instituciones sociales del mundo globalizado contemporáneo para satisfacer las necesidades humanas menos evidentes, como la necesidad de pertenencia, seguridad, identidad y otras, que son imprescindibles para lograr bienestar y desarrollo humano integral. A modo de conclusión, considero que sería apropiado rescatar un poco la idea elemental plasmada por Freud en su obra El malestar en la cultura, que, permitiéndonos hacer una simplificación tal vez demasiado grosera, en esencia nos dice que, en la medida en que la condición humana enajene al hombre y frustre la satisfacción de las necesidades inherentes a su naturaleza humana, habrá lugar para la aparición del malestar individual y colectivo en cualquiera de sus manifestaciones, violencia incluida.
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Bibliografía -- Freud, Sigmund, El malestar en la cultura, Alianza editorial, Madrid, 2006. -- Fromm, Erich, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Hacia una sociedad sana, Fondo de Cultura Económica, México, 1971. -- Kersting, Wolfgang, Filosofía política del contractualismo moderno, Plaza y Valdés, México, 2001. -- Pérez Fernández del Castillo, Germán, Cohesión social en “Tendencias actuales de la ciencia política”, González, Pablo Armando, Pérez Fernández, German (coords.), UNAM, México, 2013. -- Xirau, Ramón, Erich Fromm y la naturaleza humana, Fondo de Cultura Económica, México, 2013.
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La dialéctica del conflicto:
contienda y ciudadanía en la
Revolución Francesa Carlos Eduardo López Cafaggi, Estudiante de Relaciones Internacionales, El Colegio de México
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n 1819, Benjamin Constant señaló en su célebre conferencia De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos la diferencia entre el mundo moderno y el de la antigüedad. En contraste con la modernidad, decía, la antigüedad se caracterizó por el espíritu marcial que prevalecía en las ciudades-Estado griegas, donde la violencia era tan habitual como las columnas jónicas o las bacanales prolongadas.1 Los espartanos, por ejemplo, atesoraban el escudo y la espada como símbolos patrios; llevaban una vida ascética, determinada por una educación orientada principalmente a la guerra y la virtud de la violencia (agogé). El ciudadano vivía de la guerra y para ella. No obstante, el siglo XIX en Europa, tan distante de la Grecia antigua, también estuvo marcado por guerras y revoluciones constantes, que ampliaban y reducían fronteras territoriales, fragmentaban y expandían imperios, creaban y suprimían Estados. En este ensayo analizaré la forma en que el proceso revolucionario francés de 1789 y la guerra que se derivó de él (y, a su vez, lo reorientó) desembocaron en la consolidación de un nuevo ciudadano: un hombre que no nació para la guerra, sino de ella.
1 La distinción respecto a las distintas épocas que analiza Constant y la libertad que atribuye o sugiere para cada una en Constant, Benjamin, “De la libertad de los modernos comparada con la de los antiguos”. 57
La dialéctica del conflicto: contienda y ciudadanía en la Revolución Francesa
Toda revolución es una ruptura tajante, discontinuidad, distanciamiento y secesión del pasado: negación del pretérito y anhelo de reorientarlo hacia un destino considerado más próspero. La Revolución Francesa, que inició en el ocaso del siglo XVIII, fue el modelo de revolución cuyo legado moldearía las contiendas nacionales e internacionales del siglo que comenzó entre sus vaivenes. “Jamás hubo acontecimiento más importante, con raíces más remotas, mejor preparado y menos previsto”, en palabras de Alexis de Tocqueville.2 La Revolución Francesa fue, en realidad, distintas revoluciones, con objetivos y anhelos diferentes, suscitados por desequilibrios estructurales y coyunturales, que desencadenaron percepciones contradictorias de lo que debía ser el Estado. Fue un nuevo comienzo, acontecimiento imprevisto, que tuvo raíces en tiempos distantes. Por un lado, la centralización desmedida del poder político en manos de Luis XIV llevó a la decadencia a los dos Estados más fuertes: la nobleza se volvió “ociosa, inútil y fastidiosa” —despojada de peso político, pero dueña aún de privilegios exclusivos que indignaban al pueblo—, mientras que el clero se había convertido en una institución prácticamente política, sin poder de influencia moral. Por el otro lado, algunos miembros del Tercer Estado —que aglutinaba a clases medias y bajas, “ricos y pobres, gentes ignorantes y gentes ilustradas”— habían adquirido poder y fortuna. El auge de esta “clase invasora, que parecía querer elevarse sobre los restos de la nobleza”, aunado a la redistribución de las posesiones territoriales, fomentó las demandas de libertad política.3 2 Alexis De Tocqueville, Estado social y político de Francia antes y después de 1789, p. 83. 3 Alexis De Tocqueville, op cit., p. 12. 58
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Los desequilibrios en la estructura social —fuertemente jerarquizada y poco propicia a la movilidad social— engendraron dos pasiones, que “al comienzo de la Revolución […] se confundieron por un momento, caldeándose con el mutuo contacto e inflamando finalmente el corazón de toda Francia”: la aversión a la desigualdad y el deseo de libertad. 4 Así, pues, se produjeron distintos levantamientos simultáneos, que encontraron armonía en la disonancia, para componer la obertura del cambio. La rebelión aristocrática en busca de los privilegios perdidos abrió el paso a la burguesa, que terminó por socavarlos. La Asamblea de Notables devino en los Estados generales, donde las demandas de representación proporcional llevaron a la instauración de un sistema de voto por cabeza, el cual reconocía la participación política de cada individuo. Este proceso, que se desarrolló en París, se nutrió de “La Grande peur”, la revolución en el campo, que a su vez lo avivó cuando la urbe entró en contacto con el pánico de la “Francia salvaje, iletrada y silenciosa”, cuya interacción finalmente desembocó en la abolición del régimen feudal, imponiendo, así, una orientación democrática a la revolución.5 La aparición y evolución de las asambleas, que representaban la soberanía popular, expresa progreso en la representación política de la sociedad, un avance hacia la equidad en detrimento del sistema de privilegios. La obra legislativa de la Asamblea Nacional hizo evidente el desmantelamiento del poder real. La noción de la igualdad y la libertad como derechos inherentes, que se había difundido como secreto a voces en el ocaso del Antiguo régimen, finalmente se concretó: el derecho inherente reafirmó la expiración del divino. Las dos pasiones que enardecieron el sentimiento revolucionario se formalizaron en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, cuyo primer artículo estableció que “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. El nombre de este documento, en que se incluye el término “ciudadano”, muestra el comienzo de la transformación de la relación entre individuo y Estado. Desde sus albores, la Revolución aumentó el alcance de la ciudadanía francesa, entendida como la representación pública de una “identidad política general que sobrepasa circunstancias locales y particulares, [e] implica obligaciones mutuas entre personas definidas categóricamente y agentes de un gobierno”.6
4 Alexis De Tocqueville, op cit., pp. 312. 5 François Furet, La Francia revolucionaria (1787-1791), pp. 25-33. 6 Charles Tilly, Contention and Democracy in Europe, 1650-2000, p. 117. 59
La dialéctica del conflicto: contienda y ciudadanía en la Revolución Francesa
La expansión de la ciudadanía moderna en Francia emanó de la equiparación entre derechos civiles y políticos en el recién adquirido principio de soberanía popular;7 sin embargo, ésta se afianzó con el conflicto bélico. Ciudadano y Estado se consolidaron en el vaivén del conflicto externo; cada uno existiría en la medida en que el otro también lo hiciera. Durante siglos anteriores, las fuerzas militares estaban conformadas principalmente por mercenarios, que inversionistas privados financiaban; sin embargo, debido a los costos crecientes de la guerra, a partir del siglo XVIII ocurrió un “proceso de nacionalización”, evidente en la levée en masse de 1793, en el cual los ejércitos se constituyeron a partir de poblaciones nacionales, que se integraron en la estructura administrativa del Estado.8
Ciudadano y Estado se consolidaron en el vaivén del conflicto externo; cada uno existiría en la medida en que el otro también lo hiciera
7 Pierre Rosanvallon, Le Sacre du citoyen: Histoire du suffrage universal en France, cit. por Charles Tilly, op cit., p. 118. 8 Ibid., pp. 29-31, 122. 60
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La guerra y la preparación que ésta involucra conllevaron un proceso de extracción de recursos, en el cual el gobierno francés interactuó con sus ciudadanos mediante la tributación y el reclutamiento en masa; la negociación que este proceso implica, a su vez, provocó el aumento de demandas ciudadanas por participación política y el desarrollo de un aparato administrativo con una burocracia capaz de hacerlas cumplir.9 “La guerra se había convertido en un asunto de la población […], en la cual cada individuo se veía a sí mismo como ciudadano del Estado”,10 y, por ello, consciente de su vínculo con el Estado, se sentía obligado a defender ante la amenaza externa los derechos e ideales que éste reconocía y pregonaba. La etimología de la palabra “soldado” describe a un guerrero que lucha a cambio de dinero; sin embargo, la Revolución sustituyó la remuneración económica, característica de los mercenarios, por el orgullo nacional y afán de gloria, mostrando la capacidad del proceso revolucionario para alterar y redefinir significados.
9 Charles Tilly, Coercion, Capital and European States: AD 990-1990, pp. 14-26. 10 Carl Von Clausewitz, On War, cit. por Charles Tilly, Coercion, Capital and European States, pp. 82. 61
La dialéctica del conflicto: contienda y ciudadanía en la Revolución Francesa
Las naciones crean conflicto y se forjan en él. La distinción entre “ellos” y “nosotros”, inherente a todo nacionalismo, parte de la creencia en la singularidad propia y la aversión hacia la disparidad ajena, consumando, así, la igualdad entre ciudadanos mediante la oposición. A partir de esta exclusión, se unificó la nación francesa en un delirio vehemente de singularidad, “modelo ideológico […], bandera de cruzada”.11 La guerra contra las potencias europeas promovió la expansión e intensificación del proceso revolucionario: la contienda fue, más que sangre derramada y hedor a pólvora, una guerra ideológica. Se liberó la presión que provocaban las contradicciones nacionales mediante la exportación del conflicto interno; el sentimiento nacional dio cohesión a la población y la orientó hacia un fin común.12 Patriotismo y nacionalismo, sentimiento y creencia, se comprendieron como partes semejantes de un cuadro más amplio, que enarbolaba los ideales revolucionarios. Dice Furet que “el patriotismo revolucionario democratizó la guerra”, pues ésta se convirtió en una experiencia homogeneizadora, que creó una sola identidad, afianzada en el sentimiento de fraternidad.13 No hay clases sociales ni privilegios en las trincheras, donde todos sangran, combaten y mueren por igual.
Las naciones crean conflicto y se forjan en él. La distinción entre “ellos” y “nosotros”, inherente a todo nacionalismo, parte de la creencia en la singularidad propia y la aversión hacia la disparidad ajena
11 Furet, François, La Revolución Francesa y la guerra (1792-1799), p. 45. 12 Ibid., p. 44. 13 Charles Tilly, Coercion, Capital and European States, p. 116. 62
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Guerra y revolución se intercalaron, pues el conflicto externo moldeó recurrentemente las estructuras internas. El 10 de agosto, por ejemplo, ante la amenaza de la invasión prusiana, se instauraron reivindicaciones republicanas, como la elección de una nueva asamblea mediante sufragio universal.14 Para 1793, se había abolido la mayor parte de los títulos de nobleza, propios del antiguo régimen, y todos los hombres adultos eran considerados “citoyens” con derechos y obligaciones que se derivaban de su vínculo con el Estado.15La secesión con respecto al pasado se consumó en la decapitación de Luis XVI: el rey perdió la cabeza y Europa, la serenidad. El conflicto se aceleró ante el radicalismo que amenazaba el orden europeo, donde el gobierno monárquico y las sociedades jerarquizadas eran denominadores comunes. La defensa externa de los principios revolucionarios llevó al maniqueísmo de la conciencia popular, excitada e insaciable, que desvió la guerra hacia una cruzada mesiánica que no se podría sosegar: la paz se equiparó con negación del patriotismo revolucionario y, por ello, traición.16 La Convención abogó por la “fraternidad y apoyo a todos los pueblos que quieran gozar de libertad”, aprovechando la guerra como vehículo de propaganda, para mostrar la universalidad de los ideales revolucionarios,17 pero la supervivencia se convirtió en dominación y el anhelo revolucionario en pretensión de hegemonía. La revolución se nutrió de la guerra en su lucha incesante, gula expansionista, apetito insaciable, violencia que engendra violencia. Eventualmente, Napoleón Bonaparte, el self-made man del nuevo siglo, personificaría esta dinámica implacable.
14 François Furet, La Revolución francesa y la guerra (1792-1799), p. 49. 15 Charles Tilly, Contention and Democracy, p. 116. 16 Louis Bergeron, Francia revolucionaria y los Estados europeos (17891799), pp. 75. 17 FrançoisFuret La Revolución francesa y la guerra (1792-1799), pp. 52. 63
La dialéctica del conflicto: contienda y ciudadanía en la Revolución Francesa
La revolución se nutrió de la guerra en su lucha incesante, gula expansionista, apetito insaciable, violencia que engendra violencia
Así pues, la ciudadanía se consolidó entre contiendas; nació a partir de la dialéctica del conflicto, guerra y revolución, flujo y oposición, que convergieron en la búsqueda de libertad e igualdad. “Indudablemente, jamás hubo revolución más poderosa, más rápida, más destructiva y más creadora que la Revolución Francesa”, afirmó Tocqueville. Durante el proceso revolucionario, no sólo hubo una “aceleración del tiempo histórico”,18 como afirma Furet, sino también una nueva percepción de éste, encarnada con obviedad en el Calendario republicano, que marcó el inicio de una nueva patria, “que es, ante todo, libertad”. Y, así, la libertad guió al pueblo —como en aquel cuadro que pintó Eugène Delacroix para conmemorar la revolución de 1830, marchando sobre un pedestal de cadáveres, mártires y héroes decapitados— hacia el nacimiento de un nuevo hombre, un nuevo ciudadano francés.
18 François Furet, La Francia revolucionaria (1787-1791), p. 25. 64
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Bibliografía -- Bergeron, Louis, Francia revolucionaria y los Estados europeos (1789-1799), en Bergeron, Louis et al., “La época de las revoluciones europeas 1780-1848”, Siglo XXI, México, 2006. -- Constant, Benjamin, De la libertad de los modernos comparada con la de los antiguos, en “Escritos Políticos”, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989. -- De Tocqueville, Alexis, El antiguo régimen y la revolución, Alianza, 3ª reimpr., Madrid, 1994. -- ———, Estado social y político de Francia antes y después de 1789, en su libro El Antiguo Régimen y la Revolución, Minerva, Madrid, 2010. -- Furet, François, La Francia revolucionaria (1787-1791), en Bergeron, Louis et al., “La época de las revoluciones europeas 1780-1848”, Siglo XXI, México, 2006. -- ———, La Revolución Francesa y la guerra (1792-1799), en Bergeron, Louis et al., “La época de las revoluciones europeas 1780-1848”, Siglo XXI, México, 2006. -- Tilly, Charles, Coercion, Capital and European States: AD 990-1990, Cambridge, Blackwell, 1990. -- ———, Contention and Democracy in Europe, 1650-2000, Cambridge, Cambridge Univeristy Press, 2004.
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Violencia simbólica en la publicidad:
la construcción de la hispanidad para el consumo Dr. Juan Carlos Barrón Pastor, Investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, FCPyS, UNAM
Introducción
L
a violencia es generalmente considerada la característica que puede tener un acto hostil y que lastima de alguna manera a alguien (OMS, 2002). Esta conceptualización lleva a considerarla un proceso lineal en la que un agente claramente determinable realiza el acto considerado como visiblemente violento en contra de una víctima también evidentemente identificable. Ya en otro lado hemos explicado que la violencia vista como un fenómeno lineal con agentes claramente identificables de perpetradores y víctimas ayuda muy poco a desactivar la dinámica de la violencia, que no es un fenómeno lineal, sino que funciona como un sistema complejo, multidimensional y adaptativo (Barrón, 2012). Desde esta perspectiva, la violencia en general se reproduce en tres niveles (Barrón, 2011): A través de eventos de violencia (Violencia situacional; Zimbardo, 2007), a través de discursos y símbolos (Violencia simbólica; Bourdieu; 1991), y a través de los mecanismos ‘normales’ de opresión, explotación, enajenación y/o despojo (Violencia sistémica; Žižek, 2004, 2008). Para estudiarlo, he seguido la pista de que las características de la violencia podrían ser definidas por las identidades culturales en interacción, y el poder con el que puedan contar e interactuar estas identidades culturales (Barrón, 2011). Como el poder en los sistemas sociales no está equilibrado, es una tarea ética de la investigación social transformar ciertas dinámicas para atenuar la acción de actores opresivos o agresivos (González Casanova, 2004).
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Desde esta perspectiva, la violencia en general se produce en tres niveles: a través de eventos (violencia situacional), de discursos y símbolos (violencia simbólica), y a través de los mecanismos “normales” de opresión, explotación, enajenación y/o despojo
Antes de entrar en el tema de la reproducción de la violencia a través de los medios masivos de comunicación, es conveniente explicar que también los medios masivos de comunicación pueden ser estudiados como sistemas complejos abiertos y adaptativos (Luhmann, 2000). Para funcionar, este sistema opera a través de cuatro campos programáticos; 1) noticieros, 2) publicidad, 3) entretenimiento, y 4) redes sociales e internet. Es el eje de mi trabajo en el CISAN: estudiar el funcionamiento del sistema de medios de comunicación masiva para analizar cómo resuelve éste sus problemas y retos de control poblacional y territorial con el fin de legitimarse y reproducirse para asegurar y expandir su permanencia y hegemonía en Norteamérica. La hipótesis de trabajo es que para hacerlo, recurre a sus cuatro campos programáticos que tendrían que ser entendidos desde esta perspectiva como complementarios para este fin. Los múltiples actores que operan dentro de este sistema utilizan uno o varios campos programáticos y, a pesar de sus tensiones y contradicciones, cooperan entre sí para la reproducción y la expansión del sistema que los retroalimenta.
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Cabe señalarse aquí que al parecer la violencia desde los medios explotan una cuestión perturbadora: nosotros gozamos con la violencia. Preguntarnos por qué gozamos y reproducimos la violencia es materia de otro escrito en preparación, pero es necesario enfatizar que si no fuera así, los medios tendrían que buscar mecanismos de control poblacional distintos a los de la reproducción de la violencia. Sin embargo, aunque difícilmente podrían ser señalados como una causa de la violencia en un sentido lineal, desde una perspectiva de sistemas complejos, sí nos es posible comprender cómo los medios participan de la reproducción de esos mecanismos. La publicidad, las redes sociales y el acontecimiento público Para efectos de este breve ensayo, nos centraremos en el análisis de un spot publicitario que entraría de una manera minúscula en el campo programático de la publicidad. Y lo haremos de manera complementaria a otro artículo que podría salir posteriormente a este ensayo pero que ha sido escrito con antelación y en donde se reflexiona sobre la construcción del acontecimiento público usando el ejemplo del súper tazón. La hipótesis es que la reproducción del poder simbólico en la región de América del Norte a través de los medios de comunicación podría estudiarse a través de la construcción pública de un acontecimiento como el partido correspondiente al Súper Tazón XLVIII, y que es posible ver esto incluso en un factor tan aparentemente insignificante como lo es un spot publicitario.
Cabe señalarse aquí que al parecer la violencia desde los medios explota una cuestión perturbadora: nosotros gozamos con la violencia
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El spot publicitario seleccionado es el que presentó CocaCola especialmente para este evento y que se denominó “Big Game: America is beautiful”. En este comercial, la marca afirma que “la única cosa más hermosa que este país es la gente que aquí vive”. En este spot se muestra un conmovedor vistazo a la diversidad cultural de las “minorías” que viven en Estados Unidos con una calidad impresionante. Nuestros compañeros estudiosos de la comunicación podrán explicarnos de mejor manera cómo se construye un spot memorable, de gran calidad y que deje una sensación de inspiración para quienes se sienten identificados con él; pero más allá de su calidad y efectividad, este comercial es presentado por una marca en un momento histórico preciso y provocó reacciones racistas en las redes sociales. Coca-Cola es una marca que más allá de sus productos y de sus redes de distribución global, ha estado en las últimas décadas involucrada en distintas polémicas relacionadas con sus prácticas comerciales desleales, con sus contraproducentes propiedades alimenticias, con sus posibles implicaciones en el control del agua y otros recursos a nivel mundial, con las batallas conocidas como la guerra de las colas con su archirrival Pepsico, y múltiples querellas ideológicas de diversas inspiraciones políticas y hasta religiosas.
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Febrero de 2014 fue un mes en el que había una particular efervescencia relacionada con la posibilidad de una reforma migratoria en Estados Unidos que podría haber llevado hasta unos 11 millones de migrantes ilegales en ese país a ser censados y a adquirir existencia jurídica con distintas implicaciones, no necesariamente beneficiosas ni nada más relacionadas con el posible impacto electoral de dichas medidas. El posicionamiento político de la marca en este contexto fue tajante y no dejó lugar a dudas: Coca-Cola está a favor y promueve un crisol multicultural, cuya sustancia o elemento esencial de comunión sea precisamente que tome su producto. Con esto, la marca inició una campaña político-publicitaria enfocada no sólo a las “minorías” estadounidenses sino a sus clientes reales y potenciales en todo el mundo. Por ejemplo, y particularmente en el caso de México y los mexicanos, la marca tiene bajo su influjo a uno de los países con mayor consumo per cápita de bebidas azucaradas, especialmente de Coca-Cola (Feebo, 2013); y al mismo tiempo, a un mercado que se identifica claramente con los migrantes ilegales en Estados Unidos por razones históricas casi obvias, y porque unos 6.5 millones de esos migrantes ilegales que esperan su reconocimiento jurídico son de origen mexicano (Levine, 2014). Las reacciones racistas no se hicieron esperar. Un vistazo a los comentarios de la página en Youtube donde se exhibe el spot (referenciado más arriba) nos puede dar una idea de cuán incólumes fueron algunas reacciones. “Ni es hermosa ni representativa de América”, sintetizó un usuario del internet; por otro lado, hubo también alusiones a que Estados Unidos “es una tierra de inmigrantes”. La discusión en los diversos foros de internet ha traído un debate político al terreno de la publicidad y las marcas, y aunque a últimas fechas la discusión parece haber retornado a su arena política natural, este evento podría ser parte de los antecedentes de las disputas ideológico-políticas que las corporaciones podrían tener de manera directa y explícita en el futuro.
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Violencia situacional, simbólica y sistémica contra personas de origen mexicano en los medios de comunicación Podemos ver cómo de los acontecimientos públicos principales (la reforma migratoria y el súper tazón) pueden emerger otros acontecimientos públicos como el que hemos traído a colación. No de una forma causal, pero el spot publicitario nos puede permitir explicitar formas de violencia, que se dan en muchos países -incluido el nuestro-, pero que en esta ocasión podemos observar y analizar en el espejo del país vecino: la violencia por parte de identidades culturales dominantes sobre identidades culturales consideradas minoritarias. Además, en esta ocasión podemos observar el posicionamiento político de una corporación trasnacional. Por supuesto, no creo que este spot refleje que Coca-Cola haya internalizado en su esencia los valores que dice promover y que busca vincular a la marca. Todo lo contrario; al hacer un spot de esta naturaleza se está adscribiendo a una consigna vacía sin comprometerse sustancialmente con ella. En esa forma de desencialización parece radicar la semilla de la violencia. Es un lugar común decir y saber que la Coca-Cola no es buena para la salud; sin embargo, según el portal feebo.com en nuestro país el 99% de las personas reconoce tomar refrescos con cierta regularidad y 2/3 prefieren Coca-Cola. ¿Cómo permitirnos esa incongruencia? El spot podría estar promoviendo esa incongruencia: todos sabemos lo que es correcto y podemos afirmarlo en el acontecimiento público, probar nuestra membresía, pero no es necesario ser congruentes. Nuestra esencia es vender nuestro producto y para ello tenemos que escoger bien nuestros mercados, y ellos saben lo que es políticamente correcto. Coca-Cola se apropia de los acontecimientos, incluso puede apoderarse de imágenes en las que la gente exprese su felicidad por el derrocamiento de un gobierno (pues la sustancia de su estrategia publicitaria es ser asociada con la felicidad); pero no esperemos que Coca-Cola se convierta un patrocinador explícito de la protesta social.
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Del spot podemos recordar las múltiples situaciones de violencia contra los migrantes, la violencia simbólica expresada en las palabras de los políticos que dicen discutir la reforma migratoria y todos los discursos sociales que se reproducen en torno a la criminalización de la migración. Detrás de todo, está la violencia sistémica que radica en pensar que la migración es un fenómeno ‘natural’ o ‘normal’. Omitir convenientemente que la gente se está moviendo en dirección a los horrores de la migración porque está huyendo de horrores peores. Y esos horrores no están ocurriendo a pesar de corporaciones como coca cola sino que son reproducidos por la dinámica sistémica, en el que las corporaciones son un factor importantísimo. Podemos estudiar la violencia en esas situaciones que se multiplican a nuestro alrededor de la intimidación y el uso del terror criminal en contra los migrantes; podemos estudiarla en los discursos que mantienen a una sociedad indiferente ante las atrocidades que se cometen en su seno pero que esquizofrénicamente puede evadir su responsabilidad; podemos estudiar cómo ilegalizar seres humanos es clave para los mecanismos de pertenencia/exclusión que el sistema económico necesita para operar.
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... y todos sabemos que lo que es políticamente correcto decir, pero sinceramente ¿A quién le importa? Gocemos la violencia que nos regalan los eventos deportivos, su publicidad y el agradable letargo que nos causan
Así, un spot publicitario puede hacernos aún más indiferentes, distraernos del mensaje relevante, o ayudarnos a reflexionar un poco más allá de los lugares comunes sobre cómo se reproduce la violencia incluso en los lugares más insospechado, como un spot de 30 segundos en la final de un espectáculo deportivo. Imposible mantenerse al margen, pero sirva este recordatorio mientras se disfruta del evento deportivo en turno y reflexionar que durante su transmisión se reproduce la violencia en todos los niveles y en múltiples situaciones y símbolos no sólo en la evidentes atrocidades que se cometen por actividades criminales… y todos sabemos lo que es políticamente correcto decir, pero sinceramente ¿a quién le importa? Gocemos la violencia que nos regalan los eventos deportivos, su publicidad y el agradable letargo que nos causan.
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Bibliografía -- Barrón, Juan Carlos, Theorising Intercultural Relations: A Reflection on Cultural Identities, Violence and Emotional Affects in Mexico, Doctoral thesis, School of International Development, University of East Anglia, Reino Unido, 2011. -- ___________, Una mirada a la violencia en las organizaciones vista desde la teoría de los sistemas, publicado en Díaz Mata, A. (coord.) “El enfoque de la complejidad: diversas perspectivas”, FCA Publishing/DGAPA-UNAM, México, 2012. -- Bourdieu, Pierre, Language and Symbolic Power, Harvard University Press, Estados Unidos, 1991. -- Plataforma de estudios de mercado Feebbo, Estudio de mercado sobre marcas de refrescos en México, 2013, disponible en http://mexico.feebbo.com/feebbomx/estudiomercado/4596/ estudio-de-mercado-sobre-marcas-de-refresco-m (consultado el 16 de junio de 2014). -- González-Casanova, Pablo, Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política, Anthropos UNAM-IIS, México, 2004. -- Levine, E. Joseph, La reforma (o la no reforma) migratoria de los Estados Unidos, 2014, disponible en http://www.condistintosacentos.com/la-reforma-o-la-no-reforma-migratoria-delos-estados-unidos/ (consultado el 16 de junio de 2014). -- Luhmann, Niklas, La realidad de los medios de comunicación de masas, Anthropos/ Universidad Iberoamericana, México, 2000. -- OMS, 2002, Informe mundial sobre la violencia y la salud, Organización Mundial de la Salud, Disponible en http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/ en/summary_es.pdf (consultado el 16 de junio de 2014) -- Zimbardo, Philip, The Lucifer effect: understanding how good people turn evil, Random House, Londres, 2007. -- Žižek, Slavoj, Violencia en acto: conferencias, Paidós, México, 2004. -- ___________, On Violence, Londres: Verso, 2008.
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FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
REVISTA ESTUDIANTIL AFLUENTE
CONVOCATORIA
Identidades y Nacionalismos
Politics are made in the vernacular. Will Kymlicka
Sentados el uno frente al otro nace el yo, se desprende un nosotros, pero también surge un tú; en la presencia de lo ajeno se descubre la otredad. ¿Cómo fue que de este lado del río nos comenzamos a llamar nosotros, y que ustedes se hablaran de nosotros, y nos convirtieron en ellos? Identificados pero no idénticos los individuos de un grupo creen corresponderse, se inventan y reconstituyen unos a otros. Siembran en el de enfrente la ilusión de no ser únicos, pero siempre con la esperanza de ser distintos a alguien más, diferentes a entes lejanos. La identidad pareciera una equivalencia que no embona con la pieza de enfrente. Hoy, el nacionalismo regresa como las estaciones anunciando un nuevo acto en el teatro de la política. Los nacionalismos han sido el principal plano de la construcción de identidad en el último siglo. A pesar de que las imágenes y las representaciones de lo que es una nación se debilitaron durante los primeros años de la postguerra, hoy vemos cómo desde Cataluña hasta Quebec las diferenciaciones se pronuncian, y la memoria colectiva de un pasado conflictivo queda rezagada. La nacionalidad, además, quedó amarrada sin quererlo a la figura del Estado. ¿Será esto actual? En una era globalizada y globalizante donde el Estado se vislumbra poroso y deja escapar intensidades, ¿Cuál será el nuevo receptáculo de la nación? ¿Cuál es el principio de la identidad? ¿Qué es una nación? Algunos contestarían que es un sentimiento compartido, una sensibilidad socializada por experiencias vividas en conjunto. La respuesta, sin embargo, está lejos de estas líneas. Afluente invita a pensar en las identidades y los nacionalismos, buscar entre las experiencias del pasado y los sentimientos e ideas de hoy elementos que develen caminos, que recuperen senderos olvidados. 78
Convocatoria abierta hasta: 21 de Noviembre de 2014
Envía tu colaboración a: editorial@afluenterevista.com
Se recibirán artículos y ensayos de estudiantes de licenciatura, con una extensión de entre 1,500 y 2,500 palabras incluyendo bibliografía. Consulta el manual de estilo y requisitos de publicación en: investigacion.politicas.unam.mx/afluente
Atentamente, “Por mi raza hablará el espíritu”, Ciudad Universitaria, agosto 2014 Coordinación Editorial de Afluente 79
CON VOCA TORIA
COORDINACIÓN EDITORIAL REVISTA ESTUDIANTIL AFLUENTE FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
Afluente convoca a todos aquellos estudiantes de licenciatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM a integrarse al equipo de la revista para el periodo de los semestres 2015-2 y 2016-1.
Requisitos • Estar inscritos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM en cualquiera de sus modalidades, escolarizado o a distancia, cursando el nivel licenciatura. • Presentar dos trabajos escritos: artículos académicos, ensayos o trabajos periodísticos, firmados con pseudónimo. • Probar haber concluido de manera aprobatoria cuando menos los créditos obligatorios correspondientes a los primeros dos semestres de la licenciatura. • Entregar una carta de motivos.
Designación del jurado El jurado estará conformado por los miembros de la coordinación de la revista Afluente.
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Evaluación de los candidatos La Coordinación Editorial evaluará a los candidatos de manera anónima y deliberará con base en los requisitos antes mencionados. El número total de candidatos aceptados para integrarse al equipo de la Coordinación de Afluente es de un máximo de 10 alumnos.
Fechas de recepción y resultados La presente convocatoria estará vigente a partir de la fecha de publicación, hasta el 31 de diciembre del 2014. Los resultados de la selección se darán a conocer a través del sitio web de la revista Afluente, y mediante correo electrónico a los miembros seleccionados.
Atentamente: “Por mi raza hablará el espíritu” Ciudad Universitaria, agosto de 2014 Coordinación Editorial de Afluente
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Revista Afluente, número 3, correspondiente al período agosto - noviembre de 2014, editada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, se terminó de imprimir el _ de ____de 2014 en los talleres deGrupo Edición, S.A. de C.V., Xochicalco 619, Col. Letrán Valle, Deleg. Benito Juárez, 03650 México, D.F. El tiraje consta de 1000 ejemplares impresos en Offset en papel cultural ahuesado de 90 grs. El cuidado de la edición estuvo a cargo de José Pablo Brown Rivero Borrell de la Coordinación Editorial de Afluente.
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Afluente Revista